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Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
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franny_moimememoitie
Zafrina
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
es muy linda ya la escuche¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Atal- .
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Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
en realidad la letra concuerda con la historia osea es como podria pensar ella...
Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
despues de haberla escrito la escuche y dije si, es esa cancion
bueno, pero ahora vamos con el sig. capitulo
Cabe mencionar que la historia no está estrechamente ligado a hechos reales (obvio) de la vida laboral del actor. Esto quiere decir que no se toman en cuenta las otras películas que filma ni el tiempo real de los hechos al mundo exterior en comparación al desarrollo de esta historia.
(Meses después del último encuentro con Katherine…)
RPOV
Las grabaciones de Luna nueva habían finalizado. ¡Por fin!
Ya no hallaba el momento de llegar de vuelta a mi hogar y esperar a la llegada de Katherine.
Las filmaciones se hacían eternas, pero al menos -y según todos los que me rodeaban- estaba más feliz que durante los últimos meses.
¿Pero cómo no iba a estarlo? ¡Ella me había prometido que regresaría, que nos volveríamos a ver!
Y ahora estaba en el avión de regreso a mi ciudad, a mi vida normal, a Katherine.
—Robert, si sigues moviendo las piernas de esa manera, juro que te las cortaré —me regañó Kris quien iba sentada a mi lado.
Cuando la vi recordé de inmediato que nuestros papeles se habían intercambiado (bueno, no tan equivalentemente) ahora era ella quien estaba triste por haber peleado con su novio celoso compulsivo y yo andaba emocionado, saltando y riendo por todo a mi alrededor.
—Lo siento —me disculpé. Lo último que yo quería hacer era ponerla nerviosa.
—Con que quisieras ponerte a correr en el avión, no significará que llegue más rápido —dijo ésta vez Taylor, quien estaba sentado a mi otro costado.
—Lo siento, lo siento —volví a disculparme—. No hago nada más y me quedo quieto.
Y como si me hubieran activado algún mecanismo de Teddy cosquillas, comencé a reír cada vez más fuerte llamando la atención (bueno, más de lo normal) de una azafata que se acercó a mi.
—Disculpe señor, ¿se encuentra bien? ¿Puedo traerle algo?
—Lo siento —me disculpé otra vez. Al parecer tendría que disculparme con todo el que me viera por estar tan feliz de volver a casa.
La azafata me seguía mirando.
—Estoy bien, gracias —le respondí—. Solo quiero agua.
Para no ahogarme al reír, pensé.
—Respóndeme una cosa —exigió Taylor hablándome por lo bajo—, tu extraño humor últimamente: ¿tiene que ver con tu encuentro del “Shot Club” y lo que ocurrió después?
¡Oh, demonios!
—¡Sí! —respondí emocionado.
—¡Vaya! —soltó sorprendido—. Bonita dama.
—¡Es hermosa! —dije más para mi que para él.
—Concuerdo totalmente —me aseguró—. ¿Cómo se llama?
—Katherine —contesté.
Ups. Estaba diciendo mucho… cierra el pico, Rob.
¿Cómo le explicaría a alguien que ella era vampiro…? espera; si ella era vampiro… ¿acaso jamás envejecería? Y yo...
—¿Qué sucede? —inquirió Taylor.
—Nada, es solo que… —cambié lo que iba a decir— quiero llegar pronto.
—No seas impaciente, falta poco para que arribemos —me dijo y luego se acercó para hablar más bajo y que Kris no escuchara, aunque por como estaba ella, daba lo mismo que hablara más fuerte, ella tenía su mente en cualquier parte, menos en el avión—. Tendrás que presentar a tu chica algún día.
¿Y si eso no pudiera ocurrir?
—Tal vez.
Cogimos las maletas y nos despedimos como habitualmente, y esto quiere decir; apenas un movimiento con la mano entre una multitud de fans que amenazaban con quitarnos algún miembro importante.
Tomé un taxi viendo como la noche caía inevitablemente sobre la ciudad y seguí el camino hasta mi departamento.
Me daría una ducha, comería algo, dormiría un poco y esperaría a que uno de estos días Katherine volviera para cumplir su promesa.
Tomé mis maletas y me encaminé hacia el ascensor.
Katherine… podría hacer algo por ella, darle algo. Mal que mal, ella me había dado una vez un regalo… No, fueron dos. Tendría que encontrar algo para ella en alguna parte. ¿Habría algo tan especial que se pusiera a su altura?
Solo había que pensar mucho… Demasiado.
Seguía barajando las posibilidades de todo mi plan mientras llegaba hasta la puerta de mi hogar. Puse la llave en la cerradura y entré.
Un olor exquisito a tabaco exótico inundó mis fosas nasales y yo no podía creer que mis deseos se cumplieran tan pronto. Definitivamente era ella.
Encendí la luz y allí estaba como la primera vez que la vi, sentada en el diván de cuero negro con una pierna encima de la otra y su cigarrillo en la boca.
Vestida con un pantalón gris y una blusa negra muy fina abotonada hasta solo un poco más arriba de su escote que dejaba a mi imaginación todo el resto de su -de seguro- perfecto cuerpo. Un atuendo que la hacía ver solo más hermosa de lo que era.
Solté las maletas en la puerta y ni siquiera me preocupé por esperar a que ésta se cerrara.
KPOV.
Esperaba a Robert, aquel joven apuesto que me recordó en un principio a mi Thomas, aunque no se pareciera en nada. Lo esperaba cumpliendo mi promesa de volver a verlo y rompiendo a la mía propia de no involucrarme…
Me instalé en su cómodo diván de cuero negro hasta que escuché como se acercaban hacia este sector en el quinto piso. No es que no hubiera escuchado antes pasos alrededor, pero esta vez, yo sabía quien era y mis sospechas solo fueron confirmadas cuando escuché el mecanismo de la puerta siendo abierta.
Encendió la luz y lo vi cargado con maletas y una guitarra que dejó caer de inmediato en el suelo junto a la puerta descuidadamente.
Su mirada soñadora y sagaz a la vez, me envolvió embriagándome de una dicha contenida por meses, y que ahora, inconscientemente evidencié sonriendo como hace tiempo no lo hacía.
Robert se acercó con la sorpresa fluyendo a flor de piel. Definitivamente no se esperaba verme allí.
¿Se había olvidado de nuestro último encuentro y lo que habíamos acordado?
Si aquello era así, me alegraba por él. No quería ser egoísta, aunque solo causara una herida en mi alma… No, en mi alma no, porque se supone que no la tengo… ¡pero como podría decir que no la tengo si sentía tanta alegría de volver a verlo! Alguien sin alma no siente y yo, increíblemente, sentía.
Por favor, si me tienes miedo, solo dímelo y me iré, pensé con dolor.
Pero todo sentimiento infernal que me envolvía de la misma manera que su intensa mirada desapareció cuando Robert avanzó a gran velocidad hacia mí. Por un momento creí que se abalanzaría sobre mí, pero en pleno trayecto se detuvo de golpe.
—¡Katherine! —soltó sonriendo y pasando una mano por su cabello descuidadamente. Definitivamente estaba sorprendido—. Que alegría… y sorpresa verte.
Se veía sorprendentemente tierno a mi pesar. Así me costaría mucho más alejarme de él, pero ¡Demonios, no quiero!
—Hola, chico Cullen —respondí sonriendo con un extraño nerviosismo que no evidenciaba exteriormente debido a la muralla externa que había erigido y me protegía.
Robert se rió por mi inocente burla y comenzó a caminar tranquilamente para sentarse en el sillón frente a mí como siempre lo hacía.
Sonreía. Se veía tan joven y lleno de vida… solo que algo cansado de seguro por el largo viaje. Tal vez hubiera sido mejor haber venido mañana… después de todo, solo era un niño en comparación a mí… y aun así yo lo seguía viendo con los mismos estúpidos ojos de fascinación.
RPOV
Me senté en el sillón frente a ella aún riendo porque me llamara chico Cullen y también algo avergonzado por casi haber sido tan impulsivo al querer abalanzarme sobre ella y besarla. Pero mi sentido común (¿tenía uno? Si, aunque pareciera increíble, lo tenía) me detuvo antes de cometer suicidio.
No podía abalanzarme encima de alguien así como así, aunque ese alguien fuera quien me quitaba la respiración… ¿o era por el cansancio? No. era por ella.
Recuerda eso Rob, recuérdalo.
—No esperaba verte tan pronto —comenté notando como me observaba.
—¿Pronto? —inquirió alzando una perfecta ceja—. Han sido ya bastantes meses. Pronto no sería la palabra que yo utilizaría.
Tenía razón. Estos últimos meses se me habían hecho eternos y pronto era la última palabra que debería haber usado.
—Quiero decir, que no te esperaba hoy mismo —traté de arreglar—. ¿Cómo sabías que llegaba hoy?
—Em… —artículo juntando sus naturales labios rosa mirándome fijamente—. Se supone que todo el país esperaba tu llegada el día de hoy.
Imbécil. Era un completo imbécil haciendo de tonto. Era obvio que ella tenía razón con solo recordar el recibimiento en el aeropuerto.
—Buen punto —solté sintiéndome aun peor por no poder contestar algo más inteligente. Es que cuando ella estaba a mi lado parecía que lo olvidaba todo.
Pero su sonrisa era cálida, haciendo que mis inseguridades quedaran en segundo o tercer plano.
—Te extrañaba —comenté sin pensar después de ver como sus manos iban directo a apagar el cigarrillo en el cenicero.
Quedé paralizado por la sorpresa. Parecía que mi boca actuaba desligada de mis pensamientos. Se supone que eso debía quedarse en mi cabeza… incluso sentí mis mejillas enrojecer.
Estúpido, estúpido. Solo la vas a espantar, ¿por qué ella estaba aquí conmigo habiendo tantos hombres mejores y a su altura?
