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"CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Historia Beteada por Gabriela (- Lady Ava'dore-)
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
12. REALIDAD
― Te Amo— deje escapar en un suspiro, de inmediato sentí el peso de mis palabras el cuerpo de Edward se tensiono por completo y dejo escapar un jadeo de sorpresa.
― Bella ¿Qué fue lo que dijiste?— me pregunto y me congele de inmediato. Mi cuerpo se convirtió en piedra sobre la piel de su pecho, mi respiración se entrecorto— ¿Bella?— Volvió a llamarme pero yo estaba inmersa en otro mundo, uno en el que tenía que pensar rápidamente mi respuesta.
El sudor frio comenzó a hacer estragos en mi, solo habían pasado unos segundos pero para mí han sido eternos, ¿Qué demonios le digo?, ¿Qué fue un error?, ¿Qué lo dije sin pensar? Mi cabeza era una maraña de cosas, cada segundo que pasaba mi cuerpo se sentía aun más tenso de lo que ya estaba. ¿Qué podía hacer? Solo tenía dos opciones afrontar o negar… obviamente escogí la más fácil.
― ¿Qué?— pregunte con una altanería que salió de no sé dónde.
― ¿Qué fue lo que dijiste? Lo escuche— me dijo con voz sutil, no había ni una clase de sentimiento en su voz por lo que me atemorizo mucho mas, valor era lo que necesitaba en este momento, aun dudaba que saliera victoriosa de este asunto pero por lo menos podría intentarlo.
― Si lo sé, lo dije en voz alta, creo que cuando las personas hablan así es porque quieren que las otras las escuchen— Edward me levanto de su pecho y me miro extraño sus ojos estaban sigilosos al igual que todo su rostro, estaba evaluando detenidamente mi expresión. Me miro unos segundos más y me aparto.
― No digas cosas que no sientes— murmuro solo para nosotros dos, el miedo invadió nuevamente mi cabeza y corazón, el tono que ocupo era de alguien frio y calculador ¿se habían acabo los días felices? Se paro del sillón y se comenzó a vestir
― No era mi intensión molestarte— imite su acción, me puse nuevamente el traje de baño pero esta vez no tenía ganas de volver a la piscina solo quería encerrarme en mi habitación y llorar. Lamentablemente tenía que terminar con esto si el descubría que realmente lo amaba creo que no sería tan amable como lo es ahora. Mi corazón se sentía vacio, el Te Amo que había dejado escapar había quedado suspendido en un espacio sin nada, no tenia donde afirmarse para echar raíces, mi amor no era correspondido y dolía darse cuenta que jamás iba a cambiar mi situación.
― No me molesta pero no me gusta mezclar las cosas, Bella— su voz era grave, maldita sea si lo había dicho tenía que asumir las consecuencias de mis actos, lo mejor era negarlo, negarlo hasta el final.
― Puedo decir que lo dije con razón, amo estar contigo Edward ¿acaso no se nota?— una sonrisa vacía apareció en mi cara, Edward me miro y estrecho sus ojos.
― Si, a mí también me gusta estar contigo Bella, lo sabes pero la palabra amor no se puede aplicar a lo que nosotros tenemos— en ese instante me congele, mi corazón o lo que quedaba de él se congelo y partió en mil pedazos, tenía razón había sido un error y me alegraba no habérselo confirmado así no saldría más herida de lo que estaba ahora.
― Tienes razón, la oración correcta seria, adoro el sexo que tenemos ¿cierto?— Edward no me miro se giro hacia la ventana y perdió sus pensamientos en el paisaje que esta le ofrecía, mordí mi labio inferior reprimiendo las ganas de llorar, ¡dios mío! Como dolía sentirme así, pero tenía que ocultarlo. El teléfono de la casa comenzó a sonar, todas las líneas que estaban dispersas por la estancia sonaron al mismo tiempo, el cuerpo de Edward tenso, sus puños se apretaron y comenzó a caminar hacia la puerta.
― Iré a contestar, si quieres vuelve al agua, enseguida iré contigo.
― No gracias, creo que preparare algo para comer.
― No te molestes y pide algo por teléfono— y salió de la sala, un minuto después el sonido se detuvo. Mi corazón latía lento y cansado, la opresión que sentía en mi pecho no lo dejaba latir a más velocidad.
¿Qué había sido esto?, ¿de qué demonios se trataba? ¡Maldita sea! Lleve mis manos hacia mi cara y la frote repetidas veces, ¿cómo había llegado a este punto? Mis piernas comenzaron a flaquear, me sentía débil pero sabía que era para mejor, prefería sentirme así a tener el corazón roto en mil pedazos, negarlo frente a Edward creo que había sido la mejor decisión que podría haber tomado, me ahorro un dolor mayor. Intente moverme pero mis piernas aun no respondían, tenía que actuar normal, todo tenía que ser como siempre y lo conseguiría. Respire unas cuantas veces más y me intente tranquilizar, la idea de Edward de pedir algo por teléfono era buena pero tenía que distraer mi cabeza en algo así que cuando pude caminar partí a la cocina y comencé a preparar lo primero que se me paso por la cabeza. Edward no entraba en la cocina, el teléfono volvió a sonar y nuevamente fue contestado, asumí que debería estar hablando por teléfono. Metí mi cabeza de lleno en la cocina, prepare pollo salteado con verduras, no sé porque lo hice pero fue lo primero que se me ocurrió. Al cabo de cuarenta y cinco minutos Edward entro en la cocina, venia con su rostro pálido y con el teléfono en la mano. Mi conciencia y mi corazón se preocuparon, no tenia buen aspecto, ni siquiera tenía el que le había visto antes de salir, se veía como si algo malo hubiera sucedido. Me acerque rápidamente a donde estaba, su cuerpo se apoyo en uno de los mesones y llevo su pulgar a su boca.
― Edward ¿estás bien?— pregunte acercándome a él— ¿Edward?— volví a insistir al no ver respuesta.
― Si— respondió taciturno y en un susurro— no te preocupes— me miro directamente a los ojos y me perdí en el verde de sus hermosos orbes
― Bien— concedí dudosa, no tenia para nada de buen aspecto— prepare pollo con verduras, espero te guste— me gire y camine hacia donde tenía servida la comida, Edward me dio una media sonrisa y se sentó a comer sin hacer comentarios.
El almuerzo fue un infierno, Edward estaba callado, no decía nada, si por alguna posibilidad había quedado afectado por la conversación que tuvimos con lo que le paso después quedo peor, su rostro estaba aun mas pálido de lo que ya era. Comimos en silencio inmersos en nuestro propio mundo, la mesa que nos dividía era la muralla que se formo entre nosotros. Cuando acabamos de almorzar me levante disculpándome con él y me Salí de allí, era demasiado lo que dolía su rechazo pero no podía negarme yo fui la primera que negó el amor que sentía, ¿cobarde?, por supuesto, es la peor cobardía que he hecho en toda mi vida, jamás había negado algo y comencé con lo único que podía traerme a la vida, el amor. Subí rápidamente las escalas de la gran mansión, el silencio y el miedo nuevamente hicieron estragos en mí ¿pero qué podía hacer? Ya lo había negado, como cierto personaje negó a un grande alguna vez en la historia, negué mi amor y tenía que vivir con las consecuencias de ello.
Abrí la puerta de mi habitación ansiosa por llorar, apreté mi labio inferior hasta casi dañarlo, cerré la puerta y me deje caer sobre el frio suelo, las lagrimas bañaron mi rostro hasta que mis ojos ardieron. Estaba dolida y a la vez asqueada todos los maravillosos sentimientos que me había provocado estas semanas con Edward se habían ido a la basura, me levante del suelo y me dirigí al baño. En mi rostro quedaban pocas evidencias de los golpes que me había propinado mi madrastra, sentí unas locas y desesperadas ganas de salir corriendo de esa casa y no volver mas pero por una extraña razón no podía, tenía una enorme opresión en el pecho que no me dejaba salir de allí como si alguien estuviera sufriendo, como si Edward estuviera mal y necesitara de mi aunque sabía que eso no era posible él era el hombre del corazón de hierro y no dejaba que sentimientos tan humanos como el dolor lo afectaran.
Una hora más tarde un suave golpe en la puerta me hizo saltar, estaba sentada contra la ventana con mi cabeza enterrada en mis pierna, la piel de mis rodillas estaba completamente empapada por las lagrimas que había derramado, mis ojos ya estaban resecos y rojos de tanto llorar, limpie mi rostro trate de componerme antes de dar la entrada.
― Pasa Edward— dije sabiendo perfectamente quien era. El cuerpo de él se asomo por la puerta cauteloso, parecía un gato tanteando un terreno desconocido, su vista observo rápidamente toda la habitación y camino hacia donde estaba yo, aun su rostro se veía pálido y unas enormes areolas de color morado habían aparecido bajo sus ojos, se notaba cansado— ¿Qué pasa?— le pregunte con preocupación, cualquier cosa que sucediera antes se veía desplazada con el miedo que sentía de que le pasara algo.
― No… no me siento bien— dijo lenta y pausadamente pero con rigidez en el tono de voz.
― Demonios— dije en un susurro, tome el brazo de Edward y lo arrastre hacia la cama, el solamente se dejo caer y cerro sus ojos.
― ¿Qué pasa?— pregunte cuando su expresión paso a ser de dolor.
― Me duele— dijo llevando una mano al puente de su nariz— Bella me duele mucho— jadeo de dolor— ¡Ah! Maldita sea— exclamo golpeando la cama con la otra mano libre que tenia.
― Maldita sea, llamare a Emmett— me Salí de la cama y tome mi celular, con rapidez y algo de torpeza marque el numero de mi amigo, espere al tono…
― Su llamada será transferida a un buzón de mensajes…
― ¡maldita sea!— grite y lance el celular al sillón— Edward— me acerque nerviosa— Edward dime ¿Qué sientes?
― Me duele la cabeza, siento que me va a explotar— decía en un susurro, sus manos se fueron a sus ojos cubriéndolos con fuerza, las mías las trataron de bajar, si ejercía esa presión sobre su cabeza podría aumentar la molestia
― Tranquilo— pase mi mano por su frente acariciándola, Edward con el paso de los minutos fue cayendo en inconsciencia hasta que se quedo dormido.
Vele su sueño por toda la tarde, en reiteradas ocasiones su ceño se fruncía de manera muy marcada, se removió en la cama inquieto. Llame a Emmett pero él seguía aun sin contestar, sin que él se diera cuenta le administre un calmante suave, inyecte con gran cuidado en la piel de su brazo y el no pareció notarlo. Durmió hasta que el sol estaba casi poniéndose, yo seguía a su lado, como siempre. Pensé mucho, pensé en todo lo que nos habíamos dicho pero no sacaba ninguna conclusión, yo desde el principio había aceptado que esto fuera así y no era quien como para pedir un cambio, Edward no me amaba y por eso yo tenía miedo de amarlo sin ataduras, sentía que mi amor estaba ligado al miedo y a la inseguridad de nuestra relación, también sabía que ese estado era muy difícil de cambiar pero seguiría así porque aunque sintiera miedo lo amaba como jamás pensé hacerlo, el alejarme de su lado creo que sería lo peor que podría pasarme. El orgullo aquí no jugaba un papel muy importante.
― Bella— susurro buscándome por la habitación, aun parecía estar dormido, se removió en la cama, sus manos me buscaban a tientas— Bella— me volvió a llamar, me acerque a su cama, la oscuridad de la habitación no lo dejaba ver nada.
― Aquí estoy— le dije acercándome a su lado, tome su mano y me recosté junto a él, sabía que esta era mi rendición pero no me importaba, estar así resguardada en su pecho era lo único que necesitaba, por el momento. Mi cabeza descansó sobre su pacifico pecho, el corazón de él latía lento.
La mano de Edward paso por mi espalda y me pego a su cuerpo, soltó un enorme jadeo y pudo respirar en paz. Estuvimos así por más de una hora, solo abrazados sobre la cama, levante la cabeza y Edward tenía sus ojos cerrados, la respiración acompasada me decía que estaba en un profundo sueño. Edward no despertó mas, el calmante tenía que estar haciendo efectos en el, cuando el reloj marcaba casi las diez, me cambie pijamas y lo desvestí a él también. Nuevamente me recosté sobre su pecho y me perdí en el mundo de los sueños, uno que tenia por protagonista a un cabello cobrizo y unos ojos esmeralda.
A la mañana siguiente, abrí mis ojos con la fuerte luz que se colaba en la ventana, mis manos registraron la cama y me alarme al no sentir nada más que soledad en las sabanas. Abrí mis ojos con rapidez y me incorpore, mire hacia mis lados y la habitación estaba completamente vacía. Mi pecho se oprimió, esta era la primera vez en muchos días que no despertaba sola en la cama, me había acostumbrado a que lo primero que veía en la mañana fuera el rostro de Edward. Me puse mi bata de satén blanca y recorrí la habitación, no había rastro de el por ninguna parte el miedo comenzó a hacer estragos en mi ¿Dónde estaba? ¿Se había ido al trabajo sin despedirse de mí?, si había sido así tendría que acostumbrarme solo me quedaba una semana en esta casa y después de eso ya no habrían mas amaneceres con él ni nada por el estilo, estaba segura que nuestra "relación" estaba acabando, lo presentía. Salí de la habitación y quede sorprendida al ver a Will pasar con una enorme maleta hacia la habitación de Edward, camine rápidamente por el pasillo hacia la puerta, entre y vi a Edward parado mirando por la ventana y a Will llenando la maleta que había traído con la ropa de él, si hubiera podido habría caído al suelo de rodillas con una expresión de incredulidad, pero tenía que controlarme, respire algunas veces antes de que alguno se diera cuenta de mi presencia, Will giro su cabeza y me saludo.
― Buenos días Señorita Swan— me dijo con el mismo tono gentil de siempre, Edward al escuchar el saludo se giro inmediatamente hacia mí, sus ojos se veían tristes, tenía unas marcadas ojeras debajo de sus ojos y además su rostro mas pálido de lo normal.
― Bue… buenos días— salude con visible torpeza, camine lentamente por la estancia de la habitación hasta quedar en el medio de ella, Edward se giro hacia Will y le hizo una seña, el asintió con una reverencia y salió dejándonos solos.
― Ayer no tuvimos oportunidad de hablar— comenzó a decir serio y con una voz más fría que un iceberg— pero lamento decir que hoy tendré que salir de viaje
― ¿viaje? — tartamudee pero recordé quien era yo en esa casa, nadie— está bien— me corregí a mi misma— que te vaya bien— le desee y me gire para salir, estaba dicho, esto se había acabado
― Bella— me llamo con suave pero rígida voz.
― ¿Qué?— pregunte girándome
― Siento no habértelo dicho ayer, este viaje no estaba en mis planes.
― No te preocupes además eres dueño de hacer lo que quieras con tu vida, como te dije espero te vaya bien y que tengas un buen viaje, hasta pronto.
No espere a que me contestara, con el mismo orgullo mancillado salí de la habitación, camine rápidamente por el pasillo hasta la mía. Sentía mi respiración atrapada en mi garganta, algo como una pelota de llanto y jadeos se acumulo en ella pero mi mano fue más rápida para detener cualquier cosa que quisiera salir, no permitiría que él me viera flaquear, mi cuerpo se deslizo por la madera de la puerta cuando esta estuvo cerrada, las lagrimas estaba atoradas en mis ojos pero con un control increíble evite que se derramaran, no podía derrumbarme por un viaje ¿tan enamorada estaba como para sentir su partida? Si, lo estaba. El ponía tierra entre nosotros y lamentablemente yo no haría nada contra eso ¿cobardía? ¿Miedo? Claro que si, era la mujer más cobarde del mundo, incapaz de pelear por un amor, por ese que me hacia respirar, pensar y vivir, pero también por ese que no me daba nada más que sexo a cambio, ¿Qué era el amor para él? ¿Se habría enamorado alguna vez? No sabía las respuestas y creo que nadie en el mundo podría respondérmelas, solo él.
Sentí el arrastrar de las ruedas y muchos pasos, sentí unos aproximándose en el pasillo pero pasaron de largo, ida y vuelta, Will pensé solo para mí. Se había ido y ni siquiera se había despedido, el pecho ahora dolía aun más ¿Por qué sentía como si me hubiera dejado abandonada? ¿Por qué tenía la sensación de que jamás volvería a ser mío? ¿Acaso estaba prediciendo un acontecimiento venidero? ¿Edward me echaría a su regreso?, mis pensamientos se vieron interrumpidos, mi celular comenzó a sonar, estaba tan inmersa en mis pensamientos que por primera vez no me interesaba quien era, solo sentía el dolor de su partida y la soledad apoderarse de mi corazón.
Ese día lunes no quise comer, no quise salir, no quise ver a nadie, me refugie en las cuatro paredes que me daban cobijo y me ensimisme en el mundo de mis pensamientos. Al día siguiente mi cuerpo comenzó a trabajar muy temprano, me levante por la mañana y salí de la habitación que me resguardaba del mundo, baje por las escaleras buscando la nada, mi mente estaba muy lejos junto al hombre que la tenia poseída, llegue hasta las escaleras del primer piso y sentí unas voces reconocí la de Will de inmediato pero una voz ronca llego a mis oídos, no la reconocí como alguien conocido, llegue hasta cierta parte donde se podía mirar de donde provenían y me asombre al ver al hombre que acompañaba a Will. Una persona de gran estatura estaba parada frente al mayordomo, su cuerpo era fornido y de musculatura, la piel del hombre era morena pero su sonrisa destellaba en su rostro, el cabello lo tenía corto y de color negro azabache. Me estremecí cuando me fije bien, el tipo tenía aspecto de mafioso, sus ojos eran algo extraños, sentía algo malo cuando él hablaba.
― No entiendo porque osa venir aquí— le dijo Will con un tono que jamás le había escuchado, tenía la voz cargada de molestia pero aun así hablaba casi en susurros, me costaba trabajo saber lo que hablaban.
― Necesito hablar con Edward ¿Dónde está?— le pregunto con su grave voz.
― Ya le dije está de viaje, además hay visitas en la casa, váyase por favor,
― Hay vamos mayordomo ¿Edward tiene miedo de que la gente se entere quién soy? ¡por favor!— bufo
― Señor Black, le pido amablemente que se vaya
― Mira mayordomo lo único que quiero es que Cullen me explique porque no me ha llamado hace mucho que no me pide a ninguna chica, pensé que teníamos un trato, extraño sus pedidos él es mi mejor cliente y no estoy dispuesto a perderlo. ¿contrato a otra agencia?
― ¡no!— se escapo un grito de su pecho, miro hacia sus lados y siguió hablando— le pido que se vaya, el señor Cullen lo llamara cuando regrese al país.
― Solo necesito saber eso, ¿está llamando a otro proxeneta o no?— mi mente se congelo al igual que todo mi cuerpo ¿proxeneta? Este tipo era un proxeneta… "porque no me ha llamado hace mucho que no me pide a ninguna chica" de pronto esas simples palabras cobraron real sentido en mi mente, mi cabeza hilo todo lo que hacía falta y saque la respuesta, este hombre era el que le traía las mujeres con las que Edward se acostaba, sentí un escalofrió recorrerme por todas partes, mordí mi labio inferior, ahí estaba la confirmación más clara, Edward se había acostado con todas las mujeres que había visto entrar en su cuarto.
― ¡ya váyase!— le dijo, camine por las escaleras, Will casi palideció cuando me vio bajando, tenía la mirada fija en mi pero yo estaba mirando al hombre que podría responderme unas cuantas preguntas.
― Srta.… Srta. Swan— dijo el mayordomo, trago y volvió a hablar— ¿la he molestado?, perdóneme yo…
― Will, déjame a solas con el caballero— le dije haciendo uso de la calidad de visita que tenía, odiaba mandar a un hombre amable como el pero tenía que averiguar.
― Señorita yo…—
― Vete— le dije— Sr. Black, acompáñeme por favor— le pedí al hombre, me sentí totalmente cohibida por él, sus ojos llenos de libido y su sonrisa seductora me hicieron casi vomitar.
― Claro que si, señorita— me respondió, caminamos hacia la biblioteca, el hombre entro y cerré las puertas cuando estuve dentro de la sala— ¿Quién es usted?— me pregunto con voz suave
― Isabella… pero eso no importa quiero saber ¿Quién es usted?— el hombre se acerco y tomo mi mano, beso la parte de arriba y me miro
― Jacob Black, es un verdadero placer conocerla.
― ¿trabajas para Edward?— pregunte
― Si
― ¿desde cuándo?
― Algunos años
― ¿tu le mandas a esas mujeres con las que se acuesta?
― ¿Quién es usted? ¿su novia?— pregunto con risa burlona
― No pero quiero saberlo ¿necesita algún incentivo monetario para responder mis preguntas?— el tipo me miro sorprendido pero desplego nuevamente la sonrisa.
― No, pero tal vez…— se fue acercando
― Ni siquiera lo piense o le juro que no volverá a ver la luz de día— me crispe completamente, el tipo lo único que quería era follarse hasta la mesa que tenía en frente, su cara de libidinoso lo delataba
― Muy bien chica ruda, me caes bien— sonrió— ¿Qué quieres saber?
― ¿Hace cuando que Edward no te pide a una chica?
― Hace una semana más o menos, le mande a una a su oficina hace algunos días pero desde ahí nada— mi pecho fue atravesado por un puñal, hace más o menos una semana que había tenido mi accidente. Yo estaba en su casa mientras él se revolcaba con una prostituta en su oficina.
― ¿nada mas?— me pregunto al ver que me quedaba callada, negué con mi cabeza y reprimí con fuerza las ganas de llorar— bien, entonces me retiro, dile a Cullen que me llame cuando vuelva, quiero saber de él y si estas libre algún día en la noche llámame y sale conmigo— dijo el muy descarado— aquí te dejo mi teléfono— saco de su bolsillo una tarjeta y la puso sobre el escritorio, paso muy cerca mío respirando mi aroma, un escalofrió recorrió toda mi espalda y mi estomago casi se volcó en ese mismo instante.
El hombre salió de la habitación cerrando la puerta, mi cuerpo estuvo a punto de colapsar, me afirme de una de las sillas y solté un jadeo de dolor, Edward había estado con mujeres después de que yo había comenzado a relacionarme con él, no podía sentirlo como una traición ya que lo nuestro ni siquiera tenía un nombre pero dolía, dolía mas que nada en el mundo, era terrible pensar que mientras se acostaba conmigo lo hacía a la vez con otras, no pude evitar sentirme sucia y utilizada.
Salí de la biblioteca, Will intento detenerme en el camino hacia el segundo piso pero no lo logro, camine sin rumbo hasta que llegue a la habitación que menos quería ver, la del piano. Me pare en la puerta y llore, lo hice como jamás pensé que lo haría, Edward me había traicionado sin saberlo, mi confianza estaba por el suelo al igual que mi autoestima. Entre en aquella habitación que tantos recuerdos me traía, me senté sobre el piso de madera y abrace mis rodillas la vista no se despegaba del piano, parecía una patética rutina pero ¿Qué más podía hacer? El no estaba, yo estaba sola en su casa sintiendo su vacio a cada momento y mas encima me enteraba de cosas que jamás había pensado ¿podría empeorar mas este día? El teléfono de la casa comenzó a sonar, ya habían pasado algunas horas y yo seguía allí sentada, solo contemplando el piano. Unos pasos me hicieron reaccionar.
― Srta. Swan— dijo la voz dulce de Margarite.
― Dime— le dije pasando mis manos por mis ojos, secando las lágrimas. La mucama me miro con pena
― Tiene una llamada
― ¿de quién?— pregunte extrañada, ¿Quién podría llamarme?
― Me dijo que era un amigo suyo pero no dio su nombre, dice que es importante.
― ¿un amigo?— pregunte con dudas, tome el teléfono y le agradecí— ¿diga?— pregunte
― ¿eres Isabella Swan?— me pregunto la voz de un hombre, tenía un timbre que por más extraño que fuera me recordaba a alguien.
― Si, lo soy ¿Quién habla?
― Carlisle Cullen— mi cuerpo se puso rígido, ¿Carlisle Cullen?, el nombre no me decía nada pero su apellido me lo decía todo.
― ¿Quién es usted?— pregunte con nerviosismo, mi cuerpo comenzó a temblar. ¿le habría sucedido algo a Edward? temí lo peor.
― ¿no sabes quién soy?— bufo— ¡claro! Es obvio que no lo debes saber, bueno soy el padre de Edward, el hombre con el que te estás acostando.— el sudor que se desplazaba por mi espalda me hizo tiritar, abrí mi boca sorprendida por las palabras del hombre, era el padre de Edward y lo peor de todo sabia de mi relación con él.
― Discúlpeme señor… pero yo…— intente replicar
― Mire niñita seré breve, tu estas acostándote con mi hijo pero te quiero fuera de su vida ¿Cuánto me cuesta que te alejes de él?— parecía estar desconectada de todo, no entendía nada, ¿Cómo el padre de Edward se había enterado de lo nuestro? Y lo peor de todo ¿Por qué quería que me alejara del?
― No me ofenda— reaccione de mala manera, la ira se apodero de mi— ¡usted no es nadie para decirme lo que tengo o no tengo que hacer!— le grite con odio
― ¿no me digas?— se burlo— todas las personas tienen un precio y tú no eres la excepción, quiero saber cuánto me sale que te alejes de mi hijo, no te quiero cerca y si ya te embarazaste para atarlo pondré más dinero en la cifra para que pagues por el aborto— en ese momento me sentí morir, mi mano libre se fue a mi vientre, si yo estuviera embarazada de Edward seria el regalo más hermoso que la vida podría darme, un milagro. Mis ojos se aguaron al instante, Carlisle Cullen, el padre de Edward no me quería ni a cinco centímetros de su hijo y lo peor de todo es que ni siquiera le interesaba si él había echado raíces en mí.
― ¿Qué demonios está diciendo?— no podía aguantar una aberración como esta— ¡usted es un asco!— le dije sin remordimientos, sentí mi corazón y mi alma retorcerse en mi interior, mi estomago sintió el mismo dolor que todo mi cuerpo.
― Solo soy realista, no quiero a mi familia involucrada con una arribista norteamericana, te quiero fuera de la vida de mi hijo, pone la cifra y será tuya pero vete de su lado además el está comprometido así que pierdes tu tiempo amarrándolo, nunca dejaras de ser su querida— soltó sin más, sentía el cielo caerse sobre mí, si ya me sentía mal creo que ahora podría derrumbarme sin problemas.
― No se preocupe que jamás aspire a mas pero lo que él y yo hagamos es nuestro asunto, no se entrometa.
― Ya lo sabes, pone la cifra pero aléjate de la vida de mi hijo, el ya está comprometido y no dejare que atentes contra su futuro matrimonio si no lo haces juro que te arrepentirás, te volveré a llamar mañana— se sintió un ruido e inmediatamente salió el tono del teléfono, el hombre me había colgado.
Las lágrimas se desataron sin control, un grito de dolor se desprendió de mi pecho, tire el teléfono contra la pared y este se rompió en mil pedazos. Esto era demasiado, ninguna alma podría resistir tanto dolor. Jamás había pensado en la posibilidad de que él estuviera comprometido, si es que lo estaba, ¿debería creerle a su padre? ¿El realmente estaba prometido para casarse? ¡Demonios! Tantas dudas, tantos secretos. ¡No sabría ni por donde comenzar a preguntarle!, sentí los pasos de alguien en el pasillo, la figura de Will se apareció en la puerta sus ojos vagaron de mi hacia el teléfono completamente destrozado.
― Srta. Swan ¿está usted bien?— me pregunto con apremio
― Lo estoy, lamento lo del teléfono dígale al señor Cullen que me lo descuente de mi paga semanal— el mayordomo me quedo mirando extrañado por mi respuesta, no le tome importancia a sus miradas y Salí enfurecida de la habitación. Mas que furia lo que sentía era rabia y dolor conmigo misma, ¿Cómo había sido tan imbécil para dejarme engañar?, los objetos que habían dentro de esta casa no serian suficientes para lanzarlos y aplacar mi furia.
Recorrí como alma que lleva el diablo cada metro de la casa, no sabía dónde ir, no sabía qué hacer. Lo único que deseaba era salir de allí, sin más fui por mis documentos y mi celular, marque el numero de la única persona que quería ver en este momento.
― Necesito verte urgente— le dije con ansias— Rose es muy importante— la urgí
― Si está bien, ¿pero qué pasa? ¿estás bien?
― No, necesito verte.
― Está bien, el café de Bock en media hora más.
― Ok, nos vemos.
Baje las escaleras con rapidez, esquive a unas cuantas mucamas en el camino, no quería ver a nadie ni responderle nada a nadie.
― Srta. Swan ¿Dónde va?— pregunto Will a mis espaldas, iba de camino hacia el portón de la casa y el estaba gritándome de atrás.
― Vuelvo más tarde— le dije y Salí, lamentaba descargar mi rabia en el pero no tenía otra opción, estaba furica y lo peor de todo es que sentía la decepción mas grande de mi vida, Edward no podría haberme mentido tanto, no podía.
Llegue al café casi corriendo, me sentía nerviosa y preocupada ¿Cómo demonios iba a enfrentar todo esto? Rosalie entro a los pocos minutos después en el mismo estado, me puse de pie y abrace a mi amiga, el llanto y lo sollozos reprimidos salieron a la luz con fuerza bruta, no me importaba donde estuviéramos solo quería llorar. Cuando estuve más calmada nos sentamos a tomar un café.
― Bella ¿Qué demonios pasa?— me pregunto— estoy demasiado preocupada, ¿sucedió algo? Tu padre y tu hermana están muy bien, si es por ellos…
― No Rosalie no es por ellos, te contare lo que paso.
Comencé a contarle a Rose desde mi fallida declaración de amor hacia Edward, el rostro de Rosalie se convirtió en una exposición de caras y emociones. Sus gestos iban cambiando a medida que relataba lo que había sucedido, su rostro se crispo y cambio a un rojo incandescente cuando le conté lo del padre de Edward.
― ¡Es un viejo de mierda!— grito haciendo que todos se nos quedaran viendo
― Lo sé, pero ¿Qué puedo hacer?
― Dile a Edward lo que sucedió Bella, no se lo ocultes.
― ¿y tú crees que me creerá? Es la palabra de su padre contra la mía— su querida, dije en mi mente y mi cuerpo dolió solo con decirlo
― ¡debería creerte Bella!— dijo enojada, sus puños estaban apretados— ¡maldito viejo! ¿Cómo se le ocurre hablarte así! ¡te intento sobornar!
― Lo sé, lo peor de todo fue la parte del aborto, eso me mato— le confesé clavando mi mirada en la taza de humeante café.
― ¡maldita sea! Odio que te humillen Bella, no dejes que él te amedrente.
― No sé qué hare Rose, no sé, mi amor por Edward es grande pero no tengo de que alimentarlo, el sexo es algo físico, alimenta solo el cuerpo no el corazón.
― Te entiendo, Bella no sé cómo ayudarte— me dijo con la cara llena de dolor
― Ya lo ha hecho Rosalie, creo que hoy tomare una decisión, Edward vuelve entre mañana y pasado cuando llegue tendré que hablar con él, será por la despedida o para contarle lo que paso, aun tengo que decidirlo
― ¡Dios Bella!, esto era exactamente lo que yo no quería que pasara— se lamento
― Pero ya sucedió, contra eso no hay nada más que decir, esta noche tomare una decisión.
Ni siquiera sabía que iba a pasar, lo único que tenía claro era que debía tomar una decisión, mis posibilidades saltaban a la vista: me quedaba con Edward solo para ser su querida hasta cuando él quisiera o me separaba de él y me olvidaba de todo lo que alguna vez tuvimos, la segunda opción implicaba dejar de sufrir por él pero comenzar a hacerlo por amor. Estuve con Rose lo que quedaba de la tarde, ella me acompaño, me consoló y trato de darme un poco mas de ánimos. Estar con mi amiga ayudaba bastante a alivianar la carga que tenía en mis hombros, la decisión que debía tomar pesaba más que cien cosas sobre mi espalda. Llegue a la mansión casi al anochecer, Will estaba esperándome paciente al lado de la puerta, evadí sus preguntas y me fui a mi habitación pidiendo no ser molestada. Cuando entre di un enorme respiro de tranquilidad, lo único que quería era estar alejada del mundo ¡quería paz! Pero debía hacerlo de manera correcta si todo salía bien mi situación mejoraría dentro de unos pocos días mas y ya todo volvería a la normalidad, debía ser paciente y esperar.
Las horas pasaron y no sabía qué hacer, me sentía aprisionada en estas cuatro paredes, la habitación cada vez se hacía más pequeña, estaba tan aburrida de estar sola y eso que solo llevaba algunas horas ¿Cómo sería si Edward desaparecía de mi vida para siempre? ¿Moriría de amor por él?, quizás si… esperaba tener un poco de resistencia al menos. Sin nada más que hacer o pensar prendí la televisión, tenía en mi habitación un enorme plasma, yo nunca había visto televisión seguido, no era fanática y además por mis turnos en el hospital me costaba mucho engancharme con cualquier programa, siempre que comenzaba a ver uno nunca lo podía seguir. Hice un poco de zapping y lo de en un canal de espectáculos, me tire hacia atrás cerrando mis ojos y sintiéndome acompañada solo con las voces que salían de los parlantes del televisor. Pensé, pensé, pensé, pero nada salía de conclusión, no sabría ni siquiera como decirle a Edward, "¿sabes? Supe que tenías una novia escondida y quiero saber si es cierto ¿lo es?", sacudí mi cabeza violentamente para librarme de esas ideas estúpidas, era lo suficientemente inteligente para saber que él no me respondería algo agradable si yo iba a preguntarle así.
― Y ahora vamos con la cobertura de la fiesta de premiación de los empresarios europeos más importantes del año— escuchaba la voz de la locutora lejana, el sonido de la televisión me relajo de cierta manera. Quizás mi situación mejorara y todo cambiaria entre Edward y yo… o tal vez no— y como otra pareja invitada tenemos al sexy y codiciado soltero de hierro, Edward Cullen— el solo pronunciar de ese nombre hizo que mi cuerpo reaccionara y mi piel se llenara de energía, me levante enérgica para mirar la pantalla pero admito que fue el peor error de mi vida, ahí tenia la prueba más grande de que él no era mío y jamás lo seria.
― Que hermosa pareja hacen ellos dos ¿no lo crees?— le pregunto un locutor a la otra.
― Si, tenemos a Edward Cullen empresario y dueño de Cullen Enterprise y a la distinguida hija del primer ministro ingles la señorita Sussan Chadwick, toda Inglaterra rumorea que hace solo unos días el compromiso de ellos dos se fijo y que es por eso que Cullen ha venido a Europa de viaje, a ultimar los detalles del pronto matrimonio
― ¿no lo creo?— decía una voz extasiada y curiosa
― Si, según nuestras fuentes ellos viven un acalorado romance, creo que por fin nació la mujer que cazo al magnate de Hierro y rompecorazones de Europa, ¿será el fin de las andanzas de Cullen?.
― Al parecer este ya fue cazado— mi garganta se cerraba mas y mas, el pasar de las palabras era el momento más tortuoso de mi vida, la imagen que tenia al frente era del hombre que amaba, quien llevaba a otra mujer de la mano, a su prometida. Edward estaba en la televisión en una importante fiesta en su país con la mujer que me había señalado su padre, era alguien hermosa, de cabellos rubios como el sol y de ojos tan verdes como los que tenía el. Ellos se veían como ángeles, sin duda eran la pareja perfecta.
Tome el control del televisor y lo apague, mi cabeza cayó sobre mis manos y llore, lo hice como lo había hecho todo el día y como no lo volvería a hacer nunca más, en ese momento deje salir todo lo que me oprimía el corazón, no sería una más, no arruinaría mi vida, el amor y mi corazón los alejaría del dolor. El llanto fue fuerte y angustioso, mi cuerpo cayó sobre la cama y abrace mis rodillas con mis brazos, mi alma se ennegreció de tanta pena que tenia. ¿Qué había hecho para tener un castigo así?, no lo sabía y esperaba que alguien pudiera decírmelo. No sé cuanto rato estuve llorando pero cuando me pare solo tenía una cosa en mi mente, salir de allí.
