Re: El tiempo sin ti (Completo)

por **Atal** 17/10/2009, 8:42 pm

VINCULO DE SANGRE

EDWARD POV
Jamás le diría a Bella lo mucho que dolía el dejarla ir, en primera parte, por que no hay palabras para describir tal sufrimiento, y en segunda, por que sabía que mi dolor era el suyo, y ya no quería verla sufrir más…
Pasaría cientos de veces esta misma situación, con tal de conocerla una y otra vez. La amaba cada vez con mayor intensidad. Toda la eternidad no me es suficiente para poder saciar mi boca con su sabor y mi piel con su calor… mi amor no tenía ni limites en el tiempo, ni en el espacio…
Me quedé sumergido en mis pensamientos, ¿Iría todo a salir bien? ¿En realidad estaría con Bella, libre y sin temor alguno, algún día?
¡Maldición! – Pensó la chica de nombre Leah – Esto cada vez apesta más
Espero no nos descubran – la mente de Seth se escuchaba gravemente preocupada
Esto esta mal, no sé por que permití todo esto – pensaba Jacob mientras vigilaba tenso, como cada uno de sus demás compañeros despertaba
No encontré peligro alguno en las mentes de los demás. Nadie se imaginaba, ni de lejos, que Bella era amiga de Jacob y que Seth me agradecía infinitamente el haberle salvado.
Las horas pasaron lentas y dolorosas para mí. Ahora que sabía que Bella podría bajar y tenerla a mi lado, me hacía extrañarla aun más. Además, con cada segundo que pasaba, mi sed se incrementaba.
Así que tú eres Edward – dijo aquella noche Jacob – la chupa sangre ha sufrido mucho por ti.
Se llama Bella – corregí
Chupa sangre, Bella, ¡da lo mismo! – repuso, le mostré los dientes en forma de amenaza - ¡Tranquilo! ¡Esta bien, esta bien…! – dijo levantando las manos como un criminal cuando le gruñí - ¡Esta bien, se llama Bella!
Luche por no reír
¿La chup… Bella es tu novia? – preguntó Seth
Es mucho más que eso – respondí
¡Puaj! ¡Eso fue tan meloso! – sonreí apenado ante el pensamiento de Jacob
El día en el que encuentres a alguien que signifique tanto como Bella significa para mí, estas palabras no serán melosas para ti, Jacob
Deja de husmear en mi mente – fue fácil denotar el nerviosismo de su voz, tal parecía no quería que me enterará de algo…
¿De verdad puedes leer claramente la mente? – quiso saber Seth, yo asentí – a ver, ¡Dime que estoy pensando! – retó – Queso… ¡Ratón!... Gracias por salvarme… ¡Comida!...
Yo reí entre dientes, cosa que jamás pensé hacer con licántropos
Tienes complejo de gato y supongo que te gusta el queso… además me has agradecido, por enésima vez, el que te haya salvado… y tienes hambre – dije aun riendo. Los ojos del muchacho se abrieron como platos
¡Es magnifico! ¿Cómo le haces? –
Es un don – respondí no muy seguro de ello, realmente no teníamos una explicación acertada para aquel tema
Vamos a ver si con mi mente puede – pensó Jacob - ¿Por qué estas aquí? ¡Responde! Digo, no es que sea chismoso pero, no se me ocurrió ninguna otra pregunta…
La nostalgia se apoderó de mí completamente, esa era la pregunta que me hacía a diario ¿Por qué estábamos aquí? ¿Qué habíamos hecho Bella y yo para no poder ser felices?
¡Lo sabía! ¡Solo puede leer pensamientos pequeños y cortos!
Te equivocas Jacob – repuse – escuché claramente tu pensamiento… solo que, esa pregunta, no la tengo contestada
Ustedes han sufrido mucho, ¿Verdad? – preguntó Seth
Desgraciadamente, sí – dije tristemente
¿Qué hiciste para que te encerraran aquí? ¿Y por qué Bella esta aquí, si no quiere?
Ojala responda a las preguntas de Jacob – pensó Seth – tal vez el desahogarse se le haga bien
Curiosamente, me encontré contando nuestra trágica historia a un par de hombres lobo, atentos a cada palabra que salía de mis labios.
El platicar con aquellos dos singulares amigos se volvió una rutina durante los próximos días. No tenía la exacta noción del tiempo y eso mortificaba más el no ver a Bella, a quien solo visualizaba cuando Jacob “peleaba” contra ella.
La sed creció hasta hacerse insoportable. La sensación era como si mi garganta hubiera sido desgarrada, y sobre la herida fresca, hubieran vertido ácido.
El chupa sangre se ve mal –
Apenas y era conciente de los pensamientos a mi alrededor, lo único en lo que podía pensar en aquellos momentos era en sangre.
Estaba completamente descontrolado, algo en mi interior me indicaba que me tranquilizara, pero mi cuerpo estaba tenso y mi lengua seca. Quería sangre, solo una gota para quitar el horrible sabor de la ponzoña… solo un trago para calmar un poco la sed… comencé a somatar los barrotes en un intento desesperado de poder romperlos y salir en busca de alimento, al ver que no daba resultado, estrellé mi cuerpo una y otra vez contra las paredes, no sé exactamente con qué objetivo.
Con el paso de los días, pensé que había enloquecido. Ya no soportaba un segundo más sin alimentarme. Y en ese momento, sentí un olor extraño, diferente. Había una fragancia conocida, mezclada con el olor de dulce sangre, que se enfriaba rápidamente. No esperé más y clavé mis colmillos en una piel no tan fácil de penetrar, el sabor no era demasiado bueno y se hacía más desagradable conforme más absorbía, pero calmó la sed hasta traerme la conciencia de vuelta, poco a poco. Un pequeño gemido de dolor hizo que abriera los ojos y me odié en ese mismo instante.
La muñeca de Bella estaba perforada por mis colmillos…
¡Bella! – exclamé completamente aterrorizado
Edward – su voz era un susurro lleno de alegría – ¿Cómo te sientes?
Limpié un delgado hilo de sangre que se escurría de mis labios con un brusco roce de mi muñeca en ellos
¡Soy un monstruo! – dije furioso
Cálmate Edward – pidió con voz dulce
¡Te he mordido, Bella! ¡¿Cómo pides que me calme?! –
No ha pasado nada…
¡Te he hecho daño! – interrumpí y me estremecí al ver los dos pequeños puntos, ahora secos, en la vena de su muñeca
Edward… no me voy a morir por esto – señalo la herida, ignorando la expresión de dolor que se formaba en mi rostro al escuchar las palabra “morir”, proveniente de sus labios
Perdóname, Bella – comencé a decir desesperadamente – de verdad, no me dí cuenta de lo que hacia… ¡Maldición! No tengo perdón… soy lo peor… ¡Soy un animal!..
Mi amor – interrumpió – no hables de esa manera, tu no tuviste culpa… fui yo quien acerco mi muñeca a tus labios
Quedé enmudecido varios minutos, tratando de procesar lo que había escuchado
¿Por qué? – quise saber en cuanto encontré aliento para articular palabra - ¿Por qué Bella? ¿Sabes el dolor que te va a ocasionar mi ponzoña en unas cuantas horas?
Claro que lo sabía. Todos los vampiros estábamos concientes que, de las pocas cosas que eran capaces de ocasionarnos dolor físico, una de ellas era nuestra ponzoña. Eso empeoraba las cosas, mi Bella estaba dispuesta a sufrir horas de dolor a causa de mi veneno, con tal de calmar mi sed. Era tan buena, su amor era completamente incondicional y yo, no lo merecía. No había justificación para lo que yo había hecho, no había sed, lo suficientemente fuerte, como para poder culparla de haber perdido así el control…
Estabas descontrolado – comenzó a explicar, en un intento de calmarme – llevas más de cinco meses sin alimentarte… yo no había podido bajar, aunque cada día, mi voluntad flaqueaba un poco más, pero sabía que si los Volturi nos llegaban a descubrir, las consecuencias serían fatales… he aprovechado la oportunidad para venir a verte ahora, que se han ido a otras de sus cacerías y he quedado sola… - su gesto se endureció – y te vi… ¡Oh, Edward! No tienes idea de cuanto sufrí al verte así… Busqué varias posibilidades de poder alimentarte, traté de tranquilizarte pero no respondías ante mis intentos, así que decidí por ir en busca de algo para que te alimentaras, tampoco funcionó. Me alarmé al ver como rompías los huesos de un perro sin tomar si quiera una gota de su sangre… supe qué es lo que querías: sangre humana, calida. Pero ¿Cómo iba a poder traerte a un humano? el olor despertaría a los licántropos y lo que es peor, en cuanto recobraras la conciencia, te pondrías mal al darte cuenta de lo que habías hecho…
