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Todo a su tiempo (+18) Completo
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Atal
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
siiii hay varias nuevas y ya pondre otras jajaj
Atal- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
que gran nota le pusiste Atal .........tener predileccion por un alubno no es etico jajajaja
que ganas de que vaya pasando todos los preparativos y el gran dia llegue .........
Bella que alegria tenerte de vuelta espero que tus examenes te hayan salido bien ....
besos a las dos
que ganas de que vaya pasando todos los preparativos y el gran dia llegue .........
Bella que alegria tenerte de vuelta espero que tus examenes te hayan salido bien ....
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xole- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
bueno es un alumno ejemplar ...acuerdate q es medio cerebrito...jijij
Atal- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
gracias xole si en algunos bien en otros mal pero ya me tiene de vuelta aki dandoles lata por un rato mas las kiero chicas besos para las dos
alejandra_vazquez88- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
tu no nos das lata amiga... no digas eso... me encanta q estes con nosotras y dejes tus cometarios y nos cuentes como estas tu... besitos
Atal- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
Atal tiene razon...... Bella, nos encanta tenerte por aqui y saber que tal te va todo ...ademas eres nuestra compañera de fatigas ......con esto de leer fics
xole- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
Capítulo 22: "Para siempre…"
EPOV
Este tiempo en ver a Bella todos los días se había hecho una delicia que disfrutaba cada vez que estaba con ella. Me gustaba saber que era mutuo. Disfrutábamos cada segundo, cada minuto, cada hora, no nos cansábamos. Se acercaba el día de nuestra boda y lo único que deseaba era que llegara, ya que estaba siendo difícil soportar nuestros deseos de tomarnos y hacer el amor. Mi cuerpo dolía cada vez que me separaba de ella.
Sabía que ese día estaba por llegar y todos nuestros deseos acumulados estallarían cuando estuviéramos unidos para toda la vida. Bella se contenía tanto como podía pero ya los dos estábamos deseosos de tomarnos. No dejaba de pensar en que en unos día más sería mía y que mi vida estaría completa, cumpliendo todos mis anhelos que me había propuesto en mi vida.
Bella había llegado a completar todo, ella era el adorno que hacía que vida fuese perfecta. No lograba pensar más allá, hasta que un día mi madre me dijo que cuando llegaran los hijos no iba a tener una mayor alegría, los hijos no estaban en mis planes aun con Bella pero tendríamos que pensar, ya que sabíamos que al ritmo de cómo sería nuestra vida junta, los hijos llegarían tarde o temprano.
Tres día antes, teníamos la boda civil, esta iba a ser muy reservada, solo la familia, ya había llegado Emmett y Rosalie, Charlie y René, estaba tan emocionado, ya que legalmente Bella sería mi esposa y en solo tres día más sería mi esposa por la eternidad. Me sentía muy nervioso, ansioso, eran un montón de sentimientos pero me embargaba una gran alegría. Por fin llegaría el día en que ya no sería soltero, sería le esposo de Bella Swan.
Estaba ya listo, la ceremonia iba a ser en la casa de mis padres, en la sala, todos ya estaban listos esperándonos. Bella un no estaba ahí, yo bajé y de pronto vi en la escalera a mi futura esposa, se veía tan hermosa, estaba con un bello vestido rosa, era mi Barbie y yo era Kent, se veía hermosa con un faldón como una quinceañera, se les veían sus hombros al aire con su cabellos sueltos cayendo por su espalda. Me deslumbró ya que todo lo que se ponía le quedaba bien, era perfecta.
Mi corazón, latía tan rápido que era como que en algún momento se saldría de mi pecho, faltaba tan poco para unir nuestras vidas. Me acerqué a ella y le tendí la mano para llevarla a donde estaba el juez par comenzar la ceremonia.
Bella me miró y el juez comenzó con la ceremonia, los dos estábamos tomados de la mano escuchando lo que el juez no decía, cada vez que decía algo de nuestras obligaciones Bella me apretaba la mano, como diciéndome con eso que teníamos mucho que cumplir.
Llegó el momento de firmar el documento y Bella fue la primera, me dolía el estómago por tanto nervio, nunca pensé que estaría así y eso que era solo la ceremonia civil, mis manos sudaron todo el tiempo y la pobre Bella tenía que soportar mi inseguridad. No sabía porqué estaba así, era un sueño que nunca pensé que llegaría. Era mi turno y tomé el bolígrafo y firme.
Me di vuelta para mirar a mi esposa, y el juez nos declaró como el matrimonio Cullen- Swan. Fue emocionante escucharlo, de golpe tomé a Bella de su rostro y la besé, no me importó si estaba la familia y el juez, lo único que reimportaba era de sellar este compromiso con los exquisitos labios de mi novia, bueno ahora mi esposa.
A pesar de que Bella y yo éramos legalmente esposos, faltaba la unión más importante para mí, era tener la bendición de lo alto para que nuestro amor se sellara en los cielos y ahí poder tenerla para mí hasta que Dios lo quisiera. Yo no era religioso, pero todo esto era importantísimo. Tuvimos un buen rato compartiendo y riendo en la cena preparada para la ocasión, todos se veían felices por nosotros. Bella estaba feliz de estar con sus padres juntos a pesar de que hace mucho tiempo que nos los veía así aunque fuese solo para ocasión. Ella se veía muy cómoda ya que a pesar que había venido sin Phill se veía muy bien compartiendo con todos. Phill llegaría un día antes de la ceremonia religiosa.
Tomé a Bella de la mano y la llevé al patio de la casa. Al estar ahí la tomé la cintura que se veía tan pronunciada en ese vestido rosa, que se veía tan apetitosa, y la besé con un beso tierno en sus labios, pero Bella no lo quería así y me hizo a entender que quería un beso más apasionado. Al sentir su lengua tocando la mía, se me erizaron todos los vellos del cuerpo, se sentía tan agradable, sin más pude sentir como mi cuerpo reaccionó a su beso y como el deseo de ella apareció.
Bella se separó un poco de mi, y me miró fijamente a los ojos, posando sus brazos por mi cuello tomando mis cabellos, me hizo estremecerme.
-¿Qué pasa Bella?- la miré y pregunté.
-nada, solo que ya eres mi esposo y ahora puedo hacer lo que quiero contigo- me dijo pícaramente.
-mmm, aún nop- le dije con penita.
-¿cómo que aún no?- me dijo con preocupación.
-después del sábado amor, seré todo tuyo y podrás hacerme lo que quieras y no olvides que yo podré hacerte lo que quiera- le dije capturando sus tibios labios.
Haciéndome un lindo pucherito, me abrazó tan fuerte que sentí su gran desilusión, pero ya faltaba menos.
-Después de la boda, estaremos unidos para toda la vida mi amor- le dije con mi frente en la suya.
-te amo Edward Cullen y te prometo que te haré feliz cada día de nuestra vidas- me dijo besándome.
Después de esa noche solo faltaba dos noches más y tendría en mis brazos a mi amada esposa.
BPOV
Estaba tan emocionada René ya había llegado sin Phill, y Charlie estaba emocionado al verla de nuevo después de tanto tiempo, pero le vi tan feliz, aunque no con cara de enamorado, pero sí con cara de estar feliz al verla bien y feliz.
Hoy miércoles sería la primera parte de nuestra unión con Edward, es la ceremonia civil y estoy muy nerviosa, Alice escogió mi vestido y al se sincera me gustó mucho aunque el color no es de los que escogería pero creo que me veo bien y el gusto de Alice era mejor que el mío. Escogió unos zapatones muy altos, pero eran muy cómodos ya que estaría a la altura de mi novio, no me costaría empinarme tanto para tomarme del cuello.
Llegó la hora y ya estaba en la casa de los Cullen y en la habitación de Alice, estaba en sus manos, ella junto a Rosalie que ya había llegado con Emmett me estaban alistando. Estaba muy nerviosa, ya que aunque era solo la ceremonia civil, este era el primer paso para sellar nuestro matrimonio.
Al estar lista me fui a la sala, divisé a mi novio que se veía tan hermoso junto a toda la familia, estaba vestido con un traje claro que se veía resplandeciente, sus cabellos dorados resaltaban más y sus ojos brillaban tan penetrantes. Ya había llegado el juez y me dispuse a bajar por la escalera y Edward me dio la mano para llevarme frente al juez para dar así la partida de la ceremonia.
El juez comenzó y fue más corto de lo que pensé, firmamos y nos declaró el matrimonio Cullen – Swan, estaba tan emocionada que no podía borrar la sonrisa de mis labios, las manos de Edward estaban entrelazadas con las mías y sentí toda la ceremonia su nerviosismo. Cuando acabó el juez, me soltó y me besó con un beso muy hermoso sin importarle las personas que estaban a nuestro alrededor. Todos aplaudieron al vernos y nos separamos sonriendo.
Ahora en mi interior estaba más ansioso, faltaban solo dos noches para estar con mi esposo, y entregarme a él en cuerpo y en alma, todo en conjunto. Aunque sabía que aunque le insinuara todo el deseo acumulado que tenía en mi interior, él esperaría hasta que tuviésemos la bendición de la iglesia. Solo había que esperar.
EPOV
Jueves, viernes, se me habían hecho una eternidad, solo faltaba una noche más y Bella oficialmente y sagradamente sería mi esposa. La dejé en su casa, ya que al día siguiente no la vería hasta la ceremonia en la iglesia en Seattle.
Desperté de casi dormir muy poco ya que los nerviosismos estaba a flor de piel más insinuados que en la ceremonia civil. El saber que Bella sería mi mujer para siempre, me tenía emocionadísimo.
Me levanté al medio día, y ya todos estaban en la cocina, gritaron al verme y comenzaron a hacerme bromas por la noche que se vendría junto a Bella. Oficialmente esta noche la pasaríamos en el hotel donde la vez pasada Bella junto a Alice y Esme pasaron la noche y al día siguiente tomaríamos el vuelo para nuestra luna de miel.
Con solo pensarlo mi corazón comenzaba a bombear más rápido. Bella no sabía donde la llevaría, era una sorpresa, pero quería darle un regalo al llevarla al lugar de nuestra luna de miel. Sabía que le gustaría cuando lo supiera, ya que algunas veces me contó que uno de sus sueños era visitarlo.
Después de almorzar un poco ya que no fui capas de comer toda la comida, me fui al piano a tocar un rato para poder relajarme, me sentía muy nervioso pero más ansioso de que llegara el momento de hacerla mía, aunque ya habíamos practicado algo aunque no lo habíamos concretado, esperaba no cometer errores o si no me lo perdonaría nunca.
Después de haber estado en el piano y pasear por muchos compositores, me pude relajar, después de algunas horas me fui a alistar para la boda, ya era la hora de irme a la iglesia a esperar a mi esposa, estaban llegando los invitados a al iglesia, esta era grande, me sudaban una vez más las manos, mi madre me acariciaba la espalda para tranquilizarme, me parecía un poco divertido, ya que de alguna forma mis nervios me estaban jugando chueco.
-hijo tranquilízate, ya terminará todo esto y estarás con Bella- me decía frotando mi espalda y mis brazos.
OK mamá, parece que debemos entrar ya la limosina de mi esposa esta llegando- le dije emocionadísimo.
Ya estando bajo el altar esperando a Bella venir a mí, comenzó a sonar la marcha nupcial y ella estaba en al entrada junto a Charlie tomada de su brazo con su hermoso vestido de novia, se veía… nos sé como describirlo pero era la novia más hermosa que había visto y era mía. Sus cabellos los tenía tomados con ondulaciones en las puntas cayendo por su rostro. Realmente amaba a esta mujer más que mi vida.
Me acerqué donde Charlie y le di un fuerte abrazo mientras me decía en el oído que cuidara a su hija. Después tomé la mano de mi mujer y la puse en mi brazo para llevarla al altar donde estaba el sacerdote esperándonos.
Comenzó la ceremonia y tomados de la mano seguidos todo el tiempo, llegó la hora de los votos y la puesta de los anillos y la promesa de amor eterno. Cuando escuché de la voz de Bella que me aceptaba y aceptaba cuidarme, protegerme en todas circunstancias sentí caer por mis mejillas lágrimas de emoción y plena felicidad. Ya era mi esposa en forma oficial, era la mujer que había esperado toda mi vida, la que sin pensarlo añoré para poder compartir mi vida junto a ella.
El sacerdote me indicó que ya podía besar a la novia y sin hacerme de rogar le besé la frente y luego sus labios con un dulce beso, respetando el lugar donde estábamos, sabía que ya tendríamos tiempo para devorarla de otra forma, pero a ella igual le gustó, ya que sus labios siguieron el ritmo de mi beso sin pedir más. Al verle sus ojitos también estaban brillantes por tanta felicidad.
Por fin culminó la ceremonia y salimos de la iglesia, todos felices por nosotros, se balancearon para abrazarnos y felicitarnos. Por fin habíamos llegado hasta esta instancia y estaba rebosando de tanta alegría.
-¡Bella por fin eres mi esposa para toda la vida!- le dije abrazándola.
-¡sí mi amor, oficialmente soy tu mujer! ¡te amo!- me dijo emocionadísima.
Nos subimos a la limosina y nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad, para hacer tiempo para que llegaran los invitados a la recepción. Sin mentir eso no importaba solo quería era estar con ella, se veía tan hermosa de color blanco y quería contemplarla sin nadie a nuestro alrededor.
Nos besamos por un buen rato hasta que tuvimos que respirar, Bella estaba más que deseosa, al igual que yo, ya no aguantábamos más pero faltaba tan poco para que estuviéramos unidos en un solo ser, pero sutilmente hice que se enfriara el momento en la limosina. No quería arruinar todo. Así que tuvimos que calmarnos y así nos fuimos a donde nos estaban esperando.
Llegamos al lugar de la fiesta y ahí estaban todos, algunos estaban bailando pero se detuvieron ya que al entrar al lugar todos nos aplaudieron al llegar y comenzó el vals, nos pusimos a bailar y a pesar de que a Bella no le gustaba bailar, lo hicimos muy bien, después de terminar nos dieron las copas de champaña Carlisle brindó por nuestra felicidad.
Después de comer, Bella se dispuso a tirar el ramo como era costumbre a todas las solteras que se encontraban ahí, y al instante hice lo tradicional con la liga de la novia, no se como lo hice, fue muy bochornoso, me sentía arder en mis mejillas pero lo logré y fue un gran alivio ya que después que lo hice Bella me agarró con furia y me tomó del rostro y me besó. Todos murmuraban por la reacción de mi esposa, pero fue un momento muy íntimo el cual tuvimos a pesar de que todo era un juego.
Me imaginaba todo lo que podríamos hacer en nuestras noches de pasión e intimidad. Pasaron varios minutos, hasta que Bella me dio una sorpresa, fue algo que nunca me imaginé, comenzó a sonar una dulce melodía de introducción y se acercó al micrófono y lo tomé en sus manos y comenzó a cantar, me quedé boca abierta escuchándola y viéndola con tanta naturaleza, debo confesar que tenía una voz dulce y melodiosa. Al terminar todos aplaudieron y yo me acerqué a ella y la besé con lujuria, fue una hermosa sorpresa, la canción era una de mi favoritas "From this moment on" de Shania Twain, reflejaba todo lo que sentíamos mutuamente. Había escogido mejor canción.
