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"CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
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Ebys Cullen
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
sip.....somos tus mas fieles lectoras.....ademas lei por ahi q despues de terminar este maravilloso fic.....vas a subir el tuyo......
Jane- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
siii io tambien quiero saber que pasa dale no seas malita!!
Qamiila Quinteros- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Jane escribió:sip.....somos tus mas fieles lectoras.....ademas lei por ahi q despues de terminar este maravilloso fic.....vas a subir el tuyo......
TTOALMENTE que son mis mas files lectoras... aparte te digo si, voy a sub mi 1er fic, pasa que hice 6cap los estoy arreglando pero... me encontre que el cap 4 no me gustaba y lo estoy reaciendo... jejejeje... ¿Queres un anticipo del nombre?.... Naaaaa... no queres eso mmmuuukakakak... brujita muy asumida jejejeje
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Que eres malita yo tambien quiero que subas tu fic....y que termines este para saber como es el final luego estoy ansiosa....
cariños
sube luegooo los capis pliis
Qamii
cariños
sube luegooo los capis pliis
Qamii
Qamiila Quinteros- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
OK... no las hago sufrir mas... quedamos entonces 2 cap por semana... a pedido de uds.... Bueno hoy.. subo uno y el lunes otro... y los contamos como los dos de la semana que viene.... bien ahora me pongo a subirlos... todo esto para que digan que no soy tan mala jejejeje... LAS QUIERO!!!
Ebys Cullen- .
- Cantidad de envíos : 2534
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"CORAZÓN DE HIERRO" (18+)
Historia Beteada por Gabriela (- Lady Ava'dore-)
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
15. SENTIMIENTOS, EDWARD POR
― Bella— susurre solo en mi habitación, eran las once de la mañana y aun no podía levantarme de la cama, aun me dolía no haberla tenido aquí en la mañana para besarla y abrazarla como ahora sentía la necesidad.
Estaba inmerso en mis pensamientos solo me bastaba con cerrar los ojos para que las hermosas imágenes vinieran a mi cabeza, Bella era todo lo que siempre había buscado, ella había convertido mi vida en un torbellino, uno que me hacia subir y bajar constantemente envuelto en las más confusas emociones. ¿Estaba sintiendo nuevamente?, si. Me alegre al pensar que nuevamente en mi cabeza había algo más que trabajo y odio. Yo sabía que mi corazón y muchas cosas más en mi se habían hecho de hierro hace mucho tiempo atrás pero con ella sentía que el calor penetraba cada vez más rápido en mi cuerpo, y me gustaba. Un suave golpe en la puerta me saco de mis cavilaciones, la figura de Will se metió en la habitación, venia con el teléfono en la mano.
― Sr. su abogado lo llama— me dijo con una leve sonrisa delatando por lo que seria
― Genial, pásamelo— le pedí, me senté en la cama mas emocionado que de costumbre, sin darme cuenta de que conocí a Bella las emociones y sentimientos humanos se habían vuelto parte de mi vida— ¿diga?
― Sr. Cullen soy Alexis, en este momento voy de camino a entrevistarme con la Señorita Swan.
― ¡bien!— exclame— entonces echa a andar el plan, dale todas las facilidades que ella pida pero de igual manera inventa algo para que todo no sea tan fácil, pídele un pago por adelantado o algo así. Cualquier cosa me llamas por favor, cuando ya todo esté listo avísame
― Si señor— sonreí
― Adiós
― Adiós—
Apreté el teléfono y por primera vez solté una enorme sonrisa de satisfacción, a pesar de lo dolido que aun estaba me alegraba que ella pudiera salir de esa maldita casa, daría lo que fuera por verla en este momento, por ver su enorme sonrisa y su expresión de alegría, ¿Qué estaba haciendo?... me detuve en el mismo instante que esa pregunta paso por mi cabeza, me estaba preocupando demasiado por ella, sin duda ese era un sentimiento nuevo para mí, preocuparse por una mujer con la que no llevas ningún lazo de sangre. Will me miro extraño pero no acoto nada, se llevo el teléfono y se retiro. Hoy era sábado, en mis días normales hoy me vestiría casual e iría a la oficina a adelantar trabajo para la próxima semana pero como hoy no era uno de esos días decidí no ir y quedarme en casa descansando. Nuevamente unos suaves golpes irrumpieron en la habitación, Will otra vez con el teléfono.
― Sr. lo llama su hermana— me extendió el aparato
― Gracias Will, Hola pequeño demonio— le dije sonriendo
― Muy gracioso Edward ¿Cómo estás?
― Bien— le mentí, nadie en mi familia sabía lo que realmente me pasaba
― Has tenido alguna crisis últimamente
― No, solo la de la otra vez, nada más.
― ¿estás seguro?
― Claro que sí pero porque llamas ¿le paso algo a mama?
― No, a papa en realidad— mi cuerpo se tenso de solo escuchar de él.
― ¿Qué pasa?— pregunte con la voz osca, algo en mi se enardecía siempre que hablábamos de él.
― Le están volviendo los problemas al corazón
― ¿sí?, que vaya al médico entonces— le dije sin ninguna emoción
― Lo hizo pero le dijeron que su corazón cada día está más débil— mi padre ya era un hombre de más de cuarenta y cinco años, a pesar de eso aun era joven pero sus constantes excesos con el trabajo y otros vicios mas lo hacían un hombre ya débil que tenía que cuidarse constantemente su salud.
― ¿y cómo esta mama?
― Preocupada pero consciente de la situación, ella espera que vengas un día para acá, la otra vez estuviste tan poco— mi madre siempre había albergado la enorme posibilidad de que mi padre y yo nos reconciliáramos y arregláramos nuestras diferencias pero lamentablemente el daño estaba hecho, era mucho lo que había que sanar, el tiempo nunca nos alcanzaría para sanar todas nuestras heridas.
― Algún día Alice, sabes que tengo mucho trabajo
― ¿trabajo solamente?— rio— ¡vamos Edward! ¿no me digas que aun estas casado con tu profesión?— inmediatamente la cara de Bella apareció en mi mente pero tenía que dejarla alejada de mi familia por su propio bien.
― Aun Alice, aun. Sabes lo mucho que odio que me controlen, no creo que exista una mujer capaz de aguantar este genio— comente sin ganas
― Capaz que algún día aparezca esa valiente que te hará cambiar, bueno cariño me voy porque Níko está llorando como loco en brazos de Jasper— reí
― ¿Cómo esta mi pequeñito?— pregunte enternecido por el chico, mi sobrino despertaba los sentimientos más paternales que podía existir en mi.
― Bien, cada día más grande y hambriento, sabes que se parece mucho a Níkolas— me dijo refiriéndose a mi hermano mayor fallecido— creo que el nombre le calzo justo
― Níkolas Andrew Whitlock Cullen— repetí para ella
― Si, es hermoso ¿no lo crees?
― Si, igual que el dueño, nos vemos Alice, cuídate y me llamas si pasa algo mas grave
― ¿vendrás?— pregunto
― Iré, así que llámame.
― Bien, nos hablamos hermanito, cuídate.
― Adiós
― Adiós
Suspire lentamente, me tire en la cama a pensar lo que me había dicho Alice, a pesar de ser un maldito demonio era mi padre, como dicen la sangre tira y la mía lo hacía en estos casos, aunque él no se merecía nada de mi aun así me preocupaba que le pasara algo, mas por mi madre que por él, perder a otro miembro de la familia en estos días la derrumbaría por completo. Mire hacia el techo, la luz se colaba con gran fuerza por los enormes ventanales de mi habitación pero a pesar de todo seguía viéndose lúgubre y sin vida, antes no me había interesado que se viera cálida y acogedora pero por alguna razón ahora la sentía más fría que de costumbre ¿será porque estoy solo sin ella? ¿Será?, creo que sí.
Mi día fue una completa tortura, Alexis me llamo a eso de las cinco de la tarde para avisarme que Bella estaba lista y completamente instalada, la única alegría del día porque lo demás se había remitido a puro dolor, mi cabeza había estado explotándome todo el día. me mantuve acostado y durmiendo todo lo que pude, en un momento Will me dijo que llamaría a Bella al verme así de mal pero no quería que fuera molestada y menos por mí, ella tenía que disfrutar de la alegría de estar libre, por el informe también había averiguado que la madrastra de Bella estaba por salir de la cárcel, había caído dentro por golpear a su hija pequeña y al padre de Bella, tendría todos mis ojos puestos en ella, no quería que se entrometiera en la felicidad de Bella y la de su familia. Tal vez mi preocupación era absurda hace solo unos meses no me importaba nadie más que mi empresa y yo pero ahora todo lo que era estaba concentrado en esa mujer que me robaba el aliento.
Por suerte el día domingo todo fue más calmado, pensé todo el día pensando en ella y lo que había pasado, sin duda hacer el amor con ella coronaba las mejores noches de toda mi existencia, jamás las había contado pero si tuviera que hacerlo esta sería la primera de la lista. Sentía que Bella y todo este torrente de sentimientos era un mundo aparte en mi vida pero me… asustaba, no saber qué cosa sentía ella ¿sentía algo?, yo como siempre ponía esta horrible coraza de hierro por delante, ¿Por qué? Porque tenía que proteger lo poco que me quedaba de alma, que había sido rasgada y desaparecida con todo lo que paso en mi vida. Sabía que era una injusticia con quien no había tenido nada que ver pero ¿Quién me entendía a mí? ¿Alguien se preocupaba de porque yo era así?, nadie, nadie jamás se detenía a pensar si en mi vida había algo más que trabajo y hierro.
La mañana del lunes estaba completamente nervioso, ¿Qué pasaría? ¿Ella me rehuiría? ¿Olvidaría lo que paso?, no tenía ni la mejor idea de cómo reaccionaría frente a ella, esto definitivamente era algo que jamás había experimentado, en muy pocas oportunidades volvía a ver a las mujeres con las que me había acostado y lo peor de todo es que jamás me había sentido nervioso al anticipar el momento. Estaba en el comedor tomando mi desayuno cuando tan puntual como siempre el timbre de la mansión sonó, vi a Will pasar hacia la puerta, me quede en completo silencio, rápidamente tome el periódico y fingí que lo estaba leyendo, no tenía el valor para mirarla a la cara de frente y sentir el rechazo de su mirada. Los pasos se hacían cada vez más fuertes, la voz de Will me hizo dar un imperceptible respingo.
― La señorita Swan, Señor— dijo y yo levante mis ojos, nuestras miradas se conectaron y para mi desgracia un dolor nuevo recorrió por mi cuerpo, sus ojos no demostraban nada, ningún tipo de sentimientos, sentía su mirada vacía, ahora podía estar seguro de que ella no había sentido nada, ¿solo había sido buen sexo y nada más?
― Buenos Días— la salude frio, tenía que proteger los resquicios de mi alma, me pare para no volver a contemplar su hermosa figura— prepara mi auto Will.
― Si señor— sin dar pie a nada mas tome mis cosas y me pare frente a ella
― Espero venga preparada, hoy estaremos todo el día en la oficina— la mire fijamente, a pesar de todo moría de ganas por besarla, por tomarla y llevarla a mi habitación, quería escucharla gemir mi nombre y hacerle el año hasta que no pudiera mas. Mi cabeza se comenzó a revolucionar al igual que todo mi ser, me enoje más aun, ¿acaso ni siquiera podía controlarme?— y espero se cuide por lo que paso el viernes, no quiero un hijo bastardo en esta parte del mundo— antes de que ella pudiera decirme algo camine hacia fuera, mis ojos no se despegaron de un punto invisible, sabía que tal vez era un maldito imbécil por tratarla así pero no quería seguir sintiendo nada si ella solo estaba aquí por trabajo y por sexo, no sabía cuando había sucedido pero yo ya no quería solamente sexo con ella pero aun no podía identificar cual era la otra necesidad de ella que tenia.
La mañana fue más estresante que de costumbre, hoy día seria una horrible pesadilla, lamentablemente tendría que encontrarme al maldito de Aro mis empleados estaba algo nerviosos por la presencia de él. Toda la mañana fue papeleo tras papeleo, ni siquiera sabía la hora que era pero un maldito dolor me estaba martillando la cabeza, lleve mis manos a mis sienes y las masajee por algunos minutos, mire Bella y ella estaba concentrada en uno de sus libros, la actividad que hacia mientras estábamos en la oficina, la había mirado toda la mañana cuantas veces había podido pero ella parecía no percatarse que mis ojos ansiaban con ver los suyos y buscaban aun mas contacto del que ya habíamos tenido, una puntada atravesó mi cabeza y solté un pequeño gemido, cerré mis ojos muy fuerte hasta que la suave voz de Bella me hizo reaccionar.
― Sr. Cullen ¿está bien?— me pregunto, me gire para mirarla y me la encontré a escasos centímetros de distancia ¡¿Qué demonios pretendía? ¿poner mi autocontrol a prueba?, di un respingo y me pare rápidamente, lo que fue peor
― No, estoy bien— le dije pero un mareo me ataco haciéndome tambalear, sus manos me tomaron y me arrastraron hacia el sillón, no lo impedí ya que de verdad me sentía extremadamente mal— esto es peor de lo que imaginaba— comente con una de mis manos en la frente
― ¿le duele la cabeza?— asentí— ¿mucho?— volví a asentir
― No sé qué demonios pasa conmigo— le dije molesto por estas malditas crisis
― Creo que su sistema nervioso le está pasando la cuenta.
― ¿a qué se refiere?— levante mis ojos y la mire fijamente, un leve escalofrió recorrió mi piel.
― A que— comenzó a tartamudear ¿se había puesto nerviosa?— su sistema esta tan estresado y colapsado que creo que es por eso que su cerebro se "desconecta" del cuerpo.
― Una interesante teoría— bufe y ella frunció su ceño
― Es solo una acotación Sr. me he dado cuenta que vez que usted se enfrenta a algún tipo de estrés su cerebro reacciona de esa manera. Espéreme aquí, iré por una de sus pastillas
Se alejo del sillón y se metió de cabeza a buscar los medicamentos, se iba a dirigir a buscar agua pero la detuve antes de que lo hiciera.
― ¿podría ir por un jugo por favor? El sabor de estas me desagrada.
― Claro, le diré a Irene que me ayude con eso, vuelvo enseguida— me respondió saliendo de la habitación.
El silencio de la oficina me rodeo por completo, aun estaba en el ambiente el olor de su perfume, tan adictivo, tan de ella. Isabella Marie Swan era la mujer que provocaba un conflicto interno desbastador en mi, cuando se trataba de ella mi mente no podía pensar mucho, solo sentía… sentía todo en relación a ella, de verdad me asustaba sentirme así con ella, me asustaba de verdad porque no sabía cómo enfrentarme a una situación como esta, no tenía idea de cómo actuar. Pase mucho tiempo solo mirando el techo, Bella aun no volvía
― ¿Dónde demonios esta?— dije levantándome del sillón, mire la hora y creo que casi había pasado una hora de que ella se había ido, sin pensarlo dos veces me pare e ignore mi dolor y fui por ella. le pregunte a Irene donde había ido y me indico la cafetería del piso, cuando llegue me encontré la peor escena que podía haber imaginado, ella estaba hablando con Aro Vulturi, mi peor enemigo.
― Wow, una enfermera. Bastante perdida andas entonces, debes sentirte como un pez en el agua— le decía el maldito, me puse en la orilla de la muralla a escuchar, me importaba una mierda que alguien se pusiera a mirarme, estaba cegado, cada vez mis ojos se iban tiñendo del color de la rabia incontenible que llenaba mi corazón, tenía unas ganas enormes de ir y tomarla en mis brazos y alejarla de él, besarla y reclamarla como mía, ese cuerpo tenía mi nombre en su piel, sabía que nadie más podría decir nunca lo mismo, solo yo.
― Algo así— se rio junto a él, el sentimiento se triplico en cosa de segundos— las empresas, las finanzas y ese tipo de cosas nunca habían sido lo mío.
― ¿Cuál es tu nombre?—le pregunto mirándola de pies a cabeza, sus malditos ojos tenían el deseo pegado en ellos, ¡maldito imbécil! No podía evitarlo más, el sentimiento me sobrepasaba, tenía que intervenir no podía dejar que ella fuera presa de los encantos de ese hombre, no ella, no Bella.
― Isabella pero todos me dicen Bella… y ¿el tuyo?
― Aro— le respondí antes de que él lo hiciera, Bella se giro para encontrarse con mi disgustada y enrabiada mirada.
― Se… Señor Cullen— tartamudeo nerviosa
― ¿Cómo estas Aro?— pregunte ignorándola, si veía ese rostro una vez más podría llevármela al hombro a mi oficina y mantenerla encerrada lejos de este animal por toda su vida.
― Bien Cullen, pero veo que tú no estás muy bien. Bueno más tarde me paso por tu oficina para que hablemos, nos vemos Linda Bella— le dijo sin ninguna vergüenza, apreté mis puños hasta que enterré mis dedos en la piel de mis palmas, temblé por la ira que recorría todo mi ser.
― Sr. Cullen— intento hablar
― A mi oficina ¡Ahora!— le grite con furia
Tomo dos vasos del mesón y camino hacia la oficina, la seguí detrás para evitar que alguien se le acercara, no quería que nadie la mirara ¡nadie!
― No quiero que hable con nadie de esta oficina— le dije mientras me iba a sentar
― Pero pero— comenzó a replicar
― ¡NADIE!— le grite rabioso, mi mano reboto sobre la madera con fuerza hacia mi cabeza, el dolor se había acrecentado con lo que paso— usted no vino aquí a entablar amistad Srta. Swan, Esta aquí por mi y le agradecería que se concentrara en su cometido.
― Si señor— respondió.
Esto había sido demasiado, más de lo que mi paciencia puede controlar, acepto que se meta en mi empresa, en mi oficina y en mis negocios pero ¡jamás! Le iba a permitir que tocara a Bella, antes lo mataba, me tome las pastillas de mala gana y me fundí en el trabajo, tenía que aplacar como fuera las locas ganas que tenia de matar a ese maldito. El día paso rápido, para mi suerte, ya era de noche cuando fui consciente de que teníamos que irnos, estaba por terminar unas cosas cuando solo un golpe sonó en el espacio de la oficina y Aro se apareció en ella con su semblante de siempre, el de un maldito burlón.
― ¿se puede?, ¡wow! Ni con tus malestares se te quita lo adicto al trabajo Cullen— sus ojos viajaron hasta donde estaba Bella y le sonrió— ¡pero qué crimen! Y más encima arrastras a esta pobre criatura a tu estrés— la rabia que había controlado en la tarde comenzó a escabullir llenando todo mi cuerpo.
― Dime qué demonios quieres.
― Solo te traía las correcciones de los balances que me entregaron, están listos para ser presentados mañana, ¿vez? Te ahorre trabajo, ahora podrás dejar que esta pequeña se vaya a dormir— la miro nuevamente con el deseo grabado en sus ojos
― Esto no es asunto tuyo, gracias por los balances ahora vete.
― Creo que no eres un buen jefe, bueno siempre lo he pensado— la rabia y la furia se desbando por todas partes— tal vez debería ofrecerme para llevarla yo a casa, pobre, parece que no ha dormido bien, pero podríamos hacer algo para solucionar eso ¿no crees?— ¡eso fue lo último!, un grito de ira se desato de mi pecho, Bella era mía y nadie me la iba a quitar, el mismo sentimiento de la tarde apareció pero aumentado un millón de veces.
― ¡Vete al Demonio Vulturi! ¡no te quiero ver aquí! ¡lárgate o te saco a patadas!— camine por la oficina con toda la intensión de golpearlo hasta matarlo pero las pequeñas manos de Bella se interpusieron en mi camino y intentaron aplacar el demonio que estaba punzando dentro de mí.
― ¡por Dios Cullen! tan intolerante como siempre— comento burlón— bueno para otra vez será linda Bella, la invitación sigue en pie.
― ¡LARGATE!— le grite con todas las fuerzas de mi alma
― Ya ya, está bien— me dijo y salió de la habitación, cerré mis puños e intente calmarme, mis brazos y cada parte de mi cuerpo temblaba por los sentimientos criminales que atravesaban por mí en este momento.
― Cálmese, por favor— me pidió
― ¿está contenta?— le pregunte dejándome llevar por aquella ira— por haberle coqueteado ahora tendrá a ese imbécil detrás de usted— me solté de su agarre y me aparte de ella, aun no podía controlar bien las ganas de matar a ese maldito por meterse con lo mío.
― ¿esta diciéndome que esto es mi culpa?
― Claro que lo es, no debería andar coqueteando con todos los hombres que conoce—
― ¿y quién demonios se cree usted para tratarme así?— me contesto haciéndome enojar aun mas
― No me hable en ese tono— me gire y acorte la distancia que nos separaba
― Y usted no me ofenda, no porque sea mi jefe dejare que me hable en ese tono. Nadie puede prohibirme lo que yo haga con mi vida. ¡Porque es mía!
― ¿entonces está feliz de que ese maldito se le quiera tirar encima?— ella se quedo en silencio— no me responda— me reí con amargura y dolor— el que calla otorga—
― No…
― ¿no qué?— me acerque rápidamente— ¿no quiere que la ofenda? ¿pero que mas ofendida puede estar si usted misma hace que los demás la piensen así? Tan… tan…— hermosa, tan mujer… tan mía, decía en mi mente. Pase mis dedos por su mejilla la rabia se convino con un sentimiento de posesión hacia ella, la sentía mía, completamente mía.
― Ya basta— se separo de mí e impidió que la siguiera tocando, mis ojos ahora eran los encargados de mirarla descaradamente.
― Entonces, si estas feliz, quieres que él te invite a salir ¿verdad? ¿acaso quieres terminar en su cama tal como lo hiciste en la mía?— le recrimine, antes de poder seguir hablando su mano se estampo contra mi mejilla haciendo mi cara voltear por la intensidad del golpe.
Gire mis rostro lentamente de vuelta a su posición, abrí mis ojos por la sorpresa del golpe, la mejilla que había sido víctima de aquel ataque ardía y palpitaba con vida propia, nadie jamás me había pegado y sabia que bien merecido me lo tenía, era un maldito imbécil por tratarla así, los celos me habían segado… celos que por primera vez salieron a relucir como un geiser de mi pecho. Ella se giro y comenzó el camino hacia la puerta pero no podía dejar que se fuera ¡no podía! El pánico de perderla y de no ver más esos ojos que me hacían vivir se apodero de mi pecho, ¡no podía salir de mi vida! Nunca más…
― Suélteme— me pidió intentando soltarse de mi agarre, apreté la muñeca que sujetaba, cuando ella comenzó a forcejear mas fuerte hice lo único que me pedía ahora mi cabeza y este duro corazón, la quería a ella ahora, quería el elixir de sus besos, la necesitaba para avivar todos los sentimientos que tenia dentro de mí.
La atraje a mi cuerpo y la bese como nunca lo había hecho, sentía pánico, miedo, dolor de perderla no me importaba su desprecio de otro día, podía vivir con eso pero no con tenerla lejos, no creo que fuera capaz.
― Suélteme— me dijo forcejeando— ya basta me hace daño— se resistió a mí, mis labios necesitados de los de ella la besaron rápida y pasionalmente sin darle tiempo de reaccionar a mas.
― No te soltare— le dije— te necesito— le confesé dejando ver está ansiosa alma, ansiosa por ella.
― Tú no me quieres a mí, búscate a una de tus modelos para descargar tus deseos en ellas, yo no me prestare para tu juego— ¿Cómo podía pensar así? ¿acaso ella pensaba que me importaban más las otras mujeres que ella?
― ¡bella!— la grite para hacerla reaccionar, pedía por favor que nos e fuera, sería capaz de cualquier cosa para que se quedara a mi lado, lo que fuera— no te vayas— le rogué con desesperación.
― No me pidas eso, quiero irme
― No te vayas— le pedí nuevamente intentando apelar al deseo que sabía que sentía, por el momento era la única arma que tenia para hacerla que se quedara. Seguimos forcejeando pero tuvo el efecto contrario mientras ella mas se resistía yo más me excitaba con el roce de su cuerpo, mis manos la pegaron a mi cuerpo y la eleve para llevarla contra la muralla y que así no pudiera escapar.
― Edward déjame— me pidió con una voz trastornada
― No quiero, no quiero que te vayas. Quédate conmigo— le rogué nuevamente a punto de ponerme de rodillas porque se quedara, la abrace y bese nuevamente en el último intento consciente de que hacer que se quedara, sus golpes sucumbieron ante la potencia del deseo y sentí sus manos fundirse en mi espalda.
― ¿a qué estás jugando?— me pregunto mientras nos besábamos frenéticamente
― No sé, ni yo mismo me lo explico— le dije mientras bajaba de su boca a su cuello, era verdad ni siquiera sabía porque la deseaba tanto pero de lo que estaba seguro era de que jamás la apartaría de mi lado— tu piel…— lamí su cuello— es tan adictiva— le confesé al fin
― Edward— gimió deliciosamente acrecentando mi ya extasiado placer.
― Eso— le pedí tocándola en sus partes sensibles— gime para mi, mi nombre en tus labios me vuelve loco— le comente mientras exploraba su figura con mis manos, su cuerpo era el de una diosa griega, era mi diosa.
― Edward— volvió a gemir, haciéndome un animal llevado por el deseo, abrí su camisa explotando sus botones, poco me importaba la ropa en este momento, saque todo cuando me molesto y la deje solo en medias, bragas y tacones— Edward— gimió cuando devoré sus pechos— alguien puede… vernos ¡Ah!— grito y se arqueo en el momento que mordí su exquisito pezón.
― Nadie vendrá… estamos solos— la tranquilice.
Mis manos recorrían su piel grabando nuevamente mi nombre en ella, sus manos me comenzaron a desvestir, demoraba tanto que fui yo el que termine con la tarea, saque con fuerza bruta la ropa de mi piel. Comencé a besarla nuevamente, baje por su cuerpo dejando húmedos besos en su piel
― Eres hermosa— dije mientras mordisqueaba su piel
― ¿Por qué me… odias tanto?— pregunto con gemidos en sus palabras
― ¿odiarte?— le pregunte poniéndome de pie, la quede mirando y sonreí abiertamente— lo que odio es desearte de esta forma— la pegue a mi cuerpo dejándola sentir mi dura erección, odiaba que ella tuviera este control sobre mí.
― ¿de verdad me deseas?— pregunto mientras me movía contra su cuerpo haciendo rozar nuestros sexos
― Si, no hay manera de esconderlo
― Entonces no hay porque reprimirse— me dijo sorprendiéndome, ahí estaba la prueba ella me deseaba y solo me bastaba eso para ser feliz.
― Lo mismo digo— le sonreí, el tome en mis brazos sentándola a ahorcadas sobre mis caderas, su centro lo sentía tan húmedo y excitado, era una invitación que no podía evitar. La recosté en el sillón y devoré sus senos con frenesí
Mientras estábamos allí, deseándonos como nadie en el mundo sentí mi cuerpo rogar por estar dentro de ella y sentir su calor rodearme, saque sus bragas rápidamente y me puse en su entrada, sin preámbulos ni nada que nos distrajera me adentre en ella, sintiendo el mayor placer del mundo. Mi espalda y la de Bella se arquearon por el contacto, el ritmo que tome fue bestial, quería que ella me recordara, que me sintiera dentro de mi cuando estuviera sola, quería que recordara este momento siempre como sabia yo lo haría. Ella se pego a mi cuerpo apretándose contra él, escondí mi cabeza en su cuello y aspire ese aroma que me volvía loco.
― Eres maravillosa— le confesé mientras la penetraba rápida y fuertemente, no podía evitar abrir esos sentimientos hacia ella, estaba tan inmerso en el estado de éxtasis que sería capaz de confesarle todo lo que sentía por ella en este momento— no sabes… no sabes ¡Ah!— gemí con mi respiración frenética
― Edward— me llamo cuando estaba llegando a su éxtasis
― Jamás desearas a nadie como a mí— le dije sabiendo que nadie le haría el amor con tanta pasión como yo, me encargaría de que nadie más la deseara como lo hacía yo
― Ni tú a otra mujer— me dijo tomándome por sorpresa, felicidad… pura y desconcertante apareció en mi pecho al escuchar esas palabras, sabía que jamás iba a ver otra mujer en mi vida, nunca más, ella era única y quería que fuera siempre ella.
― Nunca…— le respondí con la verdad, jamás abría alguien más, bella se arqueo rozando mas nuestros sexos y enviando mas descargas de placer— jamás.
― Edward— gimió cuando el ritmo se intensifico, el orgasmo ya podía saborearlo, la respiración de bella era frenética al igual que la mía, la penetre lo más duro que pude haciéndola gemir mi nombre en gritos y llevándola al ansiado orgasmo, la sentí convulsionar debajo de mi cuerpo, basto solo eso para llegar al cielo junto a ella.
Me quede en ese lugar disfrutando de sentir su cuerpo cerca del mío, esta vez no me dormiría, quería disfrutarla hasta el final, subí mis manos para acariciar su piel mientras intentaba calmar mi acelerado pecho, recordé lo que había pasado la otra vez, esperaba que no se fuera como la noche pasada.
― Esta vez no te irás en la oscuridad— le dije enojado por lo que había pasado.
― ¿no?— pregunto riéndose, verla sonreír era otro de los enormes placeres que disfrutaba de la vida— debo irme ya es tarde— respondió moviéndose para apartarse de mí de mí, nuevamente el pánico de que se olvidara esto como ya había sucedido me invadió.
― No te vayas— le pedí besando su cuello, sentí su cuerpo estremecerse con la misma intensidad que hace solo unos momentos.
― Edward— intento hacerme reaccionar mientras la acariciaba— es tarde, debo irme— me dijo y me separe de ella, mi cuerpo nuevamente era presa del deseo.
Nos vestimos en silencio, mientras ella se ponía sus ropas mire su hermosa espalda y no me resistí a sentirla nuevamente, no pude, la tentación de su cuerpo era más grande que yo.
― De verdad debo irme— me dijo, yo sin hacer caso a lo que me había dicho antes intentaba sacar su ropa nuevamente.
― Lo sé, pero no quiero— le confesé mientras besaba su hombro, nuevamente mi conciencia me hizo despertar, era tarde y tenía que ir a ver su familia, de seguro su padre y hermana la esperaban. Le di un suave beso en el hombro y la deje continuar.
El camino hacia abajo fue silencioso pero no incomodo, ambos estábamos cansados y aun sentíamos vestigios del enorme placer que habíamos alcanzado. Cuando salimos del edificio James nos estaba esperando la noche estaba muy fría y por nada del mundo permitiría que Bella se fuera sola
― ¿James sabe dónde vives?— le pregunte
― Si… si…
― Bien, entonces James iremos a dejar a la Sr. Swan primero
― Si jefe— me respondió abriéndonos la puerta para ingresar, el trayecto fue silencioso, cuando estábamos cambiando de dirección me sentía inquieto ya que por aquí no era el camino hacia la casa de ella, disimule muy bien hasta que ella misma fue la que interrumpió nuestro silencio
― James— lo llamo
― Dígame Srta. Swan
― Ya no vivo donde me fuiste a dejar la otra vez, ve hacia Nothing Hill, déjame en las casas que están cerca del parque.
― Si señorita— asintió el joven cambiando el rumbo, esa tampoco era su dirección, ¿no quería que conociera su casa?, lamentaba si era así pero no la dejaría en medio de un parque a estas horas.
Llegamos al parque e impedí que ella se bajara del auto.
― Dile el numero de la casa— le exigí
― Pero no, si puedo bajar aquí, no se…
― Díselo— le ordene, no iba a transar con esto
― Calle Rhode Moon, #4460
― Está bien, conozco la calle— el auto comenzó a andar y nos dirigimos finalmente a la dirección real de su casa, observe satisfecho porque las reparaciones se veían muy bien, la casa parecía como nueva por fuera.
Todas las luces de la casa estaban apagadas, el auto aparco en frente del enorme portón
― ¿es aquí señorita?— pregunto el chofer
― Si aquí es— le indico, James salió del auto y abrió la puerta para ayudarla a salir, ella se removió incomoda en el asiento y hablo.
― Buenas noches y gracias por traerme— me dijo, intente formular la respuesta que tenía que salir pero no pude, nuevamente la necesidad de sentirla me gano la partida. Tome su muñeca y la gire hacia mí, la bese ansiosamente, delinee sus labios con mi lengua y me adentre con pasión en la húmeda cavidad.
― Hermosa— le susurre mientras acariciaba sus labios— Buenas Noches Srta. Swan— le dije y sonreí
― Adiós— respondió sorprendida.
― Mañana continuaremos esta conversación— le dije convencido de que esta no sería la última vez, este no sería el último beso.
― Buenas Noches Srta. Swan— escuche al chofer despedirse y regresar al vehículo.
El auto partió llevándome por esa calle que concia tan bien, mire hacia atrás y ella aun seguía parada mirando cómo nos íbamos.
― ¿a la casa señor?— pregunto mi chofer
― Por supuesto— le dije, estaba exhausto, seguramente esta sería una noche espectacular.
― Buenas Noches señor— me saludo Will— ¿Cómo ha estado su día?
― ¡de maravilla!— comente con visible alegría
― Me alegro señor, el señor Black lo ha llamado dos veces y su madre también pero me dijo que no era nada importante, solo quería saber cómo estaba.
― Bien, mañana la llamare, es tarde— me saque el abrigo y se lo entregue a Will— vete a dormir Will— le dije golpeando suavemente su mejilla
― Sí señor, igual usted, que pase buenas noches
― Gracias, igual tu
Subí las escaleras y me fui directamente a mi habitación, ¡estaba feliz! Jamás había experimentado tamaño sentimiento, tuve muy parecido cuando sujete a mi sobrino Níko por primera vez en mis brazos pero no era lo mismo, había algo en este sentimiento que era diferente, suspire y me tire en mi cama, tenía la sonrisa más grande que había podido recordar. ¡Bella! ¡Bella! ¡Bella!... como si fuera una droga ¡la deseaba! Había estado hace solo unas horas con ella y quería mas, mas y mas, lleve mi mano a mis labios aun los tenia ardiendo después del último beso, sentía sus manos en mi cuerpo, aun podía sentirlas jalando mi cabello antes de explotar en un orgasmo. ¡Dios!... no sé cómo demonios me tenía así pero estaba feliz de estarlo, me quedaría en este estado por toda la eternidad, con ella…
La noche dio paso al día, me levante rápidamente y me aliste para la oficina, desayune temprano y me fui a la biblioteca a hacer algunas llamas, la primera a mi madre.
― Hola mama— la salude
― ¡cariño! Qué bueno que llamas ¿Cómo va todo?
― Bien mama, excelente
― Qué bueno, ¿Cómo va Aro en la oficina?— me tense solo de recordar al mal nacido y el encuentro que habíamos tenido ayer.
― No me interesa lo que haga el— respondí con rabia
― Lo sé, me refiero a que si te ha causado problemas. No sé porque tu padre se empeña en protegerlo, está bien que sea su ahijado pero tan así como para ponerlo sobre ti…— callo
― No me importa mama, papa siempre ha sido así sobre todo después de la muerte de Níko, primero el después Aro… qué más da, en unos años mas será otro y así sucesivamente— fingí indiferencia.
― Edward no pienses así hijo, tu padre te quiere…
― De una manera bastante especial— susurre— bueno mama no hablemos de eso, ¿Cómo va todo en Londres? ¿Cómo está Níko?
― Bien cariño, creciendo. Tanya estuvo ayer aquí con su novio, está todo listo para el matrimonio aunque todavía no confirman la fecha en estos días estará todo listo.
― Bien a penas la sepas me dices para reserva esa semana, nada me dará más gusto que estar con ella
― Qué bueno, ¿vendrás solo?— pregunto mi madre, ese era el punto de discordia entre yo y ella.
― ¿a qué viene la pregunta madre? ¿quieres saber si salgo con alguien?
― Claro, eres mi hijo. Este último mes no he visto que has salido en portadas ni nada por estilo— porque he estado muriendo en cama, dijo mi perspicaz mente— además me preocupas, ya va siendo hora de que te cases y tengas familia, tu sabes lo importante que es tener un heredero en la familia Cullen
― Si mama lo sé— el timbre de la puerta principal sonó avisándome quien venía llegando— bueno señora Cullen algún día tendrás la oportunidad de conocer a la mujer que me tiene hechizado, me tengo que ir
― ¡Edward! ¡no me dejes así! ¿ya existe?— pregunto rápidamente
― Adiós mama— le colgué.
Suspire y me apoye en el escritorio, mi madre no se le escapaba nada. Cerré mis ojos y pensé en la mujer que seguramente venia caminando por los pasillos hacia acá, mire la enorme ventana que tenia frente a mí, la luz hacía presagiar que sería un día soleado a pesar de estar bastante helado en las noches. El teléfono sonó de repente, conteste pero no era nada de importancia, Bella entro en la habitación llenándola de inmediato, sentí que se paro en el medio y dirigí mis ojos hacia donde estaba ella, sonreí sin pudor, con solo verla mi cuerpo reacciono de inmediato, mi piel se lleno de cosquillas y de sensaciones que sabía que ella producía, hable un poco mas pero cuando el sentimiento se hizo insoportable colgué de repente y no me contuve mas, ya no podía aguantar el no tenerla entre mis brazos.
― Buenos días— me saludo tímida pero con firmeza en su voz, me acerque a ella con toda la velocidad que el espacio me permitió y la bese, lo hice como lo habría hecho toda la noche si hubiera podido, como lo haría ahora y todas las veces que el tiempo me lo permitiera. Recorrí su espalda con mis manos, pase por su trasero y me detuve en sus caderas solamente para pegarlas a mi cuerpo, ¡como era de exquisita esa sensación!
― ¡Ah!— gemí con todo el placer que tenia contenido desde anoche— anoche no debí dejarte ir— le dije con mi frente pegada a la suya, tenía la sensación de no querer dejarla ir nunca más.
― Debías hacerlo— me respondió mientras atacaba su cuello, sus dedos se apretaron contra mi espalda haciéndome comer más de ella.