BOCA-DEMASIADO-GRANDE
KPOV
¿Había escuchado bien?
¡Vaya! No me imaginaba ni por un segundo que pudiera extrañarme.
Se sentía apenado, lo noté porque sus mejillas se volvieron de un tono rojizo adorable que solo me hizo sonreír, además de la aceleración de su ritmo cardíaco.
—Lo siento, no debí decir eso —se disculpó, pero antes de que agregara cualquier otra cosa, mi boca se abrió.
—Yo también te extrañé—contesté automáticamente al ser más fácil decirlo al tener él su mirada clavada en el cenicero…. O tal vez fue porque no lo pensé.
Maldición. Si seguía actuando sin pensar como lo venía haciendo hasta ahora, terminaría en el abismo más profundo que solo terminaría con un final abrupto…
Me miró sorprendido nuevamente, pero con una enorme sonrisa dibujada en su dulce rostro.
—No es necesario que seas amable conmigo… —comenzó a hablar seguramente pensando que yo no era sincera. Pero lo era más que nunca, así que de inmediato lo interrumpí.
—No es necesario, tienes razón —reafirmé su posición—, pero no lo hago. Simplemente es la verdad.
RPOV
La verdad…
¿Podría tener alguna posibilidad con ella?
La gente no se extraña porque sí. Yo la extrañaba por una razón, ¿y la suya?
—¿Es en serio? —insistí con miedo de que hubiera escuchado o entendido mal.
—Así es —contestó inclinando su cabeza a un costado sonriendo—. Si no fuera así, no estaría ni aquí, ni ahora contigo.
¡Oh, por Dios!
Para mí era suficiente. Estaba feliz.
—Me alegra escuchar eso, no te imaginas cuanto —le dije y esta vez mi boca y mis pensamientos estaban en completo acuerdo mutuo. No tenía miedo por lo que diría y que lo supiera, después de todo, ella podía percibir mis emociones ¿o no?
—Me lo puedo imaginar, pero no lo puedo entender —comentó entrecerrando sus ojos tan azules y tan hermosos como el lapislázuli, pero dolida… por algo, o eso comprendí yo.
—¿A qué te refieres? —inquirí con todas las ganas de saber lo que le sucedía en esos momentos.
—¿Que acaso no tedas cuenta? —dijo levantándose para estar frente a mi— ¿No me tienes miedo?
¿Miedo?
—No, por ningún motivo —respondí firmemente sorprendido por su cambio de posición—¿Por qué debería tenerte miedo?
KPOV
Me había exaltado tanto que dijera que le alegraba mi respuesta, incluso a pesar de que había dicho otras cosas que podrían haberme causado el mismo efecto. Sabía que esto no iría a llegar a ninguna parte y me dolía sentir esto por él. Si fuera mortal como Robert tal vez esto pudiera tener otro final, pero eso era imposible.
¿Y más encima él me preguntaba por qué debería de tenerme miedo?
“Porque me alimento de gente como tú”, quería decirle aunque no fuera del todo verdad. Ya no.
El problema era que me estaba viniendo una especie de desesperación por el miedo que me inundada únicamente por él, por su vida, en la cual yo interfería de forma egoísta.
La muralla que me cubría protegiéndome de todo lo que me hiciera daño amenazaba con romperse frente a Robert en ese mismo momento y solo quería llorar. Llorar, porque todo futuro que imaginara era imposible.
Me di la vuelta de espaldas a él mirando la ciudad nocturna y la infinidad de luces a través del balcón mientras le respondía.
—¡Por qué deberías de tenerme miedo! —repetí y esta vez mi voz sonaba contenida y pausada—. Porque soy un vampiro, un cazador.
Giré sobre mis talones para mirarlo de nuevo descubriendo que tenía una tenue sonrisa en los labios.
Me descolocó.
—No es normal el hecho de que no huyas y que no trates de matarme —insistí recordando a Elizabeth, pero él seguía mirándome con esa misteriosa sonrisa que no podía descifrar.
Escuché sus latidos y estaban en completa calma. No alborotados como en el momento en que llegó, ni irregulares como lo había notado cuando quería decir algo y se contenía.
—¿Por qué sonríes? —exigí confundida.
—Ya varias veces me han dicho que no soy normal, no te preocupes —respondió divertido pasando nuevamente una mano por su cabello y aun sin borrar su sonrisa de sus finos labios.
Reí sin ánimos para mí misma. ¿A dónde me había venido a meter? Al menos estaba segura de una cosa: no me tenía miedo.
—Sigo sin entenderte —dije finalmente dándome por vencida, pero no por lo que él me decía, sino que ante mi misma por querer seguir viéndolo y escuchando.
Tal vez esto lo superaría con el tiempo.
bueno, pero ahora vamos con el sig. capitulo
Cabe mencionar que la historia no está estrechamente ligado a hechos reales (obvio) de la vida laboral del actor. Esto quiere decir que no se toman en cuenta las otras películas que filma ni el tiempo real de los hechos al mundo exterior en comparación al desarrollo de esta historia.
Capítulo 4: MURALLA
(Meses después del último encuentro con Katherine…)
RPOV
Las grabaciones de Luna nueva habían finalizado. ¡Por fin!
Ya no hallaba el momento de llegar de vuelta a mi hogar y esperar a la llegada de Katherine.
Las filmaciones se hacían eternas, pero al menos -y según todos los que me rodeaban- estaba más feliz que durante los últimos meses.
¿Pero cómo no iba a estarlo? ¡Ella me había prometido que regresaría, que nos volveríamos a ver!
Y ahora estaba en el avión de regreso a mi ciudad, a mi vida normal, a Katherine.
—Robert, si sigues moviendo las piernas de esa manera, juro que te las cortaré —me regañó Kris quien iba sentada a mi lado.
Cuando la vi recordé de inmediato que nuestros papeles se habían intercambiado (bueno, no tan equivalentemente) ahora era ella quien estaba triste por haber peleado con su novio celoso compulsivo y yo andaba emocionado, saltando y riendo por todo a mi alrededor.
—Lo siento —me disculpé. Lo último que yo quería hacer era ponerla nerviosa.
—Con que quisieras ponerte a correr en el avión, no significará que llegue más rápido —dijo ésta vez Taylor, quien estaba sentado a mi otro costado.
—Lo siento, lo siento —volví a disculparme—. No hago nada más y me quedo quieto.
Y como si me hubieran activado algún mecanismo de Teddy cosquillas, comencé a reír cada vez más fuerte llamando la atención (bueno, más de lo normal) de una azafata que se acercó a mi.
—Disculpe señor, ¿se encuentra bien? ¿Puedo traerle algo?
—Lo siento —me disculpé otra vez. Al parecer tendría que disculparme con todo el que me viera por estar tan feliz de volver a casa.
La azafata me seguía mirando.
—Estoy bien, gracias —le respondí—. Solo quiero agua.
Para no ahogarme al reír, pensé.
—Respóndeme una cosa —exigió Taylor hablándome por lo bajo—, tu extraño humor últimamente: ¿tiene que ver con tu encuentro del “Shot Club” y lo que ocurrió después?
¡Oh, demonios!
—¡Sí! —respondí emocionado.
—¡Vaya! —soltó sorprendido—. Bonita dama.
—¡Es hermosa! —dije más para mi que para él.
—Concuerdo totalmente —me aseguró—. ¿Cómo se llama?
—Katherine —contesté.
Ups. Estaba diciendo mucho… cierra el pico, Rob.
¿Cómo le explicaría a alguien que ella era vampiro…? espera; si ella era vampiro… ¿acaso jamás envejecería? Y yo...
—¿Qué sucede? —inquirió Taylor.
—Nada, es solo que… —cambié lo que iba a decir— quiero llegar pronto.
—No seas impaciente, falta poco para que arribemos —me dijo y luego se acercó para hablar más bajo y que Kris no escuchara, aunque por como estaba ella, daba lo mismo que hablara más fuerte, ella tenía su mente en cualquier parte, menos en el avión—. Tendrás que presentar a tu chica algún día.
¿Y si eso no pudiera ocurrir?
—Tal vez.
Cogimos las maletas y nos despedimos como habitualmente, y esto quiere decir; apenas un movimiento con la mano entre una multitud de fans que amenazaban con quitarnos algún miembro importante.
Tomé un taxi viendo como la noche caía inevitablemente sobre la ciudad y seguí el camino hasta mi departamento.
Me daría una ducha, comería algo, dormiría un poco y esperaría a que uno de estos días Katherine volviera para cumplir su promesa.
Tomé mis maletas y me encaminé hacia el ascensor.
Katherine… podría hacer algo por ella, darle algo. Mal que mal, ella me había dado una vez un regalo… No, fueron dos. Tendría que encontrar algo para ella en alguna parte. ¿Habría algo tan especial que se pusiera a su altura?
Solo había que pensar mucho… Demasiado.
Seguía barajando las posibilidades de todo mi plan mientras llegaba hasta la puerta de mi hogar. Puse la llave en la cerradura y entré.
Un olor exquisito a tabaco exótico inundó mis fosas nasales y yo no podía creer que mis deseos se cumplieran tan pronto. Definitivamente era ella.
Encendí la luz y allí estaba como la primera vez que la vi, sentada en el diván de cuero negro con una pierna encima de la otra y su cigarrillo en la boca.
Vestida con un pantalón gris y una blusa negra muy fina abotonada hasta solo un poco más arriba de su escote que dejaba a mi imaginación todo el resto de su -de seguro- perfecto cuerpo. Un atuendo que la hacía ver solo más hermosa de lo que era.
Solté las maletas en la puerta y ni siquiera me preocupé por esperar a que ésta se cerrara.
KPOV.
