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Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
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alejandra_vazquez88
Atal
AnneHilldweller
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Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
Hola chicas!!!
Aquí les dejo una de mis actuales locuras que estoy escribiendo, espero que les guste y me dejen sus comentarios, por favor, para ver si les gustaría que la siguiera publicando.
Disclaimer: Historia original, queda prohibida su publicación, adaptación, copia parcial o total sin mi permiso.
Él era la estrella del momento, el joven más deseado en el mundo entero, su carrera despegaba vertiginosamente y era el sueño de todas las chicas que habían visto como Edward Cullen cobraba vida a través de su interpretación. Aparentemente era perfecto, sólo tenía un defecto para mí, tan sólo contaba con 22 años de edad.
Yo era una chica común, a punto de cumplir 30 años, egresada de la licenciatura en administración de empresas y escritora empírica, por una mala experiencia amorosa quise dejar mi país natal, México, para buscar el olvido en tierras lejanas, el lugar que elegí fue España, ¿casualidad o coincidencia?
Un día nuestros caminos se cruzaron, y a pesar de mi negativa inicial, terminamos por dar rienda suelta a nuestras emociones sin importar la diferencia de edades, aunque tarde o temprano eso terminaría haciendo meya en nuestra relación. ¿Es posible amar a un hombre más joven y salir victoriosa o definitivamente se terminará con el corazón roto?
Su nombre: Robert Pattinson.
El mío: Anne Santillán.
Y esta es la historia en la que constaté que enamorarse definitivamente tiene sus consecuencias, pero, ¿cuáles serán éstas?
Aquí les dejo una de mis actuales locuras que estoy escribiendo, espero que les guste y me dejen sus comentarios, por favor, para ver si les gustaría que la siguiera publicando.
Disclaimer: Historia original, queda prohibida su publicación, adaptación, copia parcial o total sin mi permiso.
Las consecuencias de enamorarse
Robert Pattinson, el galán juvenil del momento. Anne Santillán, una mujer común con el corazón roto. Un día, sus caminos se encuentran y tiempo después, terminan entregándose a sus emociones, a pesar de la diferencia de edad. ¿Será que él pueda sanar su corazón o terminará destrozándoselo aún más, debido a su juventud?
Summary
Robert Pattinson, el galán juvenil del momento. Anne Santillán, una mujer común con el corazón roto. Un día, sus caminos se encuentran y tiempo después, terminan entregándose a sus emociones, a pesar de la diferencia de edad. ¿Será que él pueda sanar su corazón o terminará destrozándoselo aún más, debido a su juventud?
Summary
Él era la estrella del momento, el joven más deseado en el mundo entero, su carrera despegaba vertiginosamente y era el sueño de todas las chicas que habían visto como Edward Cullen cobraba vida a través de su interpretación. Aparentemente era perfecto, sólo tenía un defecto para mí, tan sólo contaba con 22 años de edad.
Yo era una chica común, a punto de cumplir 30 años, egresada de la licenciatura en administración de empresas y escritora empírica, por una mala experiencia amorosa quise dejar mi país natal, México, para buscar el olvido en tierras lejanas, el lugar que elegí fue España, ¿casualidad o coincidencia?
Un día nuestros caminos se cruzaron, y a pesar de mi negativa inicial, terminamos por dar rienda suelta a nuestras emociones sin importar la diferencia de edades, aunque tarde o temprano eso terminaría haciendo meya en nuestra relación. ¿Es posible amar a un hombre más joven y salir victoriosa o definitivamente se terminará con el corazón roto?
Su nombre: Robert Pattinson.
El mío: Anne Santillán.
Y esta es la historia en la que constaté que enamorarse definitivamente tiene sus consecuencias, pero, ¿cuáles serán éstas?
AnneHilldweller- .
- Cantidad de envíos : 66
Fecha de nacimiento : 17/06/1981
Edad : 43
Localización : In the woods
Empleo /Ocio : Estudiante de Administración
Mini-Blog : Inspirada
Puntos : 74
Fecha de inscripción : 25/09/2009
Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
amiga debes seguir publicandola, la sinopsis esta re buena, creo q ese es el sueño de todas las que amamos a Rob a pesar de la edad, te lo digo por experiencia propia jaja amiga no dudes en publicarla y gracias por estar entre nosotras.
Atal- .
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Fecha de nacimiento : 02/08/1970
Edad : 54
Localización : Chile
Empleo /Ocio : fans
Mini-Blog : un día a la vez....
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
Hola amiga!
Mil gracias por tu apoyo, espero que dejen más comentarios, sino, entenderé que no les agrada y no tendrá caso que la siga publicando.
Aquí va el primer capítulo.
Saludos
Abrí la cortina como todos los días, era otra hermosa mañana, el sol se divisaba en todo lo alto del horizonte bañando con sus rayos las calles de la ciudad que era mi residencia desde hacía un mes, después de contemplar unos minutos el paisaje la cerré y le di un sorbo a mi taza de café, tomé el periódico de la mesa para buscar empleo de nuevo, no había logrado colocarme en ningún lado, a pesar de tener una licenciatura y el dinero se me estaba terminando, pero no regresaría a México derrotada, así trabajara de mesera o hasta haciendo limpieza, yo me quedaría en España, al precio que fuera. De pronto un anuncio llamó mi atención:
“Se solicita asistente, con dominio del idioma inglés, para rodaje de película, empleo temporal por dos semanas, 30 euros diarios”
Cuando vi la cantidad abrí enormemente los ojos, eso era mucho dinero, al menos en México, todavía tenía la costumbre de hacer la conversión a pesos, agarré el bolígrafo y encerré el anuncio, leí la dirección, pero no tenía idea de donde era , así que tomé mi bolso y salí del pequeño cuarto que rentaba en un hostal, bajé las escaleras y le pregunté a la recepcionista por la dirección del anuncio, la leyó y me explicó claramente cómo llegar a ese lugar en transporte público.
Siempre me había llamado la atención el mundo del espectáculo, desde que era niña, jugaba a que era una gran estrella y viajaba por el mundo, con el tiempo mis intereses fueron cambiando y me dediqué a la administración, aunque el gusto por ese mundo siguió presente, así que trabajar en el rodaje de una película sería casi un sueño hecho realidad, aunque no conociera a ninguno de los actores.
Desde que llegué al lugar vi un gran movimiento, había algunos remolques, luces por todos lados, cámaras, gente yendo y viniendo de un lado a otro y no veía a alguien que pudiera ayudarme hasta que una chica se paró a pocos metros de mí y encendió un cigarro, le dije que iba por lo del anuncio del periódico y me miró con una enorme cara de interrogación, así que le repetí lo mismo en inglés y me sonrió, me dijo que ella no hablaba nada de español y que me llevaría con la asistente del director.
Me hizo entrar a un remolque que estaba adaptado como oficina y me senté a esperar, a los pocos minutos entró una chica que me sonrió amablemente, se presentó como Kathy y me comentó que estaba feliz porque al fin alguien había respondido al anuncio que ya tenía tres días publicado. Me preguntó mis datos básicos en inglés y que si podía empezar a trabajar inmediatamente, entusiasmada le respondí que por supuesto, entonces me preguntó de nuevo mi nombre y fecha de nacimiento y posteriormente salieron un par de hojas de la impresora, me explicó que se trataba del contrato que lo leyera y lo firmara, eso hice y después me pidió que la acompañara.
– ¿Ya habías trabajado antes en una película? – preguntó caminando a toda prisa.
– No, soy licenciada en administración de empresas – respondí siguiéndola.
– Wow, ¿y entonces por qué solicitaste este puesto?, creo que no tiene que ver con tu carrera y además es temporal.
– Bueno, me llama mucho la atención este medio y como no soy española me ha sido muy difícil encontrar trabajo.
– Ah ok, entiendo, creo que te vas a divertir mucho, serás la asistente personal de uno de los actores principales, ahorita te lo voy a presentar
– ¿Y exactamente qué tengo que hacer?
– Encargarte de su vestuario, que esté listo a tiempo para los llamados y todo lo que él te indique, pero no te preocupes, es un chico muy tranquilo, no creo que te dé mucha lata.
– Claro, será porque aún no es famoso – exclamé sin querer en voz alta.
– Tampoco es un completo desconocido, salió como Cedric en la película de Harry Potter y el cáliz de fuego.
– Vaya – fue lo único que pude decir, ya que esa película la había visto con mi ex novio y francamente no le habíamos puesto mucha atención, así que no recordaba ese personaje, pero supuse que se trataría de un adolescente.
– ¿No la viste?
– Sí, pero la verdad no lo recuerdo.
– Es el chico que se muere.
– Ah ok, creo que ya sé quién – mentí ya que por más que buscaba algún recuerdo de él no me llegaba.
Atravesamos toda la locación y a lo lejos vi a tres chicos muy guapos platicando y riéndose, nos detuvimos como a dos metros de ellos y Kathy llamó a uno que traía una especie turbante en la cabeza, de inmediato se acercó a nosotras y entonces confirmé mis sospechas, era un chico muy joven, de repente un destello vino a mi mente y recordé haberlo visto con el uniforme de Hogwarts, en ese momento había pensado que era un niño muy lindo y hoy constataba que era mucho más que eso, era extremadamente guapo y tan alto que tuve que mirar hacia arriba.
– Robert, te presento a Anne, ella será tu asistente el resto del rodaje – explicó Kathy.
– Hola Anne, mucho gusto, Robert Pattinson – dijo con una brillante sonrisa mientras me extendía su mano.
– Igualmente, Anne Santillán – respondí estrechándosela, impresionada por lo bien que se veía, aun caracterizado de Dalí – a tus órdenes – agregué sonriéndole.
– Bueno, por el momento no hay nada que hacer, voy a empezar a grabar en dos minutos, puedes quedarte a ver la escena.
– Ok, gracias.
– Bienvenida – exclamó con su flamante sonrisa y se alejó.
Yo me crucé de brazos mientras él y otro de los chicos con los que platicaba se preparaban para filmar, el director dio la indicación y comenzaron a rodar la escena, para mi sorpresa fue un beso entre ellos dos, casi se me cae la quijada al suelo, no es que me espantara, yo tenía algunos amigos gays, además Brokeback Mountain era una de mis películas favoritas y abordaba ese tema, más bien la escena en sí era impactante, entre romántica y dramática. La repitieron varias veces y hubo un momento en el que me sentí acongojada por las emociones que ellos reflejaban.
Minutos más tarde Kathy regresó y me entregó un gafete que me acreditaba como personal de la locación y así podría andar libremente por todos lados.
Después el director les dio un descanso y Robert caminó hasta donde yo me encontraba.
– ¿Quieres un vaso de agua? – pregunté de inmediato.
– Sí, gracias – respondió y se lo di – ¿qué te pareció la escena? – agregó mirándome.
– Impactante, ¿cuál es la trama de la película?
– De la relación tormentosa que vivieron Dalí y García Lorca, por eso las escenas son así, románticas y dolorosas, se llama Little Ashes, en relación a unas obras de Dalí.
– Vaya, pobres, no siempre el amor es color de rosa – exclamé sin pensar mirando al vacío, aún tenía abierta mi herida, a pesar del tiempo y la distancia.
– ¿Por qué lo dices de esa manera? – preguntó interesado.
– Por la escena, de verdad me sorprendió – respondí tratando de sonar convincente.
– ¿Segura? – insistió provocando que yo me cuestionará si él era muy perceptivo o yo demasiado transparente.
– No creo que quieras escuchar mi historia.
– ¿Por qué no?, claro, si quieres contármela.
– Quizá en otro momento – dije no muy convencida, era mi jefe y acabábamos de conocernos, no quería aburrirlo con mis penas.
– Cuando quieras, al fin que tenemos dos semanas por delante – señaló mientras me tocaba fraternalmente el hombro reconfortándome.
Yo le dediqué una pequeña sonrisa, me sorprendió su gesto, al parecer era un chico sensible y atento, cualidades que eran un tanto difíciles de encontrar en los hombres de la actualidad.
– ¿Te gustan los vampiros? – preguntó de repente sorprendiéndome.
– Sí, ¿por qué la pregunta? – respondí mirándolo extrañada.
– Porque te tengo una tarea, la primera como mi asistente, leerás un libro de vampiros, bueno, en sí es una historia de amor entre uno de ellos y una humana.
– Ok y, ¿por qué tengo que leer eso? – dije más sorprendida aún.
– Porque yo seré ese vampiro, van a hacer la película de ese libro así que necesito conocer bien la trama, lo que pasa es que aquí no pudieron conseguirlo en inglés y como empiezo a filmar tan pronto como termine esta película, no me puedo esperar a regresar a Estados Unidos para leerlo, así que tú lo leerás y me lo irás contando, ¿te agrada la idea?
– Sí, me gusta leer, me gustan los vampiros y también las historias de amor, venga el libro.
– Perfecto, vamos al remolque, ahí lo tengo – dijo y empezamos a caminar – tú no eres española, ¿verdad?
– No, soy mexicana, ¿cómo lo notaste?
– Por el acento, hablas diferente a los demás.
Le sonreí y abrió la puerta del remolque, me pidió que subiera y me di cuenta que era su camerino, había ropa por todas partes, zapatos, periódicos, estaba bastante desordenado. De una mesa agarró un libro negro y me lo dio, en seguida leí el título: Crepúsculo, un amor peligroso, lo volteé para leer la contraportada y mi corazón se oprimió, no tenía ánimos para leer una historia de amor, pero ni modo, era trabajo y no podía negarme, además nadie tenía la culpa de lo que me había pasado.
– ¿Así que tú serás Edward?, wow, que cambio, de un reconocido pintor a un vampiro.
– Sí, un cambio radical, eso es lo que me gusta de la actuación, las múltiples facetas que se pueden tener.
– Lo sé, yo estudié un año actuación y eso era precisamente lo que me gustaba, el poder ser mil personas distintas, incluso totalmente opuestas con tu forma de ser.
– ¿Entonces eres actriz?
– No, soy administradora, la actuación era un hobbie.
– Creo que nos vamos a llevar muy bien tú y yo – exclamó con una amplia sonrisa.
– Así parece, yo también solía tener mi habitación hecha un desastre, ¿qué te parece si empiezo por arreglar un poco aquí y luego leo el libro?
– No te preocupes, lo comparto con Javier, así que también hay cosas de él.
– Ok, entonces empezaré a leer.
– Es la hora del almuerzo, después empiezas, vamos.
Salí del remolque y él detrás de mí, nos dirigimos hacia una gran mesa que había en medio de la locación, Robert me presentó con todos los que estaban ahí y me saludaron muy amables, se notaba que había una buena armonía en el staff. Tomé un emparedado y empecé a comer, Kathy se acercó a mí y me preguntó que como me sentía, le dije que todo iba bien y que tenía razón al decir que Robert era un chico muy tranquilo, ella me sonrió y también tomó un emparedado.
Después que todos terminaron el director les anunció que filmarían otra escena, le pregunté a Robert si necesitaba algo y me dijo que no, entonces busqué una silla y me senté a leer el libro. La historia empezó a envolverme, de cierta manera me sentí identificada con Bella, una chica que empezaba una nueva vida en un lugar muy distinto al que acostumbraba vivir y en el que tendría que tratar de encajar. Seguí leyendo y llegué a la parte en la que describen a los Cullen y al mismísimo Edward, entonces la curiosidad empezó a invadirme al imaginar cómo se daría el primer encuentro con Bella y la forma en la que se enamorarían, suspiré, después de todo quizá me haría bien leer esa historia, podría ayudarme a recobrar mi fe en el amor.
– ¿Cómo vas? – preguntó Robert de pronto y se sentó a mi lado.
– Bien, ya terminé de leer el primer capítulo – dije girándome para verlo.
– ¿Y qué te pareció?