― No, no debía, eso incremento aun más la necesidad que tengo.
― Edward— gimió deliciosamente, solo para mi
― Eso— le dije siendo llevado por la brutalidad de esta pasión que me consumía— gime para mi Bella, gime por mí— mi libido parecía loco, estaba en lo máximo que podía sentir, Bella me llevaba a la cima solo con besarme, mis manos recorrieron aquellas partes sensibles que tanto había adora la noche pasada, recordé con adoración sus sonrojos y sus gemidos al tocar sus pechos.
― Contigo tendré que comprarme ropa nueva— me dijo haciéndome sonreír, si era necesario compraría toda una boutique solamente para que ella se vistiera. Baje mis manos hacia sus caderas intentando subir la supuesta falda pero no, había solo un maldito pantalón esperándome
― ¡demonios!— gruñí— nada es imposible— me las ingenie para sacar los botones que me separaban de la gloria cuando un golpe en la puerta interrumpió mi tarea— no hables— le pedí, no tenía intención de abrir.
― Edward— tomo mis manos e intento apartarlas pero no la deje— Edward— insistió
― ¡maldita sea!— grite con exasperación, ¿Por qué mierda no podía tener un momento de paz?— ¿Quién demonios es?— pregunte con aquella hechicera enredada en mis brazos, ella sonreía divertida por la situación pero yo estaba que estallaba de enojo y excitación.
― William señor, tiene una llamada del Señor Black— ¡demonios! ¡maldito infeliz! Grite en mi mente con rabia, sin que Bella se diera cuenta de mi brutal cólera la bese y solté lentamente
― Quédate aquí— le pedí y Salí a contestar. Salí como alma que lleva el diablo de la sala y tome el teléfono— ¿Qué demonios quieres Black?— pregunte furioso por la intromisión.
― Edward siento molestarte pero quería saber si tenías algún pedido para esta semana.
― ¡No!— grite rabioso— ¡no quiero nada de ti, ahora deja de molestar y no vuelvas a llamar!— volví a berrear ganándome todas las miradas del personal de mi casa. Si hubiera podido gruñirle a Black, juro que lo habría hecho. Colgué el teléfono y me metí nuevamente en la biblioteca
Ebys Cullen- .
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Bella seguía exactamente igual que como la deje, camine hacia ella y la aseche con la mirada, parecía un tierno animalito, algo así como una oveja esperando para ser devorada por un enorme león. Su cuerpo se estremeció solo con el contacto de mi nariz con su piel, disfrute al máximo de sentirla vibrar solo con una caricia cuando mi cuerpo me exigió mas contacto la volví a besar con frenesí, mis manos ansiaban sentir la piel de cuerpo. Estábamos en una burbuja de pasión cuando nuevamente unos incesantes golpes me interrumpieron, Dios no me quería… hoy no. Antes de que entrara alguien me aleje un poco de Bella su efecto a corta distancia era horriblemente incontrolable, Emmett McCarthy se apareció tan campante en la puerta como siempre, me senté en la punta de mi escritorio y mi amigo se acerco a saludarme. Cuando Emmett camino hacia Bella y el abrazo, sentí como si el mismo fuego de mi pasión ardiera en mi pecho causándome la más terrible de las molestias, gruñí fuerte al verlos saludarse con tanta confianza, odiaba que alguien más tocara lo mío.
― ¿A qué demonios viniste Emmett?— le pregunte enrabiado, Bella me dio una mirada de desaprobación que ignore completamente. Emmett me explico que tenía que tomarme nuevamente una ronda de exámenes pero que él no podría acompañarnos.
― Ya que yo no podre ir deberás llevar a Bella contigo, solo por precaución— la cara de Bella se puso pálida en solo unos segundos, la observe ¿tanto lo molestaba pasar tiempo a solas conmigo?
― Eso también es un hecho— le dije sin mirarla, la llevaría a ese viaje como sea, era capaz de contratarle a una enfermera para que cuidara de su padre y a una institutriz para su hermana, ella tenía que ir conmigo ya que no podría estar lejos de ella tantos días. Me era imposible
― Qué bueno que ya se estén llevando mejor— cometo Emmett inocente a todo lo que realmente sucedía.
― Claro, nos llevamos de maravilla— comente alegre y con un poco de sarcasmo, ¿de maravilla? Creo que el término no alcanzaba para describir lo que pasaba entre nosotros.
― Con permiso, iré al baño— Bella se disculpo y salió de la habitación raudamente, Will le dijo algo al salir pero ella negó frenéticamente se fue.
― ¿desea tomar un café? Doctor— pregunto
― Si Will, por favor— le dijo, mire la puerta abierta y no lo pensé dos veces.
― Emmett iré a llamar a mi piloto por mi línea privada, tengo asuntos con él, vuelvo enseguida—
― Claro Edward Ve— me animo, sonreí maliciosamente y me acerque a Will
― No dejes que nadie suba a los pisos de arriba y por nada del mundo Emmett puede salir de aquí antes que yo o Bella volvamos— le susurre, el mayordomo acepto y salió a buscar el café.
Subí los escalones de dos en dos, camine por las pasillos y busque con ansias ese cuarto de baño, revise en dos que me quedan por el camino, cuando iba por el tercero sentí ruidos al principio del pasillo, sonreí y me devolví, desde adentro se escuchaba la frenética respiración de Bella sin pensarlo dos veces busque algún lugar que quedara en su trayecto, lo mejor fue un espacio como un entresacado que había en la pared. La puerta del baño se abrió y los pasos de la hechicera se sintieron suaves en la alfombra, cuando estaba a mi altura tome uno de sus brazos y la jale hacia la muralla haciéndola impactar sobre la madera, la expresión que tomo su rostro fue genial, ¡me encantaba sorprenderla! Estaba completamente atónita y yo increíblemente excitado, sentía la adrenalina del momento correr veloz por mis venas.
― Edward pero que…— mis labios acallaron cualquier reclamo que quisiera hacerme, la bese con el maldito deseo que tenia atascado en la piel, ese que solo ella avivaba y aumentaba— Edward— intento hacerme reaccionar pero yo ya estaba muy lejos de escucharla, me acerque a su oído y le susurre
― Shhh— le dije— silencio o nos descubrirán— su cuerpo se estremeció completamente, una de las cosas que yo mas veneraba en esta mujer eran sus reacciones, el temblor de su piel y de sus labios la delataba, se había excitado solo con mi voz.
― Edward— gimió
― Si alguien nos descubre será tu culpa— le susurre— shhhh, guarda silencio.
Lo que se produjo en ese lúgubre lugar fue algo… ni siquiera tenía palabras para describirlo, era impresionante ¡esta mujer me vuelve loco!, en todos los sentidos posibles, es increíble lo que solo ella puede conseguir en mi. Ahí estaba yo el hombre hierro como muchos me apodaban, haciéndole el amor a una mujer en pleno pasillo de mi casa mientras estaba llena de gente, ¡estaba impactado! Y cegado por el deseo más delirante del mundo, tenia tanto placer en solo una de sus caricias, en solo uno de sus gemidos que no sabía ni pensar, ni nada más que tenerla, mi mente no reaccionaba lo único que veía era la imagen de esa musa en mi cabeza. La escena fue lo más erótico que he hecho en mucho tiempo, ahí estaba ella, fregándose contra la pared y gimiendo mi nombre, mis sentidos estaban disparados a cualquier parte y envueltos en el manto de Lujuria y placer que estábamos viviendo.
― Eso— le pedí mientras la envestía con fuerza— gime Bella, gime para mi ¡ah!
― Edward ¡ah!— grito cuando el ritmo se hizo frenético, cerré mis ojos y me deje llevar por un orgasmo monumental, uno que pocas veces había sentido y solo Bella podría haberlo hecho posible.
Intente calmarme, la situación había sido maravillosa pero comenzaba a asustarme, ¿Por qué sentía tanta necesidad de ella? ¿El sexo era tan bueno que estaba obsesionado con tenerla entre mis brazos? Sabía que los sentimientos que me provocaba no eran solamente sexuales pero lo que no sabía era de qué sentimientos se trataban, después de unas cuantas caricias que yo inicie bajamos a donde estaba Emmett a pesar de mi serenísimo me sentía confundido, mi renacido corazón estaba confuso, sentía la necesidad de aclarar lo que estaba pasando por mi cabeza. Concretamos los detalles del viaje pero por una razón que desconocía Bella aun seguía nerviosa, ya diferenciaba tan bien sus expresiones que sabía perfectamente que era por viajar conmigo ¿a caso no quería?, me moleste al pensarlo ¿Por qué no querría? No quise preguntarle ya que no tenia intensiones de que ella me pensara ilusionado con el viaje, siempre tenía presente que por más que la necesitara yo jamás la haría feliz, mi estilo de vida era muy oscuro y estresante como para alguien como Bella, tan pura y hermosa. Cuando Emmett se fue la mirada de ella aun seguía confundida y notificada, antes de que se arrepintiera o me diera alguna excusa ignore lo que me quería decir y comencé a llamar al aeropuerto, ella tenía que ir conmigo.
Bella al no ver alguna señal de negativa en relación a que ella fuera salió de la biblioteca, colgué el teléfono rápidamente y me acerque a la puerta a escuchar. Bella había llamado a una tal Rosalía para contarle sobre nuestro viaje, ¿Qué tendría que ver ella en todo esto? Me separe rápidamente de la puerta cuando la sentí colgar, ¿Por qué demonios ponía tanto problema para viajar? ¿Será por su familia?, me fui al escritorio y fingí hacer otras cosas, tenía la duda comiéndome en el pecho y eso me hacia enojar bastante, lamentablemente y arrepintiéndome después hice a Bella presa de mi mal humor.
El día Jueves emprendimos el viaje a Houston, había tenido tantas cosas que hacer esa semana que tuve que ir trabajando en el mismo Jet de camino hacia allá, Bella no parecía muy feliz pero tenía que hacerlo si no el maldito de Aro se entrometería en mis asuntos. Cuando llegamos estaba rabioso por algunas cuentas y despidos que había hecho el maldito de Aro, a veces sentía ganas de mandar todo por la borda y ser solamente yo pero ¿Qué haría toda la gente que dependía de mi?, esa era una de las más grandes razones por la cual no abandonaba, no podía dejar a todos por mi vulnerabilidad, siempre había sido un hombre fuerte y este no era momento para flaquear. Lleve a Bella para almorzar, tenía que compensar en algo lo el tiempo que había pasado sola en el avión pero la llamada de mi peor pesadilla me hizo agriar aun más el momento.
― ¡diga!— dije muy enojado— Aro— suavice el tono de voz, tenía que tranquilizarme, un dolor de cabeza comenzó a manifestarse lentamente
― Edward Cullen, amigo mío— me estremecí— necesito que me ayudes con las tasas de interés de los bancos, esperaba que vinieras a la oficina pero veo que el presidente se toma siempre días libres. ¿andas cerca?
― no, no estoy en la ciudad— desvié mi vista hacia otra parte.
― Es una lástima— medito— me imagino que andas con la sexy Bella, ¿cuando me la prestaras para salir? O a caso ¿ya tienes algo con ella?— pregunto con sarcasmo el imbécil
― no es asunto tuyo y si tienes problemas con eso llama a mi padre, de seguro el te prestara ayuda— le corte, la misma rabia incontrolable apareció en mi pecho ¡cómo demonios se atrevía a pretender a Bella! ¡maldito mal nacido! El jamás la llegaría a tocar, antes muerto.
― ¿algún problema?— pregunto por encima del borde de su copa
― No— bebí de la mía para aplacar mis instintos asesinos— negocios, nada mas— me concentre en la comida antes de desquitarme con lo que fuera. Cuando terminamos me pare raudo hacia la habitación, sentía un dolor incontrolable en mi cabeza y no quería colisionar en el medio del hall. Cuando íbamos estábamos dentro Bella me sujeto del brazo y me giro para verla
― ¿estás bien?— me pregunto, decidí que no era momento para seguir alejándola más, suficiente había sido con el maldito día que habíamos pasado— debes recostarte hoy no has hecho nada más que discutir y pelear con tus subordinados. Vamos ven conmigo—me tomo del brazo y me jalo hacia la cama, sin decir nada más me recosté y ella me ayudo con la ropa que sobraba
― Si querías desvestirme podrías habérmelo dicho— le comente
― Morirás antes de que te lo pida— me dijo y casi me hizo sonreír— llamare a la clínica para que te corran la hora de tus exámenes.
― ¿se puede?— pregunte con el sueño que siempre se adjuntaba al dolor.
― Claro, Eres Edward Cullen. te vendrían a atender aquí si lo pidieras— sonreí abiertamente— llamare y vuelvo enseguida.
― Está bien— le dije, pasaron algunos minutos y la sentí nuevamente dentro de la habitación, junto las cortinas y se acerco hacia donde estaba
― Sr. Cullen— me llamo y entreabrí mis ojos para mirarla
― ¿Señor?— le pregunte con asombro, hoy también la había escuchado llamarme así y no me había gustado mucho.
― No me pida que lo llame Edward ya que ni siquiera sé cuando puedo llamarlo así, prefiero decirle siempre Sr. Cullen así no lo importunare— la mire y creo que entendí lo que decía, tendría que ser mas especifico de ahora en adelante el "Sr. Cullen" me hacía sentirme lejos de ella, me tome las pastillas— bien ahora duerma porque es eso lo que necesita— dejo el vaso y comenzó a salir
― No te vayas— le pedí antes de que saliera, ella se giro y pude ver lo impresionada que estaba con mi petición— no me dejes solo— le pedí nuevamente, no soportaba tenerla lejos y distanciada, sabía que había sido un animal por tratarla mal y por hacerla pagar por mis problemas pero intentaría corregir esa actitud de ahora en adelante. Ella se acerco a la cama y se sentó junto a mi— pero no te quiero así— con la poca fuerza que aun quedaba en mi brazos la sujete de la cintura y la pase hacia el otro lado de la cama, ella dio unos botes y quedo a mi lado
― ¡demonios Edward!— me regaño pero solo le sonreí, me gire hacia su lado y cerré los ojos para dormir, la sentí removerse además de su mirada en mi.
― Te vas a quedar mirándome todo el tiempo— le pregunte
― ¿desea que le abanique señor?— me dijo con sarcasmo.
― No, pero tengo una idea mejor— como si su cuerpo fuera un imán la abrace y entrelace cada parte de mi cuerpo posible con la de ella, mis manos por su cintura y mis piernas con las de ella, el calor que se extendió dentro de mi fue algo distinto no era deseo, sentía dulzura en esa simple posición.
― Si te sientes mal me avisas— susurro, su cabeza había quedado arriba de la mía
― Claro— le dije perdiéndome en el aroma de su cuello.
Nos quedamos quietos unos minutos más, la volví a estrechar contra mi cuerpo ganándome un suspiro de parte de ella, el sueño fue más fuerte y me venció pero estaba feliz de poder estrecharla contra mis brazos, sentir a Bella así me hacía pensar que estaba más cerca de ese ansiado corazón.
― Edward— susurro su voz, había tenido la mejor siesta desde hace mucho tiempo, Bella estaba entre mis brazos y no tenía intenciones de soltarla.
― Bella— le dije y sin pensarlo subí una mano hacia su cara, acaricie su mejilla y sus carnosos labios— ¿Qué hora es?— pregunte
― Son casi las siete, llegaremos tarde al hospital.
― No me importa—pegándome a su cuerpo para que no intentara escapar— además tu lo dijiste, soy Edward Cullen, que se esperen— bromee por primera vez con ella, se sentía bien al igual que todo lo demás.
No paso mucho tiempo antes de que la pasión que sentíamos despertara, esa noche hicimos el amor en reiteradas ocasiones, era demasiado sorprendente la manera en la que nos compenetrábamos, éramos… como hechos el uno para el otro, me estremecía solo de pensar eso, tenía miedo, miedo de no ser bueno para ella, de hacerle daño, moriría antes de verla sufriendo. En consecuencia de nuestros libidos tuve que pasar los dos días siguientes en el hospital, sin mencionar que el viaje de regreso fue aun más excitante, Bella sin duda era mi musa, mi inspiración, la dueña de todos mis deseos y de mis pasiones.
Ya habían pasado unos días desde el viaje, había sido completamente estresante esta semana, como siempre en mi ausencia había recibió llamadas de mi padre pidiendo explicaciones de porque no estaba en la oficina una de ellas me dejo una marca que no tenia.
― ¿Quién demonios te crees para no ayudar a Aro?— me dijo mientras estaba en la oficina, Bella estaba en la cafetería, era tarde pero para el dueño de Cullen Enterprise al parecer no habían horarios, la llamada me la hacía porque no había querido propiciarle ayuda a Aro en toda esta semana, si era su hombre de confianza ¿Por qué no podía hacer las cosas solo?
― Lo siento papa pero yo no soy la secretaria de Aro— conteste con los ojos cerrados, estaba sentado en el sillón de la oficina.
― ¡cómo te gusta joderle la vida a los demás Edward!, maldito el día que te concebimos, definitivamente eres un error, un maldito error—
― Solo lo soy porque mate a tu hijo ¿verdad?— susurre con los dientes apretados— ¡si no hubiera matado a tu maldito hijo aun me seguirías amando! ¡eres un maldito egoísta!
― Y tu un hijo de puta ¡claro que te odio por eso y por mucho más!, no sabes hacer nada, solo das problemas
― ¡vete al demonio!...—le dije y le corte el teléfono, agarre mi cabeza y frote con fuerza mis dedos por la piel de mis mejillas, ¿Por qué tenía que odiarme tanto?, lo que paso con Níko no era mi culpa, como muchos dicen era su destino, estaba escrito…
― ¿Qué pasa?— me pregunto la voz de un ángel abrí los ojos y Bella estaba parada en frente mío sujetando un jugo— ¿te encuentras bien?— pregunto examinando mi rostro
― Si, lo estoy— susurre intentando esconder lo que sentía por las palabras de mi padre, Bella me miro una vez más y se fue a sentar, mire su rostro y sentí paz, esa paz que tanto ansiaba y necesitaba en este momento. Sin poder resistirme me puse de pie y me fui a sentar a su lado, pase mis manos por su cintura y escondí mi cara en su cuello, mi lugar favorito…
― Me asustas, ¿estás bien? ¿te duele algo?— pregunto pasando sus manos por mi cuello y dejándolas en mi espalda, refregué mi cara en la piel que tenia era tan exquisita su dulce olor a rosas me intoxicaba
― No, ¿te molesta que este aquí?— pregunte al sentirla nerviosa, esperaba no recibir si por respuesta
― Claro que no, solo me preocupas— me dijo haciéndome delirar, ¿Bella se preocupaba por mí? Esas palabras sabían a gloria aunque cada vez me sentía aun mas confundido con mis sentimientos, sabía que había uno en mi pecho pero aun me costaba diferenciar cual era.
― Tu piel huele a rosas— le dije suspirando contra la piel de su cuello.
― Lo sé, ¿no te agrada?— me pregunto pero yo solo pude seguir disfrutando del aroma
― Me duele la cabeza—lamentablemente el dolor ya había pasado el margen tolerable—maldita cabeza—gruñí molesto, odiaba cuando me arruinaban los momentos.
― Entonces es señal para que nos marchemos, además ya has terminado aquí, debes descansar esta noche
― Lo sé, tengo 32 años se exactamente lo que hacer con mi vida—le dije con fingido sarcasmo—¡hay!—exclame cuando se levanto sin avisar y me dejo caer al sillón
― Entonces si sabes lo que tienes que hacer, toma tus cosas y vámonos. Antes de que nuevamente te de una crisis— ella comenzó a salir de la oficina dejándome atrás…
― Mujeres— murmure— un mal necesario— sonreí.
Cuando íbamos de camino hacia su casa el dolor aumentó demasiado, la cabeza la sentía explotar, Bella busco medicinas en su bolso pero no había ninguna sorpresivamente me ofreció llevarme a su casa para administrarme algo allá, entraría por primera vez en años a la casa en donde nací. Cuando llegamos poco era consciente de lo que pasaba, estaba tan adolorido que hasta había dormitado un poco, Bella me removió y me invito a salir hacia los enromes portones. Recordaba como si fuera ayer cuando jugaba en los jardines, cuando todo era perfecto, cuando Níkolas aun seguía aquí. La nube de tormenta que me provocaba el recuerdo de mi hermano hizo agravar aún más el dolor, trate de reaccionar un poco y camine junto con Bella hacia el interior. La casa había quedado perfecta tanto por fuera como por dentro, los muebles habían quedado estupendamente al igual que las restauraciones, Bella me condujo hacia la cocina y me invito a pasar.
― ¿y vives sola?—pregunte para hacer un poco de conversación
― No—respondió—aquí vive mi padre, mi hermana y yo, bien ahora tú…
― ¿y donde están?—pregunte de repente
― En sus habitaciones, durmiendo, creo—suspiro—aquí encontré los analgésicos, tómatelos por favor.
Me extendió las pastillas que tome de inmediato, el dolor era intenso y necesitaba calmarlo con lo que fuera.
― Gracias—le extendí el vaso mirándola atentamente, era tan hermosa
― De nada—me respondió corriendo su mirada, en mi bolsillo se escucho un zumbido, una llamada entrante, tome el celular y me lo lleve rápidamente hacia mi oído
― Frederick—susurre al reconocer la voz, el hombre me pregunto si aun estaba en la oficina y si sabía que Aro me buscaba—no, ya me fui de la oficina. Dile que espere hasta mañana, no me interesa—le conteste mientras él me contaba lo que había dicho amenazas y mas amenazas, yo no le tenía miedo—no voy a decir como debiera esto pero dile a ese mal nacido que vaya a joder a otra parte, no me interesa quien sea Frederick ¿te recuerdo quien soy yo?—le pregunte recordándole quien era el dueño de la empresa, nadie más que yo. Aro no era nadie al lado mío, el poder que le dio mi padre no significaba mucho cuando media cargo conmigo—que bueno que lo tengas claro, haz lo que te dije y no llames mas—le corte. Odiaba que Bella presenciara estas escenas pero parece que olían cuando estaba sola con ella y me llamaban para darme problemas.
Apreté el teléfono para soltar la rabia que me daba ese infeliz, ¿porque siempre tenía que arruinarlo todo? ¿Merecía a una garrapata como él?
― Ya basta—Bella me pidió sujetando mi mano—aumentaras el dolor de cabeza—solté el teléfono y lo guarde pero un dolor aun mayor se produjo— ¿vez?, maldición, si sigues así tendré que llevarte al hospital—puso su cálida mano en mi frente y el contacto supo a gloria
― No—le dije quitándola—solo necesito calmarme.
― Eso está claro, ven siéntate aquí—me arrastro hacia un banquillo y me hizo sentar, me eche hacia atrás para relajar los músculos de mi cuello, di un salto cuando sentí algo muy frio en mi frente pero que me provoco un poco de alivio—mejor ¿verdad?—asentí con el dolor mitigado. Bella estaba tan cerca de mí que su pierna rozaba mi entrepierna, el movimiento y la suavidad de su piel hizo que mi erección se preparara para algo que no tendría ejecución… aunque…
― Ya es tarde, deberías irte—me dijo sacándome de mis cavilaciones, al parecer se dio cuenta y quito la pierna rápidamente, se intento hacer hacia atrás pero reaccione más rápido que ella.
― Antes— le dije y me dirigí hacia su adictivo cuello, lo lamí de principio a fin.
― Edward—susurro—empeoraras tu dolor.
― No lo creo—le respondí sujetándola fuertemente de la cintura, no quería que se apartara, la necesitaba, la ansiaba, la quería conmigo y aquí en la que fue mi casa.
― Mi padre—intento hacerme reaccionar pero yo ya poco la escuchaba
― Si no quieres que escuche entonces baja la voz—le susurre, subí mis manos por su espalda pero la maldita blusa entorpecía mi contacto, gruñí y levante la tela para fundir mis dedos con su cálida piel.
― Esto está mal, nos pueden descubrir—me previo, sin escuchar sus suplicas subí una de mis manos por su muslo y sonreí al darme cuenta que traía las medias que me encantaban pero mayor fue mi sorpresa al continuar con mi recorrido
― ¿y esto?—le pregunte cuando toque las ligas de un portaligas que traía, era la primera vez que ella ocupaba uno cuando estaba conmigo, el sentir la suave tela sobre sus piernas me hizo excitarme mucho mas.
― Es mío—me dijo algo avergonzada
― Quiero verlo—
― No, Edwa— cuando iba a empezar las reclamaciones la tome y la lleve a sentarse encima del mesón, subí rápidamente su falda y observe con deseo el hermoso regalo que ella me había dado, sin duda era un completo privilegio observarla así de hermosa y sensual. —Edward, James te esta…— intento hacerme entrar en razón pero estaba lo suficientemente absorto con la escena como para decirle algo mas
― Shhh—le dije para que no arruinara la imagen, ella al parecer se cohibió porque se bajo de inmediato del mesón
― Edward no puedes hacer esto aquí, mi padre esta…— nuevamente reclamo
― ¿de verdad eso quieres?—le pregunte con el vivo deseo reflejado en mis ojos—porque tu cuerpo no está de acuerdo—baje mi vista a las hermosas protuberancias que coronaban sus pechos
― Si… si— tartamudeo y se giro para esconderse, sin previo aviso me pegue a su cuerpo haciéndola estremecer por completo
― ¿vez?, tu cuerpo habla por sí solo cariño— la reacción que provoco ese sobrenombre fue mutua, un millar de sentimientos se agolparon en mi pecho entre ellos el miedo y el gusto, nunca había ocupado esa palabra para llamar a una mujer pero en Bella sonaba demasiado bien.
― Eres un— iba a decirme pero fui más rápido y cubrí su boca con una de mis manos, me acerque a ella y le susurre—shhh, guarda silencio cariño o nos descubrirán— tome su lóbulo y lo succione, esto debería haber provocado algo solamente en ella pero tuvo consecuencias nefastas en mi, mi excitación creció más al igual que el deseo que sentía por ella, la necesitaba de inmediato. En un inesperado movimiento aparto su mano de su boca y se llevo mis dedos a ella uno por uno lamiendo cada parte de ellos… esta mujer quería matarme de una combustión. Juro que le haría el amor salvajemente aquí mismo si no estuviera su padre en la otra habitación.
― ¡Oh!... eso es— le dije mientras mi cadera comenzaba a rozarse contra su cuerpo con fuerza propia, mi erección rozaba su piel haciendo aun más placentera la sensación—bella—gemí de puro placer—pequeña— le susurre cuando la sensación me estaba arrastrando, sentía una descarga de deseo terrible, era tanto que me costaba controlarlo pero tenía que hacer algo, no podía quedarme así.
Sin poder esperar más y temiendo las consecuencias de continuar con el juego baje mis manos a su bragas y las arranque, ¡como amaba verla desnuda solo para mí!, su cuerpo era un templo, era mi templo del placer. Mis dedos encontraron esa cavidad húmeda y abrazadora, pellizqué y juguetee con su centro hasta que de su boca escapaban sonoros gemidos, ella estaba firmada contra el mueble refregándose contra mi mano y chupando mis dedos. ¡Demonios! En estos momentos daría lo que fuera por estar en mi casa, ya estaríamos haciendo el amor como dos locos ninfomanos, desde que Bella había despertado el deseo sexual en mi me había vuelto adicto a ella y al sexo. Bella tenía el ingrediente que faltaba para que mi erección despertara majestuosa y preparada para ella, no había nadie más que Bella para mi, solo ella.
― Edward—gimió extremadamente fuerte, un miedo cruzo por mi cuerpo, el ser descubiertos no ayudaría en mucho, lleve mi mano a su boca y la cubrí—
― Si vuelves a hablar fuerte parare y me marcho— la amenace con voz dura pero jamás podría haber parado estaba tan inmerso en ella que no podría dejar así nada más. Baje el ritmo de las caricias pero una duda asalto mi mente ¿Cómo sabría la humedad de Bella?, yo nunca me había preocupado por darle placer a alguna mujer, jamás me había metido en ese ámbito las chicas que estaban conmigo tenían que ellas darme placer a mí, para eso les pagaba. Sin pensarlo saque mis dedos de su centro y los lleve a mi boca, un exquisito sabor se apodero de mis sentidos, tuve que reprimir el deseo que estaba a punto de salir, ¡cálmate!, gritaba incesante mi mente.
― Sabes bien—le dije, ella me miraba embelesada, su boca estaba entreabierta y podría jurar que se excito aun mas con lo que hice, eso hizo que una nueva idea aflorara en mi cabeza—me pregunto si— rápidamente la subí al mesón y lo desocupe, la empuje contra la madera y me adentre por primera vez en aquella delicada y excitante parte de su cuerpo, mi lengua lamio suave los pliegues y contornos de su centro.
― si es igual el sabor—comente mientras lamia, mi erección estaba durísima pero intentaba aplacarla ya que no quería tomarla locamente y que su padre nos descubriera, no era la mejor manera de conocernos.
Estaba como loco, lamia su cavidad descaradamente además de estar embelesado por la hermosura de ver su cuerpo arquearse. La cosa más bella de todo era la cara de Bella distorsionada por el placer, ella sin duda era la única que quería ver, no había cara más hermosa que la de ella, no había nadie más. Las uñas de ella se enterraron en la madera, comenzó a jadear y a gemir cuando a mi ataque agregue unos cuantos dedos, la penetre lentamente para después subir el ritmo hasta uno constante.
― Edward, no aguantare— me dijo mientras yo observaba tamaño espectáculo, estaba verde de tanto deseo que tenia pero hoy quería darle placer a ella, había descubierto que me encantaba verla así, lo intentaría cuantas veces pudiera, era un privilegio verla arquearse solo por mis caricias.
― Vamos Bella, vente—la incite—quiero ver cómo te corres— solo con el terminar de mis palabras el movimiento de sus caderas se hizo frenético, solo el dulce sabor que emanaba de ella me daba cuenta que había alcanzado el placer y no hubo mejor sentimiento que ese, me sentía feliz solo con saber que ella estaba saciada, me levante de donde estaba y me fui directamente a su cara, su respiración estaba muy acelerada, su pecho bajaba y subía, ni siquiera fue capaz de levantarse—exquisita— le susurre—ahora tengo la certeza que soñaras conmigo, me tengo que ir cariño, nos vemos mañana Bella—le dije y la bese con la fiereza del deseo que tenia contenido, al tocar su boca sentí de inmediato nuevamente el sabor de su cuerpo, intente controlarme porque no quería cometer una imprudencia, suficiente con lo de ahora, ya tendría tiempo para estar con ella como quisiera.
― Edward—me llamo, me gire y estaba apoyada en sus codos, la vista mas espectacular se pasaba frente a mis ojos.
― Un privilegio verte así—le dije mirando su cuerpo casi desnudo, ¡dios mío! Si no me iba pronto saltaría en cualquier momento sobre ella—no te preocupes que ya me imagino cómo salir. Lo bueno de todo es que el dolor ya paso, tus medicinas son geniales, buenas noches—susurre y Salí, antes de dar un paso más la imagen del ligero más sexy del mundo vino a mi mente— ¡Ah! Y algo más, me gustan los ligueros en ti, te vez endemoniadamente sexy—su color de piel se torno rosáceo y no dijo nada mas, cerré la puerta y Salí por el camino que conocía mejor que ella. la sonrisa que tenía en mis labios era imposible de disimular.
― ¿se siente bien señor?— me pregunto mi chofer al salir, por la sonrisa que traía no podía responder otra cosa
― Maravillosamente James, vámonos a casa— antes de partir contemplé nuevamente mi casa, era hermosa al igual que la gente que vivía allí, Bella viviría cuanto tiempo quisiera no importaba si nuestra relación no continuaba, aquí ella era feliz y solo con eso podía verme pagado. Me subí al auto y partí hacia mi casa para pasar la mejor noche de mi vida, sabía que este hermoso ángel me acompañaría toda la noche en mis pensamientos.
Al día siguiente todo parecía normal, me aproveche de la debilidad de Bella y de la mía muchas veces, ¡como me gustaba escucharla gemir!, era el sonido más placentero del mundo. Esa noche eran alrededor de las siete y Bella comenzó a guardar rápidamente sus cosas para partir, ¿se iría sola?, yo todas las noches la iba a dejar, un sentimiento de rabia apareció en mi pecho ¿tendría una cita?
― ¿no te irás conmigo?— le pregunte mientras guardaba unos papeles en el maletín, intente sonar despreocupado pero al parecer no me sirvió de mucho.
― No— me dijo poniéndose el abrigo
― Ah—respondí con fingido desinterés— y… ¿A dónde vas?
― Al centro— volvió a responder, me enojo que ni siquiera me contara ¿se iría a juntar con alguien? ¡demonios!, era capaz de seguirla…
― ¿a qué?— volví a preguntar pero con el tono más cargado— ¿tienes una cita?— la frase escapo de mis labios, mire hacia cualquier parte para disimular la vergüenza, sonaba como un maldito acosador.
― y si la tuviera ¿habría algún problema?— me pregunto cruzándose de brazos y mirándome seriamente, mi piel se estremeció de solo pesarlo, ¿Qué pasara cuando Bella tenga un pretendiente?, la pregunta me dejo pensando…
― es cosa tuya— me gire para darle la espalda, sentí sus pasos acercarse hacia mí, casi se escapa un jadeo de sorpresa y de placer al sentir sus brazos rodearme por la espalda.
― Tengo que ir al centro a comprar unas cosas para mi hermana— suspiro contra la piel de mi espalda, sonreí por la veracidad de sus palabras.
― Ah que bien— volví a responder encubriendo lo que realmente sentía— ¿Por qué no te llevas a James? Yo llamare a Will para que mande otro auto por mi— se soltó rápidamente y al parecer se puso nerviosa porque paso sus manos por la falda y se fue rápidamente a buscar lo que le faltaba
― ¿a James?, no Edward ¡dios!… no te preocupes si no demorare— tomo su bolso y se acerco a mí, sin pudor alguno pase mis brazos por su cintura y pegue mi frente a la de ella, es un martirio cada vez que tengo que dejarla ir, se había convertido en la peor parte de mi día—nos vemos mañana— susurro contra mis labios y me beso, prolongue el beso cuanto más pude estrechándola contra mi cuerpo, cuando ella gimió supe que pronto acabaría— mejor me voy antes de que me quede aquí toda la noche— yo solo asentí, paso su cálido dedo por mi nariz y sonrió.
La mire todo el camino hasta que llego al ascensor y se fue, por alguna razón me sentía ansioso, ¿debería haber insistido en lo de James? O tal vez debería haberla acompañado yo, ¡demonios! Tome rápidamente mis cosas y Salí de la oficina. La espera del ascensor fue eterna, se quedo pegado como diez minutos en cada piso.
― ¡maldita sea!— grite apretando con furia los botones, cuando al fin llego baje e iba cerrando las puertas de inmediato cada vez que pasaba por un piso, varias personas me quedaron mirando molestar pero tenía prisa. Corrí hacia la puerta de Cullen Enterprise y ella no estaba por ninguna parte— ¡demonios!— grite exasperado, James estaba esperándome un poco más allá, camine rápidamente hacia él y le pregunte— ¿viste salir a la señorita Swan?— el hombre me quedo mirando extrañado ya que venía muy acelerado hacia donde estaba el.
― No señor, no la vi—
― ¡maldita sea!— volví a gruñir— está bien, vámonos a casa— le dije mientras me subía fúrico al auto.
Estuve enojado la mayor parte de la noche, odiaba la maldita suerte que tenia. Por alguna razón la misma pregunta que apareció en la oficina apareció nuevamente en mi mente por la noche, eso me hizo exasperarme aun mas ¡odiaba la idea de que Bella tuviera a alguien más!, no podía soportar que se estuviera viendo con alguien, de solo pensarlo me hacia gruñir. Cuando amaneció y sentí el sonido del timbre la calma y la paz volvieron a mi corazón pero estaba extrañado era mucho antes de la hora que Bella acostumbraba a llegar, minutos más tarde la puerta de la habitación sonó mientras me bañaba, sabía que era ella. Salí de la ducha y me encontré con sus ojos mirándome exhaustivamente.
― ¡dios!—dijo tapándose los ojos, me reí de su actitud, no era la primera vez que me veía así de desnudo. Me dio aun mas risa que dijera Dios, decidí bromear con su dicho
― Lo sé—le dije dándole a entender que era yo—llegaste temprano— le comente, pero al momento de mirarla a los ojos me di cuenta que estaba excesivamente maquillada ¿Por qué? Ella se veía hermosa con lo poco que se ponía, incluso estaba seguro y lo había comprobado que sin maquillaje era igual de preciosa, fruncí mi ceño extrañado
― ¿hoy tienes mucho trabajo?— me pregunto mientras me vestía, solo asentí. Aquí había algo extraño, ella jamás había ocupado tanto maquillaje y ¿Por qué rehuía mis miradas?, algo pasaba, lo sentía. Me acerque a ella y de cerca el maquillaje se veía aun más cargado
― Bella ¿Por qué estas…?— mis preguntas se vieron eclipsadas cuando baje mis ojos de los de ella hacia su mejilla, el maquillaje no pudo cubrir lo que era muy evidente, mi dedo se fue raudo hacia mi lengua para humedecerlo, con suavidad pase el dedo por su excesivo maquilla solo para dejar al descubierto un enorme moretón que tenía en toda su mejilla, los ojos de Bella me miraban asustados ¡estaba muerta de miedo! La ira comenzó a emerger como una caldera ¿Quién había osado pegarle? El que lo hizo tenía que darse por muerto.
― Edward… yo—intento explicar pero no el deje que me mintiera tenía que saber la verdad, tenía la leve sospecha que me inventaría algo.
― ¿Quién demonios te hizo esto?— le pregunte mientras bajaba mi dedo, mis puños se apretaron con fuerza para contener las ganas que tenia de destruir algo, ¡nadie podía tocarla!
― No es asunto tuyo—me dijo escondiendo su mirada, el gesto me enloqueció.
