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"La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
nooooooooooooooo esto es demasiado....ahh Edward!!......esas frases en frances me matan
Jane- .
- Cantidad de envíos : 3242
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Me perdi en la historia, segun yo ese capi ya lo habia leido o sufri un deja vu??? jeje Amo el frances de Edward y juro q sufrire combustion espontanea si no actualizas pronto:p
Karnnlizz- .
- Cantidad de envíos : 33
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Hey actualiza pronto me encanta esta historia
high_fly- Cantidad de envíos : 1
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Quiero que me hablen en francessssss!!!!!!.... LO AMOOOO!!!!
Ebys Cullen- .
- Cantidad de envíos : 2534
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Capitulo 15
"Avec toi, je suis enfin a la maison!
"Avec toi, je suis enfin a la maison!
El sonido de los motores del avión giraba a nuestro alrededor, y la constante vibración
junto con la suave oscuridad de la cabina de primera clase trataban de aliviar mi cuerpo,
agotado por el sueño. No estaba funcionando. Aunque mi cuerpo quisiera descansar, mi
mente no lo dejaba. Una tras otra, mi mente dibujó imágenes como una película. Cada
momento estando con ella, sin importar lo insignificante que parecía en esos momentos,
estaba ahora quemando mi cerebro, revoloteando ante mis ojos cerrados.
Lo vi todo como una nube borrosa. Cuando la vi por primera vez mientras sonreía y se
reía, reviviendo la grandeza de saber que de alguna manera, mi vida nunca sería la
misma. Recordé la primera vez que la toqué, con mi mano subiendo con sigilo por su
muslo en una sala de conferencias oscura, aprendiendo de la inconmensurable sensación
de estar dentro de su cuerpo. Me reí por todas las veces que me mentí a mi mismo,
pensando que si la tenía una vez, podría alejarme de ella, pero en el momento en que nos
corrimos juntos, supe que no iba a ser suficiente. Mi pecho se tensó y me abrumó el
mismo corriente de emociones que sentí la noche de la piscina, cuando me di cuenta de
que ya no podía vivir sin ella.
Miré hacia abajo, donde tenía mano sobre la de ella, escondidas debajo de la manta azul
que teníamos sobre nuestros regazos. Me vi obligado a soltar su mano cuando entramos
en el hall del hotel, y en cuanto entramos en el coche no se la volví a soltar hasta que
llegamos al aeropuerto. Mientras nos sentábamos en nuestros asientos, se hizo obvio que
ella estaba exhausta y en cuestión de segundos, sus ojos comenzaron a cerrarse.
Sabiendo que no iba a poder resistir sin tocarla durante todo el vuelo, pedí una manta e
inmediatamente la puse encima de los dos, y de nuevo, cogí su mano.
Era por la mañana muy temprano, y el cielo todavía estaba oscuro. La penumbra tan solo
se rompía por las pequeñas lámparas de lectura en el techo, creando pequeñas piscinas
de luz a través de la cabina. Hacía que todo pareciera extrañamente pacífico. Giré
ligeramente la cabeza para mirarla, y sonreí. Sus ojos estaban cerrados, su boca un poco
abierta y su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración. Su cabeza había caído sobre
mi hombro, y aunque sabía que debería hacerlo, no pude apartarla. Un mechón de pelo
oscuro caía sobre su frente, y no pude frenar mi mano para apartársela. Era preciosa.
Sabía que se había pasado toda la noche conmigo, y mientras yo dormía por el día, ella
había estado ocupada arreglando el viaje y ocupándose de mi agenda. Todavía no podía
creerme todo lo que había hecho por mí; llamar a mi madre para comprar mis cosas
favoritas, asegurarse de que cada detalle estuviera en orden, y sobre todo, cuidar de mí.
Aunque era algo miserable estar enfermo, lo volvería a hacer una y otra vez solo para
pasar con ella un día como el de hoy.
Habíamos charlado y nos habíamos reído. Y sí había un único sonido del que nunca me
cansaría, seria su risa. Sabía como darle placer a su cuerpo, pero hacerla feliz de otras
maneras era algo a lo que todavía me estaba acostumbrando. Hablamos sobre libros y
películas, color favoritos y amigos de la infancia, y los dos nos sorprendimos por lo mucho
que realmente teníamos en común. Tengo que admitir que me sobresalté un poco cuando
ella me preguntó por el paradero de sus bragas. No pude evitar sonreír mientras me
imaginaba el cajón de la mesa de mi despacho, ahora llena de satén y encaje. Parecía
que encajábamos fácilmente y estaba gratamente sorprendido al ver que estar juntos de
esa manera era tan natural y cómodo como estar juntos sexualmente. Me enamoraba un
poco más a cada momento que pasaba con ella, y me estaba empezando a dar cuenta de
que no quería encontrar una salida.
Nos habíamos quedado dormidos en algún momento, con nuestras piernas y brazos
entrelazados, y cuando me desperté me encontré con una Bella completamente retraída
caminando hacia mí. Sin que me dijera nada, sabía que había llegado la hora. Se excusó
y se fue a duchar, y yo hice lo mismo, deteniéndome y poniendo la mano en la puerta del
baño antes de salir. Necesitaba decir algo, pero era una pérdida de tiempo.
Volví a mi habitación e inmediatamente sentí la diferencia. Mi suite era silenciosa y fría,
sin el confort y la calidez que impregnaba cada rincón de la de Bella. La atmósfera
solitaria que antes hubiera ansiado, ahora me hacia sentir vacío; la soledad era
literalmente palpable en el aire. Me vestí e hice el equipaje rápidamente, sabiendo que
quería volver con ella. Mis sentimientos eran un embrollo, y aunque no tenía ni idea de
hacia dónde dar mi siguiente paso, sabía que juntos encontraríamos el camino.
Mientras caminaba hacia su habitación, me preocupé por lo de que podría encontrar allí.
La expresión de su cara cuando me desperté estaba en agudo contraste con estado de
ánimo tan despreocupado de antes. Sentía que se alejaba a cada segundo y esperaba
que pudiera darnos la oportunidad de arreglarlo. Mi corazón se desbocó al verla cuando
me abrió la puerta. Estaba tan guapa como siempre, pero parecía apenada, y claramente
había estado llorando. Dejó de mirarme rápidamente, y era obvio que se sentía
abochornada e incómoda por haberla visto así. Apreté los dientes para evitar decía gol, y
cuando la rocé al pasar por la puerta, me sorprendí cuando de repente me empujó contra
la pared.
Me quedé congelado, inmóvil por su reacción, hasta que mi cuerpo respondió. Sus besos
eran frenéticos, y me dejé llevar por su urgencia. Nuestros gemidos hacían eco contra el
mármol de la entrada, y solo era consciente del deseo que nos impulsaba a esto. Llevó
nuestras manos entrelazadas por su cuerpo, y por debajo de su falda. Gemí en cuanto
mis dedos rozaron las tiras de su liguero y la moví hacia arriba, atrapando la delicada tela
de sus bragas con mi puño.
-“Fóllame, Edward. Por favor.“
Sus palabras me atravesaron, y la besé con fiereza, mordiendo su cuello arriba y abajo.
-“Solo una vez más. Por favor.“
Sus palabras implicaban una necesidad y unas ansias que hicieron que me apartara,
mirando desesperadamente sus ojos. Esta no era la Bella que yo conocía. Parecía
asustada y avergonzada, y yo no quería volver a esa mirada en su cara.
-“Qué? No pares.“ Se inclinó para besarme de nuevo y me aparté.
-“Bella, para.“ dije deslizando mis manos por su cuerpo. “Cariño, qué estás haciendo?“ Mi
estómago dio un brinco mientras ella agachaba la cabeza, incapaz de mirarme. Se
pensaba que lo único que quería de ella era esto?
-“No se de que hablas.“
-“Escúchame, Bella.“ comencé a decir, tomando su cara entre mis manos y levantando su
barbilla para que me mirara a los ojos.
-“Escúchame, Bella. Quiero de ti algo más que esto. Y cuando subamos a ese avión, todo lo que hemos tenido aquí vendrá con nosotros. Te lo prometo. Me crees? Je suis à toi. Yo.Soy.Tuyo“
Por favor, creéme, Bella.
Susurró la única cosa que necesitaba escuchar. “Sí.“ y presioné mi frente contra la suya,
prometiendo en silencio que ambos encontraríamos una manera de que esto funcionara.
-“Y yo soy tuya.“
La miré y no pude reprimir mi sonrisa. No me había dado cuenta de lo mucho que
necesitaba escuchar esas palabras, y dejé salir un profundo suspiro, dejando que esa
sensación me embriagara. Ella era mía.
La ayudé a arreglarse la ropa y cogí su mano, entrelazando nuestros dedos. -“Estás lista?“
le pregunté despacio, esperando que ella entendiera lo que conllevaba mi pregunta.
Asintió una vez y me miró a los ojos, sonriendo dulcemente mientras le daba a su mano
un pequeño apretón. Los dos sabíamos lo que significaba dejar este lugar. En el momento
en que atravesáramos esa puerta, los dos volveríamos a ser el señor Cullen y la señorita
Swan.
-“El botones va a subir a por nuestras maletas.“ le dije, señalando detrás nuestra. Abrí la
puerta ligeramente, y volví a ver que la ansiedad había vuelto a su cara. Llevé su mano
hasta mi boca y la besé gentilmente.
- “Je suis à toi.“ Le susurré contra su piel, intentado expresas mis sentimientos con esas simples palabras. En cuando cruzamos el umbral del hall, solté su mano a regañadientes, sintiendo la pérdida al instante. Saludé educadamente a un grupo de pasajeros que pasaron por nuestro lado y cerré la puerta detrás de nosotros, contando los minutos que faltaban para volver a tocarla de nuevo.
La voz del piloto a través de los altavoces me sacó de mis recuerdos, y abrí los ojos para
mirar a Bella. Todavía estaba durmiendo , y después de echar un vistazo a los demás
pasajeros, me incliné hacia ella. El olor a naranjas me embriagó mientras besaba
suavemente su pelo.
-“Bella“ susurré, moviéndome ligeramente para darle otro beso en la frente.
-“Bella, cariño. Ya casi hemos llegado.“ Pasé mis dedos por su pelo mientras ella comenzaba a estirarse.
Abriendo los ojos, me sonrió y se sentó, mirándome un poco sobresaltada por lo cerca
que estaba.
-“Está bien.“ comencé a decir, poniendo mi mano en su cara.
-“Todo el mundo está dormido. Nadie nos ha mirado en todo el vuelo.“ Asintió y entonces apoyó su espalda en mí, cubriendo con nuestras manos entrelazadas con la otra.
-“Ya estamos en casa?“ La miré intensamente por un momento, intentando descifrar
porque su pregunta despertaba algo en mi interior. Para ser honesto, no se me había
ocurrido que no estábamos en casa. Bella estaba conmigo, y aparentemente, eso era
todo lo que necesitaba.
-“Edward?“ Sacudí mi cabeza ligeramente y sonreí.
-“Sí, aterrizaremos en cualquier momento.“ Asintió y miró por la ventana. Comencé a
pensar en lo que iba a pasar en cuanto llegáramos al aeropuerto. Un pensamiento en
concreto se gestaba en mi cabeza desde la pasada noche: quería que viniera a casa
conmigo. Era eso cruzar la linea? Dios, no tenía ni idea. Estaba tan fuera de mi liga. Solo
sabía que las cosas ya no podían ser como antes. No iba a haber manera de verla toda la
semana y limitar mis caricias a encuentros casuales en sitios aislados. Quería hacerle el
amor en mi cama. Quería ver donde vivía, llevarla a cenar y no temer que alguien nos
viera. Me aclaré la garganta y decidí que era ahora o nunca.
-“Bella yo-“
Mi pregunta fue cortada por el anuncio del descenso del avión. Los demás pasajeros
comenzaron a despertarse a nuestro alrededor y supe que el momento se había perdido.
Los siguientes diez minutos nos lo pasamos organizando nuestras cosas, y yo intentado
prepararme mentalmente para preguntárselo de nuevo. Nuestro aterrizaje fue suave y
antes de saberlo, estábamos caminando para recoger nuestro equipaje. Nos quedamos
de pie, uno al lado del otro, con nuestros hombros casi tocándose, y me encontré a mi
mismo estudiando su perfil. Como pude pensar que podría resistirme a esta mujer era
algo que me sobrepasaba. Era cálida y preciosa y era increíble haber aprendido que era
mucho más preciosa por dentro.
Una oleada de sensaciones se despertó en mi interior, y supe que no quería apartarme de
ella. Joder, cuándo me convertí en un blando? Me giré para verla y puse mi mano sobre
su brazo.
-“Bella yo-“
-“Bella!“ Los dos nos dimos la vuelta para ver a una chica rubia y de su edad corriendo
hacia nosotros.
-“Bella eres tú. Oh dios mío. Pensaba que te había visto en el aeropuerto de Seattle pero no estaba segura.“ Solté mi mano y di un paso hacia atrás.
-“Sara, hola! Me viste en Seattle?“ Estaba sonriéndole a su amiga, pero me miró
rápidamente, con algo de pánico en sus ojos.
-“Sí. Iba a saludarte pero mi teléfono comenzó a sonar. Oye, quieres que compartamos un
taxi?“ Sara esperó expectante mientras en mi estómago se hacía un nudo.
-“Oh.. hm…. claro.“ murmuró, mirándome. “Sara y yo vivimos en el mismo complejo de
apartamentos.“ Le sonreí y asentí mientras Sara comenzaba a darle detalles de cada
minuto de su visita a su novio. Tragué saliva con fuerza y mi pecho se tensó al saber que
no iba a llevarla a casa, y que no iba a poder despedirme. Bella también se dio cuenta
porque no paraba de mirarme por encima del hombro de su amiga.
Nuestras maletas aparecieron en la cinta transportadora y las recogí, ofreciéndole mi
ayuda a las dos hasta el taxi. Mientras colocaba el equipaje en el maletero, miré a Bella
por el rabillo del ojo. Me estaba mirando. Sonreí suavemente y esperé que ella
comprendiera todo lo que quería decir. Dio un paso atrás para meter su equipaje de
mano, y la mía rozó la suya dentro del maletero.
- “Te llamaré.“ le dije despacio.