Después de todo ya era hora de que nos fuéramos al hotel, teníamos que levantarnos temprano para tomar el avión rumbo a nuestra luna de miel. Sabía que dormiríamos poco ya que estando juntos y solos en el hotel a pesar del cansancio no tendríamos tiempo de dormir.
Los dos teníamos ganas de estar solos. Habíamos aguantado mucho tiempo y ya no quería espera más para hacerla mía y yo de ella.
Nos despedimos y nos subimos al carro y nos fuimos al hotel, ahí nos esperaban y ya nuestra habitación estaba lista, adornada con pétalos de rosas como se los había pedido, nuestra cama tenía un corazón formado con ellos y muchas velas aromáticas, sabía que a Bella le gustaban las rosas y los aromas a frutas, así que estaba pasado a su aroma. Ingresamos a nuestra habitación como lo hace todo novio cargando a su esposa llevándola entre sus brazos. Al dejarla en el suelo Bella no se soltó de mi cuello y me besó con mucha pasión, me separé ya que tenía que darle al botón su propina, Bella aprovechó de ese instante para irse al baño, me imaginé que quería estar a solas para acomodarse, yo solo esperé sentado sin mi chaqueta desabrochando un poco mi camisa y sacándome la corbata. Solo me quedé esperando.
BPOV
Había llegado el gran día de la boda, estaba tan emocionada, Alice y René tenían todo preparado para que estuviera lista para la hora de irme a la iglesia. Llegó temprano la estilista y la maquilladora, estuve casi todo el día en eso, sabía que el peinado tenía mucho trabajo a pesar de ser muy sencillo pero tenía su técnica, el maquillaje no era tanto, solo que también tenían que hacer lo suyo, hay un dicho que dicen que si "el mono que se viste de seda, mono queda" aunque sabía que para Edward yo era la más hermosa, sabía que no podían hacer milagros.
Me tomé casi todo el día, no había comido mucho ya que el estómago no me resistía mucho, solo pensaba en la emoción que me embargaba en ser unida al ser más valioso que ha existido en mi vida.
Ya estaba lista y Alice y René se habían ido y Charlie y yo subimos a la limosina para dirigirnos a la iglesia, al llegar divise a Edward vestido con un hermoso traje oscuro, junto a Esme, al vernos ellos se dispusieron a entrar para esperarme en el altar. Al llegar me puse nerviosa, no lo había estado ni en la ceremonia civil y ahora ya no podía más retener mis emociones.
Pensé en que esa noche después que acabe todo me haría suya, haríamos el amor, y esta vez sería diferente, lo tendría dentro de mí y seríamos un solo ser. Eso me ponía más feliz de lo que estaba.
Al escuchar la marcha nupcial mi corazón comenzó a latir de una forma que llegaba a doler, ver delante de mí a Edward que se veía tan rígido, pero a la vez muy feliz, me llenaba por completo. Todos a mí alrededor se veían felices por nosotros. Jasper, Emmett, Alice y Rosalie se veían esplendidos con sus trajes de pajes, había esperado estos meses para esto y ya estaba en ello, Edward se acercó y Charlie me entregó a él. Le tomé del brazo y sentí toda su emoción, estaba tan nervioso como yo.
El sacerdote comenzó y los minutos pasaban, llegó el momento en que Edward me puso el anillo y dijo su promesa, después seguí yo, a Edward le brotaron las lágrimas, yo me contuve pero estaba tan emocionada como él.
Por fin ya era su esposa, era la señora Cullen, desde hoy estaríamos unidos toda la vida. Ya no tendríamos que aguantarnos las ganas de estar juntos. Ya no tendríamos que separarnos por las noches y dormir separados. Tendríamos una vida plena con el solo saber que él estaría ahí para mí.
La recepción fue muy divertida, todos los invitados estaba contentos y se veía que la estaban pasando bien, vi a Leah que había llegado junto a Jacob, él se veía feliz, su rostro se iluminaba cuando le veía, también había llegado Phill, René estaba mas que feliz, todos los amigos de Edward nos acompañaban aunque eran pocos, pero nos sentíamos completos el compartir esto tan importante con ellos.
Después de tirar el ramo a las solteras que se encontraban, Edward me sacó la liga, y al bailar un poco llegó la hora de darle sorpresa, Alice me ayudó en conseguir la pista y en practicarla, no se de donde salió el coraje de pararme ahí delante de todos los invitados y cantarle, era una canción que reflejaba lo que él era para mí, me di el valor con solo mirarle directamente a los ojos sin apartarle, comencé a cantar y al terminar mi esposo se fue directo a mí y me besó con una ternura. Sabía que le había gustado y que le había sorprendido.
Ya era la hora de irnos al hotel para nuestra primera noche juntos como matrimonio, estaba ansiosa, pero era más por el nerviosismo que tenía, quería que esta noche fuese maravillosa para los dos en especial para mi Edward.
Llegamos al hotel y nos estaban esperando, nos dirigieron a nuestra habitación y como era la tradición Edward me tomó en sus brazos y entramos en ella, estaba adornada como me lo había imaginado, lleno de pétalos y Edward había pedido que formaran un corazón con los pétalos encima de la cama, era tan hermoso todo lo que veía y eso era el comienzo.
Él me dejó en el suelo pero yo no me solté de su cuello y lo tomé y le besé con pasión y deleite, me había olvidado del botón que estaba ahí esperando su propina, de pronto edward se separo de mí para despachar al muchacho que nos veía con tanta dulzura que aproveché de ir al baño a soltarme un poco el cabello, estaba tieso de tanta cosa que me pusieron en mi cabeza para que no se desarmara el peinado.
Estaba nerviosa, era como si nunca hubiésemos estado juntos con Edward, bueno en teoría era así solo nos faltaba consumar nuestros amor fundiéndonos con nuestros cuerpos y uniéndonos como una sola carne...
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Atal- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
hay ya llego la boda lastima ke ya me voy pero llegando me pongo al corriente con la historia
alejandra_vazquez88- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
siiiiiiiiiiiiiiiii ya solo nos falta lo mejorrrrr ..........Atal me ha encantado todos los trajes y sobretodo el anillo es espectacular es el tipo que a mi me gusta
y Atal eres muy mala me has dejado con las ganas espero que te explayes todo lo que haga falta en el proximo .......lo quiero con pelos y señales
y Atal eres muy mala me has dejado con las ganas espero que te explayes todo lo que haga falta en el proximo .......lo quiero con pelos y señales
xole- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
que bueno q te gusto amiga¡¡¡ me costo un monton escribir este capitulo asi q imaginate como sera el proximo ya que no quiero q suene burdo o vulgar.... es su primera vez y quiero q se lea bonito... bueno asi me gustan los anillos asi q me costo un monton encontrar algo asi...pero asi es la idea de todo las imagenes son solo para q su imaginacion sea mas real jijij
Atal- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
seguro que te sale algo muy especial para la gran noche de eso estoy segura
veo que tenemos los mismos gustos con los anillos
veo que tenemos los mismos gustos con los anillos
xole- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
atal me encanto el capi estoy totalmente deacuerdo con xole estoy inpasiente por el sigiente capi se ke te va a kedar super bien por ke eres muuy buena escribiendo
las kiero chicas besos
hasta luego
y gracias x lo ke soy bonita
las kiero chicas besos
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
Les advierto que este capítulo está muy hot así que no se quejen si no se los advertí
Capítulo 23: "Un solo cuerpo"
EPOV
Al despachar al botón Bella se fue al baño, y me quedé esperando muy nervioso y ansioso. Sabía que Bella estaba igual, a pesar de nuestros deseos, sabíamos que hoy sería nuestra unión eterna. A pesar que ya le conocía su cuerpo y cómo reaccionaba a mis caricias, ahora sería diferente, ya que haríamos el amor.
Mientras esperaba nerviosamente, me saqué la chaqueta y desabroche un poco mi camisa, me quedé sentado en la cama, pero me dio sed, así que abrí la botella de champaña y serví las copas, mientras lo hacía sentí la puerta de la baño abrirse y era Bella quién salía con su cabello suelto y vestida con un diminuto piyama blanco, era una camisola que le llegaba hasta la mitad de los muslos, más bien un poco más arriba, era de gasa y en la parte de sus pechos un hermoso encaje, donde se notaban muy elegantemente y muy sobrio, por debajo de él se notaba una diminuta tanga del mismo color, al verla así todos mis sentidos desertaron, sentí como mi boca se lleno de saliva y todo mi cuerpo se quedó paralizado.
Al verla tragué en seco, se veía tan hermosa, tan apetecible, Se notaba su nerviosismo y para que se sintiera más segura, dejé mi aturdimiento y me acerqué con las copas y se la entregué.
-Te vez hermosa amor- al acercarme a su oído se lo dije.
-¿te gusta? Lo escogió Alice- me dijo casi susurrando.
-Sí, te queda muy bien…- me quede pensando en lo maravilloso que era no tener pudor ni pensar en que teníamos que esperar,…estamos aquí Bella, como marido y mujer… ¿brindemos por nuestra felicidad?- entrelacé las copas y me quedé mirándola fijamente a su ojitos que se veían ansiosos y brillantes de tanta emoción.
-¡por nosotros amor!- dijo mirándome.
-¡por nosotros mi Bella!- le respondí bebiendo el liquido que de alguna manera estaba saciando un poco mi impaciencia. Sabía que no era lo que quería, quería saciarme de su sabor, de sus caricias, de su piel, de todo de ella.
Bebimos pero le saqué la copa de la mano y me atraje a Bella a mi cuerpo, tiernamente, ella solo se dejó llevar, no quitaba sus ojos en los míos.
-¿Bella?, te amo y desde que llegaste a mi vida, has completado todo lo que faltaba en mi corazón, hoy me has hecho el hombre más feliz de este mundo, tengo a la mujer más hermosa, tierna, y apetecible que ha existido en mi vida- le dije con tanta devoción, quería que lo supiera y que la deseba tanto como ella a mí.
-Edward, mi Edward, sabía que ibas a ser mío cuando te conocí, y te amé desde ese día en el pasillo del hospital- me dijo mientras sus manos acariciaba mi pecho y terminaba de desabrochar mi camisa, sin dejar de mirarme.
Suspiramos los dos al mismo tiempo, sabiendo lo que vendría después. Le tenía tomada de su costado y la tenía bien apegada a mi cuerpo, sentía como con su contacto ya estaba haciendo estragos en mi parte baja, Bella ya me tenía excitado ya que ella hacía más presión con su cuerpo para rozarme más. Al sentirla que quería lo mismo mis manos bajaron a sus nalgas y las tomé con fuerza y la agarré y ella se subió a mí sujetándose con sus piernas en mi cintura.
Nos besamos como nunca lo habíamos hecho, era un conjunto de todo, un conjunto de ternura, lujuria, pasión…de todo. La llevé a la cama mientras me embriagaba con su sabor, y su aroma. La dejé dentro del corazón de pétalos rojos que estaba dibujado en la cama y me quedé mirándola, se veía con su pecho que estaba por salirse tan agitado que estaba.
Desabroché mi cinturón y solté mis pantalones y me los quité mientras Bella me observaba mordiéndose el labio. Ella sabía que ese gesto era una señal de que me deseaba y que a mi me fascinaba cuando lo hacía.
En el momento de que me quedé solo con mi ropa interior, unos Calvin klein negros que en ese momento se notaba el enorme bulto que tenía por saber que Bella sería mía. Me tiré en la cama encima de ella, la besé con vehemencia. Ella hacía lo mismo, sentía como sus manos me tenían a garrado de mi cabeza y como sentía su deseo por mí.
Bella bajó sus manos por mi cuello y comenzó a acariciar mi espalda y a apretarme hacia ella, quería sentirme más apegado a ella. Sentí sus manitos en mi espalda e hice lo que me pedía sin decir una palabra. Dejé sus labios y me fuí a su cuello que me llamaba. Bella tenía sus piernas abiertas abrazándome por mi cintura, sentía cómo sus caderas estaban frotándose con mi pelvi que estaba dolosamente ardiendo.
Sentí las manos de Bella bajar por mi espalda y tomar mis nalgas para hacer más fricción, yo por mi parte baje a sus hombros y comencé a bajar el tirante de su camisón y dejar su piel solo para mí, me separe un poco de ella, mirándola me quedé maravillado al verla tan excitada y veía en su rostro tanto amor, ella me amaba tanto como yo a ella.
Sin decir nada me separé de ella y quedé hincado en la cama y la atraje hacia mí y le quité su camisón que cubría su piel tersa, quedaron sus lindos senos a vista de mis ojos y sin decir nada los tomé y los comencé a devorar con besos, Bella comenzó a gemir y a acariciarme una vez más mis cabellos, eso me ponía más deseoso de ella, sus caricias en mi cabello me estimulaba a quemar todo lo que había en mí. Sus senos estaban tan duros y erectos por mis besos que era una delicia poder tenerlos en mi boca. Mi lengua saboreaba cada rincón de su tierna piel y mis dientes no dudaban en morderlos con delicadeza para hacer explotar de placer a mi esposa.
En ese instante, Bella no se quedaba atrás, una de sus manos dejo mi cabeza y se fue a mis glúteos y la comenzó a meter por debajo de mi ropa interior y eso me dijo que quería que me la sacara, pero no le hice caso, bueno un poco, le di el gusto, me separé de ella aunque no quería dejar sus deliciosos pechos y le tomé sus dos manos y las puse en el borde de mis calzoncillos para decirle así que me los quitara ella.
Bella me miró y se mordió su labio inferior y comenzó con su labor, fue una tortura que estaba disfrutando, cuando jaló un poco vio que se asomó la punta de mi miembro ya endurecido he hinchado de tanto deseo, sus ojos se abrieron al verlo y jaló aun más para poder liberarlo entero y sin más lo logró sacar pero sin decir nada se apoderó de mi miembro como una niña posee una golosina, lo comenzó a besar delicadamente, y comenzó a acariciarlo como sabía que me gustaba, era maravilloso sentir sus manos tomándolo y sus labios besándolo con tanta dulzura. Sin darme cuanta comenzó a devorármelo y sentí como se lo tragó y comenzó a darme placer, yo solo deje que me mimara por un momento.
-Bella, oh… Bella soy tuyo…- le dije casi sin volumen en mi voz, me sentía flotar en la cama sintiendo las caricias de mi esposa.
-y yo tuya Edward- me dijo dejando mi miembro y besándome con dulzura.
La abracé sintiendo sus calidos labios y su sabor entrando en mis sentidos, una de mis manos viajó a su diminuta tanga y la comencé a bajar, ella me ayudó levantando sus piernas para dejarla sin ella. Mi mano subió una vez más para tocar su intimidad, con un poco de nerviosismo le toqué su pelvis que se sentía suave con su diminuto colchón de vello, se me vino a mi mente la primera vez que le toqué ahí cuando estábamos en el parque, fue indescriptible la sensación, esa fue la primera vez que tocaba a una mujer en su lugar más intimo, pero ahora estaba libre junto a mi esposa, y ella era toda mía.