– Es linda la historia, aunque la verdad no te imagino como vampiro.
– ¿Ah, no?, ¿por qué? – exclamó desconcertado.
– No sé, creo que estoy demasiado influenciada por la escena que vi hace un rato.
– ¿El beso con Javier?
– Sí… ¿eres gay?, la verdad, puedes confiar en mí, sé guardar muy bien los secretos.
– No, no soy gay – respondió después de haberse reído varios segundos – ¿quieres que te lo demuestre? – agregó mirándome fijamente a los ojos y acercándose un poco a mí.
– No, discúlpame por ser tan fresca, es que no me gustan los rodeos, disculpa si te molesto o te ofendió mi pregunta – aclaré ladeando mi cabeza para alejarla de la suya.
– No, para nada, creo que es normal que surja la duda por la película, es un reto de actuación, ¿sabes?, quiero demostrar que soy capaz de interpretar cualquier papel, no quiero encasillarme.
– Lo entiendo, siempre es bueno ponerse retos en la vida.
– Así es, ¿tú tienes alguno?
– Sí, estabilizarme en este país, apenas tengo un mes viviendo aquí.
– ¿Y por qué dejaste México?
– Es parte de la historia que después te contaré.
– Ya me dio más curiosidad por escucharla.
– No es muy agradable, por eso estoy aquí, pero bueno, así es la vida, una rueda de la fortuna.
– Cierto, tengo que regresar a filmar, pero ya es la última toma del día, luego nos reunimos para que me platiques detalladamente lo que hayas leído.
– De acuerdo, seguiré entonces, te veo más tarde.
Me regaló una radiante sonrisa y se alejó, yo abrí el libro en la página que me había quedado y continué con mi lectura, ansiosa por saber cómo se iba desarrollando la historia de amor entre los protagonistas.
Minutos después se acercó Kathy y me pidió que fuera por el vestuario que tendría que usar Robert al día siguiente, así que me dirigí al lugar que me indicó, me entregaron la ropa y de una vez fui y la dejé en el remolque, decidí quedarme ahí a seguir leyendo, pero no pude avanzar mucho ya que el sueño me venció, aún tenía problemas para adaptarme al horario que era completamente al revés del que estaba acostumbrada.
De pronto abrí abruptamente los ojos y Robert me estaba observando, la vergüenza me inundó al percatarme que él me había descubierto dormida en horas de trabajo, me levanté tan de prisa de la silla que el libro cayó al suelo, me agaché para levantarlo y Robert hizo lo mismo, entonces nuestros dedos se rozaron levemente, no supe si fue un movimiento involuntario de su parte o un acto completamente consciente el brindarme una delicada caricia que me desconcertó, levanté el rostro y me topé con el suyo, a una distancia tan corta que pude sentir como su aliento se colaba por mi nariz invadiendo mi cuerpo como si de un huracán se tratara arrasando con todo a su paso, sentí que el tiempo se detuvo, me olvidé de todo, quien era él y quien era yo, lo único que había en mi mente era ese cálido roce de su dedo índice sobre el mío, ese tibio aire que emanaba de sus fosas nasales, esos ojos de un color extraño tipo aguamarina que me miraban de una manera peculiar y esos labios carmesí que permanecían semi abiertos, como si estuvieran invitándome a probarlos.
Mil gracias por tu apoyo, espero que dejen más comentarios, sino, entenderé que no les agrada y no tendrá caso que la siga publicando.
Aquí va el primer capítulo.
Saludos
Capítulo 1:
España, el lugar donde todo comenzó
España, el lugar donde todo comenzó
Abrí la cortina como todos los días, era otra hermosa mañana, el sol se divisaba en todo lo alto del horizonte bañando con sus rayos las calles de la ciudad que era mi residencia desde hacía un mes, después de contemplar unos minutos el paisaje la cerré y le di un sorbo a mi taza de café, tomé el periódico de la mesa para buscar empleo de nuevo, no había logrado colocarme en ningún lado, a pesar de tener una licenciatura y el dinero se me estaba terminando, pero no regresaría a México derrotada, así trabajara de mesera o hasta haciendo limpieza, yo me quedaría en España, al precio que fuera. De pronto un anuncio llamó mi atención:
“Se solicita asistente, con dominio del idioma inglés, para rodaje de película, empleo temporal por dos semanas, 30 euros diarios”
Cuando vi la cantidad abrí enormemente los ojos, eso era mucho dinero, al menos en México, todavía tenía la costumbre de hacer la conversión a pesos, agarré el bolígrafo y encerré el anuncio, leí la dirección, pero no tenía idea de donde era , así que tomé mi bolso y salí del pequeño cuarto que rentaba en un hostal, bajé las escaleras y le pregunté a la recepcionista por la dirección del anuncio, la leyó y me explicó claramente cómo llegar a ese lugar en transporte público.
Siempre me había llamado la atención el mundo del espectáculo, desde que era niña, jugaba a que era una gran estrella y viajaba por el mundo, con el tiempo mis intereses fueron cambiando y me dediqué a la administración, aunque el gusto por ese mundo siguió presente, así que trabajar en el rodaje de una película sería casi un sueño hecho realidad, aunque no conociera a ninguno de los actores.
Desde que llegué al lugar vi un gran movimiento, había algunos remolques, luces por todos lados, cámaras, gente yendo y viniendo de un lado a otro y no veía a alguien que pudiera ayudarme hasta que una chica se paró a pocos metros de mí y encendió un cigarro, le dije que iba por lo del anuncio del periódico y me miró con una enorme cara de interrogación, así que le repetí lo mismo en inglés y me sonrió, me dijo que ella no hablaba nada de español y que me llevaría con la asistente del director.
Me hizo entrar a un remolque que estaba adaptado como oficina y me senté a esperar, a los pocos minutos entró una chica que me sonrió amablemente, se presentó como Kathy y me comentó que estaba feliz porque al fin alguien había respondido al anuncio que ya tenía tres días publicado. Me preguntó mis datos básicos en inglés y que si podía empezar a trabajar inmediatamente, entusiasmada le respondí que por supuesto, entonces me preguntó de nuevo mi nombre y fecha de nacimiento y posteriormente salieron un par de hojas de la impresora, me explicó que se trataba del contrato que lo leyera y lo firmara, eso hice y después me pidió que la acompañara.
– ¿Ya habías trabajado antes en una película? – preguntó caminando a toda prisa.
– No, soy licenciada en administración de empresas – respondí siguiéndola.
– Wow, ¿y entonces por qué solicitaste este puesto?, creo que no tiene que ver con tu carrera y además es temporal.
– Bueno, me llama mucho la atención este medio y como no soy española me ha sido muy difícil encontrar trabajo.
– Ah ok, entiendo, creo que te vas a divertir mucho, serás la asistente personal de uno de los actores principales, ahorita te lo voy a presentar
– ¿Y exactamente qué tengo que hacer?
– Encargarte de su vestuario, que esté listo a tiempo para los llamados y todo lo que él te indique, pero no te preocupes, es un chico muy tranquilo, no creo que te dé mucha lata.
– Claro, será porque aún no es famoso – exclamé sin querer en voz alta.
– Tampoco es un completo desconocido, salió como Cedric en la película de Harry Potter y el cáliz de fuego.
– Vaya – fue lo único que pude decir, ya que esa película la había visto con mi ex novio y francamente no le habíamos puesto mucha atención, así que no recordaba ese personaje, pero supuse que se trataría de un adolescente.
– ¿No la viste?
– Sí, pero la verdad no lo recuerdo.
– Es el chico que se muere.
– Ah ok, creo que ya sé quién – mentí ya que por más que buscaba algún recuerdo de él no me llegaba.
Atravesamos toda la locación y a lo lejos vi a tres chicos muy guapos platicando y riéndose, nos detuvimos como a dos metros de ellos y Kathy llamó a uno que traía una especie turbante en la cabeza, de inmediato se acercó a nosotras y entonces confirmé mis sospechas, era un chico muy joven, de repente un destello vino a mi mente y recordé haberlo visto con el uniforme de Hogwarts, en ese momento había pensado que era un niño muy lindo y hoy constataba que era mucho más que eso, era extremadamente guapo y tan alto que tuve que mirar hacia arriba.
– Robert, te presento a Anne, ella será tu asistente el resto del rodaje – explicó Kathy.
– Hola Anne, mucho gusto, Robert Pattinson – dijo con una brillante sonrisa mientras me extendía su mano.
– Igualmente, Anne Santillán – respondí estrechándosela, impresionada por lo bien que se veía, aun caracterizado de Dalí – a tus órdenes – agregué sonriéndole.
– Bueno, por el momento no hay nada que hacer, voy a empezar a grabar en dos minutos, puedes quedarte a ver la escena.
– Ok, gracias.
– Bienvenida – exclamó con su flamante sonrisa y se alejó.
Yo me crucé de brazos mientras él y otro de los chicos con los que platicaba se preparaban para filmar, el director dio la indicación y comenzaron a rodar la escena, para mi sorpresa fue un beso entre ellos dos, casi se me cae la quijada al suelo, no es que me espantara, yo tenía algunos amigos gays, además Brokeback Mountain era una de mis películas favoritas y abordaba ese tema, más bien la escena en sí era impactante, entre romántica y dramática. La repitieron varias veces y hubo un momento en el que me sentí acongojada por las emociones que ellos reflejaban.
Minutos más tarde Kathy regresó y me entregó un gafete que me acreditaba como personal de la locación y así podría andar libremente por todos lados.
Después el director les dio un descanso y Robert caminó hasta donde yo me encontraba.
– ¿Quieres un vaso de agua? – pregunté de inmediato.
– Sí, gracias – respondió y se lo di – ¿qué te pareció la escena? – agregó mirándome.
– Impactante, ¿cuál es la trama de la película?
– De la relación tormentosa que vivieron Dalí y García Lorca, por eso las escenas son así, románticas y dolorosas, se llama Little Ashes, en relación a unas obras de Dalí.
– Vaya, pobres, no siempre el amor es color de rosa – exclamé sin pensar mirando al vacío, aún tenía abierta mi herida, a pesar del tiempo y la distancia.
– ¿Por qué lo dices de esa manera? – preguntó interesado.
– Por la escena, de verdad me sorprendió – respondí tratando de sonar convincente.
– ¿Segura? – insistió provocando que yo me cuestionará si él era muy perceptivo o yo demasiado transparente.
– No creo que quieras escuchar mi historia.
– ¿Por qué no?, claro, si quieres contármela.
– Quizá en otro momento – dije no muy convencida, era mi jefe y acabábamos de conocernos, no quería aburrirlo con mis penas.
– Cuando quieras, al fin que tenemos dos semanas por delante – señaló mientras me tocaba fraternalmente el hombro reconfortándome.
Yo le dediqué una pequeña sonrisa, me sorprendió su gesto, al parecer era un chico sensible y atento, cualidades que eran un tanto difíciles de encontrar en los hombres de la actualidad.
– ¿Te gustan los vampiros? – preguntó de repente sorprendiéndome.
– Sí, ¿por qué la pregunta? – respondí mirándolo extrañada.
– Porque te tengo una tarea, la primera como mi asistente, leerás un libro de vampiros, bueno, en sí es una historia de amor entre uno de ellos y una humana.
– Ok y, ¿por qué tengo que leer eso? – dije más sorprendida aún.
– Porque yo seré ese vampiro, van a hacer la película de ese libro así que necesito conocer bien la trama, lo que pasa es que aquí no pudieron conseguirlo en inglés y como empiezo a filmar tan pronto como termine esta película, no me puedo esperar a regresar a Estados Unidos para leerlo, así que tú lo leerás y me lo irás contando, ¿te agrada la idea?
– Sí, me gusta leer, me gustan los vampiros y también las historias de amor, venga el libro.
– Perfecto, vamos al remolque, ahí lo tengo – dijo y empezamos a caminar – tú no eres española, ¿verdad?
– No, soy mexicana, ¿cómo lo notaste?
– Por el acento, hablas diferente a los demás.
Le sonreí y abrió la puerta del remolque, me pidió que subiera y me di cuenta que era su camerino, había ropa por todas partes, zapatos, periódicos, estaba bastante desordenado. De una mesa agarró un libro negro y me lo dio, en seguida leí el título: Crepúsculo, un amor peligroso, lo volteé para leer la contraportada y mi corazón se oprimió, no tenía ánimos para leer una historia de amor, pero ni modo, era trabajo y no podía negarme, además nadie tenía la culpa de lo que me había pasado.
– ¿Así que tú serás Edward?, wow, que cambio, de un reconocido pintor a un vampiro.
– Sí, un cambio radical, eso es lo que me gusta de la actuación, las múltiples facetas que se pueden tener.
– Lo sé, yo estudié un año actuación y eso era precisamente lo que me gustaba, el poder ser mil personas distintas, incluso totalmente opuestas con tu forma de ser.
– ¿Entonces eres actriz?
– No, soy administradora, la actuación era un hobbie.
– Creo que nos vamos a llevar muy bien tú y yo – exclamó con una amplia sonrisa.
– Así parece, yo también solía tener mi habitación hecha un desastre, ¿qué te parece si empiezo por arreglar un poco aquí y luego leo el libro?
– No te preocupes, lo comparto con Javier, así que también hay cosas de él.
– Ok, entonces empezaré a leer.
– Es la hora del almuerzo, después empiezas, vamos.
Salí del remolque y él detrás de mí, nos dirigimos hacia una gran mesa que había en medio de la locación, Robert me presentó con todos los que estaban ahí y me saludaron muy amables, se notaba que había una buena armonía en el staff. Tomé un emparedado y empecé a comer, Kathy se acercó a mí y me preguntó que como me sentía, le dije que todo iba bien y que tenía razón al decir que Robert era un chico muy tranquilo, ella me sonrió y también tomó un emparedado.
Después que todos terminaron el director les anunció que filmarían otra escena, le pregunté a Robert si necesitaba algo y me dijo que no, entonces busqué una silla y me senté a leer el libro. La historia empezó a envolverme, de cierta manera me sentí identificada con Bella, una chica que empezaba una nueva vida en un lugar muy distinto al que acostumbraba vivir y en el que tendría que tratar de encajar. Seguí leyendo y llegué a la parte en la que describen a los Cullen y al mismísimo Edward, entonces la curiosidad empezó a invadirme al imaginar cómo se daría el primer encuentro con Bella y la forma en la que se enamorarían, suspiré, después de todo quizá me haría bien leer esa historia, podría ayudarme a recobrar mi fe en el amor.
– ¿Cómo vas? – preguntó Robert de pronto y se sentó a mi lado.
– Bien, ya terminé de leer el primer capítulo – dije girándome para verlo.
– ¿Y qué te pareció?
– Es linda la historia, aunque la verdad no te imagino como vampiro.
– ¿Ah, no?, ¿por qué? – exclamó desconcertado.
– No sé, creo que estoy demasiado influenciada por la escena que vi hace un rato.
– ¿El beso con Javier?
– Sí… ¿eres gay?, la verdad, puedes confiar en mí, sé guardar muy bien los secretos.
– No, no soy gay – respondió después de haberse reído varios segundos – ¿quieres que te lo demuestre? – agregó mirándome fijamente a los ojos y acercándose un poco a mí.
– No, discúlpame por ser tan fresca, es que no me gustan los rodeos, disculpa si te molesto o te ofendió mi pregunta – aclaré ladeando mi cabeza para alejarla de la suya.
– No, para nada, creo que es normal que surja la duda por la película, es un reto de actuación, ¿sabes?, quiero demostrar que soy capaz de interpretar cualquier papel, no quiero encasillarme.
– Lo entiendo, siempre es bueno ponerse retos en la vida.
– Así es, ¿tú tienes alguno?
– Sí, estabilizarme en este país, apenas tengo un mes viviendo aquí.
– ¿Y por qué dejaste México?
