"El Amor es la mejor Medicina"

En este mundo conocemos muchísima gente, unas buenas, otras malas, pero siempre nos topamos con seres... ¿cómo decirlo? ¿Extraños? Pues el destino me jugaría una mala pasada...
Un día como cualquier otro, me encontraba en la biblioteca de la universidad, buscando un libro que necesitaba para mi clase de Biología, y estaba tan concentrada intentando encontrarlo que no me dí cuenta cuando tropecé con un muchacho, si se puede decir muchacho, era tan alto que no podía ni verlo a los ojos para disculparme por mi torpeza.

- ¿Estás bien? - me preguntó ayudándome a incorporarme

-Sí, muchas gracias; en verdad lo siento mucho, no me fijé – dije limpiándome un poco y cuando termine empezó a reír cual niño en circo, ¿acaso se olvidaba que estaba en una biblioteca?

- Jajajajaja, pude darme cuenta - terminó de decir ahogando la carcajada que añoraba salir de su garganta, ¿acaso era así o sólo se hacía el tonto?

- Si vas a seguir riéndote es mejor que me vaya, no me gusta que la gente se ría de mí - lo admito, estaba molesta pero es que era tan irritante, ni siquiera lo conocía y ya me hacia perder los estribos, aunque no se porque me hacia recordar a mi querido Edward… y al pensar en él no pude evitar dar un suspiro.

Las cosas con Edward iban igual o peor si es que eso es posible, no hablábamos desde aquella vez que coincidimos en el aula de clase, me había dado cuenta de lo mucho que le quería, pero eso era imposible para mi, al menos por ahora, tal vez cuando nos encontremos en una situación diferente, tal vez en otro momento, quizá… entonces haya un futuro para lo nuestro, pero por ahora solo me quedaba admirarlo de lejos y muy lejos.

- Vale, lo siento, no me volveré a reír, es que te veías tan graciosa que no pude evitarlo - y otra vez alguien me sacaba de mi ensoñación, cada que podía y mi mente no estaba ocupada pensaba en él, pero siempre alguien me interrumpía.

- ¿Estas bien? - me volvió a preguntar el chico que acababa de conocer.

- Si, estoy bien, gracias por ayudarme, pero ya me puedo sostener yo sola si no te molesta - le dije al darme cuenta que aun seguía soportando mi peso.

- Vaya si que eres agresiva... ehhhh ¿cómo te llamas? –

- Bella, Bella Swan y sólo lo soy cuando alguien me provoca –

- Entonces eso quiere decir que te hice enojar - bueno, ya me estaba irritando; ¿qué era lo que quería?

- Genial, eres adivino... ahora si me disculpas tengo cosas que hacer - le dije dando la vuelta, pero antes de dar un paso ya estaba frente a mi

- ¿Ni siquiera quieres saber el nombre de tu salvador? - lo miré expectante esperando que continuara y así lo hizo - Me llamo Emmet, es un gusto conocerte - termino diciendo con una gran sonrisa, apuesto lo que sea a que debe ser ese tipo de hombre acostumbrado a tener todo lo que desea, lo que no entendía era ¿que hacía en la biblioteca?

- Es un placer, pero tengo muchas cosas que hacer - y no solo lo decía por salir del asunto, en verdad tenía muchas cosas que hacer, debía preparar los parciales de la próxima semana y no podía perder mí tiempo con un desconocido.
- Si me imagino, y ¿que estudias? - dijo tratando de alargar la conversación que a mi parecer ya se estaba volviendo muy extensa.

- Medicina, soy de primero - dije zanjando el asunto, pero parecía que él no entendía las indirectas, deseando que se rindiera y me dejara tranquila, seguí mi camino, para mi mala suerte no continuó con el suyo, en lugar de eso se dedicó a seguirme.

- Que bien, mi hermano es profesor de la facultad de medicina, tal vez te ayude un poco; ya sabes – dijo guiñándome un ojo, y ahora si estaba histérica, ¿quién se creía que era? Nunca había necesitado ayuda en mis notas y no iba a empezar ahora.

