Parte de él. (completo)

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Bueno aqui van 2 cap mas, les advierto son los ultimos q tiene la autora

La Tentacion no siempre es Buena.

- Bella… - lloriqueo Andrew, le di rápido una pastilla y un baso con agua

- Ah mi cabeza… - se quejo mi ángel

¿Será ese rostro angelical lo que me enamoro?

¿Habré visto su alma a través de sus ojos?

Pues, amo a mi dios con locura… no había sentido un amor tan grande como este por ningún chico que había conocido.

¿Seré ambiciosa?

Considerando que a ningún otro chico era bueno para mí según mi criterio, solo este hombre de cabello cobrizo que se queja de dolor de cabeza mientras se toma una pastilla.

Pero que consta que yo le dije a Andrew sobre sus hábitos de tomar, es muy joven aun. Me pregunto como será que yo sea mas joven y sea mas responsable… por eso me da la sensación de que soy como su niñera.

Parece de 13 años, aunque tenga ese cuerpo – admitamos que Andrew es bastante apuesto – que tal si el también cambio su edad como yo.

Imposible.

Andrew es mi Andrew. Espero que nunca vaya a cambiar.

Pasaron varias horas y con varias me refiero a más de 4 para que los chicos volvieran a tener memoria. Aunque me molesto las horas que se pasaron quejándose me gustaba que de algún modo ya me tuvieran ese tipo de confianza. ¿Quieren saber de los chicos de la banda?

¡Siguen dormidos!

Son tan parecidos que parecen gemelos.

Pero bien, estos momentos mirar a Edward tan indefenso, dan ganas de correr a el solo para abrazarlo. Aunque siempre quiero abrazarlo… no me gusta tener en mi mente la idea de pues acosarlo o algo por el estilo. Como el es un caballero y yo una dama – de 14 por cierto – no seria adecuado que sucediera.

- Bella – me dijo Edward, parecía como si nunca se hubiera emborrachado

- Si Edward…

- ¿quieres ir a mi apartamento?

- Eh…

Esa pregunta me puso muy nerviosa, mas aun que después de las pocas 3 horas que dormí al lado de Edward no reemplazan los días que eh pasado despierta.

- Vamos Isabella… - me dijo Andrew, no me gusta que me digan por mi nombre… le avente un zapato

- Hey – se empezó a reír – tranquila

- Te escribí una canción

¿Una canción? Aaawww mi hermoso, lo amo.

- C… claro que iré…

- Esta bien

Lo que más me ponía nerviosa de todo esto, es que Andrew tenía una tocada en otro lugar hoy así que no había motivo para poder negarle a Edward el quedarme a dormir en su apartamento. Bueno, con dormir es claro que el dormirá y yo mirare la televisión. Salimos al auto de Edward, ese volvo plateado que mi padre nunca quiso tener y mi madre rogaba por comprar. A Renee le gustaba ese carro porque mi tío lo tenia, me gustaba debo decir por el ligero ronroneo que sonaba, el silencio en el interior… es probablemente el único carro que puedo decir que me gustaba; hasta que lo chocaron.

- Bueno, este es mi hogar

Era impresionante, aun mas que el.

Si, era muy alumbrante, tenía decenas de discos en la pared, películas, libros.

Tenía sus guitarras a la vista, como si fueran una colección. Justo a lado de un gran piano blanco. Arriba del piano tenia un violín. Este chico era un músico en verdad.

Pero bueno viene de familia ¿cierto?

No podía creer que era posible amarlo mas, mucho mas de lo que ya lo amo.

La canción que había escrito para mi no era con letra, ya que el decía que su voz era pésima, pero la tonada de ese piano… las dulces notas que el mismo creo, me hacían sentir magia. Una magia que envolvía mi corazón y le daba cierto calor, un calor agradable. No tenía palabras.

- ¿Qué tienes Bella? ¿no te gusto?

- No es eso, - creo que estaba llorando, la verdad no sabia lo que hacia. No eran lagrimas de tristeza eran de asombro… no parpadee por segundos – es algo…

El puso una sonrisa que me hizo estremecer.

- Me alegra que te haya gustado

Ordeno una pizza para ambos, Andrew ya se había ido para probar el sonido, no entendía como podían comprender todo eso o como teniendo unos padres dueños de disqueras no tenían disco propio.

