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Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
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alejandra_vazquez88
Atal
AnneHilldweller
7 participantes
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
Hola de nuevo!
Mil gracias por leer también está historia, aquí les dejo el siguiente capítulo.
Saluditos!
– ¿Es tu ex? – conjeturó Robert.
Asentí una vez con la cabeza, no fui capaz de pronunciar la palabra, estaba totalmente paralizada, sin dar crédito a lo que veía y mucho menos al darme cuenta que caminaba hacia nosotros.
– ¿Habla inglés? – asentí de nuevo – perfecto, sígueme el juego – murmuró Robert en voz baja, abrazándome por la cintura.
– Anne, qué sorpresa encontrarte aquí, ¿cómo estás? – exclamó Raúl mirándome.
– Bien, gracias – respondí después de pasar saliva – ¿y tú? – agregué por mero formulismo.
– Bien, entrenándome en esto de ser papá – dijo tan coloquial, como si estuviera hablando del clima.
– Genial… y tú que no querías – no pude evitar reprochárselo.
– No tenía idea del cambio que daría a mi vida, del aliciente que sería, ahora tengo a alguien por quien luchar día a día, ni yo mismo me reconozco.
– Me da mucho gusto oírte hablar así, y, ¿qué andas haciendo aquí?
– Vengo a una convención – dirigió su mirada hacia Robert – ¿y quién es este chico?
– Es Robert Pattinson – sentí que él me apretó ligeramente la cintura y lo miré, pero no entendí la expresión de su rostro – Robert, te presento a Raúl Torres – agregué.
- Mucho gusto – respondió Robert amable.
– Igualmente, ¿y ustedes qué hacen aquí?
– Vine a recogerla porque aceptó vivir conmigo, apenas llevamos un mes de novios y simplemente ya no puedo vivir sin ella, nos conocimos en España y una sola mirada me bastó para saber que era la mujer de mi vida, me costó convencerla para que aceptara salir conmigo y el día que lo hizo fui el hombre más feliz y cuando la besé, creo que hasta mi nombre olvidé, definitivamente es mi alma gemela.
Yo sentí un nudo en la garganta por sus palabras, sabía que era una actuación, pero, en verdad deseé poder despertar esos sentimientos y pensamientos en un hombre.
Me acarició la mejilla tiernamente, sin quitarme la mirada de encima, se agachó y depositó un dulce y casto beso en mis labios, mi corazón se dislocó al sentirlo. Se separó lentamente y me regaló una de sus cautivadoras sonrisas mientras me decía con sus ojos que todo estaba bien, que yo no estaba sola.
– Felicidades – exclamó Raúl en tono serio, sacándome de la burbuja en la que Robert me había sumergido.
– Gracias – dijo Robert girándose para mirarlo.
– No imaginé que reharías tu vida tan rápido y mucho menos con alguien más joven que tú– añadió Raúl y pude notar el tono de reproche en su voz.
– ¿Y qué esperabas?, ¿qué me aventara por un acantilado?, no Raúl, tengo todo el derecho de volver a amar y que me amen y, en cuanto a la edad, te aseguro que él es muchísimo más maduro que tú – aseguré debido al valor que Robert me estaba infundando.
– ¿Qué te dijo? – preguntó Robert preocupado, ya que tanto Raúl como yo estábamos hablando en español.
– Que eres muy joven para mí.
– Para el amor no hay edad, sencillamente es una conexión mágica, fuera de toda lógica, la unión de dos corazones que laten al unísono y un deseo inmenso, pero, no sólo de forma física, también espiritual, alma con alma, piel con piel – le aclaró.
– Vaya, ya veo porque te enamoro, con tanta jerga literaria, eso es lo que a ti te gusta.
– Exactamente y no sólo eso, si vieras lo candente que es, claro, es la ventaja de su edad, no se cansa tan fácil – dije mordaz.
– Hasta que te encontré Ruli, ¿dónde te metes? – escuché una voz femenina que me resultó demasiado conocida.
– ¿Pamela? – exclamé boquiabierta al reconocerla.
– Anne… hola – respondió sorprendida.
– ¿Tú eres la mamá de la bebé?
– Sí… lamento todo lo que pasó, te juro que no era mi intensión…
– Déjalo así, no tienes nada que explicar, el pasado ya no importa.
Avergonzada, dirigió su mirada hacia el suelo por unos instantes, después levantó el rostro con petulancia, como si hubiera reaccionado y no tuviera nada de qué avergonzarse, entonces miró a Robert y su expresión cambió.
– Oh por dios, ¿Cedric? – exclamó incrédula.
– En realidad mi nombre es Robert Pattinson, pero sí, yo interpreté a Cedric.
– Eres mucho más guapo en persona y no creí que eso fuera posible.
– Gracias, que amable eres – se giró a mirarme, me acarició el mentón y me dio otro corto beso en los labios – vámonos ya cariño, la cena se enfría – agregó tiernamente.
– ¿Eres su novia? – preguntó Pamela, abriendo los ojos como platos.
– Sí, lo conocí en España y fue amor a primera vista, definitivamente me saqué la lotería con él.
– Vaya, no creí que fueras asaltacunas.
– La edad está en la mente y habrá quienes tengan 40 años y sigan pensando como niños de doce, con permiso.
– Adiós – dijo Robert amablemente haciéndoles un gesto con la mano mientras entrelazaba la otra con la mía.
Tomó mi maleta y caminamos para tomar un taxi, yo sentía un mar de emociones en mi cuerpo. Se sentía tan bien tener nuestras manos unidas, hacía meses que nadie me sostenía de esa manera y a pesar de que sus besos habían sido pequeños, aún sentía mis labios latiendo por ellos, jamás me imaginé que fuera a hacer algo así por mí, hacerse pasar por mi novio y decir en voz alta todas esas cosas maravillosas.
La expresión de Raúl no tuvo precio cuando Robert me besó, ni mucho menos la de Pamela cuando lo reconoció. Mientras caminábamos alcancé a escuchar que le explicaba a Raúl que “mi novio” había salido en una película de Harry Potter, esbocé una sonrisa triunfante, sin proponérmelo le había dado su merecido.
Nos paramos en el borde la banqueta, Robert se bajó para quedar más a mi altura.
– Aún nos están mirando, así que, con tu permiso, besaré tu cuello.
– Ok, entonces, con tu permiso, te abrazaré.
– No tienes que pedirme permiso – aseguró y sentí su tibio aliento en la sensible piel de mi cuello.
– Mil gracias, Robert, por lo que acabas de hacer – dije en su oído.
– Los besos no se agradecen – aclaró y me dio otro, ahora en el lóbulo de la oreja.
– No me refiero a eso, sino a haberle dicho que somos novios y todo lo demás.
– Un placer, espero que se haya dado cuenta que dejó ir a una gran mujer, por cierto, ¿qué le dijiste después de que le aclaré lo de la edad?, que me miró con rabia.
– Me da vergüenza repetirlo.
– Vamos, entre nosotros ya no debe de existir esa palabra.
– Tienes razón, si ya me viste vomitar, no creo que pueda habar algo más vergonzoso que eso – soltó una risita – le dije que eres muy candente y que, por tu edad, no te cansabas.
– Excelente, fue un golpe bajo, si algo nos puede doler a los hombres es que nos digan que no somos buenos en el sexo y que otro es mejor.
– No sé de donde saqué fuerzas para decirle esas cosas.
– Y ella, ¿quién es?, me dio la impresión de que la conocías.
– Sí la conozco, es la mejor amiga de su hermana, hasta el último momento él me mintió, ella nunca había sido su novia, lo perseguía porque le encantaba y ya ves, finalmente lo enredó y lo atrapó, son tal para cual, pobre bebé con esos padres.
– Espero que después de esto puedas sanar tu herida – se enderezó para mirarme a los ojos – en verdad mereces ser feliz con alguien que te valore.
– Gracias Robert – puse una mano en su mejilla – eres un sol.
Me ofreció otra radiante sonrisa y en eso llegó el taxi, Robert subió mi maleta a la cajuela y después entró en el auto y se sentó a mi lado, en la parte de atrás y le dio una dirección al chofer.
– ¿Adónde vamos? – pregunté.
– Al hotel donde nos estamos quedando todos, ya tienes una habitación reservada.
– Gracias, eres de lo más amable.
– Ni lo menciones.
– ¿Hoy no filmaron o terminaron temprano?
– Hoy descansé, le tocó filmar a Kristen y Billy – lo miré extrañada sin entender de quienes me hablaba – son Bella y Charlie.
– Ah vaya.
Mientras llegamos al hotel me platicó sobre la filmación y sus nuevos compañeros de trabajo, me dijo que todos eran muy agradables y que se estaba formando un buen equipo, que varios tocaban instrumentos musicales y de repente se ponían a tocar algo entre los descansos de las escenas y que incluso ya habían salido a un bar.
Finalmente llegamos, fuimos a la recepción por la tarjeta de mi habitación y nos dirigimos ahí, estaba pegada a la de Robert, quien me acompañó al interior y se puso a ver televisión en lo que yo desempacaba.
Cuando terminé me senté en la orilla de la cama, del otro lado donde Robert se encontraba acostado.
– Estás muy tensa – aseguró.
– ¿Cómo lo sabes?
– Se te nota en la espalda y los hombros.
– Hay sido un día muy estresante, creo que necesito un masaje – dije y cerré los ojos moviendo el cuello en círculos.
Lo próximo que sentí fueron las manos de Robert en mis hombros masajeándolos suavemente.
– ¿Qué haces? – pregunté sorprendida abriendo los ojos.
– Dijiste que necesitabas un masaje, tienes suerte de que sepa darlos.
– Oh no, por favor, ya has hecho mucho por mí el día de hoy.
– Y todo es gratis, así que aprovecha, cierra los ojos y relájate.
Solté una risita y moví la cabeza ligeramente, en verdad, Robert era un chico lindo y muy atento, definitivamente cualquier mujer sería muy afortunada de tenerlo a su lado.
Sentí como deslizaba sus dedos a mi cuello y lo presionaba con movimientos cortos, después volvió a los hombros y luego de apretarlos por un rato fue bajando con movimientos circulares por mi espalda.
Yo tenía los ojos cerrados y una serie de imágenes empezaron a pasar por mi mente. La fortaleza que había demostrado ante Raúl y Pamela se estaba cayendo en pedazos, recordé haberla visto embarazada como de cuatro meses y en aquel entonces me había dicho que el padre de su criatura era un amigo que yo no conocía y hasta se atrevió a regalarme unas sábanas bordadas con mi nombre y el de Raúl, ahora no comprendía cómo había podido ser tan cínica, cuando sabía perfectamente que estaba esperando una hija de él.
La impotencia empezó a invadirme y entonces recordé el reciente encuentro en el aeropuerto, las palabras de Robert, sus miradas, sus besos, sus labios sobre mi cuello y ahora sus manos recorriéndome, se sentían tan maravillosamente bien y deseé sentirlas en otras partes de mi cuerpo, sí, era una completa locura, él era un jovencito, pero, en ese momento perdí la perspectiva de todo, simplemente quería sentirme deseada, toda una mujer, habían pasado alrededor de seis meses desde la última vez que lo había hecho con Raúl, que mi cuerpo ahora pedía a gritos sentir a otro hombre, borrar los besos y las caricias que Raúl había dejado en mí, eliminar el último rastro de su recuerdo, entonces me dejé llevar por ese impulso.
