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"La Oficina" (M +18 ) COMPLETO - Página 7 Empty Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO

Mensaje por Nejix 31/8/2011, 7:26 am

Me uno a las enamoradas del Sr. Cullen es perfecto!!!!!
adore el final precioso "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO - Página 7 54995
gracias por esta linda y hot historia
cariños Nejix

Nejix
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"La Oficina" (M +18 ) COMPLETO - Página 7 Empty Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO

Mensaje por Citly Patzz 31/8/2011, 12:40 pm

"La Oficina" (M +18 ) COMPLETO - Página 7 The-Office
Capitulos Extras

"Horas Extras en La Oficina"


Incluso cuando llegué a mi plaza de aparcamiento, no pude evitar la sensación de que
hoy seria un mal día. Apagué el motor y me detuve mirando el edificio que se cernía
enfrente de mí. El infierno me estaba esperando ahí. Mi propio cielo e infierno personal,
envuelta en un liguero y gafas de bibliotecaria.

Esto se estaba volviendo imposible de manejar. Mis pelotas dolían después de estar sin
ella durante sólo dos días. Ninguna cantidad de pajas podría compararse con la
perfección de estar dentro de su apretado cuerpo. En los últimos nueve meses había
pensado en no follármela siempre que fuera posible. Me equivocaba.

Por lo menos entonces no tenía ni idea de lo que me perdía. No tenia ni idea de los
sonidos que hacía cuando se corría, la forma en la que su boca se sentía en mi polla o la
forma en la que su cuerpo entero se sonrojaba cuando me la tiraba. Hace tres semanas
había cambiado todo. Hace tres semanas, había renunciado a luchar y finalmente había
sucumbido a la lujuria abrumadora de la que había estado luchando durante meses. Toda
mi vida se había descontrolado desde entonces; dejándome débil y cuestionándome todo
sobre mi mismo. Quien dijo que la ignorancia no era la puta felicidad.

Con un suspiro de resignación cogí mi maletín y salí de mi coche, rogando por que
pudiese manejar cualquier cosa que me esperase.

El espectáculo que me dio la bienvenida cuando entré me hizo morder mi labio para no
gemir. En sus manos y rodillas, con papeles esparcidos por toda la alfombra, estaba mi
enemigo. Su hermoso cabello caoba caía hacia delante en suaves ondas, su vestido se
ceñía perfectamente a cada curva, y era torturado por el mas increíble escote que había
visto jamás mientras ella seguía ordenando el lío que había ante mis ojos, pero no lo
suficientemente rápido.

Mirando hacia arriba, su expresión de sorpresa fue reemplazada rápidamente con una
sonrisa afectuosa.

-“Buenos días, señor. Cullen”. Mierda. Se puso de pie y traté de ignorar
la forma en que su aroma nubló mi cerebro.

Manteniendo mi voz carente de emoción lo más posible, pasé junto a ella mientras me
dirigía a la seguridad de mi oficina.

-“Ocúpese de todas mis llamas, señorita. Swan.”

-“¿Señor Cullen? Me temo que no podré hacer eso” Murmuró demasiado satisfecha de si
misma y yo me preocupé al instante. A media zancada me volví lentamente hacia su cara.

-“¿Y exactamente por que?

-“Cullen Inc. tiene programado un curso de Acoso Sexual hoy, señor. Oh joder.

-“¿Hablas en serio?” No pude evitar el sonido casi suplicante de mi voz. Sencillamente
perfecto. Todo lo que había penado desde que me desperté esta mañana se había ido a
la mierda, y ahora tengo que sentarme durante dos horas delante de alguien que me diga
en que lugares no puedo poner mi polla.

-“Mucho. Es todos los años. Se lo recordé la semana pasada, justo antes de…” su voz se
fue apagando y bajó la vista brevemente. ¿Justo antes de qué? Oh. Un recuerdo de ella
tirándomela sobre su escritorio llenó mi mente y tuve que forzarme a reimprimir un
gemido. La tensión en el aire era palpable y ninguno de los dos dijo nada. Rompiendo el
silencio, ella aclaró su garganta y comenzó a apilar una fila de carpetas sobre su
escritorio.

-“Cierto, mencionaste algo al respecto. ¿Cuándo?

-“Ahora” Bueno, esto se ponía cada vez mas interesante.

-“Dame un segundo para dejar mis cosas y estoy listo” le respondí rápidamente. Entré en
mi oficina, dejando mi maletín sobre mi escritorio y me metí en mi cuarto de baño privado.
Mirándome en el espejo, me enderecé la corbata y decidí tener una pequeña charla
mental conmigo mismo para ponerme en orden. Yo podía hacer esto. Era Edward Fucking
Cullen y ninguna mujer en todo el mundo iba a perjudicar mi determinación. Yo no iba a
dejar que esto me afectase. Con una última mirada a mi reflejo y un sentimiento renovado
de determinación, me dirigí hacia la puerta.

La señorita Swan me estaba esperando, con su agenda en la mano y sus gafas
endemoniadamente sexys en su lugar. Me miró expectante antes de poner una mirada
interrogativa.

- “¿Va todo bien, señor Cullen?

-“Por supuesto. Detrás de ti” Le di una sonrisa forzada y le hice un gesto indicándole el
camino. Caminamos en silencio por el pasillo con ella unos pasos por delante mientras yo
le miraba el culo. El hecho de que no fuese a hacer caso a los impulsos tontos no
significaba que no pudiese disfrutar del espectáculo.

Entramos en la sala de conferencias y nos dirigimos a una mesa vacía, cerca del fondo.
Saludé con la cabeza a algunos de los otros ejecutivos, incluyendo a mi padre y mi
hermano. A ninguno de nosotros nos gustaba perder nuestro tiempo con estas cosas.
Nos acabábamos de sentar cuando la puerta se abrió y una mujer extremadamente
atractiva de treinta y pocos entró. Sin duda sería nuestro instructor. Tenía la piel clara con
el pelo oscuro y rizado, vestida con una falda lápiz negra por el muslo y una chaqueta de
rombos de punto gris ajustada que dejaba poco de sus…generosos activos a la
imaginación. ¿Esta mujer nos iba a dar un curso de acoso sexual? Parecía que se había
escapado del set de “Loco por la Profesora” de Playboy
Pavoneándose hacia la mesa al frente de la sala, se sentó y cruzó seductoramente sus
largas piernas. Toda la sala quedó en silencio, y eché una mirada a los rostros de mí
alrededor, preguntándome si era el único al que esto le parecía extraño.
“Mi nombre” empezó a decir con voz sensata “es Nina Facinelli. He venido aquí a su
empresa para instruirles en el tema del acoso sexual” Se puso de pie y caminó
lentamente por la parte delantera de la sala.

-“Muchos de ustedes se preguntaran ¿Qué es exactamente el acoso sexual en el trabajo?
Es un comportamiento que es fastidioso, irritante, degradante y molesto. El acoso sexual
es el acoso con naturaleza sexual. Pero puede haber más.”

Miré hacia la señorita Swan y vi que estaba mirando a la instructora con una extraña
expresión en su cara. Mis ojos fueron hacia abajo y mi corazón saltó. A medida que iba
cruzando sus piernas, su vestido iba subiendo ligeramente, revelando el borde de encaje
de una de sus medias. Joder. Cambié de postura en la incómoda silla y recé por que si
apartaba la vista el tiempo suficiente, desaparecería.

-“Es contra la ley, y puede llevar a multas sustanciales impuestas por la corte y es
vergonzoso para la parte perjudicada. Puede significar que la producción se reduzca.
Puede significar que el valor de las acciones baje. No. Esta. Bien.” Apretó los dientes,
enfatizando cada palabra. Me dejé caer en mi silla, tratando de desaparecer mientras
continuaba. ¿Podría algo ser más incómodo?

-“El acoso sexual puede tomar varias formas. Bromas no deseadas, gestos, palabras
ofensivas por la ropa, y comentarios y réplicas no bienvenidas.” Ella se detuvo frente a un
hombre de contabilidad y pasó los dedos por su pelo.

-“Tocar y cualquier otro contacto corporal, como dar palmaditas a un compañero de
trabajo, agarrando a un empleado por la cintura o acariciar el culo de un compañero
también es muy inapropiado” Espera ¿Qué dijo? Miré a mí alrededor pero nadie parecía
darse cuenta de nada extraño. De hecho, algunos hombres estaban aflojando sus
corbatas y cambiando de postura en sus asientos.

-“Las relaciones entre compañeros, especialmente si son entre supervisor y empleado
están estrictamente prohibidas” Su voz era baja y ronca, inclinada sobre una mesa,
mirando a los ojos de alguien que reconocí del piso quince. -“Todos queremos hacerlo. Se
siente tan bien. Pero hay que…resistir.” Señaló la última palabra seductoramente, y juro
por Dios que el Jefe de Recursos Humanos se ruborizó.

Miré de nuevo a la señorita Swan y vi que empezaba a parecer casi tan incómoda como
yo. ¿La estaba acosando sexualmente? No lo creo. ¿Ella me estaba acosando
sexualmente? Quiero decir, yo sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero
definitivamente no estaba solo en el ascensor…o en las escaleras…o en la sala de
conferencias…o en el probador. Mierda, este no era el mejor lugar para estar pensando
en el probador.

Mientras ella caminaba lentamente por el pasillo, me di cuenta de que varias cabezas
seguían su silueta. Se detuvo delante de mi hermano y gemí.

-“¿Señor Cullen? ¿Podría
compartir con nosotros algo que podría interpretarse como una conversación inadecuada
en el lugar de trabajo?

Sonriendo, Emmett se recostó en su silla, con una mirada reflexiva en su cara.

-“¿Inapropiado verdad?” Ella sonrió y señaló a la sala con las manos hacia arriba.

-“Para eso estamos aquí”

Su sonrisa se ensanchó. -“Bueno señorita Facinelli, que le parece... ¿Quieres dar un
paseo en el Cullen Express?” La sala estalló en risas cuando mi hermano la miró con
orgullo. Mi mandíbula cayó. ¿Qué demonios estaba pasando aquí?

-“Muy bien señor Cullen. Eso sería completamente inapropiado” Emmett se volvió en su
silla hacia mí y me guiñó un ojo mientras ella iba hacia otra mesa.

Esto se prolongó durante una hora, con sugerencias cada vez más inadecuadas
provocando grandes risas. Pude escuchar a mi padre riendo cuando Nina logró hacerle
decir la frase “Zorra Cachonda”

Seguía mirando el trozo de encaje en el muslo de la señorita Swan, dejándome llevar
pensando en lo que habría mas allá. Me asusté cuando levanté la vista para verla
mirándome a sabiendas. Mierda. Ella me miró pensativa por un momento y luego se
volvió colocando suavemente el boli entre sus labios. Me di cuenta de que la esquina de
su boca se levantó y la maldije para mis adentros. Lo estaba haciendo a propósito.
Durante los siguientes veinte minutos, ella no se detuvo y yo empecé a pensar que lo del
encaje no era un accidente después de todo. Entre eso y todas las insinuaciones sexuales
que se decían en la sala, yo estaba sufriendo una mas que furiosa erección.
En el momento en que la instructora nos liberó, yo estaba a punto de explotar. Salté de la
silla, volé entre los demás y entré al baño de caballeros, justo al lado. Me eché agua fría
en la cara, rogándole a mi cuerpo que se calmase. No estaba funcionando. Mierda.
Parecía que iba a necesitar otra “sesión” durante el almuerzo.

Con un suspiro de derrota abrí la puerta, justo a tiempo para ver a la señorita Swan pasar.
Vi como se abrió paso por el pasillo, cautivado por el vaivén de sus caderas y la forma en
que su pelo bailaba alrededor de sus hombros.