- Veras, Andrew si quiere disco propio y por eso quiere ganarse la popularidad de aquí, si ven que es así, debutara muy pronto.

- ¿Y tú?

- Yo solo disfruto con hacer mi música. No me importa nada más.

Su amor por este arte era tan puro que no le importaba mas, ese corazón era el que yo amaba. Esa actitud me fascinaba de el, era imposible ser alguien tan perfecto. Es imposible que alguien tan perfecto sea mió. Cuando pienso eso me dan ganas de llorar.

Quisiera tantas veces decirle la verdad…

¿Habrá alguien que lo merezca más que yo?

Vamos Isabella, reacciona.

Basta de lamentarte, de preocuparte… tienes a un ángel para ti sola.

Deberías aprovechar lo que dure.

- Bella ¿quieres tomar un baño?

Dios no… ¿apesto?

- claro…

Mientras caminaba a no se donde, porque no sabia donde estaba el baño. Me olisquee el cabello. Extrañaba mi shampoo de fresas. Ojala no huela a nada malo, lo dudo pero el apartamento de Andrew olía mucho a alcohol y sudor. Quizás se me pego.

- E… ed…

- Ve derecho, una puerta blanca.

Camine derecho hasta llegar a una especie de pasillo, la ultima puerta era blanca.

Al abrir una aroma a dulce llego a mi nariz, los azulejos eran azul claro y al fondo se encontraba una bañera.

Que obsesión con las bañeras… yo siempre quise una.

Agarre muchos botecitos que tenia en un estante cerca de la bañera y los leí, eran como sales de esas que no se para que sirven y pensé:”Edward es rico, puede comprarse mas” eche todo lo que venia dentro de ellas y me voltee para desvestirme.

Cuando voltee después de varios minutos la bañera estaba llena de espuma, no pude evitar el sentirme alegre. Cuando me metí el agua me relajo mucho, pero seguía riéndome. Me puse a jugar con la espuma. Era mas divertido de cómo lo hacían creer en las películas.

Empecé a tararear el tono de la dulce melodía que Edward me compuso, era muy relajante y lindo cuando esa canción resonaba en las paredes. Combinándolo con el aroma dulzon de la habitación.

- ¿Bella?

La voz de Edward resonó también en las paredes, olvide ponerle seguro. Lo bueno es que no podía mirarlo. Digo bueno para mi porque notaria mas lo roja que estaba.

- Te escuche cantando…

Se acerco más a mí hasta que se sentó a un lado de la tina, recargando su brazo en una de las orillas, agarrando espuma con su mano. Soplo la suave y aromática espuma, llegándome a la cara. Nos reímos los dos.

- No cantaba – me quite la espuma de la cara – estaba tarareando, que es diferente

Acaricio delicadamente mi mejilla.

- Me encanta el rubor de tus mejillas…

Me puse roja.

El se rió de mí.

- ¿Lo ves? Eres tan adorable

Mi chico dorado se acerco lentamente a mi, yo me puse muy nerviosa y recogí mis piernas con mis brazos en un intento de poder bajar la cabeza y esconderla. Después el sujeto con sus calidas manos mi rostro, quito un mechón de cabello de mi frente y me miro fijamente a los ojos… mordí mi labio, estos segundos juntos me hacían sentir algo maravilloso sus ojos mirando los míos, mi nariz deleitándose con el dulce aroma de su aliento, aguantando el deseo de besarlo…

Un impulso suyo lo hizo besarme, se aventó a mis labios como si no pudiera hacer otra cosa, un solo segundo y junto sus labios con los míos. Pero cuando lo hizo cayo a la bañera conmigo.

En 3 segundos mi rostro cambio de color, de rosa a rojo terminando casi en morado.

- ¡AAA! – grite como histérica, el puso ambas manos a cada lado de la tina para levantarse, yo había estirado mis piernas y estaba pataleando, el tenia sus piernas alrededor de las mías.

Me tape la cara mientras gritaba y en uno de mis pataleos…

Lo golpee…

En un lado que les aseguro, debió dolerle.

La dulce canción que el creo con sus manos y mente, con el conocimiento que tiene sobre todas las notas existentes. ¿Habrá sido obra del amor que tiene por mí? Quería pensar que así era.