– Es parte de la historia que después te contaré.
– Ya me dio más curiosidad por escucharla.
– No es muy agradable, por eso estoy aquí, pero bueno, así es la vida, una rueda de la fortuna.
– Cierto, tengo que regresar a filmar, pero ya es la última toma del día, luego nos reunimos para que me platiques detalladamente lo que hayas leído.
– De acuerdo, seguiré entonces, te veo más tarde.
Me regaló una radiante sonrisa y se alejó, yo abrí el libro en la página que me había quedado y continué con mi lectura, ansiosa por saber cómo se iba desarrollando la historia de amor entre los protagonistas.
Minutos después se acercó Kathy y me pidió que fuera por el vestuario que tendría que usar Robert al día siguiente, así que me dirigí al lugar que me indicó, me entregaron la ropa y de una vez fui y la dejé en el remolque, decidí quedarme ahí a seguir leyendo, pero no pude avanzar mucho ya que el sueño me venció, aún tenía problemas para adaptarme al horario que era completamente al revés del que estaba acostumbrada.
De pronto abrí abruptamente los ojos y Robert me estaba observando, la vergüenza me inundó al percatarme que él me había descubierto dormida en horas de trabajo, me levanté tan de prisa de la silla que el libro cayó al suelo, me agaché para levantarlo y Robert hizo lo mismo, entonces nuestros dedos se rozaron levemente, no supe si fue un movimiento involuntario de su parte o un acto completamente consciente el brindarme una delicada caricia que me desconcertó, levanté el rostro y me topé con el suyo, a una distancia tan corta que pude sentir como su aliento se colaba por mi nariz invadiendo mi cuerpo como si de un huracán se tratara arrasando con todo a su paso, sentí que el tiempo se detuvo, me olvidé de todo, quien era él y quien era yo, lo único que había en mi mente era ese cálido roce de su dedo índice sobre el mío, ese tibio aire que emanaba de sus fosas nasales, esos ojos de un color extraño tipo aguamarina que me miraban de una manera peculiar y esos labios carmesí que permanecían semi abiertos, como si estuvieran invitándome a probarlos.
AnneHilldweller- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
amiga no digas eso¡¡¡ las chikas les gustara solo que no han comentado jeje yo me dare tiempo de lelr el primer capitulo en unas horas mas ok y ahi te la comento y no digas eso, recuerda que nuetsro foro de los fic recien lleva poquito tiempo y de apoco tenemos mas adeptos ok? pero no te desanimes, besitos
Atal- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18)
no te pongas asi yo ya lei el prologo y esta muy interesanten y ademas escribes muy bien no te preocupes que de seguro nos va a encantar no te desanimes mañana te pongo mi comentario del capitulo
hechale ganas no te desanimes
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alejandra_vazquez88- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
amiga como simpre estare pendiente de tus historias haci qque no dejes de publicarlas porfa me doleria donde lo hicieras pero bueno aqui estoy haciendo acto de presencia y dicendo que amo tu historias haci que sigue haci besos
Irina Denali- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
wowwww
me encanta tu forma de escribir anna. me encantaria seguir conociendo esta historia
me encanta tu forma de escribir anna. me encantaria seguir conociendo esta historia
Citly Patzz- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
amiga porfa pon el otro capitulo quiero saber que psa
Irina Denali- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
siiiii yo tambien
[center]OTRO¡¡¡¡¡
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Atal- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
Hola chicas!
Mil gracias por sus comentarios, aquí les dejo el segundo capítulo.
Saludos =)
Contuve la respiración para dejar de inhalar su esencia, giré levemente mi cabeza, desvié mi mirada y me puse de pie con el libro en la mano. Robert también se enderezó sin dejar de mirarme, vi que estaba a punto de decir algo cuando la puerta del remolque se abrió y entró Javier, sentí un alivio al verlo y me excusé para salir de ahí argumentando que los dejaba solos para que se cambiaran de ropa.
Me alejé de ahí y encendí un cigarro, al parecer Robert no era una blanca paloma, más bien era un tanto fresco, quizá era un mujeriego o simplemente estaba buscando experimentar, me pregunté cuantos años tendría, calculé que unos 20, moví la cabeza después de echar el humo por la boca, quizá yo era la que estaba haciéndose rollos extraños en la cabeza y en realidad no había pasado nada ahí adentro, no me consideraba un sex simbol para que él quisiera besarme acabando de conocerme y en realidad no parecía que él fuera un conquistador de oficio, así que decidí no darle importancia al asunto.
– ¿Nos vamos? – escuché que me dijo y me sobresalté – ¿qué estabas pensando para asustarte de esa manera? – agregó riéndose.
– Nada interesante, ¿adónde vamos?
– No sé, ¿dónde vives?
– ¿Vas a acompañarme? – pregunté sorprendida.
– Sí, recuerda que tienes que platicarme lo que has leído del libro.
– ¿Y si mejor te platico mañana entre los descansos de la filmación?, vivo un poco lejos de aquí y no sé donde te estés quedando tú, no quiero desviarte.
– Está bien, como quieras.
– Me lo voy a llevar para leer antes de dormir – dije mostrándole el libro.
– De acuerdo, hasta mañana Anne.
– Hasta mañana Robert, descansa.
Le tendí la mano, él me la tomó y se agachó para darme un beso en la mejilla, yo le regalé una sonrisa de suficiencia y me di la vuelta para salir de la locación. No había caminado mucho cuando escuché que gritaba mi nombre y me giré.
– Anne, espera – exclamó parándose frente a mí.
– ¿Qué pasa?
– ¿Tienes celular?
– Sí.
– ¿Me lo puedes dar, por favor?, y yo te doy el mío, creo que es importante estar en contacto, por cualquier cosa que pueda pasar.
– Sí, tienes razón.
Le dicté el número y él lo guardó en su celular, después me marcó y entonces yo lo agregué con su nombre y la palabra jefe, para identificarlo mejor. Luego Robert se despidió con la mano y se alejó, yo también me despedí de él y seguí mi camino.
Antes de llegar al hostal cené en una pequeña cafetería que estaba muy cerca de ahí. Leí otro poco del libro, me iba envolviendo página tras página, Edward iba conquistándome de a poco, levanté la vista y suspiré, ¿sería demasiado patético que a mi edad me enganchara con un personaje inexistente? Sin duda para mi mejor amiga, Roxana, sería completamente ridículo, como la extrañaba, me hacía falta que me dijera las verdades como sólo ella sabía hacerlo, entonces decidí ir a un café internet a escribirle un mail y de paso revisar si tenía algunos nuevos, así que eso hice cuando terminé de cenar.
Como siempre tenía varios mails de anuncios y propagandas, uno de mi hermana que de inmediato leí y respondí, otro de mi prima Alexa, donde me contaba que ya estaba en el último semestre de su carrera. Sorpresivamente tenía uno de Roxana, ya que ella no era muy fanática de la red, a diferencia mía que podría estar ahí el día completo sin aburrirme. Abrí el mail y me reí con las primeras líneas.
“Hola autoexiliada,
Espero que te esté yendo de maravilla por aquellos lares, por favor, no regreses sin una foto autografiada de Miguel Bosé o ya de perdida de David Bisbal.
Te extraño demasiado, no tengo a quien molestar, no es cierto, sabes que te quiero mucho y por eso te echo de menos, ¿sabes?, estoy planeando pasar mis vacaciones en aquel país, sólo falta que el amargado de mi jefe me las autorice para poder planearlas.
Mi vida sigue sin novedades, salvo una, ya he dejado definitivamente a Rubén (ya sé que estás pensando que lo he dicho muchas veces pero esta sí no se la perdono) el sábado fuimos a una fiesta y se quiso ligar a mi hermana y aparte en mis narices, vaya tipo tan calenturiento.
¿Y qué novedades hay en tu vida?, ¿ya conseguiste trabajo?, ¿o ya conociste algún chico guapo que te mantenga?
Por el momento es todo, ya sabes que esto no se me da mucho, cuídate y estaré atenta a tu respuesta.
Besos y abrazos
Rox”
Sí que extrañaba a mi amiga, su sarcasmo y sus locuras, agradecí que existiera la tecnología, era increíble que a través de unas líneas la sintiera cercana, así que en cuanto terminé de leer le respondí:
“Hola Rox,
Me va bien, no me puedo quejar, justo hoy conseguí trabajo, aunque sólo es por dos semanas, pero la paga es buena y me ayudará a sobrevivir mientras consigo algo fijo.
No sabes el gusto que me da el que puedas pasar unos días por acá, la verdad me siento muy sola, te juro que hasta extraño al loco de mi vecino que se le ocurría tocar la guitarra eléctrica a las tres de la mañana.
Sí, ya sé que estás pensando que nadie me obligo a venir y que fue mi decisión, no me estoy quejando, sólo te comento como está mi vida.
Yo ya te había dicho que el Rubén no te convenía, acuérdate que hasta a mí me había hecho una propuesta en una fiesta y tú me dijiste que yo había mal entendido las cosas, espero que ahora sí sea definitiva tu decisión.
Bueno amiga me marcho, tratare de dormir, ¿puedes creer que aún no me acostumbro al horario?, así que ahora duermo menos que antes.
Te mando muchos besos y abrazos, seguimos en contacto.
Anne”
Esa noche no pude dormir bien, tuve sueños muy extraños que me hacían despertar con frecuencia. Volví a soñar con mi ex, me pedía perdón de rodillas y yo lo dejaba ahí, hincado y me iba del brazo de un hombre al que no le veía el rostro, pero del que estaba segura que me amaba, lo podía sentir con el simple roce de su piel. Roxana también apareció en mis sueños, nos encontrábamos a la orilla del mar y me llamaba cobarde porque no quería meterme ya que sentía el agua fría. Luego aparecieron imágenes sin sentido, no supe si eran vampiros, zombies o extraterrestres los que me rodeaban y me desperté sobresaltada, demasiada cafeína, pensé llevándome una mano a la cabeza.
Muy temprano me dirigí a la locación, había pocas personas cuando llegué, me serví un café y lo bebí despacio mientras mi cabeza era una revolución tratando de descifrar el significado de esos sueños.
– Buenos días Anne – escuché la voz de Robert.
– Hola Robert, buenos días – respondí con una sonrisa.
– ¿Siempre eres así de pensativa?
– La verdad sí suelo abstraerme mucho, sobre todo cuando estoy sola.
– ¿Y en qué tanto piensas? – preguntó mientras se servía una taza de café.
– En mucho y en nada, normalmente divago sin sentido, creo que estoy un poco loca.
– Creo que todos lo estamos en mayor o menor grado, pero, ¿qué es la locura?, ¿una enfermedad o simplemente una forma distinta de ver las cosas?
– Claro, como dice una canción, “es más cuerdo el que piensa o el que mira la luna” – dije citando una frase de Ricardo Arjona.
– Y tú eres de las que piensa – señaló muy seguro.
– También miro la luna, tengo complejo de hombre lobo.
– Uy, entonces serás mi enemiga.
– ¿Por qué? – pregunté mirándolo sin comprender.
– Porque los vampiros y los hombres lobos son enemigos por naturaleza.
– Cierto, que serás Edward Cullen.
– ¿Y cómo vas con el libro?
– Bien, es una historia muy envolvente, Edward es un personaje muy enigmático, con una personalidad compleja pero fascinante, todo un caballero, me hubiera gustado más que la historia estuviera narrada desde su punto de vista, me inquieta saber lo que piensa para entender mejor sus reacciones, Bella me aburre un poco, es el típico prototipo de la doncella en peligro y ese estereotipo no me gusta para nada.
– Wow, muy interesante tu análisis, creo que te gusta Edward y envidas a Bella.
– ¿Perdón?, estamos hablando de un libro, no de una pareja de la vida real.
– ¿Y cuál es la diferencia?, te expresas con la misma pasión que si lo hicieras de dos personas de carne y hueso.
– Bueno, suelo apasionarme con las cosas que me gustan y este libro está en camino de convertirse en uno de mis favoritos, pero no me gusta Edward ni mucho menos le tengo envidia a Bella.
– Está bien, si tú lo dices – exclamó con una risita.
Estuve tentada a sacarle la lengua, como lo hacía con mis primos cuando me molestaban, Robert debía tener la edad de alguno de ellos, estaban entre los 20 y 22 años, pero recordé que era mi jefe y no se vería para nada bien de mi parte que me comportara como una niña ante él, así que mejor le dije que se fuera a cambiar de ropa para pasar a maquillaje y estuviera a tiempo para la hora del llamado.
Entre los descansos de ese día le fui platicando los capítulos que había leído del libro, Robert seguía insistiendo que yo estaba enamorada de Edward y yo lo negaba mientras lo miraba con el seño fruncido, provocando que se riera, definitivamente yo me había hecho rollos extraños el día anterior y él no era ningún fresco, se estaba portando bastante bien, nada de querer demostrarme que no era gay, y dudaba mucho que fuera bipolar.
Al día siguiente una parte del equipo partimos a una playa cercana, para unas escenas que debían filmar Robert y Javier, debía reconocer que éste me llamaba mucho la atención, también era sumamente guapo y se veía un poco mayor que Robert.
Iba sentada junto a él en la camioneta y me pidió que le fuera leyendo el libro, acepté pero le dije que me tuviera paciencia porque me costaba un poco de trabajo la traducción simultánea. Justo era la parte en que Bella le decía a Edward sus sospechas de que era un vampiro y él lo aceptaba. Robert me miraba sin decir nada, en ese momento deseé tener el poder de Edward para saber lo que pasaba por su mente, parecía como hipnotizado y no tenía idea si en realidad me estaba escuchando.
– ¿Pasa algo? – no pude evitar preguntarle después de un rato.
– No, ¿por qué?
– Por tu mirada, estás como absorto, ¿sí me estás escuchando?
– Por supuesto, narras muy bien, me estoy imaginando todo, ¿sabes?, me gustaría que me siguieras leyendo el resto del libro en lugar de platicarme un resumen.
– Claro, como gustes.
Finalmente llegamos al lugar donde filmarían, mientras los técnicos preparaban el equipo, Robert y Javier se pusieron el vestuario que requería la escena y después la ensayaron algunas veces, antes de la toma final. Luego tuvimos que esperar a que anocheciera para otra de las escenas que debían grabar ahí.
Yo me senté sobre la arena, alejada de todos, no pude evitar recordar la vez en que mi ex y yo habíamos hecho un viaje a la playa y juntos habíamos visto el amanecer, abrazados a la orilla del mar y justo cuando los primeros rayos del sol brillaban en el cielo, sacó el anillo y me pidió que fuera su esposa. Las lágrimas inundaron mis ojos, ese había sido uno de los días más felices de mi vida, jamás me imaginé el giro tan radical que ésta daría.
– ¿Estás bien? – preguntó Robert sacándome de mis recuerdos.
– Sí – respondí y fingí un bostezo para limpiar las lágrimas que amenazaban con salir.
– ¿Estás llorando?
– No – dije con el nudo en la garganta.
– ¿Sabes algo?, no se te da muy bien mentir, si quieres llorar, hazlo, no es bueno guardarse las emociones, hace daño.
Esbocé una pequeña sonrisa, no necesitaba decirme gran cosa para reaccionar y dejar que las lágrimas corrieran por mi rostro, así que dejé de retenerlas. Robert me abrazó sin decir nada, yo me aferré a él y lloré desconsoladamente, como hacía mucho que no lo hacía, ya que cada vez que sentía que estaba a punto de llorar yo misma me reprimía, me distraía para evitar hacerlo, me repetía una y otra vez que tenía que ser fuerte.
Escuché que lo llamaron para grabar, así que me separé de él y me limpié las lágrimas, sin verlo a los ojos, me sentía avergonzada y no quería que me bombardeara con preguntas, no tenía ganas de hablar del asunto, así que le agradecí su silencio cuando lo vi alejarse hacia donde estaba el director.
