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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Ohh como las hize sufrir y en los mas emocionante verdad jeje, juro que no fue aproposito xD
a la de ya actualizo lo juro...
a la de ya actualizo lo juro...
Citly Patzz- .
- Cantidad de envíos : 13438
Fecha de nacimiento : 22/01/1986
Edad : 38
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Fecha de inscripción : 04/03/2009
Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Capitulo 1o
"Primeras Luces"
"Primeras Luces"
Tal y como esperaba, conducir hasta Seattle el lunes por la mañana, me dio tiempo para
pensar. Me sentía descansada después de la visita a mi padre, nos pasamos el rato
juntos, hablando y recordando a mi madre, saliendo con Sue e incluso planeamos un viaje
para que viniera a Chicago.
En cuando me dio un beso y nos despedimos, me sentí tan preparada como era posible,
considerando mi situación. Estaba muy nerviosa por tener que ver al señor Cullen otra
vez, pero había puesto todos mis esfuerzos en mentalizarme. Hice un montón de compras
online y llevaba una maleta llena de nuevas bragas poderosas. Pensé largo y tendido en
mis opciones, y estaba muy segura de que tenía un plan.
El primer paso era admitir porqué me había ido realmente. Ahora sabía que me había
venido a Forks con la esperanza de ocultar mis problemas. Me di cuenta muy pronto de
que no estaba funcionando. Estar a 2000 millas de distancia no había calmado mis ansias
de él. Había estado soñando con él todas las noches, despertándome cada mañana sola
y frustrada. Me pasaba demasiado tiempo pensando en que estaría haciendo,
preguntándome si estaba tan confuso como yo, e intentado recopilar toda la información
que podía de Angela, sobre como estaban marchando las cosas.
Tuvimos una conversación muy interesante el martes, cuando me llamó y me informó
sobre el estado de mi sustitución. Me reí histéricamente cuando me contó lo de los
despidos de los becarios. Por supuesto, él estaba muy ocupado manteniendo a la gente
alejada de él. Era un gilipollas.
Yo estaba acostumbrada a sus cambios de humor y su actitud brusca; honestamente, ya
no me afectaban. Sabía que era buena en mi trabajo y me enorgullecía mi habilidad para
aguantarlo. Profesionalmente, nuestra relación funcionaba como un reloj. Era la personal
la que era como una pesadilla. Casi todo el mundo lo sabía; simplemente no conocían
toda la extensión de la situación.
Pensaba con frecuencia en nuestro último día juntos. Algo en nuestra relación había
cambiado, y no estaba segura de como sentirme al respecto. Le dije que nuestra relación
física se había terminado, y sabía que tenía que intentar por todos los medios que así
fuera. No sabía si podría hacerlo, pero por mi propia seguridad, al menos tendría que
intentarlo.
Cuando era completamente honesta conmigo misma, me asustaba. Estaba aterrorizaba
de que ese hombre, que era un completo error para mí, tuviera más control sobre mi
cuerpo que yo misma. No importaba cuanto intentara convencerme de lo contrario.
Esperando en la zona de llegadas, me di a mi misma las últimas palabras de ánimo.
Podía hacer esto. Oh dios… esperaba que pudiera. Las mariposas en mi estómago
revoloteaban una y otra vez, un poco preocupada por si me hacían vomitar.
Su vuelo se había retrasado en Chicago, y eran más de las 6:30 cuando finalmente tocó
tierra en Seattle. Siete horas extras para pensar no habían conseguido calmar mis
nervios.
Me apoyé sobre los dedos de los pies para conseguir una mejor vista a través de la
multitud, pero no lo veía. Miré en mi móvil y volví a leer su mensaje:
E: Acabo de aterrizar. Te veo en un rato.
No había nada dulce en el, pero sin embargo, hizo que mi estómago se encogiera.
Nuestros mensajes de la pasada noche habían sido de la misma manera. No nos
habíamos dicho nada en especial; simplemente le pregunté como había pasado el resto
de la semana. Eso no sería nada inusual en cualquier otra relación, pero era algo
completamente nuevo para nosotros. Quizás había una posibilidad de que dejáramos
atrás el rencor y poder ser… qué? Amigos?
Caminé inquieta de un lado a otro, dispuesta a pensar en otra cosa y calmar mi ritmo
cardíaco. Esto iba a ser más duro de lo que pensaba. Sin pensarlo, me paré y me giré
hacia la multitud de gente que se aproximaba. Un escalofrío me recorrió el cuerpo a
medida que caminaba, buscando en un mar de caras desconocidas. Mi cuerpo ya estaba
reaccionado a su cercanía. La respiración se me detuvo en la garganta en cuanto un
montón de pelo alborotado apareció entre los demás.
Contrólate, Bella. Jesús... Intenté una vez más mantener el control sobre mi cuerpo, y levanté la cabeza. Joder.
Estaba muy jodida.
Ahí estaba él, más sexy que nunca. Cómo demonios puede alguien mejorar en nueve
días? Su pelo era una pesadilla como siempre; no había duda de que se había pasado las
manos por el cientos de veces durante la ultima hora. Llevaba pantalones negros, un
blazer gris oscuro y una camisa blanca ligeramente desabotonada. Parecía cansado, y
tenía algo de barba. Pero esa no era la razón por la que mi corazón latía a mil por hora.
Llevaba todo el rato mirando al suelo, pero en el momento en que nuestros ojos se
encontraron, su cara dibujó la más genuina y preciosa sonrisa que había visto jamás. La
expresión “bragas al suelo“ se pasó por mi mente, y antes de que pudiera detenerla, sentí
como una sonrisa aparecía también lentamente en mi cara. Bueno, eso era algo nuevo.
Se detuvo enfrente de mí, con una mirada algo tensa, mientras esperábamos a decir algo.
-“Hola“ dije torpemente, intentando aliviar algo de tensión entre nosotros. Cada parte de mi
quería empujarlo hasta el baño de señoras, pero de alguna manera, pensé que esa no era
la manera apropiada para recibir a tu jefe.
-“Uhm.. hola.“ respondió, frunciendo el ceño ligeramente.
Joder, tienes que volver a vivir tu vida, Bella!
Nos dimos la vuelta, dirigiéndonos para recoger el equipaje, y sentí como se me ponía la
piel de gallina simplemente por estar cerca de él.
-“Bueeeeno.. cómo ha ido su vuelo?“ pregunté. Esto era tan ridículo. Esperaba que dijera
algo estúpido para poder gritarle. Así sería más fácil llevar esto.
Pensó unos minutos antes de responder.
-“Ha sido bastante placentero, una vez que aterrizamos. “ Se detuvo y esperó, rodeado por el bullicio de la gente, aunque lo único que yo sentía era la tensión que crecía entre los dos.
Los minutos pasaron en un incómodo silencio. y me sentí un poco aliviada en cuanto sus
maletas negras de Louis Vuitton aparecieron sobre la cinta transportadora. Los dos las
alcanzamos al mismo tiempo y nuestras manos se tocaron un instante cuando agarramos
las asas. Eché mi mano hacia atrás, detrás de mi espalda, y alcé la cabeza para ver que
me estaba mirando. Mi estómago dio un vuelco al ver la familiar mirada hambrienta en sus
ojos. Nos disculpamos con murmullos y apartamos la mirada rápidamente, no sin antes
darme cuenta de que estaba sonriendo.
Afortunadamente, era hora de recoger el coche de alquiler, y nos dirigimos al parking. Sus
ojos se ensancharon y una mirada de puro aprecio apareció en su cara a medida que nos
aproximábamos al coche alquilado, un Audio TT del 2009. A él le encantaba conducir
-bueno, que le encantaba conducir muy rápido sería una descripción más certera- y yo
siempre me encargaba de alquilar algo divertido para él cuando necesitaba un coche.
-“Muy amable, señorita Swan.“ dijo con aprecio, mientras deslizaba su mano por el capó
del precioso deportivo.
-“Recuérdeme que le suba el sueldo.“
Casi me ahogo con sus palabras y mis ojos volaron hasta en él, en shock. Se encogió de
hombros, dedicándome una mirada inocente. Podría haberlo matado; me estaba
puteando.
Presioné el botón para abrir el maletero, y lo miré con reproche mientras me echaba a un
lado para recoger sus cosas. Se quitó la chaqueta y me la dio, y juro por Dios, que su olor
hizo que mi clítoris vibrara.
Observé como los músculos de su espalda se estiraban a través de su camisa mientras
ponía las maletas en el maletero; irritantemente fascinada por la manera en que se
apretaban y tensaban con sus movimientos. Parpadeé para romper mi deslumbramiento,
y se giró para coger su chaqueta, al tiempo que ponía las llaves del coche en su mano. Lo
rodeó y abrió mi puerta, esperando a que me pusiera el cinturón antes de cerrarla.
Sí, todo un caballero, pensé sarcásticamente. Luego, se sentó rápidamente en el lado del
conductor, y sonrió en cuanto arrancó el coche. Puse los ojos en blanco cuando aceleró el
motor antes de arrancar.
Condujo en silencio, lo único que escuchábamos era el ronroneo del motor, y la voz del
GPS indicando las direcciones hacia el hotel. Me mantuve ocupada repasando nuestra
agenda, intentando ignorar al hombre que tenía al lado. Quería mirarlo, estudiar su cara.
Quería alzar la mano y acariciar la ligera barba de su mandíbula, decirle que se echara
hacia atrás y me tocara.
Todos esos pensamientos se cruzaron por mi mente, haciendo imposible que me
concentrara en los papeles que tenía ante mi. El tiempo que habíamos pasado separados
no había calmado para nada su poder sobre mi. Al contrario, se había vuelto más fuerte.
Con un suspiro, cerré la carpeta sobre mi regazo y volví a mirar por la ventana.
Deberíamos haber pasado todos esos edificios y la gente en las calles, pero yo no veía
nada. La única cosa que taladraba mi conciencia era él. Lo sentía en todo momento, en
cada respiración; sus talentosos dedos repiqueteando el volante, el chirrido del cuero
cuando se revolvía en el asiento, su esencia llenado el coche. Se me hacía imposible
recordar porqué necesitaba resistirme. Él me envolvía completamente.
No quería desearlo. Necesitaba ser fuerte, y ser yo misma, para demostrar que podía
controlar mi vida, pero cada parte de mí gritaba por sentirlo. No quería sentir todo esto….
esta no era la persona que quería ser. Tenía que recomponerme en el hotel, recordar la
rabia y el dolor que él me causaba, y ser la mujer fuerte que sabía que era.
-“Está bien, señorita Swan?“ Me sobresalté por el sonido de su voz, y giré la cabeza para
encontrarme con sus ojos verdes. Mi estómago brincó por la intensidad de los mismos.
-“Ya hemos llegado.“ Señaló el hotel y me sorprendió que ni siquiera me hubiera dado
cuenta.
-“Va todo bien?“ Parecía preocupado, y me sorprendió un poco. No es que no
supiera que podía ser amable, es que simplemente rara vez me trataba de esa manera.
-“Sí.“ respondí rápidamente.
-“Es solo que estoy cansada. Quiero subir a mi habitación, ducharme e irme a la cama.“
-“Uhmm…“ murmuró para si mismo, mientras continuaba mirándome.
Observé como sus ojos se posaban en mi boca, y Dios, quería que me besara. Ardientemente. Como si me atrajera hasta él, me incliné ligeramente en mi asiento, mientras el cuero del asiento
chirriaba. La electricidad zumbaba entre los dos, y su mirada, una vez más, se posó sobre
mi labios. Se acercó a mi, y pude sentir su cálido aliento contra mi boca.
Me asusté en cuanto mi puerta de abrió de repente, y salté hacia atrás en el asiento,
sobresaltada al ver al botones del hotel allí de pie. Me aclaré la garganta, sintiéndome
algo avergonzada por haber caído ,una vez más, en su trampa. Salí del coche y aspiré el
aire exterior, que no estaba inundado por su esencia. El botones recogió las maletas, y el
señor Cullen se excusó para llamar por teléfono mientras yo nos registrábamos.
El hotel era precioso, y estaba a rebosar de compañeros y asistentes a la conferencia, y
pude ver bastantes caras conocidas. Normalmente me reunía con otros asistentes y
salíamos a cenar o a un club mientras estábamos en la ciudad.
Saludé a alguien que reconocí, y me alegré de haber planeado todo antes de hacer las
maletas. Sería genial salir con algunas de las chicas mientras estuviéramos aquí. La
última cosa que necesitaba era sentarme sola en la habitación del hotel y fantasear con
este hombre.
Después de recoger nuestras llaves, me dirigí al lounge para buscar al señor Cullen.
Mientras recorría con la mirada la enorme sala, me sorprendí al econtrarlo de pie, frente a
una morena muy alta. Estaban muy cerca, con su cabeza inclinada mientras escuchaba
algo que ella le decía.
Su cuerpo me bloqueaba la cara de la chica, y mis ojos se estrecharon en cuanto vi que
ella ponía su mano sobre su antebrazo. Se rió por algo que él dijo, y se echó un poco
hacia atrás, permitiéndome una mejor vista.
Era increíblemente guapa, con una melena oscura por los hombros. Ella levantó la cabeza
y nuestros ojos se encontraron. Me arqueó una ceja, como retándome, y volvió a mirarlo,
sonriendo mientras depositaba algo en su mano.
Una mirada de extraño cruzó la cara del señor Cullen, mientras inclinaba su cabeza para
examinar el objeto en la palma de su mano. Tienes que estar bromeando!!! Acababa de
darle las llaves de su habitación? Pero que coño?
Observé un rato más, y entonces algo en mi interior estalló. Pensar en él mirando a otra
con la misma intensidad, pensar en él deseando a otra, hizo que mi estómago se
retorciera por la rabia. Me dije a mi misma una y otra vez que me mantuviera alejada.
Pero en ese momento, mientras él sostenía esas llaves, toda mi razón desapareció. Todo
lo que sentía era rabia, y ese familiar sensación de posesión.
Él era mío, y me volvería loca si alguien me lo quitara. Antes de detenerme a mi misma,
me estaba moviendo a través de la sala, hasta quedarme detrás de ellos.
Puse una mano en el hombro del señor Cullen, y se giró para mirarme, con una expresión
de sorpresa.
-“Perdona, “ dije. Casi me rio por la mirada confusa de la chica.
-“Edward, estás listo para subir a la habitación?“ le dije suavemente. Sus ojos se ensancharon y su boca se abrió en shock. Nunca lo había visto tan consternado.
-“Edward?“ pregunté una vez más, y algo brilló en sus ojos. Lentamente, la esquina de su boca formó una sonrisa, y nuestras miradas se mantuviera fijas por un momento. Algo estaba pasando entre nosotros, y sentí escalofríos y miedo al mismo tiempo.
Se giró de nuevo hacia ella, sonriendo.
- “Discúlpanos, “ dijo, devolviendole las llaves,
-“Como puedes ver, no he venido solo “
Una sensación de euforia me invadió en cuanto lo dijo, ignorando por completo el terror
que debería estar sintiendo. La miré de nuevo, victoriosa, y emocionada por el shock en
su cara.
Sentí como el señor Cullen ponía su mano cálida sobre mi espalda mientras nos
dirigíamos a la entrada. Sin embargo, a medida que nos acercábamos al ascensor, mi
alegría fue sustituida por otra cosa. Empecé a sentir pánico al darme cuenta que había
actuado de forma irracional. Mi corazón latía a toda velocidad, y podía escuchar el
bombeo de la sangre en mis oídos. Otras tres parejas se nos unieron en el ascensor, y
recé para poder llegar a mi habitación antes de explotar. Qué demonios había pasado con
eso de intentar mantenerme alejada de él? Levanté la cabeza y vi que tenía una sonrisa
triunfante, y de nuevo me invadió la furia.
Tomé aire con fuerza, e intenté recordarme a mi misma que era por esto porqué tenía que
mantenerme alejada. Lo que había pasado abajo no era propio de mí. Había cruzado la
linea que había dibujado con mucho cuidado entre nosotros. Quería gritarle, herirlo y
enfurecerlo de la misma manera que él hacía conmigo, pero cada vez era más difícil
encontrar la voluntad para hacerlo.
Subimos en un tenso silencio, hasta que la última pareja salió del ascensor, dejándonos
solos. Intenté decirme a mi misma que esperara, solo unos pocos minutos más y estaría a
salvo, pero la guerra ya estaba perdida antes de empezarla.
No quería que estuviera con nadie más, y ese sentimiento era tan abrumador que me
quitaba el aliento. Quería sentirlo en todo mi cuerpo. Lo necesitaba.
Mi cuerpo reaccionó por instinto. Agarré con fuerza su camisa, empujándolo contra el
ascensor, y apreté mi boca contra la suya. El aire dejó sus pulmones en cuando mi cuerpo
colisión contra el suyo. Por un momento se quedó congelado, hasta que gimió
profundamente y se fundió con mis labios.
Cada segundo que estuve alejada de él, estalló en ese beso. El anhelo y el dolor que
sentía se reflejó en cada roce de su lengua y en las caricias de sus labios. Di un paso
hacia adelante, para estar más cerca. Nunca era suficiente.
Sus brazos me envolvieron y finalmente una alarma sonó dentro de mi cabeza. No podía
hacer esto. Qué estaba haciendo? Me prometí a mi misma que lo intentaría. En vez de
eso, me estaba tirando a él en el primer momento que nos dejaron solos. Me estaba
respetando a mí misma? Lo había perdido todo?
Me miró, confuso, mientras intentaba recuperar el aliento, alertado del pánico en mis ojos.
Tenía que salir de allí.
-“Me prometí que no haría esto.“ dije en voz alta, más para mi misma que para él. Y antes
de que mi resistencia se colapsara completamente, me giré y salí del ascensor.
-“A dónde coño vas?“ gritó detrás de mí.
-“No quiero hablar de esto ahora!“ le grité. Joder! Teníamos que estar al final del pasillo?
Escuché sus pisadas detrás de mi, y sabía que estaba en un lío. No podía huir de él
siempre. Y no estaba segura de si quería seguir haciéndolo.
EDWARD POV
Qué demonios acababa de pasar?
Ella…?
Y entonces…?
Qué coño..?
Un millón de pensamientos se pasaron por mi mente en ese segundo. No podíamos
seguir haciendo esto. O esto continuaba, o se terminaba. Ahora. Interfería en mis
negocios, en mis sueños, en mi cabeza, en mi jodida vida. Pero no importaba cuando
intentara mentirme a mi mismo. Sabía lo que quería. No podía dejarla escapar.
Prácticamente estaba corriendo por el pasillo, y corrí tras ella.
-“Para!“ le grité, ignorando a los ocupantes de las demás habitaciones. Me ignoró, y
continuó huyendo de mi.
-“No puedo hablar contigo de esto ahora mismo. Estoy cansada, y triste, y necesito
dormir.“
-“No puedes empezar algo así y luego esperar que simplemente te deje marchar!“
-“Ya lo creo que puedo!“ gritó por encima de su hombro. Llegó a su puerta, y forcejeó con
la llave, antes de abrirla.
Mierda! Teníamos que hablar de esto ahora! Siempre estábamos huyendo el uno del otro,
y yo estaba jodidamente cansado de huir.
Alcancé su puerta justo a tiempo, y nuestros ojos se encontraron por un breve momento,
antes de que la cerrara. Mi mano salió disparada, golpeando la puerta con tanta fuerza
que golpeó estrepitosamente la pared de detrás.
-“Qué coño te crees que estás haciendo?“ gritó. Se dirigió al baño que estaba al lado de la
puerta, y se giró para mirarme.
-“Joder, quieres dejar de huir de mí?!“ la seguí hasta el baño de mármol, y nuestras voces
hacían eco en las paredes.
-“No seas así! Si es por lo de esa mujer..“
No podía estar más furiosa por lo que acababa de decir, y se acercó más a mi.
-“No te atrevas-Dios… estoy tan harta de esto!“ sacudió la cabeza, disgustada, antes de dirigirse
hacia el lavabo y buscar algo en su bolso.
-“No iba a hacer nada! Crees que estoy interesado en la primera que me da las llaves de
su habitación? Qué tipo de hombre te crees que soy?“ No podía creer lo que estaba
oyendo. Ya le había dicho que no había estado con ninguna otra mujer desde ella.
-“Es que no lo entiendes?“
-“NO! Tú eres el que no lo entiendes!“ dio un puñetazo en el lavabo, mirándome furiosa.
-“Yo no soy así! No me acuesto con cualquiera. Tengo 26 años y solo he estado con 3
hombres en toda mi vida! Nunca había hecho nada como esto!“ me gritó, alzando la voz
con cada palabra.
-“Pero cuando estoy contigo, nada importa. Esto… esta cosa… “ continuó diciendo, gesticulando entre los dos.
- “…yo no soy así! Es como si me volviera una persona distinta cuando estoy contigo, y lo odio. Quizás tú si que te acuestas con cualquiera, pero yo no!“
No podía creer lo que estaba diciendo. Es cierto que nunca me había parado a pensar
mucho en su vida personal, ni ahora ni nunca en realidad. No tenía ni idea de que hubiera
una posibilidad de que podría sentirse así. Claro, yo me solía acostar con mujeres como
yo, pero tenía que saber que esto era algo diferente para mí.
-“No quiero a nadie más!“ le grité.
- “Solo te quiero a ti“
Sentí como me rompía en mil pedazos. Mi vida ya estaba fuera de control, y me giré para
marcharme, aunque sabía que no tenía la fuerza para irme. Escuché como respiraba
hondo y ponía algo sobre el lavabo. Su voz estaba temblorosa cuando habló.
-“Mira… no me importa. Haz lo que quieras y déjame sola. Ahora, si me disculpas..“
Se dirigió a la ducha, abrió la mampara de cristal y el grifo, y entonces me volvió a mirar,
esperando a que me marchara.
No podía irme. Ya no era una elección. Sin pensarlo, crucé el baño y sujeté su cara entre
mis manos, atrayéndola hacia mi. En el momento en que nuestros labios se tocaron, todo
pareció correcto.
Mis labios se movían bruscos e implacables, pero ella no se apartó. Agarró mi pelo con
sus manos y empujó, acercándose. Gemí en alto en su boca cuando las familiares curvas
de su cuerpo se presionaron contra el mío. Mis manos se movieron hasta su pelo, tirando
de el con fuerza, mientras mi cuerpo empujaba el suyo hacia atrás. Chocamos contra una
pared, contra la encimera, contra la puerta de la ducha, moviéndonos con desesperación.
El baño estaba lleno de vapor, y nada parecía real. Podía olerla, saborearla, pero no era
suficiente.
Rompimos el beso para coger aire, y paseé mis labios por su oreja.
- “No quiero parar esto nunca más.“ Gruñí contra su piel, rogándole sin palabras que me no me lo pidiera.
-“No pares.“ susurró. Mi cuerpo se quedó inmóvil y mi aliento era tembloroso y pesado en
su oreja mientras disfrutaba del sonido y del significado de sus palabras. Cerré los ojos y
dejé que el sentimiento me consumiera.
-“Dímelo.“
Recorrí su cuello con mi nariz, sin liberarla de mi abrazo. Arqueó la espalda,
rogándome en silencio que la tocara, aunque yo no podía, todavía no. No hasta que la
escuchara decirlo. No podía rendirme yo solo. Teníamos que hacerlo los dos.
- “Dime que me deseas… solo a mí.“
Su respiración se detuvo, y lentamente, suspiró.