Nuestros ojos se encontraron y asintió, entrelazando por un momento nuestros dedos. Sara se
acercó a nosotros y puso su maleta detrás de la de Bella.
-“Nos vamos?“ preguntó, ajena a todo.
-“Claro.“ contestó Bella antes de volver a mirarme.
-“Lo veré el Lunes, señor Cullen.“ Se dio la vuelta rápidamente, se metió en el taxi y cerró la puerta. Me subí al bordillo y observé hasta que desapareció de mi vista, sintiendo ya el dolor de su ausencia. Una bocina
resonando en la distancia llamó mi atención, y cogiendo mi equipaje comencé a caminar.
Una vez dentro de mi coche, arranqué y saqué mi móvil, escribiendo lo primero que se me
vino a la cabeza.
E: Todavía puedo oler tu pelo.
--------------------------------------
Más tarde, esa misma noche, me senté en la mesa de la sala de juntas con mi padre y mihermano. Mi padre estaba encantado con tenerme en casa, pero mucho más con que
Bella y yo nos lleváramos bien.
-“Edward, no puedo decirte lo orgullo que estoy de que por fin hayáis aparcado vuestras
diferencias. Ya te lo digo, el trabajo va a ver mucho más llevadero para los dos.“
-“No podría estar más de acuerdo, papá.“ contesté, ojeando la carpeta que tenía ante mí.
Odiaba mentirle a mi familia, pero sobre todo, no podía soportar la sensación de que mi
hermano sabía algo. Rosalie me había dado su palabra de que no diría nada, pero
Emmett tenía una manera de ver las cosas que preferirías que no lo hiciera. El haber sido
un deportista tonto en la universidad, lo convertía ahora en un hijo de perra inteligente.
Había ignorado cuatro de sus llamadas y dos mensajes mientras estaba fuera, y la mirada
que me echó en cuanto entré en la reunión me dijo de que no iba a poder evitar esa
conversación durante más tiempo.
-“Bueno,“ comenzó, repiqueteando sus dedos contra la mesa.
-“Va a venir Bella?“ Levanté la mirada, frunciendo la vista. Que te jodan, Emmett.
-“No.“ contesté firmemente.
-“La señorita Swan se encontró a una amiga en el aeropuerto, y creo que iban a salir esta noche.“
Continué mirándolo, sabiendo que no iba a atreverse a decir nada delante de nuestro padre. Nuestro encuentro de miradas fue interrumpida por
la entrada de un cliente en la sala, y rápidamente volvimos a nuestros negocios.
Una hora más tarde, me senté al fondo de la oscura sala, observando una presentación,
contento de haber desaparecido de la vista de mi hermano. Mi móvil vibró y mi corazón se
aceleró, deseando que fuera ella. No había devuelto mi mensaje, y mentiría si dijera que
no estaba preocupado. Intentado aparentar desinteresado, cogí el teléfono de mi bolsillo y
lo miré.
B: Todavía puedo sentir tus caricias.
Dejé el teléfono sobre la mesa e hice todos mis esfuerzos para no dejar a la vista ninguna
expresión de asombro en mi cara. Cuando estuve seguro de que nadie miraba, tecleé de
nuevo y re leí el mensaje. Joder. Miré la hora y me pregunté cuando tiempo más tendría
que estar aquí. Intentado aparentar desinterés, escribí rápidamente un mensaje de
respuesta y volví a meter el móvil en mi bolsillo.
E: Todavía puedo saborear tus labios.
Tres minutos más tarde, sentí vibrar mi bolsillo otra vez.
B: Echo de menos tu tatuaje.
Eché la cabeza hacia atrás y la apoyé en la pared, repitiéndome a mi mismo esas
palabras. Echaba de menos mi tatuaje. Mierda. Dios, ni siquiera sabía como responder a
eso.
E: Echo de menos verte.Me preocupaba no saber nada de ti. Todo bien?
No podía creer lo nervioso que estaba. Qué pasaba si ella había cambiado de idea?
B: Lo siento. No tenía volumen y me quedé dormida. Alguien me tuvo despierta
toda la noche.
Joder. No sabía que sentimiento era más grande; alivio al saber que no había cambiado
de idea o lujuria mientras recordaba la manera en que ambos nos mantuvimos despiertos.
Reprimí un gemido y me ajusté los pantalones.
E: No puedo disculparme. Lo volvería a hacer una y otra vez si me dejaras.
No pude evitar sonreír, y cuando levanté la mirada vi a mi hermano inclinado, mirándome
desde su silla. Mierda, esto iba a ser un problema. Segundos más tarde, me llegó otro
mensaje. Lo miré diciéndole que se metiera en sus asuntos y apartó la mirada.
B: Creo que me iba a gustar.
Casi se me cae el móvil. Hice una mueca al saber que ya tenía planes para esta noche,
mi padre ya me había pedido que visitara a mi madre. Tomando aire, escribí una
respuesta.
E: Tengo que ir a casa de mis padres esta noche. Puedo llamarte cuando termine?
B: Definitivamente.
E: Quiero verte mañana
Mi dedo acarició la tecla de envío. Yo estaba preparado para eso, pero ella? Necesitaba
esto, lo necesitábamos. Cerrando mis ojos, mandé el mensaje y esperé. Segundos más
tarde, el teléfono vibró en mi mano.
B: Yo también quiero verte.
Oh, gracias al jodido cielo. Eché la cabeza hacia atrás y exhalé profundamente. Ella
quería esto. Empecé a trazar un plan en mi cabeza.
E: En mi casa? Te haré la cena.
B: Me encantaría. Puedo hacer una petición?
Una petición? Me reí cuando pensé que probablemente le daría cualquier cosa que ella
me pidiera. Respondí rápidamente.
E: Lo que sea.
B: Ponte vaqueros.
Qué? Quería verme con vaqueros? Sacudí la cabeza mientras le respondía.
E: Vaqueros, eh? Hecho. Puedo hacer una petición?
B: Lo que sea.
Sonriendo, pensé en sus largas piernas y mi mano deslizándose sobre ellas.
E: Ponte un vestido.
B: Un vestido, eh? Mmm… Hecho. Oh, y no te afeites.
Me quedé mirando el móvil en mi mano, recordando los sonidos que hacía cuando
acariciaba la parte interna de su muslo con mi cara, y sentí como se ponía dura otra vez.
Iba a ser una noche muy larga.
E: Todavía estoy en la reunión. Te llamo en un par de horas. Trato hecho?
B: Trato hecho.
Dudé un momento antes de escribir mi respuesta, pasando mi dedo por el botón de envío,
preguntándome si estaba haciendo lo correcto.
E: Te echo de menos, Bella.
B: Yo también te echo de menos.
Ella también me echaba de menos. Pasando mi dedo por la pantalla, re leí sus palabras,
anticipando el momento en que la vería de nuevo.
-------------------------------------------
A la mañana siguiente me desperté lleno de energía y nervios. Ella iba a estar aquí estanoche, en mi casa y posiblemente en mi cama. Me lo había imaginado cientos de veces,
sin pensar en que algún día se hiciera realidad. El saber que en apenas diez horas ella
iba a estar en mi apartamento me llenaba con una sensación de excitación que no había
sentido antes. Me levanté y me vestí rápidamente con un pantalón corto, una camiseta y
mis zapatillas para correr. Sabía que correr era la única cosa que me despejaba la mente
y me calmaba lo suficiente para durar todo el día. El gimnasio estaba descartado; había la
oportunidad de encontrarme con Emmett y no quería hablar con él hasta que Bella y yo
decidiéramos algunas cosas.
Cogí una botella de agua y mi IPod, y salí de mi apartamento, subiendo en el ascensor
hasta la azotea de mi edificio. Encendí la música y comencé a estirar, sintiendo como la
tensión dejaba mi cuerpo. Corrí hasta que mis músculos ardían y mi pecho dolía, dejando
mi mente pacíficamente limpia.
Siete millas más tarde, deje de correr para caminar, parándome en la barandilla de cristal
}que rodeaba la pista de footing. Era en momentos como este en los que vivir aquí valía
cada penique. A esta altura la vista era extraordinaria. Me detuve a observar la ciudad, por
encima de los edificios en dirección al apartamento de Bella. Cinco minutos. A veces me
resultaba difícil de creer que todo este tiempo estuviéramos viviendo a solo cinco minutos.
Sabía que en algún momento de esta noche tendríamos que hablar. Quería seguir
viéndola; no había duda sobre eso, pero que hay del resto de la gente? Sabía que
realmente no deberíamos vernos mientras yo siguiera siendo su jefe, pero mi lado egoísta
no quería dejarla escapar. Sacudí la cabeza, sabiendo de sobra lo gilipollas que había
sido con todo esto. Una parte de mí sabía que no importaba, porque cualquier relación
que tuviéramos cualquier de los dos iba a ser criticaba por los demás. Bella siempre sería
la secretaria que se folló a su jefe, y yo el cabrón que se aprovechó de ella.
Me froté la cara con mis manos, y dejé salir un profundo suspiro. Simplemente iba a
hablar con ella y dejar que tomara una decisión. Todo saldría bien. Tenía que salir bien.
Esa noche, más tarde, revisé mi casa por última vez. Todo estaba perfecto. Había ido a
hacer la compra, comprando todo lo que necesitaba para preparar la única cosa que le
había visto pedir en nuestras cenas del seminario. Pollo Piccata. También alquile todas
sus películas favoritas, las únicas que yo no tenía. Le compré flores e incluso me vestí
como ella me pidió, con vaqueros y una camiseta negra. Tampoco me afeité. Todo estaba
listo y estaba en la cocina cortando verduras cuando sonó el timbre de la puerta. Mi mano
se congeló y mi corazón comenzó a latir rápidamente. Ya estaba aquí.
Abrí la puerta y dejé que el aire dejara mis pulmones en cuando la vi de pie en el pasillo.
Se giró y nos miramos a los ojos, dibujando una tímida sonrisa con sus labios. Su pelo
estaba suelto sobre sus hombros y mis dedos se enredaron en el por instinto. Llevaba un
vestido negro simple, con el cuello en V y mangas largas, que podría estar considerado
algo conservador si no fuera por el largo. Se cortaba en mitad de los muslos, enfatizando
cada centímetro de sus largas y sexis piernas. Entre eso, sus zapatos y pensar en lo que
llevaba debajo, todos mis planes por llevar las cosas despacio se fueron por la ventana.
-“Hola“ dije con una sonrisa. Arqueó una ceja, viendo mi apreciación y sonrió.
-“Hola“ respondió.
-“Bella, estás preciosa.“ susurré, incapaz de esperar un minuto más para tocarla.
Di un paso hacia adelante y salí al pasillo, abrazándola y acariciando con mis dedos su nuca.
Ninguno de los dos se movió, nuestros ojos ardían y la ligera esencia de su perfume me
embriagó. Mis dedos la agarraron con más firmeza y la acerqué a mí mientras. Mis ojos
se posaron en mi boca, y gruñí en cuando vi como se mordía el labio inferior. A una
lentitud agonizante, me acerque a ella, y cerrando mis ojos, la besé finalmente.
Tocando sus labios suavemente, gemí al sentir la dulce familiaridad de su beso. Despacio
y me aparté y la miré una vez a los ojos, antes de inclinarme de nuevo, tomando su labio
con los míos. Suspiró y su aliento chocó contra mi cara, trayéndome su aroma y sabor a
chocolate. Sonreí contra sus labios mientras recordaba su hábito de comer besos de
Hershey cuando estaba nerviosa.
Abrió los labios y gimió cuando mi lengua entró en su boca, acariciando la suya. Mis
manos agarraron su cuello y su pelo, y ladeé su cabeza, dándome otro ángulo para mi
beso. Lo que había empezado como algo suave, ahora se había convertido en urgencia,
saboreando y provocándola, sintiendo como sentir sus labios contra los míos me
consumía.
Se cerró una puerta al final del pasillo y me di cuenta de que estábamos fuera de mi
apartamento. Sin ganas, me aparté, todavía tocando su nariz con la mía.
-“Tenemos que entrar dentro o te lo haré aquí mismo, en este pasillo“ Sus labios dibujaron
una sonrisa contra los míos.
-“No creo que me importara.“
Gemí y me obligué a mi mismo a alargar la distancia entre nosotros, acariciando su brazo
con mis dedos suavemente, y cogiendo su mano.
-“Vamos, provocadora, deja que te dé de comer.“ Guiñé un ojo y su sonrisa se amplió
mientras entrábamos en mi apartamento. Cerré la puerta y esperé expectante mientras
sus ojos bailaban por todo el espacio. Estuvo callada por un momento, y deseé saber que
estaba pensando.
-“Esto es precioso, Edward.“ Observé como caminaba por mi casa y me sorprendí por lo
bien que me sentaba eso. Sus ojos se detuvieron en las ventanas que iban desde el suelo
al techo mientras caminaba, acariciando los respaldos de las sillas del comedor mientras
pasaba por su lado. Se paró enfrente del gran panel de cristal y suspiró.
-“Vaya. Esto es increíble.“ El sol se estaba poniendo y las luces de la ciudad envolvía la sala, colándose a través del cristal que abarcaba la pared. Caminé despacio hacia ella, y un destello de
culpa me inundó al recordar nuestro primer encuentro.
Me quedé a su lado e incapaz de resistirme, agarré su barbilla y giré su cara hacia mí,
inclinándome para volver a darle un suave beso en los labios.
-“Te he dicho ya lo preciosa que estás?“ Sonrió y besó mi mano antes de responder.
-“Sí, y gracias. Tú…“ se detuvo y sus ojos analizaron mi cuerpo de arriba abajo. “…
tampoco estás nada mal.“ Me reí en alto y cogí su mano.
-“Gracias.“ contesté. “Voy a hacerte un tour.“
Le enseñé el apartamento, disfrutando de sus reacciones con cada habitación. Cuando
estábamos en la puerta de mi habitación, murmuré.
-“Esta es mi habitación.“ dije despacio, imaginándomela en mi cama. Nuestros ojos se
encontraron ante la mutua anticipación de lo que iba a pasar esta noche. Suprimí la
necesidad de abrazarla y en su lugar apreté su mano, moviéndonos hacia la cocina.