Yo volví a sentarme en la arena y me abracé a mis piernas. Me sentí tan sola, a pesar de estar rodeada de gente, y me quedé como catatónica todo el tiempo que Robert estuvo filmando, ni siquiera me di cuenta cuantas horas habían pasado o si sólo habían sido unos minutos, de repente lo vi en cuquillas frente a mí.
– ¿Ya te sientes mejor? – preguntó y pude notar la sincera preocupación en su voz.
– Un poco… gracias.
– No tienes nada que agradecer, ¿por qué llorabas?
– No quiero hablar de eso.
– Tiene que ver con el que estés aquí, ¿verdad?
– Sí.
– Bueno, ya habías quedado en contarme esa historia, creo que ha llegado el momento de que lo hagas.
– Quizá te aburras.
– Quizá está mejor que Crepúsculo – exclamó sentándose a mi lado.
– Definitivamente no – aclaré después de reírme por su comentario.
– Anda, cuéntame, te sentirás mucho mejor.
– Está bien, ya que insistes, te contaré – dije dando un suspiro mientras Robert me miraba atentamente.
Mil gracias por sus comentarios, aquí les dejo el segundo capítulo.
Saludos =)
Capítulo 2:
Soledad
Soledad
Contuve la respiración para dejar de inhalar su esencia, giré levemente mi cabeza, desvié mi mirada y me puse de pie con el libro en la mano. Robert también se enderezó sin dejar de mirarme, vi que estaba a punto de decir algo cuando la puerta del remolque se abrió y entró Javier, sentí un alivio al verlo y me excusé para salir de ahí argumentando que los dejaba solos para que se cambiaran de ropa.
Me alejé de ahí y encendí un cigarro, al parecer Robert no era una blanca paloma, más bien era un tanto fresco, quizá era un mujeriego o simplemente estaba buscando experimentar, me pregunté cuantos años tendría, calculé que unos 20, moví la cabeza después de echar el humo por la boca, quizá yo era la que estaba haciéndose rollos extraños en la cabeza y en realidad no había pasado nada ahí adentro, no me consideraba un sex simbol para que él quisiera besarme acabando de conocerme y en realidad no parecía que él fuera un conquistador de oficio, así que decidí no darle importancia al asunto.
– ¿Nos vamos? – escuché que me dijo y me sobresalté – ¿qué estabas pensando para asustarte de esa manera? – agregó riéndose.
– Nada interesante, ¿adónde vamos?
– No sé, ¿dónde vives?
– ¿Vas a acompañarme? – pregunté sorprendida.
– Sí, recuerda que tienes que platicarme lo que has leído del libro.
– ¿Y si mejor te platico mañana entre los descansos de la filmación?, vivo un poco lejos de aquí y no sé donde te estés quedando tú, no quiero desviarte.
– Está bien, como quieras.
– Me lo voy a llevar para leer antes de dormir – dije mostrándole el libro.
– De acuerdo, hasta mañana Anne.
– Hasta mañana Robert, descansa.
Le tendí la mano, él me la tomó y se agachó para darme un beso en la mejilla, yo le regalé una sonrisa de suficiencia y me di la vuelta para salir de la locación. No había caminado mucho cuando escuché que gritaba mi nombre y me giré.
– Anne, espera – exclamó parándose frente a mí.
– ¿Qué pasa?
– ¿Tienes celular?
– Sí.
– ¿Me lo puedes dar, por favor?, y yo te doy el mío, creo que es importante estar en contacto, por cualquier cosa que pueda pasar.
– Sí, tienes razón.
Le dicté el número y él lo guardó en su celular, después me marcó y entonces yo lo agregué con su nombre y la palabra jefe, para identificarlo mejor. Luego Robert se despidió con la mano y se alejó, yo también me despedí de él y seguí mi camino.
Antes de llegar al hostal cené en una pequeña cafetería que estaba muy cerca de ahí. Leí otro poco del libro, me iba envolviendo página tras página, Edward iba conquistándome de a poco, levanté la vista y suspiré, ¿sería demasiado patético que a mi edad me enganchara con un personaje inexistente? Sin duda para mi mejor amiga, Roxana, sería completamente ridículo, como la extrañaba, me hacía falta que me dijera las verdades como sólo ella sabía hacerlo, entonces decidí ir a un café internet a escribirle un mail y de paso revisar si tenía algunos nuevos, así que eso hice cuando terminé de cenar.
Como siempre tenía varios mails de anuncios y propagandas, uno de mi hermana que de inmediato leí y respondí, otro de mi prima Alexa, donde me contaba que ya estaba en el último semestre de su carrera. Sorpresivamente tenía uno de Roxana, ya que ella no era muy fanática de la red, a diferencia mía que podría estar ahí el día completo sin aburrirme. Abrí el mail y me reí con las primeras líneas.
“Hola autoexiliada,
Espero que te esté yendo de maravilla por aquellos lares, por favor, no regreses sin una foto autografiada de Miguel Bosé o ya de perdida de David Bisbal.
Te extraño demasiado, no tengo a quien molestar, no es cierto, sabes que te quiero mucho y por eso te echo de menos, ¿sabes?, estoy planeando pasar mis vacaciones en aquel país, sólo falta que el amargado de mi jefe me las autorice para poder planearlas.
Mi vida sigue sin novedades, salvo una, ya he dejado definitivamente a Rubén (ya sé que estás pensando que lo he dicho muchas veces pero esta sí no se la perdono) el sábado fuimos a una fiesta y se quiso ligar a mi hermana y aparte en mis narices, vaya tipo tan calenturiento.
¿Y qué novedades hay en tu vida?, ¿ya conseguiste trabajo?, ¿o ya conociste algún chico guapo que te mantenga?
Por el momento es todo, ya sabes que esto no se me da mucho, cuídate y estaré atenta a tu respuesta.
Besos y abrazos
Rox”
Sí que extrañaba a mi amiga, su sarcasmo y sus locuras, agradecí que existiera la tecnología, era increíble que a través de unas líneas la sintiera cercana, así que en cuanto terminé de leer le respondí:
“Hola Rox,
Me va bien, no me puedo quejar, justo hoy conseguí trabajo, aunque sólo es por dos semanas, pero la paga es buena y me ayudará a sobrevivir mientras consigo algo fijo.
No sabes el gusto que me da el que puedas pasar unos días por acá, la verdad me siento muy sola, te juro que hasta extraño al loco de mi vecino que se le ocurría tocar la guitarra eléctrica a las tres de la mañana.
Sí, ya sé que estás pensando que nadie me obligo a venir y que fue mi decisión, no me estoy quejando, sólo te comento como está mi vida.
Yo ya te había dicho que el Rubén no te convenía, acuérdate que hasta a mí me había hecho una propuesta en una fiesta y tú me dijiste que yo había mal entendido las cosas, espero que ahora sí sea definitiva tu decisión.
Bueno amiga me marcho, tratare de dormir, ¿puedes creer que aún no me acostumbro al horario?, así que ahora duermo menos que antes.
Te mando muchos besos y abrazos, seguimos en contacto.
Anne”
Esa noche no pude dormir bien, tuve sueños muy extraños que me hacían despertar con frecuencia. Volví a soñar con mi ex, me pedía perdón de rodillas y yo lo dejaba ahí, hincado y me iba del brazo de un hombre al que no le veía el rostro, pero del que estaba segura que me amaba, lo podía sentir con el simple roce de su piel. Roxana también apareció en mis sueños, nos encontrábamos a la orilla del mar y me llamaba cobarde porque no quería meterme ya que sentía el agua fría. Luego aparecieron imágenes sin sentido, no supe si eran vampiros, zombies o extraterrestres los que me rodeaban y me desperté sobresaltada, demasiada cafeína, pensé llevándome una mano a la cabeza.
Muy temprano me dirigí a la locación, había pocas personas cuando llegué, me serví un café y lo bebí despacio mientras mi cabeza era una revolución tratando de descifrar el significado de esos sueños.
– Buenos días Anne – escuché la voz de Robert.
– Hola Robert, buenos días – respondí con una sonrisa.
– ¿Siempre eres así de pensativa?
– La verdad sí suelo abstraerme mucho, sobre todo cuando estoy sola.
– ¿Y en qué tanto piensas? – preguntó mientras se servía una taza de café.
– En mucho y en nada, normalmente divago sin sentido, creo que estoy un poco loca.
– Creo que todos lo estamos en mayor o menor grado, pero, ¿qué es la locura?, ¿una enfermedad o simplemente una forma distinta de ver las cosas?
– Claro, como dice una canción, “es más cuerdo el que piensa o el que mira la luna” – dije citando una frase de Ricardo Arjona.
– Y tú eres de las que piensa – señaló muy seguro.
– También miro la luna, tengo complejo de hombre lobo.
– Uy, entonces serás mi enemiga.
– ¿Por qué? – pregunté mirándolo sin comprender.
– Porque los vampiros y los hombres lobos son enemigos por naturaleza.
– Cierto, que serás Edward Cullen.
– ¿Y cómo vas con el libro?
– Bien, es una historia muy envolvente, Edward es un personaje muy enigmático, con una personalidad compleja pero fascinante, todo un caballero, me hubiera gustado más que la historia estuviera narrada desde su punto de vista, me inquieta saber lo que piensa para entender mejor sus reacciones, Bella me aburre un poco, es el típico prototipo de la doncella en peligro y ese estereotipo no me gusta para nada.
– Wow, muy interesante tu análisis, creo que te gusta Edward y envidas a Bella.
– ¿Perdón?, estamos hablando de un libro, no de una pareja de la vida real.
– ¿Y cuál es la diferencia?, te expresas con la misma pasión que si lo hicieras de dos personas de carne y hueso.
– Bueno, suelo apasionarme con las cosas que me gustan y este libro está en camino de convertirse en uno de mis favoritos, pero no me gusta Edward ni mucho menos le tengo envidia a Bella.
– Está bien, si tú lo dices – exclamó con una risita.
Estuve tentada a sacarle la lengua, como lo hacía con mis primos cuando me molestaban, Robert debía tener la edad de alguno de ellos, estaban entre los 20 y 22 años, pero recordé que era mi jefe y no se vería para nada bien de mi parte que me comportara como una niña ante él, así que mejor le dije que se fuera a cambiar de ropa para pasar a maquillaje y estuviera a tiempo para la hora del llamado.
Entre los descansos de ese día le fui platicando los capítulos que había leído del libro, Robert seguía insistiendo que yo estaba enamorada de Edward y yo lo negaba mientras lo miraba con el seño fruncido, provocando que se riera, definitivamente yo me había hecho rollos extraños el día anterior y él no era ningún fresco, se estaba portando bastante bien, nada de querer demostrarme que no era gay, y dudaba mucho que fuera bipolar.
Al día siguiente una parte del equipo partimos a una playa cercana, para unas escenas que debían filmar Robert y Javier, debía reconocer que éste me llamaba mucho la atención, también era sumamente guapo y se veía un poco mayor que Robert.
Iba sentada junto a él en la camioneta y me pidió que le fuera leyendo el libro, acepté pero le dije que me tuviera paciencia porque me costaba un poco de trabajo la traducción simultánea. Justo era la parte en que Bella le decía a Edward sus sospechas de que era un vampiro y él lo aceptaba. Robert me miraba sin decir nada, en ese momento deseé tener el poder de Edward para saber lo que pasaba por su mente, parecía como hipnotizado y no tenía idea si en realidad me estaba escuchando.
– ¿Pasa algo? – no pude evitar preguntarle después de un rato.
– No, ¿por qué?
– Por tu mirada, estás como absorto, ¿sí me estás escuchando?
– Por supuesto, narras muy bien, me estoy imaginando todo, ¿sabes?, me gustaría que me siguieras leyendo el resto del libro en lugar de platicarme un resumen.
– Claro, como gustes.
Finalmente llegamos al lugar donde filmarían, mientras los técnicos preparaban el equipo, Robert y Javier se pusieron el vestuario que requería la escena y después la ensayaron algunas veces, antes de la toma final. Luego tuvimos que esperar a que anocheciera para otra de las escenas que debían grabar ahí.
Yo me senté sobre la arena, alejada de todos, no pude evitar recordar la vez en que mi ex y yo habíamos hecho un viaje a la playa y juntos habíamos visto el amanecer, abrazados a la orilla del mar y justo cuando los primeros rayos del sol brillaban en el cielo, sacó el anillo y me pidió que fuera su esposa. Las lágrimas inundaron mis ojos, ese había sido uno de los días más felices de mi vida, jamás me imaginé el giro tan radical que ésta daría.
– ¿Estás bien? – preguntó Robert sacándome de mis recuerdos.
– Sí – respondí y fingí un bostezo para limpiar las lágrimas que amenazaban con salir.
– ¿Estás llorando?
– No – dije con el nudo en la garganta.
– ¿Sabes algo?, no se te da muy bien mentir, si quieres llorar, hazlo, no es bueno guardarse las emociones, hace daño.
Esbocé una pequeña sonrisa, no necesitaba decirme gran cosa para reaccionar y dejar que las lágrimas corrieran por mi rostro, así que dejé de retenerlas. Robert me abrazó sin decir nada, yo me aferré a él y lloré desconsoladamente, como hacía mucho que no lo hacía, ya que cada vez que sentía que estaba a punto de llorar yo misma me reprimía, me distraía para evitar hacerlo, me repetía una y otra vez que tenía que ser fuerte.
Escuché que lo llamaron para grabar, así que me separé de él y me limpié las lágrimas, sin verlo a los ojos, me sentía avergonzada y no quería que me bombardeara con preguntas, no tenía ganas de hablar del asunto, así que le agradecí su silencio cuando lo vi alejarse hacia donde estaba el director.
Yo volví a sentarme en la arena y me abracé a mis piernas. Me sentí tan sola, a pesar de estar rodeada de gente, y me quedé como catatónica todo el tiempo que Robert estuvo filmando, ni siquiera me di cuenta cuantas horas habían pasado o si sólo habían sido unos minutos, de repente lo vi en cuquillas frente a mí.
– ¿Ya te sientes mejor? – preguntó y pude notar la sincera preocupación en su voz.
– Un poco… gracias.
– No tienes nada que agradecer, ¿por qué llorabas?
– No quiero hablar de eso.
– Tiene que ver con el que estés aquí, ¿verdad?
– Sí.
– Bueno, ya habías quedado en contarme esa historia, creo que ha llegado el momento de que lo hagas.
– Quizá te aburras.
– Quizá está mejor que Crepúsculo – exclamó sentándose a mi lado.
– Definitivamente no – aclaré después de reírme por su comentario.
– Anda, cuéntame, te sentirás mucho mejor.
– Está bien, ya que insistes, te contaré – dije dando un suspiro mientras Robert me miraba atentamente.
AnneHilldweller- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
hay me esta empezando a enamorar mucho esta historia enserio que si me gusta espero que pronto actualices por que tengo muchas ganitas de leerme elotrocapitulo quiero saber que le dice rob
Irina Denali- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
que tierno es Rob¡¡¡¡
amiga, no te demores en el proximo capitulo, no me dejes asi¡¡
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Atal- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
si ya me gustaba Rob ahora ya definitivamente lo amoooooooooooo
de verdad me esta enganchando tu historia Anne sigue porfavor pon el proximooooooooo...
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
es el hombre perfecto es mi amor platónico
Atal- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
ya uiero el otro capi por fis sube rapido el otro las ganas me matan
Irina Denali- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
Hola chicas!!!
Muchísimas por seguir leyendo esta historia, aquí les dejo el siguiente capítulo.