Me tomó de mis cabellos y me jaló a su labios, mis mano seguía jugando con sus pequeños rizos cuando sentí que su mano tomó la mía y la guió para que me fuese más abajo, me abrió un poco su pierna y me dio la entrada a su rincón más preciado, sentí su humedad como se posesionaba de mis dedos, y poco a poco comencé a tocarla, sus pliegues estaban empapados de sus jugos y su clítoris estaba durito, Bella mientras me besaba comenzó a jadear y a besarme con más pasión, sus caderas comenzaron a moverse de tal modo que mi miembro rozaba su piel cada vez que se contorneaba al ritmo de mis dedos.
-Edw…Edward…así, sigue así…- me dijo entre gemidos y suplica.
-¿te gusta amor?- le dije sin dejar sus labios y el deleite de mis dedos.
-Sí, quiero sentirte amor, más…- me dijo mordiendo mi labio inferior.
Sin más preámbulo, me separe de ella y comencé a besarla bajando por su vientre, di unos pequeños besos y sin más me fue directo a su centro para saborear su dulce miel que añoraba desde el día en que estuvimos en nuestro prado. Era un placer poder sentir una vez más su sabor, estaba tan húmeda, era el majar más sabroso que había probado en mi vida, los gemidos de mi Bella hacían que succionara todo lo que me daba, mi lengua recorrió todo hasta que mis dientes se apoderaron de su botón que la hacía enloquecer de placer cuando se lo tocaba, mientras hacia eso unos de mis dedos lo introduje en ella sintiendo como se arqueaba, seguía saliendo más de su miel y eso me enloquecía, con solo pensar que en un momento más sería mía de una vez por todo y seríamos un solo ser. Estaría dentro de ella con mi miembro y sería el deseo más preciado que he tenido y que solo faltaba unos minutos para que se hiciera realidad.
-Edward, por favor… hazme tuya- me pidió mi esposa.
-Amor ya lo eres, eres solo mía y de nadie más- le dije sabiendo que no era eso a lo se refería.
-Ed… quiero sentirte dentro de mí- me dijo entre jadeos.
Sus manos estaba apuñadas entre las sábanas de raso de la cama, los pétalos estaban por todos lados, ya la forma del corazón se había desaparecido, estábamos haciendo el amor y me encantaba pensarlo, por fin el día de tenerla entre mis brazos estaba siendo una realidad, sin miedos y sin ataduras. Éramos un matrimonio, no me cansaría de tenerla entre mis brazos.
Sin más preámbulos quité mi dedo de su interior y lo saboreé llevándolo a mi boca, se sentía tan sabroso, después me puse entre sus piernas y mi miembro comenzó a viajar por sus pliegues hasta que llegó a su centro.
-¿estás lista amor?- le miré y le pregunté con cautela, era su primera vez y no quería hacerle daño o que sintiera mucho dolor. Sí, dolor, ya mi padre me había dicho que la primera vez en una mujer era doloroso, por eso debía tener un juego previo para que su cuerpo estuviera preparado para recibirme.
Bella solo asintió con su cabeza y comencé a penetrarle de a poco, no llevaba ni siquiera la punta cuando la sentí tan estrecha, no sabía si era yo que estaba muy grande para su cavidad o ella era tan estrecha para mí. Quedé paralizado pensando que le haría sentir dolor, pero sin más penetre un poco más y se sentía tan bien, choqué con su barrera, quedé estático y ella levantó su pelvis para decirme así que siguiera con mi propósito.
Puse mi rostro en la cavidad de su cuello y me dispuse a penetrarla de un golpe, Bella enterró sus uñas en mi espalda y los dos nos mordimos en los hombros, quedé sin moverme y dejé su hombro y quise mirarla, Bella estaba con sus ojos cerrados y sus lágrimas caían de ellos, y me asusté, ya que sabía que era por el dolor, pero ella abrió los ojos y me miró también.
-amor no te reocupes, estoy feliz, dolió pero no pares, soy tuya, tuya- me dijo moviendo su pelvis para ayudarme a proseguir.
Comencé a moverme con un vaivén suave para que se fuera el dolor y empezara a sentir placer, me estaba aguantando de no estallar en este momento, aunque yo no decía nada, al penetrarla me dolió también mi miembro, también fue mi primera vez, aunque no era lo mismo, al penetrarla con movimientos más rápido, sentí como sus jugos me envolvía y el sudor de nuestros cuerpos nos hacían pegarnos más.
Bella me abrazó del cuello he hizo darnos vuelta y quedar encima de mí. Se veía tan hermosa, sus senos se veían tan lindos y la mirada de ella era de felicidad plena. Puso su manos por detrás de ella y se inclinó dando un ángulo donde veía como mi miembro entraba y salía de ella, vi que estaba rojizo su vagina y mi miembro, no me pareció nada extraño, pero solo era curiosidad, seguí ayudándola en su vaivén y me acerqué a ella, la tomé de su cintura y la a traje a mí, mientras me cabalgaba, yo devoraba sus senos que me tenían locos al verlos como se agitaban por nuestros movimientos.
-Bella eres mía, MÍA, solo mía¡¡¡- le dije gritando entre jadeando y gimiendo.
Cambie de posición con sus piernas entrelazadas en mi cintura mi vaivén fue más rápido hasta que los dos sentimos nuestro primer orgasmo y con nuestros pechos agitados nos quedamos ahí abrazados. Bella me acariciaba mi espalda y yo acariciaba sus cabellos que me gustaba tanto.
-¿Amor? ¿te gusto?- le susurré en su oído.
Me miró y tomó mi rostro con sus manos –me encantó Edward, dolió poquito, pero el dolor se convirtió en placer, un placer que no puedo describirlo amor- me dijo con sus ojitos brillantes.
Bella estaba a punto de llorar, pero de felicidad y la abracé tan fuerte.
-Amor, me has hecho tan feliz desde el día que me entregaste tu notita como una niña que esconde algo, hoy al escucharte que me aceptabas para toda la vida, fue una sensación tan llena, y ahora cuando atravesé tu sello, no sé como decírtelo, fue… pleno, sentirte como tu cavidad me apretaba, como hacía que mis sentidos se revolotearan, como mi cuerpo se funde cuando estoy contigo… OH Bella, me has hecho tan feliz- le dije con tanto ímpetu, que sus lágrimas cayeron junto a las mías. Estábamos tan felices.
Y ese momento fue el comienzo de la segunda vuelta, esa noche fue hermosa, no sé cómo íbamos a despertar, ya que el vuelo salía muy temprano a nuestra luna de miel. Mi esposa se veía tan bella estando sudorosa y como un cachorrito durmiendo después de haber recibido una buena porción de alimento. Me quedé dormido contemplándola, pensando en que nuestra luna de miel había empezado y que la culminaría en las costas del mediterráneo.
BPOV
Entré al baño, me solté el cabello, lo cepillé para sacar un poco lo tieso que tenía con tanta cosa que el estilista me había echado en el cabello para que mi peinado se viera hermoso, me saqué el vestido y me puse el camisón que estaba en unos de los cajones, donde Alice lo había dejado, era un camisón blanco, muy suave, al estilo mío, pero con un el gusto de mi cuñada, la tanga que lo acompañaba, me hizo sonrojarme al verla, ya que era muy pequeño que solo taparía el triángulo de mi pelvis.
Me dispuse a colocármelo y me avergoncé pensando en que Edward al verme se volvería loco. Al verme en el espejo antes de salir al encuentro de mi esposo me vi tan linda y tan sexy que sabía que le gustaría a mi hombre.
Salí y lo vi parado con unas copas de champaña en sus manos, me estaba esperando, pero al verme quedó sin habla, solo me miraba de arriba a abajo, con su mirar me devoraba completamente, le pregunte si le gustaba mi ropa y él con tremendos ojos me dijo que sí, que le gustaba mucho como me veía.
Se acercó y vi cómo mi respiración se hacía más agitada, Edward estaba con su camisa un poco desabrochada en los primeros botones, se veía un poco sus vellos de su pecho y eso me enloqueció. Entrelazó las copas entre nuestros brazos y brindamos por nosotros y nuestro amor eterno.
Dejo las copas de lado y me tomó de la cintura y me acercó a él, nos besamos como nunca, era un complemento de todo, mi cuerpo ya estaba reaccionando a su contacto y él ya no era menos, sentía como ya estaba excitado y como su miembro estaba listo para mí, seguimos besándonos y refregándonos, Edward era mi adicción, su sabor, su olor, su piel, sus gemidos, su hermosura, era todo, él me enloquecía.
Me sentí mojada con solo sentir su lengua como recorría toda mi boca, sus manos agarraron mis nalgas y las apretaba para hacer mas fricción en mi pelvis, era una sensación maravillosa, lo tenía para mí, después de tanto esperar, ahora sería mío. Sería su mujer por completo, seríamos un solo ser, con solo pensar que me uniría a el en cuerpo mi vulva latía más rápido. Lo quería dentro de mí, pero sabía que tendría que prepararme más ya que sería mi primera vez y sabía que él no quería hacerme daño.
Después de tantos besos melosos, me tomó y me llevó al medio del corazón de pétalos de rosas que había en la cama, me pareció tan lindo el detalle, me tenía en el centro de su corazón y yo lo contemplaba como se sacaba la camisa y se sacaba lentamente sus pantalones quedando solo con sus calzoncillos cK de color negro, me mordí el labio inferior verle cuan excitado estaba, se notaba lo duro que estaba y me dieron unos deseos de tenerlo entre mis manos, pero esperaría para mi turno.
Edward se puso encima de mí y me besó como nunca, yo sin más levanté mis caderas para rozarme en él y sentir su miembro que me tenía loca, él hizo lo mismo, sus caderas me aprisionaba tan fuerte que me imaginaba que mi esposo sentía dolor por tenerlo apretado, acaricié su espalda hasta que una de mis manos bajó hasta el sus nalgas y las comencé a apretar y a apegarlas más a mí.
Edward me miró y se hincó delante de mí y me levantó y me quitó mi camisón, sentí como sus labios me estaba devorando mis pechos que estaban tan erectos que se sentía tan bien sus labios y su lengua, me los besaba como loco, yo no quería que sufriera más y llevé una de mis manos dentro de su calzoncillo y le insinué que quería verlo, pero no sabía que lo quería tener en mis boca saboreándolo, cada noche recordaba el día que le di placer en su casa, ahí supe de su sabor que me perturbó todo el tiempo, quería probarlo, quería escuchar gemir a mi hombre, quería sentir su dureza entre mis manos, quería morderlo, besarlo… Edward me volvía loca.
Sin más me puso mis manos a los costados de sus caderas y se los saqué y al ver que se asomaba mi golosina, me mordí el labio y de un jalón le bajé su calzoncillo y liberé mi dulce, sin pedirle permiso, lo tomé entre mis manos y lo acaricié, acerqué mi boca y lo comencé a besar como lo más preciado, sentía como palpitaba entre mis manos y en mis labios, lo llevé a mi entrada y me lo comí, Edward estaba en éxtasis, sabía que le gustaba, a mi me fascinaba escucharlo gemir mi nombre, cuando ya lo tenía medio atontado, lo dejé y me devoré sus labios, con mucha pasión.
Mientras me besaba, puse sus manos en mi braguita para que las quitara, me hizo caso y le ayude levantando mis piernas para que me las sacara completamente, seguimos besándonos y le tomé una mano y la puse encima de mi pelvis, sabía que quería que me acariciara en ese lugar, él como un perrito obediente, comenzó a jugar con mis rizos.
Lo tomé de sus cabellos y lo jalé a mis labios, su mano seguía jugando con mis pequeños rizos cuando le tomé su mano y la guié para que me fuese más abajo, le abrí un poco mi pierna y le di la entrada a mi vulva, sintió mi humedad que él me provocaba, y a poco comenzó a tocarme, mis pliegues estaban empapados y mi clítoris estaba erecto, yo estaba sumida en sus labios sintiendo como me acariciaba, me encantaba sentir su mano en mi interior que era solo de él. Comencé a jadear y a besarlo con más pasión, mis caderas comenzaron a moverse de tal modo que su miembro rozaba mi piel cada vez que me contorneaba al ritmo de sus dedos.
-Edw…Edward…así, sigue así…- le dije entre gemidos y súplica.
-¿te gusta amor?- me preguntó sin dejar mis labios y el deleite de sus dedos.
-Sí, quiero sentirte amor, más…- le dije mordiendo mi labio inferior.
Mi esposo dejó mis labios y me comenzó a besar hasta que llegó a mi vientre y yo como una lombriz me contorneaba tanto que hacía que su miembro me rozaba, el pobre no daba más pero solo estaba esperando a que yo estuviera lista, yo lo estaba pero él no lo quería aceptar. Llegó hasta mi pelvis y yo al saber que pretendía, le abrí mis piernas para que tuviera mejor panorama y mejor sensación al igual que yo. Comencé a sentir su lengua como recorría mis pliegues y como jugaba con mi botoncito que estaba durito por su amor, seguí jadeando más cuando sentí su lengua entrar en mí, sentí como se movía dentro, después la sacó y la cambió por uno de sus dedos y sus dientes se apoderó de mi clítoris y yo comencé a gemir, hasta que le pedí que me penetrara, pero según él aun faltaba, pero yo le aseguré que ya estaba lista, quería sentirlo, quería sentir como era de él, quería sentir nuestros cuerpos fundiéndose por nuestros amor,
Lo sentí en mi entrada y sin demostrarlo estaba asustada, pero ya había llegado el momento de ser de él y el mío, Edward al escucharme que estaba lista y que no se preocupara poco a poco comenzó a entrar, de pronto se quedó quieto porque llegó a mi pared, yo levanté mis caderas para así decirle que lo hiciera, de un jaló entró en mi y yo apreté mis manos en su espalda y enterré mis uñas en su piel, el dolor fue grande, dolía, era como si una aguja atravesara tu oreja, pero en un volumen mas grande. Mis lágrimas salieron pero no era del dolor sino era de felicidad, era de él, de Edward, de mi esposo, éramos un solo ser en ese momento, sentirlo dentro de mi me llenó de felicidad.
Edward estaba comenzando a tiritar por tanta pasión acumulada y yo comencé con un vaivén para que no tuviera miedo que me dolía si no más bien que quería acostumbrarme a su miembro dentro de mí. Lo abracé de la cintura con mis piernas y lo di vuelta quedando encima de él, comencé a cabalgar encima de él y mis manos las apoyé detrás de mi dando un ángulo que me gustaba ya que él podía ver nuestros sexos unidos.
Edward se inclinó y me tomó de la cintura y me atrajo hacia él y me comenzó a besar mis senos, se los devoraba mientras yo seguía encima de él entrando y saliendo.
Me dio vuelta y se puso nuevamente encima de él comenzó a penetrarme con más rapidez y yo me sentía en la gloria, estaba apunto de llegar pero quería acabar con él, junto con él, y así fue. Edward acabó dentro de mí y los dos quedamos abrazados, sudando, agitados, cansados pero completamente felices. El tiempo había llegado para que los dos fuésemos una sola carne.
