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Un amor en 1920 (Completo)
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
ps chiks yo creo q jake tambien esta enamorado, ojala sea asi, tal vez bella pueda desacer ese mtrimonio
Bbra- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
sera yo no creo
Irina Denali- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
si"!!!!!!!!!!!!!!!!!
les apuesto que aparecera un personaje con el nombre de Reneesme
les apuesto que aparecera un personaje con el nombre de Reneesme
Zafrina- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
ojala aparzca otra y le deje el camino para que Bella y Edwrad esten juntos
Atal- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
pero faltaria charlie....
que hacemos con el?????
que hacemos con el?????
Zafrina- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
le damos un buen puñetazo y le hacemos reaccionar o no?
Atal- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
siii!!!!! y ponemos a carlisle al lado!!!!
Zafrina- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
jajaj q malas somos
Atal- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
pero es que ellos tienen la culpa!!!!!!!!!!!!!
porque no deajar que se expresen su amor???
porque no deajar que se expresen su amor???
Zafrina- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
si pero Edward deberia haber sido mas valiente y haber luchado por Bella y ella tambien..
Atal- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
siii, en eso se calló la autora... aunque para que vamos a andar con cosas,... en luna nueva, edward no lucho mucho que digamos, y en eclipse ya le queria dejar el camino libre a jacob...
pero al menos no fue malo cn ella!!!!!!!!!
pero al menos no fue malo cn ella!!!!!!!!!
Zafrina- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
bueno ahí se ve que no es tan perfecto que digamos
Atal- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
Barbara me meti al foro que mencionaste!!
Bien me presento, me llamo Loredana y soy la autora del fic!!
jajaj que bueno que a las chicas de aca les gusto la idea!!
por ahi lei que no les gustaba que Edward fuera así, pero bueno
él aquí es humano así que no podia ser perfecto!
por otra parte tampoco es muy luchador en los libros, bueno despues si
cuando se da cuenta qye Bella realmente lo ama!
de ahí mi idea que fuese así!
por otra parte, ¿porque solo Bella tiene que sentir que es menos para él?
aqui es a la inversa, y nada gracias por leer aca tambien la historia!
no dejo el link original para no hechar a perder la tensión que tienes aca
un beso, bye ^^
Bien me presento, me llamo Loredana y soy la autora del fic!!
jajaj que bueno que a las chicas de aca les gusto la idea!!
por ahi lei que no les gustaba que Edward fuera así, pero bueno
él aquí es humano así que no podia ser perfecto!
por otra parte tampoco es muy luchador en los libros, bueno despues si
cuando se da cuenta qye Bella realmente lo ama!
de ahí mi idea que fuese así!
por otra parte, ¿porque solo Bella tiene que sentir que es menos para él?
aqui es a la inversa, y nada gracias por leer aca tambien la historia!
no dejo el link original para no hechar a perder la tensión que tienes aca
un beso, bye ^^
L0kii- Cantidad de envíos : 1
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
amiga¡¡¡¡ que rico que estes con nosotras yo soy atalvira, es un gusto tenerte entre nosotras, sientete libre en comentar y en publicar tus escritos en todo , un besito y
Atal- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
L0kii escribió:Barbara me meti al foro que mencionaste!!
Bien me presento, me llamo Loredana y soy la autora del fic!!
jajaj que bueno que a las chicas de aca les gusto la idea!!
por ahi lei que no les gustaba que Edward fuera así, pero bueno
él aquí es humano así que no podia ser perfecto!
por otra parte tampoco es muy luchador en los libros, bueno despues si
cuando se da cuenta qye Bella realmente lo ama!
de ahí mi idea que fuese así!
por otra parte, ¿porque solo Bella tiene que sentir que es menos para él?
aqui es a la inversa, y nada gracias por leer aca tambien la historia!
no dejo el link original para no hechar a perder la tensión que tienes aca
un beso, bye ^^
guau, que honor
me encanta el fic....
yo soy kate, y como decia atal. encantadas estariamos de leer tus escritos
Zafrina- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
L0kii escribió:Barbara me meti al foro que mencionaste!!
Bien me presento, me llamo Loredana y soy la autora del fic!!
jajaj que bueno que a las chicas de aca les gusto la idea!!
por ahi lei que no les gustaba que Edward fuera así, pero bueno
él aquí es humano así que no podia ser perfecto!
por otra parte tampoco es muy luchador en los libros, bueno despues si
cuando se da cuenta qye Bella realmente lo ama!
de ahí mi idea que fuese así!
por otra parte, ¿porque solo Bella tiene que sentir que es menos para él?
aqui es a la inversa, y nada gracias por leer aca tambien la historia!
no dejo el link original para no hechar a perder la tensión que tienes aca
un beso, bye ^^
Bienvenida lore
espero q el foro te guste
y bueno chiks se que las tengo abandonadas con el fic asi les pondre otro cap
Bbra- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
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Cuando me separó de su abrazo dirigí mi vista tímidamente a su rostro en el que observe… ¿una enorme sonrisa?… esperen, esperen, esperen, ¿Por qué esta riendo? Si prácticamente le dije que me estaban obligando a estar con él, su reacción no debería ser de ¿tristeza u odio?
-Bella no me mal interpretes, eres una mujer fantástica y cualquier hombre mataría por convertirse en tu esposo y te quiero mucho, pero yo tampoco te amo- estaba avergonzado por su confesión y yo algo confundida, si no me amaba como yo pensaba ¿Por qué huyo cuando me beso? ¿Por qué acepto casarse conmigo? Tenia muchas dudas en mi cabeza y necesitaba hacérselas saber, se que Jake no es una mala persona pero por unos segundos paso la idea de que quizás esto me lo dice para no ser vulnerable ante mi confesión y ahora quiera vengarse y cuando nos casemos me tratara de lo peor…no, no, Jake no es así.
-Jake, entonces… como… no entiendo- intente decirle, pero eran tantas las preguntas que tenia en mente que intentaba decirlas todas de una vez sin siquiera poder formular una.
-Quiero explicarte varias cosas, de hecho a eso venia, a contarte la verdad- tomo aire y continuo- No quiero que pienses mal de mi, te quiero y mucho pero como una gran amiga, Bella cuando te bese más que nada lo hice para saber si algún día podría llegar a sentir algo más que cariño de amigos, algo como amor, el amor que se necesita para dar un paso tan importante como el matrimonio, pues una vez este acto se halla concretado no hay vuelta atrás.
-Entonces ¿te paso algo cuando me besaste?- le pregunte algo ruborizada, no es fácil hablar de estas cosas.
-Bella, no quiero que pienses que te utilice, pero hay algo más halla de un beso, yo… yo estoy enamorado de otra persona, yo la había visto a ella antes que a ti y nos besamos, pero ella me aseguro que no podría ser y me dijo que ese beso nada había sido, que yo estaba confundiendo las cosas y por eso te bese- me dijo mientras agachaba la cabeza, yo no sabia que pensar, en parte estaba feliz por él, feliz de saber que no lo lastime, pero a la vez me sentía celosa, celosa de saber que amaba a otra de la cual podría luchar, su situación es diferente a la mía al ser el hombre, su padre respetaría sus decisiones.
-¿Por qué no estas con ella?- le pregunte confundida, si yo estuviera en su lugar no estaría dándole explicaciones, estaría en estos momentos devorándome los labios de Edward, intentando por todos los medios poder al fin consumar nuestro amor.
-Ella, según mi padre no es como yo, uno de esos días que estuve esperando por ti fui al mercado a conocer como estaba de cambiada la ciudad pero cuando la vi a ella todo cambio, Bella, desde ese momento ilumino mi corazón, pero ella…- no pudo terminar de hablar, pero algo en mi interior me hacia entenderlo y lo abrace, pues se notaba triste, aunque no entendía a que se refería con eso de que su padre no lo ve como a él ¿Qué acaso tiene tres ojos? O ¿es de otro planeta?, pero tontamente comprendí cuando un click sonó en mi cabeza y me di cuenta de lo que realmente me decía y por que realmente lo entendía, estaba en el mercado cuando conoció a la chica.
-La chica es ¿De otro nivel social?- le pregunte tímidamente, no quería herirlo si me equivocaba pero si estaba en lo correcto no quería sonar como si lo estuviese juzgando, quien mejor que yo para entenderlo. Cuando le pregunte él solo asintió, necesitaba darle apoyo y que mejor que contándole mi verdad para que no se sintiera tan mal consigo mismo.
-Sabes- le dije para llamar su atención –Edward es el hombre más maravilloso del mundo, realmente él me robo el corazón pero para mi padre eso no seria suficiente, él es el hijo de Esme sabes- sus ojos se abrieron como plato.
-¿Cuándo estuviste en el campo fue para estar con él?- este chico si que piensa rápido, pero que sacaba con negarlo, sobre todo a él y en este momento que estábamos teniendo de tanta sinceridad.
-Así es, aunque en un principio solo fue para alejarme de esta asquerosa ciudad, luego se dio todo con él, fueron los meses más mágicos de mi vida y no los cambiaria por nada, pero esos lindos recuerdos quedaron allá, así como recuerdos- le dije triste.
-Se a lo que te refieres, intente decirle a mi padre de ella, de cierta manera le insinué que quizás seria un problema en nuestro matrimonio si yo no te amaba, pero el me aseguro que eso llegaría con el tiempo así como lo fue para él con mi madre- su mirada cambio de triste a feliz en segundos -Pero desde que conocí a Nessi, sabia que nada podría ser como mi padre quería.
-¿Nessi?- le pregunte, el asintió con una gran sonrisa y comprobé lo enamorado que estaba de la chica que de solo escuchar su nombre sus ojos brillaban -¿Qué vamos a hacer Jake?, de verdad te quiero pero esto va de mal en peor, ambos amamos a otras personas, nuestro matrimonio estaría construido a la fuerza, sin amor, solo con una linda amistad pero no serviría de nada.
-Lo se Bella, créeme cuando te digo que he intentado de todo con mi padre, cuando vio que insistía más de lo normal me pregunto si había conocido a alguien en Europa, no supe que decirle pues lo conozco y no quisiera que le hiciera algo a Nessi si sabia que era por ella que yo estoy dudando, cuando noto mi silencio pensó que así era y me aseguro que no era nada de malo tener amantes, que las esposas son para el hogar y criar a los hijos pero si quería tener otras aventurillas como le llama él, que no seria un problema siempre y cuando sea cuidadoso de no dañar tu reputación.
-¿Nessi sabe que estas comprometido?- le pregunte al pensar que quizás nuestra situación es mucho, mucho más parecida de lo que se esperara.
-Si, lo sabe he incluso a escuchado de ti, ella trabaja con Jasper y escucho de él hablar maravillas de ti y bueno ya entenderás lo celosa que se puso, no me cree cuando le digo que es a ella a quien amo, pues ve lo hermosa y lo diferente que eres y en lo mucho que nos parecemos, pero es entendible, cualquiera estaría celosa de ti, pero no ella, si yo la amo Bella- Jacob tomo su rostro con sus manos, se sentía angustiado al igual que yo, incomprendido he impotente por la situación.
-Jake lo se, se como te sientes, imagínate que yo me he sentido así mucho más tiempo que tu, pero al menos yo tuve mis meses de gloria pero cuando llegue aquí de nuevo con mi padre fue como estar muerta en vida, Edward no quiere luchar y lo comprendo, no vale la pena si yo no pongo de mi parte, solo quisiera que el realmente me crea cuando le digo que daría mi vida por estar con él, pero para mi padre eso no seria impedimento para intentar dañarlo- y esa era la cruda realidad, a lo largo de los años había descubierto varios actos de los que me avergonzaba he intentaba negármelos pero hacerlo ahora seria ilógico.
-Bella... ¿quisieras salir de paseo conmigo?- me pregunto de pronto como si hubiese tenido una epifanía.
-No lo se Jake, no tengo ánimos de salir al parque a poner caritas, con decirte que ni ganas de leer tengo- le dije desganada.
-No Bella, no me refería a una salida al parque o al teatro, me refiero a algo así como un paseo para despejarnos y relajarnos, prepara tu maleta, vuelvo por ti en una hora y media- vio que iba a protestar y negó con la cabeza para que no lo hiciera, me regalo una sonrisa como aquellas que hace semanas no veía.
Le seguí la corriente, quizás después de todo unos días fuera de todo esto seria bueno para mi, Esme apareció cuando terminaba de guardar algunos vestidos y parte de mis ahorros en la maleta.
-¿Dónde vas Bella?- me pregunto extrañada, ¿le debía de decir la verdad? Decirle que me iría con Jacob a algún lugar, no estaba segura, pero no podía mentirle a ella.
-Jake me invito a una especie de vacaciones por unos días- su rostro se desfiguro en una clara muestra de tristeza y desilusión ¿Cómo arreglar aquello? –De seguro será por el fin de semana- fue todo lo que pude decir, no dijo nada más y salio.
Puntualmente Jake llego después de una hora y media, Esme me entrego unos emparedados que había preparado para el viaje, aunque no sabia donde iríamos o que tan lejos los acepte gustosa, le di una sonrisa honesta a Esme, quien intento devolvérmela pero no fue suficiente para calmar la culpa, no podía explicarle que Jake no sentía nada por mi, nada al menos que pudiera cambiar mis sentimientos para con Edward, pues eso era un tema privado de él y no seria yo quien lo divulgaria.
Jake tomo mi maleta que la llevo al auto mientras yo me despedí de Esme sin decir palabra alguna. Me subí en el lado del copiloto y viajamos amenamente, Jake se veía bastante entusiasmado lo que era muy contagioso, conversamos de cosas triviales y de vez en cuando nos preguntábamos alguno que otro detalle de nuestras relaciones secretas. Prácticamente habíamos pasando todo el día viajando, lo que me estaba inquietando pues aún no me decía donde iríamos exactamente, solo me aseguro que pasaría los mejores días.
-Bella- me dijo girándose, mirándome serio y fijo a los ojos –Necesito pedirte algo y que lo cumplas al pie de la letra ¿serás capaz de hacerme caso? Pase lo que pase necesito que me hagas caso- me asuste, estaba como a la defensiva esperando mi respuesta.
-Si Jake, pero no me asustes, además a estas alturas ya no hacerte caso seria ridículo pues viajamos prácticamente todo el día para llegar aquí- le dije mientras señalaba el entorno donde estábamos.
-Bella, entraremos a un lugar- me dijo mientras del asiento trasero sacaba una capa negra y me la tendía –Necesito que pase lo que pase no te la quites y no hables, Bella esto es importante, tienes que seguirlo al pie de la letra, aunque tengas los deseos más grandes de hacer cualquier cosa, no puedes ¿entiendes?- me dijo, yo estaba nerviosa, nerviosa de lo que me estaba metiendo y de lo que estaba aceptando.
-Si Jake, confía en mi- tras decir eso Jake acelero un poco más el viaje, entramos finalmente a un pueblo bastante humilde. Me puse la capa escondiendo mi pelo y mis ropas como me aconsejo, bajamos el auto que estaciono frente a una casa algo descolorida y antes de golpear me recordó que no debía hablar, pasara lo que pasara. Esperamos unos minutos antes de que la puerta se abriera y tuve unas enormes ganas de mirar pues mi mente me estaba pasando una mala jugada, cuando la puerta se abrió sentí una brisa que trajo consigo un aroma poco común pero que reconocería incluso desde el infierno, pero no podía ser.
-Buenas tardes Edward- le dijo Jacob, ¡¿QUE?!
-¿Si?- le contesto una hermosa voz aterciopelada que provoco que me tensara y mi cuerpo reaccionara por si solo, mis brazos se movieron pero los detuve cuando escuche el carraspeo proveniente de Jake.
-Buenas tardes señor- le dijo mientras veía que alzaba su mano para tomar la de mi amado –Si no es mucho pedir, quisiera hablar con usted pero con algo más de privacidad, mi amigo aquí tiene una enfermedad y no puede tolerar mucho el sol- dijo mientras dejaba su mano en mi espalda, indicándome que pasara por la puerta. Me tense ante el hecho de encontrarme allí ¿Qué es lo que pretendía Jacob?
-¿Y bien?- le pregunto Edward – ¿Su amigo no se pondrá cómodo?- dijo mientras yo seguía de pie y ellos tomaban asiento, instantaneamente me senté al lado de Jacob sin emitir ruido alguno.
-No se preocupe de él, es algo diferente, bajo su capa se siente seguro, pero no viene a hablar aquí de él- le dijo –Esto es algo un poco más personal.
-Disculpe, pero aún no me dice lo principal, usted sabe quien soy, pero no tengo idea de quien es usted- le dijo amablemente y sabia que esto seria una complicación para poder entablar una conversación que era lo que venia buscando Jake.
-Primero que todo quiero decirle que necesito que me escuches y bueno, me presento- le dijo mientras nuevamente tendía su mano, vi como Edward le tendía la suya –Soy Jacob Black- y acto seguido Edward se paralizo y no pudo terminar el viaje de su mano a la de Jake, sabia que no lo hacia por enojo o ser mal educado, simplemente se veía consternado.
-Para que debo su visita Sr. Black- volvio a su posición en el sillon, su tono amable que había tenido minutos antes desapareció completamente, me sentía triste de escucharlo así, entre molesto y triste, eso me hizo recordar cuando nos volvimos a ver cuando llegue a la casa de campo meses atrás, cuando estaba a la defensiva conmigo.
-Necesito hablarle de Bella y explicarte ciertas cosas- no quería escuchar su negativa o quizás la rabia contenida que sentiría, me moví inquieta en mi puesto y Jake se acerco a mi -¿Qué pasa?- me pregunto bajito.
-Baño- fue lo único que le dije, ahora menos que nunca quería que Edward supiera que era yo quien estaba ahí.
-Disculpa, podías prestarle el baño a mi amigo, al parecer el viaje fue muy largo para su pequeño estomago.
-Por aquí- me indico, pase tan cerca de él que sentí con mayor intensidad su aroma, pero el miedo a su rechazo me hizo volver a la realidad y entrar casi corriendo al baño, entre me saque la capa y me moje el rostro intentando calmarme y recobrar la tranquilidad, observe mi reflejo en el espejo y parecía enferma, me senté en el inodoro pensando que es lo que buscaba Jacob. Finalmente cuando habían pasado unos largos minutos pero que para mi fueron simples segundos, decidí que ya era hora de salir repitiéndome a mi misma que Jake no haría nada para dañarme. Iba a tomar el pomo de la puerta cuando escuche alzarse la voz de Jake.
-Entiende Edward, no tuvo opciones, ella te ama, eres un imbécil si no luchas por ella, la he visto estos meses, intentando no hacerme sentir mal con su ausencia mental, intentando hacerme feliz sobre su propia felicidad, pero no más. Ella me ha dado el valor que necesitaba para tomar las riendas de mi propia vida y ella tiene ese mismo valor, solo que no puede hacerlo sola, necesita que tu tomes su mano.
-¿Por qué me dices todo esto? Tú te casaras con ella en unos meses, te aseguro que la amo pero si me entero que la haz dejado plantada en el altar te cortare el cuello- escucharlo defenderme así hizo que mi pecho se hinchara de orgullo, decidí salir. Estaban tan enfrascados con su conversación que ninguno de los dos le dio importancia a mi incorporación.
-Edward escúchate, mueres por ella, no hagas las cosas más difíciles, yo quiero mucho a esa pequeña terca y por su felicidad es que estoy aquí para hacerte entender que tienes que luchar por ella, es fácil hacerse el derrotado y ser cómodo echándole la culpa a ella de que todo lo malo es por su cobardía, tu no te quedas nada atrás con ello. Analiza en como te sientes en estos momentos y ahora duplícalo, es así como se siente ella, pues ella siente que es la absoluta culpable de lo que sucede.
-Es muy tarde- le dijo con su voz quebrada, me partía escucharlo así, pero lo que estaba diciendo Jake era la verdad, todos estos meses me he echado la culpa exclusiva por no poder estar juntos, pero quizás ¿si hubiese tenido su apoyo? Quizás las cosas hubiesen sido distintas, no lo juzgaría pues comprendía su dolor pero no quería perder más tiempo estando separada de él.
-Nunca es tarde para amar y demostrarlo- le dijo Jake, podía visualizar su sonrisa, él también pensaba luchar por Nessi y me alegraba ello, pues Jake es una hermosa persona que se merece encontrar la felicidad.
-Ella me odia por ser un cobarde, por no decirle cuanto la amo y luchar por ella como se merece- sentía que estaba por llorar, pero no lo permitiría pues un ángel no debía llorar, menos por mi culpa y en mi presencia.
-Jamás podría odiarte- le dije mientras me quitaba la capa dejando mi presencia a la vista y veía como se desfiguraban sus ojos ante mi presencia, de reojo vi como Jake sonreía –Edward, jamás podría dejar de amarte, no amo a Jake, ese sentimiento no tiene espacio en mi corazón cuando te amo como lo hago- le dije, el seguía inmóvil viéndome como si nunca lo hubiese hecho, pero de pronto su movimiento fue tan rápido e impensado que me sobresalte, pero cuando sentí sus brazos a mi alrededor todo se olvido, los meses que llore por su lejanía los olvide, olvide a mi padre, a Jake, a su familia, al mundo, olvide todo.
-Te amo- me dijo mientras me miraba y tenia lagrimas en su rostro, pero me sonreía feliz y dichoso, no me había dado cuenta que también estaba llorando hasta que paso sus dedos por mis mejillas limpiando las revoltosas lagrimas que caían de mis ojos. Note que estábamos solos, no sabia en que momento Jake nos había dado privacidad pero eso me hizo pensar que tenia que añadir un nuevo agradecimiento a las ya muchas cosas que había hecho por mi.
-Yo también te amo Edward- le dije y nos volvimos a besar pero con mas urgencia aún, un beso contenido de meses y liberado en minutos, pero ambos sabiendo que nos faltaría tiempo para besarnos y ponernos al día.
La puerta sonó débilmente, Edward me miro extrañado pero se dio cuenta que Jacob no estaba en el lugar así que fue a la puerta.
-Ya es hora de irnos Bella- me sentí morir, había estado muy poco tiempo con Edward como para ya tener que irme. Edward me miro lleno de tristeza –Lo siento, no lo pude resistir- dijo entre risitas Jake, mientras entraba con la maleta –Cuídala con tu vida- le dijo mirando a Edward –Su padre estará de vuelta en 8 días, así que vendré por ti en 7- Se puso a mi lado y me abrazo –Gracias por ser como eres, eres una excelente mujer, gracias por darme la fuerza que no encontraba y que hiciste ver que tenia- me beso la frente y se fue a la puerta, pero antes de salir se giro a Edward –Ahora seré yo quien te lo diga, si le haces daño juro que te arrancare la cabeza- lo miro serio pero me miro de reojo y me guiño.
-No será necesario- dijo mirándolo a él y luego a mi –Si llegase a sufrir por mi culpa, seria el primero en castigarme por ello- y me sonrió dándome confianza para que no tuviera más miedo.
-Recuerda siempre que tienes mucha suerte, Bella es única- le dijo tendiendo su mano a él.
-Lo se- le dijo aceptándosela –Gracias por esto- y le dio un tímido abrazo, que Jake le respondió.
-Recuerda Bella, una semana así que aprovéchalos sabiamente- y me guiño el ojo nuevamente dándome una mirada ¿picara?
-Gracias Jake- le dije acercándome a el dándole un fuerte abrazo para luego volver a los brazos de mi amor y despidiendo a Jake desde la puerta, cuando se perdió por el camino donde habíamos llegado, me voltee a Edward –Al fin juntos amor- le dije y lo volví a besar, pero esta vez le demostré hasta mi ultimo deseo, todo mi amor y pasión hacia él, si él tenia alguna duda de mis sentimientos, me prometí que esta semana le aclararía cualquier duda y la aprovecharía al máximo, como si no hubiese un mañana, como si dependiera mi vida en ello.
Cuando me separó de su abrazo dirigí mi vista tímidamente a su rostro en el que observe… ¿una enorme sonrisa?… esperen, esperen, esperen, ¿Por qué esta riendo? Si prácticamente le dije que me estaban obligando a estar con él, su reacción no debería ser de ¿tristeza u odio?
-Bella no me mal interpretes, eres una mujer fantástica y cualquier hombre mataría por convertirse en tu esposo y te quiero mucho, pero yo tampoco te amo- estaba avergonzado por su confesión y yo algo confundida, si no me amaba como yo pensaba ¿Por qué huyo cuando me beso? ¿Por qué acepto casarse conmigo? Tenia muchas dudas en mi cabeza y necesitaba hacérselas saber, se que Jake no es una mala persona pero por unos segundos paso la idea de que quizás esto me lo dice para no ser vulnerable ante mi confesión y ahora quiera vengarse y cuando nos casemos me tratara de lo peor…no, no, Jake no es así.
-Jake, entonces… como… no entiendo- intente decirle, pero eran tantas las preguntas que tenia en mente que intentaba decirlas todas de una vez sin siquiera poder formular una.
-Quiero explicarte varias cosas, de hecho a eso venia, a contarte la verdad- tomo aire y continuo- No quiero que pienses mal de mi, te quiero y mucho pero como una gran amiga, Bella cuando te bese más que nada lo hice para saber si algún día podría llegar a sentir algo más que cariño de amigos, algo como amor, el amor que se necesita para dar un paso tan importante como el matrimonio, pues una vez este acto se halla concretado no hay vuelta atrás.
-Entonces ¿te paso algo cuando me besaste?- le pregunte algo ruborizada, no es fácil hablar de estas cosas.
-Bella, no quiero que pienses que te utilice, pero hay algo más halla de un beso, yo… yo estoy enamorado de otra persona, yo la había visto a ella antes que a ti y nos besamos, pero ella me aseguro que no podría ser y me dijo que ese beso nada había sido, que yo estaba confundiendo las cosas y por eso te bese- me dijo mientras agachaba la cabeza, yo no sabia que pensar, en parte estaba feliz por él, feliz de saber que no lo lastime, pero a la vez me sentía celosa, celosa de saber que amaba a otra de la cual podría luchar, su situación es diferente a la mía al ser el hombre, su padre respetaría sus decisiones.