Saluditos y seguimos en contacto
Tomé un fuerte respiro y comencé con mi relato:
Cuando salí de la universidad entré a trabajar a una constructora, ahí conocí a un chico un par de años más grande que yo, era el contador, un hombre no muy guapo pero con un gran carisma, me hacía reír mucho y me conquistó de inmediato, tras salir durante un mes, casi a diario, nos hicimos novios, no hubo ninguna declaración, simplemente me besó y así comenzó nuestra relación.
Al cabo de tres años y medio de noviazgo me pidió matrimonio, en una playa de México, por supuesto que acepté encantada y enamorada hasta el tuétano, empezamos con los preparativos, al cabo de un tiempo, ya teníamos todo listo, la iglesia, el salón para la fiesta, el banquete, las invitaciones repartidas, la mesa de regalos en una tienda departamental, el vestido, los padrinos, absolutamente todo, sólo esperábamos a que llegara la fecha.
De pronto, lo empecé a notar extraño, ausente, nos veíamos con menos frecuencia, todo el mundo me decía que era por los nervios normales de la boda. Justo cuando faltaba un mes para ésta, lo encaré, creía conocerlo bien y su actitud no era para nada normal, por muy nervioso que estuviera, así que terminó confesándome todo.
En un viaje de trabajo, a otra ciudad, se reencontró con una ex novia, fueron a cenar y después a un bar, supuestamente, aturdidos por el alcohol, acabaron en un hotel y a él se le olvidó protegerse. Cuando me lo contó, ella tenía cinco meses de embarazo. Me aseguró que a mí era a la que amaba, que aquello había sido sólo un rato de placer y que, incluso, le había sugerido a la chica que abortara, al momento que ella le dijo que estaba embarazada, creo que esa parte fue la que más me desilusiono de él, no era novedad sus engaños, yo ya lo había descubierto en varias ocasiones y lo amaba tanto que lo había perdonado, pero en esta ocasión era muy diferente, una inocente criatura estaba de por medio, aunque él no la quisiera, así que, con todo el dolor de mi corazón cancelé la boda, pero, él seguía insistiendo en que le diera otra oportunidad y como seguía aún muy enamorada, sabía que si no me alejaba lo suficiente, terminaría por ceder y no se lo merecía, por eso tomé la decisión de abandonar mi país. Además de que estaba muy deprimida, necesitaba nuevos aires, encontrar la forma de distraer mi mente para olvidarlo.
– Creo que fuiste muy valiente al cancelar todo y terminar con él.
– No fue nada fácil, me costó muchísimo.
– Fue lo mejor que pudiste hacer, él no te merecía.
– Gracias por tus palabras y por escucharme, espero no haberte aburrido.
– Para nada, me alegra que te hayas abierto a mí.
– Tampoco fue fácil – agregué mirando al vacío.
Esbocé una pequeña sonrisa y Robert me abrazó, en ese momento sentí que de ahí en adelante contaba con un buen amigo. Empezó a frotándome el brazo, tratando de reconfortarme, hundí mi cabeza en su pecho y no supe en qué momento me quedé dormida.
Una luz cegadora me obligó a abrir los ojos, eran los rayos del sol que se asomaban por el horizonte, lo primero que vi fue un torso bastante bien formado en el que mi cabeza estaba apoyada. Sorprendida me enderecé abruptamente, comprobando que era Robert quien dormía a mi lado y que ambos nos encontrábamos en la playa. Él reflejaba tanta paz en su rostro que me sentí mal por tener que despertarlo, no entendía cómo es que el sol no lo había hecho ya.
– Robert, Robert, despierta – dije moviéndolo delicadamente de un hombro.
– ¿Ya es hora? – preguntó medio abriendo un ojo.
– Supongo que sí, espero que no se te haya hecho tarde, no tenías que haberte quedado aquí – dije avergonzada.
– No quise despertarte y tampoco quise dejarte sola – explicando sentándose.
– Gracias Robert, eres un buen chico.
– Gracias por haberme tenido la confianza de contarme algo tan personal.
– A ti por escucharme, ahora vayamos a ver que procede para este día.
– Por cierto, buenos días, Anne.
– Buenos días, Robert.
Me regaló una encantadora sonrisa, muy propia de él, yo se la devolví y después nos dirigimos adonde se encontraban los demás. Filmaron durante pocas horas y después emprendimos el regreso a la ciudad. En cuanto llegamos me despedí de Robert y me marché al hostal, estaba muy cansada.
Seguí leyendo el libro, de una vez quería ir traduciéndolo en mi cabeza para que me fuera más fácil hacerlo frente a Robert. Estaba a punto de quedarme dormida cuando mi celular empezó a sonar y me di cuenta que se trataba precisamente de él.
– Hola, buenas noches – contesté muy formal fingiendo la voz, haciéndola más grave, sólo por diversión, como solía hacerlo con mis amigos.
– ¿Anne? – preguntó confundido.
– ¿Quién la busca? – respondí con el mismo tono grave y después me mordí la lengua para evitar reírme.
– Robert, ¿está ocupada?, no sabía que vivía con alguien más.
No pude seguir sosteniendo la farsa por más tiempo y una carcajada se escapó de mi boca a causa de su comentario.
– Soy Anne y sí vivo sola.
– Juro que no te reconocí la voz, ¿qué pretendías fingiéndola?, definitivamente sí serías buena actriz.
– Lo siento, a veces me gusta despistar a las personas, es un pasatiempo un poco extraño.
– No tanto como el que mis hermanas tenían conmigo, pero no querrás saberlo.
– Por supuesto que sí, has picado mi curiosidad, tal vez si no hubieras dicho el pero no me hubiera interesado tanto.
– Está bien, además ya somos amigos, ¿no?
– Definitivo.
– Bueno, resulta que me vestían de niña y hasta me llamaban Claudia.
– ¿En serio?, vaya, sí es más raro que mi pasatiempo.
– Tal como te lo dije.
– ¿Y a qué debo el honor de tu llamada?
– Sólo quería saber cómo te sientes, asegurarme que estuvieras bien.
– Lo estoy dentro de lo que cabe, pero, tú tranquilo, no pienso suicidarme si eso te preocupa, seguirás teniendo asistente el resto de la filmación.
– No me había pasado eso por la mente, me alegra escucharlo.
Se hizo un silencio, a veces me costaba trabajo entablar una conversación cuando no conocía bien a la persona y la verdad no tenía idea de que platicar con él, así que le hice una trillada pregunta, sólo por decir algo, en vista de que yo ya le había contado mi dramática historia de amor.
– Y, ¿tienes novia?
– No, es un poco complicado en estos momentos, tengo demasiado trabajo, además aún no he conocido a alguien que me interese.
– Ah – otro silencio mientras pensaba que preguntarle – ¿eres exigente con las chicas?
– Creo que no, supongo que busco lo que todo el mundo; amor, comprensión, apoyo, pasarla bien con esa persona, ¿a ti como te gustan los hombres?
– Físicamente, como Hugh Jackman, es mi ídolo, me encanta ese hombre y como Wolverine se ve simplemente irresistible.
– Es un tanto… mayor, ¿no te parece? – noté la sorpresa en su voz.
– Tiene 40 años, para mí está más que perfecto.
– Si no es indiscreción, ¿cuántos años tienes?
– Siguiente pregunta, por favor.
– Jajaja, se me olvidaba que a una mujer no debía preguntársele su edad.
– Y menos cuando está por dejar los tes y entras a los tas.
– No entendí.
– Déjalo así, de cualquier modo te diré mi edad, sólo bromeaba, no suelo quitármela ni ocultarla, tengo 29 años.
– ¿En serio?, pareces de 25 ó 26.
– Favor que me haces, ¿y tú cuántos años tienes?
– Veintiuno en mayo cumplo 22.
– Eres muy joven, casi un niño.
– No exageres, ya soy todo un hombre.
– Sí, uno muy joven.
– Te noto muy relajada, eso me da gusto – no supe si me lo dijo porque le molesto mi comentario.
– Bueno, creo que cada vez que cuento esa historia me siento más aliviada, como que se me va quitando cierto peso de encima.
– Entonces deberías contárselas a todos los de la producción, para que finalmente te libres de todo ese peso.
– Gracias por el consejo, pero tampoco me gusta andar ventilando a mi vida a los cuatro vientos.
– Tienes razón – silencio de nuevo – ¿qué hacías antes de que te llamara?
– Leer, realmente me está atrapando la historia.
– ¿La historia o Edward Cullen?
– Ambos.
– ¡Vaya!, hasta que lo admites.
– Momento de debilidad.
– Bueno, pues ya que leías, ¿por qué no hacerlo en voz alta?, te escucho.
– ¿No tienes sueño?, ya es muy tarde.
– No, a veces me cuesta trabajo conciliar el sueño, aunque…
– ¿Qué?, dilo con confianza, recuerda, ya somos amigos.
– Bueno, anoche no me costó nada de trabajo dormir… tenía días que no conciliaba el sueño tan… fácilmente.
Me quedé callada, ¿estaba tratando de decirme lo que yo estaba pensando?, ¿otra vez estaba portándose como conquistador?, bueno, quizá solo le gustaba dormir acompañado, sin importar con quien, aunque pensándolo bien, esa teoría tampoco era muy adecuada.
– Ay, se le está acabando la batería a mi celular, tendrás que esperar hasta mañana para que te siga leyendo el libro – mentí vilmente e ignoré su comentario anterior.
– No te preocupes, tienes razón, ya es muy tarde, nos vemos mañana, descansa.
– Gracias, igualmente, dulces sueños.
– Eso espero.
Colgué y apagué el celular, por si se le ocurría volver a llamarme, no descubriera mi mentira, lo dejé en la mesita de noche y el libro también. Apagué la luz y me quedé mirando hacia el techo a través de la penumbra de la noche, suspiré, tal vez estaba dándole demasiada importancia a su comentario y en realidad no significaba nada, teníamos tan poco de conocernos que no era posible que él pusiera sus ojos en mí y menos siendo yo mayor que él.
Al día siguiente se repitió la misma rutina, Robert filmó varias escenas, en los descansos le leía el libro, tratando de no hiperventilar por la historia, iba en la parte en que Bella y Edward se declaran su amor en un prado y para culminar, se dan su primer beso. Cuando se lo relaté, sentí como el calor subía a mis mejillas, me estaba ruborizando y avergonzándome por contarle esa parte que me estaba imaginando.
Los días siguieron pasando y en cada uno de ellos se repetía la rutina, a veces Robert me acompañaba al hostal y platicábamos de cualquier cosa, nos estábamos llevando muy bien, nos reíamos, yo le enseñaba frases en español, me platicó de su vida, de cómo inició su carrera de actor, de la audición para el personaje en la película de Harry Potter y cómo obtuvo el papel de Edward Cullen. Yo también le platiqué algunas otras cosas de mi vida, anécdotas, sobre el fallecimiento de mis padres, me dijo que lo sentía muchísimo y me abrazó, poco a poco me daba cuenta que era un chico muy sensible y algo maduro para su edad, aunque le dio mucha risa cuando me vio llegar una mañana con el libro Luna Nueva, continuación de Crepúsculo, así que me negué a leérselo y le argumenté que después ya podría hacerlo él mismo en inglés, al fin que faltaba mucho para que filmarán esa película, ni siquiera habían empezado la primera.
El tiempo pasó como un suspiro y llegó el último día de la filmación. Una vez que grabaron la última escena todos aplaudimos y después nos comunico el director que habría una fiesta en un bar cercano que había contratado exclusivamente para nosotros, así que me dirigí al hostal para arreglarme. Me puse unos jeans, una polera negra de manga corta, botas y encima un suéter.
Cuando llegué al bar, ya estaba la mayoría de los asistentes, me senté junto a Kathy y otras chicas con las que había hecho amistad, nos sentíamos tristes por tener que separarnos, llevándonos tan bien. Robert se encontraba de lo más divertido bromeando con Javier y otros chicos, ya que todos estaban riéndose a carcajadas. Yo empecé a tomar whisky, que era lo que único que estaban sirviendo, bailé con algunos chicos y de pronto sentí que alguien me jalaba del brazo.
– Conmigo no has bailando – dijo Robert en mi oído.
– No me lo habías pedido – respondí y noté que mi voz sonaba algo distorsionada, el alcohol ya estaba haciendo su efecto en mí..
– ¿Me permites esta pieza?
– Que galante, ya te estás creyendo que eres Edward.
– No es por eso, los ingleses somos caballerosos.
No le respondí nada, empezaba a sentirme mareada y muy acalorada, así que me quité el suéter y lo aventé, ni me enteré en donde había caído, Robert me miró sorprendido y se rió, lo que ocasionó que yo también me riera, prácticamente sin razón. De pronto, pusieron una muy rítmica canción, por cierto, una de mis favoritas. Grité y cuando me di cuenta me encontraba encima de una mesa cantando y bailando, muchos de los presentes se acercaron, entre ellos Robert que tenía una risa muy divertida en el rostro.
Moví mis caderas al ritmo de la melodía y me solté el cabello.
Yo bailaba al ritmo de la canción, movía las caderas, agitaba los brazos en el aire, alborotaba mi cabello, lo lanzaba hacia el frente y después con la mano me lo deslizaba hacia atrás, incluso hice varios movimientos sensuales mientras observaba a Robert, quien no podía estar más divertido y hasta me aplaudía. Entonces le indiqué con mi dedo índice que se acercara y alentado por los gritos de todos lo hizo, así que, como decía la canción, sin ninguna inhibición le bailé muy de cerca, jugué con su cabello, colocaba mis manos sobre sus hombros y seguía moviéndome sin pudor.
Dije la última frase abrazándolo por el cuello y quedando demasiado cerca de su rostro. Todos aplaudieron y como otra canción sonó enseguida, empezaron a bailar. Robert y yo seguiamos en la misma pose, sin movernos ni un milímetro, nos mirábamos fijamente a los ojos, él tenía los más hermosos que yo había visto jamás, en verdad era guapísimo, con unas facciones finas, perfectas, su efluvio volvía a inundarme una vez más, como en aquella ocasión en el remolque, con la gran diferencia de que, esta vez, el alcohol corría por mis venas, aún así, mi mente luchaba por hacer lo correcto, mi vocecita interna me pedía a gritos que no cometiera una locura.
Robert pareció leerme el pensamiento, me bajó de la mesa y me depositó en el suelo, pero, cuando me soltó, el mareo me venció y casi caigo de bruces, afortunadamente, él evitó que lo hiciera y me detuvo en el aire.
– Wow, ¡qué reflejos! Eres el perfecto Edward, sin duda alguna.
– ¿Sí?, entonces, ¿a ti te tocaría ser Bella en esta escena?
– Lo que diera por ser Bella en toda la película – dije sin pensar, obviamente – sólo por estar cerca de ti… eres tan hermoso y hueles tan bien – agregué sin quitarle la vista de encima y sin imaginar lo que sucedería un minuto después.
Fragmento de la canción: Man! I feel like a Woman.
Intérprete: Shania Twain.
Traducción: Anne Hilldweller
Muchísimas por seguir leyendo esta historia, aquí les dejo el siguiente capítulo.
Saluditos y seguimos en contacto
Capítulo 3:
Conociendo a Anne
Conociendo a Anne
Tomé un fuerte respiro y comencé con mi relato:
Cuando salí de la universidad entré a trabajar a una constructora, ahí conocí a un chico un par de años más grande que yo, era el contador, un hombre no muy guapo pero con un gran carisma, me hacía reír mucho y me conquistó de inmediato, tras salir durante un mes, casi a diario, nos hicimos novios, no hubo ninguna declaración, simplemente me besó y así comenzó nuestra relación.
Al cabo de tres años y medio de noviazgo me pidió matrimonio, en una playa de México, por supuesto que acepté encantada y enamorada hasta el tuétano, empezamos con los preparativos, al cabo de un tiempo, ya teníamos todo listo, la iglesia, el salón para la fiesta, el banquete, las invitaciones repartidas, la mesa de regalos en una tienda departamental, el vestido, los padrinos, absolutamente todo, sólo esperábamos a que llegara la fecha.