Las manos de Robert estaban de nuevo sobre mis hombros, sin abrir los ojos, levanté una de las mías y la coloqué encima de la de él, se detuvo al sentirla, entonces comencé a bajarla lentamente hacia el frente hasta dejarla sobre uno de mis senos. Apreté los labios esperando su reacción, quizá me tomaba por demasiado atrevida y me despedía en ese preciso momento.
Pasé saliva cuando sentí como su mano se asía al contorno de mi seno y lo apretaba con suavidad al tiempo que su otra mano bajaba y hacía el mismo movimiento en el otro seno. Mi respiración se elevó en un segundo, sentí su lengua recorrer mi cuello y un fuerte suspiro se me escapó. Robert buscó mis labios y me besó con una gran pasión, como si se hubiera estado conteniendo y al fin lograba lo que quería.
Después me acostó sobre la cama y se colocó encima de mí, volvió a besarme, de manera más frenética mientras frotaba su sexo contra el mío y una de sus manos masajeaba uno de mis senos. Comencé a subirle la polera, él se separó sólo lo suficiente para quitársela, admiré su torso perfecto un segundo y lo hice girarse para hincarme sobre él, con mis piernas a los costados de su cuerpo y de un solo movimiento me quité la polera, miró casi hipnotizado mis senos, en tanto yo me quitaba el sostén y una vez que lo hice, presuroso comenzó succionar uno de mis pezones, yo enterré mis manos entre sus cabellos sedosos gimiendo a causa de las húmedas caricias que su lengua me proporcionaba.
Sus manos bajaron a mis nalgas que apretó, mientras nuestros pechos se unían y nos besábamos una vez más. Volvió a acostarme y me despojó del resto de la ropa dejándome completamente desnuda. A toda prisa se desabrochó el pantalón y se lo quitó al igual que su bóxer, tenía ya una erección considerable y me sorprendió el tamaño de la misma, así que ahora fui yo la que lo hizo acostarse y me llevé esa prominente masculinidad a mi boca, lanzó un fuerte gemido y yo proseguí dándole placer con mi boca y con mi mano. Robert gemía sin parar y eso me proporcionaba a mí una gran satisfacción. Cuando me di cuenta que estaba por terminar, coloqué su miembro entre mis senos y se lo froté hasta que descargó ahí.
– ¿Tienes un condón? – pregunté con el pulso a mil.
– Sí, en mi cartera.
Tomé su pantalón y saqué la cartera del bolsillo trasero, saqué el condón y volví a tomar su masculinidad con mi mano para volver a comérmela, cuando estuvo listo de nuevo le puse el condón y me monté en él, comencé a moverme suavemente, deslizándome hacia abajo y hacia arriba, después me volteé, me lo introduje de nuevo y realicé los mismos movimientos.
Luego me acosté y él lo hizo sobre mí, entrando de nuevo en mi cuerpo, se movió más aprisa en tanto lamía y mordisqueaba mi cuello al tiempo que yo deslizaba mis manos por su espalda. Instantes después sentí como me hacía llegar a la cima y no pude reprimir el grito que salió de mi boca y luego él se dejó caer sobre mí, una vez que había alcanzado el clímax también.
Se acostó a mi lado, ambas respiraciones volvían a su curso normal, yo miraba al techo y después de varios minutos de estar así me di cuenta que aquello no había sido correcto. Robert era un jovencito, un actor y mi jefe, además de que yo no estaba lista para iniciar ningún tipo de relación con un hombre y menos con uno más joven que yo. Sentí su profunda mirada clavada en mí, pero apreté los ojos para no mirarlo.
– ¿Te arrepientes? – preguntó en voz baja.
Mil gracias por leer también está historia, aquí les dejo el siguiente capítulo.
Saluditos!
Capítulo 5:
Entrega
Entrega
– ¿Es tu ex? – conjeturó Robert.
Asentí una vez con la cabeza, no fui capaz de pronunciar la palabra, estaba totalmente paralizada, sin dar crédito a lo que veía y mucho menos al darme cuenta que caminaba hacia nosotros.
– ¿Habla inglés? – asentí de nuevo – perfecto, sígueme el juego – murmuró Robert en voz baja, abrazándome por la cintura.
– Anne, qué sorpresa encontrarte aquí, ¿cómo estás? – exclamó Raúl mirándome.
– Bien, gracias – respondí después de pasar saliva – ¿y tú? – agregué por mero formulismo.
– Bien, entrenándome en esto de ser papá – dijo tan coloquial, como si estuviera hablando del clima.
– Genial… y tú que no querías – no pude evitar reprochárselo.
– No tenía idea del cambio que daría a mi vida, del aliciente que sería, ahora tengo a alguien por quien luchar día a día, ni yo mismo me reconozco.
– Me da mucho gusto oírte hablar así, y, ¿qué andas haciendo aquí?
– Vengo a una convención – dirigió su mirada hacia Robert – ¿y quién es este chico?
– Es Robert Pattinson – sentí que él me apretó ligeramente la cintura y lo miré, pero no entendí la expresión de su rostro – Robert, te presento a Raúl Torres – agregué.
- Mucho gusto – respondió Robert amable.
– Igualmente, ¿y ustedes qué hacen aquí?
– Vine a recogerla porque aceptó vivir conmigo, apenas llevamos un mes de novios y simplemente ya no puedo vivir sin ella, nos conocimos en España y una sola mirada me bastó para saber que era la mujer de mi vida, me costó convencerla para que aceptara salir conmigo y el día que lo hizo fui el hombre más feliz y cuando la besé, creo que hasta mi nombre olvidé, definitivamente es mi alma gemela.
Yo sentí un nudo en la garganta por sus palabras, sabía que era una actuación, pero, en verdad deseé poder despertar esos sentimientos y pensamientos en un hombre.
Me acarició la mejilla tiernamente, sin quitarme la mirada de encima, se agachó y depositó un dulce y casto beso en mis labios, mi corazón se dislocó al sentirlo. Se separó lentamente y me regaló una de sus cautivadoras sonrisas mientras me decía con sus ojos que todo estaba bien, que yo no estaba sola.
– Felicidades – exclamó Raúl en tono serio, sacándome de la burbuja en la que Robert me había sumergido.
– Gracias – dijo Robert girándose para mirarlo.
– No imaginé que reharías tu vida tan rápido y mucho menos con alguien más joven que tú– añadió Raúl y pude notar el tono de reproche en su voz.
– ¿Y qué esperabas?, ¿qué me aventara por un acantilado?, no Raúl, tengo todo el derecho de volver a amar y que me amen y, en cuanto a la edad, te aseguro que él es muchísimo más maduro que tú – aseguré debido al valor que Robert me estaba infundando.
– ¿Qué te dijo? – preguntó Robert preocupado, ya que tanto Raúl como yo estábamos hablando en español.
– Que eres muy joven para mí.
– Para el amor no hay edad, sencillamente es una conexión mágica, fuera de toda lógica, la unión de dos corazones que laten al unísono y un deseo inmenso, pero, no sólo de forma física, también espiritual, alma con alma, piel con piel – le aclaró.
– Vaya, ya veo porque te enamoro, con tanta jerga literaria, eso es lo que a ti te gusta.
– Exactamente y no sólo eso, si vieras lo candente que es, claro, es la ventaja de su edad, no se cansa tan fácil – dije mordaz.
– Hasta que te encontré Ruli, ¿dónde te metes? – escuché una voz femenina que me resultó demasiado conocida.
– ¿Pamela? – exclamé boquiabierta al reconocerla.
– Anne… hola – respondió sorprendida.
– ¿Tú eres la mamá de la bebé?
– Sí… lamento todo lo que pasó, te juro que no era mi intensión…
– Déjalo así, no tienes nada que explicar, el pasado ya no importa.
Avergonzada, dirigió su mirada hacia el suelo por unos instantes, después levantó el rostro con petulancia, como si hubiera reaccionado y no tuviera nada de qué avergonzarse, entonces miró a Robert y su expresión cambió.
– Oh por dios, ¿Cedric? – exclamó incrédula.
– En realidad mi nombre es Robert Pattinson, pero sí, yo interpreté a Cedric.
– Eres mucho más guapo en persona y no creí que eso fuera posible.
– Gracias, que amable eres – se giró a mirarme, me acarició el mentón y me dio otro corto beso en los labios – vámonos ya cariño, la cena se enfría – agregó tiernamente.
– ¿Eres su novia? – preguntó Pamela, abriendo los ojos como platos.
– Sí, lo conocí en España y fue amor a primera vista, definitivamente me saqué la lotería con él.
– Vaya, no creí que fueras asaltacunas.
– La edad está en la mente y habrá quienes tengan 40 años y sigan pensando como niños de doce, con permiso.
– Adiós – dijo Robert amablemente haciéndoles un gesto con la mano mientras entrelazaba la otra con la mía.
Tomó mi maleta y caminamos para tomar un taxi, yo sentía un mar de emociones en mi cuerpo. Se sentía tan bien tener nuestras manos unidas, hacía meses que nadie me sostenía de esa manera y a pesar de que sus besos habían sido pequeños, aún sentía mis labios latiendo por ellos, jamás me imaginé que fuera a hacer algo así por mí, hacerse pasar por mi novio y decir en voz alta todas esas cosas maravillosas.
La expresión de Raúl no tuvo precio cuando Robert me besó, ni mucho menos la de Pamela cuando lo reconoció. Mientras caminábamos alcancé a escuchar que le explicaba a Raúl que “mi novio” había salido en una película de Harry Potter, esbocé una sonrisa triunfante, sin proponérmelo le había dado su merecido.
Nos paramos en el borde la banqueta, Robert se bajó para quedar más a mi altura.
– Aún nos están mirando, así que, con tu permiso, besaré tu cuello.
– Ok, entonces, con tu permiso, te abrazaré.
– No tienes que pedirme permiso – aseguró y sentí su tibio aliento en la sensible piel de mi cuello.
– Mil gracias, Robert, por lo que acabas de hacer – dije en su oído.
– Los besos no se agradecen – aclaró y me dio otro, ahora en el lóbulo de la oreja.
– No me refiero a eso, sino a haberle dicho que somos novios y todo lo demás.
– Un placer, espero que se haya dado cuenta que dejó ir a una gran mujer, por cierto, ¿qué le dijiste después de que le aclaré lo de la edad?, que me miró con rabia.
– Me da vergüenza repetirlo.
– Vamos, entre nosotros ya no debe de existir esa palabra.
– Tienes razón, si ya me viste vomitar, no creo que pueda habar algo más vergonzoso que eso – soltó una risita – le dije que eres muy candente y que, por tu edad, no te cansabas.
– Excelente, fue un golpe bajo, si algo nos puede doler a los hombres es que nos digan que no somos buenos en el sexo y que otro es mejor.
– No sé de donde saqué fuerzas para decirle esas cosas.
– Y ella, ¿quién es?, me dio la impresión de que la conocías.