¿Mal? ¿Podría sentirme peor de lo que me sentía en esos momentos? Hubiera preferido beber la sangre de diez personas, que lastimarla a ella… miré sus ojos, ahora negros, como los tenía cuando la vi por primera vez. Además del dolor físico, sabía que Bella estaba sufriendo por haberse alimentado de humanos…
¡No debiste, Bella! – mis palabras salieron con dolor. Presionó sus manos con las mías y las llevé a mis labios – No… no debiste – repetí
¿Tú no abrías hecho lo mismo? – preguntó con una sonrisa tranquilizadora en sus labios
Eso sería diferente – respondí – sería mi dolor y no el tuyo
Entonces, ¿Estas de acuerdo que hice lo correcto? -
Había comprendido a dónde quería llegar. Claro, había hecho lo correcto, por que yo hubiera hecho lo mismo, por que nuestro amor era tan inmenso, que el dolor del otro, nos dolía cien veces más que el nuestro…
La miré de nuevo a los ojos, sabía que el veneno seguramente empezaba a tener sus primeros efectos. En más de una ocasión, Jasper me había platicado sobre el tema: el veneno comienza a hacerse presente, en forma de hormigueó en donde se encuentra la mordedura, hasta comenzar a intensificarse para sentirse como fuego que se va esparciendo lenta y dolorosamente en todo nuestro cuerpo, tensando nuestros músculos y llenando la boca de ponzoña, sin embargo, los ojos de Bella mostraban un gran brillo de felicidad, nada, ningún signo de dolor
Gracias – dije, acercando mi rostro a los barrotes. Cerré mis ojos en cuanto su frente tocó la mía y sentí su respiración en la piel de mi cara
Una sensación extraña invadió mi cuerpo y se fue rápidamente. Fruncí el ceño, no había sido nada parecido a ninguna de las sensaciones que Bella provocaba en mí
¿Pasa algo? – negué con la cabeza mientras otro estremecimiento movía mi cuerpo, entrelacé mi mirada con la de Bella, como si en ellos estuviera la respuesta para lo que me pasaba. ¿Por qué?Pensé
¿Por qué que? – preguntó extrañada mi novia, abrí los ojos como platos, sin dejar de ver los de Bella, yo no había dicho absolutamente nada - ¿Qué le pasa a Edward? – mi respiración se detuvo ¿Había sido mi imaginación? Me separé de Bella, alarmado
Bella, piensa en algo – pedí. Ella me miró, cuestionando mi actitud con sus ojos – solo hazlo, por favor, piensa en algo especifico
Incliné mi cabeza para concentrarme, paso un segundo, y dos, y tres… no hubo nada más que los pensamientos vagos de los licántropos que se encontraban dormidos
Edward… - llamó Bella - ¿Estas bien?
Reí levemente, seguramente la conciencia no había llegado a mí del todo, así que decidí olvidarme de lo que, según yo, había escuchado
Realmente no – respondí – pero… si me besas, ten por seguro que estaré mejor que bien
Bella tomó mi rostro entre sus manos y presionó sus labios contra los míos. Me dejé llevar por el sabor de su boca, perdiéndome en la forma de sus labios, me sentí frustrado al no poder envolver su cintura entre mis manos y al mismo tiempo lo agradecí. Tenía tanto tiempo sin tener a Bella apretada a mi cuerpo que, probablemente, si hubiera tenido la minima oportunidad, la hubiera hecho mía en medio de los diez licántropos que nos rodeaban y eso sería obsceno. La deseaba tanto, y por la forma en que ella me besaba y rozaba ansiosamente mi cara, era fácil imaginar que ella sentía lo mismo.
Nos separamos levemente, con nuestras respiraciones agitadas, rocé su nariz con mis labios, mis ojos se dirigieron hacia el escote de su blusa, el cual dejaba entre ver la curva superior de su pecho, ardí en deseos de poder llenar de besos aquella piel. Decidí fijar mí vista en algo más inocente, bello, y que diera paz, en lugar de mortificar más mi encierro: sus ojos
Cuánto te deseo Bella – aun mirando sus ojos, mis deseos no se controlaban
¡Edward! – exclamó divertida y apenada - ¡No digas eso en voz alta, te pueden escuchar y…
Fruncí mis cejas, ¿Qué había dicho yo en voz alta?
¡Ay Edward, cuanta falta me han hecho tus caricias! Me gustaría tanto…
Esto no había sido mi imaginación, estaba seguro. El pensamiento se había borrado en cuanto Bella había inclinado su rostro, en cuanto su mirada ya no estaba entrelazada con la mía… ¿Sería esto posible o tanta sed me había vuelto loco? ¿Podía un vampiro perder la cordura a tal grado?
Bella, mírame a los ojos – pedí. Ella obedeció sin protestar, pero cuatro segundos después, vi que volvía a inclinar su cabeza – No dirijas tu mirada hacia otro lugar – supliqué mientras el asombro crecía en mí
Edward, ¿Qué pasa? – preguntó en voz alta, aunque la pregunta había estado presente en su mente desde que había atendido a mi petición
¡Bella, puedo leer tu mente! - Pensé. Sus ojos se abrieron como platos, por lo que supe que mi otra sospecha también estaba confirmada - ¡Y tú también puedes leer la mía!
¡¿Qué rayos…? – los pensamientos se iban cuando nuestras miradas se separaban, otra dato que acababa de confirmar ya que Bella había girado su rostro hacia izquierda – Edward… ¿Qué tonterías estas diciendo? Yo no escucho nada más que tu voz
No son tonterías, mi amor… observa - busqué su mirada de nueva cuenta – fíjate que no abro los labios y aun así logras escucharme… ¿Te das cuenta?
Su mandíbula se abrió, formando una “O” que se fue estirando hasta crear una radiante sonrisa, yo también sonreí, esto era maravilloso.
¿Me puedes explicar qué pasa? – pidió aun asombrada
No lo sé – admití – solo he logrado comprender la forma en que trabaja ahora tu mente y la mía – ella frunció su ceño – tal parece – comencé a explicar - solo podemos leer nuestros pensamientos, siempre y cuando nuestras miradas estén unidas… Dime, ¿Escuchas algo más que mi voz? – ella negó con la cabeza – y tu, solo puedes leer mi mente - concluí
Pero… Esto es irreal… ¡hace unos minutos yo no podía hacer eso!, nos hemos visto a los ojos decenas de veces y hemos permanecido así por minutos y jamás había escuchado tus pensamientos, ¿Cómo...?
Bebí tu sangre – recordé, interrumpiéndola. Ella calló y un completo silencio nos invadió, mientras la claridad llegaba a mi mente - ¡Eso es! – exclamé en cuanto tuve la única explicación lógica y posible a lo que ahora pasaba - ¡Fue por que te mordí y bebí tu sangre!
Edward… nosotros no tenemos sangre – recordó Bella pronunciando cada palabra lentamente, suspiré al momento en que ponía los ojos en blanco, ella no había comprendido
Lo sé, Bella – dije pacientemente – pero te mordí, bebí la sangre que habías introducido a tu cuerpo y con ello tú esencia… tal vez, en el caso de los que tenemos un don, este se transfiera con la mordedura… ¡No me mires así por favor! – supliqué en el momento que su rostro se contraía en una mueca de incredibilidad – Es la única explicación lógica, ¿Si no cuál otra?, mi poder sigue tal cual, puedo escuchar los pensamientos vagos de Jacob y todos los que aquí se encuentran durmiendo, y solo puedo saber que piensas si te miro a los ojos y tu, solo puedes leer los míos. De alguna manera, te he transferido una pequeña parte de mi habilidad…
Supongo que es la única probabilidad en estos momentos – su voz no sonaba aun muy convencida - ¡Pero no importa! – tomó mi rostro entre sus manos - ¡Esto es maravilloso! – me miró a los ojos – ¡Te amo!
Yo también te amo, mi Bella – dije, sintiendo la más hermosa emoción al escuchar aquella palabra, gritada en su mente.

