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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
Gracias por seguir comentando, aquí va el siguiente.
Saluditos
El tiempo pasó en un abrir y cerrar de ojos, mi relación con Bella seguía fortaleciéndose, a veces ella se quedaba dormir en mi departamento y en otras ocasiones yo me quedaba en el de ella.
La semana que pasamos en Seattle con mi familia fue maravillosa, despertar a su lado en Navidad definitivamente fue mi mejor regalo, mirando su rostro angelical, su cabello enmarañado y esa hermosa sonrisa que me fascina. Toda mi familia se portó sensacional con ella, la llenaron de regalos, abrazos, besos y no pudieron hacerme más feliz por aceptarla tan bien y lograr que se sintiera como una integrante más, Alice ya la consideraba como una gran amiga, Emmett le hizo bromas como si la conociera de toda la vida y mis padres platicaron de lo más a gusto con ella, mi Bella los cautivó tal como lo hizo conmigo.
Estuvimos en abstención unos días debido a su periodo menstrual, así que sólo nos besábamos y acariciamos, aunque no era lo mismo, a mí me bastaba con eso, me conformaba con el hecho de tenerla en mi cama, de dormir abrazado a su cintura, con su exquisita fragancia saturando mis sentidos, sabiendo que era mía y lo más importante que me amaba con la misma intensidad que yo a ella.
Una noche me desperté porque la escuché sollozar y empezó a insultarme, pero me di cuenta que estaba dormida y se movía agitada, así que la tomé de los hombros y la moví para que despertara, me costó un poco de trabajo, pero cuando finalmente lo logré, me abrazó, le aclaré que había sido una pesadilla e intrigado le pedí que me la contara, me dijo que me había soñado con otra y le aseguré que jamás la engañaría, que la amaba.
Entonces, empezó a besarme con una desesperación única y me pidió que le hiciera el amor, así que la recosté y la besé con pasión y dulzura, ella ansiaba tenerme dentro y casi me obligó a que la penetrara, empecé a moverme lento, pero ella aceleró sus movimientos, no entendía su urgencia, sólo la complací y le repetí varias veces que la amaba, tal como ella me lo había pedido, cuando ambos llegamos al clímax bajé de ella y me acosté detrás, abrazándola por la cintura, entrelazamos nuestras manos y nos quedamos dormidos.
Al día siguiente tuve que viajar a Chicago a una convención que duraría tres días, así que sólo estuve en contacto con ella por el celular, cuando tenía tiempo libre le mandaba mensaje o le llamaba, empecé a notar algo extraño en el tono de su voz, pero cuando le pregunté me aseguró que no tenía nada, que sólo estaba atiborrada de trabajo, quizá estaba siendo yo demasiado aprensivo y haciendo personal algo que no lo era.
Cuando regresé de viaje, fui a mi departamento a dejar la maleta y ducharme, al bajar por mi auto al estacionamiento, vi que una pareja estaba dentro de otro besándose y acariciándose acaloradamente, solté una risita porque saltaron cuando escucharon que quité la alarma de mi Volvo, así que subí y me dirigí al departamento de Bella.
Me recibió con un gran abrazo y su aroma inundo de golpe mis fosas nasales que aunado a la escena que acababa de presenciar provocaron que las ganas de hacerla mía se incrementaran considerablemente, así que no puede aguantar más y terminé haciéndoselo de forma presurosa en el sillón.
Después comenzamos a cenar y le fui platicando sobre la convención, en la cual, me había encontrado a James, que iba del brazo de una hermosa rubia a la que me presentó como su novia.
Noté que Bella estaba como ausente, de hecho apenas y había probado bocado y eso que yo era el que estaba hablando, por lo que le pregunté en que pensaba y me respondió que en nosotros para luego preguntarme qué era lo que había extrañado de ella y después que le respondí empezó a contarme la historia de su amiga Kate que había conocido a su ex esposo en condiciones parecidas a las que nos conocimos Bella y yo, francamente no entendía adónde quería llegar con eso y me quedé sorprendido cuando me dijo que no quería que nos pasara lo mismo que a ellos, que nosotros no nos conocíamos y que ni siquiera sabía cuál era mi color favorito, se lo dije aunque seguía sin comprender cuál era el punto de todo eso, ¿acaso ese dato es trascendental para amar y estar con una persona?
No di crédito cuando me preguntó sobre Tanya y no es que quisiera ocultárselo, algún día se lo contaría, cuando me sintiera listo para hacerlo, no es algo que platique con frecuencia, a decir verdad, sólo lo he contado una vez, pero Alice tenía que adelantárseme y encima contarle lo mal que me había puesto, al menos había servido para que terminara de corroborar que entre Jennifer y yo sólo hay una gran amistad.
Y casi me caigo de la silla cuando me preguntó que si lo que nos unía era amor o sólo sexo, no me imaginé que se cuestionara algo así, ahora entendía el porqué de su tono de voz cuando hablamos mientras yo estaba en Chicago.
– Bella, ¿cómo puedes preguntarme eso?, te he dicho que te amo, te lo he demostrado y no sólo acostándome contigo, te he llevado con mi familia, ¿cómo puedes dudar si es amor? – era completamente inaudito que me cuestionara eso, con todas las locuras que había hecho por ella, claro que algunas las ignoraba.
– Porque lo primero que hicimos ahora que regresaste fue tener relaciones, ¿eso es lo que extrañabas de mí?, la mayor parte de tu lista son cosas físicas.
– Por supuesto que no, Bella, en verdad no entiendo a que viene todo esto.
– A que debemos descubrir si este amor es auténtico o sólo es algo físico.
– Ok, entiendo tus dudas por la forma en que nos conocimos, pero hasta ahora sólo me has cuestionado a mí, ahora yo te volteó la pregunta, ¿qué fue lo que tu extrañaste de mí durante mi ausencia?
– Muchas cosas, tu voz, tu mirada, tu sonrisa, tus besos, tus caricias, tus palabras.
– ¿Tienes dudas de amarme? – pregunté con miedo, tal vez esa era la razón de sus argumentos.
– No es eso, simplemente hemos basado nuestra relación en la pasión, recuerda la nota que me dejaste un día, la vida es un equilibrio y eso es precisamente lo que estoy buscando, que realmente nuestra relación sea equilibrada y no sólo física.
– ¿Y entonces qué propones para descubrirlo?
No estaba preparado para escuchar su respuesta, me dijo que así como una vez yo le impuse unas reglas, ahora era su turno de hacerlo y empezó a dictármelas.
– Regla número uno: no mentiras ni engaños – sonaba lógico, había algunas cosas difíciles de confesar, pero se las diría – regla número dos: no arranques de celos – sonaba más lógico aún y con toda la razón – regla número tres, la más importante… no sexo durante un tiempo, quizá un par de meses.
– ¿Qué?, ¿no sexo? – exclamé sin comprender que pretendía con eso.
Me argumentó que si nos amábamos podríamos soportarlo, ¿acaso no habíamos soportado el tiempo que estuve en Londres?, ok, lo hacíamos a través de la web cam, pero no es lo mismo, aguantamos los días de su período, ¿cómo podía decirme que esa sería la prueba máxima para determinar nuestra relación? Le hice saber que no me imaginaba que fuera tan influenciable y su respuesta fue que no quería volver a vivir una mentira como con Jacob, que esas serían las reglas del juego, que si las aceptaba.
– Es un poco extremo Bella, pero para que veas cuanto me importas y no sólo por el sexo, acepto, es más te propongo algo que realizaremos en lugar de hacer el amor, porque hace muchísimo tiempo que eso es lo que hago contigo, no es simple sexo – le aclaré.
– ¿Y cuál sería esa proposición? – preguntó mirándome fijamente.
– Te voy a contar mi historia, un poco cada noche, para disipar tus dudas, para que me conozcas y seguiré las reglas, tal cual, no quieres mentiras, perfecto, de hoy en adelante sólo la verdad, pero de tu parte también, porque no me dijiste que Alice te había platicado sobre Tanya, no quieres arranques de celos, los controlaré, no quieres sexo y en su lugar prefieres que salgamos como dos adolescentes, lo haremos, porque entiendo tus argumentos y comprendo que estés asustada por la forma en que terminó tu relación con Jacob y por lo que le pasó a tu amiga, pero ni tú eres ella ni yo soy él.
– Lo sé, no me estoy comparando con ellos, pero vi tan devastada a Kate que no quiero pasar por lo mismo y sí, también tiene que ver con la manera en que terminaron las cosas con Jacob, no quiero que se repita la historia y la verdad sí me asusta que lo nuestro no tenga un final feliz, por eso las nuevas reglas, es mejor saber ahora lo que realmente nos une que después cuando haya pasado más tiempo y nos arrepintamos.
– Yo jamás me arrepentiré de haberte conocido, sin importar las circunstancias, quizá esa era la única forma en que hubiéramos coincidido en la vida, entonces, ¿estás dispuesta a escuchar todo lo que tenga que contarte?
– Sí… pero no quiero detalles sórdidos.
– Está bien, esos los reservaré para mí.
– Ok, te escucho.
Y así empecé a contarle mi historia, sus reacciones fueron diversas; de tristeza y pena cuando le conté lo de Tanya, incluso se le llenaron sus ojos de lágrimas, ahí fue cuando comprendí la forma en que me había abrazado en Miami, seguro Alice acababa de platicarle ese episodio.
Pasó a la sorpresa y molestia cuando le aclaré la forma en que había entrado a esa sociedad. Se quedó boquiabierta cuando le fui explicando lo que me hacía sentir, no daba crédito a lo rápido que yo había roto las reglas, incluso mucho antes que ella. Se quedó impactada al enterarse que la había mandado investigar y su rostro expresó miedo y confusión.
– No puedo creerlo Edward, ¿fuiste capaz de mandarme investigar?
– Sí, sé que fue algo indebido, pero no encontré otra forma de averiguar sobre ti.
– Si ya habías roto las reglas, ¿no era más fácil hablarlo conmigo?, decirme lo que pasaba por tu mente y preguntarme lo que quisieras saber de mí.
– Sí lo era, sé que fue incorrecto recurrir a eso, pero, fue lo único que se me ocurrió y cuando decidí romper las reglas y buscarte, te vi con Jacob.
– ¿Ahora es mi culpa? – exclamó cruzándose de brazos.
– No estoy diciendo eso Bella, debes creerme cuando te digo que no sabía que me estaba enamorando, sólo tenía claro que quería conocer todo sobre ti y no tenía idea como manejarlo, Bella, la primera vez que me enamoré tenía catorce años, fue un romance juvenil que terminó en tragedia y no se compara con lo que ahora siento por ti, ni siquiera estaba consciente que lo que sentí fueron celos cuando te vi con Jacob la primera ocasión, no he tenido citas convencionales con nadie y quizá no sea suficiente para que me entiendas, pero mi único argumento es que te amo, aunque lo dudes.
– Tal vez es un amor enfermizo Edward, perdóname por no entenderte, pero si tus arranques de celos ya me habían dado miedo, ahora que sé que me investigaste, ese miedo aumentó y… no sé si pueda estar contigo.
– ¿Qué?, ni siquiera he terminado de contarte toda mis historia.
– Por el momento no necesito saber más, Edward, permitiste que un extraño me siguiera, que me tomaran fotos, que averiguaran hasta que flores me gustan, ¿cómo pretendes que siga a tu lado después de saber eso?
– Por nuestro amor Bella, sé muy bien que actué como un psicópata y créeme que haría las cosas diferentes si el tiempo regresara, pero, no sabía si yo significaba algo para ti.
– ¿Y cómo ibas a saberlo si no me lo preguntaste?, yo tenía la misma incertidumbre que tú, no me habías dado ningún indicio, hemos vivido esta relación a base de apariencias, de mentiras y es precisamente lo que no quiero.
– ¿No me amas Bella? – la tomé de las manos – mírame a los ojos y dime que no me amas y entonces me alejaré para siempre.
– Ese no es el punto Edward, sí te amo, pero estoy asustada, necesito unos días para procesar esta información, ¿ok?
– ¿Entonces no es definitiva tu decisión? – pregunté con el corazón en la mano examinando sus ojos.
– Aún no, tienes razón en decirme que te faltan cosas por contarme, pero, por ahora no quiero escucharlas, necesito estar sola.
– Está bien, si así lo deseas, lo comprendo, sólo ten presente que aunque nuestros primeros encuentros hayan sido sexuales, eso no es lo que me une a ti, sí me encanta la forma en la que hacemos el amor, porque grábatelo bien, hacemos el amor, no es sexo lo que tenemos y te pido perdón por mis conductas irracionales, de verdad lamento mucho haberte mandado investigar, haberte espiado… sólo recuerda muy bien que te amo, tómalo en cuenta para cualquier decisión.
– Lo haré porque yo siento lo mismo por ti, después te llamo.
– ¿Cuándo? – pregunté desesperado.
– No lo sé, cuando me sienta lista para volver a escucharte, tal vez en una semana.
– Está bien, esperaré – le di un beso en la frente y me fui de su departamento.
Sabía que eso era lo más difícil que me perdonara, casi todo lo demás ya lo sabía, excepto algunas mentiras derivadas para ocultar la investigación. No podía culparla por sentir miedo, francamente yo lo había sentido por mí mismo y por todo lo que estaba haciendo por ella, su reacción era lógica, sólo esperaba que su amor fuera más grande y pudiera perdonarme, no podía imaginar mi vida sin ella, ¿qué haría?, ¿adónde iría?, ya ni siquiera me llamaba la atención ser un mujeriego, ya estaba harto de eso. Frustrado llegué a mi departamento y Jennifer estaba ahí.
– Que carita, ¿qué te pasó? – exclamó al verme entrar cabizbajo.
– Bella me pidió tiempo para pensar y analizar las cosas.
– ¿Sigue con la duda del amor o sexo?
– Tal vez, creo que aún no le cuento lo suficiente para que sé de cuenta que es amor.
– ¿Y por qué te pidió tiempo? – preguntó curiosa.
– Porque le confesé que la mandé investigar y se asustó.
– ¿Qué?, no puedo creerlo – exclamó sorprendida.
– No me mires así, tú hiciste lo mismo con Chace, ¿no?
– Sí, pero jamás me imaginé que tú lo hicieras, a mí también me has ocultado muchas cosas de esa relación, ¿eh?
– Pues ya estamos iguales, tú también me has estado ocultando con quien sales últimamente.
– Ya suficiente tienes con lo que estás pasando con Bella para que yo te dé otra preocupación.
– ¿Pues de quién se trata?, ¿lo conozco?
– Te lo contaré en su debido momento, por ahora tienes cosas más importantes que resolver, yo sé cuidarme sola, así que tranquilo.
– Claro, si has convivido con este psicópata por tantos años y sigues a salvo, no tengo de que preocuparme, no creo que te encuentres a alguien más loco que yo.
– En efecto no – se rió moviendo la cabeza – además no has sido psicópata toda la vida, fue a partir de que te enamoraste de Bella.
– Espero que ella lo vea así, que todo ha sido locura de amor.
– Verás que sí, Bella también te ama, en la boda de Alice no sé quiénes derramaban más miel, si ella y Jasper o tú y Bella.
– Pero, ¿crees que me perdone lo de la investigación y las mentiras que le he dicho?
– Yo digo que sí, pero en el supuesto caso que no lo hiciera y terminara definitivamente contigo, al menos ya sabes que eres capaz de enamorarte, de abrir tu corazón.
– No sé si pudiera hacerlo de nuevo, fue casual Jennifer, no es algo que yo hubiera buscado.
– El amor siempre es casual Edward, llega en el momento preciso y si no fuera con Bella, en algún lado estará tu alma gemela, yo pensaba que Chace era la mía y ya ves, me equivoque y ahora… la vida me ha dado otra oportunidad.
– Yo no quiero otra oportunidad si no es con Bella.
– No seas dramático Edward, verás que sí te perdona.
– Estoy muy mal, ¿verdad?
– Sí mi amigo – soltó una carcajada – pero el amor así nos pone.
– Jennifer, ¿estás enamorada? – dije mirándola fijamente.
– Tal vez – respondió con una sonrisa mirando al vacío.
– ¿No me vas a decir de quién?, soy tu mejor amigo.
– No, ya te dije que a su debido tiempo.
– ¿Andas con un casado?
– Por supuesto que no, te prometo que cuando las cosas se resuelvan entre Bella y tú, organizo una salida para que… convivamos los cuatro.
– Que misteriosa.
– Bueno, ya me tengo que ir, sólo vine por unas cosas que se me habían olvidado, nos vemos luego – me dio un beso en la mejilla y se fue.
Pasó una semana completa y Bella no me buscó, respeté su decisión y aunque me estaba muriendo por verla, yo tampoco la busqué. Todas las noches me dormía con su pañoleta y debía reconocer que algunas veces me acariciaba pensando en ella, eso no me lo había prohibido, así que no estaba rompiendo ninguna regla. El siguiente lunes finalmente me llamó y no pude evitar sonreír al reconocer su número.
– Hola corazón, ¿cómo estás? – fue lo primero que le dije.
– Bien gracias, ¿y tú? – respondió en tono casual.
– Extrañándote, me da tanto gusto escuchar tu voz.
– Quizá no te dé el mismo gusto lo que tengo que decirte – dijo seria y mi corazón empezó a latir descontrolado por la zozobra.
Fragmento de la canción: Tú de qué vas.
Intérprete: Franco de Vita.
Saluditos
Capítulo 17:
Nuevas reglas
Si me dieran a elegir una vez más
Te elegiría sin pensarlo
Es que no hay nada que pensar
Que no existe ni motivo ni razón
Para dudarlo ni un segundo
Porque tú has sido lo mejor
Que tocó este corazón
Y que entre el cielo y tú
Yo me quedo contigo
Y todavía preguntas si te quiero
Si no hay un minuto de mi tiempo
Que no me pasas por el pensamiento
Si esto no es querer
Entonces dime tú lo que será
Si necesito de tus besos pa’ que pueda respirar
Si nunca he sido tan feliz
Que te prefiero más que nada en este mundo
Y es que no ves
Que toda mi vida tan sólo depende de ti
Nuevas reglas
Si me dieran a elegir una vez más
Te elegiría sin pensarlo
Es que no hay nada que pensar
Que no existe ni motivo ni razón
Para dudarlo ni un segundo
Porque tú has sido lo mejor
Que tocó este corazón
Y que entre el cielo y tú
Yo me quedo contigo
Y todavía preguntas si te quiero
Si no hay un minuto de mi tiempo
Que no me pasas por el pensamiento
Si esto no es querer
Entonces dime tú lo que será
Si necesito de tus besos pa’ que pueda respirar
Si nunca he sido tan feliz
Que te prefiero más que nada en este mundo
Y es que no ves
Que toda mi vida tan sólo depende de ti
El tiempo pasó en un abrir y cerrar de ojos, mi relación con Bella seguía fortaleciéndose, a veces ella se quedaba dormir en mi departamento y en otras ocasiones yo me quedaba en el de ella.
La semana que pasamos en Seattle con mi familia fue maravillosa, despertar a su lado en Navidad definitivamente fue mi mejor regalo, mirando su rostro angelical, su cabello enmarañado y esa hermosa sonrisa que me fascina. Toda mi familia se portó sensacional con ella, la llenaron de regalos, abrazos, besos y no pudieron hacerme más feliz por aceptarla tan bien y lograr que se sintiera como una integrante más, Alice ya la consideraba como una gran amiga, Emmett le hizo bromas como si la conociera de toda la vida y mis padres platicaron de lo más a gusto con ella, mi Bella los cautivó tal como lo hizo conmigo.
Estuvimos en abstención unos días debido a su periodo menstrual, así que sólo nos besábamos y acariciamos, aunque no era lo mismo, a mí me bastaba con eso, me conformaba con el hecho de tenerla en mi cama, de dormir abrazado a su cintura, con su exquisita fragancia saturando mis sentidos, sabiendo que era mía y lo más importante que me amaba con la misma intensidad que yo a ella.
Una noche me desperté porque la escuché sollozar y empezó a insultarme, pero me di cuenta que estaba dormida y se movía agitada, así que la tomé de los hombros y la moví para que despertara, me costó un poco de trabajo, pero cuando finalmente lo logré, me abrazó, le aclaré que había sido una pesadilla e intrigado le pedí que me la contara, me dijo que me había soñado con otra y le aseguré que jamás la engañaría, que la amaba.
Entonces, empezó a besarme con una desesperación única y me pidió que le hiciera el amor, así que la recosté y la besé con pasión y dulzura, ella ansiaba tenerme dentro y casi me obligó a que la penetrara, empecé a moverme lento, pero ella aceleró sus movimientos, no entendía su urgencia, sólo la complací y le repetí varias veces que la amaba, tal como ella me lo había pedido, cuando ambos llegamos al clímax bajé de ella y me acosté detrás, abrazándola por la cintura, entrelazamos nuestras manos y nos quedamos dormidos.