– Sí la conozco, es la mejor amiga de su hermana, hasta el último momento él me mintió, ella nunca había sido su novia, lo perseguía porque le encantaba y ya ves, finalmente lo enredó y lo atrapó, son tal para cual, pobre bebé con esos padres.
– Espero que después de esto puedas sanar tu herida – se enderezó para mirarme a los ojos – en verdad mereces ser feliz con alguien que te valore.
– Gracias Robert – puse una mano en su mejilla – eres un sol.
Me ofreció otra radiante sonrisa y en eso llegó el taxi, Robert subió mi maleta a la cajuela y después entró en el auto y se sentó a mi lado, en la parte de atrás y le dio una dirección al chofer.
– ¿Adónde vamos? – pregunté.
– Al hotel donde nos estamos quedando todos, ya tienes una habitación reservada.
– Gracias, eres de lo más amable.
– Ni lo menciones.
– ¿Hoy no filmaron o terminaron temprano?
– Hoy descansé, le tocó filmar a Kristen y Billy – lo miré extrañada sin entender de quienes me hablaba – son Bella y Charlie.
– Ah vaya.
Mientras llegamos al hotel me platicó sobre la filmación y sus nuevos compañeros de trabajo, me dijo que todos eran muy agradables y que se estaba formando un buen equipo, que varios tocaban instrumentos musicales y de repente se ponían a tocar algo entre los descansos de las escenas y que incluso ya habían salido a un bar.
Finalmente llegamos, fuimos a la recepción por la tarjeta de mi habitación y nos dirigimos ahí, estaba pegada a la de Robert, quien me acompañó al interior y se puso a ver televisión en lo que yo desempacaba.
Cuando terminé me senté en la orilla de la cama, del otro lado donde Robert se encontraba acostado.
– Estás muy tensa – aseguró.
– ¿Cómo lo sabes?
– Se te nota en la espalda y los hombros.
– Hay sido un día muy estresante, creo que necesito un masaje – dije y cerré los ojos moviendo el cuello en círculos.
Lo próximo que sentí fueron las manos de Robert en mis hombros masajeándolos suavemente.
– ¿Qué haces? – pregunté sorprendida abriendo los ojos.
– Dijiste que necesitabas un masaje, tienes suerte de que sepa darlos.
– Oh no, por favor, ya has hecho mucho por mí el día de hoy.
– Y todo es gratis, así que aprovecha, cierra los ojos y relájate.
Solté una risita y moví la cabeza ligeramente, en verdad, Robert era un chico lindo y muy atento, definitivamente cualquier mujer sería muy afortunada de tenerlo a su lado.
Sentí como deslizaba sus dedos a mi cuello y lo presionaba con movimientos cortos, después volvió a los hombros y luego de apretarlos por un rato fue bajando con movimientos circulares por mi espalda.
Yo tenía los ojos cerrados y una serie de imágenes empezaron a pasar por mi mente. La fortaleza que había demostrado ante Raúl y Pamela se estaba cayendo en pedazos, recordé haberla visto embarazada como de cuatro meses y en aquel entonces me había dicho que el padre de su criatura era un amigo que yo no conocía y hasta se atrevió a regalarme unas sábanas bordadas con mi nombre y el de Raúl, ahora no comprendía cómo había podido ser tan cínica, cuando sabía perfectamente que estaba esperando una hija de él.
La impotencia empezó a invadirme y entonces recordé el reciente encuentro en el aeropuerto, las palabras de Robert, sus miradas, sus besos, sus labios sobre mi cuello y ahora sus manos recorriéndome, se sentían tan maravillosamente bien y deseé sentirlas en otras partes de mi cuerpo, sí, era una completa locura, él era un jovencito, pero, en ese momento perdí la perspectiva de todo, simplemente quería sentirme deseada, toda una mujer, habían pasado alrededor de seis meses desde la última vez que lo había hecho con Raúl, que mi cuerpo ahora pedía a gritos sentir a otro hombre, borrar los besos y las caricias que Raúl había dejado en mí, eliminar el último rastro de su recuerdo, entonces me dejé llevar por ese impulso.
Las manos de Robert estaban de nuevo sobre mis hombros, sin abrir los ojos, levanté una de las mías y la coloqué encima de la de él, se detuvo al sentirla, entonces comencé a bajarla lentamente hacia el frente hasta dejarla sobre uno de mis senos. Apreté los labios esperando su reacción, quizá me tomaba por demasiado atrevida y me despedía en ese preciso momento.
Pasé saliva cuando sentí como su mano se asía al contorno de mi seno y lo apretaba con suavidad al tiempo que su otra mano bajaba y hacía el mismo movimiento en el otro seno. Mi respiración se elevó en un segundo, sentí su lengua recorrer mi cuello y un fuerte suspiro se me escapó. Robert buscó mis labios y me besó con una gran pasión, como si se hubiera estado conteniendo y al fin lograba lo que quería.
Después me acostó sobre la cama y se colocó encima de mí, volvió a besarme, de manera más frenética mientras frotaba su sexo contra el mío y una de sus manos masajeaba uno de mis senos. Comencé a subirle la polera, él se separó sólo lo suficiente para quitársela, admiré su torso perfecto un segundo y lo hice girarse para hincarme sobre él, con mis piernas a los costados de su cuerpo y de un solo movimiento me quité la polera, miró casi hipnotizado mis senos, en tanto yo me quitaba el sostén y una vez que lo hice, presuroso comenzó succionar uno de mis pezones, yo enterré mis manos entre sus cabellos sedosos gimiendo a causa de las húmedas caricias que su lengua me proporcionaba.
Sus manos bajaron a mis nalgas que apretó, mientras nuestros pechos se unían y nos besábamos una vez más. Volvió a acostarme y me despojó del resto de la ropa dejándome completamente desnuda. A toda prisa se desabrochó el pantalón y se lo quitó al igual que su bóxer, tenía ya una erección considerable y me sorprendió el tamaño de la misma, así que ahora fui yo la que lo hizo acostarse y me llevé esa prominente masculinidad a mi boca, lanzó un fuerte gemido y yo proseguí dándole placer con mi boca y con mi mano. Robert gemía sin parar y eso me proporcionaba a mí una gran satisfacción. Cuando me di cuenta que estaba por terminar, coloqué su miembro entre mis senos y se lo froté hasta que descargó ahí.
– ¿Tienes un condón? – pregunté con el pulso a mil.
– Sí, en mi cartera.
Tomé su pantalón y saqué la cartera del bolsillo trasero, saqué el condón y volví a tomar su masculinidad con mi mano para volver a comérmela, cuando estuvo listo de nuevo le puse el condón y me monté en él, comencé a moverme suavemente, deslizándome hacia abajo y hacia arriba, después me volteé, me lo introduje de nuevo y realicé los mismos movimientos.
Luego me acosté y él lo hizo sobre mí, entrando de nuevo en mi cuerpo, se movió más aprisa en tanto lamía y mordisqueaba mi cuello al tiempo que yo deslizaba mis manos por su espalda. Instantes después sentí como me hacía llegar a la cima y no pude reprimir el grito que salió de mi boca y luego él se dejó caer sobre mí, una vez que había alcanzado el clímax también.
Se acostó a mi lado, ambas respiraciones volvían a su curso normal, yo miraba al techo y después de varios minutos de estar así me di cuenta que aquello no había sido correcto. Robert era un jovencito, un actor y mi jefe, además de que yo no estaba lista para iniciar ningún tipo de relación con un hombre y menos con uno más joven que yo. Sentí su profunda mirada clavada en mí, pero apreté los ojos para no mirarlo.
– ¿Te arrepientes? – preguntó en voz baja.
AnneHilldweller- .
- Cantidad de envíos : 66
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
no me lo espeba que psara quiero ver el otro capi besos
Irina Denali- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh estoy en tension quiero masssssss pleaseeeee
xole- .
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Fecha de inscripción : 28/06/2009
Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18)
para cuando el proximo capitulo
lo estamos esperando
lo estamos esperando
alejandra_vazquez88- .
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Mini-Blog : MUY BUENO
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
tuve un orgasmo virtual jejejej despues de varios dias de no estar con ustedes no pense que me tenian esto jejej
amiga te pasaste, me gusto mucho...espero el proximo, besito
amiga te pasaste, me gusto mucho...espero el proximo, besito
Atal- .
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Localización : Chile
Empleo /Ocio : fans
Mini-Blog : un día a la vez....
Puntos : 6809
Fecha de inscripción : 21/03/2009
Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
hayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy enserio quiero otro otro otro otro otro
Irina Denali- .
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Localización : Bogota colombia
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Mini-Blog : Edward the love is my life
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Fecha de inscripción : 06/08/2009
Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
Hola chicas!!!
Mil gracias por sus comentarios, este fic fue muy pequeño, les dejo el último capítulo, sólo falta el epílogo que publicaré después
¿Cómo responderle esa pregunta cuando yo misma no estaba segura de la respuesta? Había sido grandioso, no podía negarlo, pero eso no significaba que no hubiera sido una locura.
– Contéstame, por favor – insistió acariciando mi brazo con uno de sus nudillos.
– No sé – fue mi mejor respuesta, la única que tenía.
– Mírame y dime lo que piensas.
Abrí los ojos de golpe y giré mi cabeza lentamente, su belleza me deslumbró, jamás en la vida creí que algún día compartiría la cama con un ser tan bello como él. Me miraba fijamente con sus ojos claros, sin un color definido, hasta en eso se parecía a Edward.
– Robert, sólo tienes veintiún años.
– Por lo tanto, ya soy mayor de edad en el mundo entero.
– Y yo hasta soy mayor que tus hermanas.
– La edad no significa nada – empezó a darme besos cortos en el hombro – ¿acaso no sabes que está en la mente?
– ¿Sí?, pues mi mente lleva despierta ocho años más que la tuya.
– No estás cometiendo pedofilia, te repito, ya soy mayor de edad y sé perfectamente lo que hago – aclaró mientras con sus dedos trazaba círculos en mi abdomen.
– Tengo un primo de tu misma edad.
– Tampoco estás cometiendo incesto, deja de poner pretextos absurdos.
– Eres mi jefe.
– No será ni la primera ni la última relación que se dé entre jefe y asistente… creo que sé lo que en realidad te sucede, pero yo no te voy a herir como él.
– Robert… – mis labios fueron silenciados por los suyos.
– Necesitas definir tu postura, darme un sí o un no, tal vez esto te ayude.
Cuando me di cuenta lo tenía sobre mí, besándome con toda la pasión y el desenfreno, propios de él, como si no hubiera escuchado ninguna de las palabras que le dije o no le importaran. Deslizó sus labios a mi cuello y estuvo besándolo, lamiéndolo y succionándolo durante un buen rato, en tanto una de sus manos se paseaba libremente por el contorno de mi cuerpo. Y me dejé llevar, ya habría tiempo después para arrepentimientos o quizá no, lo que haría ahora sería disfrutar el momento.