Tome mi maleta y comencé a guardar mis cosas, tenía que salir, tenía que partir, no podía seguir estando bajo las paredes donde él me había engañado y donde había descubierto este amor que me consumía el pecho, me estaba quemando lentamente y estaba segura que lo haría por lo que restaba de mi vida, estaba condenada a morir de amor por él. Mis manos trabajaron rápidas, la noche ya estaba instaurada en el cielo pero no me importaba, tenía que escapar. Cuando todo estuvo guardado tome mi celular y marque a Rose.
― ¿Qué sucede?— pregunto preocupada.
― Tengo que salir de aquí— le dije con voz apagada
― ¡demonios! ¿paso algo ahora?— me pregunto
― No, solo descubrí que jamás podremos estar juntos, yo no tengo cabida en su mundo, jamás podría encajar en su vida. Lo nuestro nunca dejo de ser sexo y jamás evolucionara en otra cosa.
― Bella, Bella, Bella— decía ella tratando de persuadirme
― Ya tome la decisión, esto quedo hasta acá— tenía mis ojos rojos, hinchados y llenos de lagrimas que aun esperaban por ser derramadas, esta sería una noche muy larga— no puedo permitir que destroce lo que queda de mi, mi corazón ya fue mutilado, lo único que me queda es este cuerpo que un puede resistir sin tener la fuente de vida junto a él.
― Bella por dios… ¿Qué sucede?— pregunto nuevamente casi chillando
― Nada amiga solo lo que ya te conté, este mundo no tiene cabida para mi amor es por eso que me iré a un lugar para enterrar este sentimiento
― Bella ¿Qué demo…?
― Después te llamo, nos vemos— le dije y corte, cambie el estado del móvil al silencio y de inmediato ella comenzó a llamarme, sabía que estaba preocupada pero tenía muchas cosas que resolver aun, cuando ya tuviera todo listo podría decirle mis planes.
Busque fuerzas en lo más profundo de mi alma y trate de hacer todo lo que ya tenía pensado, lo primero era salir de allí. Camine por los pasillos con mis maletas en la mano, me encontré en el camino con varias de las chicas sus rostros mostraban expresiones de horror y de duda, trate de evitarlas a todas y de seguir mi camino. Llegue hasta el hall de la casa y escuche un trote desde uno de los pasillos, Will llego a mi lado con su pelo desordenado por la corrida y con su respiración agitada, era la primera vez que lo veía con un semblante que saliera de su correcta postura.
― ¿Qué sucede Señorita?— pregunto mirándome y a las maletas que traía. Su rostro cambio a una expresión de completo horror— Señorita ¿Qué está haciendo?— deje las maletas en el suelo en intente sonreír.
― Estaré en la biblioteca Will, no dejes pasar a nadie— el hombre ni siquiera pudo asentir, me moví con lentitud, cada vez que caminaba por esa casa miles de recuerdos venían a mi mente y dolía aun mas. Mi pecho se retorcía con el dolor de este amor no correspondido.
Entre en la enorme habitación, las puertas a mi espaldas se cerraron. Camine por la estancia llegando al enorme escritorio, me senté en la silla en la que lo había visto innumerables veces sentado, mi garganta se apretó y las lagrimas amenazaron con salir pero reprimí todo eso y comencé a hacer por lo que había venido hasta aquí, escribiría mi despedida hacia Edward. Busque con un poco de ansia una hoja blanca y una lapicera, pensé largamente cuales serian las palabras correctas para decirle adiós, sabía que el después de lo que pusiera no me buscaría así que tenía que escoger mis últimas palabras cuidadosamente. Comencé a escribir lo que se venía a mi mente, cada palabra agregaba aun más dolor a mi alma, mi amor estaba roto y partido en mil pedazos ¿Cómo pegas aquello que ya no se puede unir? ¿Cómo armas un amor destruido que no tiene un futuro en donde recuperarse?... escribí cuanto pude, cuanto mi corazón y el llanto que tenia a punto de salir me dejaron. Mi amor, mi amante, mi protector… muchos adjetivos tenia Edward en mi vida pero solo uno era el que me importaba, mi razón de ser, el en solo unos meses se había convertido en parte de mi cuerpo, me sentía como donando un órgano vital aun estando viva, moriría en el mismo momento que me lo sacaran, moriría en el mismo momento que pisara fuera de esta casa.
Firme con un hasta siempre, porque ni siquiera sabía que podría pasar, esperaba no verlo nunca más, no quería que cuando la herida estuviera un poco menos dolorosa se volviera a abrir, por eso partiría lejos, donde nadie me conociera donde el no me pudiera encontrar, tenía que huir, tenía que dejar este dolor y este amor atrás. Esta noche me marcharía de esta ciudad sin ni siquiera mirar atrás. Cerré el sobre y lo deje sobre su escritorio, mire el papel blanco por última vez y la habitación que lo resguardaría hasta que el volviera.
― Te amo, Edward Cullen y aunque duela jamás me arrepentiré de hacerlo— susurre en la soledad de la biblioteca, camine hacia las puertas y Salí, afuera me esperaba Will, su rostro estaba completamente desencajado, mas pálido de lo normal.
― Señorita…— comenzó a hablar pero le hice una seña para que se callara
― Me voy Will, quiero darte las gracias por todo, ha sido una persona muy amable y gracias a tus atenciones a las de las chicas me sentí muy bien el tiempo que estuve aquí. En el escritorio deje una carta para Edward, encárgate que la vea cuando vuelva— el hombre asintió— espero que todo en tu vida marche bien, te deseo lo mejor y nuevamente gracias por todo— el hombre se acerco a mí y tomo mi mano, me sonroje levemente con su gesto, beso la piel de ella y me miro.
― El placer fue todo mío, usted siempre será la señorita de esta casa, ha sido un honor servirla— al escuchar esas palabras un quejido se soltó e mi pecho, me daba pena, dolor, angustia pero tenía que ser fuerte este era el primer paso, tenía que darlo como corresponde.
― Gracias— le dije y me dispuse a partir, me acerque a mis maletas…
― No se vaya— me pidió, sonreí dándole la espalda y me gire
― No tengo nada que me retenga aquí
― Si lo tiene— me corrigió
― Usted ha sido la luz que entro en esta casa señorita, no debería decir esto ni tampoco salirme del protocolo de trato pero me permito decirlo ya que es muy importante que lo sepa— me quede en silencio y espere que le hombre continuara— cuando usted llego a esta casa las cosas cambiaron inmediatamente, volví a ver al señor… feliz, sonreía, pasaba tiempo en casa a pesar de su enfermedad, usted le dio vida, le dio lo que a él le faltaba.
― Yo no…
― No trate de subestimar lo que hizo, le aseguro que he sido testigo fiel del cambio, usted es una persona muy importante para él, me atrevería a decir hasta que tiene un enorme sentimiento hacia usted, no crea en todo lo que le dice, Edward Cullen es un hombre con un corazón de hierro pero que ama más que cualquiera que pise en esta tierra.
― ¿lo quieres mucho verdad?— le pregunte al ver la devoción con la que hablaba.
― Creo que si hubiera tenido un hijo, me hubiera gustado que fuera como él. Un hombre fuerte, de carácter, compasivo, benevolente…
― Frio, orgulloso…— agregue
― No, el solo se hizo de las situaciones que le tocaron vivir, si tan solo usted conociera su…
― No hay tiempo Will, es momento de partir. Debo alejarme de él…
― ¿Por qué? Señorita el estará aquí en un día, espérelo y hable con él, le aseguro que todo esto debe ser un mal entendido.
― No Will, ya no hay tiempo. No resisto otra desilusión mas— el mayordomo negó con la cabeza y por su rostro paso una ráfaga de dolor— lo siento mucho pero es hora de partir— tome mis maletas y me despedí— hasta siempre William Lickwood, ojala la vida nos reúna alguna vez mas.
Abrí la enorme puerta y Salí en dirección hacia la entrada, antes de salir me gire hacia la enorme casa que estaba a mis espaldas. En ella había dejado todo, mis risas, mis sueños, mis ilusiones, mi amor, mi corazón. Aquí dejaba todo lo que alguna vez me importo y por lo que soñé, Edward Cullen el hombre con el corazón de hierro me había hecho enmaromarme como una loca y perder la cabeza por él, me había destrozado lo que sentía por él y había marcado mi vida por siempre, ahora tenía que partir, lejos, donde ni él ni nadie pudieran encontrarme. Salí de las rejas y la oscura noche fue lo único que me acompaño, en este momento dejaba atrás mi vida y todo lo que me ataba a ella, caminaba hacia un futuro incierto a uno en el que tenía que sanar mis heridas, curar mi cuerpo y mi alma además de buscar la razón por la cual seguir viviendo, un futuro que solo tenía soledad por delante y de lo único que estaba segura era que Edward no estaría incluido en ninguna parte de él, era mi nueva y triste realidad.
Como me demore en subir un cap chicas aca para que esten felices le subo 2 juntos jejeje... de nada
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Historia Beteada por Gabriela (- Lady Ava'dore-)
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
13. LUZ, EDWARD POV
3 meses Atrás…
Luz
Necesidad
Sentimientos
Amor
Corazón
Cinco palabras que no existían en mi vocabulario…Necesidad
Sentimientos
Amor
Corazón
― ¡Ah! ¡Edward! ¡Ah!—
― ¡Ah!— gemí para corresponder pero no sentía la misma excitación
― ¡Mon Dieu! ¡Ah!— acelere el ritmo y lleve a la mujer que tenia debajo de mi cuerpo a un intenso orgasmo, el cual yo no compartí.
Me levante de su cuerpo, ella estaba recostada en la cama, enterrada en una maraña de cabello. Ambos teníamos la respiración totalmente agitada por la intensa actividad pero los dos habíamos experimentado situaciones completamente diferentes, la verdad era que poco había disfrutado del sexo con esta mujer.
― ¿Avez-Vous Aller?— pregunto con genuina inocencia y en un perfecto francés, me levante de la cama sin dirigirle alguna mirada y me metí en el baño, ella soltó un bufido a mi espalda y creo que unas cuantas maldiciones, entre en la blanca habitación y cerré la puerta pasando el pestillo.
― ¿Qué demonios me pasa?— susurre ante el espejo, mire mi rostro y tenía la misma cara de siempre, el mismo cuerpo, cada parte era la misma pero las sensaciones ya no se sentían como antes, nada era igual, desde un tiempo a esta parte el sexo era solo una rutina mas en vida.
Abrí el grifo y moje mi rostro, suspire pesadamente. La vida era siempre la misma, una maldita rutina, el trabajo, mi casa, la fortuna, mi familia… todo, siempre igual. Tengo treinta y dos años y a pesar de tener el mundo a mi pies siento que no he hecho nada con mi vida, desde el exterior sentí un portazo, genial pensé solo para mí la mujer con la que me había acostado debe haber abandonado la habitación, en solo unos minutos más ni siquiera recordare su rostro. Las luces del baño eran tan intensas que por un momento nublaron mi vista y me permitieron pensar, ¿Quién demonios era yo?, una persona sin nada en la vida más que una enorme fortuna y una empresa famosa, en una parte recóndita de mi cabeza me sentía perdido, no entendía la razón pero la vida no era como yo la quería o como alguna vez la pensé.
El teléfono de la habitación comenzó a sonar, cerré mis ojos e intente alejar el sonido, estaba tan inmerso en mis pensamientos que no quería que nadie turbara mi mente, abrí la llave del Jacuzzi y espere a que se llenara cuando ya todo estuvo listo me metí y deje envolver por el calor del agua que me abrazaba. Nuevamente los pensamientos comenzaron a aparecer delante de mí, ¿porque ya nada era igual?, las imágenes y los vago sentimientos que aparecieron en mi mientras estaba en aquella cama no eran ni la mitad de los que alguna vez tuve en un acto parecido, las mujeres con las que me acostaba ya ni siquiera podía saciar mis instintos, tenía a las prostitutas y mujeres de mundo más famosas de la tierra, he gastado millones en intentar conseguir un poco de placer pero parece que la vida no quiere que vuelva a sentir algo por una mujer ¿a caso era un impotente?, no lo sabía pero ya ni siquiera podía llegar al clímax, nadie me hacía perder la cabeza, ninguna mujer lograba hacer sentir algo en este frio y desolado corazón.
¿Corazón?... pensé nuevamente, ¿a caso tenía un corazón? No, esa palabra había dejado de estar en mi vocabulario hace mucho, yo era un hombre que se alimentaba de trabajo y de esfuerzo, era de lo que me podía enorgullecer. Mi vida entera la dedique a sacar adelante la empresa de la familia y dio un resultado estupendo, Cullen Enterprise era una de las multinacionales más poderosas del mundo, cada esfuerzo había valido la pena, había abandonado mis sueños de juventud pero había sido por un bien mayor. El teléfono de la habitación nuevamente comenzó a sonar, con pereza salí del Jacuzzi y me pase una toalla por la cadera. Volví a la habitación y parecía como sin un huracán hubiera pasado por allí, la cama estaba completamente desecha y mis ropas tiradas por todas partes, camine por encima de todo y tome el teléfono.
― Cullen— conteste mientras me acercaba a la ventana
― Edward soy Alice— la voz de mi hermana pequeña me hizo cambiar mi rostro, una pequeña sonrisa se apareció en mi cara, mi hermana, mi madre y mi sobrino eran las únicas alegrías de mi vida
― Hola pequeña ¿Cómo estás?
― Bien ¿y tú?
― Bien gracias
― ¿estás ocupado?
― Nunca para ti
― Gracias cariño, quería preguntarte a qué hora llegaras mañana, recuerda que realizaremos el bautizo de Níkolas en los jardines de la casa de Londres.
― Lo sé, no te preocupes, como te dije ayer ahora estoy en Paris pero mañana temprano parto a Londres, llegare a tiempo
― Qué bien, no quiero que te pierdas nada, Níkolas estará feliz de verte.
― Alice, por favor, el chico no tiene más de dos meses
― ¡Edward!— me reprendió— los niños saben muy bien quiénes son sus familiares, la sangre tira ¿sabes?, te aseguro que Níkolas sabe perfectamente quien eres.
― Bien madre, te creo— le dije en tono de burla, mi hermana se carcajeo.
― Ya Sr. Cullen nos veremos mañana, no llegues tarde o si no te mato ¿me oíste?
― Si sargento, no se preocupe, nos vemos pequeña, Adiós
― Adiós— se despidió y corto.
Mi familia, mi madre, hermana y sobrino, ¿mi padre? Podría considerarlo como un pariente lejano. Mañana vería a toda la crema y nata de la sociedad londinense que casualmente era casi toda mi familia, mis primas, primos y algunos amigos de mi familia, quien quiera que fuera alguien en la sociedad inglesa estuviera mañana en el bautizo de mi sobrino. Mire hacia a atrás y decidí hacer algo para alejar las malas ideas de mi cabeza, pensar en mi padre o en mi familia era como poner acido en mis manos, quemaba hasta lo más profundo de mi ser. Recogí las ropas y puse en orden la habitación, cuando ya todo estuvo listo me recosté en mi cama y deje que el sueño me venciera por fin, mañana seria un nuevo día, lleno de esta rutina de mierda.
― ¡Edward!— grito la inconfundible voz de mi hermana, camine por los hermosos jardines de mi casa en Londres, Alice venia caminando presurosa hacia donde estaba yo, se arrojo en mis brazos con la más dulce y tierna de las sonrisas.
― Hola Pequeña ¿Cómo estás?
― Ahora bien, pensé que no vendrías a tiempo
― Claro que lo haría— atrás se paró el chofer de mi auto, traía en sus manos el enorme presente que había comprado para mi sobrino— ¿Dónde puedo poner eso?— le pregunte con una media sonrisa.
― Allá, la mesa de los regalos está un poco copada— el hombre asintió y se dirigió hacia donde Alice había señalado, ella se paró a mi lado y me tomo del brazo— vamos caballero la familia nos espera— sonrió y me jalo hacia el jardín central en donde estaban todos.
Cuando entramos en la enorme carpa que estaba instalada en el medio del lugar todas las miradas se dirigieron hacia nosotros, como siempre alce mi cabeza y no mire a nadie más que a la mujer que se venía acercando hacia nosotros, tan hermosa y dulce, mi madre.
― ¡hijo!— me saludo alegre, tomo mi rostro y beso ambas mejillas
― Hola mama ¿Cómo estás?
― Ahora muy bien, hace bastante que no venias a visitarnos querido, te he extrañado mucho— sonreí, mi madre siempre tan maternal y cariñosa, ella era la figura de amor más pura que tenía en mi vida, la única.
― El trabajo— respondí casi sin expresión, solo le di una pequeña sonrisa, los verdaderos motivos siempre estaban alejados de aquella conversación.
― Vamos a saludar querido, hay muchos que desean verte— asentí sin ganas, aquí comenzaba el desfile interminable de personas a las cuales no conocía o no tenía ninguna gana de ver. Un rato más tarde mi madre parecía muy interesada en presentarme a un primer ministro.
― Edward cariño quiero que conozcas al primer ministro de Suiza, el señor Clarence Chadwick— el hombre que estaba en frente mío me resultaba muy conocido, de alguna revista o en algún evento social tengo que haberlo visto
― Mucho gusto Edward— me saludo el hombre extendiéndome su mano.
― Es un placer señor, Edward Cullen— salude con cortesía, estrechamos nuestras manos y nos separamos.
― Y ella es su hija, Sussan Chadwick— apunto mi madre a una chiquilla, era rubia de ojos azules, la mire detenidamente pero no percibí nada en ella, ni siquiera el azul intenso de sus ojos despertaba algo.
― Hola, Edward Cullen— tome su mano y la bese, cuando subí mis ojos hacia su espalda vi entrar a la única persona que quería ver en un momento así.
― Sususan Chadwick, es un placer conocerte— saludo con un tono meloso, mis oídos escuchaban sus palabras pero nada pasaba hacia mi mente, la figura esbelta que estaba a sus espaldas acaparaba toda mi atención
― Para mí también— respondí con mi intención en otra parte— si me disculpan…— pedí los permisos correspondientes, sentí miradas en mi espalda pero no me preocupe por nadie más.
― ¿no vas a saludarme?— salude a la mujer que tenía en frente, dio un respingo y se giro con evidente sorpresa, sus ojos se abrieron de par en par al reconocerme.
― ¡Edward Cullen!— grito haciendo que varias personas se giraran a mirarnos— ¡demonios primo sí que me asustaste!— sus brazos me rodearon de inmediato al igual que los míos hacia ella.
― Tanya que gusto verte no sabes cuánto te he extrañado— le comente solo para nosotros, ella era mi prima, mi confidente y mi amiga de juventud habíamos hecho las más grandes locuras y aun seguíamos tan unidos.
― ¡claro! Si hace como un año que no pisas Inglaterra y vez que voy a Chicago estas ocupado— se separo de mi y frunció su ceño
― Lamento que esa vez no hayamos podido hablar— me disculpe, hace un mes había ido a mi casa y yo estaba tan atareado que siquiera había podido tomarme un café con ella.
― No importa, espero que para mi boda estés libre—
― Claro que sí, ya reserve ese fin de semana solo para ti— le sonreí
― Mas te vale, no te perdonare si no vienes
― No te preocupes, te aseguro que estaré aquí.
― Demonios— dijo Tanya mirando sobre mi espalda— ya viene ese infeliz— mire hacia atrás y Aro Vulturi venia entrando a la carpa, el protegido de mi padre— pedazo de mierda— Tanya rechino los dientes— ¡no sé porque demonios Carlisle lo prefiere a él antes que…— gire mi rostro con enojo— lo siento cariño— su mano paso por mi brazo
― No hay nada que sentir Tanya, mi padre tiene al hijo que siempre quiso.
― Nada de eso, ese maldito aparecido no es nadie, tu eres el que lleva su sangre.
― Lamentablemente— comente con la mirada perdida en la gente— bueno pero ya no es momento de hablar de eso ¿viniste sola?
― Si, Mathew está de viaje, vuelve en una semana.
― Qué bueno, ¿me acompañas?— ofrecí mi brazo— iré a ver a Níkolas, llegue hace más de dos horas y aun no lo veo.
― ¡vamos!— me tomo el brazo entusiasta.
Ver a mi primer sobrino era algo que no cambiaba por nada, era un pequeño de casi dos meses, tenia los cabellos rubios y los ojos mas azules que he visto, era el retrato de su padre, Jasper. Níkolas cuando me vio abrió sus ojos y me dio la más dulce sonrisa, mi estomago se apretó con una alegría que solo experimentaba con él, lo tome en mis brazos y acune contra mi pecho. Pase toda la tarde jugando con él, lamentablemente estar así con mi sobrino traía las mismas preguntas de siempre, ¿Edward cuando te casaras?, ¿no crees que es tiempo de pensar en hijos?, ¿tienes novia?... ¡cómo demonios tendré hijos si ni siquiera podía disfrutar un orgasmo!, la rabia comenzaba a aparecer lentamente al escuchar aquellas insinuaciones pero tenía que controlarme, solo respondía con una media sonrisa y nuevamente ponía mi atención en los intentos que hacia Niko por agarrar uno de mis dedos. La voz de mi madre me saco de la burbuja en la que estaba inmerso.
― Edward— llamo mi atención— tu padre quiere verte, te espera en la biblioteca— mi cuerpo se tenso de inmediato, tome al pequeño en mis brazos y lo puse en manos de su padre quien me dio una sonrisa de compasión, todos sabían perfectamente a que iba, pase por el lado de mi madre y ella tomo mi hombro, la tranquilice con la mirada e intente hacerlo yo con la suya.
Camine hacia la enorme casa, esa había sido construida hace muchos años atrás, yo nací aquí en Londres, cuando tenía meses de vida mis padres fueron a probar suerte a Estados unidos, Alice nació allí, mi padre con esfuerzo comenzó la empresa familiar, con el tiempo fuimos ascendiendo y ganando cada vez mas hasta que Cullen Enterprise se volvió una empresa millonaria, cuando mis padres vieron que ya todo estaba bien me cedieron el mando y se regresaron a Inglaterra junto con Alice, aquí mi padre abrió una oficina y de ahí no paramos mas, la empresa se expandió en muchos países convirtiéndose en una de las más poderosas del mundo. Al momento de estar frente a las enormes puertas mi cuerpo aun seguía tenso, la sola idea de tener que hablar con mi padre me asqueaba, respire onda y entre en la habitación. Entre y con enojo vi la figura de mi padre sentado atrás del enorme escritorio junto a él, su protegido y mano derecha, Aro.
― ¿no te enseñado modales hijo?— pregunto serio y evaluándome con la mirada.
― No necesito modales para lo que hemos venido, Aro ¿Cómo estás?
― Muy bien Edward— contesto con burla.
― Quiero un informe completo de lo que pasa en Estados unidos
― ¿informe?— pregunte con una sonrisa— padre, te enviamos informes y balances casi una vez por semana
― ¡Te estoy pidiendo informes carajo!— grito golpeando la mesa y parándose, Aro dio un respingo, cambie mi peso hacia la otra pierna y espere— ¡ni siquiera para eso me sirves, maldito crio!— sus palabras me hicieron enfadar, ¿el dolor de escuchar eso?, hace muchos años que había dejado de doler.
― ¡para qué demonios quieres balances si la empresa está bien! Tus malditos millones se siguen engordando en tu cuenta, Carlisle.
― ¡no me trates como si fuera uno de tus malditos amigos!, demonios lo único que consigo es disgustos contigo, no haces nada bien, ¡eres mi vergüenza! ¡no sé cómo demonios eres hijo mío!— estrecho sus ojos y rezongó— no sabes cuánto me arrepiento de haberte engendrado, hasta la chiquilla de tu hermana lo haría mejor que tu.
Apreté mis puños y reprimí las ganas de mandarlo a la mierda, esto siempre era igual, vez que tenia a mi padre en frente las conversaciones eran de este tópico, mire hacia donde estaba su protegido y este nos miraba con las más grande de sus sonrisas, el muy maldito disfrutaba cuando nosotros discutíamos. Mi cuerpo comenzó a temblar de la ira, mi padre ese que alguna vez había imitado, ese que era mi modelo a seguir, ahora no era nada más que un maldito viejo que ni siquiera sabía lo que hacía, nunca le he dicho pero gracias a mi es que la empresa está en el puesto que tiene, fue mi esfuerzo el que nos posiciono como los mejores pero en eso jamás me daría la razón.
― He pensado en cambiarte— me dijo— creo que no eres apto para la presidencia de Cullen Enterprise
― ¡estas completamente loco!— le dije con sarcasmo— de verdad papa ahora sí que creo que los años se te vinieron encima
― ¡no me faltes el respeto! Maldito crio
― ¡y tú no me lo faltes a mí! ¿Quién demonios piensas que eres? ¿Dios?
― Recuerda muy bien que estas en mi empresa
― Y tú también recuérdalo, porque tienes que tener presente que esa fortuna es tanto tuya como mía.
― ¡maldito hijo de…!
― ¡ya basta Carlisle!— irrumpió la voz de mi madre en la sala, todos nos giramos hacia la puerta, ella estaba parada junto con Alice, ambas tenían el dolor reflejado en su rostro— no puedo creer que aun sigas tratándolo así ¡es tu hijo!
― ¡entonces que lo demuestre!— grito el hombre que tenia frente a mí, nos miramos llenos de odio, mi padre era mi peor desgracia.
― ¡déjalo en paz!— pidió mi madre
― No te entrometas Esme, es un asunto entre él y yo, ahora lárgate de aquí, espero que no nos lleves a la ruina querido hijo— se sentó nuevamente, mire por última vez su duro rostro y desee no verlo más, una puntada atravesó mi cabeza y me hizo gemir de dolor, mi mano se fue a mi frente pero reprimí cualquier reacción visible. Intente componerme y Salí de la biblioteca seguido por mi madre y hermana.
― Edward hijo, perdónalo, sabes que el…—
― Si madre no te preocupes lo sé, iré al baño vuelvo enseguida.
Las deje atrás y me encamine rápidamente hacia el baño, el dolor que sentía en mi cabeza parecía partirme todo el cuerpo, cerré la puerta y me desmorone atrás de ella, agarre mi cabeza y la apreté intentando suavizar el dolor pero no conseguí nada, estuve encerrado mucho tiempo, cuando el dolor ya casi pasaba era de noche y todos los invitados se estaban retirando. Me despedí de mi madre, Alice y Tanya prometiéndolas visitarlas lo más pronto posible pero todos sabíamos que eso no pasaría de ser una simple promesa esperaba no pisar en unos buenos meses el mismo suelo que mi padre. Me fui al hotel, tenía una suite reservada siempre que venía, jamás me quedaba en mi casa por más invitaciones que mi madre me hiciera, estar bajo el mismo techo que mi padre significaba más de lo que podía soportar, llegue rápidamente a la habitación y me extendí en la cama. El maldito dolor volvió con más fuerza unos minutos más tarde, las imágenes de la discusión con mi padre me atormentaban a cada segundo, la cabeza me explotaría en cualquier momento, no sé en qué minuto pero el sueño me noqueo dejándome sin dolor por algunas horas.
A la mañana siguiente desperté nuevamente con ese intenso malestar, sentía el dolor casi al límite de la tolerancia, fue tanta la desesperación que tome mi celular y marque con gran dificultad el numero de la única persona que podría ayudarme.
― McCarthy— respondió la voz de Emmett
― Emmett, soy Edward— hable con las voz torcida por el dolor.
― ¿Edward? ¿Qué pasa? ¿Por qué tienes esa voz?
― Tengo un dolor de cabeza terrible, sabes que siento que la cabeza se me va a partir.
― ¿resaca?— bromeo
― No, ayer estuve en el bautizo de Níkolas, mi sobrino y no bebí nada, no sé porque demonios estoy así— agarre el puente de mi nariz y fruncí el ceño, una nueva puntada de dolor atravesaba mi cabeza.
― ¿Cuándo llegas a Chicago?
― Hoy mismo, mañana tengo trabajo
― ¿un domingo?— pregunto con fingida sorpresa— es por eso que estas así, lo que tienes es Stress, cuando llegues pásate por mi consultorio, te estaré esperando.
― Bien, nos vemos
― Adiós
― Adiós— colgué.
Tire el teléfono encima de la enorme cama y me senté, el dolor era casi insoportable, mi vuelo salía en solo unas cuantas horas. Tome con gran esfuerzo y llame al aeropuerto para confirmar la salida con mi piloto. El reloj marcaba las nueve de la mañana y mi Jet salía al medio día, llame al servicio de habitación para que las mucamas ordenaran mi equipaje. Casi a las once de la mañana salí hacia el aeropuerto, el dolor seguía ahí mismo, estaba haciendo un gran esfuerzo por no caer desmoronado en cualquier parte, yo era fuerte, Edward Cullen no se caía ante nada ni ante nadie.
Llegue al aeropuerto e inmediatamente me fui hasta la sala de embarque atravesé con rapidez todas las puertas, la policía internacional y me dirigí a la parte de vuelos privados. Pase como alma que lleva el diablo por el lado de unas azafatas, salude a Patrick mi piloto de confianza y me encamine hacia el Jet. Cuando ya estaba a bordo y listo para partir el peor de los dolores me atravesó, nublo mis sentidos y me hizo desvanecerme cerca de un sillón, Todo se volvió oscuro.
― ¡Sr. Cullen!— el grito alarmado de una de las azafatas me hizo reaccionar, sin darme cuenta estaba tirado en el suelo y dos personas intentaban auxiliarme
― ¡llama rápido al médico!— grito la voz de un hombre, debe ser el asistente de vuelo.
― Llamen… a Emmett, mi médico— intente articular
― Tranquilo señor Cullen, estamos casi llegando a Chicago— ¿llegando? Pero si hace nada estábamos aun en Londres. ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?, mi mano se fue a mi cabeza, aun seguía en el piso pero intente levantarme sin éxito
― Maldita sea— dije golpeando el suelo— ¿Qué demonios me paso?
― Se desvaneció señor, cuando ya habíamos iniciado el vuelo hacia Chicago lo vinimos a ver y usted no reacciono, llamamos al doctor y él lo estará esperando en el aeropuerto para trasladarlo a un hospital.
― Demonios— gemí con molestia
― Tranquilo señor, lo ayudare a subir al sillón—
El hombre me tomo de los brazos y me ayudo a levantarme, solté mi corbata y el cuello de mi camisa parecía estar ahogándome, respire profundamente y reprimí el grito de dolor que amenazaba por salir, tenía una crisis de los mil demonios jamás me había dolido de esta manera la cabeza. Los minutos se hicieron eternos, cuando estaba cayendo nuevamente en un estado de inconsciencia sentí unas manos sobre mi rostro.
― ¡Edward! ¡Edward! amigo— me llamo una voz, intente abrir mis ojos pero el dolor me lo impedía— Edward soy Emmett, tranquilo amigo te llevaremos a un hospital.
Asentí levemente y sentí como muchas manos me tomaban en el aire y me depositaban en una superficie dura. No fui consiente hasta que muchas horas habían pasado y estaba en un lugar totalmente diferente.
― Sr. Cullen— una voz familiar me hizo despertar, parpadee unas cuantas veces para acostumbrarme a la luz y el blanco de la habitación, mire a mi alrededor y me encontré con un rostro familiar, William Lickwood mi mayordomo estaba a mi lado.
― ¿Will? ¿Qué demonios paso?— intente enderezarme pero el esfuerzo agrego un dolor horrible a mi cabeza.
― No intente moverse Sr. esta en un hospital, fue trasladado aquí por ordenes del doctor McCarthy, perdió la conciencia en el medio del viaje.
― Si… ya lo recuerdo— suprimí los múltiples recuerdos dolorosos que quería dejar atrás.
― Sr. ¿quiere que llame a sus padres?— pregunto el mayordomo con voz suave
― Claro que no Will, no llames a nadie, si me muero entiérrame en el patio de la casa y no le avises a nadie— bromee con él, cerré mis ojos y me permití descansar, hace mucho tiempo que no estaba bajo la presión de alguien más, por primera vez podía estar sin preocuparme por nada más que por mi salud.
― Hola Edward— me saludo la voz ansiosa de Emmett
― Hola— respondí pausadamente
― Buen susto que nos diste Sr. Cullen
― ¿Qué demonios tengo Emmett? Sin rodeos— le exigí con voz dura y demandante
― Nada— me respondió con suficiencia
― ¿nada? ¡y este maldito dolor! ¿Qué demonios es?
― No lo sabemos, de eso mismo tengo que hablarte. Si estas crisis continúan tendremos que someterte a muchos estudios aquí se te hicieron los básicos y todos arrojaron resultados normales, por lo tanto estas sano pero lo que tienes tal vez puede ser algo más complejo que no sea detectado con exámenes comunes
― ¿un tumor? ¿cáncer?— pregunte entrecerrando mis ojos, Emmett solo negó.
― No lo sé, no podría decirte nada hasta tener los exámenes, por ahora te recetare unos calmantes para que puedas dormir bien y con eso estaríamos listos, firmare tu alta y podrás marcharte a casa
― ¿Cuántas horas estuve inconsciente?
― ¿horas?— pregunto Emmett con una sonrisa— Edward llevas cuatro días inconsciente.
― ¡¿CUATRO DIAS?... mierda— termine en un susurro— ¿crees que esto pase nuevamente?
― No lo sé pero si pasa más vale estar preparados por ahora mis únicas restricciones son que no salgas de casa, tendrás que permanecer por unos buenos días descansando
― ¿descansando?, vamos Emmett tu sabes perfectamente que no puedo descansar
― Y tú también sabes que tu salud esta primero
― Lo siento pero ahora no tengo tiempo para esto, Will tráeme mis ropas y dile al Chofer que venga por nosotros— no podía esperar más, había estado cuatro días inconsciente ¡quizás que cosas habían pasado en la empresa en estos días!, una preocupación que me consumió se apodero de mi, tenía que ir rápidamente a mi oficina a ver que todo estuviera bien.
― Si Señor— mi mayordomo asintió y se fue a hacer mis encargos.
― Edward no te daré de alta si te pones a llevar el mismo trabajo de siempre
― ¡al demonio Emmett!— le grite— yo no tengo tiempo que perder con niñerías como esta, de seguro solo fue una crisis pasajera— suprimí la mueca de dolor al sentir un nuevo dolor, este maldito no me vencería a Edward Cullen nadie lo derrotaba— ahora dame la maldita alta y déjame salir de aquí
― Te la daré bajo tu responsabilidad pero estaré lleno a vi…
― ¡DAME LA MALDITA ALTA!— le exigí con un grito, Emmett asintió y se fue a buscar los papeles.
Había sido grosero y lo sabia pero tenía un peso enorme en mi espalda, si mi padre mandaba a Aro a dirigir la compañía estaba seguro de que la empresa se vendría a pique nuevamente, a Aro lo que le importaba era engordar sus malditos bolsillos, le daba lo mismo el patrimonio de mi familia. Me vestí con la ropa que me paso Will y firme un papel para liberar al hospital de compromisos si me ocurría a algo, cuando Emmett me entrego el papel le di las gracias y me marche.
― Sr. Cullen ¿A dónde irá?— me pregunto Will intentando seguirme, estaba atravesando el piso en el que estaba a zancadas
― A la oficina ¿A dónde más? ¿Quién se hizo cargo de todo mientras yo no estaba?— pregunte con furia en mis palabras pero no por la persona que tenia al frente si no por mismo, por ser tan débil.
― Frederick Roche— el vicepresidente de la compañía por lo menos sabía que no había quedado a merced de Aro.
― Iré a la casa a cambiarme y me partiré de inmediato para allá.
― Bien señor— me dijo mientras subíamos al ascensor.
Esa semana fue un completo caos, había muchas irregularidades, la bolsa de comercio se había caído enviando nuestras acciones al suelo, tuve que idear un plan para volver a donde estábamos. Los directivos de la compañía estaban como locos prácticamente creyendo que nos iríamos a quiebra, mis dolores de cabeza siguieron en aumento de sentirlos en algunas veces del día pasaron a ser una constante en ellos, las puntadas y los mareos eran cosas de todo el tiempo, intente no ceder al dolor mientras Emmett me rondaba ya que no podía permitirme faltar al trabajo, como siempre en todas las crisis recibí la agradable llamada de mi padre directamente desde Londres.