Se detuvo en el armario de suministros de nuestra planta, buscando a tientas con los ojos.
La puerta se abrió he hizo una pausa, supuse buscando el interruptor de la luz en la pared
interior. Al presionar un botón de su móvil para que la pantalla se iluminase, lo sostuvo
delante de ella y entró en la habitación a oscuras.

Sin pensarlo ni un segundo, crucé el pasillo y me acerqué sin hacer ruido detrás de ella,
cerrando la puerta en silencio detrás de mí. Murmurando entre las cajas, no me había
escuchado y sonreí perversamente. La habitación estaba prácticamente a oscuras
mientras hacía mi camino hacia donde estaba ella, con la tenue e inadecuada luz de su
teléfono y el sonido de sus movimientos como mi única pista para encontrarla.
Colocándome detrás de ella, puse mis manos en sus caderas y jadeó, poniendo su
cuerpo rígido por la sorpresa. Pasé mi nariz por su cuello, inhalando su dulce aroma.
“Shhhh” susurré contra su piel. “Sólo soy yo” Su pulso corría frenéticamente, al ritmo del
latido contra mis labios, inconscientemente se inclinó hacia mí.

“¿Qué estas haciendo aquí? Su voz era baja y temblaba levemente, pero aun así
manteniendo un toque molesto.

“Oh, creo que sabes exactamente qué estoy haciendo aquí”

Mi mano se movió por su cuerpo hasta la copa de su pecho, y un pequeño gemido escapó
de sus labios. No estaba seguro si era respuesta a mis palabras o a mis caricias. Mi dedo
hacía círculos en su pezón endurecido a través de su vestido. A pesar de la forma en que
su cuerpo estaba reaccionando a mi, sus músculos estaban tensos y rígidos. “Dime que
pare y lo haré”

“Yo…” Hizo una pausa y yo sabia que estaba luchando consigo misma, tratando de
encontrar una razón para detenerme. No lo hizo. “¿Qué te hace pensar que no quiero que
pares?”

Poco a poco deslicé mi mano de la cadera hacia abajo a lo largo de su vestido hasta que
encontré la piel sedosa. Toqué la correa de su liguero, mi mano se deslizó hacia su muslo
deliberadamente hasta el suave encaje que la cubría. Se estremeció cuando mi mano se
deslizó bajo la delgada tela, apenas rozando su humedad.

“Esto” gruñí en su oído. La oí aguantar la respiración mientras mi dedo se hundía
momentáneamente en su interior, sintiendo la humedad resbaladiza. “Esto me dice que no
quieres que me vaya. Mmmm, tan jodidamente mojada para mi ya.” Hice círculos con mis
dedos alrededor de su clítoris, amando la manera en que empujaba en mi mano.

“Te gusta eso ¿no? Presioné más y fui recompensado con una maldición suave de sus
labios. “¿Sabias que cada vez que te veo lamerte los labios, me imagino que es mi polla
en tu boca? Cuando te burlas de mí y cruzas las piernas, pienso que las envuelves
alrededor de mi cintura. Cuando te agachas a coger algo, recuerdo como estabas
inclinada mientras te follaba.” Sonreí contra su oreja mientras ella gemía.

“Eres un cabrón con la boca sucia” Volvió la cabeza, nuestras narices se rozaron y deseé
poder verla.

“No finjas que no te gusta” Dije contra su boca abierta.

“Nunca he dicho que no me guste” Joder. Sus palabras recorrieron mi cuerpo yendo
directamente a mi polla, meciéndome contra ella, necesitando sentir más de ella. El
mundo parecía desaparecer a nuestro alrededor, el silencio solo se rompía con nuestra
respiración irregular y el roce de la tela cuando chocaba mis caderas con las suyas.
Se volvió lentamente, su teléfono se perdió en la oscuridad y la busqué, tratando de
encontrarle la cara. Sus dedos se apoderaron de mi camisa, tirando de mí hacia ella y
sentí su aliento cálido en mis labios.

Pasó un rato sin que ninguno de los dos nos moviésemos, no queriendo ser el primero en
rendirse. Nuestras narices se rozaron, sus labios estaban tan cerca que casi podía
saborearlos. Y justo cuando pensé que no podía mas, su lengua salió de su boca,
lamiendo suavemente mi labio inferior. Gemí ante la dulce tortura antes de que la mía
fuera a su encuentro enredándose con la suya, suaves suspiros llenando la habitación.
Abriendo mi boca, atraje nuestras lenguas dentro, mi cuerpo reaccionó al instante en que
nuestros labios se juntaron.

Nuestro beso empezó suave y lento, pero rápidamente se hizo más caliente. Sus manos
tiraron de mi pelo, atrayéndome hacia ella mientras las mías recorrían su cuerpo. La
empujé un poco hacia atrás, hasta que la parte posterior de sus piernas tropezó con algo.
Sin dejar sus labios busqué en el espacio detrás de ella, sintiendo lo que suponía que era
una vieja mesa.

“Pon tu culo aquí” gruñí en su oído. Ella no perdió el tiempo subiéndose y la empujé hacia
atrás sobre su espalda, colocándome entre sus piernas. Mis codiciosas manos se
arrastraron hasta los muslos, saboreando la forma en que su cuerpo respondía mientras
le subía el vestido hasta las caderas. Mis dedos se reunieron con el encaje delgado y
húmedo, y animado por sus gemidos, lo agarré en mi puño y lo arranqué de su cuerpo.

“Oh, joder si” susurró. Agarrando con fuerza sus caderas, la atraje hacia mí en la mesa y
me incliné, gimiendo mientras la probaba.

Ella gimió cuando mi boca encontró su clítoris, lamiéndolo suavemente antes de tomarlo
entre mis labios. Sus dedos se apoderaron de mi pelo, acercándome más a ella y cada
suspiro, cada súplica me impulsó. “Joder, su sabor es tan bueno” Murmuré en ella, las
vibraciones hicieron que sus caderas se levantasen de nuevo hacia mi encuentro. Lamí y
chupé, saboreando su sabor y la forma en que se sentía en mi boca, hasta que ella gritó
pidiendo más.

“¿Qué es lo que quieres? Le pregunté entre respiraciones irregulares. Necesitaba estar
dentro de ella más de lo que necesitaba el aire.

“Te quiero a ti” suplicó. Sentándose, agarró mi cinturón y me acercó a ella. Chocó sus
labios contra los míos y nuestras manos trabajaron juntas, haciendo sonar frenéticamente
el cinturón y los pantalones al ser bajados a través del silencio. Mi polla quedó libre y sus
cálidas manos la rodearon, moviéndose arriba y abajo sobre la longitud.

“Dios, eso se siente tan bien” gemí en su boca. Mis caderas chocaron involuntariamente
contra su mano y me tuve que frenar físicamente para no correrme. “¿Sientes lo que me
provocas?” Envolví mis manos alrededor de las suyas en mi polla.

Gimió, dejando caer la cabeza en mi hombro “Necesito follarte” agarré su pelo con mi
mano, acercando su cara a la mía.

“Dilo otra vez” susurré en su boca, mordiendo su labio inferior.

“Necesito follarte” Mi polla tembló entre nuestras manos mientras ella decía las palabras.
Poniéndose de pie, me dio la vuelta y me empujó, sentándome en el escritorio. La madera
estaba fría contra mi piel desnuda, y jadee por el contraste cuando se puso sobre mí a
horcajadas. Su caliente coño rozó mi erección y dejé caer mi cabeza hacia atrás,
provocando un suave sonido en la oscuridad.

No la podía ver pero sentía el calor abrasador envolviendo mi polla como una inyección
de placer a través de mí. “Te sientes jodidamente bien” Se tomó su tiempo y bajó sus
caderas, hundiéndome en ella lentamente, deteniéndose sólo cuando nuestras caderas
estuvieron al ras.

Extendí mi mano, acerqué su cara a la mía y la besé profundamente, mordiendo y
saboreando. Consumía cada gemido y suspiro en sus labios y su deseo alimentaba el
mío.

Sentándose, se puso a mecer sus caderas, montándome. El placer era tan intenso que no
pude evitar que un grito escapase de mis labios. Su cálida mano me tapó la boca y un
suave “Shhhh” llenó mis oídos. Estaba abrumadoramente perdido en la mujer que tenia
encima de mí. En este momento no podía recordar porque estaba decidido a mantenerme
alejado. Nada de eso importaba. Su cuerpo estaba hecho para el mío y jadeaba en su
mano mientras ella seguía cabalgándome.

El placer se estaba tomando forma y sabía que no podría aguantar mucho más tiempo.
Sus gemidos y gritos apagados me estaban llevando al borde, sumándose a la intensidad
del momento. Mis manos fueron a sus caderas, las puntas de mis dedos clavándose en
su piel. Sabía que debía ser cuidadoso, pero el animal que instaba por salir de mi cuerpo
empujó todos esos pensamientos fuera.

“¡Oh Dios!” gimió con voz ronca, sus músculos comenzaban a contraerse a mí alrededor.
Mi propia voz le hizo eco, sonando sorda como la suya mientras su mano se apretaba con
más firmeza contra mi boca. No pude resistir más y mis caderas chocaron con las suyas
violentamente, derramándome en ella mientras se retorcía y apretaba a mí alrededor.
Colapsando sobe mí, ella jadeaba mientras yo pasaba los dedos por su pelo, sintiéndome
casi mareado por la fuerza de mi orgasmo. Estuvimos en silencio, con mi polla todavía
dentro de ella, mientras nuestra respiración se calmaba. Se sentó lentamente, gemí
cuando sus caderas se balancearon una vez mas antes de subir y separarse de mí. La oí
moviéndose y asumí que se estaba arreglando la ropa. Me incorporé un poco cuando ella
se acercó a mí y puso algo en mi mano.

“Esto, señor Cullen, es un buen ejemplo de un comportamiento inadecuado en el trabajo”
Cerré los dedos alrededor de la tela que puso en mi mano y ella se volvió caminando,
cerrando la puerta tras de sí.

Me quedé atónito, mirando mi mano. No lo podía ver, pero sabia lo que había ahí -sus
bragas. Tumbándome de nuevo, dejé caer la cabeza hacia atrás contra el escritorio y
gemí. Estaba muy jodido.

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"La Oficina" (M +18 ) COMPLETO - Página 7 Empty Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO

Mensaje por Citly Patzz 31/8/2011, 1:14 pm

"La Oficina" (M +18 ) COMPLETO - Página 7 Tumblr_lq87osCc6a1qfc0m2o1_500

Horas Extras en la Oficina
"En medio de la Tormenta"

Presionando el botón que nos llevaba al vestíbulo, se que mi mente debería centrarse en
la reunión que acabábamos de tener, o en la pila de papeleo que tenía esperándome en
mi despacho. Pero no era así. Como de costumbre, toda mi atención estaba centrada en
la mujer que estaba a mi lado. No sabía como podía ser posible, pero ella se veía más
hermosa cada día; un hecho que me irritaba muchísimo.

Esperaba, o debería decir, suponía, que su atractivo se desvanecería con el tiempo. No
fue así. En todo caso, me encontraba mas atraído por ella y cada vez ocupaba más mis
pensamientos.

En los últimos nueve meses he ido perfeccionando el arte de comérmela con los ojos sin
ser detectado. Mirándola disimuladamente mientras me sentaba a su lado en la reunión.
Dejando mi puerta entreabierta y sentándome, de tal manera que me permitiera verla
mientras comía en su mesa. Estando en el aparcamiento en el momento exacto en que
llegaba y aparcaba su sexy y plateado BMW.