-¿Por qué no estas con ella?- le pregunte confundida, si yo estuviera en su lugar no estaría dándole explicaciones, estaría en estos momentos devorándome los labios de Edward, intentando por todos los medios poder al fin consumar nuestro amor.
-Ella, según mi padre no es como yo, uno de esos días que estuve esperando por ti fui al mercado a conocer como estaba de cambiada la ciudad pero cuando la vi a ella todo cambio, Bella, desde ese momento ilumino mi corazón, pero ella…- no pudo terminar de hablar, pero algo en mi interior me hacia entenderlo y lo abrace, pues se notaba triste, aunque no entendía a que se refería con eso de que su padre no lo ve como a él ¿Qué acaso tiene tres ojos? O ¿es de otro planeta?, pero tontamente comprendí cuando un click sonó en mi cabeza y me di cuenta de lo que realmente me decía y por que realmente lo entendía, estaba en el mercado cuando conoció a la chica.
-La chica es ¿De otro nivel social?- le pregunte tímidamente, no quería herirlo si me equivocaba pero si estaba en lo correcto no quería sonar como si lo estuviese juzgando, quien mejor que yo para entenderlo. Cuando le pregunte él solo asintió, necesitaba darle apoyo y que mejor que contándole mi verdad para que no se sintiera tan mal consigo mismo.
-Sabes- le dije para llamar su atención –Edward es el hombre más maravilloso del mundo, realmente él me robo el corazón pero para mi padre eso no seria suficiente, él es el hijo de Esme sabes- sus ojos se abrieron como plato.
-¿Cuándo estuviste en el campo fue para estar con él?- este chico si que piensa rápido, pero que sacaba con negarlo, sobre todo a él y en este momento que estábamos teniendo de tanta sinceridad.
-Así es, aunque en un principio solo fue para alejarme de esta asquerosa ciudad, luego se dio todo con él, fueron los meses más mágicos de mi vida y no los cambiaria por nada, pero esos lindos recuerdos quedaron allá, así como recuerdos- le dije triste.
-Se a lo que te refieres, intente decirle a mi padre de ella, de cierta manera le insinué que quizás seria un problema en nuestro matrimonio si yo no te amaba, pero el me aseguro que eso llegaría con el tiempo así como lo fue para él con mi madre- su mirada cambio de triste a feliz en segundos -Pero desde que conocí a Nessi, sabia que nada podría ser como mi padre quería.
-¿Nessi?- le pregunte, el asintió con una gran sonrisa y comprobé lo enamorado que estaba de la chica que de solo escuchar su nombre sus ojos brillaban -¿Qué vamos a hacer Jake?, de verdad te quiero pero esto va de mal en peor, ambos amamos a otras personas, nuestro matrimonio estaría construido a la fuerza, sin amor, solo con una linda amistad pero no serviría de nada.
-Lo se Bella, créeme cuando te digo que he intentado de todo con mi padre, cuando vio que insistía más de lo normal me pregunto si había conocido a alguien en Europa, no supe que decirle pues lo conozco y no quisiera que le hiciera algo a Nessi si sabia que era por ella que yo estoy dudando, cuando noto mi silencio pensó que así era y me aseguro que no era nada de malo tener amantes, que las esposas son para el hogar y criar a los hijos pero si quería tener otras aventurillas como le llama él, que no seria un problema siempre y cuando sea cuidadoso de no dañar tu reputación.
-¿Nessi sabe que estas comprometido?- le pregunte al pensar que quizás nuestra situación es mucho, mucho más parecida de lo que se esperara.
-Si, lo sabe he incluso a escuchado de ti, ella trabaja con Jasper y escucho de él hablar maravillas de ti y bueno ya entenderás lo celosa que se puso, no me cree cuando le digo que es a ella a quien amo, pues ve lo hermosa y lo diferente que eres y en lo mucho que nos parecemos, pero es entendible, cualquiera estaría celosa de ti, pero no ella, si yo la amo Bella- Jacob tomo su rostro con sus manos, se sentía angustiado al igual que yo, incomprendido he impotente por la situación.
-Jake lo se, se como te sientes, imagínate que yo me he sentido así mucho más tiempo que tu, pero al menos yo tuve mis meses de gloria pero cuando llegue aquí de nuevo con mi padre fue como estar muerta en vida, Edward no quiere luchar y lo comprendo, no vale la pena si yo no pongo de mi parte, solo quisiera que el realmente me crea cuando le digo que daría mi vida por estar con él, pero para mi padre eso no seria impedimento para intentar dañarlo- y esa era la cruda realidad, a lo largo de los años había descubierto varios actos de los que me avergonzaba he intentaba negármelos pero hacerlo ahora seria ilógico.
-Bella... ¿quisieras salir de paseo conmigo?- me pregunto de pronto como si hubiese tenido una epifanía.
-No lo se Jake, no tengo ánimos de salir al parque a poner caritas, con decirte que ni ganas de leer tengo- le dije desganada.
-No Bella, no me refería a una salida al parque o al teatro, me refiero a algo así como un paseo para despejarnos y relajarnos, prepara tu maleta, vuelvo por ti en una hora y media- vio que iba a protestar y negó con la cabeza para que no lo hiciera, me regalo una sonrisa como aquellas que hace semanas no veía.
Le seguí la corriente, quizás después de todo unos días fuera de todo esto seria bueno para mi, Esme apareció cuando terminaba de guardar algunos vestidos y parte de mis ahorros en la maleta.
-¿Dónde vas Bella?- me pregunto extrañada, ¿le debía de decir la verdad? Decirle que me iría con Jacob a algún lugar, no estaba segura, pero no podía mentirle a ella.
-Jake me invito a una especie de vacaciones por unos días- su rostro se desfiguro en una clara muestra de tristeza y desilusión ¿Cómo arreglar aquello? –De seguro será por el fin de semana- fue todo lo que pude decir, no dijo nada más y salio.
Puntualmente Jake llego después de una hora y media, Esme me entrego unos emparedados que había preparado para el viaje, aunque no sabia donde iríamos o que tan lejos los acepte gustosa, le di una sonrisa honesta a Esme, quien intento devolvérmela pero no fue suficiente para calmar la culpa, no podía explicarle que Jake no sentía nada por mi, nada al menos que pudiera cambiar mis sentimientos para con Edward, pues eso era un tema privado de él y no seria yo quien lo divulgaria.
Jake tomo mi maleta que la llevo al auto mientras yo me despedí de Esme sin decir palabra alguna. Me subí en el lado del copiloto y viajamos amenamente, Jake se veía bastante entusiasmado lo que era muy contagioso, conversamos de cosas triviales y de vez en cuando nos preguntábamos alguno que otro detalle de nuestras relaciones secretas. Prácticamente habíamos pasando todo el día viajando, lo que me estaba inquietando pues aún no me decía donde iríamos exactamente, solo me aseguro que pasaría los mejores días.
-Bella- me dijo girándose, mirándome serio y fijo a los ojos –Necesito pedirte algo y que lo cumplas al pie de la letra ¿serás capaz de hacerme caso? Pase lo que pase necesito que me hagas caso- me asuste, estaba como a la defensiva esperando mi respuesta.
-Si Jake, pero no me asustes, además a estas alturas ya no hacerte caso seria ridículo pues viajamos prácticamente todo el día para llegar aquí- le dije mientras señalaba el entorno donde estábamos.
-Bella, entraremos a un lugar- me dijo mientras del asiento trasero sacaba una capa negra y me la tendía –Necesito que pase lo que pase no te la quites y no hables, Bella esto es importante, tienes que seguirlo al pie de la letra, aunque tengas los deseos más grandes de hacer cualquier cosa, no puedes ¿entiendes?- me dijo, yo estaba nerviosa, nerviosa de lo que me estaba metiendo y de lo que estaba aceptando.
-Si Jake, confía en mi- tras decir eso Jake acelero un poco más el viaje, entramos finalmente a un pueblo bastante humilde. Me puse la capa escondiendo mi pelo y mis ropas como me aconsejo, bajamos el auto que estaciono frente a una casa algo descolorida y antes de golpear me recordó que no debía hablar, pasara lo que pasara. Esperamos unos minutos antes de que la puerta se abriera y tuve unas enormes ganas de mirar pues mi mente me estaba pasando una mala jugada, cuando la puerta se abrió sentí una brisa que trajo consigo un aroma poco común pero que reconocería incluso desde el infierno, pero no podía ser.
-Buenas tardes Edward- le dijo Jacob, ¡¿QUE?!
-¿Si?- le contesto una hermosa voz aterciopelada que provoco que me tensara y mi cuerpo reaccionara por si solo, mis brazos se movieron pero los detuve cuando escuche el carraspeo proveniente de Jake.
-Buenas tardes señor- le dijo mientras veía que alzaba su mano para tomar la de mi amado –Si no es mucho pedir, quisiera hablar con usted pero con algo más de privacidad, mi amigo aquí tiene una enfermedad y no puede tolerar mucho el sol- dijo mientras dejaba su mano en mi espalda, indicándome que pasara por la puerta. Me tense ante el hecho de encontrarme allí ¿Qué es lo que pretendía Jacob?
-¿Y bien?- le pregunto Edward – ¿Su amigo no se pondrá cómodo?- dijo mientras yo seguía de pie y ellos tomaban asiento, instantaneamente me senté al lado de Jacob sin emitir ruido alguno.
-No se preocupe de él, es algo diferente, bajo su capa se siente seguro, pero no viene a hablar aquí de él- le dijo –Esto es algo un poco más personal.
-Disculpe, pero aún no me dice lo principal, usted sabe quien soy, pero no tengo idea de quien es usted- le dijo amablemente y sabia que esto seria una complicación para poder entablar una conversación que era lo que venia buscando Jake.
-Primero que todo quiero decirle que necesito que me escuches y bueno, me presento- le dijo mientras nuevamente tendía su mano, vi como Edward le tendía la suya –Soy Jacob Black- y acto seguido Edward se paralizo y no pudo terminar el viaje de su mano a la de Jake, sabia que no lo hacia por enojo o ser mal educado, simplemente se veía consternado.
-Para que debo su visita Sr. Black- volvio a su posición en el sillon, su tono amable que había tenido minutos antes desapareció completamente, me sentía triste de escucharlo así, entre molesto y triste, eso me hizo recordar cuando nos volvimos a ver cuando llegue a la casa de campo meses atrás, cuando estaba a la defensiva conmigo.
-Necesito hablarle de Bella y explicarte ciertas cosas- no quería escuchar su negativa o quizás la rabia contenida que sentiría, me moví inquieta en mi puesto y Jake se acerco a mi -¿Qué pasa?- me pregunto bajito.
-Baño- fue lo único que le dije, ahora menos que nunca quería que Edward supiera que era yo quien estaba ahí.
-Disculpa, podías prestarle el baño a mi amigo, al parecer el viaje fue muy largo para su pequeño estomago.
-Por aquí- me indico, pase tan cerca de él que sentí con mayor intensidad su aroma, pero el miedo a su rechazo me hizo volver a la realidad y entrar casi corriendo al baño, entre me saque la capa y me moje el rostro intentando calmarme y recobrar la tranquilidad, observe mi reflejo en el espejo y parecía enferma, me senté en el inodoro pensando que es lo que buscaba Jacob. Finalmente cuando habían pasado unos largos minutos pero que para mi fueron simples segundos, decidí que ya era hora de salir repitiéndome a mi misma que Jake no haría nada para dañarme. Iba a tomar el pomo de la puerta cuando escuche alzarse la voz de Jake.
-Entiende Edward, no tuvo opciones, ella te ama, eres un imbécil si no luchas por ella, la he visto estos meses, intentando no hacerme sentir mal con su ausencia mental, intentando hacerme feliz sobre su propia felicidad, pero no más. Ella me ha dado el valor que necesitaba para tomar las riendas de mi propia vida y ella tiene ese mismo valor, solo que no puede hacerlo sola, necesita que tu tomes su mano.
-¿Por qué me dices todo esto? Tú te casaras con ella en unos meses, te aseguro que la amo pero si me entero que la haz dejado plantada en el altar te cortare el cuello- escucharlo defenderme así hizo que mi pecho se hinchara de orgullo, decidí salir. Estaban tan enfrascados con su conversación que ninguno de los dos le dio importancia a mi incorporación.
-Edward escúchate, mueres por ella, no hagas las cosas más difíciles, yo quiero mucho a esa pequeña terca y por su felicidad es que estoy aquí para hacerte entender que tienes que luchar por ella, es fácil hacerse el derrotado y ser cómodo echándole la culpa a ella de que todo lo malo es por su cobardía, tu no te quedas nada atrás con ello. Analiza en como te sientes en estos momentos y ahora duplícalo, es así como se siente ella, pues ella siente que es la absoluta culpable de lo que sucede.
-Es muy tarde- le dijo con su voz quebrada, me partía escucharlo así, pero lo que estaba diciendo Jake era la verdad, todos estos meses me he echado la culpa exclusiva por no poder estar juntos, pero quizás ¿si hubiese tenido su apoyo? Quizás las cosas hubiesen sido distintas, no lo juzgaría pues comprendía su dolor pero no quería perder más tiempo estando separada de él.
-Nunca es tarde para amar y demostrarlo- le dijo Jake, podía visualizar su sonrisa, él también pensaba luchar por Nessi y me alegraba ello, pues Jake es una hermosa persona que se merece encontrar la felicidad.
-Ella me odia por ser un cobarde, por no decirle cuanto la amo y luchar por ella como se merece- sentía que estaba por llorar, pero no lo permitiría pues un ángel no debía llorar, menos por mi culpa y en mi presencia.
-Jamás podría odiarte- le dije mientras me quitaba la capa dejando mi presencia a la vista y veía como se desfiguraban sus ojos ante mi presencia, de reojo vi como Jake sonreía –Edward, jamás podría dejar de amarte, no amo a Jake, ese sentimiento no tiene espacio en mi corazón cuando te amo como lo hago- le dije, el seguía inmóvil viéndome como si nunca lo hubiese hecho, pero de pronto su movimiento fue tan rápido e impensado que me sobresalte, pero cuando sentí sus brazos a mi alrededor todo se olvido, los meses que llore por su lejanía los olvide, olvide a mi padre, a Jake, a su familia, al mundo, olvide todo.
-Te amo- me dijo mientras me miraba y tenia lagrimas en su rostro, pero me sonreía feliz y dichoso, no me había dado cuenta que también estaba llorando hasta que paso sus dedos por mis mejillas limpiando las revoltosas lagrimas que caían de mis ojos. Note que estábamos solos, no sabia en que momento Jake nos había dado privacidad pero eso me hizo pensar que tenia que añadir un nuevo agradecimiento a las ya muchas cosas que había hecho por mi.
-Yo también te amo Edward- le dije y nos volvimos a besar pero con mas urgencia aún, un beso contenido de meses y liberado en minutos, pero ambos sabiendo que nos faltaría tiempo para besarnos y ponernos al día.
La puerta sonó débilmente, Edward me miro extrañado pero se dio cuenta que Jacob no estaba en el lugar así que fue a la puerta.
-Ya es hora de irnos Bella- me sentí morir, había estado muy poco tiempo con Edward como para ya tener que irme. Edward me miro lleno de tristeza –Lo siento, no lo pude resistir- dijo entre risitas Jake, mientras entraba con la maleta –Cuídala con tu vida- le dijo mirando a Edward –Su padre estará de vuelta en 8 días, así que vendré por ti en 7- Se puso a mi lado y me abrazo –Gracias por ser como eres, eres una excelente mujer, gracias por darme la fuerza que no encontraba y que hiciste ver que tenia- me beso la frente y se fue a la puerta, pero antes de salir se giro a Edward –Ahora seré yo quien te lo diga, si le haces daño juro que te arrancare la cabeza- lo miro serio pero me miro de reojo y me guiño.
-No será necesario- dijo mirándolo a él y luego a mi –Si llegase a sufrir por mi culpa, seria el primero en castigarme por ello- y me sonrió dándome confianza para que no tuviera más miedo.
-Recuerda siempre que tienes mucha suerte, Bella es única- le dijo tendiendo su mano a él.
-Lo se- le dijo aceptándosela –Gracias por esto- y le dio un tímido abrazo, que Jake le respondió.
-Recuerda Bella, una semana así que aprovéchalos sabiamente- y me guiño el ojo nuevamente dándome una mirada ¿picara?
-Gracias Jake- le dije acercándome a el dándole un fuerte abrazo para luego volver a los brazos de mi amor y despidiendo a Jake desde la puerta, cuando se perdió por el camino donde habíamos llegado, me voltee a Edward –Al fin juntos amor- le dije y lo volví a besar, pero esta vez le demostré hasta mi ultimo deseo, todo mi amor y pasión hacia él, si él tenia alguna duda de mis sentimientos, me prometí que esta semana le aclararía cualquier duda y la aprovecharía al máximo, como si no hubiese un mañana, como si dependiera mi vida en ello.
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“Complicación”
Edward me pidió que lo esperara unas horas ahí en su casa ya que tenía que solucionar unos inconvenientes, pero nada de qué preocuparse, me llevo hasta su habitación diciéndome que si quería recostarme que lo hiciera con toda confianza en su cama, pues él dormiría en el sillón, además me aseguro que si no llegaba a la hora de la cena que no lo esperara, que me durmiera tranquila que en aquel lugar nadie me molestaría.
Una vez que Edward salió sin antes recordarme lo mucho que me ama y que desde hoy lucharía por mi aunque eso le costara la vida, me fui directo a mi maleta para encontrar ropa de cambio que utilizaría una vez después que me haya bañado, necesitaba relajarme y sacarme esa capa de sudor que había dejado la tensa conversación entre Jacob y Edward, antes de que éste le afirmara que me amaba y que temía que lo odiara. Pero me extraño cuando vi una maleta que no se parecía a la mía, me apresure junto a ella, la abrí y en efecto dentro de ella no reconocí nada como mío, sobre aquellas prendas había un sobre, lo tome, lo abrí y extraje la nota:
“Bella, disculpa mi falta de tacto ante toda esta situación por no haberte explicado lo que pensaba hacer, pero tras tu confesión pensé todo tan rápidamente que no sabía si resultaría fui directo con Nessi para contarle lo que pretendía hacer, ella en un principio estaba en desacuerdo pero finalmente la convencí y me ayudo a conseguir la dirección de Edward con su hermana pequeña, quien cuando supo que te llevaría con él se alegro, ¿debo suponer que ella sabe? , espero que no estés incomoda o puede que no resulten las cosas como espere, pero si no es así, en este momento estarás muy feliz porque arreglaste todo con Edward, yo por mi parte como debes de intuir, estaré con Nessi. Disculpa además por que tome tus cosas prestadas, veras, si quieres pasearte con Edward por las calles sin levantar sospechas necesitaras ropas adecuadas a tu situación, no quisiéramos que la gente hablara demás sobre lo bien acompañado que se encuentra un campesino con una damita de alta sociedad, debo decir que no solo lo pensé por ti, ya que esa misma situación me sucedería a mi si quisiera salir con Nessi, así que tenía pensado en prestarles tus vestidos, espero que no te moleste. Había un sobre dentro de la maleta, te prometo que no vi que había dentro solo lo cambie y lo deje en ésta maleta también cambie el bolsito donde llevas tus cosas de aseo personal junto con tu ropa intima, Bella realmente espero que todo nos resulte como anhelamos, tú en especial eres una gran chica así que mereces la felicidad que Edward te entregara, yo por mi parte intentare buscar lo mismo y cuando regresemos, junto enfrentaremos la realidad hacia nuestros padres, tu amigo incondicional, Jacob.”
Comencé a sonreír tras terminar de leer la nota de Jake, él inteligentemente había pensado en todos los detalles, inclusive en tan banales como lo era la vestimenta para salir sin preocupación, pensé que de seguro mi madre desde el cielo me estaba tendiendo una mano al enviarme a Jacob, finalmente tome una camisola y fui por ese tan ansiado baño, prepare una cena pequeña pues tenía la intuición que Edward no llegaría, de seguro vine a complicarle la vida y siempre el tan amable y caballero no lo reconocería. Deje un plato sobre la mesa por si Edward llegaba con hambre, finalmente cansada por el largo viaje me dirigí a la habitación de mi amado, era un cuarto bastante pequeño que consistía en una cama donde cabrían dos pero muy juntos, un velador que en el solo tenia una lámpara y un pequeño closet al lado de la puerta, pero con tal de estar con él aguantaría ello y mucho más, no necesitaba una antesala a mi habitación o un gran closet y una gran cama para vivir, de hecho estaba pensando que sería una ventajas tener una cama tan pequeña, pero eso sería absurdo pues por lo poco que habíamos conversado de aquel tema con Edward, sabía que la única manera que él me podría poner una mano encima, seria estando casados… pero quizás algo se podría hacer.
Me tomo mucho conciliar el sueño, si es que realmente lo conseguí, pues cuando escuche que la puerta principal se abría lentamente, salte de la cama y corrió al encuentro de mi amado.
-Bella cariño, discúlpame si te desperté- se excusó Edward al verme llegar junto a él.
-No amor, no me has despertado, si no he conseguido dormir, te extrañaba demasiado- le dije avergonzada mientras miraba al suelo tras decir lo mismo que una niña pequeña diría, pero yo no le tenía miedo a la oscuridad, sino que tenía miedo a que Edward desapareciera -¿Conseguiste solucionar aquello que fuiste a hacer?- le pregunte mientras él se acercaba a mí con una gran sonrisa.
-Sí, la verdad es que me fue mejor de lo que pensaba- me dijo –Fui con mi jefe para contarle que tenia visitas, para que me diera el día libre mañana, pero algo vio en mi que sintió curiosidad, así que le explique que mi novia me vino a visitar- me dijo mientras tomaba mi mano y dejaba un beso en ella -Mi novia de la cual estábamos separados por que su padre nos prohibía nuestro noviazgo, así que cuando supo que estarías aquí una semana, no dudo en darme a mí la semana libre- me dijo lleno de felicidad, felicidad que compartí ya que hace mucho no teníamos suerte y esto clasificaba como una y muy grande.
-Amor que alegría- le dije mientras inconscientemente se me salía un gran bostezo, Edward me tomo por la cintura divertido.
-Amor ¿Por qué no has podido dormir?- me pregunto entre preocupado y divertido aún.
-Es solo que…mmm…es solo que no podía dejar de pensar en ti y en que ahora que te tengo cerca no quiero alejarme de ti, te extrañe- le confesé ruborizada, si bien era la verdad no es fácil soltar de buenas a primeras todos tus sentimientos y tus miedos a la vez.
-Pequeña- me dijo mientras besaba mi frente -¿quieres que te acompañe, solo hasta que duermas?- me dijo acentuando la última palabra, y como bien sabia aunque no lo dijera lo sabía de todas formas.
-Te lo agradecería- le confirme –pero preferiría que no me dejaras, confió ciegamente en ti y sé que nunca te sobrepasarías- lamentablemente pensé, pero no entendía a que venía todo eso, pues nunca había pensado tanto en ello desde que nos separamos, era como si algo dentro de mi me sugiriera algo, pero que no conseguía descifrar el que.
-Gracias amor por tu confianza, pero no solo lo hago por eso amor, preferiría que no tentáramos a la suerte y al autocontrol que intento ejercer cuando estamos solos- ¿Cómo, acaso el también lo ha pensado? Imposible.
Caminamos juntos de la mano hasta su habitación, me metí en la cama y él sobre la colcha se quedo con las mismas ropas que traía en el día, comenzó a acariciar mis cabellos con sus suaves manos y a tararear una melodía que tenía que preguntarle de quien era pues me parecía hermosa pero sabía que tenía que hacerlo mañana pues su voz cada vez se escuchaba más lejana –Duerme mi pequeña, que siempre estaré aquí para velar tus sueños, te amo- y lo ultimo que recuerdo fue un tierno beso que dejo en mi frente.
Por la mañana desperté como nunca, llena de alegría, esperanza y entusiasmada por un nuevo día, era increíble lo que Edward podía provocar en mi, pues hace unos días atrás estaba sumergida en un pozo oscuro cayendo a toda velocidad pero que gracias a mi ángel y a mi buen amigo, es que en estos momentos estoy tan feliz, sintiendo como si viviera con mi esposo, en nuestra casita, como siempre lo soñé, pero me asuste cuando me gire para ver a mi ángel a mi lado, lo quería abrazas, besar y ver aquellos hermosos ojos que me quitan la respiración, pero en lugar de todo ello solo había un espacio vacío y helado, que me indicaba que había dejado el lugar hace ya un rato, salte de la cama preocupada al borde de las lagrimas pensando en que todo aquello había sido un sueño, desde que nos habíamos reencontrado y él afirmándome que lucharía por mí, hasta que estaba en su casa de la cual estaríamos juntos una semana, quizás aquel lugar seria una hostería a la que me había llevado Jacob como escala al lugar que él me llevaría, me volví a meter a la cama pero esta vez me lleve todas las mantas de la cama a la cabeza, me acurruque dentro a la altura de los pies para esconderme y dejar la vulnerabilidad fuera, todo había sido tan real y tan perfecto que me cachetee al permitirme dormir para luego despertar de aquel sueño que hubiese vivido eternamente aunque hubiese tenido que doparme de por vida –Por que tengo tan mala suerte Dios, porque me castigas con aquellos sueños tan reales, disfrute mientras me tenía en sus brazos y ahora me haces volverá la realidad donde el no quiere estar conmigo- decía en voz alta recriminándome por haberle permitido a mi cabeza soñar más de lo debido, escuche unas risitas divertidas al otro lado lo que me congelo, tenía que salir de ahí tarde o temprano. Así que lentamente empecé a mover las mantas y a subir había las almohadas para ver de seguro a Jacob riéndose de mí, pero grata fue mi sorpresa cuando me encontré con esos ojos.
-¡Edward!- grite, mientras intentaba desenvolverme de las mantas, pero se me estaba haciendo más difícil, provocando que me enredara aún más, iba a irme contra el suelo por mi torpeza cuando Edward rápidamente me agarra en el aire.
-Amor ten cuidado, no seas tan ansiosa- y me beso en los labios, yo no podía creer que fuera real, me había cuestionado tanto que todo había sido un sueño tras despertar sin él.