De pronto, lo empecé a notar extraño, ausente, nos veíamos con menos frecuencia, todo el mundo me decía que era por los nervios normales de la boda. Justo cuando faltaba un mes para ésta, lo encaré, creía conocerlo bien y su actitud no era para nada normal, por muy nervioso que estuviera, así que terminó confesándome todo.
En un viaje de trabajo, a otra ciudad, se reencontró con una ex novia, fueron a cenar y después a un bar, supuestamente, aturdidos por el alcohol, acabaron en un hotel y a él se le olvidó protegerse. Cuando me lo contó, ella tenía cinco meses de embarazo. Me aseguró que a mí era a la que amaba, que aquello había sido sólo un rato de placer y que, incluso, le había sugerido a la chica que abortara, al momento que ella le dijo que estaba embarazada, creo que esa parte fue la que más me desilusiono de él, no era novedad sus engaños, yo ya lo había descubierto en varias ocasiones y lo amaba tanto que lo había perdonado, pero en esta ocasión era muy diferente, una inocente criatura estaba de por medio, aunque él no la quisiera, así que, con todo el dolor de mi corazón cancelé la boda, pero, él seguía insistiendo en que le diera otra oportunidad y como seguía aún muy enamorada, sabía que si no me alejaba lo suficiente, terminaría por ceder y no se lo merecía, por eso tomé la decisión de abandonar mi país. Además de que estaba muy deprimida, necesitaba nuevos aires, encontrar la forma de distraer mi mente para olvidarlo.
– Creo que fuiste muy valiente al cancelar todo y terminar con él.
– No fue nada fácil, me costó muchísimo.
– Fue lo mejor que pudiste hacer, él no te merecía.
– Gracias por tus palabras y por escucharme, espero no haberte aburrido.
– Para nada, me alegra que te hayas abierto a mí.
– Tampoco fue fácil – agregué mirando al vacío.
Esbocé una pequeña sonrisa y Robert me abrazó, en ese momento sentí que de ahí en adelante contaba con un buen amigo. Empezó a frotándome el brazo, tratando de reconfortarme, hundí mi cabeza en su pecho y no supe en qué momento me quedé dormida.
Una luz cegadora me obligó a abrir los ojos, eran los rayos del sol que se asomaban por el horizonte, lo primero que vi fue un torso bastante bien formado en el que mi cabeza estaba apoyada. Sorprendida me enderecé abruptamente, comprobando que era Robert quien dormía a mi lado y que ambos nos encontrábamos en la playa. Él reflejaba tanta paz en su rostro que me sentí mal por tener que despertarlo, no entendía cómo es que el sol no lo había hecho ya.
– Robert, Robert, despierta – dije moviéndolo delicadamente de un hombro.
– ¿Ya es hora? – preguntó medio abriendo un ojo.
– Supongo que sí, espero que no se te haya hecho tarde, no tenías que haberte quedado aquí – dije avergonzada.
– No quise despertarte y tampoco quise dejarte sola – explicando sentándose.
– Gracias Robert, eres un buen chico.
– Gracias por haberme tenido la confianza de contarme algo tan personal.
– A ti por escucharme, ahora vayamos a ver que procede para este día.
– Por cierto, buenos días, Anne.
– Buenos días, Robert.
Me regaló una encantadora sonrisa, muy propia de él, yo se la devolví y después nos dirigimos adonde se encontraban los demás. Filmaron durante pocas horas y después emprendimos el regreso a la ciudad. En cuanto llegamos me despedí de Robert y me marché al hostal, estaba muy cansada.
Seguí leyendo el libro, de una vez quería ir traduciéndolo en mi cabeza para que me fuera más fácil hacerlo frente a Robert. Estaba a punto de quedarme dormida cuando mi celular empezó a sonar y me di cuenta que se trataba precisamente de él.
– Hola, buenas noches – contesté muy formal fingiendo la voz, haciéndola más grave, sólo por diversión, como solía hacerlo con mis amigos.
– ¿Anne? – preguntó confundido.
– ¿Quién la busca? – respondí con el mismo tono grave y después me mordí la lengua para evitar reírme.
– Robert, ¿está ocupada?, no sabía que vivía con alguien más.
No pude seguir sosteniendo la farsa por más tiempo y una carcajada se escapó de mi boca a causa de su comentario.
– Soy Anne y sí vivo sola.
– Juro que no te reconocí la voz, ¿qué pretendías fingiéndola?, definitivamente sí serías buena actriz.
– Lo siento, a veces me gusta despistar a las personas, es un pasatiempo un poco extraño.
– No tanto como el que mis hermanas tenían conmigo, pero no querrás saberlo.
– Por supuesto que sí, has picado mi curiosidad, tal vez si no hubieras dicho el pero no me hubiera interesado tanto.
– Está bien, además ya somos amigos, ¿no?
– Definitivo.
– Bueno, resulta que me vestían de niña y hasta me llamaban Claudia.
– ¿En serio?, vaya, sí es más raro que mi pasatiempo.
– Tal como te lo dije.
– ¿Y a qué debo el honor de tu llamada?
– Sólo quería saber cómo te sientes, asegurarme que estuvieras bien.
– Lo estoy dentro de lo que cabe, pero, tú tranquilo, no pienso suicidarme si eso te preocupa, seguirás teniendo asistente el resto de la filmación.
– No me había pasado eso por la mente, me alegra escucharlo.
Se hizo un silencio, a veces me costaba trabajo entablar una conversación cuando no conocía bien a la persona y la verdad no tenía idea de que platicar con él, así que le hice una trillada pregunta, sólo por decir algo, en vista de que yo ya le había contado mi dramática historia de amor.
– Y, ¿tienes novia?
– No, es un poco complicado en estos momentos, tengo demasiado trabajo, además aún no he conocido a alguien que me interese.
– Ah – otro silencio mientras pensaba que preguntarle – ¿eres exigente con las chicas?
– Creo que no, supongo que busco lo que todo el mundo; amor, comprensión, apoyo, pasarla bien con esa persona, ¿a ti como te gustan los hombres?
– Físicamente, como Hugh Jackman, es mi ídolo, me encanta ese hombre y como Wolverine se ve simplemente irresistible.
– Es un tanto… mayor, ¿no te parece? – noté la sorpresa en su voz.
– Tiene 40 años, para mí está más que perfecto.
– Si no es indiscreción, ¿cuántos años tienes?
– Siguiente pregunta, por favor.
– Jajaja, se me olvidaba que a una mujer no debía preguntársele su edad.
– Y menos cuando está por dejar los tes y entras a los tas.
– No entendí.
– Déjalo así, de cualquier modo te diré mi edad, sólo bromeaba, no suelo quitármela ni ocultarla, tengo 29 años.
– ¿En serio?, pareces de 25 ó 26.
– Favor que me haces, ¿y tú cuántos años tienes?
– Veintiuno en mayo cumplo 22.
– Eres muy joven, casi un niño.
– No exageres, ya soy todo un hombre.
– Sí, uno muy joven.
– Te noto muy relajada, eso me da gusto – no supe si me lo dijo porque le molesto mi comentario.
– Bueno, creo que cada vez que cuento esa historia me siento más aliviada, como que se me va quitando cierto peso de encima.
– Entonces deberías contárselas a todos los de la producción, para que finalmente te libres de todo ese peso.
– Gracias por el consejo, pero tampoco me gusta andar ventilando a mi vida a los cuatro vientos.
– Tienes razón – silencio de nuevo – ¿qué hacías antes de que te llamara?
– Leer, realmente me está atrapando la historia.
– ¿La historia o Edward Cullen?
– Ambos.
– ¡Vaya!, hasta que lo admites.
– Momento de debilidad.
– Bueno, pues ya que leías, ¿por qué no hacerlo en voz alta?, te escucho.
– ¿No tienes sueño?, ya es muy tarde.
– No, a veces me cuesta trabajo conciliar el sueño, aunque…
– ¿Qué?, dilo con confianza, recuerda, ya somos amigos.
– Bueno, anoche no me costó nada de trabajo dormir… tenía días que no conciliaba el sueño tan… fácilmente.
Me quedé callada, ¿estaba tratando de decirme lo que yo estaba pensando?, ¿otra vez estaba portándose como conquistador?, bueno, quizá solo le gustaba dormir acompañado, sin importar con quien, aunque pensándolo bien, esa teoría tampoco era muy adecuada.
– Ay, se le está acabando la batería a mi celular, tendrás que esperar hasta mañana para que te siga leyendo el libro – mentí vilmente e ignoré su comentario anterior.
– No te preocupes, tienes razón, ya es muy tarde, nos vemos mañana, descansa.
– Gracias, igualmente, dulces sueños.
– Eso espero.
Colgué y apagué el celular, por si se le ocurría volver a llamarme, no descubriera mi mentira, lo dejé en la mesita de noche y el libro también. Apagué la luz y me quedé mirando hacia el techo a través de la penumbra de la noche, suspiré, tal vez estaba dándole demasiada importancia a su comentario y en realidad no significaba nada, teníamos tan poco de conocernos que no era posible que él pusiera sus ojos en mí y menos siendo yo mayor que él.
Al día siguiente se repitió la misma rutina, Robert filmó varias escenas, en los descansos le leía el libro, tratando de no hiperventilar por la historia, iba en la parte en que Bella y Edward se declaran su amor en un prado y para culminar, se dan su primer beso. Cuando se lo relaté, sentí como el calor subía a mis mejillas, me estaba ruborizando y avergonzándome por contarle esa parte que me estaba imaginando.
Los días siguieron pasando y en cada uno de ellos se repetía la rutina, a veces Robert me acompañaba al hostal y platicábamos de cualquier cosa, nos estábamos llevando muy bien, nos reíamos, yo le enseñaba frases en español, me platicó de su vida, de cómo inició su carrera de actor, de la audición para el personaje en la película de Harry Potter y cómo obtuvo el papel de Edward Cullen. Yo también le platiqué algunas otras cosas de mi vida, anécdotas, sobre el fallecimiento de mis padres, me dijo que lo sentía muchísimo y me abrazó, poco a poco me daba cuenta que era un chico muy sensible y algo maduro para su edad, aunque le dio mucha risa cuando me vio llegar una mañana con el libro Luna Nueva, continuación de Crepúsculo, así que me negué a leérselo y le argumenté que después ya podría hacerlo él mismo en inglés, al fin que faltaba mucho para que filmarán esa película, ni siquiera habían empezado la primera.
El tiempo pasó como un suspiro y llegó el último día de la filmación. Una vez que grabaron la última escena todos aplaudimos y después nos comunico el director que habría una fiesta en un bar cercano que había contratado exclusivamente para nosotros, así que me dirigí al hostal para arreglarme. Me puse unos jeans, una polera negra de manga corta, botas y encima un suéter.
Cuando llegué al bar, ya estaba la mayoría de los asistentes, me senté junto a Kathy y otras chicas con las que había hecho amistad, nos sentíamos tristes por tener que separarnos, llevándonos tan bien. Robert se encontraba de lo más divertido bromeando con Javier y otros chicos, ya que todos estaban riéndose a carcajadas. Yo empecé a tomar whisky, que era lo que único que estaban sirviendo, bailé con algunos chicos y de pronto sentí que alguien me jalaba del brazo.
– Conmigo no has bailando – dijo Robert en mi oído.
– No me lo habías pedido – respondí y noté que mi voz sonaba algo distorsionada, el alcohol ya estaba haciendo su efecto en mí..
– ¿Me permites esta pieza?
– Que galante, ya te estás creyendo que eres Edward.
– No es por eso, los ingleses somos caballerosos.
No le respondí nada, empezaba a sentirme mareada y muy acalorada, así que me quité el suéter y lo aventé, ni me enteré en donde había caído, Robert me miró sorprendido y se rió, lo que ocasionó que yo también me riera, prácticamente sin razón. De pronto, pusieron una muy rítmica canción, por cierto, una de mis favoritas. Grité y cuando me di cuenta me encontraba encima de una mesa cantando y bailando, muchos de los presentes se acercaron, entre ellos Robert que tenía una risa muy divertida en el rostro.
Sí, voy a gritar y gritar
Moví mis caderas al ritmo de la melodía y me solté el cabello.
Sin inhibiciones ni marcando condiciones
Salir un poco de la línea
No voy a actuar correctamente
Sólo voy a pasarla bien
Lo mejor de ser una mujer
Es el de derecho de divertirse
Oh, oh, oh enloquecer por completo
Olvidar que soy una dama
Poleras de chicos, minifaldas
Oh, oh, oh, perder la razón, sí, hazlo con estilo
Oh, oh, oh, entrar en acción, sentir la atracción
Pintar mi cabello, haz lo que yo me atrevo
Oh, oh, oh, sentirme libre, sí sentir de la forma en que me siento
¡Hombre! ¡Me siento como una mujer!
Las chicas necesitamos una pausa esta noche
Tendremos la oportunidad de salir de la ciudad
No necesitamos romance, sólo queremos bailar
Vamos a alborotar nuestro cabello
Oh, oh, oh enloquecer por completo
Olvidar que soy una dama
Poleras de chicos, minifaldas
Oh, oh, oh, perder la razón, sí, hazlo con estilo
Oh, oh, oh, entrar en acción, sentir la atracción
Pintar mi cabello, haz lo que yo me atrevo
Oh, oh, oh, sentirme libre, sí sentir de la forma en que me siento
¡Hombre! ¡Me siento como una mujer!
Salir un poco de la línea
No voy a actuar correctamente
Sólo voy a pasarla bien
Lo mejor de ser una mujer
Es el de derecho de divertirse
Oh, oh, oh enloquecer por completo
Olvidar que soy una dama
Poleras de chicos, minifaldas
Oh, oh, oh, perder la razón, sí, hazlo con estilo
Oh, oh, oh, entrar en acción, sentir la atracción
Pintar mi cabello, haz lo que yo me atrevo
Oh, oh, oh, sentirme libre, sí sentir de la forma en que me siento
¡Hombre! ¡Me siento como una mujer!
Las chicas necesitamos una pausa esta noche
Tendremos la oportunidad de salir de la ciudad
No necesitamos romance, sólo queremos bailar
Vamos a alborotar nuestro cabello
Oh, oh, oh enloquecer por completo
Olvidar que soy una dama
Poleras de chicos, minifaldas
Oh, oh, oh, perder la razón, sí, hazlo con estilo
Oh, oh, oh, entrar en acción, sentir la atracción
Pintar mi cabello, haz lo que yo me atrevo
Oh, oh, oh, sentirme libre, sí sentir de la forma en que me siento
¡Hombre! ¡Me siento como una mujer!
Yo bailaba al ritmo de la canción, movía las caderas, agitaba los brazos en el aire, alborotaba mi cabello, lo lanzaba hacia el frente y después con la mano me lo deslizaba hacia atrás, incluso hice varios movimientos sensuales mientras observaba a Robert, quien no podía estar más divertido y hasta me aplaudía. Entonces le indiqué con mi dedo índice que se acercara y alentado por los gritos de todos lo hizo, así que, como decía la canción, sin ninguna inhibición le bailé muy de cerca, jugué con su cabello, colocaba mis manos sobre sus hombros y seguía moviéndome sin pudor.
¡Me siento como una mujer!
Dije la última frase abrazándolo por el cuello y quedando demasiado cerca de su rostro. Todos aplaudieron y como otra canción sonó enseguida, empezaron a bailar. Robert y yo seguiamos en la misma pose, sin movernos ni un milímetro, nos mirábamos fijamente a los ojos, él tenía los más hermosos que yo había visto jamás, en verdad era guapísimo, con unas facciones finas, perfectas, su efluvio volvía a inundarme una vez más, como en aquella ocasión en el remolque, con la gran diferencia de que, esta vez, el alcohol corría por mis venas, aún así, mi mente luchaba por hacer lo correcto, mi vocecita interna me pedía a gritos que no cometiera una locura.