Podría citar cientos de maneras en las que la había observado, maravillándome,
memorizando su cuerpo y sin ser ni una sola vez pillado. Hasta hace poco.
Sólo había tenido un pequeño resbalón. Un pequeño lapso de pérdida de mi autocontrol
hizo que mis defensas perfectamente construidas se derrumbasen a mí alrededor. Desde
el momento en que la toqué en esa sala de conferencias, la cagué. No había vuelta atrás,
y fue empeorando.

Recientemente me había descuidado. Dejaba mi mirada en sus pechos durante una
fracción de segundo más de lo que debería. Miraba como ponía el tenedor entre sus
perfectos labios rosas un momento más de lo debido, y me pilló.
Ella siempre se las arreglaba para cazarme, y con una sonrisa de satisfacción por darse
cuenta, continuaba con su trabajo, sin decir una palabra. Sabía el poder que tenía sobre
mí, y lo disfrutaba.

Al principio, lo único que me atraía era su cuerpo. No me resultaba difícil separar mi
necesidad física hacia ella del odio que le tenía.

Últimamente, las cosas empezaban a difuminarse y me encontraba a mi mismo pensando
en ella de una manera que no era solo sexual. Incluso de pie aquí ahora, fui abordado por
el delicado aroma frutal procedente de su pelo, y me encontré preguntándome qué es lo
que haría para que oliese de esa manera.

Nunca me había fijado en esas cosas sobre las mujeres antes. He estado con docenas de
mujeres a lo largo de mi vida, incluso había tenido una relación larga, pero nunca me
había sentido tan interesado en tan pequeños detalles.
Las puertas se abrieron y le indiqué a la señorita Swan que pasase delante de mí,
teniendo la oportunidad de apreciar su delicioso culo.

Mi polla tembló al recordar la última vez que lo había tenido en mis manos, mis dedos
presionando la piel suave mientras ella me montaba. Eso no ayudaba.
Sólo había dos personas con nosotros en el ascensor, un chico joven con auriculares y
una mujer mayor enfrascada en una conversación a través de su móvil. No tenía ninguna
razón para estar tan cerca de la señorita Swan, pero estaba prácticamente pegado a su
lado, inhalando una vez mas su familiar aroma. Joder, incluso su olor me excitaba.
Ella no protestó, y siendo el hijo de puta codicioso que soy, me incliné más. Desde mi
punto de vista, unos treinta centímetros más alto que ella, fui recompensado con una vista
preciosa. Las deliciosas curvas de sus pechos estaban en pantalla completa para mí, y
me sentí abrumado por la imagen mental de mi polla descansando entre ellos.
Cerrando los ojos, reprimí un gemido y cambié de posición cuando sentí que mi polla se
endurecía aún más. Hacía solo dos días que habíamos estado juntos. Dos días que había
sentido sus cálidos muslos alrededor de mi…

“¿Por qué diablos sonríes?”
Su voz me separó de mis recuerdos, y miré hacia abajo para ver que ella me observaba.

“¿Qué?” Pregunté inocentemente. “¿Estaba sonriendo?”

Inclinando ligeramente la cabeza, miró a su alrededor en el ascensor, dirigiéndose a
nuestros compañeros de viaje. Satisfecha de que no estaban prestando atención, volvió
su atención hacia mí.

“No me vengas con eso” murmuró, sacudiendo la cabeza “¿Por que estabas sonriendo?”
Pensé brevemente en que decirle. ¿Cómo reaccionaría al saber que estaba recordando el
aspecto que tenía de rodillas delante de mí, con mi polla en su boca? ¿Se pondría
furiosa? O…mi sonrisa se ensanchó al considerar otra posibilidad. ¿Respondería…
favorablemente?

Inclinándome hacia delante, mis labios rozando el lóbulo de su oreja, susurré: “Creo que
sabes exactamente porque sonrío” Mis ojos se movieron a propósito hasta sus pechos
antes de levantar la mirada y encontrarme con los suyos. Sabía el momento en que se dio
cuenta.

Echándose un poco hacia atrás para ver mi cara, me miró con los ojos entornados. Para
cualquier otra persona podría haber parecido furiosa, pero yo la conocía mejor. Al mirar
hacia abajo rápidamente, supe que mi declaración dio en el blanco. Sus preciosos
pezones se endurecieron contra la fina tela de su vestido. Bingo. Dejé que mis ojos
permaneciesen en ellos por un instante antes de levantar la cabeza y murmurar en su
oreja. “Eso pensaba”

“Hijo de…” el sonido del ascensor al llegar a nuestro piso le interrumpió, y le indiqué con
un gesto que pasase primero. No pude ocultar mi sonrisa cuando ella se volvió
rápidamente del ascensor, murmurando obscenidades en voz baja.

Caminó unos metros delante de mí, y una vez más centré mi mirada en su culo. Dios, si
no me la tiraba pronto, iba a explotar. Estaba en medio de una fantasía excepcionalmente
sucia cuando una voz masculina llamó detrás de nosotros.

“¡Bella” Nos giramos para ver a un hombre de su edad trotar lentamente hacia nosotros.
“¡Bella, espera!” ¿Quién demonios era ese? Es obvio que la reconoció, pero a juzgar por
la expresión que ella tenía, no parecía reconocerlo. Eso, sigue andando mamón.
Estaba a unos pocos metros cuando ella habló “¿David?” Me volví para mirarla y vi el
momento de reconocimiento en su cara. “¡Oh Dios mío! David, ¿eres tu?” ¿Quién
demonios era David?

Se detuvo frente a nosotros y le sonrió; una estúpida y enferma de amor expresión en su
rostro. Oh, esto no me gustaba nada..

“Bella” dijo tratando de recobrar el aliento. “Me has reconocido” Estaba sin aliento por
correr, y rodé los ojos pensando en como probablemente podría dar vueltas alrededor de
su culo escuálido.

“Por supuesto, lo hice” Me volví lentamente, por el tono suave y cariñoso de su voz. “Dios,
hace tanto tiempo” ¿Quién era este tío, y por que de repente tenía ganas de darle un
puñetazo en la cara?

“¿Cómo es que después de tantos años te ves mas bella que la última vez que te vi?” Su
mano se estiró y le rozó suavemente la mejilla. Ella miró hacia abajo y…un momento.
¿Estaba ruborizada? Ella nunca…

“Um, si” Se mordió los labios y sonrió, una tos nerviosa salió de su pecho. “Yo…si. Eso
fue…”

“Si” dijo el suavemente, “Desde esa última vez…” Su voz se fue apagando y una enorme
sonrisa se dibujó en su cara.

¿Pero que…?
¿Ellos…?
¡Joder!

Miré hacia ella y me quedé horrorizado al ver la misma estúpida sonrisa en su cara. La
alarma sonó en mi cabeza mientras trataba de formular un plan.

“David, ¿Qué estas haciendo aquí?” No se me pasó el excitado tono de su voz.

“Bueno” dijo el, acercándose un poco mas. “Trabajo aquí ahora. Soy arquitecto en la
quinta planta. No puedo creer que seas tú. Traté de localizarte cuando llegué aquí, pero
no te puede encontrar, ni a ti ni a tu madre.” Su mano se acercó y rozó su antebrazo y
realmente tuve que reprimir el impulso de partirle la cara.

“Si” dijo ella, vacilando un poco. “No estoy en el listín y mi madre murió hace un par de
años.” Un dolor agudo sacudió mi estómago mientras miraba como su expresión decaía.
Mi cuerpo se movió hacia ella involuntariamente para consolarla cuando fue bloqueado
por David.

“Bella, cariño, lo siento mucho”. Acortando la distancia, la tomó en sus brazos y la abrazó.
Mi mente racional sabía que estaba consolándola, sabiendo que es lo mínimo que
cualquier amigo haría; pero todo lo que vi fue que el tenía los brazos alrededor de algo
que me pertenecía.

“Gracias, David” dijo ella, apartándose despacio de el y secándose las lágrimas. “Estoy
bien ahora, en realidad”

Mirándola con una expresión mas suavizada, pude ver un plan formándose en su cabeza.
“Hey, ¿recuerdas la última semana que estuviste en casa? ¿Recuerdas la apuesta?”
Enarcó sus cejas un poco, pero me llamó la atención la más adorable y desconocida risa
que jamás había oído procedente de la mujer que estaba a mi lado.

“¡Oh Dios mío! ¡No puedo creer que recuerdes eso!” Inclinada sobre su cintura ella seguía
riendo, y me acordé de pronto de la única vez que la había oído reír así.
El día que nos conocimos, cuando entré a nuestra oficina por primera vez, me robó el
aliento la mujer mas hermosa que había visto en mi vida. Entonces se estaba riendo con
Ángela, y pensé que nunca lo había hecho conmigo. De todas las reacciones que había
provocado en ella, esa hermosa risa no estaba entre ellas. Me hizo sentirme furioso que lo
estuviese haciendo con él.

Enderezándose, se enjuagó las lágrimas de sus ojos. “Dios, no había pensado en eso en
muchos años. ¿Cómo sabes siempre como animarme?” Ella le dedicó una sonrisa
brillante y me horroricé al darme cuenta de que quería que me sonriese de la misma
forma.

“Supongo que te conozco. Dios, Bella tu….te ves increíble.” Su mano se deslizó por su
brazo hasta que cogió su mano. “Sabes, nunca me he olvidado de ti, tal vez…”
Carraspee sonoramente, los dos miraron hacia arriba, aparentemente sorprendidos de
verme allí. Su sonrisa vaciló ante la posibilidad de que hubiese otro hombre en su vida
que podría golpearle. Eso es, David. Ella es mía, así que vete a la mierda.

“¡Oh!” dijo ella sacudiendo la cabeza ligeramente. “Qué maleducada. Este es David
Jones. David, este es mi jefe, el señor Cullen.” Su momento de preocupación fue
reemplazado rápidamente, una expresión de puro alivio lo eclipsó. Mierda. Su jefe.
Sostuve mi mano hacia el. “Edward Cullen” le dije rotundamente, estrechándole la mano
con un poco mas de fuerza de la necesaria. Soltándole, sonreí internamente cuando lo vi
doblar sus dedos.

“¡Oh, tu jefe! Encantado de conocerte, Edward. Eres afortunado por estar todos los días
con mi Bella.” ¿Su Bella?

“Si, es una gran mujer.”Dije rotundamente, mi mirada nunca vaciló de la suya. Un
sentimiento de rabia se apoderó de mi y sabía que tenía que largarme antes de que
hiciese algo de lo que me arrepentiría. “Nos veremos en el coche.”

Sin esperar una respuesta, me volví rápidamente y salí del edificio. Cálmate Cullen.
¡Joder! El aire fresco me golpeó en la cara e inhalé profundamente, intentando
recomponerme.

¿Quién coño era el? ¿Habían estado juntos? ¿La había tocado? Mi corazón latía con
fuerza en mi pecho y me tomó cada pedazo de autocontrol no volver y romperle el cuello.
Al llegar al coche, el chófer me abrió la puerta y entré. El tranquilo y oscuro interior no hizo
nada para aliviar mi furia interior. En todo caso, con cada segundo que pasaba sin que
ella regresase mi cabreo aumentaba. Ella era mía. ¿No habíamos resuelto eso ya?
¿Cómo podía dejar que la tocara?

Salté cuando la puerta se abrió. Entró dentro, sentándose en su asiento y evitó mi mirada.
La tensión en el ambiente era notable cuando sentí que el coche empezó a moverse.
Estábamos sentados uno en frente del otro, ambos mirando por la ventana hacia la
tormenta que se avecinaba, ambos sin decir una palabra.

Sacudiendo la cabeza con disgusto, vi por el rabillo del ojo que me estaba mirando.