-“Vamos, voy a comprobar la cena.“
Yo iba delante y sus ojos se abrieron, examinando la habitación. Me encantaba cocinar y
no había escatimado en gastos al diseñar la cocina; estaba llena de gabinetes de madera
de cerezo pintados de marrón cálido. El suelo estaba cubierto de tablones anchos de
madera y la iluminación suave se reflejaba en el pulido de los electrodomésticos de acero
inoxidable. Las encimeras de granito eran profundas y observé con gran atención como
pasaba su mano por la superficie lisa.
-“Es perfecta“ suspiró, y sus ojos me miraron a través de la isla central.
- “Exactamente como me la había imaginado.“ Estaba cortando las verduras cuando me detuve al escuchar sus palabras.
“Te habías imaginado mi apartamento?“ le pregunté, incapaz de esconder la sorpresa en
mi voz. Asintió sin dejar de mirarme.
-“Una y otra vez.“ Su afirmación llenó el aire y mi corazón se aceleró.
-“Desde cuando?“
-“Meses“
No podía creer lo que estaba escuchando. Dejé el cuchillo sobre la tabla de cortar y
caminé hasta ella. Acaricié un mechón de su pelo antes de que mis dedos se hundieran
en su melena y la acerqué a mí.
La pura necesidad que sentía cuando nuestros la tocaba se aferró a mi en cuanto
nuestras bocas se tocaron. Mi lengua se deslizó entre sus labios abiertos, y gemí cuando
la ola de lujuria comenzó en mi estómago, bajando directa a mi polla. La presioné contra
la encimera y agarré su pelo con fuerza, recompensado con un gemido gutural.
-“Bella, quiero que esto vaya despacio.“ murmuré contra sus labios.
-“Tarde“ Sus palabras sin aliento encendieron la lujuria que estaba intentado reprimir, y me
endurecí aún más. Sin poder alargar el momento, mis dedos se deslizaron por su cuerpo
y jugueteé con el dobladillo de su vestido, moviéndolo despacio por su muslo. Mis labios
dejaron los suyos y cerré los ojos mientras sentía sus manos sobre mi cuerpo, retorciendo
sus dedos en la cintura de mis vaqueros.
-“Me gusta el vestido.“ dije contra su cuello. Mis manos recorrieron su cuerpo, acariando su
estómago por encima de la tela. Apoyé la cabeza en su hombro, mientras me encontraba
con algo de gasa.
-“Oh, joder, cariño. Qué es esto?“ Mis manos hicieron círculos sobre sus costillas, y gemí
al sentir la suave tela entre mis dedos. Su suave risa llenó mis oídos y di gracias a dios
por su gusto en lencería.
Giró la cabeza levemente, pasando sus labios por mi cuello.
-“Me gustan los vaqueros.“
susurró, haciendo que se me pusiera la piel de gallina con su cálido aliento. Agarró con
fuerza la cintura de mis pantalones y sentí como el reverso de sus dedos acariciaban mi
estómago. Mis músculos se tensaron.
Mi boca encontró la suya en otro beso frenético y con un rápido movimiento, le subí el
vestido y se lo quité, tirándolo al suelo. Mis ojos se movieron por sus curvas, apenas
cubierto por la ropa interior. Su mano agarró el final de mi camisa y la quitó, tirándola al
suelo. Agarré su cara y apreté mi boca contra la suya, deslizando nuestras lenguas. Me
apreté a ella, con mi dolorida entrepierna presionando contra los vaqueros. Deslicé mis
dedos por su cuello y hombros, y dejé que mis manos viajaran por su suave piel,
parándome en la delicada tela.
-“Te necesito, Edward“ suspiró en mi boca. Con un frenético movimiento le quité el
sujetador, gimiendo al sentir sus pechos desnudos contra el mío. Sus dedos comenzaron
a desabrochar los botones de mi pantalones, haciendo que mi polla vibrara cada vez que
la rozaba. Sentí como el pantalón comenzaba a descender por mis caderas y mi
entrepierna rozó su estómago. Con mis manos en su cadera, le di la vuelta, acariciándola
y poniendo sus manos sobre el frío granito. Presioné mi polla contra ella mientras
apartaba el pelo de su hombro, depositando besos por su espalda.
-“Sabes lo mucho que te deseo ahora mismo, Bella? Todas las cosas que quiero hacerte?“
Mis manos viajaron hasta su cintura, agarrando sus bragas.
-“Qué es lo que quieres? Quieres que te lo haga?“ Se apretó a mi con fuerza, y gemí por la fricción de mi polla contra la cálida piel de la parte inferior de su espalda.
-“Dímelo, Bella. Pídeme que te lohaga.“
Gimió en alto y echó la cabeza hacia atrás mientras su pelo se esparcía por sus hombros
y mi pecho. Gruñí por la sensación y agarré con más fuerza sus bragas, usándolas para
acercarla más a mí.
-“Tengo que quitarte esto, Bella.“ Susurré en su oído. “Se están interponiendo entré yo y algo que quiero.“ Pasé los dedos por el satén y tiré ligeramente.
-“Son muy bonitas.“ Me detuve, acariciando la suave piel por debajo de la tela.
- “Pero lo que hay debajo es todavía mejor.“ Tiré con fuerza una última vez y la delicada tela se
rompió con facilidad, cayendo ceremoniosamente al suelo.
-“Estás tan sexy desnuda en mi cocina, con tan solo esos zapatos“ Murmuré contra su
hombro. Me quité los vaqueros y acaricié su muslo con mi mano.
- “Estás lista para mí?“ Mi mano se deslizó entre sus muslos, diciendo su nombre y sintiendo su humedad. Acaricié en círculos su clítoris, cerrando los ojos mientras ella aguantaba la respiración,
inclinándose por mis caricias. Mi polla vibró por la anticipación y el calor envolvió mis
dedos.
Un leve gemido dejó sus labios y arqueó la espalda, haciendo que su culo se presionara
contra mí. Retiré mis dedos y puse la mano entre sus hombros, empujándola con cuidado
contra la encimera y presionando la punta de mi polla en su entrada. Agarré sus caderas,
y entré en ella, gimiendo los dos por la sensación. Sin avisar, comenzó a mover sus
caderas, golpeando las mías, tomándome en su interior. La sensación era indescriptible.
Estaba completamente entregado a ella. Jadeó mi nombre y apoyó la cabeza en el granito
mientras embestía fuera y dentro de ella profundamente.
Nuestro cuerpos se movían como uno solo, empujando y presionando, y me incliné para
besar la piel entre sus hombros. Apretó las caderas con fuerza contra mí y levanté la
cabeza para ver como estaba observando nuestro reflejo en el acero pulido de la puerta
de la nevera. Nuestros ojos se encontraron, y gemí en alto al vernos. Sus pechos se
presionaban contra la encimera y podía verme a mí mismo embistiendo en ella, haciendo
que su cuerpo se moviera hacia adelante por la fuerza que empleaba.
-“Te gusta eso, Bella?“ Le pregunté a su reflejo. Gimió y el sonido fue directo a mi polla.
Dios, me encantaba hacer que dijera cosas sucias.
-“Oh, sí.“ respondió sin aliento, mientras seguíamos mirando.
-“Oh joder, Bella.“ dije, haciendo que mi voz sonara desesperada.
-“No sabes cuantas veces me he imaginado esto… imaginando que te follaba en cada rincón de mi
apartamento. Cuando te corras, te voy a llevar a mi cama, y te lo voy a volver a hacer otra
vez.“
-“Tócame, Edward. Estoy muy cerca.“ Apreté la mandíbula mientras sus palabras hacían lo
imposible por alargar mi inminente orgasmo. Mi mano se deslizó por su cuerpo hasta su
clítoris, y cerrando los ojos con fuerza mis dedos acariciaron fácilmente su húmeda
entrepierna. Comencé a frotar suavemente y en cuestión de segundos noté como
empezaba a estrecharme a mi alrededor, sintiendo como encajábamos a la perfección.
-“Dios, Bella.“ gemí y me presioné más a ella. Su espalda se arqueó y con un último grito,
se corrió. No necesitaba alargarlo más así que agarrando con fuerza sus caderas, su
nombre salió de mis labios y me corrí dentro de ella.
Bella se colapso contra la encimera y me incliné, pasando mis labios por su espalda,
susurrando su nombre.
-“Nunca había hecho nada como esto antes.“ Murmuré mientras apoyaba mi frente en su sudada piel. No sabía si mis palabras significarían lo mismo para ella, pero me sentaba muy bien decirlas en alto. Una vez que mi respiración se calmó salí de ella y giré su cara para mirarla. La miré a sus profundos ojos castaños y la idea de que se marchara me dolió.
-“Quédate a dormir, Bella.“ Poniendo sus manos en mi cara, se puso de puntillas y me dio
un beso en los labios.
-“No me voy a ir a ningún lado.“ Me beso de nuevo antes de mirarme. “Dilo otra vez,
Edward.“
Sabía exactamente lo que quería decir. Me incliné un poco y la levanté, sonriendo cuando
rodeó mi cintura con sus piernas, poniendo sus brazos alrededor de mi cuello. Me giré y
me dirigí a mi habitación sin ninguna intención de cenar.
-“Je suis à toi.“ Dije despacio mientras la ponía sobre mi cama. La observé sobre mis
sábanas: su pelo se esparcía a su alrededor y sentí que mi pecho se expandía.
-“No sabescuantas veces he soñado con tener aquí.“
Nos tumbamos uno enfrente del otro en la oscuridad de la habitación, con las luces de la
ciudad entrando por la ventana, iluminando su cara. Mis manos jugaron con su pelo y ella
acarició mis mandíbula con las puntas de sus dedos. El momento era perfecto y
finalmente estaba preparado para hablar con ella.
-“Bella.“ susurré, temblando cuando pasó su pulgar por mis labios.
-“Uhm?“
Aparté una mano de su pelo y la puse en su cintura, acariciando su piel.
-“Qué quieres hacer?“ Hice una pausa, para aclararme.
- “Sobre esto, sobre nosotros?“ Su mano se movió hasta mi cadera.
-“No lo se“ Su voz apenas fue un susurro y la acerqué a mí.
-“Quiero estar contigo, Bella. Todo lo que dije en Seattle es cierto. Yo..“ La emoción
comenzó a burbujear en mi interior y me apreté más a ella, ya que de alguna manera no
me sentía del todo cerca. Sabía que estaba enamorado de ella pero, estaba listo para
decirlo en alto? Y más importante, estaría ella preparada para escucharlas?
- “Me preocupo tanto por ti, Bella.Quiero ir a tu casa y dormir en tu cama. Quiero saber el color de tus toallas y si apagas la tostadora después de usarla. Eres todo lo que pienso“ La miré a losojos y vi lágrimas.
-“Hey, no llores“
-“No estoy llorando.“ mintió sonriendo, mientras mis dedos secaban las lágrimas.
-“Yo también quiero todo eso. Me encantó cuando me pediste que viniera, y quiero que vengas
a mi casa. Pero…“ Su voz se fue apagando y apartó la mirada. Pero? Mi respiración se
aceleró y una sensación de pánico se aferró rápidamente a mí.
-“Pero podemos simplemente ser nosotros durante un tiempo? Solo nosotros dos?“
Me quedé aliviado en cuanto mi cabeza registró lo que acababa de decir. Me deseaba;
solo quería que fuéramos nosotros dos durante un tiempo. Podía soportar eso. Sabía que
las cosas entre nosotros irían genial. Podíamos mantenerlo en secreto y continuar
viéndonos, y ella podría seguir trabajando para mí. Los dos éramos adultos. Iba a
funcionar. No había ninguna razón para que no fuera así.
No podía dejar de sonreír mientras acortaba la distancia entre nosotros y besé sus labios.
-“Sí. Podemos ser solo los dos tanto como quieras“ Volví a besarla.
-“Oui. Tu es mon confort.“
En el momento en que nuestros labios se tocaron, mi cuerpo se agitó.
-“Te deseo otra vez,“ Susurré en su boca. Gimió despacio, profundizando nuestro beso mientras mi mano se movía por su cintura hasta su muslo. Tracé pequeños círculos por su piel antes de
levantar su pierna y aferrarla a mi cadera, alineando nuestros cuerpos perfectamente. Me
balanceé contra ella, deslizando mi polla con facilidad entre sus piernas. Moviendo mis
caderas ligeramente, me balanceé de nuevo y me introduje en ella.
Nunca antes le había hecho el amor así a una mujer, cada centímetro de nuestros
cuerpos se presionaba. Nuestras manos eran libres para explorar, nuestras bocas libres
para besar. Me sentía conectado a ella de todas las maneras posibles. Estar con ella era
mejor que cualquier fantasía que hubiera tenido. Sabía que ya había estado enamorado
antes, pero nunca había sentido esta fuerza que me consumía. Sentía que si ella se
alejaba nunca volvería a estar entero otra vez. Agarré su cara entre mis manos y la besé
con veneración, esperando poder expresar con mi cuerpo todas las palabras que no podía
decir.
Sus ojos se cerraron y dijo mi nombre, sonando más urgente con cada beso de mi boca o
una caricia de mi mano. El placer de estar dentro de ella crecía despacio; cada rítmico
movimiento nos llevaba cada vez más cerca.
-“Edward.“ dijo despacio, pero tan lleno de sentimiento que hizo que me doliera el pecho.
-“Estoy aquí, cariño. No voy a dejar que te vayas.“ La agarré con más fuerza. Deslizó su
mano hasta la mía, en su cadera y me apretó más a ella. La sensación de poder estar con
ella de esta manera estaba a punto de consumirnos. Nuestras bocas estaban abiertas sin
tocarse. Nuestros músculos temblaban, nuestros cuerpos embestían, pero no dijimos
nada mientras nos corríamos en un poderoso silencio.
Acorté la distancia entre nuestros labios con un profundo beso. No podía creer en lo
mucho que significaba para m´. Tenía mi corazón en sus manos, y quería tanto que lo
supiera. Salí de su cuerpo y nos cubrí con las sábanas. Bella sonrió y suspiró
profundamente, casi cerrando los ojos. Acaricié su piel con mi nariz por debajo de su
oreja, intentando memorizar su perfume. Su respiración era profunda y supe que se había
quedado dormida. Acariciando su piel con mis labios una vez más, me apreté con fuerza a
ella.