Robert pareció leerme el pensamiento, me bajó de la mesa y me depositó en el suelo, pero, cuando me soltó, el mareo me venció y casi caigo de bruces, afortunadamente, él evitó que lo hiciera y me detuvo en el aire.
– Wow, ¡qué reflejos! Eres el perfecto Edward, sin duda alguna.
– ¿Sí?, entonces, ¿a ti te tocaría ser Bella en esta escena?
– Lo que diera por ser Bella en toda la película – dije sin pensar, obviamente – sólo por estar cerca de ti… eres tan hermoso y hueles tan bien – agregué sin quitarle la vista de encima y sin imaginar lo que sucedería un minuto después.
Fragmento de la canción: Man! I feel like a Woman.
Intérprete: Shania Twain.
Traducción: Anne Hilldweller
AnneHilldweller- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
que historia tan triste la de ella
y bueno la parte final es genial casi la estaba imaginando en mi mente y no he parado de sonrreir
ya me tienes completamente enganchada
y bueno la parte final es genial casi la estaba imaginando en mi mente y no he parado de sonrreir
ya me tienes completamente enganchada
xole- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
lo q hace un par de tragos jeje como le esta tentando ¡¡¡... si fuera ella no se q haria...me lo como enterito
Atal- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
pues ya somos dos por ue no dejaria nada de rob jajaja ame encanta eta historia definitivamente amor y tragos no van de la man0o por que es igual a locuras jajajaja espero el otro capi besos
Irina Denali- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
Hola de nuevo!
Mil gracias por leer y comentar esta historia, aquí les dejo el siguiente capítulo.
Saludos
El intenso dolor de cabeza me despertó, la sentía punzar y por lo mismo decidí no abrir los ojos, sin embargo, sentí el peso de un brazo sobre mi abdomen. Traté de recordar lo que había sucedido, pero tenía imágenes vagas y confusas, nada coherente, lo último que recordaba con nitidez era estar platicando con Kathy y las demás chicas, después había muchos huecos.
Lentamente fui abriendo mis ojos, me di cuenta que sólo llevaba puesto el sostén y que no estaba en mi cuarto del hostal, giré lentamente mi cabeza para ver quién era el dueño del brazo desnudo que estaba sobre mí y abrí la boca al distinguir a Robert, sin camisa, acostado a mi lado, profundamente dormido, ¿acaso él y yo habíamos…? Me llevé una mano a la cabeza, el dolor se había incrementado al verlo, por más que buscaba en mis recuerdos no encontraba nada que me ayudara a saber cómo es que había llegado a esa cama con él, ni siquiera tenía idea de donde nos encontrábamos.
Quise bajarme de la cama y me fui deslizando lentamente, pero él se aferró a mi cintura y me acercó a su cuerpo, lo sentía respirar en mi hombro descubierto y ese tibio aliento me erizaba la piel. Hacía tanto que no estaba con un hombre en la intimidad, que mi cuerpo reaccionaba por sí sólo y la culpa me invadió, Robert era un jovencito. “Maldito alcohol, no vuelvo a tomar” pensé mientras intentaba, de nuevo, zafarme de su abrazo, sin éxito.
– ¿Adónde quieres ir?, no tenemos a que levantarnos – dijo con voz soñolienta.
– Al… baño – respondí de tal manera que más bien parecía pregunta en lugar de afirmación.
– Está bien.
Finalmente me soltó, tomé la sábana, me enredé en ella y me puse de pie.
– ¿No te parece un poco absurdo que te cubras después de lo que anoche pasó entre nosotros? – exclamó desde la cama.
Me paré en seco al escucharlo, abrí los ojos como platos y no supe que decirle, no podía dar crédito a sus palabras.
– ¿Me vas a decir que no te acuerdas? – preguntó con tono divertido.
Negué con la cabeza, aún sin poder articular palabra alguna, no era posible que hubiera cometido una locura y, lo peor, que no la recordara.
– Bueno, ve al baño y cuando regreses, te cuento.
Caminé rápidamente y cuando entré, cerré la puerta tras de mí y me recargué en ella, me quité la sábana y comprobé que sólo traía ropa interior, mi corazón se aceleró y por más que buscaba en mi mente no aparecía nada, hasta que una imagen bastante nítida apareció, él y yo, en el bar, a punto de besarnos. Me miré al espejo asustada, ni siquiera en mi etapa de adolescente había hecho algo parecido. Sentí que me moría de la vergüenza, me lavé las manos y después me enjuagué la boca para quitarme el sabor amargo que queda después de beber demasiado, aunque ahora, la peor cruda que tenía era la moral.
Bajé la tapa del excusado y me senté, me llevé las manos a la cabeza, definitivamente jamás debería volver a beber y mucho menos whisky, era demasiado fuerte para mí. Movía las piernas, nerviosa por la situación. Minutos después me sobresalté al escuchar los golpes detrás de la puerta.
– Anne, ¿te encuentras bien? – noté la preocupación en su voz.
– Sí.
– ¿Por qué tardas tanto?, ¿necesitas ayuda?
– No, ya salgo.
Inhalé y exhalé varias veces, tratando de tranquilizarme y salí del baño. Robert estaba parado afuera, traía puesto un pantalón de pijama y el torso permanecía desnudo.
– ¿Cómo te sientes?
– Fatal, no aguanto la cabeza y tengo una sed terrible.
– Eso pensé, por eso pedí servicio a cuarto, ven, siéntate en la cama.
Me tomó de la mano y me llevó hasta ahí, me senté en el borde, él caminó hacia la mesa que estaba en medio de la habitación y regresó con una bebida.
– Ten, tómatela poco a poco – dijo entregándomela.
– ¿Red bull? – exclamé haciendo gestos.
– Es lo mejor para quitarte los síntomas de la cruda, vas a ver que te sentirás como si nada hubiera pasado – afirmó sentándose a mi lado.
Di varios sorbos a la bebida mientras él me miraba. A medida que me la iba terminando, la vergüenza iba aumentando.
– ¿En dónde estamos?
– En el hotel donde me he estado hospedando desde que llegué aquí.
– ¿Qué fue lo que paso? – pregunté casi con miedo.
– ¿Qué es lo último que recuerdas con claridad? – preguntó haciendo círculos en mi hombro, con la yema de sus dedos, me estremecí ante su contacto.
– Estaba brindado con Kathy, después alguien me sacó a bailar… creo que bailé sobre una mesa.
– Y lo hiciste muy bien… eres una mujer muy sensual.
– No me digas eso Robert, por favor, suficiente vergüenza ya tengo.
– Es la verdad y no tienes porque avergonzarte – deslizó sus dedos a mi brazo.
– ¿En serio tú y yo…?
– ¿Por qué lo dudas?
– Tienes edad suficiente para ser mi hermanito.
– Pero no lo soy.
– Tengo primos de tu edad, yo jamás…
– Tampoco soy tu primo, simplemente soy un hombre y tú una mujer, la edad no importa cuando dos personas se atraen.
– Yo… ¿te atraigo?
– ¿Por qué te cuesta creerlo?, eres linda, inteligente, divertida, sensual, independiente.
– Tienes veintiún años, yo tengo 29.
– Ya te dije que eso no importa y a ti tampoco te importó anoche.
– Anoche no era yo… en mis cinco sentidos.
– ¿Quieres decir que no te atraigo?
– Eres muy joven Robert, yo no debo… – me silenció poniendo dos dedos sobre mis labios.
– No entiendo porque le das tanta importancia a la edad, tampoco tienes 60 años, es más, ni siquiera tienes edad para ser mi madre, ocho años no es nada.
– Bueno, cuando tú naciste yo ya sabía leer, escribir y las tablas de multiplicar.
Soltó una carcajada ante mi comentario, yo lo miré con el seño fruncido, él no quitó la sonrisa de la cara y me colocó el cabello detrás de la oreja.
– ¿No quieres saber cómo sucedió? – asentí y luego miré al suelo, no era capaz de mirarlo a los ojos – bueno, te lo voy a mostrar, párate sobre la cama.
– ¿Cómo? – pregunté desconcertada.
– Creo que el revivirlo, te ayudará a recordarlo o, ¿no quieres recordarlo? – asentí de nuevo y me paré sobre la cama – bien, estabas así, sólo que sobre una mesa, yo te sostuve así – puso sus manos alrededor de mi cintura – y tú colocaste tus manos de esta manera – explicó mientras las tomaba y él mismo las ponía alrededor de su cuello.
Esa era la escena que había recordado en el baño, cuando quedamos a escasos milímetros uno del otro, justo como ahora, su nariz rozaba la mía y mi corazón latió desbocado, como no lo había hecho hacía mucho tiempo.
– Nuestros labios se buscaron – musitó sobre los míos, pude sentir un pequeño roce y su aliento invadiéndome – se encontraron y se fundieron.
Cerré los ojos en automático, sentí sus labios subir por mi mentón hasta que alcanzaron el lóbulo de mi oreja. Me cargó y me colocó suavemente sobre la cama, mi pulso estaba más allá de las nubes y la excitación se estaba haciendo presente en mí. Se puso a un lado de mí, sólo su torso estaba sobre mi pecho, me miró a los ojos, con su nariz frotó la mía. De pronto, empecé a escuchar un sonido familiar a lo lejos y cada vez más fuerte, era mi celular sonando incesantemente.
– Hola Kathy, aún duerme por eso te contesto yo – escuché la voz de Robert a lo lejos – espero que bien, estuvo llorando otro rato después de que te fuiste y luego se quedó profundamente dormida… yo le digo que llamaste… adiós.
Abrí los ojos de golpe, inmediatamente reconocí mi ya muy conocida habitación del hostal, me miré y traía puesta mi pijama. Robert se paró al lado de la cama y me sonrió, traía puesta la misma ropa de la noche anterior, entonces comprendí que todo había sido un sueño, él y yo no habíamos hecho nada. La duda me invadió, ¿qué había pasado en realidad?, no lograba recordarlo, tenía imágenes borrosas en mi mente, sin sentido.
– ¿Cómo te sientes? – preguntó sentándose en la silla, a un costado de la cama.
– Pésimo, me duele el estómago, no soporto la cabeza, me arde la garganta.
– Es normal, te compré esto, bébelo con calma, te ayudará – dijo dándome la misma bebida que había soñado y me desconcerté.
– Creo que necesito ir primero al baño.
– Ok, con cuidado.
Me eché agua en la cara y me lavé los dientes. El sueño había sido tan vívido, había sentido cada una de las sensaciones, era la primera vez que soñaba con él y me sorprendió, sobre todo por el contenido. Me miré en el espejo, me cepillé el cabello y luego salí.
Agarré la bebida de su mano y me la tomé lentamente.
– ¿Cómo llegue aquí, Robert?, la verdad no lo recuerdo – pregunté avergonzada.
– ¿Qué es lo último que recuerdas?
– Estaba bailando contigo y luego… bailé sobre una mesa.
– Te ayudé a bajar, te mareaste y después vomitaste sobre la pista.
– ¡Qué vergüenza!, no te ensucié, ¿verdad?
– No, tranquila, luego Kathy te acompañó al baño, vomitaste de nuevo y te vimos tan mal que decidimos traerte para que descansaras, ella te puso la pijama, pero no pudo quedarse, creo que se fue con Javier, así que me quedé yo, estaba preocupado porque no dejabas de llorar.
– Gracias Robert, estoy tan avergonzada contigo.
– No, no, no, de ninguna manera, los amigos estamos para apoyarnos en todo momento, hoy me tocó cuidarte, quizá el día de mañana te toqué cuidarme a mí.
– Aparte de llorar, ¿dije algo… raro?
– Mencionaste muchas veces a tu ex novio y lo que te había hecho, extrañas tu país, a tu familia, a tus amigos, pero, a la vez, te da miedo regresar.
– De verdad, que me da vergüenza contigo, la “madura” se supone que soy yo y ve, los numeritos que ando haciendo.
– Tienes muchas cosas dentro que necesitas sacar, Anne, desahogarte, por eso te pegó más el alcohol, estás vulnerable y para eso, no hay edad, así que no tienes porque avergonzarte conmigo.
– Tienes razón, además, yo no eres mi jefe, mi trabajo contigo ya terminó.
– No estés segura de eso.
– ¿Por qué lo dices? – pregunté sorprendida.
– Porque quiero hacerte una propuesta – lo miré extrañada y se rió – tranquila, no es indecorosa – agregó.
– Eso ya lo sé, no tienes porque aclararlo.
– Me gustaría que fueras mi asistente personal de forma permanente.
– ¿En serio? – exclamé más sorprendida aún.
– Sí, incluso, ya se lo comenté a mi representante y estuvo de acuerdo, será un poco más pesado que lo que hacías aquí, porque también llevarías mi agenda, pero, tiene la gran ventaja de que viajarías conmigo, adonde quiera que yo tenga que estar, sé que te gusta viajar y el medio del espectáculo, así que, creo que es una muy buena oportunidad para ti.
– Wow, la verdad no lo esperaba… y mucho menos después del numerito de anoche.
– Olvida eso ya por favor, a todos nos ha pasado alguna vez en la vida, entonces, ¿qué dices?, ¿aceptas?
– Por supuesto, me encanta la idea.
– Perfecto, yo ya tengo mi boleto de avión para mañana, voy a llamar para preguntar, si de casualidad, tienen un lugar para que te vayas conmigo.
– Espera, Robert, no es tan sencillo, necesito visa para trabajar en Estados Unidos, así que… – me estremecí sólo de pensarlo – debo regresar a México, para solicitarla y para eso necesito una carta que especifique que me estás contratando, hace un par de años un amigo se fue a trabajar allá y por eso lo sé.
– Tienes razón, no lo había contemplado, ¿cuánto tiempo crees que te tomé?
– Como dos semanas.
– De acuerdo, entonces prepara todo para que viajes a México lo antes posible, en cuanto yo esté en Estado Unidos te mando la carta por mensajería, te doy mi correo electrónico para que me des la dirección a la que debo enviarla y listo, después te veo donde estaré filmando Crepúsculo.
– Ok, entonces así le hacemos, gracias Robert.
– De nada mujer, me gusta tu desempeño… laboral.
Me dio una sonrisa y una mirada como las del sueño, ¿por qué habría hecho esa pausa? Sonreí y moví la cabeza, quizá, de nuevo, me estaba haciendo rollos en la cabeza a causa de ese sueño tan extraño, debía quedarme claro que la realidad era otra, muy diferente.
Al día siguiente, lo acompañé al aeropuerto y aproveché para comprar mi boleto para México, afortunadamente, había un vuelo para esa misma tarde, así que, en cuanto nos despedimos y él abordó su avión, regresé al hostal a preparar mi maleta.
Mi hermana se sorprendió mucho al verme y más cuando le dije sobre mi nuevo trabajo como asistente de Robert Pattinson, aunque ella no tenía idea de quién era él, pero me felicito, me dijo que me veía muy bien y eso le daba mucho gusto.
En cuanto llegué a mi casa, llamé para sacar la cita para la visa, me la dieron para una semana después, le escribí a Robert y le di mi dirección, me respondió que al día siguiente me enviaría la carta.
Roxana se puso feliz al verme, de casualidad su cumpleaños sería en pocos días y podríamos festejarlo juntas. Fue en un bar, pero yo evité tomar alcohol, aunque ella se la pasó burlándose de mí toda la velada. Lo que no le dije fue, que el estar de nuevo en México me trajo recuerdos y me confirmó que aún sentía algo por mi ex.
Me entregaron la visa y tanto ella como mi hermana me acompañaron al aeropuerto, el día que partí, me desearon buen viaje y mucha suerte en mi nueva aventura.