― ¡Dime quién demonios te hizo esto!— le grite fúrico, estaba endemoniadamente enojado, podría haber matado a cualquiera con tal de saber quien la había tocado, mire nuevamente el moretón y la rabia combinada con los instintos asesinos me hicieron gruñir, no fui consciente de que había alguien más hasta que escuche una voz
― Sr. Cullen— me gire y Will se apareció por la puerta desatando la ira.
― ¡VETE AL DEMONIO WILL, NO VUELVAS A ENTRAR!—le grite preso de la rabia, el mayordomo se quedo pálido y salió rápidamente, jamás le había gritado pero este no era momento para ver eso, ahora lo que concentraba mi atención era la mujer que tenía en frente que al parecer no pretendía decirme nada—responde—le dije en un tono bajo para no asustarla, retrocedió algunos pasos y se quedo pegada a la muralla, ahora no podría escapar.
― Me… me asaltaron… ayer—me dijo, maldije entre dientes pero aun así no creía en sus palabras, estaba seguro de saber quien había sido la autora de los golpes, decidí seguirle el juego.
― Te dije que fueras con James a comprar, mujer terca—asintió nerviosa—desde ahora en adelante te irás y vendrás con James todos los días—le dije siendo lo menos que pasaría o lo menos que haría para protegerla, camine hacia la puerta y se la abrí—hoy, Emmett irá a tu casa a revisarte, no aceptare un no por respuesta, espérame en el comedor que bajare enseguida— le pedí, ella Salí completamente intimidada y se perdió en las escaleras.
― ¡MALDITA PUTA!— gemí agarrándome la cabeza, sin pensarlo estrelle lo primero que tenia contra la pared, una silla fue mi victima— ¡demonios!— grite cuando el dolor me ataco a mí, tenía que calmarme si no, no podría hacer nada por ella. tome el teléfono y marque el numero que tenía en mente desde que vi el magullón
― Sr. Cullen, gusto en saludarlo— me dijo el jefe de mis guarda espaldas
― Claude, necesitas que pongas a tus mejores hombres al cuidado de una persona, quiero que la protejan día y noche, en viajes, en salidas de la ciudad, en el trabajo, en todo momento no quiero que se despeguen ni un minuto de ella.
― Sí señor, ¿Quién es?
― Mi enfermera, la señorita Swan, la protección comienza desde hoy día. si es necesario contrata a todo el personal que haga falta pero tienen que ser discretos.
― Sí señor, como usted ordene—
― También quiero protección para su domicilio, te mandare con mi abogado todos los datos, tienen que ser muy estrictos en el cuidado y no dejar pasar a una persona en especial, cualquier individuo que sea sospechoso me avisan
― ¿a usted?— pregunto con asombro
― Si a mí, quiero que se me informe de todos los movimientos de esta persona, quiero saber cada media hora de su paradero, cualquier cambio en la rutina diaria se me tiene que informar—
― Sí señor, no hay problema
― Bien, Alexis te visitara en solo unas horas
― De acuerdo señor, lo estaremos llamando—
― Está bien, adiós—
Respire un poco más en paz, esto tendría que haberlo hecho hace mucho tiempo, apreté el teléfono con todas mis fuerzas, podría jurar que la maldita madrastra de Bella estaba detrás de todo esto, estaba seguro. También llame a Emmett, le pedí de favor que la fuera a revisar, no podía permitir que no fuera observada por un doctor, el magullón se veía horrible y estaría más tranquilo sin Emmett la revisaba. El corazón lo tenía desbocado, me senté unos segundos a calmar mi ansiedad, me había puesto como loco al saber que alguien la había tocado, le había hecho daño, ¡estaba furioso! Todo ese día me lo pase haciendo los arreglos sin que ella se diera cuenta, estaba todo listo, jamás nadie volvería a tocarle un solo cabello, antes lo mataba. Al otro día tenia tanto estrés que me vino una crisis en plena reunión de directivos, Bella como siempre tan profesional me ayudo, la mirada del mal nacido de Aro estaba pegada en ella, me sentía como un completo inútil al no poder defenderla de las libidinosas miradas del desgraciado. Ella opto por llevarme a casa y cuidarme allá, a pesar de todo me gustaba estar allí con ella, así que terminé agradeciendo por la revuelta.
― Odio cuando esto sucede—le dije mientras estábamos en mi habitación, Bella había llamado a Emmett desde el camino así que mi amigo arribaría muy pronto.
― Yo también, odio verte así.
― Soy un maldito débil—le dije recordando mi enfado por no poder quitarle al mal nacido de Aro.
― ¡hay!, no seas tan duro contigo además vele el lado positivo te libraste de la junta y del libidinoso de Aro—me dijo haciéndome sonreír muy ampliamente, me gustaba que ella lo detestara.
― Si, tienes razón además—entrecerré mis ojos—aquí puedo besarte— levante mis dedos y gruñí una vez más por ver la mejilla maquillada, yo mejor que nadie sabía lo que había debajo, mis dedos la acariciaron con suavidad, me producía dolor verla así, jamás permitiría que alguien le pusiera la mano encima. Cuando nos estábamos acercando Emmett entro por la puerta haciéndome bufar.
― ¡Emmett!— dijo Bella con fingida alegría, sabía que eran amigos pero ella también le habría agradecido demorarse un poco más en entrar.
― Hola, ¿Cómo estas Edward, Bella?
― ¿Cómo me vez?—le dije haciendo reír a Bella
― Mal, déjame decírtelo. Bien te examinare.
El doctor comenzó su examen, mientras me preguntaba algunas cosas el teléfono de Bella comenzó a sonar, intente parecer que no lo había escuchado pero oí atentamente cuando hablo con alguien y luego llamo a su padre ¿habría pasado algo?, corto y llamo mi atención.
― Edward—me dijo, sus ojos estaba extraños, vidriosos—tengo que irme—me enderece para ponerle toda mi atención
― ¿sucede algo?— le pregunte intentando saber pero su rostro me decía que estaba loca por salir corriendo
― No, solo un problema familiar— me dijo
― Bien, ve entonces— el deje sabiendo que si algo pasaba seria alertado de inmediato, si no jamás la abría dejado ir sola, la habría acompañado como sea.
― Nos vemos mañana—me dijo, tomo sus cosas y salió raudamente de la habitación.
Emmett no le tomo importancia y siguió hablándome pero yo ya no tenía cabeza para algo mas, mi mente se había ido con ella. Una preocupación alarmante afloro en mi pecho, me comencé a sentir ansioso, nervioso y un dolor en mi estomago casi me hizo jadear, Emmett se demoro un poco mas pero se marcho pronto, cuando estuve solo tome mi celular y no lo solté de mis manos si los guardias me llamaban tenía que estar listo para recibir la llamada. Por mi cabeza comenzaron a pasar millones de cosas, ¡demonios! ¿Cómo estaría? ¿Estaría bien? ¿Habría pasado algo con su padre? ¿Necesitaría ayuda?, la ansiedad no me dejaba tranquilo. Will entro con mis medicinas un momento después
― ¿señor que pasa?— me pregunto al verme tan nervioso
― Bella— le dije casi en monosílabo, no podía ni siquiera decir palabra— Bella se fue—
― Si señor ¿pero que hay con eso?
― Algo paso Will, lo presiento, algo anda mal— el mayordomo me miro extrañado pero entendió mi preocupación ya que se acerco a mí y se sentó cerca de donde estaba.
― ¿y la intento llamar?
― No, no quiero parecer tan obsesionado.
― La preocupación genuina nunca es obsesionada señor, cuando se ama nunca esta demás preocuparse— abrí mis ojos a todo lo que daban, la sonrisa picara de Will me decía que estaba hablando muy enserio, ¿Amar? ¿yo amaba a Isabella?, la respuesta que estaba formulando se vio interrumpida por una llamada. Contesté apresuradamente y era la persona que esperaba
― Sr. Cullen la señorita Swan se dirige al sector de Piggleon Crew por los antecedentes era donde ella vivía antes con su madrastrasta. Por su actitud entendemos que algo pasa ya que va corriendo hacia algún lugar— mi corazón se detuvo por algunos momentos.
― Demonios— susurre atónito, el miedo comenzó a embargarme— síganla no la pierdan de vista, cualquier cosa me avisan— hable con entrecortada, sentía que me faltaba aire en mis pulmones, el presentimiento que algo le pasaría se hizo aun mas fuerte— tengo que salir— le dije a Will mientras corría hacia la puerta
― ¡SEÑOR! ¿Qué PASA?— pregunto gritando a mis espaldas mientras avanzaba a zancadas por las escaleras.
― Bella— le dije— algo pasara, siento que está en peligro— dije y me dirigí al estacionamiento— está pendiente del teléfono cualquier cosa te llamare— el hombre asintió y me subí al primer auto que vi, el mismo en el que andaba todos los días.
Salí de la casa manejando como loco, tenía miedo, tenía un maldito y espeluznante miedo, escalofríos recorrían toda mi espalda. ¡Dios! Protégela, pedía por primera vez al de arriba, jamás había rezado y este no era momento para pensar en hacerlo o no, alguien tenía que ayudarla. Cuando estaba por llegar al lugar mi teléfono sonó nuevamente, mi estomago se contrajo de inmediato.
― ¡SEÑÓR!— grito el hombre— ¡LA SEÑORITA FUE ATACADA! ¡NO ESTA RESPIRANDO!, llamamos a una ambulancia y viene en camino— me dijo con desesperación, mi cuerpo se contrajo de inmediato y sentí que me moría. Acelere el auto a lo que más daba y llegue en unos segundos más y me baje sin pensar en lo que dejaba atrás. Corrí como nunca lo había hecho rogando porque no fuera verdad, porque ella estuviera bien. Llegue al piso en donde sabia ella vivía y entre en el estrecho lugar, mi vista se fijo en un solo punto y sentí mi corazón pararse en el mismo instante que vi el cuerpo de Bella desfigurado y cubierto en sangre.
― Bella— susurre paralizado— ¡BELLA!— grite con dolor y desesperación, corrí hacia donde estaba y me arrodille junto a ella, el dolor y la ira se confinaron en uno solo— ¡MALDITA SEA QUIEN HIZO ESTO!— grite intentando tocar su débil cuerpo— ¡BELLA DESPIERTA!— pedí bajando mi cabeza hacia su malograda frente— ¡BELLA!—volví a gritar preso del dolor, mis ojos ardieron como si tuvieran fuego y por segunda vez en mi vida sentí el miedo y el dolor de perder a un ser amado.
Las sirenas de la ambulancia y de la policía inundaron en unos segundos el lugar, unas manos me apartaron de su lado y me resistí.
― ¡NO!— grite cuando me sentí lejos de su cuerpo— ¡ayúdenla por favor!— rogué con la poca respiración que me quedaba, el paramédico asintió y comenzaron a trabajar en su cuerpo.
― ¿y usted quién es?— pregunto la voz de un hombre, lo mire y era un policía, uno de los guardias de Bella le explico la situación y le dijo que la mujer que la había golpeado había escapado.
― Nos vamos al County General— aviso el hombre cuando ya la tenían lista para partir.
― ¡no!— le dije intentando controlar el dolor— llévenla a la Clínica de St. Daysis.
― Si señor— asintió el paramédico y comenzó a dirigir la camilla, seguí a los paramédicos y me metí al auto perdiéndola de vista. Sin poder evitarlo regarme mi cabeza en el manubrio y jadee, lo hice con el dolor más agudo que había sentido desde la muerte de Níkolas, yo no podía perderla, no podía, si Bella se iba yo no podría seguir viviendo. Saque rápidamente y celular y llame a Emmett
― ¡Emmett! ¿estas en la clínica?— pregunte perdiendo el auto
― Si ¿Qué pasa?
― Bella fue atacada nuevamente y está muy mal, yo voy siguiendo a la ambulancia, recíbela cuando llegue, Emmett va mal, va muy mal— respetiva incesantemente— ¡AYUDALA!
― Tranquilo, cálmate, ¿vienes detrás?
― Si voy siguiéndola— puse el auto en marcha y acelere hasta seguir al carro donde la llevaban
― Bien, bajare enseguida, tranquilo todo estará bien— me dijo y colgó.
El camino se hizo eterno, el único sonido que escuchaba era el de la baliza, la carretera era la testigo de esta horrible tragedia, sabía que había sido su madrastra, pero me las pagaría ¡juro que la mataría!, jamás debió meterse con ella. Llegamos a la clínica y Emmett salió de la urgencia recibirla, me baje del auto y lo seguí.
― ¡Emmett!— grite mientras él la examinaba, mis ojos se apretaron con fuerza al verla nuevamente, ella tenía que ponerse bien
― ¡Vamos adentro! ¡ESTA ENTRANDO EN PARO!— grito, mi cuerpo colapso en ese momento, ¿ella estaba muriendo¿
― ¡NO!— grite mientras se la llevaban, la ingresaron por unas puertas y Emmett me detuvo antes de que pudiera seguirla.
― ¡EDWARD! ¡CALMATE!— me grito sujetándome— prometo que hare lo posible
― Sálvala— le dije con la voz quebrada— no hagas lo posible, sálvala— le pedí con un nudo en la garganta.
― Lo hare— me dijo y corrió por las puertas en las que yo no podía pasar.
Mire el letrero que decía no pasar y mi corazón dolió aun mas, me deje caer sobre mis rodillas y me quebré, mi espíritu, mi corazón y mi alma se quebraron al unisonó. Tenía el cuerpo partido en mil pedazos y no volvería a la normalidad hasta que viera esos ojos y escuchara la risa que me llenaba de vida.
Bella tenía que sobrevivir, no podía morir.
― ¿A qué demonios viniste Emmett?— le pregunte enrabiado, Bella me dio una mirada de desaprobación que ignore completamente. Emmett me explico que tenía que tomarme nuevamente una ronda de exámenes pero que él no podría acompañarnos.
― Ya que yo no podre ir deberás llevar a Bella contigo, solo por precaución— la cara de Bella se puso pálida en solo unos segundos, la observe ¿tanto lo molestaba pasar tiempo a solas conmigo?
― Eso también es un hecho— le dije sin mirarla, la llevaría a ese viaje como sea, era capaz de contratarle a una enfermera para que cuidara de su padre y a una institutriz para su hermana, ella tenía que ir conmigo ya que no podría estar lejos de ella tantos días. Me era imposible
― Qué bueno que ya se estén llevando mejor— cometo Emmett inocente a todo lo que realmente sucedía.
― Claro, nos llevamos de maravilla— comente alegre y con un poco de sarcasmo, ¿de maravilla? Creo que el término no alcanzaba para describir lo que pasaba entre nosotros.
― Con permiso, iré al baño— Bella se disculpo y salió de la habitación raudamente, Will le dijo algo al salir pero ella negó frenéticamente se fue.
― ¿desea tomar un café? Doctor— pregunto
― Si Will, por favor— le dijo, mire la puerta abierta y no lo pensé dos veces.
― Emmett iré a llamar a mi piloto por mi línea privada, tengo asuntos con él, vuelvo enseguida—
― Claro Edward Ve— me animo, sonreí maliciosamente y me acerque a Will
― No dejes que nadie suba a los pisos de arriba y por nada del mundo Emmett puede salir de aquí antes que yo o Bella volvamos— le susurre, el mayordomo acepto y salió a buscar el café.
Subí los escalones de dos en dos, camine por las pasillos y busque con ansias ese cuarto de baño, revise en dos que me quedan por el camino, cuando iba por el tercero sentí ruidos al principio del pasillo, sonreí y me devolví, desde adentro se escuchaba la frenética respiración de Bella sin pensarlo dos veces busque algún lugar que quedara en su trayecto, lo mejor fue un espacio como un entresacado que había en la pared. La puerta del baño se abrió y los pasos de la hechicera se sintieron suaves en la alfombra, cuando estaba a mi altura tome uno de sus brazos y la jale hacia la muralla haciéndola impactar sobre la madera, la expresión que tomo su rostro fue genial, ¡me encantaba sorprenderla! Estaba completamente atónita y yo increíblemente excitado, sentía la adrenalina del momento correr veloz por mis venas.
― Edward pero que…— mis labios acallaron cualquier reclamo que quisiera hacerme, la bese con el maldito deseo que tenia atascado en la piel, ese que solo ella avivaba y aumentaba— Edward— intento hacerme reaccionar pero yo ya estaba muy lejos de escucharla, me acerque a su oído y le susurre
― Shhh— le dije— silencio o nos descubrirán— su cuerpo se estremeció completamente, una de las cosas que yo mas veneraba en esta mujer eran sus reacciones, el temblor de su piel y de sus labios la delataba, se había excitado solo con mi voz.
― Edward— gimió
― Si alguien nos descubre será tu culpa— le susurre— shhhh, guarda silencio.
Lo que se produjo en ese lúgubre lugar fue algo… ni siquiera tenía palabras para describirlo, era impresionante ¡esta mujer me vuelve loco!, en todos los sentidos posibles, es increíble lo que solo ella puede conseguir en mi. Ahí estaba yo el hombre hierro como muchos me apodaban, haciéndole el amor a una mujer en pleno pasillo de mi casa mientras estaba llena de gente, ¡estaba impactado! Y cegado por el deseo más delirante del mundo, tenia tanto placer en solo una de sus caricias, en solo uno de sus gemidos que no sabía ni pensar, ni nada más que tenerla, mi mente no reaccionaba lo único que veía era la imagen de esa musa en mi cabeza. La escena fue lo más erótico que he hecho en mucho tiempo, ahí estaba ella, fregándose contra la pared y gimiendo mi nombre, mis sentidos estaban disparados a cualquier parte y envueltos en el manto de Lujuria y placer que estábamos viviendo.
― Eso— le pedí mientras la envestía con fuerza— gime Bella, gime para mi ¡ah!
― Edward ¡ah!— grito cuando el ritmo se hizo frenético, cerré mis ojos y me deje llevar por un orgasmo monumental, uno que pocas veces había sentido y solo Bella podría haberlo hecho posible.
Intente calmarme, la situación había sido maravillosa pero comenzaba a asustarme, ¿Por qué sentía tanta necesidad de ella? ¿El sexo era tan bueno que estaba obsesionado con tenerla entre mis brazos? Sabía que los sentimientos que me provocaba no eran solamente sexuales pero lo que no sabía era de qué sentimientos se trataban, después de unas cuantas caricias que yo inicie bajamos a donde estaba Emmett a pesar de mi serenísimo me sentía confundido, mi renacido corazón estaba confuso, sentía la necesidad de aclarar lo que estaba pasando por mi cabeza. Concretamos los detalles del viaje pero por una razón que desconocía Bella aun seguía nerviosa, ya diferenciaba tan bien sus expresiones que sabía perfectamente que era por viajar conmigo ¿a caso no quería?, me moleste al pensarlo ¿Por qué no querría? No quise preguntarle ya que no tenia intensiones de que ella me pensara ilusionado con el viaje, siempre tenía presente que por más que la necesitara yo jamás la haría feliz, mi estilo de vida era muy oscuro y estresante como para alguien como Bella, tan pura y hermosa. Cuando Emmett se fue la mirada de ella aun seguía confundida y notificada, antes de que se arrepintiera o me diera alguna excusa ignore lo que me quería decir y comencé a llamar al aeropuerto, ella tenía que ir conmigo.
Bella al no ver alguna señal de negativa en relación a que ella fuera salió de la biblioteca, colgué el teléfono rápidamente y me acerque a la puerta a escuchar. Bella había llamado a una tal Rosalía para contarle sobre nuestro viaje, ¿Qué tendría que ver ella en todo esto? Me separe rápidamente de la puerta cuando la sentí colgar, ¿Por qué demonios ponía tanto problema para viajar? ¿Será por su familia?, me fui al escritorio y fingí hacer otras cosas, tenía la duda comiéndome en el pecho y eso me hacia enojar bastante, lamentablemente y arrepintiéndome después hice a Bella presa de mi mal humor.
El día Jueves emprendimos el viaje a Houston, había tenido tantas cosas que hacer esa semana que tuve que ir trabajando en el mismo Jet de camino hacia allá, Bella no parecía muy feliz pero tenía que hacerlo si no el maldito de Aro se entrometería en mis asuntos. Cuando llegamos estaba rabioso por algunas cuentas y despidos que había hecho el maldito de Aro, a veces sentía ganas de mandar todo por la borda y ser solamente yo pero ¿Qué haría toda la gente que dependía de mi?, esa era una de las más grandes razones por la cual no abandonaba, no podía dejar a todos por mi vulnerabilidad, siempre había sido un hombre fuerte y este no era momento para flaquear. Lleve a Bella para almorzar, tenía que compensar en algo lo el tiempo que había pasado sola en el avión pero la llamada de mi peor pesadilla me hizo agriar aun más el momento.
― ¡diga!— dije muy enojado— Aro— suavice el tono de voz, tenía que tranquilizarme, un dolor de cabeza comenzó a manifestarse lentamente
― Edward Cullen, amigo mío— me estremecí— necesito que me ayudes con las tasas de interés de los bancos, esperaba que vinieras a la oficina pero veo que el presidente se toma siempre días libres. ¿andas cerca?
― no, no estoy en la ciudad— desvié mi vista hacia otra parte.
― Es una lástima— medito— me imagino que andas con la sexy Bella, ¿cuando me la prestaras para salir? O a caso ¿ya tienes algo con ella?— pregunto con sarcasmo el imbécil
― no es asunto tuyo y si tienes problemas con eso llama a mi padre, de seguro el te prestara ayuda— le corte, la misma rabia incontrolable apareció en mi pecho ¡cómo demonios se atrevía a pretender a Bella! ¡maldito mal nacido! El jamás la llegaría a tocar, antes muerto.
― ¿algún problema?— pregunto por encima del borde de su copa
― No— bebí de la mía para aplacar mis instintos asesinos— negocios, nada mas— me concentre en la comida antes de desquitarme con lo que fuera. Cuando terminamos me pare raudo hacia la habitación, sentía un dolor incontrolable en mi cabeza y no quería colisionar en el medio del hall. Cuando íbamos estábamos dentro Bella me sujeto del brazo y me giro para verla
― ¿estás bien?— me pregunto, decidí que no era momento para seguir alejándola más, suficiente había sido con el maldito día que habíamos pasado— debes recostarte hoy no has hecho nada más que discutir y pelear con tus subordinados. Vamos ven conmigo—me tomo del brazo y me jalo hacia la cama, sin decir nada más me recosté y ella me ayudo con la ropa que sobraba
― Si querías desvestirme podrías habérmelo dicho— le comente
― Morirás antes de que te lo pida— me dijo y casi me hizo sonreír— llamare a la clínica para que te corran la hora de tus exámenes.
― ¿se puede?— pregunte con el sueño que siempre se adjuntaba al dolor.
― Claro, Eres Edward Cullen. te vendrían a atender aquí si lo pidieras— sonreí abiertamente— llamare y vuelvo enseguida.
― Está bien— le dije, pasaron algunos minutos y la sentí nuevamente dentro de la habitación, junto las cortinas y se acerco hacia donde estaba
― Sr. Cullen— me llamo y entreabrí mis ojos para mirarla
― ¿Señor?— le pregunte con asombro, hoy también la había escuchado llamarme así y no me había gustado mucho.
― No me pida que lo llame Edward ya que ni siquiera sé cuando puedo llamarlo así, prefiero decirle siempre Sr. Cullen así no lo importunare— la mire y creo que entendí lo que decía, tendría que ser mas especifico de ahora en adelante el "Sr. Cullen" me hacía sentirme lejos de ella, me tome las pastillas— bien ahora duerma porque es eso lo que necesita— dejo el vaso y comenzó a salir
― No te vayas— le pedí antes de que saliera, ella se giro y pude ver lo impresionada que estaba con mi petición— no me dejes solo— le pedí nuevamente, no soportaba tenerla lejos y distanciada, sabía que había sido un animal por tratarla mal y por hacerla pagar por mis problemas pero intentaría corregir esa actitud de ahora en adelante. Ella se acerco a la cama y se sentó junto a mi— pero no te quiero así— con la poca fuerza que aun quedaba en mi brazos la sujete de la cintura y la pase hacia el otro lado de la cama, ella dio unos botes y quedo a mi lado
― ¡demonios Edward!— me regaño pero solo le sonreí, me gire hacia su lado y cerré los ojos para dormir, la sentí removerse además de su mirada en mi.
― Te vas a quedar mirándome todo el tiempo— le pregunte
― ¿desea que le abanique señor?— me dijo con sarcasmo.
― No, pero tengo una idea mejor— como si su cuerpo fuera un imán la abrace y entrelace cada parte de mi cuerpo posible con la de ella, mis manos por su cintura y mis piernas con las de ella, el calor que se extendió dentro de mi fue algo distinto no era deseo, sentía dulzura en esa simple posición.
― Si te sientes mal me avisas— susurro, su cabeza había quedado arriba de la mía
― Claro— le dije perdiéndome en el aroma de su cuello.
Nos quedamos quietos unos minutos más, la volví a estrechar contra mi cuerpo ganándome un suspiro de parte de ella, el sueño fue más fuerte y me venció pero estaba feliz de poder estrecharla contra mis brazos, sentir a Bella así me hacía pensar que estaba más cerca de ese ansiado corazón.
― Edward— susurro su voz, había tenido la mejor siesta desde hace mucho tiempo, Bella estaba entre mis brazos y no tenía intenciones de soltarla.
― Bella— le dije y sin pensarlo subí una mano hacia su cara, acaricie su mejilla y sus carnosos labios— ¿Qué hora es?— pregunte
― Son casi las siete, llegaremos tarde al hospital.
― No me importa—pegándome a su cuerpo para que no intentara escapar— además tu lo dijiste, soy Edward Cullen, que se esperen— bromee por primera vez con ella, se sentía bien al igual que todo lo demás.
No paso mucho tiempo antes de que la pasión que sentíamos despertara, esa noche hicimos el amor en reiteradas ocasiones, era demasiado sorprendente la manera en la que nos compenetrábamos, éramos… como hechos el uno para el otro, me estremecía solo de pensar eso, tenía miedo, miedo de no ser bueno para ella, de hacerle daño, moriría antes de verla sufriendo. En consecuencia de nuestros libidos tuve que pasar los dos días siguientes en el hospital, sin mencionar que el viaje de regreso fue aun más excitante, Bella sin duda era mi musa, mi inspiración, la dueña de todos mis deseos y de mis pasiones.
Ya habían pasado unos días desde el viaje, había sido completamente estresante esta semana, como siempre en mi ausencia había recibió llamadas de mi padre pidiendo explicaciones de porque no estaba en la oficina una de ellas me dejo una marca que no tenia.
― ¿Quién demonios te crees para no ayudar a Aro?— me dijo mientras estaba en la oficina, Bella estaba en la cafetería, era tarde pero para el dueño de Cullen Enterprise al parecer no habían horarios, la llamada me la hacía porque no había querido propiciarle ayuda a Aro en toda esta semana, si era su hombre de confianza ¿Por qué no podía hacer las cosas solo?
― Lo siento papa pero yo no soy la secretaria de Aro— conteste con los ojos cerrados, estaba sentado en el sillón de la oficina.
― ¡cómo te gusta joderle la vida a los demás Edward!, maldito el día que te concebimos, definitivamente eres un error, un maldito error—
― Solo lo soy porque mate a tu hijo ¿verdad?— susurre con los dientes apretados— ¡si no hubiera matado a tu maldito hijo aun me seguirías amando! ¡eres un maldito egoísta!
― Y tu un hijo de puta ¡claro que te odio por eso y por mucho más!, no sabes hacer nada, solo das problemas
― ¡vete al demonio!...—le dije y le corte el teléfono, agarre mi cabeza y frote con fuerza mis dedos por la piel de mis mejillas, ¿Por qué tenía que odiarme tanto?, lo que paso con Níko no era mi culpa, como muchos dicen era su destino, estaba escrito…
― ¿Qué pasa?— me pregunto la voz de un ángel abrí los ojos y Bella estaba parada en frente mío sujetando un jugo— ¿te encuentras bien?— pregunto examinando mi rostro
― Si, lo estoy— susurre intentando esconder lo que sentía por las palabras de mi padre, Bella me miro una vez más y se fue a sentar, mire su rostro y sentí paz, esa paz que tanto ansiaba y necesitaba en este momento. Sin poder resistirme me puse de pie y me fui a sentar a su lado, pase mis manos por su cintura y escondí mi cara en su cuello, mi lugar favorito…
― Me asustas, ¿estás bien? ¿te duele algo?— pregunto pasando sus manos por mi cuello y dejándolas en mi espalda, refregué mi cara en la piel que tenia era tan exquisita su dulce olor a rosas me intoxicaba
― No, ¿te molesta que este aquí?— pregunte al sentirla nerviosa, esperaba no recibir si por respuesta
― Claro que no, solo me preocupas— me dijo haciéndome delirar, ¿Bella se preocupaba por mí? Esas palabras sabían a gloria aunque cada vez me sentía aun mas confundido con mis sentimientos, sabía que había uno en mi pecho pero aun me costaba diferenciar cual era.
― Tu piel huele a rosas— le dije suspirando contra la piel de su cuello.
― Lo sé, ¿no te agrada?— me pregunto pero yo solo pude seguir disfrutando del aroma
― Me duele la cabeza—lamentablemente el dolor ya había pasado el margen tolerable—maldita cabeza—gruñí molesto, odiaba cuando me arruinaban los momentos.
― Entonces es señal para que nos marchemos, además ya has terminado aquí, debes descansar esta noche
― Lo sé, tengo 32 años se exactamente lo que hacer con mi vida—le dije con fingido sarcasmo—¡hay!—exclame cuando se levanto sin avisar y me dejo caer al sillón
― Entonces si sabes lo que tienes que hacer, toma tus cosas y vámonos. Antes de que nuevamente te de una crisis— ella comenzó a salir de la oficina dejándome atrás…
― Mujeres— murmure— un mal necesario— sonreí.
Cuando íbamos de camino hacia su casa el dolor aumentó demasiado, la cabeza la sentía explotar, Bella busco medicinas en su bolso pero no había ninguna sorpresivamente me ofreció llevarme a su casa para administrarme algo allá, entraría por primera vez en años a la casa en donde nací. Cuando llegamos poco era consciente de lo que pasaba, estaba tan adolorido que hasta había dormitado un poco, Bella me removió y me invito a salir hacia los enromes portones. Recordaba como si fuera ayer cuando jugaba en los jardines, cuando todo era perfecto, cuando Níkolas aun seguía aquí. La nube de tormenta que me provocaba el recuerdo de mi hermano hizo agravar aún más el dolor, trate de reaccionar un poco y camine junto con Bella hacia el interior. La casa había quedado perfecta tanto por fuera como por dentro, los muebles habían quedado estupendamente al igual que las restauraciones, Bella me condujo hacia la cocina y me invito a pasar.
― ¿y vives sola?—pregunte para hacer un poco de conversación
― No—respondió—aquí vive mi padre, mi hermana y yo, bien ahora tú…
― ¿y donde están?—pregunte de repente
― En sus habitaciones, durmiendo, creo—suspiro—aquí encontré los analgésicos, tómatelos por favor.
Me extendió las pastillas que tome de inmediato, el dolor era intenso y necesitaba calmarlo con lo que fuera.
― Gracias—le extendí el vaso mirándola atentamente, era tan hermosa
― De nada—me respondió corriendo su mirada, en mi bolsillo se escucho un zumbido, una llamada entrante, tome el celular y me lo lleve rápidamente hacia mi oído
― Frederick—susurre al reconocer la voz, el hombre me pregunto si aun estaba en la oficina y si sabía que Aro me buscaba—no, ya me fui de la oficina. Dile que espere hasta mañana, no me interesa—le conteste mientras él me contaba lo que había dicho amenazas y mas amenazas, yo no le tenía miedo—no voy a decir como debiera esto pero dile a ese mal nacido que vaya a joder a otra parte, no me interesa quien sea Frederick ¿te recuerdo quien soy yo?—le pregunte recordándole quien era el dueño de la empresa, nadie más que yo. Aro no era nadie al lado mío, el poder que le dio mi padre no significaba mucho cuando media cargo conmigo—que bueno que lo tengas claro, haz lo que te dije y no llames mas—le corte. Odiaba que Bella presenciara estas escenas pero parece que olían cuando estaba sola con ella y me llamaban para darme problemas.
Apreté el teléfono para soltar la rabia que me daba ese infeliz, ¿porque siempre tenía que arruinarlo todo? ¿Merecía a una garrapata como él?
― Ya basta—Bella me pidió sujetando mi mano—aumentaras el dolor de cabeza—solté el teléfono y lo guarde pero un dolor aun mayor se produjo— ¿vez?, maldición, si sigues así tendré que llevarte al hospital—puso su cálida mano en mi frente y el contacto supo a gloria
― No—le dije quitándola—solo necesito calmarme.
― Eso está claro, ven siéntate aquí—me arrastro hacia un banquillo y me hizo sentar, me eche hacia atrás para relajar los músculos de mi cuello, di un salto cuando sentí algo muy frio en mi frente pero que me provoco un poco de alivio—mejor ¿verdad?—asentí con el dolor mitigado. Bella estaba tan cerca de mí que su pierna rozaba mi entrepierna, el movimiento y la suavidad de su piel hizo que mi erección se preparara para algo que no tendría ejecución… aunque…
― Ya es tarde, deberías irte—me dijo sacándome de mis cavilaciones, al parecer se dio cuenta y quito la pierna rápidamente, se intento hacer hacia atrás pero reaccione más rápido que ella.
― Antes— le dije y me dirigí hacia su adictivo cuello, lo lamí de principio a fin.
― Edward—susurro—empeoraras tu dolor.
― No lo creo—le respondí sujetándola fuertemente de la cintura, no quería que se apartara, la necesitaba, la ansiaba, la quería conmigo y aquí en la que fue mi casa.
― Mi padre—intento hacerme reaccionar pero yo ya poco la escuchaba
― Si no quieres que escuche entonces baja la voz—le susurre, subí mis manos por su espalda pero la maldita blusa entorpecía mi contacto, gruñí y levante la tela para fundir mis dedos con su cálida piel.
― Esto está mal, nos pueden descubrir—me previo, sin escuchar sus suplicas subí una de mis manos por su muslo y sonreí al darme cuenta que traía las medias que me encantaban pero mayor fue mi sorpresa al continuar con mi recorrido
― ¿y esto?—le pregunte cuando toque las ligas de un portaligas que traía, era la primera vez que ella ocupaba uno cuando estaba conmigo, el sentir la suave tela sobre sus piernas me hizo excitarme mucho mas.
― Es mío—me dijo algo avergonzada
― Quiero verlo—
― No, Edwa— cuando iba a empezar las reclamaciones la tome y la lleve a sentarse encima del mesón, subí rápidamente su falda y observe con deseo el hermoso regalo que ella me había dado, sin duda era un completo privilegio observarla así de hermosa y sensual. —Edward, James te esta…— intento hacerme entrar en razón pero estaba lo suficientemente absorto con la escena como para decirle algo mas
― Shhh—le dije para que no arruinara la imagen, ella al parecer se cohibió porque se bajo de inmediato del mesón
― Edward no puedes hacer esto aquí, mi padre esta…— nuevamente reclamo
― ¿de verdad eso quieres?—le pregunte con el vivo deseo reflejado en mis ojos—porque tu cuerpo no está de acuerdo—baje mi vista a las hermosas protuberancias que coronaban sus pechos
― Si… si— tartamudeo y se giro para esconderse, sin previo aviso me pegue a su cuerpo haciéndola estremecer por completo
― ¿vez?, tu cuerpo habla por sí solo cariño— la reacción que provoco ese sobrenombre fue mutua, un millar de sentimientos se agolparon en mi pecho entre ellos el miedo y el gusto, nunca había ocupado esa palabra para llamar a una mujer pero en Bella sonaba demasiado bien.
― Eres un— iba a decirme pero fui más rápido y cubrí su boca con una de mis manos, me acerque a ella y le susurre—shhh, guarda silencio cariño o nos descubrirán— tome su lóbulo y lo succione, esto debería haber provocado algo solamente en ella pero tuvo consecuencias nefastas en mi, mi excitación creció más al igual que el deseo que sentía por ella, la necesitaba de inmediato. En un inesperado movimiento aparto su mano de su boca y se llevo mis dedos a ella uno por uno lamiendo cada parte de ellos… esta mujer quería matarme de una combustión. Juro que le haría el amor salvajemente aquí mismo si no estuviera su padre en la otra habitación.
― ¡Oh!... eso es— le dije mientras mi cadera comenzaba a rozarse contra su cuerpo con fuerza propia, mi erección rozaba su piel haciendo aun más placentera la sensación—bella—gemí de puro placer—pequeña— le susurre cuando la sensación me estaba arrastrando, sentía una descarga de deseo terrible, era tanto que me costaba controlarlo pero tenía que hacer algo, no podía quedarme así.
Sin poder esperar más y temiendo las consecuencias de continuar con el juego baje mis manos a su bragas y las arranque, ¡como amaba verla desnuda solo para mí!, su cuerpo era un templo, era mi templo del placer. Mis dedos encontraron esa cavidad húmeda y abrazadora, pellizqué y juguetee con su centro hasta que de su boca escapaban sonoros gemidos, ella estaba firmada contra el mueble refregándose contra mi mano y chupando mis dedos. ¡Demonios! En estos momentos daría lo que fuera por estar en mi casa, ya estaríamos haciendo el amor como dos locos ninfomanos, desde que Bella había despertado el deseo sexual en mi me había vuelto adicto a ella y al sexo. Bella tenía el ingrediente que faltaba para que mi erección despertara majestuosa y preparada para ella, no había nadie más que Bella para mi, solo ella.