CASTIGO

EDWARD POV
Me sentí fatal cuando Bella emitió un ahogado gemido de dolor, la ponzoña comenzaba a surtir efecto en su cuerpo, instintivamente levanté mis manos en un intento de abrazarla, olvidándome de las malditas esposas, provocando un ruido digno para despertar, a por lo menos, la mitad de la manada y así fue: comencé a leer cuatro pensamientos que se hacían cada vez mas concientes
Me tengo que ir – dijo Bella mientras acariciaba con su dedo pulgar mi mejilla
Lo siento – me volví a disculpar. Ella me dedicó una sonrisa tranquilizadora, pero nuestras miradas se encontraban unidas, y en su mente había un dolor físico que comenzaba a incrementarse y otro aun peor, que era reflejo del mío.
Tu no tienes culpa de nada – susurró al poder leer mis culposos pensamientos – Te veré al rato, en cuanto se vuelvan a dormir – prometió antes de desaparecer
¡Aja! – exclamó Jacob – ¡La alcancé a ver! – sonreí por un momento, y después mi expresión se volvió seria, Leah, la mujer lobo había girado su cuerpo y posado su vista en mí
Vaya, tal parece que al fin se calmo – pensó – menos mal, ya me estaba hartando todo el ruido que hacía
Me sentí avergonzado
Ay... Leah… - Jacob se había descuidado y al fin había logrado saber cual era el motivo de su nerviosismo en que yo pudiera leer su mente. No pude evitar soltar una risita y el no pasó desapercibido aquel hecho.
¡Mierda! ¡No te atrevas a decir ni una sola palabra de esto, chupasangre!
Me encogí de hombros ligeramente, para que nadie más lo notara.
El chupasangre esta más tranquilo - pensó Sam mirándome fijamente – es extraño, estaba tan sediento que es imposible que se haya calmado así nada más…
Sus pensamientos me pusieron repentinamente nervioso, Sam era observador y tenía razón, era imposible que en mi estado, me haya calmado por arte de magia, ¿Me arriesgaría si le contaba la verdad? Cabía la posibilidad de que Sam y los demás de la manada simpatizaran con nosotros, tal como lo había hecho Seth y Jacob.
Tienes razón, Sam – me atreví a decir, el muchacho me miró con furia – me he alimentado de una forma muy peculiar para poder controlarme
La mente de Sam se preguntaba cómo es que sabía yo lo que él había pensado
Puedo leer la mente – confesé
¡¿Pero qué rayos haces?!... ¡¿Estas loco?! – gritaba la mente de Jacob
¿Quién es tu aliado? – quiso saber Sam - ¿Por qué estas aquí? ¿Y por qué te has atrevido a cruzar palabra conmigo?
Su mente divagaba en la furia, la sorpresa y el rencor puro, aún así, también se podía ver claramente que era un hombre paciente y justo en sus decisiones. Desde mi llegada, supe que era considerado por la manada el líder de esta, aquellos detalles me motivaron a contarle parte de la historia
¿Quieres decir que ustedes no cazan a humanos? – preguntó incrédulo
Así es, mi familia y yo nos hemos abstenido por décadas de ese placer, solíamos vivir en una residencia permanente, en un pueblo llamado Forks…
¡Ba! Que vaya a contar esa historia a otro lado – pensó uno de ellos
Se que es difícil de creer, pero es la verdad – dije a mi favor – Bella y yo estamos buscando una manera de salir de aquí.
Esa chupasangre es entrenada arduamente por los infelices de Demetri y Felix – comentó Sam pensativo – ella también sufre de una esclavitud, aunque llena de comodidad
Nuestro objetivo es el mismo – dije en cuanto vi debilidad en su pensamiento – tu quieres liberar a tu manda y yo a la razón de mi existencia…
¿Qué quieres decir con eso? – inquirió
Podemos unir fuerzas para salir de aquí –
¡Estás loco! – exclamó en su mente y en voz alta - ¡¿Cómo se te ocurre que pueda confiar en algo como tu?!
¡Deberías Sam! – exclamó Seth - ¡Él y Bella no son como los demás!
¿En qué te basas para afirmar tal oración? – preguntó Sam con furia reprimida
¡Oh no! Tu no Seth, ¡Mierda! Tendré que meter mi cuchara yo también… En que Seth y yo los hemos conocido lo suficiente para poder garantizarte que nuestra confianza esta segura con ellos – dijo Jacob
Edward me salvó de morir – confesó Seth, su mente se sentía bien, ahora que había podido decirle a los demás aquel secreto
¿Es cierto eso? – preguntó Leah. Jacob, Seth y yo asentimos
Con aquella información y la que le había dado, Sam se mostró accesible a escuchar mi plan para enfrentar a los Volturi, el problema es que no tenía uno.
¡¿Cómo pides ayuda para pelear contra los Volturi sin tener un plan?! – inquirió Jacob entre divertido y frustrado
Todos ustedes saben, mejor que nadie, que no es fácil - dije un poco ofendido y muy apenado, ya que realmente me había adelantado a poner la olla sin prender el fuego
Edward tiene razón – apoyo Seth – pero ahora que estamos todos dispuestos a cooperar, entre todos podemos pensar en como salir de aquí
Lo único que sé perfectamente es que todos ellos tienen que morir – aquella voz afilada y llena de rencor provenía de Paúl.
El motivo de aquel profundo y descabellado odio (que era mucho mas fuerte que el de Seth, Jacob y hasta que el de Sam) llegó tan claro a la mente de aquel joven: había una aldea, y en la aldea, una ceremonia alrededor de una enorme fogata; una jovencita, de cabellos largos y sedosos, piel apiñonada que brillaba bajo la luz de una hermosa luna plateada, y enormes y brillantes ojos negros, la chica caminando por un pasillo, hermosa y sencillamente vestida de blanco y él, esperándola. Sus miradas entrelazadas, con la misma fuerza con la que tenían juntadas sus manos y después… un grito, un desbastador grito de agonía proveniente de mujeres y niños (que todavía no habían sufrido la transformación y por lo tanto, eran los fáciles de matar), una pelea perdida, el cadáver de la mujer a la que tanto amó y amaría y, después, la esclavitud…
Sus recuerdos dolían profundamente en mi pecho, lo podía comprender, aunque no a la perfección ya que yo no me consideraba capaz de vivir un solo segundo sabiendo que Bella no existe más…
En eso también yo estoy de acuerdo – articulé cuando al fin me pude recuperar de las imágenes que había visto – la muerte de los Volturi es necesaria ya que si lográramos escapar, dejándolos con vida, no tardarían mucho en darnos caza sin cesar, hasta acabar con nuestras familias
¡De ninguna manera! – replicó Sam y me miró estupefacto por un momento - ¿Tu sabes… verdad?
Asentí
Lo sé desde hace mucho, no tienes por que preocuparte – dije pues era cierto: parte de la tribu se había logrado escapar y Sam desconocía donde estaban, pero tenía la fuerte esperanza de que se encontraban bien. De eso tuve noción desde que pise por primera vez este lugar desolador, ya que no había momento en el que Sam no pensará en Emily, su amada
En la mente de Sam y de los demás de la manada gritaban solo una palabra: Gracias…