-“Solo a ti.“
Mi último muro se derrumbó en el momento en que dijo esas palabras. La miré a los ojos,
acariciando su labio con mi pulgar. Su boca estaba a milímetros de la mía, su aliento
cálido chocaba contra mi cara. Se inclinó para besarme en los labios, pero la detuve por
un momento. Esperé a que mi lucha interna apareciera, que volviera el odio, pero no
ocurrió. Por primera vez en mi vida, me admití derrotado. Estaba jodidamente asustado,
pero no podía seguir luchando. Con una última respiración temblorosa, cerré los ojos y
posé mis labios en los suyos.
Nuestros besos eran profundos, y nuestras caricias, salvajes. Me empujó contra la pared
y me rendí a ella. Una cascada de agua caliente bajó a través de mi hombro y mi pecho,
bajándome momentáneamente de mi nube. Todavía llevábamos puesta la ropa, y
estábamos dentro de la ducha. Nos estábamos empapando, pero no podía preocuparme
por eso.
Sus manos recorrieron mi cuerpo frenéticamente, sacando la camisa de mis pantalones.
Con un solo movimiento, la abrió, y pude escuchar el sonido de los botones aterrizando
sobre el suelo de mármol. Con manos temblorosas, deslizó la ropa mojada por mis
hombros y la lanzó fuera de la ducha.
La seda mojada de su vestido se aferraba a su cuerpo, acentuando cada curva. Mis
manos acariciaron la tela sobre sus pechos, sintiendo sus tersos pezones por debajo.
Gimió y llevó su mano hasta la mía, guiando mis movimientos. La imagen de su mano
cubriendo la mía era una de las cosas más eróticas que había visto, e hizo que mi polla,
imposiblemente más dura, palpitara y doliera.
-“Dime lo que quieres.“ Mi voz era brusca por necesidad.
-“Dime las cosas que quieres que te haga“
Me mordí el labio mientras sus ojos marrones me miraban. Nuestras manos continuaban acariciando y pellizcando sus pezones a través del vestido.
-“Quiero sentirte en todas partes.“ Susurró en mi boca.
Me mordí de nuevo el labio y se meescapó un gruñido. Toda ella me llamaba; su cuerpo, su mente, incluso su temperamento. Pasé mis manos arriba y abajo por su vestido. Nos besábamos y mordíamos la boca, mientras el sonido de la ducha amainaba nuestros gemidos. Deslicé mi mano por sus bragas y sentí su calidez contra mis dedos. Estaba húmeda y preparada, y no podía
esperar más para estar dentro de ella.
Necesitando ver más de ella, aparté mis dedos de ella y agarré el dobladillo de su vestido.
Con un solo movimiento se lo quité por la cabeza, y me quedé de piedra al ver lo que
había debajo. Dios mío… Estaba intentando matarme.
Di un paso hacia atrás, reclinándome sobre la pared de la ducha para apoyarme. Allí
estaba ella, empapada con unas bragas de encaje blancas que se ataban atrás con un
lazo de satén. Sus pezones estaban duros y visibles a través del sujetador a juego y no
podía resistirme a tocarlos.
-“Joder, eres preciosa.“ dije, rozando con las puntas de mis dedos sus pechos turgentes.
Un escalofrío recorrió su cuerpo y mi mano viajó hacia arriba, acariciando su clavícula, su
cuello, y finalmente, su mandíbula. Podíamos follar aquí mismo, mojados y resbaladizos, contra los azulejos, pero quería tomarme mi tiempo. Mi corazón se aceleró al pensar que teníamos toda la noche por delante para nosotros. Sin apurar, o escondernos de nadie. Teníamos toda la noche, y yo iba a pasar todo ese tiempo con ella… en una cama.
Mi cuerpo se estremeció cuando esa idea se apoderó de mi. Iba a hacer que cada
momento contara. Acercándola a mi hasta que nuestros pechos se tocaron, estiré el brazo
y cerré la ducha. Mis labios acariciaron los suyos por un momento, para luego volver a
hacerlo, con más firmeza. Se apretó a mi, presionando con fuerza su cuerpo contra el
mío. Sujeté su cara entre mis manos y profundicé el beso, deslizando con facilidad mi
lengua contra la suya. Sus caderas se golpeaban contra las mías y abrí la puerta de la
ducha, abrazándola hasta que salimos fuera.
No dejamos de besarnos mientras salíamos del baño, tropezando torpemente mientras
nos arrancábamos la ropa con desesperación. Me quité los zapatos mojados mientras
entrábamos en la habitación, y ella recorrió mi estómago hasta llegar al cinturón. Con
ayuda de sus manos, me liberé rápidamente de mis pantalones y mis bóxers, dejándolos
con una patada en una pila de ropa mojada.
El dorso de mis dedos recorrieron sus costillas antes de deslizarse hasta el cierre de su
sujetador, abriéndolo y casi arrancándolo de su cuerpo. La acerqué a mí, y gemí en su
boca cuando sus duros pezones acariciaron mi pecho. Incluso las puntas de su húmedo
pelo, cosquilleando mi mano mientras acariciaba su espalda, mandaban oleadas de
electricidad a mi piel. Estaba tan perdido en la fiereza de nuestros besos y en el poder de
nuestra conexión física, que no podía sentir nada más. Su cuerpo, y la manera en que se
entrelazaba con el mío, lo era todo. Era la única cosa que importaba.
La habitación estaba a oscuras. La única iluminación provenían del pequeño fragmento de
luz que se deslizaba por la puerta del baño, y la luz de la luna en el cielo de Seattle. La
parte de atrás de sus rodillas golpearon la cama, y mis manos corrieron hasta la última
pieza de ropa que quedaba entre nosotros. Mi boca se movió de sus labios, bajando por
su cuello, entre sus pechos y su torso. Deposité pequeños mordiscos a través de su
estómago, y finalmente llegué al encaje blanco que escondía el resto.
Me puse de rodillas frente a ella, y levanté la cabeza para encontrarme con sus ojos. Sus
manos estaban en mi pelo, acariciando con sus dedos los mechones rebeldes mientras se
mordía el labio. Quería que esto fuera diferente, y tomé aire lentamente para calmar mis
movimientos.
Levanté la mano y cogí uno de los delicados lazos de satén entre mis dedos, y tiré
,observando como se deslizaba hacia abajo por su cadera. Me miró confusa mientras yo
continuaba recorriendo con mis dedos el encaje, hasta llegar al otro lazo, e hice lo mismo.
La tela se deslizó por su cuerpo,intacta, hasta que se quedó completamente desnuda ante
mi. Sonreí cuando pensé que me las iba a quedar, y ella hizo lo mismo; parecía que
acababa de leer mis pensamientos. La guié hacia atrás, hasta que se quedó sentada en el
borde de la cama, mientras yo seguía de rodillas frente a ella.
Abrí sus piernas ligeramente, pasando mis manos sobre su piel de seda. Planté besos en
sus pies, en sus pantorrillas, por sus muslos y entre sus piernas. Se echó hacia atrás,
tumbándose sobre las sábanas, y finalmente me tumbé yo también. Continué recorriendo
su cuerpo con mis labios y mi lengua, con sus manos todavía aferradas a mi pelo,
guiándome por donde ella quería.
Sus jadeos y gemidos llenaban el aire, mezclándose con los míos. La tenía más dura que
nunca, y lo que quería era entrar en ella una y otra vez. Alcancé su boca y me atrajo a
ella, alineando cada parte de nuestros cuerpos a la perfección, mientras nos besábamos y
nos explorábamos.
Nos besamos frenéticamente, con nuestras manos buscando y acariciando salvajemente
mientras intentábamos estar lo más cerca posible. Nuestras caderas se balanceaban
juntas, y mi polla chocaba contra su húmeda entrepierna. Cada vez que rozaba su clítoris,
ella gemía. Con un pequeño movimiento, podría entrar profundamente en ella. Quería
hacer eso más que nada, pero sabía que necesitaba escuchar algo primero. Cuando ella
me llamó por mi nombre en el hall, encendió algo en mi interior que no sabía ni que
existía. Necesitaba que lo dijera, escuchar que era yo a quien deseaba. No necesitaba su
amor o su corazón, si no saber que por ahora, ella era mía y solo mía.
-“Quiero estar dentro de ti, Bella.“ susurré en su oreja. Su respiración se detuvo y un
profundo gemido emanó de sus labios.
-“Es eso lo que quieres?“
-“Si“ gimoteó suavemente, rogándome mientras sus caderas subían para buscarme.
-“Por favor.“ Sentí que mi polla se movía nerviosa por sus palabras. La punta acarició su
entrada y apreté la mandíbula, queriendo prolongarlo más tiempo.
Sus tobillos acariciaron mis piernas, para finalmente anclarse alrededor de mi cintura.
Cogí sus manos y las puse sobre su cabeza, entrelazando nuestros dedos.
-“Mírame.“ le ordené.
-“Necesito escucharlo.“ Mi voz era vacilante por el control que sentía sobre ella. Me miró y sabía que me había entendido.
-“Fóllame, Edward. Te necesito dentro de mi. Pusé mi cabeza sobre su frente, y
finalmente, empujé profundamente en su interior.
-“Oh, joder.“ gimió.
-“Dilo otra vez.“ me estaba quedando sin aliento mientras entraba y salía de ella.
-“Oh, Edward.“ El sonido entrecortado de sus labios me estremeció. Quería escucharlo una
y otra vez. Me puse de rodillas y comencé a embestir en ella sin parar, con nuestras
manos todavía entrelazadas.
-“Joder, Bella, me encanta sentirle a mi alrededor.“ Estaba muy cerca, y necesitaba
aguantar. Había estado alejado de ella tanto tiempo, y aunque había fantaseado con ella
mientras tanto, no se podía comparar con esto.
-“Quiero follarte así todos los días.“ gruñí contra su piel sudada. “Cada vez que te veía con esos vestidos, quería ponerte de espaldas y darte una lección por provocarme.“
-“Joder.“ jadeó con los dientes apretados.
-“Por qué me encanta cuando me hablas así?“ Sonreí contra su cuello, sabiendo que estaba tan impotente como yo en esto.
Nuestros cuerpos se movían juntos sin esfuerzo, sudados. Con cada embestida, ella
levantaba las caderas, mientras que con sus piernas alrededor de mi cintura, me hacía
entrar más profundamente. Estaba tan perdido en ella que el tiempo parecía que se había
detenido. Nuestras manos seguían entrelazadas sobre su cabeza y ella comenzó a
apretar con fuerza. También estaba muy cerca, sus gemidos se volvieron más sonoros,
diciendo mi nombre una y otra vez, llevándome al límite.
-“Córrete para mi, Bella. Quiero sentir como te corres a mi alrededor. Mi voz era rabiosa
por la desesperación que sentía. Estaba muy cerca, pero quería esperar por ella.
-“Oh dios, Edward, “ gimió,
-“Di algo más.“
Joder, a mi chica le iba el “dirty talk.“ Espera… acabo de decir “mi chica“?
-“Por favor.“ El sonido de su voz, rogando, fue suficiente para distraerme de ese pensamiento, y giré mi cabeza para susurrar en su oreja.
-“Me encanta estar dentro de ti, mi pequeña provocadora. Voy a follarte toda la noche. No
vas a poder andar mañana.“
Joder, si continuaba con esto, iba a perder. Sus piernas me atrajeron más cerca, y sus
manos apretaban las mías con tanta fuerza que casi era doloroso, mientras comenzaba a
sentir como se tensaba a mi alrededor. Dejé de lado todo mi control, y profundicé mis
caricias, levantándola de la cama con cada embestida. Estaba ya en el límite, y cuando
gritó mi nombre, no podía aguantarlo más.
-“Joder, Bella!“
-“Oh Dios! Edward!“ Amortiguó sus gritos contra su cuello y sentí como su cuerpo se ponía
rígido y sus músculos se contraían a mi alrededor. Nada en el mundo era mejor que esto,
sintiendo como nos acelerábamos juntos.
Nuestros cuerpo comenzaron a calmarse y puse mi cara muy cerca de la suya, rozando
su nariz.
-“Eso ha sido…“ no pude terminar, incapaz de encontrar las palabras. Tenía la
boca seca, y mis músculos dolían. Estaba exhausto. Deshice el nudo de nuestras manos,
y acaricié sus dedos, intentando que volviera a circular la sangre.
-“Lo se.“ Dijo riendo contra mis labios. Nos giramos, con su cabeza descansando entre mi
hombro y mi cuello. Su cuerpo tembló un poco y bajé la cabeza para mirarla.
-“Tienes frío?“ le pregunté, cogiendo con mis dedos su pelo, todavía húmedo.
-“No.“ respondió, sacudiendo la cabeza ligeramente.
-“Solo estoy… abrumada.“ La acerqué a mi y nos cubrí con las sábanas. No quería irme, pero no estaba seguro de si ella lo querría.
-“Yo también.“ El silencio creció entre los dos, y me pregunté si se había quedado dormida. Me separé ligeramente, pero su voz me cogió por sorpresa.
-“No te vayas.“ Susurró en la oscuridad.
El aire se me trabó en la garganta por la sensación que me causaron sus palabras. Quería quedarme, pero estaba asustado. Esto era tan nuevo para los dos, tan nuevo para mi. Habían cambiado las cosas entre nosotros? Necesitaba decir algo, pero tenía tanto miedo de decir las palabras. Qué éramos el uno para el otro? Estaba cansado, y quería esperar hasta mañana, pero sabía que ahí, en la oscuridad, las palabras eran más fáciles de decir.
-“Bella,“ Estaba sorprendido de lo bien que me sentaba decir su nombre, por como algo
tan simple podía ser tan poderoso. Sentí como se ponía tensa, obviamente esperando
que dijera que me iba.
-“Quiero quedarme. Ya no puedo estar alejado de ti. Hice una pausa, tratando de organizar todo lo que estaba pensando.
-“Se que está mal que te desee tanto, pero… nunca me había pasado.“ Nunca había sido tan honesto con una mujer.
-“Igual que yo.“ Habló tan bajito que no la habría escuchado si no fuera porque estábamos
abrazados.
Mis manos continuaron jugando con su pelo, y mis ojos comenzaron a
cerrarse, su respiración se calmó y antes de darme cuenta, me quedé dormido.
Mis ojos parpadearon cuando otra oleada de placer me sacudió el cuerpo. Joder, me
sentía muy bien. No quería despertarme y encarar la realidad, encontrarme solo. Algo
caliente y húmedo envolvía mi polla de nuevo, y gemí en alto.
El.mejor.sueño.de.mi.vida.
Escuché un gemido y la vibración proveniente de mi polla recorrió mi cuerpo.
-“Mmm, Bella..“ escuché mi propia voz y sonó extraña. Había soñado con ella miles de
veces pero esta parecía muy real. La calidez desapareció y fruncí el ceño. A dónde había
ido?
-“Dilo otra vez.“ Una suave voz irrumpió en mi subconsciente, y abrí los ojos.
La habitación estaba a oscuras y estaba tumbado en una cama extraña. La calidez volvió y mis ojos volaron hasta mi regazo. Una preciosa cabeza de pelo oscuro estaba arrodillaba entre mis
piernas abiertas, con mi polla profundamente en su boca. De golpe, los recuerdos de la
pasada noche volvieron a mi, desapareciendo la neblina del sueño.
-“Bella?“ No había manera de que pudiera ser tan afortunado de que esto fuera real. Ella
se debió levantar en algún momento de la noche para apagar la luz del baño, y ahora la
habitación estaba tan oscura que apenas podía distinguirla. Mis manos vagaron para
encontrarla, recorriendo con mis dedos sus labios rosas alrededor de mi polla.
Levantó la cabeza ligeramente, y gemí al verla con mi polla en su boca. Dejé caer la
cabeza sobre la almohada mientras ella me tomaba más profundamente, casi tocando su
garganta con la punta.
-“Oh, joder Bella. Eso sienta muy bien.“ Gimió como respuesta y mis caderas se levantaron automáticamente. Movió su boca de arriba a abajo, lamiendo son su lengua y raspado ligeramente con sus dientes con cada movimiento. Su mano agarró mis pelotas y gemí en alto mientras los acariciaba gentilmente con la palma.
-“Joder. Esa es la cosa más preciosa que he visto nunca, mi polla entrando y saliendo de
esa boca tan bonita que tienes.“
La sensación era muy intensa; mis sueños se hacían realidad, y no sabía si podría
aguantar mucho más. Se movió ligeramente, frotando con su dedo ese punto justo debajo
de mis pelotas, y un largo jadeo se escapó a través de mis dientes apretados. Nadie me
había hecho algo así antes. Casi quería que parara, pero la sensación era tan increíble
que era incapaz de moverme. Mis dedos recorrieron su pelo, su cara y su mandíbula.
Cerró los ojos e incrementó la succión, llevándome más y más cerca al límite. La irreal
combinación de su boca en mi polla y su dedo presionando contra mi era la sensaci´n
más intensa que había experimentado. Incrementó la presión de sus dedos, y mi orgasmo
golpeó todo mi cuerpo.
-“Joder, Bella! Oh.. joder, joder, joder!“ Ahora que había dicho su nombre, era mucho más
difícil parar. Mantuvo su boca sobre mi y continuó chupando hasta que el climax más
poderoso de mi vida se calmó.
- “Qué coño ha sido eso?“ gemí. Dejó salir la polla de su boca y me miró, con una sonrisa de satisfacción. Dios, esta mujer nunca pararía de asombrarme.
-“Sube aquí.“ le ordené.
Me senté y la recogí en mi regazo, colocando sus piernas alrededor de mi cintura.
Nuestros pechos desnudos se tocaron, y cogí su cara entre mis manos, mirándola a los
ojos.
-“Ese ha sido el mejor despertar que he tenido jamás.“ Se rió ligeramente,
mordiéndose el labio inferior.
Atraje su boca a la mía, y la besé profundamente, saboreando cada centímetro de piel desnuda. Mis manos recorrieron sus brazos y sus pechos. Gimió y se arqueó, echando la cabeza hacia atrás. Besé y mordisqueé su cuello, sintiendo como se ponía dura otra vez. Sus caderas golpeaban las mías, mientras me miraba con picardía.
-“No habías dicho algo sobre que no podría andar mañana?“ levantó una ceja,
desafiándome y gruñí.
-“Eres una niña muy mala…“ dije contra sus labios. Llevé mi mano hacia abajo y coloqué
mi polla en su entrada, y la levanté ligeramente. “...pero, tienes razón. Una promesa es
una promesa.“
Con un suave movimiento, me introduje profundamente en ella, y los dos gemimos por la
sensación. Su frente descansaba en mi hombro, mientras movía sus caderas para
tomarme más adentro. Estaba caliente y húmeda, y una vez más, me asombré por lo bien
que conectábamos. Sus brazos rodearon mis hombros y yo agarré sus caderas, guiando
arriba y abajo por mi polla. Nunca lo había hecho en esta postura, pero resultaba perfecta
para nosotros. Era muy íntima. Ciertamente, en el sentido emocional, no éramos muy
cercanos, pero no había nadie más con quién estuviera tan apegado físicamente.
Cerré los ojos e intenté concentrarme en cada sensación que me golpeaba. Sus duros
pezones acariciando mi pecho, su pelo cayendo sobre mis hombros, su calor
rodeándome; todo parecía combinado para que el tiempo se detuviera. No sabía cuanto
tiempo llevábamos así, embistiendo el uno al otro, besándonos y tocándonos, pero poco a
poco la habitación comenzó a iluminarse. El placer crecía cada vez más hasta que llegué
al momento crucial. Se echó hacia atrás, cambiando el ángulo para mis embestidas, y
gimió.
-“Edward, estoy cerca.“ Su voz estaba llena de necesidad, y bajé mi mano por su cuerpo,
hasta donde estábamos unidos, acariciando su clítoris con mi pulgar.
Esa imagen me dejó sin aliento. Su cabeza estaba hacia atrás, totalmente en éxtasis, y su pelo estaba alborotado. Tenía el maquillaje de sus ojos corrido y parecía muy cansada, pero sabiendo
que el causante era yo, solo hizo que me parecía más preciosa que nunca.
No podía creer que esa fuera la misma mujer que había dicho que odiaba hace un mes.
Sabía que habíamos tenido un largo camino recorrido, pero en algún punto de ese
camino, los límites se habían borrado. Ahora sabía que no era ella exactamente lo que
odiaba, si no los sentimientos que provocaba en mi. Si podía aprender a controlarlos,
quizás podríamos encontrar una manera de continuar esto. Podríamos mantenerlo entre
nosotros, y por supuesto, sería algo estrictamente físico, y por primera vez, vi que eso
sería posible.
Con cada movimiento de sus caderas, el placer comenzó a invadirme. La agarré con
fuerza, temiendo por un momento dejarle moretones, y aceleré mis embestidas. Ella
gemía y se retorcía encima de mí, y justo cuando pensaba que no podía aguantar más,
ella dijo mi nombre, y sentí sus espasmos alrededor de mi polla. La intensidad de su
orgasmo me llevó al mío, y me desparramé dentro de ella por segunda vez en esa noche.
Se colapso sobre mí, y nos dejé caer sobre la cama. Estábamos sudados y pringosos, y
muy exhaustos, y otra vez, no pude evitar que una pequeña sonrisa apareciera en mi
boca. La acerqué a mi, presionando su espalda contra mi pecho, y la rodeé con mis
brazos, entrelazando mis piernas con las suyas. Murmuró algo que no pude entender, y
me quedé dormido antes de preguntarle por ello.
La dinámica había cambiado esa noche, y mi último pensamiento antes de cerrar los ojos,
fue que teníamos mucho tiempo para hablar al día siguiente. Pero cuando la luz de la
mañana comenzó a filtrarse a través de las cortinas, me di cuenta de que el día siguiente
ya estaba ahí.
Citly Patzz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Que malvada eres Citly nos tenias abandonadas , pero estuvo buenisimo el cap uf
no te tardes jajajaja
cariños Nejix
no te tardes jajajaja
cariños Nejix
Nejix- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
MMMMmmmmmmm.... uuuufffffff..... sin palabras y muchosss mmmmmm... ahora me quede con ganas de MUCHO MMMMAASSSS!!!
Ebys Cullen- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Ufffffffffffff no puedo creer lo intenso de los sentimientos de ese par, son increibles pero sabes q es lo peor q no podre dormir sin imaginarme a Edward haciendo esas cosas tannnnnnnnnn increibles.... valio la pena la espera pero no demores tanto please Wowwww me dejas muy mal con cada capitulo pero esta increible actualiza pronto please!!!!!!
Karnnlizz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
OMG!!!!!....OMG!!!....OMG!!!!!......me encanta....que intensidad Dios mio!!!....y por fin en una cama jajajajajajaja!!....ufff no, quedo muy mal y adolorida despues de estos capitulos...jajajajajajaja!!....buenisimoooooo
Jane- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Capitulo 11
"Je en regrette rien"
"Je en regrette rien"
La consciencia comenzó a vencer a mi sueño, e intenté evitarlo. No quería despertarme.
Estaba calentita, cómoda y contenta. Dios, esta era la mejor cama de hotel de la Historia.
Vagas visiones de mi sueño se paseaban detrás de mis ojos cerrados mientras me
acurrucaba en la sábana más cálida y con el mejor aroma donde había dormido jamás.