― ¿me puedes explicar qué demonios estás haciendo?— me pregunto con desprecio
― ¿A qué te refieres?— respondí con una pregunta.
― ¡la empresa está casi en la quiebra!— me grito
― ¿Qué sabes tu papa? ¡no saques conclusiones antes de tiempo!
― Maldita sea, eres un condenado chiquillo que no sabe ni dirigir esta empresa ¡nos llevaras a la quiebra!
― Deja de insultarme— le pedí conteniendo la sarta de atrocidades que tenia para decirle— no necesito tus recriminaciones
― Mira niño te recuerdo que el dinero que diriges es mío y no te permito que juegues con las finanzas de mi familia
― También son mis finanzas y mi familia— mi padre soltó una risita de burla ante mis palabras
― ¡por Dios! Si tú ni siquiera puedes tener tu propia familia, casi tienes cuarenta años y aun no encuentras a una maldita mujer que te aguante.
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
― Ese no es tu problema
― Claro que lo es, soy yo el que tengo que parar todos los rumores de que eres homosexual y cuanta cosa se le ocurre a la gente— respire profundamente e intente comportarme pero mi padre me sacaba de mis casillas con una facilidad increíble
― Tengo que cortar, no tengo tiempo para esto, adiós— ni siquiera espere su respuesta y le colgué. El dolor comenzó a palpitar en mi cabeza, nuevamente.
Las dos semanas siguientes fueron las más caóticas, estaba bajo un estrés pesado, tuve que viajar a Canadá, Brasil y Rusia a cerrar unos tratos, cuando volví lo único que me esperaba aquí era mi dolor de cabeza, era día viernes, decidí hacer una llamada que hacia prácticamente todos los días.
― Sara— llame a mi secretaria por el comunicador— comunícame con el Sr. Jacob Black
― Si Señor Cullen— levante el teléfono y el tono comenzó a sonar.
― Black— respondió la voz grave del hombre
― Jacob habla Edward, necesito tus servicios— una sonrisa se escucho del otro lado
― Perfecto Sr. Cullen, ¿características?— pregunto
― Rubia, ojos azules y abundantes atributos— conteste con mis ojos perdidos en las luces de la ventana. Las incandescentes luces de la ciudad me produjeron una puntada que atravesó por mis ojos, hasta eso me molestaba.
― Perfecto, ¿a domicilio?— pregunto
― Si
― En una media hora estará allá.
― Bien, adiós— colgué.
Tome mis cosas y me fui de la oficina, pase por todo el piso a oscuras, era muy tarde casi las nueve de la noche y ya nadie estaba conmigo a esa hora, baje hacia los estacionamientos y mi chofer como siempre me estaba esperando.
― Sr. Cullen, buenas noches—
― James— asentí y me subí de inmediato al auto— a casa— le indique y el hombre cerró la puerta del auto
Escondí la vista de la ventana, las luces de los autos hacían que mi cabeza comenzara a palpitar, nuevamente caía en la rutina diaria. Cuando llegara a casa, en mi habitación y sobre el edredón de mi cama estaría esperando una preciosa mujer, de cabello tan rubios como el sol y de ojos mas azules que el mar. Mi cuerpo se imagino a la fémina que me consentiría esta noche y no reacciono, apreté el asiento de cuero con mis dedos, siempre había sido un hombre que disfrutaba de la belleza femenina y jamás me había visto enfrentado a esta situación, sin duda no sentir el mismo deseo por las mujeres que antes era una preocupación más para mi espalda, no encontraba a esa que hiciera deportar al animal dormido que habitaba dentro de mí. James se estaciono afuera de la casa y abrió la puerta del auto.
― Que pase buenas noches Sr. Cullen— me deseo con una reverencia, respondí a su despedida y entre a la estancia de la casa
― Buenas noches señor— saludo Margarite con una reverencia
― Buenas Noches Sr. Cullen— la voz de Will irrumpió en la sala.
― ¿ha llegado mi visita?
― Claro señor lo está esperando
― Bien, que nadie me moleste— pedí y comencé a subir las escalas
― Sr. ¿acaso no cenara?
― No— respondí girándome a ver al mayordomo
― Pero si no ha comido nada señor, aliméntese por favor. Hoy el Chef ha preparado una delicia.
― No quiero comer Will
― A penas a probado bocado en el día Señor…— intento nuevamente persuadirme, fruncí el ceño y el entendió el mensaje— como usted diga señor— asintió y se retiro.
Subí por los alfombrados escalones de mi casa, a veces estos espacios tan grandes me parecían enormemente solitarios, la casa a pesar de tener calefacción y chimeneas por doquier se sentía siempre fría y desolada, añoraba vivir en la pequeña casa que teníamos cuando mis padres llegaron a vivir aquí, a veces pensaba en cambiar todo por irme a vivir allá, siempre habían sido tiempos muy felices. Entre en la habitación y una hermosa piel cubierta solo por un brasier y un liguero fue lo que me recibió.
― Pensé que jamás me pedirías— me dijo la mujer con una suave y sexy voz— te extrañaba Edward
Se acerco a mí y como siempre no le di tiempo para hablar de mas, no me gustaba establecer contacto o conversaciones con estas mujeres su única tarea en mi cama era satisfacerme, por eso les pagaba. La chica se subió rápidamente a ahorcadas mías y comenzó a hacer su trabajo. Sentí por un momento un ápice de deseo, una pequeña llama se encendió en mí pero fue rápidamente apagada. ¿Qué demonios pasaba por mi cabeza? Al parecer nada. Sentí una furia que apareció de lo más profundo de mi ser, estaba molesto, enojado y me sentía totalmente enrabiado conmigo mismo, ¿Por qué demonios ya no podía disfrutar ni siquiera del sexo? ¿Acaso eso también me estaba prohibido?, la rabia broto de mi pecho reaccione de mala manera, tome a la mujer que esta sobre mi y la lance con furia a mi cama, ella como siempre solo demostró una sonrisa en su rostro, esa eran una de las cosas que odiaba de aquellas mujeres de la vida, las emociones las perdieron hace mucho tiempo.
― ¡Edward!— gimió cuando comencé a acariciarla con fuerza bruta, mis manos prehistóricas recorrían su piel con más fuerza de lo normal, el acto sexual fue lo mismo, duro, frio y sin una gota de sentimientos, sexo puro y duro nada más.
― Lárgate— le dije mientras salía de su cuerpo y me paraba
― Como tu órdenes cariño— me dijo haciéndome enfadar aun mas, solo era una prostituta barata, nada más.
Camine hacia el baño y me encerré hasta que la mujer se fue de la habitación, Salí cuando estuve completamente solo, me puse la bata de dormir y me senté en la cama acompañado de este maldito dolor que no me dejaba en paz. La cabeza la sentía pesada al igual que todo mi cuerpo, cada parte de mi dolía de una manera poco convencional, las imágenes de hace solo unos minutos se agolpaban en mi cabeza, en este punto de mi vida ni siquiera sabía quién era, la verdadera esencia de mi ser se había ido en cada uno de estos furtivos encuentros. Una sobrecarga de dolor y molestia se agolpo en mi cabeza.
― ¡ah!— grite llevándome las manos hacia mis sienes, la presión y los mareos que sentían me hicieron ovillarme en el suelo, grite cuanto más pude, el dolor era algo insoportable. Mientras la negra inconsciencia me llevaba nuevamente sentí unas manos cálidas que sujetaban mi cara con fuerza, solo unos minutos más tardes el negro fue lo único que pude presenciar.
― Edward…. Edward— Una voz conocida me llamaba— Edward despierta, Edward— nuevamente pronunciaban mi nombre, intente abrir mis ojos pero se sentían pesados, con gran esfuerzo logre entreabrirlos un poco para mirar el blanco casi radiante de la habitación en la que estaba, no necesite mucha cabeza para saber de inmediato que me encontraba en un hospital.
― En Houston, en una clínica— me dijo la voz conocida, levante un poco mi cabeza y pude ver que Emmett estaba a mi lado
― Emmett, susurre ¿Qué paso?— pregunte con voz pastosa
― Nuevamente tuviste una fea crisis, Will te encontró en la habitación en el suelo y gritando de dolor, luego te desmayaste y decidimos que ya era tiempo de hacerte los exámenes. Esto paso por exigirte demasiado y no hacer caso— me reprendió, gire mi cabeza y asentí, sabía que era verdad pero era muy orgulloso como para aceptarlo.
― ¿Cuánto llevo dormido?
― Mucho— comento con una pequeña risa— tres días amigo, tres largos días.
― Demonios— gemí con enojo.
― No te sobresaltes te aseguro que eso no te hace bien, será mejor que intentes dormir un poco.
― Lo hare.
― ¡Ah! Antes de que se me olvide, creo que ahora sí que me harás caso en lo que te digo ¿no?
― Intenta persuadirme
― Edward necesitas estar en cama, tengo miedo que estos ataques te den en la calle o en algún lugar peligroso como al lado de una escalera o en el asesor, debo decir que desde ahora en adelante estarás en reposo hasta nuevo aviso
― ¡maldita sea!— grite lo más fuerte que pude pero le concedí la razón
― Lo lamento es por tu bien, también quiero pedirte que contrates a alguien para que este contigo, creo que una enfermera estaría bien
― ¿una enfermera? ¿acaso tú no puedes hacerte cargo de mí? Te pagare lo que sea
― No es el dinero, sabes muy bien que poco me importan los millones de tu cuenta corriente, lo hago por tu salud, yo tengo mis pacientes que depende de mí no podre estar las 24 horas pendientes de ti, creo que necesitamos a alguien que te vea por el día mientras estas más vulnerable, he notado que por las noches no tienes crisis solo en el día.
― ¿crees que una enfermera será suficiente? ¿Por qué no mejor un doctor?
― No, una enfermera estaría bien. Me imagino que tú conoces a alguien que te pueda ayudar.
― Sí, tengo una amiga que trabaja en el County General en Chicago, la llamare para ver si ella me puede recomendar a alguien.
― Perfecto, esta semana estaremos aquí ya que quiero practicarte millones de exámenes creo que la chica podría comenzar desde el lunes en adelante.
― Está bien, hablare con ella.
― Bien, ¿quieres que llame a alguien para avisarle que estas despierto?
― A Will— le dije mirando las ventanas
― Bien, el está afuera lo llamare.
― Gracias Emmett
― De nada amigo— me dijo, sonrió y salió de la habitación.
Una hora más tarde estaba marcando el número de Kerry una conocida muy querida de mi juventud.
― Kerry Weeber— respondió
― Hola Kerry soy Edward Cullen, ¿Cómo estás?
― ¡Edward! qué alegría saludarte, bien ¿y tú?
― Mas o menos, necesito que me hagas un favor, quiero que me des el nombre de alguna de tus mejores enfermeras
― ¿enfermeras? ¿necesitas algún cuidado especial para tu familia?— pregunto con duda
― No, en realidad es para mí, estoy delicado de salud y necesito que alguien me atienda
― Bien entiendo— comenzó pensar— creo que tengo a la chica perfecta para ti, ¿no importa que sea chica cierto? Te aseguro que ella es una de mis mejores discípulas, fui su maestra en la universidad y se graduó con honores, es la mejor de mis filas.
― Qué bueno entonces háblale de mi caso y mandare a mi gente a hablar con ella. también le pediré a mi doctor de cabecera que te llame para explicarte en que consiste el trabajo él sabe mejor de lo que se trata.
― Está bien, no te preocupes que hoy día mismo hablare con ella.
― Gracias, te debo una
― Claro que no, es un placer ayudarte, cuídate mucho y estaré al tanto de tu estado por si necesitas algo más.
― Gracias, nos vemos, adiós
― Adiós
¿Una enfermera?, no podía ser tan malo después de todo, esperaba que no me mandara a una ineficiente, odiaba a las personas lentas o que no saben hacer su trabajo. Me quede recostado pensando en cómo habían pasado las cosas, hace solo 2 meses estaba perfectamente y ahora era casi un inválido que dependía de los cuidados de terceros. Unas horas después Emmett apareció en la habitación preguntando por la enfermera le di las noticias y el teléfono de Kerry, también le pedí que preguntara los datos de la mujer ya que como siempre la mandaría a investigar, no podía meter cualquier gentuza en mi casa.
El Viernes por la tarde recibí la llamada que tanto odiaba, mi padre se había enterrado que estaba en el hospital y llamo iracundo para saber lo que pasaba.
― ¿Por qué demonios estas en un hospital?—respire pesadamente e intente controlarme
― Eso no te incumbe— respondí con los dientes apretados
― Claro que si, haz dejado sola la presidencia y en manos de un inepto como Frederick, esta ha sido la gota que rebalsó mi vaso, he decidido mandar a Aro a hacerse cargo de todo
― ¡QUE!— grite haciendo que la cama saltara— ¡no puedes hacer eso! Ese grandísimo hijo de…
― ¡no lo ofendas! Porque esa misma puta que ibas a decir es una de las mejores amigas de tu madre, chiquillo insolente. Será mejor que te cures esa lengua que tienes y aceptes mi decisión, Aro tomara el poder de la empresa
― ¡no te lo permito! Mándalo, pero no hará nada de mis acciones. Te recuerdo que el presidente de esa compañía soy yo y no permitiré que alguien como él me subrogue.
― ¡al demonio con quien seas tú!, para mi tú no eres nada ni nadie así que confórmate con ceder el puesto que debió ser de el por años.
― ¡mierda! Papa ¿Por qué demonios le das tanta confianza?, no puedo creer que lo metas en nuestros negocios, el no es nadie
― Al igual que tu, así que no te preocupes que será parejo el trato— apreté el teléfono y contuve aquella lengua filosa, tenía una sarta de groserías y puteadas para decirle pero me contuve, en alguna parte muy escondido aun había un poco de respeto por su persona, si él no existiera yo nunca habría nacido, el respeto se lo tenía a mi concepción porque el que le tenía a él como padre lo había perdido hace bastante tiempo
― Sabes que ¡hace lo que te plazca!, ese mal nacido no puedo hacer nada si no le firmo un poder porque el accionista mayoritario soy yo, pierde su tiempo al venir, desde ya te advierto que Frederick seguirá ocupando mi puesto y Aro como siempre será un subordinado más.
― ¡maldito! Siempre dando problemas, maldigo la hora que en te engendre
― Y yo maldigo la mala suerte de que seas mi padre, por suerte solo compartimos el apellido y un poco de sangre, no tengo tiempo para tus malditas objeciones, vete al demonio papa, adiós— corte el teléfono y con toda la rabia que tenia lo lance contra una pared, se hizo mil pedazos.
―
Ahora sí que podía estar horrorizado, con todo esto la carga que tenía en mi espalda se triplicaba, ¡demonios! Con Aro todo el tiempo metiendo sus manos en mi empresa estaba seguro que algo pasaría, ese maldito engendro lo único que esperaba es verme caer, sabia de sobra que mi puesto a sido su ansia desde que nos conocemos, el mal nacido se hizo amigo de mi padre para luego convertirse en su mano derecha, sabía que todo había sido mi culpa… si tan solo no hubiera cometido tantos errores en mi juventud, pero no era momento para recriminar nada, lo hecho, hecho estaba no podía volver el pasado atrás, lamentablemente.
El día domingo llego en un abrir y cerrar de ojos, los resultados de mis exámenes me los enviarían a Chicago así que no quedaba más que volver a mi casa a ese maldito encierro del que iba ser preso, cuando ya estaba instalándome nuevamente en mi habitación Emmett comenzó a darme las recomendaciones.
― Bien Edward, ya estás en casa así que de ahora en adelante prohibido trabajar, esforzarte y salir
― Esto se convertirá en una pesadilla— murmure enojado
― Pero es la que te cuidara, espero que seas amable con Isabella
― ¿Isabella?— pregunte— ¿así se llama la enfermera?
― Si, su nombre es Isabella Swan. ¿no lo sabías?
― No, mande a mis hombres a hablar con ella pero no pregunte su nombre, poco me interesa el nombre de mi carcelero.
― ¡vamos! No seas tan melodramático te aseguro que no será tan terrible como tú dices.
― Eso espero— refunfuñe— ojala tenga aguante, no esperes que la trate bien solo porque es mujer— cruce mis brazos sobre mi pecho
― Contigo no se puede tranzar nada ¿cierto?, la cosa es simple, ella será tu enfermera, estará contigo siempre y todo lo relacionado con medicina es ella quien tiene la razón, tu no.
― Maldito Emmett— susurre
― Te aseguro que cuando estés bien me lo vas a agradecer. Isabella llegara mañana temprano, yo vendré en cuanto pueda a entrevistarme con ella, ojala que cuando llegue ella todavía este trabajando— bromeo pero yo no lo encontré gracioso— te recetare algo para el genio Cullen, estas muy plomo
― Ya vete ¿sí?, quiero dormir tranquilo antes de que comience mi encierro
― Está bien, nos vemos mañana.
― Adiós— me oville en la cama e intente dormir.
Segundos, minutos, horas y más horas, aun estaba despierto el sueño parecía haberme abandonado, cuando ya era noche Will entro en la habitación.
― ¿Cómo se siente Señor?— pregunto al lado de mi cama
― Bien, ¿paso algo?
― Si, en realidad. Llego el informe que pidió sobre la nueva enfermera, la Señorita Swan.
― ¡ah! Qué bien— el mayordomo me extendió una carpeta de color azul, me enderece en la cama y la deje sobre mi regazo— Emmett me dijo que la mujer llegaría mañana temprano así que primero ven a la habitación y verifica que esté listo para después hacerla pasar.
― Como ordene señor
― Ahora déjame solo, gracias—
― A sus órdenes, que pase buenas noches
― Gracias, igualmente— el mayordomo asintió y salió rápidamente de la habitación.
Abrí la carpeta y dentro había un archivo de solo 3 hojas, comencé a leer y la vida de mi enfermera era de lo más común posible. Yo solo mande a investigar su vida académica y su historial policiaco, no tenía más interés en ella. Leí el informe y todo estaba bien, agradecía tener conocida como Kerry que podía asesorarme en este tipo de cosas, así no tenia que yo haber escogido a la mujer, sería una verdadera tarea. Deje el informe en mi buro, con lo que leí era más que suficiente, me recosté en la cama mirando el techo, ¿Cuándo demonios acabaría esta pesadilla? Todo estaba recién comenzando y lo único que quería es que acabara, las pastillas funcionaban maravillosamente, en solo unos cuantos minutos el sueño bajo rápidamente enviándome al mundo de los sueños.
A la mañana siguiente me desperté más temprano de lo normal, el saber que hoy no podía ir a trabajar creó una cierta ansiedad en mí, estaba molesto, rabioso, Emmett me había prohibido hacer lo que más me importaba en la vida y por lo que precisamente "vivía". Estaba algo nervioso, la semana pasada había dejado al mando a uno de los directivos de la compañía, confiaba plenamente en el pero con Aro dando vueltas por todas partes no me podía asegurar de que todo marchara bien, de seguro mi padre sería el más feliz si cometiera algún error para dejarlo a él a cargo pero eso jamás se lo permitiría, no era por vanidad o por orgullo es por demostrar que yo soy tan o más competente que él, mis errores del pasado no podría enjuiciarme toda la vida, algún día mi padre terminaría por entender que yo había cambiado y era un hombre diferente ahora. Eran las siete con cincuenta de la mañana y el timbre de la casa sonó, la nueva enfermera había llegado. No paso mucho tiempo hasta que sentí el suave golpe en la puerta y el cuerpo de Will entrando por ella.
― Buenos días Señor, la Señorita Swan ha llegado— anuncio a los pies de cama
― Bien, llama a las criadas, mientras me baño quiero que arreglen la habitación.
― Si señor— me pare de la cama y me fui a al baño, disfrute como nunca la ducha, mientras el agua recorría por la piel de mi cuerpo comencé a pensar en el trabajo, mala idea resolví solo unos segundos más tarde inmediatamente una punzada de dolor atravesó mis sienes y un mareo la siguió. Me afirme en la baldosa de la muralla e intente componerme, cuando salí de la ducha hacia el baño aun sentía los residuos del intenso mareo, apoye mis manos en el lavabo y respire pesadamente para calmar las molestias. Pasaron unos cinco minutos antes de que me sintiera bien, tenía la cabeza un poco mas despejada y clara. Me vestí con un pantalón casual y una sudadera, cuando salí del baño todo estaba como yo quería, la cama perfectamente armada y lista para recostarme nuevamente.
― ¿no ha llamado Emmett?— pregunte mientras me metía en la cama, pase las manos por mi húmedo cabello.
― No señor, pero de seguro vendrá.
― Si ya me había comentado, en fin… no alarguemos más la situación, dile a la mujer que pase— le indique, Will salió junto a las muchachas. Espere unos segundos más, la luz se coló con fuerza por las ventanas cuando la puerta se volvió a abrir el mayordomo entro por ella seguido de una mujer.
Sus ojos bailaban a través de la habitación memorizando todo a su paso, la chica no debía pasar de los veintiocho años de edad, era de contextura extremadamente delgada y de estatura baja, fije mis ojos en ella tenía una figura completamente deseable, su cabello era de un color chocolate intenso. Sus ojos terminaron su recorrido y se fijaron en los míos, inmediatamente sentí la potencia de aquella mirada, su mano se recargo en el arco de madera y me dio una vista de su curvada cintura, tenía un enorme abrigo sobre sus hombros pero aun así se podía adivinar la contextura que tenia. Sin explicación alguna mi piel fue atravesada por una ráfaga de cosquilleos, su intensa mirada trajo a mi piel las más extrañas sensaciones, la de ella era de un color extremadamente blanco al igual que la mía. Aun nos seguíamos mirando no sé cuantos segundos pasaron pero parecían eternos, mi primera impresión podría describirla solo con una palabra, Electricidad…
- Sr. Cullen— me llamo la voz de Will pero por más que me llamara no podría haberle quitado los ojos de encina, algo en el color de sus ojos y en su rostro me había dejado prendado le presento a la señorita Isabella Marie Swan, ella es la nueva enfermera que se hará cargo de su cuidado.
- Buenos días Sr. Cullen— saludo con la voz más armoniosa que había escuchado desde hace mucho tiempo, era como había dicho, algo en ella me impedía quitarle los ojos de encima. Su mirada se intensifico, ni siquiera pensé en corresponderle el saludo, solo quería observar esos ojos y leer su mente, mi mirada intento buscar algún defecto visible en su rostro con el cual desprenderme de aquellos ojos pero me fue completamente imposible. al tener tanto tiempo mis ojos en ella, sus mejillas tomaron un débil color cereza, se había sonrojado, debo decir que fue una completa sorpresa hace años que no veía a una mujer sonrojarse solo por una mirada, las mujeres con las que yo trataba habían perdido la vergüenza hace mucho.
- William— dije con voz suave, la mujer levanto de inmediato su vista y pasó sus ojos en mí nuevamente, sentí el poder de esos ojos achocolatados sobre mi rostro.
- ¿si señor Cullen?
- ¿Le has explicado a la Srta. Swan las normas de esta casa?
- Si mi señor, ella ya está al tanto de todo.
- Entonces llama a Emmett para que se entreviste con ella.
- Si señor
- Ahora déjanos solos— le pedí, quería ser el único que mirara esos ojos en mientras estábamos los dos en la misma habitación. La observe por unos minutos mas pero ella no parecía reaccionar, estaba parada como una estaca en el suelo observándome, intente reprimir lo mejor que pude una sonrisa— ¿piensa quedarse ahí todo el día o comenzara a trabajar?— le pregunte con voz grave y autoritaria, esperaba que no fuera una completa incompetente.
- Claro que no… disculpe.
Se comenzó a mover rápidamente pero al parecer no sabía dónde, se paro en el medio de la habitación con sus pertenencias en las manos y me pregunto donde las podía dejar, le indique los sillones de la sala de estar prefería que no anduviera rondando por la casa todo el tiempo. Ella se fue directamente a la mesa donde Emmett había acomodado unas cuantas cosas ayer, me había dicho que posiblemente ella podría necesitar estas cosas si había una urgencia.
- ¿Dónde estudio usted?— le pregunte mientras ella estaba absorta en su tarea, ni siquiera se giro para molestarme, me molesto un poco que no lo hiciera, no me gustaba la gente que no me hablaba en la cara.
- Northwestern— respondió
- Buena universidad, ¿la envió Kerry?— pregunte solo para comprobar
- ¿la doctora Weeber?, si ella me envió
- Entonces usted debe ser una excelente enfermera, solo me enviaría a la mejor de sus filas.
- Creo que soy buena trabajadora señor Cullen nada más.
- Modesta también, ¿a caso tiene un ramillete de cualidades escondidas?— le pregunte con algo de sarcasmo ¿a caso era perfecta? Para perfeccionismo me bastaba con la del maldito que estaba en mi oficina en este momento.
- Solo trato de hacer mi trabajo Sr. Cullen— me respondió y soltó un suspiro
- Y dígame… ¿Qué calificación saco en la universidad?— a penas termine de formular la pregunta de sus manos se soltaron algunas cosas que cargaba, se giro y me examino con la mirada, ¿Quién demonios se creía para mirarme así?
- Sr. Cullen la doctora Weeber me envió porque pensaba que le sería de gran ayuda, lo que yo…
- No le permito que me levante la voz, esta es mi casa y usted es mi enfermera, ocupe el lugar que le corresponde. Mucho cuidado con que sus insolencias sean diarias porque no lo permitiré— la rete mientras ella abría su boca sin emitir ningún sonido, el solo hecho me permitió observar sus labios, tenía una boca delgada pero muy carnosa, sus labios eran de un color rosa pálido
- Disculpe mi atrevimiento pero usted no—
- Le vuelvo a repetir y espero sea la última vez, no permitiré jamás que vuelva a ocupar ese tono en frente mío, mis enfermeras son lo que son, enfermeras y nada más, ahora le pido de favor que vaya por mis medicamentos, deseo tomármelos. — sin decir nada mas salió de la habitación en busca de lo que le había pedido, me sentí un poco mal pero debía de establecer las reglas. Cuando entro nuevamente sonreí, si que era hermosa, tenía unas caderas torneadas y una cintura estrecha tal como había predicho, miro a mis ojos y sentí la ráfaga nuevamente pero esta vez hubo algo que me sorprendió bastante, la mujer que estaba parada en frente mío provoco un efecto que hace mucho tiempo no lograba sentir, hubiera deseado pasar mis manos por esa cintura y terminar con mis dedos fundidos en sus caderas— ¿los trajo?— le pregunte
- No señor lo lamento, pero yo no puedo administrarle nada aun— ¿Cómo que no podía administrarme nada? Era una enfermera, nuevamente la idea de su incompetencia se paso por mi cabeza.
- ¿a caso no es enfermera?
- Sí señor, pero como usted sabe no podemos administrar nada sin la orden de un medico, usted debe saberlo ¿no?— claro que estaba consciente, así que tendría que de igual manera llamar a Emmett para todo ¡perfecto!
- Vaya— bufe— entonces hubiera preferido a un doctor, ellos me habrían servido más— le dije con sarcasmo y soberbia, le había dicho a Emmett que era mejor un doctor. La mujer apretó sus puños y salió de la habitación, Emmett tendría que haber llegado ahora me tendría que aguantar los regaños de mi médico, ¿a caso el día no podía ser mejor? Paso un buen rato antes de que la puerta de mi habitación fuera tocada nuevamente, el golpe un poco mas tosco me indico que era Emmett quien tocaba— Adelante— concedí.
Nuevamente sentí las mismas cosas que la primera vez que la chica entro en mi habitación, su caminar, sus curvas, sus ojos… demonios ¿Qué diablos tenía esa chica que me llamaba tanto la atención?, nunca me había fijado tanto tiempo con una sola mujer, jamás había mirado a una por más que la viera pasar mil veces por en frente mío, las mujeres era objetos para usar y desechar pero por alguna extraña razón esta chica te llamaba a admirarla.
- Buenos días Edward— me saludo mi amigo
- Buenos días Emmett, veo que has conocido a la Enfermera Swan— le comente sonriendo— ¿Qué tal?— pregunte
- Es una excelente profesional Edward— me respondió mirándola con una sonrisa tonta en el rostro, ambos se miraron y me sentí completamente aparte de ese mundo, ¿a caso ella y Emmett…?
- Veo hace amigos muy rápido Srta. Swan— comente molesto, esa mujer tenía algo que me confundía, no podía estar con Emmett si no jamás podría averiguar qué era eso que me hacia mirarla y no poder desprenderme de ella.
- Somos colegas— respondió girándose hacia el expediente, mire su espalda y mi mente comenzó a alucinar, podía ver claramente mis dedos recorriendo su espalda, ¡demonios! ¿Qué me estaba pasando?
- Que fácil es relacionarse— comente con pesadez, aun tenía mis ojos pegados en su espalda de pronto ella se giro y sus intensos ojos chocolate se conectaron los míos, apretó lo que tenía en las manos pero yo gire mi rostro, no entendía que demonios era lo que me prendaba— ¿no has recibido mis exámenes?
- No Edward, estará la próxima semana— me dijo— Bueno Bella, ahora examinare a Edward, asísteme por favor.
- Claro— le dijo.
Observe cada uno de sus movimientos, mi piel se lleno de pequeñas cosquillas al saber que pondría sus manos en mi cuerpo ¿Qué era esta sensación?, ¿estaba necesitado? Ayer había tenido sexo, no entendía como podía tener esta ansia y estos pensamientos por aquella mujer
- acércate— le pido Emmett, ella se cambio de lado y quedo al otro extremo mío— vamos Bella ayúdame a palpar su vientre— miles de cosquillas se dispersaron por todas partes. Tenía sensaciones extrañas que jamás habían aparecido antes.
Clave mis ojos en una sola parte, tenía que hacerlo ya que si no comenzaría a mirar como sus manos tocaban mi vientre.
- Súbele la camiseta necesito que palpes directamente a la piel— le ordeno Emmett, al parecer la muchacha estaba nerviosa sus manos temblaban al igual que la mayoría de su cuerpo, tenerla tan cerca fue despertando lentamente algo que no sabía que aun estaba dentro de mí.
- ¿te ayudo?— le pregunte, ella solo me miro con sus enormes ojos y asintió, en ese momento creo que lo que estaba emergiendo en mi se hizo aun más potente, por primera vez en mucho tiempo mi Libido salió a flote con solo una mirada de esta mujer. Tome mi polera y me la quite rápidamente dejando al descubierto mi torso, me recosté nuevamente en la cama, un escalofrió me atravesó al sentir el aire helado en mi piel descubierta.
Nuevamente puse mi vista en la nada justo antes de que sus dedos tocaran mi piel, daba gracias a dios por haberlo hecho antes de que ella me tocara. Cuando Isabella poso sus dedos en mi abdomen mi libido se disparo a velocidades inalcanzables, reprimí todo tipo de muecas, quería cerrar los ojos y por primera vez gemir ante el contacto de la piel de una mujer. Las manos cálidas de la mujer tocaron mi abdomen de arriba hacia abajo, muy pronto mi cuerpo se prendió con solo sus dedos, mi ávida mente comenzó a imaginar todo tipo de situaciones que yo ya había experimentado pero en ninguna de ellas había sentido este deseo tan grande recorrer toda mi piel, la mujer despertó en solo unos minutos todo el maldito deseo que cientos de mujeres habían intentado sacar a flote sin ningún éxito.
- Bella— la llamo Emmett, sentí que dio un pequeño salto
- ¿sí?
- ¿Cómo está el abdomen?
- Blando
- Bien, sigue entonces, auscúltalo por favor.
- Si— respondió y se alejo de mí, al momento de partir sentía mi Libido ardiendo al cien por ciento.
- deje unas cosas en mi maletín, iré por ellas— anuncio mi amigo, sentí el resbalar de algo y el estetoscopio que le había regalado a mi amigo hace un tiempo impacto de lleno en el suelo
- Cuidado— le advertí— ese fue un regalo para Emmett y sale caro.
- Lo siento—se disculpo, Emmett me regañó solo con su mirada y salió de la habitación
- ¿sabes ocupar eso?— se sentó en la cama a auscultarme quedando extremadamente cerca mío
- Claro… que si—
- Entonces ocúpalo— la apure, tener a esta mujer cerca mío no era recomendable, definitivamente tenía que alejarla de mi lado si no mi integridad y la de ella misma correrían peligro, mis bajos instintos no podía despertar y menos con ella. frunció su ceño y comenzó a trabajar. Sus manos se posaron en mi pecho, el estetoscopio recorría mi pecho escuchando los latidos de mi corazón, tuve que hacer un enorme esfuerzo por tranquilizarlo y no evidenciar todo lo que pasaba dentro de mí. El estetoscopio se poso en la mitad del pecho, sentí una llamarada de calor en toda la zona que había tocado
- Mi corazón está aquí— le susurre, tome su mano y la dirigí hacia donde estaba mi tranquilo y controlado corazón pero fue el error más grande que podría haber cometido. Mi mano tomo la suya despertando definitivamente todo el deseo que había sido contenido ¿ella había despertado mi libido? ¿pero qué demonios tenía ella para excitarme de esta manera? ¡me tenia completamente envuelto en la sensación que me daba su suave piel
- ¿Qué… que…?— pregunto tartamudeando, iba a contestarle pero la puerta nos interrumpió, quite rápidamente mi mano al igual que ella.
- Lávate mejor tu cara, tienes una basura en tus ojos— le mentí haciendo para atrás, no soportaba tenerla cerca de mí, producía cosas que ni yo mismo sabía si podía controlar.
- Vas a tener que recordarle a esta señorita como se ocupa esto Emmett— dije enviando la conversación hacia otra parte.
- Edward, dale un respiro es su primer día— me pidió Emmett mirándola con pena, ella se paró de la cama y comenzó a hablar.
- Su corazón parece estar muy bien al igual que su respiración, doctor— se giro hacia la ventana y se perdió en el paisaje.
Comencé a comentarle a Emmett lo que había pasado esta mañana y unas cuantas cosas más, sin poder evitarlo cada vez que pude mire su inerte cuerpo, no podía evitar sentir deseos de ir y pasar mis manos por su cintura y pegarla a mi cuerpo, con solo tener esas ideas mi erección se comenzó a formar, estaba dura como hace mucho tiempo no pasaba. Definitivamente esta mujer era una bomba de sensualidad, escondida bajo ese traje de enfermera estaba la cura que me había hecho despertar de mi letargo sexual.
- Bella, adminístrale ahora los medicamentos, cuida muy bien las dosis ya que son bastante potentes—le pidió Emmett una vez que había terminado de examinarme
- Claro que sí, no te preocupes.
- Vaya Emmett— comente con molestia— ¡que familiaridad!
- Bien Edward, te dejo para que duermas, Isabella ¿me acompañas?
- Claro— respondió y se encamino rápidamente hacia la puerta.
Ambos salieron de la habitación dejándome completamente solo, rápidamente me pare al baño e intente relajarme, mire en el espejo y solté ese gemido que tenia atragantado en la garganta, la mujer me excitaba como hace mucho nadie lo hacía ¡pero si ni siquiera andaba con algo sexy o sus acciones eran premeditadas!, la chica realmente tenía algo que llamaba mi atención a niveles alarmantes.