BELLA POV
La quemazón me estaba volviendo loca. Sentía mi cuerpo calcinado, el veneno de Edward ya se había esparcido completamente en mi cuerpo y llegado a su máximo nivel de intoxicación que tenía, o al menos eso quería pensar.
No me atrevía a mover ni un solo dedo ya que con cada movimiento el ardor se intensificaba cada vez más, cerré mis ojos y apreté mis labios para evitar gritar. Sabía que algo así me esperaba, no era la primera vez que sufría una mordedura de vampiro. En mi antiguo aquelarre (y llamó aquelarre por que a mis antiguos acompañantes no se le podía llamar familia) había sido mordida en dos ocasiones diferentes por vampiros “enemigos”, con los que nos habíamos disputado el territorio de caza.
Sabía lo que era el dolor de una ponzoña, pero, había otro detalle más: nuestra ponzoña se hace más venenosa conforme más tiempo tenemos de haber “renacido” (además de que nos hacemos más inmunes a ponzoñas de los que son considerablemente más jóvenes que nosotros) y Edward ya tenía un siglo de existencia, por lo cual su ponzoña realmente resultaba mucho más dolorosa en comparación con la que había sido atacada años atrás.
Tenía el cuerpo contraído, me encontraba en posición fetal y las ganas de gritar para desahogar el dolor se hacía, con cada segundo que pasaba, más tentadora. Cerré mis ojos y traté de llevar mi mente hacia Edward, lo conseguí fácilmente, y aunque no disminuyo en lo absoluto al dolor, me hizo recordar el por qué de la mordedura en mi muñeca. Pese al dolor, sonreí; no había placer más exquisito, para mí, que el saber que Edward estaba tranquilo y sin sed, (por el momento). Además, había tenido una recompensa más que maravillosa: Poder leer su mente, la cual estaba atiborrada de amor hacia mí.
Soportaría diez mil mordeduras más por Edward, de eso no cabía duda…
Las horas habían pasado, y el dolor combinado con el ardor no había cesado en lo más mínimo. Aun así, los Volturi llegarían dentro de pocas horas, y me aterraba la idea de tener que esperar hasta otro de sus “juicios personales” para ver a Edward de nuevo, los ojos ardieron, y el dolor en mi pecho fue nada en comparación al que sentía en el resto de mi cuerpo.
Movida por la necesidad de ver una vez más sus tiernos ojos y poder adentrarme en sus pensamientos, hice a un lado el dolor y me puse de pie. Baje sigilosamente, no había sonido alguno más que las respiraciones (y molestos ronquidos) provenientes de la manada. Ver a Edward fue como una anestesia, sus ojos brillaron en cuanto me vieron aparecer, fue maravilloso darse cuenta que, aun a la distancia, podíamos comunicarnos mentalmente, esbocé una gran sonrisa al escuchar lo feliz que estaba mi novio al verme y la paz, igual de infinita a la que yo sentía, al saber que (al menos por unos minutos) estaríamos juntos.
Me acerqué dándole un fugaz pero tierno beso
Su semblante se entristeció, la única desventaja que tendría ahora nuestra nueva forma de comunicación, era que no podría mentirle conforme al dolor que sentía a causa de su ponzoña, aunque también podía leer que yo prefería eso a verlo sufrir. Eso pareció resignarle.
La comunicación mental era muy eficiente, puesto que no nos veíamos arriesgados a que los demás nos escucharan (en ese momento, Edward me mostró la conversación que habían tenido él y el resto de la manada y no pude ocultar el gran asombro y felicidad que me daba la noticia) estuvimos “platicando” sobre el tema. En los últimos meses, había intentado hallar al escudo que me protegía y lo había logrado en pocas y cortas ocasiones, lo cual me frustraba.
Edward trató de tranquilizarme, aunque él sentía la misma desesperación que la mía. Ya no soportábamos un segundo más el estar separados y la idea de que dentro de poco los Volturi arribarían, hacía preguntarnos cuánto tiempo más tendría que pasar para volver a vernos.
La hora de la despedida llegó, fue consolador el no tenerme que ir en cuanto los licántropos despertaran, pero el tiempo, por desgracia, no se pudo prolongar más.
Un nudo en la garganta se formó en Edward y en mí. Entrelazamos nuestras manos y, olvidándome de nuestros espectadores, lo besé con adoración, sintiendo sus suaves y calidos labios, perdiéndome en el aroma de su aliento… un violento carraspeo nos hizo volver a la realidad, “maldito Jacob” pensé.
Me incorporé en mi habitación aun con el dolor de la ponzoña martirizando mi cuerpo y el sabor de Edward en mi boca. Los Volturi llegaron horas después, no me molesté ni en salir de la recamara, perfectamente sabían todos ellos que me importaba una mierda si habían llegado bien (para mí, mejor si habían muerto todos). Opté por cerrar los ojos y sintonizar en mi memoria la melodía que hacía mucho tiempo Edward tocaba en su piano y había resonado hoy en su mente. La melancolía me invadió, ¡Que tonta había sido en haber vacilado tanto para aceptar mis sentimientos hacia Edward en aquellos momentos!
Alguien venía hacia mi cuarto: Jane, reconocía sus pasos, respiré frustrada ¿Tan pronto iban a molestar?
Bella, ¿Puedes abrir la puerta? – la pregunta era estupida, ya que, tenía que, quisiera o no. Para comprobar tal hecho, la puerta se había abierto sin esperar mi respuesta. - ¿Qué tal Bella? – la voz de la niña se escuchaba patéticamente gentil, trabé los ojos y no le dí respuesta alguna – Nuestros señores piden que vayas, quieren verte.
¿Nuestros señores? – pregunté de manera incrédula y apática alzando una de mis cejas - ¿Me puedes decir quienes son MIS señores? Que yo sepa no tengo ninguno
Veremos si dentro de poco no cambian tus expectativas – sentenció Jane con mirada fría sobre mí
Me puse de pie y caminé de mala gana hacia la enorme estancia en la que los Volturi solían reunirse.
Bella, querida – saludó Aro, tratando, como muchas veces, darme un beso en mis mejillas y yo (como siempre) lo había rechazado, poniendo de nuevo una distancia de varios metros entre él y yo
¿Qué quieren? – pregunté. Me desesperaba el que no comprendieran que, mientras me tuvieran contra mi voluntad, ellos no recibirían ni una sola muestra de cortesía por parte mía
Ay muchacha… – dijo Cayo con desaprobatoria voz – Aro, deja de ser cortes con ella que no se lo merece y dile para qué la hemos llamado – una sonrisa macabra se dibujo en su rostro, provocándome escalofríos. De repente me vino un mal presagio
Tranquilo hermano, no debes guiarte de rumores – decía Aro mientras se aproximaba de nuevo a mí - Hay que investigar antes de culpar, ¿No lo crees mi querida Bella?
El aire me faltó cuando su mano apresó justamente la muñeca en la que Edward me había mordido, intenté zafarla pero no pude, el viejo tenía una fuerza hercúlea. Lo miré a los ojos y vi mi reflejo en ellos, mi expresión solo denotaba un sentimiento: MIEDO
Ay Bella… – suspiró en gesto de exagerada desilusión en cuanto giró mi mano y vio en ella la media luna que se había formado por los dientes de Edward, en cada extremo se veían levemente dos puntitos. Tragué saliva con dificultad – Te has portado mal, ¿Verdad?
Mis peores presentimientos eran realidad: nos habían descubierto. Pero ¿Cómo?...
No tuve voz para contestar, lo único que pude hacer fue intentar (fallando de nuevo) romper el contacto que tenían nuestras manos
¡Eres una deshonra para nuestra especie! – exclamó Cayo mientras se acercaba al lado de Aro - ¡Tu y esa familia come animales! ¡La muerte tiene que ser su castigo por atreverse a tanto!
No se atreva ni a poner un solo dedo sobre ellos – dije con voz amenazante
Una sonrisa de superioridad se dibujo en el rostro del vampiro con cabellos plateados.
Temo que eso será imposible – la voz de Aro salió con fingida pena – necesitas una lección para comprobar que con nosotros no se juega, ¿Verdad Edward?
Me envaré en cuanto lo vi entrar, siendo arrastrado por Felix y Demetri, instintivamente mis pies se dirigieron hacia su dirección, inmediatamente fui bloqueada por Cayo. Le gruñí amenazante, olvidándome de mi seguridad y fijando toda mi atención en la seguridad de Edward, en seguida tuve frente a mí a Heidi, y a otros tres vampiros más.
Ese no fue el motivo por el cual dejé mi posición de ataque, si no el ruido de unas voces impositoras, siendo acompañadas por el chirrido de varias cadenas que se arrastraban en el suelo, algunos gritos de dolor y muchos gruñidos. Jacob y su manada habían sido traídos hacia aquella sala también.
Mis ojos divisaron por un breve momento a Marco, quien se había mantenido al margen y no había dicho absolutamente nada en todo este asunto. Después buscaron a Edward, quien seguía tumbado en el suelo. Alec lo miraba fijamente y con odio en los ojos, no tuve tiempo de preguntarme el por qué, ya que cuatro pares de manos me arrastraron hacia el lado de los tres Volturi
Hora del castigo, Bella – anunció Cayo.
Sabía cual era, el peor que en toda mi existencia me podrían dar: la muerte de Edward frente a mis ojos, sin que yo pudiera hacer algo para evitarlo. Contemplé aterrorizada como Felix y Demetri le permitían incorporarse, mientras luchaba inútilmente con los brazos que me sujetaban
Este será un show magnifico, espero lo disfrutes querida, después, como segundo acto, veras como mueren uno a uno tus amigos, los perros – no supe de quien provenía la voz, perdí todos mis sentidos al ver a Edward agazapándose para hacerle frente a tres varios vampiros, dispuestos a atacar.
¡Edward! – grité y ese fue el anunció del inicio de una pelea
No me sentí aliviada cuando Edward esquivó sus ataques, pues sabía que Jane o Alec intervendría tarde o temprano…
Dos vampiros yacían en el suelo ya destrozados, Edward se veía cansado, pero dispuesto a seguir luchando
Jane, cuando gustes – alentó Cayo y el cuerpo se me tensó. Más sin embargo, Edward ya había acabado con el ultimo oponente y seguía de pie, sin rastro de dolor alguno - ¡Jane! ¡¿Qué esperas?!
No puedo, señor – la voz de la pequeña sonaba afiladamente desconcertada – algo me lo impide
Todo se quedó en silencio por un momento, en el cual Edward y yo entrelazamos nuestras miradas, en el cual comprendí que es lo que pasaba, un fuerte impacto en mi rostro rompió el vínculo de nuestra comunicación
¡Deja de protegerlo o también tú morirás! – me gritó Cayo enfurecido.
Sin que alguien pudiera evitarlo Edward estaba a mi lado, gruñendo ferozmente a mi agresor y a mis apresaros.
No te atrevas a tocarla de nuevo – siseó Edward, sus ojos centellaban de ira. Con ayuda de él, logré liberarme de las manos que me aprisionaban
Heidi, ¿Qué diablos me puedes decir de esto? – inquirió Aro, susurrando a causa de la rabia
No lo sé señor – la voz de la vampira sonaba temerosa – le aseguro que vigilé cada paso que dio
No te molestes en investigar que ha pasado – dijo Edward – nunca lo sabrás, ya que solo Bella y yo, a quienes no puedes leer la mente, sabemos el por qué.
Por supuesto que lo sabíamos, era obvio y fácil de esperar: Yo también le había transmitido mi poder a Edward
¡Acaben con ellos! – ordenó Aro
Edward me cubrió con su cuerpo. Aun si ahora los dos éramos inmunes a los poderes letales de Jane y Alec, no lo éramos con los ataques físicos, y en cuestión de un segundo teníamos frente a nosotros a más de treinta vampiros dispuestos a atacarnos.