- Que bien por ti, pero no necesito ayuda, gracias por la oferta; pero debo irme debo prepararme para los parciales… que te vaya bien y de nuevo gracias por ayudarme - le dije marchándome dejándolo ahí solo…

Debo admitir que lo que me dijo de su hermano me tenía intrigada, ¿sería posible? Era verdad que tenían rasgos muy similares pero de ahí a ser hermanos era una locura, afortunadamente para mí dejé el tema y me dispuse a trabajar en otros más preocupantes, Los Parciales…

Se que el amor puede ser difícil, pero en verdad es posible que tanto.

La semana de parciales había acabado, afortunadamente me había ido mejor de lo que esperaba, pero por alguna razón me sentía realmente vacía.

Me estaba arreglando para salir con mis amigas: Alice y Rosalie. Vivamos en la misma casa y eran grandes amigas, a las tres nos encantaba ir de compras e ir a fiestas, los viernes que podíamos salíamos; era domingo e íbamos a La Cita, un bar muy conocido en LA, se preguntaran por que íbamos un domingo, pues los domingos por la tarde su pista de baile se rinde a los sonidos latinos. Me encantaba bailar y mi mejor amigo Jacob Black era fanático de la salsa, gracias a que en uno de los tantos viajes que hacia había visitado Colombia y quedó mas que maravillado con el baile, los sitios turísticos y por supuesto las mujeres, casi no tenía amigos hombres pero Jake era especial, siempre sabía lo que me pasaba con sólo mirarme a los ojos, siempre decía que no podía ocultar ni un ápice mis emociones, él vivía en Phoenix con su padre Billy y sus dos hermanas Rachael y Emily, su madre había fallecido después de dar a luz a Emily, pero eso no lo había detenido, sino todo lo contrario, era un aventurero empedernido, y cada que podía salía de viaje. Cuando llego de Colombia me insistió tanto en enseñarme a bailar salsa que no me pude negar, y terminó encantándome, era mi baile favorito entre todos; y esa era la principar razón de ir a ese bar, además de que celebrábamos haber acabado con éxito los parciales, aparte de que el lunes era día de fiesta así que no teníamos que preocuparnos por las clases.

A pesar de todo me sentía realmente mal; es horrible la sensación de vacío en el pecho cuando estas triste o sientes que te falta alguien. En fin, ya es hora que deje de pensar en cosas tristes y trate de alegrarme un poco para no amargarnos la noche.

- Vamos Bellie, ¿ya estas lista? - pregunto Alice desde la puerta de mi departamento, el suyo quedaba a solo tres puertas del mío y el de Rose estaba finalizando el pasillo.

- Si, ya salgo ¿y Rose? –

- Ya está lista, vamos apúrate o llegaremos tarde – Alice era muy linda, no era muy alta pero eso no le importaba, era como una niña de 5 en versión adulta, se emocionaba por todo, pero aún así era demasiado comprensiva conmigo, siempre trataba de ayudarme en todo.

- Bella, por favor sal ya – Rose, bueno Rose era una rubia despampanante, alta y con un cuerpo de súper modelo, sus ojos eran de un color azul violeta, todos nuestros compañeros de clase se derretían por ella, pero ella siempre solía decir que esperaba al hombre que con solo verlo la hiciera temblar, algo dramático a mi parecer.

- Ya - dije saliendo - ¿Qué tal voy? – llevaba un vestido negro ajustado en la cintura a la altura de las rodillas, unas sandalias no muy altas, llevaba mi cabello suelto y un chal a juego con el vestido, mi maquillaje no era mucho, solo había utilizado un poco de rimel y lápiz de ojos para resaltarlos, no utilizaba colorete ya que por mi misma me ruborizaba demasiado y por ultimo un brillo no muy fuerte, solo lo necesario para acentuar un poco mis labios.