Algo cálido se presionó contra mí, y mis ojos se abrieron de golpe para ver una cabeza de
pelo alborotado en mi cara. Cientos de imágenes destellaron en mi mente en ese
segundo, mientras la realidad de la pasada noche retumbaba en mi cerebro. Joder… era
real.
Mi corazón se aceleró en cuando levanté la cabeza ligeramente para ver al guapísimo
hombre agarrado a mí. Su cabeza descansaba sobre mi pecho, su perfecta boca estaba
abierta parcialmente, haciendo que su aliento caliente chocara contra mis pechos
desnudos. Su largo cuerpo estaba tumbado a mi lado, con nuestras piernas entrelazadas
y sus fuertes brazos me rodeaban con fuerza.
Se había quedado.
La intimidad de nuestra postura me golpeó con tanta fuerza que casi me quita el aliento.
La avalancha de sentimientos me abrumó, haciendo que mi estómago se encogiera y mi
pecho doliera. No solo se había quedado; estaba aferrado a mí. Nunca en mi vida había
vivido un momento tan poderoso, y luché para poder respirar y no entrar en pánico. Era
completamente consciente de que cada centímetro de nuestros cuerpos se tocaba. Sentía
su aliento acariciando mi piel, y el poderoso latido de su corazón contra mi pecho. Mis
dedos ardían por recorrer su piel. Mis labios dolían para presionarlos contra su pelo. Era
demasiado. Él era demasiado.
Algo había cambiado esa noche, y no estaba segura de si estaba preparada para lidiar
con eso. No sabía lo que ese cambio podría implicar, pero estaba ahí. En cada
movimiento, en cada caricia, en cada palabra y en cada beso; éramos uno solo. Me
estremecí un poco al pensar en eso. Ningún hombre me había hecho sentir de esa
manera, como si mi cuerpo hubiera sido hecho para encajar con el suyo.
Había estado con otros hombres, pero nada comparado con esto. Me sentía como si me
hubiese dejado llevar por una fuerza de la naturaleza, completamente incapaz de cambiar
el curso. Era terrible, aunque de alguna manera estaba bien; y no estaba segura de si
podría seguir luchando contra eso.
Cerrando mis ojos con fuerza, intenté sofocar la sensación de pánico que estaba
creciendo en mí. No me arrepentía de lo que había pasado. Había sido intenso y precioso,
pero necesitaba unos minutos para mi antes de encararme con él.
Puse una mano en su pelo, y la otra en su espalda, y me las apañé para girarlo y
apartarlo ligeramente de mí. Comenzó a revolverse y me congelé, abrazándolo y
deseando en silencio que se volviera a dormir. Murmuró mi nombre antes de volver a
respirar, y salí de debajo de él. Sonreí para mi misma; estaba soñando conmigo? Sabía
que todavía estaba aquí?
Observé como dormía durante un momento, mientras el pánico desaparecía, y una vez
más me quedé muda simplemente por su belleza. Todavía durmiendo, sus facciones eran
tranquilas, muy diferentes a las que yo estaba acostumbrada. Su pelo estaba
desordenado, sin duda se había pasado las manos durante toda la noche. Un mechón
caía sobre su frente, y con mi dedo se lo eché hacia atrás. Unas pestañas largas,
pómulos perfectos, labios gruesos y la ligera barba que cubría su mandíbula, completaban
la cara más perfecta que había visto en un hombre. Su cuerpo era delgado y musculoso,
con una línea de pelo que recorría su pecho y desaparecía debajo de la blanca sábana
enredada en sus caderas. En contra de mi voluntad, mi cuerpo respondió por instinto ante
el hombre que tenía tumbado ante mí. Necesitaba salir de allí.
Salí de la cama en silencio, y me dirigí a la seguridad del cuarto de baño. Un camino de
ropa húmeda cubría la perfecta alfombra blanca, formando un sendero que iba desde el
baño a la cama. Saltando sobre ello, continué caminando hasta que sentí el frió suelo de
mármol debajo de mis pies. Cerré la puerta lo más despacio que pude, encendí la luz y
observé mi reflejo desnudo en el espejo.
Vaya! Recién follada. Esa era definitivamente la pinta que tenía.
Me incliné y examiné los arañazos rojos, apenas visibles, que tenía a lo largo del cuello,
hombros, pechos y estómago. Miré hacia abajo, y pasé mis dedos por el interior de mi
muslo. Si, ahí también.
Mis pezones estaba doloridos y me acordé de la sensación de su barba acariciando mi
piel. Mi pelo estaba enredado y revuelto, y me mordí el labio en cuanto recordé sus
manos retorcidas entre el. La manera en que me apretaba contra su beso, y luego contra
su polla… No me estaba ayudando. Era el momento de pensar.
Qué era lo que yo quería? Honestamente, no tenía ni idea. Podría volver a la manera en
que eran las cosas antes? Absolutamente, no. Solo llevaba alejada de él unos minutos, y
ya sentía la fuerza que me atraía desde el otro lado de la puerta. Aunque daba miedo,
quería volver con él.
Otra ojeada en el espejo me recordó que había algunas cosas de las que necesitaba
preocuparme primero. Alcancé el champú y el acondicionar de mi neceser de noche, y
abrí la ducha, pero me detuve, en cuando mi corazón se cayó al suelo.
Oh, mierda!
Tirado, en una pila húmeda y cara, en una esquina de la ducha, estaba mi vestido.
-“Maldita sea!“ Me incliné para recogerlo, y lo agarré para verlo. Aunque, ciertamente, no
me quejé cuando me lo arrancó la pasada noche, no pude evitar horrorizare cuando
recordé cuanto había pagado por el. O por todas las demás cosas que él había arruinado
por el mismo motivo.
Estaba considerando seriamente hacer una factura.
Dejándolo sobre la encimera, me detuve, recordando la cuenta, todavía sin utilizar, en La
Perla que él me había abierto. Por un momento consideré usarla para darle una lección,
quizás buscar un orgasmo inducido y gastarme hasta el último centavo, pero descarté
enseguida esa idea. No quería ni siquiera imaginarme lo que implicaría hacer eso.
Lo maldije interiormente, y colgué el vestido en el secador de toallas, para después
comenzar a ducharme. Probé el agua con las manos, y recordé como había comenzado
la pasada noche. Los celos era algo a lo que no solía estar acostumbrada. Aunque esa la
segunda vez que esos sentimientos me empujaban a hacer algo desesperado. Por lo
menos habíamos sido completamente honestos el uno con el otro, por fin. Por primera
vez, desde que esto había empezado, sentía que tenía una imagen clara de como era él.
En el calor del momento, había revelado cosas que preferiría haber mantenido en secreto,
pero me hacía sentir bien el poder decirle finalmente en voz alta. La mayor sorpresa fue
su reacción. Me sentía con miedo, y vulnerable, sin poder seguir peleando contra los
sentimientos que giraban velozmente en mi interior. Sin embargo, él me había calmado,
diciendo a regañadientes lo que necesitaba escuchar. Me deseaba. Solo a mí. Tan
confusa como me dejaron sus palabras, también me sentí reconfortada.
Pero a dónde nos llevaba todo esto? Una sensación de inquietud se asentó en mi
estómago mientras consideraba todas las opciones. Mientras admitía que comenzaba a
verlo de diferente manera, no cambiaba lo que él era, o mejor dicho, lo que él había sido.
Hubo momentos en que podía ver a otro Edward Cullen, pero desaparecían con la misma
rapidez.
Fruncí el ceño, más confusa que nunca y todavía sin una respuesta, mientras me ponía
debajo del chorro de agua caliente. Cerrando mis ojos, suspiré, sintiendo como
desaparecía la tensión de mi cuerpo. Mi mente, sin embargo, no era tan fácil de calmar.
Daba igual lo que hiciera, seguía sin ver como podría funcionar esto. No podíamos volver
atrás, pero no podía ver como esto podría ir hacía delante. El sexo era… indescriptible.
Iba más allá de cualquier cosa que me hubiera imaginado. Y a pesar de la fuerza de
nuestra conexión física, podría vivir con solo eso? Simplemente volver a pensar en la pasada noche, hizo que mi estómago se encogiera.
Las cosas que nos dijimos, las cosas que hicimos. Y aunque nuestras cabezas no
pudieran darse cuenta de lo que pasaba entre nosotros, nuestros cuerpos lo sabían.
Desde el primer beso, supe que había perdido. La sensación de sus labios sobre los míos
y sus manos en mi piel, fue todo lo necesario para que mi voluntad se desmoronara.
Saber que se había sentido tan impotente para controlase a si mismo como lo había sido
yo, y que no podía abandonar esto, había sido mi perdición. Su beso había sido brusco y
frenético, cada caricia reflejaba mi propia desesperación. Nunca se detuvo, siempre me
trató como su igual, de alguna manera sabiendo que era eso lo que necesitaba.
Entonces, en algún momento de la noche, todo cambió. Cruzamos los límites y los muros
se rompieron, y no sabía si podrían recuperarse. No era el jefe gilipollas al que yo me
había acostumbrado. Algo destelló y pude ver al hombre que su padre respetaba, el
hombre que esperé conocer hace diez meses. La ardiente pasión que parecía que nos
quemaba cuando estábamos juntos todavía nos consumía, pero había algo más:
Atrás habían quedado el señor Cullen y la señorita Swan. Ahora éramos Edward y Bella, y
no podía creer lo bien y real que parecía. No me había sentido físicamente tan cercana a
nadie en toda mi vida. Había sido tierno, y amable, y simplemente disfrutamos el uno del
otro por primera vez. Me había hecho sentir… idolatrada.
Sin darme cuenta, mi mano voló hasta mi pecho, donde mis dedos comenzaron a
acariciar mi pezón. Gemí suavemente, recordando los suyos en cuanto se corrió, las
cosas traviesas que me susurraba en el oído, y la fuerza que hacía al embestir dentro y
fuera de mí.
Cerré mis ojos, y sentí como el agua caliente recorría mi piel mientras mi mano bajaba por
mi estómago, hasta mi entrepierna. Ya estaba húmeda y me mordí el labio, gruñendo
ligeramente mientras mi dedo dibujaba círculos sobre la sensible piel. Ahogué un grito en
cuando sentí un par de brazos fuertes rodearme y una mano cubriendo la mía.
-“Qué tal si me dejas ayudarte con eso?“ susurró provocativamente en mi oído. Un sonoro
suspiro salió de mis labios, y me incliné sobre él, dejando caer mi cabeza contra su
pecho.
- “En qué estabas pensando?“ plantó un pequeño beso sobre mi cabeza mojada y
usó su nariz para ladear ligeramente mi cabeza, dándole acceso a mi cuello.
-“En ti…“ dije, casi sin respiración. “…anoche.“
-“Mmmm“ su suave gemido vibró contra mi piel, mientras comenzó a mover nuestras
manos despacio, acariciando mi clítoris con nuestros dedos.
-“Yo también estaba pensando en eso. Ves lo que me haces?“ Se inclinó ligeramente y su erección se deslizó entre mis piernas.
-“Esto te lo hago yo, Bella?“ Deslizó nuestras manos más abajo y acarició mi entrada, sintiendo la resbaladiza humedad.
-“Oh Dios, Edward, “ suspiré. No sabía que me gustaba más; nuestras manos sobre mi piel
o el sonido de su sedosa voz diciendo mi nombre.
-“Joder, me encanta cuando dices mi nombre.“ Sus caderas comenzaron a moverse,
haciendo que su polla chocara una y otra vez contra mi.
-“Dios, Bella.“
Gemí cuando movió nuestras manos, haciendo que introdujera un dedo suyo y otro mio
en mi interior.
-“Sientes eso? Lo húmeda y caliente que estás?“ Los empujó más adentro.
El momento era tan intenso que me tambaleé un poco. Su brazo libre me agarró por
debajo de mis pechos, sujetándome mientras su pulgar acariciaba mi pezón.
- “Te gusta eso, cariño? Me encanta estar dentro de ti.“ Deslizó los dedos más profundamente y comenzó a sacarlos y meterlos.
- “Mmm… sí, Edward… Oh, joder… eso me gusta.“ Mi voz temblaba y estaba sin aliento, y el placer me abrumó. Las cosas que este hombre me hacía me dejaban sin sentido y sin vergüenza.
Parecía que nunca era suficiente.
Nuestros cuerpos mojados se deslizaban fácilmente, y dejé caer mi cabeza sobre su
hombro, gimiendo en cuanto se acercó mi clímax. Agarré su pelo con mi brazo libre, y giré
la cabeza para besarlo profundamente. Gimió en mi boca y supe que estaba disfrutando
de esto tanto como yo.
-“Quieres correrte, Bella?“
-“Joder, sí.“ Me estaba desesperando. La presión estaba creciendo y necesitaba más.
Gruñí al perder su tacto mientras llevaba nuestros dedos entrelazados hasta sus labios, y
lentamente los metió en su boca. Era la cosa más sexy que había visto, y no pude reprimir
el sonido del deseo que escapa de mí.
-“Podría saborearte todos los días durante el resto de mi vida, y nunca me cansaría de
hacerlo. Lo sabías, Bella?“ Intenté formular un pensamiento coherente, pero parecía que
el sentido me había abandonado. Puso sus dedos en mi boca y acarició mis labios. Saqué
la lengua y sus ojos se oscurecieron.
-“Eres una chica tan mala.“ Me giró para mirarlo, y me apretó con fuerza contra el frío mármol de la pared, poniendo mis manos sobre mi cabeza.
-“No te muevas.“ dijo severamente. Comenzó a plantar besos por mi cuello y por mis hombros, acariciando mi piel con su barba rasposa. Bajó hasta mis pechos, e inhalé con fuerza cuando los agarró con las manos, levantándolos gentilmente mientras me miraba a los ojos. Sus pulgares rozaron mis pezones, y mis ojos se cerraron ante el placer. Sentí su aliento caliente chocar contra
mi pezón mientras hablaba, haciendo que se endurecieran más aún.
-“Dime que no quieres que pare.“ Lo tomó en su boca y me mordí el labio con fuerza, intentando no gritar.
-“No seas terca, Bella.“ susurró contra mi piel mientras se movía hacia el otro pecho.
-“Dime que no quieres que pare, y no lo haré.“ Comenzó a succionar, tomando más de mí
en su boca, y no pude resisitirlo más.
“
-No pares.“ susurré.
-“Cómo dices?“ Sus labios se movieron entre mis pechos, continuando hacia mi ombligo.
-“He dicho que no pares.“ Estaba frenética, mi cuerpo dolía por liberarse. Me llevó al límite
con solo apretarse a mí. Lo necesitaba, y ahora mismo, haría cualquier cosa. Cualquier
cosa que me pidiera.
-“Quién te hace esto, Bella?“
-“Tú. Solo tú, Edward.“ Se puso de pie, besándome lentamente y susurrando en mi boca.
- “Solo yo.“
Su mano se deslizó hacia abajo por mi cuerpo y levantó mi pierna, rodeándolo. Miré hacia
abajo para ver nuestros cuerpos, y no pude evitar gemir al ver su polla, dura y expectante,
descansando entre nosotros. Mis ojos examinaron su cuerpo. Era tan perfecto.
Aparté mis manos de la pared, y dejé que mis dedos trazaran círculos a través de su
pecho y por sus abdominales. Se estremeció ligeramente mientras movía mi mano por
sus duros músculos hasta sus caderas, donde me quedé paralizada. Eso era…. eso era
un tatuaje?
-“Qué-?“ Me detuve, asombrada. Apenas podía articular palabra. Me aparté un poco de él,
mirándolo a los ojos brevemente antes de volver la vista al dibujo. Justo debajo del hueso
de su cadera había un circulo con una elegante inscripción en francés. Cómo coño no me
había fijado antes? Pensé en todas las veces que habíamos estado juntos. Siempre lo
hacíamos con prisa, o a oscuras, o medio desnudos. Debería darse cuenta de mi cara de
sorpresa.
-“Es un tatuaje.“ dijo divertido.
-“Ya se que es un tatuaje, pero..“ En este punto, me resultaba muy difícil pensar.
- “Cómo…qué… qué dice?“ No podía creerme que tuviera un tatuaje. El Señor Seriedad tenía un
jodido tatuaje, y era la cosa más sexy que había visto.
-“Je ne regrette ríen*.“ Mis ojos volaron hacia él, mientras una ola de pura lujuria recorría cada centímetro de mi cuerpo.
- “Qué has dicho?“ Él sonrió.
-“Je ne regrette ríen.“ Dijo cada palabra muy despacio, enfatizando cada sílaba.
Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos mientras dejaba que las palabras me
embriagaran. Eso había sido la cosa más jodidamente sexy que había escuchado. Entre
eso y el tatuaje, estaba a punto de combustionar espontáneamente.
-“Joder. Dilo otra vez.“ gimoteé.
Se acercó más, y con su aliento caliente en mi oreja, me lo susurró de nuevo.
-“Je ne regrette ríen. Te gusta eso, Bella?“ Se movió para presionarse contra mí, elevando mi
pierna sobre su cadera. Yo asentí.
-“Di algo más,“ Mis pechos pesaban con cada respiración, y mis sensibles pezones se
endurecían cada vez que rozaban uno de los pelos que cubrían su pecho.
Se inclinó ligeramente, y sus manos acariciaron mi culo, elevándome, permitiendo que me
agarra a él con las piernas. Me agarró con fuerza, presionándome contra la pared, y sus
palabras entraron con fuerza en mi oído.
-“Tu es faite pour moi.“ * No podía esperar más.
-“Fóllame, Edward.“ No se lo pensó dos veces, y con un embestida se introdujo en mí.
Grité, y el sonido hizo eco en el mármol.
-“Bella, Bella.“ Su voz se hizo más grave a medida que me embestía.
-“Tu es faite pour moi. Me besó el pelo y continuó murmurando esas palabras una y otra vez en mi oído.
Sus movimientos era fluidos y poderosos, y con cada uno me levantaba y me bajaba,
deslizándome por la pared. Gemí en su boca en cuanto sentí que la poderosa sensación
me tomaba por completo.
-“Oh joder, Bella… No puedo… por favor…. no puedo alargarlo más.“ Escuchar su voz tan
desesperada y tan fuera de control solo intensificó mi necesidad por él.
Todo pareció desaparecer; el sonido de la ducha, el frió mármol contra mi espalda. Lo único que existía en ese momento era ese guapísimo hombre y las cosas increíbles que me estaba
haciendo sentir.
Dejé caer la cabeza sobre mi hombro y cerré los ojos, concentrándome en la deliciosa
sensación que empezaba a esparcirse por todo mi cuerpo. Estaba muy cerca, casi en el
límite. Mis dedos encontraron mi clítoris y comencé a frotarlo suavemente. Él bajó la
cabeza y vio mi mano.
-“Oh, joder.“ Su voz era desesperada, y respiraba profundamente.
-“Tócate, cariño. Oh Bella, eso es. Deja que te vea. “ Sus palabras eran todo lo que
necesitaba, y con una última caricia de mis dedos, el orgasmo me invadió. Me corrí fuerte,
estrechando mi cuerpo a su alrededor, y clavando mis uñas en su espalda. Edward gritó, y
su cuerpo se agarrotó en cuanto se corrió dentro de mí. Mi cuerpo se sacudió con
pequeños temblores incluso cuando mi orgasmo se desvaneció. Me aferré a él mientras
su cuerpo se fundía con el mío. Besó mi hombro y mi cuello antes de plantar uno pequeño
sobre mis labios. Nuestros ojos se encontraron brevemente, y entonces me deslizó por su
cuerpo hasta el suelo. Se apoyó en la pared de la ducha, y se inclinó ligeramente,
intentando recuperar el aliento.
-“Dios mío.“ dijo, exhalando con una pesada respiración.
Yo asentí. No podía estar más de acuerdo. De pie, uno enfrente del otro, el chorro de la
ducha caía entre los dos, y no podía apartar la mirada. Ya no sentía que la próxima vez
sería menos poderosa, que nuestra relación, de alguna manera, se rompería. Se
desvanecería. Como había sido, y sería. Siempre iba a ser más fuerte y mejor que la
última vez. Mientras lo miraba, lo tenía más claro; cuando esto terminara, iba a doler
mucho.
El miedo se aferró a mi corazón, y el pánico del principio, volvió, trayendo con el un
incómodo silencio.
- “Tenemos que prepararnos.“ Dije abruptamente, intentando liberar la tensión.
-“Vale.“ Me miró confuso por un momento, antes de hablar.
- “Aquí no tengo ropa. Ni siquiera se cual es mi habitación.“ Me sonrojé al recordar como de rápido había sucedido todo la pasada noche.
-“Cierto, mmmm…. yo…. usaré tu llave y te traeré algo.“ Intenté evitar su mirada. La
situación se estaba volviendo más incómoda por momentos.
-“Vale. Te dejaré terminar aquí primero.“ Continuó mirándome por un momento antes de
asentir con la cabeza y salir de la ducha. Intenté no mirar cuando cogió una toalla del
estante y se tapó con ella, pero por supuesto, no fui capaz.
Tan pronto como cerró la puerta, me derrumbé contra la pared de la ducha. Qué demonios
estaba haciendo? Tranquilízate, Bella!
Vale, solo necesitaba poner límites de nuevo. Lo primero, no volver a llamarlo Edward. Mi
estómago se retorció ligeramente al pensar en su nombre, y me di cuenta de que iba a ser
más duro de lo que pensaba. Jodido cuerpo traidor.
Terminé rápidamente de ducharme, y me cubrí con la toalla, deseando tener la ropa ya
puesta. Con un profundo suspiro, abrí la puerta y salí. Él estaba sentado en la cama, y
sus ojos me miraron en cuando entré en la habitación.
-“Solo necesito…“ me callé en cuando vi mi maleta. Asintió pero ni se movió ni habló. Por
lo general, nunca me había preocupado mucho por mi cuerpo.
Pero al estar allí de pie, sin nada más que una toalla, sabiendo que él me estaba mirando, me dejó una sensación extrañamente incómoda. Cogí unas cuantas cosas, pasé por su lado, sin pararme hasta que volví al baño. Me vestí rápidamente, y decidí ponerme una coleta. Me terminaría de
arreglar más tarde. Cogí las llaves de la encimera, y volví a la habitación.
No se había movido. Estaba sentado en el borde de la cama, con los codos sobre sus
muslos, y parecía perdido en sus pensamientos. Estaba pensando? Durante toda la
mañana había sido un manojo de nervios, pero él parecía tan… tranquilo. Tan seguro.
Pero de qué estaba tan seguro? Qué había decidido?
-“Quieres que te traiga algo en particular? Levantó la cabeza, y me miró sorprendido, como si no hubiera pensando en eso. Esto no podía ser más incómodo.
-“Mmm… tengo que dar una charla hoy, no?“ Yo asentí, un poco preocupada al darme
cuenta de que no estaría con él en todo el día.
-“Cualquier cosa que cojas estará bien.“
-“Claro… ahora vuelvo.“ Salí rápidamente de la habitación, y solo me paré para coger aire
una vez que cerré la puerta. Estaba tan jodida.
Solo me llevó un segundo localizar su habitación; estaba en la misma planta, a unas
pocas puertas de la mía. Sus maletas ya estaban allí, y me detuve un momento, dándome
cuenta de que tenía que rebuscar en su equipaje.
Cogí la más grande y la puse sobre la cama. Al abrirla, su esencia me golpeó con tanta
fuerza que casi me caigo. Agarré una de sus camisas y la llevé hasta mi cara, inhalando el
delicioso aroma que me volvía loca. No, no había nada extraño en eso.