-¿Dónde estabas?- le pregunte, mientras inconscientemente se me formaba un puchero en los labios, al parecer a él le agrado pues me sonrió con ternura, besándome y agarrando mi labio con sus dientes de una manera muy seductora, lo que me llevo a soltar un pequeño gemido, él se tenso un poco y me dejo rápidamente en la cama.
-Fui por nuestro desayuno- dijo mientras tomaba la bandeja que de seguro dejo cuando entro a la habitación y la posiciono sobre la cama, sentándose a mi lado –Buenos días- me dijo lleno de felicidad –sabes, te ves muy tierna cuando te quejas como una niña pequeña y no pienso dejarte tontita, si te amo- no cabía más de la felicidad, y así empezamos a desayunar juntos.
De esa manera pasamos parte de la mañana, cuando estábamos comiendo inevitablemente salio el tema de la separación desde la boda de Emmett, iba a empezar a disculparse nuevamente, vi en sus ojos el peso y el dolor que le causaba recordar todo aquello, y bueno no solo a él pues a mi me sucedía lo mismo –Amor, lo se de verdad se que nunca lo dijiste por que lo sintieras, no tienes que disculparte y si vamos a empezar con las disculpas tu igual tienes que hacerlo por no haberte dicho que me obligarían a comprometerme- le dije para terminara de zanjar el tema , él me aseguro que no volvería a dejarme sola nunca más aunque viniera mi padre a exigírselo, él solo haría lo que me corazón le pidiese. Quede mucho más tranquila al escuchar sus palabras, realmente las necesitaba pues una parte de mi seguía temiendo algo, era un mal presentimiento que no me dejaría 100% feliz vivir este sueño hecho realidad. Le comente también lo que Jacob había hecho con mi maleta, él se puso feliz de saber que tenía un buen amigo y que éste no me había dejado sumirme en la tristeza cuando peor lo estaba pasando, me aseguro que cuando lo viera le agradecería mucho más por lo que hizo por mí, él por su parte me confesó que lo único que él hacia era ir del trabajo a la casa y viceversa, que varios de sus compañeros intentaban invitarlo a algún bar pero que siempre terminaba declinando la invitación por no encontrase de humor, ya que nunca pudo encontrar paz o tranquilidad y que sus absurdos intentos por olvidarme simplemente lo hacían recordarme más, en parte me sentía feliz de saber que nunca me había sacado de su mente pues yo tampoco lo conseguí, pero por otro lado al ver en su rostro cuando recordaba aquello se veía la desolación que mantuvo por todos estos meses –Te amo, entiendes- le dije –No volveremos a separarnos nunca más, cuando regrese tengo decidido enfrentar a mi padre, él no me obligara a casarme con alguien que no amo simplemente por que considere que es su deber buscar alguien “digno” para mi- y esa confesión le lleno el rostro de felicidad, finalmente decidimos levantarnos para aprovechar el hermoso día que se nos entregaba.
Tome un vestido sencillo que había en la maleta, por suerte los gustos de Nessi se asemejaban a los míos en cuanto a diseño y a colores, era un vestido verde de mangas a tres cuartos de las muñecas con los hombros algo caídos, tres dedos sobre las rodillas, ajustado en el pecho y suelto de la cintura para abajo, cómodo como los míos propios –Hermosa hasta con ropas ajenas- me dijo mientras besaba mi mano y me conducía al exterior.
Edward me llevo de paseo a recorrer el pueblo, era increíble la sensación de pertenencia, pues íbamos tomados de las manos como cual pareja de casados sale en un fin de semana a tomar aire, lo mejor fue cuando nos topamos con dos colegas de trabajo de Edward, uno llamado Tyler y el otro llamado Mike, éste último algo más interesado en conocer de mi.
-Hola preciosa ¿de donde has salido? Nunca te había visto por estos lados- me dijo el que respondía al nombre de Mike, sentí como Edward se tensaba al lado mío.
-Mike, déjanos seguir con nuestro paseo, nunca la habías visto por que no es de aquí, ahora si me lo permites- le dijo intentando pasar pero Mike nos impidió el paso posicionándose delante de mi.
-Muñeca, creo que has salido de mis mejores fantasías, por que mejor no vienes con un hombre de verdad- me dijo mientras me ofrecía su mano –Veras, Edward es algo sentimental, a estado algo melancólico, si ya parece niñita y de seguro sufre por alguna otra chica, no pierdas tu tiempo con él- y me sonrío de lado intentando ser seductor, pero eso no lo conseguirá con años de practica, la única sonrisa que podía cautivarme era la de mi amado que al verlo me di cuenta que cada vez se iba poniendo más rojo de la cólera, vi que iba a decir algo y de seguro llevaría a una pelea, así que intervení.
-Gracias Mike, no te puedes imaginar como me duele rechazar tan encantadora invitación- le dije sarcásticamente mientras mi mano la llevaba en dirección a la suya y poco antes de tomarla la guiaba hacia el pecho de Edward, Mike palideció –pero dudo que pueda cambiar a este semental por un cachorrito en pleno crecimiento- Edward a mi lado sonreía abiertamente y aunque no tenia el conocimiento de que tan “semental” podría llegar a ser Edward pues no me dejaba conocerlo, tenia que decirlo para acallar a Mike.
Edward cortésmente pero con un tono de enojo en su voz simplemente se limito a decirle que era su novia y que no tenia por qué contestar a sus preguntas, me ponía feliz ver la demostración de amor y comprobar sus celos cuando alguien intentaba llamar mi atención, era ilógico e imposible pues mi atención siempre estaba con Edward aunque no hiciese nada. Los amigos entendieron que nada conseguirían, al menos de mí y se fueron pero Mike antes de irse me guiño un ojo ganándose un pequeño gruñido de mi novio.
-No sabía que el señor Cullen era tan celoso- le dije entre risitas, la alegría se me salía por los poros, disfrutaba cada instante con Edward y verlo así me hacia querer saltar a besarlo a cada segundo.
-No lo era la verdad, hasta conocerte a ti y saber que tenia la mejor suerte del mundo al tener tu atención y tu amor, desde ese entonces me molesta que alguien más intente tener lo que es mío- me dijo con un puchero como niño pequeño, le di un corto beso en los labios mientras me reía de su infantil pero tierna declaración.
-Y yo no sabia que tenia una fierecilla leona disfrazada de gatita- me dijo entre risitas, me ruborice al recordar lo que había dicho –pero me encanta que seas así, espero que no seas así cuando estés sola por que un hombre lo puede interpretar de diferente manera y te aseguro que esas reacciones pueden ser peligrosas para tu propio bien- me dijo picadamente –por otro lado tu eres solo mía- y me beso nuevamente pero ahora con mayor fuerza, como quien intenta marcar su territorio.
-No sabía que tenía dueño- le dije a tono de broma, pues en el momento en que él acepto y acogió mis sentimientos, retribuyéndolos de igual manera comencé a pertenecerle en un 100%.
Su semblante cambio a tristeza, tomo mi mano derecho y me beso los dedos –Quizás ya no lo recuerdes cuando te prometí que algún día conseguirá el dinero suficiente para reemplazar este símbolo de amor por un anillo como el que te mereces y que demostrara que eres mía, que eres mi mujer y de quien espero que sea la madre de mis hijos- su confesión causo un revoloteo de mil mariposas en mi estomago, claro que recordaba lo del compromiso y la absurda idea que tenia de querer regalarme un anillo, como si para mí eso significara que me quería más, absurdo pues para mi aquel símbolo que utilizo para sellar nuestro noviazgo a sido la cosa más hermosa que podía haber hecho, pero por otro lado nunca había mencionado la palabra “hijos” y de solo planteármelo y que él fuera el padre de ellos me hacia querer saltar de felicidad, se que falta tiempo para ello, primero debía enfrentar a mi padre y luego que su familia entendiera que no nos importaba que tan diferente podríamos llegar a ser a vista de la sociedad pero sobre todo que nos amábamos por sobre todas las cosas, además yo aún tenía pendiente el tema de mi titulo de condesa que adquiriría mayor poder cuando cumpliera los dieciocho, si bien ahora en este momento no era tema, tenía pensado en renunciar a el cuándo me casara con Edward.
-Amor no seas tontito, mi anillo es perfecto- le dije dándole una enorme sonrisa que me nacía desde el corazón –ni se te ocurra intentar cambiarlo, quiero que nuestros hijos lo vean cuando sean más grande y se sientan orgullosos del padre de tan buen corazón que tienen y que es un símbolo lleno de amor- su carita se ilumino cuando mencione “nuestros hijos”, quizás el pensaba que yo no aceptaría un lazo tan importante así con él, pero de ser el caso estaría muy equivocado, pues yo lo quería todo con él, todo el pack que incluye desde el matrimonio, la casa hasta los hijos.
-Eres magnifica- me dijo tomando mi rostro entre sus manos y dándome un beso lleno de ternura que me quito el aire y me llevo al cielo solo con sus caricias en mis mejillas mientras acariciaba mi labio con su dulce lengua –Te amo, te amo, te amo y no me cansare de decírtelo nunca.
-No lo soy, es solo que tú me haces ser así, intento ser lo mejor para ti y también te amo- le confesé, urgiendo nuestro beso, pues de un tiempo a esta parte cada vez que él me besaba con esa ternura que me llenaba de escalofríos el cuerpo, que me erizaba la piel terminaba por reaccionar de la manera inversa, siempre algo más hormonal que él.
-Bella, por favor primero estamos en la vía pública lo cual no se vería que un hombre le devorara los labios a besos a una damita como tú y por otra parte deja de provocarme, si quieres llegar intacta al matrimonio estas dificultándome la parte racional- me dijo algo ruborizado.
-¿Quién ha dicho que quisiera eso?- le dije levantando una ceja e intentando sonar seductora.
-Amor no sabes lo que dices, tu mereces algo mejor que algo pasional, mereces que te traten con respeto, delicadeza, ternura y amor- me dijo mientras dejaba un beso en mi coronilla.
-Amor, tu eres el que tiene una visión errada de la situación, no quiero que pienses que soy una cualquiera pero…- pero no me dejo terminar.
-Bella, este no es el mejor momento y lugar para hablar de ello, ya lo hablaremos más adelante y en privado, pero ahora sigamos con el tour por el pueblo- claro, cambia de tema no más pensé, pero ya lo haría hablar de ello, aunque él no quisiera.
Finalmente me llevo de paseo a una pequeña granja que se encontraba a la entrada del pueblo que de seguro debí ver cuando llegue aquí con Jacob, pero quizás iba tan nerviosa por la situación que Jake me hizo prometerle que no me di cuenta. Edward alquilo unos caballos y dimos un paseo, me acorde de Aura y pensé que cuando toda esta situación mejorara tendría que traer mi caballo conmigo, Edward me felicito porque estaba montando correctamente, pero lo mejor es que al pasar como una chica de clase baja podía cabalgar como hombre, es decir, con una pierna a cada lado y aunque se me dificultara por andar con vestido, Edward amablemente se consumió un pedazo de tela para poder amarrármelo a la cintura para tapar mis piernas que se veían al subirse el vestido, lo que claramente era mucho más cómodo. Llegamos cerca de las nueve de la noche a la casa, iba sumamente cansada, llevaba un brazo sobre sus hombres mientras Edward me tenia rodeada fuertemente con uno de sus brazos por la cintura, ya que me quede dormida arriba de la carrosa que pago para que nos acercara más a la casa, cuando llegamos me llevo directo a su habitación, yo estaba feliz simplemente de estar con él, pero cuando note que se disponía a ir, proteste.
-Mi amor, quédate esta noche nuevamente, no creo poder dormir si no estás junto a mi- le dije intentando sonar como una niña pequeña para enternecerlo.
-Bella amor, creo que no es lo correcto, por favor déjame hacerlo a mi manera, no te darás cuanta cuando el cansancio te venza, duerme bien hermosa, te amo- me dio un beso rápido y salió dejándome sola en su habitación, ¿Cómo es que conseguía ser tan fuerte? Pero de seguro el no deseaba lo mismo que yo, definitivamente tenía que buscar su talón de Aquiles.
Intente con todas las posiciones posibles de conciliar el sueño, ya sea de espalda, boca abajo, posición fetal, de costado, me cambie hacia los pies, pero nada, incluso tome una camiseta de Edward del cajón para conseguir su aroma, pero con el solo hecho de saber que él estaba a unos pasos de mi y podría tener ese olor más concentrado no me dejaba dormir, decidí salir a ver si Edward no cambiaria de opinión, habían pasado algunas horas y le demostraría que no pude dormir sin él, pero grata fue mi sorpresa cuando lo vi en aquel pequeño sillón dormido, tapado solo con una manta, verlo dormir tan sereno y en paz, esa paz que había adquirido cuando nos reconciliamos, pues cuando llegue con Jacob y lo vi, se veía perdido al igual que yo, poco a poco baje mi vista de su hermoso rostro para encontrarme sin duda con lo mejor, con su torso desnudo, perfectamente diseñado para invitarte a mirarlo, incitándote a tocarlo sobre su piel suave y sus fuertes músculos, tenia que ser un pecado mortal verlo, aquello debía ser prohibido al ser tan perfecto, podía ser una dama, incluso no estar casada aún pero definitivamente su cuerpo no le era ajeno al mío, a mi inconsciente irracional que me pedía que lo incitara a tomarme de una buena vez, seguí recorriendo su pecho y aunque sabía que estaba mal, baje mi vista hasta el inicio de la única prenda de vestir que traía puesta, su pantalón que ocultaba de seguro el placer más exquisito y puro que podría entregarle una mujer, y espero con todas mis fuerzas que sea la única que tenga ese placer. El clima era tan seco y caluroso por la sequia que lo hacía dormir de esa manera, yo feliz dejaría de dormir para contemplarlo por las noches pero tenía que respetar su espacio y la confianza que él me había entregado, él evitaba cualquier acercamiento para no faltarme el respeto y yo estaba haciendo todo lo contrario al violar su intimidad, pero no sé en qué momento mientras pensaba que mi mano se fue a su pecho, necesitaba sentirlo y confirmar lo que mi cabeza me decía, que su pecho era suave como los pétalos de una rosa o como el terciopelo y tibio como el amanecer en el verano, pues ahí estaba yo, llevándome por los impulsos primitivos y las revoltosas hormonas que tenia y finalmente lo toque, sentía bajo mi mano su respiración acompasada y su piel invitándome a que nos uniéramos en una sola, dermis con dermis para así acabar en el acto de más puro de la demostración del amor físico, estaba nerviosa sin duda, nunca había tenido un encuentro cercano con el sexo opuesto y esto era lejos lo más osado que había hecho en mi vida.
-Bella si continuas, por tu bien y por mi bien físico y mental tendré que dormir en la casa de algún amigo- me dijo mientras tomaba delicadamente mi mano que seguía recorriendo su pecho y la besaba, mientras el abría los ojos dándome de lleno con sus verdes que se veían más oscuros y más intensos, me asuste con su amenaza pero es que realmente lo necesitaba y pensar en su rechazo de cierta forma me hería el orgullo de mujer.
-No amor, perdóname- le dije mientras me levantaba- es solo que vine aquí para decirte que no he podido dormir todo este rato y verte así, tan tranquilo y en paz que necesite sentirte más cerca, no fue mi intención, no quiero que te vayas por ser tan terca y entender que no quieres tenerme tan cerca- le dije y salí casi corriendo a la habitación, cerrando la puerta al momento de entrar y al escuchar los pasos de Edward siguiéndome.
-Bella amor, ábreme la puerta por favor- me pidió –no es lo que piensas, pero si quieres que te explique necesito que me veas a la cara pare que veas en ella la verdad de mis palabras-y aunque quería con todas mis ganas abrir esa puerta y creer lo que me fuera a decir, la parte que saldría lastimada de mi me impedía levantarme y abrirla.
-Edward, es mejor así, vete a dormir creo que al fin encontré el lado para yo hacerlo, mañana nos vemos- le dije y él al percatarse de mi determinación no le quedo de otra que volver –Buenas noches amor, recuerda que te amo- me dijo antes de escuchar como se acomodaba en el sillon. Finalmente me dormir, pero más que nada por la frustración, sabía que mañana se vendría una gran discusión por mi impertinencia y sobre todo tendría que ser fuerte ante la afirmación del hecho de que no era sexualmente atractiva para Edward, de seguro la falta de experiencia y la poca atracción física no eran de mucha ayuda para alcanzar lo que anhelaba de él, pero inversamente él incluso vestido causaba estragos en mi interior y ahora que lo había visto como tantas veces había imaginado y aunque sin duda mi imaginación no le hacía justicia, esto sin duda seria la mayor complicación para mi estadía aquí, y eso que aún quedaban seis días más.
Edward me pidió que lo esperara unas horas ahí en su casa ya que tenía que solucionar unos inconvenientes, pero nada de qué preocuparse, me llevo hasta su habitación diciéndome que si quería recostarme que lo hiciera con toda confianza en su cama, pues él dormiría en el sillón, además me aseguro que si no llegaba a la hora de la cena que no lo esperara, que me durmiera tranquila que en aquel lugar nadie me molestaría.
Una vez que Edward salió sin antes recordarme lo mucho que me ama y que desde hoy lucharía por mi aunque eso le costara la vida, me fui directo a mi maleta para encontrar ropa de cambio que utilizaría una vez después que me haya bañado, necesitaba relajarme y sacarme esa capa de sudor que había dejado la tensa conversación entre Jacob y Edward, antes de que éste le afirmara que me amaba y que temía que lo odiara. Pero me extraño cuando vi una maleta que no se parecía a la mía, me apresure junto a ella, la abrí y en efecto dentro de ella no reconocí nada como mío, sobre aquellas prendas había un sobre, lo tome, lo abrí y extraje la nota:
“Bella, disculpa mi falta de tacto ante toda esta situación por no haberte explicado lo que pensaba hacer, pero tras tu confesión pensé todo tan rápidamente que no sabía si resultaría fui directo con Nessi para contarle lo que pretendía hacer, ella en un principio estaba en desacuerdo pero finalmente la convencí y me ayudo a conseguir la dirección de Edward con su hermana pequeña, quien cuando supo que te llevaría con él se alegro, ¿debo suponer que ella sabe? , espero que no estés incomoda o puede que no resulten las cosas como espere, pero si no es así, en este momento estarás muy feliz porque arreglaste todo con Edward, yo por mi parte como debes de intuir, estaré con Nessi. Disculpa además por que tome tus cosas prestadas, veras, si quieres pasearte con Edward por las calles sin levantar sospechas necesitaras ropas adecuadas a tu situación, no quisiéramos que la gente hablara demás sobre lo bien acompañado que se encuentra un campesino con una damita de alta sociedad, debo decir que no solo lo pensé por ti, ya que esa misma situación me sucedería a mi si quisiera salir con Nessi, así que tenía pensado en prestarles tus vestidos, espero que no te moleste. Había un sobre dentro de la maleta, te prometo que no vi que había dentro solo lo cambie y lo deje en ésta maleta también cambie el bolsito donde llevas tus cosas de aseo personal junto con tu ropa intima, Bella realmente espero que todo nos resulte como anhelamos, tú en especial eres una gran chica así que mereces la felicidad que Edward te entregara, yo por mi parte intentare buscar lo mismo y cuando regresemos, junto enfrentaremos la realidad hacia nuestros padres, tu amigo incondicional, Jacob.”
Comencé a sonreír tras terminar de leer la nota de Jake, él inteligentemente había pensado en todos los detalles, inclusive en tan banales como lo era la vestimenta para salir sin preocupación, pensé que de seguro mi madre desde el cielo me estaba tendiendo una mano al enviarme a Jacob, finalmente tome una camisola y fui por ese tan ansiado baño, prepare una cena pequeña pues tenía la intuición que Edward no llegaría, de seguro vine a complicarle la vida y siempre el tan amable y caballero no lo reconocería. Deje un plato sobre la mesa por si Edward llegaba con hambre, finalmente cansada por el largo viaje me dirigí a la habitación de mi amado, era un cuarto bastante pequeño que consistía en una cama donde cabrían dos pero muy juntos, un velador que en el solo tenia una lámpara y un pequeño closet al lado de la puerta, pero con tal de estar con él aguantaría ello y mucho más, no necesitaba una antesala a mi habitación o un gran closet y una gran cama para vivir, de hecho estaba pensando que sería una ventajas tener una cama tan pequeña, pero eso sería absurdo pues por lo poco que habíamos conversado de aquel tema con Edward, sabía que la única manera que él me podría poner una mano encima, seria estando casados… pero quizás algo se podría hacer.
Me tomo mucho conciliar el sueño, si es que realmente lo conseguí, pues cuando escuche que la puerta principal se abría lentamente, salte de la cama y corrió al encuentro de mi amado.
-Bella cariño, discúlpame si te desperté- se excusó Edward al verme llegar junto a él.
-No amor, no me has despertado, si no he conseguido dormir, te extrañaba demasiado- le dije avergonzada mientras miraba al suelo tras decir lo mismo que una niña pequeña diría, pero yo no le tenía miedo a la oscuridad, sino que tenía miedo a que Edward desapareciera -¿Conseguiste solucionar aquello que fuiste a hacer?- le pregunte mientras él se acercaba a mí con una gran sonrisa.
-Sí, la verdad es que me fue mejor de lo que pensaba- me dijo –Fui con mi jefe para contarle que tenia visitas, para que me diera el día libre mañana, pero algo vio en mi que sintió curiosidad, así que le explique que mi novia me vino a visitar- me dijo mientras tomaba mi mano y dejaba un beso en ella -Mi novia de la cual estábamos separados por que su padre nos prohibía nuestro noviazgo, así que cuando supo que estarías aquí una semana, no dudo en darme a mí la semana libre- me dijo lleno de felicidad, felicidad que compartí ya que hace mucho no teníamos suerte y esto clasificaba como una y muy grande.
-Amor que alegría- le dije mientras inconscientemente se me salía un gran bostezo, Edward me tomo por la cintura divertido.
-Amor ¿Por qué no has podido dormir?- me pregunto entre preocupado y divertido aún.
-Es solo que…mmm…es solo que no podía dejar de pensar en ti y en que ahora que te tengo cerca no quiero alejarme de ti, te extrañe- le confesé ruborizada, si bien era la verdad no es fácil soltar de buenas a primeras todos tus sentimientos y tus miedos a la vez.
-Pequeña- me dijo mientras besaba mi frente -¿quieres que te acompañe, solo hasta que duermas?- me dijo acentuando la última palabra, y como bien sabia aunque no lo dijera lo sabía de todas formas.
-Te lo agradecería- le confirme –pero preferiría que no me dejaras, confió ciegamente en ti y sé que nunca te sobrepasarías- lamentablemente pensé, pero no entendía a que venía todo eso, pues nunca había pensado tanto en ello desde que nos separamos, era como si algo dentro de mi me sugiriera algo, pero que no conseguía descifrar el que.
-Gracias amor por tu confianza, pero no solo lo hago por eso amor, preferiría que no tentáramos a la suerte y al autocontrol que intento ejercer cuando estamos solos- ¿Cómo, acaso el también lo ha pensado? Imposible.
Caminamos juntos de la mano hasta su habitación, me metí en la cama y él sobre la colcha se quedo con las mismas ropas que traía en el día, comenzó a acariciar mis cabellos con sus suaves manos y a tararear una melodía que tenía que preguntarle de quien era pues me parecía hermosa pero sabía que tenía que hacerlo mañana pues su voz cada vez se escuchaba más lejana –Duerme mi pequeña, que siempre estaré aquí para velar tus sueños, te amo- y lo ultimo que recuerdo fue un tierno beso que dejo en mi frente.
Por la mañana desperté como nunca, llena de alegría, esperanza y entusiasmada por un nuevo día, era increíble lo que Edward podía provocar en mi, pues hace unos días atrás estaba sumergida en un pozo oscuro cayendo a toda velocidad pero que gracias a mi ángel y a mi buen amigo, es que en estos momentos estoy tan feliz, sintiendo como si viviera con mi esposo, en nuestra casita, como siempre lo soñé, pero me asuste cuando me gire para ver a mi ángel a mi lado, lo quería abrazas, besar y ver aquellos hermosos ojos que me quitan la respiración, pero en lugar de todo ello solo había un espacio vacío y helado, que me indicaba que había dejado el lugar hace ya un rato, salte de la cama preocupada al borde de las lagrimas pensando en que todo aquello había sido un sueño, desde que nos habíamos reencontrado y él afirmándome que lucharía por mí, hasta que estaba en su casa de la cual estaríamos juntos una semana, quizás aquel lugar seria una hostería a la que me había llevado Jacob como escala al lugar que él me llevaría, me volví a meter a la cama pero esta vez me lleve todas las mantas de la cama a la cabeza, me acurruque dentro a la altura de los pies para esconderme y dejar la vulnerabilidad fuera, todo había sido tan real y tan perfecto que me cachetee al permitirme dormir para luego despertar de aquel sueño que hubiese vivido eternamente aunque hubiese tenido que doparme de por vida –Por que tengo tan mala suerte Dios, porque me castigas con aquellos sueños tan reales, disfrute mientras me tenía en sus brazos y ahora me haces volverá la realidad donde el no quiere estar conmigo- decía en voz alta recriminándome por haberle permitido a mi cabeza soñar más de lo debido, escuche unas risitas divertidas al otro lado lo que me congelo, tenía que salir de ahí tarde o temprano. Así que lentamente empecé a mover las mantas y a subir había las almohadas para ver de seguro a Jacob riéndose de mí, pero grata fue mi sorpresa cuando me encontré con esos ojos.
-¡Edward!- grite, mientras intentaba desenvolverme de las mantas, pero se me estaba haciendo más difícil, provocando que me enredara aún más, iba a irme contra el suelo por mi torpeza cuando Edward rápidamente me agarra en el aire.
-Amor ten cuidado, no seas tan ansiosa- y me beso en los labios, yo no podía creer que fuera real, me había cuestionado tanto que todo había sido un sueño tras despertar sin él.