Esperaba a Robert, aquel joven apuesto que me recordó en un principio a mi Thomas, aunque no se pareciera en nada. Lo esperaba cumpliendo mi promesa de volver a verlo y rompiendo a la mía propia de no involucrarme…
Me instalé en su cómodo diván de cuero negro hasta que escuché como se acercaban hacia este sector en el quinto piso. No es que no hubiera escuchado antes pasos alrededor, pero esta vez, yo sabía quien era y mis sospechas solo fueron confirmadas cuando escuché el mecanismo de la puerta siendo abierta.
Encendió la luz y lo vi cargado con maletas y una guitarra que dejó caer de inmediato en el suelo junto a la puerta descuidadamente.
Su mirada soñadora y sagaz a la vez, me envolvió embriagándome de una dicha contenida por meses, y que ahora, inconscientemente evidencié sonriendo como hace tiempo no lo hacía.
Robert se acercó con la sorpresa fluyendo a flor de piel. Definitivamente no se esperaba verme allí.
¿Se había olvidado de nuestro último encuentro y lo que habíamos acordado?
Si aquello era así, me alegraba por él. No quería ser egoísta, aunque solo causara una herida en mi alma… No, en mi alma no, porque se supone que no la tengo… ¡pero como podría decir que no la tengo si sentía tanta alegría de volver a verlo! Alguien sin alma no siente y yo, increíblemente, sentía.
Por favor, si me tienes miedo, solo dímelo y me iré, pensé con dolor.
Pero todo sentimiento infernal que me envolvía de la misma manera que su intensa mirada desapareció cuando Robert avanzó a gran velocidad hacia mí. Por un momento creí que se abalanzaría sobre mí, pero en pleno trayecto se detuvo de golpe.
—¡Katherine! —soltó sonriendo y pasando una mano por su cabello descuidadamente. Definitivamente estaba sorprendido—. Que alegría… y sorpresa verte.
Se veía sorprendentemente tierno a mi pesar. Así me costaría mucho más alejarme de él, pero ¡Demonios, no quiero!
—Hola, chico Cullen —respondí sonriendo con un extraño nerviosismo que no evidenciaba exteriormente debido a la muralla externa que había erigido y me protegía.
Robert se rió por mi inocente burla y comenzó a caminar tranquilamente para sentarse en el sillón frente a mí como siempre lo hacía.
Sonreía. Se veía tan joven y lleno de vida… solo que algo cansado de seguro por el largo viaje. Tal vez hubiera sido mejor haber venido mañana… después de todo, solo era un niño en comparación a mí… y aun así yo lo seguía viendo con los mismos estúpidos ojos de fascinación.
RPOV
Me senté en el sillón frente a ella aún riendo porque me llamara chico Cullen y también algo avergonzado por casi haber sido tan impulsivo al querer abalanzarme sobre ella y besarla. Pero mi sentido común (¿tenía uno? Si, aunque pareciera increíble, lo tenía) me detuvo antes de cometer suicidio.
No podía abalanzarme encima de alguien así como así, aunque ese alguien fuera quien me quitaba la respiración… ¿o era por el cansancio? No. era por ella.
Recuerda eso Rob, recuérdalo.
—No esperaba verte tan pronto —comenté notando como me observaba.
—¿Pronto? —inquirió alzando una perfecta ceja—. Han sido ya bastantes meses. Pronto no sería la palabra que yo utilizaría.
Tenía razón. Estos últimos meses se me habían hecho eternos y pronto era la última palabra que debería haber usado.
—Quiero decir, que no te esperaba hoy mismo —traté de arreglar—. ¿Cómo sabías que llegaba hoy?
—Em… —artículo juntando sus naturales labios rosa mirándome fijamente—. Se supone que todo el país esperaba tu llegada el día de hoy.
Imbécil. Era un completo imbécil haciendo de tonto. Era obvio que ella tenía razón con solo recordar el recibimiento en el aeropuerto.
—Buen punto —solté sintiéndome aun peor por no poder contestar algo más inteligente. Es que cuando ella estaba a mi lado parecía que lo olvidaba todo.
Pero su sonrisa era cálida, haciendo que mis inseguridades quedaran en segundo o tercer plano.
—Te extrañaba —comenté sin pensar después de ver como sus manos iban directo a apagar el cigarrillo en el cenicero.
Quedé paralizado por la sorpresa. Parecía que mi boca actuaba desligada de mis pensamientos. Se supone que eso debía quedarse en mi cabeza… incluso sentí mis mejillas enrojecer.
Estúpido, estúpido. Solo la vas a espantar, ¿por qué ella estaba aquí conmigo habiendo tantos hombres mejores y a su altura?
BOCA-DEMASIADO-GRANDE
KPOV
¿Había escuchado bien?
¡Vaya! No me imaginaba ni por un segundo que pudiera extrañarme.
Se sentía apenado, lo noté porque sus mejillas se volvieron de un tono rojizo adorable que solo me hizo sonreír, además de la aceleración de su ritmo cardíaco.
—Lo siento, no debí decir eso —se disculpó, pero antes de que agregara cualquier otra cosa, mi boca se abrió.
—Yo también te extrañé—contesté automáticamente al ser más fácil decirlo al tener él su mirada clavada en el cenicero…. O tal vez fue porque no lo pensé.
Maldición. Si seguía actuando sin pensar como lo venía haciendo hasta ahora, terminaría en el abismo más profundo que solo terminaría con un final abrupto…
Me miró sorprendido nuevamente, pero con una enorme sonrisa dibujada en su dulce rostro.
—No es necesario que seas amable conmigo… —comenzó a hablar seguramente pensando que yo no era sincera. Pero lo era más que nunca, así que de inmediato lo interrumpí.
—No es necesario, tienes razón —reafirmé su posición—, pero no lo hago. Simplemente es la verdad.
RPOV
La verdad…
¿Podría tener alguna posibilidad con ella?
La gente no se extraña porque sí. Yo la extrañaba por una razón, ¿y la suya?
—¿Es en serio? —insistí con miedo de que hubiera escuchado o entendido mal.
—Así es —contestó inclinando su cabeza a un costado sonriendo—. Si no fuera así, no estaría ni aquí, ni ahora contigo.
¡Oh, por Dios!
Para mí era suficiente. Estaba feliz.
—Me alegra escuchar eso, no te imaginas cuanto —le dije y esta vez mi boca y mis pensamientos estaban en completo acuerdo mutuo. No tenía miedo por lo que diría y que lo supiera, después de todo, ella podía percibir mis emociones ¿o no?
—Me lo puedo imaginar, pero no lo puedo entender —comentó entrecerrando sus ojos tan azules y tan hermosos como el lapislázuli, pero dolida… por algo, o eso comprendí yo.
—¿A qué te refieres? —inquirí con todas las ganas de saber lo que le sucedía en esos momentos.
—¿Que acaso no tedas cuenta? —dijo levantándose para estar frente a mi— ¿No me tienes miedo?
¿Miedo?
—No, por ningún motivo —respondí firmemente sorprendido por su cambio de posición—¿Por qué debería tenerte miedo?
KPOV
Me había exaltado tanto que dijera que le alegraba mi respuesta, incluso a pesar de que había dicho otras cosas que podrían haberme causado el mismo efecto. Sabía que esto no iría a llegar a ninguna parte y me dolía sentir esto por él. Si fuera mortal como Robert tal vez esto pudiera tener otro final, pero eso era imposible.
¿Y más encima él me preguntaba por qué debería de tenerme miedo?
“Porque me alimento de gente como tú”, quería decirle aunque no fuera del todo verdad. Ya no.
El problema era que me estaba viniendo una especie de desesperación por el miedo que me inundada únicamente por él, por su vida, en la cual yo interfería de forma egoísta.
La muralla que me cubría protegiéndome de todo lo que me hiciera daño amenazaba con romperse frente a Robert en ese mismo momento y solo quería llorar. Llorar, porque todo futuro que imaginara era imposible.
Me di la vuelta de espaldas a él mirando la ciudad nocturna y la infinidad de luces a través del balcón mientras le respondía.
—¡Por qué deberías de tenerme miedo! —repetí y esta vez mi voz sonaba contenida y pausada—. Porque soy un vampiro, un cazador.
Giré sobre mis talones para mirarlo de nuevo descubriendo que tenía una tenue sonrisa en los labios.
Me descolocó.
—No es normal el hecho de que no huyas y que no trates de matarme —insistí recordando a Elizabeth, pero él seguía mirándome con esa misteriosa sonrisa que no podía descifrar.
Escuché sus latidos y estaban en completa calma. No alborotados como en el momento en que llegó, ni irregulares como lo había notado cuando quería decir algo y se contenía.
—¿Por qué sonríes? —exigí confundida.
—Ya varias veces me han dicho que no soy normal, no te preocupes —respondió divertido pasando nuevamente una mano por su cabello y aun sin borrar su sonrisa de sus finos labios.
Reí sin ánimos para mí misma. ¿A dónde me había venido a meter? Al menos estaba segura de una cosa: no me tenía miedo.
—Sigo sin entenderte —dije finalmente dándome por vencida, pero no por lo que él me decía, sino que ante mi misma por querer seguir viéndolo y escuchando.
Tal vez esto lo superaría con el tiempo.
Zafrina- .
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Localización : ahora??? muy buena pregunta...
Empleo /Ocio : estudiante... o eso creo...
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
RPOV
¿Cómo podía creer que le tenía miedo? ¡Y después de todo cuanto había pasado!
Entre su repentino arranque, me di cuenta que se veía muy niña cuando se enfurruñaba a pesar de parecer toda una mujer. ¿Cuántos años podía tener en realidad?
Una cosa en claro. Ella era vampiro, y si no envejecen… podría ser incluso mayor que yo.
Pero había otra cosa aún más segura; se veía sumamente adorable enfurruñada, a pesar de que no podía permitirme pensar así sintiendo la aflicción en ella por todo esto.