Todas sus cosas estaban muy limpias y organizadas, y me pregunté como sería su casa.
No había pensando mucho en eso, pero de repente me pregunté si alguna vez la vería, si
alguna vez vería su cama. Me paré en cuanto me di cuenta de que quería verla. Y él,
querría que la viera?
Me di cuenta de que estaba perdiendo tiempo, y seguí buscando en su maleta, hasta que
encontré un precioso traje gris carbón de Dior, una camisa blanca, corbata de seda negra,
unos calcetines y los zapatos. Recogí todo lo demás, agarré la ropa y salí de la
habitación. Fui incapaz de calmar mi risa nerviosa mientras caminaba por el pasillo, y
sacudí la cabeza ante lo absurdo de la situación. Gracias a dios, me las apañé para
recuperar la compostura en cuanto llegué a mi puerta. Abrí con la llave tarjeta, y entré, no
sin antes quedarme paralizada.
Estaba de pie, junto a la ventana abierta, bañado por la luz mañanera del sol. Cada
preciosa línea de su cincelado cuerpo estaba acentuada perfectamente por las sombras
que recorrían su cuerpo. Llevaba la toalla agarrada por debajo de sus caderas, y
asomando, estaba el tatuaje.
-“Ves algo que te guste?“ Mi atención de repente se centró en su cara, y en su voz.
Avergonzada de que me hubiera pillado mirándolo, balbuceé al intentar dar una respuesta
inteligente.
-“Yo… uh…“ Mis ojos bajaron hasta sus caderas mientras intentaba aclararme la mente.
Esto no marchaba bien.
-“He dicho, si ves algo que te guste.“ Cruzó la habitación, parándose justo enfrente de mí,
con una sonrisa de satisfacción en su cara.
-“Qué? Mm… no.“ Mentí, tratando de cambiar de tema rápidamente. “Estaba simplemente
pensando en algo.“
-“Y en qué, exactamente, estabas pensando?“ Alzó la mano, poniendo un mechón de mi
pelo húmedo detrás de mi oreja. Ese simple roce hizo que mi estómago saltara.
-“En que tenemos un horario que cumplir.“ Se acercó más a mí.
-“Por qué no te creo?“
-“Porque eres un egocéntrico?“ Le dije para provocarlo, mirándolo a los ojos. Arqueó una
ceja y me observó por unos segundos, cogiendo su ropa.
-“Tú crees?“ No pasé por alto el tono provocativo de su voz. Puso su ropa sobre la cama y
me miró. Antes de que pudiera moverme, se quitó la toalla de las caderas y la lanzó sobre
la cama. Dulce Madre de Dios. Si hubiera un modelo de hombre más perfecto, pagaría
por verlo.
Cogió su camisa, y deslizó sus brazos por las mangas, mirándome.
- “No has dicho algo sobre un horario que tenemos que cumplir?“ Me preguntó, mirándome divertido. “A no ser, por supuesto, que veas algo que te guste.“
Hijo de-…. Fruncí el ceño, y me di la vuelta rápidamente, dirigiéndome al baño para
terminar de arreglarme. Mientras me secaba el pelo, pensé en la inquietante sensación de
que él me quería decir algo. Qué era lo que quería decirme? Qué iba a encontrarme
cuando abriera la puerta? Un dolo poco familiar comenzó a crecer en mi pecho, y no
podía entenderlo. Estaba preocupada por si él se iba, o por si se quedaba?
Con el pelo arreglado y maquillada, sabía que era el momento de plantarle cara al asunto.
Salí a la habitación, y vi que ya se había vestido y estaba esperando. Estaba de espaldas
a mí, mirando por la ventana. En cuanto me escuchó salir, se giró, con una expresión
pensativa en su cara. Sin dejar de mirarme a los ojos, caminó hacia mí, y mi corazón batía
con fuerza en mi pecho. Puso sus cálidas manos en mi cara y me miró, con una emoción
en sus ojos que nunca había visto.
-“No quiero salir por esa puerta y perder todo lo que hemos encontrado en esta habitación.“
Esas simples palabras me sacudieron. No se estaba declarando, y tampoco me estaba
prometiendo nada, pero estaba diciendo todo lo que necesitaba. Intenté hablar, pero sabía
que no había palabras para expresar todo lo que pensaba y sentía. Se me escapó un
suspiro tembloroso, y poniendo mis manos sobre su pecho, asentí.
Sonrió dulcemente, y también asintió.
-“Podemos hablar luego. Estás lista?“
-“Sí.“ Dije lentamente, incapaz de dejar de sonreír.
Citly Patzz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
XD XD XD!!!!!.... me encantan estos dos locos... los amoooo!!!.... Edward, Edward... va a ser mi muerte!!!!!!!!!!!!!
Ebys Cullen- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Noooo sabes q la que acaba de sufrir combustion espontanea con el capitulo soy yo????? jejejeje todas mis fantasías serán con Edward de ahora en adelante!!!!!!!!!!! :p Actualiza pronto please o me quemare en el intento jejeje
Karnnlizz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
OMG que fogoso capitulo !!! otro otro otro!!!
gracias Citly linda
cariños Nejix
gracias Citly linda
cariños Nejix
Nejix- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Capitulo 12
"Noches de Seattle"
Con un suspiro contenido, presioné mi cara profundamente en la almohada. Olía tan"Noches de Seattle"
jodidamente bien. Era un olor que conocía, un olor que me encantaba. Como a naranjas y
a las flores blancas que crecía en mi ventana de París. Solía ser un olor que me torturaba;
había intentado bloquearlo, apartarlo de mí. Ahora, lo respiraba con ansias, buscándolo y
memorizándolo. Dejé que me invadiera y eso me hacía sonreír. Era Bella.
Alcé la mano, buscando sus suaves curvas y su cálida piel, pero no encontré nada más
que las sábanas enrolladas. Levanté la cabeza, abrí los ojos y observé el hueco vacío a
mi lado. Dónde estaba?
Me senté en la cama, mirando y buscando por toda la habitación. Su habitación. Esta era
la segunda vez que me despertaba aquí, y era la segunda vez que lo hacía solo. Sonreí
en cuanto vi la escena que tenía ante mis ojos. Las cortinas ondeaban por la ligera brisa,
con toda nuestra ropa tirada por el suelo y por los muebles. Obviamente, habíamos tenido
prisa.
Ayer por la mañana, cuando abrí los ojos, estaba confundido. Confundido por donde
estaba, como había llegado allí, y porqué estaba desnudo. Las sábanas olían a ella y
alimentaban el sueño que estaba teniendo. Y cuando el sonido de la ducha me sacó de el,
solo me llevó un minuto darme cuenta de que no estaba soñando.
Cuando ella me recogió en el aeropuerto, no podría imaginarme que la noche terminaría
así. Había sido la noche más increíble que había tenido con una mujer. Cada vez era
mejor que la anterior. Estar con ella era la cosa más fácil del mundo. No necesitaba
pensar; mi cuerpo lo hacía por mí y encajábamos como si estuviéramos hechos para eso.
Tu es falte pour moi. “Estás hecha para mí.“
Sintiendo la familiar necesidad de encontrarla, me puse de pie y recogí mis bóxers de la
silla que estaba al lado de la cama. No había traído ropa para cambiarme, y había elegido
dejar las maletas en mi habitación. Traerlas aquí requería admitir lo que pasaba entre
nosotros, algo que tarde o temprano tendríamos que hacer. Sabía que teníamos que
hablar sobre esto, incluso yo lo había dicho, pero cada que se presentaba la oportunidad,
no era capaz de hacerlo. Si no sabía como sentía al respecto, cómo iba a explicárselo a
ella?
Me moví en silencio a través de la puerta abierta, y me detuve en cuanto la vi frente a mí.
Bella estaba de pie en el balcón privado, observando la ciudad, perdida en sus
pensamientos. Estaba absolutamente preciosa. Estaba comenzando a llover, formándose
una ligera niebla. Pequeñas gotas caían sobre su pelo oscuro, captando rayos de sol, que
se las apañaban para atravesar las condensadas nubes. Mis ojos viajaran hambrientos
por su cuerpo, observando la manera en que la brisa ondeaba su bata de satén rosa
alrededor de sus largas piernas.
Cuando inclinó ligeramente la cabeza, pude ver que parecía preocupada, y me pregunté
en qué estaría pensando. Se arrepentía de lo que había pasado? Me encontré a mi
mismo buscando una y otra vez mil maneras para jugar a esto, hasta que tuve que
forzarme a sacar esas ideas de mi mente. No quería poner toda mi atención sobre eso
ahora. Nos quedaba tan poco tiempo para estar juntos de esta manera. Volvíamos a casa
mañana, y faltaba poco para que esta pequeña burbuja de intimidad que habíamos
creado, explotara. No quería malgastar más tiempo pensando en lo que iba a pasar
después. Sacudí la cabeza para espantar esas ideas, abrí la puerta y salí. Si me
escuchaba, ella no podría reaccionar. El aire era pesado y húmedo, y el olor del
pavimento mojado subía para encontrarse conmigo. La brisa era fría, pero era agradable
cuando chocaba contra mi piel desnuda. Me puse detrás de ella, y se sobresaltó en
cuanto mis brazos rodearon su cintura. No dijimos nada mientras se inclinaba hacia atrás,
sobre mi pecho, y yo enterraba mi cara en su pelo, depositando suaves besos a lo largo
de su cuello.
-“No estabas dentro.“ - susurré suavemente en su oreja.
-“Lo se.“ - no me ofreció nada más, y no le pregunté.
Su cabeza se inclinó hacia un lado, y mis labios se movieron desde su cuello hasta su hombro, y por debajo del cuello de su bata. Mi mano subió por sus costillas y rodeó su pecho, acariciando con mi pulgar su pezón duro. Quedaba perfecto en mi mano y dejé que mi pulgar trazara círculos, abriendo su bata un poco más con cara caricia.
-“Eres tan preciosa.“ - dije mientras mi mano se deslizaba por debajo del satén. Su cabeza
cayó sobre mi hombro y un suave suspiro se escapó de sus labios mientras la acercaba a
mí.
-“Tú me haces sentir así.“ - dijo lentamente. Sus palabras fueron simples, pero el
significado que había detrás de ellas hicieron que detuviera mi exploración sobre su piel.
Qué sentimientos evocaban en mí esas palabras? Sorpresa? Orgullo? No estaba seguro,
pero en cuanto una calidez recorrió toda mi piel supe que quería ser el único que la
hiciera sentir de esa manera.
Pasaron los minutos y seguimos de pie, en la misma postura, escondidos del mundo. Mis
manos y mi boca exploraban su cuerpo mientras ella apoyaba su espalda en mí. Nunca
antes había disfrutado tanto esta parte de estar con una mujer. Por mucho que dijera que
nuestros cuerpos parecía que se unían de manera frenética, estos dos últimos días
también nos enseñó a frenar. Nos exploramos cada centímetro, prolongando las duchas, y
las noches. Nunca antes había dormido tan poco, pero a la vez me sentía más
estimulado.
Sabía exactamente donde le gustaba que le tocara, cuando tenía que preguntar, y cuando
quería que la tomara. Conocía cada punto que le hacía suspirar, sabía que mi tatuaje era
la cosa más sexy que ella había visto, y que si hablaba en francés se corría sin remedio.
Ella había descubierto donde besarme para volverme loco, como me gustaba que me
acariciara y que necesitaba escuchar mi nombre cuando ella se corría. Ninguna otra mujer
había estado tan ansiosa por complacerme, y nunca nadie se le parecería.
La necesidad de tenerla crecía, y la giré lentamente para que me mirara. Gruñí cuando
sus pechos desnudos se presionaron contra mi pecho a través de su bata abierta, y llevé
mi mano hasta su pelo ligeramente húmedo. La acerqué más a mí, y acaricié su boca con
la mí. No profundicé el beso, para poder disfrutar de la manera en que suspiraba a través
de sus labios un poco abiertos. No dejé de mirarla a los ojos mientras compartíamos este
momento, y sentí la electricidad entre los dos, quemando allí donde nuestros cuerpos se
tocaban. Mi mano se deslizó hacia abajo, por debajo del satén hasta agarrar su culo,
atrayéndola completamente a mí. Su respiración se entrecortó en cuanto mi dura polla se
presionó contra ella. Solo nos separaban dos ligeras capas de tela.
-“Necesito sentirte.“ susurré contra su boca. -“Déjame.“
-“Tenemos cosas que hacer.“ dijo, protestando lentamente, y sabía que tenía razón.
- “Hoy no podemos escaparnos.“ Hice un puchero contra sus labios, provocándola.
-“Por favor.“ Nunca me había visto en una como esta, tan deseoso de eliminar mis
responsabilidades para apaciguar mis deseos. Estaba claro que me asustaba, pero al
igual que otros muchos pensamientos durante esa semana, los aparté.
- “Confía en mí, no nos llevará mucho tiempo.“ Mi boca se movió hasta su cuello, y sonreí cuando ella se rió, sintiendo la vibración contra mis labios. El orgullo creció en mi interior en cuanto me di
cuenta de que era yo el que provocaba ese maravilloso sonido.
-“Cuando te portas de esa manera-“ Corté sus palabras con mi boca mientras la agarraba
por la cintura, y nos metimos dentro. Volvió a reírse en cuanto la tiré sobre la cama, y en
cuestión de segundos, estaba dentro de ella.
Íbamos a llegar tarde otra vez.
Repiqueteé mi bolígrafo sobre la carpeta vacía que estaba frente a mí. No podía quitar la
vista de la mujer que estaba sentada en el otro lado de la mesa. Llevábamos sentados en
un seminario sobre cambios anticipados de mercado durante dos horas, y yo no había
escuchado una sola palabra. Normalmente este era un tema sobre el que no tenía mucho
problema a la hora de concentrarme. Mi portátil y mi cabeza estarían llenas de excitantes
ideas y nuevos conceptos que no podía esperar para investigar.
Hoy, y cada día desde entonces, la única cosa en la que podía poner interés era Bella.
Bella.
Todavía se me hacía raro pensar en su nombre y decirlo a solas. Seguíamos sin
llamarnos por nuestros nombre fuera de su habitación del hotel, un hecho que sabía que a
ella tampoco le pasaba desapercibido. Aquella habitación se había convertido en un
santuario, el único lugar donde éramos nosotros mismos de verdad. La pasada mañana,
pude ver que la distancia entre nosotros crecía mientras nos vestíamos, y no pude dejar
que eso pasara. Sin pensármelo, me acerqué a ella, y dije las primeras palabras que se
me pasaron por la cabeza.
-“No quiero salir por esa puerta y perder todo lo que hemos encontrado en esta
habitación.“ No sabía que eso era verdad hasta que lo dije en voz alta. Dentro de esas
paredes, podíamos estar juntos. No hablábamos con rabia, ninguno intentaba tener
siempre la última palabra, y el mundo exterior parecía desaparecer. No quería perder todo
eso.
Me di permiso a mi mismo para continuar con esto, pensando que podría ser fácil
mantenerlo separado de mi. Pero a los pocos minutos de despertarme supe que no iba a
funcionar. Por mucho que lo negara, podía sentir que me sentía más y más atraído por
ella a cada minuto que pasábamos juntos, sabiendo que tarde o temprano ella haría o
diría algo que haría que mi cuerpo reaccionara. Pero eso nunca llegó.
Volviendo mi atención al Presidente, intenté sin éxito dirigir mis pensamientos hacia algo
productivo. Podía ver su silueta por el rabillo del ojo e instintivamente , me giré para
mirarla. Nuestros ojos se encontraron a lo largo de la mesa y cualquier otro sonido en la
sala se armonizó, flotando en el aire sin romper mi consciencia. Sin pensarlo, mi cuerpo
se inclinó hacia ella mientras Bella hacia lo mismo. Continuamos mirándonos a través de
la mesa, sintiendo que la familiar fuerza que sentía cada vez que estábamos cerca.
El sonido de un teléfono sonando me sacó del trance, haciendo que mirara a otro lado.
Volví a sentarme en mi silla, y me quedé en shock al ver lo inclinado que estaba hacia
ella. Me aclaré la garganta y miré a mi alrededor, quedándome muerto al ver que unos
ojos desconocidos me estaban mirando. Ese extraño no tenía ni idea de quienes éramos,
o si Bella trabajaba para mí; estaba mirándonos y rápidamente miró hacia otro lado. En
ese momento, todos mis miedos y mi sentimiento de culpabilidad con los que había
convivido las últimas semanas, me golpearon. De repente estaba abrumado y
decepcionado por mi comportamiento. Estaba arriesgando mi carrera, mi reputación, la
empresa de mi familia, y todo porque no sabía controlarme cuando ella estaba cerca. Sin
volver a mirar en la dirección de Bella, eché la silla más adelante, prestando toda mi
atención al Presidente. Necesitaba dar un paso hacia atrás y ganar algo de perspectiva,
por el bien de ambos.
El seminario continuó y podía sentir que me estaba observando, sin duda se estaba
preguntando porque había cambiado mi actitud de repente. Pero no podía explicarle mis
acciones en mitad de la sala así que me forcé a mi mismo a mirar hacia adelante. Una
hora más tarde, terminamos por el resto del día y nos levantamos, haciéndonos paso a
través de la gente que se agolpaba en el enorme auditorio. No podía volver a pasar otra
noche con ella, y por mucho que esa idea me matara, necesitaba distanciarnos. La aparté
ligeramente y justo cuando abrí la boca para hablar, un grupo de mujeres se aproximó a
ella.
-“Bella!“ Una atractiva mujer, más o menos de su edad, le dio un enorme abrazo.
-“Aquí estás! Vamos a salir todas esta noche y queríamos que vinieras.“
Observé como la indecisión cruzaba su cara y conocía su dilema; se pensaba que íbamos
a pasar la noche de la misma manera que habíamos pasado las anteriores. Y por qué no
iba a pensarlo? Pensaba igual que ella, pero aquí fuera, a la luz del mundo real, no sabía
si eso sería posible. Solo pensar en lo que estaba a punto de hacer, me ponía enfermo.
-“Señorita Swan, “ Sus ojos volaron hasta los míos, enormes y esperanzados.
-“Tengo una cena de empresa esta noche, así que nos vemos mañana por la mañana antes de ir al aeropuerto. Debería salir y pasarlo bien con sus amigas.“ Su cara se transformó
instantáneamente y un dolor se ancló en mi pecho. No quería ser el responsable de esa
mirada. Quería hacerla reír otra vez, para ver su sonrisa.
-“Oh… ok. Por supuesto, Señor Cullen. Nos vemos mañana entonces.“ Aguantamos la
mirada por un momento, y aunque quisiera aparentar frialdad y tranquilidad, pude ver el
dolor. Cada parte de mi dolía por abrazarla, para eliminar el dolor de sus ojos. Pero no
podía.
El grupo de mujeres que la rodeaba chillaron excitadas e inmediatamente comenzaron a
hacer planes para conducir a Bella hasta el hotel y esperar a que se cambiara de ropa.
Asentí hacia ella y me giré rápidamente. Tenía que irme de allí. El corto trayecto en el
coche fue silencioso y solitario, solo el embrollo de mis pensamientos me acompañaban.
No podía creerme que un día que había empezado de manera tan perfecta terminara de
esta manera. Sabía que el mundo real reaparecería tarde o temprano, y no podía evitarlo
siempre. Simplemente no sabía que me afectaría con tanta fuerza.
Llegué al hotel y caminé a través del largo hall hasta el ascensor, perdido en mis
pensamientos. Lo había jodido de tantas maneras que no se podían ni contar; con mi
trabajo, con mis responsabilidades y con Bella. Le había hecho daño. No podía creer lo
mucho que esa idea me molestaba.
-“Señor Cullen! Aguante el ascensor!“ Me di la vuelta y vi al grupo del seminario caminando
rápidamente hacia mí con Bella en el medio. Aguanté la puerta abierta y las dejé pasar.
-“Señoritas,“ dije educadamente, entrando solo cuando estuvieron todas dentro. Mis ojos
se encontraron con los suyos a través del ascensor por un breve momento, antes de que
ella apartara la mirada.
-“Bella, qué has metido en la maleta?“ Le preguntó una morena atractiva.
-“Hay un club increíble en el centro de la ciudad. Vamos a ir después de cenar, y se que has traído algo sexy.“
-“Uhm, no tengo muchas ganas de ir a un club, Melissa,“ le dijo a la chica, y me di cuenta
de que estaba evitando mirarme.
-“Qué! Bella, siempre vamos! Es una tradición…“ escuché numerosas protestas del grupo.
-“Lo se, lo se. Pero estoy muy cansada. No tengo ganas de bailar esta noche.“ La morena
la miró extrañada y pude ver como Bella se iba sintiendo cada vez más incómoda.
-“Cómo puedes estar cansada? Vuelves a tu habitación muy temprano cada noche. No te
he visto en ninguno de los talleres en toda la semana. Qué demonios has estado
haciendo?“ Intenté no parecer sospechoso mirando al suelo, pero no pude resistir la
tentación de mirarla. Nos miramos y supe que sus pensamientos se reflejaban en los
míos. Pensé en cada momento sin dormir, de tenerla entra mis brazos, de tocar cada
centímetro de su piel. Incluso con el muro invisible que había puesto entre los dos, podía
leer su mente.
El timbre del ascensor sonó, salvándola de responder a las demás. Bella no volvió a
mirarme a los ojos. Las observé mientras se iban, escuchando diferentes conversaciones
sobre planes para esa noche. Me froté el pecho en cuanto el familiar dolor volvía, y
observé como Bella desaparecía por la puerta.
Entré en mi habitación, me pasé las manos por el pelo y miré a mi alrededor, maldiciendo
la manera en que mi cama se estaba burlando de mí. No había dormido en ella, pero
había deshecho las sábanas para aparentar que la había usado. Solo una mentira más
que añadir a la lista. Sacudí la cabeza y tiré las llaves y la billetera en el armario,
dirigiéndome a la ducha. En cuanto me cubrió el agua caliente, me acordé de que esta era
la primera vez que usaba mi baño. Incapaz de resistirlo, pensé en las duchas que
habíamos compartido. Nunca le había hablado a ninguna mujer en francés, aparte de a
Rachel, pero sin obtener esa clase de respuesta. Le había dicho a Bella diferentes cosas,
sabiendo que no entendía una sola palabra, pero me encantaba su reacción. Algunas
veces eran sucias, otras tiernas, pero siempre nos dejaban a ambos temblando.
Me vestí rápidamente y me estaba dirigiendo a la puerta cuando recordé que tenía que
hacer una llamada. Bella había mencionado que nuestro hotel era conocido por su
increíble piscina en la azotea, y estaba disgustada cuando escuchó que la habían
cerrado. Mi mente instantáneamente nos imaginó a los dos juntos, en el agua templada, y
me ofrecí para que la arreglaran para ella.
Fruncí el ceño en cuanto me di cuenta de que eso no pasaría ahora, pero por lo menos
podría asegurarme de que ella lo disfrutara. Solo me hizo falta una rápida llamada
telefónica y un poco de persuasión económica para que el director aceptara darle un
acceso restringido. Después de unos minutos, las cosas estaban arregladas y prometió
mandarle las llaves de la puerta a su habitación.