Al llegar a Estados Unidos, para mi sorpresa, Robert fue a recibirme al aeropuerto. Íbamos saliendo y justo en la puerta se encontraba un hombre cargando una bebita, de inmediato lo reconocí y me sentí desfallecer, Robert puso una mano en mi hombro, preocupado por mi expresión, le señalé al hombre que también me estaba mirando, tanto o quizá más sorprendido que yo.
Mil gracias por leer y comentar esta historia, aquí les dejo el siguiente capítulo.
Saludos
Capítulo 4:
Sorpresas
Sorpresas
El intenso dolor de cabeza me despertó, la sentía punzar y por lo mismo decidí no abrir los ojos, sin embargo, sentí el peso de un brazo sobre mi abdomen. Traté de recordar lo que había sucedido, pero tenía imágenes vagas y confusas, nada coherente, lo último que recordaba con nitidez era estar platicando con Kathy y las demás chicas, después había muchos huecos.
Lentamente fui abriendo mis ojos, me di cuenta que sólo llevaba puesto el sostén y que no estaba en mi cuarto del hostal, giré lentamente mi cabeza para ver quién era el dueño del brazo desnudo que estaba sobre mí y abrí la boca al distinguir a Robert, sin camisa, acostado a mi lado, profundamente dormido, ¿acaso él y yo habíamos…? Me llevé una mano a la cabeza, el dolor se había incrementado al verlo, por más que buscaba en mis recuerdos no encontraba nada que me ayudara a saber cómo es que había llegado a esa cama con él, ni siquiera tenía idea de donde nos encontrábamos.
Quise bajarme de la cama y me fui deslizando lentamente, pero él se aferró a mi cintura y me acercó a su cuerpo, lo sentía respirar en mi hombro descubierto y ese tibio aliento me erizaba la piel. Hacía tanto que no estaba con un hombre en la intimidad, que mi cuerpo reaccionaba por sí sólo y la culpa me invadió, Robert era un jovencito. “Maldito alcohol, no vuelvo a tomar” pensé mientras intentaba, de nuevo, zafarme de su abrazo, sin éxito.
– ¿Adónde quieres ir?, no tenemos a que levantarnos – dijo con voz soñolienta.
– Al… baño – respondí de tal manera que más bien parecía pregunta en lugar de afirmación.
– Está bien.
Finalmente me soltó, tomé la sábana, me enredé en ella y me puse de pie.
– ¿No te parece un poco absurdo que te cubras después de lo que anoche pasó entre nosotros? – exclamó desde la cama.
Me paré en seco al escucharlo, abrí los ojos como platos y no supe que decirle, no podía dar crédito a sus palabras.
– ¿Me vas a decir que no te acuerdas? – preguntó con tono divertido.
Negué con la cabeza, aún sin poder articular palabra alguna, no era posible que hubiera cometido una locura y, lo peor, que no la recordara.
– Bueno, ve al baño y cuando regreses, te cuento.
Caminé rápidamente y cuando entré, cerré la puerta tras de mí y me recargué en ella, me quité la sábana y comprobé que sólo traía ropa interior, mi corazón se aceleró y por más que buscaba en mi mente no aparecía nada, hasta que una imagen bastante nítida apareció, él y yo, en el bar, a punto de besarnos. Me miré al espejo asustada, ni siquiera en mi etapa de adolescente había hecho algo parecido. Sentí que me moría de la vergüenza, me lavé las manos y después me enjuagué la boca para quitarme el sabor amargo que queda después de beber demasiado, aunque ahora, la peor cruda que tenía era la moral.
Bajé la tapa del excusado y me senté, me llevé las manos a la cabeza, definitivamente jamás debería volver a beber y mucho menos whisky, era demasiado fuerte para mí. Movía las piernas, nerviosa por la situación. Minutos después me sobresalté al escuchar los golpes detrás de la puerta.
– Anne, ¿te encuentras bien? – noté la preocupación en su voz.
– Sí.
– ¿Por qué tardas tanto?, ¿necesitas ayuda?
– No, ya salgo.
Inhalé y exhalé varias veces, tratando de tranquilizarme y salí del baño. Robert estaba parado afuera, traía puesto un pantalón de pijama y el torso permanecía desnudo.
– ¿Cómo te sientes?
– Fatal, no aguanto la cabeza y tengo una sed terrible.
– Eso pensé, por eso pedí servicio a cuarto, ven, siéntate en la cama.
Me tomó de la mano y me llevó hasta ahí, me senté en el borde, él caminó hacia la mesa que estaba en medio de la habitación y regresó con una bebida.
– Ten, tómatela poco a poco – dijo entregándomela.
– ¿Red bull? – exclamé haciendo gestos.
– Es lo mejor para quitarte los síntomas de la cruda, vas a ver que te sentirás como si nada hubiera pasado – afirmó sentándose a mi lado.
Di varios sorbos a la bebida mientras él me miraba. A medida que me la iba terminando, la vergüenza iba aumentando.
– ¿En dónde estamos?
– En el hotel donde me he estado hospedando desde que llegué aquí.
– ¿Qué fue lo que paso? – pregunté casi con miedo.
– ¿Qué es lo último que recuerdas con claridad? – preguntó haciendo círculos en mi hombro, con la yema de sus dedos, me estremecí ante su contacto.
– Estaba brindado con Kathy, después alguien me sacó a bailar… creo que bailé sobre una mesa.
– Y lo hiciste muy bien… eres una mujer muy sensual.
– No me digas eso Robert, por favor, suficiente vergüenza ya tengo.
– Es la verdad y no tienes porque avergonzarte – deslizó sus dedos a mi brazo.
– ¿En serio tú y yo…?
– ¿Por qué lo dudas?
– Tienes edad suficiente para ser mi hermanito.
– Pero no lo soy.
– Tengo primos de tu edad, yo jamás…
– Tampoco soy tu primo, simplemente soy un hombre y tú una mujer, la edad no importa cuando dos personas se atraen.
– Yo… ¿te atraigo?
– ¿Por qué te cuesta creerlo?, eres linda, inteligente, divertida, sensual, independiente.
– Tienes veintiún años, yo tengo 29.
– Ya te dije que eso no importa y a ti tampoco te importó anoche.
– Anoche no era yo… en mis cinco sentidos.
– ¿Quieres decir que no te atraigo?
– Eres muy joven Robert, yo no debo… – me silenció poniendo dos dedos sobre mis labios.
– No entiendo porque le das tanta importancia a la edad, tampoco tienes 60 años, es más, ni siquiera tienes edad para ser mi madre, ocho años no es nada.
– Bueno, cuando tú naciste yo ya sabía leer, escribir y las tablas de multiplicar.
Soltó una carcajada ante mi comentario, yo lo miré con el seño fruncido, él no quitó la sonrisa de la cara y me colocó el cabello detrás de la oreja.
– ¿No quieres saber cómo sucedió? – asentí y luego miré al suelo, no era capaz de mirarlo a los ojos – bueno, te lo voy a mostrar, párate sobre la cama.
– ¿Cómo? – pregunté desconcertada.
– Creo que el revivirlo, te ayudará a recordarlo o, ¿no quieres recordarlo? – asentí de nuevo y me paré sobre la cama – bien, estabas así, sólo que sobre una mesa, yo te sostuve así – puso sus manos alrededor de mi cintura – y tú colocaste tus manos de esta manera – explicó mientras las tomaba y él mismo las ponía alrededor de su cuello.
Esa era la escena que había recordado en el baño, cuando quedamos a escasos milímetros uno del otro, justo como ahora, su nariz rozaba la mía y mi corazón latió desbocado, como no lo había hecho hacía mucho tiempo.
– Nuestros labios se buscaron – musitó sobre los míos, pude sentir un pequeño roce y su aliento invadiéndome – se encontraron y se fundieron.
Cerré los ojos en automático, sentí sus labios subir por mi mentón hasta que alcanzaron el lóbulo de mi oreja. Me cargó y me colocó suavemente sobre la cama, mi pulso estaba más allá de las nubes y la excitación se estaba haciendo presente en mí. Se puso a un lado de mí, sólo su torso estaba sobre mi pecho, me miró a los ojos, con su nariz frotó la mía. De pronto, empecé a escuchar un sonido familiar a lo lejos y cada vez más fuerte, era mi celular sonando incesantemente.
– Hola Kathy, aún duerme por eso te contesto yo – escuché la voz de Robert a lo lejos – espero que bien, estuvo llorando otro rato después de que te fuiste y luego se quedó profundamente dormida… yo le digo que llamaste… adiós.
Abrí los ojos de golpe, inmediatamente reconocí mi ya muy conocida habitación del hostal, me miré y traía puesta mi pijama. Robert se paró al lado de la cama y me sonrió, traía puesta la misma ropa de la noche anterior, entonces comprendí que todo había sido un sueño, él y yo no habíamos hecho nada. La duda me invadió, ¿qué había pasado en realidad?, no lograba recordarlo, tenía imágenes borrosas en mi mente, sin sentido.
– ¿Cómo te sientes? – preguntó sentándose en la silla, a un costado de la cama.
– Pésimo, me duele el estómago, no soporto la cabeza, me arde la garganta.
– Es normal, te compré esto, bébelo con calma, te ayudará – dijo dándome la misma bebida que había soñado y me desconcerté.
– Creo que necesito ir primero al baño.
– Ok, con cuidado.
Me eché agua en la cara y me lavé los dientes. El sueño había sido tan vívido, había sentido cada una de las sensaciones, era la primera vez que soñaba con él y me sorprendió, sobre todo por el contenido. Me miré en el espejo, me cepillé el cabello y luego salí.
Agarré la bebida de su mano y me la tomé lentamente.
– ¿Cómo llegue aquí, Robert?, la verdad no lo recuerdo – pregunté avergonzada.
– ¿Qué es lo último que recuerdas?
– Estaba bailando contigo y luego… bailé sobre una mesa.
– Te ayudé a bajar, te mareaste y después vomitaste sobre la pista.
– ¡Qué vergüenza!, no te ensucié, ¿verdad?
– No, tranquila, luego Kathy te acompañó al baño, vomitaste de nuevo y te vimos tan mal que decidimos traerte para que descansaras, ella te puso la pijama, pero no pudo quedarse, creo que se fue con Javier, así que me quedé yo, estaba preocupado porque no dejabas de llorar.
– Gracias Robert, estoy tan avergonzada contigo.
– No, no, no, de ninguna manera, los amigos estamos para apoyarnos en todo momento, hoy me tocó cuidarte, quizá el día de mañana te toqué cuidarme a mí.
– Aparte de llorar, ¿dije algo… raro?
– Mencionaste muchas veces a tu ex novio y lo que te había hecho, extrañas tu país, a tu familia, a tus amigos, pero, a la vez, te da miedo regresar.
– De verdad, que me da vergüenza contigo, la “madura” se supone que soy yo y ve, los numeritos que ando haciendo.
– Tienes muchas cosas dentro que necesitas sacar, Anne, desahogarte, por eso te pegó más el alcohol, estás vulnerable y para eso, no hay edad, así que no tienes porque avergonzarte conmigo.
– Tienes razón, además, yo no eres mi jefe, mi trabajo contigo ya terminó.
– No estés segura de eso.
– ¿Por qué lo dices? – pregunté sorprendida.
– Porque quiero hacerte una propuesta – lo miré extrañada y se rió – tranquila, no es indecorosa – agregó.
– Eso ya lo sé, no tienes porque aclararlo.
– Me gustaría que fueras mi asistente personal de forma permanente.
– ¿En serio? – exclamé más sorprendida aún.
– Sí, incluso, ya se lo comenté a mi representante y estuvo de acuerdo, será un poco más pesado que lo que hacías aquí, porque también llevarías mi agenda, pero, tiene la gran ventaja de que viajarías conmigo, adonde quiera que yo tenga que estar, sé que te gusta viajar y el medio del espectáculo, así que, creo que es una muy buena oportunidad para ti.
– Wow, la verdad no lo esperaba… y mucho menos después del numerito de anoche.
– Olvida eso ya por favor, a todos nos ha pasado alguna vez en la vida, entonces, ¿qué dices?, ¿aceptas?
– Por supuesto, me encanta la idea.
– Perfecto, yo ya tengo mi boleto de avión para mañana, voy a llamar para preguntar, si de casualidad, tienen un lugar para que te vayas conmigo.
– Espera, Robert, no es tan sencillo, necesito visa para trabajar en Estados Unidos, así que… – me estremecí sólo de pensarlo – debo regresar a México, para solicitarla y para eso necesito una carta que especifique que me estás contratando, hace un par de años un amigo se fue a trabajar allá y por eso lo sé.
– Tienes razón, no lo había contemplado, ¿cuánto tiempo crees que te tomé?
– Como dos semanas.
– De acuerdo, entonces prepara todo para que viajes a México lo antes posible, en cuanto yo esté en Estado Unidos te mando la carta por mensajería, te doy mi correo electrónico para que me des la dirección a la que debo enviarla y listo, después te veo donde estaré filmando Crepúsculo.
– Ok, entonces así le hacemos, gracias Robert.
– De nada mujer, me gusta tu desempeño… laboral.
Me dio una sonrisa y una mirada como las del sueño, ¿por qué habría hecho esa pausa? Sonreí y moví la cabeza, quizá, de nuevo, me estaba haciendo rollos en la cabeza a causa de ese sueño tan extraño, debía quedarme claro que la realidad era otra, muy diferente.
Al día siguiente, lo acompañé al aeropuerto y aproveché para comprar mi boleto para México, afortunadamente, había un vuelo para esa misma tarde, así que, en cuanto nos despedimos y él abordó su avión, regresé al hostal a preparar mi maleta.
Mi hermana se sorprendió mucho al verme y más cuando le dije sobre mi nuevo trabajo como asistente de Robert Pattinson, aunque ella no tenía idea de quién era él, pero me felicito, me dijo que me veía muy bien y eso le daba mucho gusto.
En cuanto llegué a mi casa, llamé para sacar la cita para la visa, me la dieron para una semana después, le escribí a Robert y le di mi dirección, me respondió que al día siguiente me enviaría la carta.
Roxana se puso feliz al verme, de casualidad su cumpleaños sería en pocos días y podríamos festejarlo juntas. Fue en un bar, pero yo evité tomar alcohol, aunque ella se la pasó burlándose de mí toda la velada. Lo que no le dije fue, que el estar de nuevo en México me trajo recuerdos y me confirmó que aún sentía algo por mi ex.
Me entregaron la visa y tanto ella como mi hermana me acompañaron al aeropuerto, el día que partí, me desearon buen viaje y mucha suerte en mi nueva aventura.
Al llegar a Estados Unidos, para mi sorpresa, Robert fue a recibirme al aeropuerto. Íbamos saliendo y justo en la puerta se encontraba un hombre cargando una bebita, de inmediato lo reconocí y me sentí desfallecer, Robert puso una mano en mi hombro, preocupado por mi expresión, le señalé al hombre que también me estaba mirando, tanto o quizá más sorprendido que yo.
AnneHilldweller- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
OMG no me digas que es el ex nooooooooo buno espero que pronto publiques mas capitulos besos
Irina Denali- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
pobreeeeeee que mala suerte encontrarse con el ex
esta cada cap mas emocionante me encanto su sueño porque no sueño yo algo asi
espero impaciente el sig capitulo
esta cada cap mas emocionante me encanto su sueño porque no sueño yo algo asi
espero impaciente el sig capitulo
xole- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
pero todavia no sabemos que es el ex pero bueno el proximo cap
Irina Denali- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
me encanto este capitulo en especial el sueño jejej pero ahora q estar junto a kriss como se comportará Rob? ojala Ann no se enrrolle mucho si Rob no le da esperanzas
Atal- .
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