Saber que no podía escucharme me dio impulso para decir lo que desesperadamente
quería.
-“Creo que estoy enamorado de ti.“
-----------------------------------------------------
Me desperté a la mañana siguiente sintiendo unos dedos acariciar mi pelo. Suspiré y laatraje más a mi mientras los recuerdos de la pasada noche flotaban en mi cabeza. La
quería.
Mis ojos se abrieron de repente y miré hacia arriba, sorprendido cuando la vi
observándome.
-“Buenos días.“ dijo suavemente mientras seguía jugando con mi pelo.
-“Buenos días.“ le contesté con una amplia sonrisa. Se había quedado. Abrazándola, le di
un beso en los labios.
-“Gracias, Bella.“ Le susurré antes de reclamar mi hueco en sus
pechos desnudos.
Exhaló suavemente antes de contestar.
-“De nada.“ No se había ido por la mañana, todavía estaba aquí. Nos quedamos tumbados un
minutos, antes de que comenzara a hablar.
-“Quieres ducharte conmigo?“
-“Lo cierto es que me gustaría prepararte el desayuno. Te parece bien?“
Levanté la cabeza para mirarla, apoyando la barbilla en su pecho.
-“Me encantaría, Bella.“ Sonrió ampliamente y me elevé para besarla. Quería empezar de
esta manera todos los días.
Más tarde nos levantamos, y me dirigí a la ducha mientras ella se dirigía a la cocina.
Quince minutos más tarde, duchado y vestido, salí del baño. Mi corazón casi se para en
cuanto vi a Bella de pie sobre la cocina, preparando tortillas… con mi camisa. Había
limpiado toda la loza de la pasada noche, y caminé hasta situarme detrás de ella,
colocando mis brazos alrededor de su cintura.
-“No tenías que haber limpiado.“ le aparté el pelo y besé su cuello, sonriendo contra su piel
al escucharla gemir.
-“Quería hacerlo,“ respondió. “Ahora siéntate y te serviré esto.“ Me reí y la besé una última
vez antes de sentarme en la mesa del comedor. Estaba leyendo el periódico cuando entró
con un plato de tortitas, una taza de café y una botella de sirope en sus manos. Las puso
con cuidado en la mesa, y me sorprendí cuando se sentó en mi regazo.
-“A esto llamo yo un desayuno.“ Dije riendo, poniendo mis manos en sus caderas. Sonrió y
se inclinó, tocando mis labios con los suyos.
-“Estoy de acuerdo.“ Sus labios eran suaves, y sabían a pasta de dientes.
-“Te has lavado los dientes?“ le pregunté curioso.
-“Mmmmm, siempre llevo un cepillo en el bolso.“ respondió, untando sirope en las tortitas.
-“Oh dios mío. Somos perfectos el uno para el otro.“
-“De qué estás hablando?“
“De algo que Emmett me dijo sobre nosotros, que éramos más parecidos de lo que
pensábamos.“ dije distraído, incapaz de sacarme sus palabras de mi cabeza.
-“Sabías que yo-“
-“tienes un cepillo en el cajón de tu mesa, dos en el baño de tu oficina y uno en tu
guantera? Sí“ respondió, llevando un tenedor lleno de tortillas a mi boca.
-“Conozco casi todos tus pequeños hábitos anales.“ Me reí y sacudí la cabeza.
Continuó dándome de comer mientras yo le robaba besos entre bocados, gimiendo al
sentir el sirope en sus labios. Mis manos se deslizaron por sus muslos, por debajo de mi
camisa, deteniéndome cuando me encontré con una piel suave y desnuda. Sonreí
mientras la miraba y ella sacudía la cabeza.
-“Alguien rompió mis bragas anoche.“ Me guiñó un ojo y la atraje hacia mí, olvidando el
desayuno.
-“Me gustaría tumbarte en mi mesa y untarte el cuerpo con ese sirope.“ Le susurré contra
sus labios.
-“Mmmm, no. Te pringarías y acabas de ducharte.“ me dijo provocándome.
-“Oh, creo que valdría la pena.“ Se rió contra mi boca y sentía que mi afecto por ella crecía
más. Nunca pensé que sería tan fácil estar con ella.
Mi teléfono móvil comenzó a sonar pero lo ignoré. No quería que el mundo exterior me
interrumpiera. La única persona con la que quería hablar estaba aquí sentada, conmigo.
-“Edward, me enseñas a decir algo en francés?“ me aparté un poco y la miré sorprendido.
-“Por supuesto.“ respondí, entusiasmado con la idea.
-“Qué quieres saber?“
Se inclinó hacia delante y cogió un pedazo de papel de su bolso.
-“Esto,“ dijo despacio. la observé por un momento, antes de coger el pequeño papel de su
mano.
Contigo, estoy por fin en casa.
Mis ojos volaron hacia los suyos mientras el significado de sus palabras me golpeaba.
Estaba diciendo lo que pensaba? Volví a mirar las palabras con su preciosa caligrafía.
-“Oh, Bella,“susurré, sabiendo que nunca olvidaría este momento. Levanté la mirada y
enredé mi mano en su pelo, acariciando con mi pulgar su mejilla.
-“Avec toi, je suis enfin à la maison.“ Dije despacio, sin dejar de mirarla a los ojos.
-“Avec toi… je suis enfin… à la maison?“ preguntó nerviosa.
-“Perfecto,“ sujeté su cara entre mis manos y la besé gentilmente, esperando volcar todo el
amor que sentía por ella. Nuestras bocas se movían a la perfección. No quería que se
fuera. Nos apartamos unos momentos más tardes, y levantó su mano para acariciar mi
mandíbula.
-“Edward..“ comenzó a decir, solo interrumpida por un sonoro golpe en mi puerta. Nos
miramos a los ojos, con expresión de evidente pánico.
-“Edward!“ La grave voz de Emmett llegaba del descansillo, seguido por otra ráfaga de
golpes en la puerta.
-“Edward, se que estás ahí gilipollas. Puedo escuchar tú teléfono
sonando. No me voy a ir hasta que abras la puerta.“
Citly Patzz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!....que hace Emmet ahi nombreeeeeeeee que "interrumpicion" esa .....buenisimo se esta poniendo esto siiiii!!!
Jane- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
OHHH he quedado de una pieza estuvo de pelos el capitulo!!! que inoportuno Emmet
Nejix- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
EMMETTTTTT!!!! GRRRRR!!!.... siempre igual de inoportunooooo!!!!
Me encanta que por fin esten jutnos y en una aparente armonia y ya era hora de que se dieran cuenta de lo que sentian mutuamente... Me encanta este Edwarddddd!!!!... yo quiero uno igual jejejej
Me encanta que por fin esten jutnos y en una aparente armonia y ya era hora de que se dieran cuenta de lo que sentian mutuamente... Me encanta este Edwarddddd!!!!... yo quiero uno igual jejejej
Ebys Cullen- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Owww!!! siempree emmett ¡QUE INOPORTUNO!
Esta super la historiiiaa
Actualiza luego pliiis!!!
Esta super la historiiiaa
Actualiza luego pliiis!!!
Qamiila Quinteros- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Owww!!! siempree emmett ¡QUE INOPORTUNO!
Esta super la historiiiaa
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Qamiila Quinteros- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Voy a matar a Emmett!!!!!!!!!!!!!! Era el momento perfecto!!!!!!!!!!!1 OMG amo el frances, despues de que Edward lo dice y mi mente pensando como esas palabras suenan con su voz tan sexy, muero!!!!! ACtuaoliza pronto porfis esta increible
Karnnlizz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Karnnlizz escribió:Voy a matar a Emmett!!!!!!!!!!!!!! Era el momento perfecto!!!!!!!!!!!1 OMG amo el frances, despues de que Edward lo dice y mi mente pensando como esas palabras suenan con su voz tan sexy, muero!!!!! ACtuaoliza pronto porfis esta increible
yo he imaginado q Edward me dice Je suis à toi al oido jajajajajajaaja!!!....
Jane- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Hey... hey... Citly!!!.. te estas demorando muchoo!!!, quiero saber que pasa... la historia se queda con un personaje menos... osea sin Emmett por que Edward lo mata por la interrumpción... quiero saberrrrr!!! jejejejejejeje
Ebys Cullen- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
OMG!!!....Ebys!...definitivamente tu avatar y tu firma es algo tuyooooooo jajajajaja...hot hot hot!!! ayyyyy ya lo tenia medio controlado pero.....ya me dio SEM!!!!
Jane- .
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Fecha de inscripción : 19/07/2010
Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Jane escribió:OMG!!!....Ebys!...definitivamente tu avatar y tu firma es algo tuyooooooo jajajajaja...hot hot hot!!! ayyyyy ya lo tenia medio controlado pero.....ya me dio SEM!!!!
jejeje.... lo sé... no me puede recistir, es más mi firma la estube buscando desde que vi ese videito y mi SEM aumento a grados inexplicables jejejeje... ahora si soy más yo... hasta que más adelante encuentre otra cosa jejejeje ¿Qué seraaa?. jajajajaja
Ebys Cullen- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
ahhh pues creo q mas q eso no vas a encontrar...por ahora....jejejeje!!....
Jane- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Capitulo 15
"Rumores"
"Rumores"
El aliento se me atrapó en la garganta y lo miré a los ojos. Esto no podía estar pasando.
Otra ronda de golpes hizo que saltara en cuanto el puño de Emmett golpeó la puerta del
apartamento.
-“Edward, se que estás ahí gilipollas. Escucho tu teléfono sonando. No me voy a ir hasta
que abras esta puerta.“
Me encogí por el pánico reflejado en la expresión de Edward. Cómo podía ser que tan
solo unas horas atrás, todo era perfecto? El miedo creció en mí, obstruyendo mi pecho.
Me di cuenta de que necesitaba más tiempo. Sabía que la gente se enteraría de todo
esto. Siempre supe que de alguna manera este día llegaría, pero era más una vaga idea
en un futuro lejano. Todavía no estaba preparada.
-“Lo dice en serio.“ La voz de Edward me trajo de vuelta y lo miré a los ojos. La tensión de
su cuerpo era evidente ya que sus dedos apretaban dolorosamente mi cadera. Parecía
aterrorizado. Cogí su cara entre mis manos y me incliné, presionando mis labios con los
suyos. Sus ojos se cerraron, relajándose ligeramente.
-“Estaré bien. Me meteré en tu habitación y esperaré mientras hablas con él. Vale?“
-“Pero Bella, yo no-“
Lo corté antes de que pudiera terminar.
-“Está bien, Edward. De verdad.“
Se quedó en silencio por un momento mientras yo observaba todas las diferentes
emociones que cruzaban su cara. Con un suspiro de resignación, asintió y me bajó de su
regazo. Me di la vuelta y unos cálidos dedos sobre mi hombro me detuvieron, mientras me
arrimaba hacia él. Agachó la cabeza y su boca colisionó contra la mía. Su beso era
hambriento, lleno de la desesperación que los dos sentíamos. Los aporreos persistentes
de Emmett volvieron a sonar, al igual que el móvil de Edward sobre la mesa, mientras yo
me perdía en él. Me elevé sobre los dedos de mis pies, e intenté mantenerme cerca,
necesitando calmar el miedo que crecía en mi pecho. Sus brazos fuertes me rodearon con
fuerza, y sentí que me elevaba ligeramente del suelo.
Su beso cambió despacio a algo más controlado. Presionó sus labios contra los míos
antes de volver al suelo, poniendo mis pies de nuevo en las frías baldas de madera. Sus
ojos permanecían cerrados mientras ponía su frente contra la mía.
-“Te acuerdas de lo que me preguntaste anoche?“ Sabía a que se refería: mantener esto
entre nosotros.
-“Si“ susurré despacio.
-“Lo prometo. Mi respuesta es sí, tanto tiempo como tú quieras. Solo recuerda esto.“
La culpabilidad golpeó mi estómago, y me pregunté si estaba haciendo esto solo por mí.
-“No entien-“ Comencé a decir, pero otra ronda de golpes en la puerta me cortó, con la voz
de Emmett sonando más cabreada.
-“Te lo juro por Dios, Edward. Puedo escuchar tu maldito teléfono, y ni siquiera vas al baño
sin esa cosa.“
Di un paso hacia atrás mientras asentía y me dirigí a su habitación, cerrando la puerta
detrás de mí. Mi respiración estaba acelerada y parecía amplificada por el silencio de la
habitación. Presioné mi oreja contra la puerta y cerré los ojos para escuchar. Lo escuché
moverse, seguido por el sonido metálico del cerrojo abriéndose, y aguanté el aliento en
cuanto se abrió la puerta.
Silencio. Por qué había silencio?
-“Qué coño quieres, Emmett? Es domingo por la mañana.“ El tono de Edward era suave
pero también llevaba rabia mientras se dirigía a su hermano.
-“No uses esa mierda de tono conmigo, gilipollas. Te crees que no me he dado cuenta de
que estás evitándome?“
-“No se de que me estás hablando, Emmett.“ Escuché algo de movimiento, pero no sabía
de donde venía.
-“Bella.“
El silencio que siguió a esa palabra, mandó escalofríos por toda mi espalda.
-“Qué pasa con ella?“ La voz de Edward había cambiado, y el tono que reconocí como el
del “señor Cullen“ se filtraba a través de la puerta. Sentí una pequeña nota de sudar caer
por mi frente mientras escuchaba esa voz tan familiar.
-“No te hagas el idiota conmigo, Edward. Se que está pasando algo entre los dos.“
-“Y, exactamente, que podría ser? Ella es mi empleada y yo soy su jefe. Nada más.“
Cerré mis ojos mientras una ola de nauseas me invadía. No lo decía en serio. No lo decía
en serio.
-“Bueno, así es como debería ser, pero de alguna manera no me creo que sea así.“
-“No tienes ni idea de lo que estás diciendo.“
Escuché una burla de Emmett, o por lo menos pensé que era Emmett.
-“Nunca pensé que serías así de estúpido, Edward.“
-“Emmett, si tienes algo que decir, hazlo de una puta vez y lárgate.“
-“Creo que te estás viendo con Bella.“
Edward no se lo pensó dos veces.