- Sr. Cullen— me llamo asustándome, me lave la cara e intente desaparecer la poca excitación que ya quedaba— Sr. Cullen— volvió a insistir, la voz se sentía cada vez más cerca— Sr. Cullen, Sr. Culle— golpeo en la puerta del baño, aun no estaba lo suficientemente compuesto como para salir por lo que mi respuesta fue un poco agresiva
- ¡ACASO NO PUEDO VENIR SOLO AL BAÑO! O ¡HASTA ESO ME VAN A CONTROLAR!— le grite desde adentro. Cuando ya me sentía listo para salir ella estaba en la parte más recóndita del cuarto— ¡Dios mío! Te convertirás en mi sombra— le reclame mientras salía del baño con dirección a mi cama
- Lo lamento mu…
- No quiero tus disculpas, remítete a hacer lo que te corresponde. Dame mis medicamentos— asintió y me paso mis pastillas con un vaso con agua— Toma— le devolví el vaso después de la segunda dosis de agua— guardan silencio, cada vez que tomo esto debo dormir ya que si no estas pastillas me marean— necesitaba dormir y concentrarme en cualquier otra cosa que no fuera la mujer que tenía en frente—
- Está bien, le cerrare las cortinas
Me gire en contra de ella para solo no mirarla, en mi habitación sentía una extraña y deliciosa fragancia, creo que eran Rosas o alguna flor mas, la fragancia calo por mis sentidos y se grabo en mi memoria sensitiva ¿así olería su piel?, apreté las colchas de mi cama para reprimir la nueva oleada de deseo que apareció en mi cuerpo, necesitaba calmar este libido, por suerte hoy en la noche me visitaría una de las chicas de Jacob, definitivamente necesitaba descargar mi enorme excitación en alguien. El sueño que tuve fue reparador, un ruido me despertó de golpe haciéndome levantar inmediatamente, abrí mis ojos y la luz aun era intensa en la habitación, talle uno de mis ojos y mire la figura escultural de mi sexy enfermera que estaba parada en el medio de la habitación.
- ¿Qué hora es?— le pregunte a un medio dormido
- Las 6 en punto
- ¿ya te vas?—
- Sí señor, mi horario término— me dijo, mire el reloj de la pared y casi era la hora en la que me visitarían.
- Desperté justo a tiempo— murmure, mientras la chica se arreglaba tenía que ir al baño a alistarme yo también, me pre de la cama pero un mareo fue lo único que conseguí ganar— ¡maldición!— reclame molesto antes de que siguiera tambaleando sus manos se pasaron por mi cintura apoyándome en ella. mire de reojo su pequeña figura y nuevamente comprobé que era de una contextura extremadamente delgada pero que aun así tenia las proporciones justas y precisas, sus manos se apretaron contra mi cintura enviando todo el calor de sus manos a recorrer la piel de mi abdomen.
- Tómeselo con calma, debe ponerse de pie lentamente— me pidió, muy tarde dije en mi mente, el deseo de probar esa sensualidad despertó nuevamente y con más fuerza, me enfurecí por ser tan débil y no poder controlar mi libido rebelde en frente de una mujer
- No me dé ordenes— me solté— que tenga buenas noches Srta. Swan
- Nos vemos mañana señor Cullen, que pase buenas noches— camino con sus cosas, de uno de sus bolsillos cayo una tarjeta, me agache rápidamente sin que ella se diera cuenta y la cogí, el número de teléfono y todos los datos de Emmett estaba anotados. Una furia desconocida se formo en mi pecho, si ellos pretendían formar un romance no sería bajo mi techo.
- Un momento— la detuve
- ¡vaya!— sonreí burlesco— Emmett no pierde el tiempo y veo que usted tampoco— su cara se torno primero pálida y en solo unos segundos paso al mismo color de los tomates, sonreí al ver tan repentino cambio de expresión
- Buenas noches— me contesto cogiendo la tarjeta y retirándose lo más rápido posible de mi vista
Mientras caminaba me permití observarla y desear aun más ese cuerpo, la mujer había estado menos de 10 horas en mi habitación y ya necesitaba probar su piel ¿Cómo serian sus besos? ¿Cómo sonarían sus gemidos en mi oído? Suspire pesadamente cuando salió cerrando la puerta a su espalda, mi imaginación voló tanto que la erección que había contenido toda la tarde se disparo de inmediato.
Mientras disfrutaba de las pervertidas ideas que se formaban en mi mente mi pedido entro en la habitación, tal como la había imaginado.
- Buenas noches— saludo con un acento ruso— Edward, ¿Cuánto tiempo?
- Ven aquí— le ordene rápidamente
- ¡dios! Estas tan listo amor— gimió mientras pasaba sus manos por mi erección
- Déjate de rodeos y comienza a trabajar— le exigí tirándola hacia la cama.
Sin duda la llegada de esa mujer había cambiado la perspectiva de muchas cosas en mi vida, ¿Cómo lo haría para tenerla cerca sin romperle la ropa y cogerla con fuerza? No lo sabía, de lo único que era consiente es que esa chica había llegado para cambiar mi vida, Isabella Swan era un punto nuevo en esta rutina que jamás volvería a ser como antes, era la luz que se había colado en este mundo lleno de oscuridad.
― Claro que lo es, soy yo el que tengo que parar todos los rumores de que eres homosexual y cuanta cosa se le ocurre a la gente— respire profundamente e intente comportarme pero mi padre me sacaba de mis casillas con una facilidad increíble
― Tengo que cortar, no tengo tiempo para esto, adiós— ni siquiera espere su respuesta y le colgué. El dolor comenzó a palpitar en mi cabeza, nuevamente.
Las dos semanas siguientes fueron las más caóticas, estaba bajo un estrés pesado, tuve que viajar a Canadá, Brasil y Rusia a cerrar unos tratos, cuando volví lo único que me esperaba aquí era mi dolor de cabeza, era día viernes, decidí hacer una llamada que hacia prácticamente todos los días.
― Sara— llame a mi secretaria por el comunicador— comunícame con el Sr. Jacob Black
― Si Señor Cullen— levante el teléfono y el tono comenzó a sonar.
― Black— respondió la voz grave del hombre
― Jacob habla Edward, necesito tus servicios— una sonrisa se escucho del otro lado
― Perfecto Sr. Cullen, ¿características?— pregunto
― Rubia, ojos azules y abundantes atributos— conteste con mis ojos perdidos en las luces de la ventana. Las incandescentes luces de la ciudad me produjeron una puntada que atravesó por mis ojos, hasta eso me molestaba.
― Perfecto, ¿a domicilio?— pregunto
― Si
― En una media hora estará allá.
― Bien, adiós— colgué.
Tome mis cosas y me fui de la oficina, pase por todo el piso a oscuras, era muy tarde casi las nueve de la noche y ya nadie estaba conmigo a esa hora, baje hacia los estacionamientos y mi chofer como siempre me estaba esperando.
― Sr. Cullen, buenas noches—
― James— asentí y me subí de inmediato al auto— a casa— le indique y el hombre cerró la puerta del auto
Escondí la vista de la ventana, las luces de los autos hacían que mi cabeza comenzara a palpitar, nuevamente caía en la rutina diaria. Cuando llegara a casa, en mi habitación y sobre el edredón de mi cama estaría esperando una preciosa mujer, de cabello tan rubios como el sol y de ojos mas azules que el mar. Mi cuerpo se imagino a la fémina que me consentiría esta noche y no reacciono, apreté el asiento de cuero con mis dedos, siempre había sido un hombre que disfrutaba de la belleza femenina y jamás me había visto enfrentado a esta situación, sin duda no sentir el mismo deseo por las mujeres que antes era una preocupación más para mi espalda, no encontraba a esa que hiciera deportar al animal dormido que habitaba dentro de mí. James se estaciono afuera de la casa y abrió la puerta del auto.
― Que pase buenas noches Sr. Cullen— me deseo con una reverencia, respondí a su despedida y entre a la estancia de la casa
― Buenas noches señor— saludo Margarite con una reverencia
― Buenas Noches Sr. Cullen— la voz de Will irrumpió en la sala.
― ¿ha llegado mi visita?
― Claro señor lo está esperando
― Bien, que nadie me moleste— pedí y comencé a subir las escalas
― Sr. ¿acaso no cenara?
― No— respondí girándome a ver al mayordomo
― Pero si no ha comido nada señor, aliméntese por favor. Hoy el Chef ha preparado una delicia.
― No quiero comer Will
― A penas a probado bocado en el día Señor…— intento nuevamente persuadirme, fruncí el ceño y el entendió el mensaje— como usted diga señor— asintió y se retiro.
Subí por los alfombrados escalones de mi casa, a veces estos espacios tan grandes me parecían enormemente solitarios, la casa a pesar de tener calefacción y chimeneas por doquier se sentía siempre fría y desolada, añoraba vivir en la pequeña casa que teníamos cuando mis padres llegaron a vivir aquí, a veces pensaba en cambiar todo por irme a vivir allá, siempre habían sido tiempos muy felices. Entre en la habitación y una hermosa piel cubierta solo por un brasier y un liguero fue lo que me recibió.
― Pensé que jamás me pedirías— me dijo la mujer con una suave y sexy voz— te extrañaba Edward
Se acerco a mí y como siempre no le di tiempo para hablar de mas, no me gustaba establecer contacto o conversaciones con estas mujeres su única tarea en mi cama era satisfacerme, por eso les pagaba. La chica se subió rápidamente a ahorcadas mías y comenzó a hacer su trabajo. Sentí por un momento un ápice de deseo, una pequeña llama se encendió en mí pero fue rápidamente apagada. ¿Qué demonios pasaba por mi cabeza? Al parecer nada. Sentí una furia que apareció de lo más profundo de mi ser, estaba molesto, enojado y me sentía totalmente enrabiado conmigo mismo, ¿Por qué demonios ya no podía disfrutar ni siquiera del sexo? ¿Acaso eso también me estaba prohibido?, la rabia broto de mi pecho reaccione de mala manera, tome a la mujer que esta sobre mi y la lance con furia a mi cama, ella como siempre solo demostró una sonrisa en su rostro, esa eran una de las cosas que odiaba de aquellas mujeres de la vida, las emociones las perdieron hace mucho tiempo.
― ¡Edward!— gimió cuando comencé a acariciarla con fuerza bruta, mis manos prehistóricas recorrían su piel con más fuerza de lo normal, el acto sexual fue lo mismo, duro, frio y sin una gota de sentimientos, sexo puro y duro nada más.
― Lárgate— le dije mientras salía de su cuerpo y me paraba
― Como tu órdenes cariño— me dijo haciéndome enfadar aun mas, solo era una prostituta barata, nada más.
Camine hacia el baño y me encerré hasta que la mujer se fue de la habitación, Salí cuando estuve completamente solo, me puse la bata de dormir y me senté en la cama acompañado de este maldito dolor que no me dejaba en paz. La cabeza la sentía pesada al igual que todo mi cuerpo, cada parte de mi dolía de una manera poco convencional, las imágenes de hace solo unos minutos se agolpaban en mi cabeza, en este punto de mi vida ni siquiera sabía quién era, la verdadera esencia de mi ser se había ido en cada uno de estos furtivos encuentros. Una sobrecarga de dolor y molestia se agolpo en mi cabeza.
― ¡ah!— grite llevándome las manos hacia mis sienes, la presión y los mareos que sentían me hicieron ovillarme en el suelo, grite cuanto más pude, el dolor era algo insoportable. Mientras la negra inconsciencia me llevaba nuevamente sentí unas manos cálidas que sujetaban mi cara con fuerza, solo unos minutos más tardes el negro fue lo único que pude presenciar.
― Edward…. Edward— Una voz conocida me llamaba— Edward despierta, Edward— nuevamente pronunciaban mi nombre, intente abrir mis ojos pero se sentían pesados, con gran esfuerzo logre entreabrirlos un poco para mirar el blanco casi radiante de la habitación en la que estaba, no necesite mucha cabeza para saber de inmediato que me encontraba en un hospital.
― En Houston, en una clínica— me dijo la voz conocida, levante un poco mi cabeza y pude ver que Emmett estaba a mi lado
― Emmett, susurre ¿Qué paso?— pregunte con voz pastosa
― Nuevamente tuviste una fea crisis, Will te encontró en la habitación en el suelo y gritando de dolor, luego te desmayaste y decidimos que ya era tiempo de hacerte los exámenes. Esto paso por exigirte demasiado y no hacer caso— me reprendió, gire mi cabeza y asentí, sabía que era verdad pero era muy orgulloso como para aceptarlo.
― ¿Cuánto llevo dormido?
― Mucho— comento con una pequeña risa— tres días amigo, tres largos días.
― Demonios— gemí con enojo.
― No te sobresaltes te aseguro que eso no te hace bien, será mejor que intentes dormir un poco.
― Lo hare.
― ¡Ah! Antes de que se me olvide, creo que ahora sí que me harás caso en lo que te digo ¿no?
― Intenta persuadirme
― Edward necesitas estar en cama, tengo miedo que estos ataques te den en la calle o en algún lugar peligroso como al lado de una escalera o en el asesor, debo decir que desde ahora en adelante estarás en reposo hasta nuevo aviso
― ¡maldita sea!— grite lo más fuerte que pude pero le concedí la razón
― Lo lamento es por tu bien, también quiero pedirte que contrates a alguien para que este contigo, creo que una enfermera estaría bien
― ¿una enfermera? ¿acaso tú no puedes hacerte cargo de mí? Te pagare lo que sea
― No es el dinero, sabes muy bien que poco me importan los millones de tu cuenta corriente, lo hago por tu salud, yo tengo mis pacientes que depende de mí no podre estar las 24 horas pendientes de ti, creo que necesitamos a alguien que te vea por el día mientras estas más vulnerable, he notado que por las noches no tienes crisis solo en el día.
― ¿crees que una enfermera será suficiente? ¿Por qué no mejor un doctor?
― No, una enfermera estaría bien. Me imagino que tú conoces a alguien que te pueda ayudar.
― Sí, tengo una amiga que trabaja en el County General en Chicago, la llamare para ver si ella me puede recomendar a alguien.
― Perfecto, esta semana estaremos aquí ya que quiero practicarte millones de exámenes creo que la chica podría comenzar desde el lunes en adelante.
― Está bien, hablare con ella.
― Bien, ¿quieres que llame a alguien para avisarle que estas despierto?
― A Will— le dije mirando las ventanas
― Bien, el está afuera lo llamare.
― Gracias Emmett
― De nada amigo— me dijo, sonrió y salió de la habitación.
Una hora más tarde estaba marcando el número de Kerry una conocida muy querida de mi juventud.
― Kerry Weeber— respondió
― Hola Kerry soy Edward Cullen, ¿Cómo estás?
― ¡Edward! qué alegría saludarte, bien ¿y tú?
― Mas o menos, necesito que me hagas un favor, quiero que me des el nombre de alguna de tus mejores enfermeras
― ¿enfermeras? ¿necesitas algún cuidado especial para tu familia?— pregunto con duda
― No, en realidad es para mí, estoy delicado de salud y necesito que alguien me atienda
― Bien entiendo— comenzó pensar— creo que tengo a la chica perfecta para ti, ¿no importa que sea chica cierto? Te aseguro que ella es una de mis mejores discípulas, fui su maestra en la universidad y se graduó con honores, es la mejor de mis filas.
― Qué bueno entonces háblale de mi caso y mandare a mi gente a hablar con ella. también le pediré a mi doctor de cabecera que te llame para explicarte en que consiste el trabajo él sabe mejor de lo que se trata.
― Está bien, no te preocupes que hoy día mismo hablare con ella.
― Gracias, te debo una
― Claro que no, es un placer ayudarte, cuídate mucho y estaré al tanto de tu estado por si necesitas algo más.
― Gracias, nos vemos, adiós
― Adiós
¿Una enfermera?, no podía ser tan malo después de todo, esperaba que no me mandara a una ineficiente, odiaba a las personas lentas o que no saben hacer su trabajo. Me quede recostado pensando en cómo habían pasado las cosas, hace solo 2 meses estaba perfectamente y ahora era casi un inválido que dependía de los cuidados de terceros. Unas horas después Emmett apareció en la habitación preguntando por la enfermera le di las noticias y el teléfono de Kerry, también le pedí que preguntara los datos de la mujer ya que como siempre la mandaría a investigar, no podía meter cualquier gentuza en mi casa.
El Viernes por la tarde recibí la llamada que tanto odiaba, mi padre se había enterrado que estaba en el hospital y llamo iracundo para saber lo que pasaba.
― ¿Por qué demonios estas en un hospital?—respire pesadamente e intente controlarme
― Eso no te incumbe— respondí con los dientes apretados
― Claro que si, haz dejado sola la presidencia y en manos de un inepto como Frederick, esta ha sido la gota que rebalsó mi vaso, he decidido mandar a Aro a hacerse cargo de todo
― ¡QUE!— grite haciendo que la cama saltara— ¡no puedes hacer eso! Ese grandísimo hijo de…
― ¡no lo ofendas! Porque esa misma puta que ibas a decir es una de las mejores amigas de tu madre, chiquillo insolente. Será mejor que te cures esa lengua que tienes y aceptes mi decisión, Aro tomara el poder de la empresa
― ¡no te lo permito! Mándalo, pero no hará nada de mis acciones. Te recuerdo que el presidente de esa compañía soy yo y no permitiré que alguien como él me subrogue.
― ¡al demonio con quien seas tú!, para mi tú no eres nada ni nadie así que confórmate con ceder el puesto que debió ser de el por años.
― ¡mierda! Papa ¿Por qué demonios le das tanta confianza?, no puedo creer que lo metas en nuestros negocios, el no es nadie
― Al igual que tu, así que no te preocupes que será parejo el trato— apreté el teléfono y contuve aquella lengua filosa, tenía una sarta de groserías y puteadas para decirle pero me contuve, en alguna parte muy escondido aun había un poco de respeto por su persona, si él no existiera yo nunca habría nacido, el respeto se lo tenía a mi concepción porque el que le tenía a él como padre lo había perdido hace bastante tiempo
― Sabes que ¡hace lo que te plazca!, ese mal nacido no puedo hacer nada si no le firmo un poder porque el accionista mayoritario soy yo, pierde su tiempo al venir, desde ya te advierto que Frederick seguirá ocupando mi puesto y Aro como siempre será un subordinado más.
― ¡maldito! Siempre dando problemas, maldigo la hora que en te engendre
― Y yo maldigo la mala suerte de que seas mi padre, por suerte solo compartimos el apellido y un poco de sangre, no tengo tiempo para tus malditas objeciones, vete al demonio papa, adiós— corte el teléfono y con toda la rabia que tenia lo lance contra una pared, se hizo mil pedazos.
―
Ahora sí que podía estar horrorizado, con todo esto la carga que tenía en mi espalda se triplicaba, ¡demonios! Con Aro todo el tiempo metiendo sus manos en mi empresa estaba seguro que algo pasaría, ese maldito engendro lo único que esperaba es verme caer, sabia de sobra que mi puesto a sido su ansia desde que nos conocemos, el mal nacido se hizo amigo de mi padre para luego convertirse en su mano derecha, sabía que todo había sido mi culpa… si tan solo no hubiera cometido tantos errores en mi juventud, pero no era momento para recriminar nada, lo hecho, hecho estaba no podía volver el pasado atrás, lamentablemente.
El día domingo llego en un abrir y cerrar de ojos, los resultados de mis exámenes me los enviarían a Chicago así que no quedaba más que volver a mi casa a ese maldito encierro del que iba ser preso, cuando ya estaba instalándome nuevamente en mi habitación Emmett comenzó a darme las recomendaciones.
― Bien Edward, ya estás en casa así que de ahora en adelante prohibido trabajar, esforzarte y salir
― Esto se convertirá en una pesadilla— murmure enojado
― Pero es la que te cuidara, espero que seas amable con Isabella
― ¿Isabella?— pregunte— ¿así se llama la enfermera?
― Si, su nombre es Isabella Swan. ¿no lo sabías?
― No, mande a mis hombres a hablar con ella pero no pregunte su nombre, poco me interesa el nombre de mi carcelero.
― ¡vamos! No seas tan melodramático te aseguro que no será tan terrible como tú dices.
― Eso espero— refunfuñe— ojala tenga aguante, no esperes que la trate bien solo porque es mujer— cruce mis brazos sobre mi pecho
― Contigo no se puede tranzar nada ¿cierto?, la cosa es simple, ella será tu enfermera, estará contigo siempre y todo lo relacionado con medicina es ella quien tiene la razón, tu no.
― Maldito Emmett— susurre
― Te aseguro que cuando estés bien me lo vas a agradecer. Isabella llegara mañana temprano, yo vendré en cuanto pueda a entrevistarme con ella, ojala que cuando llegue ella todavía este trabajando— bromeo pero yo no lo encontré gracioso— te recetare algo para el genio Cullen, estas muy plomo
― Ya vete ¿sí?, quiero dormir tranquilo antes de que comience mi encierro
― Está bien, nos vemos mañana.
― Adiós— me oville en la cama e intente dormir.
Segundos, minutos, horas y más horas, aun estaba despierto el sueño parecía haberme abandonado, cuando ya era noche Will entro en la habitación.
― ¿Cómo se siente Señor?— pregunto al lado de mi cama
― Bien, ¿paso algo?
― Si, en realidad. Llego el informe que pidió sobre la nueva enfermera, la Señorita Swan.
― ¡ah! Qué bien— el mayordomo me extendió una carpeta de color azul, me enderece en la cama y la deje sobre mi regazo— Emmett me dijo que la mujer llegaría mañana temprano así que primero ven a la habitación y verifica que esté listo para después hacerla pasar.
― Como ordene señor
― Ahora déjame solo, gracias—
― A sus órdenes, que pase buenas noches
― Gracias, igualmente— el mayordomo asintió y salió rápidamente de la habitación.
Abrí la carpeta y dentro había un archivo de solo 3 hojas, comencé a leer y la vida de mi enfermera era de lo más común posible. Yo solo mande a investigar su vida académica y su historial policiaco, no tenía más interés en ella. Leí el informe y todo estaba bien, agradecía tener conocida como Kerry que podía asesorarme en este tipo de cosas, así no tenia que yo haber escogido a la mujer, sería una verdadera tarea. Deje el informe en mi buro, con lo que leí era más que suficiente, me recosté en la cama mirando el techo, ¿Cuándo demonios acabaría esta pesadilla? Todo estaba recién comenzando y lo único que quería es que acabara, las pastillas funcionaban maravillosamente, en solo unos cuantos minutos el sueño bajo rápidamente enviándome al mundo de los sueños.
A la mañana siguiente me desperté más temprano de lo normal, el saber que hoy no podía ir a trabajar creó una cierta ansiedad en mí, estaba molesto, rabioso, Emmett me había prohibido hacer lo que más me importaba en la vida y por lo que precisamente "vivía". Estaba algo nervioso, la semana pasada había dejado al mando a uno de los directivos de la compañía, confiaba plenamente en el pero con Aro dando vueltas por todas partes no me podía asegurar de que todo marchara bien, de seguro mi padre sería el más feliz si cometiera algún error para dejarlo a él a cargo pero eso jamás se lo permitiría, no era por vanidad o por orgullo es por demostrar que yo soy tan o más competente que él, mis errores del pasado no podría enjuiciarme toda la vida, algún día mi padre terminaría por entender que yo había cambiado y era un hombre diferente ahora. Eran las siete con cincuenta de la mañana y el timbre de la casa sonó, la nueva enfermera había llegado. No paso mucho tiempo hasta que sentí el suave golpe en la puerta y el cuerpo de Will entrando por ella.
― Buenos días Señor, la Señorita Swan ha llegado— anuncio a los pies de cama
― Bien, llama a las criadas, mientras me baño quiero que arreglen la habitación.
― Si señor— me pare de la cama y me fui a al baño, disfrute como nunca la ducha, mientras el agua recorría por la piel de mi cuerpo comencé a pensar en el trabajo, mala idea resolví solo unos segundos más tarde inmediatamente una punzada de dolor atravesó mis sienes y un mareo la siguió. Me afirme en la baldosa de la muralla e intente componerme, cuando salí de la ducha hacia el baño aun sentía los residuos del intenso mareo, apoye mis manos en el lavabo y respire pesadamente para calmar las molestias. Pasaron unos cinco minutos antes de que me sintiera bien, tenía la cabeza un poco mas despejada y clara. Me vestí con un pantalón casual y una sudadera, cuando salí del baño todo estaba como yo quería, la cama perfectamente armada y lista para recostarme nuevamente.
― ¿no ha llamado Emmett?— pregunte mientras me metía en la cama, pase las manos por mi húmedo cabello.
― No señor, pero de seguro vendrá.
― Si ya me había comentado, en fin… no alarguemos más la situación, dile a la mujer que pase— le indique, Will salió junto a las muchachas. Espere unos segundos más, la luz se coló con fuerza por las ventanas cuando la puerta se volvió a abrir el mayordomo entro por ella seguido de una mujer.
Sus ojos bailaban a través de la habitación memorizando todo a su paso, la chica no debía pasar de los veintiocho años de edad, era de contextura extremadamente delgada y de estatura baja, fije mis ojos en ella tenía una figura completamente deseable, su cabello era de un color chocolate intenso. Sus ojos terminaron su recorrido y se fijaron en los míos, inmediatamente sentí la potencia de aquella mirada, su mano se recargo en el arco de madera y me dio una vista de su curvada cintura, tenía un enorme abrigo sobre sus hombros pero aun así se podía adivinar la contextura que tenia. Sin explicación alguna mi piel fue atravesada por una ráfaga de cosquilleos, su intensa mirada trajo a mi piel las más extrañas sensaciones, la de ella era de un color extremadamente blanco al igual que la mía. Aun nos seguíamos mirando no sé cuantos segundos pasaron pero parecían eternos, mi primera impresión podría describirla solo con una palabra, Electricidad…
- Sr. Cullen— me llamo la voz de Will pero por más que me llamara no podría haberle quitado los ojos de encina, algo en el color de sus ojos y en su rostro me había dejado prendado le presento a la señorita Isabella Marie Swan, ella es la nueva enfermera que se hará cargo de su cuidado.
- Buenos días Sr. Cullen— saludo con la voz más armoniosa que había escuchado desde hace mucho tiempo, era como había dicho, algo en ella me impedía quitarle los ojos de encima. Su mirada se intensifico, ni siquiera pensé en corresponderle el saludo, solo quería observar esos ojos y leer su mente, mi mirada intento buscar algún defecto visible en su rostro con el cual desprenderme de aquellos ojos pero me fue completamente imposible. al tener tanto tiempo mis ojos en ella, sus mejillas tomaron un débil color cereza, se había sonrojado, debo decir que fue una completa sorpresa hace años que no veía a una mujer sonrojarse solo por una mirada, las mujeres con las que yo trataba habían perdido la vergüenza hace mucho.
- William— dije con voz suave, la mujer levanto de inmediato su vista y pasó sus ojos en mí nuevamente, sentí el poder de esos ojos achocolatados sobre mi rostro.
- ¿si señor Cullen?
- ¿Le has explicado a la Srta. Swan las normas de esta casa?
- Si mi señor, ella ya está al tanto de todo.
- Entonces llama a Emmett para que se entreviste con ella.
- Si señor
- Ahora déjanos solos— le pedí, quería ser el único que mirara esos ojos en mientras estábamos los dos en la misma habitación. La observe por unos minutos mas pero ella no parecía reaccionar, estaba parada como una estaca en el suelo observándome, intente reprimir lo mejor que pude una sonrisa— ¿piensa quedarse ahí todo el día o comenzara a trabajar?— le pregunte con voz grave y autoritaria, esperaba que no fuera una completa incompetente.
- Claro que no… disculpe.
Se comenzó a mover rápidamente pero al parecer no sabía dónde, se paro en el medio de la habitación con sus pertenencias en las manos y me pregunto donde las podía dejar, le indique los sillones de la sala de estar prefería que no anduviera rondando por la casa todo el tiempo. Ella se fue directamente a la mesa donde Emmett había acomodado unas cuantas cosas ayer, me había dicho que posiblemente ella podría necesitar estas cosas si había una urgencia.
- ¿Dónde estudio usted?— le pregunte mientras ella estaba absorta en su tarea, ni siquiera se giro para molestarme, me molesto un poco que no lo hiciera, no me gustaba la gente que no me hablaba en la cara.
- Northwestern— respondió
- Buena universidad, ¿la envió Kerry?— pregunte solo para comprobar
- ¿la doctora Weeber?, si ella me envió
- Entonces usted debe ser una excelente enfermera, solo me enviaría a la mejor de sus filas.
- Creo que soy buena trabajadora señor Cullen nada más.
- Modesta también, ¿a caso tiene un ramillete de cualidades escondidas?— le pregunte con algo de sarcasmo ¿a caso era perfecta? Para perfeccionismo me bastaba con la del maldito que estaba en mi oficina en este momento.
- Solo trato de hacer mi trabajo Sr. Cullen— me respondió y soltó un suspiro
- Y dígame… ¿Qué calificación saco en la universidad?— a penas termine de formular la pregunta de sus manos se soltaron algunas cosas que cargaba, se giro y me examino con la mirada, ¿Quién demonios se creía para mirarme así?
- Sr. Cullen la doctora Weeber me envió porque pensaba que le sería de gran ayuda, lo que yo…
- No le permito que me levante la voz, esta es mi casa y usted es mi enfermera, ocupe el lugar que le corresponde. Mucho cuidado con que sus insolencias sean diarias porque no lo permitiré— la rete mientras ella abría su boca sin emitir ningún sonido, el solo hecho me permitió observar sus labios, tenía una boca delgada pero muy carnosa, sus labios eran de un color rosa pálido
- Disculpe mi atrevimiento pero usted no—
- Le vuelvo a repetir y espero sea la última vez, no permitiré jamás que vuelva a ocupar ese tono en frente mío, mis enfermeras son lo que son, enfermeras y nada más, ahora le pido de favor que vaya por mis medicamentos, deseo tomármelos. — sin decir nada mas salió de la habitación en busca de lo que le había pedido, me sentí un poco mal pero debía de establecer las reglas. Cuando entro nuevamente sonreí, si que era hermosa, tenía unas caderas torneadas y una cintura estrecha tal como había predicho, miro a mis ojos y sentí la ráfaga nuevamente pero esta vez hubo algo que me sorprendió bastante, la mujer que estaba parada en frente mío provoco un efecto que hace mucho tiempo no lograba sentir, hubiera deseado pasar mis manos por esa cintura y terminar con mis dedos fundidos en sus caderas— ¿los trajo?— le pregunte
- No señor lo lamento, pero yo no puedo administrarle nada aun— ¿Cómo que no podía administrarme nada? Era una enfermera, nuevamente la idea de su incompetencia se paso por mi cabeza.
- ¿a caso no es enfermera?
- Sí señor, pero como usted sabe no podemos administrar nada sin la orden de un medico, usted debe saberlo ¿no?— claro que estaba consciente, así que tendría que de igual manera llamar a Emmett para todo ¡perfecto!
- Vaya— bufe— entonces hubiera preferido a un doctor, ellos me habrían servido más— le dije con sarcasmo y soberbia, le había dicho a Emmett que era mejor un doctor. La mujer apretó sus puños y salió de la habitación, Emmett tendría que haber llegado ahora me tendría que aguantar los regaños de mi médico, ¿a caso el día no podía ser mejor? Paso un buen rato antes de que la puerta de mi habitación fuera tocada nuevamente, el golpe un poco mas tosco me indico que era Emmett quien tocaba— Adelante— concedí.
Nuevamente sentí las mismas cosas que la primera vez que la chica entro en mi habitación, su caminar, sus curvas, sus ojos… demonios ¿Qué diablos tenía esa chica que me llamaba tanto la atención?, nunca me había fijado tanto tiempo con una sola mujer, jamás había mirado a una por más que la viera pasar mil veces por en frente mío, las mujeres era objetos para usar y desechar pero por alguna extraña razón esta chica te llamaba a admirarla.
- Buenos días Edward— me saludo mi amigo
- Buenos días Emmett, veo que has conocido a la Enfermera Swan— le comente sonriendo— ¿Qué tal?— pregunte
- Es una excelente profesional Edward— me respondió mirándola con una sonrisa tonta en el rostro, ambos se miraron y me sentí completamente aparte de ese mundo, ¿a caso ella y Emmett…?
- Veo hace amigos muy rápido Srta. Swan— comente molesto, esa mujer tenía algo que me confundía, no podía estar con Emmett si no jamás podría averiguar qué era eso que me hacia mirarla y no poder desprenderme de ella.
- Somos colegas— respondió girándose hacia el expediente, mire su espalda y mi mente comenzó a alucinar, podía ver claramente mis dedos recorriendo su espalda, ¡demonios! ¿Qué me estaba pasando?
- Que fácil es relacionarse— comente con pesadez, aun tenía mis ojos pegados en su espalda de pronto ella se giro y sus intensos ojos chocolate se conectaron los míos, apretó lo que tenía en las manos pero yo gire mi rostro, no entendía que demonios era lo que me prendaba— ¿no has recibido mis exámenes?
- No Edward, estará la próxima semana— me dijo— Bueno Bella, ahora examinare a Edward, asísteme por favor.
- Claro— le dijo.
Observe cada uno de sus movimientos, mi piel se lleno de pequeñas cosquillas al saber que pondría sus manos en mi cuerpo ¿Qué era esta sensación?, ¿estaba necesitado? Ayer había tenido sexo, no entendía como podía tener esta ansia y estos pensamientos por aquella mujer
- acércate— le pido Emmett, ella se cambio de lado y quedo al otro extremo mío— vamos Bella ayúdame a palpar su vientre— miles de cosquillas se dispersaron por todas partes. Tenía sensaciones extrañas que jamás habían aparecido antes.
Clave mis ojos en una sola parte, tenía que hacerlo ya que si no comenzaría a mirar como sus manos tocaban mi vientre.
- Súbele la camiseta necesito que palpes directamente a la piel— le ordeno Emmett, al parecer la muchacha estaba nerviosa sus manos temblaban al igual que la mayoría de su cuerpo, tenerla tan cerca fue despertando lentamente algo que no sabía que aun estaba dentro de mí.
- ¿te ayudo?— le pregunte, ella solo me miro con sus enormes ojos y asintió, en ese momento creo que lo que estaba emergiendo en mi se hizo aun más potente, por primera vez en mucho tiempo mi Libido salió a flote con solo una mirada de esta mujer. Tome mi polera y me la quite rápidamente dejando al descubierto mi torso, me recosté nuevamente en la cama, un escalofrió me atravesó al sentir el aire helado en mi piel descubierta.
Nuevamente puse mi vista en la nada justo antes de que sus dedos tocaran mi piel, daba gracias a dios por haberlo hecho antes de que ella me tocara. Cuando Isabella poso sus dedos en mi abdomen mi libido se disparo a velocidades inalcanzables, reprimí todo tipo de muecas, quería cerrar los ojos y por primera vez gemir ante el contacto de la piel de una mujer. Las manos cálidas de la mujer tocaron mi abdomen de arriba hacia abajo, muy pronto mi cuerpo se prendió con solo sus dedos, mi ávida mente comenzó a imaginar todo tipo de situaciones que yo ya había experimentado pero en ninguna de ellas había sentido este deseo tan grande recorrer toda mi piel, la mujer despertó en solo unos minutos todo el maldito deseo que cientos de mujeres habían intentado sacar a flote sin ningún éxito.
- Bella— la llamo Emmett, sentí que dio un pequeño salto
- ¿sí?
- ¿Cómo está el abdomen?
- Blando
- Bien, sigue entonces, auscúltalo por favor.
- Si— respondió y se alejo de mí, al momento de partir sentía mi Libido ardiendo al cien por ciento.
- deje unas cosas en mi maletín, iré por ellas— anuncio mi amigo, sentí el resbalar de algo y el estetoscopio que le había regalado a mi amigo hace un tiempo impacto de lleno en el suelo
- Cuidado— le advertí— ese fue un regalo para Emmett y sale caro.
- Lo siento—se disculpo, Emmett me regañó solo con su mirada y salió de la habitación
- ¿sabes ocupar eso?— se sentó en la cama a auscultarme quedando extremadamente cerca mío
- Claro… que si—
- Entonces ocúpalo— la apure, tener a esta mujer cerca mío no era recomendable, definitivamente tenía que alejarla de mi lado si no mi integridad y la de ella misma correrían peligro, mis bajos instintos no podía despertar y menos con ella. frunció su ceño y comenzó a trabajar. Sus manos se posaron en mi pecho, el estetoscopio recorría mi pecho escuchando los latidos de mi corazón, tuve que hacer un enorme esfuerzo por tranquilizarlo y no evidenciar todo lo que pasaba dentro de mí. El estetoscopio se poso en la mitad del pecho, sentí una llamarada de calor en toda la zona que había tocado
- Mi corazón está aquí— le susurre, tome su mano y la dirigí hacia donde estaba mi tranquilo y controlado corazón pero fue el error más grande que podría haber cometido. Mi mano tomo la suya despertando definitivamente todo el deseo que había sido contenido ¿ella había despertado mi libido? ¿pero qué demonios tenía ella para excitarme de esta manera? ¡me tenia completamente envuelto en la sensación que me daba su suave piel
- ¿Qué… que…?— pregunto tartamudeando, iba a contestarle pero la puerta nos interrumpió, quite rápidamente mi mano al igual que ella.