“¿Qué? Dije bruscamente.

“¿Qué quiere decir que?”

“Sabes exactamente lo que quiero decir.”

“¿Tienes algún tipo de problema, señor Cullen?”

“¿Qué coño fue eso?”

“Eso” respondió “no es asunto tuyo.”

“¿No es…no es asunto mío? ¿Podrías haber sido mas obvia al arrojarte a el?” Bueno, eso
tal vez fue un poco exagerado.

Se apartó de la ventana de repente y me miró furiosa, entrecerrando sus ojos. “¿De que
coño estas hablando?” Dios, era jodidamente sexy cuando se cabreaba.
“Sabes exactamente de qué estoy hablando”

“Estas loco. ¿Lo sabias?”

Podía sentir la ira saliendo de ella en ondas. Estaba furiosa. ¡Vaya, que bien! Igual que yo.
Ella se quedó ahí y dejo que ese gilipollas le pusiera las manos encima. ¿Cuándo coño se
iba a enterar de que ella era mía?

“¿Te lo has tirado?”

“¡¿Qué?!” Acercándose en su asiento, continuó mirándome con furia. ¿Cómo se atrevía a
parecer sorprendida?

“Oh, no finjas que no me has oído. ¿Te lo has tirado?”

“No pienso contestar a eso.” Echándose hacia atrás, miró hacia fuera, fingiendo mirar
fuera de la ventana. Oh, joder. Ella no me estaba dando el tratamiento del silencio.
¿Verdad?

“¡Oh, vamos! ¿Quién coño era ese tío?” Grité, agradecido al instante por el divisor entre
nosotros y el conductor. “Parecíais muy familiares.”

No me había dado cuenta de hasta qué punto estaba inclinado hacia delante hasta que
ella se alejó de mí. “No te atrevas a venirme con esa mierda de macho cavernícola
conmigo, Edward Cullen. No eres mi dueño. No soy tu posesión.

Me acerqué, mi cara a unos centímetros de la suya. “Y una polla que no.” Escupí. Mierda.
Eso fue ir demasiado lejos. Me empujó bruscamente con sus puños contra mi pecho.
“¡Maldito cabrón!” No la había visto tan cabreada en mucho tiempo, y no podía decir que
la culpase. ¿Había dicho eso en realidad? Sentí una oleada de asco a mi mismo cuando
me di cuenta de que era exactamente lo que sentía. Que ella era mi posesión.
De repente golpeó con los nudillos el divisor y gritó. “¡Para el coche!”

La voz del conductor se filtró hasta nosotros. “¿Ha dicho, para el coche, señorita Swan?”
¿Estaba bromeando?

“Si, detente. Voy a caminar el resto del camino.” El coche redujo velocidad y cuando se
detuvo agarró su bolso y se deslizó hacia la puerta.”

“¿Estas loca?” grité, extendiendo la mano y agarrándola del antebrazo. “No puedes ir
andando por ahí. Es de noche, esta a punto de llover y estamos en el centro de Chicago.”
“Bueno, prefiero enfrentarme a esas cosas antes que pasar un solo minuto mas aquí con
tu ordinario y machista culo.” Sin mirarme más, arrancó su brazo de mi mano y salió,
cerrando la puerta detrás de ella.

Vale, joder. Eso no me lo esperaba. “Jeffrey, lleva el coche de vuelta al garaje, la señorita
Swan y yo tomaremos un taxi para volver a la oficina.” Arrastrándome sobre el asiento,
abrí la puerta y salí.

Estaba oscuro y hacia viento, miré en ambas direcciones tratando de encontrarla. Maldita
loca de mierda. ¿En que demonios estaba pensando? El coche se alejó y seguí buscando
por la calle de nuevo, el pánico formándose en mi pecho.

Finalmente, distinguí el movimiento de su vestido blanco, ondeando con el viento cálido.
Echando a correr, la seguí. ¿Cómo diablos ha conseguido llegar tan lejos con esos
tacones? Dobló una esquina y aceleré, sin querer dejarla fuera de mi vista.
“¡¿Puedes esperar?!” le grité. Sentí que unas gotas golpeaban en los hombros de mi
chaqueta y levanté la vista. Las nubes se habían oscurecido y había empezado a llover
ligeramente. Jodidamente perfecto. ¿Podría ser peor?

“¡Aléjate de mi Cullen!”

“¡Quiero saber quien era!”

“¡Jesús! ¡No es de tu incumbencia, pero él era un antiguo novio!

“¿Te lo has follado?”

“¿Estas bromeando con eso?”

“¡¿Lo hiciste?!”

Cuando llegué hasta donde estaba, tropezó ligeramente. Tendí mi mano y rodee su
cintura para evitar que se cayera.

“Joder” se agachó, se sacó un zapato de su pie y se quedó con un tacón roto en su
mano. El cielo escogió ese momento para descargarse, y gotas de lluvia fría se deslizaron
rápidamente por mi cara. Ambos miramos hacia el cielo, dándonos cuenta de que la
situación empeoraba.

Rápidamente, me quité la chaqueta y la coloqué sobre sus hombros. No era mucho, pero
ayudaría. Ella me miró, pero deslizó sus brazos dentro, dándose cuenta de que el fino
vestido que llevaba no la iba a proteger mucho.

“¿Te tocó?”

“Que te jodan.” Alejándose, se volvió y echó a andar, cojeando con un solo zapato.

“Joder, ¿Podrías parar?” La llamé. Me ignoró y siguió avanzando. No podía dejarla en la
calle caminando con sólo un zapato, solo Dios sabía lo que podía llegar a pisar, y no es
como que de buena gana me iba a dejar ayudarla.

Mirando alrededor rápidamente, me di cuenta de dónde estábamos, mientras ella se
dirigía a un callejón que conducía a nuestro garaje. No podía dejarla ir sola. Joder.
Alcanzándola rápidamente, la agarré y la puse sobre mi hombro. Ella gritó y me golpeó en
la espalda. “Siempre estas huyendo de mi, y yo, como un imbécil, siempre te estoy
persiguiendo. Estoy harto de eso.”

“¡Cullen, bájame!” Gritó, su voz resonó en las paredes de ladrillo.

“No te voy a bajar. Está lloviendo, sólo tienes un zapato, y vamos a ir en coche. ¿Porqué
demonios saliste fuera? ¿Quieres que te maten aquí?” Ella se calmó un poco en mis
brazos y seguí caminando.

“Porque eres un Neandertal y un imbécil.”

“Mira, se que no debí decir eso, pero que me condenen si voy a permanecer impasible a
que algún hombre te ponga las manos encima.”

Ella rió suavemente con desprecio. “Sabes, realmente no tienes nada que decir sobre
eso.”

Hice una parada, solté mi agarre y la deslicé lentamente por la parte frontal de mi cuerpo,
haciendo que cada punto de contacto ardiese en llamas y que la electricidad pulsase
entre nosotros. Cuando su rostro estuvo al nivel del mío, la agarre con fuerza, sin permitir
que sus pies tocasen el suelo.

“Ya te lo dije, eres mía. Yo no comparto.”

Su cálido aliento chocó contra mi piel húmeda y su cuerpo vibró de ira. Sus ojos viajaron
hasta mis labios y regresaron hasta mis ojos, la batalla mental que estaba teniendo era
visible en sus ojos. Yo sabía que me deseaba; me deseaba exactamente igual que como
yo la deseaba a ella. Estábamos atrapados, ambos sabiendo que éramos impotentes para
detener esta fuerza entre nosotros.

Mi necesidad por ella corrió a través de cada célula de mi cuerpo. Me di cuenta de que
nunca podría ser así con nadie más. Odiaba reconocerlo, odiaba el poder que le daba a
ella, pero no podía negarlo tampoco.

Nos quedamos así durante lo que me pareció una eternidad, mientras la lluvia seguía
cayendo a nuestro alrededor. Las calles estaban vacías por la tormenta y llegué a
escuchar que la ciudad se movía en la distancia, pero mi único pensamiento en todo el
mundo era la mujer que estaba en mis brazos.

La necesitaba. Necesitaba que afirmase que era mía, hacerla olvidar a cualquier otro que
hubiese habido. Cualquier otro que alguna vez pudiese haber
Girando y caminando un poco hacia delante, apoyé su espalda contra la pared, el aire
abandonó sus pulmones al darse cuenta de lo que estaba haciendo. Apoyándome un
poco mas, deje que sintiese mi endurecida polla, no dejando ninguna duda de lo que
quería. Sus ojos se abrieron lentamente, y su mirada, una vez más, se dirigió a mi boca.
Acorté la distancia entre nosotros, rocé mi nariz contra la suya, por un lado y luego por el
otro. Sus ojos se cerraron mientras tomaba su labio inferior entre sus dientes, tratando de
controlar las reacciones provocadas por mí en su cuerpo.

“No puedes esconderte de mí” Suspiré contra sus labios. “Conozco tu cuerpo mejor que tu
misma.” Llevé mi mano hasta su pelo mojado, enredando los dedos en el firmemente,
disfrutando de la pérdida de respiración que tuvo cuando tiré de el, acercándola a mí. Mi
boca rozó la suya ligeramente una vez, dos veces, y sonreí cuando un suspiro de
necesidad escapó de sus labios entreabiertos.

“Conozco cada gemido.” Le agarré el pelo con más fuerza, ladeándole la cabeza y
exponiendo su cuello. Pasé mi nariz por la delicada piel y continué. “Siento que tu corazón
late muy rápido por mi.” Abrí un poco la boca y puse suaves besos arriba y debajo de su
garganta, disfrutando de la sensación de su pulso golpeando contra mis labios. “Veo cada
temblor.” Contuvo el aliento cuando mi mano libre se deslizó por su pecho, ahuecándolo
suavemente, dando vueltas con mi pulgar a su pezón endurecido. “Y esto” dije junto a su
boca, mientras deslizaba mi mano por su cuerpo hasta llegar debajo de su vestido.
“Nunca me miente.” Mis dedos se deslizaron en sus bragas, burlándose de la piel suave,
yendo a todas partes, menos donde ella quería.

Teniendo suficiente de mis bromas, me agarró del pelo con fuerza y estampó su boca
contra la mía. Gemí mientras sus dedos se retorcían, tirando de mí para profundizar el
beso. Su pierna subió a mi cadera y no podía dejar de apretarme contra ella, atrapando la
mano entre nosotros. Mis dedos se deslizaron más, buscando la humedad resbaladiza.
Palpitaba dolorosamente cuando imaginé reemplazar mis dedos con mi polla,
deslizándome profundo dentro de ella.

“Puede que el te haya follado” Dije ásperamente contra su mandíbula. “Pero no vas a
pensar en nadie que no sea yo nunca más. “

Gimiendo en voz alta, ella se arqueó contra mí, presionando en mi mano. Mis dedos se
deslizaron dentro de ella y ambos nos quedamos sin aliento. Estaba tan húmeda y
caliente y mi instinto me dijo que siguiese adelante, que no parase hasta perderme en su
interior.

Un trueno sonó en la noche, los relámpagos llenaron el cielo, iluminando brevemente el
callejón oscuro en un destello cegador. La lluvia caía más fuerte, emborronando todo lo
que nos rodeaba y enmascarando nuestros gemidos.

¿Podría ser esto real? Nunca me había sentido tan en carne viva, como si todos los
sentidos, todos los impulsos se amplificasen, empujándome hacia algo. Separándome de
su boca besé su cuello, lamiendo las gotas de lluvia en su piel. Bajo la tenue luz de la
calle, la forma de sus pezones era más que evidente por debajo de la fina tela de su
vestido, ahora empapado.