Después de un tiempo que descansamos, volvimos a hacerlo y ahí caímos rendidos a Morfeo, en unas horas más debíamos despertarnos temprano ya que salía temprano el avión rumbo a nuestra luna de miel. Aun no sabía donde iríamos, solo que era un lugar que yo deseaba ir, y mi teoría era Grecia o Egipto, así que ya faltaba poco para saber donde me llevaría.
Fue mi primera vez y fue preciosa, estaba junto al hombre que añoré siempre en mi subconsciente, y era Edward, Edward Cullen el hombre más maravilloso que había conocido y era solo para mí y para toda la eternidad.
Aquí les dejo la camisola de Bella de su primera noche
Atal- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
Atal me inco ke buen capitulo me encanto sin palabras sabias ke nos esperaba algo asi eres muy buena en esto espero el proximo capitulo de vdd estubo fenomenal felicidades
alejandra_vazquez88- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
OHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!! Atal ha estado genial que gran noche .............y ahora la luna de miel ufffffffffff me dan calores solo de pensar cuantas nochecitas y dias hay jajajajaj
gran capitulo Atal
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xole- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
estoy totalmente deacuerdo con tigo xole atal super bien es mas de lo ke esperaba de ella
alejandra_vazquez88- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
Me alegro que les haya gustado como quedó el capitulo, ahora les pongo la luna de miel jajaj les advierto que este capitulo esta un poco hot así q solo deben imaginarse q estan de luna de miel y que todo esta permitido
Sobre lo vivio Bella lo omiti en este capitulo ya que no quise redundar en lo mismo. ella esta emocionada como Edward. Ahora si ustedes quieren lo escribo y lo pongo pero creo q no habrian muchas cosas nuevas.
EPOV
Nuestra primera noche como marido y mujer ya había llegado y ya habíamos consumado nuestro amor en entrega de alma y cuerpo. Bella era el tesoro más preciado que tenía en mi vida. Las sensaciones que me hizo tener jamás me lo hubiese imaginado. Entrar en ella fue glorioso, sus paredes vírgenes eran solo para mí. No podía estar tan agradecido de la vida que me estaba dando este regalo que no lo merecía.
Me desperté y al abrir mis ojos ahí estaba mi dulce esposa, mis brazos la rodeaban por su cintura y cuello, ella estaba en mi pecho durmiendo placidamente, no quería despertarla pero teníamos que levantarnos o si no perderíamos el vuelo a nuestra luna de miel.
-Bella, amor, despierta- le dije con cautela para que no se asustara.
-mmm no quiero levantarme, quiero seguir así junto a ti- me dijo entre durmiendo y sus manos me rodearon y apretaron por mi contorno.
-si no nos levantamos no tendremos luna de miel- le dije acercándola a mis labios para despertarla como en los cuentos de hadas.
Abrió los ojos y me besó con dulzura, después que aceptó levantarse me dio un beso en mi pecho donde me dejó con ganas de más, pero no podíamos ya que si nos distraíamos más no alcanzaríamos el vuelo a Europa.
Bella se levantó de la cama y se dirigió a darse un baño rápido mientras yo hacía lo mismo, sabía que ella no se había percatado de la cama, pero al desatarme de las sábanas vi las manchas de sangre que tenían, era mucha y me llamó la atención ya que no me di cuenta de cuanto había sangrado, claro fue en el momento que la penetré. Ahora entendí cuan doloroso había sido el momento, pero sabía que después solo sintió placer.
Me regocijaba saber que yo había sido el primero y el único. Al verla salir del baño entré rápidamente y me di una ducha y me vestí. Bella se había puesto bien cómoda para viajar, ya que serían algunas horas para cruzar el atlántico y hacer algunas escalas para nuestro destino.
Bella no sabía donde realmente iríamos, tenía sus sospechas pero aun no lo adivinaba, pero la llevaría y estaríamos en las Islas Santorini, en Grecia, ella quería conocer, era uno de sus deseos desde niña y le daría ese deseo. Mis padres nos hicieron ese regalo y estaba muy emocionado ya que Bella sería feliz.
Al llegar al aeropuerto, Bella vio hacia donde nos dirigíamos y vio que era Europa, ya que nuestra primera escala era llegar a Madrid y ahí a Roma y después a Atenas. Desde ahí iríamos en avioneta hasta las Islas Santorini, era varias islas pero eran muy hermosas, con la infraestructura que caracteriza a Grecia antiguo, pero con el toque moderno. Estaba tan emocionado ya que solo quería llegar para poder hacerla mía una vez más.
Nos subimos al avión y como si nada, mi amada esposa se quedó dormida durante todo el viaje, yo dormía en momentos y me quedaba contemplándola junto a ella, no podía creer que ya estábamos casados y que había sido mía. La imagen de ese momento se me vino a la mente y sin más me salió un gemido. Bella sin más abrió los ojos y me quedó mirando.
-¿amor, te pasa algo?- me dijo preocupada.
-no amor, no me pasa nada, solo que estaba pensando en ti en el momento que te hice mía- le dije sonrojado de la vergüenza, ya que no solo mi esposa me escuchó sino que los demás pasajeros también y me dio mucho pudor.
Bella se sonrió y me besó, fue dulce, pero como aun su imagen estaba en mi mente, hice que ese beso se convirtiera en un beso pasional. En ese instante la deseaba, y no sabía como controlarme, una de mis manos toma la de ella y la puse encima de mi miembro que palpitaba por su contacto. Ella sin decir nada me miró fijamente y me comenzó a tocar, era grandiosa la sensación, pero me incomodó que estuviéramos en el asiento del avión con más gente a nuestro alrededor, le tomé la mano y la saqué, la abracé y le pedí perdón.
-Amor no quiero esto, no quiero esto, perdóname, pero te necesito y parece que tendremos que esperar- le dije con mi cabeza entre su cuello y su oído.
-amor no te preocupes, yo también te deseo en este instante y no importa darte placer aquí mismo, pero es mejor esperar- me dijo entre jadeos.
-¿Amor y si vamos al baño? – le dije con lujuria.
-Edward pero eso está prohibido- me dijo mirándome.
Me levanté del asiento y le dije en el oído que la esperaba en el baño. Justo una de las azafatas me vio que me dirigía al baño así que esperé que pasara y entré a esperar a Bella, me dolía tanto mi erección ya que estaba muy listo para comenzar la tarea pero Bella se estaba tomando el tiempo. De pronto sentí la voz de Bella y le abrí y cerré inmediatamente, Bella se lanzó a mis brazos y como pudimos nos besamos en ese cuartucho diminuto que apenas podíamos entrar los dos, así como pude le bajé sus pantalones y sus bragas y ella hizo lo mismo con los míos y ella me tomó y la puso en su orificio. Bella estaba tan deseosa como yo. Cuando sentí su mano agarrando mi miembro, me salió un gemido que Bella hizo callar con un beso.
Ella tomó el control de la situación y comenzó su vaivén. Estábamos incómodos por que estábamos parados, Bella un poco curvada con una de sus piernas en mi cintura para tener un mejor ángulo y poder penetrarla mejor, pero realmente la necesidad de tenerla otra vez era muy grande, y la de ella era igual. Sus besos era sabrosos, era como si el tiempo se acabaría y que esta era la última vez juntos, pero sabíamos que era el comienzo de tanta pasión acumulada.
-Edw… así, dame más…-me decía en mi oído, mientras la penetraba con más rapidez.
Se sentía tan bien, mi esposa estaba tan estrecha que me parecía estar en cielo estando dentro de ella. Sus paredes apretaban el pedazo de carne que latía por ella. Mi corazón palpitaba tan fuerte que me di cuanta que estaba teniendo un orgasmo ya que sus paredes me apretaban más fuerte y sus manos estaban agarrando mis brazos con fuerza, su tronco se arqueo de tal manera que una cuantas mas estocadas y me fui también dentro de ella. Nos quedamos así con un vaivén suave, ya que no quería salirme de mi casa.
Bella jadeaba al mismo ritmo que yo. Estábamos sudorosos, Bella me tomó de mis cabellos y aun sin salirme de ella, se quedó mirándome.
-Esposo mío, te amo, y eres grandioso- me lo dijo entre jadeos.
-tu eres grandiosa amor mío, eres maravillosamente estrecha y eso me hace enloquecer más sabiendo que eres solo mía- le dije besando sus tibios labios que estaban hinchados por habérselos mordidos y besados.
-me quedaría así pegada a ti por siempre- me dijo sin dejar de moverse.
-Bella deja de moverte, ya que estas despertando al pequeño- le dije sintiendo como estaba reaccionando por el vaivén que tenía Bella de sus caderas y pelvis.
-es que quiero más antes que nos vayamos a sentar- me dijo estirando su trompita haciendo un pucherito.
Sin decir nada, le tomé sus nalgas y seguí sus movimientos pero esta vez fui más rudo, fueron movimientos con dureza, rápidos pero profundos. Bella cerraba sus ojos y abría la boca cada vez que estaba en su fondo. Sus gemidos lo reprimía y se le iban para adentro sabiendo donde estábamos y que no quería que nadie nos escucharan, aunque muchos sabía que estamos en baño juntos. Bella tomó mis cabellos y puso su vista en la mí que la miraba con devoción y pasión, estaba por llegar, unos cuantas estocadas más y llegaría a la gloria, pero veía que Bella aun le faltaba, sin más me salí de ella y me agaché y me fui a saborearla, ella en la misma posición se abrió un poco más para darme más lugar y comencé a saborear todo, su vulva estaba tan hinchada por la excitación que eso me hacía sentir orgulloso.
Bella gemía bajito reprimiéndose, sabía que gozaba con lo que le hacía con mi lengua y mis dedos, estaba tan mojada, tan sabrosa que no dudé en penetrarla con mi lengua, jugué con su clítoris y el agarre de mi cabello en sus manos me indicó que estaba teniendo su orgasmo. Me paré y la penetré fuerte para poder acabar juntos y así fue. Los dos acabamos al mismo tiempo. Los dos nos estremecíamos por tanto gozo. Nuestros cuerpos estaban sudorosos y nuestras piernas pegajosas por nuestros jugos. Pero eso no importaba.
Salimos del cuartucho y nos fuimos a nuestros asientos, algunos se dieron cuenta y se reían al vernos, sabíamos que no habíamos sido disimulados para eso pero por lo menos pudimos saciar nuestros deseos. Ahora ya no había pensamientos de que no podíamos, todo lo contrario, ahora estábamos casados y nada ni nadie nos impedían amarnos.
Llegamos a Madrid, estuvimos esperando dos horas, y aprovechamos a ir darnos un baño en un lugar del aeropuerto y nos cambiamos ropa. Después de lo que hicimos en el baño del avión habíamos quedado pegajosos y debíamos cambiarnos.
-¿y ahora a dónde Edward?- me dijo interrogándome para sacarme a dónde nos dirigíamos.
-a Roma- le dije así de tajante.
-¿a Roma?, pe…-me dijo pero yo la atrapé y la callé con un beso.
-amor ese no es nuestro destino final así que no seas tan impaciente- le dije besándola con pasión.
-es que quiero llegar pronto para poder hacerte el amor una y otra y otra vez sin cansarme- me dijo con un brillo en sus ojitos tan lindos.
-mmm eso deberás esperar alguna horas más ya que después de Roma nos queda una parada más y de ahí una más- le dije teniéndola sentada en mis piernas.
-¡no se vale Edward!, ¿no me dirás todavía a donde me llevas?- me dijo con gran desilusión y enojo en su voz.
-nop, aun no, cuando lleguemos a Italia te diré, en todo caso sabrás ahí cual será nuestro destino- le dije besando la comisura de su labio. –mi Bella tan impaciente, pero te amo tanto, y me encanta que seas así, me encanta que no te canses de mí.
-¿Cómo me voy a cansar de ti? Si eres mi todo, tu eres todo lo que mi ser necesitaba para estar completo- me dijo mirándome fijamente. –¿sabes algo? Me gustó lo que hicimos en el baño del avión, fue audaz y muy excitante.
-¿te gustaría volverlo hacer?- le pregunté con una sonrisa pícara en mis labios.
-no lo dudes amor, así que apróntate, que me harás el amor una vez más mientras viajemos hacia Italia- me dijo besándome y mordiéndome el labio inferior.
-te amo Bella, le dije cuando escuchamos que nuestro vuelo ya estaba listo para que abordáramos.
Subimos y nos fuimos rumbo a Italia, Roma, y así como lo había dicho, Hicimos una vez más el amor en el baño del avión esta vez nadie se percató ya que eran muy pocos en el avión, no era una temporada de afluencia, así que si hubiera querido lo hubiésemos hecho en nuestros asientos pero estaban las aeromozas.
La sensación había sido inexplicable, estando en el avión, deseosos de nosotros, el éxtasis de estar haciendo algo prohibido, era una sensación compleja pero exquisita.
Llegamos a Italia y esperamos solo media hora hasta que nos dirigimos a la puerta donde debíamos abordar y me percaté que Bella miraba el letrero donde ponían las puertas para cada vuelo y le brillaron sus ojos al ver que nos dirigíamos a uno de sus sueños que era conocer Grecia, vi como sus pecho subía y bajaba de tanta emoción y la tomé por detrás y la abracé.
-¿feliz?- le pregunté porque sabía que era unos de sus sueños.
-Gracias Edward, no sabes lo feliz que me has hecho- me dijo viendo como caía una lágrima de cada ojito, la di vuelta para tenerla frente a mí y la besé.
-no debes agradecérmelo a mí, sino más bien tenemos que darles las gracias a Carlisle y Esme, es su regalo de bodas- le confesé.
Subimos al vuelo y en dos horas llegamos a la capital de Gracia, Atenas. Bella estaba maravillada, ya que de alguna manera cuando el avión estaba bajando para aterrizar Bella vio muchas estructuras que desde niña soñaba con conocerla. Le dije que Atenas estaríamos ahí después de dos semanas para conocer más de sus atractivos, pero que esta no era nuestro destino final, sino que iríamos a las Islas Santorini. Sus lugares iban hacer que nuestra luna de miel fuese la más hermosa.
Al ver a Bella tan emocionada y tan feliz me regocijaba contemplarla. Desde Atenas tomamos una avioneta y nos dirigimos al pueblo de Imerovigli a 10 minutos de la capital de la isla, Fira, una de las localidades de las Islas. Nos alojaríamos en un pequeño hotel (Hotel On The Rocks Apartments) cuatro estrellas, muy familiar pero con todas las comodidades que necesitábamos, quedaba insertado en las rocas a 200 m sobre la cuenca de la caldera de Imerovigli. Desde ahí podíamos recorrer todos los lugares de las demás islas y disfrutar de todas las maravillas que nos brindaba este hermoso lugar.
Al llegar al lugar Bella, estaba extasiada por lo hermoso del lugar, la habitación era sencilla pero no necesitábamos más, era perfecto para los dos. Bella fue a la terraza y vio la piscina que al estar ahí se veía el mar egeo. Bella se acercó a mí y me besó con tanta euforia, que sabía que de alguna manera me estaba diciendo que estaba feliz.
Nos separamos y Bella acomodó nuestras cosas mientras yo me daba un baño en la piscina, la observaba desde fuera y veía que estaba tan emocionada. Se percató que la observaba que de pronto se apoyó en el borde de la ventana y me quedó observando, yo la miré pícaramente, y la invité a venir a mí.