Mi cena de empresa tuvo lugar en un popular restaurante de sushi cerca del hotel, y
mientras le ofrecía al aparcacoches las llaves del mío, me preparé mentalmente para
tratar ciertos asuntos. Si iba a endurecer la tortura auto impuesta de estar alejado de ella,
entonces tendría que asegurarme de que valía la pena.
Me las apañé para aparentar credibilidad, metiendo baza cuando era necesario e
impresionando a mis colegas con las próximas inversiones comerciales de Cullen Inc.
Incluso quedé con un antiguo compañero de clase de la Universidad de Nueva York que
estaba asistiendo al seminario y consideraba mudarse a Chicago. Pero a pesar de todas
esas cosas que me rodeaban, no podía quitármela de la cabeza. Todo en lo que podía
pensar era en donde estaba y que estaría haciendo.
Entré en mi habitación a oscuras al final de la noche, me quité la chaqueta y encendí la
pequeña lámpara al lado de la cama antes de sentarme. La habitación estaba silenciosa y
vacía, algo que solo amplificaba el dolor de mi pecho. Comprobé mi móvil y vi que tenía
dos llamadas perdidas de mi hermano. Genial. Normalmente, habría hablado con mi
padre y hermano bastantes veces esta semana, contándoles excitado las últimas
tendencias, y sobre los potenciales clientes que habría conocido. Lejos de eso, no había
hablado con ninguno de los dos ni una vez. Tenía miedo de que pudieran ver a través de
mí, y con un profundo suspiro, me di cuenta de que probablemente tendría razón.
Eran más tarde de las 11 y me pregunté si todavía estaría con sus amigas. Quizás había
decidido ir al club después de todo. Estaría bailando con alguien? Riéndose y pasándolo
bien? Estaría en su habitación? Quizás estaba tumbada, pensando en mí de la misma
manera en que yo pensaba en ella.
Me puse de pie y me dirigí hacia mi equipaje, cuando un pequeño sobre al lado de la
puerta llamó mi atención. Con curiosidad, me acerqué y lo recogí. Una tarjeta de acceso.
El hotel debió mandarme una a mi también. Una imagen de la piscina, que me había
descrito con tanto detalle, apareció en mi cabeza. Seguiría allí arriba, bañándose? Antes
de darme un momento para cambiar de idea, estaba saliendo por la puerta y en el
ascensor; presionando el botón que me llevaba a la azotea.
El ascensor se abrió y pasé al lado de una gran señal que advertía de que la piscina
estaba cerrada. Me moví rápidamente a través del elegante suelo de mármol y puse mi
tarjeta en la ranura, dándome acceso a la área exterior.
En el momento en que abrí la puerta de acero, me sobrecogieron los sonidos y los olores
de la noche de Seattle. La zona que tenía ante mi era increíble. Toda la azotea había sido
transformada en un elegante patio. El suelo estaba alineado con elegante teca;
numerosos árboles llenos de flores llenaban grandes macetas, con sus ramas
meciéndose con la suave brisa. Grandes cabañas blancas se extendían a lo largo, y la
única iluminación provenía de las pequeñas hogueras artificiales, dándole a todo un brillo
cálido.
Caminé despacio hacia la gran piscina y tuve una perfecta vista de una preciosa mujer
nadando en la iluminada agua azul. Casi me sentí culpable por observarla sin que lo
supiera, y decidí sentarme en una de las tumbonas de las cabañas. Necesitaba hablar
con ella, y no podía esperar.
El aire todavía era frío, pero las pequeñas fogatas calentaban la azotea, manteniendo
alejado el frío. Desde donde estaba sentado, podía ver como alcanzaba el otro extremo
de la piscina, y se daba la vuelta para seguir nadando. Mis ojos estaban divididos entre la
belleza de la mujer que estaba nadando, y las luces de la ciudad que nos rodeaba. Me
eché hacia atrás en la tumbona, cerrando los ojos y dejando que los sonidos de la
atmósfera me calmaran. Una suave música sonaba por los altavoces, y si prestaba
atención, también podía escuchar el murmullo del tráfico que había abajo. La cálida brisa
acarició mi cara, revolviendo mi pelo, y me encontré a mi mismo pensando en lo perfecto
que era este lugar para pasar una noche con ella.
El sondo del agua cayendo me llamó la atención y me senté, cortándome la respiración en
cuando vi que estaba saliendo de la piscina. El agua caía por su cuerpo, haciendo que su
piel mojada brillara por el parpadeo de la luz del fuego. Mi cuerpo parecía que iba a salir
propulsado hacia ella, y rápidamente me levanté de la tumbona, agarrando una toalla
blanca de la pila que estaba cerca de la cabaña.
Llevaba un pequeño bikini de rayas blancas y rojas que enseñaban cada centímetro de su
bronceado cuerpo, y tragué saliva con fuerza mientras me acercaba a ella. Obviamente la
había visto con mucha menos ropa, pero la manera en que la tela marcaba sus suaves
curvas, me hizo recordar a la fuerza la verdadera razón por la que estaba aquí.
Se alertó de mi presencia en cuanto me aclaré la garganta, y me encontré con una
expresión sombría. Parecía sorprendida de verme, pero no había ninguna otra emoción
más intensa visible. Mi pecho se tensó de nuevo al recordar su risa de esa mañana
contrastada con la mirada despreocupada que tenía ahora. Le ofrecí la toalla y observé
como la miraba, esperando un momento antes de cogerla.
-“Gracias“ dijo, mirándome a los ojos.
-“Tengo que hablar contigo,“ me quede mirándola, mientras una extraña sensación de
pavor se apoderaba de mí. Y sí ya era demasiado tarde? Y sí ella ya se había cansado de
mi indecisión?
-“En serio? Sobre qué?“ Su voz era monótona y se notaba algo de enfado en ella, mientras
caminaba hacia las cabañas. Cogió la botella de agua que tenía sobre la mesa y bebió un
gran trago. Me giré para seguirla, todavía debatiéndome por lo que iba a decir.
-“Sobre hoy. Sobre esto.“
-“No me debes ninguna explicación.“ Su voz era calmada pero retumbó en mis oídos como
si lo hubiera gritado. Cómo podía pensar eso? En serio pensaba que no me preocupaba
por ella? Observé como el dolor aparecía en su cara y de repente pude ver todos los
errores que había cometido. Debería haber sido honesto, explicarle por lo que estaba
pasando. En vez de eso, me encerré en mi mismo otra vez. Después de todas las cosas
que habíamos vivido esta semana, me fui sin ninguna explicación, dejando que ella
pensara lo peor. El pánico me invadió mientras miraba como se envolvía con la toalla y se
daba la vuelta para irse… No podía dejar que se fuera.
-“Claro que te la debo.“ dije, agarrando su antebrazo.
-“Por qué dices eso?“ Sus ojos buscaron los míos, y allí pude ver el miedo. Era posible que
se sintiera como yo? Que tenía miedo a perderme, como yo tenía miedo a perderla?
-“Debería haberte dicho…. Vi que alguien nos estaba mirando… Y yo simplemente-“ Me
pasé las manos por el pelo y me di la vuelta lentamente, mirando hacia la piscina. No
tenía ni idea de como llamar a esto y no hacerle daño.
-“Oh.“ Dijo en voz baja, y me giré para mirarla. Tenía la cabeza agachada, con una mirada
de entendimiento resignado.
-“La verdad es que ni siquiera nos miraba a nosotros. Es solo que levanté la cabeza y me
hizo sentir-“
-“Como si estuvieras haciendo algo malo.“ Terminó la frase por mí.
Levantó la cabeza y finalmente, pude verla de verdad. Por primera vez vi lo todo lo que le había hecho esta historia. No podía creer lo gilipollas que había sido. En todo ese tiempo que estuvimos
juntos, nunca había considerado como ella había lidiado con esto. Me acerqué a ella, y
puse mi mano bajo su barbilla, elevando su cara para que me mirara.
-“Bella, lo siento.“ Sus ojos se abrieron, y deseé con todas mis fuerzas poder saber en que
estaba pensando.
Acaricié su mandíbula con las puntas de mis dedos, moviendo mi mano
hasta su pelo mojado y atrayéndola hacia mí. Su cuerpo se inclinó al mío y reprimí un
gruñido en cuanto sentí sus pezones duros acariciar mi pecho. Moví mi mano libre hasta
su cuello, bajando por su hombro y por su brazo, recogiendo con los dedos pequeñas
gotas sobre su piel.
-“No se si puedo hacer esto. Tú…“ Su voz se fue apagando despacio mientras cerraba los
ojos, y aunque sus palabras decían una cosa, se apoyó más en mis caricias. Se refería a
esta noche? Se refería a nosotros? Un dolor comenzó a crecer en mi interior al pensar en
ella terminando con esto.
-“Se lo que quiero,“ le dije, mirándola a los ojos.
-“Te deseo, pero no se como hacerlo de manera correcta; tenerte y hacer las cosas bien. Dime cómo lo hago, Bella.“ Sus ojos buscaron los míos y recé para que me entendiera.
-“No lo se,“ susurró. Nuestras caras se juntaron, sus labios tantearon los míos, sin tocarlos.
-“Pero también quiero lo mismo.“ Dijo esas últimas palabras despacio. Las sentí, más que
escucharlas.
Mi mano se movió hasta su espalda, sintiendo como se curvaba y como su piel respondía
a mi tacto. Sus labios acariciaron los míos y casi sonrío por como crecía la necesidad en
mí. Me encantaba que también me provocara, poniéndomela dura por desearla que
podría rogarle si ella me lo pidiese.
Acorté la distancia entre nuestras bocas, pero ella se echó hacia atrás, mirándome a los
ojos.
-“Sabes que hay cámaras ahí arriba, verdad?“
-“Esta noche no.“ susurré. Suspiró profundamente y presionó sus labios contra los míos.
Gemí al sentir la electricidad que sacudió mi cuerpo en cuando nuestras bocas por fin se
encontraron. Se apartó ligeramente y pasó su lengua por mi labio inferior. Di un paso
hacia adelante, tomándola en mi boca. Y en un instante, mi cuerpo estaba en llamas.
Mis manos se enredaron en su pelo, mientras las suyas recorrían mi cuerpo, entrelazando
los dedos con los míos. Su piel estaba mojada y empapaba mi ropa.
-“Te deseo“ gimió cuando nos apartamos. La intensidad y el significado de ese manifiesto
mandaron una ola de lujuria por todo mi cuerpo. Verla a ella perderse por desearme tanto,
era algo de lo que nunca me cansaría.
-“Ya me tienes.“ Me eché hacia atrás, buscando sus ojos por un momento; todavía
enroscando mechones de su pelo entre mis dedos. Las llamas chispeantes danzaban a
nuestro alrededor, dándole a su piel un tono ámbar.
-“Ya me tienes, Bella.“
Se puso de puntillas sobre los dedos de sus pies para alcanzarme, y presionó su boca
contra la mía, bruscamente. Me incliné para besarla, dejando que ella tomara el control,
perdiéndome en la sensación de dejarme llevar. Sus manos se movieron desde mi pecho
hasta mi cintura, sacando mi camisa del pantalón. Se me puso más dura al pensar en
tirármela aquí mismo. Quería ver su cuerpo desnudo a la luz de la luna; quería sentir la
fría brisa rozar nuestra piel. Desabrochó los botones uno a uno, hasta que al final,
impaciente, la arrancó antes de terminar. Los botones salieron volando y aterrizaron en el
suelo de madera, y sonreí contra sus labios. Deslizó sus manos por mi pecho y me
estremecí al sentir su piel húmeda tomar contacto con la mía. Subiendo mi mano por su
espalda, deshice el nudo que ataba su bikini detrás de su nuca. Mis dedos acariciaron sus
pechos por debajo de la tela, agarrándolos con mi mano. Su piel estaba fría, y me encantó
la reacción de sus pezones al tacto de mi palma.
-“Eres tan perfecta.“ dije entra besos.
-“Tú también.“ No pude evitar sonreír. Me di cuenta de que nunca había sentido tantas
sensaciones durante el sexo. Nunca me había sentido tan conectado con una persona
con la que estaba tumbado y desnudo, un sentimiento tan abierto que permitía que mis
emociones estuvieran a flor de piel.
Sentí como mi camisa se deslizaba por los hombros me detuve, dejando que cayera al
suelo. Puso sus manos a ambos lados de mi cara, y llevó su boca a la mía, deslizando su
lengua en mi interior. Me empujó hacia atrás, parando cuando mis piernas chocaron
contra la tumbona que tenía detrás. Me senté, gimiendo cuando ella se puso en mi
regazo. El respaldo estaba ligeramente inclinado, dándome una perfecta ventaja para
observarla, y pelé conmigo mismo para mantener los ojos cerrados mientras su cálida
boca dejaba besos por mi mandíbula y por mi cuello. Observé como sus manos se
movían al unísono arriba y abajo por mi pecho, deteniéndose para abrir mi cinturón. Sus
dedos acariciaron mi polla a través de la tela y gemí en alto; mis caderas se elevaron
involuntariamente para encontrarme con ella. Sentí su risa contra mi pecho y levanté la
cabeza para mirarla; Su lengua lamió en círculos mi pezón, haciendo que jadeara en
cuanto la vi hacer eso.
Besando de nuevo mi cuerpo, su pelo frío contrastaba contra mi piel, ardiendo. Se me
cortó el aire en cuando vi que su lengua trazaba círculos sobre mi tatuaje.
-“Oh joder, cariño.“
Se apartó de mi cuerpo y llevó sus labios hasta los míos, mientras yo deslizaba mis
manos a ambos lados de su cuerpo. La parte de atrás de mis dedos acariciaron la parte
de abajo de sus pechos y sonreí contra sus labios en cuando sentí que se estremecía.
-“Túmbate, Edward.“ dijo casi sin aliento contra mi pelo, y sentí como empujaba mi pecho.
Me tumbé sobre la tumbona.
-“Joder, Bella. Eres tan preciosa.“ Araño mi pecho y mis abdominales con sus uñas, y gemí
por la deliciosa combinación de dolor y placer. Lentamente levantó una pierna y puso su
pie sobre mi hombro.
-“Dios, cariño. Qué estás haciendo?“ gemí, sintiendo como sus músculos se movían a mi
alrededor. Arqueando la otra pierna, puso el pie de la misma manera que el otro,
dejándolo al lado de mi cabeza. Ese movimiento hizo que su cuerpo se moviera hacia
donde yo quería que estuviera, y mi cuerpo entero se estremeció por estar tan dentro de
ella.
Comenzó a mover sus caderas, elevándolas de mi cuerpo. Sus movimientos eran lentos y
rítmicos con la música que sonaba por los altavoces. Puso las palmas de sus manos
detrás de ella, descansando sobre mis muslos y echando la cabeza hacia atrás, dejando
que pequeñas gotas de agua cayeran desde su pelo hasta mis piernas. Nunca había
sentido nada como esto, haciendo que perdiera el control con cada sacudida de sus
caderas.
No podía dejar mirar como se movía encima de mí, la manera en que sus caderas subían
y bajaban al ritmo de la música, la manera en sus pechos botaban ligeramente con cada
movimiento. Mis manos subían y bajaban por sus piernas y mis ojos se comían su cuerpo,
parándome ahí donde estábamos conectados. Era demasiado, verla, sentirla, todas esas
sensaciones retorciéndose en mi interior.
Eché la cabeza hacia atrás: cerré los ojos con fuerza, intentado pensar en algo que no
fuera la fricción de su interior sobre mi polla. Sentí la fría brisa en mi piel húmeda, el
chispeante sonido del fuego, el murmullo del trafico, la manera en que decía mi nombre.
-“Di algo, Edward.“ Llevó su boca hasta mi oreja. Retiré su pelo, húmedo y sudado y
susurré.
-“Je suis à toi“ Dejó caer la cabeza y gimió, tensando los músculos a mi alrededor.
-“Dilo otra vez“
-“Je suis à toi“ Repetí las palabras una y otra vez, dándome cuenta de lo cierto que era. El
sonido de mi propia voz me sonó extraña, desesperada y necesitada. La tensión comenzó
a crecer en mi interior, provocándome, preparada para explotar. Ella gritó, dejando caer su
cuerpo sobre mis brazos y sentí que mi propio climax me desgarraba. Me vacié en su
interior, y mi cuerpo tembló y se sacudió, amarrándome a ella como un ancla.
Con los ojos cerrados, y mi mejilla contra su pecho, sentí su corazón en mi oreja. Me
concentré en eso, dejando que me calmara de la experiencia más intensa de mi vida.
Levanté la cabeza. Tenía los ojos cerrados y las lágrimas caían por sus mejillas.
-“Bella, cariño que ocurre? Te he hecho daño?“ El miedo se podía sentir en mi voz
mientras secaba sus lágrimas y besaba sus ojos.
Ella sacudió la cabeza y me miró, con una dulce sonrisa en su cara. Sin decir nada, la entendí y me aparté, tumbándonos los dos en la tumbona. De la mesa que tenía a mi lado, cogí un albornoz y nos cubrí. La noche estaba enfriando y temblábamos en silencio, pero no hicimos además de irnos.
Cerré los ojos y me concentré en su suave respiración, y la manera en que su cuerpo se
pegaba al mío. El dolor de mi pecho volvió en cuanto me di cuenta de lo lejos que
habíamos llegado. Apenas podía pensar en dejarla. Pero nuestros sabían que nuestras
cabezas habían estado batallando. Ya no había vuelta atrás. Me estaba enamorando y no
sabía como pararlo.
Separando un mechón de pelo de su cara, me miró y me pregunté si ella también lo
sentiría. Me incliné para besarla suavemente, disfrutando del suspiro que escapó de sus
labios entreabiertos. Mañana teníamos que coger un avión y volver a la realidad. Estaba
aterrorizado de lo que eso significaba pero ella tomó mi mano entre las suyas, besándola
antes de entrelazar nuestros dedos, y supe que nada más importaría. Habíamos llegado a
un punto sin retorno, y daba igual si ella me quería o no; yo ya era suyo.
-“Je suis à toi“
Citly Patzz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
........... sin palabras......... esta historia cada vez me enamora MASSSSSSS!!!!!!
Ebys Cullen- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
OMG!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.......Je suis à toi, moriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii moriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!.
que super bueno q se esta poniendo esto, Wow!!
que super bueno q se esta poniendo esto, Wow!!
Jane- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Estoy enamorada de Edward¡¡¡¡¡ y de tu historia!!!! Amo cada capitulo y espero de verdad que actualices pronto porq muero por saber que pasará, cada vez q pienso q seran felices Edward hace algo raro. :D me encanta como escribes!!!
Karnnlizz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Je suis à toi...esa frase me tiene viendo lucesitas....
Jane- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Capitulo 13
"Je suis à toi"
"Je suis à toi"
Comencé a nadar en el borde de la piscina, deslizando mi cuerpo a través de las
profundidades del agua débilmente iluminada. Nadé duramente, empujando mi cuerpo
tanto como pude, esperando que el dolor de mis agotados músculos fuera suficiente para
distraerme del dolor constante que sentía en mi pecho. Necesitaba sentir esto. Necesitaba
sobre esfuerzo físico para poder dormir toda la noche. Necesitaba saber que volvería a mi
habitación demasiado cansada como para pensar que estaba sola, que tendría que abrir
mi corazón y finalmente reconocer mis sentimientos hacia él.
Repetí el proceso hacia el otro lado, buceé profundamente, esperando ahogar el dolor
que me había causado su rechazo. Todo había sido tan perfecto, y yo todavía luchaba
para aceptar que, esencialmente, se había alejado. No sabía lo que había pasado.
Éramos felices un minuto, y al siguiente… él se había ido.
Cuando terminamos el seminario, los ojos que me miraban ya no eran los delicados y
amables ojos de esta semana. Era frío y distante mientras me decía que tenía planes para
esa noche. Hice lo mejor que pude para esconder mi sorpresa y dolor, pero por dentro
estaba agobiada. Qué había cambiado? Qué había hecho yo? Esto dolía. Ser una chica
insegura no era el tipo de mujer que presumía ser. En cuanto se fue, supe que esto se
había terminado.
Subiendo a la superficie, nadé de espaldas y dejé que el agua templada soportara mi
peso. Floté a lo largo de la piscina para relajar mi mente mientras observaba las estrellas
en la profundidad del cielo oscuro. Era tan perfecto, y deseé una vez más ser capaz de
compartir este momento con él.
Por primera vez desde esa mañana, pensé en lo que había pasado y como me había
sentido al despertarme entre sus brazos. A los pocos segundos de despertarme, volví a
sentir esa sensación de pánico no deseada revolviéndose dentro de mí, y salí de la cama,
necesitando un poco de espacio antes de enfrenarme a él. Mientras me ponía mi bata y
salía al balcón, me regañé a mi misma una vez más por no ser lo suficientemente valiente
para hablar con él. Es que tenía miedo de que no me gustara lo que él tenía que decir?
Quizás era yo. Quizás tenía miedo de observar la realidad de mis sentimientos. Sabía que
una vez que abriera la puerta y los dejara escapar, no habría vuelta atrás.
Me sorprendí al sentir sus brazos rodearme, pero no de cómo me sentía; todo él me hacía
sentir bien, y solo hacía que la realidad de nuestra situación fuera mucho más dura de
aceptar. Durante todo este tiempo, supe que estaba completamente disponible para mí, y
en el momento en que sentí que no lo estaba, se convirtió en un problema. Nunca quise
más de él. Pero ahora, sí.
-“No estabas dentro, “ susurró, dándome besos por todo mi cuello.
-“Lo se,“ respondí, preguntándome si la culpabilidad que sentía por ser tan cobarde, se
notaba en mi voz. No había manera de explicarle el porqué. Por qué cada mañana de
esta semana escapaba de la cama, temerosa de encararlo, temerosa de lo que veía
cuando lo miraba, tumbado a mi lado. Sus manos encajaban a la perfección por todo mi
cuerpo, y no pude reprimir el pequeño gemido en cuanto sus pulgares acariciaron mi
pezón.
-“Eres tan preciosa,“ me dijo. Ya había escuchado esas palabras antes, pero sin saber lo
verdaderamente poderosas que eran. Él me hacía sentir preciosa. Nunca había estado
tan físicamente abierta con otra persona, dejando que explorara cada parte de mi cuerpo.
Siempre me miraba maravillado, con fascinación, sin dejar que me sintiera avergonzada o
cohibida. Esperaba que él supiera lo mucho que significaba eso para mí.
Deslizando mis manos perezosamente sobre la superficie del agua, recordé estar con él
bajo la suave lluvia, disfrutando de la sensación de estar juntos. Pensé en como sus
manos se movían por mi cuerpo, por debajo de mi bata y acariciando mi piel desnuda. Me
apoyé sobre él, sintiendo su dureza y calidez contra mí. Su necesidad por estar conmigo
parecía casi tan insaciable por la que yo sentía hacia él. Sabía que no había tiempo. No
podíamos seguir dejando de lado nuestras responsabilidades para satisfacer esta pasión
que crecía entre los dos. Pero una vez más, fui incapaz de decirle que no.
Me lanzó juguetón sobre la cama, tomándose su tiempo para quitarme la bata antes de
entrar en mi. Era suave y provocador, tan diferente de como solía ser. Besó mis ojos, mi
nariz, mis mejillas.. no dejó una sola parte sin tocar. Me susurró cosas que no entendía,
pero era como si supiera lo que decía. Me juré a mi misma que algún día aprendería
francés. Cuando llegamos juntos al orgasmo, supe que daba igual cuánto lo buscara;
jamás volvería a encontrar algo así.