Soltando mi mano de su pelo, le abrí bruscamente la tela de la parte delantera. Sentí el
encaje rasgarse debajo y su perfecto pecho era ahora visible para mí. Rápidamente, tomé
un pezón en mi boca, gimiendo por la reacción y sensación de su delicada piel en contra
de mi boca.

Animado por sus manos en mi pelo, tiré y jugueteé con el entre mis dientes, necesitando
sentir más. Hambriento, quería memorizar cada sonido, cada gemido; sabiendo que todo
era por mí.

Ella había dicho que nunca nadie más la había hecho sentir así, y necesitaba creer eso.
Necesitaba saber que ella estaba tan afectada por mi como yo lo estaba por ella. Que yo
era el único que ella deseaba. Ninguna mujer antes me había desarmado como esta,
dejándome necesitado y rogando por ella, dispuesto a caer a sus pies y rogar por la
oportunidad de complacerla.

Haría cualquier cosa que ella pidiese. Todo lo que necesitaba saber es que ella era mía, y
que nadie más la iba a tocar.

Llevó sus manos a mi cintura y una breve sensación de incertidumbre me invadió.
¿Podría hacer esto aquí, tirármela contra el frío muro bajo la lluvia? Ella tenía mi abrigo
puesto, protegiéndola de la aspereza de la piedra. Estábamos escondidos y alguien
tendría que buscar a fondo para vernos, pero mi conciencia era persistente.

Sabía que tenía que parar, dejar su calidez y alejarme, pero no podía. La necesidad de
poseerla, de borrarle de su memoria y enterrarme en su cuerpo se estaba formando. No
podía parar. Como si siéntese mi conflicto, tiró de mi cinturón para llamar mi atención.
“Nadie puede vernos” susurró. Sus palabras me traspasaron, el dolor de mi polla se volvió
más doloroso. No sabía como, pero ella siempre sabía lo que yo necesitaba. Ella me
deseaba, deseaba esto.

Sus palabras actuaron como leña al fuego dentro de mí, y sabía que no podía esperar
más. Otro trueno retumbó en el cielo mientras ella me liberó de mis pantalones. Sisee
ante la sensación del aire fresco de la noche en mi rígida polla. Todo lo de esta noche era
tan irreal, tan intenso que tenía que seguir diciéndome a mi mismo que no era un sueño.

Agarré sus bragas y las hice a un lado, mirando hacia arriba cuando su mano me detuvo.
Nuestros ojos se encontraron y ella negó con la cabeza suavemente, moviendo la delgada
tira de satén de su cadera. Cerró mi puño alrededor de la tela, y me di cuenta de lo que
quería.

Las cosas estaban cambiando: Yo sabía que ella también lo sentía, pero tal vez no estaba
dispuesta a reconocerlo todavía. Necesitaba la crudeza y la urgencia. Tal vez era su forma
silenciosa de decirlo. No me importaba.

Atrayendo su boca rápidamente a la mía, envolví la estrecha tira con mi mano y tiré
bruscamente. El sonido de la rasgadura de encaje se mezcló con su gemido contra mis
labios. Guardé mi más reciente recuerdo en el bolsillo de mi chaqueta que ella llevaba
puesta, y me incliné ligeramente para cogerla.

La levanté y sus piernas se envolvieron fácilmente alrededor de mis caderas, con lo que la
punta de mi polla estaba contra su calor húmedo. El contraste entre ella y el aire fresco
me hizo dar un grito de asombro y mis caderas empujaron hacia delante
automáticamente. La punta se deslizó dentro de ella y tuve que parar, mi cuerpo temblaba
con ganas de correrse.

Gimiendo ligeramente, se arqueó, tratando de llevarme dentro de ella. Mirando hacia
abajo, cerré los ojos con fuerza y sacudí la cabeza. “No” le supliqué, mi voz entrecortada.
“Espera…dame un segundo.”

Colocando una mano a cada lado de mi mandíbula, me levantó la cabeza y mi cara se
reunió con la suya, apretando sus labios contra los míos. El beso empezó suave,
distrayéndome brevemente de la necesidad de sumergirme en ella. Poco a poco fue
cambiando, aumentando la necesidad, volviéndose más desenfrenado. Sus labios se
moldearon alrededor de los míos, hundiendo su lengua en mi boca. Sus gemidos
enviaban ondas de lujuria a través de mi cuerpo.

Cuando recuperé un poco de autocontrol, la miré a los ojos mientras me introducía en
ella. Deteniéndome, apreté con fuerza la mandíbula mientras luchaba por permanecer
inmóvil, permitiéndola adaptarse a mí.

Su cabeza cayó hacia delante, el suave aliento de su respiración me rozaba el cuello. “Te
sientes tan bien.” Gimió, sacudiendo ligeramente la cabeza. “Nunca pensé que podía ser
así.”

“Yo tampoco” Susurré, presionando mis labios contra su pelo.

“No pares.” Sus palabras enviaron un sentimiento de alivio a través de mi cuerpo. Ella
también lo sintió.

Rodando sus caderas contra las mías, no pude reprimir el impulso de moverme. Salí
lentamente, y me hundí de nuevo en ella, el aire salió de sus pulmones cuando la llené
por completo. Empecé a empujar profundamente, dejando mi mente en blanco de todo
pensamiento, excepto la bella mujer que tenía envuelta alrededor de mí y el tortuoso
placer que se formaba en mi interior.

La lluvia caía a medida que el uno se perdía en el otro, nuestros gruñidos y gemidos eran
interrumpidos por un trueno o la luz de un relámpago. Mis pelotas comenzaron a apretar y
la presión familiar comenzó a formarse en mi estómago; sabia que no duraría mucho más.
“Estoy muy cerca” jadeé en su boca. “Por favor, córrete conmigo.”

“Oh Dios.” Sentía el endurecimiento familiar alrededor de mi polla y sabía que ella estaba
a punto. “Mas fuerte” Perdí el último resquicio de autocontrol mientras me introducía en
ella, y fui recompensado con la visión de todo su cuerpo indicándome que su orgasmo se
acercaba. Ella temblaba en mis brazos y yo la agarré con más fuerza, no podía acercarme
lo suficiente, nunca seria suficiente. Con una última embestida, los dos gritamos, mi
cuerpo convulsionó cuando me corrí dentro de ella.

Me quedé allí, no quería salir de su calor ni dejarla ir, hasta que me di cuenta de que
estaba temblando ligeramente. Bajándola con lentitud, la deposité en el suelo, soportando
su peso mientras se colocaba su ropa.

Rápidamente, me metí de nuevo en mi pantalón y sentí una pequeña punzada de
culpabilidad cuando miré hacia arriba y la vi tocándose el tirante roto de su sujetador. Me
miró levantando una ceja, y tuve que ocultar mi sonrisa al darme cuenta de lo que había
hecho.

“Lo siento” dije en voz baja.

“Seguro que si” bromeó.

Alargué la mano y le retiré un mechón de la cara y apreté mas la chaqueta a su alrededor.
De repente, comprendí lo que había sucedido. Era de noche, estábamos empapados y
estábamos en un callejón. A no más de una manzana, pude ver las luces del garaje de la
oficina.

Tomando una respiración profunda, me alejé un poco y le tendí la mano. Ella la miró
durante un buen rato, antes de mirarme a la cara con una expresión interrogante.
Lentamente, puso su mano en la mía, una pequeña sonrisa elevó las comisuras de su
boca.

Apretando suavemente, dirigí mis ojos a los suyos, y le devolví la sonrisa.
Sin que ninguno de los dos dijese nada, comenzamos a caminar por el callejón, ambos
perdidos en nuestros propios pensamientos. La ciudad fue lentamente volviendo a la vida
después de la tormenta y los sonidos de las personas y el tráfico invadieron nuestro
pequeño mundo.

Las calles estaban llenas de charcos y las paredes de ladrillo brillaban bajo las luces de la
calle oscura. El garaje se alzaba a lo lejos, y yo sabía que a pesar de que parecía lejano,
sería el paseo más corto de mi vida. Cada paso nos acercaba a una realidad a la que
sabía que no estaba listo para volver todavía.

Miré a la mujer a mi lado, mordiéndose el labio, la frente arrugada por la preocupación.
¿En qué estaba pensando? ¿Estaba todavía cabreada conmigo? No lo creía, a pesar de
que tenía todo el derecho a estarlo. Parecía que siempre hacía las cosas mal con ella, no
importaba lo que realmente sentía. Sacaba una parte de mí que nunca había conocido
antes. Siempre fui una persona tranquila, pensando con la cabeza fría, pero cuando a ella
se refería, todo parecía tan primitivo, tan en carne viva.

Mi mente vagó de vuelta a David. ¿Quién era? Obviamente habían compartido algo. ¿Lo
había amado?

Negué con la cabeza lentamente. ¿A qué venía todo esto? Esto era sólo físico. Algún día,
tendríamos que hacer nuestra vida y seguir adelante. Estaba casi seguro de que no
quería nada más que eso.

Mirando hacia abajo a nuestras manos entrelazadas, sabía que me mentía a mi mismo.
Su mano era suave y cálida en la mía, me sorprendió lo bien que se sentía. Una extraña
sensación se apoderó de mi pecho, cuando me di cuenta de que no quería dejarlo ir. La
verdad de esa afirmación casi me dejó sin aliento. Lo sabía con todo mí ser, no quería
dejarla ir.

Estaríamos en Seattle un par de días, y sabía que necesitaba ordenar algunas ideas,
tomar algunas decisiones.Mirándola una última vez antes de salir a las luces
fluorescentes del garaje, estaba seguro de una cosa.

La quería a ella. Bella.
Citly Patzz
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"La Oficina" (M +18 ) COMPLETO - Página 7 Empty Re: "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO

Mensaje por Citly Patzz 31/8/2011, 1:34 pm

"La Oficina" (M +18 ) COMPLETO - Página 7 Bouffy
Horas Extras en la Oficina
"Seulement toi"


La jodida perfección actualmente se cernía sobre mí- gimiendo y retorciéndose, montando
mi polla como si su vida dependiera de ello. La mía lo hacía.

Mis manos se deslizaron sobre su cuerpo desnudo, disfrutando de la piel sedosa y las
suaves curvas, deteniéndose en sus caderas. Apreté mi agarre, atrayéndola hacia mí,
guiando sus movimientos mientras ella se levantaba y bajaba sobre mí.
No es que necesitase mi ayuda.

La observaba, fascinado por el desenfrenado placer en su expresión.

Estaba desquiciada.

Su pelo oscuro caía suelto, enredándose en ondas en sus hombros y la cima de sus
pechos. Los rosados pezones se acercaban mas a mi boca impaciente con cada vaivén
de sus caderas, burlándose de mí, rogando por ser tomados entre mis hambrientos labios.
Con los ojos cerrados, la boca ligeramente abierta, murmuró mi nombre una y otra vez.
Estábamos en el sofá grande de cuero de la sala de estar, la fresca lluvia caía por la
ventana rodeándonos, la película que habíamos estado viendo quedó en el olvido. Su
ropa estaba en un montón en el suelo a mis pies, mis pantalones bajados hasta mis
tobillos.

“Eres tan jodidamente preciosa.” Dije, todavía sorprendido de que esta mujer fuese mia.
Mis dedos se arrastraban por su cuerpo, a los largo de la piel que conocía mejor que la
mía, dirigiéndose a su pelo. “Me encanta ver como me follas.”

“Dios, amo escucharte hablar así.” Susurró. Bajó en mí con más fuerza y gemí, sintiendo
mi polla deslizarse aún más en ella, la sensación casi me llevó al borde.