-¿Dónde estabas?- le pregunte, mientras inconscientemente se me formaba un puchero en los labios, al parecer a él le agrado pues me sonrió con ternura, besándome y agarrando mi labio con sus dientes de una manera muy seductora, lo que me llevo a soltar un pequeño gemido, él se tenso un poco y me dejo rápidamente en la cama.
-Fui por nuestro desayuno- dijo mientras tomaba la bandeja que de seguro dejo cuando entro a la habitación y la posiciono sobre la cama, sentándose a mi lado –Buenos días- me dijo lleno de felicidad –sabes, te ves muy tierna cuando te quejas como una niña pequeña y no pienso dejarte tontita, si te amo- no cabía más de la felicidad, y así empezamos a desayunar juntos.
De esa manera pasamos parte de la mañana, cuando estábamos comiendo inevitablemente salio el tema de la separación desde la boda de Emmett, iba a empezar a disculparse nuevamente, vi en sus ojos el peso y el dolor que le causaba recordar todo aquello, y bueno no solo a él pues a mi me sucedía lo mismo –Amor, lo se de verdad se que nunca lo dijiste por que lo sintieras, no tienes que disculparte y si vamos a empezar con las disculpas tu igual tienes que hacerlo por no haberte dicho que me obligarían a comprometerme- le dije para terminara de zanjar el tema , él me aseguro que no volvería a dejarme sola nunca más aunque viniera mi padre a exigírselo, él solo haría lo que me corazón le pidiese. Quede mucho más tranquila al escuchar sus palabras, realmente las necesitaba pues una parte de mi seguía temiendo algo, era un mal presentimiento que no me dejaría 100% feliz vivir este sueño hecho realidad. Le comente también lo que Jacob había hecho con mi maleta, él se puso feliz de saber que tenía un buen amigo y que éste no me había dejado sumirme en la tristeza cuando peor lo estaba pasando, me aseguro que cuando lo viera le agradecería mucho más por lo que hizo por mí, él por su parte me confesó que lo único que él hacia era ir del trabajo a la casa y viceversa, que varios de sus compañeros intentaban invitarlo a algún bar pero que siempre terminaba declinando la invitación por no encontrase de humor, ya que nunca pudo encontrar paz o tranquilidad y que sus absurdos intentos por olvidarme simplemente lo hacían recordarme más, en parte me sentía feliz de saber que nunca me había sacado de su mente pues yo tampoco lo conseguí, pero por otro lado al ver en su rostro cuando recordaba aquello se veía la desolación que mantuvo por todos estos meses –Te amo, entiendes- le dije –No volveremos a separarnos nunca más, cuando regrese tengo decidido enfrentar a mi padre, él no me obligara a casarme con alguien que no amo simplemente por que considere que es su deber buscar alguien “digno” para mi- y esa confesión le lleno el rostro de felicidad, finalmente decidimos levantarnos para aprovechar el hermoso día que se nos entregaba.
Tome un vestido sencillo que había en la maleta, por suerte los gustos de Nessi se asemejaban a los míos en cuanto a diseño y a colores, era un vestido verde de mangas a tres cuartos de las muñecas con los hombros algo caídos, tres dedos sobre las rodillas, ajustado en el pecho y suelto de la cintura para abajo, cómodo como los míos propios –Hermosa hasta con ropas ajenas- me dijo mientras besaba mi mano y me conducía al exterior.
Edward me llevo de paseo a recorrer el pueblo, era increíble la sensación de pertenencia, pues íbamos tomados de las manos como cual pareja de casados sale en un fin de semana a tomar aire, lo mejor fue cuando nos topamos con dos colegas de trabajo de Edward, uno llamado Tyler y el otro llamado Mike, éste último algo más interesado en conocer de mi.
-Hola preciosa ¿de donde has salido? Nunca te había visto por estos lados- me dijo el que respondía al nombre de Mike, sentí como Edward se tensaba al lado mío.
-Mike, déjanos seguir con nuestro paseo, nunca la habías visto por que no es de aquí, ahora si me lo permites- le dijo intentando pasar pero Mike nos impidió el paso posicionándose delante de mi.
-Muñeca, creo que has salido de mis mejores fantasías, por que mejor no vienes con un hombre de verdad- me dijo mientras me ofrecía su mano –Veras, Edward es algo sentimental, a estado algo melancólico, si ya parece niñita y de seguro sufre por alguna otra chica, no pierdas tu tiempo con él- y me sonrío de lado intentando ser seductor, pero eso no lo conseguirá con años de practica, la única sonrisa que podía cautivarme era la de mi amado que al verlo me di cuenta que cada vez se iba poniendo más rojo de la cólera, vi que iba a decir algo y de seguro llevaría a una pelea, así que intervení.
-Gracias Mike, no te puedes imaginar como me duele rechazar tan encantadora invitación- le dije sarcásticamente mientras mi mano la llevaba en dirección a la suya y poco antes de tomarla la guiaba hacia el pecho de Edward, Mike palideció –pero dudo que pueda cambiar a este semental por un cachorrito en pleno crecimiento- Edward a mi lado sonreía abiertamente y aunque no tenia el conocimiento de que tan “semental” podría llegar a ser Edward pues no me dejaba conocerlo, tenia que decirlo para acallar a Mike.
Edward cortésmente pero con un tono de enojo en su voz simplemente se limito a decirle que era su novia y que no tenia por qué contestar a sus preguntas, me ponía feliz ver la demostración de amor y comprobar sus celos cuando alguien intentaba llamar mi atención, era ilógico e imposible pues mi atención siempre estaba con Edward aunque no hiciese nada. Los amigos entendieron que nada conseguirían, al menos de mí y se fueron pero Mike antes de irse me guiño un ojo ganándose un pequeño gruñido de mi novio.
-No sabía que el señor Cullen era tan celoso- le dije entre risitas, la alegría se me salía por los poros, disfrutaba cada instante con Edward y verlo así me hacia querer saltar a besarlo a cada segundo.
-No lo era la verdad, hasta conocerte a ti y saber que tenia la mejor suerte del mundo al tener tu atención y tu amor, desde ese entonces me molesta que alguien más intente tener lo que es mío- me dijo con un puchero como niño pequeño, le di un corto beso en los labios mientras me reía de su infantil pero tierna declaración.
-Y yo no sabia que tenia una fierecilla leona disfrazada de gatita- me dijo entre risitas, me ruborice al recordar lo que había dicho –pero me encanta que seas así, espero que no seas así cuando estés sola por que un hombre lo puede interpretar de diferente manera y te aseguro que esas reacciones pueden ser peligrosas para tu propio bien- me dijo picadamente –por otro lado tu eres solo mía- y me beso nuevamente pero ahora con mayor fuerza, como quien intenta marcar su territorio.
-No sabía que tenía dueño- le dije a tono de broma, pues en el momento en que él acepto y acogió mis sentimientos, retribuyéndolos de igual manera comencé a pertenecerle en un 100%.
Su semblante cambio a tristeza, tomo mi mano derecho y me beso los dedos –Quizás ya no lo recuerdes cuando te prometí que algún día conseguirá el dinero suficiente para reemplazar este símbolo de amor por un anillo como el que te mereces y que demostrara que eres mía, que eres mi mujer y de quien espero que sea la madre de mis hijos- su confesión causo un revoloteo de mil mariposas en mi estomago, claro que recordaba lo del compromiso y la absurda idea que tenia de querer regalarme un anillo, como si para mí eso significara que me quería más, absurdo pues para mi aquel símbolo que utilizo para sellar nuestro noviazgo a sido la cosa más hermosa que podía haber hecho, pero por otro lado nunca había mencionado la palabra “hijos” y de solo planteármelo y que él fuera el padre de ellos me hacia querer saltar de felicidad, se que falta tiempo para ello, primero debía enfrentar a mi padre y luego que su familia entendiera que no nos importaba que tan diferente podríamos llegar a ser a vista de la sociedad pero sobre todo que nos amábamos por sobre todas las cosas, además yo aún tenía pendiente el tema de mi titulo de condesa que adquiriría mayor poder cuando cumpliera los dieciocho, si bien ahora en este momento no era tema, tenía pensado en renunciar a el cuándo me casara con Edward.
-Amor no seas tontito, mi anillo es perfecto- le dije dándole una enorme sonrisa que me nacía desde el corazón –ni se te ocurra intentar cambiarlo, quiero que nuestros hijos lo vean cuando sean más grande y se sientan orgullosos del padre de tan buen corazón que tienen y que es un símbolo lleno de amor- su carita se ilumino cuando mencione “nuestros hijos”, quizás el pensaba que yo no aceptaría un lazo tan importante así con él, pero de ser el caso estaría muy equivocado, pues yo lo quería todo con él, todo el pack que incluye desde el matrimonio, la casa hasta los hijos.
-Eres magnifica- me dijo tomando mi rostro entre sus manos y dándome un beso lleno de ternura que me quito el aire y me llevo al cielo solo con sus caricias en mis mejillas mientras acariciaba mi labio con su dulce lengua –Te amo, te amo, te amo y no me cansare de decírtelo nunca.
-No lo soy, es solo que tú me haces ser así, intento ser lo mejor para ti y también te amo- le confesé, urgiendo nuestro beso, pues de un tiempo a esta parte cada vez que él me besaba con esa ternura que me llenaba de escalofríos el cuerpo, que me erizaba la piel terminaba por reaccionar de la manera inversa, siempre algo más hormonal que él.
-Bella, por favor primero estamos en la vía pública lo cual no se vería que un hombre le devorara los labios a besos a una damita como tú y por otra parte deja de provocarme, si quieres llegar intacta al matrimonio estas dificultándome la parte racional- me dijo algo ruborizado.
-¿Quién ha dicho que quisiera eso?- le dije levantando una ceja e intentando sonar seductora.
-Amor no sabes lo que dices, tu mereces algo mejor que algo pasional, mereces que te traten con respeto, delicadeza, ternura y amor- me dijo mientras dejaba un beso en mi coronilla.
-Amor, tu eres el que tiene una visión errada de la situación, no quiero que pienses que soy una cualquiera pero…- pero no me dejo terminar.
-Bella, este no es el mejor momento y lugar para hablar de ello, ya lo hablaremos más adelante y en privado, pero ahora sigamos con el tour por el pueblo- claro, cambia de tema no más pensé, pero ya lo haría hablar de ello, aunque él no quisiera.
Finalmente me llevo de paseo a una pequeña granja que se encontraba a la entrada del pueblo que de seguro debí ver cuando llegue aquí con Jacob, pero quizás iba tan nerviosa por la situación que Jake me hizo prometerle que no me di cuenta. Edward alquilo unos caballos y dimos un paseo, me acorde de Aura y pensé que cuando toda esta situación mejorara tendría que traer mi caballo conmigo, Edward me felicito porque estaba montando correctamente, pero lo mejor es que al pasar como una chica de clase baja podía cabalgar como hombre, es decir, con una pierna a cada lado y aunque se me dificultara por andar con vestido, Edward amablemente se consumió un pedazo de tela para poder amarrármelo a la cintura para tapar mis piernas que se veían al subirse el vestido, lo que claramente era mucho más cómodo. Llegamos cerca de las nueve de la noche a la casa, iba sumamente cansada, llevaba un brazo sobre sus hombres mientras Edward me tenia rodeada fuertemente con uno de sus brazos por la cintura, ya que me quede dormida arriba de la carrosa que pago para que nos acercara más a la casa, cuando llegamos me llevo directo a su habitación, yo estaba feliz simplemente de estar con él, pero cuando note que se disponía a ir, proteste.
-Mi amor, quédate esta noche nuevamente, no creo poder dormir si no estás junto a mi- le dije intentando sonar como una niña pequeña para enternecerlo.
-Bella amor, creo que no es lo correcto, por favor déjame hacerlo a mi manera, no te darás cuanta cuando el cansancio te venza, duerme bien hermosa, te amo- me dio un beso rápido y salió dejándome sola en su habitación, ¿Cómo es que conseguía ser tan fuerte? Pero de seguro el no deseaba lo mismo que yo, definitivamente tenía que buscar su talón de Aquiles.
Intente con todas las posiciones posibles de conciliar el sueño, ya sea de espalda, boca abajo, posición fetal, de costado, me cambie hacia los pies, pero nada, incluso tome una camiseta de Edward del cajón para conseguir su aroma, pero con el solo hecho de saber que él estaba a unos pasos de mi y podría tener ese olor más concentrado no me dejaba dormir, decidí salir a ver si Edward no cambiaria de opinión, habían pasado algunas horas y le demostraría que no pude dormir sin él, pero grata fue mi sorpresa cuando lo vi en aquel pequeño sillón dormido, tapado solo con una manta, verlo dormir tan sereno y en paz, esa paz que había adquirido cuando nos reconciliamos, pues cuando llegue con Jacob y lo vi, se veía perdido al igual que yo, poco a poco baje mi vista de su hermoso rostro para encontrarme sin duda con lo mejor, con su torso desnudo, perfectamente diseñado para invitarte a mirarlo, incitándote a tocarlo sobre su piel suave y sus fuertes músculos, tenia que ser un pecado mortal verlo, aquello debía ser prohibido al ser tan perfecto, podía ser una dama, incluso no estar casada aún pero definitivamente su cuerpo no le era ajeno al mío, a mi inconsciente irracional que me pedía que lo incitara a tomarme de una buena vez, seguí recorriendo su pecho y aunque sabía que estaba mal, baje mi vista hasta el inicio de la única prenda de vestir que traía puesta, su pantalón que ocultaba de seguro el placer más exquisito y puro que podría entregarle una mujer, y espero con todas mis fuerzas que sea la única que tenga ese placer. El clima era tan seco y caluroso por la sequia que lo hacía dormir de esa manera, yo feliz dejaría de dormir para contemplarlo por las noches pero tenía que respetar su espacio y la confianza que él me había entregado, él evitaba cualquier acercamiento para no faltarme el respeto y yo estaba haciendo todo lo contrario al violar su intimidad, pero no sé en qué momento mientras pensaba que mi mano se fue a su pecho, necesitaba sentirlo y confirmar lo que mi cabeza me decía, que su pecho era suave como los pétalos de una rosa o como el terciopelo y tibio como el amanecer en el verano, pues ahí estaba yo, llevándome por los impulsos primitivos y las revoltosas hormonas que tenia y finalmente lo toque, sentía bajo mi mano su respiración acompasada y su piel invitándome a que nos uniéramos en una sola, dermis con dermis para así acabar en el acto de más puro de la demostración del amor físico, estaba nerviosa sin duda, nunca había tenido un encuentro cercano con el sexo opuesto y esto era lejos lo más osado que había hecho en mi vida.
-Bella si continuas, por tu bien y por mi bien físico y mental tendré que dormir en la casa de algún amigo- me dijo mientras tomaba delicadamente mi mano que seguía recorriendo su pecho y la besaba, mientras el abría los ojos dándome de lleno con sus verdes que se veían más oscuros y más intensos, me asuste con su amenaza pero es que realmente lo necesitaba y pensar en su rechazo de cierta forma me hería el orgullo de mujer.
-No amor, perdóname- le dije mientras me levantaba- es solo que vine aquí para decirte que no he podido dormir todo este rato y verte así, tan tranquilo y en paz que necesite sentirte más cerca, no fue mi intención, no quiero que te vayas por ser tan terca y entender que no quieres tenerme tan cerca- le dije y salí casi corriendo a la habitación, cerrando la puerta al momento de entrar y al escuchar los pasos de Edward siguiéndome.
-Bella amor, ábreme la puerta por favor- me pidió –no es lo que piensas, pero si quieres que te explique necesito que me veas a la cara pare que veas en ella la verdad de mis palabras-y aunque quería con todas mis ganas abrir esa puerta y creer lo que me fuera a decir, la parte que saldría lastimada de mi me impedía levantarme y abrirla.
-Edward, es mejor así, vete a dormir creo que al fin encontré el lado para yo hacerlo, mañana nos vemos- le dije y él al percatarse de mi determinación no le quedo de otra que volver –Buenas noches amor, recuerda que te amo- me dijo antes de escuchar como se acomodaba en el sillon. Finalmente me dormir, pero más que nada por la frustración, sabía que mañana se vendría una gran discusión por mi impertinencia y sobre todo tendría que ser fuerte ante la afirmación del hecho de que no era sexualmente atractiva para Edward, de seguro la falta de experiencia y la poca atracción física no eran de mucha ayuda para alcanzar lo que anhelaba de él, pero inversamente él incluso vestido causaba estragos en mi interior y ahora que lo había visto como tantas veces había imaginado y aunque sin duda mi imaginación no le hacía justicia, esto sin duda seria la mayor complicación para mi estadía aquí, y eso que aún quedaban seis días más.
Bbra- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
hay yo sabia que jacob tenia un gran corazon enserio hay que lindo qque se reencontro con bella y que mal que bela creo que edward no la decea solo quiere hasta el matrimonio raro en el jajajajajaja bueno estare esperando el otro impasiente
Irina Denali- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
me encanto este capitulo GRACIAS por publicar de nuevo. jecob es un muy buen amigo y lo que hizo fue hermosa se merece que pueda ser feliz con nessi ojala no tardes tanto en publicar el siguinte capitulo lo voy a esperar ansiosa
vaneian08- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
hay chiks la stengo abandonas sorry
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
si poh amiga cuando actualizaras??
no nos dejes así
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
mañana les actualizo chiks no se preocupen, ya hoy no pude sorry
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
Bueno aqui les va espero q lo disfruten tant como yo lo hice
Primero q nada les quiero recordar q la historia no es mia, los son de Stephanie Meyer y la historia es inventada por L0kii
jejeje este les va a encantar
Acaso no envidian a bella?? xq yo si
Primero q nada les quiero recordar q la historia no es mia, los son de Stephanie Meyer y la historia es inventada por L0kii
“No tengas miedo”
Desperté temprano por la mañana con una extraña sensación, ya que al descansar mi mente se despejo he hicieron que me diera cuenta de mi absurda y exagerada reacción, arruinando nuestro hermoso día, nuestro mágico reencuentro y yo siempre tan infantil, no podía obligar a Edward a algo que él no quería pero me conformaría sin duda con su amor que me entregaba incondicionalmente, así que pensé que tarde o temprano tenia que levantarme he ir a pedirle disculpas por haberlo dejado afuera solo mientras el intentaba disculparse por algo que no tenia culpas, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por dos golpes suaves a la puerta, me levante de un brinco y vi que por debajo de esta se deslizaba un papel, lo tome rápidamente y abría la puerta, tras ella ya no había nadie pero en el suelo se encontraba una rosa roja, la tome y cerré la puerta para recostarme en la cama, amaba los detalles de Edward y esta no era la excepción, abrí la nota y en ella se encontraban un par de palabras
“Discúlpame mi hermosa princesita, pero como ves soy un poco pasado de moda quizás pero eres tan frágil como una rosa que mereces ser tratada como tal, con toda delicadeza, ternura, amor y suavidad”
Definitivamente me había ganado el premio mayor, sin pensarlo más salí de la habitación al encuentro de mi Dios personal y ahí con toda su despampanante belleza estaba sentado en el sillón con una leve sonrisa, ya cambiado listo para un nuevo día, seguramente sabiendo que no podría resistirme más e iría a su encuentro, me lance sobre su regazo para abrazarlo y besarlo y no volver a separarme nunca más.
-Creo que tendré que hacerte enojar más seguido- me dijo mientras me separada de él por más aire, el me regalo una hermosa y amplia sonrisa al verme así tan entregada a él, volví a besarlo con mucho amor y pasión pero que fue cortada al primer indicio de ésta –Amor, es muy temprano para empezar a tentar la situación, creo que después de todo vamos a tener que hablar del tema, eso si después de que desayunemos, anoche llegaste tan cansada que no comiste nada antes, así que debes estar con el estomago vacío- yo no dije nada pues me parecía lo mejor, no entendía por que siempre huía de algo tan natural y hermoso que debe ser el entregarse completamente al ser amado.
-Amor no tengo hambre, me parece mejor si hablamos ahora- le dije impaciente por que al fin pudiésemos hablar, pero mi inoportuno estomago se le ocurrió justo en ese momento manifestarse y dejarme como mentirosa, pues la verdad si tenia hambre, simplemente me limite a ruborizarme y a esconderme mi rostro en el pecho de Edward, que olía condenadamente exquisito.
-Vamos a preparar algo mentirosilla y prometo que luego hablaremos- me dijo mientras me alzaba y tomaba en brazos llevándome a la pequeña cocina -¿Qué es lo que se le antoja a la princesa el día de hoy?- me dijo con dulzura, se veía divertido pero en parte preocupado, pude notarlo ya que se pasaba la mano por su cabello de vez en cuando.
-Amor, lo que tu prepares me parece delicioso, por el momento te dejare unos minutos para ir a asearme y cambiarme- le dije mientras le dejaba un pequeño beso en los labios y salía a toda prisa de la cocina, ya que tenia pensado en no desperdiciar el día de hoy con mis niñerías o con malos entendidos, hablaríamos de aquel asunto pendiente y saliese lo que saliese lo aceptaría de todas formas. Me vestí con un lindo vestido largo dos dedos debajo de la rodilla verde que se amarraba con un lazo en la cintura, un chaleco de botones blanco con unas sandalias bajas, al bajar Edward ya tenia todo preparado, desayunamos de manera extraña, no dijimos nada mientras comíamos pero nuestras miradas nunca perdían conexión, a no ser que quisiera ponerle azúcar a mi café o Edward mermelada a sus tostadas, pero siempre mirándonos fijamente a los ojos como buscando en ellos que era lo que el otro pensaba, yo al menos por mi parte solo quería tener la condenada conversación de una vez por todas, pero sabia que tenia que ser paciente ya que si me ponía muy cargosa Edward se molestaría o se aburriría, así que tenia que jugar bien mi carta libre que Edward me estaba dando al aceptar hablar del tema.
Finalmente salimos al exterior, Edward me dijo que iríamos a un lugar especial que quera mostrarme y que para ello se había conseguido un auto con su jefe
-Es lo único que pude conseguir- me dijo mirándome como pidiendo disculpas mientras me abría la puerta del copiloto, si bien el auto era muy poco moderno y algo destartalado, me sentía una princesa pero por el simple echo de ir con mi príncipe a mi lado, nada importaba incluso si tenia que empujar el auto para mi eso no seria problema por que tendría que empujarlo con él, mientras íbamos por un lugar algo apartado del pueblo me platicaba de lo que él hacia en aquel trabajo, que se había ganado la confianza de su jefe y lo tenia como capataz y guía de la cosecha que se estaba llevando en el rancho de su jefe, se veía tan feliz contándome todo aquello, orgulloso de si misma y en lo personal estaba de igual manera, él a pesar de cómo había quedado destruido por nuestra situación supo salir adelante y ser promovido rápidamente a un mejor puesto, en cambio yo me deje morir junto con la idea en aquel entonces de haber perdido a mi Edward. Finalmente llegamos a una bifurcación, una en dirección de vuelta a la ciudad y a mi asquerosa pesadilla y la otra llevaba por lo que me dijo Edward a otro pueblo más pequeño, al avanzar las casas comenzaban a quedar atrás y solo se veía el extenso terreno cercado de árboles y de vez en cuando aparecía una casa, el auto se detuvo y Edward me ayudo a bajar, con los pies en tierra y observar el prado a mi alrededor pude oír le lejano sonido de una corriente de agua, como una gruta o un río, además en el alrededor había abundante maleza que indicaba que hace mucho alguien no habitaba el lugar y en centro de todo había una pequeña casita, algo descolorida pero que entregaba esa sensación de calidez, sobre todo por el hermoso paisaje que se apreciaba en el exterior.
-¿Quién vive aquí?- le pregunte cuando me tomo de la mano y me guío hacia la casa, él la contemplaba con un brillo especial y luego me miro a mi, con una hermosa sonrisa y unos ojos llenos de amor.
-Pretendo que nosotros, algún día- dijo nervioso y algo avergonzado.
-¿nosotros?- le pregunte al ver que tenia contemplado en sus planes vivir conmigo, mi corazón no podía dejar de bailar de la emoción al saber aquello, me quede mirándolo estupefacta, pero al parecer el no supo interpretar mi mirada, ya que me tomo de la mano y comenzó a guiarme nuevamente al auto.
-Discúlpame soy un inconciente- me dijo triste –Tu mereces una mansión en vez de esta pocilga- dijo lo ultimo casi escupiéndolo, yo rápidamente solté mi agarre al percatarme a donde se dirigían sus pensamientos.
-¡Ey! Detente- le dije mientras ahora yo lo tomaba del brazo y lo hacia girarse para mirarlo a los ojos, pero el intentaba rehuir de mi mirada -¿crees que reaccione así por que no me gusta?- le dije mientras ahora fijaba su mirada en mi, mirándome atentamente – ¿Estas loco? Me encanta, sabes que no me gustan las cosas llamativas o lujosas, es perfecta para nosotros- le dije dándole una sonrisa amable y acariciando su mejilla –Edward, no me hagas esto por favor, no desconfíes de mi ahora que estamos bien, si me conocieras sabrías que me encanta- y ahora cambio su semblante a una llena de felicidad.
-¿Me lo dices enserio, no es por no hacerme sentir mal?- nuevamente en sus ojos había cierta vergüenza y temor.
-Jamás amor el lugar en si me encanta, apartado de todo, rodeado de naturaleza, la casita se ve muy acogedora pero sobre todo es fantástica por que la compartiré contigo- le dije, mientras el me abrazaba y me besaba por todo el rostro, frente, ojos, nariz, pómulos, mejillas, mentón y finalmente en los labios, este ultimo fue sumamente tierno, yo estaba en las nubes solo de pensar en establecerme en un lugar con él, en tener una familia y pensar en hijos, en una parte de él y de mi corriendo por los alrededores –Te amo- le dije y lo volví a besar, sentí su risa en mis labios, estaba feliz y eso me hacia doblemente de feliz. Ya entrada la noche nos devolvimos a la casa de Edward, después de haber caminado por los alrededores y contarme que la casa estaba a la venta y que hablo con el dueño para que se la guardara, ya que le faltaba muy poco para conseguir el total del enganche, a la casa llegamos cerca de la medianoche, lo que me restaba tiempo para conversar así que decidí arriesgarme simplemente.