por **Atal** 17/10/2009, 8:44 pm

Amiga solo falta dos capítulos para que acabe asi q disfruten y comenten

las invito a que lean las demas historia

besitos

por **vaneian08** 18/10/2009, 12:22 pm

me encanta esta historia y la paete donde bella y edwaed lloran me emociono mucho El tiempo sin ti (Completo) - Página 2 285795

ojala publiques pronto los ultimos capitulos El tiempo sin ti (Completo) - Página 2 329100

por **Atal** 18/10/2009, 12:58 pm

cuando yo lei esta historia me imagine el gran amor que sentian y la gran angustia de estar separados para poder llorar...me encanta, no demorare en publicar los ultimos capitulos solo deben postear jejej

por Patriciaa 19/10/2009, 3:38 pm

No tardes en publicar!
La historia me encanta, no se como saldran de esa....

por **Atal** 31/10/2009, 10:52 am

SEGUNDO ADIOS

Edward extendió sus brazos y su cabeza viajaba de la derecha a la izquierda, gruñendo y mostrando sus colmillos en forma de amenaza, sabía que aquellos movimientos tan rápidos y desesperados eran reflejo de lo que él podía leer en la mente de cada uno de nuestros agresores.
Un fuerte sonido, parecido al de una bomba, nos desconcertó a todos, provenía de los licántropos, Jacob había sido capaz de transformarse, rompiendo la fuerza de las cadenas que se lo impedían. Con sus afilados dientes logro liberar a Sam, de Seth y Leah
¡Jane! – gritó Cayo y en el mismo momento, todos los licántropos aullaron de dolor. Sabía que tenía que hacer algo, y ese algo tenía tres palabras: MATAR A JANE
¿Pero como ocasionar un movimiento que provocaría el ataque de todos estos vampiros en contra nuestra? ¿Cómo dejar a Edward solo contra todos ellos? Si tan solo pudiera manejar mi escudo para poder proteger a los hombres lobos pensé
El cuerpo de Edward se contrajo, el dolor que sentían los hombres lobos llegaba a su mente y le provocaba malestar. Doble razón para desear poder manejar mi escudo a la perfección.
La pelea inició. Las tres decenas de vampiros comenzaron a atacarnos, especté con horror como Edward recibía varias mordidas que iban destinadas para mí. Me dolía la impotencia que sentía. Mis movimientos no ayudaban en mucho, la ponzoña de Edward aun molestaba y provocaba que estos fueran lentos. Habíamos logrado despedazar a tres de los treinta oponentes, y Edward estaba ya muy lastimado. El gesto de dolor en su cara era la principal causa de las risas provenientes de Aro, Cayo, Felix, Demetri y Heidi, quienes contemplaban la escena como un espectáculo de circo.
Los odié con una fuerza la cual jamás creí posible. Mi mente mando a mi instinto, el cual solo pedía dos cosas: la primera, y la principal, ver y mantener a Edward a salvo, y la segunda: despedazar a todos esos desgraciados que tanto nos habían hecho sufrir sin tener una razón para ello.
Recibí una mordedura en mi cuello. El vampiro presionaba sus colmillos en mi garganta con agresividad, no me pude defender por que al instante ya tenía otros más mordiendo parte de mis brazos. No supe cuantos eran, me tenían acorralada contra el suelo. Me sentí desesperada, pero no por mi “vida”, si no por la de Edward y los licántropos (quienes todavía seguían aullando gracias al don de Jane).
Algo me libró bruscamente de mis atacantes. Era Edward, sus ojos destellaban con un vivo color rojo por la furia, solo pude leer en ellos odio y un miedo infinito por mi seguridad. Me ayudó a incorporarme rápidamente y de la misma manera nos vimos, otra vez, rodeados por el enemigo.
Bella, ¿Cómo te encuentras? – preguntó mientras me cubría de nuevo con su cuerpo. Su afilada voz sonaba preocupada
¿Cómo te encuentras tú? – respondí, ya que mi seguridad en aquel momento era lo menos importante para mí. Él era mi prioridad.
Estaré bien mientras tu lo estés – respondió mientras se movía de un lado a otro, protegiendo de los quienes daban un paso en mi dirección.
¡Ya dejen de jugar! ¡Acaben con ellos! – ordenó Aro y sentí mis piernas flojas cuando los ojos de aquellos vampiros centellaron. Ahora había llegado el momento final.
Edward presintió lo mismo. Lo pude sentir cuando presionó fuerte y calidamente mi mano y me susurró “Te amo”. Sentí que mis ojos volvían a llenarse de un líquido, aunque no se derramó ni una sola gota.
Especté con horror como Edward se agazapó frente a mí, inmediatamente me adelanté, cubriéndole el paso. Si íbamos a morir ambos, no quería ser yo la primera. Era cobarde, lo admito. Pero no soy capaz de lograr imaginar a una persona lo suficientemente valiente y fuerte para soportar ver morir al ser a quien tanto amas.
¡Bella! ¡Edward! – respingué al escuchar aquella vocecilla tan familiar.
Alice… – musitó Edward con asombro sin dejar de ver al enemigo. Todos los presentes se giraron para encontrarse con los Cullen, quienes se encontraban ahora frente a nosotros, protegiéndonos.
No sabía si sentirme aliviada o no. Tantos meses sin verlos y el recuentro era en medio de una batalla. Esme fue la única que se tomó el tiempo de dedicarnos una mirada llena de ternura y preocupación, los demás se apresuraron a atacar.
Jane no tardó mucho en hacer uso de su poder. Esto no podía empeorar, ya suficiente era ver a Edward y a los licántropos sufrir. Me quedé paralizada, como idiota, contemplando como ahora mi familia también iba a sucumbir. No. No podía permitir todo eso. Yo tenía un poder. Un poder el cual era sumamente fuerte, de otra forma los Volturi no me hubieran aprisionado con tanto afán…
Sentí la fina capa que en breves ocasiones había podido localizar (no sin mucho esfuerzo). Esta se expandió tremendamente y regresó a mí como un resorte impulsado con mucha fuerza, pero aun la podía ver y sentir. Solo tienes que concentrarte Bella. Tu familia y EDWARD dependen de tu poder.
El estar esquivando los ataques me desorientaban. Mi escudo se expandía con dificultad, casi llegaba a cubrir a Jasper, (quien era el más cercano a mí). Edward fue mordido de nuevo, esta vez en el abdomen, y todos los vampiros se concentraron en él. Mi ira incrementó y con ello el escudo que logró expandirse hasta cubrir a Jasper, Alice y Emmet.
El tercero se incorporó rápidamente, seguido de sus dos hermanos. No se dieron tiempo de preguntarse el por qué o el cómo había secado el dolor. Lo importante para ellos en aquel momento era ayudar a Edward, lo consiguieron con éxito.
Emmet destrozó rápidamente a tres vampiros junto con Jasper. Alice me cubría, atacando a nuestros adversarios con aquella gracia tan propia de ella. Yo luchaba por mover a aquella capa con cada paso que ellos daban para no dejarlos desprotegidos. Podía sentir el poder de Jane, lanzado como estacas afiladas que amenazaban con romper mi protección.
¡Alice, Jasper, Emmet! Manténganse cerca de mí – indiqué mientras destrozaba a uno más.
¡Felix, encárgate de Bella! – ordenó Cayo, su voz sonaba furiosa - ¡Heidi, deshazte de esos perros apestosos ahora mismo!