- Bella estas divina, vas a romper unos cuantos corazones esta noche – dijo Rose guiñándome un ojo

- Tú no te quedas atrás Rose estas muy linda – llevaba un vestido rojo, su color favorito, un poco mas arriba de las rodillas, llevaba su cabello recogido en un ligero pero cómodo moño que caía en su hombro izquierdo, unas sandalias del mismo color de su vestido y un ligero abrigo de seda negro.

- ¿Y se olvidaron de mí? – dijo Alice haciendo un tierno puchero de niña pequeña

- Claro que no pequeña duende, estas preciosa – Alice llevaba un vestido de color verde que hacia juego con sus ojos color aguamarina, su cabello negro llegaba a la altura de sus hombros en desordenados pero recatados tirabuzones, y contrastaba a la perfección con sus ojos, usaba unas sandalias un poquito mas altas que las mías y una estola del color de su vestido

- Bien creo que todas estamos listas ¿nos vamos? – pregunto Rose caminando hacia la salida, caminamos detrás de ella, tomamos un taxi y llegamos al bar a las 5 de la tarde, se podía oír la música desde la calle, después de pagar nos adentramos al pequeño pero elegantemente decorado bar.

- Genial, llegamos a tiempo, vamos a sentarnos y a tomar algo ¿les parece? – pregunto Alice bailando al ritmo de la música, si necesidad de hablar nos dirigimos a una mesa al lado de la pista de baile, pedimos unos martinis, y conversamos un rato.

No me di cuenta que se había acercado un chico a nuestra mesa hasta que le pidió a Rose que bailara con él, ella gustosa acepto, y se encaminaron hacia la pista de baile, Alice y yo nos quedamos viéndola bailar un rato, hasta que sentí la mirada de alguien clavada en mi y al girarme me encontré con esos ojos verde esmeralda que me paralizaban. ¿Qué hacía Edward en un sitio como este?

No me dio tiempo de cuestionármelo, cuando se acercaba a nuestra mesa flaqueado de dos hombres, uno era un poco mas bajo que él de cabello rubio, y de ojos azules y el otro era… no me lo creo ¿Qué hacía Edward con Emmet?

- Hola Bella, no sabía que te gustaban estos sitios – dijo Emmet, con una gran sonrisa que podría derretir a cualquiera menos a mi.
- Pues ya ves, ¿que haces tú aquí? – dije mirando fijamente a Edward que se notaba un poco… ¿incomodo?

- Emmet quería venir y pues no me quedo otro remedio que acompañarlo – dijo un poco malhumorado.

- Entonces, se conocen – era obvio que se conocían pero no se por qué razón quería saber de donde

- Si, Emmet es mi hermano pequeño – y ahí quedaban todas mis dudas, como era posible que fueran hermanos, eran tan diferentes, Edward era más que perfecto y Emmet un poco, demasiado irritante, estaba pensando en eso cuando sentí un leve apretón en la mano.

- Edward ella es Alice, estudia Literatura; Alice él es Edward mi profesor de Biología –

- Es un placer, Edward – dijo Alice un poco nerviosa ¿acaso le pasaba algo? Nunca la había visto así, y en ese momento llego Rose

- Y ella es Rosalie, estudia Historia del Arte; Rose él es Edward mi profesor de Biología –

- Gusto en conocerte, Edward – dijo Rose mirándolo fijamente

- Es un placer conocerlas a las dos. Ellos son Emmet y Jasper – dijo presentando al joven que no conocía

- Es un honor conocerlas – dijo Jasper dedicándonos una rápida mirada a Rose y a mi y posándola en Alice.

- Igualmente – respondimos las tres al unísono, Alice no dejaba de mirar a Jasper y ahora sabía por que estaba nerviosa.

- Es un placer conocerla, señorita Rosalie – dijo Emmet inclinándose a besar la mano de Rose; que situación mas extraña

- Igualmente y llámame Rose – dijo un poco cohibida, no podía creer que Rose se sintiera de esa manera junto a Emmet.