Decidiendo que era hora de afrontar la realidad, nadé hasta el bordillo de la piscina y salí,
dando gracias instantáneamente por todas las chimeneas que rodeaban la azotea.
Sobresaltada por una garganta aclarándose detrás de mi, me di la vuelta; sorprendida de
encontrarlo allí. Quería hablar, explicar que había pasado, que todo había sido un
malentendido. Sentía la misma culpa y miedo que yo.
Incluso cuando las puntas de sus dedos acariciaron mi mandíbula y su mano se aferraba
a mi pelo, intenté echarme atrás. No podía encontrar las palabras para decirle que no
podía hacer esto. Traté de no sentir como mi estómago se retorcía mientras él me tocaba
y como mi corazón dolía cuando me dijo que me deseaba.
-“Se lo que quiero,“ me dijo.
-“Te deseo, pero no se como hacerlo de manera correcta; tenerte y hacer las cosas bien. Dime cómo lo hago, Bella.“ Lo miré, observando mis propias esperanzas y miedos reflejados en él. Yo también lo deseaba. Lo deseaba más que cualquier otra cosa, y cuando me miró a los ojos y dijo que ya lo tenía, me desmoroné.
Me elevé sobre los dedos de mis pies, chocando mis labios contra los suyos, en un
profundo y necesario beso. No fue suficiente, y en mi desesperada necesidad por
tranquilizarme, tomé la iniciativa. Mis manos vagaron por su cuerpo, haciendo que me
frustrara de golpe al encontrar poca piel con las puntas de mis dedos. Tiré de su ropa y
arranqué los botones en mi prisa por eliminar las barreras entre nuestros cuerpos. Jadeé
cuando sentí sus cálidas manos agarraron mis pechos y me perdí en mi misma todavía
más cuando susurró contra mi húmeda piel.
Nos despojamos de la ropa rápidamente, quedando perdidas y olvidadas sobre el suave
suelo de madera. Lo necesitaba ahora y lo empujé hacia atrás, sentándome a horcajadas
sobre sus caderas en cuanto se tumbó sobre la hamaca. Mi boca cubrió cada centímetro
de su cuerpo, necesitando saborearlo permanentemente y sentirlo contra mis labios.
Levanté mi cuerpo sobre el de él, y los dos gemimos cuando me penetró. Mis caderas
golpeaban las suyas mientras levantaba la vista para mirarme, nuestros cuerpos
moviéndose como uno solo. Yo estaba perdida en nuestra conexión, sintiendo cada fibra
de mi ser. Una ola de emoción empezó a crecer en mí cuando la perfección del momento
me abrumó. Sentí como sus brazos rodeaban mi cintura, y enterraba la cara en mi pecho.
Cada emoción y cada miedo que había estado intentado esconder, salieron a la
superficie, y no pude reprimir las lágrimas que se empezaron a formar detrás de mis ojos
cerrados. Susurré su nombre y me apreté contra su cuerpo, necesitándolo cerca.
-“Oh dios, Bella. Te necesito.“
Sus palabras fueron simples, pero al mismo tiempo me tocaron muy hondo. Su mano se movió para acariciar mi cara y gemí cuando me besó en los labios. Empecé a sentir que mi cuerpo se tensaba mientras intentaba alcanzar algo.
Sus movimientos era rápidos y le rogué que dijera aquello que necesitaba escuchar.
-“Je suis à toi,“ murmuró en mi oreja una y otra vez. Las palabras eran extrañas para mi
pero no lo era la sensación; rompieron el último muro, y en ese momento supe que ya no
podría estar sin él. Había cambiado la manera en que veía el mundo y a mi misma, y
sabía que nunca más volvería a verlo de la misma manera que antes. Las lágrimas
comenzaron a deslizarse por mis mejillas mientras la intensidad de nuestra conexión
física y emocional me envolvía. El sonido del pánico en su voz me devolvió a la realidad
mientras me mecía entre sus brazos.
-“Deberíamos bajar.“ murmuró. Me lo estaba imaginando, o sonaba tan reacio a irse como
lo estaba yo?
-“Está empezando a hacer frío, y todavía tienes el pelo mojado.“ Su mano se
movió por mi brazo hasta mi pelo, no pude evitar cerrar los ojos cuando sus dedos
juguetearon con los mechones empapados.
-“Lo se“ suspiré y, una vez más, ninguno de los dos se movió. Él exhaló profundamente y
mi cabeza subió y bajó por el movimiento de su pecho. En qué estaba pensando? Se
estaba preguntando qué pasaría mañana? Había visto las maletas en una esquina con el
mismo desdén que yo?
Levantando mi cabeza, acaricié la suave piel sobre la que estaba tumbada con mi nariz,
recreándome en su olor. Planté un pequeño beso en sus costillas y lo miré a los ojos. Me
estaba observando detenidamente, con una expresión intensa y extraña en su rostro.
Mantuvimos la mirada mientras la tensión de mi pecho se intensificaba.
-“Baja a la habitación conmigo,“ dijo suavemente. Asentí, todavía mirándolo a los ojos
mientras dejaba escapar un suspiro, y el cálido aliento me golpeaba. Pasó un rato antes
de que se moviera, sentándose lentamente y llevándome con él. Sus ojos recorrieron el
suelo de la azotea, buscando nuestra ropa.
Nos vestimos rápidamente y miré detrás nuestra mientras nos dirigíamos de la mano a los
ascensores. Estaba reacia a dejar este lugar tan perfecto y todo lo que había
experimentado ahí. Pasamos por la enorme puerta de acero y entramos de nuevo en el
hotel, y juro que sentí como el peso del mundo real se posaba en mí. Con sus dedos
todavía entrelazados con los míos, se presionó contra mi en cuanto las puertas del
ascensor se cerraron detrás de nosotros.
Besé su cuello suavemente, y animada por el gemido que emanó de su garganta, me
elevé sobre los dedos de mis pies y acaricie sus labios con los míos. Su mano libre fue
hasta mi pelo, ladeando mi cabeza para profundizar nuestro beso. Yo apenas era
consciente de que el ascensor estaba llegando a nuestra planta, y me apreté más a él, sin
dejar sus labios. Con un movimiento poco característico, continuó besándome mientras
caminábamos por el pasillo. Chocamos contra la red y sonrió contra mis labios mientras
cogía la llave de mi mano y se las apañaba para meterla en la cerradura. Entramos a
trompicones en la habitación, rompiendo nuestro beso solo para que él pusiera el cartel
de No Molestar en la puerta.
-------------------------------------------
Abrí los ojos, e instantáneamente tuve la sensación de que algo no iba bien. Pasé mimano por las sábanas para asegurarme de que él seguía ahí, pero solo encontré un
hueco vacìo a mi lado. La habitación estaba a oscuras y alcé la mano para coger mi móvil
en la mesilla de noche y ver la hora. Las 2:43 am. Me senté y me froté los ojos, intentando
enfocar la habitación en la que estaba. Me sorprendí al ver una fina hilera de luz que salía
del cuarto de baño. Cálmate, Bella. Solo está en el baño.
Me tumbé sobre las almohadas, y me tapé hasta la barbilla con la sábana, intentando
apartar de mí la incómoda sensación con la que me había despertado. Estaba abrumada
por el inexplicable miedo de que él se fuera en mitad de la noche. A pesar de todo lo que
había pasado en la piscina, no podía evitar tener miedo de que él volviera a apartarme de
su vida, y no tenía ni idea de como iba a reaccionar si lo hacía.
Volví a mirar la hora y protesté. En cuatro horas y ocho minutos teníamos que estar
volando hacia casa. Mi casa. Una palabra que solía llenarme con sentimientos de
comodidad y seguridad, ahora hacía que mi estómago se retorciera por el pánico y la
ansiedad. Volver a casa significaba volver a una vida que podría perfectamente terminar
con la conexión que habíamos compartida toda esta semana. Mi estómago dio un brinco
al pensar en eso. Intenté pensar que todo esto había valido la pena, pero no cambiaba el
hecho de que mañana, a esta hora, yo estaría en mi cama. Sola.
Continué allí tumbada, aferrada a su almohada mientras mis ojos comenzaban a pesar.
Quería esperar por él. Sabía que que había sido una tonta, pero necesitaba sentir su
cuerpo caliente al lado del mío, y sus fuertes brazos a mi alrededor. Bostecé y sonreí al
imaginármelo mientras me abrazaba, susurrando, diciendo que todo esto era real y nada
cambiaría por la mañana. Antes de darme cuenta, mis ojos se cerraron y me volví a
quedar dormida.
Un poco después, me desperté de nuevo, y de nuevo estaba sola. Me giré un poco y miré
la hora. 3:14. Qué? Buscando en la oscuridad, me puse lo primero que encontré y caminé
hacia el baño.
-“Edward?“ No tuve respuesta, llamé suavemente.
-“Edward?“ . Un gruñido sonó al otro
lado de la puerta.
-“Vete.“ Su voz era ronca y hacia eco en las paredes del baño.
-“Edward, estás bien?“
-“No me siento bien. Vuelve a la cama, estaré bien.“
“Puedo traerte algo?“ pregunté.
-“Estoy bien, Por favor, vuelve a la cama.“
-“Pero-“
-“Bella.“ gruñó obviamente molesto por mis preguntas.
Vale. Me di la vuelta, no muy segura de lo que hacer, combatiendo contra una inquietante
y extraña sensación. Podía ponerse enfermo? En un año, solo lo había visto algo
constipado. Era obvio que no quería que me quedara husmeando en la puerta, pero no
había manera de que pudiera volverme a dormir. Caminando hacia la cama, estiré las
sábanas y me dirigí al salón de la suite. Cogí una botella de agua del mini bar y me senté
en el sofá.
Si él estaba enfermo, quiero decir realmente enfermo, no habría manera de que coger ese
avión en un par de horas. Sabía que estaba mal y me sentía horrible por pensar eso, pero
no pude evitar sentir algo de felicidad por eso. No teníamos que irnos. Por ahora no.
Me sentí más calmada, aunque todavía un poco culpable, y encendí la televisión,
cambiando los canales. Infocomerciales. Una película mala. Nick at Nite. Ahh… el mundo
de Wayne. Me eché hacia atrás en el sofá, colocando las piernas debajo de mí y me
preparé para esperar. A mitad de la película, escuché el agua correr en el cuarto de baño.
Me puse de pie y escuché el primer sonido en casi una hora. La puerta del baño se abrió
y salté del sofá, cogiendo otra botella de agua antes de entrar en la habitación.
-“Te encuentras mejor?“ le pregunté preocupada.
-“Sí, mucho mejor. Creo que necesito dormir.“ contestó mientras subía a la cama,
enterrando su cara en la almohada.
-“Qué… qué te ha pasado?“ puse una botella de agua en la mesilla de noche y me senté
en el borde de la cama, a su lado.
-“Es el estómago. Creo que ha sido el sushi.“ Sus ojos estaban cerrados e incluso en la
débil luz que venía de la sala de estar, pude ver que tenía muy mala cara. Se dio
ligeramente la vuelta, pero lo ignoré, y puse mi mano sobre su pelo, y la otra en su mejilla.
Su pelo todavía estaba húmedo y su cara pálida, y a pesar de su reacción inicial, se relajó
con mi tacto.
-“Por qué no me despertaste?“ le pregunté suavemente, apartando unos cuantos
mechones mojados de su frente.
-“Porque la última cosa que quería que vieras, era a mi vomitando.“ respondió casi
gruñendo. Puse los ojos en blanco y le di la botella de agua.
-“Podía haber hecho algo. No tienes que ser tan machito.“ le dije provocando, aliviada
cuando volvió a mirarme.
-“No quería despertarte.“ Me miró por un momento, antes de volver la vista abajo.
-“Tenemos un vuelo dentro de un par de horas y necesitas dormir.“
-“No,“ insistí, sacudiendo la cabeza y arropándolo con las sábanas.
-“No nos vamos a ningún lado. Necesitas descansar, y yo me encargaré de todo lo demás.“ Me sorprendí cuando no me lo discutió, y asintió con la cabeza.
-“Bien, gracias por no ser un terco.“
Murmuró algo y se dio la vuelta, durmiéndose casi al instante. Cogí mi Blackberry y la
llave de su habitación. Estaba a punto de salir al pasillo cuando me di cuenta de lo que
llevaba: su camisa de la pasada noche. Solo su camisa. No podía ir hasta su habitación
para coger su maleta vestida así. Revolví mi equipaje hasta encontrar un par de shorts
que usaba para dormir y me los puse. Con suerte no habría nadie en el pasillo a esta
hora. Miré arriba y abajo el largo pasillo antes de salir y corrí hasta su puerta. Dios, por
qué me siento como si acabara de cometer un crimen? Rápidamente abrí su suite, recogí
su ropa, la metí en la maleta y volví a mi habitación, haciendo una lista mentalmente de
las cosas que iba a necesitar. En estas cosas era buena; actuar bajo presión y trazar
planes. Afortunadamente, esta era la distracción que necesitaba hoy para mantener mi
mente ocupada.
En cuanto entré en la habitación, dejé su maleta sobre la mesa y llevé su ropa conmigo
hasta el dormitorio. El sonido de su profunda respiración me alegró y no pude resistir
pasar los dedos por su pelo, y besarle la frente. Se estiró un poco y di un paso atrás, no
queriendo despertarlo. Dejé su ropa en el baño, y cogí lo necesario para trabajar.
Cambiar nuestro vuelo se volvió más difícil de lo que originalmente pensaba. Entre una
reunión que no se podía cambiar en tan poco tiempo y un montón de vuelos reservados,
nuestra única opción era volar esta misma noche. Cambié la reserva del vuelo y recé para
que él tuviera razón, y su malestar solo fuera por algo que había comido. A las 8:30 ya
había programado todo de nuevo, había hablado con el hotel acerca de nuestras
habitaciones e incluso había llamado a Esme para descubrir algunas de las cosas
favoritas de Edward cuando estaba enfermo.
Tal y como había sospechado, la última vez que lo había mimado con pollo con fideos y
polos de helado, todavía llevaba pañales. Estaba encantada de escucharme, y tuve que
tragarme la culpabilidad que sentía cuando me preguntó si él se estaba portando bien. Le
aseguré que todo iba bien y que solo estaba sufriendo un virus estomacal. Le dije que
mañana por la mañana estaríamos en casa, y que por supuesto, él la llamaría.
Lo escuché moverse un par de veces, al pasar por las diferente habitaciones, pero en las
siguientes horas, sus viajes se hicieron menos frecuentes. Fui a comprobar como estaba
a menudo, asegurándome de que no tenía fiebre, o si cogía frío, y que estaba bebiendo,
pero de alguna manera, le concedí su espacio. Estaba especialmente agradecido por ello.
Quería ofrecerle comodidad, y pasar hasta el último minuto a su lado, pero también
entendía que no quería parecer débil frente a mí.
Con una lista de cosas que me había dado Esme, entré en la oscuridad del dormitorio
para cambiarme y comprobarlo por última vez antes de irme. Me sorprendí cuando lo
encontré sentado en el borde de la cama con sus ojos clavados en el suelo. Parecía
sumergido en sus pensamientos, pero en cuanto entré levantó la cabeza y se encontró
con mis ojos, y la comisura de su boca formó una sonrisa. Atravesé la habitación, y me
paré justo delante de él. Lentamente, levantó la mano y la puso en mi cintura. Nos
quedamos en silencio mientras su pulgar trazaba pequeños círculos en mi abdomen y su
otra mano se movía hasta mi cadera. Delicadamente me acercó a él, clavando sus ojos
en donde estaban sus manos.
-“Me gustas con mi camisa,“ dijo lentamente. Los bordes de su boca se elevaron más.
-“Gracias,“ susurré. “A mi también.“ El silencio de la habitación nos envolvía, solo se
escuchaba el sonido de sus dedos acariciando la tela, y nuestra suave respiración. Miró
hacia arriba finalmente, y mi pecho dolió en cuanto vi lo cansado que estaba. Acaricié con
cuidado su pelo, apartándolo de su frente. Me encantaba la sensación de su sedoso pelo
entre mis dedos.
-“Gracias, Bella.“ Sus palabras eran sinceras y genitles, y las acepté sin preguntas,
dejando que ambos disfrutáramos de este momento juntos. Sus manos parecían
temblorosas cuando acarició la espalda, y luego me rodeó con sus brazos
completamente. Me puse entre sus piernas, y con mis brazos lo abracé mientras él
descansaba su cara en mi estómago. Suspiró profundamente y me incliné, besando su
pelo. No querría irme jamás.
-“De nada,“ Le dije suavemente mientras apoyaba mi mejilla en su cabeza.
-“Te encuentras mejor?“
-“Mucho mejor.“ respondió.
-“Pareces tan cansado,“ susurré mientras pasaba mis dedos por su pelo, hasta su nuca.
Su cuerpo pareció relajarse y sonreí al saber que estaba empezando a aprender a
reconfortarlo.
-“Lo estoy,“ respondió asintiendo y bostezando.
A regañadientes, me aparté y puse mis manos en su cara.
-“Necesito bajar a una tienda, así que quiero que sigas durmiendo.“ Pude ver que estaba a punto de protestar, y sacudí la cabeza.
-“Por favor. Ya me he encargado de todo. Todo lo que tienes que hacer es
descansar. Hay algo que quieras que te traiga antes de irme?“
-“No… solo voy a dormir… o a vomitar. Dejo que adivines.“
-“Bueno, gracias por compartirlo conmigo.“ Me reí, sin querer irme de allí todavía.
“Me prometes que te volverás a poner mi camisa cuando volvamos a casa?“ Sus dedos
juguetearon con los botones. Mi estómago dio un brinco cuando usó la palabra “casa“
-“Bueno… si eso te hace sentir mejor.“ le dije encogiéndome de hombros.
-“Así es.“ Sonrió ampliamente y las mariposas de mi estómago se intensificaron. Dios, esa
sonrisa siempre me hacía temblar. Con piernas temblorosas, me aparté de él y me fui a
cambiar, consciente del hecho de que él estaría observando todos mis movimientos.
Recogí mis cosas y me metí en el baño, vistiéndome rápídamente con un par de
pantalones de yoga y una camiseta con chaqueta a juego. Me recogí el pelo y opté por las
gafas en vez de las lentillas. Cuando volví al dormitorio, dejé su camisa doblada sobre la
cama y lo observé mientras me ponía mis zapatillas deportivas. Parecía que se había
dormido otra vez, y tuve que reunir fuerza para no caminar hacia él y besarlo. Quizás
sería una buena idea. Dejé su teléfono móvil al lado de la cama, asegurándome de que el
tono estaba en vibración, y con un último vistazo, salí rápidamente de la habitación.
No me costó mucho encontrar una tienda y comprar todo lo que necesitaba. En veinte
minutos ya estaba de vuelta en el hotel. Me sobresalté con el sonido de móvil en mi bolso
y lo cogí, pensando instantáneamente en Edward necesitando mi ayuda. Miré la pantalla
del teléfono y no me sorprendió mucho ver el nombre de Carlisle en vez del suyo. Tragué
saliva y me preparé para hablar con él.
-“Bella!“ Su exuberante voz sonó a través del aparato y me debatí entre estar feliz por
escucharlo o preocupada por que pudiera ver a través de mí.
-“Hola, Carlisle.“ contesté, intentando sonar alegre.
-“He escuchado que mi hijo no se siente nada bien hoy“ no pude evitar sonreír ante el tono
paternal de su voz.
-“Sí, pero no te preocupes, me estoy ocupando de él. Edward está durmiendo ahora, y he
salido a comprarle unas cosas que Esme me ha sugerido.“ las palabras salieron de mi
boca antes de que pudiera registrarlo.
-“Bella? Acabas de llamarlo Edward?“ Mierda. Me quedé en silencio un momento,
pensando de mi misma que era una mentirosa terrible.
-“Sí, así es.“
-“Estoy tan orgullo de los dos, Bella. Sabia que obligaos a pasar un tiempo juntos sería
beneficioso. No te lo advertí? Si dejarais de peleaos durante cinco minutos, veríais lo
afines que en realidad sois. “ Dios. Podía ponerse esto peor?
-“Tú lo has dicho, Carlisle. Y tenías razón. Nos lo hemos pasado genial esta semana.“
Respondí, esperando que mi voz no me traicionara.
-“Bien. Esperemos que continúe así. Cuídalo y dile que lo llamaré pronto.“
-“Lo haré, Carlisle. “ dije tranquilamente.
-“Adios, Bella.“ Colgué el teléfono, sintiéndome peor de lo que pensaba. Una mentira más.
Haciendo mi mejor esfuerzo para alegrar la expresión de mi cara, entré en la suite,
contenta de escuchar la televisión en el dormitorio.
-“Hola,“ dije, incapaz de esconder mi sonrisa cuando lo vi sentado en la cama.
-“Hey.“ respondió. No pude resistir inclinarme sobre la cama y darle un beso en el pelo,
antes de dejar la bolsa y quitarme la chaqueta. Olía increíblemente bien, y el olor a su
jabón y champú llenaba la habitación.
-“Tienes mejor cara.“ Obviamente se había duchado y llevaba puesto el pijama que le
había traido de su suite.
-“Me siento mejor.“ Levantó un brazo, y no pude resistir reírme mientras agarraba su
camisa.
- “ Te acuerdas?“
-“Cómo olvidarlo? Toma, come algo mientras me cambio.“ Dije mientras vaciaba la bolsa
frente a él. Miró dentro y volvió a mirarme.
-“Qué? Me he olvidado de algo?“
-“Cómo supiste lo que me gustaba?“ Me preguntó, mirando las cosas que estaban frente a
él, con expresión confusa.
-“Hablé con tu madre esta mañana. Francamente, se sorprendió al saber que Superman
estaba enfermo. Por cierto, me dijo que no la has llamado en dos semanas.“ Empecé a
sentirme incómoda mientras continuaba mirándome.
- “No te parece bien?“
-“No puedo creerme que hayas llamado a mi madre.“ me dijo lentamente.
- “Gracias“
-“No es nada. “ Me encogí de hombros y cogí su camisa. Fui hasta el baño y me cambié,
poniéndome su camisa de nuevo y preparándome para hablar con él. Volví a la
habitación, y vi que había abierto el zumo y que estaba comiendo un polo. No estaba muy
segura de que hacer cuando me hizo un sitio a su lado. Subí a la cama, y me senté,
apoyándome en el cabecero y cogiendo el polo que me estaba ofreciendo.
-“Bueno, ya he arreglado todo. Tenemos el vuelo esta noche a las 11 si te encuentras bien.
Está todo arreglado menos tu reunión para firmar los documentos mañana por la tarde por
JemCo.“ Asintió. Parecía estar pensando algo.
-“Qué estás viendo?“
-“Clerks. Están en anuncios.“ respondió sin mirarme.
-“Genial. Es de mis películas favoritas.“ Dije mientras me apoyaba en la almohada.
-“Lo se. La estabas citando el primer día que te conocí.“
-“La verdad es que era Clerks 2.“ Le dije y me detuve.
-“Espera, te acuerdas de aquello?“
Me giré hacia él, sorprendida de que recordara nuestro horrible primer encuentro.
-“Claro que me acuerdo.“
-“Pero-“ Me paré, incapaz de decir las palabras que quería.
-“Lo se, “ dijo mientras me miraba, con expresión de remordimiento.