― Edward—gimió extremadamente fuerte, un miedo cruzo por mi cuerpo, el ser descubiertos no ayudaría en mucho, lleve mi mano a su boca y la cubrí—
― Si vuelves a hablar fuerte parare y me marcho— la amenace con voz dura pero jamás podría haber parado estaba tan inmerso en ella que no podría dejar así nada más. Baje el ritmo de las caricias pero una duda asalto mi mente ¿Cómo sabría la humedad de Bella?, yo nunca me había preocupado por darle placer a alguna mujer, jamás me había metido en ese ámbito las chicas que estaban conmigo tenían que ellas darme placer a mí, para eso les pagaba. Sin pensarlo saque mis dedos de su centro y los lleve a mi boca, un exquisito sabor se apodero de mis sentidos, tuve que reprimir el deseo que estaba a punto de salir, ¡cálmate!, gritaba incesante mi mente.
― Sabes bien—le dije, ella me miraba embelesada, su boca estaba entreabierta y podría jurar que se excito aun mas con lo que hice, eso hizo que una nueva idea aflorara en mi cabeza—me pregunto si— rápidamente la subí al mesón y lo desocupe, la empuje contra la madera y me adentre por primera vez en aquella delicada y excitante parte de su cuerpo, mi lengua lamio suave los pliegues y contornos de su centro.
― si es igual el sabor—comente mientras lamia, mi erección estaba durísima pero intentaba aplacarla ya que no quería tomarla locamente y que su padre nos descubriera, no era la mejor manera de conocernos.
Estaba como loco, lamia su cavidad descaradamente además de estar embelesado por la hermosura de ver su cuerpo arquearse. La cosa más bella de todo era la cara de Bella distorsionada por el placer, ella sin duda era la única que quería ver, no había cara más hermosa que la de ella, no había nadie más. Las uñas de ella se enterraron en la madera, comenzó a jadear y a gemir cuando a mi ataque agregue unos cuantos dedos, la penetre lentamente para después subir el ritmo hasta uno constante.
― Edward, no aguantare— me dijo mientras yo observaba tamaño espectáculo, estaba verde de tanto deseo que tenia pero hoy quería darle placer a ella, había descubierto que me encantaba verla así, lo intentaría cuantas veces pudiera, era un privilegio verla arquearse solo por mis caricias.
― Vamos Bella, vente—la incite—quiero ver cómo te corres— solo con el terminar de mis palabras el movimiento de sus caderas se hizo frenético, solo el dulce sabor que emanaba de ella me daba cuenta que había alcanzado el placer y no hubo mejor sentimiento que ese, me sentía feliz solo con saber que ella estaba saciada, me levante de donde estaba y me fui directamente a su cara, su respiración estaba muy acelerada, su pecho bajaba y subía, ni siquiera fue capaz de levantarse—exquisita— le susurre—ahora tengo la certeza que soñaras conmigo, me tengo que ir cariño, nos vemos mañana Bella—le dije y la bese con la fiereza del deseo que tenia contenido, al tocar su boca sentí de inmediato nuevamente el sabor de su cuerpo, intente controlarme porque no quería cometer una imprudencia, suficiente con lo de ahora, ya tendría tiempo para estar con ella como quisiera.
― Edward—me llamo, me gire y estaba apoyada en sus codos, la vista mas espectacular se pasaba frente a mis ojos.
― Un privilegio verte así—le dije mirando su cuerpo casi desnudo, ¡dios mío! Si no me iba pronto saltaría en cualquier momento sobre ella—no te preocupes que ya me imagino cómo salir. Lo bueno de todo es que el dolor ya paso, tus medicinas son geniales, buenas noches—susurre y Salí, antes de dar un paso más la imagen del ligero más sexy del mundo vino a mi mente— ¡Ah! Y algo más, me gustan los ligueros en ti, te vez endemoniadamente sexy—su color de piel se torno rosáceo y no dijo nada mas, cerré la puerta y Salí por el camino que conocía mejor que ella. la sonrisa que tenía en mis labios era imposible de disimular.
― ¿se siente bien señor?— me pregunto mi chofer al salir, por la sonrisa que traía no podía responder otra cosa
― Maravillosamente James, vámonos a casa— antes de partir contemplé nuevamente mi casa, era hermosa al igual que la gente que vivía allí, Bella viviría cuanto tiempo quisiera no importaba si nuestra relación no continuaba, aquí ella era feliz y solo con eso podía verme pagado. Me subí al auto y partí hacia mi casa para pasar la mejor noche de mi vida, sabía que este hermoso ángel me acompañaría toda la noche en mis pensamientos.
Al día siguiente todo parecía normal, me aproveche de la debilidad de Bella y de la mía muchas veces, ¡como me gustaba escucharla gemir!, era el sonido más placentero del mundo. Esa noche eran alrededor de las siete y Bella comenzó a guardar rápidamente sus cosas para partir, ¿se iría sola?, yo todas las noches la iba a dejar, un sentimiento de rabia apareció en mi pecho ¿tendría una cita?
― ¿no te irás conmigo?— le pregunte mientras guardaba unos papeles en el maletín, intente sonar despreocupado pero al parecer no me sirvió de mucho.
― No— me dijo poniéndose el abrigo
― Ah—respondí con fingido desinterés— y… ¿A dónde vas?
― Al centro— volvió a responder, me enojo que ni siquiera me contara ¿se iría a juntar con alguien? ¡demonios!, era capaz de seguirla…
― ¿a qué?— volví a preguntar pero con el tono más cargado— ¿tienes una cita?— la frase escapo de mis labios, mire hacia cualquier parte para disimular la vergüenza, sonaba como un maldito acosador.
― y si la tuviera ¿habría algún problema?— me pregunto cruzándose de brazos y mirándome seriamente, mi piel se estremeció de solo pesarlo, ¿Qué pasara cuando Bella tenga un pretendiente?, la pregunta me dejo pensando…
― es cosa tuya— me gire para darle la espalda, sentí sus pasos acercarse hacia mí, casi se escapa un jadeo de sorpresa y de placer al sentir sus brazos rodearme por la espalda.
― Tengo que ir al centro a comprar unas cosas para mi hermana— suspiro contra la piel de mi espalda, sonreí por la veracidad de sus palabras.
― Ah que bien— volví a responder encubriendo lo que realmente sentía— ¿Por qué no te llevas a James? Yo llamare a Will para que mande otro auto por mi— se soltó rápidamente y al parecer se puso nerviosa porque paso sus manos por la falda y se fue rápidamente a buscar lo que le faltaba
― ¿a James?, no Edward ¡dios!… no te preocupes si no demorare— tomo su bolso y se acerco a mí, sin pudor alguno pase mis brazos por su cintura y pegue mi frente a la de ella, es un martirio cada vez que tengo que dejarla ir, se había convertido en la peor parte de mi día—nos vemos mañana— susurro contra mis labios y me beso, prolongue el beso cuanto más pude estrechándola contra mi cuerpo, cuando ella gimió supe que pronto acabaría— mejor me voy antes de que me quede aquí toda la noche— yo solo asentí, paso su cálido dedo por mi nariz y sonrió.
La mire todo el camino hasta que llego al ascensor y se fue, por alguna razón me sentía ansioso, ¿debería haber insistido en lo de James? O tal vez debería haberla acompañado yo, ¡demonios! Tome rápidamente mis cosas y Salí de la oficina. La espera del ascensor fue eterna, se quedo pegado como diez minutos en cada piso.
― ¡maldita sea!— grite apretando con furia los botones, cuando al fin llego baje e iba cerrando las puertas de inmediato cada vez que pasaba por un piso, varias personas me quedaron mirando molestar pero tenía prisa. Corrí hacia la puerta de Cullen Enterprise y ella no estaba por ninguna parte— ¡demonios!— grite exasperado, James estaba esperándome un poco más allá, camine rápidamente hacia él y le pregunte— ¿viste salir a la señorita Swan?— el hombre me quedo mirando extrañado ya que venía muy acelerado hacia donde estaba el.
― No señor, no la vi—
― ¡maldita sea!— volví a gruñir— está bien, vámonos a casa— le dije mientras me subía fúrico al auto.
Estuve enojado la mayor parte de la noche, odiaba la maldita suerte que tenia. Por alguna razón la misma pregunta que apareció en la oficina apareció nuevamente en mi mente por la noche, eso me hizo exasperarme aun mas ¡odiaba la idea de que Bella tuviera a alguien más!, no podía soportar que se estuviera viendo con alguien, de solo pensarlo me hacia gruñir. Cuando amaneció y sentí el sonido del timbre la calma y la paz volvieron a mi corazón pero estaba extrañado era mucho antes de la hora que Bella acostumbraba a llegar, minutos más tarde la puerta de la habitación sonó mientras me bañaba, sabía que era ella. Salí de la ducha y me encontré con sus ojos mirándome exhaustivamente.
― ¡dios!—dijo tapándose los ojos, me reí de su actitud, no era la primera vez que me veía así de desnudo. Me dio aun mas risa que dijera Dios, decidí bromear con su dicho
― Lo sé—le dije dándole a entender que era yo—llegaste temprano— le comente, pero al momento de mirarla a los ojos me di cuenta que estaba excesivamente maquillada ¿Por qué? Ella se veía hermosa con lo poco que se ponía, incluso estaba seguro y lo había comprobado que sin maquillaje era igual de preciosa, fruncí mi ceño extrañado
― ¿hoy tienes mucho trabajo?— me pregunto mientras me vestía, solo asentí. Aquí había algo extraño, ella jamás había ocupado tanto maquillaje y ¿Por qué rehuía mis miradas?, algo pasaba, lo sentía. Me acerque a ella y de cerca el maquillaje se veía aun más cargado
― Bella ¿Por qué estas…?— mis preguntas se vieron eclipsadas cuando baje mis ojos de los de ella hacia su mejilla, el maquillaje no pudo cubrir lo que era muy evidente, mi dedo se fue raudo hacia mi lengua para humedecerlo, con suavidad pase el dedo por su excesivo maquilla solo para dejar al descubierto un enorme moretón que tenía en toda su mejilla, los ojos de Bella me miraban asustados ¡estaba muerta de miedo! La ira comenzó a emerger como una caldera ¿Quién había osado pegarle? El que lo hizo tenía que darse por muerto.
― Edward… yo—intento explicar pero no el deje que me mintiera tenía que saber la verdad, tenía la leve sospecha que me inventaría algo.
― ¿Quién demonios te hizo esto?— le pregunte mientras bajaba mi dedo, mis puños se apretaron con fuerza para contener las ganas que tenia de destruir algo, ¡nadie podía tocarla!
― No es asunto tuyo—me dijo escondiendo su mirada, el gesto me enloqueció.
― ¡Dime quién demonios te hizo esto!— le grite fúrico, estaba endemoniadamente enojado, podría haber matado a cualquiera con tal de saber quien la había tocado, mire nuevamente el moretón y la rabia combinada con los instintos asesinos me hicieron gruñir, no fui consciente de que había alguien más hasta que escuche una voz
― Sr. Cullen— me gire y Will se apareció por la puerta desatando la ira.
― ¡VETE AL DEMONIO WILL, NO VUELVAS A ENTRAR!—le grite preso de la rabia, el mayordomo se quedo pálido y salió rápidamente, jamás le había gritado pero este no era momento para ver eso, ahora lo que concentraba mi atención era la mujer que tenía en frente que al parecer no pretendía decirme nada—responde—le dije en un tono bajo para no asustarla, retrocedió algunos pasos y se quedo pegada a la muralla, ahora no podría escapar.
― Me… me asaltaron… ayer—me dijo, maldije entre dientes pero aun así no creía en sus palabras, estaba seguro de saber quien había sido la autora de los golpes, decidí seguirle el juego.
― Te dije que fueras con James a comprar, mujer terca—asintió nerviosa—desde ahora en adelante te irás y vendrás con James todos los días—le dije siendo lo menos que pasaría o lo menos que haría para protegerla, camine hacia la puerta y se la abrí—hoy, Emmett irá a tu casa a revisarte, no aceptare un no por respuesta, espérame en el comedor que bajare enseguida— le pedí, ella Salí completamente intimidada y se perdió en las escaleras.
― ¡MALDITA PUTA!— gemí agarrándome la cabeza, sin pensarlo estrelle lo primero que tenia contra la pared, una silla fue mi victima— ¡demonios!— grite cuando el dolor me ataco a mí, tenía que calmarme si no, no podría hacer nada por ella. tome el teléfono y marque el numero que tenía en mente desde que vi el magullón
― Sr. Cullen, gusto en saludarlo— me dijo el jefe de mis guarda espaldas
― Claude, necesitas que pongas a tus mejores hombres al cuidado de una persona, quiero que la protejan día y noche, en viajes, en salidas de la ciudad, en el trabajo, en todo momento no quiero que se despeguen ni un minuto de ella.
― Sí señor, ¿Quién es?
― Mi enfermera, la señorita Swan, la protección comienza desde hoy día. si es necesario contrata a todo el personal que haga falta pero tienen que ser discretos.
― Sí señor, como usted ordene—
― También quiero protección para su domicilio, te mandare con mi abogado todos los datos, tienen que ser muy estrictos en el cuidado y no dejar pasar a una persona en especial, cualquier individuo que sea sospechoso me avisan
― ¿a usted?— pregunto con asombro
― Si a mí, quiero que se me informe de todos los movimientos de esta persona, quiero saber cada media hora de su paradero, cualquier cambio en la rutina diaria se me tiene que informar—
― Sí señor, no hay problema
― Bien, Alexis te visitara en solo unas horas
― De acuerdo señor, lo estaremos llamando—
― Está bien, adiós—
Respire un poco más en paz, esto tendría que haberlo hecho hace mucho tiempo, apreté el teléfono con todas mis fuerzas, podría jurar que la maldita madrastra de Bella estaba detrás de todo esto, estaba seguro. También llame a Emmett, le pedí de favor que la fuera a revisar, no podía permitir que no fuera observada por un doctor, el magullón se veía horrible y estaría más tranquilo sin Emmett la revisaba. El corazón lo tenía desbocado, me senté unos segundos a calmar mi ansiedad, me había puesto como loco al saber que alguien la había tocado, le había hecho daño, ¡estaba furioso! Todo ese día me lo pase haciendo los arreglos sin que ella se diera cuenta, estaba todo listo, jamás nadie volvería a tocarle un solo cabello, antes lo mataba. Al otro día tenia tanto estrés que me vino una crisis en plena reunión de directivos, Bella como siempre tan profesional me ayudo, la mirada del mal nacido de Aro estaba pegada en ella, me sentía como un completo inútil al no poder defenderla de las libidinosas miradas del desgraciado. Ella opto por llevarme a casa y cuidarme allá, a pesar de todo me gustaba estar allí con ella, así que terminé agradeciendo por la revuelta.
― Odio cuando esto sucede—le dije mientras estábamos en mi habitación, Bella había llamado a Emmett desde el camino así que mi amigo arribaría muy pronto.
― Yo también, odio verte así.
― Soy un maldito débil—le dije recordando mi enfado por no poder quitarle al mal nacido de Aro.
― ¡hay!, no seas tan duro contigo además vele el lado positivo te libraste de la junta y del libidinoso de Aro—me dijo haciéndome sonreír muy ampliamente, me gustaba que ella lo detestara.
― Si, tienes razón además—entrecerré mis ojos—aquí puedo besarte— levante mis dedos y gruñí una vez más por ver la mejilla maquillada, yo mejor que nadie sabía lo que había debajo, mis dedos la acariciaron con suavidad, me producía dolor verla así, jamás permitiría que alguien le pusiera la mano encima. Cuando nos estábamos acercando Emmett entro por la puerta haciéndome bufar.
― ¡Emmett!— dijo Bella con fingida alegría, sabía que eran amigos pero ella también le habría agradecido demorarse un poco más en entrar.
― Hola, ¿Cómo estas Edward, Bella?
― ¿Cómo me vez?—le dije haciendo reír a Bella
― Mal, déjame decírtelo. Bien te examinare.
El doctor comenzó su examen, mientras me preguntaba algunas cosas el teléfono de Bella comenzó a sonar, intente parecer que no lo había escuchado pero oí atentamente cuando hablo con alguien y luego llamo a su padre ¿habría pasado algo?, corto y llamo mi atención.
― Edward—me dijo, sus ojos estaba extraños, vidriosos—tengo que irme—me enderece para ponerle toda mi atención
― ¿sucede algo?— le pregunte intentando saber pero su rostro me decía que estaba loca por salir corriendo
― No, solo un problema familiar— me dijo
― Bien, ve entonces— el deje sabiendo que si algo pasaba seria alertado de inmediato, si no jamás la abría dejado ir sola, la habría acompañado como sea.
― Nos vemos mañana—me dijo, tomo sus cosas y salió raudamente de la habitación.
Emmett no le tomo importancia y siguió hablándome pero yo ya no tenía cabeza para algo mas, mi mente se había ido con ella. Una preocupación alarmante afloro en mi pecho, me comencé a sentir ansioso, nervioso y un dolor en mi estomago casi me hizo jadear, Emmett se demoro un poco mas pero se marcho pronto, cuando estuve solo tome mi celular y no lo solté de mis manos si los guardias me llamaban tenía que estar listo para recibir la llamada. Por mi cabeza comenzaron a pasar millones de cosas, ¡demonios! ¿Cómo estaría? ¿Estaría bien? ¿Habría pasado algo con su padre? ¿Necesitaría ayuda?, la ansiedad no me dejaba tranquilo. Will entro con mis medicinas un momento después
― ¿señor que pasa?— me pregunto al verme tan nervioso
― Bella— le dije casi en monosílabo, no podía ni siquiera decir palabra— Bella se fue—
― Si señor ¿pero que hay con eso?
― Algo paso Will, lo presiento, algo anda mal— el mayordomo me miro extrañado pero entendió mi preocupación ya que se acerco a mí y se sentó cerca de donde estaba.
― ¿y la intento llamar?
― No, no quiero parecer tan obsesionado.
― La preocupación genuina nunca es obsesionada señor, cuando se ama nunca esta demás preocuparse— abrí mis ojos a todo lo que daban, la sonrisa picara de Will me decía que estaba hablando muy enserio, ¿Amar? ¿yo amaba a Isabella?, la respuesta que estaba formulando se vio interrumpida por una llamada. Contesté apresuradamente y era la persona que esperaba
― Sr. Cullen la señorita Swan se dirige al sector de Piggleon Crew por los antecedentes era donde ella vivía antes con su madrastrasta. Por su actitud entendemos que algo pasa ya que va corriendo hacia algún lugar— mi corazón se detuvo por algunos momentos.
― Demonios— susurre atónito, el miedo comenzó a embargarme— síganla no la pierdan de vista, cualquier cosa me avisan— hable con entrecortada, sentía que me faltaba aire en mis pulmones, el presentimiento que algo le pasaría se hizo aun mas fuerte— tengo que salir— le dije a Will mientras corría hacia la puerta
― ¡SEÑOR! ¿Qué PASA?— pregunto gritando a mis espaldas mientras avanzaba a zancadas por las escaleras.
― Bella— le dije— algo pasara, siento que está en peligro— dije y me dirigí al estacionamiento— está pendiente del teléfono cualquier cosa te llamare— el hombre asintió y me subí al primer auto que vi, el mismo en el que andaba todos los días.
Salí de la casa manejando como loco, tenía miedo, tenía un maldito y espeluznante miedo, escalofríos recorrían toda mi espalda. ¡Dios! Protégela, pedía por primera vez al de arriba, jamás había rezado y este no era momento para pensar en hacerlo o no, alguien tenía que ayudarla. Cuando estaba por llegar al lugar mi teléfono sonó nuevamente, mi estomago se contrajo de inmediato.
― ¡SEÑÓR!— grito el hombre— ¡LA SEÑORITA FUE ATACADA! ¡NO ESTA RESPIRANDO!, llamamos a una ambulancia y viene en camino— me dijo con desesperación, mi cuerpo se contrajo de inmediato y sentí que me moría. Acelere el auto a lo que más daba y llegue en unos segundos más y me baje sin pensar en lo que dejaba atrás. Corrí como nunca lo había hecho rogando porque no fuera verdad, porque ella estuviera bien. Llegue al piso en donde sabia ella vivía y entre en el estrecho lugar, mi vista se fijo en un solo punto y sentí mi corazón pararse en el mismo instante que vi el cuerpo de Bella desfigurado y cubierto en sangre.
― Bella— susurre paralizado— ¡BELLA!— grite con dolor y desesperación, corrí hacia donde estaba y me arrodille junto a ella, el dolor y la ira se confinaron en uno solo— ¡MALDITA SEA QUIEN HIZO ESTO!— grite intentando tocar su débil cuerpo— ¡BELLA DESPIERTA!— pedí bajando mi cabeza hacia su malograda frente— ¡BELLA!—volví a gritar preso del dolor, mis ojos ardieron como si tuvieran fuego y por segunda vez en mi vida sentí el miedo y el dolor de perder a un ser amado.
Las sirenas de la ambulancia y de la policía inundaron en unos segundos el lugar, unas manos me apartaron de su lado y me resistí.
― ¡NO!— grite cuando me sentí lejos de su cuerpo— ¡ayúdenla por favor!— rogué con la poca respiración que me quedaba, el paramédico asintió y comenzaron a trabajar en su cuerpo.
― ¿y usted quién es?— pregunto la voz de un hombre, lo mire y era un policía, uno de los guardias de Bella le explico la situación y le dijo que la mujer que la había golpeado había escapado.
― Nos vamos al County General— aviso el hombre cuando ya la tenían lista para partir.
― ¡no!— le dije intentando controlar el dolor— llévenla a la Clínica de St. Daysis.
― Si señor— asintió el paramédico y comenzó a dirigir la camilla, seguí a los paramédicos y me metí al auto perdiéndola de vista. Sin poder evitarlo regarme mi cabeza en el manubrio y jadee, lo hice con el dolor más agudo que había sentido desde la muerte de Níkolas, yo no podía perderla, no podía, si Bella se iba yo no podría seguir viviendo. Saque rápidamente y celular y llame a Emmett
― ¡Emmett! ¿estas en la clínica?— pregunte perdiendo el auto
― Si ¿Qué pasa?
― Bella fue atacada nuevamente y está muy mal, yo voy siguiendo a la ambulancia, recíbela cuando llegue, Emmett va mal, va muy mal— respetiva incesantemente— ¡AYUDALA!
― Tranquilo, cálmate, ¿vienes detrás?
― Si voy siguiéndola— puse el auto en marcha y acelere hasta seguir al carro donde la llevaban
― Bien, bajare enseguida, tranquilo todo estará bien— me dijo y colgó.
El camino se hizo eterno, el único sonido que escuchaba era el de la baliza, la carretera era la testigo de esta horrible tragedia, sabía que había sido su madrastra, pero me las pagaría ¡juro que la mataría!, jamás debió meterse con ella. Llegamos a la clínica y Emmett salió de la urgencia recibirla, me baje del auto y lo seguí.
― ¡Emmett!— grite mientras él la examinaba, mis ojos se apretaron con fuerza al verla nuevamente, ella tenía que ponerse bien
― ¡Vamos adentro! ¡ESTA ENTRANDO EN PARO!— grito, mi cuerpo colapso en ese momento, ¿ella estaba muriendo¿
― ¡NO!— grite mientras se la llevaban, la ingresaron por unas puertas y Emmett me detuvo antes de que pudiera seguirla.
― ¡EDWARD! ¡CALMATE!— me grito sujetándome— prometo que hare lo posible
― Sálvala— le dije con la voz quebrada— no hagas lo posible, sálvala— le pedí con un nudo en la garganta.
― Lo hare— me dijo y corrió por las puertas en las que yo no podía pasar.
Mire el letrero que decía no pasar y mi corazón dolió aun mas, me deje caer sobre mis rodillas y me quebré, mi espíritu, mi corazón y mi alma se quebraron al unisonó. Tenía el cuerpo partido en mil pedazos y no volvería a la normalidad hasta que viera esos ojos y escuchara la risa que me llenaba de vida.
Bella tenía que sobrevivir, no podía morir.
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
awwww derrame lagrimitas....aww el Sr. Cullen la ama....!!.....que historia Dios mio!!!
Jane- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Ay que triste como sufre pobrecito :(
Gracias por la actu
cariños Nejix
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Nejix- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Yo les dije que no dijeran que el Sr. Cullen era terrible... tiene por que serlo....
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
pero es q no habiamos leido su punto de vista..... que hobre Dios!!!....yo quiero un Sr. Cullen!!!!!......mueroooooooooooooooo mueeeeeeeeeeeeeeeeeeero de amor!!
Jane- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
waiii geniial espero0 qk actualises pronto esta spr chebere =D tu cap muuy biien
estreliitap- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Historia Beteada por Gabriela (- Lady Ava'dore-)
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
16. AMOR, Edward POV parte 1
Miles de recuerdos e imágenes de Bella vinieron a mi mente, estaba sentado con mis rodillas flectadas en el suelo de la clínica, habían pasado 4 horas y Emmett aun no daba señales de lo que pasaba, al frente estaba Will, sentía su mirada constantemente sobre mi cuerpo pero no me importaba, estaba en un mundo en el que solo a voz de Bella podría sacarme.
― Señor— me llamo la voz del mayordomo, la puerta se abrió y el cuerpo de Emmett salió, traía su ropa cubierta de sangre.
― ¿Qué paso?— pregunte apremiándolo— ¿Cómo esta? ¡Emmett!— grite al no obtener respuestas, estaba completamente fuera de sí.
― Tranquilo, ella está bien— me dijo calmándome, sentí que un poco de mi alma regresaba a su lugar y mis pulmones volvían a ventilar— pero su pronóstico no es bueno, Bella está mal. El agresor le dio multiples golpes en todo el cuerpo, la cabeza es lo que más nos preocupa, lo demás sanara.
― ¿a qué te refieres con eso?
― Que no sabemos si los golpes tienen secuelas
― Dios mío— susurro Will— pobre de la señorita— lo mire pero en realidad estaba intentando procesar la información, jadee muy fuerte ganándome sus miradas
― ¡no!— grite— tienes que hacer algo, no lo sé. Llevémosla a otro país, a otro estado, trae a neurólogos lo que sea Emmett— le dije acercándome aun mas histérico— ¡no me interesa el costo! Ella tiene que estar bien— susurre acongojado.
― Lo sé Edward, tranquilo. No podemos moverla a ninguna parte porque su estado es crítico, no podríamos trasladarla. Tendremos que esperar a ver qué sucede, solo hay que rezar— baje mis manos y las apreté de pura impotencia Bella muriéndose adentro y yo sin poder hacer nada, maldito dinero ¡tenia a mares y aun así no servía de nada!, tenía una impotencia que costaría mucho borrar— por lo pronto llamare me comunicare a con su mejor amiga, aun no sé si avisarle a su padre él es un hombre minusválido y no sabemos cómo reaccionara. Vuelvo enseguida.
Emmett saco su celular y comenzó a buscar el número de la persona que quería. Espero unos instantes más y comenzó a hablar, la mujer cuando le fue dada la noticia grito con dolor, se escucho hasta donde estábamos, la cara de Emmett era de completa confusión, el le pidió a la mujer que llegara rápidamente ya que tendría que decidir ella por Bella. Solo unos veinte minutos más tarde apareció una chica de esbelta figura y cabello amarillo preguntando por Bella en el mesón, Emmett la fue a recibir.
― Rose— la llamo y ella se giro, traía su rostro desfigurado, sus ojos estaban hinchados y rojos de tantas lagrimas que seguro había derramado
― Emmett, Emmett— susurraba mientras se pegaba al pecho de él, sus brazos la cobijaron y depositó un beso en su cabello
― Tranquila, todo estará bien— le dijo intentando calmarla.
― Dios mío, maldita de Carmen— decía mientras lloraba desconsolada— ¿Cómo esta?— pregunto mirándolo
― Esta grave pero confió en que saldrá adelante, Bella es fuerte— le dijo apretándola contra su pecho, sentí una ráfaga de envidia, ¡como quisiera tener a Bella entre mis brazos en este momento!
― Maldita, maldita, maldita— gimoteaba mientras un llanto que me desgarro se aparecía, yo sentía lo mismo
― Ven— le dijo tomándole la mano, la encamino hacia donde estábamos, ella me miro con dos mares que tenia por ojos— el es Ed…
― Edward Cullen— termino ella— mucho gusto señor Cullen— me saludo extendiéndome la mano
― Solo Edward, por favor— le dije correspondiéndole su saludo— mucho gusto
― Soy Rosalie Hale la mejor amiga de Bella
― Es un placer— la solté y presente a mi mayordomo— el es William Lickwood, mi mayordomo y mano derecha
― Mucho gusto señorita, a sus ordenes— siempre tan servicial.
― Que gusto en conocerte, Bella me había hablado mucho de ti— le dijo con una minúscula sonrisa.
― Es que la señorita es una persona excepcional— le respondió corriendo su mirada hacia la mía, tenía razón, como ella no habían dos.
― Rose, necesito que decidas si le vas a decir a Charly o no.
― No— contesto ella firme— no sé qué decirle pero él no puede saber que Bella esta así, moriría de pena en el instante, ya es suficiente con todo lo que han tenido que pasar, te aseguro que Bella lo pensaría así.
― Lo sé, no te preocupes, el problema es que le diremos— todos comenzaron a pensar
― Díganle que se fue de viaje conmigo— les dije interrumpiendo sus pensamientos
― ¿contigo?— pregunto dudosa— ¿crees que su padre creerá?
― Claro, venimos casi recién llegando de uno, creo que no será problema que le digas que tuvo que irse unos días más. Dile que…— comencé a pensar— dile que nos fuimos a Rusia o Australia por negocios urgentes y que a penas pueda se comunicara
― ¡demonios!— dijo cruzándose de brazos— me dejan lo más difícil
― Yo te acompañare— le dijo mi amigo tomándola del brazo— no te preocupes yo te acompaño así charly no sospechara.
― Bien pero te aseguro que no se tragara nada— comento preocupada.
― Eso es lo de menos, cuando Bella despierte le pediremos que lo llame, se que todo saldrá bien— comente con entusiasmo.
― ¡wow!— dijo en un susurro— Bella no me había comentado lo positivo que eras— comento nuevamente con una sonrisita, solo pude contestarle con una sonrisa, aun había muchas cosas que tenía que mostrarle.
― ¡Doctor!— grito una enfermera desde la puerta, todos nos giramos— la paciente de la habitación G entro en paro— grito y salió corriendo.
― ¡demonios! Es Bella— dijo emprendiendo la carrera
― ¡DIOS MIO EMMETT AYUDALA!— le pidió la rubia mujer desmoronándose en el piso, Will la alcanzo a agarrar.
Mi corazón latía rápido, frenético, mi respiración era agitada, no por favor… ella no… ella no, repetía incansablemente en mi mente. Los minutos y las horas pasaban y Emmett aun no salía. ¡Demonios!, casi tres horas después y cuando ya era media noche el salió a darnos noticias.
― Tenemos que esperar un milagro— dijo Emmett con ojeras en sus ojos— Bella está muy mal y no sé si vaya a pasar la noche, por ahora la estabilizamos y la cambiamos a una habitación en cuidados intensivos pero tenemos que rezar, solo un milagro la podrá ayudar.
Esas palabras lapidaron mi ser, ¿Bella perdería su vida?, no podía ser… esto no era posible. Retrocedí unos cuantos pasos y choque contra la muralla, mis sentidos se veían eclipsados todo lo que veía era el cuerpo de Rosalie desmoronarse y a Will blanco de la impresión, Emmett tenía la impotencia plasmada en sus ojos.
― Quiero verla— dije de repente— déjame verla— le pedí— por favor— susurre
― Está bien, Pueden pasar a verla pero solo unos momentos— nos dijo— ¿Quién pasara primero?— pregunto mirándonos a ambos. La chica y yo nos miramos era imposible medir la ansiedad que teníamos por estar con ella. respire pesadamente y hable
― Que pase ella primero— le dije cediéndole la pasada— se que ella querría verte— le dije conociendo mejor de lo que pensaba la manera de pesar de Bella
― Gracias— me dijo con lágrimas en sus ojos, camino con Emmett hasta la puerta y se perdieron de mi vista.
― Yo pienso que la señorita también querría verlo a usted también— comento Will desde donde estaba, a solo unos pasos de mí.
― Creo que sí, pero ella forma parte de su vida por mucho más tiempo que yo y es como su hermana, además soy un caballero, las damas primero.
― Creo que no es un buen momento para ser un caballero— comento con una sonrisa.
― Lo sé pero tenía que hacerlo, además así puedo quedarme más tiempo con ella— le dije sonriendo tenuemente. El calor de la sonrisa no me calentaba la piel, solo la de ella podía ponerme a vivir nuevamente, sentía mi cuerpo frio y sin vida, faltaba la llama que avivaba mi alma.
Cuando habían pasado unos diez minutos Rosalie salió en compañía de Emmett, venia llorando desconsoladamente.
― ¿sucedió algo?— pregunte parándome de inmediato
― No, no te preocupes, esta impactada. La llevare a la cafetería, pasa al final del pasillo la habitación a mano derecha.
― Gracias— respondí y camine raudo hacia donde él me había indicado.
Mis pasos se sentían en el lugar, ya eran casi la una de la madrugada y el hospital estaba en completo silencio, llegue a una puerta que tenía una enorme G y un letrero que decía "Isabella Swan— Doctor Emmett McCarthy". Entre y el ambiente estaba tibio, el bip—bip de la maquina era lo único que interrumpía la enorme calma del lugar, camine por un pequeño pasillo y la habitación se abrió a mis ojos mostrándome la escena que jamás pensé presenciar.
― Bella— susurre en el silencio, ella estaba recostada con su cara llena de moretones, tenia cortes y un enorme parche en su cabeza— Dios…— dije acercándome hacia ella. tome una silla que había contigua a su cama y me senté a su lado, mis dedos viajaron hacia su mano y la acariciaron solo con la yema, tenia tanto miedo de tocarla parecía como si se fuera a quebrar con el viento.
Me senté a contemplarla, tenía tantas cosas que decirle pero a la vez no podía pronunciar ni una sola palabra, mi pecho estaba apretado al igual que cualquier otra parte viva de mi cuerpo, ella significaba mucho y solo hasta hoy me daba cuenta, tenía que vivir, no podía dejarme solo.
― No me dejes— le pedí acariciando su nariz y sus labios— Bella— la comencé a llamar mientras la acariciaba— Bella— susurre nuevamente pasando mis dedos por sus labios— no me dejes, no te vayas— rogué, sin ella esta vida quedaría sin sentido y no valdría la pena vivirla— Isabella— le dije nuevamente pero por más que la llamaba ella no reaccionaba. Pase un buen rato solo con ella, la llamaba a cada instante esperanzado de que abriera sus ojos y dijera mi nombre nuevamente, la puerta rechino avisándome que tenia compañía
― Señor es hora de examinar a la paciente, necesito que deje la habitación.
― Está bien— le dije, la mire una vez mas y sin pensarlo me acerque a sus labios y los bese suavemente, no podía dejar de sentirla conmigo, ella tenía que quedarse a mi lado, para siempre.
Salí de la habitación aun más deprimido que antes, Bella estuviera debatiéndose entre la vida y la muerte y yo no podía hacer nada por ella, me sentía completamente inútil. Camine hacia fuera y la amable cara de Will me recibió.
― ¿Cómo esta?— me pregunto pero al ver mi cara su respuesta salió sola— Señor, cuanto lo siento
― Créeme que yo mas Will
― Debería comer algo, son casi la una de la madrugada y no ha comido nada desde temprano, no puede tentar su suerte y tener una crisis— me aconsejó siempre buscando lo mejor.
― Lo sé pero no tengo hambre— le dije siendo sincero.
― Vamos señor, alcancemos al doctor y la señorita Hale para comer algo.
― No me quiero separar de ella— le dije sin vergüenza alguna, Will sabía demasiado bien de mi cercanía con Bella.
― Tranquilo, nos avisaran si algo anda mal— comento
Asentí sin muchas ganas, lo que menos quería era comer. Caminamos por los pasillos del hospital, mire en repetidas ocasiones hacia atrás hasta perder la puerta que me conectaba con mi alma, llegamos al primer piso de la clínica y nos desviamos hacia la cafetería mientras Will llevaba la delantera yo arrastraba mis pies siguiéndolo a él cuando pasamos por una puerta que llamo mi atención me quede parado mirando lo que estaba frente a mis ojos.
― ¿Qué sucede señor?— pregunto el hombre llegando a mi lado
― Ve a la cafetería y espérame allí hasta que llegue, hay algo que tengo que hacer— le dije caminando hacia la puerta.
― Bien, lo esperare— Will siguió su camino y yo me adentre en la habitación.
Abrí la puerta y la paz del santuario me inundo de inmediato, estaba en la capilla del hospital, por primera vez y por voluntad propia había entrado en una. Yo no era un hombre creyente, siempre pensé que eso se lo dejaban a las mujeres pero por una vez en mi vida sentí la necesidad de hacer esto, camine hacia el altar y me quede contemplando las enormes estatuas que había, estaban iluminadas por luces tenues dándole la santidad que merecían. No sabía cómo hacerlo, no tenía idea de cómo tenía que pedirle a él por ella pero lo intentaría, recordé las palabras de Emmett "tenemos que rezar, solo un milagro la podrá ayudar", si necesitaba uno, yo lo pediría. Me arrodille frente las imágenes y comencé a hablar con alguien que estaba seguro me escuchaba.
― No sé ni siquiera como se hace esto— le dije— no tengo idea de cómo puedo hacer que me escuches pero hoy no he venido a pedir por mí, se que jamás he creído en ti pero no tengo otra manera de poder ayudar. Hay una mujer que está en esta clínica, ella es… es mi mujer, es lo mejor que me ha pasado en la vida y es mi corazón, mi corazón completo. Ella está en una camilla peleando por su vida y no sabemos si va a sobrevivir— mire las imágenes con mis ojos ardiendo y mi garganta apretada— hoy vengo delante de ti a pedir por ella, sálvala por favor, no te la lleves, yo la necesito, no me des sin ella por favor— baje mi cabeza y sentí mi corazón latir nuevamente, el sentimiento que tenía en él era el que me hacia pedir en este momento— yo… yo la amo, la amo más que nada en este mundo y no se vivir sin ella, es mi luz, es mi sol, es mi vida, la amo tanto que duele y moriría junto con ella si se va, no la alejes de mi, sálvala para poder gritarle algún día que la amo y que la necesito conmigo, si me ayudas prometo dar mucho más de lo que ya le doy a los demás, se que a ti no te importa el dinero pero puedo ayudar a muchas personas con él, sálvala y como ofrenda prometo ayudar a muchas más personas a alcanzar sus sueños.