Al día siguiente tuve que viajar a Chicago a una convención que duraría tres días, así que sólo estuve en contacto con ella por el celular, cuando tenía tiempo libre le mandaba mensaje o le llamaba, empecé a notar algo extraño en el tono de su voz, pero cuando le pregunté me aseguró que no tenía nada, que sólo estaba atiborrada de trabajo, quizá estaba siendo yo demasiado aprensivo y haciendo personal algo que no lo era.
Cuando regresé de viaje, fui a mi departamento a dejar la maleta y ducharme, al bajar por mi auto al estacionamiento, vi que una pareja estaba dentro de otro besándose y acariciándose acaloradamente, solté una risita porque saltaron cuando escucharon que quité la alarma de mi Volvo, así que subí y me dirigí al departamento de Bella.
Me recibió con un gran abrazo y su aroma inundo de golpe mis fosas nasales que aunado a la escena que acababa de presenciar provocaron que las ganas de hacerla mía se incrementaran considerablemente, así que no puede aguantar más y terminé haciéndoselo de forma presurosa en el sillón.
Después comenzamos a cenar y le fui platicando sobre la convención, en la cual, me había encontrado a James, que iba del brazo de una hermosa rubia a la que me presentó como su novia.
Noté que Bella estaba como ausente, de hecho apenas y había probado bocado y eso que yo era el que estaba hablando, por lo que le pregunté en que pensaba y me respondió que en nosotros para luego preguntarme qué era lo que había extrañado de ella y después que le respondí empezó a contarme la historia de su amiga Kate que había conocido a su ex esposo en condiciones parecidas a las que nos conocimos Bella y yo, francamente no entendía adónde quería llegar con eso y me quedé sorprendido cuando me dijo que no quería que nos pasara lo mismo que a ellos, que nosotros no nos conocíamos y que ni siquiera sabía cuál era mi color favorito, se lo dije aunque seguía sin comprender cuál era el punto de todo eso, ¿acaso ese dato es trascendental para amar y estar con una persona?
No di crédito cuando me preguntó sobre Tanya y no es que quisiera ocultárselo, algún día se lo contaría, cuando me sintiera listo para hacerlo, no es algo que platique con frecuencia, a decir verdad, sólo lo he contado una vez, pero Alice tenía que adelantárseme y encima contarle lo mal que me había puesto, al menos había servido para que terminara de corroborar que entre Jennifer y yo sólo hay una gran amistad.
Y casi me caigo de la silla cuando me preguntó que si lo que nos unía era amor o sólo sexo, no me imaginé que se cuestionara algo así, ahora entendía el porqué de su tono de voz cuando hablamos mientras yo estaba en Chicago.
– Bella, ¿cómo puedes preguntarme eso?, te he dicho que te amo, te lo he demostrado y no sólo acostándome contigo, te he llevado con mi familia, ¿cómo puedes dudar si es amor? – era completamente inaudito que me cuestionara eso, con todas las locuras que había hecho por ella, claro que algunas las ignoraba.
– Porque lo primero que hicimos ahora que regresaste fue tener relaciones, ¿eso es lo que extrañabas de mí?, la mayor parte de tu lista son cosas físicas.
– Por supuesto que no, Bella, en verdad no entiendo a que viene todo esto.
– A que debemos descubrir si este amor es auténtico o sólo es algo físico.
– Ok, entiendo tus dudas por la forma en que nos conocimos, pero hasta ahora sólo me has cuestionado a mí, ahora yo te volteó la pregunta, ¿qué fue lo que tu extrañaste de mí durante mi ausencia?
– Muchas cosas, tu voz, tu mirada, tu sonrisa, tus besos, tus caricias, tus palabras.
– ¿Tienes dudas de amarme? – pregunté con miedo, tal vez esa era la razón de sus argumentos.
– No es eso, simplemente hemos basado nuestra relación en la pasión, recuerda la nota que me dejaste un día, la vida es un equilibrio y eso es precisamente lo que estoy buscando, que realmente nuestra relación sea equilibrada y no sólo física.
– ¿Y entonces qué propones para descubrirlo?
No estaba preparado para escuchar su respuesta, me dijo que así como una vez yo le impuse unas reglas, ahora era su turno de hacerlo y empezó a dictármelas.
– Regla número uno: no mentiras ni engaños – sonaba lógico, había algunas cosas difíciles de confesar, pero se las diría – regla número dos: no arranques de celos – sonaba más lógico aún y con toda la razón – regla número tres, la más importante… no sexo durante un tiempo, quizá un par de meses.
– ¿Qué?, ¿no sexo? – exclamé sin comprender que pretendía con eso.
Me argumentó que si nos amábamos podríamos soportarlo, ¿acaso no habíamos soportado el tiempo que estuve en Londres?, ok, lo hacíamos a través de la web cam, pero no es lo mismo, aguantamos los días de su período, ¿cómo podía decirme que esa sería la prueba máxima para determinar nuestra relación? Le hice saber que no me imaginaba que fuera tan influenciable y su respuesta fue que no quería volver a vivir una mentira como con Jacob, que esas serían las reglas del juego, que si las aceptaba.
– Es un poco extremo Bella, pero para que veas cuanto me importas y no sólo por el sexo, acepto, es más te propongo algo que realizaremos en lugar de hacer el amor, porque hace muchísimo tiempo que eso es lo que hago contigo, no es simple sexo – le aclaré.
– ¿Y cuál sería esa proposición? – preguntó mirándome fijamente.
– Te voy a contar mi historia, un poco cada noche, para disipar tus dudas, para que me conozcas y seguiré las reglas, tal cual, no quieres mentiras, perfecto, de hoy en adelante sólo la verdad, pero de tu parte también, porque no me dijiste que Alice te había platicado sobre Tanya, no quieres arranques de celos, los controlaré, no quieres sexo y en su lugar prefieres que salgamos como dos adolescentes, lo haremos, porque entiendo tus argumentos y comprendo que estés asustada por la forma en que terminó tu relación con Jacob y por lo que le pasó a tu amiga, pero ni tú eres ella ni yo soy él.
– Lo sé, no me estoy comparando con ellos, pero vi tan devastada a Kate que no quiero pasar por lo mismo y sí, también tiene que ver con la manera en que terminaron las cosas con Jacob, no quiero que se repita la historia y la verdad sí me asusta que lo nuestro no tenga un final feliz, por eso las nuevas reglas, es mejor saber ahora lo que realmente nos une que después cuando haya pasado más tiempo y nos arrepintamos.
– Yo jamás me arrepentiré de haberte conocido, sin importar las circunstancias, quizá esa era la única forma en que hubiéramos coincidido en la vida, entonces, ¿estás dispuesta a escuchar todo lo que tenga que contarte?
– Sí… pero no quiero detalles sórdidos.
– Está bien, esos los reservaré para mí.
– Ok, te escucho.
Y así empecé a contarle mi historia, sus reacciones fueron diversas; de tristeza y pena cuando le conté lo de Tanya, incluso se le llenaron sus ojos de lágrimas, ahí fue cuando comprendí la forma en que me había abrazado en Miami, seguro Alice acababa de platicarle ese episodio.
Pasó a la sorpresa y molestia cuando le aclaré la forma en que había entrado a esa sociedad. Se quedó boquiabierta cuando le fui explicando lo que me hacía sentir, no daba crédito a lo rápido que yo había roto las reglas, incluso mucho antes que ella. Se quedó impactada al enterarse que la había mandado investigar y su rostro expresó miedo y confusión.
– No puedo creerlo Edward, ¿fuiste capaz de mandarme investigar?
– Sí, sé que fue algo indebido, pero no encontré otra forma de averiguar sobre ti.
– Si ya habías roto las reglas, ¿no era más fácil hablarlo conmigo?, decirme lo que pasaba por tu mente y preguntarme lo que quisieras saber de mí.
– Sí lo era, sé que fue incorrecto recurrir a eso, pero, fue lo único que se me ocurrió y cuando decidí romper las reglas y buscarte, te vi con Jacob.
– ¿Ahora es mi culpa? – exclamó cruzándose de brazos.
– No estoy diciendo eso Bella, debes creerme cuando te digo que no sabía que me estaba enamorando, sólo tenía claro que quería conocer todo sobre ti y no tenía idea como manejarlo, Bella, la primera vez que me enamoré tenía catorce años, fue un romance juvenil que terminó en tragedia y no se compara con lo que ahora siento por ti, ni siquiera estaba consciente que lo que sentí fueron celos cuando te vi con Jacob la primera ocasión, no he tenido citas convencionales con nadie y quizá no sea suficiente para que me entiendas, pero mi único argumento es que te amo, aunque lo dudes.
– Tal vez es un amor enfermizo Edward, perdóname por no entenderte, pero si tus arranques de celos ya me habían dado miedo, ahora que sé que me investigaste, ese miedo aumentó y… no sé si pueda estar contigo.
– ¿Qué?, ni siquiera he terminado de contarte toda mis historia.
– Por el momento no necesito saber más, Edward, permitiste que un extraño me siguiera, que me tomaran fotos, que averiguaran hasta que flores me gustan, ¿cómo pretendes que siga a tu lado después de saber eso?
– Por nuestro amor Bella, sé muy bien que actué como un psicópata y créeme que haría las cosas diferentes si el tiempo regresara, pero, no sabía si yo significaba algo para ti.
– ¿Y cómo ibas a saberlo si no me lo preguntaste?, yo tenía la misma incertidumbre que tú, no me habías dado ningún indicio, hemos vivido esta relación a base de apariencias, de mentiras y es precisamente lo que no quiero.
– ¿No me amas Bella? – la tomé de las manos – mírame a los ojos y dime que no me amas y entonces me alejaré para siempre.
– Ese no es el punto Edward, sí te amo, pero estoy asustada, necesito unos días para procesar esta información, ¿ok?
– ¿Entonces no es definitiva tu decisión? – pregunté con el corazón en la mano examinando sus ojos.
– Aún no, tienes razón en decirme que te faltan cosas por contarme, pero, por ahora no quiero escucharlas, necesito estar sola.
– Está bien, si así lo deseas, lo comprendo, sólo ten presente que aunque nuestros primeros encuentros hayan sido sexuales, eso no es lo que me une a ti, sí me encanta la forma en la que hacemos el amor, porque grábatelo bien, hacemos el amor, no es sexo lo que tenemos y te pido perdón por mis conductas irracionales, de verdad lamento mucho haberte mandado investigar, haberte espiado… sólo recuerda muy bien que te amo, tómalo en cuenta para cualquier decisión.
– Lo haré porque yo siento lo mismo por ti, después te llamo.
– ¿Cuándo? – pregunté desesperado.
– No lo sé, cuando me sienta lista para volver a escucharte, tal vez en una semana.
– Está bien, esperaré – le di un beso en la frente y me fui de su departamento.
Sabía que eso era lo más difícil que me perdonara, casi todo lo demás ya lo sabía, excepto algunas mentiras derivadas para ocultar la investigación. No podía culparla por sentir miedo, francamente yo lo había sentido por mí mismo y por todo lo que estaba haciendo por ella, su reacción era lógica, sólo esperaba que su amor fuera más grande y pudiera perdonarme, no podía imaginar mi vida sin ella, ¿qué haría?, ¿adónde iría?, ya ni siquiera me llamaba la atención ser un mujeriego, ya estaba harto de eso. Frustrado llegué a mi departamento y Jennifer estaba ahí.
– Que carita, ¿qué te pasó? – exclamó al verme entrar cabizbajo.
– Bella me pidió tiempo para pensar y analizar las cosas.
– ¿Sigue con la duda del amor o sexo?
– Tal vez, creo que aún no le cuento lo suficiente para que sé de cuenta que es amor.
– ¿Y por qué te pidió tiempo? – preguntó curiosa.
– Porque le confesé que la mandé investigar y se asustó.
– ¿Qué?, no puedo creerlo – exclamó sorprendida.
– No me mires así, tú hiciste lo mismo con Chace, ¿no?
– Sí, pero jamás me imaginé que tú lo hicieras, a mí también me has ocultado muchas cosas de esa relación, ¿eh?
– Pues ya estamos iguales, tú también me has estado ocultando con quien sales últimamente.
– Ya suficiente tienes con lo que estás pasando con Bella para que yo te dé otra preocupación.
– ¿Pues de quién se trata?, ¿lo conozco?
– Te lo contaré en su debido momento, por ahora tienes cosas más importantes que resolver, yo sé cuidarme sola, así que tranquilo.
– Claro, si has convivido con este psicópata por tantos años y sigues a salvo, no tengo de que preocuparme, no creo que te encuentres a alguien más loco que yo.
– En efecto no – se rió moviendo la cabeza – además no has sido psicópata toda la vida, fue a partir de que te enamoraste de Bella.
– Espero que ella lo vea así, que todo ha sido locura de amor.
– Verás que sí, Bella también te ama, en la boda de Alice no sé quiénes derramaban más miel, si ella y Jasper o tú y Bella.
– Pero, ¿crees que me perdone lo de la investigación y las mentiras que le he dicho?
– Yo digo que sí, pero en el supuesto caso que no lo hiciera y terminara definitivamente contigo, al menos ya sabes que eres capaz de enamorarte, de abrir tu corazón.
– No sé si pudiera hacerlo de nuevo, fue casual Jennifer, no es algo que yo hubiera buscado.
– El amor siempre es casual Edward, llega en el momento preciso y si no fuera con Bella, en algún lado estará tu alma gemela, yo pensaba que Chace era la mía y ya ves, me equivoque y ahora… la vida me ha dado otra oportunidad.
– Yo no quiero otra oportunidad si no es con Bella.
– No seas dramático Edward, verás que sí te perdona.
– Estoy muy mal, ¿verdad?
– Sí mi amigo – soltó una carcajada – pero el amor así nos pone.
– Jennifer, ¿estás enamorada? – dije mirándola fijamente.
– Tal vez – respondió con una sonrisa mirando al vacío.
– ¿No me vas a decir de quién?, soy tu mejor amigo.
– No, ya te dije que a su debido tiempo.
– ¿Andas con un casado?
– Por supuesto que no, te prometo que cuando las cosas se resuelvan entre Bella y tú, organizo una salida para que… convivamos los cuatro.
– Que misteriosa.
– Bueno, ya me tengo que ir, sólo vine por unas cosas que se me habían olvidado, nos vemos luego – me dio un beso en la mejilla y se fue.
Pasó una semana completa y Bella no me buscó, respeté su decisión y aunque me estaba muriendo por verla, yo tampoco la busqué. Todas las noches me dormía con su pañoleta y debía reconocer que algunas veces me acariciaba pensando en ella, eso no me lo había prohibido, así que no estaba rompiendo ninguna regla. El siguiente lunes finalmente me llamó y no pude evitar sonreír al reconocer su número.
– Hola corazón, ¿cómo estás? – fue lo primero que le dije.
– Bien gracias, ¿y tú? – respondió en tono casual.
– Extrañándote, me da tanto gusto escuchar tu voz.
– Quizá no te dé el mismo gusto lo que tengo que decirte – dijo seria y mi corazón empezó a latir descontrolado por la zozobra.
Fragmento de la canción: Tú de qué vas.
Intérprete: Franco de Vita.
AnneHilldweller- .
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18)
simplemente me dejas sin palabras me encanta la historia sige asi me intriga saber que es lo que va a pasar porfavor no tardes mucho en subir los capitulos hasta luego
les dejo muchos besitos
PD: amo a Edward
Adiosin
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alejandra_vazquez88- .
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
siiiiiii amo tu historia es demasiado linda+hot=
Bbra- .
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
amiga sin palabras, yo se lo q pasa pero me encanta ree leer tu historia, y cada vez me suceden sensaciones diferentes
Atal- .
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
Gracias por seguir comentando, saluditos
No pude decir palabra alguna por la impresión que me causó lo que me dijo, en un instante pasaron varias posibilidades por mi cabeza, sólo una lo suficientemente poderosa que no me daría gusto escuchar, que terminaría conmigo definitivamente.
– Edward, ¿sigues ahí? – exclamó haciéndome reaccionar.
– Sí… te escucho.
– Jacob ya se enteró de lo nuestro.
Otra vez me quedé en silencio tratando de procesar lo que acababa de decirme, nada que ver con lo que yo había pensado, ni siquiera me acordaba de la existencia de ese tipo.
– ¿Me escuchaste? – preguntó insegura.
– Sí… pensé que ibas a decirme algo grave – le aclaré y me volvió el alma al cuerpo.
– ¿Cómo qué?
– Que no me perdonabas y ya no querías saber nada de mí.
– Bueno… aún no decido eso, sólo quise comentarte que él ya lo sabe.
– ¿Y tú cómo sabes eso?
– Porque anoche coincidimos casualmente en un evento de mi trabajo y me lo dijo.
– ¿Y cómo se enteró?, ¿te lo reprochó?
– Audrey le mandó la foto de un periódico donde salimos juntos en la boda de Alice, pero no me reprochó nada, ya está saliendo con… otra chica, sólo me preguntó que desde cuándo y cómo se había dado lo nuestro y luego me comentó que ya habías prescindido de sus servicios, algo que no me habías dicho, por cierto.
– Aún no llego a esa parte de la historia… ¿ya estás lista para seguirme escuchando?
– Sí, pero tendrá que esperar unos días, va a ser el aniversario de la agencia y estoy en el comité organizador de la fiesta, así que estoy hasta el tope de trabajo.
– Entiendo, no te preocupes – dije resignado.
– ¿Quieres acompañarme a la fiesta?
– ¿Tú quieres que te acompañe?
– ¿Crees que te lo preguntaría si no lo quisiera?
– ¿Otra vez vamos a respondernos con preguntas?
– Tú empezaste – exclamó riéndose – ¿sabes?… te he extrañado mucho.
– Yo también Bella, no tienes idea de cuanta falta me haces, te amo.
– Yo también Edward – suspiró – debo estar loca, pero no me importa que seas un psicópata, no tengo nada que perdonarte, te amo y te necesito.
– ¿Podemos vernos más tarde? – pregunté con el corazón latiéndome descontroladamente por sus palabras – paso por ti a la oficina y vamos a cenar.
– Está bien, aunque no puedo desvelarme mucho, mañana tengo que estar a las ocho de la mañana en Nueva York.
– Yo te llevo, si quieres… me puedo quedar a dormir en tu departamento.
– Ya no soportas la tercera regla, ¿verdad? – exclamó con una risita.
– Apenas van trece días, aguanté un mes en Londres, así que aún puedo soportar más.
– No puedo creer que los estés contando, corrijo, sí puedo creerlo, me estoy dando cuenta que eres capaz de muchas cosas.
– Todas por amor Bella, no sé cómo puedes dudarlo.
– Sólo quiero estar completamente segura, no quiero otro desengaño.
– Te entiendo, ¿entonces a qué hora paso por ti?
– No sé a qué hora salga, te mando mensaje, ¿sí?
– Ok, lo esperaré.
– Hasta la noche, te mando un beso.
– Y yo cien.
Escuché que se rió y después colgó. Suspiré y luego me reí solo, no sé si lo había hecho con alevosía y ventaja, pero definitivamente había logrado meterme un buen susto con esa frase de que no me daría gusto lo que me diría, francamente me tenía sin cuidado que lo supiera ese tipo, lo único que me importaba es que no quisiera hacerle daño a mi Bella, pero si no le recriminó seguro es porque no le importó enterarse, además él también ya estaba haciendo su vida con otra persona.
A las 8:30 me mandó mensaje Bella para que pasara por ella, así que salí de mi departamento y me dirigí a su oficina, la esperé afuera del edificio y de inmediato salió cuando le avisé que ya había llegado, me saludó con un rápido beso en los labios y fuimos a un restaurante cercano. Ordenamos la cena y mientras estuvimos ahí le conté otro episodio de mi historia, vi como paso de la rabia a la risa y de nuevo al enojo cuando escuchó lo que le platiqué.
– Yo pensé que habías conocido a Jacob por casualidad, jamás me imaginé que lo habías contactado a propósito – exclamó cruzándose de brazos.
– Quería conocerlo, saber si era un fuerte rival.
– ¿Así que desde un principio supiste que me engañaba? – preguntó seria.
– Sí y eso fue lo que me motivó a seguir contigo.
– O sea que si no me hubiera engañado, ¿te habrías alejado de mí?
– No lo sé, probablemente no.
– Esculcaste su celular, sí que eres un psicópata.
– Estoy consciente de ello – acepté avergonzado.
– Jamás me imaginé que alguien hiciera ese tipo de cosas por mí.
– Para que veas cuán grande es mi amor por ti – respondí y la besé en los labios.
Minutos más tarde nos dirigimos a su departamento, accedió a que me quedara a dormir con ella, así que estacioné el auto y subimos. Ambos nos pusimos la pijama, tanto en su departamento como en el mío había ropa de los dos, luego nos acostamos, era la primera vez que dormiríamos juntos después de las nuevas reglas y sería un reto grande el no tocarla, así que le di la espalda y abracé la almohada.