- Lávate mejor tu cara, tienes una basura en tus ojos— le mentí haciendo para atrás, no soportaba tenerla cerca de mí, producía cosas que ni yo mismo sabía si podía controlar.
- Vas a tener que recordarle a esta señorita como se ocupa esto Emmett— dije enviando la conversación hacia otra parte.
- Edward, dale un respiro es su primer día— me pidió Emmett mirándola con pena, ella se paró de la cama y comenzó a hablar.
- Su corazón parece estar muy bien al igual que su respiración, doctor— se giro hacia la ventana y se perdió en el paisaje.
Comencé a comentarle a Emmett lo que había pasado esta mañana y unas cuantas cosas más, sin poder evitarlo cada vez que pude mire su inerte cuerpo, no podía evitar sentir deseos de ir y pasar mis manos por su cintura y pegarla a mi cuerpo, con solo tener esas ideas mi erección se comenzó a formar, estaba dura como hace mucho tiempo no pasaba. Definitivamente esta mujer era una bomba de sensualidad, escondida bajo ese traje de enfermera estaba la cura que me había hecho despertar de mi letargo sexual.
- Bella, adminístrale ahora los medicamentos, cuida muy bien las dosis ya que son bastante potentes—le pidió Emmett una vez que había terminado de examinarme
- Claro que sí, no te preocupes.
- Vaya Emmett— comente con molestia— ¡que familiaridad!
- Bien Edward, te dejo para que duermas, Isabella ¿me acompañas?
- Claro— respondió y se encamino rápidamente hacia la puerta.
Ambos salieron de la habitación dejándome completamente solo, rápidamente me pare al baño e intente relajarme, mire en el espejo y solté ese gemido que tenia atragantado en la garganta, la mujer me excitaba como hace mucho nadie lo hacía ¡pero si ni siquiera andaba con algo sexy o sus acciones eran premeditadas!, la chica realmente tenía algo que llamaba mi atención a niveles alarmantes.
- Sr. Cullen— me llamo asustándome, me lave la cara e intente desaparecer la poca excitación que ya quedaba— Sr. Cullen— volvió a insistir, la voz se sentía cada vez más cerca— Sr. Cullen, Sr. Culle— golpeo en la puerta del baño, aun no estaba lo suficientemente compuesto como para salir por lo que mi respuesta fue un poco agresiva
- ¡ACASO NO PUEDO VENIR SOLO AL BAÑO! O ¡HASTA ESO ME VAN A CONTROLAR!— le grite desde adentro. Cuando ya me sentía listo para salir ella estaba en la parte más recóndita del cuarto— ¡Dios mío! Te convertirás en mi sombra— le reclame mientras salía del baño con dirección a mi cama
- Lo lamento mu…
- No quiero tus disculpas, remítete a hacer lo que te corresponde. Dame mis medicamentos— asintió y me paso mis pastillas con un vaso con agua— Toma— le devolví el vaso después de la segunda dosis de agua— guardan silencio, cada vez que tomo esto debo dormir ya que si no estas pastillas me marean— necesitaba dormir y concentrarme en cualquier otra cosa que no fuera la mujer que tenía en frente—
- Está bien, le cerrare las cortinas
Me gire en contra de ella para solo no mirarla, en mi habitación sentía una extraña y deliciosa fragancia, creo que eran Rosas o alguna flor mas, la fragancia calo por mis sentidos y se grabo en mi memoria sensitiva ¿así olería su piel?, apreté las colchas de mi cama para reprimir la nueva oleada de deseo que apareció en mi cuerpo, necesitaba calmar este libido, por suerte hoy en la noche me visitaría una de las chicas de Jacob, definitivamente necesitaba descargar mi enorme excitación en alguien. El sueño que tuve fue reparador, un ruido me despertó de golpe haciéndome levantar inmediatamente, abrí mis ojos y la luz aun era intensa en la habitación, talle uno de mis ojos y mire la figura escultural de mi sexy enfermera que estaba parada en el medio de la habitación.
- ¿Qué hora es?— le pregunte a un medio dormido
- Las 6 en punto
- ¿ya te vas?—
- Sí señor, mi horario término— me dijo, mire el reloj de la pared y casi era la hora en la que me visitarían.
- Desperté justo a tiempo— murmure, mientras la chica se arreglaba tenía que ir al baño a alistarme yo también, me pre de la cama pero un mareo fue lo único que conseguí ganar— ¡maldición!— reclame molesto antes de que siguiera tambaleando sus manos se pasaron por mi cintura apoyándome en ella. mire de reojo su pequeña figura y nuevamente comprobé que era de una contextura extremadamente delgada pero que aun así tenia las proporciones justas y precisas, sus manos se apretaron contra mi cintura enviando todo el calor de sus manos a recorrer la piel de mi abdomen.
- Tómeselo con calma, debe ponerse de pie lentamente— me pidió, muy tarde dije en mi mente, el deseo de probar esa sensualidad despertó nuevamente y con más fuerza, me enfurecí por ser tan débil y no poder controlar mi libido rebelde en frente de una mujer
- No me dé ordenes— me solté— que tenga buenas noches Srta. Swan
- Nos vemos mañana señor Cullen, que pase buenas noches— camino con sus cosas, de uno de sus bolsillos cayo una tarjeta, me agache rápidamente sin que ella se diera cuenta y la cogí, el número de teléfono y todos los datos de Emmett estaba anotados. Una furia desconocida se formo en mi pecho, si ellos pretendían formar un romance no sería bajo mi techo.
- Un momento— la detuve
- ¡vaya!— sonreí burlesco— Emmett no pierde el tiempo y veo que usted tampoco— su cara se torno primero pálida y en solo unos segundos paso al mismo color de los tomates, sonreí al ver tan repentino cambio de expresión
- Buenas noches— me contesto cogiendo la tarjeta y retirándose lo más rápido posible de mi vista
Mientras caminaba me permití observarla y desear aun más ese cuerpo, la mujer había estado menos de 10 horas en mi habitación y ya necesitaba probar su piel ¿Cómo serian sus besos? ¿Cómo sonarían sus gemidos en mi oído? Suspire pesadamente cuando salió cerrando la puerta a su espalda, mi imaginación voló tanto que la erección que había contenido toda la tarde se disparo de inmediato.
Mientras disfrutaba de las pervertidas ideas que se formaban en mi mente mi pedido entro en la habitación, tal como la había imaginado.
- Buenas noches— saludo con un acento ruso— Edward, ¿Cuánto tiempo?
- Ven aquí— le ordene rápidamente
- ¡dios! Estas tan listo amor— gimió mientras pasaba sus manos por mi erección
- Déjate de rodeos y comienza a trabajar— le exigí tirándola hacia la cama.
Sin duda la llegada de esa mujer había cambiado la perspectiva de muchas cosas en mi vida, ¿Cómo lo haría para tenerla cerca sin romperle la ropa y cogerla con fuerza? No lo sabía, de lo único que era consiente es que esa chica había llegado para cambiar mi vida, Isabella Swan era un punto nuevo en esta rutina que jamás volvería a ser como antes, era la luz que se había colado en este mundo lleno de oscuridad.
Chicas este cap lo tube que mandar en 2 partes por que no me entraba pero es el 13. Luz
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
OMG Ebys!!!!....lloreeeee lloreeeeee te juro q llore!!..... parecia q era yo la q estaba ahi......noooooooo q triste!!!...gracias por poner dos capitulos.....!!! me encanta esta historia
Jane- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Si es genialll!!!... yo la leí tantisimas veces y te juro que TODAS llore como una marrana . La verdad que la autora TIWII se pasooo!!!!...
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
siii...uhhh como sufreeee...pobresilla!....espero q despues de todo ese lio todo sea felicidad...me muerooooooooooo si no es asi
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Ahí esta mi lado malvadooo muuuuaaaaaaa... no te lo voy a decir mmmuuuaaaa
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
sabes que cuando empece a leer el capitulo q se llama LUZ ......comence leyendo eso de q estaba encima de una mujer....y yo.....BELLA QUE HACE CON UNA MUJER???....jajajajajaja....tan mal quedo pense q se cambio de bando jajajajajajaja
Jane- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
JAJAJAJAJAJA.... POR DIOSSSSS JAJAJAJ Como me haces reir Jane.... ¿no viste que decia POV Edward despues de LUZ JAJAJAJAJA
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
oooohhh!
sube uno pronto pliis!!!
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Ebys Cullen escribió:JAJAJAJAJAJA.... POR DIOSSSSS JAJAJAJ Como me haces reir Jane.... ¿no viste que decia POV Edward despues de LUZ JAJAJAJAJA
te juro q no Ebys!!....estaba tan ansiosa por seguir leyendo q ni me fije....hasta despues empece a leer y quede WHAT??....entonces volvi al comienzo y vi jajajajajajajajajaja!!...q muerto de la risa estuvo
Jane- .
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"CORAZON DE HIERRO" (+18)
Historia Beteada por Gabriela (- Lady Ava'dore-)
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
14. NECESIDAD, EDWARD POV
― Buenas noches— saludo con un acento ruso— Edward, ¿Cuánto tiempo?
― Ven aquí— le ordene rápidamente
― ¡dios! Estas tan listo amor— gimió mientras pasaba sus manos por mi erección
― Déjate de rodeos y comienza a trabajar— le exigí tirándola hacia la cama.
― ¡eres tan apasionado!— gimió cerca de mi oreja.
La lance sin pudor hacia la cama, la mujer cayó sobre el edredón y comenzó a arrastrarse como una gata en celo por encima de la cama, mire su anatomía, tenía unas largas piernas, unos ojos de un color muy expresivo y un cabello tan negro como la noche pero si poder evitarlo el libido que sentí con Isabela comenzó a desvanecerse lentamente.
― ¿Qué pasa cariño? ¿no vienes?— pregunto llamándome con un dedo, tenía una sonrisa entre diabólica y libidinosa, su cara decía sexo por donde la mirase hasta sus expresiones se volvían cada vez mas asexuadas. El deseo que despertó aquella mujer seguía ahí pero por alguna razón no reaccionaba con esta mujer ¿Qué demonios tenía esa chiquilla que me había excitado de tal manera?
― Ven aquí, baila para mí— le dije tomándola del brazo y sacándola de la cama, me senté en una de las sillas de la orilla en la misma en la que había estado sentada ella. la chica comenzó a moverse descaradamente encima de mí, acariciaba sus pechos y pasaba sus manos por todo su cuerpo, mire cada uno de sus movimientos detenidamente, su cuerpo parecía esculpido a mano era realmente una chica espectacular pero aun así mi mente estaba viajando hacia otro lugar, hacia un cuerpo o en realidad hacia una persona que era y se veía completamente diferente a esta.
― Eres tan sexy— me susurro mientras refregaba su intimidad sobre mi pantalón, en un día normal mi erección se habría vuelto loca con tal movimiento, la pasión se abría desatado en cantidades alarmantes… pero hoy no era un día normal puesto que sus estímulos no erizaron ni siquiera uno de mis cabellos. Una rabia incontenible fue lo único que sentí dentro de mi pecho, ¡había conocido a la mujer hace solo unas horas!, no podía ser que mi libido haya quedado tan prendado de ella ¡era imposible!
― ¡lárgate de aquí!— le grite apartándola de encima mío, la chica me miro sorprendida y a la vez molesta
― ¿Qué demonios te pasa?— pregunto en ruso
― Nada— conteste en el mismo idioma— dile a Jacob que hiciste tu trabajo y págate igual pero lárgate ahora mismo, hoy no tengo ganas— la chica recogió las pocas ropas que se había logrado sacar y comenzó a caminar hacia la puerta maldiciendo una y otra vez. Tenía una furia que pocas veces había sentido— ¿Cómo demonios puede trastornarme tanto en solo una tarde?— aspire fuertemente y fue peor el olor de ella aun estaba rondando en la habitación. ¿Quién demonios era esa chica?, si antes no tenía interés ahora de tenia que saber quién era ella en realidad, era una necesidad.
Toque el timbre que conectaba a la estancia de Will y las mucamas, comencé a pasearme como león enjaulado por toda la habitación, ¿Quién es? ¿Dónde vive? ¿Cómo es? ¿Tendrá novio?, ¿Quién demonios es Isabella Swan? Cuando ya me había dado unas cuantas vueltas en la habitación Will apareció en ella.
― Sr. Cullen ¿se siente mal?— me pregunto alarmado
― No, no— respondí un tanto ansioso— Will quiero que llames a mi equipo de investigación pero escúchame bien esto es totalmente confidencial, nadie puede saber nada de lo que voy a pedir.
― Si señor como usted ordene, ¿sobre quien hay que investigar?— pregunto mi mayordomo acostumbrado a estas peticiones, me gustaba saber bien con que gente estaba trabajando es por eso que mandaba a investigar siempre a mis nuevas contrataciones.
― A la enfermera nueva, Isabella— Will abrió sus ojos y me miro un tanto sorprendido
― Pero señor, la señorita Swan ya había pasado por su aprobación a caso…
― No, déjame terminar, esta vez quiero saber todo sobre ella, todo. ¿con quién vive? ¿Quién es su familia? ¿Quiénes son sus amigos? ¡todo!— exclame ansioso— si es necesario diles que pueden ocupar más recursos por si necesitan a más gente pero quiero el informe aquí lo más pronto posible a lo mas mañana por la tarde.
― Bien señor, como usted diga— comencé nuevamente con mi paseo, tenía mucho que pensar antes de que llegara ese informe, sentía la mirada de Will en mi pero no me importaba que me viera en este estado, por primera vez en mucho tiempo me sentía realmente atraído a una mujer y no iba a desperdiciar esta oportunidad— ahora déjame solo— le pedí mientras me sentaba en uno de los sillones de mi habitación, Will nuevamente me miro extrañado pero salió sin hacer ningún comentario.
Mi mente comenzó a recordar todo el tiempo que había estado sin estos sentimientos, creo que desde que asumí la presidencia de esta empresa el deseo y el placer de mis relaciones había disminuido con los años. Yo asumí el rol de presidente cuando tenía veintidós años, era solo un chiquillo malcriado y lleno de dudas que tenía un imperio en sus manos. Recuerdo perfectamente que en ese entonces era poco lo que me importaba la presidencia de Cullen Enterprise, la tome más que nada por presión de mi padre y porque Alice nunca quiso hacerse cargo. Lamentablemente cometí muchos errores y creo que por esos estoy pagando ahora, la relación con mi padre se deterioro con el tiempo sin poder evitarlo. Yo me farree el amor que él sentía por mí, fui un estúpido y un inmaduro, realmente era un pendejo inmaduro.
― Níkolas— susurre con la mirada perdida en la inmensidad de la habitación, aun podía recordar el error más grande que gatillo el odio de mi padre hacia mí.
"Ese día íbamos a una fiesta, Níkolas, mi hermano mayor estaba celebrando su titulación en la universidad, el tenia veinticuatro años y yo solo dieciséis. La celebración era en la casa de su novia, Nataly. Papa no sabía que íbamos a salir pero yo estaba tan ansioso por ir que moleste a mi hermano toda la semana para que nos escabulléramos de papa sin que se diera cuenta.
― Eres un niño consentido— me dijo frotando mi cabello— tienes suerte de que te quiera tanto y nunca te pueda decir que no
Me dijo con una sonrisa, mi hermano era casi un padre para mi, era el más atento, mas cariñoso, se preocupaba como nadie de Alice y de mi. Aunque estaba a miles de kilómetros de distancia siempre estaba pendiente de mi, llamaba y preguntaba todas las semanas como me iba en mis estudios, con el podía conversar de todo, simplemente tenia la mejor relación con el, amaba demasiado a mi hermano. Esa noche me vestí con mi mejor ropa, sería mi estreno en sociedad, el próximo año salía del colegio y estaba próximo a entrar a la universidad, era por esa ansia que me comía la curiosidad por ir, ¿Cómo sería ser alumno de universidad?, tenía que ir a esa fiesta como fuera. Con Níkolas nos escabullimos por los enormes jardines de la casa hacia los estacionamientos, sacamos su coche del aparcamiento y salimos raudos de la vista de papa, el jamás me iba a permitir salir tan joven y a una fiesta que consideraba de mayores pero mi querido hermano siempre consentía todas mis niñerías puesto que me ayudo a salir y me llevo a donde yo tanto quería. Cuando llegamos era la sensación, yo era el hermano de Níkolas Cullen, el chico más popular del campus y el graduado con honores de la facultad, me sentía orgulloso de ir a su lado el era como un héroe para mí. La fiesta fue genial, baile y bebí más de la cuenta a eso de las tres de la madrugada fui por Níkolas pero él estaba en peor estado que yo, sentí un poco de miedo ya que no podía llamar a mis padres y decirles que ambos estábamos borrachos, definitivamente esa no era una opción, decidí esperar hasta que se me pasara un poco la borrachera y me llevaría a mi hermana daba gracias a Dios que me había enseñado a conducir ese mismo verano. Al paso de una hora ya casi no quedaba casi nada de alcohol en mi cabeza puesto que tome a Níkolas quien estaba completamente borracho y lo empuje hacia el auto para poder irnos a casa y entrar sin que nadie nos descubriera.
Como pude encendí el auto y me fui por la carretera, todo estaba tan tranquilo que nada me hizo presagiar lo que pasaría solo unos minutos más tarde, un enorme camión carguero nos choco de frente matando a mi querido hermano en cosa de segundos, yo Salí con múltiples quebraduras y casi en coma pero sobreviví, yo lo hice pero mi hermano no. Mi padre hasta el día de hoy me culpa de la muerte de él, de su primer hijo, de su favorito, del próximo presidente de Cullen Enterprise. Aun podía recordar su reacción cuando desperté.
― ¡Edward! despertaste— dijo mi madre cuando entro en mi habitación, por lo que el doctor me conto llevaba casi un mes en coma pero aun nadie me había querido decir lo que paso con mi hermano.
― ¡Tú!— grito mi padre entrando por la puerta— ¡maldito hijo de puta!— se abalanzó contra la cama tomando del cuello para ahorcarme, sus ojos reventaron en lagrimas— ¡tú lo hiciste! ¡tú lo hiciste! ¡tú lo mataste! ¡me quitaste a mi hijo!— gritaba mientras apretaba mi cuello, a mi alrededor los gritos desesperados de mi madre se perdían junto con mi conciencia, sentí que el aire se me escapaba pero aun así podía pensar, ¿yo lo mate? ¿yo lo hice? ¿a caso yo había matado a mi hermano?... si, para mi padre siempre será mi culpa, Níkolas Cullen había muerto por mi culpa y esa será la cruz que tendría que cargar por toda mi vida.
Mi cuerpo se estremeció al recordarlo, mi padre me odiaba porque le había arrebatado lo más preciado para él, yo jamás seria como mi hermano y tampoco aspiraba a serlo pero el siempre me había comparado con el, haciéndome ver cada uno de mis errores. Peor fue el después, yo me vine a estudiar a este país dejando sola a mi familia, pasaron los años y cuando tuve el dinero y el poder comencé a hacer mal uso de mi cargo. Perdí muchísimos millones apostando y derrochándolo en fiestas, mujeres y amigos, sabía que había sido un maldito imbécil, la depresión de nunca haber podido ganarme el cariño de mi padre me llevo a ser un insensato y a gastarme lo que no era mío, siempre he dado gracias a dios que alcance a detenerme antes de que nos fuéramos a quiebra, esos dos errores mi padre jamás me los iba a perdonar para el siempre seria el asesino de su querido hijo y el chiquillo que casi los llevo a la quiebra. Voltee la vista hacia la ventana, la habitación estaba completamente oscura, el tiempo y la vida me habían hecho madurar el error que cometí yo mismo lo arregle, el dinero que tome lo devolví y triplique en poco tiempo pero para Carlisle eso no era suficiente, el siempre quería mas y por supuesto Níkolas jamás habría hecho algo tan horrible como lo que yo hice, yo siempre había sido un error en su vida.
El nuevo día llego dándome una razón más para levantarme, eran casi las siete con treinta e Isabella estaría pronta a llegar, me levante y bañe rápidamente, cuando Salí de mi habitación me encontré a Emmett entrando en ella.
― Buenos días Edward
― Buenos días Emmett, ¿Cómo estás?— pregunte mientras me pasaba la toalla por mi cabello, el refregar y el movimiento me produjeron un mareo, cuando me di cuenta que iba en dirección hacia el suelo Emmett me atajo antes de caer
― Será mejor que te recuestes, aun te dan mareos y dolores
― Si pero creo que son más suaves, no me han dado dolores fuertes.
― Qué bueno, ¿Cómo le fue a Isabella?
― Bien, creo… no puse mucha intención en ella— mentí con maestría
― Espero llegue hoy— bromeo
― Lo hará— si no la iría a buscar, tenía que saber que era lo que me atraía tanto de ella y la mejor forma para hacerlo era tenerla lo más cerca posible.
Emmett me pregunto unas cosas y comenzó a examinarme, cuando menos lo pensé un delicado golpe en la madera de la puerta me hizo sobresaltarme.
― Pase— indique con ansias, por la orilla de la puerta se deslizo una delicada mano, el cuerpo de la señorita Swan entro lento a la habitación y comenzó a recorrerla con sus gráciles pasos. Mi cuerpo contuvo la misma reacción pero aumentada en un tanto, sentí las mismas cosquillas y la electricidad pero esta vez no solo se concentraban en mi libido o en mi excitación si no que recorrieron todo mi cuerpo, sentí un extraño vacio en mi estomago, ¿Qué demonios me pasaba?, la chica me miro a los ojos y creo que la cohibí con la mirada que le estaba dando, mis ojos trataron de absorber lo que más podía de ella, su rostro, sus expresivos ojos, su piel, su cuerpo… un jadeo de puro deseo se junto en mi garganta, trague pesadamente para ahogarlo junto con las demás sensaciones que se concentraban en mi en este momento. ¿Qué estaba haciéndome esta mujer?
― Buenos días— la salude
― Buenos días— respondió seria intento cambiar la vista pero aunque no me mirara mis ojos querían seguirla observando
― Buenos días Bella— la saludo Emmett con una familiaridad que fue como un balde de agua fría.
― Buenos días Emmett— respondió, su piel se torno de un color rosáceo muy fuerte, ¿se había sonrojado por el saludo del? ¡maldita sea!, llevaban dos días en mi casa y ya se había formado un romance entre ellos ¡no podía ser! ¡ella no podía estar con Emmett!, no podía.
― ¿Bella?— pregunte extrañado— ¿Por qué la llamas así?— le pregunte conteniendo la rabia en mis palabras.
― Es el diminutivo de Isabella, ¿no Bella?
― Si es verdad
― Oh— solté un jadeo— veo que se han hecho muy buenos "Amigos"— agregué con sarcasmo
― Claro somos colegas, tu y yo también tenemos una excelente amistad
― Pero nosotros somos hombres— agregue molesto, Emmett estaba de espaldas y la chica lo estaba mirando, unos segundos más tardes nuestras miradas se conectaron y dos sentimientos se esparcieron por mi junto con su mirada, la electricidad y la rabia.
― Bueno Edward, comencemos el día. ¿Bella?— la llamo— asísteme por favor.
― Claro
Estuvieron toda la maldita mañana juntos, él le explicaba cosas y ella muy atenta escuchaba, mi ceño permaneció fruncido la mayoría del día, ¿Por qué me molestaba verlos juntos? Tal vez porque no podía evitar sentir esto mientras la veía, ella era hermosa, tenía que reconocerlo pero su belleza no era como la normal, la que veía día a día con las chicas de Jacob ellas eran unas meras muñecas, Bella era una mujer, real… que sentía y se expresaba que podía realmente sonrojarse y sentir algo más que placer, ella era la persona más humana que había conocido en mucho tiempo, tenia sentimientos y sabia expresarlos eso era una de las cosas que podría decir me atraían y bastante de ella. La tarde llego y con ella los problemas, Will en horas de la tarde entro con la peor de las noticias, alguien en la empresa se había equivocado en unos balances de una reunión muy importante, no sabía porque tenía la sensación de que alguien podía estar coludido con Aro para que todo me saliera mal, sabía que desde la casa no era mucho lo que podía hacer. Le pedí a Will que le diera instrucciones a Frederick que trajera los papeles a la casa no tendría otra opción que hacer el trabajo yo mismo. El hombre llego casi una hora después, venia nervioso, él sabía perfectamente que si pasaba algo Aro tomaría las riendas de la empresa y lo más probable era que muchas de mis personas de confianza salieran de ahí además de toda la gente de escasos recursos que estaba protegida por mí, no estando yo en la presidencia el centenar de obras benéficas que hacíamos al mes se quedarían sin patrocinador, no podía permitirme salir de allí, tenía que mantenerme como presidente.
― Sr. Cullen— intento decirme pero levante la mano para que me dejara hablar
― Respira— le dije, lo necesitaba calmado— dime exactamente que paso.
― Sr. lo lamento… los balances de este mes no los alcanzaron a llevar a corrección, se presentaron tal cual en la junta de accionistas causando un enorme enojo en ellos.
― ¡DEMONIOS!— grite exasperado, tenía a muchísima gente para que se fijaran en esas cosas ¿Cómo se les había pasado un error así?— ¿para qué carajo les pago? ¡explícame!— lo apure
― Para… para hacer bien nuestro trabajo— respondí con pesar en sus ojos, sabía que él no tenía la culpa pero estábamos tan presionados que descargue todo en el, arrepintiéndome al momento después
― ¡entonces porque demonios hacen las cosas mal! Te das cuenta que hemos perdido tiempo valioso en esto. ¡exijo saber quién es el responsable!— exigí
― Es… es… uno de los contadores
― Entonces que sea removido de inmediato, no puedo trabajar con incompetentes— le pedí, si esto se había pasado era porque alguien me estaba jugando chueco, esperaba haber acertado
― Si… si señor
― Ahora déjame los papeles para revisarlos, antes de las 5 quiero que pasen por ellos.
― S..si señor— me relaje un poco al saber que podría corregir esto así el maldito de Aro no intentaría sacarme con esta excusa, me enojaba de manera increíble pensar en los errores de los que se podría aprovechar.
― ¿Qué me ve?— le pregunte al verla tan aborta mirándome, parecía sorprendida, no me gustaba que conociera la faceta dura que tenia pero tenía que ser así con mis empleados, todos sabían por lo que pasábamos y tratábamos de hacer todo correctamente.
― Nada— respondió nerviosa
― ¿piensa que soy muy duro?— le pregunte de repente
― ¿las enfermeras podemos opinar?— me dijo haciéndome sonreír, nadie me había dado una respuesta así nunca, esta mujer era una cajita de sorpresas.
― Si yo se los pido claro que pueden
― Siento decepcionarlo pero eso no está dentro de mis funciones— bufe y mi ceño se frunció. Pasé las siguientes horas revisando todo, tenía que antes de las cinco arreglar este embrollo, cuando ya casi terminaba el maldito dolor de cabeza comenzó a molestarme, fue tanto en un momento que casi no lo podía resistir
― demonios— grite frustrado, tenía que terminar esto, por mi y por todos los que dependían de mi
― ¿sucede algo?— me pregunto desde un rincón, levante la vista, mire sus níveas y hermosas piernas, las tenia cruzadas dejándome ver parte de su muslo.
― Mi cabeza y la vista me están matando, necesito terminar pero me duele demasiado, ¡maldición!
― ¿puedo ayudarle en algo?— me pregunto sorprendiéndome completamente, intente disimular la sonrisa pero de igual manera salió un poco de ella, mi mente voló de inmediato ¿Cómo sería tenerla en la oficina todo el día? una completa tortura…. Tenerla así de cerca tentando mi libido no sería sano para nadie.
― ¿podría hacerlo?— le pregunte con la misma sorpresa
― Claro señor, estoy aquí para asistirlo.
― Bien, entonces podría leerme estos balances en voz alta.
― Claro— me respondió, se paro del sillón pero los libros que tenia sobre su regazo cayeron al suelo esparramándose por todas partes
― lo siento— me susurro mientras los recogía, me pare a ayudarla podía ser prepotente, sarcástico y muchas cosas mas pero un caballero jamás lo dejaría de ser y menos con una dama tan… hermosa como lo era ella, sin duda era un placer ayudarla. Levante unos cuantos libros, mis ojos se fueron de inmediato a la piel de su brazo, su chaqueta se había levantado dejando ver un poco de la piel pero esta la tenia morada, magullones y hematomas se extendían por toda la piel que ahora estaba descubierta. Trato de taparse pero no pudo evitar que me diera cuenta ¿alguien le habría pegado?
― ¡dios!— comente reprimiendo las ganas de preguntarle, no quería que pensara que me interesaba, lo peor fue la respuesta que le di, una completa estupidez— ¡bah!— bufe— si tiene sexo masoquista y duro con su novio no tiene que avergonzarse, cada loco con su tema. Solo dígale que no le deje tanta marca— me levante ante su atónita mirada, deje los libros en un estante cercano y me fui a recostar nuevamente, no sé cuanto rato habría pasado pero ella aun seguía ahí con la vista perdida y los ojos abiertos por la sorpresa de mis palabras, su expresión poco a poco cambio, paso de una rabia a pena en cosa de segundos, mire sus ojos y se pusieron rojos e hinchados ¿a caso quería llorar? ¡maldito imbécil! ¡soy un completo imbécil!
― ¿necesita que le lea?— articulo con los dientes apretados
― Claro— respondí disimulando mis dudas con una sonrisa— prosiga.
Paso leyéndome un buen rato, cuando sus ojos parecían explotar se excuso y corrió hacia la puerta, me sentí mal de inmediato ¡había sido un maldito imbécil! Yo no sabía su historia realmente ¿y si alguien la golpeaba? ¿O tal vez si…? ¡No! No quise imaginarme nada, sabía que esta tarde descubriría todo sobre su vida así que me mordí la lengua e intente calmar mi ansiedad, esperaba no haber hecho demasiado daño con mis inoportunos comentarios. Mientras analizaba mis pensamientos Will entro en la habitación.
― Sr. Cullen…— iba a decirme pero se dio cuenta de la ausencia de Bella— ¿y la señorita Swan?
― Creo que esta en el baño ¿Qué pasa?
― Llamo su jefe de seguridad, hoy en la noche vendrá a entregarle el informe que pidió, dice que vendrá personalmente ya que encontró muchas cosas "irregulares".— me dijo haciendo las comillas
― ¿"irregulares"?— comente arqueando una ceja— ¿a que se referirá con eso?— susurre.
― ¿Qué le digo?
― Déjalo pasar a penas llegue, hoy tendré visitas pero la despachare de inmediato a penas llegue que suba— cuando termine de dar instrucciones Bella entro nuevamente en la habitación, mire su rostro y por primera vez vi unos ojos cargados y una expresión de dolor en su cara. Me sentí mal de inmediato, la mire detenidamente y me fue inevitable esconder una mueca de desagrado hacia mí mismo, era un maldito patán. Nunca me habían preocupado los sentimientos de las mujeres a excepción de mi madre y hermana pero al parecer los de Bella no me eran completamente indiferentes— entonces dejémoslo así Will, ya sabes que hacer— le dije mirándola ella levanto la vista y nos observamos por algunos momentos.
― Srta. Swan— Will llamo su atención— ya son las 6 es hora de que se retire— una expresión de alivio atravesó su rostro, no podía esperar más para que ese maldito informe llegara a mis manos.
― Está bien— recogió todo y rápidamente se despidió
― Hasta mañana— se despidió evitándome por completo
― Hasta mañana Srta. Swan— le respondí sintiendo el rechazo de su mirada.
Salió apresuradamente de la habitación privándome de su impactante presencia. Will asintió a mis órdenes y también se retiro, me levante raudo hacia el baño, me bañe en solo unos minutos, estaba muy ansioso la visita que tenía que recibir era de vital importancia, ese informe tenía que llegar a mis manos. Salí del baño solo con una toalla en la cadera cuando caí en cuenta de que no era la única visita que recibiría hoy.
― Buenas noches— saludo la mujer con tono sensual
― Buenas noches— le respondí— esta noche no necesitare de tus servicios, dile a Jacob que te pague de igual manera, miente y di que hiciste tu trabajo— la chica me miro con asombro pero asintió— ahora retírate— le dije y me dispuse a cambiarme ropa, me metí en mi closet y escogí algo sencillo. Mientras me cambiaba sentí la puerta cerrarse, no me interesaba el sexo con esas mujeres ahora mi cabeza tenía solo a una dentro de ella y necesitaba saber exactamente quien era la mujer que ocupaba mis pensamientos. Mi cabeza comenzó a manifestarse con un pequeño dolor, intente suprimirlo lo que más pude, tenía que leer ese maldito informe, media hora más tarde la puerta sonó y entro la persona que estaba esperando con tanta ansia.
― Buenas noches Señor— me saludo Claude, mi jefe de seguridad
― Buenas noches Claude, ¿traes lo que pedí?— pregunte directo al grano, me senté en uno de los sillones y le indique que lo hiciera también, el hombre abrió un maletín de color negro y saco una carpeta de tono transparente.
― Aquí esta señor pero creo que debería saber que encontré ciertas irregularidades en la vida de la investigada
― ¿cómo cuales?— pregunte arqueando nuevamente mi ceja
― Creo que cuando lea se dará cuenta de lo que digo en todo caso el informe esta completísimo tiene todos los datos que usted podría necesitar, logramos averiguar la vida de la muchacha y la de su familia. Ojala le sirva
― Gracias— le respondí comenzando a leer— ahora puedes retirarte.
― Sí señor, nos vemos—
― Adiós— el hombre se paro y salió rápidamente, las ansias que tenían se desbordaron por las hojas de aquel informe, comencé a leer con desenfreno.
*Nombre: Isabella Marie Swan
*Edad: 25 años
*Profesión: Enfermera titulada (Universidad de Northwestern)
*Familia: Charly Swan (padre, discapacitado), René Swan (madre, muerta), Carmen Grabb (Madrastra), Katherine Swan (hermanastra)
*Antecedentes familiares:
Charly Swan: Abogado, 50 años, discapacitado debido a una embolia cerebral, historial policial intachable. Casado por primera vez con René Swan (Muerta), Casado por segunda vez con Carmen Grabb
René Swan: Muerta al dar a Luz a su primera hija, Isabella
Carmen Grabb: Madrastra de Isabella, madre de Katherine, Esposa de Charly. Mujer con un amplio historial policial, detenida por:
(Cada proceso fue apelado por su abogado luego de ser condenada obteniendo la absolución)
Porte ilegal de drogas Porte ilegal de armasMúltiples detenciones por escándalo publicoHurto simpleLesiones personalesViolencia intrafamiliarConsumo de drogasAlteración del orden publicoHurto agravado (robo con intimidación, ataque contra un indefenso)prostitución
*Condenas:
Violencia intrafamiliar: agresión a un menor (hija) y a un minusválido (esposo) el abogado apelo a la condena ya que la acusada no tenía antecedentes vigentes por tanto se condeno a un mes de prisión privativa de la libertad. La denuncia fue efectuada por la hijastra de la acusada : Swan, Isabella Marie
Como antecedente adicional recabamos la información de que la investigada vive en un barrio de extrema pobreza además de que su padre está enfermo y es ella quien mantiene la casa. Vecinos cercanos al departamento donde ella vive me contaron que hace poco ella había tenido una disputa con su madre que había terminado en la encarcelación de la mujer, la investigada fue golpeada por la acusada pero no fue a constatar lesiones a un hospital. También podemos agregar que la investigada ha buscado propiedades en el último tiempo.