-Amor- le dije mientras me sentaba en el sillón –creo que tenemos una conversación pendiente- la voz me salio algo temblorosa, pues la verdad estaba un poco asustada ya que todas estas cosas son nuevas para mi, pero como tal quiero que sean con él, con nadie más pero solo de pensar que él no lo desea igual me carcome por dentro.
-Bien- me dijo sentándose a mi lado – ¿Por qué tenemos que conversar de esto Bella? Si sabes lo que pienso, sabes que para mi es importante que nos casemos primero, te amo y te respeto amor y no quiero que llegue un momento en que pienses lo contrario- se veía tranquilo, pero su voz me indicaba que estaba igual de nervioso que yo.
-Amor ¿es que no lo entiendes? Se que me amas y me respetas, así como yo lo hago por ti, pero no quiere decir que tu y yo no podamos hacer… bueno hacer… no se quizás… Edward tú me entiendes- le dije poniéndome de un rojo intenso, que cobarde…aquí yo dándomelas de mujer grande queriendo negociar mi virginidad y no puedo decir simplemente hacer el amor…infantil.
-Cariño- me dijo acariciándome las mejillas –no intentes ir más rápido de lo debido, no es necesario, si es por que crees que me puedo alejar, aburrir o pensar algo de ti no lo hagas, por ti soy capaz de hacer lo que sea, esta espera es necesaria por ti y tolerable por mi- esta es la parte donde me entristezco pues de pensar que no soy suficientemente atractiva para él, baja considerablemente unos buenos puntos en mi autoestima, no se que habrá visto en mis ojos o es que ¿se hizo lector de mentes? – ¡Ey! Señorita- me dijo abrazándome –ni se te ocurra pensar que no lo quiera, no se como explicarte para que no te asustes o pienses que puedo ser un psicópata, pero la verdad es que eres muy deseable para tu propio bien, decirte que tenerte aquí sola en mi casa es un reto a mi autocontrol que no lo puedes imaginar, nunca pienses que no lo quiero amor- ahora me aparto un poco lo justo para verme a los ojos –Amor, te deseo y mucho- trago saliva –pero quiero que todo sea perfecto como te lo mereces –y me beso nuevamente, pero esta vez sentí algo extraño, el saber que me deseaba como yo a él tenia otro sabor sus besos y en mi interior le llamaría victoria y derrota para él, él se estaba conteniendo no negando y yo podría intentar…quizás, ayudarlo un poco a perderlo.
-No se de donde piensas que no seria perfecto- le dije apartándome de él –no necesito un matrimonio para saber que es contigo con quien quiero estar, si nos entregáramos mutuamente solo seria demostrarnos físicamente que nos amamos y que nos pertenecemos mutuamente, no se cuando podamos tener una oportunidad como esta de estar solos, pero tú y tus arrebatos de moralidad no están ayudando mucho- le dije mientras involuntariamente se formaba un puchero en mis labios, él al principio le pareció divertido pero algo en su cabecita se formulo.
-entonces ¿es eso? ¿Si deseas esto es por que tienes miedo a no vernos nunca más?, así las cosas no se hacen Bella- me dijo con algo de enojo en su voz, como si lo hubiese lastimado –el compartir algo tan intimo como es tu cuerpo con la persona que amas es por eso mismo, por amor, no por miedo a que nos separen y no nos volvamos a ver- me dijo mientras se levantaba del sillón y me dejaba con muchos ¿uhm? ¿Cree que es por miedo y no por deseo?
-Edward- le dije desde el sillón, necesitaba relajarme por que sino esta conversación en donde pensé poder sacar algún adelanto o quizás…lo pensare, estaba a pasos de convertirse en una pelea –amor esto no es por miedo, mírame- le dije golpeado, pero no se giraba –por favor, no se como explicarte sin que pienses que soy como esas mujeres que trabajan en esas casas donde los hombres van y pagan por ellas- le dije avergonzada por mi forma de ver como el tomaría mi atrevimiento –yo…yo no se que pienses de mi, pero la verdad es que te deseo amor- definitivamente todos los litros de sangre de mi cuerpo en estos momentos estaban solo concentrados en mi cabeza, tenia el corazón a mil y las manos me sudaban, Edward se giro para verde directo a los ojos, lo que me hizo esquivar su mirada y mirarme las manos que tan interesantes se me hicieron de repente.
-Bella jamás pensaría algo así de ti, no te niego que me encanta escucharte decir eso, el que alguien como yo te cause esas sensaciones, pero aun así no es correcto amor- ahora me dio alcance en el sillón, sonrío al ver mi sonrojo y comenzó a acariciar mis mejillas –definitivamente eres demasiado apetecible para tu propio bien, como es que pensante en algún momento que no te deseaba, pequeña el tenerte así a mi lado es uno de los mayores retos que e tenido- me dijo dándome un beso en la frente y levantándose nuevamente, ya no sabia que hacer la verdad, vi que estaba batalla estaba perdida.
-Edward tu…tu ya has…bueno tu- por que tenia que parecer tan infantil en estos momentos donde deseaba verme como toda una mujer casi experimentada, pero no tenia que salir a flote lo peor de la timidez.
-Solo una vez pequeña, fue de curiosidad pero si me hubiesen dicho que después de todos esos años te volvería a ver y tu corresponderías a mis sentimientos, te aseguro, definitivamente te hubiese esperado para que juntos averiguáramos y experimentáramos cosas nuevas- me dijo ahora él ruborizándose y mirando sus manos, aún seguía de pie y eso me hacia estar nerviosa, no se por que, es como si en cualquier momento decidiera correr cuando ya no quisiera hablar más del tema –Pero si quieres saber, tenia miedo así que no fue mucho lo que pude disfrutar por eso es que ni lo pienso, era un niño curioso- me dijo intentando sonreír, pero estaba nervioso.
-¿Tienes miedo ahora?- le dije acercándome a él abrazándolo por la espalda, sentía una nueva fuerza en mi interior, con una vez tampoco es que uno se vuelva experto, el me pasa en la sensación pero en cuanto a la experiencia podría decirse que estamos parejos y ese pensamiento me hacia tener un inexplicable valor, el no tener miedo de mi.
-Bella por favor- me dijo intentando zafarse de mi agarre, pero no se lo permití.
-Amor entiende que te amo y sácate de tu cabecita que esto estaría mal, esta seria nuestra demostración de amor, del sentimiento más puro y hermoso que nos profesamos mutuamente, no es algo prohibido, sucio o indebido, el casarnos es demostrar al resto del mundo que nadie nos puede separar, ante Dios seria mostrar de manera tangible que deseamos que nadie nos separe, pero esto- le dije ahora posicionándome delante de él para poder verlo a los ojos –esto seria la demostración de amor mutuo, no tienes que tener miedo- le dije y lo bese, lo bese efusivamente para darle valor y a la vez darme valor, al parecer aquí la guía seria yo.
-Bella- me dijo con voz ronca –será mejor que vallas a dormir- pero me seguía teniendo abrazada así que sus palabras no tuvieron ninguna convicción.
-¿Estas seguro?- le dije intentando que mi voz sonara sensual, enrede mis dedos en su sedoso cabello y comencé a besarlo nuevamente, sus manos fueron a mi espalda acariciando de arriba abajo y olí a una dulce derrota por su parte, nuestro beso cada vez se hacia más urgente, apasionado y lleno de deseo y necesidad, lo que me estaba llevando a la locura desenfrenada, comenzamos a caminar rápidamente hasta el sillón y estábamos tan resueltos a llevar esto más allá que prácticamente nos lanzamos al sillón provocando que se desfondara y quedara un gran hoyo donde antes estaban bien acomodados los cojines, Edward comenzó a reírse desenfrenadamente, yo por mi parte estaba enojada, irritada con la situación ¿Cómo tanta mi mala suerte? Si estas cosas solo me suceden a mi, la única oportunidad que había logrado para que algo pudiese suceder y todo se va al carajo por un estúpido sillón.
-Amor, no te enojes- me dijo acariciándome el rostro y levantándose de su ya inservible sillón, me tendió la mano para ayudarme a salir –piensa en que por algo ocurren las cosas, así como íbamos no es precisamente lo más romántico, no hubiese sido correcto y debido que tu primera vez haya sido así como cavernícolas- me dijo divertido –pensé que este sillón era más resistente- me dijo entre risitas, me enojaba más verlo así tan divertido por la situación, mientras yo casi me cabeceaba de la mala suerte –Ahora el problema será donde dormiré- dijo pensativo –puede que algún colega me pueda alojar estos días por las noches.
-¡NO!- le dije en un grito, y volvió el sonrojo –no me dejes sola aquí- le dije lo que me parecía razonable ¿Qué le iba a decir?...¿no, no te vallas por que si te vas las posibilidades de que algo pase serán nulas? -podrías dormir conmigo- le dije y el alzo su ceja –prometo portarme bien, si quieres podemos dormir en diferentes mantas para que no te sientas incomodo- le dije tímidamente, aunque la idea de tenerlo ahí conmigo hacia que pensara en cierto plan. Finalmente Edward accedió tras analizar la situación, si se iba con algún compañero de trabajo luego tendría muchas preguntas por responder, así que optamos por lo sano y dormimos juntos pero no revueltos, como se dice, aunque dormir, dormir como la palabra lo dice no era la adecuada, al principio estaba un poco tenso el ambiente, comencé a acariciar el rostro de Edward y el finalmente se durmió con una paz increíble en el rostro, yo fui otro cuento diferente pues aún me sentía frustrada y el enojo no me dejaba conciliar el sueño, ya mañana me desquitare, fue lo ultimo que pensé antes de encontrar el sueño.
A la mañana siguiente ya estaba más calmada y de hecho ahora la veía el lado bueno a la situación, aún me quedaban 4 días y ya había adelantado parte con la conversación de ayer, además ahora teniéndolo aquí a mi lado ya era un buen camino, cuando abrí mis ojos el ángel de mis sueños y el dueño de mi corazón seguía durmiendo placidamente a mi lado, su respiración era acompasada y su rostro en perfecta calma, me quede varios minutos mirándolo, maravillándome y absorbiendo de su belleza natural. Mi estomago sonó, lo que me indico que era hora de ingerir alimento, con mucho pesar salí de los brazos de Edward, me puse una bata y salí a la cocina a preparar el desayuno, en la alacena no era mucho lo que había así que intente hacer algo con huevo y manteca que quedaba, corte unos trocitos de jamón que quedaba y prepare omelet, exprimí unas naranjas para obtener jugo natural y puse en la tostadora algunos panes, lo puse todo en una bandeja y fui al cuarto, cuando llegue Edward aún seguía durmiendo, me quede nuevamente embobada mirándolo, él comenzó a removerse y vi que estaba tanteando con su mano donde yo debería de estar, cuando noto que estaba vacío el lugar salto de un brinco fuera de la cama, me reí ante su expresión.
-Buenos días- le dije riéndome aún de él, le hice señas para que volviera a recostarse y le puse la bandeja encima de las piernas una vez ya en la cama.
-Estos si son buenos días- me dijo al mirar lo que había preparado y luego me dio un tierno beso de buenos días y luego otro de agradecimiento.
-Espero que te guste- le dije cuando me posicionaba al lado de él y tomaba mis tostadas y mi té -¿Cuál es el itinerario de hoy?- le pregunte.
-Es sorpresa- me dijo besando mi nariz, aunque las sorpresas nunca me han gustado, podía tolerarlo por él, por mi amor.
Luego de haber desayunado juntos por la mañana, Edward me dijo que tenia que ir por algo pero que no demoraba, yo por mi parte aproveche de ordenar un poco la casa, la cocina, la pieza, el baño y de pensar en este ultimo y de lo que diría mi padre si me viera con las manos en el inodoro seria algo definitivamente impagable de ver, me duche y me vestí con un cómodo vestido azul de tiritas que se abrochaba por delante con una tira de botones desde el pecho hasta las rodillas que era donde llegaba el vestido, ya lista fui al living para intentar leer algo de los pocos libros que tenia Edward, tome uno e inconcientemente me senté en el sillón, cuando me caí por el hoyo me puse a reír recordando lo de ayer, ahora que lo pensaba fríamente la escena debió de ser muy divertida para alguien que la veía desde fuera.
Edward llego cerca de la hora de la comida, me dijo que no me preocupara de ello pues me invitaría a un lugar a las afueras, nos fuimos nuevamente en el auto que Edward se había conseguido, este viaje fue más largo que el anterior, cuando tomo la bifurcación que llevaba de vuelta a la ciudad lo mire aterrada, la idea de que alguien nos reconociera no era muy tentador.
-No te preocupes amor, iremos más allá- tomo mi mano y la besó, nos fuimos todo el camino en un cómodo silencio tomados de las manos, paramos en una hostería para poder comer, luego volvimos a tomar el camino que nos llevo a la ciudad continua, yo ya había estado antes en ese lugar pero cuando era pequeña, así que dudo que alguien me reconozca. Bajamos del auto y Edward cubrió mis ojos con sus manos, caminamos uso pasos mas allá, subimos unas escaleras y escuchaba puertas abrirse a nuestro paso, finalmente entramos a un amplio lugar que parecía un teatro
-¿Qué es este lugar?- le pregunte, se me hacia un poco familiar, como si ya lo hubiese visto pero no sabia de donde.
-Amor es el conservatorio nacional de música- me dijo tomándome de la mano y llevándome al escenario, el lugar estaba completamente vacío en su interior lo que a cada paso se escuchaba nuestro eco -¿recuerdas cuando te conté de la dueña del internado?, bueno ella me ayudo a poder entrar unas horas aquí, quería enseñarte algo- me dijo mientras llegábamos al escenario junto con un gran piano de cola hermosamente brillante. Se sentó en el taburete y con una seña de su mano me hizo acomodarme a su lado, comenzó a tocar las teclas con suavidad, delicadeza, con sutileza y con tanta maestría que estúpidamente sentía celos hasta de las teclas de un piano, este hombre hace magias con sus manos pensé, me obligue a concentrarme en la hermosa melodía que impregnaba todo el desierto lugar, la hermosa melodía que nos envolvía en nuestro mundo paralelo.
-Es hermosa amor- le dije mientras recostaba mi cabeza sobre su espalda y cerraba los ojos para volar con aquellas notas llenas de amor.
-Tú madre te trajo a este lugar cuando eras pequeña- me dijo sacándome de mi maravilloso mundo y llevándome a otro donde había pena, nostalgia pero a la vez felicidad de estar en un lugar que estuve con mi madre, a pesar que no lo recordaba claramente.
-¿Cómo lo sabes?- le pregunte.
-Cuando era pequeño, le pregunte a mi madre si sabia si volverías pronto al campo, ella me dijo que no sabia pues tu madre en uno de tus cumpleaños de regalo te trajo a este lugar al ver que tenias la misma pasión y gusto musical que ella, pensé que podría ser una buena idea- me dijo mientras veía que por mi rostro caían pequeñas lagrimas pero de felicidad, beso mis mejillas para secar mis lagrimas.
-Gracias amor, eres maravilloso- le dije cerrando los ojos y absorbiendo aquel momento que sin duda jamás podría olvidar, Edward era sumamente detallista y amaba eso de él. Continuo tocando innumerables piezas de diferentes compositores hasta que llego a una que me erizo la piel “Tristesse de Frederic Chopin”.
-Amor- le dije con un hilo de voz –por favor no toques esa canción- mientras mi cuerpo reaccionaba como si estuviese protegiéndose de millones de dagas, me abrace a mi misma mientras Edward dejaba de tocar y me miraba extrañado, confundido y asustado por mi reacción.
-Amor ¿Qué pasa?- me abrazo instantáneamente al verme así.
-No me gusta esa canción amor, cuando mi madre murió esa fue la melodía en el funeral, desde entonces esa canción se ha vuelto la melodía de mi vida, llena de tristeza y melancolía, me recuerda la perdida de mi madre y la desdicha de mi vida solitaria- le dije mientras intentaba esconder mi vista de él, intentar recordar los que de seguro han sido mejores recuerdos junto a mi madre y encontrar lagunas vacías, recordar el cambio de mi padre desde que mamá murió y mi solitaria vida, las imposiciones en las que me e visto obligada, se que ahora todo esto es diferente por que tengo a Edward, pero siento que aún no puedo cantar victoria, no hasta que hable con mi padre y escuchar esta Canción me hace pensar que aún falta por sufrir, aun falta por luchar y peor aún, me hace perder toda esperanza.
-Lo siento amor, no lo sabia- me dijo besando mi frente y apretándome a él –tendremos que buscarte una nueva melodía para tu nueva vida junto a mi, una melodía llena de amor, comprensión y sobre todo que marque que ya no estas sola.
Cuando salimos del conservatorio nos asombramos al ver que estaba lloviendo, era una lluvia copiosa, a pesar que durante el día había sido muy caluroso y sobre todo sin ninguna nube sobre el horizonte.
-Clima tropical- me dijo Edward quien me tomo de la mano y me llevo corriendo al auto para que no nos mojáramos. Ya habíamos pasado la bifurcación que nos llevaba al pueblito donde vivía Edward cuando el auto comenzó a dar tirones y de la nada se detuvo –Vamos, vamos- comenzó a decir Edward que hacia girar la llave para hacer contacto una y otra vez, le pego otro par de veces al volante como si eso ayudara, luego decidió bajarse a ver el capo y al abrirlo mucho humo salio, entro rápidamente al auto y en pocos minutos quedo completamente empapado –Amor se sobrecalentó el radiador, creo que tenemos que caminar por ahora, es muy tarde como para conseguir un mecánico- me dijo avergonzado. A situación en otro momento hubiese sido divertida ya que el día había sido magnifico, una gran cita que se arruinaba por la descomposición del auto, peor este no era el caso ya que afuera llovía torrencialmente.
-Bien, entonces debemos irnos ahora para correr- le con una sonrisa dije para no hacerlo sentir mal, él me entrego su suéter y tuve que aceptarlo a regañadientes ya que me aviso que si no lo tomaba de igual manera se lo sacaría para que nos fuéramos a la par, corrimos rápidamente o al menos eso intente yo, ya que cada cierto tiempo encontraba con que tropezarme, al fin tras largos 20 minutos llegamos a la casa empapados, no había parte de mi cuerpo que no estuviese mojado.
-Amor voy por algunas toallas para que te seques, lo que menos queremos es que pesques un resfriado- me dijo tras salir del cuarto para ir por algunas toallas, yo me descalce y me saque por debajo del vestido mi ropa interior que me incomodaba al estar mojada, estaba de espaldas mirando por la ventana la fuerza de la lluvia, los meteorólogos decían que estábamos en sequía y de la nada aparece esta lluvia…extraño pensé, pero con la fuerza de la naturaleza nada se puede hacer, estaba tan concentrada en mi monologo interior que no sentí cuando Edward llego.
-Amor déjame secarte ese pelo por favor, no para de gotear- me dijo acercándose a mi, me gire para verlo y me avergoncé al darme cuenta que mi mandíbula se desencajo al verlo, estaba con un pantalón holgado pero de igual manera marcaba sus musculosas piernas, pero lejos lo mejor y por segunda maravillosa vez vi su torso desnudo, sensualmente mojado que me gritaba que lo acariciara, Edward me vio divertido al notar la manera tan descarada que estaba teniendo de mirarlo.
-¿Algo que te guste?- me dijo divertido pero sensual a la vez.
-Todo- le dije sin pensarlo y acercarme a él para besarlo, Edward se tenso de seguro por adivinar como estaba pensando mi cabeza pero no quería darle tiempo precisamente a eso, a pensar, tome las toallas que tenia en sus manos y las deje caer al suelo, lo abrace por el cuello apegándome mas a él, el tembló al sentir mi cuerpo mojado pero luego me acorde que no solo por eso, sino que prácticamente estaba desnuda ya que no estaba con mi ropa interior y el vestido estaba empapado, lo que dejaba prácticamente una tela delgada separándonos, me aparte un poco de él para mirarlo a los ojos –No tengas miedo amor, somos uno ahora y siempre- le dije mientras llevaba mis manos al vestido y comenzaba desabotonarlo uno a uno.
Desperté temprano por la mañana con una extraña sensación, ya que al descansar mi mente se despejo he hicieron que me diera cuenta de mi absurda y exagerada reacción, arruinando nuestro hermoso día, nuestro mágico reencuentro y yo siempre tan infantil, no podía obligar a Edward a algo que él no quería pero me conformaría sin duda con su amor que me entregaba incondicionalmente, así que pensé que tarde o temprano tenia que levantarme he ir a pedirle disculpas por haberlo dejado afuera solo mientras el intentaba disculparse por algo que no tenia culpas, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por dos golpes suaves a la puerta, me levante de un brinco y vi que por debajo de esta se deslizaba un papel, lo tome rápidamente y abría la puerta, tras ella ya no había nadie pero en el suelo se encontraba una rosa roja, la tome y cerré la puerta para recostarme en la cama, amaba los detalles de Edward y esta no era la excepción, abrí la nota y en ella se encontraban un par de palabras
“Discúlpame mi hermosa princesita, pero como ves soy un poco pasado de moda quizás pero eres tan frágil como una rosa que mereces ser tratada como tal, con toda delicadeza, ternura, amor y suavidad”
Definitivamente me había ganado el premio mayor, sin pensarlo más salí de la habitación al encuentro de mi Dios personal y ahí con toda su despampanante belleza estaba sentado en el sillón con una leve sonrisa, ya cambiado listo para un nuevo día, seguramente sabiendo que no podría resistirme más e iría a su encuentro, me lance sobre su regazo para abrazarlo y besarlo y no volver a separarme nunca más.
-Creo que tendré que hacerte enojar más seguido- me dijo mientras me separada de él por más aire, el me regalo una hermosa y amplia sonrisa al verme así tan entregada a él, volví a besarlo con mucho amor y pasión pero que fue cortada al primer indicio de ésta –Amor, es muy temprano para empezar a tentar la situación, creo que después de todo vamos a tener que hablar del tema, eso si después de que desayunemos, anoche llegaste tan cansada que no comiste nada antes, así que debes estar con el estomago vacío- yo no dije nada pues me parecía lo mejor, no entendía por que siempre huía de algo tan natural y hermoso que debe ser el entregarse completamente al ser amado.
-Amor no tengo hambre, me parece mejor si hablamos ahora- le dije impaciente por que al fin pudiésemos hablar, pero mi inoportuno estomago se le ocurrió justo en ese momento manifestarse y dejarme como mentirosa, pues la verdad si tenia hambre, simplemente me limite a ruborizarme y a esconderme mi rostro en el pecho de Edward, que olía condenadamente exquisito.
-Vamos a preparar algo mentirosilla y prometo que luego hablaremos- me dijo mientras me alzaba y tomaba en brazos llevándome a la pequeña cocina -¿Qué es lo que se le antoja a la princesa el día de hoy?- me dijo con dulzura, se veía divertido pero en parte preocupado, pude notarlo ya que se pasaba la mano por su cabello de vez en cuando.
-Amor, lo que tu prepares me parece delicioso, por el momento te dejare unos minutos para ir a asearme y cambiarme- le dije mientras le dejaba un pequeño beso en los labios y salía a toda prisa de la cocina, ya que tenia pensado en no desperdiciar el día de hoy con mis niñerías o con malos entendidos, hablaríamos de aquel asunto pendiente y saliese lo que saliese lo aceptaría de todas formas. Me vestí con un lindo vestido largo dos dedos debajo de la rodilla verde que se amarraba con un lazo en la cintura, un chaleco de botones blanco con unas sandalias bajas, al bajar Edward ya tenia todo preparado, desayunamos de manera extraña, no dijimos nada mientras comíamos pero nuestras miradas nunca perdían conexión, a no ser que quisiera ponerle azúcar a mi café o Edward mermelada a sus tostadas, pero siempre mirándonos fijamente a los ojos como buscando en ellos que era lo que el otro pensaba, yo al menos por mi parte solo quería tener la condenada conversación de una vez por todas, pero sabia que tenia que ser paciente ya que si me ponía muy cargosa Edward se molestaría o se aburriría, así que tenia que jugar bien mi carta libre que Edward me estaba dando al aceptar hablar del tema.
Finalmente salimos al exterior, Edward me dijo que iríamos a un lugar especial que quera mostrarme y que para ello se había conseguido un auto con su jefe
-Es lo único que pude conseguir- me dijo mirándome como pidiendo disculpas mientras me abría la puerta del copiloto, si bien el auto era muy poco moderno y algo destartalado, me sentía una princesa pero por el simple echo de ir con mi príncipe a mi lado, nada importaba incluso si tenia que empujar el auto para mi eso no seria problema por que tendría que empujarlo con él, mientras íbamos por un lugar algo apartado del pueblo me platicaba de lo que él hacia en aquel trabajo, que se había ganado la confianza de su jefe y lo tenia como capataz y guía de la cosecha que se estaba llevando en el rancho de su jefe, se veía tan feliz contándome todo aquello, orgulloso de si misma y en lo personal estaba de igual manera, él a pesar de cómo había quedado destruido por nuestra situación supo salir adelante y ser promovido rápidamente a un mejor puesto, en cambio yo me deje morir junto con la idea en aquel entonces de haber perdido a mi Edward. Finalmente llegamos a una bifurcación, una en dirección de vuelta a la ciudad y a mi asquerosa pesadilla y la otra llevaba por lo que me dijo Edward a otro pueblo más pequeño, al avanzar las casas comenzaban a quedar atrás y solo se veía el extenso terreno cercado de árboles y de vez en cuando aparecía una casa, el auto se detuvo y Edward me ayudo a bajar, con los pies en tierra y observar el prado a mi alrededor pude oír le lejano sonido de una corriente de agua, como una gruta o un río, además en el alrededor había abundante maleza que indicaba que hace mucho alguien no habitaba el lugar y en centro de todo había una pequeña casita, algo descolorida pero que entregaba esa sensación de calidez, sobre todo por el hermoso paisaje que se apreciaba en el exterior.
-¿Quién vive aquí?- le pregunte cuando me tomo de la mano y me guío hacia la casa, él la contemplaba con un brillo especial y luego me miro a mi, con una hermosa sonrisa y unos ojos llenos de amor.