Liberándose de mi agarre, agarró mi pelo con sus dedos, tirando de mí hacia ella. Sonreí,
tomando su pezón en mi boca, amando la forma en que se endurecía contra mi lengua y
la forma en que ella me sujetaba contra su pecho.

“¿Te gusta cuando te hablo sucio, cariño?” Murmuré contra su piel, mis manos
deslizándose arriba y debajo de su espalda.

“Si” contestó sin aliento, inclinándose hacia mí para agarrar la parte trasera del sofá.
“¿Quieres saber cuánto me gusta estar dentro de ti? ¿Lo que se siente cuando me
consumes y no puedo estar lo suficientemente profundo?” Se lamió los labios secos y
cerró los ojos otra vez, y un profundo y sin sentido gemido salió de su boca abierta.
“Puedo sentir como envuelves mi polla, Bella. Puedo sentir que palpitas a mi alrededor.”
Mis manos fueron a su culo y la atraje hacia mí, mis caderas empujando para encontrarse
con las suyas, mi dedo bajó un poco y se quedó fijo durante un momento. Ella gimió en
voz alta con el movimiento, sus músculos apretando un poco alrededor de mi polla.
¿Le gustaba eso?

Lo hice otra vez, mi dedo presionó contra ella con más firmeza.

“¡Oh joder, Edward!”
“¿Te gusta eso, Bella?”
Gimió, asintiendo con la cabeza ligeramente mientras descansaba su frente en mi
hombro.
“¿Quieres que lo haga de nuevo?”
“Si” suplicó.
“¿Te gustaría que te follase por aquí?” Oh, por favor. Oh, por favor.
“Dios, sí” dijo, su voz un susurro contra mi piel.

A mi mente llegó una imagen teniéndola de esa manera, empujando en ella, reclamándola
de una manera que nunca antes había hecho. Casi me corrí con la intensidad de esa
imagen.

Sus movimientos se aceleraron, cada embestida de sus caderas me llevaba más
profundo, presionando su culo contra mi mano. Continué tocándola, rozando la delicada
piel, mis dedos presionando con firmeza. Pero sin penetrar aún.

“Si, Bella. Cabálgame.” Le rogué. “Joder, no pares cariño. Dios, no pares” Sus pechos se
movían cerca de mi cara y me incliné, tomando un endurecido pezón en mi boca,
chupándolo hambriento antes de clavar mis dientes en él.

“Joder, Edward. Dios, eso se siente tan bien.” Sus movimientos se volvieron frenéticos y
maldije mientras ella empezara a apretarse alrededor de mi polla.

“Oh, cariño, puedo sentir como te corres. ¡Oh Dios!” Envolviendo mis manos en sus
hombros, la atraje con más fuerza abajo sobre mí, mi cuerpo se tensó cuando me liberé
dentro de ella. Ella susurró mi nombre cuando se calmó, su pecho aún agitado, con el
pelo húmedo pegado a sus mejillas y hombros.

“Te quiero” jadee. “Esto fue mucho mejor que ver La Jungla de Cristal”
Se echó a reír sobre mí y gemí, mi cabeza cayó hacia atrás en el sillón cuando el
movimiento causó que sus músculos apretasen un momento a mi alrededor.
“Debería estar de acuerdo” bromeó, sonriendo contra mis labios, su mano retirando el
pelo de mi frente. La ayudé a levantarse y nos acomodé en el sofá, cubriendo nuestros
cuerpos desnudos y exhaustos con una manta.

Se acurrucó en mi pecho, su pierna sobre mi cadera, nuestros cuerpos presionando
juntos. Nos abrazamos y escuchamos la lluvia contra la ventana mientras hablábamos en
voz baja y nos besábamos perezosamente hasta quedarnos dormidos.

Me desperté unas horas más tarde, el olor de la cena procedente de la cocina. Me levanté
del sofá, me puse los pantalones y crucé la habitación, sonriendo al verla sólo con unas
bragas y una camiseta sin mangas, una sartén enorme friendo frente a ella.

“¿Preciosa?” Llamé desde la puerta. Miró hacia mí y sentí el familiar tirón en mi pecho
cuando me sonrió. “Voy a darme una ducha y vuelvo.” Caminando hacia mí, se puso de
puntillas y colocó un largo y casto beso sobre mis labios.

“La cena estará lista cuando salgas.”

“Te quiero.” Susurré contra sus labios. “Me daré prisa.”

Ella asintió se alejó, golpeando mi culo cuando me volví. Negué con la cabeza, riendo,
mientras me dirigía a la ducha.

Bajo el chorro de agua caliente, mi mente vagó de nuevo a nuestra actividad de la tarde
en el sofá. El sexo no había sido mi plan cuando puse la película y la coloqué a ella en mi
regazo. Duramos quince minutos antes de que sus manos comenzasen a vagar y se
envolviesen alrededor de mi polla, me reí de mi mismo, el sonido haciendo eco en el
mármol cuando me di cuenta de que estaba básicamente estaba enamorado de la versión
femenina de mí.

Su reacción a mis accidentales caricias me había sorprendido. Había fantaseado con
tenerla de todas formas imaginables, pero nunca había soñado que ella compartiera
algunos de esos mismos deseos. Nunca había hecho eso con una mujer, de hecho, nunca
había considerado siquiera a nadie para hacerlo antes que ella. Era el tipo de cosas que
se veían en las películas porno o pensabas mientras te hacías una paja- era el tabú, lo
prohibido. Pero, al igual que todo lo demás con Bella, esto era diferente.

La quería completamente, quería que explorásemos cada uno de nuestros cuerpos,
experimentar juntos cosas nuevas. Físicamente, nunca había habido ningún límite entre
nosotros. Mi cuerpo reaccionaba por si solo a ella, a su cercanía. Y, sin embargo, había
algo en esta conversación que yo era reacio a hablar con ella. ¿Estaba preocupado por si
decía que no? ¿Me preocupaba que pensara que era un pervertido? No pude hacer otra
cosa que reír cuando me di cuenta de que ella ya sabía que lo era.

“¿Cariño?” Empecé, el trozo de pan francés que tenía en mi mano rápidamente
convirtiéndose en una pila de migas en mi plato. Había estado tratando de decir algo
durante los últimos diez minutos, mi temor pulsaba con cada tic tac del antiguo reloj del
pasillo.

“¿Hmm?” tarareó, distraída.

Tomó un sorbo de su vino, sus ojos se centraron en la revista delante de ella. Observé
cómo metió un rizo rebelde detrás de su oreja, el lápiz que utiliza normalmente para
domar las olas rebeldes no podía sujetar todo el pelo. Ella, ausentemente, empujó sus
gafas arriba en el puente de su nariz, y yo me distraje temporalmente de mi ansiedad con
una de mis recurrentes fantasías bibliotecarias.

“¿Edward?” Me desperté y la miré a los ojos, la imagen de ella desnuda inclinada sobre
un carro de libros lentamente desapareció.

“Um…” Comencé, mis depravados pensamientos todavía se aferraban a la imagen de
Bella desnuda.

Ella sonrió, levantando las cejas como si pudiera ver a través de mi mente.

“¿Me ibas a preguntar algo?” no se me pasó el tono divertido de su voz.

“Eh, si…” Me pasé la mano por el pelo con fuerza y me detuve ante el sonido de su risa
silenciosa.

“Edward, ¿estás nervioso por algo?” preguntó, las comisuras de su boca se estiraron
hasta formar una sonrisa maliciosa.

“No” mentí, deseando soltarlo ya y acabar con esto. “Me preguntaba…quiero decir, no
puedo dejar de pensar en lo del sofá-“

“Mmmm” ronroneó, colocando el labio inferior entre sus dientes e inclinándose hacia
delante. Era evidente que tenía toda su atención ahora. “Me gustó lo del sofá”
Gemí, mi mitad inferior reaccionó al instante a su tono sugerente.

“Bueno” empecé, inclinándose hacia delante, apoyando mis antebrazos en la mesa de
madera lisa. “No pude dejar de notar que pareció gustarte cuando yo…”

“¿Cuándo tu…?” Hizo una pausa mientras esperaba a que yo continuase, una pequeña
sonrisa apareció en la comisura de su sexy boca.

Vi sus ojos estrecharse, sabiendo que ella entendía exactamente de lo que le estaba
hablando.

“Cuando toqué tu pequeño culo sexy” le contesté, amando la manera en que jugaba
conmigo.

“Ohh” suspiró. “Eso”

“Si, eso. ¿Alguna vez has…quiero decir… estás interesada en eso?

“Sí”

“Lo siento, no debería haber…espera. ¿Acabas de decir si?” la miré asombrado.
“Si. Eso es algo en lo que podría estar interesada. ¿Por qué estás tan sorprendido?”
Me recosté en la silla, mi mandíbula casi rozaba la mesa de incredulidad. ¿Podía ser esto
posible? Me removí ligeramente mientras repetía sus palabras en mi cabeza.

“Así que estás diciendo…”

“Sí.” Sonrió, pasando el dedo por la parte superior de su copa de vino.
“Me dejarías…”

“Sí.” Susurró, mordiéndose el labio mientras miraba mi boca.
“Follarte….”

“Sí, Edward.” Se burló, claramente amando mi evidente entusiasmo. “¿Es que tú no
quieres?”

¿Estaba de coña?

“¡Por supuesto que quiero! Nunca imaginé que pudieses ser tan…amable.” Mi mirada se
posó brevemente en mi pan masacrado mientras consideraba esto. “¿Alguna vez has…?”
Ella negó con la cabeza ligeramente, con los ojos una vez más en su revista.

“Técnicamente no.”

“Espera. ¿Qué?” mi cabeza miró hacia ella. “¿Qué quieres decir con técnicamente no?”
“Bueno, no he hecho eso con otra persona, pero he experimentado.”

Mi cerebro aún no podía comprender lo me estaba diciendo. ¿Me estaba diciendo que
ella-? Mi expresión con la boca abierta la hizo darse cuenta.

“Tengo juguetes, cielo.” Dijo, lamiéndose los labios. Se encogió de hombros
inocentemente. “Sentía curiosidad.”

“Oh Dios mío.” Gemí, pasando las manos por mi cara. “Mi cerebro ni siquiera puede
comprender esta conversación. Si te imagino haciendo eso, me voy a correr en los
pantalones.”

“Eres un hombre.” Sacudió la cabeza y se rió, rodando sus ojos mientras me miraba.
“Edward, soy una mujer adulta. Sé lo que me gusta y como ocuparme de ello.”
Seguí mirándola, mi mente completamente desprovista de cualquier respuesta. Inclinó su
cabeza, levantando una ceja y una sonrisa diabólica se dibujó en su cara.

“¿Estas pensando en eso, cariño? ¿En mi con mis dedos en mi coño mientras uso un
juguete para follar mi culo?”

“Jesucristo.” Suspiré, recolocándome a mi mismo por tercera vez desde que comenzó
esta conversación. “Creo que necesito un tiempo a solas en la ducha.”

Se echó a reír, evidentemente complacida consigo misma y se puso de pie, rodeando la
mesa para susurrar en mi oído.

“Vamos, te lo enseñaré.”
---------------------------------------

Las semanas pasaron desde nuestra conversación inicial, y durante ese tiempo, Bella me
estuvo introduciendo en su colección de juguetes. Experimentamos, algunas veces
usándolos juntos, y otras veces ella enseñándome como los usaba en si misma. Joder,
amaba esas veces.

Me di cuenta de que a bella le encantaba mover el juguete dentro de ella mientras mi
lengua se apretaba contra su clítoris. Le gustaba jugar a cuatro patas, volviéndome
absolutamente loco desde la silla donde me decía que me sentara.