Volvió a hacerme suya, de manera magistral. El ambiente era inundado por nuestros gemidos que se confundían al fusionar nuestros cuerpos en sincronía perfecta, el sudor corría por nuestra piel y su aroma me embriaga. Robert estaba sentado y yo sobre él, con mis piernas a sus costados, disfrutando del maravilloso vaivén. Tenía la boca entreabierta y yo coloqué mi dedo índice dentro, él lo chupó breves instantes y después lo mordió mientras sus manos viajaban por mi espalda.
Jamás me imaginé que semejantes sonidos pudieran salir de mi boca, en un principio no estuve segura de que fueran míos, pero al ver la expresión de satisfacción que Robert tenía en el rostro, lo confirmé, además de las intensas convulsiones que mi cuerpo sintió al llegar al orgasmo casi al mismo tiempo que él. Luego nos besamos.
– Ya tengo mi respuesta – dijo contra mis labios.
– ¿Seguro?
– Completamente.
Acordamos mantener nuestra relación en secreto, así que en el día y frente a todos él sólo era mi jefe y yo únicamente era su asistente, nadie tenía la menor sospecha de lo que ocurría por las noches entre Robert y yo. De la manera en la que nos envolvíamos entre besos y caricias, la forma tan perfecta en que nuestros cuerpos se fusionaban, como se si tratase de uno mismo.
La filmación de la película terminó en un abrir y cerrar de ojos, al menos para mí, así de rápido había pasado el tiempo y sentí mucha nostalgia de separarme de aquellas personas tan cálidas como lo eran todos ellos, pero Robert me reconfortó al decirme que ya vendrían después las filmaciones de los siguientes libros.
Y al tiempo que veía como uno de mis libros favoritos cobraba vida, mi corazón también lo hacía ya que fui enamorándome de Robert hasta el grado de estar completamente loca por él. Y como no enamorarme si aparte de guapo era todo un caballero, atento, cortés, amable y, como si esto fuera poco, sensual y travieso, jamás olvidaré lo que sucedió el penúltimo día de la filmación.
– Anne, ya puedes irte a descansar, voy a dar un par de entrevistas y no es necesario que estés aquí.
– ¿De verdad no quieres que te espere?
– No, cariño – se acercó a mi oído – mejor ve preparando el jacuzzi – susurró con ese acento inglés que adoraba.
– De acuerdo – respondí dándole una sensual mirada.
Llegué al hotel y decidí hacer tiempo, así que me puse a ver televisión y en algún momento me quedé dormida sin evitarlo. Al despertar me encontré con una extraña sorpresa, Robert estaba mirándome, sentado a mi lado, aún con el peinado, vestuario, maquillaje y los pupilentes dorados de Edward.
– ¿Por qué sigues caracterizado? – le pregunté desconcertada.
– Porque esta noche dejaré que me seas infiel.
– ¿De qué hablas? – inquirí más extrañada.
– Quiero darte un regalo muy especial… cumplir tu más anhelada fantasía… hacer tu sueño realidad… esta noche, Edward Cullen será quien te haga el amor.
– Estás loco, Robert – exclamé y me puse de pie para tomar agua.
– Sé que lo deseas he leído tus escritos.
– ¿Cómo te has atrevido?
– Fue por casualidad, un día que te quedaste dormida frente al notebook, al quitártela de las piernas leí lo que habías escrito, ¿sabes?, en ese momento sentí celos de él, me pregunté si lo amas más que a mí.
– Tonto, por supuesto que a ti te amo más, tú eres real y él no.
Esbozó una sonrisa de suficiencia, sin decir nada, me tomó en sus brazos y me recargó contra la pared, puso sus manos a mis costados, formando una prisión y se inclinó sobre mí, quedando su rostro a una mínima distancia del mío.
– Ahora dime, ¿qué es exactamente lo que te preocupa? – exclamó asegurándose que su aliento se colara por mi nariz.
Pude percibir un ligero frío en su hálito que me hizo estremecer y me quedé paralizada al escucharlo, ¿qué era lo que trataba de hacer?
– ¿A qué viene esa pregunta, Robert?
Me regaló una pequeña sonrisa, que trató de reprimir y colocó sus labios sobre mi cuello, comprobé que en verdad estaban fríos y de nuevo me estremecí.
– Edward, ahora estás con Edward, recuérdalo – aseguró contra mi piel.
– Eso es… irreal.
Subió besando mi cuello hasta llegar a mi mentón y se detuvo.
– Yo lo puedo hacer real, siénteme, mírame.
Entonces comprendí que era lo que estaba haciendo, estaba tratando de personificar mi parte favorita del libro. Mi corazón latió desbocado ante tal idea y decidí seguirle el juego.
– Árboles – susurré, ya que me la sabía de memoria – movimiento… locura.
Sonrió involuntariamente por la última palabra que pronuncié y se salía del contexto, entonces me besó los parpados y terminé de comprobar que estaba actuando para mí, para complacerme.
– Anne, ya te convenciste que ahora te encuentras con Edward, ¿verdad?
– Podría ser…
Fue besando mi mejilla hasta que se detuvo en la comisura de mis labios.
– Esa es la gran ventaja de que tu novio sea actor – succionó levemente mi labio inferior – y además, el encargado de personificar al vampiro que te encanta – agregó contra mis labios.
– Te amo – dije con un hilo de voz.
– Yo también te amo.
Tomó mi rostro entre sus manos y me besó con frenesí, pude corroborar, plenamente, que tanto sus labios como su lengua estaban fríos y por tercera vez me estremecí, a tal grado que mi espalda se arqueó.
– ¿Cómo? – pregunté, rompiendo el beso para respirar.
– Hielo, comí varios trozos, muchos en realidad.
– ¿Lo preparaste meticulosamente?
– Para que veas lo mucho que significas para mí y lo loco que me tienes.
Volvió a besarme frenéticamente en tanto me cargaba para colocarme en la cama, ambos mantuvimos los ojos abiertos, yo estaba completamente excitada por toda la situación, le permití a mi mente volar, dejarla creer que verdaderamente me encontraba con Edward Cullen, aunque, no era del todo mentira, Robert era Edward Cullen personificado y yo, en ese momento tenía a “los dos” en uno solo, para mí.
Esa fue una de las mejores noches que compartimos, alcanzamos el éxtasis en varias ocasiones, aunque al final el maquillaje casi se le cayó por completo debido al sudor. Faltaban meses para mi cumpleaños, pero él me dio mi regalo por adelantado, sin duda, el mejor que había recibido en toda mi vida. Después que terminamos por última vez, aquella noche, se quitó los pupilentes y nos bañamos juntos para dormir escasas horas antes de levantarnos para ir al último día de grabación.
Tal como se esperaba, la película fue un éxito rotundo y de pronto, Robert se encontraba en las portadas de las revistas más importantes de todo el mundo, miles de chicas, de todas las edades morían por él y su vida dio un importante giro.
A pesar de todo, nuestra relación se consolidaba cada vez más, aunque seguíamos manteniéndola oculta, motivos sobraban, él no quería que me persiguieran los paparazzi y yo no quería sufrir el ataque de alguna fan desenfrenada, así que ambos estábamos de acuerdo en permanecer bajo las sombras.
Pronto llegó el momento de filmar Luna Nueva, esta ocasión, en Vancouver, por lo que Robert rentó un pequeño departamento que compartíamos. Para ese entonces, los rumores de que mantenía una supuesta relación sentimental con Kristen circulaban por todos lados, al principio yo me reía, porque sabía perfectamente cuál era la realidad. Sin embargo, al iniciar la filmación de esta película, el comportamiento de Robert para conmigo fue cambiando.
Había ocasiones que salía en plena madrugada, cuando yo estaba profundamente dormida, pero siempre, sin excepción, me despertaba al sentir su ausencia, aunque no sabía exactamente que tanto tiempo había pasado de que él se había ido.
Un día decidí averiguar la verdad y me bebí tres Red Bull mientras estaba la filmación, así que cuando llegó la noche yo no tenía absolutamente nada de sueño, pero fingí dormir. Me di cuenta perfectamente cuando se levantó, miré el reloj y faltaban diez minutos para las dos de la madrugada. Supuse que se vistió y luego escuché como abría lentamente la puerta de la habitación y la cerraba con sumo cuidado.
Me levanté a toda prisa y me coloqué un abrigo encima del pants con el que me había acostado, no debía perder tiempo. Abrí discretamente la puerta del departamento y lo vi parado, esperando el ascensor, cuando entró, salí disparada y bajé las escaleras a toda velocidad, eran sólo cinco pisos y conseguí llegar antes que él.
Tomó un taxi, yo anoté las placas y enseguida tomé otro y le pedí que lo siguiera. En cuanto nos percatamos que se estacionaba supe adónde se dirigía, era el edificio donde Kristen estaba viviendo, por lo que comprobé que los rumores eran ciertos, Robert mantenía una relación amorosa con ella.
Con lágrimas en los ojos le pedí al taxista que regresáramos al lugar donde lo había tomado. En cuanto estuve en mi habitación me tiré en la cama y me puse a llorar como magdalena hasta que no me quedó una sola lágrima que derramar.
Robert llegó pasadas las cinco. Tuve que hacer mi mayor esfuerzo para seguir fingiendo que dormía y sentí como se acostaba a mi lado y me daba un beso en la cabeza, ¿cómo podía ser tan descarado? ¿o acaso yo había malinterpretado las cosas?
Al día siguiente le dije que me sentía mal, lo cual no era mentira, aunque no estaba precisamente enferma, pero no podía mirar de frente a Kristen, quizá sería capaz de cometer una locura y no podía armar un escándalo que sería perjudicial para todos. Robert me dio un beso en la frente y se fue.
Toda la mañana estuve pensando que hacer, en realidad no tenía pruebas contundes, ¿acaso las necesitaba? Hacía varios días que Robert no me tocaba, me argumentaba que estaba muy cansando por el intenso ritmo de las filmaciones y llegó el momento en que dejé de insistirle. Después de caminar a lo largo del departamento por quien sabe cuánto tiempo, tomé mi bolso y salí rumbo a la locación.
Cuando llegué, todos me saludaron muy amigablemente, algunos me dijeron que les daba gusto que ya me sintiera bien, yo sólo les medio sonreía. Le pregunté a Nikki por Robert y me dijo que debía estar en el remolque, porque estaban tomando un descanso, después de darle las gracias me dirigí ahí.
Quise abrir la puerta, pero parecía que había algo que impedía hacerlo. Empujé con todas mis fuerzas y logré mover la caja que vi en cuanto entré. Y ahí estaban los dos, Robert y Kristen a medio vestir, pálidos como una hoja de papel, ella suspiró aliviada al verme, para ella yo sólo era la asistente de Robert, así que seguro pensó que era mejor que yo los hubiera encontrado que cualquier otra persona del staff. Robert me miró avergonzado mientras se metía la camisa al pantalón.
– Lo siento, no quise interrumpir – dije y salí de inmediato.
Comencé a caminar a toda prisa tratando de detener las lágrimas que amenazaban con salir. No avancé mucho cuando Robert me alcanzó y me tomó de un brazo.
– Déjame explicarte.
– No tienes nada que explicar – respondí soltándome.
– Anne, por favor, yo aún te amo.
– No pronuncies esas palabras, ¿qué vas a decirme?, ¿qué sólo es sexo?, no repitas frases trilladas.