Unos pasos a mis espaldas me alertaron de que había alguien más, me gire y la figura de un hombre de dios se acercaba por el pasillo.
― Buenas noches hijo mío— me saludo con una cálida sonrisa— lamento mucho haber escuchado tu plegaria pero es la más hermosa que he escuchado en mucho tiempo— camino hacia donde estaba y se sentó a mi lado donde yo me arrodillaba— ¿es tu esposa la que está aquí?— negué— ¿tu novia entonces?— volvió a preguntar y yo volví a negar
― Es mi mujer— le dije sintiendo cosquillas en mi piel solo por pronunciarlo, nunca la había reclamado como mía pero se sentía estupendamente.
― ¿y tuvo un accidente?— pregunto
― Si, está muy mal y no se sabe si se salvara
― ¿y has venido a pedir un milagro para tu amor?— asentí— bien, entonces te acompaño— me dijo y se arrodillo junto a mi— Señor— comenzó la plegaria cerré mis ojos y puse todas mis fuerzas en su oración— henos aquí rogando por la vida de una mujer, ella tiene a este hombre que la ama y por lo que veo su amor los llevara muy lejos, quiero pedirte mi señor que la ayudes y la salves, en tus manos encomendamos su vida, deja que este hombre y esa hermosa mujer disfruten de este amor tan grande, escúchanos señor te rogamos, Amén— termino haciendo la señal de la santísima trinidad— no te preocupes que el señor escucha cada palabra y sé que ayudara a tu amor
― Gracias— le dije agradeciendo su gesto—
― Ahora ve con Dios hijo, ve en paz— sus manos bendijeron mi cabeza y sentí un extraño sentimiento de felicidad. El párroco se alejo y me quede nuevamente solo contemplando las imágenes.
― Solo pido un milagro para ella, un milagro para mi amor— rogué por última vez y me pare para salir del lugar.
Camine hacia la cafetería aun con la plegaria en la cabeza, esperaba que eso pudiera ayudar un poco en la situación, yo jamás había rezado ni pedido nada pero ahora era la vida de ella que estaba en juego, siempre había creído que dios no existía aun mas cuando Níkolas murió pero por una razón que desconozco ahora creería en lo que fuera con tal de que Bella volviera a abrir sus ojos. Deseaba tanto verla nuevamente, sentir su piel, sus besos, quería que despertara para que sintiera cuanto la amaba y para descubrir si ella siente algo por mí, yo la adoraba no había otra mujer en mi vida, solo ella necesitaba decirle. Llegue a donde estaban los demás y compartimos un café, Rosalie la amiga de Bella era una chica encantadora, Emmett se llevaba muy bien con ella, creo que hasta hacían una pareja muy bonita. ¡Qué blando esta mi corazón!, dijo mi mente, era cierto desde que Bella entro a mi vida todo cambio, el corazón de hierro que tenía en mi pecho comenzó a latir nuevamente enviando calor hacia cada rincón de mi, sin duda ella había despertado más que una pasión irrefrenable en mi.
― ¿creen que despertara?— pregunto la rubia de repente, su mirada estaba puesta en sus dedos.
― Claro que si— comente con mis ojos perdidos en la taza de café— tiene que hacerlo— susurre, levante mis ojos y la chica me miraba atentamente como examinando mi expresión, le sonreí y ella me respondió de la misma manera.
― Eso espero— comento, se apoyo en el respaldo de la silla y cerro sus ojos— muero de sueño
― Ven— le dijo Emmett poniéndose de pie— te llevare a un lugar donde podrás dormir—. La chica no pudo resistirse, estaba completamente agotada recién eran las dos de la madrugada y aun quedaba mucha noche, además sabía que estaba completamente exhausta debido a toda la presión a la que habíamos sido sometidos en solo algunas horas.
― Buenas noches
― Buenas noches— nos despedimos Will y yo, se alejaron por entremedio de las mesas dejándonos en una desierta cafetería.
― Tu también deberías irte a dormir Will, no es necesario que te quedes— le dije esperando que hiciera caso.
― Por primera vez creo que le desobedeceré en alguna de sus ordenes señor, me parece que mi presencia si es requerida aquí, yo se que en este momento usted más que nadie necesita el apoyo de un amigo— sonreí
― Me conoces bien, viejo— le dije en un tono familiar— no sabes el miedo que tengo de perderla
― Lo sé, lo he visto y créame que podría dar lo que fuera para haberles evitado este dolor a ambos, no se merecían esto, no después de lo bien que todo esto podría haber terminado.
― Aun podría ser Will, el final de esta historia aun no está escrito.
― Lo sé señor, solo espero que Dios los ayude— Will fijo sus ojos en los míos— este amor no se puede perder ¿verdad?— me dijo dejándome helado.
― ¿desde… desde?— pregunte con torpeza, hace mucho que no me mostraba así de abierto con alguien.
― ¿desde cuándo se que la ama?— bufo— creo que de antes de que ustedes mismos se dieran cuenta. A penas conoció a la señorita usted cambio de inmediato, yo lo sé porque lo conozco mejor que nadie y se como es. La señorita llego y agrego la luz que faltaba a esa casa al igual que a su corazón, es por eso que yo le tengo tanto afecto y es una de las razones para que me quede.
― Te lo tenias bien guardado— le dije con una pequeña sonrisa.
― Digamos que mis ojos ven mas allá de lo que los demás no ven.
Nos sumimos en un cómodo silencio, Will sabia de sobre que yo la amaba, sabía que si le sucedía algo yo no podría vivir sin ella, aun no me podía explicar que tenia Bella Swan para haber calado en lo más profundo de mi alma pero se lo agradecía ya que ahora este sentimiento era el que gobernaba mi cuerpo y me hacia vivir cada día, su amor me daba fuerzas. Mi celular comenzó a sonar, lo saque de mi bolsillo y conteste apresuradamente al ver de quien se trataba.
― Claude, ¿Qué sucede?— pregunte con ansias
― Ya la encontraron señor, la mujer ya está detenida— una sonrisa de felicidad y de alivio se esparció por mi rostro
― ¿Dónde está?— pregunte.
― En la comisaria del centro, la tienen detenida y mañana será formalizada.
― Bien, llamare a mis abogados.
Colgué y comencé a hacer rápidamente las llamadas pertinentes, yo no dejaría que esa mujer se volviera a acercar a menos de un kilometro de Bella o de su familia, ella no volvería a ver la luz de sol, estaría encerrada lo que le quedaba de vida.
― Will, necesito salir
― ¿Qué pasa señor?
― Atraparon a la madrastra de Bella y necesito ir a la comisaria a ver lo del arresto y a levantar los cargos contra ella.
― No se preocupe señor, yo me quedare y cualquier cambio lo llamo.
― Gracias viejo, nos vemos—
Salí raudo de la cafetería, este era un asunto del que yo me encargaría no dejaría que Bella pasara nuevamente por la tortura de ver a esa maldita mujer. Cuando estaba frente a la estación aparque y me baje, mis abogados ya estaban allí adelantando el proceso.
― Buenas noches— los salude
― Buenas noches Edward, ya tenemos casi listo el documento de denuncia, tienes que leerlo y firmarlo
― Bien— asentí y me fui a un pequeño mesón donde comencé a leer el papel, ahí se detallaba con lujo de detalles todas las agresiones que había cometido esa mujer contra Bella y lo peligrosa que era para su familia, lo firme conforme, con esto estaba seguro de que jamás volvería a ser un problema para nadie— aquí esta, quiero que no tengan compasión con ella, que no vuelva a salir de la cárcel, además quiero protección para su familia, que tenga órdenes de restricción y que cualquier cosa que les suceda a ellos sea agravio y se sume a su condena.
― Sí señor, no se preocupe— asintió el hombre, sentí unos gritos a mis espaldas y me gire para ver de dónde se trataban— ella es la mujer— me indico mi abogado.
― Maldita perra— susurre preso del odio, la mujer iba gritando como loca e intentaba soltarse del agarre de los policías que la llevaban— no quiero que esa mujer salga nunca más de la cárcel— le comente mientras me giraba para no verla más, tenía que controlar el enorme impulso de apretarle el cuello y asfixiarla por lo que había hecho— Me voy, cualquier cosa me llaman.
― Sí señor.
Salí de la estación y me fui rápidamente al hospital, cuando llegue Will estaba dormitando en uno de los sillones que estaba al lado de la puerta que daba a la U.C.I.
― Will— le susurre agarrándole suavemente el hombro
― Señor— me dijo intentando reincorporarse— no ha habido ningún cambio, el doctor paso por aquí hace poco y me dijo que todo continuaba igual.
― Bien, iré a verla un momento.
― Está bien señor— dijo el hombre y comenzó a dormitar nuevamente.
Camine por entremedio de la sala y me pase por las puertas, la estación de las enfermeras estaba vacía así que aproveche para pasarme hacia la habitación de Bella, entre y cerré suavemente la puerta. Ver nuevamente la imagen de Bella había partido mi corazón otra vez, su frágil cuerpo estaba moribundo en esa cama, sentía mi corazón contraerse cada vez que pensaba que no saldría de esta noche pero no podía ser así ¡ella tenía que vivir!, me acerque a su cama y la bese nuevamente, un suave roce de labios que despertó las corrientes eléctricas de mi piel.
― Bella— susurre contra sus labios— despierta, vuelve conmigo Bella— le pedí— Isabella— dije su hermoso nombre, me dolía verla aquí, acaricie su cabeza para luego bajar a sus labios, me sentí enormemente tentado a besarlos, solo roce la piel de ellos para luego subir a su frente— ¿Cuándo vas a despertar?— le pregunte al silencio, su respiración era acompasada y nada hacia presagiar que despertaría luego.
La noche se fue tan rápido como el día siguiente, en la mañana me fui a cambiar de ropa y a bañarme a la casa, Rosalie se quedo con ella, intente ir a poner orden a la oficina pero no me pude concentrar por primera vez me importa un demonio lo que hiciera Aro. El día fue horriblemente largo, las horas parecían no avanzar y lo único que hacía era mirar el celular a cada cinco minutos. Estaba tan ansioso que cuando dieron las tres de la tarde no aguante mas y me fui de allí, no me podía concentrar era imposible, teniendo a Bella lejos de mi no podía inquiera hacer una suma bien y peor era si no sabía cómo estaba. Le pedí a James que me llevara al hospital, cuando llegue Rosalie no estaba, Will me dijo que había ido junto a Emmett a hablarle al padre de Bella y que todo había salido bien hasta el momento pero que no podría venir hasta mañana ya que tenía que cuidarlos a ambos.
― Señor debería ir a dormir— me dijo Will cuando vio mi rostro, llevaba casi un día sin dormir nada.
― No quiero Will, no te preocupes creo que el sueño juega un papel secundario en todo esto, pasare la noche aquí si no hay cambios me iré mañana a la casa.
El hombre asintió preocupado pero acepto mi respuesta, sabía que por nada del mundo me alejaría de este hospital, por lo menos hasta saber si Bella estaría bien. La noche fue larga y sin novedad lo que me hacia desesperarme aun mas, la condición de Bella no mejoraba ni tampoco empeoraba lo que producía aun mas ansia en cada uno de nosotros, cuando el sol del amanecer toco en las ventanas de la habitación, Rosalie entro en silencio, yo estaba mirando el paisaje cuando ella me pidió relevarme, se había escapado un momento con una excusa para poder venirla a ver, las deje solas y me fui a hablar con Emmett quien venía recién entrando a su guardia.
― ¿Cómo va todo?— le pregunte a mi amigo mientras me acercaba a él.
― Igual, el doctor de turno me dijo que no había evolución en Bella, si las cosas siguen así tendremos que avisarle a su padre, porque puede que su estado sea igual por mucho tiempo
― Demonios— susurre— ¿no hay nada más que se pueda hacer? ¿exámenes, especialistas, lo que sea?
― No mucho, podríamos traer a un especialista en neurología ya que así…
― ¡DESPERTO!— grito una voz ya conocida, ambos nos giramos rápidamente hacia donde provenía, Rosalie venia corriendo en dirección hacia nosotros— ¡CHICOS BELLA DESPERTO!
― ¿estás segura?— pregunto Emmett mientras corríamos hacia la habitación, entramos y pude ver el par de ojos más hermosos observarme, ella estaba despierta, al fin había recobrado el conocimiento.
― ¿Edward?—susurro, mi cuerpo volvió a la vida solo con escuchar mi nombre de sus labios— ¿Qué paso?— pregunto con voz ronca, estaba confundida, estaba eufórico pero muy cauteloso quería que Emmett la revisara y supiera si estaba completamente bien.
― Hola— la saludo Emmett, el se puso entre mis vista y la de ella rompiendo el contacto visual, me corrí hasta la punta de la cama donde podía verla. No podía creerlo, había tenido tanto miedo de perderla pero ahí estaba tan viva y hermosa como siempre, era ella, era mi Bella.
― Hola— susurro con voz cancina.
― Hola—
― ¿sabes cómo te llamas?— le pregunto
― Bella— respondió débilmente
― Bien cariño, ¿sabes donde estas?
― En un… hospital
― Si, ¿sabes porque estás aquí?
― No— contesto y gimió de dolor, me acerque unos pasos más por si necesitaba ayuda, fue instintivo— ¿Qué demonios me paso?— pregunto aclarando su voz
― Carmen salió de la cárcel— le dijo Rosalie, Bella se quedo en silencio y sus ojos se llenaron de lagrimas, estaba seguro que estaba recordando todo lo que había pasado.
― ¡KATE!— grito arqueándose en la cama— ¡mi hermana! ¿Dónde está mi hermana?— pregunto con voz histérica.
― Tranquila Bella, Kate está bien. Carmen te tendió una trampa
― Dios— susurro— ¿pero cuanto a pasado?
― Llevas 2 días inconsciente
― ¿dos días? ¡oh por dios!, papa debe estar muriendo.
― El no lo sabe— le comento Rosalie— no sabe que estas aquí
― Pero ¿Cómo?.. ¿Qué le dijeron?
― Tu je…— dijo dirigiéndose a mí, le fruncí el ceño— Edward…— cambio de inmediato— Edward invento que ustedes habían tenido que ir de viaje así que yo me fui a quedar a tu casa, de hecho ahora me escape para venir a verte Bella.
― ¡dios mío!, esto es una locura— cerro sus ojos, Mientras Rose le comentaba lo que le había pasado y le mostraba su reflejo yo lo único que hacía era contemplarla, estaba tan feliz de tenerla nuevamente con nosotros que podría haberlo gritado a los cuatro vientos, gracias Dios susurre en mi mente, prometo cumplir lo que ofrecí.
― Maldición pero ¿Qué paso con Carmen?— pregunto de repente haciéndome reaccionar, todos dirigieron sus miradas hacia mi
― Esta detenida— le dije con voz calmada, no quería asustarla más de lo que ya estaba— ella fue arrestada y no saldrá jamás de la cárcel.
― ¿está nuevamente presa?— pregunto con un brillo en sus ojos, reconozco que casi me derrito al verla así, tan vulnerable y débil, el instinto de protección que había desarrollado con ella se hizo más fuerte y poderoso que nunca, no permitiría que nadie más le hiciera daño, jamás.
― Si, ya no tienen de que preocuparse— volví a decirle ganándome la más hermosa de las sonrisas.
― Gracias— respondió, estábamos inmersos en una burbuja, su mirada me decía tantas cosas pero a la vez me escondía lo que yo mas quería saber, necesitaba saber si ella me amaba o no, no podía esperar más para saberlo ya que si no lo hacía tendría que alejarme de ella para no sufrir por su rechazo.
― Bien Bella, ahora necesito examinarte, ¿podrían esperar afuera por favor?
― Claro— respondió la rubia, se acerco a ella y la beso, sentí la enorme tentación de besarla y decirle cuanto la amaba pero me contuve quería que estuviéramos solamente los dos cuando se lo dijera por primera vez, que disfrutáramos de un momento privado. La mire por última vez antes de salir y solté un suspiro de frustración, ella estaba bien y ahora era yo el que tenía que pensar muchas cosas, sin duda desde este punto mi relación con Bella era completamente incierta.
El día fue igual de calmado, Emmett nos confirmo que el estado de Bella era bueno y que ahora necesitaba curarse de todo lo que había pasado, era obvio que no podría volver a su casa así que cuando le dije que se iría conmigo a pasar su convalecencia se puso blanca de la impresión.
― ¿a… tu… casa?— susurro
― Si y no hay discusiones sobre eso— le dije, no permitiría un No por respuesta aunque se a la rastra me la llevaría a la casa.
― Bien entonces está todo arreglado, ¿Cuándo le darás de alta?— pregunto su amiga
― Esta tarde le practicaremos todos los exámenes nuevamente y si todo sale bien podre darle el alta mañana.
― Bien— sonrió la mujer— entonces Bella— se giro hacia ella— mañana podre venir a verte si no parecerá sospechoso, además te traeré tus cosas, trata de llamar a Charly esta noche para que se quede aun más tranquilo
― Si está bien— susurro con una mueca— lo hare, ¡dios!— grito haciéndonos saltar
― ¿Qué sucede Bella?— pregunto Emmett acercándose rápidamente hacia ella.
― Me duele todo, la cabeza, el cuerpo— cerro los ojos y apretó sus labios
― Bien entonces tendremos que sedarte nuevamente
― ¿estará inconsciente?— pregunte mirando a Emmett, no me gustaba que estuviera inconsciente si no era necesario, quería escucharla.
― Si pero solo por unas horas, le practicaremos los exámenes y despertara por la noche.
― ¡demonios!— grito nuevamente, mis ojos la observaron nerviosos, odiaba sentirme inútil, yo no podía hacer nada por ella pero me encargaría de que estuviera muy bien cuidada en la casa.
― Bien Bella a dormir— le dijo Emmett inyectándole un líquido en el suero.
― Descansa mi amor— le susurre mas para mí que para todos, cerro sus ojos y no volvió a despertar en todo el día.
― Bien, ahora tendremos que hacer los trámites, el papeleo y esas cosas
― Carga todo a mi cuenta, lo que sea que necesite dáselo, no escatimes en gastos— le dije a Emmett aun contemplándola, Rosalie me miro con sus ojos bien abiertos, ¿estaba sorprendida por mi gesto? Era lo menos que podía hacer por ella.
― Ya sabía que me dirías eso, me refería al papeleo del alta, ¿tú firmaras como el responsable de su alta?
― Pero si Bella no es menor de edad— comento la rubia divertida
― Lo sé nena pero ella está en la U.C.I los pacientes que salen de aquí tienen que ir bajo la responsabilidad del alguien debido a su gravedad
― ¡no me digas nena!— grito exasperada, carraspee mi garganta y observe que a los dos les cambiaron las mejillas de color.
― No te preocupes firmare lo que sea, mañana vendré por ella.
― Bien, vamos entonces a la oficina para que me firmes los papeles de inmediato.
― Vamos.
― Yo me iré a la casa de Bella, cualquier cosa me llaman— nos dijo mientras salíamos— Edward— me llamo, me gire y ella tenía lagrimas en sus ojos, se acerco a mí y en un gesto que me sorprendió me dio un pequeño abrazo— gracias— susurro— no sabes lo mucho que agradezco todo lo que has hecho por Bella, jamás pensé que podrías actuar así con ella, creo que me equivoque en la opinión que tenia sobre ti, gracias
― De nada— le dije asintiendo, la chica se despidió de nosotros y se fue— ¿te gusta verdad?— le pregunte a Emmett mientras la contemplaba como si fuera abeja y ella miel.
― No sabes cuánto, adoro a las mujeres con carácter fuerte— suspiro— ya la conquistare, ella es justa para mí.
― No lo dudo— sonreí.
Ese día pase la mañana con Bella y en la tarde me fui a la oficina, Aro como siempre había metido sus manos en unas cuantas cosas complicando todo lo que estaba ya establecido, cuando al fin me pude escapar pase por el hospital nuevamente y me quede con ella hasta la madrugada, aun estaba dormida, por todo lo que pasaba en la oficina no podría venirla a buscar así que avise a las enfermeras que Will y James se la llevarían a la casa, firme su alta y me fui a la casa, no pude evitar antes de partir despedirme con un beso en sus labios y susurrar su nombre, tenía la esperanza de que despertara pero sabía que era mejor dejarla dormir. El día siguiente comenzó como todos los demás solo que a las ocho de la mañana el timbre no sonó y eso me hizo extrañar a un mas a la dueña de mis pensamientos.
Ebys Cullen- .
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"CORAZÓON DE HIERRO" (18+)
― Buenos días Señor ¿Cómo ha dormido?— pregunto Will entrando en la habitación.
― Muy bien a pesar de dormir poco he recuperado mis energías, ¿Cómo va todo en el hospital?
― Me acabo de comunicar con la enfermera de turno y la señorita despertó y está en muy buena forma.
― Qué bueno— sonreí— Will hoy no podre ir por Bella así que tendrás que ir junto a James a buscarla.
― Lo sé señor, ya tengo todo preparado, ¿Qué habitación quiere para la señorita? ¿le preparo el Búngalo?— pregunto haciéndome reír.
― ¿estás loco?— reí abiertamente— la quiero cerca, dile a las chicas que preparen la habitación de Alice, no quiero que este lejos.
― Bien señor, como usted diga
― Llámame cuando ya estén aquí en la casa, Will esta demás decir que Bella tiene que ser tratada igual o mejor que yo en esta casa, te quiero pendiente de todo lo relacionado a ella, no quiero que sus necesidades se vean descuidadas.
― Claro señor, no se preocupe ya instruí a todas las mucamas en relación a la estadía de la señorita.
― Qué bueno, ahora me iré a la oficina
― ¿Aro Vulturi dando problemas otra vez?— pregunto sabiendo de la relación que tenia Aro con mi familia.
― Como siempre, sabes que él lo único que quiere es verme fuera de Cullen Enterprise y si sigue así lo conseguirá, mi padre le da más poder de lo que me ha dado jamás a mí.
― Pero es usted el accionista mayoritario señor, el jamás podrá con eso, nunca podrá tener más poder que usted
― Eso también lo es— sonreí— es la razón por la cual no me dejo vencer, además ahora tendré muchas más obras que cuidar
― ¿Por qué?— pregunto con duda
― El milagro de Bella tiene que ser pagado de alguna forma ¿no lo crees?— le cerré un ojo y camine hacia la puerta, lo mire al llegar ahí y el tenia una enorme sonrisa que adornaba su cara
― Usted tiene un corazón de oro señor, nadie jamás podrá entender lo mucho que usted hace por la gente.
― Solo devuelvo lo que me han dado Will, tengo que pagar todo lo que la vida me dio, ahora vamos que tengo hambre— le dije saliendo por la puerta, unos segundos más tarde sentí sus pasos a mi espalda.
La mañana fue completamente estresante, me pelee con Aro varias veces al día, el maldito no hacía otra cosa si no molestarme. Ese día tuve reuniones toda la tarde, estuvimos hasta altas horas de la tarde discutiendo por unas acciones y unos balances que había que corregir, los directivos de la empresa estaban alborotados pero como siempre me apoyaron en todo, podría confiarle cualquier cosa a cada uno de ellos. Cuando el reloj marcaba las ocho de la noche aun estaba en la oficina pero ya todos se habían marchado, por no haber venido a trabajar en varios días el trabajo se acumulo y tenía que firmar un montón de papeles, estaba tan ensimismado en lo que hacía que casi no sentí cuando el timbre del ascensor sonó. Levante mi vista y me sorprendí enormemente al ver que tenia visitas y no era cualquier persona.
― Buenas noches— me saludo una hermosa mujer tan alta como yo, traía un sensual vestido y tacos de aguja, me levante del escritorio con el ceño fruncido
― ¿Quién eres tú y como entraste aquí?— pregunte enojado
― Soy Camelia, Jacob Black me ha mandado
― Pero yo no se lo he pedido— le rebatí
― Lo sé cariño, digamos que soy una muestra gratis, todo para que no olvides lo que tiene para ofrecerte— la mujer se saco un pequeño abrigo que traía y avanzó como gata en celo hacia donde estaba quedando frente a mí, mire su cuerpo y como ya lo esperaba mi mente y mi corazón la rechazaron de inmediato, ese no era el cuerpo que yo quería. Di un salto hacia atrás y me aparte de su trayectoria.
― No quiero tus servicios— le dije girándome hacia la ventana— ahora lárgate— le pedí aun con cortesía, cuando menos los espere sus manos se abrazaron a mi cintura y se pego a mi cuerpo, lo que antes me habría hecho desearla ahora me producía asco, la cara de Bella se apareció en mi mente e hizo desencadenar el odio hacia la mujer— mira, lo haremos fácil— comente sacándome sus manos de mi cuerpo y avanzando unos pasos— dile a Jacob que tuviste la más maravillosa experiencia conmigo y que yo quede totalmente satisfecho— sabía que era una mentira pero esas mujeres perdían dinero si no hacían su trabajo, no es que me compadeciera de ellas pero sé que detrás de muchas habían familias esperando ese dinero.
― ¿de verdad no me deseas?— pregunto con tono sensual
― no podría hacerlo, tengo en mi casa todo lo que siempre quise— comente con orgullo— así que vete por favor, no quiero verte mas aquí, le diré a Jacob que te de un bono especial por haber sido "tan buena" conmigo.
― Gracias cariño, tu secreto está a salvo conmigo— sonrió agarrando sus cosas y saliendo por la puerta— tú te lo pierdes— me dijo haciéndome una seña, suspire y me deje caer en el sillón de la oficina
― Dios— susurre— Bella… como te extraño— cerré mis ojos, esta era la señal para salir de allí.
Arregle unas cosas que quedaban y a eso de las nueve me fui a la casa, estaba loco por verla y estrecharla entre mis brazos, sentía sus manos en mi piel y sus besos en mis labios, tenía la necesidad de tenerla conmigo y de no soltarla nunca más. Llegue a la casa en solo unos minutos y Will me recibió.
― Buenas noches señor
― ¿Cómo va todo?— pregunte apresuradamente, subía los escalones de dos en dos.
― Bien— contesto siguiéndome el paso— como le dije la ultima vez, la señorita aun está durmiendo— había llamado por lo menos quince veces a Will en el día para preguntar por ella.
― iré con ella, no me pases llamadas y no quiero que nadie me moleste— le dije
― como usted ordene señor— me contesto quedándose parado en la mitad de la escalera.
Subí rápidamente hacia el tercer piso y me deslice suavemente hacia la habitación de Bella, estaba inmersa en la oscuridad aunque por las ventanas se colaba la luz de la luna, su cuerpo yacía inmóvil en la cama, sus labios estaban entre abiertos y su pecho bajaba y subía acompasadamente. Me pare al lado de su cama y observe con adoración su sueño, libere mi cuello de la corbata y de los botones de la camisa, su cuerpo no estaba cubierto y la habitación estaba helada, tome una de las colchas de la cómoda y la tape, no quería que se enfermara, sin pensarlo dos veces me senté en un sillón de enfrente y la mire, sentía una extraña afección por verla dormir, no sabía porque pero sentía que su alma estaba más expuesta cuando ella se encontraba así.
― Edward— susurro entre sueños haciéndome sonreír, esperaba que sus sueños fueran los mismos que yo tenía, donde podía decirle cuanto la amaba y de que cuanto quería que se quedara a mi lado. Pasaron muchos minutos en los que solo escuche su respiración, cuando el reloj marcaba las diez Bella se removió en la cama poniéndome en alerta ¿estaba sintiendo dolor?, ella se removió una vez más y se enderezo, fregó sus ojos y miro extrañada la colcha con la que la había cubierto.
― No te levantes— le pedí poniéndome de pie hacia la cama
― ¿Edward?— pregunto sumida en la oscuridad— ¿Qué haces aquí?
― He venido a ver si estabas bien, como estabas durmiendo no quise despertarte— me acerque a ella y me senté, ¡estaba loco por besarla! Intente con mucho esfuerzo controlar mis impulsos, sabía que le dolía su cuerpo y no quería ser yo el que le agregara aun más dolor.
― ¿hace mucho que estabas aquí?— pregunto, me acerque más a ella y pase mi mano por su cuerpo para apoyarme al lado de su muslo y quedar aun más cerca de su boca, una dulce tentación.
― Digamos que si, nunca te lo he dicho pero me gusta verte dormir— a pesar de que no había mucha luz en la habitación pude ver su piel que tomaba ese color que tanto me gustaba, amaba verla sonrojarse— esto también me gusta— susurre pasando mis dedos por sus mejillas
― Edward— susurro y no me pude contener mas, me acerque lentamente a ella y la bese despacio y demostrándole todo el amor y la devoción que sentía por ella.
― ¿Cómo te sientes?— le pregunte separándome un poco de su boca
― Bien— agrego junto a un suspiro— estoy mejor, la hinchazón no ha bajado ni tampoco el color de mis golpes pero de ánimo me siento mejor.
― Qué bueno— sus manos pasaron por mi espaldas y las mías tomaron su cintura, había esperado todo el día por este momento y ahora que lo tenía ansiaba cada vez más, la pegue a mi cuerpo esperando que se fundiera en mi piel y no se apartara nunca mas pero en un extraño gesto Bella se separo de mi caminando hacia la ventana
― ¿Qué pasa?— le pregunte al seguirla
― Nada… es solo que— se cayó, su voz sonaba rota.
― ¿Qué cosa?— le pregunte mientras la rodeaba con mis brazos, me apoye en su hombro y espere su respuesta— vamos Bella háblame, ¿te sientes bien? ¿quieres que llame a Emmett?
― No— susurro girándose para verme
― ¿entonces?— insistí
― Es solo que… lamento que esta noche… tu y yo— tartamudeo nerviosa, cuando termino comprendí de inmediato sus palabras y no podía negar que un dolor me atravesó, sabía que ella no me conocía bien ni tampoco mis sentimientos pero jamás la cambiaría por nada solo porque ella no podía tener sexo conmigo, hoy en la noche había sido mi prueba, perfectamente podría haberme acostado con la chica que se fue a ofrecer a mi oficina pero en cambio me vine a aquí a abrazar a esta mujer que me comía el pensamiento pero eso ella aun no sabría, de igual manera intentaría explicarle.
― Bella— la llame pero ella escondía su rostro de mi— Bella— insistí— ¡Bella!—alce la voz exasperado— ¿piensas que estoy aquí contigo por sexo?— le pregunte pero ella guardo silencio— se que no nos conocemos bien, aún, pero…— tome su rostro en mis manos y la bese tiernamente— esta noche solo quiero dormir contigo, cariño— ella me observo unos minutos mas pero no dijo nada, ¿a caso no sentía este sentimiento que me quemaba el pecho? Creo que no, sin duda tenía que decírselo pero esperaría a que ya se recuperara para hacérselo saber, no quería abrumarla con más cosas aun, además tampoco sabía si ella respondería como yo quería. Cuando la situación se normalizo me fui a quitar el traje y a ponerme la pijama, recordé que Bella no traía nada aun así le di algo mío para dormir, si tenía algo de suerte ese olor tan exquisito de su piel quedaría grabado en la tela. Al momento de ir a dormir Bella al parecer no tenia sueño así que le inste para que conversara un poco conmigo, esta era una oportunidad espectacular para conocernos aun mejor. Al paso de los minutos sentía que se cansaba pero se resistía a dormir puesto que fui yo quien la invito a descansar, si seguíamos así ella nunca dormiría y me tenía que asegurar de que descansara.
La noche paso más tranquila de lo que esperaba, dormí toda la noche abrazando su cálido cuerpo, en reiteradas ocasiones bese su piel y la apreté contra mí, en un momento pensé que jamás volvería a sentirla conmigo pero a vida me regalo una oportunidad que no podía desaprovechar. Mientras dormía sentí un cálido tacto en mi mejilla y a mi cuerpo estremecerse por completo con la sola caricia, sabía perfectamente de quien era la piel que me hacía sentir así.
― Buenos días— le dije mirándola con mis ojos aun somnolientos, ella sonreía
― Buenos días— contesto acariciando mi piel y haciéndome estremecer a cada segundo.
― ¿Cómo dormiste?
― Muy bien— me dijo
― No deben ser mas de las 7 ya que el sol todavía está entre las colinas— abrí mis ojos y observe la luz que se entraba por las ventanas
― Debo levantarme— le dije, no podía dejar de ir a la oficina
― Lo sé, debes ir a la oficina, el imperio Cullen no funciona sin su monarca— rio
― Aunque no lo creas es verdad, mucho depende solo de mi
― Y te entiendo, así que levántese Sr. Cullen
― ¿nuevamente con el Sr. Cullen?— sonreí mirándola, ella tenía sus ojos brillantes
― No pero si no te levantas lo volveré a decir, Sr. Cullen— jugo pasando un dedo por mi pecho haciéndome despertar de golpe por el enorme placer que provocaba su dedo
― ¡dios!— le dije totalmente anidado por las sensaciones que podía producir
― ¿Qué sucede?— pregunto aun acariciándome ¿de verdad ella no veía el efecto que producía en mi?
― Nada— reí— algún día lo sabrás— ella no tenía ni idea de lo que podía hacer en mi, era capaz de hacerme olvidar hasta mi nombre pero algún día se lo diría y también se lo demostraría— hoy será un día horrible— le dije previendo lo tortuoso de mi día sin ella, sería un horror no tenerla a mi lado para besarla, abrazarla o solo para contemplar su hermoso rostro.
― ¿tienes muchas reuniones?
― Algo así— mentí descaradamente, ella se había convertido en algo necesario para mi existencia, me había dado cuenta que Bella se había transformado en mi corazón, ya no podía estar sin ella.
― Que lastima— comento desde la cama.
Como lo prevenía el día fue completamente horrible, me sentía aun más ansioso y deseoso de volver a casa que nunca. Bella estaba sola y yo lo único que quería era acompañarla, estar con ella, sin pensarlo demasiado desidia que el fin de semana no trabajaría así que esta semana tendría que dejar todo listo para así poder pasar todo el fin de semana solo con ella. A las seis con treinta las ansias eran insoportables así que me despedí de todo el mundo y me fui la casa, la rutina de entrada fue igual que la de ayer Will persiguiéndome, yo corriendo y pidiendo que nadie me molestara. Entre en la habitación pero no había nadie, mire hacia el baño pero cuando iba a entrar Bella salió de él, me di cuenta que lentamente sus marcas comenzaban a desaparecer.
― Edward— susurro con sorpresa— llegas temprano
― Si, no había mucho que hacer después de todo— nos miramos y sin pensarlo nos acercamos para abrazarnos, descanse mi cabeza en su cuello donde pude tomar esa fragancia a la cual era adicto— ¿Cómo te has sentido?— pregunte mientras mi cuerpo se estremecía por tenerla a mi lado
― Bien— respondió subiendo sus manos a mi cabello— ahora solo me duele un poco la espalda y la cara, pero nada que un buen relajante no cure— reímos, permanecimos unos cuantos minutos mas así abrazados, cuando sentía ansias por sus labios levante mi cabeza y con mi mano los acaricie, ella pego su cara a la mía y nos quedamos así, adorándonos en silencio. Bella se acerco a mí para besarme pero estaba vez fue un beso necesitado, pasional que me despertó cada fibra en mi cuerpo y me hizo excitarme, había estado reprimiendo mis deseos hacia ella pero al parecer ella no estaba cooperando mucho, sobre todo cuando jadeo en mi boca— Edward— gimió sobre mis labios, ¡demonios! No podía controlarme, estaba completamente excitado, sus ojos, sus manos, su piel me llamaba para que la tocara, sus besos me rogaban porque la tomara pero no podía hacerlo, ella estaba herida, no podía prevalecer mis deseos sobre los de ella
― Bella… no puedo, no me hagas esto— le dije rogando porque me entendiera, tenía un conflicto interno enorme dentro de mí, era mi protección contra su mismo deseo
― Te necesito — gimió pegándose a mi cuerpo, mi erección despertó solo por el contacto con su cuerpo, estaba más preparado que nunca para estar con ella pero no podía, no debía— hacerme el amor Edward— me dijo en un ruego que me desarmo por completo
― Bella— gemí loco por el deseo— no me hagas esto, estas herida, adolorida— le dije besando sus tiernos labios
― Por favor— rogo nuevamente
― Bella— repetí antes de que cediera ante sus peticiones, ya lo había dicho antes yo no me podía resistir a ella el sentimiento era demasiado.
La tome en mis brazos y la lleve a la cama, me desvestí frente a ella, sucumbiendo ante el deseo y me fui a darle lo que ella me pedía, de lo cual yo también lo deseaba.
― Hoy solo se tratara de ti, cariño. Prometo ser gentil— le susurre haciéndola gemir.
― Edward— me dijo mientras yo comenzaba a desvestirla.
Esa noche le hice el amor dulcemente, sacando a florecer todo el amor que sentía por ella, se lo hice y la proclame como mía. Bella era mi mujer y jamás nadie la apartaría de mí nunca. Esa noche no pudimos evitar estar juntos otra vez mas, estaba tan necesitado de ella como ella de mi, sus caricias para mí lo eran todo pero mas era la necesidad de saber su ella me amaba. Cuando nos despertamos ya era sábado, este sería un fin de semana completamente dedicado a ella, no planeaba hacer nada más que consentirla. El día sábado lo pasamos juntos todo el día, estuve a punto de decirle muchas veces todo lo que sentía pero si no me arrepentía alguien nos interrumpía, Jacob Black me había llamado para confirmar mi "benevolencia" con la chica del otro día, le mentí descaradamente diciéndole que la había disfrutado pero que yo lo llamaría nuevamente, que no mandara a nadie más, cosa que sabia no pasaría nunca porque jamás volvería a necesitar de nadie más que Bella. Emmett vino también a revisar a Bella junto con su amiga, tuve que prácticamente rogar para que dejara que la revisaran, al ser enfermera Bella pensaba que no necesitaría de revisiones ni nada por el estilo y yo confiaba en su criterio pero también quería la opinión de Emmett, ella siempre me diría que está bien con tal de que la deje salir de la habitación. Después de las visitas almorzamos en el jardín y por la tarde le pague a los empleados de la casa y les di el día domingo y todo lo que quedaba del sábado libre, Will casi me rogo que lo dejara en la casa ya que el no acostumbraba a salir de la mansión pero lo convencí regalándole una noche en el casino de la ciudad, sabía que por lo menos lo pasaría bien.