No sé cuánto tiempo pasó, no podía dormir teniéndola al lado y sabiendo que no podía hacerla mía, claro que había sido mi idea quedarme a dormir con ella. De pronto sentí su mano acariciar mi abdomen y apreté la almohada, comenzó a besarme el cuello, ¿estaba dispuesta a romper su propia regla?, mi miembro empezó a reaccionar a sus caricias y sus besos, ¿me estaba tentando a propósito? Me volteé y se me quedó viendo, analizándome, acaricié su cabeza y se inclinó para besarme apasionadamente, le correspondí unos instantes y luego subió en mí, definitivamente me estaba torturando, pero no estaba dispuesto a caer en su juego, ella había sido la que había pedido que no hiciéramos el amor y ahora se tenía que apegar a su dichosa regla. Tuve que recurrir a recuerdos desagradables de mi vida con tal de reunir todo mi autocontrol y rechazarla.
– Bella, detente – dije con un hilo de voz tomándola de los hombros y separándola.
– ¿Por qué?, no me digas que no fue esta la razón para quedarte hoy aquí.
– No, fue para llevarte temprano a Nueva York, Bella, tú fuiste la que implantó las nuevas reglas, no puedo creer que tú misma quieras romperlas.
– Pensé que sería más sencillo – aclaró acariciándome el pecho con sus dedos.
– Recuerda que dijiste que si rompíamos la tercera regla todo se terminaría.
– Ya me arrepentí, mejor olvidémoslas – exclamó tratando de besarme.
– De ninguna manera, me iré a dormir al sillón – dije sentándome en la cama.
– No, quédate… pasaste la prueba – susurró en mi oído.
– Lo sabía, eres increíble, te gusta verme sufrir.
– Por supuesto que no… perdona mis inseguridades.
– ¿Y por qué no?, si tu perdonaste mis actitudes psicópatas, somos tal para cual – aseguré acariciándole la nariz con un dedo.
– Eso parece – señaló sonriendo – hasta mañana.
– Hasta mañana.
Me acosté y la abracé, Bella puso su cabeza en mi hombro, finalmente nos quedamos dormidos minutos después. Muy temprano la llevé a Nueva York y aproveché el viaje para atender algunos negocios. Regresamos por la noche y le conté otra parte de la historia, se sorprendió al escucharla, jamás se imaginó que mi cuerpo no reaccionara ante una mujer y sonrió satisfecha cuando le aseguré que había sido por ella. La dejé en su departamento y después yo me fui al mío, necesitaba desahogarme luego de su pequeña prueba de la noche anterior, así que en cuanto estuve en mi cama, recurrí, cual típico adolescente, a acariciarme yo mismo.
Pasó otra semana en la que no nos vimos por la intensa carga de trabajo que tenía Bella, al menos hablábamos por teléfono y nos mandamos mails. El sábado la invité al cine para que se olvidara de tantas obligaciones laborales. Estábamos formados para comprar los boletos cuando se me ocurrió voltear y vi casi al final de la fila a Jennifer platicando muy animadamente con Jacob.
– No puede ser – exclamé muy sorprendido provocando que Bella también volteara.
– No tiene porque seguir cayéndote mal, yo estoy contigo, él ya es parte de mi pasado – dijo tomándome del mentón para que la volteara a ver.
– Jennifer se merece a alguien mucho mejor que ese tipo.
– Jacob no es malo y ambos se están entendiendo y llevándose bien.
– ¿Tú lo sabías y no me dijiste nada?
– En el evento que te comenté iban juntos, no te dije nada porque Jennifer me lo pidió, sabe bien que no lo soportas y quería prepararte antes de decírtelo.
– ¿Así que te aliaste con ella para ocultarme información?, ¿eso no rompe la primera regla?
– Por supuesto que no, la rompería si tú me hubieras preguntado si ellos salían y yo te hubiera respondido que no, el ocultar información no es una mentira, además no podía traicionar la confianza de Jennifer ni tampoco me correspondía decirte.
– Siempre logras convencerme y salirte con la tuya – dije abrazándola y frotando cariñosamente su nariz con la mía.
– El hecho de que las cosas entre él y yo no funcionaran no significa que pasará lo mismo con ella, al parecer tienen muchas cosas en común, tú bien sabes que Jennifer tampoco ha sido una blanca palomita.
– ¿Y qué paso con la tal Audrey?
– Ya no vive aquí, se mudó de nuevo con sus papás, así que lo suyo terminó.
– Espero que eso sea cierto.
– Por supuesto que lo es, ojala que en un futuro cambié tu opinión sobre él.
– Mientras no la engañe todo estará bien.
– No lo hará, se nota gran empatía entre ambos, Jennifer ya me había comentado algo en la boda de Alice.
– Ahora comprendo porque se emocionó tanto cuando le tocó el ramo.
Después de salir del cine fuimos a cenar y me comentó que el viernes siguiente era la fiesta de la agencia, así que quedé de pasar por ella a las ocho a su departamento. Me quedé impresionado cuando la vi salir del edificio, llevaba un vestido morado, largo y recto, de tirantes y con escote en la espalda, el cabello recogido y el collar y los aretes que le había regalado. Me sonrió y nos dimos un ligero beso en los labios, le hice saber lo hermosa que se veía y me respondió que yo también me veía muy guapo. Le abrí la puerta del auto y subió.
Llegamos al lugar del evento, había una gran concurrencia y Bella me estuvo presentando a ciertos invitados, me daba cuenta como se le quedaban viendo algunos tipos y la ira me inundaba, pero sabía que tenía que aguantarme, tenía que recordar la regla número dos, así que respiraba hondo para evitar cometer o decir una tontería que arruinara la noche.
Más tarde un tipo la sacó a bailar, ella titubeó, pero finalmente aceptó, ya que era uno de los dueños de la agencia. Yo me bebí de un trago la bebida que traía en la mano, la otra mano la tenía cerrada en un puño mientras los veía danzar en la pista, el sujeto la miraba de manera lujuriosa, pero, ¿es que ella podría ser tan ingenua de no darse cuenta o simplemente lo estaba pasando por alto?
De pronto una linda chica pasó frente a mí y me sonrió cordialmente, yo le devolví la sonrisa y entonces una idea cruzó por mi mente, si Bella estaba bailando, ¿por qué no hacerlo yo también? Así que me acerqué a la chica, que por cierto estaba sola.
– Hola – dije parándome frente a ella y sonriéndole normal, sin coqueteos.
– Hola – respondió con otra sonrisa.
– Linda fiesta, ¿verdad?
– Sí, aunque la verdad yo vengo de compromiso, mi padre es uno de los dueños y pretende que en algún futuro yo la dirija, aunque a mí lo que en realidad me gusta es la pintura, pero él no lo entiende y me obligó a estudiar mercadotecnia.
– Que mal, uno debe hacer lo que le gusta en la vida, no lo que otros te impongan, aunque sean tus padres, por cierto, soy Edward Cullen, y tú eres… – dije y le tendí mi mano.
– Nicole Gallegos, mucho gusto – respondió estrechándola – ojala mi padre pensara igual que tú.
– ¿Y quién es tu padre?, por cierto.
– Aquel señor que anda bailando con la chica de morado – señaló y me di cuenta que era el que bailaba con Bella.
– Mira, que casualidad, la chica con la que baila es mi novia.
– ¿Bella es tu novia?, no me lo hubiera imaginado, por eso no te dije su nombre.
– Así es, vengo con ella – nos quedamos en silencio unos segundos – ¿quieres bailar? – le propuse finalmente.
– ¿No se enojara Bella?
– No tiene porque, no tiene nada de malo, además ella también está bailando.
– Ok, pero cualquier reclamo de su parte, te echaré a ti la culpa.
Asentí con la cabeza, le sonreí y le tendí mi brazo, caminamos a la pista y comenzamos a bailar, de inmediato Bella se dio cuenta y abrió los ojos como platos, lo cual me indicó que los celos la estaban embargando, ella era la que había decidido jugar este juego y poner las reglas, así que ahora le tocaba acatarlas.
Continué bailando con Nicole que estaba un poco nerviosa, pero le dije que se relajara, en tanto yo sentía las miradas asesinas de Bella y cuando nuestros ojos se cruzaban le sonreía sarcásticamente, no podía negar que los celos me estaban carcomiendo por dentro, porque a diferencia de mí con Nicole, ese tipo si tenía otras intenciones con Bella, se la estaba comiendo con los ojos, sin siquiera importarle que su hija estuviera presente en el mismo lugar.
Después que la melodía terminó le di las gracias a Nicole y me acerqué a uno de los meseros para tomar una copa de champagne. Bella se paró frente a mí y me recorrió la mirada con rabia cruzándose de brazos.
– ¿Te diviertes? – preguntó con sarcasmo.
– Igual que tú – respondí con ironía.
– Eres un cínico Edward, nunca cambiarás, ¿verdad?
– ¿De qué estás hablando?
– Ay no te hagas el inocente, por favor, te vi con Nicole.
– Sólo estábamos bailando, al igual que tú y su papá.
– Ahora voltéame las cosas.
– No te estoy volteando nada, ¿qué te sucede Bella? – exclamé serio por su actitud.
– ¿A mí?, nada, yo no era la que estaba coqueteando.
– Pues yo tampoco, eres muy injusta Bella, me pides que no tenga ataques de celos, pero tú sí puedes tenerlos.
– Yo no te he insultado como tú a mí.
– Ya te pedí perdón por eso, estuve a punto de arrodillarme con tal de conseguirlo, ¿ya se te olvidó?
– Pues si no me hubieras insultando en un principio no tendrías que haber hecho eso.
– Ya te he dicho mil veces que estoy arrepentido, acepté tus reglas para demostrarte lo que siento por ti, yo no soy el que tiene dudas en esta relación, porque desde que te conozco no he hecho otra cosa que locuras con tal de estar a tu lado y sé que cometí un grandísimo error al decirte eso en el aeropuerto, pero creo que he hecho cosas mucho más valiosas que al parecer no tomas en cuenta, te he llevado con mi familia en fechas muy especiales, volé desde Europa sólo para arreglar las cosas contigo.
– Porque me mentiste, lo hiciste para remendar tu error, no volaste porque murieras de ganas de verme.
– Claro, yo soy el malo de esta historia y tú una pobre ingenua que se ha dejado embaucar por mí, ¿sabes algo?, ya me cansé de discutir sin sentido contigo.
– ¿Ahora resulta que esto no tiene sentido?
– Pues no, no lo tiene, desde que te conozco sólo he estado con otra mujer porque me di cuenta de que sentía algo más por ti, como para que tú dudes de mí a estas alturas de la relación, encima me exiges cosas que tú no estás dispuesta a dar, aceptaste que las reglas fueran parejas – de pronto caí en la cuenta de algo al recordar la noche que dormimos juntos – no me vayas a salir ahora con que esto es otra prueba, porque no sé como reaccione esta vez – se quedó callada y miró al suelo – si esto no funciona será por ti Bella, no por mí… no tengo la paciencia de un santo.
Fragmento de la canción: Actitud.
Intérprete: Tony Santos.
Capítulo 18:
Pruebas
No sé qué hacer ni qué decir
Sé que tal vez voy a sufrir
No puedo más, compréndelo
Yo ya no sé por dónde ir
Ni que camino ya seguir
Dime si esto va a durar
Yo no lo quiero olvidar
Cambié toda mi forma de ser
Lo dejamos todo sin saber
¿Volveremos a intentarlo?
Ya no puedo sentir más dolor
La actitud hay que cambiar
Pruebas
No sé qué hacer ni qué decir
Sé que tal vez voy a sufrir
No puedo más, compréndelo
Yo ya no sé por dónde ir
Ni que camino ya seguir
Dime si esto va a durar
Yo no lo quiero olvidar
Cambié toda mi forma de ser
Lo dejamos todo sin saber
¿Volveremos a intentarlo?
Ya no puedo sentir más dolor
La actitud hay que cambiar
No pude decir palabra alguna por la impresión que me causó lo que me dijo, en un instante pasaron varias posibilidades por mi cabeza, sólo una lo suficientemente poderosa que no me daría gusto escuchar, que terminaría conmigo definitivamente.
– Edward, ¿sigues ahí? – exclamó haciéndome reaccionar.
– Sí… te escucho.
– Jacob ya se enteró de lo nuestro.
Otra vez me quedé en silencio tratando de procesar lo que acababa de decirme, nada que ver con lo que yo había pensado, ni siquiera me acordaba de la existencia de ese tipo.
– ¿Me escuchaste? – preguntó insegura.
– Sí… pensé que ibas a decirme algo grave – le aclaré y me volvió el alma al cuerpo.
– ¿Cómo qué?
– Que no me perdonabas y ya no querías saber nada de mí.
– Bueno… aún no decido eso, sólo quise comentarte que él ya lo sabe.
– ¿Y tú cómo sabes eso?
– Porque anoche coincidimos casualmente en un evento de mi trabajo y me lo dijo.
– ¿Y cómo se enteró?, ¿te lo reprochó?
– Audrey le mandó la foto de un periódico donde salimos juntos en la boda de Alice, pero no me reprochó nada, ya está saliendo con… otra chica, sólo me preguntó que desde cuándo y cómo se había dado lo nuestro y luego me comentó que ya habías prescindido de sus servicios, algo que no me habías dicho, por cierto.
– Aún no llego a esa parte de la historia… ¿ya estás lista para seguirme escuchando?
– Sí, pero tendrá que esperar unos días, va a ser el aniversario de la agencia y estoy en el comité organizador de la fiesta, así que estoy hasta el tope de trabajo.
– Entiendo, no te preocupes – dije resignado.
– ¿Quieres acompañarme a la fiesta?
– ¿Tú quieres que te acompañe?
– ¿Crees que te lo preguntaría si no lo quisiera?
– ¿Otra vez vamos a respondernos con preguntas?
– Tú empezaste – exclamó riéndose – ¿sabes?… te he extrañado mucho.
– Yo también Bella, no tienes idea de cuanta falta me haces, te amo.
– Yo también Edward – suspiró – debo estar loca, pero no me importa que seas un psicópata, no tengo nada que perdonarte, te amo y te necesito.
– ¿Podemos vernos más tarde? – pregunté con el corazón latiéndome descontroladamente por sus palabras – paso por ti a la oficina y vamos a cenar.
– Está bien, aunque no puedo desvelarme mucho, mañana tengo que estar a las ocho de la mañana en Nueva York.
– Yo te llevo, si quieres… me puedo quedar a dormir en tu departamento.
– Ya no soportas la tercera regla, ¿verdad? – exclamó con una risita.
– Apenas van trece días, aguanté un mes en Londres, así que aún puedo soportar más.
– No puedo creer que los estés contando, corrijo, sí puedo creerlo, me estoy dando cuenta que eres capaz de muchas cosas.
– Todas por amor Bella, no sé cómo puedes dudarlo.
– Sólo quiero estar completamente segura, no quiero otro desengaño.
– Te entiendo, ¿entonces a qué hora paso por ti?
– No sé a qué hora salga, te mando mensaje, ¿sí?
– Ok, lo esperaré.
– Hasta la noche, te mando un beso.
– Y yo cien.
Escuché que se rió y después colgó. Suspiré y luego me reí solo, no sé si lo había hecho con alevosía y ventaja, pero definitivamente había logrado meterme un buen susto con esa frase de que no me daría gusto lo que me diría, francamente me tenía sin cuidado que lo supiera ese tipo, lo único que me importaba es que no quisiera hacerle daño a mi Bella, pero si no le recriminó seguro es porque no le importó enterarse, además él también ya estaba haciendo su vida con otra persona.
A las 8:30 me mandó mensaje Bella para que pasara por ella, así que salí de mi departamento y me dirigí a su oficina, la esperé afuera del edificio y de inmediato salió cuando le avisé que ya había llegado, me saludó con un rápido beso en los labios y fuimos a un restaurante cercano. Ordenamos la cena y mientras estuvimos ahí le conté otro episodio de mi historia, vi como paso de la rabia a la risa y de nuevo al enojo cuando escuchó lo que le platiqué.
– Yo pensé que habías conocido a Jacob por casualidad, jamás me imaginé que lo habías contactado a propósito – exclamó cruzándose de brazos.
– Quería conocerlo, saber si era un fuerte rival.
– ¿Así que desde un principio supiste que me engañaba? – preguntó seria.
– Sí y eso fue lo que me motivó a seguir contigo.
– O sea que si no me hubiera engañado, ¿te habrías alejado de mí?
– No lo sé, probablemente no.
– Esculcaste su celular, sí que eres un psicópata.
– Estoy consciente de ello – acepté avergonzado.
– Jamás me imaginé que alguien hiciera ese tipo de cosas por mí.
– Para que veas cuán grande es mi amor por ti – respondí y la besé en los labios.
Minutos más tarde nos dirigimos a su departamento, accedió a que me quedara a dormir con ella, así que estacioné el auto y subimos. Ambos nos pusimos la pijama, tanto en su departamento como en el mío había ropa de los dos, luego nos acostamos, era la primera vez que dormiríamos juntos después de las nuevas reglas y sería un reto grande el no tocarla, así que le di la espalda y abracé la almohada.
No sé cuánto tiempo pasó, no podía dormir teniéndola al lado y sabiendo que no podía hacerla mía, claro que había sido mi idea quedarme a dormir con ella. De pronto sentí su mano acariciar mi abdomen y apreté la almohada, comenzó a besarme el cuello, ¿estaba dispuesta a romper su propia regla?, mi miembro empezó a reaccionar a sus caricias y sus besos, ¿me estaba tentando a propósito? Me volteé y se me quedó viendo, analizándome, acaricié su cabeza y se inclinó para besarme apasionadamente, le correspondí unos instantes y luego subió en mí, definitivamente me estaba torturando, pero no estaba dispuesto a caer en su juego, ella había sido la que había pedido que no hiciéramos el amor y ahora se tenía que apegar a su dichosa regla. Tuve que recurrir a recuerdos desagradables de mi vida con tal de reunir todo mi autocontrol y rechazarla.
– Bella, detente – dije con un hilo de voz tomándola de los hombros y separándola.
– ¿Por qué?, no me digas que no fue esta la razón para quedarte hoy aquí.
– No, fue para llevarte temprano a Nueva York, Bella, tú fuiste la que implantó las nuevas reglas, no puedo creer que tú misma quieras romperlas.
– Pensé que sería más sencillo – aclaró acariciándome el pecho con sus dedos.
– Recuerda que dijiste que si rompíamos la tercera regla todo se terminaría.
– Ya me arrepentí, mejor olvidémoslas – exclamó tratando de besarme.
– De ninguna manera, me iré a dormir al sillón – dije sentándome en la cama.
– No, quédate… pasaste la prueba – susurró en mi oído.
– Lo sabía, eres increíble, te gusta verme sufrir.
– Por supuesto que no… perdona mis inseguridades.
– ¿Y por qué no?, si tu perdonaste mis actitudes psicópatas, somos tal para cual – aseguré acariciándole la nariz con un dedo.
– Eso parece – señaló sonriendo – hasta mañana.
– Hasta mañana.
Me acosté y la abracé, Bella puso su cabeza en mi hombro, finalmente nos quedamos dormidos minutos después. Muy temprano la llevé a Nueva York y aproveché el viaje para atender algunos negocios. Regresamos por la noche y le conté otra parte de la historia, se sorprendió al escucharla, jamás se imaginó que mi cuerpo no reaccionara ante una mujer y sonrió satisfecha cuando le aseguré que había sido por ella. La dejé en su departamento y después yo me fui al mío, necesitaba desahogarme luego de su pequeña prueba de la noche anterior, así que en cuanto estuve en mi cama, recurrí, cual típico adolescente, a acariciarme yo mismo.
Pasó otra semana en la que no nos vimos por la intensa carga de trabajo que tenía Bella, al menos hablábamos por teléfono y nos mandamos mails. El sábado la invité al cine para que se olvidara de tantas obligaciones laborales. Estábamos formados para comprar los boletos cuando se me ocurrió voltear y vi casi al final de la fila a Jennifer platicando muy animadamente con Jacob.
– No puede ser – exclamé muy sorprendido provocando que Bella también volteara.
– No tiene porque seguir cayéndote mal, yo estoy contigo, él ya es parte de mi pasado – dijo tomándome del mentón para que la volteara a ver.
– Jennifer se merece a alguien mucho mejor que ese tipo.
– Jacob no es malo y ambos se están entendiendo y llevándose bien.
– ¿Tú lo sabías y no me dijiste nada?
– En el evento que te comenté iban juntos, no te dije nada porque Jennifer me lo pidió, sabe bien que no lo soportas y quería prepararte antes de decírtelo.
– ¿Así que te aliaste con ella para ocultarme información?, ¿eso no rompe la primera regla?
– Por supuesto que no, la rompería si tú me hubieras preguntado si ellos salían y yo te hubiera respondido que no, el ocultar información no es una mentira, además no podía traicionar la confianza de Jennifer ni tampoco me correspondía decirte.
– Siempre logras convencerme y salirte con la tuya – dije abrazándola y frotando cariñosamente su nariz con la mía.