—Sigo sin entender —soltó mirándome con una sonrisa resignada.
Su declaración me dio por primera vez la valentía para hacer algo, ya que teniendo en cuenta su reacción de hace unos momentos, no tenía otra opción.
—Yo te lo podría explicar mejor —le dije poniéndome de pie para quedar frente a ella a solo unos pocos centímetros de distancia de su cuerpo.
Sentía su aroma cálido y reconfortante el cual había extrañado durante los últimos meses. Sentía la estática entre ambos proyectándose a nuestro alrededor. Vi su mirada dirigirse a mis labios nerviosamente y comprendí que el sentimiento era mutuo… aunque ella misma se instalara a negármelo toda una vida. Pero también esa mirada fue mi invitación.
KPOV
Miraba nerviosamente sus labios al estar a tan escasa distancia de mí, sintiendo como si este momento fuera previo al primer beso de toda mi existencia.
Su aroma cálido me embriagaba, y no era el del perfume que llevaba, sino que era lo que había debajo de éste. Ese aroma único que no tenía comparación a nada, del tipo que sientes y que solo te dice que estarás protegida en los brazos de aquella persona.
Su rostro se acercaba lentamente a mí, pero no podía… ¡y eso que no había sido la primera vez que lo besaba!
Retrocedí un paso chocando con mis pies con el diván a mis espaldas y rodeé a Robert para salir de su alcance sintiéndome como una verdadera tonta.
Definitivamente esa noche él había estado golpeando fuertemente mi muralla.
Miré hacia la ventana y la puerta, mis dos vías de escape y me fijé en la guitarra que había dejado en la puerta cuando llegó.
—¡Tocas guitarra! —solté demasiado emocionada y en ese momento noté como Robert agachaba la cabeza y comenzaba a reír moviendo la cabeza de un lado a otro.
RPOV
—¡Tocas guitarra! —exclamó después de haberse apartado de mi como toda una niña temerosa.
Era muy dulce a pesar de la muralla que proyectaba para protegerse. ¿Qué le podrían haber hecho para que la construyera tan fuertemente?
Me reí inconscientemente negando con la cabeza para mí mismo por lo que había ocurrido, o mejor dicho, por lo que no había ocurrido.
Había estado a punto de besarla otra vez ¡y ella también quería que lo hiciera!
Pero de pronto sale con lo de la guitarra.
Primera vez que odiaba tanto a mi compañera de vida.
—Así es —contesté mientras la iba a buscar y la sacaba de su funda— ¿Quieres que toque para ti?
—Por favor —pidió amablemente.
Toqué una de las canciones que había compuesto hace algún tiempo. Let me sign, mientras ella se sentó en el diván y me escuchaba atentamente con su mirada fija en mí y mi canción.
Siempre he sentido placer al tocar, pero que ella me escuchara lo hacía todo más agradable.
Y las últimas frases de la canción fueron solamente dirigidas a ella, pero como si yo las dijera y no quien estaba en mi canción.
Y traspasar esa muralla que cubre quien eres, agregué para mi fuero interno.
KPOV
Su voz era profunda mientras cantaba… y dulce, de alguna extraña manera o concepto desconocido, era dulce a mis oídos.
Escuchaba atentamente sin perderme ninguna estrofa de la corta pero melodiosa canción que había compuesto.
Observaba sus ojos verdes al estar cantando y a veces los cerraba cuando se concentraba y lo invadía la pasión e inspiración que solo la música, entre otras pocas cosas, podía entregar.
Y en las últimas frases de su canción, me dirigió su intensa mirada nuevamente pero con un extraño doble sentido.
No podía sentirlo del todo, porque la sangre que había bebido de él y la que me había dado alguna fuerza por un tiempo ya no estaba. Pero su mirada me traspasaba.
—Hermosa —dije cuando terminó.
—Gracias —respondió dejando la guitarra de lado y acomodándose en el sillón en silencio. Después de pasar así por algunos segundos buscando entre sus pensamientos, finalmente habló— ¿Tu… tocas algún instrumento?
—Violín —contesté levantándome del diván para marcharme.
Mi último recuerdo de su sangre, con las intensas miradas que me dirigía y el casi beso de hacía unos momentos me habían hecho querer salir de allí por su propio bien.
—Pero ese será tema para otro día…
—¿Ya te vas? —soltó poniéndose de pie de un salto ante mi acción.
—Así es —respondí.
—Pero volverás —afirmó para sí mismo—, porque dijiste que lo de tu violín sería tema para otro día.
—No podría dejar de venir.
Era toda y la única la verdad. Simplemente no podía dejar así como así de verlo.
—¿Pero cuándo?
—Cualquier día —le respondí.
—¿Y si no estoy?
—Será otro día —contesté riendo levemente por su impaciencia.
—Pero podrías llamarme antes de venir —insistió—. ¿Tienes un teléfono?
¿Para qué tendría yo un teléfono, a quién llamaría?
—No, no lo tengo.
Corrió hacia una mesa y volvió con un papel doblado.
—Este es mi número de teléfono —anunció pasándome el papel—. Antes de venir podrías llamarme, para no pasar todas las noches en vela esperándote.
¿Todas las noches?
—¿Qué quieres decir? —inquirí curiosamente por saber a qué se refería.
—Es que antes de saber si volverías o no, me lo pasaba durmiendo en el sillón por si venías, incluso al principio ya no salía de noche, ni trotaba, ni nada por esperarte.
Um…
—Lo siento —me disculpé.
No me imaginaba que podría hacer eso por mí.
—No hay problema, pero ahora me podrás llamar y yo estaré aquí.
—De acuerdo —contesté girando sobre mis talones para marcharme, pero la voz de Robert me detuvo.
—¡Espera!
RPOV
Después de que le entregara mi número de teléfono, ella se dio vuelta de inmediato para irse, pero recordé lo que había estado pensando antes de llegar al apartamento y la detuve.
—¿Qué sucede? —dijo al momento de voltear.
—¿Comes? —inquirí aunque la pregunta sonaba algo tonta.
—Por supuesto que si y lo sabes —contestó divertida alzando una ceja y mirándome de pies a cabeza.
Ok. No me refería a esa comida.
—Quiero decir que si comes… ¿espagueti, ensalada, cosas así?
—Mmm… sí —respondió arrastrando las palabras como si lo analizara—. No me aporta ningún nutriente como la sangre, pero es por placer que la como, aunque hace tiempo que no la tomo en cuenta. ¿Por qué?
Placer…
Recordé su mordida y una ola de calor me recorrió el cuerpo de pies a cabeza deteniéndose en algunas partes.
Aparté esos pensamientos de momento de mi mente y me concentré en lo importante.
—Quería invitarte a cenar.
Parecía sorprendida.
—¡A cenar! —exclamó—. Hace tiempo que alguien no me invitaba a cenar.
No lo podía creer… con lo hermosa y cordial que era?
—¿Y qué me dices?
—De acuerdo —respondió firmemente.
—¡Perfecto! —solté emocionado por que hubiera aceptado—. El viernes, ¿qué te parece? —pregunté, pero no esperé su respuesta por la misma emoción—. Paso por ti…
Me detuve de inmediato mientras le hablaba.
Yo no sabía de donde era ella. No sabía donde vivía, y si es que vivía en alguna parte.
—Emm… —titubeé, me sentí incómodo por como pudiera sonar mi pregunta—. ¿Vives en alguna parte?
—Obvio —respondió aguantándose la risa.
—De acuerdo, eso fue muy estúpido de mi parte, lo siento —me disculpé como un completo idiota.
—Pero no te preocupes, yo vendré a ti el viernes.
—Ok —eso era lo mejor que podía conseguir—, ¿a las 7? —le pregunté y noté como su mirada era de cierta extrañeza por un segundo.
—Tampoco te preocupes por eso, estaré aquí cuando pueda.
Y así giraba de nuevo para marcharse por la ventana, como siempre.
—¡Espera! —la detuve nuevamente mientras me acercaba hacia ella justo en el momento en que se daba la vuelta a mi dirección—. Hace un rato no pude explicarte lo que no pudiste entender.
Y sin darle oportunidad, la tomé entré mis brazos como quería hacerlo desde hace tiempo y la besé.
Su tensión al principio por la sorpresa fue disminuyendo a medida que el beso se iba haciendo mutuo y profundo. Sus manos fueron hasta mi cuello mientras que yo la tomaba por la cintura aferrándola contra mí, pero con delicadeza, sintiendo su piel a través de la tela de su delgada y fina blusa negra.
Su aroma, el más exquisito y embriagante que haya sentido alguna vez, me golpeaba constantemente dejándome en las nubes y enviándome olas de tranquilidad entre la pasión que me hacía sentir el roce de nuestros labios. Sentí su lengua fría y cálida a la vez haciendo contacto con la mía rozándose lentamente. El beso se fue volviendo más lento aún, y poco a poco nuestras bocas comenzaron a separarse entre respiraciones dificultosas.
Lo último que sentí antes de que se alejara, fue su lengua rozando mi labio inferior con soltura haciendo que un escalofrío de placer me recorriera el cuerpo entero. La quería conmigo, pero solo era cosa de segundos para que se marchara.
Y así fue. Se dirigió a mis ojos antes de marcharse y sonrió, pero al mirar fijamente aquellas gemas lapislázuli creí ver como refulgían por una milésima de segundo, algo así como había sucedido instantes después de la primera vez que nos besamos, pero de nuevo no estaba seguro. Luego saltó por la ventana desde el quinto piso y por alguna extraña y estúpida razón de pensar que cuando callera se hiciera daño, corrí hasta el balcón para verla y descubrir que caminaba tranquilamente como siempre. Esta vez no llevaba su abrigo largo de cuero (tal vez porque no hacía frío), pero metió sus manos en sus bolsillos y avanzó través de la calle entre la escasa gente que transitaba a esas horas de la noche. ¿Cómo nadie la podía ver saltando de un quinto piso?