Caí inmediatamente en cuenta, esos eran los moretones que tenia ella en el brazo, su madrastra le había pegado y las huellas de esa agresión se encontraban marcadas en su piel. Apreté las orillas del informe y contuve la enorme rabia que apareció de repente en mi pecho ¿Cómo alguien podía mancillar tan hermosa piel?, me era incomprensible, así que estaba buscando casa, ella de seguro quería sacar a su familia de ese infierno. Seguí leyendo aquellos papeles, la vida de Bella estaba plasmada en esa carpeta, cuando termine de leerlo por cuarta vez era un experto en su vida, podría hasta conocerla mejor que ella ya que habían datos hasta de cuando ella era un bebe. Esa noche al fin pude conciliar el sueño en paz, el molesto dolor de la tarde se había esfumado, creo que mi noche no pudo ser mejor, conocía a Bella un poco mas ahora solo me faltaba descubrir porque me atraía tanto, lo mejor de todo era que ya sabía cómo ayudar, no podía dejarla sola a la merced de esa maldita mujer, sin duda no la conocía pero ya se había convertido en una de mis enemigas.
Los días pasaron rápidamente y aun no podía descubrir que era lo que me atraía de ella, miraba su rostro, sus hermosos ojos y facciones, su cuerpo, sus movimientos, todo, cada cosa me podía dar una señal del porque pero por más que la mirara no podía adivinar lo único que podía hacer era mirarla siempre, observar todo lo que hacía, a pesar de verme como un maldito sicópata o un jefe muy autoritario no me importaba, prefería ser eso a dejar de contemplarla. Habían pasado ya dos semanas de que ella llego, habíamos tenido unas discusiones a lo largo de los días pero nada importante, ella me sacaba de quicio, la personalidad altanera me atraía enormemente me gustaba hacerla enojar para ver a que limite podía llegar, cuando se enojaba sentía unas locas ganas de ponerla contra la pared y… Besarla, besarla como se que nadie lo ha hecho, mi cuerpo se enardecía solo de pensar en probar su boca, estaba seguro que sus besos serian un manjar de los dioses. Un mañana Frederick me llamo completamente preocupado por un proyecto que tenía que iniciar la próxima semana y aun no estaban listas unas autorizaciones.
― Todavía no entiendo porque demonios no han salido las autorizaciones de los arquitectos— le dije después de media hora hablando de lo mismo, estábamos construyendo un edificio en la ciudad de Vancouver y necesitábamos los permisos para iniciar una nueva parte de la construcción, mire el reloj ya eran las ocho en punto, Bella debe estar por llegar. Odiaba que me viera discutiendo con mis empleados, como ya lo anticipaba solo unos momentos más tarde sentí la puerta abrirse y un cuerpo deslizarse hacia dentro— ¡demonios!— grite mirando hacia el jardín de la casona— no me importa, Frederick haz lo que tengas que hacer pero el proyecto de Vancouver tiene que iniciar la próxima semana, no hay mas plazos.
Comencé a darme vueltas como loco, cuando me gire ahí estaba tan imponente y hermosa como siempre, fruncí el ceño por la reacción que provocó en mi, todo tipo de sentimientos pasaron por mi cabeza y mi cuerpo solo con mirarla ¿Cómo podía producir tanto en tan poco tiempo?, había pasado años estando con las mujeres más hermosas del mundo y ahora venia una, solo una que era diferente y lo cambiaba todo, sin duda el sentirla viva cerca mío me hacia desearla aun mas, Bella era una persona que sentía, cosa muy escasa en mi mundo. Comencé nuevamente con mi paseo, observe que ella se sentó en uno de los sillones de la biblioteca a esperarme. Su sola presencia dentro de un espacio cerrado me ponía un tanto nervioso, el aroma de Rosas y otras especias se colaba por mi nariz poniéndome ansioso. Pase mis manos reiteradamente por mi cabello solo para desahogar la frustración que sentía de no poder oler su piel, ¿Cómo sería su aroma? ¿Olería igual de bien que esta esencia?. Una rabia broto de mi pecho, no entendía como esta mujer me ponía así de nervioso, estaba hecho un atado, no podía ni siquiera pensar, colgué de repente furioso por no poder controlar mis impulsos, aquí nuevamente venia el Edward maldito, el que tenía como tarea alejarla de mí lo más posible, sin duda yo no era bueno para ella. Haría todo lo posible por conocerla y descubrir porque me atraía tanto pero hasta ahí no mas, yo no sería el que dañara su vida.
― ¿Quién la autorizo para entrar?— pregunte enfurecido por mi falta de autocontrol
― Nadie, solo vine a comprobar que estaba bien— me respondió altivamente, se paró de donde estaba y se acerco a mí, un grave error, la sensación que me provocaba se incremento al doble.
― Pues ya me vio, ahora lárguese— respondí escondiendo mi mirada, cerré los ojos y reprimí un jadeo de frustración
― No puedo—
― ¿Cómo que no?, ¡Le ordeno que se vaya y me deje solo!— le grite desesperado porque se alejara, si se quedaba unos cuantos minutos mas no sabía de lo que sería capaz.
― ¡no puedo dejarlo solo!— suspiro mirándome directamente a los ojos y provocando las mas aterradoras sensaciones— mire Sr. Cullen, se que para usted esto es incomodo, me refiero tener a alguien a su lado todo el tiempo…
― Por supuesto— asentí
― Lo sé, pero lamentablemente usted me está pagando por esto, por mantenerlo seguro y porque nada malo le suceda, así que le pido de favor que coopere con esto, así lo dos saldremos ganando.
― Claro, si a mí me pasa algo usted ya no recibirá el cuantioso cheque que le pago— me mordí la lengua de inmediato, ella necesitaba el dinero y sabía exactamente como ayudarla aun mas a conseguirlo.
― Eso es obvio, usted tampoco trabaja por dulces señor Cullen, todos tenemos nuestro precio en esta vida, todos— me dijo y cambie rápidamente mi expresión, tenía que intentar esconder la admiración que sentía por sus respuestas
― Bien, entonces quédese aquí. Debo hacer unas llamadas así que manténgase en silencio.
― Está bien, lo hare, pero después tenemos que ir a su habitación para hacerle su chequeo
― ¡ya quiere tocarme!— bromee, ella cruzo sus brazos y sonrió burlonamente, era la primera vez que la veía hacer eso… y me encanto
― O si señor, no sabe, espere toda la noche para ponerle las manos encima—
― Veo que está sacando las garras Srta. Swan— me sorprendió su respuesta pero me agrado darme cuenta que era una mujer con bastante carácter— cuando llegó no decía ni pio y ahora contesta a todo lo que digo.
― Solo expreso mi punto de vista señor Cullen o ¿eso no está dentro de mis funciones?— me pregunto haciéndome formando una sonrisa, suprimí al máximo la enorme sonrisa que quería salir.
― Si, ya que no quiero un bloque de concreto como enfermera, pero no abuse— le advertí en tono serio pero quería solo reírme, lo que más me gustaba de ella era eso, ¡que sentía! Se enojaba, se avergonzaba, todas expresiones que ya no veía en mi vida y que ella había traído nuevamente a mi mundo, recordé lo que debía hacer, era muy importante ayudarla y pronto— Srta. Swan— la llame y levanto su cabeza para mirarme
― ¿dígame?
― Quiero avisarle que ahora su cheque será cancelado semana a semana
― ¡ah!— exclamo totalmente confundida— ¿entonces mi salario se dividirá en las semanas del mes?— pregunto con una ingenua expresión, ¡tan hermosa! ¡tan humana!
― No— respondí con el teléfono en mis manos— el salario que iba a ser mensual ahora será semanal, alégrese le estoy subiendo el sueldo al triple.
― ¿Qué?— grito visiblemente conmocionada, levante una mano y le hice guardar silencio, esperaba que no me pidiera algún tipo de explicación ya que no podía decir, Bella te subí el sueldo porque quiero ayudarte, se de tus problemas, porque siento una atracción monstruosa hacia ti y muchas cosas más, mi mente se carcajeo… algún día tendría el valor para decirle lo que sentía, algún día.
El día paso rápidamente, a mi pesar. Mientras Bella estaba almorzando Will entro en mi habitación con el teléfono en la mano.
― Sr. Cullen, el señor Black necesita hablar con usted— mire con el ceño fruncido a mi mayordomo, lo que menos quería era hablar con Jacob, yo no tenía ningún interés en sus servicios.
― ¿diga?— pregunte acercándome el teléfono
― Hola Edward— me saludo con una molesta familiaridad— quería saber cómo van los servicios, ayer hable con Kathy y me dijo que no habías precisado de ellos— maldita bocona dije solo para mí— quería saber si pasaba algo ¿a caso no te gustan las chicas?
― No— conteste sinceramente— ahora busco otra cosa— le dije sin ningún ánimo de responder más preguntas— bueno Jacob tengo cosas que hacer, gracias por tus servicios, no te preocupes que te daré una excelente compensación por todo este tiempo— iba a colgar.
― ¡Espera!— me grito antes de que lo hiciera, acerque nuevamente el teléfono a mi oreja— pero dime Cullen ¿Qué es lo que buscas? Tal vez yo tenga eso que te gustaría encontrar
― Lo dudo— conteste con seguridad sabia que los sentimientos él jamás podría vendérmelos… pero esperen… comencé a pensar, sentimientos no pero…— tal vez si tengas algo que me sirva— le comente con expectación— aquí podría probar si era solo su apariencia la que me atraía— necesito una mujer de estatura media, ojos y cabello color chocolate, de piel extremadamente blanca y de contextura delgada.
― Buscas algo difícil pero no imposible— sentí la sonrisa por el auricular— no te preocupes que esta misma noche estará esa mujer en tu casa, que estés bien, adiós—
― Adiós— termine en el momento preciso.
Bella tenía una apariencia muy especial, tal vez eso era lo que me tenía atraído, su extraño color de ojos y cabello, su piel, sus delicadas y suaves manos, ¿sería solo eso?, esta tarde lo sabría. Las horas pasaron en un abrir y cerrar de ojos, llego la hora de la salida de Bella y rápidamente se arreglo para salir, me extraño el apuro que tenia ¿tendría una cita?, sentí… furia, no me aguante a preguntar, tenía que saber.
― ¿una cita?— le pregunte de repente, ella me quedo mirando fijamente al igual que yo
― ¿Por qué lo dice?
― Por las prisas, jamás sale corriendo de esta casa
― No, solo tengo que hacer— tomo sus cosas y se dirigió a la puerta, sentí aun más rabia porque se iba sin ni siquiera despedirse de mí. ¿me privaría de ver su rostro por última vez?
― Buenas noches Sr. Cullen— me dijo de repente girándose, la intensidad de su mirada me choco de frente, adoraba ese color, ella sabía perfectamente jugar con sus ojos y dejarme prendado de ellos.
― Buenas Noches, Srta. Swan— le respondí, salió de la habitación dejándome en un profundo silencio.
Por primera vez de que comencé a recibir los servicios de esas mujeres me sentía nervioso, la de esta noche era realmente importante, la sentía como una prueba de fuego, estaba convencido que podía ser esta la causa, ella era merecedora de un cuerpo envidiable además de unas facciones hermosas. Solo unos minutos después de que Bella salió alguien llamo a la puerta de mi habitación, entraron sin esperar una respuesta, me asombre bastante al ver a la mujer que tenía enfrente lamentablemente el asombro me duro muy poco, ella era muy mala copia de Bella una que ni siquiera produjo lo que yo esperaba, tal vez era muy perfeccionista pero esta no era ella, definitivamente no lo era.
― Buenas noches— saludo— mi nombre es Valery, no nos conocemos— comento sensual
Ebys Cullen- .
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"CORAZÓN DE HIERRO" (+18)
― No, mi nombre es Edward— le dije, la mire nuevamente, ella tenía los ojos castaños y el cabello del mismo color pero no se asemejaban a los de ella, no era lo mismo. La mujer sin ni siquiera esperar una invitación se acerco y beso mis labios, cerré mis ojos ante el contacto, un aroma a flores me trajo a la mente la imagen de Bella, ella siempre olía a rosas y otras esencias. Mi libido comenzó a reaccionar lentamente, ¿Cómo sería tenerla entre mis brazos? Estrecharla y hacerle el amor hasta que no pudiera mas, acariciarla en sus partes más sensibles y descubrir las zonas que podrían llevarla a un orgasmo, la mujer que estaba frente a mí desapareció siendo suplantada por una imagen de Bella. Mi rápida mente no pudo evitar imaginarla a ella pegándose a mi cuerpo y gimiendo sobre mi boca, la mujer se pego a mi cuerpo rozando mi erección y despertándola con fuerza. Mis manos reaccionaron y se pasaron por su cintura estrechándola, el beso se hizo cada vez mas ansioso y las caricias más candentes— ¡Bella!— gemí contra sus labios, la chica sonrió contra los míos y siguió besándome.
El acto que le siguió a todo fue meramente provocado por la imagen de Bella, mis manos no recorrían una piel extraña era la imagen de su piel la que yo quería grabarme en mi cabeza, tome a la mujer con toda la fuerza que tenia y la puse apoyada en sus manos y rodillas sobre el edredón de la cama y rápidamente la penetre, con mucha fuerza. Ahí estaba yo follandome a una mujer con la imagen viva de Bella en mi cabeza, era un acto completamente pervertido pero está disfrutando al producto de mi imaginación, puse mis manos en las caderas de la mujer y levante la vista, tamaña fue mi sorpresa al ver que la puerta se entreabría y la figura de Bella estaba parada precisamente en la puerta, una explosión de placer al ver sus ojos se dio en mi cuerpo, penetre con todas mis fuerzas a la mujer haciéndola gritar del placer.
― ¡Ah!— gimió con fuerza bruta mientras le daba con fuerza— ¡Edward!— volvió a gemir cuando acelere el ritmo— ¡Ah! ¡Ah!— baje la vista de la puerta y cerré mis ojos, ver a Bella ahí mirándome me había renovado la imagen que tenia de ella, mire nuevamente y ahí estaba aun, el placer que provoco imaginármela así, rendida ante el placer, yo pudiendo acariciarla y penetrarla tanto como pudiera me hizo perder el control, definitivamente era ella la que despertada todo en mi, ella era la causa de que mi cuerpo volviera a la vida— ¡Ah!— grite cuando el orgasmo se desato en mi cuerpo, Bella, Bella, Bella, gritaba en mi mente, lo único que podía era imaginármela con aquellas mejillas sonrosadas gimiendo de placer. La imagen me perturbo más de lo que podría haber imaginado. La mujer cayo encima de mi cama, sonreí enormemente al descubrir lo que Bella realmente provocaba en mi, haya donde alcanzaba estos sentimientos que habían emergido por ella, levante la vista con una enorme sonrisa triunfal, las mejillas de ella estaban tal como me las había imaginado rosáceas y su boca entreabierta, me deleite solo con mirarla ahí, ¿le habría pasado algo? ¿ se abría excitado?, nos miramos por algunos segundos y la cara de pavor no se pudo evitar, antes de que pudiera gesticular algo ella salió corriendo dejando la puerta entreabierta.
― ¡qué exquisito!— dijo la mujer levantándose y poniendo sus manos en mi pecho, la mire a la cara y de inmediato caí en la cuenta de que ella no era la que yo había deseado, su solo rostro me provocaba nauseas, quite sus manos de mi cuerpo y me pare rápidamente de la cama
― Vete de aquí— le dije serio y un molesto, ella me miro extrañada
― ¿pero… pero?— intento replicar, ¿Quién demonios se creía que era?
― Lárgate de aquí, ahora— amenace con voz rabiosa, la chica bajo su vista y rápidamente se vistió para salir de mi habitación. Cuando estuve solo me tire encima de la cama y suspire pesadamente— ¡Bella! ¡dios mío!— exclame con satisfacción— ¡Cuánto tiempo buscándote!— suspire nuevamente.
Era verdad, ¿Cuánto tiempo no había buscado a una sola mujer que me despertara de mi letargo?, lo que más me asustaba es que no solo hablaba del sexual, Bella despertaba sentimientos en mi que ni yo mismo conocía, ella era una maestra sin duda, solamente con esa belleza y esa personalidad podía decir que me había cautivado por completo, con enorme convicción podía decir que esa mujer me gustaba y de verdad. Esa noche no pude pensar en nada más que en ella, sentía su mirada, sus manos, su piel, me moría por verla mañana y comprobar que mis sentimientos hacia ella eran los que había pensando. Me dormir pensando en sus hermosos ojos y el aroma que me hacia soñar con ella cada vez más seguido. Al otro día el momento había llegado su suave mano golpeo la puerta, entro en la habitación completamente cohibida por lo que había pasado ayer, ella sabía perfectamente que la había visto.
― muy buenos días Señorita Swan— la salude como de costumbre, no quería que se asustara y se fuera de repente.
― bue… buenos días Sr. Cullen— respondió tartamudeando
― ¿Cómo durmió?, me imagino que muy bien— le comente, ella esquivo mi mirada y la deposito en otro lugar de su interés.
― ¡mi celular!— grito en voz alta
― Si, William lo encontró hoy en la mañana y lo apago, espero que tenga más cuidado con sus pertenencias, eso no habla bien de usted— no tenía idea de que estaba aquí, con todo el alboroto de anoche no me había dado ni cuenta. Entonces esa fue la razón para que se devolviera.
― Sí señor, no se preocupe— me respondió forzando una sonrisa.
Mientras las horas corrían, las miradas de ella se iban haciendo cada vez mas esquivas, por ninguna razón cruzamos miradas en esa mañana ella me evitaba todo lo que podía. Cuando el reloj estaba pasado del medio día Emmett llego a vernos, traía consigo los exámenes que me habían tomado en Houston. Sorprendentemente aquellos papeles decían NORMAL en cada uno de los análisis, sin poder creerlo intente replicar lo que decían los resultados.
― ¿Qué?— dijimos los dos al unisonó, nos miramos y ella se sonrojo.
― No puedo creerlo— comente enojado
― Si es verdad, míralo por ti mismo—Emmett me paso los exámenes y comencé a mirarlos, era frustrante ver que todo decía NORMAL.
― Pero si todo es normal entonces ¿Qué demonios tengo?
― Estamos ante un complejo caso Edward, sin duda no se que mas podríamos practicarte, estamos en un país muy avanzado donde la medicina es la mejor del mundo y aun no podemos descubrir lo que te paso.
― ¡demonios!— me pare inquieto y comencé a caminar por todas partes
― Tranquilo Amigo, se que…
― ¡cómo demonios me pides que me calme! ¡tú no eres el que tiene que estar encerrado todo el día!— me altere con su comentario, lo mire fijamente y el pareció notar la molestia
― Si pero…
― ¡ya basta!, no pienso hacer nada más. No estaré un día más aquí en la casa, mañana regresare a la oficina— le dije exasperado, estaba arriesgando mucho al estar aquí en la casa, Aro me estaba tomando la delantera a pasos agigantados
― Yo sabía que ibas a reaccionar así es por eso que solo tengo una condición para darte una alta provisoria
― ¿Cuál es?— le pregunte ansioso
― Que Isabella te siga acompañando— cerré mis ojos temiendo lo que eso conllevaría, estaba seguro de que no sería mucho tiempo el que me aguantaría el estar lejos de ella.
― ¡demonios! Está bien, todo con tal de que me dejes salir de aquí.
― Que te quede claro Edward que al primer atisbo de una recaída deberás volver al reposo, te recuerdo que en los dos meses que llevas en cama no has tenido ninguna recaída— solo dolores menores, recordé en mi mente. No dije el comentario ya que no quería que Emmett supiera.
― Está bien ¡Esta bien!, lo que sea con tal de salir.
― Bien, entonces te extenderé de inmediato el certificado, que te quede claro que será una alta provisional.
― Si, ya entendí— lo apure.
― Bella más tarde tómale a Edward unos exámenes de sangre y mándalos a analizar.
― Claro— le respondió
Emmett me entrego el preciado documento, estaba feliz de poder volver a la oficina y lo mejor de todo es que no necesitaba una excusa para llevar a Bella, mi mente ya había pensando en muchas teorías para justiciar su participación en la oficina.
― ¿Sr. Cullen?— me llamo
― Dígame— le conteste evitando mirarla, no podía tentar mi buena suerte
― Le tomare ahora las muestras de sangre.
― Está bien— cerré el periódico que leía y me prepare. Ella me indicaba siempre como tenía que hacerlo así que me senté y espere sus ordenes
― bien, ponga su brazo en la mesa— me pidió
― ¿así está bien?— le pregunte al sentir la cercanía con su piel. Descargas eléctricas me azotaron toda la parte que ella había tocado
― Si… así está bien— me respondió con rapidez, saco las muestras y me paso un algodón para secar la sangre que nunca salió.
― no salió nada— medite pasando el algodón por mi piel
― no, como siempre usted sana bastante rápido— sus agiles manos comenzaron a tapar las muestras cuando de repente recordé lo que había pasado ayer, ella aun no me contestaba
― Hoy no me respondió…— la mire
― ¿Qué cosa?— me contesto mientras etiquetaba cada frasco
― Si había dormido bien, con lo que anoche presencio puede que haya alterado algo en su dormir— le comente, fue tanta su sorpresa que soltó uno de los frascos con sangre, este se quebró en mil pedazos.
― No no… no se dé que, de que me habla, ¡demonios!— me respondió extremadamente nerviosa, comenzó a limpiar rápidamente todo el líquido que se había derramado.
Verla así de nerviosa y con su piel rosa me hizo estremecer, solo tomaron unos pocos minutos para que mi creciente excitación se desatara. Bella podía despertar hasta los más bajos instintos en mi, ella sabia inconscientemente como hacerme delirar por tenerla, en este momento moría por tocar su cuerpo. Eliminando la palabra pudor de mi lista me pare rápidamente hacia su encuentro, en menos de lo que había pensado amolde mi cuerpo al de ella, pase mis manos por su estrecha cintura gimiendo por el contacto que habíamos tenido, esto era como un verdadero sueño, mi autocontrol podía verse destruido en el suelo. Su boca soltó un enorme gemido cuando la apreté aun mas a mi cuerpo, sus manos cayeron sobre la bandeja afirmándose de ella. Las sensaciones de excitación y placer eran insoportables, era un placer extremo, jamás había estado así de preparado para tomarla, jamás alguien me habría despertado en tan poco tiempo.
― ayer la vi— le dije cerca de su piel, rose mi halito— estaba husmeando en la puerta, viste cuando estaba con Valery ¿cierto?— ella negó muy rápido con su cabeza— no mientas— le dije mientras con mis fuertes manos la pegue aun más duro contra mí, su boca soltó un exquisito jadeo que hizo palpitar aun mas mi erección haciéndola cada vez más notoria.
― Sr. Cullen… ¿Qué… Qué hace?— pregunto, sus ojos estaban completamente cerrados y eran apretados cada vez que la pegaba contra mi cadera
― Nada, solo le estoy preguntando algo, respóndame— la presione una vez más provocando la tensión sexual más exquisita que había sentido ¡moría por tenerla ahora mismo!, su cadera se hizo hacia atrás y su cuerpo cayo arriba de la mesilla.
― Ah… Srta. Swan—respire lo más cerca de su cabeza— ¿está nerviosa?— pregunte sabiendo la respuesta.
― Sr. Cullen— gimió con fuerza, mi erección estaba preparada para lidiar con ella, sentía todo mi cuerpo palpitar al mismo ritmo que mi excitación. La tome por la cintura y la hice girar dejándome ver el estado en el que se encontraba.
― Me lleve una gran sorpresa al verla observando, reconozco que ser observado por otra mujer aumento el placer— le dije, era un pensamiento extremadamente voyerista pero sabía que no cualquier mujer habría provocado ese efecto era ella solo ella. apreté con más fuerza mis manos sobre la piel de su cintura
― ¿Qué pretende?—pregunto con su cuerpo temblando, tenía la certeza de que estaba tan excitada como yo.
― ¿yo?, nada— le dije recorriendo su rostro y su cuerpo con mis ojos— nada, solo quería preguntar algo, además de comprobar si la había afectado vernos. Ya veo que sí.
Un maldito golpe en la puerta nos interrumpió, regrese rápidamente hacia mi cama, ella se giro y escondió su rostro de mi, se puso a ordenar frenéticamente las cosas que se habían esparcido en la mesa. Mire su cuerpo y nuevamente sentí esa enorme oleada de pura excitación.
― Sr. Cullen tiene una llamada— dijo Margarite una de mis mucamas.
― Gracias— respondí— ¿diga?— Frederick el hombre al que le había dejado la compañía a cargo comenzó a hablar muy rápido, se notaba nervioso y completamente tenso, me explico que Aro había despedido a unos empleados de confianza con la autorización de Carlisle y además había suspendido la mayoría de las obras benéficas que realizábamos en la ciudad. Mi ira se hizo mayor cuando me comento que estaba ocupando mi oficina ya que nadie le había habilitado una ¡jamás lo pondría en mi oficina!, antes muerto— ¡DEMONIOS FREDERICK!— le dije molesto por las malditas intromisiones de Aro, le grite al hombre, sabía que no tenía justificación pero no podía permitir que algo mas saliera mal— ¡COMO PUEDE SALIR TODO MAL! Se nota que yo no estoy a cargo, pero mañana a primera hora estaré allí, si, prepara una junta de directores, debo hablar con todos ellos
Tenía que poner las cosas en orden, todos tenían que recordar quién era el dueño de esa empresa, por mucho que mi papa figurara en los escritos como el dueño la sabia que más de la mitad del dinero era mío o era lo que yo había aumentado con mi esfuerzo. Mire hacia mis lados y Bella no estaba, apreté aun más el teléfono al darme cuenta que se había escabullido, minutos más tarde volvió, sus mejillas aun estaban ardiendo y sus ojos me miraban con vergüenza reflejada. Camino hacia donde estaban sus cosas y comenzó a guardarlas, había olvidado que eran las seis, como deseaba que algún día no se fuera, ¿Cómo sería tenerla toda la noche para mí?, me concentre en la conversación, el hombre comenzó a explicarme muchas cosas rápidamente, la cabeza comenzó a manifestarse lentamente, el dolor era como la levadura, fue subiendo poco a poco hasta que llego a un punto insostenible.
― no me interesa, ¡MALDITA SEA! Te dije que… ¡Ah!— grite por el dolor que me atravesaba el cuerpo, no me importo nada mas, solté el teléfono y me agarre la cabeza para mitigar el dolor
― Sr. Cullen— escuche la voz de ella pero parecía un susurro ante el dolor— Sr. Cullen ¿Qué pasa?
― ¡Ah!— grite nuevamente cuando el dolor me atravesó con más fuerza— Bella me duele, ¡Ah!— le dije mientras apretaba con más fuerza mi cabeza. Sentí mi cuerpo pesado y desplomarse sobre mis rodillas, las manos suaves de Bella estaban sobre mi cintura pero su poca fuerza no fue suficiente para mi peso.
― Edward por favor— me pidió mientras me intentaba levantar
― ¡Ah!— grite nuevamente, mi vista se torno oscura y mis ojos se cerraron sin que pudiera evitarlo
― ¡Edward!— sentí que me llamaba en la lejanía pero la oscuridad cerro todas las vías de conexión dejándome solo en una enorme oscuridad.
No se cuento tiempo dure así pero pronto comencé a sentí voces y susurros, unos más claros que otros, sentía gritos y sonidos extraños. Cuando todo había pasado me quede en un enorme silencio, escuche la voz de un ángel que me llamaba y pedía mi regreso
― Edward— me dijo cerca, donde pudiera escucharla, sin poder evitarlo reconocí la voz que me llamaba, era ella Bella requería de mi conciencia y estaba listo para despertar frente a ella— Dios…
― Bella— la llamo la voz de un hombre— buenas noches— le dijo
― ¿Qué ha pasado? ¿el señor Cullen está bien?— pregunto con algo de inseguridad en sus palabras
― Si, por ahora lo está. Tuvo un fuerte colapso pero no sabemos a qué se debió, dime ¿Qué paso antes de que esto pasara?— mi cuerpo y mente se comenzaron a avivar, mis parpados se hicieron cada vez más livianos hasta el punto de que pude abrirlos lentamente, pestañee algunas veces y observe la figura de dos personas, reconocí de inmediato a Bella y el otro creo que era Emmett, no lo pude distinguir bien. La pregunta había sido clara no podía dejar que ella respondiera sola, la culpa había sido mía por alterarme hasta ese punto.
― Estábamos en su habitación y luego…— un silencio se produjo y sabía que era el momento de contestar.
― Me puse… a discutir— interrumpí ganándome su atención. Ambos se giraron pero mis ojos no pudieron hacer más que contemplar a Bella, se acerco a la cama y me miro expectante— Hola— la salude ganándome la más sincera y hermosa de las sonrisas.
― Hola— me respondió con sus ojos brillantes, note con asombro y una nueva alegría de que se había preocupado por mí y creía completamente en su sinceridad ella era muy pura como para mentir.
― Edward, amigo ¿Cómo estás?— me pregunto Emmett tapándome la hermosa visión que tenia.
― Bien— le respondí, me lleve una mano a la cabeza al sentir dolor nuevamente— pero no sabes cómo me duele la cabeza.
― Es normal, lo que tuviste hoy fue un fuerte colapso y por lo que me dices puede que haya sido provocado por una situación en la que te estresante. Iré por la enfermera y el doctor de turno para que examinen tu condición.
― Está bien— le respondí con voz pastosa. Bella me miro y no pude evitar sentir cosas, millones de sentimientos que afloraban en mi pecho, intente buscar el deseo sexual que podría generarlos pero esta vez era diferente ninguno de ellos era generado por la pasión solo por ella, sentimientos que solo ella podía provocar— acércate— le pedí con el mismo tono, ella camino hacia el lado de mi cama y me miro con sus hermosos ojos.
― ¿Cómo se siente?— pregunto
― Mejor, aunque como les dije me duele muchísimo la cabeza, dime ¿Dónde está Will?
― Llego pero se está encargando del papeleo, yo no entiendo de eso— respondió bajando la mirada, daba gracias por que ella no entendiera de eso y estuviera aquí conmigo, por una extraña razón era ella a la que quería ver en este momento, solo a ella
― Bien, no tienes porque, tú tienes que estar conmigo en este momento lo demás que se encargue el— reprimí una sonrisa, Bella se sonrojo despertando los demás sentimientos que seguían dormidos de pronto sentí algo en mi pecho latir con un ritmo inusual ¿era mi corazón? ¿había despertando también a este frio y duro corazón?
― ¿necesita algo?— me pregunto acercándose aun mas
― Si— le dije con expresión seria— acércate ya que no puedo gritar— acorto lo poco que nos separaba y susurre lo que necesitaba imperiosamente— necesito un beso— le dije y la pegue a mis labios para besarla desenfrenadamente.
Solo para prolongar aun más el momento pase mis manos por su nuca y afirme su muñeca pegándola aun mas a mi cuerpo, las terminaciones nerviosas y cada célula de mi cuerpo se alboroto con el contacto definitivamente esta mujer era una droga ¿Cómo no hacerse adicto a tales sentimientos? Bella estaba haciendo lo que cientos de mujeres en miles de noches nunca habían conseguido.
― ¿Qué hace?— me pregunto intentando separarse, moví mi boca y deposite pequeños besos alrededor de la de ella.
― bésame— le implore, estaba mal, adolorido y saliendo de un maldito colapso pero esto me sobrepasaba, probar su divina boca era un privilegio que no dejaría pasar. Antes de que dijera algo la bese nuevamente, mas intento que antes. Comenzamos nuevamente una sesión de besos, cuando el aire se hizo apremiante se separo de mi con fuerza y soltó un gemido, solo eso basto para despertar el sentimiento que había dejado afuera, la excitación, rápidamente mi miembro despertó poniéndose a tono con la situación, mis besos bajaron hacia su cuello, bese frentico la piel que había allí, me excitaba saber que estábamos en un lugar público, lleno de gente y haciendo esto, era completamente indecoroso pero estaba extasiado haciéndolo.
― ¡Ah!— Gemí contra su piel, de pronto sentí ruidos en el pasillo con todo el pesar del mundo la solté y ella se salió de la cama, nos miramos con nuestras respiraciones completamente agitadas. Su cara estaba completamente colorada al igual que sus labios, la observe por completo deleitándome una vez más con ese cuerpo perfecto, sonreí feliz de haber experimentado esto.
― Bueno Edward— entro Emmett en el espacio— el doctor vendrá enseguida. Bella— la llamo pero nosotros aun nos mirábamos, la sonrisa se extendió mas en mi rostro al darme cuenta que solo tenía ojos para verme a mí en ese momento, nada mas importaba para nosotros— Bella— la llamo otra vez
― ¿sí?— pregunto enfocándose en Emmett
― Es hora de que te vayas es muy tarde y tu horario termino, no es necesario que te quedes
― Si… si pero— intento contradecir sin mucho éxito ¿de verdad quería quedarse conmigo? Yo, Feliz, pero ahí recordé lo que decía el expediente, Bella tenía una familia que cuidar y velar lo que me llevaba a otra cosa a penas saliera del hospital le iba a dar la arma que necesitaba para sacar a su familia de allí.
― Vete a casa y mañana pasare por la mansión a decirte lo que paso— me miro y yo aun seguía sonriéndole, no podía evitarlo.
― ¿trajiste tus cosas al hospital?
― No— susurro— pero no importa me devolveré a la mansión a buscarlas
― No— le dije serio, no podía volver sola y a estas horas, no me perdonaría que le pasara algo— dile a James que te lleve a tu casa, mañana el también irá a recogerte, no es necesario que te vayas a mi casa nuevamente, Emmett tiene razón para ti fue bastante por hoy— le dije esperando que comprendiera
― Pero Sr. Cullen— intento rebatirme, me enfade con ella ¿acaso no entendía que tenía que protegerla? No podía volver a la casa, no sola y sin protección.
― ¡ya basta!— le grite fúrico pero fue peor una puntada atravesó mi cabeza— ¡maldita sea!
― Bella no reclames por favor— le pidió Emmett— acepta lo que dice Edward y vete a descansar ya mañana hablaremos.
― Está bien— contesto resignada— mañana nos vemos entonces.
― Buenas noches Bella
― Buenas noches— le dije grabando sus últimos movimientos en mi memoria.
― Buenas noches a los dos— contesto saliendo de la habitación, cerró la puerta dejándome solo con Emmett
― Bien Edward, hoy mismo te podrás ir a casa
― Qué bien— comente
― ¿Cómo te sientes?
― Aun siento dolor pero quiero ir a casa, odio los hospitales
― Lo sé, por eso prefiero que hagas el reposo en casa, nada de trabajar por estos días
― Está bien— acepte de mentira, sabía que sería imposible, tenía que volver a trabajar sobre todo con lo que me había contado Frederick, era importante que volviera.
Emmett me dio unas indicaciones más y se fue, Will entro una hora más tarde con sus manos llenos de papeles.
― ¿Cómo esta señor? ¡qué alegría verlo bien!, no sabe el susto que nos dio a la señorita y a mí.
― ¿Bella se asusto?— pregunte incrédulo, Will noto la diferencia, había cambiado el Srta. Swan por Bella.
― Si— respondió con una sonrisa— ella estaba muy asustada pero sabe reaccionar muy bien, a pesar de haber estado en una situación crítica y estresante supo perfectamente que hacer. Señor…— comenzó Will con un tono que reconocía fácilmente aunque no lo había escuchado desde hace mucho tiempo.
― ¿Dime Will?— le dije enarcando una ceja
― Perdón por el atrevimiento pero hay algo que deseo preguntar y seré franco
― ¿Qué cosa?— le concedí sabiendo la pregunta
― ¿usted y la señorita…?— se cayó dejando la pregunta en el aire. Sus ojos estaban expectantes
― No— respondí con un monosílabo, su expresión paso de incertidumbre a tristeza— aun no espero que con el tiempo si pero sabes que con la vida que llevo es muy difícil que eso suceda
― Le vendría bien un cambio señor— comento más animado— creo que ella es justo lo que usted necesita— me dijo haciéndome sonreír
― ¿sabes que es lo que necesito?— le pregunte
― Si— respondió con una sonrisa— Amor— dijo dejándome completamente atónito— iré a pedir su alta señor, vuelvo enseguida.