-Edward ¿el agua está helada?- , me preguntó.
-no, está tibia amor, ven- le estiré la mano y ella sin más se sacó el pantalón y la polera y quedó en ropa interior y se sumergió en el agua llegando a mi.
Me tomó de mis hombros y me hundió, quería jugar, y le di en le gusto, después de tanto jugar, entre besos y caricias, salimos y buscamos unas toallas en el cuarto del baño, y nos comenzamos a secar, Bella se acercó y me besó.
-Edward debemos bañarnos en la ducha porque tenemos olor a cloro- me dijo riéndose y llevándome al baño.
Me bajó mi ropa interior y yo hice lo mismo con las de ella y nos metimos debajo del chorro y nos comenzamos a lavar. Yo lavaba con el jabón a mi esposa tocándola por todas partes, me sorprendió que sus pezones estuvieran tan erectos por el contacto de nuestra piel. Mientras ella hacia lo mismo con mi cuerpo, sus manos estaban haciendo estragos con mi cuerpo, comencé a excitarme.
Bella se puso de espalda dándome una fricción en la parte baja con sus nalgas, y eso fue el principio para darle rienda suelta a nuestros deseos más íntimos.
Le tomé sus caderas y la fricción fue más profunda, mi miembro rozaba su intimidad y el borde de sus nalgas, era rica la sensación, Bella se apegaba más a mí y sus movimientos hacía que nuestro roce nos enloqueciera.
Bella tomó mis manos y me las llevó a sus senos para que se los tocara, yo obedecí y así estábamos comenzando a amándonos una vez más, pero en forma libre. La di vueltas y la besé con vehemencia, nuestros labios se unieron con lujuria, vi cómo subía una de sus piernas a mi cintura para darme el paso a penetrarla, pero aun no quería hacerlo, mi miembro le rozaba en cada fricción que hacían nuestros cuerpos. Bella jadeaba mientras nuestras lenguas se entrelazaban entre sí y mientras nuestros movimientos pélvicos eran más intensos.
-OH Bella eres tan hermosa…- le dije besando su cuello bajando a sus pechos.
-y tu eres mío, solo mío….Edward te deseo dentro de mí- me dijo con voz autoritaria.
-a la orden esposa mía- le dije mientras le tomaba su pierna para estar más juntos y sin aviso la penetré de una sola hasta lo más profundo de su cavidad.
Bella emitió un grito mientras sentí sus uñas enterradas en mi piel. Salí de ella lentamente y la penetré aun más fuerte, la estaba volviendo loca ya que salía lentamente y entraba con fuerza. Me encantaba escuchar sus jadeos y gemidos y como decía mi nombre cada vez que llegaba al final. Su estreches me tenia loco, sus manos me agarraron mis nalgas y la apretó para que entrara aun más en ella, la tomé de la otra pierna y subió en mi sin salir de ella. La tomé y la llevé a la alfombra que había en el piso y me eché encima de ella, la penetraba ahora con más lentitud sin dejar de mirarla. Su rostro me decía que estaba disfrutando, sentía tanta felicidad al verla feliz, verla que irradiaba gozo.
Comencé a besar sus senos y con mis manos a acariciarla, mordía sus pezones y me gustaba porque Bella se arqueaba, le gustaba eso y yo me aprovechaba, quería como se estremecía en mis brazos, me sentía orgulloso que podía hacer feliz a mi esposa.
No quería salirme de ella, era una sensación extrema lo que me hacia sentir, pero quería besarla entera y al ir bajando por su vientre tuve que dejar su cavidad que estaba tan mojada que deseba probar su manjar que me daba cuando estaba lista para mí. Bella sabía que me gustaba probarla y levanté sus piernas y la puse en mis hombros y las abrió un poco para mí y comencé a lamer sus pliegues haciéndola enloquecer, sentía como se estremecía cuando mi lengua tocaba su clítoris, mientras me lo devoraba uno de mis dedos se lo introduje, haciendo que Bella gritara mi nombre, se escuchaba tan lindo en forma de locura. Mordía su centro y lo succionaba que sentí que sus paredes se oprimían ante mi dedo y me dieron ganas de introducirle otro, nunca lo había hecho y Bella abrió sus ojos y me quedó mirando jadeando por el placer que le estaba brindando y comenzó a moverse ayudándome a seguir con mi trabajo, sin sacar mis dedos subí mi rostro a donde el de ella.
-¿te gusta con los dos?- le pregunté entre jadeando por sentirla tan excitada.
-si,… mucho amor,…ah… ah… se siente bien- me dijo gimiendo de placer.
En eso le tomé sus labios y la besé mordiéndolos, saqué mis dedos y lo saboree y ella los tomó y se los llevó a la boca, esa escena me enloqueció solo quería estar dentro de ella y sin más le tomé una pierna y la llevé a mi hombro mientras la otra estaba abajo y así la penetre suavemente, entraba y salía, prolongando así el placer que nos dábamos, yo estaba aguantando no acabar pero quería hacerlo con ella, su vagina estaba tan húmeda que me deslizaba tan ricamente dentro de ella sintiendo sus paredes que oprimían mi miembro.
Me tenía al borde de la locura, Bella era tan ardiente, en eso tomó las riendas y me dio vuelta quedando encima de ella, puso sus piernas a cada lado de mis caderas y tomó mi miembro y lo introdujo en su cavidad, yo tomé sus caderas y la ayudé en el vaivén que tenía en cabalgar como una potra encima de mi pelvis, se veía tan bella verle sus pechos como subían y bajaban en el movimiento enloquecedor que teníamos, nuestros cuerpos ya estaban secos del agua de la ducha que aun corría en el baño pero que ahora estaban cubiertos del sudor. Sin más caímos rendidos después de haber acabado al mismo tiempo, nos quedamos así mientras Bella cayó encima de mi pecho, su respiración era rápida, pero no dejaba de besarme el pecho, mi miembro al haber acabado dentro de mi amada, estaba descansando fuera de ella, pero latía al sentir la sangre correr por él. Yo besaba la cabeza de mi esposa en señal que había sido grandioso este momento.
-Edward, nunca me cansaré de ti, eres mi droga que necesito a cada momento- me dijo llegando con sus labios a los míos.
-y tu la mía- nos besamos tiernamente y nos levantamos y nos fuimos a la cama.
Así comenzó nuestra luna de miel, estaríamos tres semanas en Grecia, tres semanas que compartiríamos el comienzo de una vida llena de regalos.
Sobre lo vivio Bella lo omiti en este capitulo ya que no quise redundar en lo mismo. ella esta emocionada como Edward. Ahora si ustedes quieren lo escribo y lo pongo pero creo q no habrian muchas cosas nuevas.
Disfrútenlo
Capítulo 24: "Comenzando en el paraíso"
EPOV
Nuestra primera noche como marido y mujer ya había llegado y ya habíamos consumado nuestro amor en entrega de alma y cuerpo. Bella era el tesoro más preciado que tenía en mi vida. Las sensaciones que me hizo tener jamás me lo hubiese imaginado. Entrar en ella fue glorioso, sus paredes vírgenes eran solo para mí. No podía estar tan agradecido de la vida que me estaba dando este regalo que no lo merecía.
Me desperté y al abrir mis ojos ahí estaba mi dulce esposa, mis brazos la rodeaban por su cintura y cuello, ella estaba en mi pecho durmiendo placidamente, no quería despertarla pero teníamos que levantarnos o si no perderíamos el vuelo a nuestra luna de miel.
-Bella, amor, despierta- le dije con cautela para que no se asustara.
-mmm no quiero levantarme, quiero seguir así junto a ti- me dijo entre durmiendo y sus manos me rodearon y apretaron por mi contorno.
-si no nos levantamos no tendremos luna de miel- le dije acercándola a mis labios para despertarla como en los cuentos de hadas.
Abrió los ojos y me besó con dulzura, después que aceptó levantarse me dio un beso en mi pecho donde me dejó con ganas de más, pero no podíamos ya que si nos distraíamos más no alcanzaríamos el vuelo a Europa.
Bella se levantó de la cama y se dirigió a darse un baño rápido mientras yo hacía lo mismo, sabía que ella no se había percatado de la cama, pero al desatarme de las sábanas vi las manchas de sangre que tenían, era mucha y me llamó la atención ya que no me di cuenta de cuanto había sangrado, claro fue en el momento que la penetré. Ahora entendí cuan doloroso había sido el momento, pero sabía que después solo sintió placer.
Me regocijaba saber que yo había sido el primero y el único. Al verla salir del baño entré rápidamente y me di una ducha y me vestí. Bella se había puesto bien cómoda para viajar, ya que serían algunas horas para cruzar el atlántico y hacer algunas escalas para nuestro destino.
Bella no sabía donde realmente iríamos, tenía sus sospechas pero aun no lo adivinaba, pero la llevaría y estaríamos en las Islas Santorini, en Grecia, ella quería conocer, era uno de sus deseos desde niña y le daría ese deseo. Mis padres nos hicieron ese regalo y estaba muy emocionado ya que Bella sería feliz.
Al llegar al aeropuerto, Bella vio hacia donde nos dirigíamos y vio que era Europa, ya que nuestra primera escala era llegar a Madrid y ahí a Roma y después a Atenas. Desde ahí iríamos en avioneta hasta las Islas Santorini, era varias islas pero eran muy hermosas, con la infraestructura que caracteriza a Grecia antiguo, pero con el toque moderno. Estaba tan emocionado ya que solo quería llegar para poder hacerla mía una vez más.
Nos subimos al avión y como si nada, mi amada esposa se quedó dormida durante todo el viaje, yo dormía en momentos y me quedaba contemplándola junto a ella, no podía creer que ya estábamos casados y que había sido mía. La imagen de ese momento se me vino a la mente y sin más me salió un gemido. Bella sin más abrió los ojos y me quedó mirando.
-¿amor, te pasa algo?- me dijo preocupada.
-no amor, no me pasa nada, solo que estaba pensando en ti en el momento que te hice mía- le dije sonrojado de la vergüenza, ya que no solo mi esposa me escuchó sino que los demás pasajeros también y me dio mucho pudor.
Bella se sonrió y me besó, fue dulce, pero como aun su imagen estaba en mi mente, hice que ese beso se convirtiera en un beso pasional. En ese instante la deseaba, y no sabía como controlarme, una de mis manos toma la de ella y la puse encima de mi miembro que palpitaba por su contacto. Ella sin decir nada me miró fijamente y me comenzó a tocar, era grandiosa la sensación, pero me incomodó que estuviéramos en el asiento del avión con más gente a nuestro alrededor, le tomé la mano y la saqué, la abracé y le pedí perdón.
-Amor no quiero esto, no quiero esto, perdóname, pero te necesito y parece que tendremos que esperar- le dije con mi cabeza entre su cuello y su oído.
-amor no te preocupes, yo también te deseo en este instante y no importa darte placer aquí mismo, pero es mejor esperar- me dijo entre jadeos.
-¿Amor y si vamos al baño? – le dije con lujuria.
-Edward pero eso está prohibido- me dijo mirándome.
Me levanté del asiento y le dije en el oído que la esperaba en el baño. Justo una de las azafatas me vio que me dirigía al baño así que esperé que pasara y entré a esperar a Bella, me dolía tanto mi erección ya que estaba muy listo para comenzar la tarea pero Bella se estaba tomando el tiempo. De pronto sentí la voz de Bella y le abrí y cerré inmediatamente, Bella se lanzó a mis brazos y como pudimos nos besamos en ese cuartucho diminuto que apenas podíamos entrar los dos, así como pude le bajé sus pantalones y sus bragas y ella hizo lo mismo con los míos y ella me tomó y la puso en su orificio. Bella estaba tan deseosa como yo. Cuando sentí su mano agarrando mi miembro, me salió un gemido que Bella hizo callar con un beso.
Ella tomó el control de la situación y comenzó su vaivén. Estábamos incómodos por que estábamos parados, Bella un poco curvada con una de sus piernas en mi cintura para tener un mejor ángulo y poder penetrarla mejor, pero realmente la necesidad de tenerla otra vez era muy grande, y la de ella era igual. Sus besos era sabrosos, era como si el tiempo se acabaría y que esta era la última vez juntos, pero sabíamos que era el comienzo de tanta pasión acumulada.
-Edw… así, dame más…-me decía en mi oído, mientras la penetraba con más rapidez.
Se sentía tan bien, mi esposa estaba tan estrecha que me parecía estar en cielo estando dentro de ella. Sus paredes apretaban el pedazo de carne que latía por ella. Mi corazón palpitaba tan fuerte que me di cuanta que estaba teniendo un orgasmo ya que sus paredes me apretaban más fuerte y sus manos estaban agarrando mis brazos con fuerza, su tronco se arqueo de tal manera que una cuantas mas estocadas y me fui también dentro de ella. Nos quedamos así con un vaivén suave, ya que no quería salirme de mi casa.
Bella jadeaba al mismo ritmo que yo. Estábamos sudorosos, Bella me tomó de mis cabellos y aun sin salirme de ella, se quedó mirándome.
-Esposo mío, te amo, y eres grandioso- me lo dijo entre jadeos.
-tu eres grandiosa amor mío, eres maravillosamente estrecha y eso me hace enloquecer más sabiendo que eres solo mía- le dije besando sus tibios labios que estaban hinchados por habérselos mordidos y besados.
-me quedaría así pegada a ti por siempre- me dijo sin dejar de moverse.
-Bella deja de moverte, ya que estas despertando al pequeño- le dije sintiendo como estaba reaccionando por el vaivén que tenía Bella de sus caderas y pelvis.
-es que quiero más antes que nos vayamos a sentar- me dijo estirando su trompita haciendo un pucherito.
Sin decir nada, le tomé sus nalgas y seguí sus movimientos pero esta vez fui más rudo, fueron movimientos con dureza, rápidos pero profundos. Bella cerraba sus ojos y abría la boca cada vez que estaba en su fondo. Sus gemidos lo reprimía y se le iban para adentro sabiendo donde estábamos y que no quería que nadie nos escucharan, aunque muchos sabía que estamos en baño juntos. Bella tomó mis cabellos y puso su vista en la mí que la miraba con devoción y pasión, estaba por llegar, unos cuantas estocadas más y llegaría a la gloria, pero veía que Bella aun le faltaba, sin más me salí de ella y me agaché y me fui a saborearla, ella en la misma posición se abrió un poco más para darme más lugar y comencé a saborear todo, su vulva estaba tan hinchada por la excitación que eso me hacía sentir orgulloso.
Bella gemía bajito reprimiéndose, sabía que gozaba con lo que le hacía con mi lengua y mis dedos, estaba tan mojada, tan sabrosa que no dudé en penetrarla con mi lengua, jugué con su clítoris y el agarre de mi cabello en sus manos me indicó que estaba teniendo su orgasmo. Me paré y la penetré fuerte para poder acabar juntos y así fue. Los dos acabamos al mismo tiempo. Los dos nos estremecíamos por tanto gozo. Nuestros cuerpos estaban sudorosos y nuestras piernas pegajosas por nuestros jugos. Pero eso no importaba.