-Pretendo que nosotros, algún día- dijo nervioso y algo avergonzado.
-¿nosotros?- le pregunte al ver que tenia contemplado en sus planes vivir conmigo, mi corazón no podía dejar de bailar de la emoción al saber aquello, me quede mirándolo estupefacta, pero al parecer el no supo interpretar mi mirada, ya que me tomo de la mano y comenzó a guiarme nuevamente al auto.
-Discúlpame soy un inconciente- me dijo triste –Tu mereces una mansión en vez de esta pocilga- dijo lo ultimo casi escupiéndolo, yo rápidamente solté mi agarre al percatarme a donde se dirigían sus pensamientos.
-¡Ey! Detente- le dije mientras ahora yo lo tomaba del brazo y lo hacia girarse para mirarlo a los ojos, pero el intentaba rehuir de mi mirada -¿crees que reaccione así por que no me gusta?- le dije mientras ahora fijaba su mirada en mi, mirándome atentamente – ¿Estas loco? Me encanta, sabes que no me gustan las cosas llamativas o lujosas, es perfecta para nosotros- le dije dándole una sonrisa amable y acariciando su mejilla –Edward, no me hagas esto por favor, no desconfíes de mi ahora que estamos bien, si me conocieras sabrías que me encanta- y ahora cambio su semblante a una llena de felicidad.
-¿Me lo dices enserio, no es por no hacerme sentir mal?- nuevamente en sus ojos había cierta vergüenza y temor.
-Jamás amor el lugar en si me encanta, apartado de todo, rodeado de naturaleza, la casita se ve muy acogedora pero sobre todo es fantástica por que la compartiré contigo- le dije, mientras el me abrazaba y me besaba por todo el rostro, frente, ojos, nariz, pómulos, mejillas, mentón y finalmente en los labios, este ultimo fue sumamente tierno, yo estaba en las nubes solo de pensar en establecerme en un lugar con él, en tener una familia y pensar en hijos, en una parte de él y de mi corriendo por los alrededores –Te amo- le dije y lo volví a besar, sentí su risa en mis labios, estaba feliz y eso me hacia doblemente de feliz. Ya entrada la noche nos devolvimos a la casa de Edward, después de haber caminado por los alrededores y contarme que la casa estaba a la venta y que hablo con el dueño para que se la guardara, ya que le faltaba muy poco para conseguir el total del enganche, a la casa llegamos cerca de la medianoche, lo que me restaba tiempo para conversar así que decidí arriesgarme simplemente.
-Amor- le dije mientras me sentaba en el sillón –creo que tenemos una conversación pendiente- la voz me salio algo temblorosa, pues la verdad estaba un poco asustada ya que todas estas cosas son nuevas para mi, pero como tal quiero que sean con él, con nadie más pero solo de pensar que él no lo desea igual me carcome por dentro.
-Bien- me dijo sentándose a mi lado – ¿Por qué tenemos que conversar de esto Bella? Si sabes lo que pienso, sabes que para mi es importante que nos casemos primero, te amo y te respeto amor y no quiero que llegue un momento en que pienses lo contrario- se veía tranquilo, pero su voz me indicaba que estaba igual de nervioso que yo.
-Amor ¿es que no lo entiendes? Se que me amas y me respetas, así como yo lo hago por ti, pero no quiere decir que tu y yo no podamos hacer… bueno hacer… no se quizás… Edward tú me entiendes- le dije poniéndome de un rojo intenso, que cobarde…aquí yo dándomelas de mujer grande queriendo negociar mi virginidad y no puedo decir simplemente hacer el amor…infantil.
-Cariño- me dijo acariciándome las mejillas –no intentes ir más rápido de lo debido, no es necesario, si es por que crees que me puedo alejar, aburrir o pensar algo de ti no lo hagas, por ti soy capaz de hacer lo que sea, esta espera es necesaria por ti y tolerable por mi- esta es la parte donde me entristezco pues de pensar que no soy suficientemente atractiva para él, baja considerablemente unos buenos puntos en mi autoestima, no se que habrá visto en mis ojos o es que ¿se hizo lector de mentes? – ¡Ey! Señorita- me dijo abrazándome –ni se te ocurra pensar que no lo quiera, no se como explicarte para que no te asustes o pienses que puedo ser un psicópata, pero la verdad es que eres muy deseable para tu propio bien, decirte que tenerte aquí sola en mi casa es un reto a mi autocontrol que no lo puedes imaginar, nunca pienses que no lo quiero amor- ahora me aparto un poco lo justo para verme a los ojos –Amor, te deseo y mucho- trago saliva –pero quiero que todo sea perfecto como te lo mereces –y me beso nuevamente, pero esta vez sentí algo extraño, el saber que me deseaba como yo a él tenia otro sabor sus besos y en mi interior le llamaría victoria y derrota para él, él se estaba conteniendo no negando y yo podría intentar…quizás, ayudarlo un poco a perderlo.
-No se de donde piensas que no seria perfecto- le dije apartándome de él –no necesito un matrimonio para saber que es contigo con quien quiero estar, si nos entregáramos mutuamente solo seria demostrarnos físicamente que nos amamos y que nos pertenecemos mutuamente, no se cuando podamos tener una oportunidad como esta de estar solos, pero tú y tus arrebatos de moralidad no están ayudando mucho- le dije mientras involuntariamente se formaba un puchero en mis labios, él al principio le pareció divertido pero algo en su cabecita se formulo.
-entonces ¿es eso? ¿Si deseas esto es por que tienes miedo a no vernos nunca más?, así las cosas no se hacen Bella- me dijo con algo de enojo en su voz, como si lo hubiese lastimado –el compartir algo tan intimo como es tu cuerpo con la persona que amas es por eso mismo, por amor, no por miedo a que nos separen y no nos volvamos a ver- me dijo mientras se levantaba del sillón y me dejaba con muchos ¿uhm? ¿Cree que es por miedo y no por deseo?
-Edward- le dije desde el sillón, necesitaba relajarme por que sino esta conversación en donde pensé poder sacar algún adelanto o quizás…lo pensare, estaba a pasos de convertirse en una pelea –amor esto no es por miedo, mírame- le dije golpeado, pero no se giraba –por favor, no se como explicarte sin que pienses que soy como esas mujeres que trabajan en esas casas donde los hombres van y pagan por ellas- le dije avergonzada por mi forma de ver como el tomaría mi atrevimiento –yo…yo no se que pienses de mi, pero la verdad es que te deseo amor- definitivamente todos los litros de sangre de mi cuerpo en estos momentos estaban solo concentrados en mi cabeza, tenia el corazón a mil y las manos me sudaban, Edward se giro para verde directo a los ojos, lo que me hizo esquivar su mirada y mirarme las manos que tan interesantes se me hicieron de repente.
-Bella jamás pensaría algo así de ti, no te niego que me encanta escucharte decir eso, el que alguien como yo te cause esas sensaciones, pero aun así no es correcto amor- ahora me dio alcance en el sillón, sonrío al ver mi sonrojo y comenzó a acariciar mis mejillas –definitivamente eres demasiado apetecible para tu propio bien, como es que pensante en algún momento que no te deseaba, pequeña el tenerte así a mi lado es uno de los mayores retos que e tenido- me dijo dándome un beso en la frente y levantándose nuevamente, ya no sabia que hacer la verdad, vi que estaba batalla estaba perdida.
-Edward tu…tu ya has…bueno tu- por que tenia que parecer tan infantil en estos momentos donde deseaba verme como toda una mujer casi experimentada, pero no tenia que salir a flote lo peor de la timidez.
-Solo una vez pequeña, fue de curiosidad pero si me hubiesen dicho que después de todos esos años te volvería a ver y tu corresponderías a mis sentimientos, te aseguro, definitivamente te hubiese esperado para que juntos averiguáramos y experimentáramos cosas nuevas- me dijo ahora él ruborizándose y mirando sus manos, aún seguía de pie y eso me hacia estar nerviosa, no se por que, es como si en cualquier momento decidiera correr cuando ya no quisiera hablar más del tema –Pero si quieres saber, tenia miedo así que no fue mucho lo que pude disfrutar por eso es que ni lo pienso, era un niño curioso- me dijo intentando sonreír, pero estaba nervioso.
-¿Tienes miedo ahora?- le dije acercándome a él abrazándolo por la espalda, sentía una nueva fuerza en mi interior, con una vez tampoco es que uno se vuelva experto, el me pasa en la sensación pero en cuanto a la experiencia podría decirse que estamos parejos y ese pensamiento me hacia tener un inexplicable valor, el no tener miedo de mi.
-Bella por favor- me dijo intentando zafarse de mi agarre, pero no se lo permití.
-Amor entiende que te amo y sácate de tu cabecita que esto estaría mal, esta seria nuestra demostración de amor, del sentimiento más puro y hermoso que nos profesamos mutuamente, no es algo prohibido, sucio o indebido, el casarnos es demostrar al resto del mundo que nadie nos puede separar, ante Dios seria mostrar de manera tangible que deseamos que nadie nos separe, pero esto- le dije ahora posicionándome delante de él para poder verlo a los ojos –esto seria la demostración de amor mutuo, no tienes que tener miedo- le dije y lo bese, lo bese efusivamente para darle valor y a la vez darme valor, al parecer aquí la guía seria yo.
-Bella- me dijo con voz ronca –será mejor que vallas a dormir- pero me seguía teniendo abrazada así que sus palabras no tuvieron ninguna convicción.
-¿Estas seguro?- le dije intentando que mi voz sonara sensual, enrede mis dedos en su sedoso cabello y comencé a besarlo nuevamente, sus manos fueron a mi espalda acariciando de arriba abajo y olí a una dulce derrota por su parte, nuestro beso cada vez se hacia más urgente, apasionado y lleno de deseo y necesidad, lo que me estaba llevando a la locura desenfrenada, comenzamos a caminar rápidamente hasta el sillón y estábamos tan resueltos a llevar esto más allá que prácticamente nos lanzamos al sillón provocando que se desfondara y quedara un gran hoyo donde antes estaban bien acomodados los cojines, Edward comenzó a reírse desenfrenadamente, yo por mi parte estaba enojada, irritada con la situación ¿Cómo tanta mi mala suerte? Si estas cosas solo me suceden a mi, la única oportunidad que había logrado para que algo pudiese suceder y todo se va al carajo por un estúpido sillón.
-Amor, no te enojes- me dijo acariciándome el rostro y levantándose de su ya inservible sillón, me tendió la mano para ayudarme a salir –piensa en que por algo ocurren las cosas, así como íbamos no es precisamente lo más romántico, no hubiese sido correcto y debido que tu primera vez haya sido así como cavernícolas- me dijo divertido –pensé que este sillón era más resistente- me dijo entre risitas, me enojaba más verlo así tan divertido por la situación, mientras yo casi me cabeceaba de la mala suerte –Ahora el problema será donde dormiré- dijo pensativo –puede que algún colega me pueda alojar estos días por las noches.
-¡NO!- le dije en un grito, y volvió el sonrojo –no me dejes sola aquí- le dije lo que me parecía razonable ¿Qué le iba a decir?...¿no, no te vallas por que si te vas las posibilidades de que algo pase serán nulas? -podrías dormir conmigo- le dije y el alzo su ceja –prometo portarme bien, si quieres podemos dormir en diferentes mantas para que no te sientas incomodo- le dije tímidamente, aunque la idea de tenerlo ahí conmigo hacia que pensara en cierto plan. Finalmente Edward accedió tras analizar la situación, si se iba con algún compañero de trabajo luego tendría muchas preguntas por responder, así que optamos por lo sano y dormimos juntos pero no revueltos, como se dice, aunque dormir, dormir como la palabra lo dice no era la adecuada, al principio estaba un poco tenso el ambiente, comencé a acariciar el rostro de Edward y el finalmente se durmió con una paz increíble en el rostro, yo fui otro cuento diferente pues aún me sentía frustrada y el enojo no me dejaba conciliar el sueño, ya mañana me desquitare, fue lo ultimo que pensé antes de encontrar el sueño.
A la mañana siguiente ya estaba más calmada y de hecho ahora la veía el lado bueno a la situación, aún me quedaban 4 días y ya había adelantado parte con la conversación de ayer, además ahora teniéndolo aquí a mi lado ya era un buen camino, cuando abrí mis ojos el ángel de mis sueños y el dueño de mi corazón seguía durmiendo placidamente a mi lado, su respiración era acompasada y su rostro en perfecta calma, me quede varios minutos mirándolo, maravillándome y absorbiendo de su belleza natural. Mi estomago sonó, lo que me indico que era hora de ingerir alimento, con mucho pesar salí de los brazos de Edward, me puse una bata y salí a la cocina a preparar el desayuno, en la alacena no era mucho lo que había así que intente hacer algo con huevo y manteca que quedaba, corte unos trocitos de jamón que quedaba y prepare omelet, exprimí unas naranjas para obtener jugo natural y puse en la tostadora algunos panes, lo puse todo en una bandeja y fui al cuarto, cuando llegue Edward aún seguía durmiendo, me quede nuevamente embobada mirándolo, él comenzó a removerse y vi que estaba tanteando con su mano donde yo debería de estar, cuando noto que estaba vacío el lugar salto de un brinco fuera de la cama, me reí ante su expresión.
-Buenos días- le dije riéndome aún de él, le hice señas para que volviera a recostarse y le puse la bandeja encima de las piernas una vez ya en la cama.
-Estos si son buenos días- me dijo al mirar lo que había preparado y luego me dio un tierno beso de buenos días y luego otro de agradecimiento.
-Espero que te guste- le dije cuando me posicionaba al lado de él y tomaba mis tostadas y mi té -¿Cuál es el itinerario de hoy?- le pregunte.
-Es sorpresa- me dijo besando mi nariz, aunque las sorpresas nunca me han gustado, podía tolerarlo por él, por mi amor.
Luego de haber desayunado juntos por la mañana, Edward me dijo que tenia que ir por algo pero que no demoraba, yo por mi parte aproveche de ordenar un poco la casa, la cocina, la pieza, el baño y de pensar en este ultimo y de lo que diría mi padre si me viera con las manos en el inodoro seria algo definitivamente impagable de ver, me duche y me vestí con un cómodo vestido azul de tiritas que se abrochaba por delante con una tira de botones desde el pecho hasta las rodillas que era donde llegaba el vestido, ya lista fui al living para intentar leer algo de los pocos libros que tenia Edward, tome uno e inconcientemente me senté en el sillón, cuando me caí por el hoyo me puse a reír recordando lo de ayer, ahora que lo pensaba fríamente la escena debió de ser muy divertida para alguien que la veía desde fuera.
Edward llego cerca de la hora de la comida, me dijo que no me preocupara de ello pues me invitaría a un lugar a las afueras, nos fuimos nuevamente en el auto que Edward se había conseguido, este viaje fue más largo que el anterior, cuando tomo la bifurcación que llevaba de vuelta a la ciudad lo mire aterrada, la idea de que alguien nos reconociera no era muy tentador.
-No te preocupes amor, iremos más allá- tomo mi mano y la besó, nos fuimos todo el camino en un cómodo silencio tomados de las manos, paramos en una hostería para poder comer, luego volvimos a tomar el camino que nos llevo a la ciudad continua, yo ya había estado antes en ese lugar pero cuando era pequeña, así que dudo que alguien me reconozca. Bajamos del auto y Edward cubrió mis ojos con sus manos, caminamos uso pasos mas allá, subimos unas escaleras y escuchaba puertas abrirse a nuestro paso, finalmente entramos a un amplio lugar que parecía un teatro
-¿Qué es este lugar?- le pregunte, se me hacia un poco familiar, como si ya lo hubiese visto pero no sabia de donde.
-Amor es el conservatorio nacional de música- me dijo tomándome de la mano y llevándome al escenario, el lugar estaba completamente vacío en su interior lo que a cada paso se escuchaba nuestro eco -¿recuerdas cuando te conté de la dueña del internado?, bueno ella me ayudo a poder entrar unas horas aquí, quería enseñarte algo- me dijo mientras llegábamos al escenario junto con un gran piano de cola hermosamente brillante. Se sentó en el taburete y con una seña de su mano me hizo acomodarme a su lado, comenzó a tocar las teclas con suavidad, delicadeza, con sutileza y con tanta maestría que estúpidamente sentía celos hasta de las teclas de un piano, este hombre hace magias con sus manos pensé, me obligue a concentrarme en la hermosa melodía que impregnaba todo el desierto lugar, la hermosa melodía que nos envolvía en nuestro mundo paralelo.
-Es hermosa amor- le dije mientras recostaba mi cabeza sobre su espalda y cerraba los ojos para volar con aquellas notas llenas de amor.
-Tú madre te trajo a este lugar cuando eras pequeña- me dijo sacándome de mi maravilloso mundo y llevándome a otro donde había pena, nostalgia pero a la vez felicidad de estar en un lugar que estuve con mi madre, a pesar que no lo recordaba claramente.
-¿Cómo lo sabes?- le pregunte.
-Cuando era pequeño, le pregunte a mi madre si sabia si volverías pronto al campo, ella me dijo que no sabia pues tu madre en uno de tus cumpleaños de regalo te trajo a este lugar al ver que tenias la misma pasión y gusto musical que ella, pensé que podría ser una buena idea- me dijo mientras veía que por mi rostro caían pequeñas lagrimas pero de felicidad, beso mis mejillas para secar mis lagrimas.
-Gracias amor, eres maravilloso- le dije cerrando los ojos y absorbiendo aquel momento que sin duda jamás podría olvidar, Edward era sumamente detallista y amaba eso de él. Continuo tocando innumerables piezas de diferentes compositores hasta que llego a una que me erizo la piel “Tristesse de Frederic Chopin”.
-Amor- le dije con un hilo de voz –por favor no toques esa canción- mientras mi cuerpo reaccionaba como si estuviese protegiéndose de millones de dagas, me abrace a mi misma mientras Edward dejaba de tocar y me miraba extrañado, confundido y asustado por mi reacción.
-Amor ¿Qué pasa?- me abrazo instantáneamente al verme así.
-No me gusta esa canción amor, cuando mi madre murió esa fue la melodía en el funeral, desde entonces esa canción se ha vuelto la melodía de mi vida, llena de tristeza y melancolía, me recuerda la perdida de mi madre y la desdicha de mi vida solitaria- le dije mientras intentaba esconder mi vista de él, intentar recordar los que de seguro han sido mejores recuerdos junto a mi madre y encontrar lagunas vacías, recordar el cambio de mi padre desde que mamá murió y mi solitaria vida, las imposiciones en las que me e visto obligada, se que ahora todo esto es diferente por que tengo a Edward, pero siento que aún no puedo cantar victoria, no hasta que hable con mi padre y escuchar esta Canción me hace pensar que aún falta por sufrir, aun falta por luchar y peor aún, me hace perder toda esperanza.
-Lo siento amor, no lo sabia- me dijo besando mi frente y apretándome a él –tendremos que buscarte una nueva melodía para tu nueva vida junto a mi, una melodía llena de amor, comprensión y sobre todo que marque que ya no estas sola.
Cuando salimos del conservatorio nos asombramos al ver que estaba lloviendo, era una lluvia copiosa, a pesar que durante el día había sido muy caluroso y sobre todo sin ninguna nube sobre el horizonte.
-Clima tropical- me dijo Edward quien me tomo de la mano y me llevo corriendo al auto para que no nos mojáramos. Ya habíamos pasado la bifurcación que nos llevaba al pueblito donde vivía Edward cuando el auto comenzó a dar tirones y de la nada se detuvo –Vamos, vamos- comenzó a decir Edward que hacia girar la llave para hacer contacto una y otra vez, le pego otro par de veces al volante como si eso ayudara, luego decidió bajarse a ver el capo y al abrirlo mucho humo salio, entro rápidamente al auto y en pocos minutos quedo completamente empapado –Amor se sobrecalentó el radiador, creo que tenemos que caminar por ahora, es muy tarde como para conseguir un mecánico- me dijo avergonzado. A situación en otro momento hubiese sido divertida ya que el día había sido magnifico, una gran cita que se arruinaba por la descomposición del auto, peor este no era el caso ya que afuera llovía torrencialmente.
-Bien, entonces debemos irnos ahora para correr- le con una sonrisa dije para no hacerlo sentir mal, él me entrego su suéter y tuve que aceptarlo a regañadientes ya que me aviso que si no lo tomaba de igual manera se lo sacaría para que nos fuéramos a la par, corrimos rápidamente o al menos eso intente yo, ya que cada cierto tiempo encontraba con que tropezarme, al fin tras largos 20 minutos llegamos a la casa empapados, no había parte de mi cuerpo que no estuviese mojado.
-Amor voy por algunas toallas para que te seques, lo que menos queremos es que pesques un resfriado- me dijo tras salir del cuarto para ir por algunas toallas, yo me descalce y me saque por debajo del vestido mi ropa interior que me incomodaba al estar mojada, estaba de espaldas mirando por la ventana la fuerza de la lluvia, los meteorólogos decían que estábamos en sequía y de la nada aparece esta lluvia…extraño pensé, pero con la fuerza de la naturaleza nada se puede hacer, estaba tan concentrada en mi monologo interior que no sentí cuando Edward llego.
-Amor déjame secarte ese pelo por favor, no para de gotear- me dijo acercándose a mi, me gire para verlo y me avergoncé al darme cuenta que mi mandíbula se desencajo al verlo, estaba con un pantalón holgado pero de igual manera marcaba sus musculosas piernas, pero lejos lo mejor y por segunda maravillosa vez vi su torso desnudo, sensualmente mojado que me gritaba que lo acariciara, Edward me vio divertido al notar la manera tan descarada que estaba teniendo de mirarlo.
-¿Algo que te guste?- me dijo divertido pero sensual a la vez.
-Todo- le dije sin pensarlo y acercarme a él para besarlo, Edward se tenso de seguro por adivinar como estaba pensando mi cabeza pero no quería darle tiempo precisamente a eso, a pensar, tome las toallas que tenia en sus manos y las deje caer al suelo, lo abrace por el cuello apegándome mas a él, el tembló al sentir mi cuerpo mojado pero luego me acorde que no solo por eso, sino que prácticamente estaba desnuda ya que no estaba con mi ropa interior y el vestido estaba empapado, lo que dejaba prácticamente una tela delgada separándonos, me aparte un poco de él para mirarlo a los ojos –No tengas miedo amor, somos uno ahora y siempre- le dije mientras llevaba mis manos al vestido y comenzaba desabotonarlo uno a uno.
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jejeje este les va a encantar
“Primera Vez”
–No tengas miedo amor, somos uno ahora y siempre- le dije mientras llevaba mis manos al vestido y comenzaba desabotonarlo uno a uno. En sus ojos pude apreciar el pánico que se estaba apoderando de él, al igual que yo tenía miedo, pero el miedo que sentíamos era el miedo a que una vez que conociéramos en toda su extensión la palabra amor, nuestro amor, seria más adictivo y dañino si no funcionase, si lo prohibido nuevamente se interpusiera entre nosotros. Estaba aterrada, nunca había intentado ser seductora y sabe Dios qué no creo serlo, pero al ver ese verde intenso y profundo que estaban tomando sus ojos fue un incentivo para mí, de saber que no estaba tan mal y que después de todo no le estaba siendo indiferente. Comencé con el ultimo botón de abajo, subiendo lentamente, invitándolo libremente a mirar lo que en unos segundos quedaría expuesto ante él, sin pudores, la lentitud era una invitación doble, una invitación a mirar, a disfrutar y a probar cada fibra de mi cuerpo que lo reclaman a él cómo único amo y señor y por otra parte la lentitud me daría las fuerzas necesarias para continuar y a él para que libremente tome la decisión de continuar o detener el acto de la unión más maravillosa que podría existir entre dos personas que se aman como nosotros lo hacemos. Lo seguí mirando mientras llegaba al último botón de mi vestido esperando su rechazo e impedimento a que continuara.
-Espera- me dijo tomando mis manos que estaban en el ya ultimo botón, lo sabía, sabía que él haría esto, que lo impediría, baje mi rostro entre apenada y avergonzada por la manera en que me estaba comportando –No lo hagas- no sabría descifrar que había en voz entre seria y divertida, pero su tono ronco era el que hacia la diferencia de la duda –Déjame a mi amor- y cuando dijo eso no lo creía, solo eleve mi mirada a sus ojos y al tenerlo aquí frente a mi, a centímetros de distancia percibí la intensidad de su mirada, la pasión contenida en sus ojos, tomo el botón entre sus dedos y tras darme una última mirada directa a los ojos que me hizo temblar de pies a cabeza lo desabrocho, dejándome expuesta a ante él libre sin barreras, sus manos se fueron a mis hombros y desde ahí lenta y suavemente comenzó a deslizar el vestido camino abajo provocándome con el roce de sus manos, cuando se perdió en el suelo comenzó acariciar con una mano mi espalda, de arriba hacia abajo con una suavidad y una lentitud que verdaderamente me pareció enfermiza, solo ese pequeño toque y estaba produciendo estragos en mis ya revueltas hormonas, con su otra mano comenzó a acariciar mi cadera y parte de mi muslo, con sus labios comenzó a dejar suaves y húmedos besos por mis hombros, clavícula, cuello, a bajar hasta el inicio de mis pechos deteniéndose ahí, tenia que reconocer que lo único que quería era que continuara y sobre todo que quería más, mucho más.
-Edward- le dije con voz ronca, sonaba como a una suplica, lo que a él le parecía divertido.