Me alejé del balcón preguntándome como se deslizaba tan fácilmente sin llamar la atención, tanto por su destreza de saltar de edificios y aparecer de la nada, como por su belleza, y me dirigí directamente a tomar mi equipaje de la puerta de entrada para meterlo en mi habitación.
Solo faltaban dos días para el viernes y todavía tenía que encontrar el regalo perfecto para ella, aunque si lo pensaba bien, tal vez no existiera tal cosa, pero al menos haría un esfuerzo por encontrarlo y que estuviera a su altura.
No quería olvidar aquel beso mientras me tiraba en la cama y la recordaba. Me había dado una ducha fría y había comido algo antes de acostarme, pero en ningún momento olvidaba lo que había sucedido.
No habíamos hablado como la ultima vez pero si había pasado más y ahora no podía olvidar su sonrisa, ni su mirada, ni sus labios al rozar los míos, y mucho menos olvidar esa muralla que había construido en base a algún miedo desconocido para mi, pero que poco a poco me acercaría para saltarla y entraría furtivamente, o tal vez encontraría una puerta oculta en alguna parte que ella misma abriría para mi.
Si. Esa sería mi meta. Poder atravesar esa muralla y conocerla como en realidad era. Saber sobre sus tormentos y reconfortarla entre toda la soledad que percibía que había en ella.
Y después me ocuparía de mí.
dejo el video de let me sign para que lo escuchen directamente. habian muchos asi que... no importa. si no lesgusta este, hay mas. jajaja
y aqui la traduccion completa:
¿Cómo podía creer que le tenía miedo? ¡Y después de todo cuanto había pasado!
Entre su repentino arranque, me di cuenta que se veía muy niña cuando se enfurruñaba a pesar de parecer toda una mujer. ¿Cuántos años podía tener en realidad?
Una cosa en claro. Ella era vampiro, y si no envejecen… podría ser incluso mayor que yo.
Pero había otra cosa aún más segura; se veía sumamente adorable enfurruñada, a pesar de que no podía permitirme pensar así sintiendo la aflicción en ella por todo esto.
—Sigo sin entender —soltó mirándome con una sonrisa resignada.
Su declaración me dio por primera vez la valentía para hacer algo, ya que teniendo en cuenta su reacción de hace unos momentos, no tenía otra opción.
—Yo te lo podría explicar mejor —le dije poniéndome de pie para quedar frente a ella a solo unos pocos centímetros de distancia de su cuerpo.
Sentía su aroma cálido y reconfortante el cual había extrañado durante los últimos meses. Sentía la estática entre ambos proyectándose a nuestro alrededor. Vi su mirada dirigirse a mis labios nerviosamente y comprendí que el sentimiento era mutuo… aunque ella misma se instalara a negármelo toda una vida. Pero también esa mirada fue mi invitación.
KPOV
Miraba nerviosamente sus labios al estar a tan escasa distancia de mí, sintiendo como si este momento fuera previo al primer beso de toda mi existencia.
Su aroma cálido me embriagaba, y no era el del perfume que llevaba, sino que era lo que había debajo de éste. Ese aroma único que no tenía comparación a nada, del tipo que sientes y que solo te dice que estarás protegida en los brazos de aquella persona.
Su rostro se acercaba lentamente a mí, pero no podía… ¡y eso que no había sido la primera vez que lo besaba!
Retrocedí un paso chocando con mis pies con el diván a mis espaldas y rodeé a Robert para salir de su alcance sintiéndome como una verdadera tonta.
Definitivamente esa noche él había estado golpeando fuertemente mi muralla.
Miré hacia la ventana y la puerta, mis dos vías de escape y me fijé en la guitarra que había dejado en la puerta cuando llegó.
—¡Tocas guitarra! —solté demasiado emocionada y en ese momento noté como Robert agachaba la cabeza y comenzaba a reír moviendo la cabeza de un lado a otro.
RPOV
—¡Tocas guitarra! —exclamó después de haberse apartado de mi como toda una niña temerosa.
Era muy dulce a pesar de la muralla que proyectaba para protegerse. ¿Qué le podrían haber hecho para que la construyera tan fuertemente?
Me reí inconscientemente negando con la cabeza para mí mismo por lo que había ocurrido, o mejor dicho, por lo que no había ocurrido.
Había estado a punto de besarla otra vez ¡y ella también quería que lo hiciera!
Pero de pronto sale con lo de la guitarra.
Primera vez que odiaba tanto a mi compañera de vida.
—Así es —contesté mientras la iba a buscar y la sacaba de su funda— ¿Quieres que toque para ti?
—Por favor —pidió amablemente.
Toqué una de las canciones que había compuesto hace algún tiempo. Let me sign, mientras ella se sentó en el diván y me escuchaba atentamente con su mirada fija en mí y mi canción.
Siempre he sentido placer al tocar, pero que ella me escuchara lo hacía todo más agradable.
Y las últimas frases de la canción fueron solamente dirigidas a ella, pero como si yo las dijera y no quien estaba en mi canción.
♫ I will wrap you in my arms
And always stay.
Let me Sign
Let me Sign ♫
(Traducción)
♫ Te abrigaré entre mis brazos
Y siempre permaneceré
Déjame llegar
Déjame llegar ♫
And always stay.
Let me Sign
Let me Sign ♫
(Traducción)
♫ Te abrigaré entre mis brazos
Y siempre permaneceré
Déjame llegar
Déjame llegar ♫
Y traspasar esa muralla que cubre quien eres, agregué para mi fuero interno.
KPOV
Su voz era profunda mientras cantaba… y dulce, de alguna extraña manera o concepto desconocido, era dulce a mis oídos.
Escuchaba atentamente sin perderme ninguna estrofa de la corta pero melodiosa canción que había compuesto.
Observaba sus ojos verdes al estar cantando y a veces los cerraba cuando se concentraba y lo invadía la pasión e inspiración que solo la música, entre otras pocas cosas, podía entregar.
Y en las últimas frases de su canción, me dirigió su intensa mirada nuevamente pero con un extraño doble sentido.
No podía sentirlo del todo, porque la sangre que había bebido de él y la que me había dado alguna fuerza por un tiempo ya no estaba. Pero su mirada me traspasaba.
—Hermosa —dije cuando terminó.
—Gracias —respondió dejando la guitarra de lado y acomodándose en el sillón en silencio. Después de pasar así por algunos segundos buscando entre sus pensamientos, finalmente habló— ¿Tu… tocas algún instrumento?
—Violín —contesté levantándome del diván para marcharme.
Mi último recuerdo de su sangre, con las intensas miradas que me dirigía y el casi beso de hacía unos momentos me habían hecho querer salir de allí por su propio bien.
—Pero ese será tema para otro día…
—¿Ya te vas? —soltó poniéndose de pie de un salto ante mi acción.
—Así es —respondí.
—Pero volverás —afirmó para sí mismo—, porque dijiste que lo de tu violín sería tema para otro día.
—No podría dejar de venir.
Era toda y la única la verdad. Simplemente no podía dejar así como así de verlo.
—¿Pero cuándo?
—Cualquier día —le respondí.
—¿Y si no estoy?
—Será otro día —contesté riendo levemente por su impaciencia.
—Pero podrías llamarme antes de venir —insistió—. ¿Tienes un teléfono?
¿Para qué tendría yo un teléfono, a quién llamaría?
—No, no lo tengo.
Corrió hacia una mesa y volvió con un papel doblado.
—Este es mi número de teléfono —anunció pasándome el papel—. Antes de venir podrías llamarme, para no pasar todas las noches en vela esperándote.
¿Todas las noches?
—¿Qué quieres decir? —inquirí curiosamente por saber a qué se refería.
—Es que antes de saber si volverías o no, me lo pasaba durmiendo en el sillón por si venías, incluso al principio ya no salía de noche, ni trotaba, ni nada por esperarte.
Um…
—Lo siento —me disculpé.
No me imaginaba que podría hacer eso por mí.
—No hay problema, pero ahora me podrás llamar y yo estaré aquí.
—De acuerdo —contesté girando sobre mis talones para marcharme, pero la voz de Robert me detuvo.
—¡Espera!
RPOV
Después de que le entregara mi número de teléfono, ella se dio vuelta de inmediato para irse, pero recordé lo que había estado pensando antes de llegar al apartamento y la detuve.
—¿Qué sucede? —dijo al momento de voltear.
—¿Comes? —inquirí aunque la pregunta sonaba algo tonta.
—Por supuesto que si y lo sabes —contestó divertida alzando una ceja y mirándome de pies a cabeza.
Ok. No me refería a esa comida.
—Quiero decir que si comes… ¿espagueti, ensalada, cosas así?
—Mmm… sí —respondió arrastrando las palabras como si lo analizara—. No me aporta ningún nutriente como la sangre, pero es por placer que la como, aunque hace tiempo que no la tomo en cuenta. ¿Por qué?
Placer…
Recordé su mordida y una ola de calor me recorrió el cuerpo de pies a cabeza deteniéndose en algunas partes.
Aparté esos pensamientos de momento de mi mente y me concentré en lo importante.
—Quería invitarte a cenar.
Parecía sorprendida.
—¡A cenar! —exclamó—. Hace tiempo que alguien no me invitaba a cenar.
No lo podía creer… con lo hermosa y cordial que era?
—¿Y qué me dices?
—De acuerdo —respondió firmemente.
—¡Perfecto! —solté emocionado por que hubiera aceptado—. El viernes, ¿qué te parece? —pregunté, pero no esperé su respuesta por la misma emoción—. Paso por ti…
Me detuve de inmediato mientras le hablaba.