– No lo haré – agachó la cabeza – en realidad no sé lo que me pasa, te aseguro que te quiero, pero… también siento algo por ella.
– Déjalo así, de verdad, no necesito tus explicaciones.
– Quiero dártelas, no te mereces esto, no debías enterarte así.
– Tampoco ibas a decírmelo, ¿verdad?
– No me dejes, por favor, terminaré con ella.
– Olvidas que yo sólo soy tu asistente.
– Sabes que no es así.
– Para todo el mundo sí y no te lo estoy recriminando, finalmente fue una decisión que ambos tomamos… sabía que esto no tenía futuro, tienes 23 años y yo 31, ella tiene 19, es de lo más normal que te sientas atraído por ella, han convivido tanto y compartido escenas románticas.
– Maldita sea Anne, tú siempre has sido la que ha puesto la barrera de la edad entre nosotros, a mí jamás me ha importado.
– Creo que en el fondo sí… debo irme.
– No quiero que terminemos así.
– No hay otra manera… adiós Robert, en verdad te deseo lo mejor, sin rencores.
– No Anne, espera – pidió tomando de nuevo mi brazo.
– Déjame ir… por favor, no lo hagas más difícil.
Me soltó sin mucho convencimiento, yo evité mirarlo y seguí caminando con paso firme, aunque por dentro me estaba muriendo.
Llegué al departamento y empaqué mis cosas mientras las lágrimas caían sin parar, era hora de despertar del sueño, había sido hermoso, sin duda la mejor etapa de mi vida. Recordé cada uno de sus besos, de sus caricias, de sus sonrisas, de los maravillosos momentos que compartimos juntos, él había sanado la herida que aquel mal amor me había dejado sólo para abrir la suya propia y ahora no tenía idea de cómo saldría adelante, dos engaños seguidos no eran nada fáciles de superar, quizá algo andaba mal conmigo que los hombres preferían a otras.
Partí al aeropuerto, al llegar me informaron que el vuelo más próximo para México era en dos días, yo no podía esperar tanto tiempo, así que tomé uno rumbo a Los Ángeles, debía partir lo más pronto posible de ahí, sin importar adonde fuera. Una vez que llegué ahí tuve que hospedarme por una noche, afortunadamente encontré un último lugar en un vuelo que salía a México a primera hora del día siguiente.
Mientras volaba pensé en lo que debía hacer, no quería quedarme con mi hermana y que me estuviera invadiendo con miles de preguntas. Permanecer con Roxana tampoco era la mejor opción, así que seguí pensando adonde podía dirigirme, hasta que recordé a mi prima Alexa, vivía en un pequeño poblado debido a su trabajo, sabía que ella era la única que me comprendería y que me daría el espacio que necesitaba, además el lugar era perfecto, alejado de la gran ciudad.
Apenas estuve con mi hermana un par de días. Le llamé a Alexa para preguntarle si podía pasar una temporada con ella y entusiasmada me respondió que por supuesto. Por lo que al día siguiente me dirigí allá muy temprano, ante la sorpresa de mi hermana que no entendía mi actitud.
Alexa me esperó en la central de camiones. En cuanto me vio me dio un gran abrazo y luego caminamos a su auto, rumbo a su casa y fue entonces cuando empecé a contarle esta historia, al principio con detalles, pero conforme fui avanzando me di cuenta del daño que me hacía recordar las más mínimas cosas y terminé por resumirla, para ya no pensar en él, si es que acaso pudiera ser posible con todo lo que lo amaba.
Mil gracias por sus comentarios, este fic fue muy pequeño, les dejo el último capítulo, sólo falta el epílogo que publicaré después
Capítulo final:
Sólo una ilusión
Sólo una ilusión
¿Cómo responderle esa pregunta cuando yo misma no estaba segura de la respuesta? Había sido grandioso, no podía negarlo, pero eso no significaba que no hubiera sido una locura.
– Contéstame, por favor – insistió acariciando mi brazo con uno de sus nudillos.
– No sé – fue mi mejor respuesta, la única que tenía.
– Mírame y dime lo que piensas.
Abrí los ojos de golpe y giré mi cabeza lentamente, su belleza me deslumbró, jamás en la vida creí que algún día compartiría la cama con un ser tan bello como él. Me miraba fijamente con sus ojos claros, sin un color definido, hasta en eso se parecía a Edward.
– Robert, sólo tienes veintiún años.
– Por lo tanto, ya soy mayor de edad en el mundo entero.
– Y yo hasta soy mayor que tus hermanas.
– La edad no significa nada – empezó a darme besos cortos en el hombro – ¿acaso no sabes que está en la mente?
– ¿Sí?, pues mi mente lleva despierta ocho años más que la tuya.
– No estás cometiendo pedofilia, te repito, ya soy mayor de edad y sé perfectamente lo que hago – aclaró mientras con sus dedos trazaba círculos en mi abdomen.
– Tengo un primo de tu misma edad.
– Tampoco estás cometiendo incesto, deja de poner pretextos absurdos.
– Eres mi jefe.
– No será ni la primera ni la última relación que se dé entre jefe y asistente… creo que sé lo que en realidad te sucede, pero yo no te voy a herir como él.
– Robert… – mis labios fueron silenciados por los suyos.
– Necesitas definir tu postura, darme un sí o un no, tal vez esto te ayude.
Cuando me di cuenta lo tenía sobre mí, besándome con toda la pasión y el desenfreno, propios de él, como si no hubiera escuchado ninguna de las palabras que le dije o no le importaran. Deslizó sus labios a mi cuello y estuvo besándolo, lamiéndolo y succionándolo durante un buen rato, en tanto una de sus manos se paseaba libremente por el contorno de mi cuerpo. Y me dejé llevar, ya habría tiempo después para arrepentimientos o quizá no, lo que haría ahora sería disfrutar el momento.
Volvió a hacerme suya, de manera magistral. El ambiente era inundado por nuestros gemidos que se confundían al fusionar nuestros cuerpos en sincronía perfecta, el sudor corría por nuestra piel y su aroma me embriaga. Robert estaba sentado y yo sobre él, con mis piernas a sus costados, disfrutando del maravilloso vaivén. Tenía la boca entreabierta y yo coloqué mi dedo índice dentro, él lo chupó breves instantes y después lo mordió mientras sus manos viajaban por mi espalda.
Jamás me imaginé que semejantes sonidos pudieran salir de mi boca, en un principio no estuve segura de que fueran míos, pero al ver la expresión de satisfacción que Robert tenía en el rostro, lo confirmé, además de las intensas convulsiones que mi cuerpo sintió al llegar al orgasmo casi al mismo tiempo que él. Luego nos besamos.
– Ya tengo mi respuesta – dijo contra mis labios.
– ¿Seguro?
– Completamente.
Acordamos mantener nuestra relación en secreto, así que en el día y frente a todos él sólo era mi jefe y yo únicamente era su asistente, nadie tenía la menor sospecha de lo que ocurría por las noches entre Robert y yo. De la manera en la que nos envolvíamos entre besos y caricias, la forma tan perfecta en que nuestros cuerpos se fusionaban, como se si tratase de uno mismo.
La filmación de la película terminó en un abrir y cerrar de ojos, al menos para mí, así de rápido había pasado el tiempo y sentí mucha nostalgia de separarme de aquellas personas tan cálidas como lo eran todos ellos, pero Robert me reconfortó al decirme que ya vendrían después las filmaciones de los siguientes libros.
Y al tiempo que veía como uno de mis libros favoritos cobraba vida, mi corazón también lo hacía ya que fui enamorándome de Robert hasta el grado de estar completamente loca por él. Y como no enamorarme si aparte de guapo era todo un caballero, atento, cortés, amable y, como si esto fuera poco, sensual y travieso, jamás olvidaré lo que sucedió el penúltimo día de la filmación.
– Anne, ya puedes irte a descansar, voy a dar un par de entrevistas y no es necesario que estés aquí.
– ¿De verdad no quieres que te espere?
– No, cariño – se acercó a mi oído – mejor ve preparando el jacuzzi – susurró con ese acento inglés que adoraba.
– De acuerdo – respondí dándole una sensual mirada.
Llegué al hotel y decidí hacer tiempo, así que me puse a ver televisión y en algún momento me quedé dormida sin evitarlo. Al despertar me encontré con una extraña sorpresa, Robert estaba mirándome, sentado a mi lado, aún con el peinado, vestuario, maquillaje y los pupilentes dorados de Edward.
– ¿Por qué sigues caracterizado? – le pregunté desconcertada.
– Porque esta noche dejaré que me seas infiel.
– ¿De qué hablas? – inquirí más extrañada.
– Quiero darte un regalo muy especial… cumplir tu más anhelada fantasía… hacer tu sueño realidad… esta noche, Edward Cullen será quien te haga el amor.
– Estás loco, Robert – exclamé y me puse de pie para tomar agua.
– Sé que lo deseas he leído tus escritos.
– ¿Cómo te has atrevido?
– Fue por casualidad, un día que te quedaste dormida frente al notebook, al quitártela de las piernas leí lo que habías escrito, ¿sabes?, en ese momento sentí celos de él, me pregunté si lo amas más que a mí.
– Tonto, por supuesto que a ti te amo más, tú eres real y él no.
Esbozó una sonrisa de suficiencia, sin decir nada, me tomó en sus brazos y me recargó contra la pared, puso sus manos a mis costados, formando una prisión y se inclinó sobre mí, quedando su rostro a una mínima distancia del mío.
– Ahora dime, ¿qué es exactamente lo que te preocupa? – exclamó asegurándose que su aliento se colara por mi nariz.
Pude percibir un ligero frío en su hálito que me hizo estremecer y me quedé paralizada al escucharlo, ¿qué era lo que trataba de hacer?
– ¿A qué viene esa pregunta, Robert?
Me regaló una pequeña sonrisa, que trató de reprimir y colocó sus labios sobre mi cuello, comprobé que en verdad estaban fríos y de nuevo me estremecí.
– Edward, ahora estás con Edward, recuérdalo – aseguró contra mi piel.
– Eso es… irreal.
Subió besando mi cuello hasta llegar a mi mentón y se detuvo.
– Yo lo puedo hacer real, siénteme, mírame.
Entonces comprendí que era lo que estaba haciendo, estaba tratando de personificar mi parte favorita del libro. Mi corazón latió desbocado ante tal idea y decidí seguirle el juego.
– Árboles – susurré, ya que me la sabía de memoria – movimiento… locura.
Sonrió involuntariamente por la última palabra que pronuncié y se salía del contexto, entonces me besó los parpados y terminé de comprobar que estaba actuando para mí, para complacerme.
– Anne, ya te convenciste que ahora te encuentras con Edward, ¿verdad?
– Podría ser…
Fue besando mi mejilla hasta que se detuvo en la comisura de mis labios.
– Esa es la gran ventaja de que tu novio sea actor – succionó levemente mi labio inferior – y además, el encargado de personificar al vampiro que te encanta – agregó contra mis labios.
– Te amo – dije con un hilo de voz.
– Yo también te amo.
Tomó mi rostro entre sus manos y me besó con frenesí, pude corroborar, plenamente, que tanto sus labios como su lengua estaban fríos y por tercera vez me estremecí, a tal grado que mi espalda se arqueó.