– El hecho de que las cosas entre él y yo no funcionaran no significa que pasará lo mismo con ella, al parecer tienen muchas cosas en común, tú bien sabes que Jennifer tampoco ha sido una blanca palomita.
– ¿Y qué paso con la tal Audrey?
– Ya no vive aquí, se mudó de nuevo con sus papás, así que lo suyo terminó.
– Espero que eso sea cierto.
– Por supuesto que lo es, ojala que en un futuro cambié tu opinión sobre él.
– Mientras no la engañe todo estará bien.
– No lo hará, se nota gran empatía entre ambos, Jennifer ya me había comentado algo en la boda de Alice.
– Ahora comprendo porque se emocionó tanto cuando le tocó el ramo.
Después de salir del cine fuimos a cenar y me comentó que el viernes siguiente era la fiesta de la agencia, así que quedé de pasar por ella a las ocho a su departamento. Me quedé impresionado cuando la vi salir del edificio, llevaba un vestido morado, largo y recto, de tirantes y con escote en la espalda, el cabello recogido y el collar y los aretes que le había regalado. Me sonrió y nos dimos un ligero beso en los labios, le hice saber lo hermosa que se veía y me respondió que yo también me veía muy guapo. Le abrí la puerta del auto y subió.
Llegamos al lugar del evento, había una gran concurrencia y Bella me estuvo presentando a ciertos invitados, me daba cuenta como se le quedaban viendo algunos tipos y la ira me inundaba, pero sabía que tenía que aguantarme, tenía que recordar la regla número dos, así que respiraba hondo para evitar cometer o decir una tontería que arruinara la noche.
Más tarde un tipo la sacó a bailar, ella titubeó, pero finalmente aceptó, ya que era uno de los dueños de la agencia. Yo me bebí de un trago la bebida que traía en la mano, la otra mano la tenía cerrada en un puño mientras los veía danzar en la pista, el sujeto la miraba de manera lujuriosa, pero, ¿es que ella podría ser tan ingenua de no darse cuenta o simplemente lo estaba pasando por alto?
De pronto una linda chica pasó frente a mí y me sonrió cordialmente, yo le devolví la sonrisa y entonces una idea cruzó por mi mente, si Bella estaba bailando, ¿por qué no hacerlo yo también? Así que me acerqué a la chica, que por cierto estaba sola.
– Hola – dije parándome frente a ella y sonriéndole normal, sin coqueteos.
– Hola – respondió con otra sonrisa.
– Linda fiesta, ¿verdad?
– Sí, aunque la verdad yo vengo de compromiso, mi padre es uno de los dueños y pretende que en algún futuro yo la dirija, aunque a mí lo que en realidad me gusta es la pintura, pero él no lo entiende y me obligó a estudiar mercadotecnia.
– Que mal, uno debe hacer lo que le gusta en la vida, no lo que otros te impongan, aunque sean tus padres, por cierto, soy Edward Cullen, y tú eres… – dije y le tendí mi mano.
– Nicole Gallegos, mucho gusto – respondió estrechándola – ojala mi padre pensara igual que tú.
– ¿Y quién es tu padre?, por cierto.
– Aquel señor que anda bailando con la chica de morado – señaló y me di cuenta que era el que bailaba con Bella.
– Mira, que casualidad, la chica con la que baila es mi novia.
– ¿Bella es tu novia?, no me lo hubiera imaginado, por eso no te dije su nombre.
– Así es, vengo con ella – nos quedamos en silencio unos segundos – ¿quieres bailar? – le propuse finalmente.
– ¿No se enojara Bella?
– No tiene porque, no tiene nada de malo, además ella también está bailando.
– Ok, pero cualquier reclamo de su parte, te echaré a ti la culpa.
Asentí con la cabeza, le sonreí y le tendí mi brazo, caminamos a la pista y comenzamos a bailar, de inmediato Bella se dio cuenta y abrió los ojos como platos, lo cual me indicó que los celos la estaban embargando, ella era la que había decidido jugar este juego y poner las reglas, así que ahora le tocaba acatarlas.
Continué bailando con Nicole que estaba un poco nerviosa, pero le dije que se relajara, en tanto yo sentía las miradas asesinas de Bella y cuando nuestros ojos se cruzaban le sonreía sarcásticamente, no podía negar que los celos me estaban carcomiendo por dentro, porque a diferencia de mí con Nicole, ese tipo si tenía otras intenciones con Bella, se la estaba comiendo con los ojos, sin siquiera importarle que su hija estuviera presente en el mismo lugar.
Después que la melodía terminó le di las gracias a Nicole y me acerqué a uno de los meseros para tomar una copa de champagne. Bella se paró frente a mí y me recorrió la mirada con rabia cruzándose de brazos.
– ¿Te diviertes? – preguntó con sarcasmo.
– Igual que tú – respondí con ironía.
– Eres un cínico Edward, nunca cambiarás, ¿verdad?
– ¿De qué estás hablando?
– Ay no te hagas el inocente, por favor, te vi con Nicole.
– Sólo estábamos bailando, al igual que tú y su papá.
– Ahora voltéame las cosas.
– No te estoy volteando nada, ¿qué te sucede Bella? – exclamé serio por su actitud.
– ¿A mí?, nada, yo no era la que estaba coqueteando.
– Pues yo tampoco, eres muy injusta Bella, me pides que no tenga ataques de celos, pero tú sí puedes tenerlos.
– Yo no te he insultado como tú a mí.
– Ya te pedí perdón por eso, estuve a punto de arrodillarme con tal de conseguirlo, ¿ya se te olvidó?
– Pues si no me hubieras insultando en un principio no tendrías que haber hecho eso.
– Ya te he dicho mil veces que estoy arrepentido, acepté tus reglas para demostrarte lo que siento por ti, yo no soy el que tiene dudas en esta relación, porque desde que te conozco no he hecho otra cosa que locuras con tal de estar a tu lado y sé que cometí un grandísimo error al decirte eso en el aeropuerto, pero creo que he hecho cosas mucho más valiosas que al parecer no tomas en cuenta, te he llevado con mi familia en fechas muy especiales, volé desde Europa sólo para arreglar las cosas contigo.
– Porque me mentiste, lo hiciste para remendar tu error, no volaste porque murieras de ganas de verme.
– Claro, yo soy el malo de esta historia y tú una pobre ingenua que se ha dejado embaucar por mí, ¿sabes algo?, ya me cansé de discutir sin sentido contigo.
– ¿Ahora resulta que esto no tiene sentido?
– Pues no, no lo tiene, desde que te conozco sólo he estado con otra mujer porque me di cuenta de que sentía algo más por ti, como para que tú dudes de mí a estas alturas de la relación, encima me exiges cosas que tú no estás dispuesta a dar, aceptaste que las reglas fueran parejas – de pronto caí en la cuenta de algo al recordar la noche que dormimos juntos – no me vayas a salir ahora con que esto es otra prueba, porque no sé como reaccione esta vez – se quedó callada y miró al suelo – si esto no funciona será por ti Bella, no por mí… no tengo la paciencia de un santo.
Fragmento de la canción: Actitud.
Intérprete: Tony Santos.
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
eso, asi se habla jeje el pobre si q la ama jijij
Atal- .
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
wowwwww..... impresionanteeeeeeeeee
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
Gracias por seguir leyendo y comentando, aquí va el siguiente.
Saluditos
– Tienes razón Edward, perdóname, no era una prueba, en verdad perdí los estribos, no me gusta verte con otras.
– Tú misma estás rompiendo tus reglas y dijiste que…
– Ssshhh – puso sus dedos sobre mi boca – no lo digas, sé lo que dije y sé que soy una tonta y una insegura, te prometo que no volverá a pasar.
– ¿En qué minuto te volviste así Bella?, de las cosas que me gustan de ti es tu seguridad y tu firmeza, ¿qué te está pasando?
– Te amo demasiado, eso es lo que me está pasando, tú te volviste psicópata, yo insegura – respondió pasando sus manos por la solapa de mi saco.
– En serio eres increíble Bella – exclamé sonriéndole y moviendo la cabeza – no sé que voy a hacer contigo – agregué tomándola del mentón para levantarle la cara.
– La culpa de todo la tienen las hormonas – argumentó haciendo un puchero.
– Supongo que tendré que acostumbrarme a lidiar con eso.
– Algunas veces… ¿me perdonas?
– ¿Cómo no perdonarte si pones esa carita? – aseguré acariciándole la nariz – pero en verdad, no merezco que me hagas estas cosas Bella, no es justo que dudes de mí después de todo lo que he hecho para que estemos juntos.
– Lo sé, mejor ya vámonos para que me sigas contando.
– ¿Segura?, apenas hemos estado un par de horas.
– Sí, no es necesario que estemos más tiempo y lo que ahora me importa más es estar a solas contigo.
– De acuerdo, vámonos.
No hablamos mucho en el camino, creo que cada uno iba analizando lo que había sucedido, me dolía que Bella se pusiera en ese plan, pero también debía entenderla, supongo que no es fácil estar tanto tiempo con la misma persona y un día darte cuenta que ambos tenían a alguien más, algo que quizá jamás habían contemplado y si a eso le aunamos que yo no había sido un santo antes de conocerla, hasta cierto punto era normal su actitud, aunque eso de ponerme pruebas si era una exageración, claro que aún no terminaba de contarle mi versión de los hechos, tal vez cuando lo hiciera se le quitaran los temores y las inseguridades.
Llegamos a su departamento y nos sentamos en el sillón, Bella fue por unas sodas a la cocina y después regresó a mi lado y le conté otro poco de mi historia.
– ¿De verdad nunca consideraste dedicarte a la actuación? – preguntó levantando una ceja.
– No, siempre me gustaron los negocios.
– Es una lástima, en serio que eres un gran actor, jamás me imaginé que te hubieras puesto celoso el día del partido.
– Bueno, no los sentí tan intensos como en las ocasiones posteriores.
– Y yo pensando mal de Jennifer y ni al caso.
– En ese aspecto jamás te he mentido, desde un principio te dije que sólo era mi amiga.
– Lo sé, pero, ¿cómo no querías que pensara mal si como se llevaban?, sobre todo el día que llegamos a Las Vegas.
– Eso te lo contaré mañana, ahora debo irme porque ya tengo sueño, el champagne ya me está haciendo efecto.
– Quédate, te prometo que no más pruebas, además, aunque quisiéramos hoy no podemos, estoy en mi período.
– Está bien corazón, me quedo.
Nos preparamos para dormir y de nuevo nos acostamos abrazados. A la mañana siguiente desperté y Bella no estaba a mi lado, me levanté al baño y al salir ya me estaba esperando con el desayuno.
– Buenos días mi amor – dijo y me dio un beso en los labios.
– Buenos días corazón.
– Ahora me toca consentirte, me levanté muy temprano a prepararte el desayuno, hice pan cakes.
– Gracias, no tenías que hacerlo.
– Claro que sí, tú ya has hecho mucho por mí, es justo que yo te lo retribuya.
– Me conformo con saber que me amas como yo a ti.
– Eres tan bueno Edward, a veces siento que no te merezco.
– No digas eso, sólo tienes que controlar tus hormonas, no quiero ni imaginar cómo te pondrás cuando estés embarazada.
– Me asusta, aunque no lo creas, ¿me tendrás paciencia?
– Por supuesto, te amo.
– Yo te amo también y mucho.
Nos besamos por unos minutos y después nos sentamos en la cama a desayunar mientras veíamos la televisión. Después ella se bañó y en tanto se vestía yo me bañé también. Cuando estuve listo la abracé por la cintura.
– ¿Qué te parecería ir a andar en bicicleta?
– Me encanta la idea, hace mucho que no lo hago, creo que ya hasta se me olvido.
– Lo que bien se aprende jamás se olvida.
Le di un beso en los labios y después salimos del departamento. Fuimos a un parque cercano donde rentan bicicletas e iniciamos un recorrido, al principio le costó un poco de trabajo, pero después hasta me ganó en una competencia que hicimos. Ambos nos reíamos y estábamos explorando una nueva faceta de nuestra relación, me encantaba que se diera cuenta que no sólo éramos compatibles en el sexo, sino en muchas otras actividades y que definitivamente no era ese el aspecto que nos unía, a pesar de que así hubiera empezado lo nuestro.
Después compré un par de helados y nos sentamos en una banca a comerlos mientras veíamos a la gente que pasaba. Empezamos a contarnos anécdotas de nuestra infancia y nos reíamos como un par de niños, de repente se puso seria y triste, puse mi mano sobre su rostro y le acaricié su mejilla con mi dedo pulgar.
– ¿Qué te sucede corazón? – pregunté preocupado.
– Me acordé de la última vez que mis padres me llevaron a andar en bicicleta.
– ¿Quieres contarme?
– Sí, tenía cinco años y apenas había aprendido a sostenerme sin las ruedas de soporte, Charlie fue a comprar unas paletas y Renée se distrajo porque un hombre le preguntó la hora, yo tomé demasiada velocidad y no pude frenar así que me estampé contra un árbol, me abrí la ceja y me fracturé la muñeca, me puse a llorar y a pesar de eso y del dolor me di cuenta como ellos discutieron y se reprocharon el uno al otro por no estar atentos en mí, tres días después Renée me dijo que Charlie ya no viviría con nosotros, todavía lo recuerdo bajando las escaleras cargando una maleta, me abrazó y me aseguró que me quería y que eso no tenía nada que ver conmigo, aunque en ese momento yo pensaba que sí, las cosas ya no volvieron a ser iguales, Renée se volvió amargada hasta que años después conoció a Phil, su esposo actual, entonces empezó a comportarse como una adolescente y por eso decidí irme a vivir con Charlie, a quien sólo había visto cada quince días los años que viví con ella.
La abracé fuertemente, ella hundió su cabeza en mi pecho y empezó a sollozar, le acaricié su espalda, me afligía tanto verla así, no tenía idea de cómo había sido la separación de sus padres y debió haber sido terrible para ella pensar que tenía la culpa, cuando en realidad había sido porque se les acabó el amor de pareja, tal vez por un mutuo descuido.
– También por eso tengo miedo, no quiero pasar por lo mismo Edward, no quiero tener que explicarle el día de mañana a mis hijos porque su padre y yo no estamos juntos, no quiero ser juzgada ni tener una familia rota.
– Mi amor, a nosotros no nos va a pasar lo mismo – le aseguré separándome para tomar su rostro entre mis manos – nunca permitiré que nuestra relación se enfríe, te conquistaré día a día durante toda la vida, aunque tenga 80 años, siempre te voy a cuidar y a amar.
– Yo también a ti – puso su mano sobre mi mejilla – ayer tuviste tanta razón al decirme egoísta, una relación es de dos y ambos tienen que poner de su parte para que funcione, he sido una tonta todos estos días, exigiéndote cosas que no debía, imponiéndote reglas absurdas sólo por justificar mis temores y tú sí has sido un santo, aceptando sin chistar mis idioteces, hasta que ayer logré sacarte de tus casillas y con toda la razón del mundo.
– No son tan absurdas tus reglas, sólo la tercera, esa sí lo es y mucho – ella se rió y me sentí feliz de haber logrado ese objetivo – tú tuviste mucha razón al pedir sinceridad, te había ocultado muchas cosas, también por miedo, sé muy bien que invadí tu privacidad, que hice cosas nada honorables como hurgar en un celular que no era mío, propiciar “encuentros casuales”, como si fuera un mafioso y en cuanto a los celos, era más que justo que me pidieras que no tuviera esos ataques.
– Yo tampoco debí haber tenido el de ayer, las reglas eran para ambos y yo la rompí.
– Ya te penalizaré por eso – dije con una sonrisa.
– Y con justa razón, aceptaré el castigo que me impongas.
– Cuando lo decida te lo haré saber.
Le besé la frente, la nariz, la comisura de sus labios y luego nos unimos en un beso apasionado, el estruendoso ruido de un trueno hizo que rompiéramos el beso y Bella se aferró a mí como si de un salvavidas se tratara.
– Tranquila corazón, no pasa nada, ¿por qué te asusta la lluvia?
– Después de que Charlie se mudó, una noche empezó a llover muy fuerte, me asustó el ruido que hacía el agua al golpear la ventana, así que me levanté y corrí a la recámara de Renée pero no estaba, la busqué por toda la casa y no la encontré, no había luz y al subir las escaleras corriendo se me dobló el pie y me caí, no supe cuanto tiempo me quedé tirada en el suelo ni cuando me encontró Renée, sólo recuerdo haber despertado en el hospital y cada que llueve me acuerdo de esa noche, jamás me he sentido tan sola como aquella vez.
– Yo nunca te voy a dejar sola y ahora te voy a demostrar lo divertida que puede ser la lluvia – dije levantándome de la banca y tendiéndole la mano.
– ¿Qué tienes en mente?
– Confía en mí, sólo déjate llevar.
Me sonrió nerviosa y tomó mi mano, la ayudé a levantarse y tomamos las bicicletas para entregarlas, toda la gente empezó a correr para cubrirse, apenas caían unas ligeras gotas y poco a poco se fueron intensificando hasta convertirse en un gran aguacero, Bella se aferraba a mi mano que la tenía entrelazada a la suya, le pedí que cerrara los ojos y respirara profundamente, temerosa lo hizo, pero fui notando como se relajaba hasta que conseguí soltarme, entonces me eché a correr y le grité que me alcanzará, se quedó parada unos minutos observándome, así que me detuve, extendí los brazos y levanté mi cara al cielo, sentí como la ropa se me pegaba al cuerpo por lo mojada que ya estaba y de pronto los brazos de Bella me rodearon por la cintura, entonces la miré, tenía su cabello completamente empapado y una parte caía sobre su rostro, se lo retiré y luego la besé intensamente.
Después de unos minutos nos separamos y nos echamos a correr tomados de la mano, Bella sonreía y yo junto con ella, caminamos rumbo a su departamento, en una esquina se había formado un charco y brincamos en él, como si fuéramos dos niños pequeños, realmente nos estábamos divirtiendo, esa era la mujer de la que me había enamorado, atrevida, decidida a seguir sus impulsos, al fin estaba superando sus miedos y era muy gratificante poder contribuir con ello.
Llegamos a su departamento hechos una sopa, de inmediato nos quitamos la ropa y nos metimos a bañar, le lavé todo su cuerpo y luego ella a mí, algo que se estaba convirtiendo en un ritual entre ambos. Salimos y nos vestimos, después ordenamos una pizza, cuando terminamos de comer vimos una película en la televisión y más tarde le conté otro episodio de mi vida.
– ¿Así que Jennifer supo de lo nuestro desde el desfile de Alice?
– Sí –respondí acariciando su mano.
– ¿Ella sabía lo de la sociedad a la que pertenecías?
– No, eso no se lo conté a nadie.
– Bueno, no era algo como para alardear.
– En efecto, sin embargo, es lo mejor que me pudo pasar en la vida, porque me llevó a ti – aseguré poniendo mi frente pegada a la suya.
Su respuesta fue besarme con pasión y dulzura, se sentó sobre mi regazo y empezó a besar mi cuello, logrando encender mi cuerpo.
– Bella, dijiste que no más pruebas.
– Esto no es una prueba – aseguró mirándome a los ojos.
– ¿Estás pretendiendo romper otra regla? – pregunté arqueando una ceja.
– No la estaría rompiendo… al 100%, no lo haremos en sí, sólo… – respondió sonrojada.
– El oral también es sexo, Bella – le aclaré sonriendo.
– Déjame retribuirte tu comprensión, tu paciencia y tu sinceridad.
– No necesitas hacerlo.
– Claro que sí, has sido demasiado bueno conmigo y yo demasiado egoísta contigo, yo también debo poner de mi parte para que esto funcione, no tiene porqué haber más reglas entre nosotros.
– ¿Estás segura?, aún no terminó de contarte toda la historia.
– Estoy segura, lo que sigue ya lo conozco, casi en su totalidad, ahora déjame hacerte feliz – dijo acariciando mi mejilla.
– No quiero que después te arrepientas, Bella.
– No lo haré, olvida las reglas, ya me has demostrado suficiente, es hora que yo lo haga también, te amo Edward y quiero comprobártelo.
– Yo también te amo, muchísimo.
Me sonrió y volvió a apoderarse de mi cuello, besándolo, lamiéndolo y succionándolo al tiempo que metía su mano por debajo de mi polera para acariciar mi torso, yo eché la cabeza hacia atrás, mientras sentía como el calor me iba invadiendo. Bella me quitó la polera y comenzó a lengüetear uno de mis pezones, un jadeo brotó de mis labios, había echado tanto de menos sus caricias, mi cuerpo la necesitaba con urgencia, sentía como el pantalón se volvía una cárcel para mi miembro. Puse las manos sobre la espalda de Bella, pero se separó.
– No, esto es sólo para ti – reiteró mientras enlazaba sus manos con las mías.
Con sus labios y su lengua fue recorriendo cada centímetro de mi abdomen en tanto mi respiración se elevaba hasta el cielo y el pantalón se había convertido en un verdadero estorbo.