-“Te equivocas.“
-“En serio?“
-“Sí, Emmett. Te equivocas. La señorita Swan y yo no tenemos otra cosa que no sea una
relación profesional.“
Mis ojos se cerraron al escuchar la palabra “relación.“ Su voz era fría, y se podría decir
que incluso desde el otro lado de la puerta, el Capullo Buenorro estaba comandando la
habitación. No estaba sorprendida, pero cuando busqué en su voz un rastro de
arrepentimiento, me dolió no encontrarlo.
-“Crees que soy tan idiota? Se como estáis juntos. Nunca he visto a dos personas que se
odien tanto. He visto como te comportabas como un gilipollas con ella todos los días
durante casi un año, y de repente, te la comes con los ojos de la misma manera que un
hambriento mira un filete. Se que ha pasado algo en Seattle y esa es la razón por la que
no respondías a mis llamadas. Incluso creo que ayer le estabas mandando mensajes.“
No podía dejar que hiciera esto él solo. Puse mi mano sobre el pomo y lo giré
ligeramente.
-“No tienes ni idea de lo que estás hablando. Puedes irte ahora, Emmett.“
-“Entonces, qué? Solo te la estás follando? Porque te daré una paliza si te estás
aprovechando de ella de esa manera.“
-“No es así.“ Por primera vez, escuché un ápice de duda en la voz de Edward y me
pregunté si estaba hablando de Emmett o de él mismo.
-“Qué demonios significa eso, Edward? O estás o no lo estás.“
-“Dios mío, Emmett! Cuántas veces tengo que decirte que no está pasando nada? Crees
que soy tan estúpido? Ella no significa nada para mi!“
-Mi mano se separó de la puerta y di un paso hacia atrás, mientras el sonido de sus
palabras hacían eco en mis oídos. Un relámpago de dolor me desgarró el pecho y cerré
los ojos, sintiendo que necesitaba sentarme. La parte racional de mi mente entendía
porqué había dicho eso, pero el miedo de mi corazón se reforzó con esas palabras. Me
senté en el borde de la cama, cerrando mis ojos con fuerza e intenté suprimir las lágrimas.
No lo decía en serio. Eso era justo lo que le había pedido.
Se hizo el silencio por un momento al otro lado de la puerta antes de que Emmett hablara.
-“Estás en serio, verdad?“
-“Sí.“ respondió despacio, pero con tono firme.
-“Mira tío, siento todo esto. Es solo que… pensé… Olvídalo. Joder. Se que nunca me
mentirías. Debería habérmelo pensado mejor.“
Un silencio incómodo se formó en el apartamento. Escuchaba el murmullo del aire
acondicionado y el sonido del reloj de la sala de estar. Todo parecía igual, tan solo
amplificado por la culpabilidad que sentí en mi interior. El sonido de un teléfono móvil
desde el otro lado de la puerta rompió el silencio, mientras el familiar tono llenaba el
apartamento.
Oh Dios Mio.
-“Edward, tienes tu teléfono en la mano. Entonces de quién es el que suena en la cocina?“
Emmett preguntó con voz confusa. Aguanté la respiración durante lo que parecieron
horas.
-“No es lo que piensas.“ respondió Edward.
-“Espera, hay alguien más aquí?“ Mi corazón comenzó a palpitar contra mi pecho mientras
esperaba a ser descubierta.
-“Dios, Edward, por qué no dijiste que estabas con alguien
para que me callara la puta boca?“
Escuché como se reía dulcemente.
-“Sí, por qué no habré pensando en eso?“ Su voz era calmada y tuve que apretarme contra la puerta para escucharlo mejor. Hablaron con voz apurada por unos momentos y me puse de pie, remplazando rápidamente su camiseta por mi vestido de la pasada noche, agradeciendo el haberlo traído a la habitación esta
mañana.
El sonido de la puerta cerrándose fue seguido por el de él llamando a la puerta
de la habitación.
-“Bella?“ Abrí la puerta rápidamente y le dediqué una sonrisa forzada, volviendo a la cama
para ponerme los zapatos.
-“Hey.“ esperó dudoso, apoyándose contra el marco de la puerta. “Sabes porqué dije todo
eso, verdad?“
-“Qué? Oh, por supuesto que lo se. No te preocupes.“ respondí haciendo mi mejor
esfuerzo para convencernos a los dos.
Se quedó mirándome por un momento, mientras yo recogía mis cosas.
-“Entonces a dónde vas?“
-“Oh… yo… uhmm… me olvidé que tenía… que quedar con Alice esta mañana.“ le
contesté, moviendo mi mano desdeñosa.
-“No es nada importante, solo me había olvidado de ello hasta que escuché mi móvil. Por cierto, lo siento.“
Me puse de pie y caminé hacia la puerta, esquivando todavía su mirada. Su olor me
invadió mientras pasaba a su lado, rozando su hombro con el mío.
-“Mírame.“
El agonizante tono de su voz me detuvo en seco y me giré lentamente, observando como
se aproximaba.
-“Estamos bien, verdad?“ Su mano derecha agarró mi cara gentilmente, trazando suaves
círculos con su pulgar sobre mi piel.
-“Claro que lo estamos.“ Asentí y me incliné hacia adelante, presionando ligeramente mi
boca contra la suya. Respiré en su boca, intentando hacer desaparecer cualquier duda
que salpicaba mi mente. Un leve gemido escapó de sus labios, y me apretó con fuerza
hacia él.
-“Quiero verte esta noche otra vez.“ susurró contra mi boca.
- “Mi cama va a estar tan vacía sin ti.“ Mi estómago se retorció ante sus palabras. “Por favor, Bella.“
-“No juegas limpio.“ Susurré mientras sus manos se movían hacia mi pelo.
-“Mientras me lleve a ti, no me importa.“ Sus labios acariciaron los míos suavemente y me
di cuenta una vez más que a pesar de la batalla entre mi cabeza y mi corazón, o por
mucho que me doliera, era suya.
Me aparté ligeramente, mirándolo a los ojos.
-“Tengo que irme.“ Asintió y me acompañó hasta la puerta, devolviéndome el teléfono que estaba en la cocina y mi bolso del armario de la entrada.
-“Seguro que estamos bien?“ Sus rodillas se doblaron un poco mientras su cara se
quedaba a la altura de la mía, evidenciando la confusión en sus ojos.
-“Se como tuvo que sonar todo eso y yo-“
Puse un dedo sobre su boca para callarlo.
-“Estamos bien.“ respondí despacio, deseando alargar eso un poco más. Lo besé por
última vez y abrí la puerta, saliendo al pasillo. Sin esperar una respuesta, me dirigí al
ascensor. Entré dentro y presioné el botón, mirando como él se quedaba en el marco de
la puerta, observándome. Su expresión era de confusión, y le dediqué una sonrisa antes
de que las puertas se cerraran.
Finalmente, en la privacidad del ascensor, saqué mi móvil y presioné el botón de devolver
llamada.
-“Alice?“ comencé a decir, mientras las lágrimas descendían por mis mejillas.
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Unas horas y una pinta de chocolate con doble de caramelo, me senté con la cabeza
apoyada en el regazo de Alice mientras ella acariciaba mi pelo. El llanto había parado.
Intenté contárselo todo a Alice por teléfono, pero después de ,,,,
-“Vale, Bellie,“ comenzó a decir suavemente, mientras mis ojos casi se cerraban por las
caricias tranquilizantes que me calmaban.
- “Estoy confusa. En la última conversación que tuvimos dijiste que solo era sexo, nada más. Qué demonios ha pasado?“
-“Yo solo… lo quiero, Alice.“ susurré, sacudiendo la cabeza. Mi corazón latía con rapidez
mientras me daba cuenta de que era la primera vez que lo decía en voz alta.
-“Lo quieres?“ preguntó con tono incrédulo.
- “Desde cuándo?“
-“No lo se. Seattle? Quizás desde antes.“ Giré la cabeza para mirar por la ventana,
observando como los árboles se mecían por la brisa.
-“Bella, estoy confusa. Pensé que os odiabais.“
-“No lo se. Todo es diferente. Él es diferente. Es como el hombre que pensé que no
existía.“
Tomando aire profundamente, se lo conté todo. Le expliqué lo de la primera noche en
Seattle, la manera en que peleamos y las cosas que nos confesamos. Le conté lo de
nuestra semana juntos, la noche en la piscina, el día que se puso enfermo y lo mucho que
me dolió dejarlo en el aeropuerto. Finalmente, le conté que había estado con él la pasada
noche, y la manera en que me hacía sentir, lo cerca que había estado de decirle que lo
quería y lo que había pasado esta mañana. Decir que Alice estaba en shock, era
quedarme corta.
-“Bella, entiendo que estés disgustada, cariño. Pero estás enamorada.“ dijo sonriendo.
- “Y no es algo malo. Quizás la situación no es perfecta, pero cuando lo es? Cuando yo conocí a
Jasper, viajaba todo el tiempo, y aunque pensara que no había tiempo para tener una
relación, sabía que no podía vivir sin él. Los dos sabíamos que estábamos hechos el uno
para el otro y encontramos una manera para que la cosa funcionara.“
-“Alice,“ comencé, sentándome para mirarla a la cara.
-“No es tan fácil. Esto no se trata de una agenda ocupada, o que no quiera estar con él. Siento que todo está en nuestra contra. Yo trabajo para él. Eso sin contar con el hecho de que, técnicamente, podrían despedirnos a los dos. He estado mintiendo a gente que quiero. Gente que respeto, que
me han acogido en su familia.“ Sacudí la cabeza disgustada, mientras recordaba lo de
esta mañana.
-“Soy una mujer madura y esta mañana me he escondido en su habitación
mientras él le mentía a su hermano por mí. Sabía que necesitaba decirlo, pero ha sido
jodidamente doloroso escucharlo.“ Mi voz se fue apagando mientras apartaba la mirada,
incapaz de aguantar la pena en los ojos de Alice.
-“Pero Bella, qué pasa si él te quiere? Solo lo hizo porque tú se lo pediste.“
-“Digamos, por el placer de discutir, que Edward me quiere; qué cambia? Me he follado a
mi jefe, Alice. No quiero ser “esa“. Sabes, el año que comencé en la empresa, hubo
alguien que tuvo un affaire con uno de los jefes. Los dos fueron reprendidos y se cerró el
caso, pero para ella nunca se terminó. Han pasado años, pero cada vez que alguien la
nombre, siempre se refieren a ella como “la que se tiró a su jefe.“
-“Vale, entonces busquemos una solución. Y si dejas la empresa antes de que os
descubran? Trabajar en otro lado?“
-“No“ protesté de inmediato.
-“Y por qué no?“ preguntó con una expresión apabullada en su rostro. Me puse de pie y
caminé hacia mi vestidor para arreglar los tulipanes rosas que había en unos jarrones.
-“Porque…“ respondí, sabiendo lo infantil que iba a sonar.
-“Me temo que voy a necesitar algo más convincente que un simple 'porque' Bella.“
-“Bien,“ comencé a decir.
-“Primero, porque realmente me encanta mi trabajo. Soy buena en lo que hago y lo se. Trabajo muy duro para ganarme la confianza que tienen en mí.“
-“Vale.. Bella, parece que me estás haciendo un resumen de tu trabajo. No será que no
quieres sacrificarte para estar con el hombre que quieres?“
-“Y…supongo que me preocupa que eso lo cambie todo. Que sin eso, nosotros
cambiemos. Desaparecerá o será diferente. Y estoy aterrada de que pasará cuando no lo
pueda ver todos los días.“
-“De verdad te crees eso?“
-“No lo se,“ comencé a decir, intentando aclarar mis pensamientos.“ Alice? Sabes si ha
tenido novia alguna vez?“
-“No, no lo conozco tan bien como tí. Por qué?“
-“Cuando estaba en Seattle, salí a cenar con un par de chicas con las que me suelo ver en
este tipo de eventos, y les pregunté.“ miré por encima de hombro para ver como ella me
observaba.
-“Y?“
-“Dijeron que hubo alguien. Se llamaba Rachel y aparentemente estuvieron juntos mucho
tiempo. Todos pensaban que se casarían y de repente un día, se había terminado, y él
volvió a Chicago. Nadie sabe porqué.“
-“Y qué? La gente rompe todo el tiempo, Bella. Todos tienen relaciones pasadas. Por qué
te molesta eso?“
-“Es por la manera en que comenzamos; no tuvimos la charla sobre nuestros pasados. Y
aquí estamos, con todos estos sentimientos y no se si pensamos igual. Ni siquiera le he
oído hablar de su ex-novia. Lo escuché por radio macuto*. Cómo podemos ir en serio si ni
siquiera hemos hablado todavía? Y no puedo explicarlo, pero por alguna razón, tengo la
sensación de que es algo importante.“
-“Bueno,“ comenzó a decir Alice, levantándose de la cama.
-“Se lo preguntaremos a Rosalie mañana, a la hora de comer.“
Me giré rápidamente para mirarla, observando como sus ojos se ensanchaban mientras
veía mi expresión.
-“Bella? Qué pasa?“
“Oh Dios, Alice. Me había olvidado de Rosalie. No la he visto desde… bueno, desde la
última vez.“ Me tumbé en la cama y puse mi cabeza en mis manos, recordando la
expresión de la cara de Rosalie cuando abrimos la puerta del baño
-“Cálmate, Bella. Jesus… Mira, obviamente no le ha dicho nada a Emmett, ya que él se dio
por vencido esta mañana. Quizás está de vuestro lado.“ Solté un gemido en mis manos
como respuesta.
-“Bueno, has dicho que él creía a Edward, verdad?“
-“Supongo.“ Respondí sin mucho entusiasmo.
-“Pues ya está. Si su mujer le hubiera dicho que os había pillado in fraganti, no creo que
hubiera escuchado a Edward.“
-“No nos pilló in frangati, Alice.“
-“Ya sabes lo que quiero decir.“ Cogió mis manos entre las suyas y se sentó a mi lado en la
cama, con una expresión de determinación en su cara.
-“Voy a decir mi última palabra y daré esto por terminado. Se que estás asustada, Bellie, y lo entiendo. Pero, qué mas da? Qué pasa si él te quiere? Se que va a ser duro, pero también será genial.“ Escuché sus palabras y comencé a sentir la familiar aunque distante chispa de esperanza que revoloteaba en mi pecho.