Al día siguiente me levante antes que Bella pero fue perjudicial ya que la llamada de mi padre me hizo comenzar el día de la peor forma.
― ¿ahora vives con mujeres en tu casa querido hijo?— pregunto con sarcasmo, sentí un escalofrió recorrer mi piel ¿sabría de la existencia de Bella?
― ¿de qué demonios hablas?— pregunte enfadado— ¿Qué quieres Carlisle? No tengo tiempo para ti
― ¿ya no me dices papa?— contesto con una pregunta
― ¿te lo mereces?— rebatí
― ¡ni siquiera puedes contestarle bien a tu viejo padre, chiquillo inútil
― No estoy para tus juegos Carlisle ¿Qué demonios quieres?
― Informarte que al parecer encontré a la esposa perfecta para ti— solté una carcajada cargada de sarcasmo
― ¿tú me buscaste una novia?— pregunte con ironía— demonios Carlisle tener tanto tiempo libre de verdad que hizo estragos en ti, ahora te las das de Cupido— me reí nuevamente lo cual lo hizo enfurecer
― Mira pendejo de mierda, te lo diré solo una vez la mujer con la que te vas a casa es asquerosamente rica y una buena inversión para ti, a futuro ella podría hacernos olvidar de cualquier imprevisto económico que pudiéramos tener— odiaba cuando el veía a las personas como simples piezas de ajedrez.
― ¿y quién demonios te dijo que yo me casaría con ella? ¿me has preguntado si quiero casarme? Tengo 32 años Carlisle, se perfectamente decidir por mí mismo.
― Claro y lo compruebo enterándome que tienes una puta viviendo contigo, no sé cómo puedes vivir así maldita sea, hasta para eso eres inútil ni siquiera sabes escoger a tus mujeres.
― No me interesa lo que tu opines ¿Quién eres tú para decidir sobre mi?— le pregunte completamente enfurecido
― ¡TU PADRE!— me grito haciéndome perder el control, el no era nadie en mi vida.
― ¡no! Y jamás hare lo que tú me digas, esta es mi vida, mi dinero, mi casa así que no te metas en lo que no te importa y te pido que no me vuelvas a llamar en lo que queda del día, nadie contestara tu llamada, adiós—
Le colgué y reprimí el grito de furia que amenazaba con salir de mi pecho, reprimí las ganas de aventar el teléfono cuando unos brazos se pasaron por mi cintura y me estrecharon contra su cuerpo, sonreí solo de verla ahí conmigo, apoyándome, la sentía más cerca que nunca, me gire y ella me beso claramente dándome el apoyo que yo mas necesitaba, no iba a dejar que Carlisle se entrometiera en mi vida y menos que intentara manejarme. Intente olvidarme de todo y hacer el día lo más feliz posible por la mañana estuvimos nadando en la alberca temperada, disfrute de una erótica mañana en el agua, si antes me gustaba el sexo ahora me había hecho un completo ninfómano, Bella hacia que mi libido estuviera siempre arriba ella lo tenía bajo su control y podía hacer lo que quisiera con él. Al medio día ella se disculpo y se fue al baño dejándome en la inmensidad del agua. Nade un poco mas y me Salí, pase una toalla por mi cintura y subí nuevamente a la casa, se escuchaba tan vacía sin los empleados.
Seguí los rastros de Bella, había dejado pequeñas gotas de agua en el suelo que estaba seguro caían de su cuerpo. Me sorprendí bastante al ver que aquellas huellas se dirigían a mi antigua sala de piano, a donde descansaba la segunda pasión de mi vida que jamás había visto la luz. Me pare en el marco de la puerta, ella estaba sentada en el taburete, uno de sus dedos toco una tecla y al sentir el sonido cerro sus ojos, me acerque lentamente sin que ella lo notara y me senté detrás, el espacio era bastante amplio como para estar los dos, Bella hizo sonar nuevamente otra tecla y yo continúe con las demás, unos segundos después se dio cuenta de mi presencia y se giro asustada hacia mí.
― Así no se hace— le dije mientras tocaba la primera melodía que recordaba, hace años que no había entrado en este cuarto. Mi pasión por el piano se vio aplacada por las responsabilidades de ser el dueño de una empresa— dime ¿Qué compositor te gusta más?— le dije dejándola sumida en un silencio
― Chopin— me dijo y comencé a pensar, había una melodía que me encantaba, era una de mis preferidas, esa la tocaría para ella por primera vez después de tantos años.
― Chopin, Op. 9 Nº2… Nocturnal ( .com/watch?v=3J1—nShaJI0 )
― Tocas hermoso— susurro con sus ojos brillando, sin que lo pensara se acerco a mí y comenzó a besarme, música rápidamente se detuvo y mis manos subieron a su rostro para acariciarla
― Gracias— susurre dándole pequeños besos en su boca— hace años que no lo hacía.
― Deberías hacerlo un habito— sonrió
― Siempre que tú seas mi público— le dije con veracidad, creo que no tocaría para nadie más que no fuera ella, jamás lo había hecho.
― Siempre, siempre que tú quieras estaré aquí, siempre que me quieras a tu lado, aquí me tendrás, aquí estoy— me dijo girándose y subiéndose ahorcadas sobre mi
― Y aquí te quiero— le dije— quédate— acaricie su cabeza y labios— quédate— susurre.
Sin esperar más nos fundimos en un apasionado beso, estábamos en esa habitación y el deseo irrefrenable en los dos se despertó como un volcán, le hice el amor como jamás se lo había hecho, con la pasión, el deseo y el amor combinado en un solo sentimiento. Me sentía feliz de tenerla conmigo, no quería que ella se separara nunca más de mí, era imposible tenerla lejos. Sus palabras calaron ondo en mi "siempre que tú quieras estaré aquí, siempre que me quieras a tu lado, aquí me tendrás, aquí estoy", esperaba que ella siempre lo recordara porque le cobraría la palabra muy pronto. Cuando estábamos desgastando ese maravilloso orgasmo la tome entre mis brazos y la lleve a uno de los sillones, su cuerpo colisiono contra el mío, nuestras respiraciones eran frenéticas al igual que el latido de nuestros corazones.
― Te Amo— me dijo, ¿había escuchado bien? ¿dijo Te Amo?, mi cuerpo se tensiono completamente, ¡había escuchado mal!, mi mente me estaba jugando una mala pasada.
― Bella ¿Qué fue lo que dijiste?— le pregunte, ella de inmediato se tenso, su cuerpo parecía esculpido en piedra— ¿Bella?— la llame pero ella no parecía responderme, los malditos segundos se hicieron eternos, tal vez había escuchado mal, mi ansiosa mente me estaba diciendo lo que yo quería escuchar, estaba jugando sucio y me hacía daño
― ¿Qué?— pregunto altanera como si lo que hubiera dicho, si es que lo hizo, no hubiera sido nada ¿para ella esto era un juego?, para mí no, estaba jugando con mis sentimientos.
― ¿Qué fue lo que dijiste? Lo escuche— le dije intentando tener mi voz calmada no tenía que demostrar el miedo que tenia a sus palabras, sin duda un no me haría pedazos.
― Si lo sé, lo dije en voz alta, creo que cuando las personas hablan así es porque quieren que las otras las escuchen— por primera vez no sentí nada en sus palabras, no renacía a esta mujer ¿Quién era? Ella no era la persona a la que le había hecho el amor recién, no era Bella. Su frialdad me congelo el corazón, la aparte de mi pecho y me puse de piel al igual que ella, evalué su expresión y me partió el corazón no ver nada más que hielo en sus ojos, su expresión ya no era cálida, ella no me amaba.
― No digas cosas que no sientes— le dije y me comencé a vestir, ahí estaba la respuesta que yo tanto había ansiado, ella no me amaba ¿pero porque jugaba con mis sentimientos y lo decía así tan suelta? Definitivamente ella quería divertirse a costa de mi corazón, en ese momento la odie por eso.
― No era mi intensión molestarte— me dijo y se comenzó a vestir sin mirarme
― No me molesta pero no me gusta mezclar las cosas, Bella— le dije intentando proteger lo que quedaba de corazón, Bella había rasgado el que le había dado por la mitad, con sus palabras había destruido la esperanza que tenía en ella.
― Puedo decir que lo dije con razón, amo estar contigo Edward ¿acaso no se nota?— sonrió de manera vacía, la mire y sentí un puñal atravesar por mi pecho, con cada expresión más ella me demostraba que todo lo que habíamos pasado era un simple juego ¿pero cómo? ¿no sentía nada cuando hacíamos el amor? ¿las caricias, los besos no significaban nada para ella?
― Si, a mí también me gusta estar contigo Bella, lo sabes pero la palabra amor no se puede aplicar a lo que nosotros tenemos— dije sin pensar, un mecanismo de defensa tal vez, en mi cuerpo y en mi alma comenzaba a emerger el hierro nuevamente, cubriría mi corazón y ya jamás dejaría que alguien volviera a entrar.
― Tienes razón, la oración correcta seria, adoro el sexo que tenemos ¿cierto?— esas palabras lapidaron mis sentimientos, cada vez que el fuego de mi amor se prendía ahora se veía apagado por esta declaración, daba gracias estar de espaldas a ella y no ver ese rostro que tanto amaba pero que no me amaba como yo quería. Los teléfonos de la casa sonaron sacándome de la neblina de dolor que se formaba en mi
― Iré a contestar, si quieres vuelve al agua, enseguida iré contigo— le dije girándome sin verla, no era capaz de mirar esos ojos nuevamente.
― No gracias, creo que preparare algo para comer.
― No te molestes y pide algo por teléfono— Salí de la sala y fui a contestar.
La llamada provenía de Inglaterra. La voz de Alice lleno el auricular pero se escuchaba histérico y con la garganta apretada.
― Alice ¿Qué sucede?— le pregunte saliendo del dolor de la confesión que había escuchado recién.
― Es papa Edward, tuvo un pre infarto y está en el hospital, está muy mal Edward— me dijo llorando desconsoladamente, por unos momentos mi cuerpo se congelo, ¿mi padre iba a morir?— ¿pero como sucedió esto?— pregunte taciturno
― Ayer, estaba furioso por algo, se agito tanto en la mañana que se comenzó a sentir muy mal en la tarde nos vimos en la necesidad de trasladarlo a la clínica y cuando íbamos en el camino sucedió, fue horrible Edward, pensé que moriría.
― Dios— susurre, ¿habría sido por la conversación que tuvimos? Demonios… ¿yo le había ocasionado el pre infarto? Sacudí mi cabeza muchas veces para evitar los malos pensamientos, mi padre ya estaba enfermo su condición era peor cada día, podría haber pasado ayer, hoy día o mañana.
― Tienes que venir Edward, su condición es grave los doctores dicen que no saben si pasara la noche.
― Alice yo…— intente replicar
― ¡Edward Cullen es tu padre! Da lo mismo las peleas y todo lo que se digan, tienes que venir ¿me oyes? ¡tienes que hacerlo!— grito exasperada
― Está bien no te alteres, prometo que mañana a primera hora saldré a Londres, llamare a la clínica para ver como esta, dame el teléfono— ella me dijo eso y el nombre del doctor.
― Avísame cuando estés aquí mañana, mandare al chofer por ti.
― Gracias, nos vemos mañana
― Nos vemos
― Adiós
― Adiós.
Colgué y me quede parado estático en ese lugar, esto era mucho, no podía ser, mi padre al borde de la muerte, el rechazo de Bella ¿Qué más? ¿La quiebra? Marque rápidamente le teléfono y hable con el doctor de Carlisle, el me confirmo el grave estado de él y me dijo que podría no pasar la noche, demonios ¿Cómo dejaba sola a Bella?, no podía, esperaría a Will mañana y ahí partiría a pesar de todo no era capaz de dejarla sola. Llame a mi piloto y arregle el vuelo para mañana a primera hora. Cuando todo paso me dirigí a la cocina de donde escuchaba ruidos, no sé cuantos minutos o tal vez horas pasaron porque Bella tenía casi listo la comida. Sentí su voz llamarme pero nada me hacia reaccionar estaba en un estado de completo Shock.
El almuerzo fue silencioso al igual que toda la tarde, un fuerte dolor en mi cabeza me hizo marearme y casi caer al suelo, Bella estaba en su habitación desde hace mucho rato, no quería molestarla o mejor dicho evitaba verla. Busque en mi habitación alguna medicina pero no encontré nada que pudiera ayudarme, cuando Salí de allí me sujete en la puerta para reprimir una nueva punzada, camine como pude a la habitación de Bella y le pedí ayuda.
― Pasa Edward— me dijo, entre y observe el lugar, todo parecía igual— ¿Qué pasa?— pregunto examinando mi expresión, se acerco a mí y me contemplo más de cerca
― No… no me siento bien— acepte
― Demonios— susurro y me llevo a la cama
― ¿Qué pasa?— me pregunto al mismo tiempo que una enorme puntada atravesaba mi cerebro
― Me duele— dije reprimiendo las ganas que tenia de gritar— Bella me duele mucho— jadee— ¡Ah! Maldita sea— golpee el edredón
― Maldita sea, llamare a Emmett— me dijo y se aparto de mi lado, el dolor cada vez era más fuerte, estaba seguro que se debía a todo lo que había pasado hoy, había sido mucho para mí.
― ¡maldita sea!— grito, creo que no había podido contactar a mi doctor— Edward— se acerco a mi— Edward dime ¿Qué sientes?
― Me duele la cabeza, siento que me va a explotar— susurre cubriendo mis ojos e intentando mitigar el dolor con la presión sobre ellos.
― Tranquilo— me acaricio, sus caricias eran dulces ¿Cómo una mujer así podría haberme dicho algo tan frio horas atrás?, con esa pregunta me dormí sin darme cuenta.
― Bella— susurré despertando asustado, toque la cama y estaba vacía ¿Dónde estaba? ¿me había dejado solo?
― Aquí estoy— susurro recostándose a mi lado, suspire y volví a dormir, no la quería lejos, era un maldito masoquista pero aunque ella no me amara moriría feliz en sus brazos. El sueño fue tan intenso en algunas horas que no fui capaz de despertar.
A la mañana siguiente desperté de madrugada, eran las seis cuando abrí mis ojos, vi el cuerpo que dormía a mi lado y mi pecho se contrajo por lo dulce y dolorosa que era la imagen, me Salí de la cama sin hacer mucho ruido, Bella era la hechicera, la dueña de mis sentimientos pero también era mi verdugo, ella me había matado en vida por primera vez había amado a alguien y no había salido como yo pensaba pero a pesar de todo disfrutaría solo con verla sonreír, si ella no me amaba la haría feliz aunque fuera a distancia.
Deje la habitación y tome el teléfono para llamar nuevamente a Londres , mi padre había evolucionado un poco y por lo menos había despertado, el médico me dijo que si todo salía bien podría darle de alta hoy mismo en la tarde, a pesar de no ser mi persona favorita en el mundo sonreí, Alice tenía razón, era mi padre y lo seria hasta el final de sus días, aunque ya no era muy necesaria mi presencia iría de todas formas, así podría enfriar mi cabeza, ya después cuando volviera hablaría con más calma con Bella, tal vez esto se trataba de un mal entendido. Will apareció en mi habitación a eso de las siete, le conté lo que sucedía y se lamento por lo de mi padre, de inmediato comenzó los preparativos para mi partida. Cuando ya casi eran las ocho y faltaba menos para mi partida la voz de Will me hizo ponerme en alerta.
― Buenos días Señorita Swan— dijo y de inmediato me gire hacia ella.
― Bue… buenos días— saludo, le hice una seña a Will y el nos dejo solos, ayer con todo lo que sucedió no le había dicho de mi viaje
― Ayer no tuvimos oportunidad de hablar pero lamento decir que hoy tendré que salir de viaje
― ¿viaje? — pregunto— está bien— respondió fría lo que me hizo sentir nuevamente el dolor de su rechazo y la agonía de un corazón que la amaba— que te vaya bien— me dijo y se giro para salir de la habitación, ¿no me diría nada más? ¿ni siquiera se molestaría?
― Bella— la llame
― ¿Qué?— pregunto
― Siento no habértelo dicho ayer, este viaje no estaba en mis planes.
― No te preocupes además eres dueño de hacer lo que quieras con tu vida, como te dije espero te vaya bien y que tengas un buen viaje, hasta pronto— me dijo y salió del lugar, apreté mis puños y mis labios, tenía que calmarme ella no podía alterarme de esta forma, era la única que conseguía sacar todo de mi.
Cuando ya estaba todo listo me dirigí hacia su habitación pero me arrepentí ¿ella de verdad quería que me despidiera? ¿Importaba?, creo que no, después de esas frías palabras ya ni siquiera sabía que sucedía en su mente.
― Que tenga un buen viaje señor— me dijo Will mientras subía mis cosas en el maletero.
― Cuida de ella Will— le pedí
― Sí señor, prometo que todo estará bien, dele mis saludos al señor Carlisle.
― En tu nombre, viejo. Volveré lo antes posible mas de tres días no estaré allá
― Sí señor, nos vemos
― Adiós— le dije y me subí al auto, este viaje esperaba fuera corto, aunque ella no me amar ansiaba regresar y volverla a ver.
― Muy bien a pesar de dormir poco he recuperado mis energías, ¿Cómo va todo en el hospital?
― Me acabo de comunicar con la enfermera de turno y la señorita despertó y está en muy buena forma.
― Qué bueno— sonreí— Will hoy no podre ir por Bella así que tendrás que ir junto a James a buscarla.
― Lo sé señor, ya tengo todo preparado, ¿Qué habitación quiere para la señorita? ¿le preparo el Búngalo?— pregunto haciéndome reír.
― ¿estás loco?— reí abiertamente— la quiero cerca, dile a las chicas que preparen la habitación de Alice, no quiero que este lejos.
― Bien señor, como usted diga
― Llámame cuando ya estén aquí en la casa, Will esta demás decir que Bella tiene que ser tratada igual o mejor que yo en esta casa, te quiero pendiente de todo lo relacionado a ella, no quiero que sus necesidades se vean descuidadas.
― Claro señor, no se preocupe ya instruí a todas las mucamas en relación a la estadía de la señorita.
― Qué bueno, ahora me iré a la oficina
― ¿Aro Vulturi dando problemas otra vez?— pregunto sabiendo de la relación que tenia Aro con mi familia.
― Como siempre, sabes que él lo único que quiere es verme fuera de Cullen Enterprise y si sigue así lo conseguirá, mi padre le da más poder de lo que me ha dado jamás a mí.
― Pero es usted el accionista mayoritario señor, el jamás podrá con eso, nunca podrá tener más poder que usted
― Eso también lo es— sonreí— es la razón por la cual no me dejo vencer, además ahora tendré muchas más obras que cuidar
― ¿Por qué?— pregunto con duda
― El milagro de Bella tiene que ser pagado de alguna forma ¿no lo crees?— le cerré un ojo y camine hacia la puerta, lo mire al llegar ahí y el tenia una enorme sonrisa que adornaba su cara
― Usted tiene un corazón de oro señor, nadie jamás podrá entender lo mucho que usted hace por la gente.
― Solo devuelvo lo que me han dado Will, tengo que pagar todo lo que la vida me dio, ahora vamos que tengo hambre— le dije saliendo por la puerta, unos segundos más tarde sentí sus pasos a mi espalda.
La mañana fue completamente estresante, me pelee con Aro varias veces al día, el maldito no hacía otra cosa si no molestarme. Ese día tuve reuniones toda la tarde, estuvimos hasta altas horas de la tarde discutiendo por unas acciones y unos balances que había que corregir, los directivos de la empresa estaban alborotados pero como siempre me apoyaron en todo, podría confiarle cualquier cosa a cada uno de ellos. Cuando el reloj marcaba las ocho de la noche aun estaba en la oficina pero ya todos se habían marchado, por no haber venido a trabajar en varios días el trabajo se acumulo y tenía que firmar un montón de papeles, estaba tan ensimismado en lo que hacía que casi no sentí cuando el timbre del ascensor sonó. Levante mi vista y me sorprendí enormemente al ver que tenia visitas y no era cualquier persona.
― Buenas noches— me saludo una hermosa mujer tan alta como yo, traía un sensual vestido y tacos de aguja, me levante del escritorio con el ceño fruncido
― ¿Quién eres tú y como entraste aquí?— pregunte enojado
― Soy Camelia, Jacob Black me ha mandado
― Pero yo no se lo he pedido— le rebatí
― Lo sé cariño, digamos que soy una muestra gratis, todo para que no olvides lo que tiene para ofrecerte— la mujer se saco un pequeño abrigo que traía y avanzó como gata en celo hacia donde estaba quedando frente a mí, mire su cuerpo y como ya lo esperaba mi mente y mi corazón la rechazaron de inmediato, ese no era el cuerpo que yo quería. Di un salto hacia atrás y me aparte de su trayectoria.
― No quiero tus servicios— le dije girándome hacia la ventana— ahora lárgate— le pedí aun con cortesía, cuando menos los espere sus manos se abrazaron a mi cintura y se pego a mi cuerpo, lo que antes me habría hecho desearla ahora me producía asco, la cara de Bella se apareció en mi mente e hizo desencadenar el odio hacia la mujer— mira, lo haremos fácil— comente sacándome sus manos de mi cuerpo y avanzando unos pasos— dile a Jacob que tuviste la más maravillosa experiencia conmigo y que yo quede totalmente satisfecho— sabía que era una mentira pero esas mujeres perdían dinero si no hacían su trabajo, no es que me compadeciera de ellas pero sé que detrás de muchas habían familias esperando ese dinero.
― ¿de verdad no me deseas?— pregunto con tono sensual
― no podría hacerlo, tengo en mi casa todo lo que siempre quise— comente con orgullo— así que vete por favor, no quiero verte mas aquí, le diré a Jacob que te de un bono especial por haber sido "tan buena" conmigo.
― Gracias cariño, tu secreto está a salvo conmigo— sonrió agarrando sus cosas y saliendo por la puerta— tú te lo pierdes— me dijo haciéndome una seña, suspire y me deje caer en el sillón de la oficina
― Dios— susurre— Bella… como te extraño— cerré mis ojos, esta era la señal para salir de allí.
Arregle unas cosas que quedaban y a eso de las nueve me fui a la casa, estaba loco por verla y estrecharla entre mis brazos, sentía sus manos en mi piel y sus besos en mis labios, tenía la necesidad de tenerla conmigo y de no soltarla nunca más. Llegue a la casa en solo unos minutos y Will me recibió.
― Buenas noches señor
― ¿Cómo va todo?— pregunte apresuradamente, subía los escalones de dos en dos.
― Bien— contesto siguiéndome el paso— como le dije la ultima vez, la señorita aun está durmiendo— había llamado por lo menos quince veces a Will en el día para preguntar por ella.
― iré con ella, no me pases llamadas y no quiero que nadie me moleste— le dije
― como usted ordene señor— me contesto quedándose parado en la mitad de la escalera.
Subí rápidamente hacia el tercer piso y me deslice suavemente hacia la habitación de Bella, estaba inmersa en la oscuridad aunque por las ventanas se colaba la luz de la luna, su cuerpo yacía inmóvil en la cama, sus labios estaban entre abiertos y su pecho bajaba y subía acompasadamente. Me pare al lado de su cama y observe con adoración su sueño, libere mi cuello de la corbata y de los botones de la camisa, su cuerpo no estaba cubierto y la habitación estaba helada, tome una de las colchas de la cómoda y la tape, no quería que se enfermara, sin pensarlo dos veces me senté en un sillón de enfrente y la mire, sentía una extraña afección por verla dormir, no sabía porque pero sentía que su alma estaba más expuesta cuando ella se encontraba así.
― Edward— susurro entre sueños haciéndome sonreír, esperaba que sus sueños fueran los mismos que yo tenía, donde podía decirle cuanto la amaba y de que cuanto quería que se quedara a mi lado. Pasaron muchos minutos en los que solo escuche su respiración, cuando el reloj marcaba las diez Bella se removió en la cama poniéndome en alerta ¿estaba sintiendo dolor?, ella se removió una vez más y se enderezo, fregó sus ojos y miro extrañada la colcha con la que la había cubierto.
― No te levantes— le pedí poniéndome de pie hacia la cama
― ¿Edward?— pregunto sumida en la oscuridad— ¿Qué haces aquí?
― He venido a ver si estabas bien, como estabas durmiendo no quise despertarte— me acerque a ella y me senté, ¡estaba loco por besarla! Intente con mucho esfuerzo controlar mis impulsos, sabía que le dolía su cuerpo y no quería ser yo el que le agregara aun más dolor.
― ¿hace mucho que estabas aquí?— pregunto, me acerque más a ella y pase mi mano por su cuerpo para apoyarme al lado de su muslo y quedar aun más cerca de su boca, una dulce tentación.
― Digamos que si, nunca te lo he dicho pero me gusta verte dormir— a pesar de que no había mucha luz en la habitación pude ver su piel que tomaba ese color que tanto me gustaba, amaba verla sonrojarse— esto también me gusta— susurre pasando mis dedos por sus mejillas
― Edward— susurro y no me pude contener mas, me acerque lentamente a ella y la bese despacio y demostrándole todo el amor y la devoción que sentía por ella.
― ¿Cómo te sientes?— le pregunte separándome un poco de su boca
― Bien— agrego junto a un suspiro— estoy mejor, la hinchazón no ha bajado ni tampoco el color de mis golpes pero de ánimo me siento mejor.
― Qué bueno— sus manos pasaron por mi espaldas y las mías tomaron su cintura, había esperado todo el día por este momento y ahora que lo tenía ansiaba cada vez más, la pegue a mi cuerpo esperando que se fundiera en mi piel y no se apartara nunca mas pero en un extraño gesto Bella se separo de mi caminando hacia la ventana
― ¿Qué pasa?— le pregunte al seguirla
― Nada… es solo que— se cayó, su voz sonaba rota.
― ¿Qué cosa?— le pregunte mientras la rodeaba con mis brazos, me apoye en su hombro y espere su respuesta— vamos Bella háblame, ¿te sientes bien? ¿quieres que llame a Emmett?
― No— susurro girándose para verme
― ¿entonces?— insistí
― Es solo que… lamento que esta noche… tu y yo— tartamudeo nerviosa, cuando termino comprendí de inmediato sus palabras y no podía negar que un dolor me atravesó, sabía que ella no me conocía bien ni tampoco mis sentimientos pero jamás la cambiaría por nada solo porque ella no podía tener sexo conmigo, hoy en la noche había sido mi prueba, perfectamente podría haberme acostado con la chica que se fue a ofrecer a mi oficina pero en cambio me vine a aquí a abrazar a esta mujer que me comía el pensamiento pero eso ella aun no sabría, de igual manera intentaría explicarle.
― Bella— la llame pero ella escondía su rostro de mi— Bella— insistí— ¡Bella!—alce la voz exasperado— ¿piensas que estoy aquí contigo por sexo?— le pregunte pero ella guardo silencio— se que no nos conocemos bien, aún, pero…— tome su rostro en mis manos y la bese tiernamente— esta noche solo quiero dormir contigo, cariño— ella me observo unos minutos mas pero no dijo nada, ¿a caso no sentía este sentimiento que me quemaba el pecho? Creo que no, sin duda tenía que decírselo pero esperaría a que ya se recuperara para hacérselo saber, no quería abrumarla con más cosas aun, además tampoco sabía si ella respondería como yo quería. Cuando la situación se normalizo me fui a quitar el traje y a ponerme la pijama, recordé que Bella no traía nada aun así le di algo mío para dormir, si tenía algo de suerte ese olor tan exquisito de su piel quedaría grabado en la tela. Al momento de ir a dormir Bella al parecer no tenia sueño así que le inste para que conversara un poco conmigo, esta era una oportunidad espectacular para conocernos aun mejor. Al paso de los minutos sentía que se cansaba pero se resistía a dormir puesto que fui yo quien la invito a descansar, si seguíamos así ella nunca dormiría y me tenía que asegurar de que descansara.
La noche paso más tranquila de lo que esperaba, dormí toda la noche abrazando su cálido cuerpo, en reiteradas ocasiones bese su piel y la apreté contra mí, en un momento pensé que jamás volvería a sentirla conmigo pero a vida me regalo una oportunidad que no podía desaprovechar. Mientras dormía sentí un cálido tacto en mi mejilla y a mi cuerpo estremecerse por completo con la sola caricia, sabía perfectamente de quien era la piel que me hacía sentir así.
― Buenos días— le dije mirándola con mis ojos aun somnolientos, ella sonreía
― Buenos días— contesto acariciando mi piel y haciéndome estremecer a cada segundo.
― ¿Cómo dormiste?
― Muy bien— me dijo
― No deben ser mas de las 7 ya que el sol todavía está entre las colinas— abrí mis ojos y observe la luz que se entraba por las ventanas
― Debo levantarme— le dije, no podía dejar de ir a la oficina
― Lo sé, debes ir a la oficina, el imperio Cullen no funciona sin su monarca— rio
― Aunque no lo creas es verdad, mucho depende solo de mi
― Y te entiendo, así que levántese Sr. Cullen
― ¿nuevamente con el Sr. Cullen?— sonreí mirándola, ella tenía sus ojos brillantes
― No pero si no te levantas lo volveré a decir, Sr. Cullen— jugo pasando un dedo por mi pecho haciéndome despertar de golpe por el enorme placer que provocaba su dedo
― ¡dios!— le dije totalmente anidado por las sensaciones que podía producir
― ¿Qué sucede?— pregunto aun acariciándome ¿de verdad ella no veía el efecto que producía en mi?
― Nada— reí— algún día lo sabrás— ella no tenía ni idea de lo que podía hacer en mi, era capaz de hacerme olvidar hasta mi nombre pero algún día se lo diría y también se lo demostraría— hoy será un día horrible— le dije previendo lo tortuoso de mi día sin ella, sería un horror no tenerla a mi lado para besarla, abrazarla o solo para contemplar su hermoso rostro.
― ¿tienes muchas reuniones?
― Algo así— mentí descaradamente, ella se había convertido en algo necesario para mi existencia, me había dado cuenta que Bella se había transformado en mi corazón, ya no podía estar sin ella.
― Que lastima— comento desde la cama.
Como lo prevenía el día fue completamente horrible, me sentía aun más ansioso y deseoso de volver a casa que nunca. Bella estaba sola y yo lo único que quería era acompañarla, estar con ella, sin pensarlo demasiado desidia que el fin de semana no trabajaría así que esta semana tendría que dejar todo listo para así poder pasar todo el fin de semana solo con ella. A las seis con treinta las ansias eran insoportables así que me despedí de todo el mundo y me fui la casa, la rutina de entrada fue igual que la de ayer Will persiguiéndome, yo corriendo y pidiendo que nadie me molestara. Entre en la habitación pero no había nadie, mire hacia el baño pero cuando iba a entrar Bella salió de él, me di cuenta que lentamente sus marcas comenzaban a desaparecer.
― Edward— susurro con sorpresa— llegas temprano
― Si, no había mucho que hacer después de todo— nos miramos y sin pensarlo nos acercamos para abrazarnos, descanse mi cabeza en su cuello donde pude tomar esa fragancia a la cual era adicto— ¿Cómo te has sentido?— pregunte mientras mi cuerpo se estremecía por tenerla a mi lado
― Bien— respondió subiendo sus manos a mi cabello— ahora solo me duele un poco la espalda y la cara, pero nada que un buen relajante no cure— reímos, permanecimos unos cuantos minutos mas así abrazados, cuando sentía ansias por sus labios levante mi cabeza y con mi mano los acaricie, ella pego su cara a la mía y nos quedamos así, adorándonos en silencio. Bella se acerco a mí para besarme pero estaba vez fue un beso necesitado, pasional que me despertó cada fibra en mi cuerpo y me hizo excitarme, había estado reprimiendo mis deseos hacia ella pero al parecer ella no estaba cooperando mucho, sobre todo cuando jadeo en mi boca— Edward— gimió sobre mis labios, ¡demonios! No podía controlarme, estaba completamente excitado, sus ojos, sus manos, su piel me llamaba para que la tocara, sus besos me rogaban porque la tomara pero no podía hacerlo, ella estaba herida, no podía prevalecer mis deseos sobre los de ella
― Bella… no puedo, no me hagas esto— le dije rogando porque me entendiera, tenía un conflicto interno enorme dentro de mí, era mi protección contra su mismo deseo
― Te necesito — gimió pegándose a mi cuerpo, mi erección despertó solo por el contacto con su cuerpo, estaba más preparado que nunca para estar con ella pero no podía, no debía— hacerme el amor Edward— me dijo en un ruego que me desarmo por completo
― Bella— gemí loco por el deseo— no me hagas esto, estas herida, adolorida— le dije besando sus tiernos labios
― Por favor— rogo nuevamente
― Bella— repetí antes de que cediera ante sus peticiones, ya lo había dicho antes yo no me podía resistir a ella el sentimiento era demasiado.
La tome en mis brazos y la lleve a la cama, me desvestí frente a ella, sucumbiendo ante el deseo y me fui a darle lo que ella me pedía, de lo cual yo también lo deseaba.
― Hoy solo se tratara de ti, cariño. Prometo ser gentil— le susurre haciéndola gemir.
― Edward— me dijo mientras yo comenzaba a desvestirla.
Esa noche le hice el amor dulcemente, sacando a florecer todo el amor que sentía por ella, se lo hice y la proclame como mía. Bella era mi mujer y jamás nadie la apartaría de mí nunca. Esa noche no pudimos evitar estar juntos otra vez mas, estaba tan necesitado de ella como ella de mi, sus caricias para mí lo eran todo pero mas era la necesidad de saber su ella me amaba. Cuando nos despertamos ya era sábado, este sería un fin de semana completamente dedicado a ella, no planeaba hacer nada más que consentirla. El día sábado lo pasamos juntos todo el día, estuve a punto de decirle muchas veces todo lo que sentía pero si no me arrepentía alguien nos interrumpía, Jacob Black me había llamado para confirmar mi "benevolencia" con la chica del otro día, le mentí descaradamente diciéndole que la había disfrutado pero que yo lo llamaría nuevamente, que no mandara a nadie más, cosa que sabia no pasaría nunca porque jamás volvería a necesitar de nadie más que Bella. Emmett vino también a revisar a Bella junto con su amiga, tuve que prácticamente rogar para que dejara que la revisaran, al ser enfermera Bella pensaba que no necesitaría de revisiones ni nada por el estilo y yo confiaba en su criterio pero también quería la opinión de Emmett, ella siempre me diría que está bien con tal de que la deje salir de la habitación. Después de las visitas almorzamos en el jardín y por la tarde le pague a los empleados de la casa y les di el día domingo y todo lo que quedaba del sábado libre, Will casi me rogo que lo dejara en la casa ya que el no acostumbraba a salir de la mansión pero lo convencí regalándole una noche en el casino de la ciudad, sabía que por lo menos lo pasaría bien.
Al día siguiente me levante antes que Bella pero fue perjudicial ya que la llamada de mi padre me hizo comenzar el día de la peor forma.
― ¿ahora vives con mujeres en tu casa querido hijo?— pregunto con sarcasmo, sentí un escalofrió recorrer mi piel ¿sabría de la existencia de Bella?
― ¿de qué demonios hablas?— pregunte enfadado— ¿Qué quieres Carlisle? No tengo tiempo para ti
― ¿ya no me dices papa?— contesto con una pregunta
― ¿te lo mereces?— rebatí
― ¡ni siquiera puedes contestarle bien a tu viejo padre, chiquillo inútil
― No estoy para tus juegos Carlisle ¿Qué demonios quieres?
― Informarte que al parecer encontré a la esposa perfecta para ti— solté una carcajada cargada de sarcasmo
― ¿tú me buscaste una novia?— pregunte con ironía— demonios Carlisle tener tanto tiempo libre de verdad que hizo estragos en ti, ahora te las das de Cupido— me reí nuevamente lo cual lo hizo enfurecer
― Mira pendejo de mierda, te lo diré solo una vez la mujer con la que te vas a casa es asquerosamente rica y una buena inversión para ti, a futuro ella podría hacernos olvidar de cualquier imprevisto económico que pudiéramos tener— odiaba cuando el veía a las personas como simples piezas de ajedrez.
― ¿y quién demonios te dijo que yo me casaría con ella? ¿me has preguntado si quiero casarme? Tengo 32 años Carlisle, se perfectamente decidir por mí mismo.
― Claro y lo compruebo enterándome que tienes una puta viviendo contigo, no sé cómo puedes vivir así maldita sea, hasta para eso eres inútil ni siquiera sabes escoger a tus mujeres.
― No me interesa lo que tu opines ¿Quién eres tú para decidir sobre mi?— le pregunte completamente enfurecido
― ¡TU PADRE!— me grito haciéndome perder el control, el no era nadie en mi vida.