Aprendí cómo le gustaba tocarse a si misma, cuanta presión usar y los mas importante
era ser suave e ir despacio. La primera vez me dejó deslizar un tapón de vidrio en su culo,
casi me corro con las vistas. La segunda vez, el sonido de sus gritos mientras se corría
me hizo explotar en mi propia mano. Todavía no habíamos progresado desde ese punto, y
mientras esperaba compartir eso con ella, esperaba pacientemente.

Aunque nunca lamenté la forma en que se inició nuestra relación, a menudo pensaba en
todo lo que nos habíamos perdido. Habíamos estado siempre a la carrera, siempre
escondiéndonos de nuestros sentimientos y no tomarse el tiempo para saborear nuestros
primeros momentos juntos. No podía cambiar el pasado, pero podía garantizar no
cometer el mismo error dos veces.

Cuando llegase el momento, quería tener la primera vez que nunca tuvimos. Yo quería dar
en vez de tomar, acariciar en vez de manosear y unirnos en lugar de separarnos.

-------------------------------------

Me desperté con la sensación de unos labios cálidos y persistentes bajando por mi cuello
y a través de mi pecho. Suspiré de placer, su sedoso cabello rozaba mi piel y el aroma de
naranja de su champú se impregnó en el aire.

“¿Cariño?” Susurré, mi voz seguía ronca por el sueño. Pasé los dedos a lo largo de sus
costados y gemí al darme cuenta de que estaba desnuda.

“Te necesito.” Murmuró contra mi piel.

“Bella.” Rocé su mejilla con mis dedos, sus palabras y la sensación fueron directamente a
mi polla. “Yo también te necesito, siempre.”

Sus labios se movían por mi abdomen, sus dedos se engancharon en la goma de mis
bóxer. Levanté mis caderas cuando los fue a deslizar por mis piernas, tirándolos al suelo
con impaciencia. Besó el camino de regreso por mis piernas y gemí mientras mordía a lo
largo de mi cadera, sus labios presionando suavemente contra mi tatuaje.

“Me encanta cuando estas así, cariño” Levanté la cabeza de la almohada, viendo como su
boca se movía a lo largo de mi cuerpo, mi polla endureciéndose mientras se acercaba.

“Me encanta cuando me deseas tanto que me despiertas y tomas lo que es tuyo.”

“Quiero que me tomes, Edward.” Gimió, sus labios rozando la punta. “Quiero esto,” besó
mas firmemente. “Dentro de mí.”

Mi cabeza cayó hacia atrás, el talón de mis manos presionando contra mis ojos. Sentí su
cálido aliento, sus labios suaves pasando por mi polla, sus dientes arrastrarse
suavemente contra la punta.

“Joder, Bella.” Gemí, tensando los músculos mientras ella me probaba. Me apoyé en mis
codos para mirar, sin poder apartar la vista de la imagen de ella entre mis piernas, su
lengua probando mi polla. Gimió de placer, la vibración pulsó a través de mi cuerpo
mientras ella me llevaba a su boca. Sus ojos se cerraron, las luces de la ciudad que
brillaban más allá de la ventana parecían desaparecer a medida que mi mundo se centró
en lo que ella me estaba haciendo sentir.

Levantó la vista hacia mi, su mirada se juntó con la mía mientras su boca se movía arriba
y abajo por mi longitud. Su mano estaba envuelta en la base de mi polla, su lengua hacía
círculos en la cabeza.

“Joder, ven aquí.” Le ordené, atrayéndola hacia mi, mi mano se deslizó en su pelo. “¿Qué
era lo que habías dicho que querías?”

Su piel desnuda parecía brillar en la penumbra, su precioso pelo oscuro estaba
enmarañado y salvaje por el sueño. Rozó sus labios con los míos, comenzando un beso
casto, su boca cálida y acogedora. Apretó con suavidad, deteniéndose antes de
apartarse. Esperó, sus labios estaban fuera de mi alcance, mi pulso retumbando en mis
oídos.

Mis ojos se posaron en su boca, necesitando probarla, recordando cómo se veía envuelta
alrededor de mí.

Sus labios entreabiertos, su lengua recorriendo mi boca lentamente, rozando la mía
durante un breve segundo.

Se apartó, cerniéndose sobre mí.

“Quiero” comenzó, su lengua lamiendo mi labio inferior.

“Que tú” lamiendo la comisura de mi boca.

“Me tomes” sus dientes tirando de mi labio inferior.

“Por todas partes”

Gemí profundamente, sus palabras fueron directamente a mi polla, su significado retumbó
fuerte en mis oídos. Mi lengua se acercó a la suya, las puntas dando vueltas entre
nosotros, mis ojos cerrados se pusieron en blanco. Agarré con mi puño su pelo con fuerza
mientras probaba su boca, un profundo gemido emanó desde adentro en mi pecho.

“Bella, ¿estás segura?”

“Siempre he estado segura. Quiero que lo tengas todo de mi, Edward.”

“Te quiero muchísimo, Bella. Eres lo que más me importa en este mundo.” Mi pulgar
rozaba su labio inferior mientras hablaba, esperando que entendiese la profundidad de
mis palabras. Su respiración se agitó, sus ojos se dirigieron a mis labios y otra vez a mis
ojos.

“Nunca más voy a tener dudas.” Murmuró, levantando el mentón para besarme
suavemente. “Y yo también te quiero.”

Sus palabras calmaron una parte de mí insegura y hambrienta que no sabía que aún
existía.

“Gracias.” Dije en voz baja, tratando de tragar el nudo de mi garganta. Mi voz fue muy
suave, pero sabía que ella escuchó.

No pude soportar no tocarla más, choqué sus labios con los míos, mi pulso aumentó con
la familiar forma que encajaba contra mí. Gimió en mi boca y nos giré, de modo que ahora
yo estaba sobre ella, apoyando mi peso en mis codos. Probé sus labios, su clavícula, la
suave piel debajo de la oreja.

“Quiero tenerte, toda entera.”

Sus manos recorrían mi cuerpo, su pierna se envolvió alrededor de mi gemelo, mi polla se
deslizó entre nosotros rozando su clítoris.

Me moría por estar dentro de ella, pero sabía que tenía que tomarme mi tiempo. Sacudí
mis caderas, jugando con mi longitud en la piel suave. Sin romper nuestro beso, extendí la
mano a tientas para abrir el cajón de la mesilla y coger la pequeña botella de lubricante y
un vibrador.

“Eres tan preciosa, Bella.” Susurré contra su pecho, todavía fascinado de que esta
perfecta criatura sea mía. Hice círculos con mi lengua alrededor de su pezón, gimiendo
ante la manera frenética en que sus manos se enredaban en mi pelo. Me moví para
estimular el otro ante sus súplicas sin aliento pidiendo más.

“Edward.” Susurró, arqueando la espalda y ofreciéndose a mí.

“Amo la forma en que sabes.” Comencé, continuando mi camino hacia abajo. “Pero soy
un hijo de puta codicioso y quiero más.”

Ella maldijo, un camino de piel en carne de gallina se extendió por su piel en anticipación.
Me tomé mi tiempo y sonreí ante la manera en que sostuvo mi cabeza, guiándome,
llevándome a su sexo.

“Ábrete para mí, cariño.” Susurré contra su cadera. Ella hizo lo que le pedí y separó las
piernas, tan ansiosa como yo de lo que estaba por venir.

Inclinándome, di un beso en su clítoris antes de pasar la lengua por él. Cerré los ojos,
gimiendo de placer cuando la probé. Su agarre en mi pelo se apretó casi dolorosamente
cuando lo tuve en mi boca y chupé con suavidad, sus caderas levantándose del colchón a
mi encuentro. La abracé con una mano para abrir la botella de lubricante, cubriendo el
vibrador y mis dedos.

Rodando para ponernos de lado, seguí degustándola, estirándome alrededor de su
cuerpo para aplicar el lubricante suavemente.

“¿Esto es lo que quieres?” Después de presionar el vibrador contra ella, el zumbido sordo
se silenció sobre su piel. Gimió en voz alta, sus caderas empujando hacia atrás contra mis
manos.

“Para empezar.” Se burló, alcanzando la lámpara de la mesita de noche.

“Joder, Bella.” Maldije, amaba que no tuviese miedo a decirme lo que quería. “Si quieres
que me detenga, lo único que tienes que hacer es decírmelo, pero si enciendes esa luz y
puedo ver esto a la perfección, no voy a poder llegar al gran espectáculo. ¿De acuerdo?”

“No, no pares.” Susurró, moviendo su cabeza.

Ella agitó sus caderas de nuevo, la punta del vibrador se deslizó en ella ligeramente. La
sentía estremecerse en mis brazos mientras seguía degustándola. Besé su clítoris, el
interior de sus muslos, cualquier parte que pudiese alcanzar.

“¿Bien?” Pregunté, sonriendo mientras ella gemía y empujando hacia atrás aún más.
Empecé a moverlo lentamente dentro y fuera, empujándolo cada vez más profundo con
cada movimiento. Su cuerpo se mecía a la par de mis movimientos, sus sonidos cada vez
eran más fuertes a medida que pasaban los minutos.

Bajé una mano y me acaricié a mi mismo, la sola idea de lo que estábamos haciendo era
suficiente para hacer que me corriese.

“No puedo esperar para que esto sea mi polla, Bella.” Gemí contra ella, sin dejar de
empujar dentro y fuera de ella.

“Sí. Oh Dios, si.” Gimió. Sus manos estaban envueltas en mi pelo, su pierna alrededor de
mi cuello, agarrándome mientras follaba mi cara.

“Te quiero dentro de mí. Por favor.” Suplicó, meciendo sus caderas de un lado a otro, sus
músculos apretando el juguete en su interior.

Mi cuerpo se sacudió de necesidad cuando dijo esas palabras.

Quitando el vibrador, me moví hasta su cuerpo, hambriento de sus labios. Sus manos se
deslizaron entre nosotros, agarrando mi polla con firmeza.

“¿Sientes cuanto te deseo, Bella? ¿Puedes sentir como duele no estar dentro de ti?”
pregunté, arrastrando mis dientes por su hombro.

“Si cariño, te deseo muchísimo.”

Cogí el bote y sentí que se detuvo.

“Déjame.” Dijo, tomándola de mis manos. Gemí, apretando mi frente contra su cuello
cuando cubrió mi erección, con las manos resbaladizas arriba y debajo de mi longitud.

“¿Estas segura de que quieres hacer esto?” pregunté, tragando saliva mientras trataba de
controlar mi respiración. “No tenemos-“

“Estoy segura” empezó, echándose hacia atrás para encontrarse con mis ojos. “No te
preocupes, será perfecto.”

“Lo sé.” Le respondí, mis labios rozando los suyos. “Todo lo es contigo”

Cerró los ojos y negó con la cabeza.

“¿Cómo lo haces? ¿Cómo haces que esto sea romántico?” murmuró, con una sonrisa en
su voz. Su nariz rozó la mía mientras yo sostenía la parte posterior de su cabeza.
“Porque estar dentro de ti es algo que no voy a dar por sentado nunca.”

“Te quiero muchísimo.” Murmuró contra mis labios entreabiertos. Mi lengua se deslizó
contra la suya mientras cerró la distancia entre nosotros. Mis manos se movieron dentro
de su pelo, acercándola a mí, cada centímetro de mi piel presionando contra la suya.
Nuestro beso profundo, nuestros suaves gemidos llenando la habitación. Chupé su labio
inferior entre los míos, su sabor aún en mi lengua.

“Te necesito tanto.” Dijo sin aliento. “Por favor.”

“¿Dónde me necesitas?” jadeé entre besos, ni necesidad de estar dentro de ella era
desesperante.

“Detrás de mí.”