-Amor esto es todo nuevo para ti y lo que menos quisiera es lastimarte, déjame ayudarte lo mejor que pueda a que estés lista para mi - y tras decir esto capturo mis labios en un apasionado beso, sentí sus manos temblar en mi espalda, sentí su indecisión era lo correcto o no, necesitaba que confiara en esto, en que no estaba mal, incluso darle yo esa confianza pero sobre todo necesitaba más de él, así que valientemente me separe de su beso, tome su mano y la lleve directamente a mi seno. –Tócame- fue todo lo que pude decir, sentí como su cuerpo se tensaba pero mayor aún como se encendía ante aquel toque, mi corazón estaba desbocado con tantas emociones, el agarre de su mano ahora fue mayor lo que me llevo a soltar un leve gemido que a él lo convirtieron en otra persona, me miro intensamente a los ojos y se llevo mi pezón en sus labios, acariciándolo suavemente, lamiéndolo incesantemente, no sabría como explicar la ola de pasión que cubrió todo mi cuerpo, el estremecimiento interior que sentí cuando con su lengua comenzó a jugar con el, trazando pequeños círculos a su alrededor, lleve mis manos a sus cabellos con la agonía de querer tener más de él, vi que levantaba su mirada sin separarse y se dibujaba una sonrisa exquisita en sus ojos donde disfrutaba del placer que me entregaba y la agonía en mis ojos por la demora, mordisqueo levemente una y otra vez produciendo que se me contrajesen todos los músculos lo que llevo a que de mis labios saliera su nombre en un jadeo –¡Ed…ward!- fue un detonante mayor para él llevando su mano al solitario pezón que se encontraba al lado, comenzó a masajearlo en un comienzo tierno y suave, entregándole toda la atención que no tenia hasta ese entonces, la urgencia comenzó para ambos, ya que ahora entre su mano en mi pezón y su boca en el otro las caricias aumentaban su agarre y su intensidad, instintivamente lleve mis manos al inicio de su camiseta y al percibir mi intención se separo levemente para poder deslizarla, mi cuerpo sentía la perdida que dejo al separarse pero al apreciar la bienvenida de su pecho firme y bien marcado, desnudo completamente para mi sin restricciones sentí menos la perdida, estaba maravillada con su pecho, su abdomen y sus brazos que se tensaron cuando deslice mis manos acariciándolo, sintiéndolo real y mío, lentamente baje mis manos hasta llegar a su ombligo lo que le produjo un estremecimiento ante mis caricias suaves y lentas y sin pensarlo, sin mirarlo para no aterrarme más, lleve mis manos al botón de su pantalón, lo desabroche con suma maestría y con el me lleve sin más su ropa interior y por primera vez en mi vida me permití mirar mucho más allá y comprobé que no le era indiferente, que sus caricias en mi cuerpo y las mías en las de él le estaban pasando la cuenta, no sabia como actuar o que hacer, que estaba permitido y que no, finalmente él me tomo en brazos y me llevo hasta la cama, recostándome en ella y el quedando arriba de mi por el costado, sujetándose solamente con su codo.
-Te amo –me dijo acariciando mi mejilla -te amo pequeña- dijo con voz ronca y capturo mis labios en un ardiente beso, solo con eso me sentí mareada así que me separe un poco para respirar, necesitaba de todas mis fuerzas para no verme débil y hacerlo titubear, sentí sus manos en mi pie y comenzó el tortuoso camino arriba, pasando por mi pantorrilla, muslo, trazando suaves caricias por el interior de este y desviándolo de mi pelvis pasando por mi cadera, luego por mi estomago hasta nuevamente mis pechos que los recibió excitados y endurecidos, sus suaves caricias eran la gloria y de mi pierna que estaba entrelazada con las de él sentí su miembro ya endurecido pidiendo atención, sin pensarlo más lleve mis manos a él, masajeándolo de arriba hacia abajo, la sensación era extraña, estaba temerosa de saber si estaba haciendo bien o esto era un error, pero sentirlo así me hervía más la sangre pero todos mis temores, cuestionamientos fueron aplacados cuando Edward gimió en mi oído.
-Bell…-intento decir- Bella, no es necesario- termino de decir, pero estaba disfrutando, pude verlo en su rostro mientras él se mordía el labio inferior, esta agitado lo que me alentaba aún más.
-Te amo-le dije con una sonrisa en mi rostro al ver que yo también podía provocar en él -me gusta- le dije, mientras continuaba con mi labor.
-Tengo pensado en hacer esto lento, para no causarte algún dolor, pero si continuas haciendo eso mi autocontrol se ira al carajo- me dijo con los ojos cerrados, la maldad que se apodero de mi al ver que podía flaquear su autocontrol fue mayor, me acerque a su odio y con la voz más sensual que podía tener le dije.
-¿Quién dijo que quería que esto fuese lento? ardo en deseos al igual que tu de tenerte al fin en mi- sonreí al ver que abría sus ojos llenos de asombro y pasión casi irracional, su miembro en mis manos se tenso aún más y sonreí victoriosa –Edward estoy cansada de tu absurdo autocontrol, por favor hazme el amor- le pedí con un hilo de voz, ya no era mucho lo que aguantaría, no conocía la sensación final pero intuía por como mi cuerpo se estaba comportando. Edward me posiciono completamente debajo de él y el escalofrío que me recorrió la espalda cuando sentí el roce de nuestros sexos fue totalmente placentero, temí ante la sensación bestial que comenzó a crecer en mi interior, me sentía fuera de mi, extrañada y Edward quizás lo interpreto como miedo por que estaba ahí, ubicado entre mis pernas temblorosas pero de deseo y él intento zafarse, pero no se lo permití pues lo capture abrazándolo por la cintura con mis piernas, el roce de nuestros sexos fue mayor aún y vi que lo disfruto, así que antes de que intentara salirse o cualquier otra cosa que no fuera la correcta para el momento, volví a frotarme contra él, sintiéndome en las nubes.
-Bella- jadeo nuevamente -¿Quién eres y que has hecho con mi Bella?- me dijo con sus ojos cargados de amor y pasión.
-Esta es la Bella que te desea y que no puede esperar más, Edward quiero ser tuya, mi corazón, alma y pensamientos los tienes desde hace mucho, ahora reclama mi cuerpo por favor- le dije en un jadeo, el estremecimiento que sentía en mi parte baja estaba alcanzando niveles increíbles, Edward posiciono su miembro en mi entrada, me miro directamente a los ojos, había un atisbo de miedo pero en su mayoría era pura lujuria.
-¿Estas lista?- me pregunto con esa sonrisa torcida que tanto amo, cuando sentí que se acercaba cada vez más a mi interior cerré los ojos para no demostrar mi miedo en ellos esperando el intenso dolor que por comentarios de algunas amigas poco pudorosas que hablaban de estos temas, llegaría, Edward estaba siendo sumamente suave y sutil, sentí algo en mi interior rasgarse, es verdad había dolor, pero el placer que Edward me estaba entregando fue mayor, la electricidad que recorrió mi cuerpo al sentirlo en mi hizo que quisiera más, lo mire para demostrarle que todo estaba bien y al percatarse de ello entro un poco más, lento y suave como lo estaba haciendo todo esta noche pero inexplicablemente ante mi comportamiento tan irracional, quería más, pero ya no así, mi intimidad palpitaba de deseo y reclamando más, resolví finalmente dejar de ser una niña y entregarme 100%.
-Más- le pedí en un jadeo, vi en parte asombro en sus ojos por mi comportamiento tan osado, pero se que le gusto pues volvió a sonreír, no tuve que volver a pedirlo pues volvió a introducirse algo más impaciente, sus jadeos me llenaban cada vez más el cuerpo de nuevas fuerzas, nuevas sensaciones, de una fuerza insaciable –Edward- gemí llena de placer –más…fuerte- y el embistió más fuerte aforrándose desde mis hombros empujándome hacia abajo, penetrándome una y otra vez mientras que capturaba nuevamente mi pezón con sus labios, incrementando la lujuria a lugares estratosféricos y dándome el más maravillo y primer orgasmo de mi vida, pero las arremetidas de Edward aún no cesaban e intuí que él no había llegado al paraíso como yo, de alguna manera necesitaba que él estuviese conmigo en aquel lugar, así que como pude enrede mi pierna a la de él y lo voltee para quedar arriba sin perder la unión de nuestros sexos, alzo su ceja mirándome interrogativo –Déjame a mi retribuirte lo que me has dado- y capture su labio inferior, dándole una pequeña mordida lo que hizo que me ganara un pequeño gemido, estaba sobre él con mis rodillas a cada lado y con mis manos sujetándome del respaldo de la cama, lo que le daba una vista de mis pechos y sin pensarlo se llevo uno a la boca, incitándome aún más, me levante lenta y tortuosamente de él y me deje caer con fuerza.
-¡OH Bella!- grito y escuchar mi nombre así de sus labios fue mi perdición, tome sus manos y las subí hasta su cabeza, sujetándolas fuertemente con las mías, sabia que él tenia la fuerza para deshacer el agarre pero al ver que seguía mi juego me hacia sentir la mujer más poderosa, lo mire sensual -Esto aún no acababa- le dije, seguí con ese juego un par de veces más, subiendo lentamente y bajando fuerte, moviéndome en círculos sintiendo como su miembro calzaba perfecto en mi interior, la tortura que le estaba provocando lo sacaron de su control, deshizo el agarre y llevo sus manos a mi trasero y comenzó a empujarme hacia él con mayor fuerza, sus manos estaban firmes y fuertemente aferradas a mi lo que me excitaba aún más para continuar y no querer dejarlo, el placer que prácticamente me estaba dando era aún mayor que tuve mi segundo orgasmo sobre él, él seguía empujando con fuerza gimiendo de placer, diciendo mi nombre con esa voz que te excitaba solo de oírla, así que cuando aligero su agarre supe que esta en la nirvana junto a mi, disfrutando del éxtasis, beso la punta de mi nariz –Te amo, eres increíble para ser nueva en esto- y me recostó a su lado, sin perder la unión –si me lo preguntas ahora, me siento un estúpido por haber perdido tanto tiempo- y me abrazo.
-Te lo dije, estamos diseñados para estar así juntos, unidos, como dos engranajes que se complementan, y así estaremos eternamente- le dije, luego lo besé y en algún momento de nuestra unión silenciosa, disfrutando de lo ocurrido, nos quedamos dormidos, tras años al fin descanse como nunca, con el alma, el corazón y el cuerpo completamente rebosantes en felicidad.
Desperté con el cuerpo algo adolorido pero solo de recordar lo acontecido anoche fue suficiente para dejar todo de lado, los fuertes rayos que intentaban entrar por las cortinas indicaban que seria un hermoso día, vi el reloj sobre el velador que indicaban las 2 de la tarde, no lo podía creer habíamos dormido más del medio día, me senté en la cama y tome una camiseta de Edward abotonando solo el botón del medio, me levante para preparar el desayuno pero fue evitado por el agarre de Edward a mi brazo, quien me empujo hacia él haciéndome caer nuevamente a la cama.
-Buenos días- le dije algo avergonzada, ¿Cómo se supone que debía comportarme hoy? Recordando lo pasional que fui era algo vergonzoso.
-Lo son- me dijo al oído con voz sensual -¿Dónde vas? ¿No pensaras irte así nada más, verdad? –lo mire sin entender –Anoche despertaste la bestia domada que llevaba por dentro y comprendo que como tu primera vez debías estar exhausta así que no había problemas en dormir- me dijo ahora mirándome directamente a los ojos, esa pasión que vi anoche seguían ahí lo que me hizo temblar y llenarme nuevamente de esa de desenfreno por él ¿pero será posible? –Hoy no tendré la misma consideración- me dijo mientras me acercaba para darme uno de esos besos que te hacia perder la razón y doblegar cualquier decisión.
-Edward debemos comer algo- le dije para tortúralo un poco pero como se dice, el tiro me salio por la culata, ya comenzó a acariciar mis piernas, mis muslos y el interior de estos subiéndolos un poco más rozando mi intimidad, acaricio mi vientre debajo de la camisa
–Esta camisa se a estado perdiendo todos estos años usándola yo, en ti se ve fantástica- me dijo al oído provocando nuevos escalofríos, levanto un poco la mano y el botón cedió fácilmente dejándome desnuda ante él, al verme un gruñido salio desde su garganta y comenzó a besarme el cuello, lamiéndolo y mordisqueándolo en zonas estratégicas que me hacían temblar, intente decir algo o negarme pero se me estaba dificultando, bajo lentamente por mi pecho hasta quedar entre mis senos, me miro nuevamente con esos ojos cargados de deseo y simplemente me beso cada pecho
-Bien, vamos a comer- me dijo levantándose y dejándome ahí, excitada al máximo.
-A no señor, no me va a dejar así e irse como si nada- y lo tome del brazo volviéndolo a recostar en la cama, él me miro con una sonrisa perfecta y sus ojos que demostraban su victoria –No te contengas- le dije finalmente con la voz cargada en pasión, deseo y excitación. Lo ocurrido la noche anterior fue una pincelada de lo ocurrido todo ese día, creo que en mi vida había estado tanto tiempo acostada o para ser más explícitos simplemente en la cama, por que no precisamente estuve siempre acostada, él estar con Edward, experimentar todo esto nuevo para mi y prácticamente para él fue increíble, nuestro acoplamiento fue perfecto , ya sin pudores ni razonamientos ilógicos, solo con nuestro amor y deseo puestos ahí sin miedos ni restricciones, decir lo perfecto que Edward fue en todo momento es quedarse corto, descubrí que tenia zonas erógenas que nunca pensé tener y todas descubiertas por Edward, intente no quedarme atrás y guiada por el instinto y los impulsos logre que Edward estuviera igual de excitado y concluyera satisfactoriamente cada vez que volvíamos a hacer el amor, que a estas alturas ya no sabría cuantas fueron. Tengo que reconocerlo, la saciedad parecía no llegar, cuando íbamos por una nueva ronda nuestros estómagos se comunicaron mutuamente produciendo un gran sonido en conjunto, nos miramos y nos reímos a la vez, hasta en esos pequeños detalles nos parecíamos, vimos la hora y eran las 11 de la noche, me avergonzaba de mi comportamiento tan anomalístico pero Edward y su manera de hacerme el amor tan perfecto sacaba todo eso de mi, fuimos a la cocina por alimento, era todo perfecto ya que mientras yo preparaba la cena Edward preparaba la bandeja donde llevaríamos nuestros alimentos, si hay que decirlo, nuevamente a la cama, nuestra mejor compañía, nuestro testigo de la incansable demostración de nuestro amor. Estaba frente a la cocina esperando que terminara de cocerse el arroz con maíz que había preparado cuando sentí unos brazos fuertes aferrarse a mi cintura, me estremecí solo con sentir su piel contra la mía, me volteo para quedar frente a él y me sonrío maliciosamente –Ni se te ocurra- le dije pero no tuvo convicción ya que al sentir sus caricias bajar por mis piernas cerré los ojos disfrutando del placer y dejándome llevar, Edward me beso suavemente el cuello y el hombro, me aferre a sus cabellos ahora besándolo en los labios haciéndolo más urgente, me levanto dejándome sobre la encimera de la cocina provocando que cayeran algunos cubiertos y platos.
-Ves lo que me provocas hacer por ser tan tentadora- me dijo en mis labios, esa sonrisa malvada que tenia derretía al mas fuerte y como yo no lo era en absoluto no opuse mucha resistencia, lo acerque más a mi cuerpo aforrándome a él con mis piernas en su cadera, el rió en mis labios y nuestras caricias cada vez se hacían más urgentes, estaba perdida por él pero lo poco que me iba quedando de conciencia se percato del maloliente olor a humo que nos lleno las fosas nasales, nos separamos al instante, la llama de fuego que abrazaba la cacerola nos hizo razonar que ya no había cena, Edward apago la cocina y con un paño mojado bajo la llama, cuando estuvo todo bien me miro e instantáneamente comenzamos a carcajearnos por la situación –Si seguimos comportándonos así, lo más probable es que me quede sin casa y ambos desnutridos- me dijo abrazándome, finalmente preparamos unos sándwich y algo de fruta y nos fuimos a acostar, toda aquella excelente actividad física nos paso la cuenta y caímos rendidos en un dulce y placentero sueño.
A la mañana siguiente no podía creer como habíamos pasado el día completo, dejándonos llevar completamente de un modo físico, pero siempre explorando por lo que el corazón mandaba, exploramos tantas cosas nuevas pero cada vez que resolvíamos retomarlo encontrábamos nuevas, era incesante. Cuando abrí los ojos en para encarar un nuevo día, esos ojos que me robaban el aire estaban ahí, mirándome maravillado –Buenos días mi ángel- me dijo besando la punta de mi nariz.
-Buenos días- le dije tomando sus labios con los míos.
-Bella amor, si queremos hoy tener una vida fuera de estas cuatro paredes creo que deberíamos levantarnos ya- me dijo divertido mientras yo le fruncía el ceño, definitivamente él era adictivo
-Pero ¿y si no quisiera salir de aquí?- le dije entre avergonzada y desentendida –ya solo me quedan 3 días y Dios sabe cuando volvamos a estar así de juntos- le dije abrazándolo por la cintura ya que él estaba sentado apoyado a la cabecera de la cama y yo aún seguía recostada a su lado.
-Entonces esta será otra razón por la que lucharemos para permanecer juntos- me dijo besando mi coronilla y acariciando mis cabellos –Me encanta saber que quieres más de mi, yo no me canso de ti pero también quiero que disfrutemos otros aspectos de estar juntos, lo de estos dos últimos días a sido maravilloso y el acto tangible de nuestro amor, es imposible pensar en amarte más de lo que te amo.
Desayunamos al fin como se debe, intente alejar de mis pensamientos los pocos días que ya nos iban quedando, pero junto con ese pensamiento venia otro mucho peor, desde hoy quedaban exactamente 2 semanas para mi cumpleaños en donde mi padre anunciaría públicamente la fecha de la boda con Jake, es decir, que teníamos menos de dos semanas para aclarar el asunto con mi padre y el de Jake que ya no habría boda, Edward me miraba extrañado por mi falta de concentración en lo que estuviese diciéndome, cunado me pregunto que era lo que me sucedía decidí decirle la verdad, ya que la ultima vez que omití las cosas por su bien fue cuando nos separamos. No sabría decir como lo tomo pues su rostro no reflejaba ningún tipo de expresión –Lo resolveremos amor, y después de eso estaremos juntos y nadie nos separara- le dije con firmeza, mi padre no me obligaría a casarme con alguien por que él crea que me conviene, esta vez y por primera vez tomaría yo la decisión de mi vida.
Salimos a pasear por los alrededores disfrutando de esta nueva vida en pareja, más sólida y plena, Edward me invito a comer a un modesto restaurante, luego nos fuimos a la casa y continuamos con lo que tanto deseaba en la mañana y desde que probé su cuerpo por primera vez. Fue increíble como me sentía junto a él, la felicidad que emanábamos era al parecer contagiosa ya que estábamos paseando cuando una pareja de ancianitos nos quedaron mirando y nos dijeron que llegaríamos igual que ellos muy felices, juntos y comprendiéndonos sin perder el amor que nos unía, pero no todo podía ser felicidad, después de ese día que fuimos de paseo los siguientes 3 días pasaron con un chasquido, no me quejo pues todas las noches nos amábamos con igual o mayor intensidad que la noche anterior, pero no era suficiente, el saber que estaríamos separados por una semana y un par de días era sobrecogedor, Edward me hizo saber que tenia que quedarse al menos esta semana para volver al trabajo y hacerle saber a su jefe que renunciaría, tenia pensado en pedirle una recomendación para conseguir trabajo en la ciudad y así estar más tiempo juntos, yo por mi parte no me podía sacar el miedo de dejarlo, era como si no volviera a ser igual a como era aquí, pero sabia que esto sucedería una vez que lo tuviera tan cerca como lo tuve, el acostumbrarme estos días a él, a vivir como una pareja era lo que costaba dejar, esa ultima noche fue la mejor, Edward y yo nos amamos como nunca demostrándonos todos los sentimientos en una caricia, un roce, un beso y en la más maravillosa y placentera demostración que fue hacer el amor repetidas veces. Ya era temprano por la mañana cuando tocaron a la puerta.
-Bella ¿estas lista?- me saludo Jake con una radiante sonrisa.
-Jake gracias- fue todo lo que le dije antes de abrazarlo, de no ser por él no seria la mujer más feliz del mundo es estos momentos.
-Veo que la pasaste muy bien- me dijo con una mirada picara
-¿Me vas a decir que tu no la pasaste bien junto con Nessi?- lo único que espero es que no vea en mis ojos que tan bien la pasamos con Edward, seria bastante embarazosos y vergonzoso.
-Al parecer la pasamos igual de bien que ustedes- me dijo entre risitas.
-¿Que tal Jacob?- le pregunto esa voz maravillosa como el terciopelo a mis espaldas, instantáneamente me gire para mirarlo, contemplarlo, es que no me podía cansar de hacerlo, aprecie que su mirada estaba apagada, Edward estaba sufriendo al igual que yo por tener que alejarnos, momentáneamente. Jake nos dio espacio para despedirnos, esperándome afuera en el auto.
-¿Sabes que te amo, verdad?- le dije a Edward.
-No tanto como yo- me dijo con su carita llena de tristeza, acune su rostro entre mi manos y lo bese como nunca, con amor, con pasión e inexplicablemente con incertidumbre y miedo –Estaremos pronto juntos amor, tan pronto que no alcanzaras a extrañarme, espero que tu fiesta de cumpleaños no sea tan fantástica como tu papá espera- me dijo aún más triste, aludiendo al hecho de que esta fiesta seria también la fiesta para el anuncio de la fecha del matrimonio. Nos volvimos a besar, pero esta vez con ternura, más amor y esperanza de que nuestros labio, nuestro cuerpo y nuestro corazón se volverán a reencontrar.
Con el dolor de mi alma me subí al auto con Jake, quien tenia una sonrisa boba pegada en la cara, el viaje en si estuvo tranquilo ya que platicamos de lo que hicimos cada uno con sus respectivas parejas estos días.
-Bella tienes que conocerla es magnifica, la amo y nada ni nadie evitara que estemos juntos, estos más decidido a enfrentar a mi padre y al tuyo, me haré responsable de todo tu no te preocupes.
-No eres el único Jake, llegando a casa hablare con mi padre para cancelar la boda, es hora de que mi padre comience a aceptar mis decisiones, por primera vez tomare el control de mi vida.
-Veo por tu sonrisa que ya son hartas cosas por primera vez no- me dijo batiendo sus cejas rápidamente, no pude evitar el sonrojo que subió a mis mejillas y me limite a mirar por a ventana. Lamentablemente el viaje de vuelta a la ciudad fue más rápido de lo que quisiera, pero ya estaba decidido y no había marcha atrás, antes de bajar Jake volvió a cambiar las maletas, no sin antes haberle agradecido por su inteligencia, salimos del auto y al entrar en la casa nos encontramos con Esme que nos aviso que mi padre había llegado hace 5 minutos y que al preguntar por mi Esme le había dicho que salí de paseo con Jacob, mejor así pensé, no tendría que explicar nuestra salida sobre todo por que no habíamos preparado alguna historia en común sobre lo que habíamos hecho. No le dimos más vueltas y nos dirigimos al estudio donde estaba mi padre, al vernos entrar nos vio extrañados ya que se supone que habíamos salido a pasear y ya estábamos de vuelta.
-Padre antes de que digas cualquier cosa necesitamos decirte algo importante- le dije decidida, solo de recordar estos maravillosos días con Edward y saber que él estará ahí cuando todo esto termine, es el mejor impulsor para seguir adelante.
-Charles déjame explicarte yo, con Bella decidimos no casarnos ya que ninguno ama al otro, yo estoy enamorado de otra mujer y luchare por ella- cuando Jake le dijo esto a mi madre así sin más, sin rodeos y con la completa verdad, los ojos de mi padre se abrieron de asombro y sabia que este era el momento que tanto temí.
-Padre no pienses que Jake es el culpable, ambos nos dimos cuenta de nuestros sentimientos, yo no lo amo, mi corazón pertenece a otro y luchare por él contra todo él mundo- le dije decidida y firme.
-No puedo hacer nada si Jacob no te ama Bella, respeto que seas lo suficientemente hombre Jacob para venir a darme la cara, pero quisiera que me dejaras ahora a solas con mi hija, anda con tu padre y explícale la situación para que cancele los preparativos para la boda- no podía creer que mi padre lo haya tomado así de fácil, así como terminar los preparativos y nada más, sabia que había algo y a eso era lo que temía.
–No tengas miedo amor, somos uno ahora y siempre- le dije mientras llevaba mis manos al vestido y comenzaba desabotonarlo uno a uno. En sus ojos pude apreciar el pánico que se estaba apoderando de él, al igual que yo tenía miedo, pero el miedo que sentíamos era el miedo a que una vez que conociéramos en toda su extensión la palabra amor, nuestro amor, seria más adictivo y dañino si no funcionase, si lo prohibido nuevamente se interpusiera entre nosotros. Estaba aterrada, nunca había intentado ser seductora y sabe Dios qué no creo serlo, pero al ver ese verde intenso y profundo que estaban tomando sus ojos fue un incentivo para mí, de saber que no estaba tan mal y que después de todo no le estaba siendo indiferente. Comencé con el ultimo botón de abajo, subiendo lentamente, invitándolo libremente a mirar lo que en unos segundos quedaría expuesto ante él, sin pudores, la lentitud era una invitación doble, una invitación a mirar, a disfrutar y a probar cada fibra de mi cuerpo que lo reclaman a él cómo único amo y señor y por otra parte la lentitud me daría las fuerzas necesarias para continuar y a él para que libremente tome la decisión de continuar o detener el acto de la unión más maravillosa que podría existir entre dos personas que se aman como nosotros lo hacemos. Lo seguí mirando mientras llegaba al último botón de mi vestido esperando su rechazo e impedimento a que continuara.
-Espera- me dijo tomando mis manos que estaban en el ya ultimo botón, lo sabía, sabía que él haría esto, que lo impediría, baje mi rostro entre apenada y avergonzada por la manera en que me estaba comportando –No lo hagas- no sabría descifrar que había en voz entre seria y divertida, pero su tono ronco era el que hacia la diferencia de la duda –Déjame a mi amor- y cuando dijo eso no lo creía, solo eleve mi mirada a sus ojos y al tenerlo aquí frente a mi, a centímetros de distancia percibí la intensidad de su mirada, la pasión contenida en sus ojos, tomo el botón entre sus dedos y tras darme una última mirada directa a los ojos que me hizo temblar de pies a cabeza lo desabrocho, dejándome expuesta a ante él libre sin barreras, sus manos se fueron a mis hombros y desde ahí lenta y suavemente comenzó a deslizar el vestido camino abajo provocándome con el roce de sus manos, cuando se perdió en el suelo comenzó acariciar con una mano mi espalda, de arriba hacia abajo con una suavidad y una lentitud que verdaderamente me pareció enfermiza, solo ese pequeño toque y estaba produciendo estragos en mis ya revueltas hormonas, con su otra mano comenzó a acariciar mi cadera y parte de mi muslo, con sus labios comenzó a dejar suaves y húmedos besos por mis hombros, clavícula, cuello, a bajar hasta el inicio de mis pechos deteniéndose ahí, tenia que reconocer que lo único que quería era que continuara y sobre todo que quería más, mucho más.