-“Necesitas preguntarte a ti misma si él vale la pena para agarrar
esta oportunidad. Crees que vale la pena?“
Más tarde, esa noche, con las palabras de Alice todavía frescas en mi mente, salí del
ascensor y despacio caminé hacia la entrada del apartamento de Edward. Sabía, en lo
profundo de mi corazón, que Alice tenía razón, pero no era tan fácil. Estaba preparada
para decírselo? Esto todavía era demasiado nuevo y quería ser capaz de disfrutar un
poco más antes de que el resto del mundo opinara. Mientras continuaba caminando por el
hall, sentí como mi cuerpo se relajaba con cada paso que daba hacia su apartamento. Era
como si mi cuerpo supiera mejor que mi mente, que era lo que necesitaba.
Unos segundos después de llamar a la puerta, se abrió, y yo ya estaba entre sus brazos.
-“Dios, te he echado de menos.“
Sentí sus palabras mientras sus labios acariciaban mi pelo, y no pude evitar sonreír.
Presioné mi cara contra su pecho e inhalé profundamente, agradecida por tener su
esencia.
-“Yo también te he echado de menos.“ dije, colocando mi barbilla contra su cuerpo y
mirando hacia arriba, a su cara. Dios, era tan hermoso.
-“Entra,“ sugirió, acompañándome y cerrando la puerta detrás de nosotros.- “He hecho la
cena, y la película está lista.“
Sonreí y lo seguí hasta la cocina, incapaz de parar de admirar la manera en que sus
vaqueros se quedaban en sus caderas, y recordando como de suave era su piel sobre las
puntas de mis dedos. Entramos en la cocina y me mordí el labio para reprimir una sonrisa
mientras mi mente recordaba la última vez que habíamos estado aquí. La cena tenía una
pinta maravillosa, y no puse objeción cuando cogió mi bolso y me dio un plato de comida,
con un rápido beso.
-“Edward, esto tiene una pinta increíble. La verdad es que no cocinas como el típico
soltero.“ Inhalé profundamente. Olía incluso mejor, y se me hizo la boca agua. Se sirvió su
plato y cogió mi mano.
-“Bueno, no muchos solteros viven en Francia durante seis años, y hay muchas otras
cosas que me gusta hacer en la cocina, Bella.“ respondió con una risa. Puse mis ojos en
blanco y continuó. “Aprendí a cocinar, una de las ventajas de vivir allí.“
Nos sentamos uno al lado del otro en el sofá, y puso la película.
-“Edward, siempre pareces muy feliz cuando hablas de París. Por qué te fuiste?“ Podía
habérmelo imaginado, pero se tensó un poco cuando se lo pregunté.
-“Oh, la verdad es que no hay ninguna razón. Solamente era hora de volver a casa.“
Asentí y me eché hacia atrás en el sofá, considerando su respuesta mientras
comenzaban a aparecer los créditos de apertura de La ventana indiscreta. Me di cuenta
de que recordaba mi película favorita, y lo miré con una sonrisa. Se rió y me atrajo a él,
rodeando mi hombro con su brazo. Terminamos de comer y a medida que la película
avanzaba, nos íbamos acercando más. Me giré hacia él, apoyando mi cabeza en su
pecho y entrelazando mis piernas con las suyas, con mi brazo sobre su estómago. Mis
dedos trazaban vagamente círculos sobre su abdomen y sonreí cuando sentí que sus
músculos se tensaban bajo mis caricias.
En algún momento me quedé dormida, y cuando me desperté Edward me estaba
quitando la ropa y tumbándome en la cama. Su cálido cuerpo se tumbó a mi lado, y me di
la vuelta para mirarlo; su piel, desnuda y cálida se presionaba contra la mía. Mis labios
rozaron su pecho y sus brazos me abrazaron con fuerza.
-“Edward,“ susurré en la oscuridad.
-“Shhh, estoy aquí, cariño. Vuelve a dormirte.“ Su voz era profunda y suave, y bostecé una
vez más, sintiéndome segura y deseada, y más feliz que nunca. Por primera vez desde
que todo esto había comenzado, Edward y yo simplemente nos abrazamos y nos
quedamos dormidos.
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Cuando amaneció el lunes por la mañana, me di cuenta de lo que nos esperaba hoy. Hoy
iba a sentarme en la misma mesa donde me había sentado durante casi un año y hablar
con la misma gente, pero todo iba a ser diferente.
Lo vería caminar y dirigirse a su despacho, sabiendo lo que pasaba entre los dos, pero
insegura de lo que significaba. Sabía lo que era sentirlo desnudo sobre mí, sentir sus
tiernas caricias y sus susurros afectuosos, pero tenía que esconder todo eso. Me miraría
él de la misma manera? Me tocaría cuando estuviéramos solos?
Me llamaría Bella?
Salí de su abrazo y planté un beso en sus labios. Necesitaba irme a casa. Se estiró y
murmuró mi nombre, buscándome con sus brazos antes de agarrar la almohada y girar
sobre su estómago. Aparté el pelo de su cara y me incliné para darle un último beso sobre
su hombre, antes de poner la alarma de su teléfono móvil, y escribirle una nota, diciéndole
que me había ido. A pesar de todo, sonreí cuando dejé su apartamento, y me dirigí al
garaje.
Unas horas más tarde, estaba sentada en mi mesa con Angela, tratando de darle sentido
al lío de trabajo que había para mí. La puerta de la oficina se abrió, y Edward entró. Me
quedé sin aire y rápidamente mantuve la compostura mientras lo observaba, con su traje
negro, incapaz de ignorar la manera en que la tela acentuaba su largo y delgado cuerpo.
-“Buenos días, señor Cullen.“ dijimos Angela y yo al unísono.
-“Se lo ha pasado bien en Seattle, señor Cullen?“ preguntó Angela, levantándose de la silla
para mirarlo. Me mordí el labio para no sonreír mientras dejaba de mirarla, para mirarme a
mí.
-“Sí, me lo ha pasado de maravilla, señorita Weber. Ha sido muy… gratifican.“ respondió
suavemente, moviendo sus ojos sobre mí.
-“Señorita Swan, puedo hablar con usted en mi despacho un momento?“
-“Por supuesto“ respondí fríamente. Me puse de pie y miré a Angela.
-“Vuelvo enseguida.“
Sacudió la cabeza y me sonrió, articulando con la boca las palabras “buena suerte“, antes
de volver la vista a sus carpetas. Edward esperó por mí, sujetando la puerta del
despacho, y mirándome a los ojos mientras entraba. En el momento en que la puerta se
cerró, me agarró y sus labios devoraron los míos con urgencia.
-“Te fuiste,“ susurró contra mi boca y mi cuello.“ No quiero que lo vuelvas a hacer.“
-“Te deje una nota.“ le respondí sin aire, poniendo los ojos prácticamente en blanco
mientras su mano se movía hacia mi blusa.
-“Sí, encontré tu nota, provocadora.“ Me reí al recordar lo que había añadido después de
mi explicación. “No tienes permiso para irte por la mañana sin despertarme y darme un
beso de despedida, trato hecho?“ Se apartó ligeramente para mirarme a los ojos, y la
seriedad de su expresión me sorprendió.
-“Trato hecho.“
-“Bien, y ya que no recuerdo mi beso de despedida, será mejor que lo des ahora.“ Sonreí
mientras me inclinaba para besarlo, cerrando los ojos y presionando mis labios contra los
suyos, suaves. Me besó con ternura antes de apartarse y mirarme a los ojos. “Bella,“
susurró agarrando mi cara y atrayéndola a la suya con sus manos, besando mi boca una
vez más. Mis labios se abrieron y gemí suavemente cuando su lengua se deslizó en mi
boca, olvidándome de que estábamos en su despacho y que Angela estaba justo al otro
lado de la puerta. Sus manos bajaron hasta mis hombros, por mi espalda hasta la parte
de atrás de mi falda, agarrando mi trasero. Me acercó a él y gruñó.
-“Qué llevas debajo de esto? No noto nada más que un liguero.“
-“Quizás es lo único que llevo.“ le dije para provocarlo. Soltó un sonoro gruñido y presionó
su frente contra la mía.
-“Come hoy conmigo.“
-“No puedo. Quedé para comer con Rosalie y Alice.“ Levantó la cabeza y me miró.
-“Rosalie?“ preguntó. Asentí y sacudió la cabeza ligeramente.
-“Lo siento, Bella.“
-“No hay nada de lo que preocuparse. Todo irá bien.“ Asintió sin mucho convencimiento.
Estaba a punto de responder cuando el teléfono sonó afuera, en la oficina.
- “Tengo que volver.“ dije, inclinándome para besarlo de nuevo. Me devolvió el beso y observó como salía, con expresión extraña en su cara.
Me pasé el día más ocupada de lo que esperaba, y antes de que pudiera verlo, la puerta
del exterior se abrió y un pequeño cuerpecito colisión contra mis piernas.
-“Bella!“ Un gritó de alegría llenó la sala, y miré hacia abajo para ver una cabeza llena de
rizos brillantes con una mirada familiar que me observaba.
-“Señorita Carrington!“ le dije con la misma alegría, cogiéndola en brazos y colocándola en
mi regazo.
-“Dónde está mami?“
-“Allí!“ respondió, señalando la puerta abierta. En ese momento, una agotada pero
guapísima Rosalie apareció.
-“Aquí estás, enana. Cómo puede moverse tan rápido con esas piernas tan pequeñitas?“
-“Estaba deseando ver mi cofre de los tesoros, verdad?“ le pregunté, agradecida de que la
pequeña fuera una especie de parachoques entre Rosalie y yo. Carrington aplaudió
excitada antes de abrir el cajón que guardaba para ella. Buscó entre los pequeños
paquetes antes de enseñarme dos de sus regordetes dedos.
-“Puedo coger dos?“ preguntó.
-“Uhmm,“ hice una pausa mientras lo consideraba, aguantándome la risa por su cara de
súplica.
-“Haremos un trato. Puedes coger dos, pero entonces me darás dos besos. Trato
hecho?“
La pequeña saltó contenta antes de inclinarse y rodearme con sus pequeños brazos y
besar mis mejillas dos veces.
-“Tio Eddie!“ Me giré despacio para ver a Edward de pie junto al marco de a puerta
observándonos, con una sonrisa pícara en su cara. Carrington saltó de mi regazo y corrió
hacia él. La recogió y la lanzó al aire antes de llenarla de besos.
-“Cómo está hoy mi osito?“ le preguntó, pasando su mano adorablemente por sus rizos
dorados.
-“La señorita Bella me estaba dando tesoros.“ dijo, señalándome.
-“En serio? Entonces será mejor que sigas.“ La llevó hasta mi mesa y se arrodilló mientras
ella buscaba en mi cajón, decidiéndose finalmente por un brillo de labios y pegatinas.
Observé como los ojos de Edward viajaban desde el cajón hasta mí, con una expresión
interrogante en su cara.
“
-Bella siempre tiene tesoros para ti, verdad osito?“ dijo Rosalie desde el otro lado de la
sala. La niña asintió y besó mi mejilla de nuevo antes de escalar hasta los brazos de su
tío.
-“Bueno,“ comenzó a decir, mirando a Carrington.
-“Yo no soy tan guapo como la señorita Bella, pero también tengo algo para mi pequeño osito, si ha sido buena.“
-“Jolie,“ susurró la niña, tocando el pelo brillante y alborotado de Edward, que rió y asintió.
-“Sí. Jolie, bonito. Puedes decir algo más?“ preguntó, señalándose la nariz.
-“Le nez!“ gritó ella.
-“Magnifique, ma petite cherie! Ojos?“ preguntó, acariciando ligeramente los ojos de la
niña.
-“Les yeux,“ respondió después de pensarlo un momento. Miré a Rosalie, quien sacudió la
cabeza.
-“Siempre hacen esto cuando se ven.“ Me giré para observarlos, maravillada por ver ese
lado de Edward. Se me hacía raro verlos juntos, ya que Rosalie o Emmett siempre la
llevaban directamente al despacho después de visitarme a mí, y él nunca salía.
-“Très bien. Boca?“ la niña se frotó la cara mientras pensaba.
-“La bouche!“ exclamó maravillada de sí misma. -“Y los regalos?“ Lo miró suplicante y
volvió a pasar su manita por el pelo de Edward.
-“Cómo podría resistirme a la niña más guapa del mundo,“ respondió Edward mientras me
guiñaba un ojo y se dirigía a su despacho. El sonido del pequeño chillido de Carrington
me trajo de vuelta a la realidad y observé como se sentaba en su mesa mientras soplaba
su cuello. Ella se rió y la puso en su regazo, sacando un precioso paquete del cajón de su
mesa.
-“Edward,“ le advirtió Rosalie. Él la mandó callar con un gesto de su mano, observando
como Carrington comenzaba a tirar de los lazos de satén del paquete.
-“Siempre hace esto, comprarle cosas demasiado caras para una niña tan pequeña.
-"Oh cállate, Rosalie." dijo contra su pelo. Observé como la ayudaba a desenvolver el
papel brillante y sacaba de la caja el vestido rosa más bonito que había visto.
-“Edward!“ gritó Rosalie. La boca de Carrington se abrió hasta el suelo mientras sus
pequeñas manitas tocaban la delicada tela.
-“Jolie.“ susurró con veneración.
-“Sí, muy bonito. Pensé que te gustaría un vestido nuevo para nuestra próxima hora del té.
Te gusta?“ Ella rodeó con sus bracitos el cuello de Edward mientras se hablaban con tono
tierno.
-“Venga, Bella. Esto va a seguir así durante horas. Vamos a comer. Edward,“ lo llamó, -“Sí
se pone muy pesada, llévala con Emmett.“
Yo asentí, incapaz de apartar la vista de Edward y la niña, y cosas que jamás imaginé,
empezaron a burbujear en mi mente.
-“Bella?“ Me giré para ver a Rose de pie junto a la puerta, esperando por mi.
El trayecto hasta el restaurante lo hicimos envueltas en un incómodo silencio, y deseaba
poder hablar con ella sobre todo esto, pero de repente, Rosalie rompió el silencio.
-“Tengo que disculparme.“ Me giré para mirarla con alivio.
-“Lo se, lo se… alucinas.“
Suspiró profundamente, parecía estar pensando lo que iba a decir.