Jale una toalla que estaba en una silla del lado derecho, que Edward no pensó en usar. Me envolví en ella avergonzada y Salí corriendo del baño, con la ropa en mano. Estaba tan avergonzada que me encerré en la habitación donde Edward dormía de algún modo ansiando que el regresara para pedirle perdón y aguantando las ganas de ir a ayudarlo.

Pero ¿Qué podía hacer?

Comencé a reírme, debo compensarlo de algún modo.

Las ganas de ir a su lado eran inevitables, más aun cuando la bella melodía estaba invadiendo mi mente y mi corazón.

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EDWARD POV

Melody Of You


Esa mirada suya tan penetrante, era la que me hizo mirarla por primera vez.

Seguía sentado en el piso del baño, lugar donde estuve los momentos de agonía que Bella me había causado, no esperaba que ella viniera a disculparse es solo que no puedo quitar de mi mente la mirada nerviosa de ella cuando me empecé a acercar hacia sus labios… la manera en que la espuma del agua cubría su pecho, el rubor en sus blancas y delicadas mejillas.

Esta mujer esta empezando a enloquecerme, como puede ser que en esos ojos líquidos color chocolate puedan flotar tantos sentimientos y transmitirme una emoción que con ninguna otra mujer había sentido.

Pasados unos minutos después de que Bella se fue corriendo a mi habitación me levante para tocar un poco el piano, pensar en ella me hacia desearla aun mas, no se porque mis pies terminaron encaminándose a el piano.

- O… oye Edward… - el tono de su voz me hacia imaginar su rostro.

- Dime… - mientras tocaba la bella melodía que me inspiro ella en sueños, esperaba que mi musa dijera algunas palabras.

- Lo… lo siento, no era mi intención… - ella seguía detrás de mí, en un momento pude imaginar que se sentaría a mi lado… la verdad es que anhelaba ver sus ojos mirándome…

Suspire un poco decepcionado.

Gire mi cuerpo hacía ella y pase mis brazos hacia su espalda, abrazándola, respirando el aroma de su blanca y pura piel, ¿será que idealizo demasiado a esta bella mujer?

- En verdad… - correspondió nerviosa a mi abrazo, ella era tan distinta y seria de todas las mujeres que había conocido pero a la vez era tan frágil.

Se que si yo no la trato con el cuidado con el que la eh tratado hasta ahora, se romperá. Ya que en su alma tiene cierta inocencia… que me fascina.

Sus delgadas y frágiles manos dudaban si abrazarme fuerte o no, yo sonreía oculto en su abdomen, pues eran tantos los detalles que me hacían adorarla un poco más…

Cuando tocaba el piano me veía con una adoración que no podría explicar, ¿no verá ella que la miro con igual sentimiento? Noto que de vez en cuanto ella presiente mis sentimientos por ella, lo demuestra colorando sus mejillas inconcientemente.

Tantas noches soñando con ella desde que la mire en aquel club… como si fuera una aparición celestial… como si viniera un ángel a robarse mi alma, indicándome que ella era la que vendría a sacarme de esta soledad.

Pues ¿todos pensaran que en verdad soy feliz? Tener dinero no es lo mismo que tener felicidad. Puedo ser tan serio que dormirían al hablar conmigo, puedo tener días tan mal carácter que solo me encierro en mi apartamento, tocando el piano sin importar las quejas de mis queridos vecinos. Pero esta delicada rosa sacaba otras facetas de mi mismo que creía que había dejado desde hace años, muchos sentimientos que vivían enterrados dentro de mi. ¿Será ella la indicada?

Creo que desde el momento en que la bese lo supe.

- Bella… - el sol comenzaba a ocultarse rápidamente en ese cielo tan inspirador

Mi musa, aquella que veía en cada estrella al buscar la luna, titubeo mi nombre al responder.

- ¿E…Edward?

- Se está haciendo tarde…

- Lo se… - note un ligero sonrojo en sus mejillas

- Si deseas, puedes quedarte aquí conmigo.

Su rostro tuvo un interesante cambio de expresión, como de sorpresa. Espero no piense que quiero hacerle algún mal solo deseo tenerla conmigo cada momento que pueda.

- E… esta bien…

Sentí como se fue extendiendo mi sonrisa, no pude resistir ir hacia ella y sostenerla entre mis brazos. Quiero que sea mía para cuidarla, que se sienta cómoda conmigo. Ya que es la mujer con la que quiero compartir la vida.