– Bella… ya no… soporto – dije con dificultad.
Sonrió de forma traviesa y soltó mis manos para desabrochar finalmente el pantalón y liberar mi miembro que sentía punzar. Se lamió los labios al verlo y lo tomó con una mano, comenzó a deslizarla hacia arriba y hacia abajo, acariciando la punta con la yema de sus dedos, lo que provocó que mis gemidos se intensificaran, sentí su cálida lengua recorrerlo a todo lo largo sin dejar de acariciarlo con su mano, entonces no pude evitar tomar su cabeza entre mis manos, Bella comprendió mi movimiento y lo próximo que sentí fue su boca absorbiendo mi erección, el grito de placer no se hizo esperar y ella continuó devorándome de una manera exquisita, acariciándome a la par, proporcionándome un mayor placer, yo no podía parar de gemir ante lo que me estaba haciendo y llegó un momento en el que ya no pude controlarme y comencé a mover mi pelvis para conseguir aún más placer, de pronto sentí que estaba a punto de llegar y se lo hice saber a Bella que retiró su cara y siguió acariciándome hasta que terminé.
– Te amo Edward – exclamó y me besó en los labios.
– Yo también te amo, no tenías que haber hecho esto.
– Sí tenía, sé que no me engañarías, pero tampoco debo orillarte a hacerlo.
– Ilusa, ya te dije que mi cuerpo no responde a otras.
– No debo tentar a la suerte, te quiero sólo para mí.
– Ya me tienes.
– Y debo de dar gracias y cuidarte, voy a lavarme las manos.
Esa noche me quede a dormir de nuevo con ella, el domingo no salimos, la ayudé a recoger el departamento mientras ella lavaba la ropa, comimos sándwiches y por la tarde le conté más de mi historia, se sorprendió de la solidaridad de Jennifer y se avergonzó por pensar mal de ella, la emoción la embargó cuando me escuchó decir lo de la diferencia entre el sexo y hacer el amor así que me besó apasionadamente.
Esa noche sí me fui a mi departamento porque al día siguiente tenía una junta muy temprano, pero no pude dormir bien porque la garganta me empezó a arder, la lluvia hizo estragos en mí y me dio una fuerte gripa, Bella me estuvo cuidando y también cayó enferma, esos días terminé de contarle mi historia, al fin ya lo sabía todo, se habían acabado las mentiras y lo único que restaba era seguir viviendo el día a día juntos.
Finalmente ambos estábamos sanos, así que prepararía algo muy especial para pasar la noche después de tantos días de abstinencia, sólo esperaba que ella tuviera las suficientes fuerzas para aguantarme el ritmo.
Fragmento de la canción: You will never find another love like mine.
Intérprete: Michael Bublé.
Traducción: Anne Hilldweller.
Saluditos
Capítulo 19:
Enfrentando los miedos
Nunca encontrarás, mientras vivas
Alguien que te ame tiernamente, como yo
Y nunca encontrarás, no importa donde busques
Alguien que te cuide de la manera en que yo lo hago
Y no, no estoy alardeando de mí mismo, nena
Porque yo soy el que te ama
Y no existe nadie más, nadie más
Y nunca encontrarás, tomaría hasta el término de los tiempos
Alguien que te comprenda como yo
Y nunca encontrarás otro amor como el mío
Alguien que te necesite como yo
Enfrentando los miedos
Nunca encontrarás, mientras vivas
Alguien que te ame tiernamente, como yo
Y nunca encontrarás, no importa donde busques
Alguien que te cuide de la manera en que yo lo hago
Y no, no estoy alardeando de mí mismo, nena
Porque yo soy el que te ama
Y no existe nadie más, nadie más
Y nunca encontrarás, tomaría hasta el término de los tiempos
Alguien que te comprenda como yo
Y nunca encontrarás otro amor como el mío
Alguien que te necesite como yo
– Tienes razón Edward, perdóname, no era una prueba, en verdad perdí los estribos, no me gusta verte con otras.
– Tú misma estás rompiendo tus reglas y dijiste que…
– Ssshhh – puso sus dedos sobre mi boca – no lo digas, sé lo que dije y sé que soy una tonta y una insegura, te prometo que no volverá a pasar.
– ¿En qué minuto te volviste así Bella?, de las cosas que me gustan de ti es tu seguridad y tu firmeza, ¿qué te está pasando?
– Te amo demasiado, eso es lo que me está pasando, tú te volviste psicópata, yo insegura – respondió pasando sus manos por la solapa de mi saco.
– En serio eres increíble Bella – exclamé sonriéndole y moviendo la cabeza – no sé que voy a hacer contigo – agregué tomándola del mentón para levantarle la cara.
– La culpa de todo la tienen las hormonas – argumentó haciendo un puchero.
– Supongo que tendré que acostumbrarme a lidiar con eso.
– Algunas veces… ¿me perdonas?
– ¿Cómo no perdonarte si pones esa carita? – aseguré acariciándole la nariz – pero en verdad, no merezco que me hagas estas cosas Bella, no es justo que dudes de mí después de todo lo que he hecho para que estemos juntos.
– Lo sé, mejor ya vámonos para que me sigas contando.
– ¿Segura?, apenas hemos estado un par de horas.
– Sí, no es necesario que estemos más tiempo y lo que ahora me importa más es estar a solas contigo.
– De acuerdo, vámonos.
No hablamos mucho en el camino, creo que cada uno iba analizando lo que había sucedido, me dolía que Bella se pusiera en ese plan, pero también debía entenderla, supongo que no es fácil estar tanto tiempo con la misma persona y un día darte cuenta que ambos tenían a alguien más, algo que quizá jamás habían contemplado y si a eso le aunamos que yo no había sido un santo antes de conocerla, hasta cierto punto era normal su actitud, aunque eso de ponerme pruebas si era una exageración, claro que aún no terminaba de contarle mi versión de los hechos, tal vez cuando lo hiciera se le quitaran los temores y las inseguridades.
Llegamos a su departamento y nos sentamos en el sillón, Bella fue por unas sodas a la cocina y después regresó a mi lado y le conté otro poco de mi historia.
– ¿De verdad nunca consideraste dedicarte a la actuación? – preguntó levantando una ceja.
– No, siempre me gustaron los negocios.
– Es una lástima, en serio que eres un gran actor, jamás me imaginé que te hubieras puesto celoso el día del partido.
– Bueno, no los sentí tan intensos como en las ocasiones posteriores.
– Y yo pensando mal de Jennifer y ni al caso.
– En ese aspecto jamás te he mentido, desde un principio te dije que sólo era mi amiga.
– Lo sé, pero, ¿cómo no querías que pensara mal si como se llevaban?, sobre todo el día que llegamos a Las Vegas.
– Eso te lo contaré mañana, ahora debo irme porque ya tengo sueño, el champagne ya me está haciendo efecto.
– Quédate, te prometo que no más pruebas, además, aunque quisiéramos hoy no podemos, estoy en mi período.
– Está bien corazón, me quedo.
Nos preparamos para dormir y de nuevo nos acostamos abrazados. A la mañana siguiente desperté y Bella no estaba a mi lado, me levanté al baño y al salir ya me estaba esperando con el desayuno.
– Buenos días mi amor – dijo y me dio un beso en los labios.
– Buenos días corazón.
– Ahora me toca consentirte, me levanté muy temprano a prepararte el desayuno, hice pan cakes.
– Gracias, no tenías que hacerlo.
– Claro que sí, tú ya has hecho mucho por mí, es justo que yo te lo retribuya.
– Me conformo con saber que me amas como yo a ti.
– Eres tan bueno Edward, a veces siento que no te merezco.
– No digas eso, sólo tienes que controlar tus hormonas, no quiero ni imaginar cómo te pondrás cuando estés embarazada.
– Me asusta, aunque no lo creas, ¿me tendrás paciencia?
– Por supuesto, te amo.
– Yo te amo también y mucho.
Nos besamos por unos minutos y después nos sentamos en la cama a desayunar mientras veíamos la televisión. Después ella se bañó y en tanto se vestía yo me bañé también. Cuando estuve listo la abracé por la cintura.
– ¿Qué te parecería ir a andar en bicicleta?
– Me encanta la idea, hace mucho que no lo hago, creo que ya hasta se me olvido.
– Lo que bien se aprende jamás se olvida.
Le di un beso en los labios y después salimos del departamento. Fuimos a un parque cercano donde rentan bicicletas e iniciamos un recorrido, al principio le costó un poco de trabajo, pero después hasta me ganó en una competencia que hicimos. Ambos nos reíamos y estábamos explorando una nueva faceta de nuestra relación, me encantaba que se diera cuenta que no sólo éramos compatibles en el sexo, sino en muchas otras actividades y que definitivamente no era ese el aspecto que nos unía, a pesar de que así hubiera empezado lo nuestro.
Después compré un par de helados y nos sentamos en una banca a comerlos mientras veíamos a la gente que pasaba. Empezamos a contarnos anécdotas de nuestra infancia y nos reíamos como un par de niños, de repente se puso seria y triste, puse mi mano sobre su rostro y le acaricié su mejilla con mi dedo pulgar.
– ¿Qué te sucede corazón? – pregunté preocupado.
– Me acordé de la última vez que mis padres me llevaron a andar en bicicleta.
– ¿Quieres contarme?
– Sí, tenía cinco años y apenas había aprendido a sostenerme sin las ruedas de soporte, Charlie fue a comprar unas paletas y Renée se distrajo porque un hombre le preguntó la hora, yo tomé demasiada velocidad y no pude frenar así que me estampé contra un árbol, me abrí la ceja y me fracturé la muñeca, me puse a llorar y a pesar de eso y del dolor me di cuenta como ellos discutieron y se reprocharon el uno al otro por no estar atentos en mí, tres días después Renée me dijo que Charlie ya no viviría con nosotros, todavía lo recuerdo bajando las escaleras cargando una maleta, me abrazó y me aseguró que me quería y que eso no tenía nada que ver conmigo, aunque en ese momento yo pensaba que sí, las cosas ya no volvieron a ser iguales, Renée se volvió amargada hasta que años después conoció a Phil, su esposo actual, entonces empezó a comportarse como una adolescente y por eso decidí irme a vivir con Charlie, a quien sólo había visto cada quince días los años que viví con ella.
La abracé fuertemente, ella hundió su cabeza en mi pecho y empezó a sollozar, le acaricié su espalda, me afligía tanto verla así, no tenía idea de cómo había sido la separación de sus padres y debió haber sido terrible para ella pensar que tenía la culpa, cuando en realidad había sido porque se les acabó el amor de pareja, tal vez por un mutuo descuido.
– También por eso tengo miedo, no quiero pasar por lo mismo Edward, no quiero tener que explicarle el día de mañana a mis hijos porque su padre y yo no estamos juntos, no quiero ser juzgada ni tener una familia rota.
– Mi amor, a nosotros no nos va a pasar lo mismo – le aseguré separándome para tomar su rostro entre mis manos – nunca permitiré que nuestra relación se enfríe, te conquistaré día a día durante toda la vida, aunque tenga 80 años, siempre te voy a cuidar y a amar.
– Yo también a ti – puso su mano sobre mi mejilla – ayer tuviste tanta razón al decirme egoísta, una relación es de dos y ambos tienen que poner de su parte para que funcione, he sido una tonta todos estos días, exigiéndote cosas que no debía, imponiéndote reglas absurdas sólo por justificar mis temores y tú sí has sido un santo, aceptando sin chistar mis idioteces, hasta que ayer logré sacarte de tus casillas y con toda la razón del mundo.
– No son tan absurdas tus reglas, sólo la tercera, esa sí lo es y mucho – ella se rió y me sentí feliz de haber logrado ese objetivo – tú tuviste mucha razón al pedir sinceridad, te había ocultado muchas cosas, también por miedo, sé muy bien que invadí tu privacidad, que hice cosas nada honorables como hurgar en un celular que no era mío, propiciar “encuentros casuales”, como si fuera un mafioso y en cuanto a los celos, era más que justo que me pidieras que no tuviera esos ataques.
– Yo tampoco debí haber tenido el de ayer, las reglas eran para ambos y yo la rompí.
– Ya te penalizaré por eso – dije con una sonrisa.
– Y con justa razón, aceptaré el castigo que me impongas.
– Cuando lo decida te lo haré saber.
Le besé la frente, la nariz, la comisura de sus labios y luego nos unimos en un beso apasionado, el estruendoso ruido de un trueno hizo que rompiéramos el beso y Bella se aferró a mí como si de un salvavidas se tratara.
– Tranquila corazón, no pasa nada, ¿por qué te asusta la lluvia?
– Después de que Charlie se mudó, una noche empezó a llover muy fuerte, me asustó el ruido que hacía el agua al golpear la ventana, así que me levanté y corrí a la recámara de Renée pero no estaba, la busqué por toda la casa y no la encontré, no había luz y al subir las escaleras corriendo se me dobló el pie y me caí, no supe cuanto tiempo me quedé tirada en el suelo ni cuando me encontró Renée, sólo recuerdo haber despertado en el hospital y cada que llueve me acuerdo de esa noche, jamás me he sentido tan sola como aquella vez.
– Yo nunca te voy a dejar sola y ahora te voy a demostrar lo divertida que puede ser la lluvia – dije levantándome de la banca y tendiéndole la mano.
– ¿Qué tienes en mente?
– Confía en mí, sólo déjate llevar.
Me sonrió nerviosa y tomó mi mano, la ayudé a levantarse y tomamos las bicicletas para entregarlas, toda la gente empezó a correr para cubrirse, apenas caían unas ligeras gotas y poco a poco se fueron intensificando hasta convertirse en un gran aguacero, Bella se aferraba a mi mano que la tenía entrelazada a la suya, le pedí que cerrara los ojos y respirara profundamente, temerosa lo hizo, pero fui notando como se relajaba hasta que conseguí soltarme, entonces me eché a correr y le grité que me alcanzará, se quedó parada unos minutos observándome, así que me detuve, extendí los brazos y levanté mi cara al cielo, sentí como la ropa se me pegaba al cuerpo por lo mojada que ya estaba y de pronto los brazos de Bella me rodearon por la cintura, entonces la miré, tenía su cabello completamente empapado y una parte caía sobre su rostro, se lo retiré y luego la besé intensamente.
Después de unos minutos nos separamos y nos echamos a correr tomados de la mano, Bella sonreía y yo junto con ella, caminamos rumbo a su departamento, en una esquina se había formado un charco y brincamos en él, como si fuéramos dos niños pequeños, realmente nos estábamos divirtiendo, esa era la mujer de la que me había enamorado, atrevida, decidida a seguir sus impulsos, al fin estaba superando sus miedos y era muy gratificante poder contribuir con ello.
Llegamos a su departamento hechos una sopa, de inmediato nos quitamos la ropa y nos metimos a bañar, le lavé todo su cuerpo y luego ella a mí, algo que se estaba convirtiendo en un ritual entre ambos. Salimos y nos vestimos, después ordenamos una pizza, cuando terminamos de comer vimos una película en la televisión y más tarde le conté otro episodio de mi vida.
– ¿Así que Jennifer supo de lo nuestro desde el desfile de Alice?
– Sí –respondí acariciando su mano.
– ¿Ella sabía lo de la sociedad a la que pertenecías?
– No, eso no se lo conté a nadie.
– Bueno, no era algo como para alardear.
– En efecto, sin embargo, es lo mejor que me pudo pasar en la vida, porque me llevó a ti – aseguré poniendo mi frente pegada a la suya.
Su respuesta fue besarme con pasión y dulzura, se sentó sobre mi regazo y empezó a besar mi cuello, logrando encender mi cuerpo.
– Bella, dijiste que no más pruebas.
– Esto no es una prueba – aseguró mirándome a los ojos.
– ¿Estás pretendiendo romper otra regla? – pregunté arqueando una ceja.
– No la estaría rompiendo… al 100%, no lo haremos en sí, sólo… – respondió sonrojada.
– El oral también es sexo, Bella – le aclaré sonriendo.
– Déjame retribuirte tu comprensión, tu paciencia y tu sinceridad.
– No necesitas hacerlo.
– Claro que sí, has sido demasiado bueno conmigo y yo demasiado egoísta contigo, yo también debo poner de mi parte para que esto funcione, no tiene porqué haber más reglas entre nosotros.
– ¿Estás segura?, aún no terminó de contarte toda la historia.
– Estoy segura, lo que sigue ya lo conozco, casi en su totalidad, ahora déjame hacerte feliz – dijo acariciando mi mejilla.
– No quiero que después te arrepientas, Bella.
– No lo haré, olvida las reglas, ya me has demostrado suficiente, es hora que yo lo haga también, te amo Edward y quiero comprobártelo.
– Yo también te amo, muchísimo.
Me sonrió y volvió a apoderarse de mi cuello, besándolo, lamiéndolo y succionándolo al tiempo que metía su mano por debajo de mi polera para acariciar mi torso, yo eché la cabeza hacia atrás, mientras sentía como el calor me iba invadiendo. Bella me quitó la polera y comenzó a lengüetear uno de mis pezones, un jadeo brotó de mis labios, había echado tanto de menos sus caricias, mi cuerpo la necesitaba con urgencia, sentía como el pantalón se volvía una cárcel para mi miembro. Puse las manos sobre la espalda de Bella, pero se separó.
– No, esto es sólo para ti – reiteró mientras enlazaba sus manos con las mías.
Con sus labios y su lengua fue recorriendo cada centímetro de mi abdomen en tanto mi respiración se elevaba hasta el cielo y el pantalón se había convertido en un verdadero estorbo.
– Bella… ya no… soporto – dije con dificultad.
Sonrió de forma traviesa y soltó mis manos para desabrochar finalmente el pantalón y liberar mi miembro que sentía punzar. Se lamió los labios al verlo y lo tomó con una mano, comenzó a deslizarla hacia arriba y hacia abajo, acariciando la punta con la yema de sus dedos, lo que provocó que mis gemidos se intensificaran, sentí su cálida lengua recorrerlo a todo lo largo sin dejar de acariciarlo con su mano, entonces no pude evitar tomar su cabeza entre mis manos, Bella comprendió mi movimiento y lo próximo que sentí fue su boca absorbiendo mi erección, el grito de placer no se hizo esperar y ella continuó devorándome de una manera exquisita, acariciándome a la par, proporcionándome un mayor placer, yo no podía parar de gemir ante lo que me estaba haciendo y llegó un momento en el que ya no pude controlarme y comencé a mover mi pelvis para conseguir aún más placer, de pronto sentí que estaba a punto de llegar y se lo hice saber a Bella que retiró su cara y siguió acariciándome hasta que terminé.
– Te amo Edward – exclamó y me besó en los labios.
– Yo también te amo, no tenías que haber hecho esto.
– Sí tenía, sé que no me engañarías, pero tampoco debo orillarte a hacerlo.
– Ilusa, ya te dije que mi cuerpo no responde a otras.
– No debo tentar a la suerte, te quiero sólo para mí.
– Ya me tienes.
– Y debo de dar gracias y cuidarte, voy a lavarme las manos.
Esa noche me quede a dormir de nuevo con ella, el domingo no salimos, la ayudé a recoger el departamento mientras ella lavaba la ropa, comimos sándwiches y por la tarde le conté más de mi historia, se sorprendió de la solidaridad de Jennifer y se avergonzó por pensar mal de ella, la emoción la embargó cuando me escuchó decir lo de la diferencia entre el sexo y hacer el amor así que me besó apasionadamente.
Esa noche sí me fui a mi departamento porque al día siguiente tenía una junta muy temprano, pero no pude dormir bien porque la garganta me empezó a arder, la lluvia hizo estragos en mí y me dio una fuerte gripa, Bella me estuvo cuidando y también cayó enferma, esos días terminé de contarle mi historia, al fin ya lo sabía todo, se habían acabado las mentiras y lo único que restaba era seguir viviendo el día a día juntos.
Finalmente ambos estábamos sanos, así que prepararía algo muy especial para pasar la noche después de tantos días de abstinencia, sólo esperaba que ella tuviera las suficientes fuerzas para aguantarme el ritmo.
Fragmento de la canción: You will never find another love like mine.
Intérprete: Michael Bublé.
Traducción: Anne Hilldweller.