Salimos del cuartucho y nos fuimos a nuestros asientos, algunos se dieron cuenta y se reían al vernos, sabíamos que no habíamos sido disimulados para eso pero por lo menos pudimos saciar nuestros deseos. Ahora ya no había pensamientos de que no podíamos, todo lo contrario, ahora estábamos casados y nada ni nadie nos impedían amarnos.
Llegamos a Madrid, estuvimos esperando dos horas, y aprovechamos a ir darnos un baño en un lugar del aeropuerto y nos cambiamos ropa. Después de lo que hicimos en el baño del avión habíamos quedado pegajosos y debíamos cambiarnos.
-¿y ahora a dónde Edward?- me dijo interrogándome para sacarme a dónde nos dirigíamos.
-a Roma- le dije así de tajante.
-¿a Roma?, pe…-me dijo pero yo la atrapé y la callé con un beso.
-amor ese no es nuestro destino final así que no seas tan impaciente- le dije besándola con pasión.
-es que quiero llegar pronto para poder hacerte el amor una y otra y otra vez sin cansarme- me dijo con un brillo en sus ojitos tan lindos.
-mmm eso deberás esperar alguna horas más ya que después de Roma nos queda una parada más y de ahí una más- le dije teniéndola sentada en mis piernas.
-¡no se vale Edward!, ¿no me dirás todavía a donde me llevas?- me dijo con gran desilusión y enojo en su voz.
-nop, aun no, cuando lleguemos a Italia te diré, en todo caso sabrás ahí cual será nuestro destino- le dije besando la comisura de su labio. –mi Bella tan impaciente, pero te amo tanto, y me encanta que seas así, me encanta que no te canses de mí.
-¿Cómo me voy a cansar de ti? Si eres mi todo, tu eres todo lo que mi ser necesitaba para estar completo- me dijo mirándome fijamente. –¿sabes algo? Me gustó lo que hicimos en el baño del avión, fue audaz y muy excitante.
-¿te gustaría volverlo hacer?- le pregunté con una sonrisa pícara en mis labios.
-no lo dudes amor, así que apróntate, que me harás el amor una vez más mientras viajemos hacia Italia- me dijo besándome y mordiéndome el labio inferior.
-te amo Bella, le dije cuando escuchamos que nuestro vuelo ya estaba listo para que abordáramos.
Subimos y nos fuimos rumbo a Italia, Roma, y así como lo había dicho, Hicimos una vez más el amor en el baño del avión esta vez nadie se percató ya que eran muy pocos en el avión, no era una temporada de afluencia, así que si hubiera querido lo hubiésemos hecho en nuestros asientos pero estaban las aeromozas.
La sensación había sido inexplicable, estando en el avión, deseosos de nosotros, el éxtasis de estar haciendo algo prohibido, era una sensación compleja pero exquisita.
Llegamos a Italia y esperamos solo media hora hasta que nos dirigimos a la puerta donde debíamos abordar y me percaté que Bella miraba el letrero donde ponían las puertas para cada vuelo y le brillaron sus ojos al ver que nos dirigíamos a uno de sus sueños que era conocer Grecia, vi como sus pecho subía y bajaba de tanta emoción y la tomé por detrás y la abracé.
-¿feliz?- le pregunté porque sabía que era unos de sus sueños.
-Gracias Edward, no sabes lo feliz que me has hecho- me dijo viendo como caía una lágrima de cada ojito, la di vuelta para tenerla frente a mí y la besé.
-no debes agradecérmelo a mí, sino más bien tenemos que darles las gracias a Carlisle y Esme, es su regalo de bodas- le confesé.
Subimos al vuelo y en dos horas llegamos a la capital de Gracia, Atenas. Bella estaba maravillada, ya que de alguna manera cuando el avión estaba bajando para aterrizar Bella vio muchas estructuras que desde niña soñaba con conocerla. Le dije que Atenas estaríamos ahí después de dos semanas para conocer más de sus atractivos, pero que esta no era nuestro destino final, sino que iríamos a las Islas Santorini. Sus lugares iban hacer que nuestra luna de miel fuese la más hermosa.
Al ver a Bella tan emocionada y tan feliz me regocijaba contemplarla. Desde Atenas tomamos una avioneta y nos dirigimos al pueblo de Imerovigli a 10 minutos de la capital de la isla, Fira, una de las localidades de las Islas. Nos alojaríamos en un pequeño hotel (Hotel On The Rocks Apartments) cuatro estrellas, muy familiar pero con todas las comodidades que necesitábamos, quedaba insertado en las rocas a 200 m sobre la cuenca de la caldera de Imerovigli. Desde ahí podíamos recorrer todos los lugares de las demás islas y disfrutar de todas las maravillas que nos brindaba este hermoso lugar.
Al llegar al lugar Bella, estaba extasiada por lo hermoso del lugar, la habitación era sencilla pero no necesitábamos más, era perfecto para los dos. Bella fue a la terraza y vio la piscina que al estar ahí se veía el mar egeo. Bella se acercó a mí y me besó con tanta euforia, que sabía que de alguna manera me estaba diciendo que estaba feliz.
Nos separamos y Bella acomodó nuestras cosas mientras yo me daba un baño en la piscina, la observaba desde fuera y veía que estaba tan emocionada. Se percató que la observaba que de pronto se apoyó en el borde de la ventana y me quedó observando, yo la miré pícaramente, y la invité a venir a mí.
-Edward ¿el agua está helada?- , me preguntó.
-no, está tibia amor, ven- le estiré la mano y ella sin más se sacó el pantalón y la polera y quedó en ropa interior y se sumergió en el agua llegando a mi.
Me tomó de mis hombros y me hundió, quería jugar, y le di en le gusto, después de tanto jugar, entre besos y caricias, salimos y buscamos unas toallas en el cuarto del baño, y nos comenzamos a secar, Bella se acercó y me besó.
-Edward debemos bañarnos en la ducha porque tenemos olor a cloro- me dijo riéndose y llevándome al baño.
Me bajó mi ropa interior y yo hice lo mismo con las de ella y nos metimos debajo del chorro y nos comenzamos a lavar. Yo lavaba con el jabón a mi esposa tocándola por todas partes, me sorprendió que sus pezones estuvieran tan erectos por el contacto de nuestra piel. Mientras ella hacia lo mismo con mi cuerpo, sus manos estaban haciendo estragos con mi cuerpo, comencé a excitarme.
Bella se puso de espalda dándome una fricción en la parte baja con sus nalgas, y eso fue el principio para darle rienda suelta a nuestros deseos más íntimos.
Le tomé sus caderas y la fricción fue más profunda, mi miembro rozaba su intimidad y el borde de sus nalgas, era rica la sensación, Bella se apegaba más a mí y sus movimientos hacía que nuestro roce nos enloqueciera.
Bella tomó mis manos y me las llevó a sus senos para que se los tocara, yo obedecí y así estábamos comenzando a amándonos una vez más, pero en forma libre. La di vueltas y la besé con vehemencia, nuestros labios se unieron con lujuria, vi cómo subía una de sus piernas a mi cintura para darme el paso a penetrarla, pero aun no quería hacerlo, mi miembro le rozaba en cada fricción que hacían nuestros cuerpos. Bella jadeaba mientras nuestras lenguas se entrelazaban entre sí y mientras nuestros movimientos pélvicos eran más intensos.
-OH Bella eres tan hermosa…- le dije besando su cuello bajando a sus pechos.
-y tu eres mío, solo mío….Edward te deseo dentro de mí- me dijo con voz autoritaria.
-a la orden esposa mía- le dije mientras le tomaba su pierna para estar más juntos y sin aviso la penetré de una sola hasta lo más profundo de su cavidad.
Bella emitió un grito mientras sentí sus uñas enterradas en mi piel. Salí de ella lentamente y la penetré aun más fuerte, la estaba volviendo loca ya que salía lentamente y entraba con fuerza. Me encantaba escuchar sus jadeos y gemidos y como decía mi nombre cada vez que llegaba al final. Su estreches me tenia loco, sus manos me agarraron mis nalgas y la apretó para que entrara aun más en ella, la tomé de la otra pierna y subió en mi sin salir de ella. La tomé y la llevé a la alfombra que había en el piso y me eché encima de ella, la penetraba ahora con más lentitud sin dejar de mirarla. Su rostro me decía que estaba disfrutando, sentía tanta felicidad al verla feliz, verla que irradiaba gozo.
Comencé a besar sus senos y con mis manos a acariciarla, mordía sus pezones y me gustaba porque Bella se arqueaba, le gustaba eso y yo me aprovechaba, quería como se estremecía en mis brazos, me sentía orgulloso que podía hacer feliz a mi esposa.
No quería salirme de ella, era una sensación extrema lo que me hacia sentir, pero quería besarla entera y al ir bajando por su vientre tuve que dejar su cavidad que estaba tan mojada que deseba probar su manjar que me daba cuando estaba lista para mí. Bella sabía que me gustaba probarla y levanté sus piernas y la puse en mis hombros y las abrió un poco para mí y comencé a lamer sus pliegues haciéndola enloquecer, sentía como se estremecía cuando mi lengua tocaba su clítoris, mientras me lo devoraba uno de mis dedos se lo introduje, haciendo que Bella gritara mi nombre, se escuchaba tan lindo en forma de locura. Mordía su centro y lo succionaba que sentí que sus paredes se oprimían ante mi dedo y me dieron ganas de introducirle otro, nunca lo había hecho y Bella abrió sus ojos y me quedó mirando jadeando por el placer que le estaba brindando y comenzó a moverse ayudándome a seguir con mi trabajo, sin sacar mis dedos subí mi rostro a donde el de ella.
-¿te gusta con los dos?- le pregunté entre jadeando por sentirla tan excitada.
-si,… mucho amor,…ah… ah… se siente bien- me dijo gimiendo de placer.
En eso le tomé sus labios y la besé mordiéndolos, saqué mis dedos y lo saboree y ella los tomó y se los llevó a la boca, esa escena me enloqueció solo quería estar dentro de ella y sin más le tomé una pierna y la llevé a mi hombro mientras la otra estaba abajo y así la penetre suavemente, entraba y salía, prolongando así el placer que nos dábamos, yo estaba aguantando no acabar pero quería hacerlo con ella, su vagina estaba tan húmeda que me deslizaba tan ricamente dentro de ella sintiendo sus paredes que oprimían mi miembro.
Me tenía al borde de la locura, Bella era tan ardiente, en eso tomó las riendas y me dio vuelta quedando encima de ella, puso sus piernas a cada lado de mis caderas y tomó mi miembro y lo introdujo en su cavidad, yo tomé sus caderas y la ayudé en el vaivén que tenía en cabalgar como una potra encima de mi pelvis, se veía tan bella verle sus pechos como subían y bajaban en el movimiento enloquecedor que teníamos, nuestros cuerpos ya estaban secos del agua de la ducha que aun corría en el baño pero que ahora estaban cubiertos del sudor. Sin más caímos rendidos después de haber acabado al mismo tiempo, nos quedamos así mientras Bella cayó encima de mi pecho, su respiración era rápida, pero no dejaba de besarme el pecho, mi miembro al haber acabado dentro de mi amada, estaba descansando fuera de ella, pero latía al sentir la sangre correr por él. Yo besaba la cabeza de mi esposa en señal que había sido grandioso este momento.
-Edward, nunca me cansaré de ti, eres mi droga que necesito a cada momento- me dijo llegando con sus labios a los míos.
-y tu la mía- nos besamos tiernamente y nos levantamos y nos fuimos a la cama.
Así comenzó nuestra luna de miel, estaríamos tres semanas en Grecia, tres semanas que compartiríamos el comienzo de una vida llena de regalos.
Mapa de las Islas Santorini
Habitación del hotel
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Atal- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
que precioso lugar .
que malotes en el avion ...y Atal no creo que haga falta el punto de vista de Bella creo que nos lo has explicado detalladamente
que malotes en el avion ...y Atal no creo que haga falta el punto de vista de Bella creo que nos lo has explicado detalladamente
xole- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
completamente decuerdo con xole me encanto el inicio de l aluna de miel espero con ancias el proximo capitulo
un beso chicas la s kiero
nos estamos leyendo
bye
un beso chicas la s kiero
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bye
alejandra_vazquez88- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
bueno amigas quedan 1 capitulo más y el epilogo asi q falta poco para el final...gracias amigas por leerme...besitos
Atal- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
no como puede ser tan corta la historia atal pero bueno espero ke pronto nos pongas otra de tu autoria ya ke escribes muy bien en vdd me gustan mucho tus historias un beso
alejandra_vazquez88- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
q linda amiguita¡¡¡¡ muak
si tengo algunas ideas lokas en mi cabeza, pero no se cuando empezaré a escribir asi q espero me salgan las ideas de terminar este y comenzar algo nuevo...jejej besitos
si tengo algunas ideas lokas en mi cabeza, pero no se cuando empezaré a escribir asi q espero me salgan las ideas de terminar este y comenzar algo nuevo...jejej besitos
Atal- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
ohhhhhhh Atal ....que pena que se acabe ........pero concuerdo con Bella espero en cuanto nos acabes esta que nos deleites con otra de tus historias me encanta leerte
xole- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
q linda amiga
pues ahi veremos
pues ahi veremos
Atal- .
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Re: Todo a su tiempo (+18) Completo
Bueno amiga aquí les traigo el último capítulo...no me maten pero solo queda el epílogo... advierto que este capítulo tiene escenas explícitas jejej bueno casi todos bueno solo disfrúten
Capítulo 25: "Mía, solo mía"
EPOV
Estas tres semanas habían sido la más hermosas de mi vida, no me había imaginado nunca que mi vida sería tan completa junto a Bella, ella era espléndida en todo, durante estos días en Santorini me había mostrado varias faceta de su personalidad escondida. La que más me ha sorprendido es la manera de amarme en la intimidad. Claro, durante nuestro noviazgo salió algo de lo que ella desconocía, y era lo fogosa que podía ser.
Cada vez que hacíamos el amor, ella me sorprendía con algo nuevo, era innovadora en todo lo que hacíamos, no sé donde salían aquellas cosas pero me gustaba que fuese así. Aunque cuando éramos lo más normal creo que disfrutábamos de igual manera. No me importaba en todo caso, solo importaba darle en el gusto y hacerla feliz.
Un día recorriendo las Islas, habíamos arrendado un yate solo para nosotros, las distancias entre islas no era mucha así que aproveché así de darme el lujo de manejarlo, mi esposa al ver que yo lo haría y que iríamos solos a nuestro tour me miró de forma pícara. Se me vino a la mente inmediatamente lo que se le había ocurrido en su cabecita tan lujuriosa.
Llevábamos varios kilómetros desde la orilla cuando Bella vino a mí y me tomó por detrás, mientras yo seguía en el timón de la nave, al principio me gustó ya que se sentía muy bien, sentía su calor y sus manitas acariciándome el pecho, en ese momento Bella me habló.
-¿bebé, por qué no apagas el motor, y quedémonos unos minutos anclados viendo lo maravilloso que se ve el agua?- lo dijo tan sensualmente, que supe lo que quería en realidad.
-ok, mi vida, a su orden esta su capitán- inmediatamente apagué el motor y me puse frente a ella. –¿qué tienes en mente esposa mía?