Los vampiros obedecieron el mandato inmediatamente. Felix fue bloqueado por Edward, quien lucía débil y cansado en comparación al enorme vampiro. Ambos se agazaparon y comenzaron a tantear sus movimientos. Ahora que no eran treinta los que rodeaban a mi novio, me sentía menos asustada. Sabía que Edward podía leer los movimientos de Felix en su mente y aquello le daba ventaja. Lo que me preocupaba eran los licántropos, (en especial Seth y Jacob), Heidi se dirigía hacia ellos, no podía defenderlos, se encontraban a mayor distancia que los Cullen (a quienes todavía no había conseguido cubrir completamente con el escudo).
Aterrorizada, vi como Heidi clavaba sus colmillos en un muchacho, (no sabía su nombre). Edward y Felix se estaban moviendo, con cada paso se alejaban más de mí. Pude ver, en un pequeño instante en el cual nuestras miradas se entrelazaron, que Edward trataba de estar cerca de los hombres lobos para intentar protegerlos. Al fin de cuentas, él también tenía el escudo. Quizás, si la suerte estaba de nuestro lado, podía controlarlo y extenderlo tal como lo hacía yo.
Lo logró. Aunque, desgraciadamente, Heidi había envenenado ya a dos (agradecí que ninguno de ellos fuera Seth o Jacob). Sam fue el primero que se incorporó, seguido de los demás. Sus cuerpos se convulsionaron para después aparecer en aquella enorme masa de músculos y pelos. Gruñeron. Su aspecto era digno de temer, la tremenda furia se hacia presente en sus afilados dientes que apretaban con brusquedad. Pese al odio que sentía por Heidi, no pude evitar sentir lastima cuando Sam se lazo sobre ella, y con ayuda de Jacob y otro hombre lobo, la hicieron pedazos.
Pude extender mi escudo hasta proteger a Carlisle, quien instantáneamente, olvidándose de una recuperación por haber sufrido tanto dolor, se dispuso a ayudar en la pelea, no sin antes cargar a Esme y a Rose para quitarlas del campo de batalla.
Carlisle, no las alejes – pedí. Atendió y accedió de inmediato, acercándolas para que al fin pudiera protegerlas
¡JANE, ALEC! ¡MATENLA! – la risa había desaparecido de los rostros de los Volturi. Su guardia estaba siendo aniquilada (quedaban menos de diez) y lo mejor de todo era que no tenían idea de que Edward había liberado a los licántropos
Jane se plantó frente a mí, con su hermano al lado. Ambos me miraban con fiereza, más mi actitud se mostraba altanera. Lo mire a los ojos, desafiante. Posicioné mi cuerpo para atacar, un grito ahogado me heló los sentidos, olvidándome de todo.
Los rostros de Aro y Cayo estaban sumergidos en el pecho de Edward, quien era sostenido por Felix. Corrí hacia su lado pero en el intentó Jane y Alec me cubrieron el paso, la desesperación por llegar hacia Edward me volvieron violenta. Con una fuerza (la cual jamás creí poder) sostuve las cabezas de los gemelos y las arranqué de un solo tajo, no sentí piedad alguna, no sentí nada más que la necesidad de estar con Edward y aniquilar a quien se haya atrevido a hacerle daño…
Jasper atacó a Felix por detrás, pero Edward ya no se podía mover. Los siglos de existencia de estos dos vampiros (Aro y Cayo) habían convertido su ponzoña en algo casi mortal, arranqué con desesperación a los ancianos. La mirada de Cayo centellaba con el placer de verme sufrir, encorvé mi cuerpo a causa de la rabia que sentía y lo ataqué, Aro se le unió pero pronto estuve flanqueada por Rose y Emmet.
Matar a los ancianos era más difícil que a los demás vampiros. A pesar de que su aspecto se veía débil, era solo una apariencia. Nuestra ponzoña no les causaba daño alguno y su fuerza y velocidad eran del más respetable nivel. La guardia estaba extinta, aunque se habían cobrado vidas de hombres lobos.
Solo quedaban Demetri (quien se encontraba luchando contra Carlisle y Esme) y los lideres del clan Volturi (Marco, sin decir palabra alguna, se encontraba frente a nosotros, al lado de sus hermanos)
Teníamos que tener cuidado. Aunque el cuidado me importaba poco, lo único que quería era estar al lado de Edward, quien no paraba de gritar por el dolor. Alice y Jasper se nos unieron. A lo lejos, escuché los chasquidos que informaban la muerte de Demetri. Esme y Carlisle estaban también junto a nosotros y los licántropos cubrían nuestras espaldas.
Éramos varios, más de doce, contra ellos tres. Pero eso no nos daba victoria. Una sola mordedura nos incapacitaría inmediatamente, y ellos lo sabían. Se movieron como borrones, imposibles de ver (aun para nosotros). Alice gritó, la habían mordido, Jasper la cubrió y después el cayó a su lado. Un momento más y se escuchó un aullido, el cual cesó rápido. Otro grito, proveniente de Esme, que al escucharlo se me erizó la piel.
Un golpe seco me hizo caer. Tenía a Aro sobre mí, como un león hambriento sobre su presa. Su boca se abrió y se dirigió hacia mi cuello. No podía moverme ni un centímetro, dirigí mi vista hacia Edward, quien seguía retorciéndose del dolor. Su mirada se encontró con la mía
Bella, no – Pensaba, aun con ese dolor seguía preocupándose por mí. Al menos, pensé, moriré escuchando que me ama.
El peso que sentía sobre mi peso desapareció. Asombrada vi que Marco me había liberado y me protegía de su hermano.
Marco, ¡¿Qué haces?! – preguntó Aro con voz furiosa
Basta ya Aro – esas eran las primeras palabras que Marco decía desde que había pisado esta sala - ¿No te basta todo lo que hemos perdido? ¡Déjenlos ir!
¡Jamás! – replicó Cayo quien luchaba contra el resto de los Cullen y los licántropos - ¡Ellos no pueden vivir después de lo que han ocasionado con su desobediencia!
Entonces, me temo que no podré unirme a ustedes en esta ocasión – la voz del anciano sonó realmente apesadumbrada
¡Traidor! – Aro se lanzó a su hermano, olvidándose de mí.
La lucha fue rápida y no pude apreciar mucho por la velocidad que tenían. Corrí hacia el lado de Edward y coloqué su cabeza en mi regazo, su respiración era muy profunda y entrecortada. Tenía sus ojos cerrados – no supe si era para que no pudiera leer su dolor o por reflejo de este – recorrí su mejilla con mi mano, no encontraba palabras que decir.
Carlisle, Emmet y Rose derrotaron a Cayo. Sentí alivio al ver que ninguno más había sufrido daño. Carlisle se acercó a Esme (quien se retorcía del dolor, al igual que los demás) y la cogió en brazos, lo mismo hizo Emmet con Jasper y Rose con Alice. Los licántropos rodeaban el cuerpo de uno de ellos, estaba casi segura que se llamaba Paúl, había muerto.
¡Aro basta! – exclamó Carlisle tratando, inútilmente, de calmar aquella pelea. No obtuvo respuesta. Se acercó hacia donde estábamos Edward y yo y sus ojos no ocultaron la preocupación por su hijo al revisar las profundas mordidas justas en su pecho.
¿Se repondrá? – preguntó Emmet haciendo eco de mis pensamientos
Espero que si – la respuesta de Carlisle no fue muy convincente – tenemos que parar esto – dijo al girar y contemplar una vez más la borrosa pelea – o se mataran