– ¿Cómo? – pregunté, rompiendo el beso para respirar.
– Hielo, comí varios trozos, muchos en realidad.
– ¿Lo preparaste meticulosamente?
– Para que veas lo mucho que significas para mí y lo loco que me tienes.
Volvió a besarme frenéticamente en tanto me cargaba para colocarme en la cama, ambos mantuvimos los ojos abiertos, yo estaba completamente excitada por toda la situación, le permití a mi mente volar, dejarla creer que verdaderamente me encontraba con Edward Cullen, aunque, no era del todo mentira, Robert era Edward Cullen personificado y yo, en ese momento tenía a “los dos” en uno solo, para mí.
Esa fue una de las mejores noches que compartimos, alcanzamos el éxtasis en varias ocasiones, aunque al final el maquillaje casi se le cayó por completo debido al sudor. Faltaban meses para mi cumpleaños, pero él me dio mi regalo por adelantado, sin duda, el mejor que había recibido en toda mi vida. Después que terminamos por última vez, aquella noche, se quitó los pupilentes y nos bañamos juntos para dormir escasas horas antes de levantarnos para ir al último día de grabación.
Tal como se esperaba, la película fue un éxito rotundo y de pronto, Robert se encontraba en las portadas de las revistas más importantes de todo el mundo, miles de chicas, de todas las edades morían por él y su vida dio un importante giro.
A pesar de todo, nuestra relación se consolidaba cada vez más, aunque seguíamos manteniéndola oculta, motivos sobraban, él no quería que me persiguieran los paparazzi y yo no quería sufrir el ataque de alguna fan desenfrenada, así que ambos estábamos de acuerdo en permanecer bajo las sombras.
Pronto llegó el momento de filmar Luna Nueva, esta ocasión, en Vancouver, por lo que Robert rentó un pequeño departamento que compartíamos. Para ese entonces, los rumores de que mantenía una supuesta relación sentimental con Kristen circulaban por todos lados, al principio yo me reía, porque sabía perfectamente cuál era la realidad. Sin embargo, al iniciar la filmación de esta película, el comportamiento de Robert para conmigo fue cambiando.
Había ocasiones que salía en plena madrugada, cuando yo estaba profundamente dormida, pero siempre, sin excepción, me despertaba al sentir su ausencia, aunque no sabía exactamente que tanto tiempo había pasado de que él se había ido.
Un día decidí averiguar la verdad y me bebí tres Red Bull mientras estaba la filmación, así que cuando llegó la noche yo no tenía absolutamente nada de sueño, pero fingí dormir. Me di cuenta perfectamente cuando se levantó, miré el reloj y faltaban diez minutos para las dos de la madrugada. Supuse que se vistió y luego escuché como abría lentamente la puerta de la habitación y la cerraba con sumo cuidado.
Me levanté a toda prisa y me coloqué un abrigo encima del pants con el que me había acostado, no debía perder tiempo. Abrí discretamente la puerta del departamento y lo vi parado, esperando el ascensor, cuando entró, salí disparada y bajé las escaleras a toda velocidad, eran sólo cinco pisos y conseguí llegar antes que él.
Tomó un taxi, yo anoté las placas y enseguida tomé otro y le pedí que lo siguiera. En cuanto nos percatamos que se estacionaba supe adónde se dirigía, era el edificio donde Kristen estaba viviendo, por lo que comprobé que los rumores eran ciertos, Robert mantenía una relación amorosa con ella.
Con lágrimas en los ojos le pedí al taxista que regresáramos al lugar donde lo había tomado. En cuanto estuve en mi habitación me tiré en la cama y me puse a llorar como magdalena hasta que no me quedó una sola lágrima que derramar.
Robert llegó pasadas las cinco. Tuve que hacer mi mayor esfuerzo para seguir fingiendo que dormía y sentí como se acostaba a mi lado y me daba un beso en la cabeza, ¿cómo podía ser tan descarado? ¿o acaso yo había malinterpretado las cosas?
Al día siguiente le dije que me sentía mal, lo cual no era mentira, aunque no estaba precisamente enferma, pero no podía mirar de frente a Kristen, quizá sería capaz de cometer una locura y no podía armar un escándalo que sería perjudicial para todos. Robert me dio un beso en la frente y se fue.
Toda la mañana estuve pensando que hacer, en realidad no tenía pruebas contundes, ¿acaso las necesitaba? Hacía varios días que Robert no me tocaba, me argumentaba que estaba muy cansando por el intenso ritmo de las filmaciones y llegó el momento en que dejé de insistirle. Después de caminar a lo largo del departamento por quien sabe cuánto tiempo, tomé mi bolso y salí rumbo a la locación.
Cuando llegué, todos me saludaron muy amigablemente, algunos me dijeron que les daba gusto que ya me sintiera bien, yo sólo les medio sonreía. Le pregunté a Nikki por Robert y me dijo que debía estar en el remolque, porque estaban tomando un descanso, después de darle las gracias me dirigí ahí.
Quise abrir la puerta, pero parecía que había algo que impedía hacerlo. Empujé con todas mis fuerzas y logré mover la caja que vi en cuanto entré. Y ahí estaban los dos, Robert y Kristen a medio vestir, pálidos como una hoja de papel, ella suspiró aliviada al verme, para ella yo sólo era la asistente de Robert, así que seguro pensó que era mejor que yo los hubiera encontrado que cualquier otra persona del staff. Robert me miró avergonzado mientras se metía la camisa al pantalón.
– Lo siento, no quise interrumpir – dije y salí de inmediato.
Comencé a caminar a toda prisa tratando de detener las lágrimas que amenazaban con salir. No avancé mucho cuando Robert me alcanzó y me tomó de un brazo.
– Déjame explicarte.
– No tienes nada que explicar – respondí soltándome.
– Anne, por favor, yo aún te amo.
– No pronuncies esas palabras, ¿qué vas a decirme?, ¿qué sólo es sexo?, no repitas frases trilladas.
– No lo haré – agachó la cabeza – en realidad no sé lo que me pasa, te aseguro que te quiero, pero… también siento algo por ella.
– Déjalo así, de verdad, no necesito tus explicaciones.
– Quiero dártelas, no te mereces esto, no debías enterarte así.
– Tampoco ibas a decírmelo, ¿verdad?
– No me dejes, por favor, terminaré con ella.
– Olvidas que yo sólo soy tu asistente.
– Sabes que no es así.
– Para todo el mundo sí y no te lo estoy recriminando, finalmente fue una decisión que ambos tomamos… sabía que esto no tenía futuro, tienes 23 años y yo 31, ella tiene 19, es de lo más normal que te sientas atraído por ella, han convivido tanto y compartido escenas románticas.
– Maldita sea Anne, tú siempre has sido la que ha puesto la barrera de la edad entre nosotros, a mí jamás me ha importado.
– Creo que en el fondo sí… debo irme.
– No quiero que terminemos así.
– No hay otra manera… adiós Robert, en verdad te deseo lo mejor, sin rencores.
– No Anne, espera – pidió tomando de nuevo mi brazo.
– Déjame ir… por favor, no lo hagas más difícil.
Me soltó sin mucho convencimiento, yo evité mirarlo y seguí caminando con paso firme, aunque por dentro me estaba muriendo.
Llegué al departamento y empaqué mis cosas mientras las lágrimas caían sin parar, era hora de despertar del sueño, había sido hermoso, sin duda la mejor etapa de mi vida. Recordé cada uno de sus besos, de sus caricias, de sus sonrisas, de los maravillosos momentos que compartimos juntos, él había sanado la herida que aquel mal amor me había dejado sólo para abrir la suya propia y ahora no tenía idea de cómo saldría adelante, dos engaños seguidos no eran nada fáciles de superar, quizá algo andaba mal conmigo que los hombres preferían a otras.
Partí al aeropuerto, al llegar me informaron que el vuelo más próximo para México era en dos días, yo no podía esperar tanto tiempo, así que tomé uno rumbo a Los Ángeles, debía partir lo más pronto posible de ahí, sin importar adonde fuera. Una vez que llegué ahí tuve que hospedarme por una noche, afortunadamente encontré un último lugar en un vuelo que salía a México a primera hora del día siguiente.
Mientras volaba pensé en lo que debía hacer, no quería quedarme con mi hermana y que me estuviera invadiendo con miles de preguntas. Permanecer con Roxana tampoco era la mejor opción, así que seguí pensando adonde podía dirigirme, hasta que recordé a mi prima Alexa, vivía en un pequeño poblado debido a su trabajo, sabía que ella era la única que me comprendería y que me daría el espacio que necesitaba, además el lugar era perfecto, alejado de la gran ciudad.
Apenas estuve con mi hermana un par de días. Le llamé a Alexa para preguntarle si podía pasar una temporada con ella y entusiasmada me respondió que por supuesto. Por lo que al día siguiente me dirigí allá muy temprano, ante la sorpresa de mi hermana que no entendía mi actitud.
Alexa me esperó en la central de camiones. En cuanto me vio me dio un gran abrazo y luego caminamos a su auto, rumbo a su casa y fue entonces cuando empecé a contarle esta historia, al principio con detalles, pero conforme fui avanzando me di cuenta del daño que me hacía recordar las más mínimas cosas y terminé por resumirla, para ya no pensar en él, si es que acaso pudiera ser posible con todo lo que lo amaba.
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
que pena que sea tan cortito, pero bueno....
me dio mucha pena... Kriss se salio con la suya, Rob es como todo hombre no quiere perder nada, ¡eso no se hace!...
bueno estare pendiente del epilógo, besitos
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Atal- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
no que pena tan corto
lo siento chicas pero como muchos hombres Rob es un cabro.......mejor no acabo como le hace eso sabiendo lo que ya paso Anne podria haberla dejado antes de engañarla ............%&@/&$%%%&
ahora ha esperar el epilogo espero que sea feliz por fin
lo siento chicas pero como muchos hombres Rob es un cabro.......mejor no acabo como le hace eso sabiendo lo que ya paso Anne podria haberla dejado antes de engañarla ............%&@/&$%%%&
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xole- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
haaaaaaaaaaaaaa rob como lo odio como se le ocurre hacer eso a anne hay me dan ganas de golpiarlo hasta que me canse y no no pense que la historia fuera tan cortica pero bueno me encanto espero anciosa el epilogo
Irina Denali- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
tu historia amiga es la fantasía de muchas de nosotras sin importar la edad...
espero el epílogo y espero que sigas publicando tus demas historia s en el foro, besitos
espero el epílogo y espero que sigas publicando tus demas historia s en el foro, besitos
Atal- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
si sobre todo la parte en la que Rob aparece caracterizado de Edward para darle el gusto y cumplir su fantasia (Y LA MIA y la de todas )
tener a los dos hombres juntos seria un sueño
y todavia falta el epilogo pero ha sido una gran historia
tener a los dos hombres juntos seria un sueño
y todavia falta el epilogo pero ha sido una gran historia
xole- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
Hola chicas!!!
Mil gracias por haber leído y comentado esta pequeña historia, aquí les dejo el epílogo.