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18)
ME ENCANTA Y ESO DE QUE BELLA CUIDARA EDWARD DURANTE EL TIEMPO EN EL QUE ESTUBO ENFERMO Y APROBECHA Y YA SABE TODO DE EL Y TAMBIEN ME ENCANTA LA INSEGURIDAD DE BELLA ASI SIEMPRE VA TENER PRENDIDA LA VELA DE LA PASION Y DEL AMOR PARA NO PERDERLO BUENO ESPERO EL SIGIENTE CAPITULO CON ANCIAS HASTA PRONTO LES DEJO MUCHOS BESITOS :
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
Capítulo 20:
Sexo con amor
Aquí, entre tus brazos, encuentro mi paraíso
Mi única oportunidad para la felicidad
Y si te perdiera ahora, creo que moriría
Oh, di que siempre serás mi nena
Podemos tomar el por siempre
Sólo un minuto a la vez
Sé que en mil años
Me enamoraría de ti otra vez
Esta es la única manera
En la que deberíamos volar
Es el único camino para andar
Más que una mujer para mí
Sexo con amor
Aquí, entre tus brazos, encuentro mi paraíso
Mi única oportunidad para la felicidad
Y si te perdiera ahora, creo que moriría
Oh, di que siempre serás mi nena
Podemos tomar el por siempre
Sólo un minuto a la vez
Sé que en mil años
Me enamoraría de ti otra vez
Esta es la única manera
En la que deberíamos volar
Es el único camino para andar
Más que una mujer para mí
Abrí la puerta del departamento y me topé con Jennifer, quien de inmediato se rió al verme con el delantal puesto, yo la miré serio y cambió su expresión, me dio un beso en la mejilla y entró.
– Que rico huele, ¿qué preparas? – preguntó mientras cerraba la puerta.
– Ravioles entre otras cosas – dije serio.
– ¿Para qué quieres tantas rosas? – inquirió al mirar los cinco enormes ramos que estaban sobre la mesa – ah ya sé, Bella, ¿aún no te perdona?
– Si no te hubieras desaparecido tanto tiempo ya sabrías esa respuesta – respondí caminando a la cocina.
– Uy, discúlpame por tener una vida, que humorcito, todavía te tiene a dieta, ¿verdad?
– ¿Hasta cuándo pensabas decirme que con quien estás saliendo es Jacob Black? – pregunté ignorando su comentario.
– ¿Cómo sabes eso? – exclamó extrañada.
– Porque hace varios días los vimos en el cine, pero estaban tan acaramelados que ni cuenta se dieron que Bella y yo estábamos ahí.
– Esto era lo que quería evitar, tus reclamos, quería que estuvieras listo para comprender la situación.
– ¿Comprender?, ¿de casualidad sabes que engañaba a Bella con una de sus supuestas mejores amigas?
– Sí lo sé, él mismo me lo contó, pero eso no tiene nada que ver conmigo, su relación con Bella ya había caído en la monotonía, tan es así que ella también tenía otra persona, ¿no es así?
– No es lo mismo Jennifer, yo no era su mejor amigo, ni el engaño fue tan prologando y si las cosas se dieron conmigo y Bella fue por el descuido de él.
– Pero eras su cliente y te fingiste su amigo sólo para bajarle a la novia, ¿por qué tú a ella sí la justificas?, ¿ella no lo descuido también?, sabes muy bien que una relación es de dos, no toda la responsabilidad fue de Jacob.
– Puede ser, pero él fue quien empezó con la infidelidad.
– ¿Y por qué tú sí puedes pasar por alto que Bella haya sido infiel y yo no puedo hacer lo mismo con él?
– Ya te dije que fueron otras las circunstancias.
– ¿Cuáles otras Edward?, estaban dentro de la misma relación y tuvieron los mismos motivos para hacerlo, la única diferencia fue la forma en que se dieron las infidelidades y por favor, no me hagas decirte algo de lo que después me arrepienta.
– Vaya que te tiene loquita, lo defiendes más que a tu hermano.
– ¿Y tú no estás loco por Bella?, no seas injusto Edward, yo tengo el mismo derecho que tú de salir con quien me sienta a gusto y me haga reír y me complemente, no podemos juzgar a las personas por su pasado, todos nos quedaríamos solos al final, como dicen, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
– Está bien, haz lo que quieras con tu vida.
– Sólo te voy a decir una cosa Edward, todos tenemos derecho a equivocarnos, de los errores es de donde se aprende, así que todos merecemos una segunda oportunidad, ojala lo entiendas, luego nos vemos.
Jennifer salió de la cocina y me quedé pensando en sus palabras, tenía, pero me preocupaba el hecho de que la hicieran sufrir una vez más, su vida amorosa no había sido la más optima y deseaba que al fin encontrara a alguien que la valorara y la hiciera feliz, como se lo merecía, sólo esperaba que otra vez no se equivocara.
Hice los últimos preparativos en el departamento y después salí para ir por Bella al suyo. La vi salir de su edificio y sonreí, no hacía tanto frío para que se hubiera puesto un abrigo. Subió al auto y me besó en los labios, me sonrió coqueta y se acomodó en su asiento, arranqué y de pronto puso su mano sobre mi pierna y la fue subiendo lentamente hasta posarla sobre mi miembro que empezó a frotar encima del pantalón.
– Bella, ¿qué estás haciendo? – pregunté sorprendido y a la vez fascinado.
– Ya no puedo esperar más Edward, te necesito demasiado – respondió mordiéndose el labio – esta vez no traigo pantalón – agregó lamiéndose los labios y pasando sus dedos entre el abrigo para desabrochar el primer botón.
– Estás insinuando que… – dije mientras sentía como mi miembro se endurecía.
Me respondió con una sonrisa sensual en tanto tomaba mi mano de la palanca de velocidades para ponerla sobre su pierna, la fui subiendo haciendo a un lado el abrigo y entonces me di cuenta que era lo único que traía puesto encima de la ropa interior, definitivamente esa era la actitud que adoraba de ella. Desabrochó otro botón y me dejó ver el nacimiento de sus senos, estaba tentándome demasiado, no lograríamos llegar a mi departamento si seguía así. Un semáforo se puso en rojo y se acercó a mí.
– Edward hazme el amor ahora, no soporto más tiempo sin sentirte dentro – susurró en mi oreja después de lamerla y me enloqueció por completo.
Di una vuelta vertiginosa que hizo rechinar las llantas y ella se rió, manejé unas cuadras hasta que encontré mi objetivo, un callejón oscuro, de inmediato me estacioné ahí y apagué el auto. Hice el asiento hasta atrás y Bella se sentó sobre mí con sus piernas a mis costados, nos besamos con urgencia, nuestras lenguas parecían estar en una batalla campal mientras Bella se desabrochaba el abrigo por completo, con la mirada comprobé lo que mi mano había notado, únicamente traía un sensual conjunto de ropa interior, era de encaje color negro que enmarcaba de forma magistral su figura. Me sonrió, llevó sus manos a los lados de su tanga, hizo un movimiento y ésta se abrió dejándome ver la entrada de su paraíso.
– Esta vez sí vine preparada – musitó lengüeteando el lóbulo de mi oreja.
– Eso veo, me fascina que seas así de traviesa.
– Tú lo provocas.
Presurosa me desabrochó el pantalón mientras yo hacía lo mismo con su sostén para comerme sus pezones endurecidos. Puso una de sus manos sobre mi miembro y lo dirigió a la entrada de su centro y sin decir más se lo devoró en un solo movimiento en tanto emitió un gritito al sentir como la llenaba, comenzó a moverse en círculos de manera suprema y me mordía los labios, yo tenía mis manos sobre sus nalgas y se las apretaba, me ofreció su cuello y se lo succioné al tiempo que empezó a subir y bajar provocando un exquisito roce de mi miembro y su muy húmeda cavidad.
– Te extrañé tanto Bella – exclamé con la voz entrecortada.
– Yo también a ti, no tienes idea de cuánto deseaba este momento – aseguró lamiéndome los labios.
– No creo que más que yo – aclaré mordiéndole el labio inferior.
Aceleró sus movimientos, apoyando sus manos en el respaldo, a los lados de mi cabeza, los vidrios estaban completamente empañados y nuestros gemidos inundaban el ambiente, nos besamos casi con furia mientras ella incrementaba más la velocidad hasta que segundos después ambos llegamos al orgasmo. Se quedó quieta, con su frente pegada a la mía, sus ojos brillaban llorosos por el placer y puso sus manos sobre mis mejillas.
– Te amo tanto Edward, gracias por este momento, ha sido maravilloso.
– Yo también te amo y las gracias te las doy yo a ti por hacerme tan feliz.
Me sonrió sobre mis labios y luego me besó apasionadamente, yo la abracé atrayéndola más hacia mí, si acaso eso era posible mientras acariciaba la tersa piel de su espalda. Rompimos el beso para tomar aire y después se pasó al asiento del copiloto, nos ordenamos las ropas y después encendí al auto y me puse en marcha rumbo a mi departamento, la noche apenas estaba empezando.
Me estacioné en mi lugar acostumbrado y luego la ayudé a bajar, entrelazamos las manos y caminamos hacia el ascensor, un par de ancianos también lo estaban esperando y nos saludaron. Subimos los cuatro y ellos bajaron en el segundo piso, mi departamento está en el noveno así que Bella y yo seguíamos subiendo, nuestras miradas se cruzaron un instante y eso bastó para que ambos levantáramos la mano al mismo tiempo y apretáramos el botón para detener el elevador.
Nos besamos desesperadamente en tanto nuestras manos se deshacían de nuestras prendas, el abrigo cayó al suelo igual que mi camisa, seguidos por mi pantalón y mi bóxer. Bella lamía mi torso al tiempo que deslizaba su mano a lo largo de mi dureza, yo terminé de desnudarla y llevé dos de mi dedos a su intimidad, ella me mordió un pezón al sentir como la invadían, con su lengua fue subiendo hasta llegar a mi cuello que mordisqueó, yo la tomé de las nalgas y ella me rodeó con sus piernas, entré en su centro y comencé a moverme presurosamente en tanto ella se aferraba a mi espalda y susurraba mi nombre acompañado de suaves gemidos que aumentaban de volumen a medida que yo incrementaba la velocidad de mis embestidas. Entrelacé mis manos a las de ella y las puse a los costados de su cabeza, sobre la esquina en la que nos encontrábamos, me moví con urgencia, estábamos a punto de llegar y cuando yo lo hice no pude contener el impulso y mordí el hombro de Bella que gritó.
– Perdóname, no quise lastimarte – exclamé avergonzado aún con la voz retorcida.
– Tranquilo, no me has lastimado – aseguró absorbiendo mi labio inferior en su boca.
– Me vuelves loco.
– Tú me tienes loca desde el primer instante que te vi, te amo.
– Yo también te amo.
Nos besamos y después nos vestimos, terminamos de subir los pisos que nos faltaban y finalmente llegamos a mi departamento, Bella se quedó boquiabierta al ver el camino de pétalos de rosa, lo siguió y llegó hasta el jacuzzi de mi habitación, que estaba rodeado de velas que fui encendiendo poco a poco, cuando terminé abrí la llave del agua para que se llenara, me acerqué a ella y la abracé.
– Edward, todo esto es tan hermoso – exclamó emocionada rodeándome por el cuello con sus manos.
– Quería que esta noche fuera muy especial, diferente.
– Contigo todas las noches son especiales y diferentes.
– Tendré que seguir esforzándome.
Le di un corto beso en los labios y después tomé el recipiente que tenía pétalos y los eché sobre el jacuzzi, luego vacié un poco de jabón y por último destapé el champagne y lo serví en dos copas, le ofrecí una y le di otro beso.
– Por nosotros, que nunca se nos termine el amor ni la pasión – dije chocando su copa.
– Que estemos juntos toda la vida y más allá de ella, te amo.
– Te amo corazón.
Nos bebimos el líquido y después nos besamos apasionadamente, me separé para cerrar la llave y al girarme Bella ya estaba completamente desnuda, me maravillé mirándola y vi una vez más el parche anticonceptivo que empezó a usar después de aquella vez que pensó estar embarazada, mi niña aún no estaba lista para ser mamá, pensaba que aún era muy joven para eso, luego de contarme la historia de sus padres entendí que lo que en realidad tiene es miedo de serlo y de fallar, ya le demostraré yo con el tiempo que será una labor que no hará sola, yo la ayudaré y juntos seremos los mejores padres, como lo han sido los míos.
– ¿En qué piensas? – preguntó caminando sensualmente hacia mí.
– En todo lo que te amo… y lo que te amaré más cuando el fruto de nuestro amor empiece a crecer dentro de ti – respondí acariciándole su abdomen.
– ¿De verdad quieres un hijo?
– Sí – aseguré acariciándole la mejilla – en un futuro, cuando ambos estemos listos.
– ¿Qué te parece un par de años?
– ¿Es una promesa?
– Es un plan de vida, creo que es tiempo suficiente para consolidar nuestra relación, además quiero seguir preparándome en el ámbito profesional, pero ya hablaremos de eso más tarde – lamió mis labios – ahora disfrutemos el presente – agregó abriendo mi camisa con tal fuerza que los botones salieron volando.
Fue lamiendo mi abdomen y subió hasta llegar a mi cuello, me quitó la camisa por completo y me besó frenéticamente mientras desabrochaba el pantalón para luego reírse sobre mis labios y se metió al jacuzzi. Yo le sonreí, terminé de desnudarme y entré con ella, serví un poco más de champagne y lo bebimos cruzando nuestras copas, después nos besamos y el licor de sus labios me supo mucho más rico. Bella acariciaba mi espalda en tanto yo hacía lo mismo con sus senos mientras nos mirábamos sin decir nada, volvimos a besarnos apasionadamente en tanto nuestras manos se deslizaban hacia nuestros sexos que cuando estuvieron listos volvimos a unir, esta vez no tratamos de ser silenciosos, al fin estábamos solos completamente, sin peligro a que alguien nos descubriera y nuestros gemidos eran bastante audibles debido a las magníficas sensaciones provocadas por la fusión de nuestros cuerpos hasta que llegamos al orgasmo una vez más.
Salimos del jacuzzi, nos secamos, nos colocamos una bata, apagamos las velas y después nos dirigimos al comedor, puse uno de mis cd’s favoritos, Carmina Burana, Bella se quedó sorprendida y me comentó que a ella también le gustaba. No me dejó servir la cena, me dijo que yo ya había hecho suficiente con prepararla, así que mínimo a ella le tocaba servirla y lavar los platos, acepté su propuesta y cenamos, nuestras miradas decían más que mil palabras y nos acariciábamos las manos.
Una vez que terminamos de cenar, caminamos a la recámara y volvimos a amarnos, recorrí el cuerpo de Bella con las yemas de mis dedos, con mi lengua, con mis labios, incluso mis dientes se clavaron en algunas partes. Bella estaba acostada boca abajo, yo estaba tan excitado que la hice hincarse y apoyarse con sus manos sobre la colcha, empecé a frotar en medio de sus nalgas y después introduje mi dedo, Bella lanzó un pequeño grito, entonces saqué y metí mi dedo varias veces, hasta que ya no pude aguantar más y lo sustituí por mi miembro, ambos gritamos y fui moviéndome acompasadamente en tanto mi dedo acariciaba su clítoris, vi como se aferraba al edredón y gemía como nunca antes lo había hecho, yo seguí con mis movimientos en tanto vociferaba cuanto me fascinaba aquel exquisito roce en esa parte tan estrecha de su anatomía. Emití un grito casi inhumano cuando alcancé el orgasmo, luego salí de aquel paraíso que era la misma gloria y seguí frotándole su centro con mi dedo hasta que sentí que ella llegó también.
Caímos rendidos sobre la cama, nos besamos y no supe en qué momento nos quedamos dormidos con nuestros cuerpos entrelazados. No sé cuánto tiempo pasó, de repente, aún dormido, empecé a sentir que mi miembro se endurecía, aunque no era la típica erección matutina, así que desperté y al abrir los ojos me di cuenta que Bella se lo estaba comiendo, una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro, me apoyé en los antebrazos para enderezarme un poco y disfrutar de ese maravilloso espectáculo. Se dio cuenta que había despertado por mis gemidos, sonrió sobre la punta de mi miembro y después de lamerlo volvió a sumergirlo en su boca, me dejé caer sobre la cama, la deliciosa sensación recorría todo mi cuerpo.
Bella se detuvo para subir en mí, introduciéndose mi miembro en su húmeda y cálida intimidad. Se apoyó sobre mi pecho y comenzó a moverse hacia arriba y hacia abajo, tratando de mitigar el fuego que la consumía, enloqueciéndome a mí que acariciaba sus muslos. Intensificó sus movimientos, entonces la tomé y la hice girarse, quedando debajo de mí, le sonreí y la besé embistiendo en ella con fuerza, después enterré mi cabeza en su cuello e hice los últimos movimientos que nos llevaron al éxtasis total.
– Que delicioso despertar – dije sobre sus labios.
– Buenos días mi vida – respondió con una amplia sonrisa.
– Muy buenos días corazón, así ni siquiera dan ganas de levantarse de la cama.
– No tenemos a que levantarnos, podemos quedarnos aquí… te recuerdo que alguna vez me dijiste que podrías tener sexo conmigo todo el día… ¿qué tal si hoy es ese día?
– ¿Estás segura de lo que estás pidiendo?
– Sí, yo también estuve en abstinencia el mismo tiempo que tú, te amo.
– Yo también te amo… mi desconocida favorita.
– Ya no somos desconocidos, no reglas entre nosotros nunca más.
– Yo diría que sí Bella… sólo una – aseveré quitándole un mechón de su rostro.
– ¿Cuál? – preguntó desconcertada.
– Amarnos para toda la vida.
– Esa no es una regla, es un regalo, un placer infinito… te amo Edward Cullen, te amo con todo mi corazón y mi alma, como jamás había amado a nadie, de eso puedes estar completamente seguro.
– Tú también debes estar segura que te amo como a nadie y, si me dieran a elegir una vez más, sin ninguna duda te elegiría de nuevo y no cambiaría nada de nuestra historia, porque es única e irrepetible, te amo Isabella Swan, mi Isabella, aunque no te guste que te digan así.
Me sonrió y me besó apasionadamente. Ese era el inicio de una nueva vida juntos; sin reglas, sin mentiras, sin temores; únicamente amándonos, entregándonos el uno al otro sin pudor, sin tabúes; experimentando, creando, innovando el arte de amar; sin complejos, ni ataduras; libres para amarnos hasta el final de nuestros días, esa sería nuestra única regla de hoy en adelante, la única que seguiríamos sin romper, porque nuestro amor es inmenso, la mezcla perfecta de ternura y sensualidad, amor con sexo y sexo con amor, una verdad innegable.
Fragmento de la canción: More tan a woman.
Intérpretes: Bee Gees.
Traducción: Anne Hilldweller.
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
no sabes lo buena q es tu historia, como suceden las cosas, los acontecimientos , me encanta como escribes amiga, que decir de este capitulo, bueno q me encantaria estar asi con Rob jejeje
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18)
simplemente sin palabras me encanta pero como que preciento que llega el fina y no me gusta quiero mas bueno este capitulo en especial me encanto todo o que Edward preparo pa Bella y todo para desmostrarle cuanto la ama bueno espero el siguiente capitulo con ancias hasta pronto
bye
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
Hola, mil gracias por seguir comentando, aquí les dejo el siguiente
Eran 11:55 de la noche, estaba sentada en el banquillo pegado a la ventana viendo caer la lluvia, no podía evitar recordar aquella tarde que Edward y yo danzamos debajo de ella, él ahora no estaba conmigo, tenía una semana en Londres supervisando los últimos detalles para la inauguración del nuevo hotel. Este departamento no es lo mismo sin él, sin nuestros juegos, nuestras pláticas o simplemente estando abrazados sin decir nada, mi corazón se oprime al pensar que estuve a punto de perderlo por mis inseguridades, afortunadamente todo se resolvió y ahora somos los más felices.
Estos meses a su lado han sido maravillosos, a veces tenemos nuestras diferencias y discutimos, no todo es miel sobre hojuelas, pero siempre las reconciliaciones son lo mejor, no podemos estar mucho tiempo enojados, hemos aprendido lo que le molesta al uno del otro y tratamos de evitarlo, aunque claro, no hay parejas perfectas.
Han pasado varios acontecimientos en estos meses, Jennifer y Jacob ya son novios, los dos están muy enamorados y eso me da mucho gusto, como también el haber podido conservar la amistad de él, ya hasta me ha hablado de sus planes de boda con ella, sin duda ha crecido como ser humano. Finalmente Edward ha aprendido a sobre llevarlo, sigue sin ser su persona favorita, pero al menos podemos salir los cuatro y se siente un ambiente agradable, se ha dado cuenta que su amor por Jennifer es auténtico y que ella es sumamente feliz a su lado. Ella y yo nos hemos convertido en grandes amigas y salimos juntas de compras o a tomar café.
Mi queridísimo cuñado Emmett ya es papá de dos hermosos gemelos, una niña que llamaron simplemente Rose y un niño que lleva por nombre Kellan, así que Rosalie se alejó del modelaje para dedicarse a ellos, jamás imaginé que tomara esa decisión, pero ella misma me dijo que lo que más había anhelado en el mundo era ser madre y ahora que al fin se había cumplido ese sueño, lo sería de tiempo completo.
El sonido del celular me sacó de mis pensamientos, miré el reloj y justo era medianoche, ¿quién podría llamarme a esa hora?, sonreí feliz al darme cuenta que era Edward, pero, ¿qué hacía despierto tan temprano?, en Londres eran las cinco de la mañana.
– Hola mi amor – respondí sonriente.
– ¡Feliz cumpleaños corazón! No pensaste que se me olvidaría, ¿verdad?