-“Bella, soy muy protectora con mi familia, pero… tengo que admitir que reaccioné de manera exagerada. Todavía no estoy de acuerdo con lo que estuvieseis haciendo…“ Hizo una pausa,
haciendo una mueca de desagrado.
-“Pero los dos sois adultos, y realmente, no es de mi incumbencia.“
Le dediqué una sonrisa, aceptando su disculpa.
-“Significa eso que se ha terminado?“ Me miró preguntando. Mierda. Tragué saliva e
intenté formular una respuesta creíble.
-“Lo sabía“ dijo sacudiendo la cabeza.
-“Sabías qué?“ le pregunté, incómoda.
-“Quiero a mi marido, pero a veces puede ser un idiota. Estabas ayer en el apartamento de
Edward, verdad?“
Miré hacia abajo, debatiéndome entre mentir o no, decidiendo finalmente quedarme con la
verdad.
-“Sí.“ murmuré.
-“Aha,“ fue su única respuesta. Espera a que dijese algo más, pero no lo hizo. Condujimos
en silencio, las dos perdidas en nuestros propios pensamientos. Mi estómago rugió y
agradecí no haber comido en todo el día.
-“No sois muy buenos jugando al escondite, sabes?“
-“Lo siento, Rose. No tienes ni idea de lo mal que me sienta mentirle a todo el mundo.“
-“Es que no lo entiendo, Bella. Todo esto,“ dijo gesticulando con las manos.
-“Por sexo? Quiero decir, el sexo no puede ser tan increíble como para arriesgar tu trabajo, sin
mencionar tu reputación.“
Solo hizo falta una leve vacilación, un pequeño cambio en la expresión de mi cara cuando
la miré a los ojos, para que Rosalie lo tuviera claro.
-“Bella,“ suspiró levemente y sacudió la cabeza. Se paso las manos por su larga melena y
se echó hacia atrás en el asiento.
- “Sabía que pasaría esto…“ Habló despacio, más para ella misma que para mí, y de repente sentí ganas de confesarlo todo.
-“No tenía ni idea,“ respondí mientras observaba los edificios.
-“Bella. Es que… No me malinterpretes, quiero a Edward…“ su voz se fue apagando y
pude ver como luchaba por su lealtad con su cuñado y su amistad conmigo.
-“Rosalie, quién es Rachel?“ solté de pronto, sorprendiéndome a mí misma.
-“Oh Dios. Por qué no podemos tener está conversación en el restaurante, con alcohol?“
respondió, sacudiendo la cabeza con una ligera risa.
-“Vale, por dónde empiezo?“ Observé como se lo pensaba, mientras yo, prácticamente aguanta el aire.
-“Rachel era la novia parisina de Edward, y hasta donde todo sabemos, eran la pareja
ideal. Rachel era modelo y Edward su guapísimo novio. Salían en todas las revistas, iban
a todas las fiestas. Eran la pareja perfecta. De hecho, todos estábamos esperando el
sobre en el buzón con las invitaciones para la boda. Pero un día, Emmett apareció en
casa con semblante serio y me asusté. Emmett nunca está serio. Así que sucedió; Rachel
le dijo a Edward que quería más. Quería una boda, una casa y unos hijos y él…
simplemente cortó. Antes de darnos cuenta, se publicó una nota en el informe de la
empresa diciendo que Edward volvía a casa y que tú serías su nueva asistenta.
Observé como Rosalie me miraba, esperando algún tipo de respuesta. Asentí despacio,
aparentando calma y entereza en el exterior, pero con los pensamientos a mil por hora en
mi mente. Mi corazón golpeaba mi pecho mientras pensaba en esa pobre chica, con quién
me sentía identificada y admiraba: por tener el coraje de decirle que quería formar una
vida juntos y dejarlo marchar al otro lado del mundo.
-“Bella?“ Me giré para mirar a Rosalie, aterrorizada por si podía ver mi batalla interna.
-“bella, estás bien?“
-“Sí, estoy bien,“ respondí, intentando aclarar mi mente. -“Creo que ya me imaginaba algo
así.“
-“Lo quieres?“ Desde que vista periférica, vi como Rosalie se giraba para mirarme. Me
sentí sobrepasada y solo pude asentir como respuesta.
-“Y él te quiere?“
Me quería?
-“Yo… no lo se. No se si para él es lo mismo que para mí.“ Respondí acariciando los
charms de mi pulsera.
- “Se que se preocupa por mí, pero nunca dice esas palabras.“
-“No quiero que me mal interpretes. Lo he visto con Carrington. Incluso lo he visto con
Rachel. La quería, Bella. Lo veía, todos lo veíamos, pero… de alguna manera no era
suficiente. Es un hombre maravilloso y es capaz de dar mucho amor. Pero no quiero ver
como te hace daño.“ Tomó aire antes de continuar.
-“La vi un par de meses después de que él se fuera, y estaba hecha polvo. No se lo esperaba. Yo…“ su voz se fue apagando y la carne se me puso de gallina. Nunca antes había visto a Rose quedarse sin palabras.
-“No quiero ver que lo arriesgas todo por un hombre que, seguramente, nunca quiera las
mismas cosas que tú.“
Mis manos temblaban ligeramente y las apoyé en mi regazo. Me estaba diciendo algo que
ya sabía? Los detalles eran nuevos, pero los sentimientos no. Me estaba confirmando
todo aquello a lo que temía; lo que teníamos era maravilloso pero no era suficiente para
mantenerlo. Le pedí que mantuviéramos esto entre nosotros dos por mí, pero él nunca se
resistió, no parecía que quisiera que la gente lo supiese.
Estaba de acuerdo con ocultarlo.
-“Lo entiendo, Rose,“ respondí débilmente mientras aparcábamos en el restaurante. Me
miró con semblante preocupado cuando apagó el coche.
-“No te preocupes, no me has dicho nada que no supiera ya. Tendré cuidado.“ Le dediqué una sonrisa tranquilizadora, y me dio un pequeño apretón de manos antes de salir del coche.
Durante toda la comida, actué casi sin pensar; respondía a las preguntas, reía cuando era
necesario, pero sin estar presente realmente. Mi cabeza buceaba entre todo lo que me
había contado Rosalie. Sabía que tenía razón. Básicamente me había advertido de que
debía prepararme para que me rompiera el corazón, pero eso ya lo sabía. Lo quería y lo
deseaba, y a pesar de todas las alertas que sonaban, sabía que no podría apartarme.
Pasa esto cuando encontrabas el verdadero amor? Dejas de actuar de manera racional y
lo arriesgas todo a pesar de las advertencias?
Estábamos terminando de comer cuando mi teléfono vibró. Rose y Alice estaban ojeando
el mismo catálogo y no se dieron cuenta de mi sorpresa cuando leí el mensaje de Edward.
E: Esta niña pequeña quiere saber cuándo volverás.
No pude reprimir una sonrisa. Miré a Rosalie, pero estaba sumergida de lleno en su
conversación con Alice. Estaba cansada de luchar contra esto. Mantener mi corazón
alejado de él era tan difícil como alejar mi cuerpo, como quise hacer al principio.
Exhalando profundamente, decidí despejar todas mis dudas y disfrutar por el momento.
B: Ah sí?
E: Sí. También quiere saber que vas a hacer esta noche.
Tomé aire, pensando en lo que él había dicho. Quería venir a mi apartamento, y maldita
sea, quería que viniera. Había tenido más fantasías con él en mi apartamento de las que
podía contar. También sabía que invitándolo estaba tomando una decisión. Una vez allí,
no se marcharía.
B: Uhmm.Esperaba tener a un hombre guapo en mi casa para cenar.
E: Conozco a ese hombre guapo? Porque si no es así, tengo algo que objetar.
Ahogué una risa mientras pensaba mi respuesta. No habíamos hecho otra cosa que
dormir, la pasada noche y sabía que si venía esta noche, dormir no iba a estar en los
planes. Escribí mi respuesta mientras me mordía el labio, debatiéndome entre mandarlo o
no. Tomé aire y cerré los ojos, presionando el botón verde.
B: Creo que lo conoces. Alto, sexy, su polla es una obra de arte, hace que me corra
como nunca.
Pasó un minuto sin respuesta, y me preguntaba si había hecho algo mal. Cuando mi móvil
vibró de nuevo, prácticamente salté en la silla.
E: Dios, Bella. A qué hora?
Sonreí, sintiéndome poderosa por su respuesta. Casi podía imaginárme la manera en que
cerró sus ojos y echó hacia atrás la cabeza en la silla. Por no mencionar otro tipo de
reacción más excitante.
B: 7… no llegues tarde.
E: Realmente creo que eso no será un problema.
B: Perfecto. No quiero tener que castigarte.
E: Ya son las 7?
Me cubrí la mano para esconder mi risa, justo cuando Rose colgó el teléfono y me miró.
-“Era Emmett. Él y Edward tienen que irse, así que Daddy Carlisle se ha quedado con
Carrington. Será mejor que la recoja antes de que rompa algo en su despacho.“
Pagamos la cuenta y nos dirigimos hacia la puerta, mientras escribía una respuesta para
él y Alice y Rose seguían hablando.
B: Falta unas cuantas horas.
E: Estoy con la cuenta atrás. Ya te echo de menos.
Las mariposas de mi estómago se pusieron en marcha mientras leía su mensaje.
B: Yo también te echo de menos.
E: Tengo que dejarte, una reunión. Quiero un beso nada más verte. Trato hecho?
-“Lista?“ preguntó Rose mientras aguantaba la puerta. La miré y le sonreí genuinamente
por primera ve en todo el día.
-“Creo que sí.“ le respondí, sorprendiéndome a mi misma por lo calmada que me sentía..
Rose y yo nos dirigíamos hacia el coche mientras escribía el último mensaje antes de
volver a la oficina.
B: Trato hecho.
------------------------------------------------------------
Por culpa del tráfico, entré en mi apartamento exactamente quince minutos antes de queél llegara. Corrí hacia el baño, me retoqué el maquillaje y me aseguré de todo estuviera
perfecto. Tendría que pedir la cena. Saqué un montón de menús y comencé a buscar
entre ellos cuando sonó el timbre. Mi corazón latía rápido y me levanté de la encimera,
caminando hacia la puerta.
Eché un ojo por la mirilla y lo maldije en silencio. Estaba de pie, pasándose la mano por el
pelo, sin la chaqueta del traje y con las mangas de su camisa blanca recogidas hasta los
codos. La luz del pasillo caía justo en su cabeza, iluminando su pelo dorado, brillando.
Tomé aire profundamente, sabiendo que no iba a haber manera de que esté hombre
saliera de mi cama. Abrí la puerta y sin decir nada, se aproximó a mí, poniendo sus
manos a ambos lados de mi cara y atrayéndome hacia él. En el momento en que sus
labios se abrieron, los dos gemimos. Mis sentidos estaban desbordados y quería
perderme en él; su esencia mientras me besaba, el sabor de su lengua cuando acarició la
mía, los sonidos que salía de sus labios y la dureza de cuerpo presionándose contra mí.
-“Cariño, he estado esperando esto todo el día.“ Sus palabras abanicaron mis labios, y me
aparté ligeramente, necesitando mirarlo.
-“Entonces por qué has llegado tarde?“ le pregunté con falsa severidad. Me miró confuso
antes de ver su reloj.
-“De qué estás hablando? No llego tarde. Te mandé un mensaje diciéndote que el tráfico
era horrible, es solo que-“ arqueé una ceja, mirándolo.
-“Llegas. Tarde.“
Sígueme el juego, Edward.
-“Tienes razón. Llego tarde. No habías dicho algo sobre un castigo?“ preguntó con una
sonrisa, mientras se daba cuenta.
Buen chico.
-“Lo dije.“ llevé mi mano hasta su pecho, mientras observaba como mis dedos acariciaban
la suave tela de su camisa, sintiendo como se tensaban sus músculos bajo mis caricias.
Volví a mirarlo a los ojos, observando como se tensaban las aletas de su nariz y su pecho
subía y bajaba, incrementando su respiración. Agarré su corbata con mis manos, y
enarqué una ceja, haciendo que un gemido escapara de su pecho. La retorcí, y lo atraje
hacia mí, despacio.
-“Dios, Bella.“
-“Sígueme.“ Di un paso hacia atrás, trayéndolo conmigo, encantándome la manera en que
se dejaba manejar por mí. Di otro paso y me siguió obediente. Sonreí para mi misma, y
me giré despacio, agarrando su corbata con firmeza sobre mi hombro mientras lo guiaba
a mi habitación.
-“Siéntate.“ le dije en cuanto entramos, señalando la cama. Lo hizo en cuando se lo dije,
mientras sus ojos escaneaban la habitación.
-“Es tal y como me la había imaginado.“ dijo, con una voz suave.
-“Y cómo es?“ le pregunté quedándome de pie junto al marco de la puerta, ansiosa y
excitada de escucharle que se había imaginado mi dormitorio. Pasó la mano sobre la
colcha rosa palo y sobre el dosel blanco que colgaba del techo.
-“Es como tú. Suave, femenina, sexy, sofisticada; exactamente como me lo había
imaginado. Y mentiría si dijera que no me lo he imaginado… cientos de veces.“ Me miró
de nuevo y la anticipación nos envolvió.
-“Te deseo, Bella. Más que nada. Quítate la ropa.“
Mi corazón casi se sale de mi pecho y sentí como mis pezones se endurecían en cuanto
dijo eso. Sacudí la cabeza y sonreí levemente para él.
-“No. Hoy no estás tú al cargo.“
Sin decir una palabra, se puso de pie, con las manos en la corbata, deshaciendo el nudo y
tirándola al suelo. Sin dejar de mirarnos, me quité las horquillas de mi pelo, dejando que
cayera por mis hombros.
Casi al unísono, nuestras manos agarraron nuestras camisas, desabrochando los botones
rápidamente y apartándolas de nuestros cuerpos, mientras la tela caía al suelo, sonando
en el silencio de la habitación. Me mordí el labio y se quitó los zapatos. Yo hice lo mismo
con mis tacones. Sus manos se movían temblorosas mientras se acercaban a su
pantalón, desabrochándolos lentamente antes de que se deslizaran por sus caderas.
Había estado desnuda delante de él muchas otras veces, pero mis manos parecían
inestables cuando intentaba desabrochar mi sujetador.