Saludos y seguimos leyéndonos en otra de mis historias
Han pasado tres años desde aquel día que salí de Vancouver, la última película de la saga se estrenó hace unos meses, por supuesto evité verla como todas las demás. Como también evité a toda costa leer revistas donde hablaran de ellos, la última que había visto, poco después de mi regreso a México, aseguraba que ya vivían juntos. Afortunadamente en el pequeño poblado donde vivía no llegaban revistas extranjeras.
Yo seguía sola, a pesar de que había tenido un par de oportunidades para rehacer mi vida, sin embargo, mi corazón había quedado tan destrozado que decidí guardarlo muy bien y no volver a permitir que alguien más terminara por romper lo poco que quedaba de él. Mi vida estaba consagrada a la tienda de antigüedades que tenía, en conjunto con Alexa, quien ya se había casado y ya tenía su primer hijo.
Llegó el fin de año y decidimos pasarlo en Cancún, la playa más hermosa de todo México, al menos para mí. Nos hospedamos en uno de los mejores hoteles, ya que el esposo de Alexa era sobrino de un importante empresario del país, quien era socio de esa cadena hotelera, así que tuvimos una tarifa preferencial y acceso a la fiesta exclusiva donde estarían los dueños y varias personalidades de distintos ámbitos del país.
Me arreglé para la cena, elegí un sencillo vestido asimétrico de tirantes, de color morado que me llegaba a la altura de las rodillas, me maquillé y Alexa me peinó, poniendo en práctica los conocimientos que había adquirido en un curso de belleza.
Alrededor de las siete de la tarde bajamos al restaurante donde se llevaría a cabo la fiesta. Reconocí a algunos políticos, a varios empresarios famosos y uno que otro cantante mexicano que también estaban ahí celebrando.
La música de fondo era suave, así que nos pusimos a platicar hasta que cambiaron el ritmo y Alexa y su esposo se pararon a bailar y yo me quedé cuidando a su pequeño hijo, lo tenía sentado sobre la mesa y le pasaba por su abdomen un caballito de peluche, que era su favorito y se reía a carcajadas mientras yo sonreía.
De pronto, escuché que una hermosa voz masculina, que jamás olvidaría, pronunció mi nombre, como para confirmar que en realidad fuera yo y me quedé completamente perpleja, hasta la sonrisa se borró de mi rostro. No me atreví a voltear, tal vez me había vuelto loca, finalmente, y estaba sufriendo alucinaciones, no era posible que él se encontrara precisamente ahí. Con el rabillo vi que alguien se sentaba a mi lado.
– Sí eres tú… hola, jamás me imaginé encontrarte aquí, ¿cómo estás?
Pasé saliva y volteé, lentamente, efectivamente era Robert, tan guapo como siempre, con su arrebatadora sonrisa y su cabello despeinado. Una lluvia de emociones me golpeó por completo, yo tampoco había imaginado que alguna vez lo volvería a ver, ya era una gran estrella consagrada y yo seguía siendo una mujer común. No pude articular palabra alguna, sólo esbocé una pequeña sonrisa y giré mi cabeza para ver al niño.
– Que hermoso está tu hijo – dijo con nostalgia en la voz.
– Gracias, pero no es mi hijo.
– ¿En verdad?
– Es hijo de mi prima Alexa.
– Recuerdo que me la mencionaste alguna vez… ¿cómo has estado?
– Bien, gracias, ¿y tú?
– También, vine con mi familia a pasar las fiestas, hacía tiempo que no estábamos todos los Pattinson juntos.
– Yo pasé la Navidad con mi hermana y su familia, son mis parientes más cercanos.
– Sí lo recuerdo.
Se hizo un silencio, parecía que ninguno de los dos se atrevía a preguntar lo que pasaba por su mente, hasta que finalmente yo hablé.
– ¿No te estará buscando ya Kristen?
– Ella no está aquí.
– ¿No?, ¿por qué? – exclamé totalmente sorprendida.
– No estás al tanto del mundo del espectáculo, ¿verdad?
– A decir verdad… sólo de lo que tiene que ver contigo.
– Entiendo… con razón no sabes que ya no es mi esposa.
– ¿Cómo? – pregunté desconcertada, ni siquiera sabía que se habían casado.
– Nos divorciamos hace tres meses, creo que terminamos hartándonos el uno del otro, todo el fenómeno Crepúsculo fue una gran locura, tanta promoción, viajes, en algún punto todo eso se nos volteó y se perdió la magia de la relación, se acabó el amor.
– Me da mucha pena escucharte decir eso, la verdad hacían muy buena pareja, se veían muy bien juntos… ¿tuvieron hijos?
– No, ella aún no se sentía preparada para eso y no la culpo, yo tampoco lo estaba y fue la mejor decisión que tomamos, esa y el divorcio, antes de terminar odiándonos… ¿y tú?… ¿te has casado, vives con alguien?
– No… creo que eso no es para mí.
– No digas eso… yo…
En eso llegaron Alexa y su esposo, les presenté a Robert. A mi prima casi se le cae la quijada al verlo, era la única que sabía la relación que había tenido con él. Lo saludó amablemente y luego tomó al niño entre sus brazos.
– ¿Quieres bailar? – me propuso Robert.
– Sí, ¿por qué no?, aprovechemos antes de que pongan reggeaton o algo extraño.
Me regaló una de sus cautivadoras sonrisas, hizo la silla para atrás y me tendió la mano para ayudarme a ponerme de pie. Caminamos a la pista, puso una mano en mi cintura y con la otra me sostuvo una mano, era una pieza lenta y me estremecí al estar de nuevo entre sus brazos, como tantas noches había soñado y deseado.
– Sigues tan hermosa como siempre.
– Gracias y tú tan galante – respondí evadiendo su mirada.
– ¿Sabes?… No he podido olvidarte del todo… fue una de las razones por las que no funcionó mi relación con Kristen.
– No me digas eso, por favor – dije casi en un susurro, tal vez estaba soñando.
– Es la verdad… no te negaré que sí la quise y mucho, pero, siempre estuviste entre los dos, muchas veces, me quedaba ausente, pensando en ti, en el daño que te hice, te había dicho que jamás te lastimaría y en la menor oportunidad que tuve lo hice.
– No hablemos del pasado, por favor… necesito tomar aire – me solté y salí a la terraza.
Me recargué sobre la barda, la noche y el mar se extendían ante mí. Sentí una ligera brisa en mi piel y los recuerdos me agolparon uno a uno, como hacía mucho tiempo que no sucedía. En pocos instantes, Robert estaba parado a mi lado.
– Tienes razón, no hablemos del pasado, hablemos del futuro.
– ¿Futuro? – pregunté con mi mirada clavada en el mar.
– Anne, yo no creo en el destino, lo sabes bien, pero… creo que algunos eventos pasan por una determinada causa… Lizzi quería que pasáramos el año nuevo en Londres, Victoria quería ir a Nueva York y yo… yo me aferré a que viniéramos aquí, con el pretexto de mantenerme a salvo de los paparazzi… quería estar en tu territorio, en tu país natal… la cuestión es que… aquí estamos los dos.
– El universo conspira… como dice Paulo Coelho.
– Es muy probable – me tomó la mano y yo temblé – tal vez no me lo merezco, pero, ¿me darías otra oportunidad? – agregó haciéndome girar para quedar frente a frente.
– ¿De verdad quieres volver a intentarlo conmigo?
– Por supuesto que sí, como ya te lo dije, aún te quiero, no he dejado de hacerlo, tal vez en aquel tiempo no era nuestro momento, pero estoy seguro que ahora lo es, ya ha pasado la euforia de los vampiros, para mí, ya no estoy en el ojo del huracán de los medios.
– Aún sigo siendo mayor que tú.
– No empecemos con eso otra vez, el amor no tiene edad, ¿no has visto lo felices que son Demi y Ashton?, y ella sí es mucho mayor que él, quítate ya esos prejuicios.
– Me queda poco tiempo para tener hijos.
– Halle Berry se embarazó a los cuarenta, así que todavía tenemos tiempo para tener dos, quizá tres – se acercó a mi oreja – podríamos empezar a intentarlo esta misma noche – musitó con su endemoniadamente sexy voz.
– O… ¿acaso ya no me quieres?, ¿tú sí lograste olvidarme? – inquirió mirándome a los ojos.
– No, tampoco logré olvidarte, todo esté tiempo me he engañado a mí misma, repitiéndome una y otra vez que no lo intentaba con alguien más por miedo a que me hirieran, en realidad era porque mi corazón seguía latiendo por ti.
– Te prometo que esta vez todo será diferente, ya no tenemos porque ocultarnos, estoy dispuesto a gritar a los cuatro vientos que te quiero, que eres mía y que nos pertenecemos, no me importa lo que digan, aunque sea una figura pública, tengo todo el derecho de hacer mi vida con quien yo quiera.
– Mi niño hermoso – exclamé poniendo mi mano sobre su mejilla.
– ¿Eso significa que me darás otra oportunidad?
– Como no dártela con todo lo que te amo… si tuviste el valor de decirme que la querías y no sólo era un rato de pasión, siempre supe que eras diferente a los demás y que no tenías sexo sólo por diversión, que siempre lo hacías con un sentimiento de por medio.
– Te juro que jamás volverá a pasar, consagraré mi vida a ti porque te amo y porque tú también eres muy especial, lo supe desde la primera vez que quise besarte, en España, cuando ambos quisimos levantar el libro y tú esquivaste mis labios.
– Esta vez no lo haré.
Coloqué la otra mano sobre su rostro y nos fundimos en un profundo, dulce y apasionado beso. Sentí sus manos recorrer mi espalda y me estremecí, como si fuera la primera vez que sus dedos recorrían mi piel. Mi corazón latía desbocado y mis ojos se llenaron de lágrimas. Robert me besó los párpados y después las manos.
– Te amo Anne y con este año que inicia también empieza una nueva vida juntos, te juro que jamás volveré a desilusionarte.
– Y yo te amo Robert, gracias por querer que siga a tu lado.
– No, gracias a ti por aceptarme de nuevo – me dio múltiples besos cortos en los labios y luego colocó su frente sobre la mía – ven, es hora de que te presente oficialmente a mi familia.
– Que miedo.
– Te adoraran porque saben que mi felicidad está a tu lado – frotó cariñosamente su nariz con la mía – Feliz Año Nuevo, mi vida.
– Feliz Año Nuevo, mi amor.
Mil gracias por haber leído y comentado esta pequeña historia, aquí les dejo el epílogo.
Saludos y seguimos leyéndonos en otra de mis historias
Epílogo:
Año nuevo, vida nueva
Año nuevo, vida nueva
Han pasado tres años desde aquel día que salí de Vancouver, la última película de la saga se estrenó hace unos meses, por supuesto evité verla como todas las demás. Como también evité a toda costa leer revistas donde hablaran de ellos, la última que había visto, poco después de mi regreso a México, aseguraba que ya vivían juntos. Afortunadamente en el pequeño poblado donde vivía no llegaban revistas extranjeras.