Los licántropos gruñeron y el pelo de su lomo se erizó. Era fácil adivinar que ellos preferían la muerte de ambos contrincantes. Yo no quería que Marco saliera lastimado, por lo que otra buena dosis de nostalgia me invadió cuando lo vi caer. Los Cullen y los licántropos hicieron frente a Aro, pero no tuvieron problema alguno ya que segundos después su cuerpo cayó hecho pedazos. Ni siquiera pude sentir placer al ver su cuerpo cubierto en llamas… Edward se veía mal, al igual que Marco.
¿Se van a recuperar, verdad Carlisle? – pregunté cuando vi a Jasper abrir los ojos, no sin cierta dificultad
Ellos solo tienen una mordedura – Marco fue el que contestó, su voz sonaba débil, pero clara – si te refieres a Edward… debo informarte que su recuperación no será tan pronta… Aro tiene un don
¿Un don? – inquirió Rose y Carlisle al unisono–
Sin corazón, no hay vida. Y aunque el nuestro ha dejado de palpitar, aun sigue dentro de nosotros, sin nada que le afecte… la ponzoña de Aro es poderosa y especial si le inyecta directamente a este órgano… - se detuvo mientras su cuerpo se contraía levemente por el dolor
¿Qué pasara con Edward? – mi voz apenas salió. Edward se agitó violentamente ante mis ojos. Acaricié su rostro desesperadamente en un intento de calmarlo
Dormirá – su mano se dirigió hacia su pecho. Él también había sido mordido, aunque debido a su existencia más prolongada, no sentía tanto dolor como lo sentía Edward – su cuerpo descansara por largo tiempo… no se cuanto, eso depende de cuanta ponzoña Aro haya introducido en su corazón… pero algún día despertará.
N… no… - rechacé aquellas palabras débilmente mientras apretaba más mis brazos alrededor de su cuello. Todo había quedado en silencio
Calma Bella – pidió Marco – tienes toda la eternidad para esperarlo. Tienes la seguridad que algún día volverán a estar juntos
¡Ya no soporto estar un solo minuto sin él! – solté desesperadamente. Los temblores y gemidos de dolor provenientes de Edward iban cesando poco a poco
Lo sé. Y por eso quiero pedirte un favor, ya que confío que eres tú quien mejor me comprende – los ojos de Marco se clavaron suplicantes ante mí
¿Qué cosa? – quise saber
Yo no quiero despertar otra vez en esta vida. Te pido por favor, des descanso a mi alma, para siempre…
No puedo hacer eso – repliqué asombrada
¡Por favor! Ahora estoy débil, anestesiado. Y ya no quiero estar aquí sin ella… sin Didima… - pronunció aquel nombre con profundo amor.
Enmudecí durante varios segundos, viajando mi vista del rostro de Marco al rostro de Edward, quien se veía más calmado. Entonces la aparentemente absurda petición de Marco tuvo sentido… al menos yo tenía la esperanza que, algún día al fin, Edward y yo estaríamos juntos, pero él…
Dejé caer con cuidado la cabeza de Edward sobre el suelo para dirigirme hacia Marco. Su rostro era sereno y su mirada brillaba con esperanza, acerqué mis dientes a su garganta sin decir palabra alguna – antes de que mi valor y resolución se esfumara – todo seguía en completo silencio.
Espera – ordenó alzando una mano. Lo miré inquisitivamente, ¿Se había arrepentido? – nuestra especie necesita de alguien quien sea capaz de cuidar nuestro secreto, alguien quien imponga un orden – dijo – mis hermanos han muerto y yo lo haré en pocos segundos, gracias al cielo – sonrió, por primera vez desde que lo conocí - Confío en ti, Bella, esta responsabilidad. Sé que lo harás bien.
Yo no pue…
Claro que puedes – interrumpió – Y lo harás, por que yo te escojo – me tendió un exuberante anillo de oro, con una “V” marcada en el centro. Lo miré por un momento antes de cogerlo – ahora – dijo en cuanto el anillo estuvo en mis manos – continua con lo que estabas haciendo
La serenidad de su rostro y voz me infundieron valor. Traté de ser cuidadosa y enterrar mis dientes rápidamente en su cuello para arrancarlo de un solo movimiento. Lo logré. Carlisle y Emmet me ayudaron a despedazar el cuerpo y quemarlo. Corrí de vuelta hacia Edward, quien apenas y temblaba levemente en el suelo. Sus ojos seguían cerrados, acaricié sus ojeras con las yemas de mis dedos.
Edward… - llamé con un susurro. Segundos después abrió sus ojos, negros como el carbón. Una pequeña sonrisa levantó las comisuras de sus labios mientras recordaba cada momento vivido conmigo.
Su mente era detallada. Recordaba con exactitud cada momento: el día que llegué a la casa de los Cullen, mi aspecto desconfiado y salvaje, la primera vez que me tocó y sintió mi aliento contra el suyo, la canción que me compuso, nuestro primer beso, la noche en la que bailamos, cada una de mis caricias, nuestra primera despedida, nuestro reencuentro, cada “Te amo”, cada mirada…
Mis ojos también hablaban. Gritaban el miedo y el desconsuelo que me habían dejado las palabras de Marco. La negación a la idea de no estar juntos. Alzó su mano y la posicionó sobre mi mejilla
Estaremos juntos, pronto – aseguro con voz suave, aterciopelada. Las palabras se me quedaron trabadas en la garganta, la mandíbula me tembló a causa del llanto seco que se aproximaba
Pronto – susurré. Sus ojos me miraron con ternura, con anhelo, como queriendo guardar la imagen de mi rostro en su memoria para tenerla ahí mientras durmiera.
Su mirada buscó al resto de su familia. Esme, Alice y Jasper ya no emitían sonido alguno de dolor, más seguían inconcientes por la ponzoña de Aro
Hijo – la voz de Carlisle sonaba triste, desolada. Edward le sonrió
¡Vamos Edward! ¡Ya no seas teatrero y ponte de pie! – dijo Emmet tratando de sonar despreocupado pero ni de lejos lo logró. Su voz se escuchó como una suplica desesperada
Disfruta de la siesta – la frialdad de Rose también se había convertido en pesadumbre
Edward había dejado de temblar y su rostro lucía cansado. Podía presentir que se aproximaba lo inevitable. Sus ojos se volvieron a posar en los míos. Incliné mi rostro para besarlo, nuestros labios se movieron lentos, tiernos, pacientes… su mano se deslizo por mis cabellos y llegó hasta mis hombros, lo aferró con fuerza. Cuando nuestras bocas se separaron, su mano se entrelazo con la mía.
Espérame – pidió
Siempre – prometí.
Edward cerró los ojos tras un leve suspiro mientras su mano soltaba la mía y yo contemplaba, con la garganta cerrada y los ojos ardiendo, la serenidad de su rostro…
Esa fue la segunda vez que Edward y yo nos dijimos adiós…
Hundí mi cabeza en su pecho, sollozando violentamente. ¿Acaso esto nunca se terminaría? Una pequeña gota de cristal se derramó sobre mi mejilla y dejó una pequeña manchita de humedad en la camisa negra de Edward ¿Y ahora cuánto tiempo tendría que pasar?
Despertó Esme, despertó Alice, despertó Jasper, pero él no.
La mano de Carlisle se pozo en mi hombro. Me olvidé del tiempo y la razón durante muchas horas. Tenía la esperanza que, como sucede en los cuentos de hadas, Edward despertará por un milagro de amor… no fue así.