- Oye Edward… ¿un hombre puede vivir de la música?

Su pregunta me impresiono un poco.

- No lo creo… - pareció desilusionarse – bueno, la mayoría de la gente piensa que no… - puso un poco mas de interés en mi respuesta, se veía algo ilusionada – pero creo que un hombre no necesita de dinero para vivir… si puede ser libre con solo una guitarra.

Se rió un poco.

- Si, yo opino lo mismo…

- ¿vendrías conmigo si decidiera hacer eso?

Me puse a estudiar su rostro, pues en realidad, por el modo en que arrugo su frente empezó a pensar seriamente en una respuesta para darme.

- Si lo haría… - sus mejillas… ¿siempre tenían esa adorable tonalidad? - pero no canto tan bien… así que no te garantizo nada…

Ambos nos reímos con esa respuesta, era imposible que yo haya conseguido una mujer como esta… ¿Cómo es que ahora la tengo tan cerca? Y como es que tengo tanta suerte de tenerla. Pero la pregunta mas importante quizás es… ¿Cómo es que puedo interesarle?

Pasadas unas horas, ella se levanto mientras hablábamos y se fue directamente a la cama, ni siquiera había probado la cena que le prepare solamente como si ella supiera que en ese momento caería, como si supiera que su hechizo terminaba a media noche.

Yo solamente la deje moverse libremente para que se acostumbrara a este ambiente a su paso, creo que quiero que se acostumbre a este lugar… hasta que llegue el día en que quiera quedarse aquí conmigo por siempre, no me importa mucho que no tenga el dinero para mantenerse a ella misma. Desde un principio Andrew me dijo que tan solo traía unos cuantos billetes. Solo me importaba ella, solo ella.

Guarde la cena que podía servir para mañana o para alimentar a los miembros de la banda, lave los platos en los que ninguno de los dos comió, limpie un poco el lugar para que al siguiente día al despertar ella se sintiera más cómoda que hoy. Salí también hacia una puerta que ella no quiso abrir en su estadía aquí y corte una preciosa rosa roja, para que al despertar la viera y de algún modo sintiera un poco del enorme amor que le tenía.

Aun cuando ella se ponía nerviosa al hablarme, lo hacía… este amor que tengo por ella espero que un día pueda sentirlo venir desde su corazón, para que ambos se fundan calidamente y así hacer que nunca, vuelvan a salir lagrimas de esos ojos.

Coloque la rosa roja en el buró del lado izquierdo de donde ella se encontraba, después tratando de controlar mi deseo por ella me recosté a su lado.

Su fina silueta era delineada por la sabana blanca, las curvas que tenía me obligaban a tocarla pero era ella mi Bella, mi rosa. No podía hacerlo.

Simplemente coloque mi mano en su cintura y me acerque a ella.

Su respiración era tan tranquila… mientras que a mi me costaba respirar, este momento era tan perfecto que no quería que ningún movimiento mió lo arruinara.

Admire por un momento su rostro angelical, esos labios tan dulces descansaban uno sobre el otro, tan delgados y trémulos… quería ser el único que los tocara desde hoy, porque aunque ella no es completamente mía… quiero que lo sea, quiero ser el único en sus sueños como ella lo es en los míos. Aunque suene egoísta el decirlo… ansió que solo suspire al escuchar mi nombre. Seamos tan jóvenes como seamos… el amor que le tengo es mucho mayor al que puede tener un hombre común por su esposa, es como el amor de un artista hacía su pasión, tan libre como deseo que lo seamos…

Un día espero, cuando nuestro amor sea lo suficientemente fuerte… huir de este lugar los dos para iniciar un futuro juntos.

Bella… ¿acaso imaginaras la magnitud de mis sentimientos?

Espero que un día lo comprendas…

Es algo gracioso pensar, como puedo amarte tanto… pensar tanto en ti, mientras tu frente a mi duermes tan profundamente.

Pequeña…desde que te vi aquella vez en el bar, te convertiste en el centro de mi mundo…

Inconcientemente ella se volteó hacía otro lado, cambie de posición mi brazo para que se sintiera un poco más cómoda, después acerque mi cuerpo al suyo, sintiendo como poco a poco me llenaba de su calor y me acerque a su oído para susurrarle dulcemente, lo que gritaba mi corazón:

- Te amo Bella…

Siempre, quiero decírtelo, siempre…