Ni siquiera supe que responder, el me había dicho que necesitaba Amor ¿de verdad lo necesitaba?, en mi vida nunca había necesitado mas amor que el de mi madre y mis hermanos, nada más me hacía falta pero ahora en este momento de mi vida ¿necesitaba amor de una mujer?. La pregunta rondo en mi cabeza todo lo que siguió, me dieron el alta y me trasladaron a la casa en un móvil del hospital. Cuando ya estuve instalado era casi media noche.
― Will— llame al mayordomo cuando estuvimos solos— necesito hacerte unos encargos.
― Dígame señor
― primero que todo necesito que llames a mi abogado, quiero que se venga a entrevistar conmigo después del horario de Bella mañana, que este aquí a las seis con treinta en punto.
― Si señor
― También que le digas a James que vaya por Bella mañana.
― Si señor como usted diga ¿algo más?— pregunto con una cálida sonrisa.
― Si, prepara los cheques de Bella, todos los que faltan hasta el momento. Ya están listos en las chequeras solo tienes que sacarlos y entregárselos
― Si señor— sonrió aun más abiertamente
― ¿Por qué te ríes?— pregunte al verlo tan contento
― Si quiere saber la verdad… doy gracias a Dios porque ella llego a su casa señor
― ¿Por qué lo dices?— pregunte con extrañeza
― Porque ella está devolviendo la vida a esta mansión, la Luz a su mirada y a su vida, ahora veo algo más que trabajo en sus ojos— sonreí casi por inercia
― Gracias por tu comentario— comente sonriente— ahora vete a dormir a sido un día largo
― Lo mismo digo señor, que pase buenas noches
― Igual tu— se despidió y salió de la habitación
Aunque intentara dormir no podía, me tome los calmantes y pase la mitad de la noche pensando en la deliciosa boca de Bella, dios como era de exquisita, jamás había probado un manjar así, era demasiado para mis sentidos. El otro día llego y con el mis ganas de verla nuevamente, lamentablemente en la mañana Emmett estuvo aquí y se quedo toda la mañana y por la tarde no pude evitar dormir para recuperar todo el sueño que había perdido pensando en ella, sonaba un poco extraño salir de mi boca pero no podía evitar pensar en ella, no salía con nada de mis pensamientos. Cuando dieron las seis de la tarde Bella salió hacia el baño ya estaba casi a la hora de partir, me pare de la cama y me metí a la ducha, disfrute del agua correr por mi piel y aplacar todo lo que se estaba dando en mi cuerpo, antes de que terminara ella me llamo del exterior.
― Sr. Cullen—
― Me estoy bañando— le grite desde adentro imaginando su expresión, había dejado la puerta abierta con una segunda intención ya podía imaginármela sonrojándose, cuando Salí del baño no la vi por ninguna parte avance un poco y la observe, estaba sentada en un sillón detrás de uno de los pilares de madera, sonreí y negué con mi cabeza ante su ingenuidad.
― ¿Qué hace allí?— le pregunte cuando me acerque, ella me miro y pude ver sus ojos viajar de mi cara hacia mi torso.
― Nada— respondió— solo estaba esperándolo no quería importunarlo— sonreí nuevamente.
― ¿importunarme?— reí dirigiéndome hacia mi cama, tome la toalla y comencé a secar mi cabello— bueno… se supone que hoy día yo debería haber vuelto a mi empresa pero como tuve esa maldita crisis no pude
― Es verdad
― Pero ¿sabe una cosa?, no voy a dejar que esta maldita enfermedad me deje imposibilitado, volveré a trabajar igual.
― ¿Emmett sabe de esto?— pregunto enarcando una ceja
― No y no tengo porque explicarle— le dije serio, esperaba que ella no le dijera nada, no quería pelear con mi amigo— el mismo dijo que ni siquiera sabían que tenían así que si no saben no tengo de que cuidarme ¿no cree?—
― Si usted lo dice— me respondió alejándose a buscar sus cosas, no soporte el tenerla así de lejos, camine así como estaba y me puse cerca ella, se giro mirándome y dando un respingo, las cosas que tenía en sus manos cayeron al suelo.
― ¿cuestiona mis decisiones señorita Swan?— le pregunte cerca de su rostro, aspire de forma imperceptible el exquisito aroma que ella destilaba.
― Sr… Sr Cullen, aléjese— me pidió
― ¿de verdad quiere que me aleje?— le dije tomando ventaja sobre ella, mis manos pasaron raudas por su cintura.
― ¿Qué pretende?— pregunto en un susurro
― ¿a caso no es obvio?— le pregunte obviando su pregunta, mi nariz se fue a su piel acariciándola y provocando las más exquisitas sensaciones en mi cuerpo.
― Por favor ya basta— imploro— no juegue conmigo.
― No lo hago, pero— le di un tierno y casto beso en su mejilla, privilegio que solo habían gozado mi madre, Alice y Tanya— esto es algo que los dos deseamos ¿no lo crees?... ah— suspire contra su piel absorbí todo su delicioso aroma— Bella…
Estaba tan inmerso en este momento que me moleste de sobre manera cuando un golpe en la puerta nos interrumpió, me separe de ella a regañadientes.
― Sr. Cullen— llamo mi intención una de las mucamas— el Señor Black lo llama por teléfono
― Ah— comente disimulado mi mal humor por la intromisión— deme ese teléfono— se lo quite de las manos, Bella aprovecho ese momento para escapar de mis brazos, si ella se hubiera quedado todo abría terminado en lo que ya se hacía inevitable— Sr. Swan— le grite con una sonrisa, ella se paró en seco y se giro — recuerde que mañana deberá acompañarme a la empresa así que venga con ropa casual y mañana seguiremos con esta conversación— su cuerpo pareció congelarse en ese momento, le sonreí abiertamente, ella no pudo reaccionar puesto que se giro y salió rápidamente de la habitación seguida por la mucama— Jacob, habla Edward— conteste pegándome el teléfono a la oreja.
― ¡Edward! que gusto escucharte, hace días que no hablamos, ¿Cómo va todo?— pregunto con una familiaridad que no me agradaba
― Al grano, ¿Qué es lo que quieres?— pregunte serio
― Bueno me preguntaba ¿si necesitas que te mande a alguien?, hace días que no recibo tus llamadas y…— lo corte en el instante
― No— respondí tajante— no necesito a nadie y ahora no puedo atenderte, adiós— y corte, mi abogado estaba a punto de llegar tenía que estar preparado.
Me aliste lo más rápido que pude y a las seis con treinta en punto entro Will seguido de Alexis Parnavich, mi abogado. Nos saludamos y sentamos.
― Bien señor Cullen dígame ¿Qué necesita?
― Necesito que me ayudes en algo, esto nadie lo puede saber tiene que ser estrictamente profesional.
― Claro señor, ¿de qué se trata?
― Necesito poner una de mis propiedades en arriendo pero bajo condiciones extremadamente especiales, la propiedad que quiero poner es la casa de mis padres, la que está cerca de aquí
― Si la recuerdo.
― Necesito que se ponga un anuncio en el diario que sea bastante vistoso y que tenga todos los datos de la casa, el precio de la renta será módico lo especial está en que deben esperar hasta que llame cierta persona, si no es determinada mujer no se la pueden arrendar a nadie.
― Bien señor, podría detallarme todo— me pidió sacando su libreta y anotando todo, comencé a relatarle lo que tenía que decir en el anuncio, el precio y todo los demás datos
― El contrato de arriendo tendrá el nombre de alguna entidad benéfica, todo el dinero que se recaude lo depositas allí.
― ¿Cuál es el nombre de la persona?
― Isabella Swan, no se la puedes rentar a nadie más que no sea ella, llame quien llame tiene que ser ese nombre, si es ella pones el plan en marcha y le rentas la casa.
― Bien señor ¿algo más?
― Sí, quiero que sea amoblada y restaurada con los colores originales, encárgate de que sea rápido el anuncio a lo mas tiene que estar puesto el jueves por la tarde
― Bien señor.
― Que alguien de tu equipo la amueble con lo básico por mientras. Los colores deben quedar así: la habitación que era mía debe ser la azul, la de mi hermana de color rosa y la de mis padres burdeo.
― Si señor— asintió el hombre anotando todo.
― Cualquier cosa ya sea de recursos hablas con Will y el te los proporcionara.
― Bien señor, entonces me retiro—
― Cuando ya esté efectuado me llamas para avisar
― Si señor— el hombre se acerco a estrecharme la mano y se fue. Will quien era silencioso testigo se adelanto para cerrarle la puerta.
― Will no te vayas— le pedí antes de que desapareciera de la habitación.
― Dígame señor
― Necesito que le digas a James que mañana vaya por Bella— le dije, el sonrió abiertamente y asintió. No quería tentar la suerte y que algo le pasara a ella.
Ya estaba hecho, esperaba que todo saliera como lo había planeado, si era así Bella estaría fuera de ese infierno muy rápidamente, si no llegaba a resultar tendría que usar una táctica mas ruda pero confiaba que todo saldría bien. A la mañana siguiente estaba un poco ansioso, nuestro fallido encuentro del día anterior me había abierto el enorme apetito sexual que tenia dormido y ahora con cualquier cosa que ella hacia parecía reaccionar, sin duda mi deseo estaba hecho para ser despertado por solo una persona. Mientras estaba tomando el desayuno Bella llego a la casa, tan puntual como siempre, sentí sus pasos en el comedor y levante la vista para observar su imponente y sensual figura.
― Buenos días señorita Swan— la salude
― Bue… buenos días Sr. Cullen— respondió nerviosa
― Hoy tendrá que acompañarme medio día a la oficina pero no se preocupe que no será mucho.
― Está bien
― Bueno ya es hora de irnos, ¿Will?— lo llame— iré a la oficina, cualquier cosa que necesiten me llaman allá.
― Sí señor.
― Si llama mi madre o hermana diles que me llamen a la oficina.
― Si señor
Camine hacia la puerta en donde una de las mucamas me esperaba con mis cosas, las tome y me dirigí al auto. El trayecto fue completamente tranquilo, me sentía un poco inquieto, jamás había estado con Bella en un espacio tan reducido y podía asegurar que me afectaba, el olor de su piel me hacia volar la imaginación, cada día crecía mas la necesidad de volverla a besar, tocarla o sentirla nuevamente.
― Buenos días Señor Cullen— sentí un saludo cuando entramos al edificio de la empresa, iba tan inmerso en mis pensamientos que no alcance a reaccionar. Subimos hasta el piso de mi oficina y la amable figura de Irene nos recibió.
― Buenos días Irene— la salude
― ¡dios mío! ¡Edward!— saludo como siempre, tan efusiva, ella me conocía desde pequeño por eso tenía un trato familiar conmigo— hijo por dios ¿Por qué no me avisaste que volvías hoy día?
― Porque no lo sabía, ayer tuve una recaída pero parece que ya estoy mejor—
― Qué bueno que ya estás aquí, ¿y ella quien es?— me pregunto mirando a Bella
― Mi nombre es Isabella Swan señora, mucho gusto— se presento ella misma
― Isabella es mi enfermera, me estará acompañando el tiempo que sea necesario. Más tarde ve a mi oficina para que redactes unos memos.
― Sí, claro— asentí y me dirigí a mi oficina, cuando entramos le di a Bella una pequeña reseña de Irene, ella era importante para mi dentro de la empresa, el año pasado su hijo menor se había enfermado gravemente, tuve la suerte de poder intervenir a tiempo y de que el chico se salvara, desde esos días Irene es una de mis aliadas dentro de Cullen Enterprise.
Toda la mañana fue terriblemente estresante, por mis ausencias se había acumulado trabajo de meses, tuve que poner en orden muchísimas cosas. Me informaron que Aro nunca aparecía hasta el medio día así que por hoy creo que podía verme libre de su asquerosa presencia. Cuando ya casi estaba por terminar el trabajo, levante la vista del alto de papeles y observe a Bella leyendo muy concentrada, reprimí cualquier mueca de agrado que se estaba formando, que placentero era tenerla cerca de mí, cada vez podía disfrutar en más situaciones de su compañía. Sin poder evitarlo me acerque a ella lentamente y me puse detrás del sillón, acerque mi boca hacia su oreja y le susurre.
― ¿esta aburrida?—
― No— susurro, se giro hacia mí y quedamos a centímetros de distancia, todos mis sentidos se pusieron alerta y mi mente solo pudo conjugar una cosa.
― Bésame— le pedí casi en un ruego.
― ¿Qué?— pregunto con incredulidad.
― Bésame— la urgí, antes de que pudiera rechazarme me pegue a sus labios y la bese con mucho deseo
La necesidad que sentí en ese momento fue imperiosa, ¡tenía que besarla! ¡Tenía que sentir sus labios sobre los míos! Su sabor, su calor, su dulzura… tenía que tenerla en este momento, devore con mi boca cuanto pude de sus labios, la tome y profundice a más no poder el beso. Mis manos pasaron hacia su cabeza pegándola más a mí, las de ella reaccionaron y sujetaron mi cara, Dios… ¡como era exquisito su sabor! Sonreí sin poder evitarlo, no había nada mejor que sus besos, nada.
― Sr. Cullen— gimió encima de mi boca, el solo sentirla gemir para mi provoco una abrumarte excitación, no podía controlarla me era imposible, tenía que tenerla conmigo ahora sentir cada partícula de su hermosa figura, sin duda este era un placer que teníamos que compartir. Me pase hacia delante y tome su cintura con mis manos para luego recostarla sobre el sillón, mis dedos trazaron líneas de sus muslos hacia arriba, mi cuerpo vibro solo con la idea de hacerle el amor en este mismo instante, apreté la carne de sus muslos para intentar liberar la pasión que tenía guardada y que amenazaba con salir. Mi boca se deslizo a su cuello, mis besos llegaron hasta su pecho, levante mi vista hacia sus ojos y ella tenía la cara totalmente torcida por el placer, sus manos me jalaron para que continuara con mi trabajo, sonreí de manera abierta por la pasión con la que me invito a continuar, mis manos se ocuparon de las telas que estorbaban mi camino, abrí su camisa y en ese momento no pude detenerme, si esta era mi oportunidad para tocar el cielo tenía que aprovecharla. Mire sus pechos y me maraville de inmediato con solo verlo, acaso ¿podía ser más hermosa esta mujer?, estaba seguro de que si. Cuando estaba por rendirme ante aquellos montes un golpe en la puerta me hizo detenerme.
― ¡Maldita Sea!— dije completamente enfurecido, tenía mi libido casi en éxtasis no podía parar, no podía contener todo lo que sentía en este momento por ella— esto acaba acá— susurre, este no sería el día de las interrupciones— pasa.
― Sr. Cullen— me dijo uno de mis asesores— necesitamos que revise unos gráficos.
― No— respondí conteniendo la furia, no podía descargar la frustración que sentía en mis empleados— no lo hare, envíamelos a mi casa y más tarde los veo, ahora me tengo que ir— sentencie, me gire sobre mis talones y casi corrí por mis cosas, tome a Bella del brazo y casi la arrastre a la puerta
― Nos vamos— le dije y la saque de la oficina
Baje casi corriendo todo lo que me separaba del auto, cuando llegamos allí le dije a James que fuera a la casa lo más pronto posible, mientras íbamos de camino tenia las emociones tan al límite que no pude evitar lanzarme sobre la boca de ella, ¡era imposible resistirme!. Llegamos a la casa más rápido de lo que pensaba, a la misma velocidad que la saque de la oficina lo hice del auto, entramos a la casa y me segué por completo, el deseo me tenia completamente poseído.
― ¿Qué pasa? ¡me duele!— me dijo mientras se intentaba soltar.
― Cállate y sígueme— le dije, Will se me atravesó en el camino pero lamentablemente no de buena manera.
― Buenas Tardes Se…
― ¡no quiero que nadie me moleste! ¡le prohíbo subir al tercer piso!— exigí con toda la molestia que tenia, si alguien osaba pasarse por mi habitación tendría que darse por despedido de inmediato.
― Si señor— alcance a escuchar cuando ya íbamos de camino hacia arriba.
― ¿Qué demonios le pasa?— me pregunto Bella mientras subía al tercer piso, no le respondí para no perder los estribos y hacerle el amor en la misma escalera, apreté mis dientes y la metí en la habitación.
Cuando entramos ella se giro para replicar algo pero antes de dejarla reaccionar me abalancé contra sus labios.
― Sr. Cullen— dijo intentando separarse pero no la deje, no podía.
―
Forcejeamos un poco, lo cual resulto completamente excitante, la pegue a mi cuerpo cuanto pude e intente que ella también lo hiciera, mis besos bajaron frenticos a su cuello y pecho al sentirme en esa parte ella reacciono pegándose a mi figura y causando una potente reacción en mi cuerpo, el salvajismo se hizo presente y desgarre la camisa que tria sonreí feliz de poder volver a ver su hermoso torso desnudo solo para mí.
― Sr. Cullen— gimió cuando le arranque con fuerza bruta el brazier, como si se tratara de agua en un desierto lleve uno de sus pechos a mi boca y lo devore con mis dientes.
― Edward— la corregí— no mas Señor, solo Edward— sentí que asintió y seguí con mi tarea, estaba perdido en una ola de sensaciones, excitación, lujuria, pasión, deseo y muchas cosas más, algunas difíciles de identificar en este momento.
La parte que siguió fue la más exquisita, probé, saboree y toque cada parte de su cuerpo, pase por sus pechos, su vientre, sus piernas, su estomago… todo, todo estaba allí para mi, solo para mí. La deseaba como jamás nunca había deseado nadie ella definitivamente era mi musa, la que me hacía sentir todo, la que me orillaba a los límites de la cordura. Mi recién descubierto corazón latía desbocado en mi pecho, sentía tanta pasión al recorrer su piel que se me había difícil concentrarme en todo lo que pasaba, era tan abrazador y nuevo lo que sentía, jamás había experimentado algo así con una mujer, ninguna había despertado este deseo irrefrenable que sentía ahora, Bella podía decirse dueña de mis deseos y de mis pasiones, ella sin duda tenía el control sobre mí en este momento. La desnude y me desnude lo más rápido que mis nerviosas manos me permitieron, estaba nervioso, como si esta fuera mi primera vez, tenia ansia y una enorme necesidad de tenerla conmigo, entre mis brazos de sentir su calor y oler su maravillosa piel. La recosté en la cama y yo me tumbe con ella, llene de besos su piel quería que en cada parte de ese hermoso cuerpo estuviera grabado uno de mis besos, quería ser el dueño de esa maravillosa piel y de ese hermoso cuerpo, quería que ella sintiera mi boca por siempre besando su piel.
― Edward— gimió deliciosamente cuando la tocaba hasta llevarla a la locura.
― Dilo… ¿Qué quieres?— le pregunte mientras tenia uno de sus pechos en mi boca y la penetraba con mis dedos. El movimiento de mi mano se acrecentaba cada vez que la oía gemir para mí.
― Te quiero— me dijo haciéndome sentir vivo— te quiero dentro— me rogo, sin poder resistirme más le concedí y me concedí lo que ambos tanto deseábamos, me puse entremedio de sus piernas y roce su centro con mi erección, sentía que este momento era el mejor de mi vida, la tenía allí y solo para mi ¡era Bella! ¡la mujer que me había devuelto la vida!. La mire mientras ella apretaba sus ojos y movía sus caderas anticipando lo que venía y sonreí, sonreí como hace mucho no lo hacía, sin demorar más el momento me adentre en su cuerpo y sentí como mi vida tenía sentido nuevamente.
El movimiento fue siempre rápido, sentía que el placer me volvería loco, gemía como un maldito, estaba tan excitado que me era difícil pensar en algo mas, Bella enredó sus piernas en mi cadera acercándome más a ella, sentía que llegaría tan rápido, mordí mi labio inferior solo para no ser llevado en la enorme ola de placer que ella me hacía sentir, una vez más me pregunte ¿Qué demonios tenia ella? ¡Me tenía en sus manos completamente! No había nadie más en este momento, solo ella, solo Bella.
― Edward—gemía constantemente, mi nombre llevado en sus labios por sus gemidos la hacía más sensual de lo que ya estaba, tenía los ojos completamente cerrados y disfrutaba al máximo de lo que estábamos sintiendo, acelere el ritmo haciéndola gemir muy fuerte, ella se pego a mi cuerpo y beso con frenesí mi cuerpo antes de que pudiera impedirlo me hizo girar sobre la cama quedando ella sobre mí. Beso mi cuello y toda la piel que había hacia abajo, mordisqueo mis hombros y mi pecho, luego se subió ahorcadas sobre mi y se sentó sobre mi erección de un solo golpe haciendo que mi espalda se arqueara completamente, sujete sus caderas y la comencé a levantar para ayudar en el acto, su centro rozaba descaradamente mi piel enviado descargas de placer a todo mi cuerpo. Me enderece y me pegue a su cuerpo, me sujete tan fuerte como podía, el movimiento se hizo frentico, nuestras respiraciones y los gemidos llenaban por completo la habitación. Estaba tan absorto en lo que sentía que por primera vez en mucho tiempo un gemido con un nombre salió de mi boca, esa era la mayor prueba de que al fin estaba alcanzando el placer y la estaba llevando a ella conmigo.
― ¡Ah! Bella— gemí eufórico contra la piel de su cuello— Bella— volví a rugir, mi pecho se escuchaba ronco, Bella arqueo su espalda y comenzó a cabalgar con ansia sobre mí, seguí su ritmo abrazado a su cuerpo, solo basto un minuto más para que comenzara a gritar dejándome llevar por el más exquisito de los orgasmos que jamás había sentido.
Caí desplomado en la cama junto a ella, la apreté contra mi cuerpo, aun moviéndonos por el enorme orgasmo que habíamos tenido, tenía mis ojos cerrados y apretados, estaba inmerso en el mejor momento de mi vida, mis días al fin tenían Luz, la luz que me había traído Bella, la necesidad que generaba ella y los sentimientos que comenzaban a aparecer cálidos en mi corazón, por primera vez en mucho sentía un calor recorrer por las venas de mi cuerpo. Cuando había pasado ya un buen rato, la respiración de Bella la delato, se había quedado profundamente dormida. Mire su cuerpo y sonrei son poder evitarlo, tome el ededron de la cama y nos cubri a ambos, no quería que se enfermara por estar asi, me quede dormido sin darme cuenta, tenía una tonta sonrisa en mis labios, Bella era mía, su cuerpo tenía mi nombre y me iba a asegurar de que fuera el ultimo que fuera escrito en esa piel tan hermosa.
El frio de la habitación me despertó, me removí con el cuerpo adolorido y con escalofríos, mis manos buscaron ansiosas a la mujer que generaba mi pasión pero en la cama no encontré más que soledad. Me levante en la oscura noche y camine a prender las luces, la habitación se ilumino y recorrí con mi vista todo lo que había, Bella no estaba había desaparecido… todo lo que había pensado se desmorono ¿para ella no había significado nada? ¿Por eso desapareció en la noche como…? No, no podía compararla y menos con alguien de esa calaña, no podía negar que esta noche había sido la mejor de mi vida pero despertar solo en la cama no era el plan que culminaba mi noche perfecta, Bella había sacado algo nuevo de mi, la decepción, no podía evitar decepcionarme de ella y sentirme dolido, la quería conmigo pero al parecer ella no tenía la misma idea, no sentía lo mismo.
El acto que le siguió a todo fue meramente provocado por la imagen de Bella, mis manos no recorrían una piel extraña era la imagen de su piel la que yo quería grabarme en mi cabeza, tome a la mujer con toda la fuerza que tenia y la puse apoyada en sus manos y rodillas sobre el edredón de la cama y rápidamente la penetre, con mucha fuerza. Ahí estaba yo follandome a una mujer con la imagen viva de Bella en mi cabeza, era un acto completamente pervertido pero está disfrutando al producto de mi imaginación, puse mis manos en las caderas de la mujer y levante la vista, tamaña fue mi sorpresa al ver que la puerta se entreabría y la figura de Bella estaba parada precisamente en la puerta, una explosión de placer al ver sus ojos se dio en mi cuerpo, penetre con todas mis fuerzas a la mujer haciéndola gritar del placer.
― ¡Ah!— gimió con fuerza bruta mientras le daba con fuerza— ¡Edward!— volvió a gemir cuando acelere el ritmo— ¡Ah! ¡Ah!— baje la vista de la puerta y cerré mis ojos, ver a Bella ahí mirándome me había renovado la imagen que tenia de ella, mire nuevamente y ahí estaba aun, el placer que provoco imaginármela así, rendida ante el placer, yo pudiendo acariciarla y penetrarla tanto como pudiera me hizo perder el control, definitivamente era ella la que despertada todo en mi, ella era la causa de que mi cuerpo volviera a la vida— ¡Ah!— grite cuando el orgasmo se desato en mi cuerpo, Bella, Bella, Bella, gritaba en mi mente, lo único que podía era imaginármela con aquellas mejillas sonrosadas gimiendo de placer. La imagen me perturbo más de lo que podría haber imaginado. La mujer cayo encima de mi cama, sonreí enormemente al descubrir lo que Bella realmente provocaba en mi, haya donde alcanzaba estos sentimientos que habían emergido por ella, levante la vista con una enorme sonrisa triunfal, las mejillas de ella estaban tal como me las había imaginado rosáceas y su boca entreabierta, me deleite solo con mirarla ahí, ¿le habría pasado algo? ¿ se abría excitado?, nos miramos por algunos segundos y la cara de pavor no se pudo evitar, antes de que pudiera gesticular algo ella salió corriendo dejando la puerta entreabierta.
― ¡qué exquisito!— dijo la mujer levantándose y poniendo sus manos en mi pecho, la mire a la cara y de inmediato caí en la cuenta de que ella no era la que yo había deseado, su solo rostro me provocaba nauseas, quite sus manos de mi cuerpo y me pare rápidamente de la cama
― Vete de aquí— le dije serio y un molesto, ella me miro extrañada
― ¿pero… pero?— intento replicar, ¿Quién demonios se creía que era?
― Lárgate de aquí, ahora— amenace con voz rabiosa, la chica bajo su vista y rápidamente se vistió para salir de mi habitación. Cuando estuve solo me tire encima de la cama y suspire pesadamente— ¡Bella! ¡dios mío!— exclame con satisfacción— ¡Cuánto tiempo buscándote!— suspire nuevamente.
Era verdad, ¿Cuánto tiempo no había buscado a una sola mujer que me despertara de mi letargo?, lo que más me asustaba es que no solo hablaba del sexual, Bella despertaba sentimientos en mi que ni yo mismo conocía, ella era una maestra sin duda, solamente con esa belleza y esa personalidad podía decir que me había cautivado por completo, con enorme convicción podía decir que esa mujer me gustaba y de verdad. Esa noche no pude pensar en nada más que en ella, sentía su mirada, sus manos, su piel, me moría por verla mañana y comprobar que mis sentimientos hacia ella eran los que había pensando. Me dormir pensando en sus hermosos ojos y el aroma que me hacia soñar con ella cada vez más seguido. Al otro día el momento había llegado su suave mano golpeo la puerta, entro en la habitación completamente cohibida por lo que había pasado ayer, ella sabía perfectamente que la había visto.
― muy buenos días Señorita Swan— la salude como de costumbre, no quería que se asustara y se fuera de repente.
― bue… buenos días Sr. Cullen— respondió tartamudeando
― ¿Cómo durmió?, me imagino que muy bien— le comente, ella esquivo mi mirada y la deposito en otro lugar de su interés.
― ¡mi celular!— grito en voz alta
― Si, William lo encontró hoy en la mañana y lo apago, espero que tenga más cuidado con sus pertenencias, eso no habla bien de usted— no tenía idea de que estaba aquí, con todo el alboroto de anoche no me había dado ni cuenta. Entonces esa fue la razón para que se devolviera.
― Sí señor, no se preocupe— me respondió forzando una sonrisa.
Mientras las horas corrían, las miradas de ella se iban haciendo cada vez mas esquivas, por ninguna razón cruzamos miradas en esa mañana ella me evitaba todo lo que podía. Cuando el reloj estaba pasado del medio día Emmett llego a vernos, traía consigo los exámenes que me habían tomado en Houston. Sorprendentemente aquellos papeles decían NORMAL en cada uno de los análisis, sin poder creerlo intente replicar lo que decían los resultados.
― ¿Qué?— dijimos los dos al unisonó, nos miramos y ella se sonrojo.
― No puedo creerlo— comente enojado
― Si es verdad, míralo por ti mismo—Emmett me paso los exámenes y comencé a mirarlos, era frustrante ver que todo decía NORMAL.
― Pero si todo es normal entonces ¿Qué demonios tengo?
― Estamos ante un complejo caso Edward, sin duda no se que mas podríamos practicarte, estamos en un país muy avanzado donde la medicina es la mejor del mundo y aun no podemos descubrir lo que te paso.
― ¡demonios!— me pare inquieto y comencé a caminar por todas partes
― Tranquilo Amigo, se que…
― ¡cómo demonios me pides que me calme! ¡tú no eres el que tiene que estar encerrado todo el día!— me altere con su comentario, lo mire fijamente y el pareció notar la molestia
― Si pero…
― ¡ya basta!, no pienso hacer nada más. No estaré un día más aquí en la casa, mañana regresare a la oficina— le dije exasperado, estaba arriesgando mucho al estar aquí en la casa, Aro me estaba tomando la delantera a pasos agigantados
― Yo sabía que ibas a reaccionar así es por eso que solo tengo una condición para darte una alta provisoria
― ¿Cuál es?— le pregunte ansioso
― Que Isabella te siga acompañando— cerré mis ojos temiendo lo que eso conllevaría, estaba seguro de que no sería mucho tiempo el que me aguantaría el estar lejos de ella.
― ¡demonios! Está bien, todo con tal de que me dejes salir de aquí.
― Que te quede claro Edward que al primer atisbo de una recaída deberás volver al reposo, te recuerdo que en los dos meses que llevas en cama no has tenido ninguna recaída— solo dolores menores, recordé en mi mente. No dije el comentario ya que no quería que Emmett supiera.
― Está bien ¡Esta bien!, lo que sea con tal de salir.
― Bien, entonces te extenderé de inmediato el certificado, que te quede claro que será una alta provisional.
― Si, ya entendí— lo apure.
― Bella más tarde tómale a Edward unos exámenes de sangre y mándalos a analizar.
― Claro— le respondió
Emmett me entrego el preciado documento, estaba feliz de poder volver a la oficina y lo mejor de todo es que no necesitaba una excusa para llevar a Bella, mi mente ya había pensando en muchas teorías para justiciar su participación en la oficina.
― ¿Sr. Cullen?— me llamo
― Dígame— le conteste evitando mirarla, no podía tentar mi buena suerte
― Le tomare ahora las muestras de sangre.
― Está bien— cerré el periódico que leía y me prepare. Ella me indicaba siempre como tenía que hacerlo así que me senté y espere sus ordenes
― bien, ponga su brazo en la mesa— me pidió
― ¿así está bien?— le pregunte al sentir la cercanía con su piel. Descargas eléctricas me azotaron toda la parte que ella había tocado
― Si… así está bien— me respondió con rapidez, saco las muestras y me paso un algodón para secar la sangre que nunca salió.
― no salió nada— medite pasando el algodón por mi piel
― no, como siempre usted sana bastante rápido— sus agiles manos comenzaron a tapar las muestras cuando de repente recordé lo que había pasado ayer, ella aun no me contestaba
― Hoy no me respondió…— la mire
― ¿Qué cosa?— me contesto mientras etiquetaba cada frasco
― Si había dormido bien, con lo que anoche presencio puede que haya alterado algo en su dormir— le comente, fue tanta su sorpresa que soltó uno de los frascos con sangre, este se quebró en mil pedazos.
― No no… no se dé que, de que me habla, ¡demonios!— me respondió extremadamente nerviosa, comenzó a limpiar rápidamente todo el líquido que se había derramado.
Verla así de nerviosa y con su piel rosa me hizo estremecer, solo tomaron unos pocos minutos para que mi creciente excitación se desatara. Bella podía despertar hasta los más bajos instintos en mi, ella sabia inconscientemente como hacerme delirar por tenerla, en este momento moría por tocar su cuerpo. Eliminando la palabra pudor de mi lista me pare rápidamente hacia su encuentro, en menos de lo que había pensado amolde mi cuerpo al de ella, pase mis manos por su estrecha cintura gimiendo por el contacto que habíamos tenido, esto era como un verdadero sueño, mi autocontrol podía verse destruido en el suelo. Su boca soltó un enorme gemido cuando la apreté aun mas a mi cuerpo, sus manos cayeron sobre la bandeja afirmándose de ella. Las sensaciones de excitación y placer eran insoportables, era un placer extremo, jamás había estado así de preparado para tomarla, jamás alguien me habría despertado en tan poco tiempo.
― ayer la vi— le dije cerca de su piel, rose mi halito— estaba husmeando en la puerta, viste cuando estaba con Valery ¿cierto?— ella negó muy rápido con su cabeza— no mientas— le dije mientras con mis fuertes manos la pegue aun más duro contra mí, su boca soltó un exquisito jadeo que hizo palpitar aun mas mi erección haciéndola cada vez más notoria.
― Sr. Cullen… ¿Qué… Qué hace?— pregunto, sus ojos estaban completamente cerrados y eran apretados cada vez que la pegaba contra mi cadera
― Nada, solo le estoy preguntando algo, respóndame— la presione una vez más provocando la tensión sexual más exquisita que había sentido ¡moría por tenerla ahora mismo!, su cadera se hizo hacia atrás y su cuerpo cayo arriba de la mesilla.
― Ah… Srta. Swan—respire lo más cerca de su cabeza— ¿está nerviosa?— pregunte sabiendo la respuesta.
― Sr. Cullen— gimió con fuerza, mi erección estaba preparada para lidiar con ella, sentía todo mi cuerpo palpitar al mismo ritmo que mi excitación. La tome por la cintura y la hice girar dejándome ver el estado en el que se encontraba.
― Me lleve una gran sorpresa al verla observando, reconozco que ser observado por otra mujer aumento el placer— le dije, era un pensamiento extremadamente voyerista pero sabía que no cualquier mujer habría provocado ese efecto era ella solo ella. apreté con más fuerza mis manos sobre la piel de su cintura
― ¿Qué pretende?—pregunto con su cuerpo temblando, tenía la certeza de que estaba tan excitada como yo.
― ¿yo?, nada— le dije recorriendo su rostro y su cuerpo con mis ojos— nada, solo quería preguntar algo, además de comprobar si la había afectado vernos. Ya veo que sí.
Un maldito golpe en la puerta nos interrumpió, regrese rápidamente hacia mi cama, ella se giro y escondió su rostro de mi, se puso a ordenar frenéticamente las cosas que se habían esparcido en la mesa. Mire su cuerpo y nuevamente sentí esa enorme oleada de pura excitación.
― Sr. Cullen tiene una llamada— dijo Margarite una de mis mucamas.
― Gracias— respondí— ¿diga?— Frederick el hombre al que le había dejado la compañía a cargo comenzó a hablar muy rápido, se notaba nervioso y completamente tenso, me explico que Aro había despedido a unos empleados de confianza con la autorización de Carlisle y además había suspendido la mayoría de las obras benéficas que realizábamos en la ciudad. Mi ira se hizo mayor cuando me comento que estaba ocupando mi oficina ya que nadie le había habilitado una ¡jamás lo pondría en mi oficina!, antes muerto— ¡DEMONIOS FREDERICK!— le dije molesto por las malditas intromisiones de Aro, le grite al hombre, sabía que no tenía justificación pero no podía permitir que algo mas saliera mal— ¡COMO PUEDE SALIR TODO MAL! Se nota que yo no estoy a cargo, pero mañana a primera hora estaré allí, si, prepara una junta de directores, debo hablar con todos ellos
Tenía que poner las cosas en orden, todos tenían que recordar quién era el dueño de esa empresa, por mucho que mi papa figurara en los escritos como el dueño la sabia que más de la mitad del dinero era mío o era lo que yo había aumentado con mi esfuerzo. Mire hacia mis lados y Bella no estaba, apreté aun más el teléfono al darme cuenta que se había escabullido, minutos más tarde volvió, sus mejillas aun estaban ardiendo y sus ojos me miraban con vergüenza reflejada. Camino hacia donde estaban sus cosas y comenzó a guardarlas, había olvidado que eran las seis, como deseaba que algún día no se fuera, ¿Cómo sería tenerla toda la noche para mí?, me concentre en la conversación, el hombre comenzó a explicarme muchas cosas rápidamente, la cabeza comenzó a manifestarse lentamente, el dolor era como la levadura, fue subiendo poco a poco hasta que llego a un punto insostenible.