-“Se que he sido ungilipollas contigo, Bella. “ Alzando el brazo cogió mi mano, entrelazando sus dedos con losmíos. Miró a nuestras manos, haciendo círculos con su pulgar sobre mi piel.
-“Yo… cuando pienso en como solía…“ su voz se fue apagando, incapaz de terminar lo que estaba
pensando. Yo continué mirándolo, conmovida por sus palabras. Era algo tan…
inesperado.
-“Los dos lo hemos sido, Edward. Está bien. Es tanto mi culpa como la tuya.“ Me miró y
entonces la intensidad de sus ojos mandó un escalofrío por mi cuerpo.
-“De verdad.“
Asintió y volvió a mirar la televisión. Sabía que teníamos que decirnos muchas más cosas,
pero no pude evitar sentirme algo orgullosa de lo que, en mi opinión, era una enorme
admisión. Caímos en un incómodo silencio mientras continuamos viendo la película. Nos
reímos en las mismas escenas y poco a poco movimos nuestros cuerpos hasta que
nuestros brazos se presionaban uno contra el otro. En un punto, mi cabeza cayó sobre su
hombro y cerré los ojos, y después de unos minutos, apoyo la suya sobre la mía. Por el
rabillo del ojo miré el reloj de la pared y suspiré mientras contaba mentalmente las horas
que quedaban para estar con él.
Mi estómago gruñó, y me di cuenta de que todavía no había comido.
-“Estás listo para comer algo más que polos?“ Le pregunté y muy a mi pesar me aparté de
él, cogiendo el menú del servicio de habitaciones.
-“Creo que podré comer algo ligero.“ respondió.
-“Ya han pasado horas así que estaré bien.“ Miramos las diferentes opciones y encargué la cena; una ensalada de pollo para mi y sopa de pollo para él. Empezamos a ver otra película mientras esperábamos, alquilando Shaun of the dead en el menú de películas. Me sorprendió ver que, de nuevo, parecía que gravitaba a su alrededor cuando llamaron a la puerta, con mis pies entrelazados con los suyos bajo las sábanas.
Comimos en silencio y continuamos viendo la película. Una hora después me sorprendí al
escuchar la voz de Edward.
-“Bella? Cuál es tu pelicula favorita? Me giré hacia él, sorprendida por su pregunta.
-“Bueno,“ comencé,
-"Me suelen gustar las películas cómicas. Clerks, Tommy Boy, Shaun of
the Dead, Clue; cosas así. Pero si tuviera que escoger una, probablemente sería La
ventana indiscreta.“
-“Por Jimmy Stewart o por Grace Kelly?“ Sonreí, sorprendida de que la conociera.
-“Por lo dos, pero probablemente por Grace Kelly.“
-“Ya veo. Tienes una tendencia -“muy Grace Kelly“ Su mano se movió hasta mi pelo,
apartando un mechón que se había soltado de mi coleta. Nunca había sido del tipo de
chicas que se sonrojan, pero agaché la cabeza y noté como mis mejillas se calentaban.
-“Excepto por esa boquita tan sucia que tienes.“ añadió. Lo miré, fingiendo sorpresa.
-“Que gracioso, idiota.“ Dije mientras golpeaba su brazo. Se rió, obviamente contento
consigo mismo.
-“Sabes, si te callaras de vez en cuando serías casi perfecto. He considerado ir por ahí con cinta aislante en el bolso.“ Me metí una galleta en la boca y me miró, antes de estallar en la risa más sexy que había escuchado. Sí, eso se había convertido rápidamente en mi sonido favorito.
-“Oh, no se. Pensaba que te gustaban algunas de las cosas que salen de mi boca. Verdad,
ma petite chèrie?“ Se inclinó hacia mí y paso su nariz por mi cuello. Dios, era un bastardo
tramposo.
-“No juegas limpio.“ Suspiré, sintiendo como se reía contra mi piel.
-“Lo dices como si fuera algo malo.“ Ahora estaba completamente tumbado a mi lado, con
sus piernas enredadas con las mías y su mano sobre mi muslo desnudo. Mi respiración
se entrecortó ligeramente en cuanto sus labios acariciaron mi oreja.
-“Vale, vale,“ dijo con una risa, apartándose un poco y apoyando la cabeza en la almohada. “Color favorito?“
-“No tan rápido… no me has dicho cual es tu peli favorita.“ Ahora estábamos tumbados
uno enfrente del otro, y me di cuenta de que había recuperado su color habitual.
-“Oh, ahora tenemos turnos?“ se rió, con una amplia sonrisa.
-“A no ser que pienses en algo mejor que hacer.“ Alzó las cejas e hice lo mejor por
ignorarlo.
-“Bueno, para ser sincero, me gustan todas las pelis que has dicho.“ Lo miré en shock.
-“De verdad?“
-“Por qué te sorprendes?“ Movió el brazo que tenía bajo la almohada y sus dedos
comenzaron a jugar con mechones de mi pelo.
-“No se, supongo que tenía asumido que te gustarían las películas de autor.“ Se rió de
nuevo y sonreí ampliamente ante ese sonido.
-“Bueno, disfruto con las películas de autor.“ comenzó, “Pero también me gustan los
clásicos del humor. Vale, mi turno, color favorito?“
-“Probablemente rosa.“
-“Bien, esa es una respuesta aceptable para ser chica.“ dijo, olvidando por completo la
película.
Lo miré, arqueando una ceja por su comentario. -“Color favorito?“ Su mirada se movió
hacia mí mientras pensaba.
-“Hmmm…. Creo que…cualquiera de esas bragas tuyas que terminan en mi bolsillo al final
de la noche. Ese color.“
-“Oh dios“ Gemí, sin ocultar lo ridícula que sonaba esa respuesta.
-“Qué? Ese es mi color favorito.“ Vio que yo todavía estaba esperando otra respuesta.
-“Vale, azul.“ Dijo finalmente.
-“Bien, esa es una respuesta aceptable para ser chico.“ Le respondí. Se rió de nuevo y me
sorprendió lo fácil que estaba siendo para los dos simplemente charlar.
-“Edward?“ Dije, intentando sonar indiferente.
-“Dónde están?“
-“En un sitio seguro.“
-“Puedo verlas?“
-“No“
-“Por qué?“
-“Porque intentarías recuperarlas.“
-“Por qué iba a querer recuperarlas? Están rotas“ Se rió de mí, pero no respondió.
-“De todos modos… por qué haces eso?“ Estudió mi cara un momento, obviamente
considerando su respuesta. Finalmente, se apoyó sobre sus codos y acercó su cara a la
mía. Las puntas de sus dedos acariciaron mi mandíbula gentilemente antes de llevar sus
labios hacia los míos, con un suave beso.
Volvió a su posición y me miró a los ojos.
- “Por la misma razón que a ti te gusta eso.“ Mi pulso inmediatamente se aceleró y me aclaré la garganta.
-“Quiero que me cuentes algo.“ Asintió y continué.
- “Háblame de ese tatuaje.“ Mi dedo recorrió su pecho desnudo hasta el tatuaje. Sonreí cuando se estremeció.
-“No es una historia muy interesante. Tenía 21 años y acababa de mudarme a Paris. De
hecho fue la primera semana que llevaba allí. Me encantaba estar allí. Me habían ofrecido
una oportunidad increíble. Vivía en una ciudad preciosa y tenía todo con lo que había
soñado. Pero muy pronto me cuestioné mi decisión. Echaba de menos a mi familia y me
preguntaba si había elegido correctamente, al separarme de ellos, mudándome al otro
lado del mundo solo para ponerme a prueba. Así que un día estaba caminando por una
calle, confuso y realmente considerando volver a casa cuando entré en un pequeño café
llamado Le Cafe du Coeur. Me senté y escuché la canción que estaba sonando de fondo,
de Edith Piaf llamada Je Ne Regrette Rien. Tuve una reacción visceral mientras
escuchaba la letra. No puedo describirlo. Simplemente… conectó conmigo. Supe en ese
momento que significaba algo, de que así es como tenía que vivir mi vida; hacer que cada
decisión contara y no mirar atrás, y que todo pasaba por alguna razón. Je ne regrette rien
significa No me arrepiento de nada.“
-“Es una historia preciosa.“ dije, completamente embelesada por la imagen del joven
Edward, solitario y tomando la decisión de dejar a su familia y tomar su rumbo. Asintió.
-“Y eso es verdad? Así es como has vivido tu vida?"
-“Así es. No me arrepiento de nada que haya pasado en mi vida, de ninguna de las
decisiones que he tomado.“ Puso su mano en mi cara. “
-No me arrepiento de lo que ha pasado entre nosotros. Quiero que lo sepas.“ Sus dedos se deslizaron por mi hombro, hasta mi brazo. Cogió mi mano, colocando su palma contra la mía. Seguí sus ojos hasta nuestras manos y observé como lentamente entrelazaba nuestros dedos.
-“Je ne regrette rien. No me arrepiento de esto, Bella.“ Llevo nuestras manos hasta su boca y plantó un beso en el reverso de la mía. Cómo algo tan casto como un beso en la mano podía llegar
a ser tan íntimo? No pude reprimir el suave gemido que escapó de mi boca y se rió
lentamente, plantando otro beso.
-“Me encanta el efecto que esto hace en tí.“ Yo
simplemente asentí.
-“Bella, has estado en Paris?“
-“No“ respondí, sacudiendo la cabeza.
-“Te gustaría ir?“
-“Claro. Si se presenta la oportunidad, me encantaría.“ Asintió, pero no dijo nada más al
respecto. Continuamos hablando durante horas, tomando algún descanso para cenar y
mirar otra película. En algún momento me quedé dormida, y me desperté por el sonido de
la alarma. Lo alcancé y lo apagué, dándome cuenta de lo oscura que se había vuelto la
habitación. Vi que estaba dormido a mi lado, y un dolor punzante se puso en mi pecho al
darme cuenta de que había llegado la hora. No podía creer que mientras hablamos
durante todas esas horas, no pensaba en volver a casa alguna vez. Ahora sentía que el
pánico me invadía. Me levanté de la cama y me metí en el baño, echándome agua fría en
la cara. Ya no podía esconderme de la realidad. Era inevitable. Encendía algunas luces, y
lentamente me acerqué a la cama para despertarlo. Se estiró y abrió los ojos. Me miró
confuso, sabiendo que la realidad también lo había golpeado.
-“Es la hora?“ me preguntó. Solo pude responder asintiendo. Se sentó, estirando las
piernas, pasando sus manos por su pelo.
-“Voy a darme una ducha y a prepararme.“ Mi voz estaba vacía, sin vida, sonando extraña
incluso para mí. El ambiente era pesado y sofocante.
-“Yo iré a mi habitación y haré lo mismo.“ Me di la vuelta y volví al baño, cerrando la puerta.
Cerré los ojos y apoyé la frente en las frías baldosas, escuchando como se levantaba
para vestirse y se acercaba al baño. Escuché algo acariciar desde el otro lado, y no pude
imaginar que estaba poniendo su mano en la puerta que nos separaba. Escuché como
suspiraba y daba un paso atrás. Escuché el click de la puerta y cerró la puerta.
El silenció que me rodeaba era definidio y me di cuenta de que estaba sola. Era incapaz
de reprimir el llanto que se acumulaba en mi garganta mientras mis rodillas caían al suelo.
Las lágrimas corrían por mis mejillas al darme cuenta de que el hombre que amaba
acababa de irse. Intenté alejarlo de mí. Intenté recordarme a mí misma de que no jugaba
limpio y que no era bueno para mí, que no estaba disponible y que nunca sería mío, pero
no funcionó. En algún punto, le había dado mi corazón y sabía que ahora no podría
recuperarlo.
Todavía entumecida por el dolor, comenzaron a pasarse imágenes por mi mente. Sobre
todo, su sonrisa en el aeropuerto. Su voz, cuando me dijo que me deseaba. Lo precioso
que era verlo encima de mí. Su risa, y como jugaba para provocarme. Un último recuerdo
estaba por encima de todos los demás, algo trivial que cualquier otra persona no le vería
el sentido. Cerrando los ojos, dejé que la imagen de una habitación a oscuras me llenara
la mente. Dejé que su voz, diciendo mi nombre, me invadiera, recordando como
susurraba contra mi piel, mientras me abrazaba en la cama.
Escuché un golpe en la puerta y me puse de pie, alisando mi falda antes de salir. Tomé
aire, abrí y allí estaba él en el pasillo, tan perfecto como siempre en un maravilloso traje
oscuro con corbata. Su pelo estaba desordenado, y claramente se había olvidado de
afeitarse. Sus ojos se encontraron con los mios, y estrechó la mirada al ver mi apariencia,
dándose cuenta de que algo iba mal. Me aparté para que pasara, y cuando su cuerpo
rozó el mío, sin pensarlo, lo empujé contra la pared y retorcí su corbata en mi mano,
atrayéndolo a mí. Mis labios encontraron los suyos y se congeló, sorprendido por mi
reacción. Mi otra mano subió por su pecho y se aferró al pelo de su nuca.
Su cuerpo comenzó a relajarse y cuando mi lengua alcanzó la suya, gruñí. En lo profundo
de mi mente, sabía que estaba siendo manipuladora. Esto era algo desesperado para
mantenerlo aquí conmigo. Incluso con la vergüenza ardiendo en mi interior, era incapaz
de parar. Choqué mis caderas contra las suyas, sintiendo un escalofrío al notar su
entrepierna dura contra mi estómago. Mis manos se movieron hasta su cinturón,
acercándolo justo donde lo necesitaba.
-“Cariño,“ dijo gimiendo, casi sin aliento, apartando su boca de la mía.
-“Cariño, no tenemos tiempo para esto.“
-“Me importa una mierda. Te deseo.“ Soltó un taco y enredó su mano en mi pelo,
volviendo a poner su boca en la mía bruscamente.
- “Oh dios, Edward. Te necesito.“ Rodeé su cintura con mi pierna. Su mano bajó por mi cuello hasta agarrar mi pecho con fuerza, haciendo que jadeara. Nos movimos por la sala hasta que sentí mi espalda contra la pared. Cogí su mano y la moví hasta mi muslo.
- “Dime que me deseas.“
Apartó sus labios de los mios y me miró, dejando su mano sobre mi muslo, agarrándolo y
elevándolo hasta su cadera.
- “No tienes ni idea de lo mucho que te deseo, cariño.“ Se apretó más a mí mientras sus dedos jugueteaban con mi liguero. Ladeó mi cabeza, dejando mi cuello al alcance de sus hambrientos besos.
-“Fóllame, Edward. Por favor.“ Sentí como gruñía contra mi cuello, y jadeé cuando sentí
sus dientes clavarse ligeramente en mi piel. Sus dedos subían y bajaban por mi muslo
hasta mis bragas. No pude evitar gemir cuando sentí como agarraba la delicada tela con
sus dedos.
- “Solo una vez más. Por favor.“
Su cuerpo se tensó, y de repente me preocupé por el salvaje palpitar de mi corazón
contra mi pecho. Apartó la cabeza de mi cuello, y me miró.
-“Qué?“ susurré sin aliento.
-“No pares.“ Me incliné hacia delante y choqué mis labios contra los suyos, solo para apretarme más a él.
-“Bella, para.“ dijo suavmente. Sentí como dejaba de apretar mis bragas, deslizando su
mano por mi pierna, separándose de mí.
-“Cariño, que estás haciendo?“
Miré hacia abajo, sin querer encontrarme con sus preciosos ojos.
-“No se de qué estás hablando.“ Incluso para mí, esas palabras sonaron a mentira.
Puso sus manos a ambos lados de mi cara, obligándome a mirarlo los ojos.
-“Escúchame, Bella. Quiero de ti algo más que esto. Y cuando subamos a ese avión, todo lo que hemos tenido aquí vendrá con nosotros. Te lo prometo.“ Mis ojos buscaron su cara y solo vi
sinceridad.
-“Me crees? Je suis à toi. Yo. Soy. Tuyo.“ Quería creerle, más que nada en el
mundo.
-“Sí.“ Apoyó su frente contra la mía, y cerré los ojos.
-“Te lo prometo, Bella.“
-“Y yo soy tuya.“
Esbozó la sonrisa más bonita que había visto y me besó los labios. Mi corazón gritaba por
decirle que lo quería, pero mi cabeza no me dejó. Era esto todo lo que podía tener con él?
Mientras pensaba en eso, me di cuenta de que si esto era todo lo que podía darme,
estaría encantada de aceptarlo.
Se apartó de mí y arregló mi vestido antes de arreglar su traje.
- “Estás lista?“ Asentí y sentí sus dedos acariciar mi mano antes de cogerla.
-“El botones va a subir a por nuestras maletas.“ dijo. Asentí otra vez mientras nos dirigíamos a la puerta. Tomé aire profundamente, prepárandome para lo que nos esperaba. Apretó mi mano cuando abrió la puerta, y la llevó hasta su boca, besándola suavemente.
-“Je suis à toi.“ dijo una vez, y ahora lo entendí.
Lo seguí hasta la entrada principal, y entonces su mano dejó la mía.
Citly Patzz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Karnnlizz escribió:Estoy enamorada de Edward¡¡¡¡¡ y de tu historia!!!! Amo cada capitulo y espero de verdad que actualices pronto porq muero por saber que pasará, cada vez q pienso q seran felices Edward hace algo raro. :D me encanta como escribes!!!
Es inevitable que alguien no quede ganchado con este fic, pero yo no soy la escritora xD es propiedad de Tby789′s yo solo lo publico aqui, ella es la mente creadora de esta maginifica historia
Citly Patzz- .
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Jane- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Wowwww gracias por compartir este fic con nostras!!!!!!!!!! Lo amo!!!!!!!!!! Actualiza pronto porfis y yo tmb soy de Edward!!! jeje actualiza pronto porfis!!!!!
Karnnlizz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
jajaja eso mismo le diria a Robert Pattinson.....Je suis à toi jajaja
Jane- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
WooaaW!!
demaciadddooo!!!
porfaaa tienes qe subirr otro acpii
edward es HOT!
=)
demaciadddooo!!!
porfaaa tienes qe subirr otro acpii
edward es HOT!
=)
Qamiila Quinteros- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
yo quiero q me hablen en frances!!!...y si es Edward Cullen mejor
Jane- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Jane escribió:yo quiero q me hablen en frances!!!...y si es Edward Cullen mejor
Completamente!!!
de solo imaginarmelo uuf!!
Qamiila Quinteros- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Capitulo 14
"Je en regrette rien"
La consciencia comenzó a vencer a mi sueño, e intenté evitarlo. No quería despertarme."Je en regrette rien"
Estaba calentita, cómoda y contenta. Dios, esta era la mejor cama de hotel de la Historia.
Vagas visiones de mi sueño se paseaban detrás de mis ojos cerrados mientras me
acurrucaba en la sábana más cálida y con el mejor aroma donde había dormido jamás.
Algo cálido se presionó contra mí, y mis ojos se abrieron de golpe para ver una cabeza de
pelo alborotado en mi cara. Cientos de imágenes destellaron en mi mente en ese
segundo, mientras la realidad de la pasada noche retumbaba en mi cerebro. Joder… era
real.
Mi corazón se aceleró en cuando levanté la cabeza ligeramente para ver al guapísimo
hombre agarrado a mí. Su cabeza descansaba sobre mi pecho, su perfecta boca estaba
abierta parcialmente, haciendo que su aliento caliente chocara contra mis pechos
desnudos. Su largo cuerpo estaba tumbado a mi lado, con nuestras piernas entrelazadas
y sus fuertes brazos me rodeaban con fuerza.
Se había quedado.
La intimidad de nuestra postura me golpeó con tanta fuerza que casi me quita el aliento.
La avalancha de sentimientos me abrumó, haciendo que mi estómago se encogiera y mi
pecho doliera. No solo se había quedado; estaba aferrado a mí. Nunca en mi vida había
vivido un momento tan poderoso, y luché para poder respirar y no entrar en pánico. Era
completamente consciente de que cada centímetro de nuestros cuerpos se tocaba. Sentía
su aliento acariciando mi piel, y el poderoso latido de su corazón contra mi pecho. Mis
dedos ardían por recorrer su piel. Mis labios dolían para presionarlos contra su pelo. Era
demasiado. Él era demasiado.
Algo había cambiado esa noche, y no estaba segura de si estaba preparada para lidiar
con eso. No sabía lo que ese cambio podría implicar, pero estaba ahí. En cada
movimiento, en cada caricia, en cada palabra y en cada beso; éramos uno solo. Me
estremecí un poco al pensar en eso. Ningún hombre me había hecho sentir de esa
manera, como si mi cuerpo hubiera sido hecho para encajar con el suyo.
Había estado con otros hombres, pero nada comparado con esto. Me sentía como si me
hubiese dejado llevar por una fuerza de la naturaleza, completamente incapaz de cambiar
el curso. Era terrible, aunque de alguna manera estaba bien; y no estaba segura de si
podría seguir luchando contra eso.
Cerrando mis ojos con fuerza, intenté sofocar la sensación de pánico que estaba
creciendo en mí. No me arrepentía de lo que había pasado. Había sido intenso y precioso,
pero necesitaba unos minutos para mi antes de encararme con él.
Puse una mano en su pelo, y la otra en su espalda, y me las apañé para girarlo y
apartarlo ligeramente de mí. Comenzó a revolverse y me congelé, abrazándolo y
deseando en silencio que se volviera a dormir. Murmuró mi nombre antes de volver a
respirar, y salí de debajo de él. Sonreí para mi misma; estaba soñando conmigo? Sabía
que todavía estaba aquí?
Observé como dormía durante un momento, mientras el pánico desaparecía, y una vez
más me quedé muda simplemente por su belleza. Todavía durmiendo, sus facciones eran
tranquilas, muy diferentes a las que yo estaba acostumbrada. Su pelo estaba
desordenado, sin duda se había pasado las manos durante toda la noche. Un mechón
caía sobre su frente, y con mi dedo se lo eché hacia atrás. Unas pestañas largas,
pómulos perfectos, labios gruesos y la ligera barba que cubría su mandíbula, completaban
la cara más perfecta que había visto en un hombre. Su cuerpo era delgado y musculoso,
con una línea de pelo que recorría su pecho y desaparecía debajo de la blanca sábana
enredada en sus caderas. En contra de mi voluntad, mi cuerpo respondió por instinto ante
el hombre que tenía tumbado ante mí. Necesitaba salir de allí.
Salí de la cama en silencio, y me dirigí a la seguridad del cuarto de baño. Un camino de
ropa húmeda cubría la perfecta alfombra blanca, formando un sendero que iba desde el
baño a la cama. Saltando sobre ello, continué caminando hasta que sentí el frió suelo de
mármol debajo de mis pies. Cerré la puerta lo más despacio que pude, encendí la luz y
observé mi reflejo desnudo en el espejo.
Vaya! Recién follada. Esa era definitivamente la pinta que tenía.
Me incliné y examiné los arañazos rojos, apenas visibles, que tenía a lo largo del cuello,
hombros, pechos y estómago. Miré hacia abajo, y pasé mis dedos por el interior de mi
muslo. Si, ahí también.
Mis pezones estaba doloridos y me acordé de la sensación de su barba acariciando mi
piel. Mi pelo estaba enredado y revuelto, y me mordí el labio en cuanto recordé sus
manos retorcidas entre el. La manera en que me apretaba contra su beso, y luego contra
su polla… No me estaba ayudando. Era el momento de pensar.