EPILOGO

Ya mi espalda no resiste el peso de tu ausencia, el deseo de sentir tus labios y el roce de tu cuerpo se hacen cada día más imprescindibles y aun entre lágrimas te confieso que no habrá mejora en mi sentir hasta que el milagro de tenerte no sea real de nuevo...

Cien años. 36500 días. 876000 horas. 52560000 minutos. 3153600000 segundos…

Mi vida en Volterra, en aquel castillo subterráneo, junto a los Cullen y los licántropos – quienes tras la pelea fueron en busca del resto de su familia y regresaron para convertirse en nuestros aliados – era un calvario a la vista de un rayo de luz.
El mundo exterior había cambiado. Era maravilloso – todo lo contrario a lo que se predecía en el pasado - pero se tornaba triste para mí, sin él. Pasaba todas las horas que podía a su lado. Me pasaba contemplando su pálida belleza que contrastaba de manera especial con el negro de su ropa y el oscuro forro del ataúd que le habíamos mandado a diseñar. Verlo ahí, era como ver a uno de los vampiros creados por la imaginación de Anne Rice.
Su rostro lleno de paz fue lo que hizo al dolor un poco soportable. Recordaba las palabras que alguna vez había dicho “Algo envidiable de los humanos es que su alma tiene un descanso”, y tras pensar y analizar la situación, no era tan mala como suponía ser, si lo veíamos fuera de mi burbuja de egoísmo, ya era lo menos que Edward se merecía: un descanso.
“No Bella. Edward todavía no despertará aún” me había dicho con voz triste Alice aquella tarde. Me recargué en el borde del ataúd, como siempre solía hacer, y comencé a sollozar. Un siglo sin Edward… y lo que quedaba aún por esperar.
Tras sollozar largas horas y contemplarlo una vez más, salí de aquella habitación. El castillo estaba en completo silencio, algo extraño y complaciente. Con tantos habitantes en el, era imposible estar a solas. Me senté en una de las escaleras de aquella enorme habitación en la que Edward y yo nos habíamos despedido, disfrutando del acogedor silencio. Me abracé las rodillas con ambos brazos y sumergí mi cabeza entre ellas. Si tan solo yo también pudiera dormir
Las campanas del reloj de la plaza anunciaron la llegada de la media noche, me perdí en los doce campaneos
Bella… -
Levanté mi rostro al escuchar aquella aterciopelada voz a mis espaldas. No me atrevía a girar mi cuerpo, tenía miedo de encontrarme con la nada, de que mi anhelo me estuviera fallando a tal grado… Imposible pensé. Tenía poco Alice me había negado tal posibilidad…
Todo volvió a quedar en silencio, pero mi nariz se deleitaba con aquella fragancia tan conocida y tan amada. Me puse pie, sin girar todavía. Sería grande y dolorosa la desilusión. Una piel suave y calida recorrió mi hombro con un roce casi insensible, dejándome estática.
¿Edward? – pregunté en un susurro. Aunque su aliento fresco cerca de mi oído no me dejaban ya duda alguna. Giré mi cuerpo y aunque su respiración rozaba mis mejillas no lo creí verdad.
Levanté mi mano y roce la piel de su cara es real me dije sin mirar sus ojos. Una sonrisa se le dibujo en sus perfectos labios, al momento en que su mano se posaba delicadamente en mi quijada, levantando mi rostro lo suficiente para que nuestras miradas se unieran
Perdona la espera – dijo con la misma dulzura con la que sus oscuras pupilas gritaban la felicidad que sentía.
Me acerqué lentamente, con cuidado, movida cautelosamente por el miedo que sentía de imaginar que me lanzaría a una imagen de humo. Sus brazos me enrollaron con ternura, sentí su calor y su pecho moverse por su respiración.
Mis brazos cubrieron su cintura y cuando lo sentí seguro entre ellos, lo abracé fuertemente, despertando a la realidad, despertando a la felicidad.
¡Edward! – sollocé de felicidad en el momento en que él me apretaba más y depositaba un beso en mis cabellos.
Tranquila mi amor. Estoy aquí y ya no nos vamos a separar nunca. Jamás.
Alice… Alice me dijo que tu no despertarías aun – dije alegremente confundida - ¿Cómo…?
Me debes una, hermanita – interrumpió la pequeña duendecito entrando junto al resto de mi familia y los licántropos - ¿Te gusto la sorpresa?
Entrecerré mis ojos mientras los veía sonreír. Les dediqué una gran sonrisa de agradecimiento, reflejo de mi plena felicidad. Me lancé de nuevo a los brazos de Edward quien me sostuvo en el aire y reía igual que yo
Te amo – confesé antes de que nuestros labios se juntaran ansiosos.
¡Ey, Ey! – Interrumpió Jacob quien abrazaba a Leah por el costado - ¡Ya basta! ¡Mucho amor! ¡Puaj! – Leah le soltó un codazo en el estomago y todos reímos
Edward clavó de nuevo sus ojos en los míos
¿Qué te parece si vamos a otro lugar? Necesito compensar y cobrar el tiempo que he estado sin ti
Le dediqué una sonrisa de complicidad y momento después salimos de aquella habitación sin previo aviso…

I am a vision,
I am justice,
never thought that I could love,
living in shadows,
fading existence,
It was never good enough,
within the darkness,
you are the light that shines away,
you're trapped in violence,
I can be the man that saves the day,
I'm there for you,
no matter what,
I'm there for you,
never give it up,
I'm there for you,
for you
Someone has changed me,
something save me,
I'm missing who i am,
although i was blinded,
my heart let me find it,
a truth makes me a better man,
I didn't notice,
that you were right in front of me,
a mask of silence,
won't let me put away so we can see,
I'm there for you,
no matter what,
I'm there for you,
never give it up,
I'm there for you,
for you
For you,
for you,
within the darkness,
you are the light that shines away,
in this blind justice,
I can be the man who saves the day
I'm there for you,
no matter what,
I'm there for you,
never give it up,
you know it's true,
you were there for me,
and I'm there for you,
For you,
for you,
for you.
FIN

Por fin llegó el termino, pero saben estoy un poco desanimada ya que muy pocas pasan por los fic y dejan sus comentarios, asi que no creo que suba más fic...

por **alejandra_vazquez88** 31/10/2009, 6:32 pm

me encanto la historia y me no dijas eso de que ya n vaz a subir mas fic que vamos a hacer sin las historias que subes aun no me he dado el tiempo de leer las demas pero lei as sintesis de otras historias tuyas y me an llamado la atencion y no tardo en leerlas tu sige asi El tiempo sin ti (Completo) - Página 2 329100

que porfavor sige subiendo tus historias
bueno me super encanto esta y espero la proxima
El tiempo sin ti (Completo) - Página 2 124853

por **Atal** 31/10/2009, 7:01 pm

gracias amiguita¡¡¡ por tus palabras pero sabes tu eres una de las pocas chikas que lee los fic y que se dan el trabajo de comentar sobre ella, y me da penita porque uno no sabe como les parece,...pero bueno pensare un poco si sigo pulicando jejej

besitos y gracias por tus palabras. El tiempo sin ti (Completo) - Página 2 781363

El tiempo sin ti (Completo) - Página 2 781363

por **alejandra_vazquez88** 31/10/2009, 7:15 pm

Pues haslo por las pocas que lo comentamos y ya veras que mas se nos huniran en los comentarios y no pierdas los aminos por eso y haslo por nosotras no nos castiges a nosotras por las demas piensalo bien a mi me gustan mucho tus historias y quisiera segir leyendolas tambien la segunda parte de tu nombre en el viento aunque aun no la e podido leer pero lo hare por estos dias y estoy segura que me va a encantar como tus demas historias
bueno piensalo muy bien y no nos castiges a las demas por unas cuantas
muchos besos para ti El tiempo sin ti (Completo) - Página 2 570333

El tiempo sin ti (Completo) - Página 2 570333

por **Atal** 1/11/2009, 7:51 pm

ok¡¡¡ ya te hice caso amiga jijij El tiempo sin ti (Completo) - Página 2 781363

por **Bbra** 30/12/2009, 11:24 pm

al finnnnnnnnnnnnn la termine de leer

El tiempo sin ti (Completo) - Página 2 240478

q lindo final jeje q mala alice

por **la_xika_89** 9/4/2010, 9:02 am

LA VERDAD ESTE A SIDO UNO DE LOS FIC MAS BONITOS Q E LEIDO EN MUCHO TIEMPO.. TENIA DE TODO ACCION DRAMA AMOR RAMANTICISMO Y UN FINAL UN TAN DIFERENTE AL Q ME PENSABA... ESTO PODRIA PASARSE A LA GRAN PANTALLA Y LA VERIA CADA DIA ME ECANTO ASI Q ESPERO Q SIGAS SUBIENDO TAN BUENOS COMO ESTE UN BESO

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