– No, pero tampoco esperaba que me felicitarás tan temprano.
– Quería ser el primero, te amo y te deseo lo mejor del mundo.
– Ya lo tengo, justo hace un año lo encontré.
– Ah, ¿sí? – preguntó fingiendo una voz de sorprendido.
– Sí, fue el mejor regalo de cumpleaños que había recibido hasta ese momento.
– Uy, creo que tengo problemas entonces, para superarlo.
– No tienes nada que superar, el que estés conmigo es más que suficiente, aunque ahorita te encuentres en Londres.
– Sabes muy bien que a mi regreso festejaremos en grande, así que ve tomando vitaminas, mi vida.
– Claro, es lo que hago desde que me diste tu tip.
– Tengo que colgar cariño, feliz cumpleaños y te veo después, recuerda que te amo.
– Gracias por la felicitación, yo también te amo y mucho, te mando miles de besos.
– Yo te mando millones.
Me dormí abrazada a Tony, el oso que me regaló, era lo que siempre hacía cuando Edward no estaba conmigo, de esa manera lo sentía junto a mí. Me levanté después que sonó el despertador y me metí al baño, me miré al espejo después de terminar de bañarme, quité el vapor con la mano y sonreí ante mi reflejo, mi vida había cambiado significativamente el último año, tenía un hombre maravilloso a mi lado, prácticamente vivíamos juntos, me habían promovido en mi trabajo y estaba estudiando una maestría, me quedaba poco tiempo libre y lo disfrutaba al máximo con Edward, aunque al parecer mi mala suerte no había terminado del todo porque este cumpleaños volvería a pasarlo sola, quizá llamaría a Kate para que cenáramos juntas.
Al salir del baño me quedé boquiabierta al ver varios globos flotando por la habitación, unos decían Feliz Cumpleaños y otros Te Amo, me llevé las manos al pecho, conmovida por ese gesto, volteé hacia la puerta y ahí estaba él, con otro enorme oso blanco con moños lilas en las orejas.
– ¡Feliz Cumpleaños amor mío!, no habrías creído que te iba a dejar sola este día, ¿verdad?
– No… bueno, me dijiste que volvías pasado mañana.
– Te quería sorprender, mira, encontré la pareja para Tony – señaló mostrándome a la osa de peluche – ya no estará más solo, ya siempre tendrá compañía, como tú, mi vida – agregó dejando el regalo sobre la cama.
Yo corrí a abrazarlo y nos besamos apasionadamente, lo tumbé sobre la cama y me senté sobre él con mis piernas a sus costados, me quité la toalla lentamente mientras él me miraba y sonreía, después empecé a besarle el cuello, emitió un suave gemido y subí hasta su oreja, exhalé sobre ella y luego mordisqueé el lóbulo.
– Bella, mi amor, el cumpleaños es tuyo, a mí me corresponde darte tu regalo, no tú a mí – exclamó de repente obligándome a bajar de él y se levantó de la cama.
– Tú eres el regalo que quiero – objeté haciendo un puchero – hace una semana que no te tengo y me haces mucha falta.
– Yo también te necesito y te deseo, pero, ahora no tenemos tiempo para eso, ya llegará la noche, ten paciencia – aseguró guiñándome un ojo.
– Cierto, tengo que ir a trabajar – recordé y me puse de pie.
– No, hoy no irás, hablé con tu jefe y te dio el día.
– ¿Cómo lo convenciste? – pregunté sorprendida, Alex era más estricto que Scott.
– Soy muy persuasivo, tú no te preocupes, cámbiate para ir a desayunar, hice una reservación para dentro de una hora.
– ¿En dónde?
– Ya verás, date prisa, este día sólo estaremos tú y yo.
Me acerqué y le di un pequeño beso en los labios, después me vestí rápidamente y salimos del departamento, manejó a toda prisa al aeropuerto, yo lo miré sorprendida cuando vi que nos dirigíamos ahí y que entraba al estacionamiento, me acarició la mejilla y después se bajó y me abrió la puerta del auto. Subimos a un helicóptero pero no me dijo adónde nos dirigíamos, insistía en que era una sorpresa.
Al llegar me di cuenta que estábamos en Miami, un chofer ya nos estaba esperando y nos llevó a su casa, caminamos a la terraza y estaba una mesa puesta para dos personas, yo no podía estar más emocionada, lo abracé y lo besé apasionadamente. Sobre la silla había un hermoso vestido azul y fui al baño a ponérmelo, después desayunamos y más tarde caminamos por la playa con nuestras manos entrelazadas, nos metimos al mar y luego regresamos a la casa y estuvimos un rato en la alberca, compartimos muchos besos y abrazos, pero sin llegar a más, sólo estaba haciendo que mi deseo por él aumentará.
Nos bañamos y comimos en un precioso restaurante, después nos dirigimos de nuevo al aeropuerto y de ahí a mi departamento. En la puerta del edificio me dijo que había olvidado comprar unas cosas, que me adelantara, le di un corto beso y subí. Me di cuenta que tenía varios mensajes en la contestadora y los escuché, no podía creer que los Cullen tuvieran esos detalles, cada uno de ellos había llamado para felicitarme, incluidos Jasper y Rosalie, quien me dijo que Rose y Kellan también me mandaban felicitaciones, no sólo había encontrado el amor, había encontrado una familia maravillosa, aunque me dolía el distanciamiento con mis padres, sólo esperaba que algún día mi relación con ellos mejorara.
Escuché que mi celular sonó y lo saqué de mi bolso, no tenía registrado ese número y un tanto desconfiada contesté.
– ¿Estás libre esta noche? – escuché la hermosa y aterciopelada voz de Edward.
– No, estoy esperando a mi novio para ir a cenar – respondí siguiéndole el juego.
– Déjalo plantado, te aseguro que te divertirás más conmigo – dijo en un tono sensual.
– Sé que no debo dar detalles, pero, lo estoy esperando para que me dé mi regalo de cumpleaños.
– Yo te puedo dar uno mucho mejor, te va a encantar y hasta vas a pedir más.
– Me estás tentando demasiado – dije mordiéndome el labio inferior.
– Y no te vas a arrepentir, te haré tocar el cielo las veces que quieras, hasta que ya no puedas más.
– ¿Seguro?, porque ahora mismo estoy que ardo, mi novio se dedicó a… incitarme todo el día y… ya te imaginarás como estoy – exclamé exhalando sensualmente.
– Yo puedo apagar ese fuego, sé que terminarás pidiendo más y más.
– ¿Dónde te veo?
– En el bar del hotel Rose Imperial, en media hora – colgó sin decir más.
Sonreí mientras miraba el celular, esa misma escena se había repetido un año atrás, sólo que un poco diferente, yo lo había llamado y él me había citado en ese mismo lugar, nuestro primer encuentro fue explosivo, jamás me imaginé que llegaríamos a romper sus reglas, hoy estaba completamente segura que nos amábamos y nos completábamos, él me enseñó a ser atrevida en la cama, a explotar al máximo mi sensualidad, a jugar y, yo, bueno, yo sólo le enseñé un pequeño detalle, a poner el alma y el corazón en la cama, le enseñé que amar es un arte.
Fragmento de la canción: Everytime you walk out that door.
Intérprete: Kelly Rowland.
Traducción: Anne Hilldweller.
Epílogo
Primera parte
Bella POV
La mesa está puesta sólo para una persona
Mirando tu silla vacía
Recordando todas las risas locas que compartimos
La última vez que te sentaste ahí
Puedo escuchar tu voz llamando mi nombre
Y oler tu esencia en la almohada a mi lado
Imaginando tus besos cuando cierro los ojos
Ellos no te reemplazan a ti abrazándome
Una casa no es un hogar cuando estoy sola aquí
El verano se convierte en invierno cuando te vas
Y todo lo que veo son nubes fuera de mi ventana
Cada vez que caminas fuera de la puerta
Y en la mañana mientras lavo lentamente mi cara
Te siento explorándome
Veo mi reflejo y todo me dice que estoy sola
Realmente no estás aquí
Y no estoy diciendo que no puedo vivir sin ti
Pero, mi vida es muchísimo mejor cuando estás aquí
Conviertes mi oscuridad en luz
Y haces que todo a mi alrededor esté perfecto
Primera parte
Bella POV
La mesa está puesta sólo para una persona
Mirando tu silla vacía
Recordando todas las risas locas que compartimos
La última vez que te sentaste ahí
Puedo escuchar tu voz llamando mi nombre
Y oler tu esencia en la almohada a mi lado
Imaginando tus besos cuando cierro los ojos
Ellos no te reemplazan a ti abrazándome
Una casa no es un hogar cuando estoy sola aquí
El verano se convierte en invierno cuando te vas
Y todo lo que veo son nubes fuera de mi ventana
Cada vez que caminas fuera de la puerta
Y en la mañana mientras lavo lentamente mi cara
Te siento explorándome
Veo mi reflejo y todo me dice que estoy sola
Realmente no estás aquí
Y no estoy diciendo que no puedo vivir sin ti
Pero, mi vida es muchísimo mejor cuando estás aquí
Conviertes mi oscuridad en luz
Y haces que todo a mi alrededor esté perfecto
Eran 11:55 de la noche, estaba sentada en el banquillo pegado a la ventana viendo caer la lluvia, no podía evitar recordar aquella tarde que Edward y yo danzamos debajo de ella, él ahora no estaba conmigo, tenía una semana en Londres supervisando los últimos detalles para la inauguración del nuevo hotel. Este departamento no es lo mismo sin él, sin nuestros juegos, nuestras pláticas o simplemente estando abrazados sin decir nada, mi corazón se oprime al pensar que estuve a punto de perderlo por mis inseguridades, afortunadamente todo se resolvió y ahora somos los más felices.
Estos meses a su lado han sido maravillosos, a veces tenemos nuestras diferencias y discutimos, no todo es miel sobre hojuelas, pero siempre las reconciliaciones son lo mejor, no podemos estar mucho tiempo enojados, hemos aprendido lo que le molesta al uno del otro y tratamos de evitarlo, aunque claro, no hay parejas perfectas.
Han pasado varios acontecimientos en estos meses, Jennifer y Jacob ya son novios, los dos están muy enamorados y eso me da mucho gusto, como también el haber podido conservar la amistad de él, ya hasta me ha hablado de sus planes de boda con ella, sin duda ha crecido como ser humano. Finalmente Edward ha aprendido a sobre llevarlo, sigue sin ser su persona favorita, pero al menos podemos salir los cuatro y se siente un ambiente agradable, se ha dado cuenta que su amor por Jennifer es auténtico y que ella es sumamente feliz a su lado. Ella y yo nos hemos convertido en grandes amigas y salimos juntas de compras o a tomar café.
Mi queridísimo cuñado Emmett ya es papá de dos hermosos gemelos, una niña que llamaron simplemente Rose y un niño que lleva por nombre Kellan, así que Rosalie se alejó del modelaje para dedicarse a ellos, jamás imaginé que tomara esa decisión, pero ella misma me dijo que lo que más había anhelado en el mundo era ser madre y ahora que al fin se había cumplido ese sueño, lo sería de tiempo completo.
El sonido del celular me sacó de mis pensamientos, miré el reloj y justo era medianoche, ¿quién podría llamarme a esa hora?, sonreí feliz al darme cuenta que era Edward, pero, ¿qué hacía despierto tan temprano?, en Londres eran las cinco de la mañana.
– Hola mi amor – respondí sonriente.
– ¡Feliz cumpleaños corazón! No pensaste que se me olvidaría, ¿verdad?
– No, pero tampoco esperaba que me felicitarás tan temprano.
– Quería ser el primero, te amo y te deseo lo mejor del mundo.
– Ya lo tengo, justo hace un año lo encontré.
– Ah, ¿sí? – preguntó fingiendo una voz de sorprendido.
– Sí, fue el mejor regalo de cumpleaños que había recibido hasta ese momento.
– Uy, creo que tengo problemas entonces, para superarlo.
– No tienes nada que superar, el que estés conmigo es más que suficiente, aunque ahorita te encuentres en Londres.
– Sabes muy bien que a mi regreso festejaremos en grande, así que ve tomando vitaminas, mi vida.
– Claro, es lo que hago desde que me diste tu tip.
– Tengo que colgar cariño, feliz cumpleaños y te veo después, recuerda que te amo.
– Gracias por la felicitación, yo también te amo y mucho, te mando miles de besos.
– Yo te mando millones.
Me dormí abrazada a Tony, el oso que me regaló, era lo que siempre hacía cuando Edward no estaba conmigo, de esa manera lo sentía junto a mí. Me levanté después que sonó el despertador y me metí al baño, me miré al espejo después de terminar de bañarme, quité el vapor con la mano y sonreí ante mi reflejo, mi vida había cambiado significativamente el último año, tenía un hombre maravilloso a mi lado, prácticamente vivíamos juntos, me habían promovido en mi trabajo y estaba estudiando una maestría, me quedaba poco tiempo libre y lo disfrutaba al máximo con Edward, aunque al parecer mi mala suerte no había terminado del todo porque este cumpleaños volvería a pasarlo sola, quizá llamaría a Kate para que cenáramos juntas.
Al salir del baño me quedé boquiabierta al ver varios globos flotando por la habitación, unos decían Feliz Cumpleaños y otros Te Amo, me llevé las manos al pecho, conmovida por ese gesto, volteé hacia la puerta y ahí estaba él, con otro enorme oso blanco con moños lilas en las orejas.
– ¡Feliz Cumpleaños amor mío!, no habrías creído que te iba a dejar sola este día, ¿verdad?
– No… bueno, me dijiste que volvías pasado mañana.
– Te quería sorprender, mira, encontré la pareja para Tony – señaló mostrándome a la osa de peluche – ya no estará más solo, ya siempre tendrá compañía, como tú, mi vida – agregó dejando el regalo sobre la cama.
Yo corrí a abrazarlo y nos besamos apasionadamente, lo tumbé sobre la cama y me senté sobre él con mis piernas a sus costados, me quité la toalla lentamente mientras él me miraba y sonreía, después empecé a besarle el cuello, emitió un suave gemido y subí hasta su oreja, exhalé sobre ella y luego mordisqueé el lóbulo.
– Bella, mi amor, el cumpleaños es tuyo, a mí me corresponde darte tu regalo, no tú a mí – exclamó de repente obligándome a bajar de él y se levantó de la cama.
– Tú eres el regalo que quiero – objeté haciendo un puchero – hace una semana que no te tengo y me haces mucha falta.
– Yo también te necesito y te deseo, pero, ahora no tenemos tiempo para eso, ya llegará la noche, ten paciencia – aseguró guiñándome un ojo.
– Cierto, tengo que ir a trabajar – recordé y me puse de pie.
– No, hoy no irás, hablé con tu jefe y te dio el día.
– ¿Cómo lo convenciste? – pregunté sorprendida, Alex era más estricto que Scott.
– Soy muy persuasivo, tú no te preocupes, cámbiate para ir a desayunar, hice una reservación para dentro de una hora.
– ¿En dónde?
– Ya verás, date prisa, este día sólo estaremos tú y yo.
Me acerqué y le di un pequeño beso en los labios, después me vestí rápidamente y salimos del departamento, manejó a toda prisa al aeropuerto, yo lo miré sorprendida cuando vi que nos dirigíamos ahí y que entraba al estacionamiento, me acarició la mejilla y después se bajó y me abrió la puerta del auto. Subimos a un helicóptero pero no me dijo adónde nos dirigíamos, insistía en que era una sorpresa.
Al llegar me di cuenta que estábamos en Miami, un chofer ya nos estaba esperando y nos llevó a su casa, caminamos a la terraza y estaba una mesa puesta para dos personas, yo no podía estar más emocionada, lo abracé y lo besé apasionadamente. Sobre la silla había un hermoso vestido azul y fui al baño a ponérmelo, después desayunamos y más tarde caminamos por la playa con nuestras manos entrelazadas, nos metimos al mar y luego regresamos a la casa y estuvimos un rato en la alberca, compartimos muchos besos y abrazos, pero sin llegar a más, sólo estaba haciendo que mi deseo por él aumentará.
Nos bañamos y comimos en un precioso restaurante, después nos dirigimos de nuevo al aeropuerto y de ahí a mi departamento. En la puerta del edificio me dijo que había olvidado comprar unas cosas, que me adelantara, le di un corto beso y subí. Me di cuenta que tenía varios mensajes en la contestadora y los escuché, no podía creer que los Cullen tuvieran esos detalles, cada uno de ellos había llamado para felicitarme, incluidos Jasper y Rosalie, quien me dijo que Rose y Kellan también me mandaban felicitaciones, no sólo había encontrado el amor, había encontrado una familia maravillosa, aunque me dolía el distanciamiento con mis padres, sólo esperaba que algún día mi relación con ellos mejorara.
Escuché que mi celular sonó y lo saqué de mi bolso, no tenía registrado ese número y un tanto desconfiada contesté.
– ¿Estás libre esta noche? – escuché la hermosa y aterciopelada voz de Edward.
– No, estoy esperando a mi novio para ir a cenar – respondí siguiéndole el juego.
– Déjalo plantado, te aseguro que te divertirás más conmigo – dijo en un tono sensual.
– Sé que no debo dar detalles, pero, lo estoy esperando para que me dé mi regalo de cumpleaños.
– Yo te puedo dar uno mucho mejor, te va a encantar y hasta vas a pedir más.
– Me estás tentando demasiado – dije mordiéndome el labio inferior.
– Y no te vas a arrepentir, te haré tocar el cielo las veces que quieras, hasta que ya no puedas más.
– ¿Seguro?, porque ahora mismo estoy que ardo, mi novio se dedicó a… incitarme todo el día y… ya te imaginarás como estoy – exclamé exhalando sensualmente.
– Yo puedo apagar ese fuego, sé que terminarás pidiendo más y más.
– ¿Dónde te veo?
– En el bar del hotel Rose Imperial, en media hora – colgó sin decir más.
Sonreí mientras miraba el celular, esa misma escena se había repetido un año atrás, sólo que un poco diferente, yo lo había llamado y él me había citado en ese mismo lugar, nuestro primer encuentro fue explosivo, jamás me imaginé que llegaríamos a romper sus reglas, hoy estaba completamente segura que nos amábamos y nos completábamos, él me enseñó a ser atrevida en la cama, a explotar al máximo mi sensualidad, a jugar y, yo, bueno, yo sólo le enseñé un pequeño detalle, a poner el alma y el corazón en la cama, le enseñé que amar es un arte.
Fragmento de la canción: Everytime you walk out that door.
Intérprete: Kelly Rowland.
Traducción: Anne Hilldweller.
AnneHilldweller- .
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Fecha de nacimiento : 17/06/1981
Edad : 43
Localización : In the woods
Empleo /Ocio : Estudiante de Administración
Mini-Blog : Inspirada
Puntos : 74
Fecha de inscripción : 25/09/2009
Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18)
como lo dije antes ya lo precentia no quiero que llege el final me encanta esta historia bueno espero que sea un final digno de ella ya que fue una historia muy intensa y muy buena bueno deja me lo leo y comento del epilogo
alejandra_vazquez88- .
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Mini-Blog : MUY BUENO
Puntos : 127
Fecha de inscripción : 06/10/2009
Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
Muchas gracias por haber leído y comentado esta historia, les dejo el capítulo final
Abrí los ojos y Bella no estaba a mi lado, miré el reloj de la mesa de noche y marcaba las 8:35 de la mañana, era muy temprano para que se hubiera levantado en sábado, lo más extraño fue que no me despertó como acostumbra. Estaba a punto de levantarme cuando escuché que abría la puerta de la habitación y me hice el dormido. Sentí que se sentó a mi lado y acarició mi frente, después me dio un suave beso en los labios.
– Feliz cumpleaños, mi amor, el desayuno está listo – susurró en mi oído.
– ¿Te levantaste temprano sólo para prepararme el desayunó? – pregunté abriendo los ojos finalmente.
– Claro, es tu cumpleaños y me toca consentirte – respondió acariciando mi nariz con la suya.
– ¿Y qué preparaste?
– Jugo, fruta y pan cakes.
– Rico, pero a mí se me antoja otra cosa – dije acariciándole la mejilla.
– ¿Ah sí?, ¿puedo saber que se te antoja?
– Algo más jugoso, dulce y delicioso – respondí tomándola de la cintura para subirla en mí y después me di una vuelta para quedar encima de ella – tú te me antojas.
– Eres un goloso, ¿lo sabes? – exclamó con una risita.
– Sí y tú eres mi golosina favorita.
Nos besamos apasionadamente mientras mis manos acariciaban sus senos por encima del pequeño camisón que traía puesto y frotaba mi sexo contra el suyo, deslicé mi boca por su mentón y luego me comí su cuello, deleitándome con su sabor y sus gemidos. Sentí como sus manos bajaban mi bóxer y yo hice lo mismo con su bikini. Froté su triángulo con mi miembro en tanto subía el camisón para disfrutar de sus senos, Bella se levantó para quitárselo y después me acarició la espalda al tiempo que nos besábamos nuevamente.