-“Eres preciosa, Bella.“
Su voz me sacó de mis inseguridades, y deslicé la tela por mis hombros, dejando que
cayera por mis brazos hasta el suelo. Sentí orgullo cuando su aliento se cortó en cuando
vio mis pechos. Mis manos se movieron hasta la cremallera de mi falda, deslizándola
hacia abajo, atrayendo su mirada con el metálico sonido.
Había algo muy erótico en desnudarnos de esta manera, uno enfrente del otro, y sin
tocarnos. Mi cuerpo literalmente dolía por sentir sus manos sobre mi piel. Lentamente,
deslicé mi falda por mis caderas, dejándome tan solo mis medias y el liguero. Él se inclinó
para quitarse sus bóxers y me mordí el labio al ver la expresión de su cara cuando volvió
a su postura y vio que no llevaba bragas.
-“Pensé que te sorprendería.“ le dije provocando.
-“Jodidamente preciosa.“
-“Tú también.“
-“Ven aquí, cariño.“ Tomé aire profundamente y caminé los pocos pasos que me
separaban de él, sintiendo como ejercía algún tipo de fuerza invisible sobre mí. Sabía que
había encontrado al hombre que amaría el resto de mi vida, y mi corazón gritaba por
decírselo. Tomó mi cara entre sus manos, cerros los ojos y apoyó su frente sobre la mía.
-“Eres todo lo que siempre quise. Ojalá pudiera dejar de luchar.“ Me miró a los ojos y lo
que vi en ellos, me llenó de esperanza.
- “Ojalá te hubiera encontrado antes.“
Se inclinó y besó mis labios, con mi corazón casi roto de amor por él. Quería esto y podría
dejarlo todo por tenerlo un poco más. En ese momento, aparté cualquier duda y
preocupación por lo que podría pasar o lo que la gente podría decir, y me entregué a él.
De todas maneras, yo era suya, incluso si él todavía no lo sabía.
Me elevé sobre los dedos de mis pies y me presioné contra él, suspirando en cuando
sentí su cálido cuerpo contra mi piel desnuda. Su lengua acarició mi labio superior antes
de entrar en mi boca, saboreando su familiar esencia, haciendo que mis rodillas
flaquearan ligeramente. Su mano se enredó entre mi pelo, acercándome a él mientras la
otra acariciaba mi pecho. Me recorrió un escalofrío mientras sus caricias incendiaban
cada uno de los nervios de mi piel. Agarró un pezón, pellizcándolo, y trazando círculos
sobre él con su pulgar.
-“Eres tan perfecta,“ susurró, incrementando la presión de su caricia. Acaricié mi mejilla
con y mandíbula, sintiendo la rugosidad de su piel contra la mía. Me moví despacio por su
cuello, sonriendo cuando él gemía, sintiendo la vibración en mis labios. Continuando hacia
abajo, seguí besando y saboreando su piel.
Llevó su boca hasta la mía de nuevo, besándome profundamente mientras mis dedos
acariciaban sus hombros y su pecho, sus abdominales, y finalmente agarrando su polla,
dura. Se apretó contra mis manos mientras lo agarraba, haciendo que sus gemidos me
excitarán más.
-“Me encanta sentirte entre mis manos,“ suspiré contra sus labios, continuando con mis
dedos por su cuerpo. El airé dejó sus pulmones y descansó la frente sobre mi hombro,
mientras su cuerpo temblaba contra el mío. Lo pellizqué y gimió, levantando la cabeza
para capturar mi boca, tomando mi labio superior entre los suyos y lamiendo ligeramente.
Agarré su pelo, acercándome a su oreja.
-“Pero me gusta más sentirte dentro de mí,“ murmuré, sonriendo por el profundo gruñido que invadió la habitación.
-“Te necesito, Bella. Por favor, no me hagas esperar,“ pidió casi sin aliento.
-“No más esperas,“ apenas reconocí mi voz mientras lo empujaba sobre la cama. Sus
manos nunca dejaron mi cuerpo, colocándome encima de él. Mi cuerpo se sacudió por la
emoción que me recorrió al ver cumplida la fantasía que había tenido en los últimos nueve
meses. Sentándome sobre sus caderas, levanté mi cuerpo, para que entrara de lleno en
mí.
-“Estás hecha para mí, Bella,“ sus dedos acariciaban mi pezón, mis pechos y mi abdomen,
hasta el punto donde estábamos unidos.
-“Sientes eso?“ Sus dedos frotaron mi clítoris y su base. Levanté mi cuerpo para ver su mandíbula tensa mientras él observaba como entraba y salía de mí.
-“Oh Dios, haz eso otra vez.“ Dijo sin aliento mientras veía como yo me movía arriba y abajo.
-“Joder,“ gimió, dejando caer su cabeza sobre la almohada.
-“Es la cosa más perfecta que he visto nunca.“ Me volví a mover y gimió en alto.
-“No se cuanto más voy a- mierda.“
-“Entonces cierra los ojos.“ susurré mientras me inclinaba y besaba su pecho.
-“No creo que la resistencia sea tu mayor problema.“
-“Oh Dios, Bella. No puedes decirme esas cosas ahora mismo“ Sus ojos se cerraron con
fuerza, mientras levantaba los brazos y se agarraba al respaldo de la cama. Mi respiración
se entrecortó mientras observaba la manera en que sus brazos y su pecho se
flexionaban. Cerré los ojos y moví mis caderas despacio, gruñendo, completamente
perdida en la manera en que nuestros cuerpos se unían a la perfección. Se me ocurrió
algo, y arqueé mi pierna, levantándola sobre su pecho y colocándola al otro lado, girando
sobre mi misma, dándole la espalda. Sentí como se tensaba y agarraba con fuerza mis
caderas.
-“Joder! Qué estás-“ se cayó en cuanto comencé a moverme sobre él, dejando caer mi
cabeza hacia atrás, sintiendo nuevas sensaciones.
-“Lo haces tan bien,“ dije sin aliento. Una de sus manos se movieron hasta mi espalda,
acariciando suavemente mi espina dorsal. Sus manos trabajaban al unísono, una guiando
mis caderas mientras la otra agarraba mi hombro, haciendo que bajara con más firmeza.
Continuamos de esa manera mientras me percaté de que la luz del sol había cambiado,
iluminando con una luz dorada la habitación. Sus caderas comenzaron a moverse para
encontrarse con las mías; cada movimiento se volvía más fiero, más incontrolados. Me
eché hacia atrás, colocando mis manos sobre sus muslos para apoyarme, mientras la
intensidad comenzaba a embriagarme. El mundo se había silenciado y toda mi
concentración estaba en las sensaciones que sentía en mi cuerpo y en el hombre que me
estaba dando placer. Escuché como sus respiraciones se volvían jadeos, sus gemidos se
volvían ruegos y mi nombre salía de sus labios una y otra vez.
En un momento, me tumbé sobre su sudoroso pecho.
-“Oh, joder, cariño, me encanta lo que haces,“ sus palabras eran tensas, su voz grave y
cada vez que embestía, gruñía. Sentí su frente sudada sobre mi hombro.
-“Dios, estoy muy cerca.“
-“Lo se,“ susurré, sabiendo a lo que se refería. Mi necesidad por él nunca se saciaba, mi
deseo por tenerlo cerca nunca terminaría. Quería consumirlo, que me consumiera.
Siempre.
Mis ojos se cerraron, y mi mejilla descansó sobre las frías sábanas. Su mano agarró mi
pelo, echando la cabeza hacia atrás para que su boca encontrara mi cuello, y cada vez
que respiraba su cálido aliento rozaba mi piel sudorosa. Besó mis hombros, saboreando
mi piel con su lengua y con sus dientes. Arqueé mi espalda, facilitando con mis caderas
sus embestidas. Mis brazos lo alcanzaron, retorciendo las sábanas entre mis manos, y
sacudiendo mi cuerpo.
La mano de Edward se movió hasta mi hombro, entrelazando nuestros dedos. Sentí un
escalofrío cuando su mano recorrió mi cuerpo, agarrando mi cadera para controlar sus
movimientos. Se estremeció debajo de mí, mientras su cuerpo temblaba y susurraba en
voz baja, tan baja que apenas podía escucharlo.
-“Te quiero, Bella.“ Mi cuerpo se detuvo momentáneamente cuando sus palabras alcanzaron mis oídos.
-“Te quiero tanto.“
Lo repitió una y otra vez, puntualizando cada palabra entre besos en mi espalda. Presioné
mi frente sobre la cama y cerré mis ojos con fuerza mientras la inmensidad de sus
palabras me golpeaba.
-“No lo sabía,“ susurró de nuevo.
-“No sabía que pudiera quererte tanto.“
-“Oh Dios, Edward.“
Estaba completamente abrumada. Un escalofrío visible recorrió mi cuerpo, mientras el
suyo seguía embistiendo, acariciando mi piel con sus labios. Sentí como sus movimientos
se volvían más frenéticos, y mi cuerpo se tensó. Agarré su mano con fuerza y retorcí los
dedos, clavándolos en las sábanas mientras una oleada de placer como nunca había
sentido, me invadía.
Dije su nombre seguidamente, presionando mi cara contra las sábanas y me presionaba
contra él. Con una última embestida y un sonoro gruñido, su cuerpo se tenso y se corrió
en mi interior. Susurró mi nombre y con un exhausto jadeo, se colapso contra mi espalda.
Nos quedamos tumbados en silencio mientras nuestra respiración se calmaba y nuestros
corazones aceleradas, volvían a la normalidad. Me giré ligeramente, despacio, y él apartó
un mechón de pelo de mi frente, elevando mi barbilla para que lo mirara. Su expresión
había cambiado; antes me miraba hambriento y ahora con la misma devoción que había
en su voz.
-“Esa no era la manera en que quería decírtelo,“ dijo despacio, con un ápice de disculpa en
su voz. Nos aguantamos la mirada y asentí, incapaz de pronunciar palabra alguna.
Dilo otra vez. Por favor.
Sus ojos buscaron los míos mientras continuaba enredando sus dedos en mi pelo. Cerró
los ojos con fuerza.
-“Yo te quiero, Bella.“
Mi barbilla tembló ligeramente y miré hacia otro lado. Necesitaba asimilarlo. Me quería. De
repente, no me importa porqué lo decía o si todo se terminaba mañana. Esta noche,
ahora mismo, el hombre de mis sueños me quería.
Volví a mirarlo a los ojos y pude ver la preocupación que había causado en él. Una
sonrisa se dibujó en mis labios mientras acariciaba su mejilla con mi mano. Se inclinó ante
mi caricia y mi respiración se entrecortó al ver lo vulnerable que parecía. Mi cuerpo vibrara
por todo el amor que sentía por él. Necesitaba que supiera que estaba con él.
-“Yo también te quiero, Edward. Muchísimo.“ Mi voz temblaba cuando finalmente lo solté.
-“Muchísimo.“ Parpadeé y las lágrimas que no sabía que estaban ahí, comenzaron a salír
de mis ojos.
Sonrió y me rodeó con sus brazos. -“Te quiero.“ susurró, secando las lágrimas de mis
mejillas.
-“Dilo otra vez, Bella. Dime que me quieres.“
-“Te quiero.“ dije simplemente, más feliz de lo que pensaba que sería al decir estas
pequeñas palabras. Levantó su cabeza de la almohada, apartando mi pelo y besándome
en los labios.
-“Creo que voy a necesitar escuchar eso cada cinco minutos.“ susurró contra mis labios,
colocando mi cuerpo sobre él. Presionó mi boca contra la suya, y gemí cuando su lengua
atravesó mis labios abiertos y su mano se enroscaba en mi pelo, facilitando el beso. Me
tumbé sobre su pecho y cerré los ojos, suspirando. Sus brazos me abrazaron con fuerza y
sentí como besaba mi cabeza.
-“Puedo quedarme?“ me preguntó despacio, acariciando mi pelo.
-“Sí,“ suspiré. -“No te vayas nunca.“
Su corazón comenzó a latir rápidamente. Moví mi cuerpo despacio, descansando mi
cabeza en la curva de su cuello, plantando un pequeño beso en su piel.
-“Ahora se a lo que te refieres.“ susurré.
-“Uhmm? A qué me refiero?“ murmuró adormilado.
Deslicé mi mano sobre su cuerpo desnudo, colocando mi mano sobre su tatuaje.
-“A esto.“ murmuré mientras me quedaba dormida entre sus brazos. “Je ne regrette ríen.“
Citly Patzz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Oh que lindo se ha dicho te quiero que bien!!!!!!
gracias por la actu
cariños Nejix
gracias por la actu
cariños Nejix
Nejix- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Cada vez me enamoran maaassss estos dos!!!!! y que dulce resulto ser el Sr. Cullen... COMO LA AMOOOOO!!!!... esta historia me encanta
Ebys Cullen- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
sin palabras..... uhhh Sr. Cullen!!!....Tu es faite pour moi
casi lloro con este cap, se los jurooooooo!!!
casi lloro con este cap, se los jurooooooo!!!
Jane- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Esta simplemente hermoso!!!!!!!!!!!!!!!! Wowww ame cada detalle del capítulo!!! Aunq la parte en la que le dice a Emmett que no siente nada por ella wowww casi me mata. Espero el sig capitulo muero por saber tantas cosas y Dios!! solo imaginarme a Edward sentando en el cuarto de Bella hizo q pensara en el dentro de mi cuarto!! Moriría de un ataque si lo viera ahi... jejeje
Karnnlizz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
yo tambien moriria.....pero primero lo primero no??
Jane- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Jajajajaja definitivamente primero me lo como a besos.... bueno mejor me quedo con el para portarnos mal
Karnnlizz- .
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Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Que tiernooo!!!
Made- Cantidad de envíos : 23
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Fecha de inscripción : 09/04/2011
Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO
Dios Mio!!!!!!!!!
Amooooooooooooooo este fic!!!!!!!!!
por favor actualiza pronto no me aguanto la incertidumbre
El solo imaginar a Edward Dios mio quiero un jefe así
Amooooooooooooooo este fic!!!!!!!!!
por favor actualiza pronto no me aguanto la incertidumbre
El solo imaginar a Edward Dios mio quiero un jefe así
LinaLuna93- .
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Fecha de nacimiento : 04/05/1993
Edad : 31
Empleo /Ocio : Estudiante
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