Yo no sabía de donde era ella. No sabía donde vivía, y si es que vivía en alguna parte.
—Emm… —titubeé, me sentí incómodo por como pudiera sonar mi pregunta—. ¿Vives en alguna parte?
—Obvio —respondió aguantándose la risa.
—De acuerdo, eso fue muy estúpido de mi parte, lo siento —me disculpé como un completo idiota.
—Pero no te preocupes, yo vendré a ti el viernes.
—Ok —eso era lo mejor que podía conseguir—, ¿a las 7? —le pregunté y noté como su mirada era de cierta extrañeza por un segundo.
—Tampoco te preocupes por eso, estaré aquí cuando pueda.
Y así giraba de nuevo para marcharse por la ventana, como siempre.
—¡Espera! —la detuve nuevamente mientras me acercaba hacia ella justo en el momento en que se daba la vuelta a mi dirección—. Hace un rato no pude explicarte lo que no pudiste entender.
Y sin darle oportunidad, la tomé entré mis brazos como quería hacerlo desde hace tiempo y la besé.
Su tensión al principio por la sorpresa fue disminuyendo a medida que el beso se iba haciendo mutuo y profundo. Sus manos fueron hasta mi cuello mientras que yo la tomaba por la cintura aferrándola contra mí, pero con delicadeza, sintiendo su piel a través de la tela de su delgada y fina blusa negra.
Su aroma, el más exquisito y embriagante que haya sentido alguna vez, me golpeaba constantemente dejándome en las nubes y enviándome olas de tranquilidad entre la pasión que me hacía sentir el roce de nuestros labios. Sentí su lengua fría y cálida a la vez haciendo contacto con la mía rozándose lentamente. El beso se fue volviendo más lento aún, y poco a poco nuestras bocas comenzaron a separarse entre respiraciones dificultosas.
Lo último que sentí antes de que se alejara, fue su lengua rozando mi labio inferior con soltura haciendo que un escalofrío de placer me recorriera el cuerpo entero. La quería conmigo, pero solo era cosa de segundos para que se marchara.
Y así fue. Se dirigió a mis ojos antes de marcharse y sonrió, pero al mirar fijamente aquellas gemas lapislázuli creí ver como refulgían por una milésima de segundo, algo así como había sucedido instantes después de la primera vez que nos besamos, pero de nuevo no estaba seguro. Luego saltó por la ventana desde el quinto piso y por alguna extraña y estúpida razón de pensar que cuando callera se hiciera daño, corrí hasta el balcón para verla y descubrir que caminaba tranquilamente como siempre. Esta vez no llevaba su abrigo largo de cuero (tal vez porque no hacía frío), pero metió sus manos en sus bolsillos y avanzó través de la calle entre la escasa gente que transitaba a esas horas de la noche. ¿Cómo nadie la podía ver saltando de un quinto piso?
Me alejé del balcón preguntándome como se deslizaba tan fácilmente sin llamar la atención, tanto por su destreza de saltar de edificios y aparecer de la nada, como por su belleza, y me dirigí directamente a tomar mi equipaje de la puerta de entrada para meterlo en mi habitación.
Solo faltaban dos días para el viernes y todavía tenía que encontrar el regalo perfecto para ella, aunque si lo pensaba bien, tal vez no existiera tal cosa, pero al menos haría un esfuerzo por encontrarlo y que estuviera a su altura.
No quería olvidar aquel beso mientras me tiraba en la cama y la recordaba. Me había dado una ducha fría y había comido algo antes de acostarme, pero en ningún momento olvidaba lo que había sucedido.
No habíamos hablado como la ultima vez pero si había pasado más y ahora no podía olvidar su sonrisa, ni su mirada, ni sus labios al rozar los míos, y mucho menos olvidar esa muralla que había construido en base a algún miedo desconocido para mi, pero que poco a poco me acercaría para saltarla y entraría furtivamente, o tal vez encontraría una puerta oculta en alguna parte que ella misma abriría para mi.
Si. Esa sería mi meta. Poder atravesar esa muralla y conocerla como en realidad era. Saber sobre sus tormentos y reconfortarla entre toda la soledad que percibía que había en ella.
Y después me ocuparía de mí.
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dejo el video de let me sign para que lo escuchen directamente. habian muchos asi que... no importa. si no lesgusta este, hay mas. jajaja
y aqui la traduccion completa:
Woah oah
permanezco cerca
de un árbol roto
sus manos estan todas torcidas.
Ella me señala,
fui condenado por las luces.
Se acerca hasta mi para verme
hablo con una voz que rompio el cielo.
ella dijo, camina por aquí
hasta la sombra
te abrigaré entre mis brazos
y siempre permaneceré
/: Déjame llegar:/
permanezco cerca
de un árbol roto
sus manos estan todas torcidas.
Ella me señala,
fui condenado por las luces.
Se acerca hasta mi para verme
hablo con una voz que rompio el cielo.
ella dijo, camina por aquí
hasta la sombra
te abrigaré entre mis brazos
y siempre permaneceré
/: Déjame llegar:/
Zafrina- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
gracias ojalá no te demores en poner el próximo capitulo osea en escribirlo amiga, ....pobre Rob se enamoro de la vampiro
Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
siii es una historia diferente....muy buena
Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
me encantaaaaaa
rob se enamorooooo q lindo
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Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
siiii q lindo¡¡¡
Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
si q bello, me encanta esta historia, creo q al fin tengo el modelo de la chik perfecta para rob, el problema es q no es real
Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
esten atentas al sig. cap. ni se imaginan lo que viene... jejeje
mmm... gracias ppor sus comentarios, algo bueno despues de reprobar arte contemporaneo....
mmm... gracias ppor sus comentarios, algo bueno despues de reprobar arte contemporaneo....
Zafrina- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
hay kate no descuides tus estudios linda, nosotras podemos esperar
Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
no se preocupen, sii esto fue por culpa de mi insomnio, nada mas, y por eso faltaba a clases, pero como tenía la ultima prueba que dar y estaba todo perdido, me puse a escribir para no deprimirme...
Zafrina- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
bueno asi si, pero igual no descuides los estudios linda, ya sea por insomnio o por lo q sea
Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
si, si ya se
pero el otro semestre me repongo
pero el otro semestre me repongo
Zafrina- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
eso amiga, dale pa adelante, besitos
Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
si, eso es lo bueno puedes recuperar
Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
sip, y con respecto al nuevo capitulo... esta largo... estaba pensansdo en dividirlo endos partes, y si eso es así, podría subir la primera parte ahora mismo... o se esperan al conjunto?????
Zafrina- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
bueno por mi lo puedes publicar ahorita
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
omgg que bienn....
Citly Patzz- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
Capítulo 5: LA CITA, 1ª parte; CONVERSACIONES
KPOV
¿Cómo se supone que debería reaccionar cuando te invitan a cenar por primera vez en… cuánto, 50 años, tal vez?
Cuando lo dijo fue tan sorpresivo que por un segundo creí que había escuchado mal, pero no, definitivamente lo había dicho. Y entonces, sin advertirlo, me invadió de inmediato una especie de emoción que hacía años no vivía. Realmente me sentía como si tuviera 18 años nuevamente. Bueno, siempre los voy a tener, pero esta vez me sentía… viva, así como me sentí desde el primer encuentro con Robert.
Y luego… Luego no tuve palabras para lo que hizo. Solo sus labios moviéndose contra los míos lo dijeron todo… y yo también quise expresarme devolviendo aquel beso impregnado de un gusto extraño y cautivante.
Sentía su pulso golpetear contra mí y también sentía todos mis sentidos abrirse hacia él. A su aroma, su sabor, su tacto, su cuerpo.
Era la tentación en carne viva, provocándome. Jugueteando peligrosamente conmigo.
Rocé mi lengua en su labio inferior sintiéndolo suave y caliente provocando un cosquilleo en mi estómago. Un segundo más… Un segundo más y no habría podido resistirme a querer hacer mío a ese hombre en cuerpo y alma, porque no solo era su sangre la que me hacía desearlo tanto.
Pero me detuve con toda mi fuerza de voluntad y me alejé lo más rápido que pude corriendo hacia el bosque que me acogía como tantas otras veces para saciar mi sed de sangre antes de llegar a casa y comenzar a tocar mi violín hasta que el sueño me vencía.
Simplemente esperaría hasta que fuera viernes para poder verlo otra vez, pero sería difícil teniendo el recuerdo de su beso tibio en mi memoria constantemente. Definitivamente no podía estar pensando en otra cosa. Mi conciencia parecía estar vacía cuando era su nombre el que estaba en mi cabeza.
Pero ahora, aunque pareciera ridículo tomando en cuenta lo importante que se había convertido esto para mí, solo tenía una pregunta inmediata que hacerme: ¿Qué se supone que debería ponerme para ir a cenar?
***
Viernes por la tarde y comenzaba a abrir los ojos para un día (bueno, una noche mejor dicho) predispuesto para una velada con mi tentación personal.
Me sentía como si cumpliera 15 de nuevo y mi hermana y padre preparaban aquel gran regalo para tal día, el cuál yo no podía ver hasta que fue la hora, al igual a como ahora tenía que esperar.
Estaba dichosa de poder volver a sentir algo parecido eso a pesar de no tener a ninguno de los dos conmigo. Algo distinto a la desoladora existencia que es prisionera de una condena inmortal y en la cual estás propensa a ser odiada por lo que eres...
Pero él, increíblemente no me odiaba, ni tampoco me temía, y yo solo lo… ¿Yo qué sentía por él?
Tomé un taxi, ya que creí que sería lo mejor en vez de ir caminando o corriendo con un vestido cruzando la ciudad a pesar de que nadie me viera, así que a las 9 en punto, cuando ya no quedaban rastros de los rayos de la luz del sol por ninguna parte, me encontraba en el edificio de Robert parada en el vestíbulo aguantando sus fuertes luces en mis ojos tras decidir que era mejor usar la puerta esta vez para entrar.