Qué era lo que yo quería? Honestamente, no tenía ni idea. Podría volver a la manera en
que eran las cosas antes? Absolutamente, no. Solo llevaba alejada de él unos minutos, y
ya sentía la fuerza que me atraía desde el otro lado de la puerta. Aunque daba miedo,
quería volver con él.
Otra ojeada en el espejo me recordó que había algunas cosas de las que necesitaba
preocuparme primero. Alcancé el champú y el acondicionar de mi neceser de noche, y
abrí la ducha, pero me detuve, en cuando mi corazón se cayó al suelo.
Oh, mierda!
Tirado, en una pila húmeda y cara, en una esquina de la ducha, estaba mi vestido.
-“Maldita sea!“ Me incliné para recogerlo, y lo agarré para verlo. Aunque, ciertamente, no
me quejé cuando me lo arrancó la pasada noche, no pude evitar horrorizare cuando
recordé cuanto había pagado por el. O por todas las demás cosas que él había arruinado
por el mismo motivo.
Estaba considerando seriamente hacer una factura.
Dejándolo sobre la encimera, me detuve, recordando la cuenta, todavía sin utilizar, en La
Perla que él me había abierto. Por un momento consideré usarla para darle una lección,
quizás buscar un orgasmo inducido y gastarme hasta el último centavo, pero descarté
enseguida esa idea. No quería ni siquiera imaginarme lo que implicaría hacer eso.
Lo maldije interiormente, y colgué el vestido en el secador de toallas, para después
comenzar a ducharme. Probé el agua con las manos, y recordé como había comenzado
la pasada noche. Los celos era algo a lo que no solía estar acostumbrada. Aunque esa la
segunda vez que esos sentimientos me empujaban a hacer algo desesperado. Por lo
menos habíamos sido completamente honestos el uno con el otro, por fin. Por primera
vez, desde que esto había empezado, sentía que tenía una imagen clara de como era él.
En el calor del momento, había revelado cosas que preferiría haber mantenido en secreto,
pero me hacía sentir bien el poder decirle finalmente en voz alta. La mayor sorpresa fue
su reacción. Me sentía con miedo, y vulnerable, sin poder seguir peleando contra los
sentimientos que giraban velozmente en mi interior. Sin embargo, él me había calmado,
diciendo a regañadientes lo que necesitaba escuchar. Me deseaba. Solo a mí. Tan
confusa como me dejaron sus palabras, también me sentí reconfortada.
Pero a dónde nos llevaba todo esto? Una sensación de inquietud se asentó en mi
estómago mientras consideraba todas las opciones. Mientras admitía que comenzaba a
verlo de diferente manera, no cambiaba lo que él era, o mejor dicho, lo que él había sido.
Hubo momentos en que podía ver a otro Edward Cullen, pero desaparecían con la misma
rapidez.
Fruncí el ceño, más confusa que nunca y todavía sin una respuesta, mientras me ponía
debajo del chorro de agua caliente. Cerrando mis ojos, suspiré, sintiendo como
desaparecía la tensión de mi cuerpo. Mi mente, sin embargo, no era tan fácil de calmar.
Daba igual lo que hiciera, seguía sin ver como podría funcionar esto. No podíamos volver
atrás, pero no podía ver como esto podría ir hacía delante. El sexo era… indescriptible.
Iba más allá de cualquier cosa que me hubiera imaginado. Y a pesar de la fuerza de
nuestra conexión física, podría vivir con solo eso? Simplemente volver a pensar en la pasada noche, hizo que mi estómago se encogiera.
Las cosas que nos dijimos, las cosas que hicimos. Y aunque nuestras cabezas no
pudieran darse cuenta de lo que pasaba entre nosotros, nuestros cuerpos lo sabían.
Desde el primer beso, supe que había perdido. La sensación de sus labios sobre los míos
y sus manos en mi piel, fue todo lo necesario para que mi voluntad se desmoronara.
Saber que se había sentido tan impotente para controlase a si mismo como lo había sido
yo, y que no podía abandonar esto, había sido mi perdición. Su beso había sido brusco y
frenético, cada caricia reflejaba mi propia desesperación. Nunca se detuvo, siempre me
trató como su igual, de alguna manera sabiendo que era eso lo que necesitaba.
Entonces, en algún momento de la noche, todo cambió. Cruzamos los límites y los muros
se rompieron, y no sabía si podrían recuperarse. No era el jefe gilipollas al que yo me
había acostumbrado. Algo destelló y pude ver al hombre que su padre respetaba, el
hombre que esperé conocer hace diez meses. La ardiente pasión que parecía que nos
quemaba cuando estábamos juntos todavía nos consumía, pero había algo más:
Atrás habían quedado el señor Cullen y la señorita Swan. Ahora éramos Edward y Bella, y
no podía creer lo bien y real que parecía. No me había sentido físicamente tan cercana a
nadie en toda mi vida. Había sido tierno, y amable, y simplemente disfrutamos el uno del
otro por primera vez. Me había hecho sentir… idolatrada.
Sin darme cuenta, mi mano voló hasta mi pecho, donde mis dedos comenzaron a
acariciar mi pezón. Gemí suavemente, recordando los suyos en cuanto se corrió, las
cosas traviesas que me susurraba en el oído, y la fuerza que hacía al embestir dentro y
fuera de mí.
Cerré mis ojos, y sentí como el agua caliente recorría mi piel mientras mi mano bajaba por
mi estómago, hasta mi entrepierna. Ya estaba húmeda y me mordí el labio, gruñendo
ligeramente mientras mi dedo dibujaba círculos sobre la sensible piel. Ahogué un grito en
cuando sentí un par de brazos fuertes rodearme y una mano cubriendo la mía.
-“Qué tal si me dejas ayudarte con eso?“ susurró provocativamente en mi oído. Un sonoro
suspiro salió de mis labios, y me incliné sobre él, dejando caer mi cabeza contra su
pecho.
- “En qué estabas pensando?“ plantó un pequeño beso sobre mi cabeza mojada y
usó su nariz para ladear ligeramente mi cabeza, dándole acceso a mi cuello.
-“En ti…“ dije, casi sin respiración. “…anoche.“
-“Mmmm“ su suave gemido vibró contra mi piel, mientras comenzó a mover nuestras
manos despacio, acariciando mi clítoris con nuestros dedos.
-“Yo también estaba pensando en eso. Ves lo que me haces?“ Se inclinó ligeramente y su erección se deslizó entre mis piernas.
-“Esto te lo hago yo, Bella?“ Deslizó nuestras manos más abajo y acarició mi entrada, sintiendo la resbaladiza humedad.
-“Oh Dios, Edward, “ suspiré. No sabía que me gustaba más; nuestras manos sobre mi piel
o el sonido de su sedosa voz diciendo mi nombre.
-“Joder, me encanta cuando dices mi nombre.“ Sus caderas comenzaron a moverse,
haciendo que su polla chocara una y otra vez contra mi.
-“Dios, Bella.“
Gemí cuando movió nuestras manos, haciendo que introdujera un dedo suyo y otro mio
en mi interior.
-“Sientes eso? Lo húmeda y caliente que estás?“ Los empujó más adentro.
El momento era tan intenso que me tambaleé un poco. Su brazo libre me agarró por
debajo de mis pechos, sujetándome mientras su pulgar acariciaba mi pezón.
- “Te gusta eso, cariño? Me encanta estar dentro de ti.“ Deslizó los dedos más profundamente y comenzó a sacarlos y meterlos.
- “Mmm… sí, Edward… Oh, joder… eso me gusta.“ Mi voz temblaba y estaba sin aliento, y el placer me abrumó. Las cosas que este hombre me hacía me dejaban sin sentido y sin vergüenza.
Parecía que nunca era suficiente.
Nuestros cuerpos mojados se deslizaban fácilmente, y dejé caer mi cabeza sobre su
hombro, gimiendo en cuanto se acercó mi clímax. Agarré su pelo con mi brazo libre, y giré
la cabeza para besarlo profundamente. Gimió en mi boca y supe que estaba disfrutando
de esto tanto como yo.
-“Quieres correrte, Bella?“
-“Joder, sí.“ Me estaba desesperando. La presión estaba creciendo y necesitaba más.
Gruñí al perder su tacto mientras llevaba nuestros dedos entrelazados hasta sus labios, y
lentamente los metió en su boca. Era la cosa más sexy que había visto, y no pude reprimir
el sonido del deseo que escapa de mí.
-“Podría saborearte todos los días durante el resto de mi vida, y nunca me cansaría de
hacerlo. Lo sabías, Bella?“ Intenté formular un pensamiento coherente, pero parecía que
el sentido me había abandonado. Puso sus dedos en mi boca y acarició mis labios. Saqué
la lengua y sus ojos se oscurecieron.
-“Eres una chica tan mala.“ Me giró para mirarlo, y me apretó con fuerza contra el frío mármol de la pared, poniendo mis manos sobre mi cabeza.
-“No te muevas.“ dijo severamente. Comenzó a plantar besos por mi cuello y por mis hombros, acariciando mi piel con su barba rasposa. Bajó hasta mis pechos, e inhalé con fuerza cuando los agarró con las manos, levantándolos gentilmente mientras me miraba a los ojos. Sus pulgares rozaron mis pezones, y mis ojos se cerraron ante el placer. Sentí su aliento caliente chocar contra
mi pezón mientras hablaba, haciendo que se endurecieran más aún.
-“Dime que no quieres que pare.“ Lo tomó en su boca y me mordí el labio con fuerza, intentando no gritar.
-“No seas terca, Bella.“ susurró contra mi piel mientras se movía hacia el otro pecho.
-“Dime que no quieres que pare, y no lo haré.“ Comenzó a succionar, tomando más de mí
en su boca, y no pude resisitirlo más.
“
-No pares.“ susurré.
-“Cómo dices?“ Sus labios se movieron entre mis pechos, continuando hacia mi ombligo.
-“He dicho que no pares.“ Estaba frenética, mi cuerpo dolía por liberarse. Me llevó al límite
con solo apretarse a mí. Lo necesitaba, y ahora mismo, haría cualquier cosa. Cualquier
cosa que me pidiera.
-“Quién te hace esto, Bella?“
-“Tú. Solo tú, Edward.“ Se puso de pie, besándome lentamente y susurrando en mi boca.
- “Solo yo.“
Su mano se deslizó hacia abajo por mi cuerpo y levantó mi pierna, rodeándolo. Miré hacia
abajo para ver nuestros cuerpos, y no pude evitar gemir al ver su polla, dura y expectante,
descansando entre nosotros. Mis ojos examinaron su cuerpo. Era tan perfecto.
Aparté mis manos de la pared, y dejé que mis dedos trazaran círculos a través de su
pecho y por sus abdominales. Se estremeció ligeramente mientras movía mi mano por
sus duros músculos hasta sus caderas, donde me quedé paralizada. Eso era…. eso era
un tatuaje?
-“Qué-?“ Me detuve, asombrada. Apenas podía articular palabra. Me aparté un poco de él,
mirándolo a los ojos brevemente antes de volver la vista al dibujo. Justo debajo del hueso
de su cadera había un circulo con una elegante inscripción en francés. Cómo coño no me
había fijado antes? Pensé en todas las veces que habíamos estado juntos. Siempre lo
hacíamos con prisa, o a oscuras, o medio desnudos. Debería darse cuenta de mi cara de
sorpresa.
-“Es un tatuaje.“ dijo divertido.
-“Ya se que es un tatuaje, pero..“ En este punto, me resultaba muy difícil pensar.
- “Cómo…qué… qué dice?“ No podía creerme que tuviera un tatuaje. El Señor Seriedad tenía un
jodido tatuaje, y era la cosa más sexy que había visto.
-“Je ne regrette ríen*.“ Mis ojos volaron hacia él, mientras una ola de pura lujuria recorría cada centímetro de mi cuerpo.
- “Qué has dicho?“ Él sonrió.
-“Je ne regrette ríen.“ Dijo cada palabra muy despacio, enfatizando cada sílaba.
Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos mientras dejaba que las palabras me
embriagaran. Eso había sido la cosa más jodidamente sexy que había escuchado. Entre
eso y el tatuaje, estaba a punto de combustionar espontáneamente.
-“Joder. Dilo otra vez.“ gimoteé.
Se acercó más, y con su aliento caliente en mi oreja, me lo susurró de nuevo.
-“Je ne regrette ríen. Te gusta eso, Bella?“ Se movió para presionarse contra mí, elevando mi
pierna sobre su cadera. Yo asentí.
-“Di algo más,“ Mis pechos pesaban con cada respiración, y mis sensibles pezones se
endurecían cada vez que rozaban uno de los pelos que cubrían su pecho.
Se inclinó ligeramente, y sus manos acariciaron mi culo, elevándome, permitiendo que me
agarra a él con las piernas. Me agarró con fuerza, presionándome contra la pared, y sus
palabras entraron con fuerza en mi oído.
-“Tu es faite pour moi.“ * No podía esperar más.
-“Fóllame, Edward.“ No se lo pensó dos veces, y con un embestida se introdujo en mí.
Grité, y el sonido hizo eco en el mármol.
-“Bella, Bella.“ Su voz se hizo más grave a medida que me embestía.
-“Tu es faite pour moi. Me besó el pelo y continuó murmurando esas palabras una y otra vez en mi oído.
Sus movimientos era fluidos y poderosos, y con cada uno me levantaba y me bajaba,
deslizándome por la pared. Gemí en su boca en cuanto sentí que la poderosa sensación
me tomaba por completo.
-“Oh joder, Bella… No puedo… por favor…. no puedo alargarlo más.“ Escuchar su voz tan
desesperada y tan fuera de control solo intensificó mi necesidad por él.
Todo pareció desaparecer; el sonido de la ducha, el frió mármol contra mi espalda. Lo único que existía en ese momento era ese guapísimo hombre y las cosas increíbles que me estaba
haciendo sentir.
Dejé caer la cabeza sobre mi hombro y cerré los ojos, concentrándome en la deliciosa
sensación que empezaba a esparcirse por todo mi cuerpo. Estaba muy cerca, casi en el
límite. Mis dedos encontraron mi clítoris y comencé a frotarlo suavemente. Él bajó la
cabeza y vio mi mano.
-“Oh, joder.“ Su voz era desesperada, y respiraba profundamente.
-“Tócate, cariño. Oh Bella, eso es. Deja que te vea. “ Sus palabras eran todo lo que
necesitaba, y con una última caricia de mis dedos, el orgasmo me invadió. Me corrí fuerte,
estrechando mi cuerpo a su alrededor, y clavando mis uñas en su espalda. Edward gritó, y
su cuerpo se agarrotó en cuanto se corrió dentro de mí. Mi cuerpo se sacudió con
pequeños temblores incluso cuando mi orgasmo se desvaneció. Me aferré a él mientras
su cuerpo se fundía con el mío. Besó mi hombro y mi cuello antes de plantar uno pequeño
sobre mis labios. Nuestros ojos se encontraron brevemente, y entonces me deslizó por su
cuerpo hasta el suelo. Se apoyó en la pared de la ducha, y se inclinó ligeramente,
intentando recuperar el aliento.
-“Dios mío.“ dijo, exhalando con una pesada respiración.
Yo asentí. No podía estar más de acuerdo. De pie, uno enfrente del otro, el chorro de la
ducha caía entre los dos, y no podía apartar la mirada. Ya no sentía que la próxima vez
sería menos poderosa, que nuestra relación, de alguna manera, se rompería. Se
desvanecería. Como había sido, y sería. Siempre iba a ser más fuerte y mejor que la
última vez. Mientras lo miraba, lo tenía más claro; cuando esto terminara, iba a doler
mucho.
El miedo se aferró a mi corazón, y el pánico del principio, volvió, trayendo con el un
incómodo silencio.
- “Tenemos que prepararnos.“ Dije abruptamente, intentando liberar la tensión.
-“Vale.“ Me miró confuso por un momento, antes de hablar.
- “Aquí no tengo ropa. Ni siquiera se cual es mi habitación.“ Me sonrojé al recordar como de rápido había sucedido todo la pasada noche.
-“Cierto, mmmm…. yo…. usaré tu llave y te traeré algo.“ Intenté evitar su mirada. La
situación se estaba volviendo más incómoda por momentos.
-“Vale. Te dejaré terminar aquí primero.“ Continuó mirándome por un momento antes de
asentir con la cabeza y salir de la ducha. Intenté no mirar cuando cogió una toalla del
estante y se tapó con ella, pero por supuesto, no fui capaz.
Tan pronto como cerró la puerta, me derrumbé contra la pared de la ducha. Qué demonios
estaba haciendo? Tranquilízate, Bella!
Vale, solo necesitaba poner límites de nuevo. Lo primero, no volver a llamarlo Edward. Mi
estómago se retorció ligeramente al pensar en su nombre, y me di cuenta de que iba a ser
más duro de lo que pensaba. Jodido cuerpo traidor.
Terminé rápidamente de ducharme, y me cubrí con la toalla, deseando tener la ropa ya
puesta. Con un profundo suspiro, abrí la puerta y salí. Él estaba sentado en la cama, y
sus ojos me miraron en cuando entré en la habitación.
-“Solo necesito…“ me callé en cuando vi mi maleta. Asintió pero ni se movió ni habló. Por
lo general, nunca me había preocupado mucho por mi cuerpo.
Pero al estar allí de pie, sin nada más que una toalla, sabiendo que él me estaba mirando, me dejó una sensación extrañamente incómoda. Cogí unas cuantas cosas, pasé por su lado, sin pararme hasta que volví al baño. Me vestí rápidamente, y decidí ponerme una coleta. Me terminaría de
arreglar más tarde. Cogí las llaves de la encimera, y volví a la habitación.
No se había movido. Estaba sentado en el borde de la cama, con los codos sobre sus
muslos, y parecía perdido en sus pensamientos. Estaba pensando? Durante toda la
mañana había sido un manojo de nervios, pero él parecía tan… tranquilo. Tan seguro.
Pero de qué estaba tan seguro? Qué había decidido?
-“Quieres que te traiga algo en particular? Levantó la cabeza, y me miró sorprendido, como si no hubiera pensando en eso. Esto no podía ser más incómodo.
-“Mmm… tengo que dar una charla hoy, no?“ Yo asentí, un poco preocupada al darme
cuenta de que no estaría con él en todo el día.
-“Cualquier cosa que cojas estará bien.“
-“Claro… ahora vuelvo.“ Salí rápidamente de la habitación, y solo me paré para coger aire
una vez que cerré la puerta. Estaba tan jodida.
Solo me llevó un segundo localizar su habitación; estaba en la misma planta, a unas
pocas puertas de la mía. Sus maletas ya estaban allí, y me detuve un momento, dándome
cuenta de que tenía que rebuscar en su equipaje.
Cogí la más grande y la puse sobre la cama. Al abrirla, su esencia me golpeó con tanta
fuerza que casi me caigo. Agarré una de sus camisas y la llevé hasta mi cara, inhalando el
delicioso aroma que me volvía loca. No, no había nada extraño en eso.
Todas sus cosas estaban muy limpias y organizadas, y me pregunté como sería su casa.
No había pensando mucho en eso, pero de repente me pregunté si alguna vez la vería, si
alguna vez vería su cama. Me paré en cuanto me di cuenta de que quería verla. Y él,
querría que la viera?
Me di cuenta de que estaba perdiendo tiempo, y seguí buscando en su maleta, hasta que
encontré un precioso traje gris carbón de Dior, una camisa blanca, corbata de seda negra,
unos calcetines y los zapatos. Recogí todo lo demás, agarré la ropa y salí de la
habitación. Fui incapaz de calmar mi risa nerviosa mientras caminaba por el pasillo, y
sacudí la cabeza ante lo absurdo de la situación. Gracias a dios, me las apañé para
recuperar la compostura en cuanto llegué a mi puerta. Abrí con la llave tarjeta, y entré, no
sin antes quedarme paralizada.
Estaba de pie, junto a la ventana abierta, bañado por la luz mañanera del sol. Cada
preciosa línea de su cincelado cuerpo estaba acentuada perfectamente por las sombras
que recorrían su cuerpo. Llevaba la toalla agarrada por debajo de sus caderas, y
asomando, estaba el tatuaje.
-“Ves algo que te guste?“ Mi atención de repente se centró en su cara, y en su voz.
Avergonzada de que me hubiera pillado mirándolo, balbuceé al intentar dar una respuesta
inteligente.
-“Yo… uh…“ Mis ojos bajaron hasta sus caderas mientras intentaba aclararme la mente.
Esto no marchaba bien.
-“He dicho, si ves algo que te guste.“ Cruzó la habitación, parándose justo enfrente de mí,
con una sonrisa de satisfacción en su cara.
-“Qué? Mm… no.“ Mentí, tratando de cambiar de tema rápidamente. “Estaba simplemente
pensando en algo.“
-“Y en qué, exactamente, estabas pensando?“ Alzó la mano, poniendo un mechón de mi
pelo húmedo detrás de mi oreja. Ese simple roce hizo que mi estómago saltara.
-“En que tenemos un horario que cumplir.“ Se acercó más a mí.
-“Por qué no te creo?“
-“Porque eres un egocéntrico?“ Le dije para provocarlo, mirándolo a los ojos. Arqueó una
ceja y me observó por unos segundos, cogiendo su ropa.
-“Tú crees?“ No pasé por alto el tono provocativo de su voz. Puso su ropa sobre la cama y
me miró. Antes de que pudiera moverme, se quitó la toalla de las caderas y la lanzó sobre
la cama. Dulce Madre de Dios. Si hubiera un modelo de hombre más perfecto, pagaría
por verlo.
Cogió su camisa, y deslizó sus brazos por las mangas, mirándome.
- “No has dicho algo sobre un horario que tenemos que cumplir?“ Me preguntó, mirándome divertido. “A no ser, por supuesto, que veas algo que te guste.“
Hijo de-…. Fruncí el ceño, y me di la vuelta rápidamente, dirigiéndome al baño para
terminar de arreglarme. Mientras me secaba el pelo, pensé en la inquietante sensación de
que él me quería decir algo. Qué era lo que quería decirme? Qué iba a encontrarme
cuando abriera la puerta? Un dolo poco familiar comenzó a crecer en mi pecho, y no
podía entenderlo. Estaba preocupada por si él se iba, o por si se quedaba?
Con el pelo arreglado y maquillada, sabía que era el momento de plantarle cara al asunto.
Salí a la habitación, y vi que ya se había vestido y estaba esperando. Estaba de espaldas
a mí, mirando por la ventana. En cuanto me escuchó salir, se giró, con una expresión
pensativa en su cara. Sin dejar de mirarme a los ojos, caminó hacia mí, y mi corazón batía
con fuerza en mi pecho. Puso sus cálidas manos en mi cara y me miró, con una emoción
en sus ojos que nunca había visto.
-“No quiero salir por esa puerta y perder todo lo que hemos encontrado en esta habitación.“
Esas simples palabras me sacudieron. No se estaba declarando, y tampoco me estaba
prometiendo nada, pero estaba diciendo todo lo que necesitaba. Intenté hablar, pero sabía
que no había palabras para expresar todo lo que pensaba y sentía. Se me escapó un
suspiro tembloroso, y poniendo mis manos sobre su pecho, asentí.
Sonrió dulcemente, y también asintió.
-“Podemos hablar luego. Estás lista?“
-“Sí.“ Dije lentamente, incapaz de dejar de sonreír.
Citly Patzz- .
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