-Edward- le dije con voz ronca, sonaba como a una suplica, lo que a él le parecía divertido.
-Amor esto es todo nuevo para ti y lo que menos quisiera es lastimarte, déjame ayudarte lo mejor que pueda a que estés lista para mi - y tras decir esto capturo mis labios en un apasionado beso, sentí sus manos temblar en mi espalda, sentí su indecisión era lo correcto o no, necesitaba que confiara en esto, en que no estaba mal, incluso darle yo esa confianza pero sobre todo necesitaba más de él, así que valientemente me separe de su beso, tome su mano y la lleve directamente a mi seno. –Tócame- fue todo lo que pude decir, sentí como su cuerpo se tensaba pero mayor aún como se encendía ante aquel toque, mi corazón estaba desbocado con tantas emociones, el agarre de su mano ahora fue mayor lo que me llevo a soltar un leve gemido que a él lo convirtieron en otra persona, me miro intensamente a los ojos y se llevo mi pezón en sus labios, acariciándolo suavemente, lamiéndolo incesantemente, no sabría como explicar la ola de pasión que cubrió todo mi cuerpo, el estremecimiento interior que sentí cuando con su lengua comenzó a jugar con el, trazando pequeños círculos a su alrededor, lleve mis manos a sus cabellos con la agonía de querer tener más de él, vi que levantaba su mirada sin separarse y se dibujaba una sonrisa exquisita en sus ojos donde disfrutaba del placer que me entregaba y la agonía en mis ojos por la demora, mordisqueo levemente una y otra vez produciendo que se me contrajesen todos los músculos lo que llevo a que de mis labios saliera su nombre en un jadeo –¡Ed…ward!- fue un detonante mayor para él llevando su mano al solitario pezón que se encontraba al lado, comenzó a masajearlo en un comienzo tierno y suave, entregándole toda la atención que no tenia hasta ese entonces, la urgencia comenzó para ambos, ya que ahora entre su mano en mi pezón y su boca en el otro las caricias aumentaban su agarre y su intensidad, instintivamente lleve mis manos al inicio de su camiseta y al percibir mi intención se separo levemente para poder deslizarla, mi cuerpo sentía la perdida que dejo al separarse pero al apreciar la bienvenida de su pecho firme y bien marcado, desnudo completamente para mi sin restricciones sentí menos la perdida, estaba maravillada con su pecho, su abdomen y sus brazos que se tensaron cuando deslice mis manos acariciándolo, sintiéndolo real y mío, lentamente baje mis manos hasta llegar a su ombligo lo que le produjo un estremecimiento ante mis caricias suaves y lentas y sin pensarlo, sin mirarlo para no aterrarme más, lleve mis manos al botón de su pantalón, lo desabroche con suma maestría y con el me lleve sin más su ropa interior y por primera vez en mi vida me permití mirar mucho más allá y comprobé que no le era indiferente, que sus caricias en mi cuerpo y las mías en las de él le estaban pasando la cuenta, no sabia como actuar o que hacer, que estaba permitido y que no, finalmente él me tomo en brazos y me llevo hasta la cama, recostándome en ella y el quedando arriba de mi por el costado, sujetándose solamente con su codo.
-Te amo –me dijo acariciando mi mejilla -te amo pequeña- dijo con voz ronca y capturo mis labios en un ardiente beso, solo con eso me sentí mareada así que me separe un poco para respirar, necesitaba de todas mis fuerzas para no verme débil y hacerlo titubear, sentí sus manos en mi pie y comenzó el tortuoso camino arriba, pasando por mi pantorrilla, muslo, trazando suaves caricias por el interior de este y desviándolo de mi pelvis pasando por mi cadera, luego por mi estomago hasta nuevamente mis pechos que los recibió excitados y endurecidos, sus suaves caricias eran la gloria y de mi pierna que estaba entrelazada con las de él sentí su miembro ya endurecido pidiendo atención, sin pensarlo más lleve mis manos a él, masajeándolo de arriba hacia abajo, la sensación era extraña, estaba temerosa de saber si estaba haciendo bien o esto era un error, pero sentirlo así me hervía más la sangre pero todos mis temores, cuestionamientos fueron aplacados cuando Edward gimió en mi oído.
-Bell…-intento decir- Bella, no es necesario- termino de decir, pero estaba disfrutando, pude verlo en su rostro mientras él se mordía el labio inferior, esta agitado lo que me alentaba aún más.
-Te amo-le dije con una sonrisa en mi rostro al ver que yo también podía provocar en él -me gusta- le dije, mientras continuaba con mi labor.
-Tengo pensado en hacer esto lento, para no causarte algún dolor, pero si continuas haciendo eso mi autocontrol se ira al carajo- me dijo con los ojos cerrados, la maldad que se apodero de mi al ver que podía flaquear su autocontrol fue mayor, me acerque a su odio y con la voz más sensual que podía tener le dije.
-¿Quién dijo que quería que esto fuese lento? ardo en deseos al igual que tu de tenerte al fin en mi- sonreí al ver que abría sus ojos llenos de asombro y pasión casi irracional, su miembro en mis manos se tenso aún más y sonreí victoriosa –Edward estoy cansada de tu absurdo autocontrol, por favor hazme el amor- le pedí con un hilo de voz, ya no era mucho lo que aguantaría, no conocía la sensación final pero intuía por como mi cuerpo se estaba comportando. Edward me posiciono completamente debajo de él y el escalofrío que me recorrió la espalda cuando sentí el roce de nuestros sexos fue totalmente placentero, temí ante la sensación bestial que comenzó a crecer en mi interior, me sentía fuera de mi, extrañada y Edward quizás lo interpreto como miedo por que estaba ahí, ubicado entre mis pernas temblorosas pero de deseo y él intento zafarse, pero no se lo permití pues lo capture abrazándolo por la cintura con mis piernas, el roce de nuestros sexos fue mayor aún y vi que lo disfruto, así que antes de que intentara salirse o cualquier otra cosa que no fuera la correcta para el momento, volví a frotarme contra él, sintiéndome en las nubes.
-Bella- jadeo nuevamente -¿Quién eres y que has hecho con mi Bella?- me dijo con sus ojos cargados de amor y pasión.
-Esta es la Bella que te desea y que no puede esperar más, Edward quiero ser tuya, mi corazón, alma y pensamientos los tienes desde hace mucho, ahora reclama mi cuerpo por favor- le dije en un jadeo, el estremecimiento que sentía en mi parte baja estaba alcanzando niveles increíbles, Edward posiciono su miembro en mi entrada, me miro directamente a los ojos, había un atisbo de miedo pero en su mayoría era pura lujuria.
-¿Estas lista?- me pregunto con esa sonrisa torcida que tanto amo, cuando sentí que se acercaba cada vez más a mi interior cerré los ojos para no demostrar mi miedo en ellos esperando el intenso dolor que por comentarios de algunas amigas poco pudorosas que hablaban de estos temas, llegaría, Edward estaba siendo sumamente suave y sutil, sentí algo en mi interior rasgarse, es verdad había dolor, pero el placer que Edward me estaba entregando fue mayor, la electricidad que recorrió mi cuerpo al sentirlo en mi hizo que quisiera más, lo mire para demostrarle que todo estaba bien y al percatarse de ello entro un poco más, lento y suave como lo estaba haciendo todo esta noche pero inexplicablemente ante mi comportamiento tan irracional, quería más, pero ya no así, mi intimidad palpitaba de deseo y reclamando más, resolví finalmente dejar de ser una niña y entregarme 100%.
-Más- le pedí en un jadeo, vi en parte asombro en sus ojos por mi comportamiento tan osado, pero se que le gusto pues volvió a sonreír, no tuve que volver a pedirlo pues volvió a introducirse algo más impaciente, sus jadeos me llenaban cada vez más el cuerpo de nuevas fuerzas, nuevas sensaciones, de una fuerza insaciable –Edward- gemí llena de placer –más…fuerte- y el embistió más fuerte aforrándose desde mis hombros empujándome hacia abajo, penetrándome una y otra vez mientras que capturaba nuevamente mi pezón con sus labios, incrementando la lujuria a lugares estratosféricos y dándome el más maravillo y primer orgasmo de mi vida, pero las arremetidas de Edward aún no cesaban e intuí que él no había llegado al paraíso como yo, de alguna manera necesitaba que él estuviese conmigo en aquel lugar, así que como pude enrede mi pierna a la de él y lo voltee para quedar arriba sin perder la unión de nuestros sexos, alzo su ceja mirándome interrogativo –Déjame a mi retribuirte lo que me has dado- y capture su labio inferior, dándole una pequeña mordida lo que hizo que me ganara un pequeño gemido, estaba sobre él con mis rodillas a cada lado y con mis manos sujetándome del respaldo de la cama, lo que le daba una vista de mis pechos y sin pensarlo se llevo uno a la boca, incitándome aún más, me levante lenta y tortuosamente de él y me deje caer con fuerza.
-¡OH Bella!- grito y escuchar mi nombre así de sus labios fue mi perdición, tome sus manos y las subí hasta su cabeza, sujetándolas fuertemente con las mías, sabia que él tenia la fuerza para deshacer el agarre pero al ver que seguía mi juego me hacia sentir la mujer más poderosa, lo mire sensual -Esto aún no acababa- le dije, seguí con ese juego un par de veces más, subiendo lentamente y bajando fuerte, moviéndome en círculos sintiendo como su miembro calzaba perfecto en mi interior, la tortura que le estaba provocando lo sacaron de su control, deshizo el agarre y llevo sus manos a mi trasero y comenzó a empujarme hacia él con mayor fuerza, sus manos estaban firmes y fuertemente aferradas a mi lo que me excitaba aún más para continuar y no querer dejarlo, el placer que prácticamente me estaba dando era aún mayor que tuve mi segundo orgasmo sobre él, él seguía empujando con fuerza gimiendo de placer, diciendo mi nombre con esa voz que te excitaba solo de oírla, así que cuando aligero su agarre supe que esta en la nirvana junto a mi, disfrutando del éxtasis, beso la punta de mi nariz –Te amo, eres increíble para ser nueva en esto- y me recostó a su lado, sin perder la unión –si me lo preguntas ahora, me siento un estúpido por haber perdido tanto tiempo- y me abrazo.
-Te lo dije, estamos diseñados para estar así juntos, unidos, como dos engranajes que se complementan, y así estaremos eternamente- le dije, luego lo besé y en algún momento de nuestra unión silenciosa, disfrutando de lo ocurrido, nos quedamos dormidos, tras años al fin descanse como nunca, con el alma, el corazón y el cuerpo completamente rebosantes en felicidad.
Desperté con el cuerpo algo adolorido pero solo de recordar lo acontecido anoche fue suficiente para dejar todo de lado, los fuertes rayos que intentaban entrar por las cortinas indicaban que seria un hermoso día, vi el reloj sobre el velador que indicaban las 2 de la tarde, no lo podía creer habíamos dormido más del medio día, me senté en la cama y tome una camiseta de Edward abotonando solo el botón del medio, me levante para preparar el desayuno pero fue evitado por el agarre de Edward a mi brazo, quien me empujo hacia él haciéndome caer nuevamente a la cama.
-Buenos días- le dije algo avergonzada, ¿Cómo se supone que debía comportarme hoy? Recordando lo pasional que fui era algo vergonzoso.
-Lo son- me dijo al oído con voz sensual -¿Dónde vas? ¿No pensaras irte así nada más, verdad? –lo mire sin entender –Anoche despertaste la bestia domada que llevaba por dentro y comprendo que como tu primera vez debías estar exhausta así que no había problemas en dormir- me dijo ahora mirándome directamente a los ojos, esa pasión que vi anoche seguían ahí lo que me hizo temblar y llenarme nuevamente de esa de desenfreno por él ¿pero será posible? –Hoy no tendré la misma consideración- me dijo mientras me acercaba para darme uno de esos besos que te hacia perder la razón y doblegar cualquier decisión.
-Edward debemos comer algo- le dije para tortúralo un poco pero como se dice, el tiro me salio por la culata, ya comenzó a acariciar mis piernas, mis muslos y el interior de estos subiéndolos un poco más rozando mi intimidad, acaricio mi vientre debajo de la camisa
–Esta camisa se a estado perdiendo todos estos años usándola yo, en ti se ve fantástica- me dijo al oído provocando nuevos escalofríos, levanto un poco la mano y el botón cedió fácilmente dejándome desnuda ante él, al verme un gruñido salio desde su garganta y comenzó a besarme el cuello, lamiéndolo y mordisqueándolo en zonas estratégicas que me hacían temblar, intente decir algo o negarme pero se me estaba dificultando, bajo lentamente por mi pecho hasta quedar entre mis senos, me miro nuevamente con esos ojos cargados de deseo y simplemente me beso cada pecho
-Bien, vamos a comer- me dijo levantándose y dejándome ahí, excitada al máximo.
-A no señor, no me va a dejar así e irse como si nada- y lo tome del brazo volviéndolo a recostar en la cama, él me miro con una sonrisa perfecta y sus ojos que demostraban su victoria –No te contengas- le dije finalmente con la voz cargada en pasión, deseo y excitación. Lo ocurrido la noche anterior fue una pincelada de lo ocurrido todo ese día, creo que en mi vida había estado tanto tiempo acostada o para ser más explícitos simplemente en la cama, por que no precisamente estuve siempre acostada, él estar con Edward, experimentar todo esto nuevo para mi y prácticamente para él fue increíble, nuestro acoplamiento fue perfecto , ya sin pudores ni razonamientos ilógicos, solo con nuestro amor y deseo puestos ahí sin miedos ni restricciones, decir lo perfecto que Edward fue en todo momento es quedarse corto, descubrí que tenia zonas erógenas que nunca pensé tener y todas descubiertas por Edward, intente no quedarme atrás y guiada por el instinto y los impulsos logre que Edward estuviera igual de excitado y concluyera satisfactoriamente cada vez que volvíamos a hacer el amor, que a estas alturas ya no sabría cuantas fueron. Tengo que reconocerlo, la saciedad parecía no llegar, cuando íbamos por una nueva ronda nuestros estómagos se comunicaron mutuamente produciendo un gran sonido en conjunto, nos miramos y nos reímos a la vez, hasta en esos pequeños detalles nos parecíamos, vimos la hora y eran las 11 de la noche, me avergonzaba de mi comportamiento tan anomalístico pero Edward y su manera de hacerme el amor tan perfecto sacaba todo eso de mi, fuimos a la cocina por alimento, era todo perfecto ya que mientras yo preparaba la cena Edward preparaba la bandeja donde llevaríamos nuestros alimentos, si hay que decirlo, nuevamente a la cama, nuestra mejor compañía, nuestro testigo de la incansable demostración de nuestro amor. Estaba frente a la cocina esperando que terminara de cocerse el arroz con maíz que había preparado cuando sentí unos brazos fuertes aferrarse a mi cintura, me estremecí solo con sentir su piel contra la mía, me volteo para quedar frente a él y me sonrío maliciosamente –Ni se te ocurra- le dije pero no tuvo convicción ya que al sentir sus caricias bajar por mis piernas cerré los ojos disfrutando del placer y dejándome llevar, Edward me beso suavemente el cuello y el hombro, me aferre a sus cabellos ahora besándolo en los labios haciéndolo más urgente, me levanto dejándome sobre la encimera de la cocina provocando que cayeran algunos cubiertos y platos.
-Ves lo que me provocas hacer por ser tan tentadora- me dijo en mis labios, esa sonrisa malvada que tenia derretía al mas fuerte y como yo no lo era en absoluto no opuse mucha resistencia, lo acerque más a mi cuerpo aforrándome a él con mis piernas en su cadera, el rió en mis labios y nuestras caricias cada vez se hacían más urgentes, estaba perdida por él pero lo poco que me iba quedando de conciencia se percato del maloliente olor a humo que nos lleno las fosas nasales, nos separamos al instante, la llama de fuego que abrazaba la cacerola nos hizo razonar que ya no había cena, Edward apago la cocina y con un paño mojado bajo la llama, cuando estuvo todo bien me miro e instantáneamente comenzamos a carcajearnos por la situación –Si seguimos comportándonos así, lo más probable es que me quede sin casa y ambos desnutridos- me dijo abrazándome, finalmente preparamos unos sándwich y algo de fruta y nos fuimos a acostar, toda aquella excelente actividad física nos paso la cuenta y caímos rendidos en un dulce y placentero sueño.
A la mañana siguiente no podía creer como habíamos pasado el día completo, dejándonos llevar completamente de un modo físico, pero siempre explorando por lo que el corazón mandaba, exploramos tantas cosas nuevas pero cada vez que resolvíamos retomarlo encontrábamos nuevas, era incesante. Cuando abrí los ojos en para encarar un nuevo día, esos ojos que me robaban el aire estaban ahí, mirándome maravillado –Buenos días mi ángel- me dijo besando la punta de mi nariz.
-Buenos días- le dije tomando sus labios con los míos.
-Bella amor, si queremos hoy tener una vida fuera de estas cuatro paredes creo que deberíamos levantarnos ya- me dijo divertido mientras yo le fruncía el ceño, definitivamente él era adictivo
-Pero ¿y si no quisiera salir de aquí?- le dije entre avergonzada y desentendida –ya solo me quedan 3 días y Dios sabe cuando volvamos a estar así de juntos- le dije abrazándolo por la cintura ya que él estaba sentado apoyado a la cabecera de la cama y yo aún seguía recostada a su lado.
-Entonces esta será otra razón por la que lucharemos para permanecer juntos- me dijo besando mi coronilla y acariciando mis cabellos –Me encanta saber que quieres más de mi, yo no me canso de ti pero también quiero que disfrutemos otros aspectos de estar juntos, lo de estos dos últimos días a sido maravilloso y el acto tangible de nuestro amor, es imposible pensar en amarte más de lo que te amo.
Desayunamos al fin como se debe, intente alejar de mis pensamientos los pocos días que ya nos iban quedando, pero junto con ese pensamiento venia otro mucho peor, desde hoy quedaban exactamente 2 semanas para mi cumpleaños en donde mi padre anunciaría públicamente la fecha de la boda con Jake, es decir, que teníamos menos de dos semanas para aclarar el asunto con mi padre y el de Jake que ya no habría boda, Edward me miraba extrañado por mi falta de concentración en lo que estuviese diciéndome, cunado me pregunto que era lo que me sucedía decidí decirle la verdad, ya que la ultima vez que omití las cosas por su bien fue cuando nos separamos. No sabría decir como lo tomo pues su rostro no reflejaba ningún tipo de expresión –Lo resolveremos amor, y después de eso estaremos juntos y nadie nos separara- le dije con firmeza, mi padre no me obligaría a casarme con alguien por que él crea que me conviene, esta vez y por primera vez tomaría yo la decisión de mi vida.
Salimos a pasear por los alrededores disfrutando de esta nueva vida en pareja, más sólida y plena, Edward me invito a comer a un modesto restaurante, luego nos fuimos a la casa y continuamos con lo que tanto deseaba en la mañana y desde que probé su cuerpo por primera vez. Fue increíble como me sentía junto a él, la felicidad que emanábamos era al parecer contagiosa ya que estábamos paseando cuando una pareja de ancianitos nos quedaron mirando y nos dijeron que llegaríamos igual que ellos muy felices, juntos y comprendiéndonos sin perder el amor que nos unía, pero no todo podía ser felicidad, después de ese día que fuimos de paseo los siguientes 3 días pasaron con un chasquido, no me quejo pues todas las noches nos amábamos con igual o mayor intensidad que la noche anterior, pero no era suficiente, el saber que estaríamos separados por una semana y un par de días era sobrecogedor, Edward me hizo saber que tenia que quedarse al menos esta semana para volver al trabajo y hacerle saber a su jefe que renunciaría, tenia pensado en pedirle una recomendación para conseguir trabajo en la ciudad y así estar más tiempo juntos, yo por mi parte no me podía sacar el miedo de dejarlo, era como si no volviera a ser igual a como era aquí, pero sabia que esto sucedería una vez que lo tuviera tan cerca como lo tuve, el acostumbrarme estos días a él, a vivir como una pareja era lo que costaba dejar, esa ultima noche fue la mejor, Edward y yo nos amamos como nunca demostrándonos todos los sentimientos en una caricia, un roce, un beso y en la más maravillosa y placentera demostración que fue hacer el amor repetidas veces. Ya era temprano por la mañana cuando tocaron a la puerta.
-Bella ¿estas lista?- me saludo Jake con una radiante sonrisa.
-Jake gracias- fue todo lo que le dije antes de abrazarlo, de no ser por él no seria la mujer más feliz del mundo es estos momentos.
-Veo que la pasaste muy bien- me dijo con una mirada picara
-¿Me vas a decir que tu no la pasaste bien junto con Nessi?- lo único que espero es que no vea en mis ojos que tan bien la pasamos con Edward, seria bastante embarazosos y vergonzoso.
-Al parecer la pasamos igual de bien que ustedes- me dijo entre risitas.
-¿Que tal Jacob?- le pregunto esa voz maravillosa como el terciopelo a mis espaldas, instantáneamente me gire para mirarlo, contemplarlo, es que no me podía cansar de hacerlo, aprecie que su mirada estaba apagada, Edward estaba sufriendo al igual que yo por tener que alejarnos, momentáneamente. Jake nos dio espacio para despedirnos, esperándome afuera en el auto.
-¿Sabes que te amo, verdad?- le dije a Edward.
-No tanto como yo- me dijo con su carita llena de tristeza, acune su rostro entre mi manos y lo bese como nunca, con amor, con pasión e inexplicablemente con incertidumbre y miedo –Estaremos pronto juntos amor, tan pronto que no alcanzaras a extrañarme, espero que tu fiesta de cumpleaños no sea tan fantástica como tu papá espera- me dijo aún más triste, aludiendo al hecho de que esta fiesta seria también la fiesta para el anuncio de la fecha del matrimonio. Nos volvimos a besar, pero esta vez con ternura, más amor y esperanza de que nuestros labio, nuestro cuerpo y nuestro corazón se volverán a reencontrar.
Con el dolor de mi alma me subí al auto con Jake, quien tenia una sonrisa boba pegada en la cara, el viaje en si estuvo tranquilo ya que platicamos de lo que hicimos cada uno con sus respectivas parejas estos días.
-Bella tienes que conocerla es magnifica, la amo y nada ni nadie evitara que estemos juntos, estos más decidido a enfrentar a mi padre y al tuyo, me haré responsable de todo tu no te preocupes.
-No eres el único Jake, llegando a casa hablare con mi padre para cancelar la boda, es hora de que mi padre comience a aceptar mis decisiones, por primera vez tomare el control de mi vida.
-Veo por tu sonrisa que ya son hartas cosas por primera vez no- me dijo batiendo sus cejas rápidamente, no pude evitar el sonrojo que subió a mis mejillas y me limite a mirar por a ventana. Lamentablemente el viaje de vuelta a la ciudad fue más rápido de lo que quisiera, pero ya estaba decidido y no había marcha atrás, antes de bajar Jake volvió a cambiar las maletas, no sin antes haberle agradecido por su inteligencia, salimos del auto y al entrar en la casa nos encontramos con Esme que nos aviso que mi padre había llegado hace 5 minutos y que al preguntar por mi Esme le había dicho que salí de paseo con Jacob, mejor así pensé, no tendría que explicar nuestra salida sobre todo por que no habíamos preparado alguna historia en común sobre lo que habíamos hecho. No le dimos más vueltas y nos dirigimos al estudio donde estaba mi padre, al vernos entrar nos vio extrañados ya que se supone que habíamos salido a pasear y ya estábamos de vuelta.
-Padre antes de que digas cualquier cosa necesitamos decirte algo importante- le dije decidida, solo de recordar estos maravillosos días con Edward y saber que él estará ahí cuando todo esto termine, es el mejor impulsor para seguir adelante.
-Charles déjame explicarte yo, con Bella decidimos no casarnos ya que ninguno ama al otro, yo estoy enamorado de otra mujer y luchare por ella- cuando Jake le dijo esto a mi madre así sin más, sin rodeos y con la completa verdad, los ojos de mi padre se abrieron de asombro y sabia que este era el momento que tanto temí.
-Padre no pienses que Jake es el culpable, ambos nos dimos cuenta de nuestros sentimientos, yo no lo amo, mi corazón pertenece a otro y luchare por él contra todo él mundo- le dije decidida y firme.
-No puedo hacer nada si Jacob no te ama Bella, respeto que seas lo suficientemente hombre Jacob para venir a darme la cara, pero quisiera que me dejaras ahora a solas con mi hija, anda con tu padre y explícale la situación para que cancele los preparativos para la boda- no podía creer que mi padre lo haya tomado así de fácil, así como terminar los preparativos y nada más, sabia que había algo y a eso era lo que temía.
Acaso no envidian a bella?? xq yo si
Bbra- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
hay no envido a bella altener a un ser como edward jajaja ahy quiero ver que le dice charle a bella eso me suena muy raro de que no diga nada por la ruptura de compromisiso sera que le tiene a otro para casarla ??? hay quiero el otro capi
hermanita gracias por subirlo besos
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Irina Denali- .
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Re: Un amor en 1920 (Completo)
me encanto estos capitulos son los mas lindos y romanticos de la historia, la primera ves de Bella y Edward juntos. Bella wow de donde saco tanta sensualidad para ser su primera ves. POR FAVOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOR NO TAEDES TANTO EN PUBLICAR LOS SIGUINTES CAPITULOS LOS VOY A ESPERAR ANSIOSA
vaneian08- .
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