Yo seguía sola, a pesar de que había tenido un par de oportunidades para rehacer mi vida, sin embargo, mi corazón había quedado tan destrozado que decidí guardarlo muy bien y no volver a permitir que alguien más terminara por romper lo poco que quedaba de él. Mi vida estaba consagrada a la tienda de antigüedades que tenía, en conjunto con Alexa, quien ya se había casado y ya tenía su primer hijo.
Llegó el fin de año y decidimos pasarlo en Cancún, la playa más hermosa de todo México, al menos para mí. Nos hospedamos en uno de los mejores hoteles, ya que el esposo de Alexa era sobrino de un importante empresario del país, quien era socio de esa cadena hotelera, así que tuvimos una tarifa preferencial y acceso a la fiesta exclusiva donde estarían los dueños y varias personalidades de distintos ámbitos del país.
Me arreglé para la cena, elegí un sencillo vestido asimétrico de tirantes, de color morado que me llegaba a la altura de las rodillas, me maquillé y Alexa me peinó, poniendo en práctica los conocimientos que había adquirido en un curso de belleza.
Alrededor de las siete de la tarde bajamos al restaurante donde se llevaría a cabo la fiesta. Reconocí a algunos políticos, a varios empresarios famosos y uno que otro cantante mexicano que también estaban ahí celebrando.
La música de fondo era suave, así que nos pusimos a platicar hasta que cambiaron el ritmo y Alexa y su esposo se pararon a bailar y yo me quedé cuidando a su pequeño hijo, lo tenía sentado sobre la mesa y le pasaba por su abdomen un caballito de peluche, que era su favorito y se reía a carcajadas mientras yo sonreía.
De pronto, escuché que una hermosa voz masculina, que jamás olvidaría, pronunció mi nombre, como para confirmar que en realidad fuera yo y me quedé completamente perpleja, hasta la sonrisa se borró de mi rostro. No me atreví a voltear, tal vez me había vuelto loca, finalmente, y estaba sufriendo alucinaciones, no era posible que él se encontrara precisamente ahí. Con el rabillo vi que alguien se sentaba a mi lado.
– Sí eres tú… hola, jamás me imaginé encontrarte aquí, ¿cómo estás?
Pasé saliva y volteé, lentamente, efectivamente era Robert, tan guapo como siempre, con su arrebatadora sonrisa y su cabello despeinado. Una lluvia de emociones me golpeó por completo, yo tampoco había imaginado que alguna vez lo volvería a ver, ya era una gran estrella consagrada y yo seguía siendo una mujer común. No pude articular palabra alguna, sólo esbocé una pequeña sonrisa y giré mi cabeza para ver al niño.
– Que hermoso está tu hijo – dijo con nostalgia en la voz.
– Gracias, pero no es mi hijo.
– ¿En verdad?
– Es hijo de mi prima Alexa.
– Recuerdo que me la mencionaste alguna vez… ¿cómo has estado?
– Bien, gracias, ¿y tú?
– También, vine con mi familia a pasar las fiestas, hacía tiempo que no estábamos todos los Pattinson juntos.
– Yo pasé la Navidad con mi hermana y su familia, son mis parientes más cercanos.
– Sí lo recuerdo.
Se hizo un silencio, parecía que ninguno de los dos se atrevía a preguntar lo que pasaba por su mente, hasta que finalmente yo hablé.
– ¿No te estará buscando ya Kristen?
– Ella no está aquí.
– ¿No?, ¿por qué? – exclamé totalmente sorprendida.
– No estás al tanto del mundo del espectáculo, ¿verdad?
– A decir verdad… sólo de lo que tiene que ver contigo.
– Entiendo… con razón no sabes que ya no es mi esposa.
– ¿Cómo? – pregunté desconcertada, ni siquiera sabía que se habían casado.
– Nos divorciamos hace tres meses, creo que terminamos hartándonos el uno del otro, todo el fenómeno Crepúsculo fue una gran locura, tanta promoción, viajes, en algún punto todo eso se nos volteó y se perdió la magia de la relación, se acabó el amor.
– Me da mucha pena escucharte decir eso, la verdad hacían muy buena pareja, se veían muy bien juntos… ¿tuvieron hijos?
– No, ella aún no se sentía preparada para eso y no la culpo, yo tampoco lo estaba y fue la mejor decisión que tomamos, esa y el divorcio, antes de terminar odiándonos… ¿y tú?… ¿te has casado, vives con alguien?
– No… creo que eso no es para mí.
– No digas eso… yo…
En eso llegaron Alexa y su esposo, les presenté a Robert. A mi prima casi se le cae la quijada al verlo, era la única que sabía la relación que había tenido con él. Lo saludó amablemente y luego tomó al niño entre sus brazos.
– ¿Quieres bailar? – me propuso Robert.
– Sí, ¿por qué no?, aprovechemos antes de que pongan reggeaton o algo extraño.
Me regaló una de sus cautivadoras sonrisas, hizo la silla para atrás y me tendió la mano para ayudarme a ponerme de pie. Caminamos a la pista, puso una mano en mi cintura y con la otra me sostuvo una mano, era una pieza lenta y me estremecí al estar de nuevo entre sus brazos, como tantas noches había soñado y deseado.
– Sigues tan hermosa como siempre.
– Gracias y tú tan galante – respondí evadiendo su mirada.
– ¿Sabes?… No he podido olvidarte del todo… fue una de las razones por las que no funcionó mi relación con Kristen.
– No me digas eso, por favor – dije casi en un susurro, tal vez estaba soñando.
– Es la verdad… no te negaré que sí la quise y mucho, pero, siempre estuviste entre los dos, muchas veces, me quedaba ausente, pensando en ti, en el daño que te hice, te había dicho que jamás te lastimaría y en la menor oportunidad que tuve lo hice.
– No hablemos del pasado, por favor… necesito tomar aire – me solté y salí a la terraza.
Me recargué sobre la barda, la noche y el mar se extendían ante mí. Sentí una ligera brisa en mi piel y los recuerdos me agolparon uno a uno, como hacía mucho tiempo que no sucedía. En pocos instantes, Robert estaba parado a mi lado.
– Tienes razón, no hablemos del pasado, hablemos del futuro.
– ¿Futuro? – pregunté con mi mirada clavada en el mar.
– Anne, yo no creo en el destino, lo sabes bien, pero… creo que algunos eventos pasan por una determinada causa… Lizzi quería que pasáramos el año nuevo en Londres, Victoria quería ir a Nueva York y yo… yo me aferré a que viniéramos aquí, con el pretexto de mantenerme a salvo de los paparazzi… quería estar en tu territorio, en tu país natal… la cuestión es que… aquí estamos los dos.
– El universo conspira… como dice Paulo Coelho.
– Es muy probable – me tomó la mano y yo temblé – tal vez no me lo merezco, pero, ¿me darías otra oportunidad? – agregó haciéndome girar para quedar frente a frente.
– ¿De verdad quieres volver a intentarlo conmigo?
– Por supuesto que sí, como ya te lo dije, aún te quiero, no he dejado de hacerlo, tal vez en aquel tiempo no era nuestro momento, pero estoy seguro que ahora lo es, ya ha pasado la euforia de los vampiros, para mí, ya no estoy en el ojo del huracán de los medios.
– Aún sigo siendo mayor que tú.
– No empecemos con eso otra vez, el amor no tiene edad, ¿no has visto lo felices que son Demi y Ashton?, y ella sí es mucho mayor que él, quítate ya esos prejuicios.
– Me queda poco tiempo para tener hijos.
– Halle Berry se embarazó a los cuarenta, así que todavía tenemos tiempo para tener dos, quizá tres – se acercó a mi oreja – podríamos empezar a intentarlo esta misma noche – musitó con su endemoniadamente sexy voz.
– O… ¿acaso ya no me quieres?, ¿tú sí lograste olvidarme? – inquirió mirándome a los ojos.
– No, tampoco logré olvidarte, todo esté tiempo me he engañado a mí misma, repitiéndome una y otra vez que no lo intentaba con alguien más por miedo a que me hirieran, en realidad era porque mi corazón seguía latiendo por ti.
– Te prometo que esta vez todo será diferente, ya no tenemos porque ocultarnos, estoy dispuesto a gritar a los cuatro vientos que te quiero, que eres mía y que nos pertenecemos, no me importa lo que digan, aunque sea una figura pública, tengo todo el derecho de hacer mi vida con quien yo quiera.
– Mi niño hermoso – exclamé poniendo mi mano sobre su mejilla.
– ¿Eso significa que me darás otra oportunidad?
– Como no dártela con todo lo que te amo… si tuviste el valor de decirme que la querías y no sólo era un rato de pasión, siempre supe que eras diferente a los demás y que no tenías sexo sólo por diversión, que siempre lo hacías con un sentimiento de por medio.
– Te juro que jamás volverá a pasar, consagraré mi vida a ti porque te amo y porque tú también eres muy especial, lo supe desde la primera vez que quise besarte, en España, cuando ambos quisimos levantar el libro y tú esquivaste mis labios.
– Esta vez no lo haré.
Coloqué la otra mano sobre su rostro y nos fundimos en un profundo, dulce y apasionado beso. Sentí sus manos recorrer mi espalda y me estremecí, como si fuera la primera vez que sus dedos recorrían mi piel. Mi corazón latía desbocado y mis ojos se llenaron de lágrimas. Robert me besó los párpados y después las manos.
– Te amo Anne y con este año que inicia también empieza una nueva vida juntos, te juro que jamás volveré a desilusionarte.
– Y yo te amo Robert, gracias por querer que siga a tu lado.
– No, gracias a ti por aceptarme de nuevo – me dio múltiples besos cortos en los labios y luego colocó su frente sobre la mía – ven, es hora de que te presente oficialmente a mi familia.
– Que miedo.
– Te adoraran porque saben que mi felicidad está a tu lado – frotó cariñosamente su nariz con la mía – Feliz Año Nuevo, mi vida.
– Feliz Año Nuevo, mi amor.
Fin
AnneHilldweller- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
no se enserio a mi no me gusto que quedarar con rob la engaño pero bueno halla ella si lo quiere perdonara que lastima que se acabo pero gracias ojala publiques mas de tus historias que nos tienen al istante eres una exelente escritora bueno besos y gracias por la historia
Irina Denali- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
me alegro que Anne sea por fin feliz
me gusto tu final al fin y al cabo el amor todo lo puede y si de verdad amas a alguien siempre se puede dar una segunda oportunidad ahunque Rob no se portara bien que hombre no tiene fallos ,esos hombres no existen verdad??
gracias por tu historia me ha gustado mucho espero que vuelvas con otra pronto
me gusto tu final al fin y al cabo el amor todo lo puede y si de verdad amas a alguien siempre se puede dar una segunda oportunidad ahunque Rob no se portara bien que hombre no tiene fallos ,esos hombres no existen verdad??
gracias por tu historia me ha gustado mucho espero que vuelvas con otra pronto
xole- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
bueno me gusto el final, creo que despues de todo la vida nos da sorpresas... el verdadero amor siempre perdura aunque muchas veces lo rehusemos
Atal- .
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Re: Las consecuencias de enamorarse (Robert Pattinson +18) Completa
es final fue muy bonito ya q si ay amor del verdadero todo lo puede
ojala sques mas asi de emocionantes
ojala sques mas asi de emocionantes
la_xika_89- .
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