El conserje quería decir algo cuando iba hacia el ascensor sin la autorización de nadie, pero solo fue necesaria una mirada y una sonrisa para que quedara en silencio.
Increíble… me sentía tan poderosa que a pesar de no tener el poder de un vampiro en su totalidad, fui capaz de que no dijera nada más.
Seguí mi camino y finalmente llegué al quinto piso sin ningún otro obstáculo.
RPOV
Eran las 8 y Katherine aun no llegaba.
¡Maldición! Estaba nervioso y la espera no ayudaba en nada.
Ok. Ella me dijo que vendría apenas pudiera, pero ¿y si se había arrepentido?
Entre los paseos que daba alrededor del salón, pasé nuevamente en frente de un espejo y fui imposible que no pensara que había algo mal en mí. Así que por tercera vez fui hasta mi habitación y cambié la camisa blanca con líneas azules que llevaba ésta vez, por una negra por completo, y comencé a darme vueltas frente al espejo para verme de una perspectiva y otra. Parecía de esas mujeres antes de una fiesta, pero yo solo esperaba que le gustara... Bueno, quiero decir; que le gustara a donde la llevara, nada más...
Tocaron el timbre.
¡No, por favor!, gritaba en mi fuero interno. Lo que faltaba. Yo esperando a Katherine y alguien se le ocurría hacerme una visita sin avisar.
Salí al salón y miré por el balcón por si acaso Katherine se veía por alguna parte, pero nada. Entonces pensé que si me quedaba en silencio, el que tocara tal vez se fuera.
Tocaron de nuevo.
Está bien. Iría a abrir y diría la verdad, o bueno, casi toda; que ahora tenía una cita y no podía atender a nadie. Fin del asunto.
Giré la manilla y abrí la puerta para ver a Katherine sonriendo al otro lado.
—¡Katherine! —solté tremendamente sorprendido por ver que ella había tocado la puerta.
—Te sorprende verme —afirmó casualmente para luego alzar sus cejas viendo como esos orbes azules me miraban intensamente—. ¿Esperabas a alguien más?
—¡No! ¡Claro que no! —me apresuré a decir—. Es solo que creí que entrarías por… la ventana.
Vi a Katherine divertida por lo que había dicho e inclinó su cabeza con ternura hacia mí.
—No creerías que subiría vestida así por la muralla ¿o sí?
Cuando dije aquello, recién fui consciente de cómo iba vestida.
Llevaba un delicado vestido azul que le llegaba hasta un poco más abajo de la rodilla, y el cual solo hacía juego con sus maravillosos ojos. Además de un abrigo negro y delgado del mismo largo que cubría sus brazos dejándose caer sin abrochar por encima de sus hombros delicadamente. El cabello, que siempre llevaba suelto ondeando con sensualidad alrededor de su rostro, ahora lo llevaba recogido sutilmente a los lados dejándose ver perfectamente un rostro joven, hermoso y tierno a pesar de la dureza con la que se expresaba. El escote era sutil y elegante mientras que las tiras de su vestido se amarraban por detrás de su cuello. Le tomé una mano para hacerla pasar y antes de soltarla la hice girar sobre su lugar. Estaba más hermosa que de costumbre.
—Te ves hermosa —le dije, aunque lo correcto siempre hubiera sido decir que era hermosa, pero decidí que así era más adecuado para la situación.
—Gracias —contestó, mirándome como acostumbraba. Con esa mirada que me fascinaba—. Y por cierto, te ves muy guapo. Digna elegancia que solo un inglés podría tener —bromeó.
Reí por su comentario, pero no dije nada más.
—Creí que no vendrías —confesé apenado mientras avanzaba por la sala.
—Dije que lo haría.
Si. Lo dijo y lo cumplió.
Estábamos los dos mirándonos sin hablar, y por lo menos de mi parte, estaba nervioso recordando como la había despedido la última vez.
—¿Quieres hacer algo antes o nos vamos de inmediato? —pregunté, sintiéndome como un imbécil ante la pregunta.
—Tú decides —respondió sonriendo al darse cuenta de mi torpeza.
Yo decido…
—Ok. Vamos entonces, antes de que se haga más tarde.
Era lo mejor.
Tomé las llaves del auto y mi chaqueta con la pequeña caja con el regalo que había comprado para ella el día de ayer en su interior antes de salir del apartamento, solo deseando que cuando lo abriera le gustara.
Mientras esperábamos el ascensor, le pregunté por como había entrado y ella respondió pareciendo sorprendida por mi pregunta.
—El ascensor.
Bueno, no. No me refería a eso.
—Quiero decir, ¿cómo pudiste subir sin que alguien te dijera algo?
—Oh. Lo intentaron, pero digamos que soy… algo persuasiva.
Pero antes de que pudiera decir algo, el ascensor se abrió cortando cualquier comentario que se me ocurriera.
Habían dos tipos que se quedaron mirando a Katherine intensamente y debo reconocer que me puse increíblemente celoso, sobre todo al ver la sonrisa que ella les dirigió antes de voltear hacia mí. ¿Habré tenido esa misma cara cuando la vi por primera vez?
Al cerrarse las puertas sentí como la incomodidad me embargaba por estar en un espacio relativamente pequeño y su cuerpo tan cerca del mío, y además recordando sus labios al besarla. Si tan solo no estuvieran esos tipos…
Apenas las puertas se abrieron, salí de inmediato sintiendo el corte en la electricidad que producía mi cuerpo con el de ella, pero al girar hacia ella alcanzándole mi brazo para que lo tomara (aunque pensándolo bien, debería haber hecho eso desde un principio) noté como sonreía y salía lenta y elegantemente mientras los tipos que había aún dentro, no le quitaron la vista de encima.
Sentí como el orgullo que no afloraba desde pequeño de mi interior, hacía acto de presencia en esos momentos, consiguiendo que involuntariamente pasara un brazo alrededor de su espalda y la posara en su cintura antes de dirigirles una fría mirada.
—Hombres —soltó ella suspirando sonoramente, pero para que solo yo escuchara—. Pueden pasar los años, pero siguen siendo iguales.
Me sentí avergonzado al notar que ella se había percatado de mi reacción y creí sonrojarme, pero solo me defendí diciendo.
—Cualquier hombre actuaría de la misma manera estando contigo a su lado.
Me miró fijamente y por una fracción de segundo me pareció ver como su mirada tomaba otro matiz. Uno extraño, que no se parecía al que refulgía y que creí ver un par de veces, pero luego volvía a estar como si nunca hubiese visto algo. Cuando quería ahondar más en su mirada, sentí como se tensaba y vi su entrecejo que se fruncía levemente al avanzar por el vestíbulo, mientras bajaba la cabeza.
—¿Estás bien? —le pregunté preocupado por su incomodidad.
—Así es —contestó—. Es solo que esta luz es muy fuerte.
¿La luz? Yo no le encontraba nada malo a la luz.
—¿Qué quieres decir?
—Esta luz es muy fuerte para mí, es como si pusieran una linterna directa a tus ojos.
Extraño.
—Pero ¿y la de mi apartamento?
—La de tu apartamento no lo es tanto. Es aceptable. Es como si fuera la luz solar para ti, pero es lo más potente que puedo soportar cómodamente.
—Espera —la detuve ya llegando hasta mi auto tras haber llegado a una repentina conclusión de lo que me decía—. ¿Quieres decir que tú no puedes estar bajo la luz del sol?
Me miró con una expresión de confusión.
—¿No lo sabías? —inquirió y como no respondía tras clavar la vista en el suelo por sentirme un tonto, ella insistió—. No te habías percatado.
—Lo siento. Soy un imbécil —me dije a mí mismo en voz alta.
Creí que si podía salir a la luz del sol… Creía que era como los que yo interpretaba…
Claro. Por eso que siempre la veía cuando era de noche, y cuando le dije que cenáramos a las 7, ella optó por venir cuando pudiera. ¡Qué estúpido fui!
No me podía imaginar lo que era vivir en una vida sin la luz del sol.
KPOV
¿Cómo se supone que debería reaccionar cuando te invitan a cenar por primera vez en… cuánto, 50 años, tal vez?
Cuando lo dijo fue tan sorpresivo que por un segundo creí que había escuchado mal, pero no, definitivamente lo había dicho. Y entonces, sin advertirlo, me invadió de inmediato una especie de emoción que hacía años no vivía. Realmente me sentía como si tuviera 18 años nuevamente. Bueno, siempre los voy a tener, pero esta vez me sentía… viva, así como me sentí desde el primer encuentro con Robert.
Y luego… Luego no tuve palabras para lo que hizo. Solo sus labios moviéndose contra los míos lo dijeron todo… y yo también quise expresarme devolviendo aquel beso impregnado de un gusto extraño y cautivante.
Sentía su pulso golpetear contra mí y también sentía todos mis sentidos abrirse hacia él. A su aroma, su sabor, su tacto, su cuerpo.
Era la tentación en carne viva, provocándome. Jugueteando peligrosamente conmigo.
Rocé mi lengua en su labio inferior sintiéndolo suave y caliente provocando un cosquilleo en mi estómago. Un segundo más… Un segundo más y no habría podido resistirme a querer hacer mío a ese hombre en cuerpo y alma, porque no solo era su sangre la que me hacía desearlo tanto.
Pero me detuve con toda mi fuerza de voluntad y me alejé lo más rápido que pude corriendo hacia el bosque que me acogía como tantas otras veces para saciar mi sed de sangre antes de llegar a casa y comenzar a tocar mi violín hasta que el sueño me vencía.