La coloqué de rodillas, organicé las almohadas en la cama y la puse delante de mí. Besé
a lo largo de sus hombros, moviendo el pelo hacia un lado para probar su cuello. Su pulso
latía salvajemente bajo mis labios, sus caderas empujaron hacia atrás contra las mías. Se
inclinó hacia delante, con las manos y rodillas sobre el colchón, las almohadas apiladas
bajo nosotros.

Se veía jodidamente preciosa así, inclinada y esperando por mí, no podía dejar de mover
mis manos ávidamente sobre su piel. Me incliné hacia delante y pasé mis labios a lo largo
de su espina dorsal, aplicando más lubricante a los dos y colocando la punta contra ella.
“Mi cuerpo estaba temblando, ya fuese por miedo o por la anticipación, no estaba seguro.
“Esto es sobre ti, cariño. Estás al mando para retroceder hacia mí tan lentamente como
sea necesario.”

Ella asintió con la cabeza, las costillas se expandieron bajo mis manos cuando respiró
hondo y presionó contra mí. Ambos jadeamos cuando entré un poco. Se puso tensa y la
agarré por las caderas, deteniéndola.

“¿Estás bien?” pregunté, mi voz temblaba de la tensión de no empujar en ella. Pasé mis
labios a lo largo de su espalda, mi pulgar buscando las palabras recién tatuadas iguales a
las mías.

“Estoy bien.” Empezó a decir. “No te detengas.”

“Sólo prométeme que me lo dirás si te hago daño.” Le rogué, la sola idea de causarle
dolor era peor que mi propio sufrimiento.

“Te lo prometo.”

Moví mis manos arriba y abajo por su espalda, mordiendo mi labio mientras ella se movía,
consciente de cada milímetro de piel mientras me deslizaba dentro de ella. La sensación
fue exquisita, más apretado de lo que me esperaba. Sentí un empujón y se detuvo, sus
hombros temblaban ligeramente a medida que la cabeza tocó fondo en su interior.
Sus manos se retorcieron en las sábanas, un gemido débil se escapó de entre sus labios.
Pasando mis manos por su cintura, las deslicé entre sus piernas, acariciando su clítoris
para ayudarla a relajarse.

“¿Estás bien? ¿Bella?” Estaba aterrorizado de que la estuviese doliendo y no me lo
estuviese diciendo, que ella estuviese haciéndose daño a si misma para darme a mi
placer. Estábamos trabajando en eso, pero ¿y si no era suficiente?

“Dios, Edward. Te sientes…”

“¿Bella, cariño? Por favor, ¿te duele?”

Negó con la cabeza, sorprendiéndome mientras empujaba hacia atrás de nuevo, mi polla
deslizándose más profundo dentro de ella. Me mordí el labio para no gritar por la
sensación, la vista, la situación casi era demasiado.

Me sacudí mientras veía cómo me movía en ella, mi polla desapareciendo dentro de su
cuerpo centímetro a centímetro.

“Joder, Bella. La forma en que te sientes…la forma en que te ves…”

“Lo se” comenzó, su voz ronca y llena de lujuria. “Sólo…dame un segundo.”

Inclinándome hacia delante, con cuidado de no introducirme más profundo, le masajeé la
espalda, los brazos, haciendo todo lo posible para ayudarla a relajarse.

“Cariño, lo estás haciendo muy bien. “Susurré entre besos. “Te quiero, Bella.
“Es tan bueno” gimió, sus palabras fueron tan suaves que tuve que esforzarme para
escucharlas. “Nunca supe…estaba un poco abrumada.”

Exhalé profundo, apoyando mi frente contra su hombro.

Se movió otra vez y no pude detener el gemido cuando su culo estuvo al ras contra mis
caderas.

“Oh, Dios.” Gimió, moviendo sus caderas ligeramente.

“Dime como se siente.” Pregunté, mi cuerpo iba cogiendo experiencia, mi piel se
humedecía con el sudor.

“Me siento,” se movió hacia delante experimentando y presionando hacia atrás, mi polla
una vez más llenándola completamente. “Me siento…consumida.”

“Lo se” susurré. La cercanía de estar unido a ella así casi me estaba superando.

“Muévete en mi, Edward.” Pidió, chocando sus caderas contra mí. “Por favor.”

Me moví despacio al principio, mis movimientos vacilantes, deseando que ella marcase el
ritmo. Se balanceaba en mi contra, cada uno empujando cada vez más rápido,
llevándome más profundo.

“Tócame.” Susurró mientras se inclinaba hacia delante sobre sus antebrazos. Mis manos
recorrieron su cuerpo, mis dedos agarrando fuertemente sus caderas, cubriendo sus
pechos y retorciendo sus pezones. Ambos gemimos a la vez cuando entré de nuevo, una
sinfonía de palabras y gemidos llenando la habitación.

“Me voy a correr, cariño. Te ves tan bien…te sientes…joder.” Me vi entrando y saliendo de
ella. “Eres mía, Bella. Ahora cada parte de ti es mía.”

Asintió con la cabeza, mus músculos comenzaban a apretar a mi alrededor.
“Necesito más.” Gimió. “Necesito sentirte.”

La atraje a mi pecho, su espalda contra mí, mientras la situé en mi regazo, con sus
piernas descansando a cada lado de las mías.

“¿Así mejor?” pregunté, ahuecando su pecho con mi mano, deslizando la otra hacia abajo
para rozar su clítoris. Gimió en voz alta y asintió con la cabeza, su cuerpo apoyado en el
mío, con esta posición le permitía subir y bajar ella misma y controlar el ritmo. Me llevó
profundo dentro de su cuerpo, sus movimientos eran constantes y lentos. Retiré el pelo de
su piel húmeda, besando a lo largo de su cuello y susurrándole al oído.

“Te sientes tan bien, cariño.” Susurré, mis dedos encontraron su ritmo mientras la
acariciaba. Deslicé un dedo hacia abajo e hice círculos en su resbalosa entrada, sus
gemidos cada vez más fuertes y atrevidos me estaban volviendo loco. Pellizqué su clítoris
y ella gritó, con la cabeza hacia delante mientras me montaba.

“Me encanta que sea el único que haya probado esto contigo, que sea el único con quien
hayas compartido esto”

Suspiró profundamente, nuestros cuerpos se movían juntos, el sonido de las sábanas
arrugadas acompañaban nuestros suaves jadeos.

“Di algo” echó sus manos hacia atrás para agarrar mi pelo.

“Il n´y aura jamais une autre pour moi. Seulement toi.” Dije suave en su oído. “Nunca
habrá otra para mí, Bella. Sólo tu.”

Sus músculos se contrajeron a mí alrededor, sus pezones se endurecieron más bajo las
yemas de mis dedos. Deslicé un dedo dentro de ella, sintiendo mi polla justo al lado de la
fina barrera.

“Bella.” Murmuré sin aliento, cada pensamiento se centró en el exquisito placer que se
estaba formando en mi interior. “Por favor, córrete. No puedo…voy…voy a-“
Gritó mi nombre, su cuerpo apretándose, arqueando la espalda lejos de mí. Me tensé, mi
polla creció cuando me vine dentro de ella, murmurando su nombre contra su piel.
El tiempo pareció detenerse, los ojos cerrados, mi cabeza empezó a dar vueltas. Se
desplomó contra mí y la abracé, tumbándola suavemente sobre las sábanas frescas.
“Edward.” Suspiró. Besé su mejilla, su piel caliente, su expresión contenida.

Cogí la toalla que estaba cerca de la cama y nos limpié antes de atraerla hacia mí.
“Gracias por confiar en mí.” Dije en voz baja en su pelo. Mis dedos jugando con los
mechones mientras se acurrucó en mi pecho.

“Confío en ti mas que nada en el mundo.” Susurró, sus labios rozando mi hombro. Parecía
estar vacilando, esperando para decir algo. Me incliné para besar sus labios, animándola.

“¿Edward?”

“¿Mmmm?” Murmuré.

“¿Has…has hecho esto antes?” sus dedos trazaban círculos suaves en mi pecho, su
repentina incertidumbre fue un enorme cambio de la zorra de sólo unos minutos antes.
Me aparté, mirándola a los ojos y negué con la cabeza.

“Nunca.”

Sonrió y mi corazón dio un vuelvo.

“Así que, ¿Esta ha sido la primera vez para los dos?” Buscó mi cara, a la expectativa.
Asentí con la cabeza, incapaz de ver su sonrisa y no devolvérsela..

Sus ojos parecieron llenarse de lágrimas antes de parpadear y evitar que se desbordasen.

“Gracias.”

Y supe exactamente a qué se refería.



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Mensaje por Citly Patzz 31/8/2011, 1:56 pm

Ok Ahora si Hemos terminado con "La Oficina"
Quiero darle las gracias a todas ustedes en nombre de la autora tby789 por haber seguido esta historia y por tomarse el tiempo de dejar comentarios
se que la disfrutaron muchisimo al igual que yo.

Muchisimas Gracias y Les dejo un Wallpaper y video inspirados en este Maravilloso Fanfic xD
Nos leemos pronto....

http://4.bp.blogspot.com/-xUGnklzjkNo/TjXqRKrj5eI/AAAAAAAAAvc/qSkwfYyS7rE/s1600/the-office.jpg


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Mensaje por Ebys Cullen 31/8/2011, 4:12 pm

XD XD XD XD!!!!!... Paso del romantisismo de el Sr. Cullen que me hace llorar hasta rabiar... al sexual boca suscia XDXDXDXD!!!!.... ME ENCANTA ESTA HISTORIA...lastima que no vamos a poder ver el embarazo de ella jajajja... o el casaiento... o los comentarios de Emmett jajajja

LOS VOY A EXTRAÑAR... aunque ahora tenemos HORAS EXTRASSSSS!!!!
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Mensaje por Karnnlizz 31/8/2011, 4:50 pm

Estoy muuuuuyyyy mallll, estos capitulos fueron impresionantes, juro que no volvere a tener buenos pensamientos en mi vida, es mas quiero a Edward asi de sexy, tierno y salvaje. Mis felicitaciones a la autora y a ti por haber compartido esta historia, fue completamente mágica y sensual, de verdad juro que mi mente esta que explota por imaginarme a esos dos. Muchas gracias!!! Excelente fic!!!
Y si amaba a Edward por romantico, ahora lo deseo!!! jajaja "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO - Página 7 649446
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Mensaje por Jane 1/9/2011, 1:17 am

ayyyy noooo, de por si ya estaba muuuuuuuuuy mal....estas horas extras me dejaron PEOR!!.....uhhhh me encanta cuando Cullen habla sucioooooo, y cuando habla en frances y cuando se pone amoroso....en fin, me encantaaaaa!!.....buenisimo fic!!!...el video, las imagenes uff mi imaginacion volo y voloooooooo.

P.D. me rei cuando lei el nombre del amigo de Bella...David Jones....me imagine al pulpo de piratas del caribe Davy Jones "La Oficina" (M +18 ) COMPLETO - Página 7 222426
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Mensaje por Grisss 2/9/2011, 3:55 pm

OFICIALMENTE EH TERMINADO....ESTUVO GENIAL TODOOOOO MUY SEXY,SENSUAL SUPER HOT IMAGINARLOS A AMBOS ....NUNCA HABIA LEIDO NINGUN FIC ASI QUE LEERE MAS CHICAS RECOMIENDENME ESTE FUE SIMPLEMENTE GENIAL...FELICITACIONES PARA LA AUTORA Y A TI CITLY GRACIAS X COMPARTIRLO
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Mensaje por miop 27/11/2012, 9:29 pm

Hola un fic corto excitante e increible recomiendenme otro paracido. Por favor saludos. Cuidense saludos a la aurora de este increible fic

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