― no me interesa, ¡MALDITA SEA! Te dije que… ¡Ah!— grite por el dolor que me atravesaba el cuerpo, no me importo nada mas, solté el teléfono y me agarre la cabeza para mitigar el dolor
― Sr. Cullen— escuche la voz de ella pero parecía un susurro ante el dolor— Sr. Cullen ¿Qué pasa?
― ¡Ah!— grite nuevamente cuando el dolor me atravesó con más fuerza— Bella me duele, ¡Ah!— le dije mientras apretaba con más fuerza mi cabeza. Sentí mi cuerpo pesado y desplomarse sobre mis rodillas, las manos suaves de Bella estaban sobre mi cintura pero su poca fuerza no fue suficiente para mi peso.
― Edward por favor— me pidió mientras me intentaba levantar
― ¡Ah!— grite nuevamente, mi vista se torno oscura y mis ojos se cerraron sin que pudiera evitarlo
― ¡Edward!— sentí que me llamaba en la lejanía pero la oscuridad cerro todas las vías de conexión dejándome solo en una enorme oscuridad.
No se cuento tiempo dure así pero pronto comencé a sentí voces y susurros, unos más claros que otros, sentía gritos y sonidos extraños. Cuando todo había pasado me quede en un enorme silencio, escuche la voz de un ángel que me llamaba y pedía mi regreso
― Edward— me dijo cerca, donde pudiera escucharla, sin poder evitarlo reconocí la voz que me llamaba, era ella Bella requería de mi conciencia y estaba listo para despertar frente a ella— Dios…
― Bella— la llamo la voz de un hombre— buenas noches— le dijo
― ¿Qué ha pasado? ¿el señor Cullen está bien?— pregunto con algo de inseguridad en sus palabras
― Si, por ahora lo está. Tuvo un fuerte colapso pero no sabemos a qué se debió, dime ¿Qué paso antes de que esto pasara?— mi cuerpo y mente se comenzaron a avivar, mis parpados se hicieron cada vez más livianos hasta el punto de que pude abrirlos lentamente, pestañee algunas veces y observe la figura de dos personas, reconocí de inmediato a Bella y el otro creo que era Emmett, no lo pude distinguir bien. La pregunta había sido clara no podía dejar que ella respondiera sola, la culpa había sido mía por alterarme hasta ese punto.
― Estábamos en su habitación y luego…— un silencio se produjo y sabía que era el momento de contestar.
― Me puse… a discutir— interrumpí ganándome su atención. Ambos se giraron pero mis ojos no pudieron hacer más que contemplar a Bella, se acerco a la cama y me miro expectante— Hola— la salude ganándome la más sincera y hermosa de las sonrisas.
― Hola— me respondió con sus ojos brillantes, note con asombro y una nueva alegría de que se había preocupado por mí y creía completamente en su sinceridad ella era muy pura como para mentir.
― Edward, amigo ¿Cómo estás?— me pregunto Emmett tapándome la hermosa visión que tenia.
― Bien— le respondí, me lleve una mano a la cabeza al sentir dolor nuevamente— pero no sabes cómo me duele la cabeza.
― Es normal, lo que tuviste hoy fue un fuerte colapso y por lo que me dices puede que haya sido provocado por una situación en la que te estresante. Iré por la enfermera y el doctor de turno para que examinen tu condición.
― Está bien— le respondí con voz pastosa. Bella me miro y no pude evitar sentir cosas, millones de sentimientos que afloraban en mi pecho, intente buscar el deseo sexual que podría generarlos pero esta vez era diferente ninguno de ellos era generado por la pasión solo por ella, sentimientos que solo ella podía provocar— acércate— le pedí con el mismo tono, ella camino hacia el lado de mi cama y me miro con sus hermosos ojos.
― ¿Cómo se siente?— pregunto
― Mejor, aunque como les dije me duele muchísimo la cabeza, dime ¿Dónde está Will?
― Llego pero se está encargando del papeleo, yo no entiendo de eso— respondió bajando la mirada, daba gracias por que ella no entendiera de eso y estuviera aquí conmigo, por una extraña razón era ella a la que quería ver en este momento, solo a ella
― Bien, no tienes porque, tú tienes que estar conmigo en este momento lo demás que se encargue el— reprimí una sonrisa, Bella se sonrojo despertando los demás sentimientos que seguían dormidos de pronto sentí algo en mi pecho latir con un ritmo inusual ¿era mi corazón? ¿había despertando también a este frio y duro corazón?
― ¿necesita algo?— me pregunto acercándose aun mas
― Si— le dije con expresión seria— acércate ya que no puedo gritar— acorto lo poco que nos separaba y susurre lo que necesitaba imperiosamente— necesito un beso— le dije y la pegue a mis labios para besarla desenfrenadamente.
Solo para prolongar aun más el momento pase mis manos por su nuca y afirme su muñeca pegándola aun mas a mi cuerpo, las terminaciones nerviosas y cada célula de mi cuerpo se alboroto con el contacto definitivamente esta mujer era una droga ¿Cómo no hacerse adicto a tales sentimientos? Bella estaba haciendo lo que cientos de mujeres en miles de noches nunca habían conseguido.
― ¿Qué hace?— me pregunto intentando separarse, moví mi boca y deposite pequeños besos alrededor de la de ella.
― bésame— le implore, estaba mal, adolorido y saliendo de un maldito colapso pero esto me sobrepasaba, probar su divina boca era un privilegio que no dejaría pasar. Antes de que dijera algo la bese nuevamente, mas intento que antes. Comenzamos nuevamente una sesión de besos, cuando el aire se hizo apremiante se separo de mi con fuerza y soltó un gemido, solo eso basto para despertar el sentimiento que había dejado afuera, la excitación, rápidamente mi miembro despertó poniéndose a tono con la situación, mis besos bajaron hacia su cuello, bese frentico la piel que había allí, me excitaba saber que estábamos en un lugar público, lleno de gente y haciendo esto, era completamente indecoroso pero estaba extasiado haciéndolo.
― ¡Ah!— Gemí contra su piel, de pronto sentí ruidos en el pasillo con todo el pesar del mundo la solté y ella se salió de la cama, nos miramos con nuestras respiraciones completamente agitadas. Su cara estaba completamente colorada al igual que sus labios, la observe por completo deleitándome una vez más con ese cuerpo perfecto, sonreí feliz de haber experimentado esto.
― Bueno Edward— entro Emmett en el espacio— el doctor vendrá enseguida. Bella— la llamo pero nosotros aun nos mirábamos, la sonrisa se extendió mas en mi rostro al darme cuenta que solo tenía ojos para verme a mí en ese momento, nada mas importaba para nosotros— Bella— la llamo otra vez
― ¿sí?— pregunto enfocándose en Emmett
― Es hora de que te vayas es muy tarde y tu horario termino, no es necesario que te quedes
― Si… si pero— intento contradecir sin mucho éxito ¿de verdad quería quedarse conmigo? Yo, Feliz, pero ahí recordé lo que decía el expediente, Bella tenía una familia que cuidar y velar lo que me llevaba a otra cosa a penas saliera del hospital le iba a dar la arma que necesitaba para sacar a su familia de allí.
― Vete a casa y mañana pasare por la mansión a decirte lo que paso— me miro y yo aun seguía sonriéndole, no podía evitarlo.
― ¿trajiste tus cosas al hospital?
― No— susurro— pero no importa me devolveré a la mansión a buscarlas
― No— le dije serio, no podía volver sola y a estas horas, no me perdonaría que le pasara algo— dile a James que te lleve a tu casa, mañana el también irá a recogerte, no es necesario que te vayas a mi casa nuevamente, Emmett tiene razón para ti fue bastante por hoy— le dije esperando que comprendiera
― Pero Sr. Cullen— intento rebatirme, me enfade con ella ¿acaso no entendía que tenía que protegerla? No podía volver a la casa, no sola y sin protección.
― ¡ya basta!— le grite fúrico pero fue peor una puntada atravesó mi cabeza— ¡maldita sea!
― Bella no reclames por favor— le pidió Emmett— acepta lo que dice Edward y vete a descansar ya mañana hablaremos.
― Está bien— contesto resignada— mañana nos vemos entonces.
― Buenas noches Bella
― Buenas noches— le dije grabando sus últimos movimientos en mi memoria.
― Buenas noches a los dos— contesto saliendo de la habitación, cerró la puerta dejándome solo con Emmett
― Bien Edward, hoy mismo te podrás ir a casa
― Qué bien— comente
― ¿Cómo te sientes?
― Aun siento dolor pero quiero ir a casa, odio los hospitales
― Lo sé, por eso prefiero que hagas el reposo en casa, nada de trabajar por estos días
― Está bien— acepte de mentira, sabía que sería imposible, tenía que volver a trabajar sobre todo con lo que me había contado Frederick, era importante que volviera.
Emmett me dio unas indicaciones más y se fue, Will entro una hora más tarde con sus manos llenos de papeles.
― ¿Cómo esta señor? ¡qué alegría verlo bien!, no sabe el susto que nos dio a la señorita y a mí.
― ¿Bella se asusto?— pregunte incrédulo, Will noto la diferencia, había cambiado el Srta. Swan por Bella.
― Si— respondió con una sonrisa— ella estaba muy asustada pero sabe reaccionar muy bien, a pesar de haber estado en una situación crítica y estresante supo perfectamente que hacer. Señor…— comenzó Will con un tono que reconocía fácilmente aunque no lo había escuchado desde hace mucho tiempo.
― ¿Dime Will?— le dije enarcando una ceja
― Perdón por el atrevimiento pero hay algo que deseo preguntar y seré franco
― ¿Qué cosa?— le concedí sabiendo la pregunta
― ¿usted y la señorita…?— se cayó dejando la pregunta en el aire. Sus ojos estaban expectantes
― No— respondí con un monosílabo, su expresión paso de incertidumbre a tristeza— aun no espero que con el tiempo si pero sabes que con la vida que llevo es muy difícil que eso suceda
― Le vendría bien un cambio señor— comento más animado— creo que ella es justo lo que usted necesita— me dijo haciéndome sonreír
― ¿sabes que es lo que necesito?— le pregunte
― Si— respondió con una sonrisa— Amor— dijo dejándome completamente atónito— iré a pedir su alta señor, vuelvo enseguida.
Ni siquiera supe que responder, el me había dicho que necesitaba Amor ¿de verdad lo necesitaba?, en mi vida nunca había necesitado mas amor que el de mi madre y mis hermanos, nada más me hacía falta pero ahora en este momento de mi vida ¿necesitaba amor de una mujer?. La pregunta rondo en mi cabeza todo lo que siguió, me dieron el alta y me trasladaron a la casa en un móvil del hospital. Cuando ya estuve instalado era casi media noche.
― Will— llame al mayordomo cuando estuvimos solos— necesito hacerte unos encargos.
― Dígame señor
― primero que todo necesito que llames a mi abogado, quiero que se venga a entrevistar conmigo después del horario de Bella mañana, que este aquí a las seis con treinta en punto.
― Si señor
― También que le digas a James que vaya por Bella mañana.
― Si señor como usted diga ¿algo más?— pregunto con una cálida sonrisa.
― Si, prepara los cheques de Bella, todos los que faltan hasta el momento. Ya están listos en las chequeras solo tienes que sacarlos y entregárselos
― Si señor— sonrió aun más abiertamente
― ¿Por qué te ríes?— pregunte al verlo tan contento
― Si quiere saber la verdad… doy gracias a Dios porque ella llego a su casa señor
― ¿Por qué lo dices?— pregunte con extrañeza
― Porque ella está devolviendo la vida a esta mansión, la Luz a su mirada y a su vida, ahora veo algo más que trabajo en sus ojos— sonreí casi por inercia
― Gracias por tu comentario— comente sonriente— ahora vete a dormir a sido un día largo
― Lo mismo digo señor, que pase buenas noches
― Igual tu— se despidió y salió de la habitación
Aunque intentara dormir no podía, me tome los calmantes y pase la mitad de la noche pensando en la deliciosa boca de Bella, dios como era de exquisita, jamás había probado un manjar así, era demasiado para mis sentidos. El otro día llego y con el mis ganas de verla nuevamente, lamentablemente en la mañana Emmett estuvo aquí y se quedo toda la mañana y por la tarde no pude evitar dormir para recuperar todo el sueño que había perdido pensando en ella, sonaba un poco extraño salir de mi boca pero no podía evitar pensar en ella, no salía con nada de mis pensamientos. Cuando dieron las seis de la tarde Bella salió hacia el baño ya estaba casi a la hora de partir, me pare de la cama y me metí a la ducha, disfrute del agua correr por mi piel y aplacar todo lo que se estaba dando en mi cuerpo, antes de que terminara ella me llamo del exterior.
― Sr. Cullen—
― Me estoy bañando— le grite desde adentro imaginando su expresión, había dejado la puerta abierta con una segunda intención ya podía imaginármela sonrojándose, cuando Salí del baño no la vi por ninguna parte avance un poco y la observe, estaba sentada en un sillón detrás de uno de los pilares de madera, sonreí y negué con mi cabeza ante su ingenuidad.
― ¿Qué hace allí?— le pregunte cuando me acerque, ella me miro y pude ver sus ojos viajar de mi cara hacia mi torso.
― Nada— respondió— solo estaba esperándolo no quería importunarlo— sonreí nuevamente.
― ¿importunarme?— reí dirigiéndome hacia mi cama, tome la toalla y comencé a secar mi cabello— bueno… se supone que hoy día yo debería haber vuelto a mi empresa pero como tuve esa maldita crisis no pude
― Es verdad
― Pero ¿sabe una cosa?, no voy a dejar que esta maldita enfermedad me deje imposibilitado, volveré a trabajar igual.
― ¿Emmett sabe de esto?— pregunto enarcando una ceja
― No y no tengo porque explicarle— le dije serio, esperaba que ella no le dijera nada, no quería pelear con mi amigo— el mismo dijo que ni siquiera sabían que tenían así que si no saben no tengo de que cuidarme ¿no cree?—
― Si usted lo dice— me respondió alejándose a buscar sus cosas, no soporte el tenerla así de lejos, camine así como estaba y me puse cerca ella, se giro mirándome y dando un respingo, las cosas que tenía en sus manos cayeron al suelo.
― ¿cuestiona mis decisiones señorita Swan?— le pregunte cerca de su rostro, aspire de forma imperceptible el exquisito aroma que ella destilaba.
― Sr… Sr Cullen, aléjese— me pidió
― ¿de verdad quiere que me aleje?— le dije tomando ventaja sobre ella, mis manos pasaron raudas por su cintura.
― ¿Qué pretende?— pregunto en un susurro
― ¿a caso no es obvio?— le pregunte obviando su pregunta, mi nariz se fue a su piel acariciándola y provocando las más exquisitas sensaciones en mi cuerpo.
― Por favor ya basta— imploro— no juegue conmigo.
― No lo hago, pero— le di un tierno y casto beso en su mejilla, privilegio que solo habían gozado mi madre, Alice y Tanya— esto es algo que los dos deseamos ¿no lo crees?... ah— suspire contra su piel absorbí todo su delicioso aroma— Bella…
Estaba tan inmerso en este momento que me moleste de sobre manera cuando un golpe en la puerta nos interrumpió, me separe de ella a regañadientes.
― Sr. Cullen— llamo mi intención una de las mucamas— el Señor Black lo llama por teléfono
― Ah— comente disimulado mi mal humor por la intromisión— deme ese teléfono— se lo quite de las manos, Bella aprovecho ese momento para escapar de mis brazos, si ella se hubiera quedado todo abría terminado en lo que ya se hacía inevitable— Sr. Swan— le grite con una sonrisa, ella se paró en seco y se giro — recuerde que mañana deberá acompañarme a la empresa así que venga con ropa casual y mañana seguiremos con esta conversación— su cuerpo pareció congelarse en ese momento, le sonreí abiertamente, ella no pudo reaccionar puesto que se giro y salió rápidamente de la habitación seguida por la mucama— Jacob, habla Edward— conteste pegándome el teléfono a la oreja.
― ¡Edward! que gusto escucharte, hace días que no hablamos, ¿Cómo va todo?— pregunto con una familiaridad que no me agradaba
― Al grano, ¿Qué es lo que quieres?— pregunte serio
― Bueno me preguntaba ¿si necesitas que te mande a alguien?, hace días que no recibo tus llamadas y…— lo corte en el instante
― No— respondí tajante— no necesito a nadie y ahora no puedo atenderte, adiós— y corte, mi abogado estaba a punto de llegar tenía que estar preparado.
Me aliste lo más rápido que pude y a las seis con treinta en punto entro Will seguido de Alexis Parnavich, mi abogado. Nos saludamos y sentamos.
― Bien señor Cullen dígame ¿Qué necesita?
― Necesito que me ayudes en algo, esto nadie lo puede saber tiene que ser estrictamente profesional.
― Claro señor, ¿de qué se trata?
― Necesito poner una de mis propiedades en arriendo pero bajo condiciones extremadamente especiales, la propiedad que quiero poner es la casa de mis padres, la que está cerca de aquí
― Si la recuerdo.
― Necesito que se ponga un anuncio en el diario que sea bastante vistoso y que tenga todos los datos de la casa, el precio de la renta será módico lo especial está en que deben esperar hasta que llame cierta persona, si no es determinada mujer no se la pueden arrendar a nadie.
― Bien señor, podría detallarme todo— me pidió sacando su libreta y anotando todo, comencé a relatarle lo que tenía que decir en el anuncio, el precio y todo los demás datos
― El contrato de arriendo tendrá el nombre de alguna entidad benéfica, todo el dinero que se recaude lo depositas allí.
― ¿Cuál es el nombre de la persona?
― Isabella Swan, no se la puedes rentar a nadie más que no sea ella, llame quien llame tiene que ser ese nombre, si es ella pones el plan en marcha y le rentas la casa.
― Bien señor ¿algo más?
― Sí, quiero que sea amoblada y restaurada con los colores originales, encárgate de que sea rápido el anuncio a lo mas tiene que estar puesto el jueves por la tarde
― Bien señor.
― Que alguien de tu equipo la amueble con lo básico por mientras. Los colores deben quedar así: la habitación que era mía debe ser la azul, la de mi hermana de color rosa y la de mis padres burdeo.
― Si señor— asintió el hombre anotando todo.
― Cualquier cosa ya sea de recursos hablas con Will y el te los proporcionara.
― Bien señor, entonces me retiro—
― Cuando ya esté efectuado me llamas para avisar
― Si señor— el hombre se acerco a estrecharme la mano y se fue. Will quien era silencioso testigo se adelanto para cerrarle la puerta.
― Will no te vayas— le pedí antes de que desapareciera de la habitación.
― Dígame señor
― Necesito que le digas a James que mañana vaya por Bella— le dije, el sonrió abiertamente y asintió. No quería tentar la suerte y que algo le pasara a ella.
Ya estaba hecho, esperaba que todo saliera como lo había planeado, si era así Bella estaría fuera de ese infierno muy rápidamente, si no llegaba a resultar tendría que usar una táctica mas ruda pero confiaba que todo saldría bien. A la mañana siguiente estaba un poco ansioso, nuestro fallido encuentro del día anterior me había abierto el enorme apetito sexual que tenia dormido y ahora con cualquier cosa que ella hacia parecía reaccionar, sin duda mi deseo estaba hecho para ser despertado por solo una persona. Mientras estaba tomando el desayuno Bella llego a la casa, tan puntual como siempre, sentí sus pasos en el comedor y levante la vista para observar su imponente y sensual figura.
― Buenos días señorita Swan— la salude
― Bue… buenos días Sr. Cullen— respondió nerviosa
― Hoy tendrá que acompañarme medio día a la oficina pero no se preocupe que no será mucho.
― Está bien
― Bueno ya es hora de irnos, ¿Will?— lo llame— iré a la oficina, cualquier cosa que necesiten me llaman allá.
― Sí señor.
― Si llama mi madre o hermana diles que me llamen a la oficina.
― Si señor
Camine hacia la puerta en donde una de las mucamas me esperaba con mis cosas, las tome y me dirigí al auto. El trayecto fue completamente tranquilo, me sentía un poco inquieto, jamás había estado con Bella en un espacio tan reducido y podía asegurar que me afectaba, el olor de su piel me hacia volar la imaginación, cada día crecía mas la necesidad de volverla a besar, tocarla o sentirla nuevamente.
― Buenos días Señor Cullen— sentí un saludo cuando entramos al edificio de la empresa, iba tan inmerso en mis pensamientos que no alcance a reaccionar. Subimos hasta el piso de mi oficina y la amable figura de Irene nos recibió.
― Buenos días Irene— la salude
― ¡dios mío! ¡Edward!— saludo como siempre, tan efusiva, ella me conocía desde pequeño por eso tenía un trato familiar conmigo— hijo por dios ¿Por qué no me avisaste que volvías hoy día?
― Porque no lo sabía, ayer tuve una recaída pero parece que ya estoy mejor—
― Qué bueno que ya estás aquí, ¿y ella quien es?— me pregunto mirando a Bella
― Mi nombre es Isabella Swan señora, mucho gusto— se presento ella misma
― Isabella es mi enfermera, me estará acompañando el tiempo que sea necesario. Más tarde ve a mi oficina para que redactes unos memos.
― Sí, claro— asentí y me dirigí a mi oficina, cuando entramos le di a Bella una pequeña reseña de Irene, ella era importante para mi dentro de la empresa, el año pasado su hijo menor se había enfermado gravemente, tuve la suerte de poder intervenir a tiempo y de que el chico se salvara, desde esos días Irene es una de mis aliadas dentro de Cullen Enterprise.
Toda la mañana fue terriblemente estresante, por mis ausencias se había acumulado trabajo de meses, tuve que poner en orden muchísimas cosas. Me informaron que Aro nunca aparecía hasta el medio día así que por hoy creo que podía verme libre de su asquerosa presencia. Cuando ya casi estaba por terminar el trabajo, levante la vista del alto de papeles y observe a Bella leyendo muy concentrada, reprimí cualquier mueca de agrado que se estaba formando, que placentero era tenerla cerca de mí, cada vez podía disfrutar en más situaciones de su compañía. Sin poder evitarlo me acerque a ella lentamente y me puse detrás del sillón, acerque mi boca hacia su oreja y le susurre.
― ¿esta aburrida?—
― No— susurro, se giro hacia mí y quedamos a centímetros de distancia, todos mis sentidos se pusieron alerta y mi mente solo pudo conjugar una cosa.
― Bésame— le pedí casi en un ruego.
― ¿Qué?— pregunto con incredulidad.
― Bésame— la urgí, antes de que pudiera rechazarme me pegue a sus labios y la bese con mucho deseo
La necesidad que sentí en ese momento fue imperiosa, ¡tenía que besarla! ¡Tenía que sentir sus labios sobre los míos! Su sabor, su calor, su dulzura… tenía que tenerla en este momento, devore con mi boca cuanto pude de sus labios, la tome y profundice a más no poder el beso. Mis manos pasaron hacia su cabeza pegándola más a mí, las de ella reaccionaron y sujetaron mi cara, Dios… ¡como era exquisito su sabor! Sonreí sin poder evitarlo, no había nada mejor que sus besos, nada.
― Sr. Cullen— gimió encima de mi boca, el solo sentirla gemir para mi provoco una abrumarte excitación, no podía controlarla me era imposible, tenía que tenerla conmigo ahora sentir cada partícula de su hermosa figura, sin duda este era un placer que teníamos que compartir. Me pase hacia delante y tome su cintura con mis manos para luego recostarla sobre el sillón, mis dedos trazaron líneas de sus muslos hacia arriba, mi cuerpo vibro solo con la idea de hacerle el amor en este mismo instante, apreté la carne de sus muslos para intentar liberar la pasión que tenía guardada y que amenazaba con salir. Mi boca se deslizo a su cuello, mis besos llegaron hasta su pecho, levante mi vista hacia sus ojos y ella tenía la cara totalmente torcida por el placer, sus manos me jalaron para que continuara con mi trabajo, sonreí de manera abierta por la pasión con la que me invito a continuar, mis manos se ocuparon de las telas que estorbaban mi camino, abrí su camisa y en ese momento no pude detenerme, si esta era mi oportunidad para tocar el cielo tenía que aprovecharla. Mire sus pechos y me maraville de inmediato con solo verlo, acaso ¿podía ser más hermosa esta mujer?, estaba seguro de que si. Cuando estaba por rendirme ante aquellos montes un golpe en la puerta me hizo detenerme.
― ¡Maldita Sea!— dije completamente enfurecido, tenía mi libido casi en éxtasis no podía parar, no podía contener todo lo que sentía en este momento por ella— esto acaba acá— susurre, este no sería el día de las interrupciones— pasa.
― Sr. Cullen— me dijo uno de mis asesores— necesitamos que revise unos gráficos.
― No— respondí conteniendo la furia, no podía descargar la frustración que sentía en mis empleados— no lo hare, envíamelos a mi casa y más tarde los veo, ahora me tengo que ir— sentencie, me gire sobre mis talones y casi corrí por mis cosas, tome a Bella del brazo y casi la arrastre a la puerta
― Nos vamos— le dije y la saque de la oficina
Baje casi corriendo todo lo que me separaba del auto, cuando llegamos allí le dije a James que fuera a la casa lo más pronto posible, mientras íbamos de camino tenia las emociones tan al límite que no pude evitar lanzarme sobre la boca de ella, ¡era imposible resistirme!. Llegamos a la casa más rápido de lo que pensaba, a la misma velocidad que la saque de la oficina lo hice del auto, entramos a la casa y me segué por completo, el deseo me tenia completamente poseído.
― ¿Qué pasa? ¡me duele!— me dijo mientras se intentaba soltar.
― Cállate y sígueme— le dije, Will se me atravesó en el camino pero lamentablemente no de buena manera.
― Buenas Tardes Se…
― ¡no quiero que nadie me moleste! ¡le prohíbo subir al tercer piso!— exigí con toda la molestia que tenia, si alguien osaba pasarse por mi habitación tendría que darse por despedido de inmediato.
― Si señor— alcance a escuchar cuando ya íbamos de camino hacia arriba.
― ¿Qué demonios le pasa?— me pregunto Bella mientras subía al tercer piso, no le respondí para no perder los estribos y hacerle el amor en la misma escalera, apreté mis dientes y la metí en la habitación.
Cuando entramos ella se giro para replicar algo pero antes de dejarla reaccionar me abalancé contra sus labios.
― Sr. Cullen— dijo intentando separarse pero no la deje, no podía.
―
Forcejeamos un poco, lo cual resulto completamente excitante, la pegue a mi cuerpo cuanto pude e intente que ella también lo hiciera, mis besos bajaron frenticos a su cuello y pecho al sentirme en esa parte ella reacciono pegándose a mi figura y causando una potente reacción en mi cuerpo, el salvajismo se hizo presente y desgarre la camisa que tria sonreí feliz de poder volver a ver su hermoso torso desnudo solo para mí.
― Sr. Cullen— gimió cuando le arranque con fuerza bruta el brazier, como si se tratara de agua en un desierto lleve uno de sus pechos a mi boca y lo devore con mis dientes.
― Edward— la corregí— no mas Señor, solo Edward— sentí que asintió y seguí con mi tarea, estaba perdido en una ola de sensaciones, excitación, lujuria, pasión, deseo y muchas cosas más, algunas difíciles de identificar en este momento.
La parte que siguió fue la más exquisita, probé, saboree y toque cada parte de su cuerpo, pase por sus pechos, su vientre, sus piernas, su estomago… todo, todo estaba allí para mi, solo para mí. La deseaba como jamás nunca había deseado nadie ella definitivamente era mi musa, la que me hacía sentir todo, la que me orillaba a los límites de la cordura. Mi recién descubierto corazón latía desbocado en mi pecho, sentía tanta pasión al recorrer su piel que se me había difícil concentrarme en todo lo que pasaba, era tan abrazador y nuevo lo que sentía, jamás había experimentado algo así con una mujer, ninguna había despertado este deseo irrefrenable que sentía ahora, Bella podía decirse dueña de mis deseos y de mis pasiones, ella sin duda tenía el control sobre mí en este momento. La desnude y me desnude lo más rápido que mis nerviosas manos me permitieron, estaba nervioso, como si esta fuera mi primera vez, tenia ansia y una enorme necesidad de tenerla conmigo, entre mis brazos de sentir su calor y oler su maravillosa piel. La recosté en la cama y yo me tumbe con ella, llene de besos su piel quería que en cada parte de ese hermoso cuerpo estuviera grabado uno de mis besos, quería ser el dueño de esa maravillosa piel y de ese hermoso cuerpo, quería que ella sintiera mi boca por siempre besando su piel.
― Edward— gimió deliciosamente cuando la tocaba hasta llevarla a la locura.
― Dilo… ¿Qué quieres?— le pregunte mientras tenia uno de sus pechos en mi boca y la penetraba con mis dedos. El movimiento de mi mano se acrecentaba cada vez que la oía gemir para mí.
― Te quiero— me dijo haciéndome sentir vivo— te quiero dentro— me rogo, sin poder resistirme más le concedí y me concedí lo que ambos tanto deseábamos, me puse entremedio de sus piernas y roce su centro con mi erección, sentía que este momento era el mejor de mi vida, la tenía allí y solo para mi ¡era Bella! ¡la mujer que me había devuelto la vida!. La mire mientras ella apretaba sus ojos y movía sus caderas anticipando lo que venía y sonreí, sonreí como hace mucho no lo hacía, sin demorar más el momento me adentre en su cuerpo y sentí como mi vida tenía sentido nuevamente.
El movimiento fue siempre rápido, sentía que el placer me volvería loco, gemía como un maldito, estaba tan excitado que me era difícil pensar en algo mas, Bella enredó sus piernas en mi cadera acercándome más a ella, sentía que llegaría tan rápido, mordí mi labio inferior solo para no ser llevado en la enorme ola de placer que ella me hacía sentir, una vez más me pregunte ¿Qué demonios tenia ella? ¡Me tenía en sus manos completamente! No había nadie más en este momento, solo ella, solo Bella.
― Edward—gemía constantemente, mi nombre llevado en sus labios por sus gemidos la hacía más sensual de lo que ya estaba, tenía los ojos completamente cerrados y disfrutaba al máximo de lo que estábamos sintiendo, acelere el ritmo haciéndola gemir muy fuerte, ella se pego a mi cuerpo y beso con frenesí mi cuerpo antes de que pudiera impedirlo me hizo girar sobre la cama quedando ella sobre mí. Beso mi cuello y toda la piel que había hacia abajo, mordisqueo mis hombros y mi pecho, luego se subió ahorcadas sobre mi y se sentó sobre mi erección de un solo golpe haciendo que mi espalda se arqueara completamente, sujete sus caderas y la comencé a levantar para ayudar en el acto, su centro rozaba descaradamente mi piel enviado descargas de placer a todo mi cuerpo. Me enderece y me pegue a su cuerpo, me sujete tan fuerte como podía, el movimiento se hizo frentico, nuestras respiraciones y los gemidos llenaban por completo la habitación. Estaba tan absorto en lo que sentía que por primera vez en mucho tiempo un gemido con un nombre salió de mi boca, esa era la mayor prueba de que al fin estaba alcanzando el placer y la estaba llevando a ella conmigo.
― ¡Ah! Bella— gemí eufórico contra la piel de su cuello— Bella— volví a rugir, mi pecho se escuchaba ronco, Bella arqueo su espalda y comenzó a cabalgar con ansia sobre mí, seguí su ritmo abrazado a su cuerpo, solo basto un minuto más para que comenzara a gritar dejándome llevar por el más exquisito de los orgasmos que jamás había sentido.
Caí desplomado en la cama junto a ella, la apreté contra mi cuerpo, aun moviéndonos por el enorme orgasmo que habíamos tenido, tenía mis ojos cerrados y apretados, estaba inmerso en el mejor momento de mi vida, mis días al fin tenían Luz, la luz que me había traído Bella, la necesidad que generaba ella y los sentimientos que comenzaban a aparecer cálidos en mi corazón, por primera vez en mucho sentía un calor recorrer por las venas de mi cuerpo. Cuando había pasado ya un buen rato, la respiración de Bella la delato, se había quedado profundamente dormida. Mire su cuerpo y sonrei son poder evitarlo, tome el ededron de la cama y nos cubri a ambos, no quería que se enfermara por estar asi, me quede dormido sin darme cuenta, tenía una tonta sonrisa en mis labios, Bella era mía, su cuerpo tenía mi nombre y me iba a asegurar de que fuera el ultimo que fuera escrito en esa piel tan hermosa.
El frio de la habitación me despertó, me removí con el cuerpo adolorido y con escalofríos, mis manos buscaron ansiosas a la mujer que generaba mi pasión pero en la cama no encontré más que soledad. Me levante en la oscura noche y camine a prender las luces, la habitación se ilumino y recorrí con mi vista todo lo que había, Bella no estaba había desaparecido… todo lo que había pensado se desmorono ¿para ella no había significado nada? ¿Por eso desapareció en la noche como…? No, no podía compararla y menos con alguien de esa calaña, no podía negar que esta noche había sido la mejor de mi vida pero despertar solo en la cama no era el plan que culminaba mi noche perfecta, Bella había sacado algo nuevo de mi, la decepción, no podía evitar decepcionarme de ella y sentirme dolido, la quería conmigo pero al parecer ella no tenía la misma idea, no sentía lo mismo.
Ebys Cullen- .
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Jane- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Jane escribió:
Y ahora que me decis del Sr. Cullen???... no es tan malo verdad????
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Es fascinante verlo desde la perspectiva de Edward pero quiero saber que pasara cuando lea la carta
gracias por la actu linda
cariños Nejix
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
awwww....Sr. Cullen!!!.....bien dicen por ahi q las apariencias engañan.....me encanta esta historia, es adictiva y me deja con ganas de mas!!!......uhhh Sr. Cullen lo amooooooo!!!......
Jane- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
buenisiimos cap... pero si ya espero qk subas mas haber qk pasa despues de qk bella se va pliis ..
estreliitap- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Jane escribió:
¿QUE?... ya es hora de que suba otro cap... pero subi uno el martes 3... tan rapido. mmmuuuaaaaa...
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Yo estoy igual que Jane esperando otro capitulo jijijiji
saludines
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Chicas les cuento que ya solo quedan 4 cap más para que esta Bellisima historia concluya... (obvio que no les voy a decir el final)... me sale el lado malvado ggguuuaarrdddaaaa... jejeje.
Bein como quieren que haga... 1 por semana, lento y tortuoso o... 2 por semana, rapido y eficas... espero sus respuestas
Besotes Ebys
Bein como quieren que haga... 1 por semana, lento y tortuoso o... 2 por semana, rapido y eficas... espero sus respuestas
Besotes Ebys
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Que malvada eres Ebys
juegas con mis nervios eso quiere decir un mes
juegas con mis nervios eso quiere decir un mes
Nejix- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
uuhhhhh q dificil!!!!...parece q tenemos un diablillo en el forito.....q se llama Ebys!!!..... yo quiero 2 por semana.....es q mueeeeeero pero de verdad mueeeeero por leer mas!! no se que diran las demas....respeto la decision
Jane- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Por ahora te cuento Jane que vos y Nejix quieren dos por semana... y lo de Bruja kakakakakaka... ya lo sabía... ya me estoy poniendo yo ansiosa por subir más cap... veamos que pasa el lunes pero por ahora mis dos lectoras asiduas van ganandoooo!!!!!
Ebys Cullen- .
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