Simplemente esperaría hasta que fuera viernes para poder verlo otra vez, pero sería difícil teniendo el recuerdo de su beso tibio en mi memoria constantemente. Definitivamente no podía estar pensando en otra cosa. Mi conciencia parecía estar vacía cuando era su nombre el que estaba en mi cabeza.
Pero ahora, aunque pareciera ridículo tomando en cuenta lo importante que se había convertido esto para mí, solo tenía una pregunta inmediata que hacerme: ¿Qué se supone que debería ponerme para ir a cenar?
***
Viernes por la tarde y comenzaba a abrir los ojos para un día (bueno, una noche mejor dicho) predispuesto para una velada con mi tentación personal.
Me sentía como si cumpliera 15 de nuevo y mi hermana y padre preparaban aquel gran regalo para tal día, el cuál yo no podía ver hasta que fue la hora, al igual a como ahora tenía que esperar.
Estaba dichosa de poder volver a sentir algo parecido eso a pesar de no tener a ninguno de los dos conmigo. Algo distinto a la desoladora existencia que es prisionera de una condena inmortal y en la cual estás propensa a ser odiada por lo que eres...
Pero él, increíblemente no me odiaba, ni tampoco me temía, y yo solo lo… ¿Yo qué sentía por él?
Tomé un taxi, ya que creí que sería lo mejor en vez de ir caminando o corriendo con un vestido cruzando la ciudad a pesar de que nadie me viera, así que a las 9 en punto, cuando ya no quedaban rastros de los rayos de la luz del sol por ninguna parte, me encontraba en el edificio de Robert parada en el vestíbulo aguantando sus fuertes luces en mis ojos tras decidir que era mejor usar la puerta esta vez para entrar.
El conserje quería decir algo cuando iba hacia el ascensor sin la autorización de nadie, pero solo fue necesaria una mirada y una sonrisa para que quedara en silencio.
Increíble… me sentía tan poderosa que a pesar de no tener el poder de un vampiro en su totalidad, fui capaz de que no dijera nada más.
Seguí mi camino y finalmente llegué al quinto piso sin ningún otro obstáculo.
RPOV
Eran las 8 y Katherine aun no llegaba.
¡Maldición! Estaba nervioso y la espera no ayudaba en nada.
Ok. Ella me dijo que vendría apenas pudiera, pero ¿y si se había arrepentido?
Entre los paseos que daba alrededor del salón, pasé nuevamente en frente de un espejo y fui imposible que no pensara que había algo mal en mí. Así que por tercera vez fui hasta mi habitación y cambié la camisa blanca con líneas azules que llevaba ésta vez, por una negra por completo, y comencé a darme vueltas frente al espejo para verme de una perspectiva y otra. Parecía de esas mujeres antes de una fiesta, pero yo solo esperaba que le gustara... Bueno, quiero decir; que le gustara a donde la llevara, nada más...
Tocaron el timbre.
¡No, por favor!, gritaba en mi fuero interno. Lo que faltaba. Yo esperando a Katherine y alguien se le ocurría hacerme una visita sin avisar.
Salí al salón y miré por el balcón por si acaso Katherine se veía por alguna parte, pero nada. Entonces pensé que si me quedaba en silencio, el que tocara tal vez se fuera.
Tocaron de nuevo.
Está bien. Iría a abrir y diría la verdad, o bueno, casi toda; que ahora tenía una cita y no podía atender a nadie. Fin del asunto.
Giré la manilla y abrí la puerta para ver a Katherine sonriendo al otro lado.
—¡Katherine! —solté tremendamente sorprendido por ver que ella había tocado la puerta.
—Te sorprende verme —afirmó casualmente para luego alzar sus cejas viendo como esos orbes azules me miraban intensamente—. ¿Esperabas a alguien más?
—¡No! ¡Claro que no! —me apresuré a decir—. Es solo que creí que entrarías por… la ventana.
Vi a Katherine divertida por lo que había dicho e inclinó su cabeza con ternura hacia mí.
—No creerías que subiría vestida así por la muralla ¿o sí?
Cuando dije aquello, recién fui consciente de cómo iba vestida.
Llevaba un delicado vestido azul que le llegaba hasta un poco más abajo de la rodilla, y el cual solo hacía juego con sus maravillosos ojos. Además de un abrigo negro y delgado del mismo largo que cubría sus brazos dejándose caer sin abrochar por encima de sus hombros delicadamente. El cabello, que siempre llevaba suelto ondeando con sensualidad alrededor de su rostro, ahora lo llevaba recogido sutilmente a los lados dejándose ver perfectamente un rostro joven, hermoso y tierno a pesar de la dureza con la que se expresaba. El escote era sutil y elegante mientras que las tiras de su vestido se amarraban por detrás de su cuello. Le tomé una mano para hacerla pasar y antes de soltarla la hice girar sobre su lugar. Estaba más hermosa que de costumbre.
—Te ves hermosa —le dije, aunque lo correcto siempre hubiera sido decir que era hermosa, pero decidí que así era más adecuado para la situación.
—Gracias —contestó, mirándome como acostumbraba. Con esa mirada que me fascinaba—. Y por cierto, te ves muy guapo. Digna elegancia que solo un inglés podría tener —bromeó.
Reí por su comentario, pero no dije nada más.
—Creí que no vendrías —confesé apenado mientras avanzaba por la sala.
—Dije que lo haría.
Si. Lo dijo y lo cumplió.
Estábamos los dos mirándonos sin hablar, y por lo menos de mi parte, estaba nervioso recordando como la había despedido la última vez.
—¿Quieres hacer algo antes o nos vamos de inmediato? —pregunté, sintiéndome como un imbécil ante la pregunta.
—Tú decides —respondió sonriendo al darse cuenta de mi torpeza.
Yo decido…
—Ok. Vamos entonces, antes de que se haga más tarde.
Era lo mejor.
Tomé las llaves del auto y mi chaqueta con la pequeña caja con el regalo que había comprado para ella el día de ayer en su interior antes de salir del apartamento, solo deseando que cuando lo abriera le gustara.
Mientras esperábamos el ascensor, le pregunté por como había entrado y ella respondió pareciendo sorprendida por mi pregunta.
—El ascensor.
Bueno, no. No me refería a eso.
—Quiero decir, ¿cómo pudiste subir sin que alguien te dijera algo?
—Oh. Lo intentaron, pero digamos que soy… algo persuasiva.
Pero antes de que pudiera decir algo, el ascensor se abrió cortando cualquier comentario que se me ocurriera.
Habían dos tipos que se quedaron mirando a Katherine intensamente y debo reconocer que me puse increíblemente celoso, sobre todo al ver la sonrisa que ella les dirigió antes de voltear hacia mí. ¿Habré tenido esa misma cara cuando la vi por primera vez?
Al cerrarse las puertas sentí como la incomodidad me embargaba por estar en un espacio relativamente pequeño y su cuerpo tan cerca del mío, y además recordando sus labios al besarla. Si tan solo no estuvieran esos tipos…
Apenas las puertas se abrieron, salí de inmediato sintiendo el corte en la electricidad que producía mi cuerpo con el de ella, pero al girar hacia ella alcanzándole mi brazo para que lo tomara (aunque pensándolo bien, debería haber hecho eso desde un principio) noté como sonreía y salía lenta y elegantemente mientras los tipos que había aún dentro, no le quitaron la vista de encima.
Sentí como el orgullo que no afloraba desde pequeño de mi interior, hacía acto de presencia en esos momentos, consiguiendo que involuntariamente pasara un brazo alrededor de su espalda y la posara en su cintura antes de dirigirles una fría mirada.
—Hombres —soltó ella suspirando sonoramente, pero para que solo yo escuchara—. Pueden pasar los años, pero siguen siendo iguales.
Me sentí avergonzado al notar que ella se había percatado de mi reacción y creí sonrojarme, pero solo me defendí diciendo.
—Cualquier hombre actuaría de la misma manera estando contigo a su lado.
Me miró fijamente y por una fracción de segundo me pareció ver como su mirada tomaba otro matiz. Uno extraño, que no se parecía al que refulgía y que creí ver un par de veces, pero luego volvía a estar como si nunca hubiese visto algo. Cuando quería ahondar más en su mirada, sentí como se tensaba y vi su entrecejo que se fruncía levemente al avanzar por el vestíbulo, mientras bajaba la cabeza.
—¿Estás bien? —le pregunté preocupado por su incomodidad.
—Así es —contestó—. Es solo que esta luz es muy fuerte.
¿La luz? Yo no le encontraba nada malo a la luz.
—¿Qué quieres decir?
—Esta luz es muy fuerte para mí, es como si pusieran una linterna directa a tus ojos.
Extraño.
—Pero ¿y la de mi apartamento?
—La de tu apartamento no lo es tanto. Es aceptable. Es como si fuera la luz solar para ti, pero es lo más potente que puedo soportar cómodamente.
—Espera —la detuve ya llegando hasta mi auto tras haber llegado a una repentina conclusión de lo que me decía—. ¿Quieres decir que tú no puedes estar bajo la luz del sol?
Me miró con una expresión de confusión.
—¿No lo sabías? —inquirió y como no respondía tras clavar la vista en el suelo por sentirme un tonto, ella insistió—. No te habías percatado.
—Lo siento. Soy un imbécil —me dije a mí mismo en voz alta.
Creí que si podía salir a la luz del sol… Creía que era como los que yo interpretaba…
Claro. Por eso que siempre la veía cuando era de noche, y cuando le dije que cenáramos a las 7, ella optó por venir cuando pudiera. ¡Qué estúpido fui!
No me podía imaginar lo que era vivir en una vida sin la luz del sol.
Zafrina- .
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Fecha de nacimiento : 04/04/1990
Edad : 34
Localización : ahora??? muy buena pregunta...
Empleo /Ocio : estudiante... o eso creo...
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