― ¡no! Y jamás hare lo que tú me digas, esta es mi vida, mi dinero, mi casa así que no te metas en lo que no te importa y te pido que no me vuelvas a llamar en lo que queda del día, nadie contestara tu llamada, adiós—
Le colgué y reprimí el grito de furia que amenazaba con salir de mi pecho, reprimí las ganas de aventar el teléfono cuando unos brazos se pasaron por mi cintura y me estrecharon contra su cuerpo, sonreí solo de verla ahí conmigo, apoyándome, la sentía más cerca que nunca, me gire y ella me beso claramente dándome el apoyo que yo mas necesitaba, no iba a dejar que Carlisle se entrometiera en mi vida y menos que intentara manejarme. Intente olvidarme de todo y hacer el día lo más feliz posible por la mañana estuvimos nadando en la alberca temperada, disfrute de una erótica mañana en el agua, si antes me gustaba el sexo ahora me había hecho un completo ninfómano, Bella hacia que mi libido estuviera siempre arriba ella lo tenía bajo su control y podía hacer lo que quisiera con él. Al medio día ella se disculpo y se fue al baño dejándome en la inmensidad del agua. Nade un poco mas y me Salí, pase una toalla por mi cintura y subí nuevamente a la casa, se escuchaba tan vacía sin los empleados.
Seguí los rastros de Bella, había dejado pequeñas gotas de agua en el suelo que estaba seguro caían de su cuerpo. Me sorprendí bastante al ver que aquellas huellas se dirigían a mi antigua sala de piano, a donde descansaba la segunda pasión de mi vida que jamás había visto la luz. Me pare en el marco de la puerta, ella estaba sentada en el taburete, uno de sus dedos toco una tecla y al sentir el sonido cerro sus ojos, me acerque lentamente sin que ella lo notara y me senté detrás, el espacio era bastante amplio como para estar los dos, Bella hizo sonar nuevamente otra tecla y yo continúe con las demás, unos segundos después se dio cuenta de mi presencia y se giro asustada hacia mí.
― Así no se hace— le dije mientras tocaba la primera melodía que recordaba, hace años que no había entrado en este cuarto. Mi pasión por el piano se vio aplacada por las responsabilidades de ser el dueño de una empresa— dime ¿Qué compositor te gusta más?— le dije dejándola sumida en un silencio
― Chopin— me dijo y comencé a pensar, había una melodía que me encantaba, era una de mis preferidas, esa la tocaría para ella por primera vez después de tantos años.
― Chopin, Op. 9 Nº2… Nocturnal ( .com/watch?v=3J1—nShaJI0 )
― Tocas hermoso— susurro con sus ojos brillando, sin que lo pensara se acerco a mí y comenzó a besarme, música rápidamente se detuvo y mis manos subieron a su rostro para acariciarla
― Gracias— susurre dándole pequeños besos en su boca— hace años que no lo hacía.
― Deberías hacerlo un habito— sonrió
― Siempre que tú seas mi público— le dije con veracidad, creo que no tocaría para nadie más que no fuera ella, jamás lo había hecho.
― Siempre, siempre que tú quieras estaré aquí, siempre que me quieras a tu lado, aquí me tendrás, aquí estoy— me dijo girándose y subiéndose ahorcadas sobre mi
― Y aquí te quiero— le dije— quédate— acaricie su cabeza y labios— quédate— susurre.
Sin esperar más nos fundimos en un apasionado beso, estábamos en esa habitación y el deseo irrefrenable en los dos se despertó como un volcán, le hice el amor como jamás se lo había hecho, con la pasión, el deseo y el amor combinado en un solo sentimiento. Me sentía feliz de tenerla conmigo, no quería que ella se separara nunca más de mí, era imposible tenerla lejos. Sus palabras calaron ondo en mi "siempre que tú quieras estaré aquí, siempre que me quieras a tu lado, aquí me tendrás, aquí estoy", esperaba que ella siempre lo recordara porque le cobraría la palabra muy pronto. Cuando estábamos desgastando ese maravilloso orgasmo la tome entre mis brazos y la lleve a uno de los sillones, su cuerpo colisiono contra el mío, nuestras respiraciones eran frenéticas al igual que el latido de nuestros corazones.
― Te Amo— me dijo, ¿había escuchado bien? ¿dijo Te Amo?, mi cuerpo se tensiono completamente, ¡había escuchado mal!, mi mente me estaba jugando una mala pasada.
― Bella ¿Qué fue lo que dijiste?— le pregunte, ella de inmediato se tenso, su cuerpo parecía esculpido en piedra— ¿Bella?— la llame pero ella no parecía responderme, los malditos segundos se hicieron eternos, tal vez había escuchado mal, mi ansiosa mente me estaba diciendo lo que yo quería escuchar, estaba jugando sucio y me hacía daño
― ¿Qué?— pregunto altanera como si lo que hubiera dicho, si es que lo hizo, no hubiera sido nada ¿para ella esto era un juego?, para mí no, estaba jugando con mis sentimientos.
― ¿Qué fue lo que dijiste? Lo escuche— le dije intentando tener mi voz calmada no tenía que demostrar el miedo que tenia a sus palabras, sin duda un no me haría pedazos.
― Si lo sé, lo dije en voz alta, creo que cuando las personas hablan así es porque quieren que las otras las escuchen— por primera vez no sentí nada en sus palabras, no renacía a esta mujer ¿Quién era? Ella no era la persona a la que le había hecho el amor recién, no era Bella. Su frialdad me congelo el corazón, la aparte de mi pecho y me puse de piel al igual que ella, evalué su expresión y me partió el corazón no ver nada más que hielo en sus ojos, su expresión ya no era cálida, ella no me amaba.
― No digas cosas que no sientes— le dije y me comencé a vestir, ahí estaba la respuesta que yo tanto había ansiado, ella no me amaba ¿pero porque jugaba con mis sentimientos y lo decía así tan suelta? Definitivamente ella quería divertirse a costa de mi corazón, en ese momento la odie por eso.
― No era mi intensión molestarte— me dijo y se comenzó a vestir sin mirarme
― No me molesta pero no me gusta mezclar las cosas, Bella— le dije intentando proteger lo que quedaba de corazón, Bella había rasgado el que le había dado por la mitad, con sus palabras había destruido la esperanza que tenía en ella.
― Puedo decir que lo dije con razón, amo estar contigo Edward ¿acaso no se nota?— sonrió de manera vacía, la mire y sentí un puñal atravesar por mi pecho, con cada expresión más ella me demostraba que todo lo que habíamos pasado era un simple juego ¿pero cómo? ¿no sentía nada cuando hacíamos el amor? ¿las caricias, los besos no significaban nada para ella?
― Si, a mí también me gusta estar contigo Bella, lo sabes pero la palabra amor no se puede aplicar a lo que nosotros tenemos— dije sin pensar, un mecanismo de defensa tal vez, en mi cuerpo y en mi alma comenzaba a emerger el hierro nuevamente, cubriría mi corazón y ya jamás dejaría que alguien volviera a entrar.
― Tienes razón, la oración correcta seria, adoro el sexo que tenemos ¿cierto?— esas palabras lapidaron mis sentimientos, cada vez que el fuego de mi amor se prendía ahora se veía apagado por esta declaración, daba gracias estar de espaldas a ella y no ver ese rostro que tanto amaba pero que no me amaba como yo quería. Los teléfonos de la casa sonaron sacándome de la neblina de dolor que se formaba en mi
― Iré a contestar, si quieres vuelve al agua, enseguida iré contigo— le dije girándome sin verla, no era capaz de mirar esos ojos nuevamente.
― No gracias, creo que preparare algo para comer.
― No te molestes y pide algo por teléfono— Salí de la sala y fui a contestar.
La llamada provenía de Inglaterra. La voz de Alice lleno el auricular pero se escuchaba histérico y con la garganta apretada.
― Alice ¿Qué sucede?— le pregunte saliendo del dolor de la confesión que había escuchado recién.
― Es papa Edward, tuvo un pre infarto y está en el hospital, está muy mal Edward— me dijo llorando desconsoladamente, por unos momentos mi cuerpo se congelo, ¿mi padre iba a morir?— ¿pero como sucedió esto?— pregunte taciturno
― Ayer, estaba furioso por algo, se agito tanto en la mañana que se comenzó a sentir muy mal en la tarde nos vimos en la necesidad de trasladarlo a la clínica y cuando íbamos en el camino sucedió, fue horrible Edward, pensé que moriría.
― Dios— susurre, ¿habría sido por la conversación que tuvimos? Demonios… ¿yo le había ocasionado el pre infarto? Sacudí mi cabeza muchas veces para evitar los malos pensamientos, mi padre ya estaba enfermo su condición era peor cada día, podría haber pasado ayer, hoy día o mañana.
― Tienes que venir Edward, su condición es grave los doctores dicen que no saben si pasara la noche.
― Alice yo…— intente replicar
― ¡Edward Cullen es tu padre! Da lo mismo las peleas y todo lo que se digan, tienes que venir ¿me oyes? ¡tienes que hacerlo!— grito exasperada
― Está bien no te alteres, prometo que mañana a primera hora saldré a Londres, llamare a la clínica para ver como esta, dame el teléfono— ella me dijo eso y el nombre del doctor.
― Avísame cuando estés aquí mañana, mandare al chofer por ti.
― Gracias, nos vemos mañana
― Nos vemos
― Adiós
― Adiós.
Colgué y me quede parado estático en ese lugar, esto era mucho, no podía ser, mi padre al borde de la muerte, el rechazo de Bella ¿Qué más? ¿La quiebra? Marque rápidamente le teléfono y hable con el doctor de Carlisle, el me confirmo el grave estado de él y me dijo que podría no pasar la noche, demonios ¿Cómo dejaba sola a Bella?, no podía, esperaría a Will mañana y ahí partiría a pesar de todo no era capaz de dejarla sola. Llame a mi piloto y arregle el vuelo para mañana a primera hora. Cuando todo paso me dirigí a la cocina de donde escuchaba ruidos, no sé cuantos minutos o tal vez horas pasaron porque Bella tenía casi listo la comida. Sentí su voz llamarme pero nada me hacia reaccionar estaba en un estado de completo Shock.
El almuerzo fue silencioso al igual que toda la tarde, un fuerte dolor en mi cabeza me hizo marearme y casi caer al suelo, Bella estaba en su habitación desde hace mucho rato, no quería molestarla o mejor dicho evitaba verla. Busque en mi habitación alguna medicina pero no encontré nada que pudiera ayudarme, cuando Salí de allí me sujete en la puerta para reprimir una nueva punzada, camine como pude a la habitación de Bella y le pedí ayuda.
― Pasa Edward— me dijo, entre y observe el lugar, todo parecía igual— ¿Qué pasa?— pregunto examinando mi expresión, se acerco a mí y me contemplo más de cerca
― No… no me siento bien— acepte
― Demonios— susurro y me llevo a la cama
― ¿Qué pasa?— me pregunto al mismo tiempo que una enorme puntada atravesaba mi cerebro
― Me duele— dije reprimiendo las ganas que tenia de gritar— Bella me duele mucho— jadee— ¡Ah! Maldita sea— golpee el edredón
― Maldita sea, llamare a Emmett— me dijo y se aparto de mi lado, el dolor cada vez era más fuerte, estaba seguro que se debía a todo lo que había pasado hoy, había sido mucho para mí.
― ¡maldita sea!— grito, creo que no había podido contactar a mi doctor— Edward— se acerco a mi— Edward dime ¿Qué sientes?
― Me duele la cabeza, siento que me va a explotar— susurre cubriendo mis ojos e intentando mitigar el dolor con la presión sobre ellos.
― Tranquilo— me acaricio, sus caricias eran dulces ¿Cómo una mujer así podría haberme dicho algo tan frio horas atrás?, con esa pregunta me dormí sin darme cuenta.
― Bella— susurré despertando asustado, toque la cama y estaba vacía ¿Dónde estaba? ¿me había dejado solo?
― Aquí estoy— susurro recostándose a mi lado, suspire y volví a dormir, no la quería lejos, era un maldito masoquista pero aunque ella no me amara moriría feliz en sus brazos. El sueño fue tan intenso en algunas horas que no fui capaz de despertar.
A la mañana siguiente desperté de madrugada, eran las seis cuando abrí mis ojos, vi el cuerpo que dormía a mi lado y mi pecho se contrajo por lo dulce y dolorosa que era la imagen, me Salí de la cama sin hacer mucho ruido, Bella era la hechicera, la dueña de mis sentimientos pero también era mi verdugo, ella me había matado en vida por primera vez había amado a alguien y no había salido como yo pensaba pero a pesar de todo disfrutaría solo con verla sonreír, si ella no me amaba la haría feliz aunque fuera a distancia.
Deje la habitación y tome el teléfono para llamar nuevamente a Londres , mi padre había evolucionado un poco y por lo menos había despertado, el médico me dijo que si todo salía bien podría darle de alta hoy mismo en la tarde, a pesar de no ser mi persona favorita en el mundo sonreí, Alice tenía razón, era mi padre y lo seria hasta el final de sus días, aunque ya no era muy necesaria mi presencia iría de todas formas, así podría enfriar mi cabeza, ya después cuando volviera hablaría con más calma con Bella, tal vez esto se trataba de un mal entendido. Will apareció en mi habitación a eso de las siete, le conté lo que sucedía y se lamento por lo de mi padre, de inmediato comenzó los preparativos para mi partida. Cuando ya casi eran las ocho y faltaba menos para mi partida la voz de Will me hizo ponerme en alerta.
― Buenos días Señorita Swan— dijo y de inmediato me gire hacia ella.
― Bue… buenos días— saludo, le hice una seña a Will y el nos dejo solos, ayer con todo lo que sucedió no le había dicho de mi viaje
― Ayer no tuvimos oportunidad de hablar pero lamento decir que hoy tendré que salir de viaje
― ¿viaje? — pregunto— está bien— respondió fría lo que me hizo sentir nuevamente el dolor de su rechazo y la agonía de un corazón que la amaba— que te vaya bien— me dijo y se giro para salir de la habitación, ¿no me diría nada más? ¿ni siquiera se molestaría?
― Bella— la llame
― ¿Qué?— pregunto
― Siento no habértelo dicho ayer, este viaje no estaba en mis planes.
― No te preocupes además eres dueño de hacer lo que quieras con tu vida, como te dije espero te vaya bien y que tengas un buen viaje, hasta pronto— me dijo y salió del lugar, apreté mis puños y mis labios, tenía que calmarme ella no podía alterarme de esta forma, era la única que conseguía sacar todo de mi.
Cuando ya estaba todo listo me dirigí hacia su habitación pero me arrepentí ¿ella de verdad quería que me despidiera? ¿Importaba?, creo que no, después de esas frías palabras ya ni siquiera sabía que sucedía en su mente.
― Que tenga un buen viaje señor— me dijo Will mientras subía mis cosas en el maletero.
― Cuida de ella Will— le pedí
― Sí señor, prometo que todo estará bien, dele mis saludos al señor Carlisle.
― En tu nombre, viejo. Volveré lo antes posible mas de tres días no estaré allá
― Sí señor, nos vemos
― Adiós— le dije y me subí al auto, este viaje esperaba fuera corto, aunque ella no me amar ansiaba regresar y volverla a ver.
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
me encantaaaaaaaaaaaaa me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!! me hace llorar pero me encantaaaaaaaaaa!!!
Jane- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Oh que mal todo es un mal entendido que atroz y ahora tendre que esperar una semana para el final peor aun buahhh!!
gracias linda por el cap
cariños nejix
gracias linda por el cap
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Nejix- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
No se preocupen ... no sufran, el Domingo subo uno y el miércoles el otro... creo que ya estamos a mano y sería el último cap... y después si todo sale bien,... se viene "UN NUEVO COMIENZO NO ESPERADO" mi primer fic... el cual van a tenerme más paciencia con las actualizaciones... ¿La van a tener?... Besitos grandes para TODASSSS!!!!
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
bueno yo no soy la paciencia andante....pero por ser vos Ebys la voy a tener..... talvez....solo talvez.....
Jane- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Gracias que animos que me das Jane... ok... voy a aceptar el desafio... pero eso si.... NO ME APURESSSSSSSS!!!!!
JAJAJAJAJA...
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Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
vos tranki....yo no te voy a apurar
Jane- .
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"CORAZÓN DE HIERRO" (18+)
Historia Beteada por Gabriela (- Lady Ava'dore-)
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, y la historia es de propiedad de Tiwii... a quien agradezco enormemente que me alla dado su permiso para poder públicar está historia MARAVILLOSA... MIL GRACIAS TIWII
17. AMOR, Edward PORV parte 2
― ¿A dónde vamos señor?— pregunto James
― Al aeropuerto por favor— le pedí con voz suave, el auto comenzó a andar y deje atrás la mansión, no pude evitar voltearme a contemplarla una vez mas y susurrar ese te amo que nunca seria escuchado, este viaje me serviría también para intentar despejar mi mente y aceptar la idea de no ser correspondido.
El viaje fue corto, una de las grandes ventajas de tener un jet privado. Cuando llegue a Londres había una lluvia muy tupida, el viento azotaba en los enormes ventanales de la sala de desembarques. Cuando pase por policía internacional el pequeño cuerpo saltarín de mi hermana me libero de lo que estaba pensando, como siempre Bella ocupaba mis pensamientos a toda hora.
― Hola pequeña— le dije abrazándola
― Hola hermanito ¿Cómo va todo?— me dijo tomándome del brazo.
― Bien, creo. ¿Cómo esta Carlisle?
― Lo mismo, bien, creo. Mama está con él en el hospital, creo que odiaras saber que el metiche de Aro llego antes que tu y está instalado en la habitación de papa.
― No sé porque no me extraña— comente con sarcasmo, retire la maleta y el portafolio que llevaba y nos encaminamos a los estacionamientos.
Alice en el viaje me conto sobre Níko y de lo mucho que crecía todos los días, estuvo hablándome de Tanya y de otros familiares que habían venido a vernos. A pesar de que no era un viaje de placer estaba ansioso por ver a mi madre y en especial a Tanya, sabía que con ella podía confiar en todo momento y era precisamente ahora cuando necesitaba desahogar este dolor con alguien.
― ¿Por qué estas así?— me pregunto cuándo detuvo el auto en la casa de mis padres, al igual que yo ellos tenían una propiedad en el centro además de la casa en la que Vivian en el campo.
― ¿Por qué me trajiste aquí?— le pregunte, ella sabía perfectamente que yo jamás me quedaba en la casa de ellos, la sola idea de estar bajo el mismo techo que mi padre me hacia revolver mi estomago.
― Porque papa no esta así que creo que no hay ningún impedimento para que duermas aquí, tienes que acompañar a mama ¿no te parece?
― Si creo que tienes razón. — ambos nos bajamos del auto y la puerta principal fue abierta de inmediato.
― ¡joven Edward!— grito la inconfundible voz de Annie la ama de llaves de la casa de mis padres, ella también vivía con ellos en la hacienda pero siempre se movilizaba con mis padres ya que conocía todo de ellos, es la mujer de mayor confianza dentro de los empleados
― Ya no soy tal joven Annie, treinta y dos años no pasan en vano— le dije acercándome para besarla y saludarla
― Yo siempre te recordare como el chiquillo que te conocí, ¿tenias cuantos? Con suerte habrán sido trece años.
― Doce— le dije rectificando con una sonrisa
― Vamos cariño entra que prepararemos un gran banquete solo para ti.
Esa mujer siempre era así, nos conocía desde muy pequeños y llevaba toda una vida en nuestra casa, ella era como Will, no podrías vivir sin ellos. Entre y de inmediato un sin fin de recuerdos buenos y malos se agolparon en mi mente, en esta casa habíamos pasado los mejores y los peores años de mi vida, aquí fue donde supe de la muerte de mi hermano y donde se genero el odio de mi padre, sin duda tenía cierta reticencia a esta casa. No había mucho que me gustara de ella. Recorrimos la estancia y nos sentamos en el estar.
― La señora Esme me llamo y dijo que venía en camino hacia la casa— dijo con una enorme sonrisa— además tu padre ya se siente mejor así que por lo que me dice si todo sigue así le estarían dando pronto de alta.
― Qué bueno, me alegro por ella— dije sinceramente, sabía que a pesar de todo mi madre amaba a Carlisle, ella no podría vivir sin él.
― Tu padre nos dio un gran susto ayer— comento cambiando su expresión— fue horrible cuando se comenzó a sentir mal, tu madre parecía haber entrado en trance, estábamos desesperadas.
― Me imagino, Alice ¿Dónde está Níko?— pregunte ansioso por ver a mi sobrino.
― Está en la primera habitación de huéspedes, con Agatha— la niñera, recordé de inmediato
― Subiré a verlo, cuando llegue mama me avisan— les pedí
― Claro, ve— dijo mi hermana desviando su atención a Annie.
Camine por las escaleras de la enorme casa, sentí u escalofrió al recorrer los pasillos que tenían tan buenos y tan malos recuerdos, todavía podía escuchar las risas de niños felices y de papa corriendo con nosotros o cuando Níko escuchaba música a todo lo que el estéreo daba, tiempos felices decía mi mente. Me dirigí a la habitación, cuando llegue estaba la puerta entreabierta y la figura de una mujer meciéndose en una mecedora me cautivo. Las manitas de mi sobrino se alzaban tocando el aire que se colaba por sus dedos.
― Buenos días— salude— ¿tú eres Agatha?— pregunte serio pero cortes
― Sí señor, mucho gusto
― Mi nombre es Edward Cullen y soy el tío de Níkolas.
― Si lo sé señor, ¿desea ver al niño?—
― Si déjeme solo por favor— la chica se acerco a mí y me entrego el pequeño bultito, el niño estaba más pesado de la última vez que lo vi—hola pequeñín— le dije sentándome en la misma silla para mecerlo— ha pasado mucho tiempo ¿no crees?— los dulces y atentos ojos del bebe me miraban— creo que sí, se que tendría que venir a verte más seguido pero el tiempo no me alcanza ¿sabes?, no crezcas, quédate bebe porque así siempre serás feliz, los adultos tenemos muchas responsabilidades— pase mis dedos por sus mejillas sonrosadas con mucha dulzura, el niño se removió en mis brazos y comenzó a cerrar sus ojos al parecer el sonido de mi voz lo tranquilizaba— eso bebe duerme, sueña con los angelitos— sonreí y me mecí para que se durmiera más rápido.
― Todavía no entiendo porque aun no eres padre— dijo la voz de mi madre desde la puerta, la mire e intente sonreír pero no lo logre con éxito— ¿Qué pasa cariño? Te vez increíblemente fatigado— comento acercándose a mí.
― El viaje me dejo exhausto.
― Edward… ¿de verdad crees que nací ayer?— pregunto con una sonrisa— hijo te conozco mejor que nadie, algo te sucede, ¿ya no confías en tu madre?
― No… no es eso mama— le dije bajando mi vista hacia el pequeño.
― Dame ese retoño— me dijo, lo tomo en sus brazos y lo dejo en la cuna, el niño ya dormía plácidamente— ahora dime ¿Qué pasa?, la otra vez reconozco que me dejaste intrigada con lo que me dijiste pero aun mas cuando tu padre me conto que estabas viviendo con una mujer— bufe
― Maldita sea, nada se le escapa a Carlisle ¿verdad?
― Creo que no, ya sabes que mucha gente es su informante solo por "ganar puntos con el"— y con solo esa frase supe de inmediato quien había sido, Aro Vulturi.
― Demonios— susurre refregándome la cara con mis manos
― Esto es más serio de lo que pensé, ¿Quién es la chica?
― Es mi enfermera, su nombre es Isabella.
― ¿tu enfermera?— pregunto un poco escéptica— ¿estás viviendo con tu enfermera?
― Si— conteste con la mirada perdida— te lo hare fácil mama, me enamore de ella. — confesé ganándome el asombro de mi madre, su cara se puso pálida de inmediato.
― Dios hijo… pero… pero—
― ¿pero qué?— pregunte mirándola
― Pero ¿Cómo fue a pasar eso?
― Pasando mama, dos personas que tienen química se enamoran— bufe— bueno al menos una de ellas
― ¿y más encima ella no te corresponde? ¡esa mujer está loca!— dijo casi gritando pero recordó en el momento quien nos acompañaba en la habitación
― Ni siquiera le he dicho lo que siento mama, ¡demonios! Si parezco un maldito crio de quince años— me tape mis ojos. La mano de mi madre comenzó a acariciar mi cabello.
― ¿te hace feliz?— pregunto con ojos dulces
― Mucho, ha logrado que organice mis prioridades y me ayudo a sacar el trabajo como una de mis razones para vivir.
― ¡entonces ya me cae bien!— me dijo con una sonrisa— nunca has tenido una novia mi amor pero la mujer que consiguiera eso tiene las puertas abiertas en mi casa, bendita sea— dijo levantando un poco su manos en acción de gracias.
― No exageres—
― No lo hago, si supieras lo que he sufrido desde que Níkolas se fue y tú te ensimismaste en el trabajo. Creo que es por eso que tu padre intenta emparejarte con Sussan.
― ¿Sussan? ¿emparejarme?— recordé la última conversación con mi padre— ¡ah! Así que ese es el nombre de la chica con la que Carlisle quiere que me case, esta demente.
― Ahora concuerdo contigo, mucho le podrá interesar su dinero pero con esto va a tener que irse olvidando de ello— agrego con una sonrisa— reconozco que al principio parecía una idea coherente, que la conocieras y ver si sucedía algo pero en vista y considerando que ya amas a otra persona creo que tu padre tendrá que retirar lo dicho.
― ¿lo dicho?— pregunte enarcando una ceja
― Eh… si— dudo— cariño lo que pasa— jugo nervioso con sus dedos— es que tu papa le dijo a la chica que el matrimonio está casi listo.
― ¡QUE!— grite levantándome de la silla y despertando al pequeño que dormía.
― ¡shh! Mejor vamos a fuera— me dijo jalándome del brazo y dejando pasar a la niñera
― Pero mama ¿Cómo demonios me dices eso ahora?
― Edward lo siento, yo de hecho no supe hasta hace unos días tu padre organizo todo.
― ¡dios mío!— suplique— ¿te das cuenta de lo que esto significa?— comencé a pensar— ¿no me digas que alguien más lo sabe?— le pregunte asesinándola con la mirada.
― ¡Edward lo siento!
― ¡MALDITA SEA MAMA!— grite exasperado, rogaba a dios porque Bella no se enterara de esto.
― Lo siento cariño, prometo hacer que tu padre retire lo dicho.
― Más le vale porque a mí no me dolerá nada desmentir todo lo que él ha dicho.
― No lo hagas, tranquilo prometo que esto se soluciona
― Mas le va vale mama— comente furaco, estaba que explotaba de la rabia, ¡maldito Carlisle!, esta me la pagaba, no podía creer que hubiera hecho eso. Mi cuerpo se estremeció por completo al pensar la reacción de Bella pero… ¿eso importaba? tal vez no, creo que poco le importaría si yo estuviera comprometido con alguien.
Con mi madre y hermana almorzamos juntos, hacía tiempo que no estaba con ellas. Por la tarde mi madre nuevamente partió al hospital a cuidar de papa, yo pase en ir a verlo, sabía que estaba aquí por el pero no soportaría verlo a la cara y no gritarle un millón de insultos por lo que hizo, mejor no lo veía y asunto arreglado. En la tarde me quede solo, Alice se fue con Níkolas de compras lo que me dejo tiempo de sobra para pensar, ¿Cómo estaría Bella ahora?, tenía que saberlo.
― Hola Will— salude al hombre que me contesto
― ¡señor! ¿Cómo llego de su viaje?
― Bien, todo tranquilo.
― ¿Cómo esta su padre?
― Creo que bien— conteste malhumorado, la tensión se apodero de inmediato de mi cuerpo.
― Sé que no le es gracia verlo pero es su padre señor, debe presentar sus respetos.
― Créeme que lo sé si no, no estaría aquí pero no te llame por eso ¿Cómo esta Bella?— pregunte ansioso por una respuesta.
― Creo que no le tengo una muy clara señor, desde que usted se fue la señorita no ha querido salir de la habitación.
― Demonios— susurre y me maldije internamente
― Pero no se preocupe, mas tarde intentare personalmente hablar con ella.
― Gracias, cualquier cambio avísame Will, lo que sea me llamas
― Si señor
― Nos vemos
― Que pase buena tarde, hasta pronto
― Igual tu, hasta pronto— corte.
Apreté el teléfono y lo deje caer sobre el edredón, Bella no quería saber nada ni de mi ni de nadie, sonreí con dolor, creo que no me sentía tan rechazado, ella estaba evitando a todos, no solo a mí. Todavía tenía un poco de esperanza ya que me quedaban algunos días con ella, esta semana seria su última en mi casa, antes de que partiera tenía que hablar con ella. A eso de las cinco de la tarde baje a tomar el té, como era de costumbre en mi país y en mi familia el té se servía en las terrazas y exactamente a las cinco de la tarde lo malo fue que tendría compañía para esta ceremonia.
― Señor hay una persona que lo busca— me dijo Annie mientras bajaba por las escaleras.
― ¿Quién es?— pregunte.
― La señorita Sussan Chadwick
― ¿Chadwick?, no conozco a nadie con ese apellido.
― Creo que por lo menos tendrás tiempo para tu prometida "Querido"— me quede parado en el último escalón contemplando a la mujer que venía caminando, al momento de verla y repetir su nombre en mi mente supe de inmediato quien era.
― Annie, déjanos solos
― Si señor— me dijo la dulce mujer.
― ¿así que tu eres la mujer que se supone se iba a casar conmigo?
― ¿se supone?— pregunto enarcando una ceja— Carlisle me dijo que estabas dispuesto a casarte conmigo.
― Puedes ir olvidando lo que te dijo Carlisle porque lo más probable es que sea mentira, si quieres saber la verdad yo no me puedo casar contigo, no te conozco, no siento nada por ti y si me disculpas mi sinceridad tampoco tengo deseos de conocerte— la mujer soltó un bufido junto a una expresión sarcástica.
― Sabía que me saldrías difícil— comento riendo— pero no me imagine que tanto.
― ¿tú y yo ya nos habíamos visto verdad?— pregunte reconociendo su cara de alguna otra parte.
― Sí, nos vimos en el bautizo de tu sobrino hace algunos meses
― Ya lo recuerdo, tú eres la hija de un primer ministro.
― Si lo soy pero dejemos eso de lado, Esme me llamo hoy día para contarme que estabas en Londres y que además te habías enterado de nuestro compromiso
― No existe ningún compromiso— corregí de inmediato
― ¿ah sí? Creo que te equivocas.
― La que está mal eres tú, creo que somos lo suficientemente grandes y maduros como para saber que a mi edad los compromisos arreglados tienen poco peso.
― Sabía que me dirías eso pero aquí hay palabra de peso.
― No me importa, podría haberlo arreglado el Papa y yo no habría aceptado, lamento informártelo pero ese compromiso no tiene valides— la mujer se comenzó a exasperar al ver mi rotunda negatividad.
― Creo que eres un patán, estas dejando de lado una increíble oportunidad, podríamos ser el matrimonio más rico y poderoso de Europa
― No me interesa, en este momento el dinero no es lo primordial.
― ¿entonces es el amor?— pregunto con sarcasmo.
― No es tu incumbencia pero para que no te afecte tanto y viendo tu real interés ¿Cuánto quieres por deshacer el compromiso?— pregunte sin tapujos.
― Un chico bastante inteligente— me dijo con una sonría
― No, se negociar que es diferente. Dime la suma y la pasare de inmediato a tu cuenta.
― Dos Millones de euros— me dijo con una sonrisa— eso no es mucho para ti querido, eres el hombre más rico de Europa y de América, no creo que te cueste mucho.
― No, no lo es. Una suma bastante razonable por mi libertad, hoy mismo estará en tu cuenta— le dije serio— esta demás decir que cualquier habladuría que se dé en los medios tiene que ser desmentida.
― ¡ah! Se me olvidaba además de los millones mañana quiero que me acompañes a una pequeña fiesta, quiero disfrutar de ser tu novia aunque sea un día— sonrió maquiavélicamente— de hecho tu también estas invitado, eres uno de los galardonados.
― Hecho— acepte— pero luego te olvidas de mi— le dije, la fiesta era del los empresarios más importantes de Europa, yo recibí la invitación pero no dije que participaría en esos días Bella estaba muy mal y no tenia cabeza para nadas más que ella, había olvidado que justo era esta semana.
― Claro cariño, prometo ni siquiera recobrar tu nombre— agrego con sarcasmo.
― Ahora si me disculpas tengo asuntos que resolver.
― Claro, nos vemos mañana, me alojo en el Ritz del centro pasa por mí a las cuatro.
― Allí estaré, adiós
― Adiós— me dijo y salió contoneando sus caderas hacia la entrada, suspire más tranquilo, por fin me había librado de esta amenaza. Mañana iría a la maldita recepción con ella y podría estarme librarme de ella.
Me senté en la terraza y fue inevitable pensar en ella, la dueña de todos mis pensamientos y de los latidos de este corazón. ¿Qué estaría haciendo? Parecía un maldito psicópata pensando en lo que haría a cada segundo pero eso se debía netamente a que la extrañaba, solo han pasado unas horas desde que la deje de ver y ya la ansiaba nuevamente, tenía que calmar mis impulsos ya que ella algún día partiría de mi casa y nada volvería ser como antes. Lo peor de todo es que era en contra de mi voluntad. Por la noche mama volvió algo preocupada, me acerque a ella pero no quiso contarme lo que la atormentaba. Cuando Níkolas se durmió Alice, mama y yo nos sentamos a charlar, reconozco que fue muy agradable compartir con ellas así, hacía años que no nos sentábamos a disfrutar de una plática ya que siempre estaba papa para agriar todos esos momentos. La noche se hizo larga y solitaria, me senté en la terraza de mi habitación, mi madre había insistido que durmiera en la misma que yo habitaba antes de que se desencadenara la tragedia familiar, podía recordar todo lo que había en esa habitación, también cada momento que valía la pena, como me gustaría que estuvieras aquí… susurre en mi mente, no había extrañado tanto a alguien desde hace mucho tiempo, yo, Edward Cullen, no conocí esa palabra hasta que ella apareció en mi vida.
En mi vida eran muy pocas las veces que podía decir que había extrañado a alguien ya que siempre tenía todo en mis manos y jamás me apegue emocionalmente a alguien y menos después de lo de Níko, creo que mi corazón se comenzó a cerrar después de eso, jamás nadie pudo entrar en este hierro, solo ella, solo Bella. Esa era una de las grandes razones por la cual la amaba, Bella no solo había cambiado mi vida y la había llenado de luz, sino que también había cambiado mi manera de ver las cosas, gracias a ella desperté de un largo letargo emocional. La suave brisa se colaba por las ventanas, sin pensarlo más tome mi celular y llame a Chicago, era tardísimo allá pero aun tenía fe de que Will anduviera rondando, con gran satisfacción fue él quien me contesto.
― ¿Cómo va todo?— pregunte ansioso.
― No muy bien señor, la señorita no ha salido de su habitación, poco comió y no me ha recibido
― Maldición, ¿crees que quiera hablar conmigo?
― No lo sé señor, ¿quiere que lo intente?—lo pensé por un momento, pagaría lo que fuera por escuchar su voz en este momento.
― Mejor no, ya es tarde y debe estar dormida, mañana será un día muy movido pero intentare llamarte cuando pueda.
― Bien, estaré atento
― Que pases buenas noches Will
― Igual usted señor.
― Adiós
― Adiós.
Titubee un poco, ¿debía llamarla a su teléfono?, no mejor esperaría a mañana además tenía que darle su espacio no estaba seguro hasta que punto aguantaría mi preocupación no quería sonar excesivamente protector. Me acosté e intente domar, aun me preocupaba lo de la chica, se notaba que Sussan era una mujer de armas tomar esperaba que no me causara problemas en el futuro.
― Buenos días cariño— me saludo mi hermana al llegar al estar, estaba perfectamente vestida y con su hijo en brazos.
― Buenos días ¿A dónde vas?— pregunte
― A ver a papa, quiero llevarle a Níko haber si se anima
― ¿esta triste?— pregunte con sarcasmo
― Edward— me reprendió— si lo está, mama me dijo que hoy había amanecido algo decaído, ella había intentado animarlo contándole algunas novedades y que se había enfadado por algunas cosas pero que por lo menos se había despertado.
― Típico de el— susurre
― ¿vienes conmigo?— pregunto parándose del estar al ver que Agatha llegaba con el bolso de salida.
― ¿bromeas?— pregunte— no gracias, prefiero no verlo.
― ¿viniste a Londres y ni siquiera lo veras?— pregunto incrédula
― Si le dan de alta hoy lo veré antes de irme a un hotel.
― Tu no cambias— susurró molesta— ¡ni siquiera porque casi muere!
― Lo siento pequeña, hay demasiadas cosas que no se pueden dejar pasar.
― ¿hasta cuándo demonios seguirán así? Si pudieran ustedes se morderían cuando se ven, parecen perro y gato, ni siquiera se ven como padre e hijo.
― Tal vez me cambiaron en el hospital— bromee, ella frunció el ceño e hizo una mueca
― Muy gracioso Cullen, mejor me voy, no quiero que se me pegue el sarcasmo.
― Vete deprisa que al parecer ya se te está subiendo, que pases buena mañana hermana
― Igual tú, ¿almorzamos juntos?
― Claro, nos vemos
― Adiós— me dijo y se fue empujando la carriola seguida de Agatha. La casa quedo en completo silencio. Annie apareció en una de los arcos y se acerco a hablarme.
― Tiene una llamada señor
― ¿Quién?
― Su prima, la señorita Tanya.
― Oh que bien, gracias Annie— tome el teléfono— Srta. Denali que gusto en hablar con usted— le dije con alegría en mi voz.
― Menos mal que te acuerdas de mí ingrato, ¿es que a caso no pensabas llamarme?
― Claro que si, necesito que hablemos.
― ¡wow! Suenas aproblemado
― Más o menos ¿podemos vernos?
― ¡claro!, juntémonos en el café de centro, al que solíamos ir.
― Bien, ¿en media hora?
― ¡hecho!
― Nos vemos
― Adiós.