Entré en ella y se arqueó al sentirme, enterró sus uñas en mi espalda y yo lancé un quejido al sentirlas, comencé a moverme lentamente en tanto la miraba, ella me sonrió y acarició mis mejillas, enmarañó mi cabello y yo sonreí siguiendo con mis embestidas, sus manos bajaron a mis nalgas para impulsarme a profundizar más.
– Te amo Edward – exclamó entre gemidos.
– Yo te amo a ti Bella – respondí con la voz entre cortada.
– Sigue amándome Edward… así… como me gusta.
– ¿De verdad te gusta, Bella?
– Me encanta Edward… hazme tuya… no pares.
– Eres mía… sólo mía, Bella– aseguré sobre sus labios.
– Sí, sólo tuya… más Edward, más.
Aceleré la velocidad de mis movimientos, nos besamos una vez más, sincronizando los movimientos de nuestras lenguas y nuestros sexos, segundos después rompimos el beso y Bella hizo su cabeza hacia atrás, apretaba los músculos de su centro generando un roce más supremo con mi miembro, gemíamos sin parar, puse mi frente sobre la suya y me moví más rápido en tanto ella seguía empujando mis nalgas y gritamos al mismo tiempo a causa de alcanzar el orgasmo juntos.
Me dejé caer sobre su cuerpo, mientras nuestras respiraciones volvían a su ritmo, ella me acarició la cabeza y después me enderecé ligeramente para probar sus labios una vez más, luego de unos minutos nos separamos para tomar aire y finalmente salí de ella y me acosté a su lado. Tomó la charola que había dejado en la mesa de noche y yo me cubrí con la colcha para que la pusiera encima.
– ¡Feliz Cumpleaños! – exclamó de nuevo.
– El más feliz de todos, porque te tengo a ti, eres mi mejor regalo.
– Tú también lo fuiste para mí el año pasado, por cierto, ¿cómo festejaste el tuyo hace un año?
– Comí con mi familia y en la noche salí con Jennifer y unos amigos a un bar.
– Esa noche… ¿no estuviste libre? – preguntó tomando un trozo de piña.
– No, los cumpleaños son para pasarlos con las personas queridas.
– Hay algunas excepciones, el mío lo pasé con un desconocido y después se convirtió en la persona más amada.
– Bella, júrame que nunca olvidarás la noche en que nos conocimos.
– Te lo juro, aunque no es necesario, la recuerdo constantemente, esa y todas las noches que hemos compartido juntos.
– ¿Tienes alguna favorita? – cuestioné curioso.
– Sí, varias, la de la playa encabeza la lista – respondió muy segura.
– ¿Y puedo saber cuáles son las demás?
– Cuando comimos en el hotel, aún siendo desconocidos, la primera vez que te quedaste en mi departamento y cuando yo me quedé en el tuyo después de nuestro período de celibato, ¿y cuáles son tus favoritas?
– Coincidimos casi en todas, yo agregaría la de Las Vegas, en la cocina y la noche que llovió, la primera que me quede a dormir contigo, aunque tú no te hayas dado cuenta.
De pronto mi celular sonó y Bella me lo pasó, era un mensaje de Jennifer que enseguida leí.
– ¿Por qué pones esa cara cariño? – preguntó Bella mirándome.
– Jennifer me felicita y me avisa que está en Oregón con… su novio.
– Edward, ya supéralo, Jacob la adora y ella a él, ¿no te da gusto que tu amiga sea feliz?
– Sí, pero…
– No hay peros que valgan Edward, si yo no le guardo rencor, tú tampoco debes hacerlo, él es un buen hombre, al menos trabaja y no es un vividor bisexual que la está utilizando, la ama de verdad.
– Tienes razón, además es mi cumpleaños y no debo amargarme por eso.
Bella me movió la cabeza. Seguimos desayunando y después nos bañamos juntos, nos vestimos y pasamos el día en un parque de diversiones. Recibí llamadas de toda mi familia felicitándome, mis padres se encontraban en una isla en Brasil, Alice y Jasper estaban en París en una convención sobre moda, Emmett y Rosalie estaban en Miami, ya que ella debía reposar porque le faltaba como un mes para dar a luz, así que la única persona que estaba conmigo era mi Bella, no necesitaba a nadie más, aunque la verdad sí echaba de menos a mi familia, sería el primer cumpleaños alejado de ellos.
Regresamos a mi departamento cuando empezaba a anochecer, me dijo que me cambiara porque iríamos a cenar a un restaurante. Cuando estuve listo me pidió irnos en su coche, yo la había enseñado a manejar y acababa de comprarse un Toyota. Me sorprendió que llegáramos a su departamento y me argumentó que ahí tenía mi regalo, así que bajamos del auto y subimos por el ascensor. En cuanto entramos y encendió la luz se escucharon varias voces que gritaron Feliz Cumpleaños y me quedé sorprendido al ver ahí a toda mi familia y a Jennifer, entre otros amigos de la universidad y de mi trabajo, volteé a ver a Bella y me abrazó entusiasmada, al oído me susurró sorpresa.
Después me fueron abrazando uno por uno, mi madre, mi padre, Alice, Emmett, Jasper, Rosalie con todo y gemelos aún en su vientre, Jennifer y hasta Jacob, tal vez mi cumpleaños era la fecha ideal para dejar rencores atrás, debía aceptar que jamás había visto a mi mejor amiga tan contenta y realizada, al parecer él había aprendido de sus errores y mientras la hiciera feliz, yo debía estarlo por ella.
Ese había sido uno de los mejores cumpleaños de mi vida, el primero al lado de mi Isabella, quien me había sorprendido con una fiesta que jamás imaginé. Hoy era su cumpleaños y ahora ella era la sorprendida, no sólo por haberla llevado a la playa a pasar el día, sino por el regalo que le esperaba en el bolsillo de mi pantalón y para entregárselo había planeado un jueguito que ella había empezado a seguirme. Ya me encontraba yo en la barra del bar del Rose Imperial esperándola.
Llegó puntual, exactamente a la media hora, en cuanto me vio, sonrió y se mordió el labio inferior, yo también le había preparado una fiesta sorpresa, aunque sólo para dos, me dio tanta pena que sus papás no hayan querido viajar para verla, su situación es más complicada de lo que había pensado, al menos mi familia la adoraba y nos esperaban el fin de semana para festejarla en grande.
Me levanté del asiento y caminé hacia ella, le ofrecí mi brazo y lo tomó, caminamos en silencio a los elevadores, subimos al piso de siempre, a la misma habitación, donde justamente un año atrás la había hecho mía por primera vez y sin saberlo, había abierto la puerta a una nueva vida llena de amor y de locuras, sorprendiéndome a mí mismo de lo que había sido capaz de hacer con tal de tenerla a mi lado.
Entramos a la habitación, en la mesa estaba ya una charola con dos hamburguesas y papas fritas, por supuesto, en platos separados, hasta en eso era diferente mi niña. Cuando las vio el rubor inundó sus mejillas, me encantaba que aún hubiera momentos en que se ruborizara después de tantas cosas que ya habíamos hecho juntos, la abracé por detrás, escuché su risa, le di unos besos en el cuello y subí lamiéndolo hasta llegar al lóbulo de su oreja, ella empezó a jadear.
– Isabella Swan, ¿estás libre todas las noches de tu vida? – susurré en su oído y después la hice girar para mirarla de frente – ¿para compartirlas conmigo? – agregué colocándole el anillo.
– Por supuesto que sí Edward y me encantará compartirlas contigo – respondió emocionada mirándome.
Jamás se había sentido tan maravilloso perder la libertad, a decir verdad yo la había perdido desde que la conocí, pero lejos de ser un reproche o un agobio, había sido la mejor de las aventuras al lado de mi compañera perfecta, quien será mi esposa y mi amante por el resto de nuestras vidas.
Canción: Júrame.
Intérprete: Diversos, versión recomendada: Ely Guerra.
Epílogo
Segunda parte
Edward POV
Todos dicen que es mentira que te quiero
Porque nunca me habían visto enamorado
Yo te juro que yo mismo no comprendo
El porqué tu mirar me ha fascinado
Cuando estoy cerca de ti y estoy contento
Yo quisiera que de nadie te acordaras
Tengo celos hasta del pensamiento
Que pueda recordarte a otra persona amada
Júrame que aunque pase mucho tiempo
Pensarás en el momento en que yo te conocí
Mírame
Pues no hay nada más profundo
Ni más grande en este mundo
Que el cariño que te di
Bésame
Con un beso enamorado
Como nadie me ha besado
Desde el día en que nací
Quiéreme
Quiéreme hasta la locura
Segunda parte
Edward POV
Todos dicen que es mentira que te quiero
Porque nunca me habían visto enamorado
Yo te juro que yo mismo no comprendo
El porqué tu mirar me ha fascinado
Cuando estoy cerca de ti y estoy contento
Yo quisiera que de nadie te acordaras
Tengo celos hasta del pensamiento
Que pueda recordarte a otra persona amada
Júrame que aunque pase mucho tiempo
Pensarás en el momento en que yo te conocí
Mírame
Pues no hay nada más profundo
Ni más grande en este mundo
Que el cariño que te di
Bésame
Con un beso enamorado
Como nadie me ha besado
Desde el día en que nací
Quiéreme
Quiéreme hasta la locura
Abrí los ojos y Bella no estaba a mi lado, miré el reloj de la mesa de noche y marcaba las 8:35 de la mañana, era muy temprano para que se hubiera levantado en sábado, lo más extraño fue que no me despertó como acostumbra. Estaba a punto de levantarme cuando escuché que abría la puerta de la habitación y me hice el dormido. Sentí que se sentó a mi lado y acarició mi frente, después me dio un suave beso en los labios.
– Feliz cumpleaños, mi amor, el desayuno está listo – susurró en mi oído.
– ¿Te levantaste temprano sólo para prepararme el desayunó? – pregunté abriendo los ojos finalmente.
– Claro, es tu cumpleaños y me toca consentirte – respondió acariciando mi nariz con la suya.
– ¿Y qué preparaste?
– Jugo, fruta y pan cakes.
– Rico, pero a mí se me antoja otra cosa – dije acariciándole la mejilla.
– ¿Ah sí?, ¿puedo saber que se te antoja?
– Algo más jugoso, dulce y delicioso – respondí tomándola de la cintura para subirla en mí y después me di una vuelta para quedar encima de ella – tú te me antojas.
– Eres un goloso, ¿lo sabes? – exclamó con una risita.
– Sí y tú eres mi golosina favorita.
Nos besamos apasionadamente mientras mis manos acariciaban sus senos por encima del pequeño camisón que traía puesto y frotaba mi sexo contra el suyo, deslicé mi boca por su mentón y luego me comí su cuello, deleitándome con su sabor y sus gemidos. Sentí como sus manos bajaban mi bóxer y yo hice lo mismo con su bikini. Froté su triángulo con mi miembro en tanto subía el camisón para disfrutar de sus senos, Bella se levantó para quitárselo y después me acarició la espalda al tiempo que nos besábamos nuevamente.
Entré en ella y se arqueó al sentirme, enterró sus uñas en mi espalda y yo lancé un quejido al sentirlas, comencé a moverme lentamente en tanto la miraba, ella me sonrió y acarició mis mejillas, enmarañó mi cabello y yo sonreí siguiendo con mis embestidas, sus manos bajaron a mis nalgas para impulsarme a profundizar más.
– Te amo Edward – exclamó entre gemidos.
– Yo te amo a ti Bella – respondí con la voz entre cortada.
– Sigue amándome Edward… así… como me gusta.
– ¿De verdad te gusta, Bella?
– Me encanta Edward… hazme tuya… no pares.
– Eres mía… sólo mía, Bella– aseguré sobre sus labios.
– Sí, sólo tuya… más Edward, más.
Aceleré la velocidad de mis movimientos, nos besamos una vez más, sincronizando los movimientos de nuestras lenguas y nuestros sexos, segundos después rompimos el beso y Bella hizo su cabeza hacia atrás, apretaba los músculos de su centro generando un roce más supremo con mi miembro, gemíamos sin parar, puse mi frente sobre la suya y me moví más rápido en tanto ella seguía empujando mis nalgas y gritamos al mismo tiempo a causa de alcanzar el orgasmo juntos.
Me dejé caer sobre su cuerpo, mientras nuestras respiraciones volvían a su ritmo, ella me acarició la cabeza y después me enderecé ligeramente para probar sus labios una vez más, luego de unos minutos nos separamos para tomar aire y finalmente salí de ella y me acosté a su lado. Tomó la charola que había dejado en la mesa de noche y yo me cubrí con la colcha para que la pusiera encima.
– ¡Feliz Cumpleaños! – exclamó de nuevo.
– El más feliz de todos, porque te tengo a ti, eres mi mejor regalo.
– Tú también lo fuiste para mí el año pasado, por cierto, ¿cómo festejaste el tuyo hace un año?
– Comí con mi familia y en la noche salí con Jennifer y unos amigos a un bar.
– Esa noche… ¿no estuviste libre? – preguntó tomando un trozo de piña.
– No, los cumpleaños son para pasarlos con las personas queridas.
– Hay algunas excepciones, el mío lo pasé con un desconocido y después se convirtió en la persona más amada.
– Bella, júrame que nunca olvidarás la noche en que nos conocimos.
– Te lo juro, aunque no es necesario, la recuerdo constantemente, esa y todas las noches que hemos compartido juntos.
– ¿Tienes alguna favorita? – cuestioné curioso.
– Sí, varias, la de la playa encabeza la lista – respondió muy segura.
– ¿Y puedo saber cuáles son las demás?
– Cuando comimos en el hotel, aún siendo desconocidos, la primera vez que te quedaste en mi departamento y cuando yo me quedé en el tuyo después de nuestro período de celibato, ¿y cuáles son tus favoritas?
– Coincidimos casi en todas, yo agregaría la de Las Vegas, en la cocina y la noche que llovió, la primera que me quede a dormir contigo, aunque tú no te hayas dado cuenta.
De pronto mi celular sonó y Bella me lo pasó, era un mensaje de Jennifer que enseguida leí.
– ¿Por qué pones esa cara cariño? – preguntó Bella mirándome.
– Jennifer me felicita y me avisa que está en Oregón con… su novio.
– Edward, ya supéralo, Jacob la adora y ella a él, ¿no te da gusto que tu amiga sea feliz?
– Sí, pero…
– No hay peros que valgan Edward, si yo no le guardo rencor, tú tampoco debes hacerlo, él es un buen hombre, al menos trabaja y no es un vividor bisexual que la está utilizando, la ama de verdad.
– Tienes razón, además es mi cumpleaños y no debo amargarme por eso.
Bella me movió la cabeza. Seguimos desayunando y después nos bañamos juntos, nos vestimos y pasamos el día en un parque de diversiones. Recibí llamadas de toda mi familia felicitándome, mis padres se encontraban en una isla en Brasil, Alice y Jasper estaban en París en una convención sobre moda, Emmett y Rosalie estaban en Miami, ya que ella debía reposar porque le faltaba como un mes para dar a luz, así que la única persona que estaba conmigo era mi Bella, no necesitaba a nadie más, aunque la verdad sí echaba de menos a mi familia, sería el primer cumpleaños alejado de ellos.
Regresamos a mi departamento cuando empezaba a anochecer, me dijo que me cambiara porque iríamos a cenar a un restaurante. Cuando estuve listo me pidió irnos en su coche, yo la había enseñado a manejar y acababa de comprarse un Toyota. Me sorprendió que llegáramos a su departamento y me argumentó que ahí tenía mi regalo, así que bajamos del auto y subimos por el ascensor. En cuanto entramos y encendió la luz se escucharon varias voces que gritaron Feliz Cumpleaños y me quedé sorprendido al ver ahí a toda mi familia y a Jennifer, entre otros amigos de la universidad y de mi trabajo, volteé a ver a Bella y me abrazó entusiasmada, al oído me susurró sorpresa.
Después me fueron abrazando uno por uno, mi madre, mi padre, Alice, Emmett, Jasper, Rosalie con todo y gemelos aún en su vientre, Jennifer y hasta Jacob, tal vez mi cumpleaños era la fecha ideal para dejar rencores atrás, debía aceptar que jamás había visto a mi mejor amiga tan contenta y realizada, al parecer él había aprendido de sus errores y mientras la hiciera feliz, yo debía estarlo por ella.
Ese había sido uno de los mejores cumpleaños de mi vida, el primero al lado de mi Isabella, quien me había sorprendido con una fiesta que jamás imaginé. Hoy era su cumpleaños y ahora ella era la sorprendida, no sólo por haberla llevado a la playa a pasar el día, sino por el regalo que le esperaba en el bolsillo de mi pantalón y para entregárselo había planeado un jueguito que ella había empezado a seguirme. Ya me encontraba yo en la barra del bar del Rose Imperial esperándola.
Llegó puntual, exactamente a la media hora, en cuanto me vio, sonrió y se mordió el labio inferior, yo también le había preparado una fiesta sorpresa, aunque sólo para dos, me dio tanta pena que sus papás no hayan querido viajar para verla, su situación es más complicada de lo que había pensado, al menos mi familia la adoraba y nos esperaban el fin de semana para festejarla en grande.
Me levanté del asiento y caminé hacia ella, le ofrecí mi brazo y lo tomó, caminamos en silencio a los elevadores, subimos al piso de siempre, a la misma habitación, donde justamente un año atrás la había hecho mía por primera vez y sin saberlo, había abierto la puerta a una nueva vida llena de amor y de locuras, sorprendiéndome a mí mismo de lo que había sido capaz de hacer con tal de tenerla a mi lado.
Entramos a la habitación, en la mesa estaba ya una charola con dos hamburguesas y papas fritas, por supuesto, en platos separados, hasta en eso era diferente mi niña. Cuando las vio el rubor inundó sus mejillas, me encantaba que aún hubiera momentos en que se ruborizara después de tantas cosas que ya habíamos hecho juntos, la abracé por detrás, escuché su risa, le di unos besos en el cuello y subí lamiéndolo hasta llegar al lóbulo de su oreja, ella empezó a jadear.
– Isabella Swan, ¿estás libre todas las noches de tu vida? – susurré en su oído y después la hice girar para mirarla de frente – ¿para compartirlas conmigo? – agregué colocándole el anillo.
– Por supuesto que sí Edward y me encantará compartirlas contigo – respondió emocionada mirándome.
Jamás se había sentido tan maravilloso perder la libertad, a decir verdad yo la había perdido desde que la conocí, pero lejos de ser un reproche o un agobio, había sido la mejor de las aventuras al lado de mi compañera perfecta, quien será mi esposa y mi amante por el resto de nuestras vidas.
Fin
Canción: Júrame.
Intérprete: Diversos, versión recomendada: Ely Guerra.
AnneHilldweller- .
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18)
:lgoodl:nnnnnoooooooooo poruque tab rapido se termino espero que sigas escribiendo mas historias ya que lo haces muy bien y no nos dejes abandonadas bueno me encanto esta historia espero que pronto subas otra bueno hasta luego y te dejo muchos besitos hasta pronto
alejandra_vazquez88- .
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
amiga, no puedo creer que ya llego a su fin
espero que sigas puiblicando mas historia en el foro.
te dejo besitos y gracias por deleitarnos con esta historia.
espero que sigas puiblicando mas historia en el foro.
te dejo besitos y gracias por deleitarnos con esta historia.
Atal- .
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Mini-Blog : un día a la vez....
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
ooooo q bonitoooooooooooo aora si me encanto la historia
la_xika_89- .
- Cantidad de envíos : 30
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Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
IMPRESIONANTE ME ENCANTA
elpi- Cantidad de envíos : 2
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Puntos : 0
Fecha de inscripción : 08/05/2010
Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
muy linda la historia me la lei con la misma emocion que leia los libros de la saga... Ojala hagas otra esta buenisima.... Ahhhhhh que lindo es el amor
Karito León- .
- Cantidad de envíos : 3886
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Localización : Santiago
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Fecha de inscripción : 08/06/2010
Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
jjaja buenisima
jaja la via leido en otra part pero no completa
jajaj solo falto un pekeño eddie jaja pero eso no le kito lo emocionante }
jaja la via leido en otra part pero no completa
jajaj solo falto un pekeño eddie jaja pero eso no le kito lo emocionante }
evan anthony- Cantidad de envíos : 17
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Puntos : 11
Fecha de inscripción : 04/08/2010
Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
woooooooooooooooooo es la primera ves que escribo un comentario y lo unico que te puedo decir es que es maravillosa me encanto escibes excelente mis felicitaciones
ppattinson- Cantidad de envíos : 1
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Edad : 33
Empleo /Ocio : estudio
Puntos : 1
Fecha de inscripción : 04/05/2011
Re: Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18) Completa
Me fascino la historia, super original la trama!
karlaestephany- Cantidad de envíos : 1
Fecha de nacimiento : 18/04/1991
Edad : 33
Empleo /Ocio : Estudiante
Puntos : 1
Fecha de inscripción : 13/12/2012
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