-mmm bueno,… me dieron ganas de mi esposo y de pedirle que me haga el amor en la cubierta- me dijo en forma tan sensual que hizo estremecerme en ese instante.
La tomé de la cintura y la cargué hasta llegar al sitio donde me sugirió ella, el agua se ve veía tan hermosa reflejándose el hermoso cielo celeste en él. Sin dejarla de besar la puse en el suelo donde había una manta y unos cojines que ya había puesto ella, tenía todo preparado.
La puse en el sitio y sin más, nuestro beso se puso más intenso, Bella comenzó a desabrochar la camisa que llevaba sentí sus caricias en mi pecho y abdomen, el solo contacto de sus manos en mi piel hacían que mi cuerpo reaccionara rápidamente. Al quedarme descubierto yo no tarde de sacarle su polera y el sostén de su bikini y dejar sus senos para mi deleite. Estaban tan duritos que no dudé en devorármelos con mi boca, era una cosa que me hacía volverme loco, desesperado, al sentir su sabor, ella comenzó a jadear y a decir entre cortado mi nombre. Me coloqué de lado hacía ella mientras ella estaba acostada besándome, su cintura la dobló y puso una pierna encima de mi cadera, sin decir nada ella comenzó a tocarse por detrás su vulva sin dejar mis labios.
-oh Edward… tócame…-me dijo mientras tomaba una de mis manos y la ponía encima de sus nalgas.
Yo comencé a tocarla hasta que me di cuenta que se estaba estimulando, yo ya había dejado sus labios para ir a morder y besar sus pechos. La brisa del mar egeo era sensacional, era tibio y eso hizo que estuviéramos más calientes de lo normal. En la misma posición en que estábamos le saque sus bragas dejándola solo con su faldita diminuta que andaba trayendo, comencé a tocar sus pliegues con mis dedos mientras ella tocaba mi miembro con la mano que estaba más cerca de él.
Bella bajó su pierna de mi cadera quedando a su lado y abrió las piernas para que siguiera con mi trabajo, ella tomó mi cuello con sus dos brazos y me comenzó a devorar.
-Ed…wa…rd, sigue, así, aahh- jadeando me dijo que siguiera con mis dedos en su vulva.
Yo disfrutaba cada vez que podía tocarla ahí ya que era una sensación única sentir sus jugos como salían por la excitación y cómo la hacía sentir placer con solo acariciarla en ese lugar. Escuchar como sus jadeos se hacían más fuertes y más rápidos hizo que mi erección fuese rápidamente entre su palma. Yo comencé a acompañarla en los jadeos ya que estaba más que excitado, estaba ardiendo por estar así en un lugar que no me lo había imaginado.
A medida que tocaba sus pliegues y presionaba su clítoris Bella se arqueaba, una vez más desesperadamente, puso su pierna encima de mis caderas para rozar su pelvis con la mía, gimió al sentir mi dura erección en su vientre, ella la tomó en su manito y la comenzó a pasar por toda su vagina, se separó de mi para mirarme, y dio una sonrisa de placer, mordiéndose su labio inferior, seguía en su labor, la pasaba por su clítoris hasta el límite de mi orificio, era una estimulación maravillosa.
-¿amor,…saboréame?-me dijo con desesperación y un poco de pudor.
-lo que tu quieras amor- sin más bajé a su vulva y comencé a degustar de su jugo que maravillosamente se sentía.
Su sabor me embriagaba cada vez que la probaba de esa manera, no escatimé dudar de ir con mi lengua a su entrada y comencé a introducirla mientras mi dedo pulgar jugaba con su botón que estaba durísimo de tanto placer que sentía.
Su entrada estaba más que lista para mí, antes de separarme de ella fui a succionar una vez más su clítoris y sus labios que solo era míos. Subí a su rostro y con un solo jadeo puse mi miembro en su entrada pero no la penetraba, quería escucharla, quería en ese momento que me rogara, que me pidiera que fuésemos uno. Bella solo me miraba haciendo que nuestras respiraciones se sintieran a unísono, de pronto, mi esposa me toma de los hombros y me dio vuelta y fue directamente a mi miembro y sin más se lo metió entero a su boca, haciendo gritar su nombre.
-¡Bel…la!-
Me mordió haciendo que gimiera, mi esposa había aprendido a darme placer con su boca que era una de las formas que disfrutaba mucho, comenzó a jugar con mi miembro mientras yo estaba más que listo, solo quería acabar dentro de ella, dentro de su cavidad vaginal, mientras chupaba toda mi erección se fue a mis testículos a besarlos y morderlos, con eso me enloqueció y la tomé bruscamente y la puse debajo de mí, y abrí sus piernas llevándolas a mi cintura la penetré de una, hasta lo más hondo de su cavidad, Bella gimió y una vez la comencé a bombear lo más fuerte posible con la preocupación de no hacerle daño.
-Amor, sigue así, dame más- me pidió mi hermosa esposa.
Y seguí así hasta que aumente mis movimientos a más rápidos, Bella se arqueaba, se apretaba a mí, enterraba sus pequeñas uñas en mi piel de la espalda, mientras que sentí como sus paredes comenzaron a tensarse y cerrase entre mi miembro y supe que se vendría junto conmigo, seguí penetrándola hasta que me liberé dentro de ella, mientras ella me pedía que no parara aún, que siguiera que le faltaba poco, lo hice y a los minutos que yo descargue todo mi semen en su interior ella explotó también haciendo que nuestro vaivén fuese más despacio hasta caer abrazados los dos jadeando de tanto placer que nos dábamos cuando estábamos en la intimidad.
Mi esposa era maravillosa, se le ocurría tantas cosas para que hiciéramos el amor, Grecia había despertado el espíritu de los dioses griegos hacia el amor, Bella era mi diosa del amor, no me cansaba de hacerla mía y no me cansaría jamás.
Sonaba tan lindo decir mi esposa, solo teníamos que disfrutar de las islas ya que después que llegáramos a nuestras vidas, tendríamos que volver al trabajo, bueno yo comenzaría a trabajar en el hospital y Bella seguiría como jefe de enfermería. Con solo pensar que ahora volvería a trabajar como el cirujano Cullen y no como el estudiante, me regocijaba al pensarlo y además que esta nueva etapa estaría para compartirla con mi esposa.
Después de vestirnos seguimos ese día nuestro rumbo para seguir conociendo todos los lugares que nos brindaba Santorini. Fuimos a la playa roja donde sus arenas son de ese color, fuimos otro día a bucear las aguas del Egeo, fue maravilloso y gracioso ya que Bella jamás se había puesto un traje de buceo pero aprendió inmediatamente. Creo que no nos faltó nada en visitar de todo lo que nos ofreció este maravilloso lugar. Creo que fue la mejor luna de miel junto a mi Bella. Este lugar es mágico.
Ya habían pasado rápidamente dos semanas y ya nos teníamos que ir a Atenas, ya que esa semana quería llevar a Bella a todos los lugares históricos que había soñado estar. Así que nos despedimos del gerente del hotel que se portó muy bien con nosotros y nos fuimos a la capital de Grecia. Tomamos la avioneta y al bajar nos fuimos al hotel Electra Palace que había alquilado por esa semana, era un hermoso lugar tenía una alberca en el último piso y se veía Acrópolis y en nuestra habitación también. Sabía que a mi esposa le gustaría.
Esa semana fue aún más maravillosa, Bella irradiaba alegría cada vez que estábamos en algún lugar histórico fuimos a visitamos la colina del Areópago, fuimos también al pequeño monte de Pnix. Además fuimos al Acrópolis y en ese lugar nos llevó un día entero, entramos al templo de Atenea, Puerta Beule donde estaba una estatua de Agripa; Los propileos eran donde estaban las columnas dóricas y jónicas y muros de sillares tan característicos de Grecia; el Erecteíon, El Partenón, El museo de Acrópolis, El Teatro de Dionisos entre otros. Los dos estábamos anonadados por tantas cosas hermosas, que solo habíamos visto en revistas o documentales en tv, era un sueño hecho realidad, y más me emocionaba que a Bella le brillaban sus ojos achocolatados cada vez que se quedaba viendo alguna estatua o escultura de alguien históricamente conocido.
Ya nos quedaba solo una noche en Atenas, y a pesar de que volveríamos a nuestras vidas y a nuestra casa, todo lo vivido en Grecia con mi esposa no lo podía dimensionar. Esa noche fue grandiosa, Bella me tenía una sorpresa mientras estábamos en la alberca ya se había oscurecido y me dejó solo y me dijo que bajara a la habitación en treinta minutos más. Yo como un esposo obediente lo hice y esperé ahí, me puse ansioso y no me imaginaba que era lo que me tenía preparado.
Ya era la hora y me dispuse a ir a donde mi amada esposa, subí tranquilamente, solo que la ansiedad me estaba volviendo loco, esa noche sabía que sería grandiosa. Con Bella podía esperar cualquier cosa y siempre terminábamos felices.
Llegué a la habitación y abrí silenciosamente y la habitación estaba con luz media, estaba decorada como en Grecia antigua, por lo menos ropa de cama, los candelabros con velas antiguas, de pronto sentí la voz de Bella.
-Amor desvístete y ponte lo que te dejé en la cama- me dijo sin verla, solo la escuché y no sabía donde estaba.
La vestimenta que me había dejado era un traje de griego antiguo, con una corona de olivo, al verlo me sonreí ya que la creatividad de mi esposa, me fascinaba, sin más me desvestí en ese lugar y me puse la vestimenta, que parecía más bien de romano que griego pero le di en el gusto a mi amada, cuando ya estaba listo le indique. Bella me volvió a hablar y me indicó que me quedara ahí mismo.
De repente me di cuanta que Bella estaba frente a mi con un farol antiguo en sus manos, se reflejaba su rostro hermoso con sus cabellos tomados y una corona de olivo igual a la mía, solo que su túnica era más sexy, con un hombro descubierto, se me abrió el apetito al verla así, el reflejo de la velas vi que estaba vestida solo con eso, no se le veía alguna ropa interior puesta, y eso me excitó inmediatamente, solo imaginando que debajo de esas ropas no andaba con nada más mis deseos de mi esposa aumentaron.
Dejó la luz en la mesa y me tomó de mi cuello y me acercó a ella y besó mi rostro, mis mejillas, mi nariz, mis ojos, mi frente, hasta que llegó a mis labios, la deseaba tanto que no quería dejar mis impulsos que echara a perder lo que ella había preparado, solo me deje a su merced. Después que me besó, me miró y sin decir nada me llevó a la cama, me sentó en el borde pero antes de sentarme me levantó la túnica sin sacármela, solo la levanto a la altura de la cintura y ahí me dejó caer, yo solo le di una sonrisa, y no deje de verla, se veía tan linda, era como Helena de Troya, estaba embobado con solo verla.
Bella se sentó en mis piernas solo que puso las piernas en la cama a cada lado de mi cuerpo, me quedé paralizado, ya que esa pose nunca lo habíamos hecho, la tomé de sus nalgas para que no perdiera el equilibrio y se puso encima de mi miembro que ya estaba erecto para recibirla. Ella me lo tomó y lo acomodó en su entrada y comenzó a entrar en ella. Bella no dejaba de mirarme, comenzó a moverse en círculos haciendo que mi virilidad se hinchara y creciera más de lo que estaba. Apretaba sus nalgas cada vez que su vaivén se hacía más rápido, y me encantaba la fricción que se hacía. Mi pelvis rozaba su clítoris y cada vez lo sentía Bella daba un gemido, esa posición era muy rica, podía verla de frente, ver como sus pechos se movían en cada envestida que teníamos, y mejor aún sentir como nuestros cuerpos se fusionaban tan bien.
A pesar que aun estábamos vestidos, con nuestras túnicas. Sentíamos nuestros cuerpos sudorosos, en un cerrar de ojo le saqué la túnica por arriba a mi esposa, deseaba besar sus pechos, y sentir su sabor en mi boca. Mientras entraba y salía de me apoderé de esos montes que me tenían al borde de la locura. Bella me trastornaba, de tal manera que el deseo por ella era tan exquisito, de pronto sentí como mi esposa llegaba a su primer orgasmo, comenzó a moverse más rápido quería llegar junto con ella, y lo logramos acabamos los dos, teniendo unos espasmos en nuestras zonas más sensibles.
Quedamos los dos muy sudorosos, ella terminó de sacarme la túnica y quedar los dos completamente desnudos. Nos quedamos así por un unos minutos solo besando nuestros hombros, cuellos y labios.
-te amo esposa mía- le dije besando su clavícula.
-y yo a ti bebé- me dijo así como me gustaba, me sentía protegido por ella cada vez que me llamaba como su bebé.
Después de haber descansado en nuestros brazos, yo quería más, ahora yo tomé las riendas y la tomé de sus nalgas y nos levantamos de la cama y la llevé al centro de la cama y me puse encima de ella. La besé por todas partes, no dejé espacio en donde mis labios pasaran. Bella comenzó a jadear y gemir que quería más, sobre todo cuando llegué a la delicia de su centro, lo acaricié y empapé mis manos con sus jugos y después me los llevé a la boca para saborearla de forma más sexy, no esperé más y posé mi boca en sus pliegues y comencé a saborearla como a ella le gustaba.
Bella se arqueo tomando mi rostro y llevándola a su boca, abrió sus piernas para indicarme que quería sentirme en ella, yo inmediatamente me posesioné de ella y la penetre lentamente, de una manera tortuosa, pero eso quería, deseaba que mi esposa me lo pidiera, me encantaba eso, y lo conseguí. Bella comenzó a rogarme y sin más le concedí su petición, hice que llegáramos una vez más al olimpo.
Esa noche fue maravillosa hicimos el amor unas dos veces más hasta quedar exhaustos, nos quedamos dormidos sin soltarnos de nuestros brazos.
El despertar en sus brazos era una sensación maravillosa, verla con sus ojitos cerrados respirando en forma pausada, con una sonrisa en sus labios, una paz que emana cada vez que estaba a su lado. Esta mujer era mi todo, la amaba tanto y sabía que era y sería mía por el resto de nuestras vidas.
Al día siguiente, regresábamos a Forks, a nuestras vidas, bueno mejor dicho a nuestra nueva vida, el comienzo de una vida llena de amor y de muchos regalos que la vida nos ofrecería.
Capítulo 25: "Mía, solo mía"
EPOV
Estas tres semanas habían sido la más hermosas de mi vida, no me había imaginado nunca que mi vida sería tan completa junto a Bella, ella era espléndida en todo, durante estos días en Santorini me había mostrado varias faceta de su personalidad escondida. La que más me ha sorprendido es la manera de amarme en la intimidad. Claro, durante nuestro noviazgo salió algo de lo que ella desconocía, y era lo fogosa que podía ser.
Cada vez que hacíamos el amor, ella me sorprendía con algo nuevo, era innovadora en todo lo que hacíamos, no sé donde salían aquellas cosas pero me gustaba que fuese así. Aunque cuando éramos lo más normal creo que disfrutábamos de igual manera. No me importaba en todo caso, solo importaba darle en el gusto y hacerla feliz.