Me pare rápidamente y me fui a preparar Tanya era la única que podría comprender lo que estaba pasando. Salí de la casa y tome prestado uno de los autos que había en el garaje. Conduje hacia la dirección que conocía bastante bien, el café se llamaba "D' Stammos" aparque afuera y divise de inmediato el auto de Tanya. Al entrar la melena rubia de mi prima se diferenciaba de las demás.
― Hola— la salude por detrás ella se giro con una enorme sonrisa y me saludo.
― Hola ingrato ¡qué gusto verte!
― El gusto es mío— le dije, me senté y de inmediato— ¿Cómo has estado?
― Bien, bastante ocupada con lo de la boda
― Qué bueno, mama me dijo que ya habías dicho la fecha.
― Si en dos o tres meses más, creo que el día aun lo tengo que confirmar ya que la banquetera esta con Pre natal y no sé si me podrá servir ella.
― ¿y cómo está el novio?
― Viajando como siempre, está haciendo todo lo posible para echar a andar su empresa luego y así poder pasar más tiempo conmigo, entiendo su trabajo pero odio que viaje tanto, me hace extrañarlo aun mas.
― Te entiendo— le dije desviando mis ojos a las enormes ventanas.
― ¡wow! Ahora sí que creo que estas con problemas ¿Qué sucede? ¿Aro nuevamente?— bufe, era en la última persona que podría pensar
― Creo que esta vez no, es algo más serio— me dijo, la camarera se nos acerco y rápidamente tomo nuestra orden. Suspire decidido a contarle todo a mi confidente al igual que lo hice con mi madre.
― ¿Qué pasa? ¿no me digas que…?— dejo la pregunta en el aire— ¿estás así por una chica?— pregunto cautelosa sabiendo que si le respondía que si sería la primera vez que me vería así por un tema así.
― Creo que por primera vez tengo un Si como respuesta a esa pregunta
― ¡dios mío!— suspiro— ¡entonces cuéntamelo todo cariño! De aquí no nos movemos— comencé a relatarle todo lo que me pasaba con Bella, desde que la conocí hasta que nos separamos el día de ayer, también le conté lo del falso compromiso que invento Carlisle, la cara de Tanya iba cambiando conforme avanzaba la historia, sin duda ella no se lo imaginaba— ¿estás enamorado?— pregunto incrédula— no puedo creerlo— termino susurrando.
― Créeme que hasta para mi es difícil aceptarlo pero con el paso de los días los sentimientos se han hecho tan fuertes que me es difícil negarlo— comente mientras daba sorbos a mi café
― Jamás pensé que tu y yo hablaríamos de este tema, perdóname que sea así de sincera pero no espere que alguna mujer "humana" lograra penetrar ese corazón tan difícil que tienes, sin duda se ha ganado mi aprecio aunque no la conozca.
― Te va a encantar, es una preciosidad, tiene un cabello y unos ojos chocolate, sus labios son los más exquisitos y posee el cuerpo de una diosa— suspire.
― ¡demonios! Ahora sí que estas frito amigo— rio— créeme que ha sido una agradable sorpresa, esta demás decirte que esta cordialmente invitada a mi matrimonio, estoy loca por conocerla, seré su fans incondicional— volvió a sonreír.
― Muchas gracias, espero poder traerla pronto para que mama, Alice y tú la conozca.
― ¡dios! Había olvidado algo, ¿crees que Carlisle diga algo?— pregunto con duda en sus ojos.
― Si lo hace poco me importa, ya le deje en claro que no tiene porque estar entrometiéndose en mi vida— comente bastante serio, mi privacidad sería algo que jamás transaría.
― Bien dicho, espero que no estire la pata de la impresión— dijo divertida.
Pasamos gran parte de la mañana hablando, ella quería saber todo de mi relación con Bella, creo que estaba bastante emocionada con el hecho de que tuviera a alguien, Tanya jamás me había oído hablar de mujeres con nadie, los encuentros casuales eran solo eso casuales y no merecían mención pero escuchar hablar con dedicación de una mujer causo gran impacto en ella. A medida que ella era nombrada las ansias y la necesidad de verla se hacían más grandes, estaba totalmente abrumado por el sentimiento.
― ¿la extrañas verdad?— pregunto de repente al verme ensimismado, asentí levemente— ¿y para que viniste? Mi tío ya está bien, mejor deberías volver a tu casa y arreglar los problemas con tu mujer— sonrió.
― Creo que tienes razón ¿sabes?, hoy tengo un compromiso en la tarde pero luego de eso hare mis maletas y me iré a Chicago.
― Eso es… dile que la amas Edward, la frase mágica arreglaría bastante tu situación
― ¿te Amo?— pregunte y ella asintió— tengo miedo ¿sabes? Sé que soy un maldito cobarde pero…
― ¿no recuerdas lo dura que ha sido tu vida cariño? Creo que primero deberías contarle a Bella como ha sido tu desarrollo emocional para que comprenda como eres, tú no has recibido mucho estimulo emocional pero ella ha logrado sacar la parte reprimida de ti.
― Eso poco me importa, lo que interesa es lo de ahora, no puedo seguirme dejando llevar por lo pasado Tanya, creo que he vivido mucho tiempo de miedos infantiles y complejos que mi familia a creado en mi.
― Lo sé cariño pero es hora de abrir tu corazón ¿no crees?
― Es hora— respondí sonriendo.
Cuando ya casi era medio día nos despedimos, conversar con ella me hacía bastante bien, Tanya me entendía mejor que yo mismo, tenía una extraña habilidad de comprender mejor que nadie mis sentimientos. Maneje de regreso a casa, Alice aun no volvía ni mi madre tampoco ya que ninguno de sus autos estaba afuera. Entre a la casa y me encontré con Annie en la puerta
― Sr. llamo su hermana que almorzaría con sus padres en la clínica, me dijo que lo disculpara con usted.
― Oh ya veo, no te preocupes, sírveme algo ligero en la terraza.
― Si señor— asintió y se retiro.
La idea que me había dado Tanya no era mala, sería mejor que volviera lo antes posible a Chicago, a pesar de no saber nada malo Bella me preocupaba. Comí rápidamente y dormí un poco, mas tarde me aliste para la dichosa reunión y Salí en busca de la chantajeadora que tenia por pareja. La fiesta fue un caos, la chica estaba pegada a mi brazo y habían un sin números de periodistas, a pesar de que era algo de empresarios habían celebridades, cantantes y de todo tipo de farándula, un completo asco ¡odiaba las reuniones masivas!, cuando el reloj marcaba las siete de la tarde estaba completamente ansioso y lo único que quería era salir de allí, tenía un mal presentimiento, no sabía que pasaba tal vez eran las ansias por salir de ese lugar pero me sentía extraño, algo pasaba. Disculpándome como un caballero abandone la fiesta y a mi pareja, la chica se quedo de una pieza al verme salir pero no me importaba yo prometí acompañarla, no cuidarla toda la noche, mi trabajo estaba hecho y podría volver a casa.
Maneje a toda prisa, cuando aparque afuera de la casa vi que los autos de mi madre y hermana estaban estacionados afuera. Me baje y camine hacia la entrada, la cara de la mucama al abrirme me indico que algo andaba mal, mientras avanzaba por el estar escuchaba la alterada voz de mi madre y a Alice tratando de calmarla.
― ¿Cómo pudiste Carlisle?— grito excesivamente molesta— ¡no te das cuenta el daño que le estás haciendo! ¡es tu hijo por todos los cielos!— grito mi madre exasperada, entre en la habitación y dos pares de atentos ojos me miraban, mayor fue mi sorpresa al ver que mi padre estaba apoyando en unos de los sofás mirándome.
― Veo que esta casa nunca cambia— comente con sarcasmo
― Edward hijo— dijo mi madre acercándose, me tomo de los brazos y me miro fijamente
― ¿Qué pasa mama?— pregunte con un poco de susto
― Hijo perdóname, no fue mi intención te juro que jamás pensé que tu padre haría eso— comenzó a decir mi madre, su voz sonaba rápida y en tono de suplica
― ¿Qué sucede mama?— la mire a ella y después a Carlisle, su cabellera rubia y sus ojos brillaban bajo la incandescencia del sol, tenía una sonrisa que denotaba diversión por la escena
― Edward— comenzó Alice que también se acerco a mi— papa… papa— tartamudeo nerviosa.
― ¿me pueden decir qué demonios pasa? – les dije soltándome de su agarre ¿estaban intentando contenerme?
― No sé porque demoran mas la verdad, no fue un pecado lo que hice, estaba protegiendo a la familia— dijo la voz del hombre que me miraba con burla en sus ojos.
― ¿Qué carajos hiciste Carlisle?— le pregunte avanzando hacia el— ¡contesta!— los quejidos de mi madre comenzaron a aparecer a mis espaldas, mire hacia atrás y ella tenía lagrimas en sus ojos.
― Llame a Chicago a tu casa y me encontré con la agradable sorpresa o mejor dicho hable con la mujer que tienes hacinada en tu casa— me congele en el mismo instante.
― ¿Qué es lo que dijiste?— le dije en un tono cauto, entrecerré mis ojos y comencé a apretar levemente mis puños.
― Lo que escuchaste ¿o acaso estas sordo querido hijo?, hable con la chiquilla que está viviendo en tu casa.
― ¡Edward perdóname hijo!— llego mi madre a mi lado— jamás pensé que haría esa locura.
― ¿llamaste a Bella a la casa?— intente contener la furia pero fue imposible— ¡dime quién demonios te crees!— le grite mientras avanzaba a zancadas hacia él para golpearlo, los gritos de mama y Alice intentando sujetarme pero no fueron suficientes para detenerme, de la nada aparecieron los guarda espaldas de mi padre a afirmarme— ¡eres un mal nacido! ¿Qué demonios le dijiste?— pregunte mientras forcejaba contra sus guaruras.
― Nada— se encogió de hombros como si nada— solo le advertí que estas comprometido y que no necesitabas amantes en tu vida por el momento así que se buscara otro.
― ¡eres un maldito hijo de puta!— le grite mientras intentaba soltarme del agarre de los guardias— ¡jamás te perdonare esto Carlisle! ¡MALDIGO LA SUERTE QUE ME TOCO! ¡ya suéltenme!— les grite mientras forcejeábamos.
― ¡suéltenlo!— grito la mujer que había traicionado mi confianza— ¡ya basta Carlisle!— le rogaba mi madre mientras lloraba desconsolada al igual que Alice, las dos estaban abrazadas en un rincón.
― Nunca aprenderás hijo mío— susurro riendo— no heredaste mi buen gusto, siempre te han gustado las prostitutas y callejeras pero eso acabara, Sussan aun está dispuesta a casarse contigo
― ¡vete al infierno Carlisle!— le grite mientras me soltaba de los guardias y corría hacia mi habitación a sacar mis cosas, no podía concebir que esto hubiera pasado, saque mi celular rápidamente e intente llamar a Will pero no me pude comunicar, exasperado casi rompo el teléfono, mi madre entro llorando como una magdalena hacia la habitación mientras recogía mis cosas rápidamente.
― ¡perdóname hijo!— me pidió mientras lloraba
― Lo siento mama pero esta vez no puedo, ¡quizás que barbaridad le dijo ese maldito a Bella!— comente furioso
― ¡Edward perdóname por favor! ¡juro que no lo hice con mala intención!
― Lo siento mama— cerré mi maleta y tome todo lo que me faltaba, me importaba un carajo irme vestido de gala, lo único que me interesaba era llegar cuanto antes a mi casa, ver a Bella y saber que todo está bien. Mi pecho aun estaba comprimido, presentía que esto no sería lo único malo que pasaría el día de hoy.
Baje las escaleras ignorando las suplicas de mama y los llantos de Alice, estaba segado poco me importaba matar a mi padre en estos momentos, lo único que me interesaba era llegar a casa y saber que Bella estaba bien, llame al aeropuerto y confirme mi vuelo para ahora mismo, por suerte después de hablar con Tanya había organizado el vuelo para hoy en la noche, ahora solo esperaba que localizaran pronto a mi piloto. A mis espaldas mi madre intentaba detenerme pero no podría hacerlo, Salí de la casa y tome el primer auto que vi.
― ¡Edward espera!— grito Alice a mis espaldas
― Déjame en paz— le pedí furico— ¡no te me acerques!
― ¿Quién es esa chica Edward? ¿Quién demonios es?
― Será mejor que no te metas en esto Alice— me acerque al auto y metí las cosas en la parte de atrás— dejare el auto en el aeropuerto— gruñí y me subí, de la puerta vi que mi madre cayo derrumbada en la entrada pero me fui sin mirar atrás, ella había traicionado mi confianza y sería difícil que la perdonara.
Maneje como un loco, no me importaba nada en el mundo más que Bella en este momento, llegue al aeropuerto a los pocos minutos y aun no localizaban a mi piloto.
― No me importa quién demonios pilotee pero necesito que alguien me lleve a Chicago ¡AHORA!— le grite al encargado de los vuelos privados.
― Se… señor hay un piloto que podría llevarlo— me dijo tartamudeando— solo debe pagar por sus serví…
― No me importa, ¡que cobre lo que quiera! Pero dígale que tenemos que partir en este instante— gruñí
― Si… si se… señor— exclamo el hombre y se fue corriendo, estaba como un demente cada vez que recordaba la imagen del maldito de Carlisle sonriendo y diciéndome lo que había hecho me daban ganas de apretarle el cuello, era un mal nacido.
A los pocos minutos apareció el famoso piloto, hiso todos los preparativos para el viaje y en menos de una hora ya íbamos de camino hacia chicago, no me aguantaba la espera, estaba ansioso desesperado. Mi cabeza no podía sacar la imagen de Bella sufriendo por las palabras de Carlisle ¿Cuántos insultos no le habrá dicho? ¡Maldito! De solo recordarlo se me erizaba el vello de la piel. Al cabo de unas cuantas horas y de un torturante viaje estábamos en suelo norteamericano, a penas baje del Jet la comunicación se abrió y logre comunicarme con mi casa, Margarite contesto.
― ¿Quién habla?— pregunte rápidamente— soy Edward
― ¡Señor Cullen! ¡bendito sea el señor!
― Necesito que venga James por mí al aeropuerto, de inmediato— le dije
― Sí señor, enseguida— corte la comunicación y comencé a pasar por las medidas de seguridad normales, me tomo bastante tiempo el pasar por policía internacional, cuando ya había pasado una hora exacta Salí de allí y James estaba esperándome en la sala de espera. A penas me vio corrió por mi maleta, lo salude con un gesto camine raudo hacia los estacionamientos.
Estaba completamente nervioso, ¡cómo demonios le daría la cara a Bella! Después de lo que paso no tenia como decirle cuanto lo sentía, mientras iba recorriendo la ciudad pensaba en las excusas que podría usar, un padre loco, una madre traidora, el maldito destino, no sabía cuál pero esperaba que mis disculpas aunque sea sirvieran de algo, yo no tenía porque disculparme el que tendría que hacerlo es Carlisle pero estoy más que seguro que jamás lo haría. Llegamos a la casa y Salí volando del auto, la puerta se abrió y la cara de Will apareció en mi vista.
― ¡Sr. Cullen, Sr!— me decía mientras pase por su lado, no me importo nada y casi corrí hacia el tercer piso, a la habitación donde estaba ella. tenía mi corazón latiendo a mil por hora y el pulso desbocado, lo único que deseaba era verla y saber que todo estaba bien.
― Ahora no Will— le dije intentando dejar lo que fuera para después, comencé a subir las escaleras y el mayordomo seguía corriendo detrás mío.
― ¡Sr. por favor espere!— gritaba a mis espaldas, su insistencia me estaba sacando de quicio, estaba robando minutos preciados— ¡Sr. espere!— volvió a gritar
― ¡¿QUE DEMONIOS PASA?— pregunte en un grito
― ¡SE FUE!— contesto de vuelta y el mundo dejo de caminar para mí— la señorita— continuo en un tono más bajo— la Señorita se fue, señor— mi pecho se dejo de mi mover, mi mente se blanqueo y olvide todo lo demás
― ¿Qué?— pregunte en un susurro— ¿Dónde está Will? ¿se fue a su casa?— pregunte incrédulo
― No lo sé señor— me dijo totalmente angustiado— hace solo unas horas tomo sus cosas y se fue
― Pero…— intente replicar pero no encontraba las palabras, me había quedado sin habla, todo el aire de mi pecho escapo dejándome en un estado de parálisis, el barandal de la escala me sirvió para afirmarme ya que mi cuerpo comenzó a colapsar, toda la presión del día se vino encima de mi cuerpo en un solo segundo.
― Perdóneme señor, no la pude detener
― ¿Qué paso? ¿Carlisle la llamo verdad?— le dije y me senté en la escalera, mis manos se fueron a mis ojos cubriéndolos de la verdad, ella ya no estaba aquí.
― ¿el señor Carlisle? No lo sé— comento extrañado— lo que sí puedo decirle es que hoy Jacob Black estuvo aquí— me dijo e inmediatamente reaccione, mi mente despertó calzando lo que había pasado
― ¿no me digas que?— pregunte incrédulo, la rabia exploto de mi pecho— ¡MALDITA SEA WILL! ¡COMO DEMONIOS DEJASTE QUE SE CONOCIERAN!— grite furico, demonios esto no podía estar tan mal, mi pecho se agito de manera alarmante.
― Lo... lo siento pero no lo pude evitar, la señorita se lo llevo y hablo con el
― ¿BELLA? ¡maldita sea!— grite llevándome las manos a la cara
― Pero eso no fue todo lo que paso…— me dijo mirándome a los ojos fijamente— discúlpeme por lo que voy a decir pero creo que esto fue lo que detono su partida… ella… ella lo vio a usted en la televisión esta tarde.
― ¡maldita sea!— grite exasperado— no puede ser, no puede ser, ¡NO!— comencé a gritar— ella me vio con esa… maldita desgraciada en la fiesta— el mayordomo asintió dándome la razón, esto estaba muy mal y sentía que se podría peor— tengo que encontrarla, todo fue un error, ella tiene que saber lo que siento, no puede irse de aquí— le dije bajando nuevamente.
― ¡Sr. ESPERE!— me grito el mayordomo— no se vaya a si, podría pasarle algo
― ¡no me interesa lo que pueda pasarme!— grite mientras salía de la casa, James estaba parado afuera en estado de Shock por mi reacción— entrégame las llaves del auto— le dije y con sus temblorosas y rápidas manos me las paso, me subí al mercedes y acelere a todo lo que daba, tenía que ir en busca de ella.
Bella ¿Dónde estás?, se pregunta mi mente, no podía conservar que no estuviera conmigo, ¡maldito Carlisle! De seguro eso también le había dolido, ¿pero cómo podía pasar todo esto en dos días? Jacob Black tenía que darse por muerto. Acelere aun más el auto y en solo unos pocos minutos me estacione fuera de su casa. Me baje como un loco y llame a la puerta
― ¿Quién es?— pregunto una voz por el intercomunicador, era la de una mujer, tenía que ser la hermana de Bella
― Soy Edward Cullen, necesito hablar con Bella
― Pase— me dijo la voz, ¿Bella estaba aquí? Entre rápidamente dejando la puerta abierta, la figura de una chiquilla de no más de diecisiete años se asomo en la puerta— buenas noches señor
― Perdón por la hora pero necesito ubicar a tu hermana, tengo que hablar con ella— le dije casi en suplica.
― Bella no está aquí señor, ella paso por la casa hace solo unas horas pero ha salido de viaje y no sé cuándo volverá
― ¿de viaje?— pregunte incrédulo—¿pero cómo?— volví a decir aun mas consternado
― No lo sé, ella estuvo aquí, hizo sus maletas y se fue nos dijo que se comunicaría con nosotros luego pero que no sabía cuando volvería ni a donde iba.
― Demonios— susurre, estaba perplejo.
― ¿usted es su jefe verdad?— pregunto pero me quede pensando en sus palabras ¿acaso Bella no pensaba volver?
― Si— le dije con mis pensamientos en otra parte— bueno… gracias, nos vemos—
― Adiós— me respondió, gire sobre mis pies y Salí del antejardín, estaba con la mente en blanco, no halle pude ver la mentira en sus ojos, la pequeña estaba hablando en serio.
― Rosalie— dije de repente, la amiga de Bella tenía que saber de ella, saque mi celular y llame a Emmett
― ¡Edward! ¿Cómo estas amigo?
― Emmett necesito la dirección de Rosalie— le dije subiéndome al auto
― ¿Por qué? ¿Qué pasa?
― Bella se fue
― ¿Qué? ¿pero cómo? ¿para donde?— comenzó interrogarme
― ¡no lo sé!— grite exasperado— ¡maldita sea! No lo sé— mi voz delato el estado en el que me encontraba, estaba comenzando a colapsar— necesito verla, tengo que saber donde esta, dame la dirección— me dijo la dirección y encendí el auto para partir hacia donde me había indicado. Cuando llegue me estacione frente a un enorme edificio del centro, subí los escalones a zancadas, ella vivía en el quinto piso. La puerta era la última del corredor, antes de que tocara su rubia cabellera se abrió paso.
― ¿Qué demonios quieres Edward?— pregunto con una actitud muy diferente a la que había tenido en el hospital, estaba parada en la puerta de su apartamento con los brazos cruzados.
― ¿Dónde esta Bella?— pregunte de inmediato, mi pecho subía y bajaba frenético
― ¿para que la quieres? ¿le quieres hacer más daño?— pregunto con sarcasmo
― Yo no quiero eso— le dije— necesito hablar con ella ¡dime donde esta!— la presione.
― Lo siento pero no lo sé, por mucho que quieras yo no tengo idea de donde está y créeme que si lo supiera tampoco te lo diría— comento con sus ojos entrecerrados
― Tu no entiendes tengo que encontrarla, yo…
― ¡NO! ¡TU ERES EL QUE NO ENTIENDE!— alzo su tono y se puso rígida— no voy a permitir que la sigas matando Edward, estas matando a Bella, ha sufrido contigo más de lo que lo ha hecho en toda la vida.
― ¡maldita sea!— grite— entiéndeme tengo que explicarle, tengo que verla.
― Ya es muy tarde, lo lamento, Bella se ha ido y no tengo idea de donde, solamente me dijo que se pondría en contacto conmigo pero no sé cuándo será.
― No puede ser— gemí mis manos se fueron hacia mi cara y la fregué repetidas veces
― Lo siento por ella ¿sabes? Tuvo que alejarse de su familia para escaparse de ti, te juro que maldigo el día que te conoció— agrego— ahora vete y no vuelvas por aquí Edward, ella no está aquí— termino y se metió en su apartamento, el portazo resonó en todas las ventanas del pasillo haciendo temblar los vidrios, estaba acabado… mi última oportunidad de dar con su paradero había desaparecido.
Estuve unos cuantos segundos más parado sin poder reaccionar, no entendía como ni cuando habían empeorado tanto las cosas, ¿Cómo el destino podía ser tan cruel?, ¿realmente merecía esto? Si dijo mi perspicaz mente. Sabía que lo merecía, era un completo imbécil, me deje llevar por los malditos miedos y obsesiones dejando de lado a lo único que tenía en mi vida, yo no la merecía. Como pude arrastre mis pies devuelta al auto, cuando estuve allí me deje caer en el asiento con los ojos cerrados, mi mundo ya no existía, todo lo que alguna vez tuve y toque con mis manos se estaba desmoronando frente a mis ojos, bella se había ido y ya no tenía razón para seguir. Maneje de vuelta hacia la mansión, sin duda mi corazón ya iba en estado de agonía. Will me recibió en la puerta con su rostro totalmente adolorido, mi cuerpo se desplazo sin vida por la entrada en dirección desconocida, mi mente no pensaba, mis pulmones escasamente se movían, mi corazón ya casi no latía.
― Señor, cuanto lo siento— dijo Will con dolor real en sus palabras, me acerque a las escaleras y me senté sin pensar en nada.
― La perdí— susurre— no puedo creerlo, habría preferido mil veces que ella me dijera adiós ya que tendría la suerte de verla una vez más— dije en el mismo tono, estaba completamente desorientado, mi cabeza dolía al igual que mi corazón, todo mi cuerpo estaba sumido en una parálisis de la cual no quería despertar
― Señor— me llamo Will con voz cauta— antes de que saliera no alcance a decirle pero…— se cayo
― ¿Qué cosa?— pregunte adolorido
― La señorita dejo algo para usted, un sobre y me encargo que usted lo leyera cuando volviera— término y un silencio nos envolvió, lentamente me puse de pie y fui hacia donde me imaginaba que estaba ese sobre, abrí las puertas de la biblioteca y sobre mi escritorio relucía entre las sobras de la habitación, esperando por mi regreso. Mire por encima de mi hombro y solo con la mirada Will entendió que debía dejarme solo cerré las puertas a mis espaldas y me encamine hacia él.
Me senté lentamente en el escritorio y observe el papel, mis manos temblaban alrededor de aquel sobre, ¿Qué contenía? , la sola idea de una despedida final me hacía sentir aun mas perdido de lo que ya estaba. Lamentablemente era mi realidad y de alguna forma tendría que aceptarla. Sin pensarlo mucho y aun así con mis miedos por enfrente abrí el sobre y recorrí la carta que contenía, cuando extendí sus puntas pude diferenciar inmediatamente la singular caligrafía de Bella, aclare mi garganta y comencé a leer, tenía un enorme nudo que no lograba disipar.
Edward:
No se hasta que punto te sorprende mi partida pero antes de comenzar quiero darte las gracias por todo lo que hiciste por mi mientras estaba en tu casa, gracias a tus cuidados y los de tu personal es que logre comenzar a sanarme.
Espero que al leer mi carta al menos sepas las razones por las cuales me fui, creo que no te será muy difícil averiguar o Will te podrá comentar lo que sucedió después de tu partida. Me es muy difícil escribir estas palabras pero no puedo irme sin decirlo, el tiempo que estuvimos juntos créeme que ha sido uno de los mejores periodos de mi vida. He descubierto cosas y sentimientos que jamás pensé que sentiría, haz despertado en mi a una Bella que no conocía y que no sabía que habitaba en mi. Tú cambiaste todo mi mundo, irrumpiste en mi vida como un vendaval y me envolviste en una ráfaga de pasión y desenfreno, la cual me llevo a las más altas cumbres, pero como todo vendaval pasa y quedan los escombros, escombros que tienen que levantarse, todo debe continuar; Sé que tal vez no quieras leer esto pero no me puedo ir sin decirlo aunque sea por escrito, aunque sé que tu no sientes lo mismo yo te amo Edward, lo hago con cada fibra de mi ser. Debe ser un gran impacto para ti el saberlo, esa vez cuando estábamos juntos y lo deje escapar de mis labios me acobarde, sentí mucho miedo de tu reacción y te lo negué se que fui una maldita cobarde y que debí mantenerme pero me daba tanto miedo tu rechazo que no fui capaz de aceptarlo frente a ti. Lo bueno de partir es que si tu reacción es mala no seré testigo de ella, solo me iré de aquí con el recuerdo de este amor que nunca pudo ser.
Te deseo la mayor felicidad del mundo, quiero que encuentres a alguien que te haga feliz, que supla todas tus necesidades y llene tu corazón, ojala que ella si pueda penetrar en el y te ame tanto o más de lo que puedo amarte yo. Solo te pido un favor, cuando la encuentres amala, hazlo como jamás quisiste a nadie y no la dejes ir nunca porque te aseguro que esa oportunidad no se te volverá a presentar. Lo único que quiero es que seas feliz, que vivas una vida llena de amor y que llegues a conocer lo que es vivir en paz.
No lo olvides Edward, amala y no la dejes ir.
Te amo y lo hare eternamente
Hasta siempre
Isabella Swan.
― Bella— susurre en la soledad de la habitación, mis manos apretaron el papel que había entre ellas, mi cabeza peso tanto que cayó sobre la madera del escritorio, las frases eran inevitables de recordar.
"aunque sé que tu no sientes lo mismo yo te amo Edward, lo hago con cada fibra de mi ser…"
Ella me amaba, lo hacía tanto como yo y nunca me di cuenta, nunca supe que compartíamos el mismo sentimiento. Creo que si alguna vez me sentí muerto ahora podía decirlo con razón, ya no tenía ganas de seguir viviendo. En un estado de completa inercia me recosté sobre la silla y deje que toda la angustia y el dolor reprimido se apoderaran de mi, estaba dejando morir mi corazón y no me importaba, no haría nada para sacarlo adelante, sin ella, si la mujer que amaba ya nada tenía sentido en mi vida, nada. Por primera vez no tenia intensiones de parar la crisis que se estaba dando en mi cuerpo, tenia tanto sentimientos en mi corazón y en mi cabeza que un poco de inconsciencia ayudaría muchísimo y así fue… solo unos diez minutos más tarde mi vista se nublo y mi cabeza se sintió explotar, no paso mucho tiempo antes de que sintiera colisionar mi cuerpo con el suelo, si la muerte me quería llevar, feliz partiría con ella.
― Edward… Edward despierta— sentí una voz que me llamaba pero no quería despertar, quería seguir en ese mundo que se llevaba todos los recuerdos que me atormentaban— Edward amigo ¿estás bien?— me pregunto una voz conocida, abrí mis ojos lentamente, lo primero que vi fue el rostro de Emmett y enseguida reconocí mi habitación.
― ¿Qué paso? ¿Por qué estoy aquí?— pregunte intentando enderezarme sin mucho éxito, un dolor atravesó todo mi cuerpo.
― Tuviste una fuerte crisis, llevas inconsciente cuatro horas— me dijo con una expresión completamente grave, las luces de mi habitación estaban prendidas, podía ver a Will parado en la punta de la cama.
― Morir es lo mejor que podría pasarme ahora, Emmett— confesé con una amarga expresión.
― Creo que eso no será hoy— me dijo removiéndose en la cama y mirándome fijamente— Edward creo que ya descubrimos la causa de tus crisis.
― ¿ah sí?— pregunte con un fingido interés, desvié mis ojos hacia la luz y comencé a divagar en mis pensamientos
― Esta semana me reuní con varios doctores y expusimos tu caso, luego de innumerables discusiones y análisis de tus exámenes llegamos a la conclusión de que tus crisis se deben a un enorme estrés que tienes, además de ser provocados por alguien en especial. ¿sabes lo que son las crisis de pánico?— asentí— podríamos decir que tú tienes eso pero que se manifiesta de otra forma, cada vez que tu cerebro se siente presionado o está en un estado de tensión se desconecta.
― Como dijo Bella— susurre con el dolor palpitando en mi piel— ¿entonces no moriré?
― Hoy no amigo, hoy no
― Es una lástima— dije con sarcasmo
― ¿estas así por Bella verdad?— pregunto de repente, yo solo seguí contemplando la inmensidad— ¿te enamoraste de ella verdad?, creo que con solo verte los ojos me puedo dar cuenta de que si, en un principio jamás lo imagine pero al pasar el tiempo me di cuenta que ustedes cada vez se acercaban mas. Créeme que me gusta muchísimo la idea y me puso bastante contento al saber que tenían una relación pero…
― Ella ya no está— susurre saliendo del letargo— y creo que jamás va a volver.
― ¿y la vas a dejar ir así como así?— pregunto incrédulo— Edward me extraña que te quedes sin hacer nada… si la amas no la dejes ir, no lo hagas.
― ¿y qué puedo hacer si ella no me quiere ver?, me escribió una carta ¿sabes?— comencé a decir dejando salir todo el dolor en mis palabras, me veía débil, un hombre común y corriente con un corazón tan humano como el de cualquier otra persona— me pidió que me buscara a otra y que fuera feliz
― Creo que es algo muy sabio y maduro de su parte, no puedes pedir más en una situación como esta Edward, entiende que lo que ella vivió aquí no es fácil
― ¿ella vivió? ¿acaso lo sabes?— pregunte con molestia, Emmett escondió su mirada y de inmediato supe que si estaba al tanto— creo que es una pregunta un poco estúpida considerando que eres el novio de la mejor amiga de Bella.
― No es que ella me contara, estaba preocupada por Bella y cuando estábamos juntos se le salió, ella se preocupa bastante por ella y esta consternada con su partida
― Dímelo a mi— comente, reprimí una mueca al sentir nuevamente un dolor
― Creo que es hora que duermas, es de madrugada y no quiero que vuelvas a caer al hospital y menos ahora. Mañana hablare con alguna de mis enfermeras de confianza haber si quieren hacerte compañía
― No quiero a nadie— gruñí
― Lo lamente pero tiene…
― ¡QUE NO QUIERO A NADIE!— grite y al mismo tiempo mi espalda se arqueo del dolor.
― Cálmate, no te preocupes, Will— dijo refiriéndose al hombre que me miraba atento— llámame si pasa algo mas
― Si señor— asintió, Emmett me dio una última mirada y se fue.
Will intento decirme algo más pero le pedí que se retirara, lo único que quería era estar en soledad y dejar que esta me consumiera. Creo que mi corazón ya no latía más.
Así comenzó una eternidad, los días sin Bella eran así, largos, eternos y completamente fríos. El tiempo pasaba por encima de mi pero poco me fijaba, cada día sentía más vello crecer en mi cara y al despertar ya no me reconocía en el espejo, el hombre que estaba en el reflejo era la imagen de mi alma. Uno, dos, tres días, pasaban y casi parecían una vida, ya nada era igual. Mi corazón se cerró nuevamente y esta vez para siempre, volví a ser el Edward Cullen de siempre y al que jamás debí abandonar así estaba bien, seguro sabía que jamás nadie me volvería a dejar. Habían pasado exactamente quince días de que Bella se fue de mi lado y parecían quince largos y tortuosos años, le dolor que sentí cuando se fue se triplico y se dejo sentir día con día, desgastando cada vez mas lo poco que quedaba de alma en mi cuerpo, todo lo demás se lo había llevado ella. Estaba sentado en mi escritorio, en el mismo lugar donde confirme su partida, leer la carta se había convertido en una religión, sus palabras eran una oración en su honor, ese te amo se repetía con sus voz en mi mente dándome un doloroso placer ¡que daría yo por escucharlo de sus labios!, todo… todo lo que soy y lo que tengo con tal de tenerla una vez más a mi lado.
― ¡¿hasta cuándo demonios estarás aquí?— pregunto Emmett entrando junto a Will en la biblioteca, apreté el papel que tenía en mis manos y lo guarde en mi bolsillo.
― Eso no te incumbe— comente con sarcasmo
― Si me importa ¿sabes?, eres mi amigo y estoy cansado de verte consumiéndote en esta habitación ¡llevas diez días sin salir de aquí Edward! ¡Bella no volverá si no la buscas!— me grito haciéndome enfadar
― ¡vete al demonio Emmett!
― Eres un cobarde, si es así es mejor que se haya ido, tu no la mereces
― ¡claro que lo hago!— me enfurecí— ¿sabes porque maldita sea? ¡porque aunque a todo el mundo le cueste creerlo, yo nací para amar a Bella! Ella es mía y sé que jamás nadie la amara tanto como yo lo hago— le grite mientras la furia y el amor se confinaban en un solo sentimiento
― Entonces búscala— me dijo extendiéndome un papel, lo mire incrédulo y completamente asombrado— ¡anda! Ve por ella, se que esta esperándote, aunque no lo diga, ¡ve por ella!— me grito haciéndome reaccionar.
― ¿sabías donde estaba?— pregunte tomando el papel con torpeza.
― No, tuve que extorsionar a Rose, créeme que no fue fácil pero se como estas sufriendo, no ha sido fácil verte morir día con día en este despacho y creo que eso hablando su corazón, ella no es mala solo está protegiendo a su amiga. Quiero que sepas que por lo que me dijo Bella no está en mejor estado que tu
― Lo sé— le di la razón con una pequeña sonrisa, la primera que aparecía desde que Bella me había dejado
― ¿y que estas esperando? Ve por ella Edward, si tú la amas no hay nadie mejor en esta tierra para ella, no demores mas y búscala, no la pierdas— me animo, mire a Will y tenía una enorme expresión de felicidad en su rostro
― He sido un estúpido ¿verdad?— susurre— nuevamente la estoy perdiendo y no he sido capaz de buscarla
― Creo que fue bueno que los dos se dieran estos días, tu por tu parte te diste cuenta aun mas que la amabas y la extrañabas, solo espero que puedan hablar, por lo que me dijo Rose Bella está en la hacienda de sus abuelos en el interior de Alabama en un pueblo que se llama White Hall, tienen una enorme casa y varios terrenos.
― ¿Alabama?— susurre— tengo que ir— me gire rápidamente y corrí hacia el teléfono, tenía que organizarlo todo, no podía esperar más. Al terminar Emmett me miraba con unos ojos complacidos.
― ¿estás seguro de que esto es lo que quieres?— me pregunto aun ya sabiendo mi respuesta
― He esperado toda mi vida por este momento— sonreí abiertamente como jamás lo había hecho, la amaba con todo mi ser y estaba dispuesto a gritárselo a los cuatro vientos, no me importaba nada mas solo tenerla de por vida conmigo, sería un privilegio envejecer a su lado.
Todo el mundo se comenzó a mover en el mismo momento que deje esa habitación decidido a traerla conmigo, Bella tenía que saber lo que yo sentía y yo ansiaba escuchar un Te Amo de sus labios, sin duda en ese momento tocaría el cielo con mis manos…
Ahora tenía que correr, tenía que apresurarme, no podía perder un minuto más lejos de mi mujer, lejos de mi corazón, lejos de ese amor que nos hacia vivir y sabia que lo seguiría haciendo por el resto de nuestras vida
Ebys Cullen- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Buenos chicas solo queda uno mas y esta historia termina... espero que quede en el corazón de todas, que los marque como marco el mio... Bestoes Ebys
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
awwwwwwwwwwww!!!!!....... llore y lloreeee...pero de la emocion!!!.....que lindo
Jane- .
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Tengo el corazon apretado es muy triste que sea miercoles pronto!!!
gracias Ebys
cariños Nejix
gracias Ebys
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Re: "CORAZON DE HIERRO"(18+) COMPLETO
Sí, Nejix... y también va a ser el de despedida ... hsta yo voy a extrañar esta historia
Ebys Cullen- .
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