Un día recorriendo las Islas, habíamos arrendado un yate solo para nosotros, las distancias entre islas no era mucha así que aproveché así de darme el lujo de manejarlo, mi esposa al ver que yo lo haría y que iríamos solos a nuestro tour me miró de forma pícara. Se me vino a la mente inmediatamente lo que se le había ocurrido en su cabecita tan lujuriosa.
Llevábamos varios kilómetros desde la orilla cuando Bella vino a mí y me tomó por detrás, mientras yo seguía en el timón de la nave, al principio me gustó ya que se sentía muy bien, sentía su calor y sus manitas acariciándome el pecho, en ese momento Bella me habló.
-¿bebé, por qué no apagas el motor, y quedémonos unos minutos anclados viendo lo maravilloso que se ve el agua?- lo dijo tan sensualmente, que supe lo que quería en realidad.
-ok, mi vida, a su orden esta su capitán- inmediatamente apagué el motor y me puse frente a ella. –¿qué tienes en mente esposa mía?
-mmm bueno,… me dieron ganas de mi esposo y de pedirle que me haga el amor en la cubierta- me dijo en forma tan sensual que hizo estremecerme en ese instante.
La tomé de la cintura y la cargué hasta llegar al sitio donde me sugirió ella, el agua se ve veía tan hermosa reflejándose el hermoso cielo celeste en él. Sin dejarla de besar la puse en el suelo donde había una manta y unos cojines que ya había puesto ella, tenía todo preparado.
La puse en el sitio y sin más, nuestro beso se puso más intenso, Bella comenzó a desabrochar la camisa que llevaba sentí sus caricias en mi pecho y abdomen, el solo contacto de sus manos en mi piel hacían que mi cuerpo reaccionara rápidamente. Al quedarme descubierto yo no tarde de sacarle su polera y el sostén de su bikini y dejar sus senos para mi deleite. Estaban tan duritos que no dudé en devorármelos con mi boca, era una cosa que me hacía volverme loco, desesperado, al sentir su sabor, ella comenzó a jadear y a decir entre cortado mi nombre. Me coloqué de lado hacía ella mientras ella estaba acostada besándome, su cintura la dobló y puso una pierna encima de mi cadera, sin decir nada ella comenzó a tocarse por detrás su vulva sin dejar mis labios.
-oh Edward… tócame…-me dijo mientras tomaba una de mis manos y la ponía encima de sus nalgas.
Yo comencé a tocarla hasta que me di cuenta que se estaba estimulando, yo ya había dejado sus labios para ir a morder y besar sus pechos. La brisa del mar egeo era sensacional, era tibio y eso hizo que estuviéramos más calientes de lo normal. En la misma posición en que estábamos le saque sus bragas dejándola solo con su faldita diminuta que andaba trayendo, comencé a tocar sus pliegues con mis dedos mientras ella tocaba mi miembro con la mano que estaba más cerca de él.
Bella bajó su pierna de mi cadera quedando a su lado y abrió las piernas para que siguiera con mi trabajo, ella tomó mi cuello con sus dos brazos y me comenzó a devorar.
-Ed…wa…rd, sigue, así, aahh- jadeando me dijo que siguiera con mis dedos en su vulva.
Yo disfrutaba cada vez que podía tocarla ahí ya que era una sensación única sentir sus jugos como salían por la excitación y cómo la hacía sentir placer con solo acariciarla en ese lugar. Escuchar como sus jadeos se hacían más fuertes y más rápidos hizo que mi erección fuese rápidamente entre su palma. Yo comencé a acompañarla en los jadeos ya que estaba más que excitado, estaba ardiendo por estar así en un lugar que no me lo había imaginado.
A medida que tocaba sus pliegues y presionaba su clítoris Bella se arqueaba, una vez más desesperadamente, puso su pierna encima de mis caderas para rozar su pelvis con la mía, gimió al sentir mi dura erección en su vientre, ella la tomó en su manito y la comenzó a pasar por toda su vagina, se separó de mi para mirarme, y dio una sonrisa de placer, mordiéndose su labio inferior, seguía en su labor, la pasaba por su clítoris hasta el límite de mi orificio, era una estimulación maravillosa.
-¿amor,…saboréame?-me dijo con desesperación y un poco de pudor.
-lo que tu quieras amor- sin más bajé a su vulva y comencé a degustar de su jugo que maravillosamente se sentía.
Su sabor me embriagaba cada vez que la probaba de esa manera, no escatimé dudar de ir con mi lengua a su entrada y comencé a introducirla mientras mi dedo pulgar jugaba con su botón que estaba durísimo de tanto placer que sentía.
Su entrada estaba más que lista para mí, antes de separarme de ella fui a succionar una vez más su clítoris y sus labios que solo era míos. Subí a su rostro y con un solo jadeo puse mi miembro en su entrada pero no la penetraba, quería escucharla, quería en ese momento que me rogara, que me pidiera que fuésemos uno. Bella solo me miraba haciendo que nuestras respiraciones se sintieran a unísono, de pronto, mi esposa me toma de los hombros y me dio vuelta y fue directamente a mi miembro y sin más se lo metió entero a su boca, haciendo gritar su nombre.
-¡Bel…la!-
Me mordió haciendo que gimiera, mi esposa había aprendido a darme placer con su boca que era una de las formas que disfrutaba mucho, comenzó a jugar con mi miembro mientras yo estaba más que listo, solo quería acabar dentro de ella, dentro de su cavidad vaginal, mientras chupaba toda mi erección se fue a mis testículos a besarlos y morderlos, con eso me enloqueció y la tomé bruscamente y la puse debajo de mí, y abrí sus piernas llevándolas a mi cintura la penetré de una, hasta lo más hondo de su cavidad, Bella gimió y una vez la comencé a bombear lo más fuerte posible con la preocupación de no hacerle daño.
-Amor, sigue así, dame más- me pidió mi hermosa esposa.
Y seguí así hasta que aumente mis movimientos a más rápidos, Bella se arqueaba, se apretaba a mí, enterraba sus pequeñas uñas en mi piel de la espalda, mientras que sentí como sus paredes comenzaron a tensarse y cerrase entre mi miembro y supe que se vendría junto conmigo, seguí penetrándola hasta que me liberé dentro de ella, mientras ella me pedía que no parara aún, que siguiera que le faltaba poco, lo hice y a los minutos que yo descargue todo mi semen en su interior ella explotó también haciendo que nuestro vaivén fuese más despacio hasta caer abrazados los dos jadeando de tanto placer que nos dábamos cuando estábamos en la intimidad.
Mi esposa era maravillosa, se le ocurría tantas cosas para que hiciéramos el amor, Grecia había despertado el espíritu de los dioses griegos hacia el amor, Bella era mi diosa del amor, no me cansaba de hacerla mía y no me cansaría jamás.
Sonaba tan lindo decir mi esposa, solo teníamos que disfrutar de las islas ya que después que llegáramos a nuestras vidas, tendríamos que volver al trabajo, bueno yo comenzaría a trabajar en el hospital y Bella seguiría como jefe de enfermería. Con solo pensar que ahora volvería a trabajar como el cirujano Cullen y no como el estudiante, me regocijaba al pensarlo y además que esta nueva etapa estaría para compartirla con mi esposa.
Después de vestirnos seguimos ese día nuestro rumbo para seguir conociendo todos los lugares que nos brindaba Santorini. Fuimos a la playa roja donde sus arenas son de ese color, fuimos otro día a bucear las aguas del Egeo, fue maravilloso y gracioso ya que Bella jamás se había puesto un traje de buceo pero aprendió inmediatamente. Creo que no nos faltó nada en visitar de todo lo que nos ofreció este maravilloso lugar. Creo que fue la mejor luna de miel junto a mi Bella. Este lugar es mágico.
Ya habían pasado rápidamente dos semanas y ya nos teníamos que ir a Atenas, ya que esa semana quería llevar a Bella a todos los lugares históricos que había soñado estar. Así que nos despedimos del gerente del hotel que se portó muy bien con nosotros y nos fuimos a la capital de Grecia. Tomamos la avioneta y al bajar nos fuimos al hotel Electra Palace que había alquilado por esa semana, era un hermoso lugar tenía una alberca en el último piso y se veía Acrópolis y en nuestra habitación también. Sabía que a mi esposa le gustaría.
Esa semana fue aún más maravillosa, Bella irradiaba alegría cada vez que estábamos en algún lugar histórico fuimos a visitamos la colina del Areópago, fuimos también al pequeño monte de Pnix. Además fuimos al Acrópolis y en ese lugar nos llevó un día entero, entramos al templo de Atenea, Puerta Beule donde estaba una estatua de Agripa; Los propileos eran donde estaban las columnas dóricas y jónicas y muros de sillares tan característicos de Grecia; el Erecteíon, El Partenón, El museo de Acrópolis, El Teatro de Dionisos entre otros. Los dos estábamos anonadados por tantas cosas hermosas, que solo habíamos visto en revistas o documentales en tv, era un sueño hecho realidad, y más me emocionaba que a Bella le brillaban sus ojos achocolatados cada vez que se quedaba viendo alguna estatua o escultura de alguien históricamente conocido.
Ya nos quedaba solo una noche en Atenas, y a pesar de que volveríamos a nuestras vidas y a nuestra casa, todo lo vivido en Grecia con mi esposa no lo podía dimensionar. Esa noche fue grandiosa, Bella me tenía una sorpresa mientras estábamos en la alberca ya se había oscurecido y me dejó solo y me dijo que bajara a la habitación en treinta minutos más. Yo como un esposo obediente lo hice y esperé ahí, me puse ansioso y no me imaginaba que era lo que me tenía preparado.
Ya era la hora y me dispuse a ir a donde mi amada esposa, subí tranquilamente, solo que la ansiedad me estaba volviendo loco, esa noche sabía que sería grandiosa. Con Bella podía esperar cualquier cosa y siempre terminábamos felices.
Llegué a la habitación y abrí silenciosamente y la habitación estaba con luz media, estaba decorada como en Grecia antigua, por lo menos ropa de cama, los candelabros con velas antiguas, de pronto sentí la voz de Bella.
-Amor desvístete y ponte lo que te dejé en la cama- me dijo sin verla, solo la escuché y no sabía donde estaba.
La vestimenta que me había dejado era un traje de griego antiguo, con una corona de olivo, al verlo me sonreí ya que la creatividad de mi esposa, me fascinaba, sin más me desvestí en ese lugar y me puse la vestimenta, que parecía más bien de romano que griego pero le di en el gusto a mi amada, cuando ya estaba listo le indique. Bella me volvió a hablar y me indicó que me quedara ahí mismo.
De repente me di cuanta que Bella estaba frente a mi con un farol antiguo en sus manos, se reflejaba su rostro hermoso con sus cabellos tomados y una corona de olivo igual a la mía, solo que su túnica era más sexy, con un hombro descubierto, se me abrió el apetito al verla así, el reflejo de la velas vi que estaba vestida solo con eso, no se le veía alguna ropa interior puesta, y eso me excitó inmediatamente, solo imaginando que debajo de esas ropas no andaba con nada más mis deseos de mi esposa aumentaron.
Dejó la luz en la mesa y me tomó de mi cuello y me acercó a ella y besó mi rostro, mis mejillas, mi nariz, mis ojos, mi frente, hasta que llegó a mis labios, la deseaba tanto que no quería dejar mis impulsos que echara a perder lo que ella había preparado, solo me deje a su merced. Después que me besó, me miró y sin decir nada me llevó a la cama, me sentó en el borde pero antes de sentarme me levantó la túnica sin sacármela, solo la levanto a la altura de la cintura y ahí me dejó caer, yo solo le di una sonrisa, y no deje de verla, se veía tan linda, era como Helena de Troya, estaba embobado con solo verla.
Bella se sentó en mis piernas solo que puso las piernas en la cama a cada lado de mi cuerpo, me quedé paralizado, ya que esa pose nunca lo habíamos hecho, la tomé de sus nalgas para que no perdiera el equilibrio y se puso encima de mi miembro que ya estaba erecto para recibirla. Ella me lo tomó y lo acomodó en su entrada y comenzó a entrar en ella. Bella no dejaba de mirarme, comenzó a moverse en círculos haciendo que mi virilidad se hinchara y creciera más de lo que estaba. Apretaba sus nalgas cada vez que su vaivén se hacía más rápido, y me encantaba la fricción que se hacía. Mi pelvis rozaba su clítoris y cada vez lo sentía Bella daba un gemido, esa posición era muy rica, podía verla de frente, ver como sus pechos se movían en cada envestida que teníamos, y mejor aún sentir como nuestros cuerpos se fusionaban tan bien.
A pesar que aun estábamos vestidos, con nuestras túnicas. Sentíamos nuestros cuerpos sudorosos, en un cerrar de ojo le saqué la túnica por arriba a mi esposa, deseaba besar sus pechos, y sentir su sabor en mi boca. Mientras entraba y salía de me apoderé de esos montes que me tenían al borde de la locura. Bella me trastornaba, de tal manera que el deseo por ella era tan exquisito, de pronto sentí como mi esposa llegaba a su primer orgasmo, comenzó a moverse más rápido quería llegar junto con ella, y lo logramos acabamos los dos, teniendo unos espasmos en nuestras zonas más sensibles.
Quedamos los dos muy sudorosos, ella terminó de sacarme la túnica y quedar los dos completamente desnudos. Nos quedamos así por un unos minutos solo besando nuestros hombros, cuellos y labios.
-te amo esposa mía- le dije besando su clavícula.
-y yo a ti bebé- me dijo así como me gustaba, me sentía protegido por ella cada vez que me llamaba como su bebé.
Después de haber descansado en nuestros brazos, yo quería más, ahora yo tomé las riendas y la tomé de sus nalgas y nos levantamos de la cama y la llevé al centro de la cama y me puse encima de ella. La besé por todas partes, no dejé espacio en donde mis labios pasaran. Bella comenzó a jadear y gemir que quería más, sobre todo cuando llegué a la delicia de su centro, lo acaricié y empapé mis manos con sus jugos y después me los llevé a la boca para saborearla de forma más sexy, no esperé más y posé mi boca en sus pliegues y comencé a saborearla como a ella le gustaba.
Bella se arqueo tomando mi rostro y llevándola a su boca, abrió sus piernas para indicarme que quería sentirme en ella, yo inmediatamente me posesioné de ella y la penetre lentamente, de una manera tortuosa, pero eso quería, deseaba que mi esposa me lo pidiera, me encantaba eso, y lo conseguí. Bella comenzó a rogarme y sin más le concedí su petición, hice que llegáramos una vez más al olimpo.
Esa noche fue maravillosa hicimos el amor unas dos veces más hasta quedar exhaustos, nos quedamos dormidos sin soltarnos de nuestros brazos.
El despertar en sus brazos era una sensación maravillosa, verla con sus ojitos cerrados respirando en forma pausada, con una sonrisa en sus labios, una paz que emana cada vez que estaba a su lado. Esta mujer era mi todo, la amaba tanto y sabía que era y sería mía por el resto de nuestras vidas.
Al día siguiente, regresábamos a Forks, a nuestras vidas, bueno mejor dicho a nuestra nueva vida, el comienzo de una vida llena de amor y de muchos regalos que la vida nos ofrecería.
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