- Será un honor – dijo y un silencio incomodo invadió nuestra mesa; hasta que Jasper invito a bailar a Alice; quien gustosa aceptó.

- Rose, me permites – dijo Emmet extendiendo su mano

- Claro – como me hacían esto, me estaban dejando sola con Edward, no tenia idea de que hablar con él, hasta que para mi suerte rompió el silencio

- Y… ¿cómo la estas pasando? –

- Bien – me moría de ganas por bailar, así que esperando no parecer atrevida lo invite

- Edward ¿quieres bailar? –

- No se bailar muy bien salsa – dijo ruborizándose un poco

- Tonterías, ¿que tan malo puede ser? –

- Está bien, pero si pasa algo es tu responsabilidad – dijo regalándome esa sonrisa torcida que tanto me gustaba, y sin más charla nos dirigimos a la pista de baile. Cuando comenzamos a bailar me di cuenta que era cierto lo que había dicho de no saber bailar, pero no era tan malo como él pensaba

- No eres tan malo –

- Solo lo dices para no hacerme sentir mal – dijo riéndose

- No es cierto, te estoy diciendo la verdad, solo necesitas unas pocas clases –

- Que lastima que no conozca a nadie que sepa bailar muy bien salsa – dijo mirándome suspicaz, acaso esperaba que yo le enseñara

- Espera si conozco a alguien, y esta bailando conmigo justo ahora –

- No, no esperaras que yo te enseñe –

- Por que no, acaso vas a dejar que haga el ridículo toda mi vida por no saber bailar salsa – pero que exagerado era

- E… es que… no creo que pueda enseñarte – no podía, me moriría de los nervios, lo mas probable era que terminara pisándolo o algo parecido

- Veras que no soy tan mal alumno –

- No vas a descansar hasta que acepte enseñarte ¿verdad? – sabia que no se iba a rendir

- No, a no ser que quieras que me enseñe otra persona –

- Vale, vale yo te enseñare, pero no prometo nada – dije resignada, aunque inmensamente emocionada, iba a pasar más tiempo con él.

- Me arriesgare, me gustan los retos – terminó guiñándome un ojo, como era posible que hasta el mas mínimo gesto de su parte me hiciera perder el habla.

- Tu dirás cuando quieres que practiquemos… algo sensato –

- ¿Qué te parece si aceptas la invitación a tomar un café que te hice hace mucho? – lo que dijo me puso a pensar en que tal vez lo nuestro tuviera una oportunidad, en la universidad debíamos aparentar, pero cuando estuviéramos solos eso no seria necesario, en la calle solo seriamos dos seres humanos disfrutando de un café.

- Si ¿Por qué no? – dije regalándole una gran sonrisa que el correspondió gustoso

- Esa es la actitud Bella, ¿paso a recogerte mañana? –

- Claro – termino la música y nos dirigimos a nuestra mesa, Alice, Jasper, Rose y Emmet ya se encontraban allí. No me había fijado en cuanto tiempo llevábamos bailando todo tipo de música hasta que Alice dijo que estaba tan cansada que no podía dar un paso mas, así que las tres muy a regaña dientes nos disponíamos a despedirnos cuando se ofrecieron a llevarnos a nuestra residencia; ya que era tan tarde, aceptamos.

- Bien chicas, ya están en casa, sanas y salvas – dijo Emmet riéndose un poco

- En verdad muchas gracias por traernos – dijo Alice mirando a Jasper, sabia que entre ellos habría algo en un futuro no muy lejano

- Fue un verdadero placer, bien creo que querrán descansar, así que será mejor que nosotros nos vayamos, esperamos verlas muy pronto – dijo Emmet mirando fijamente a Rose, quien se ruborizo solo un poco

- La pasamos genial con ustedes muchas gracias – dijo Rose en nombre de todas y cuando nos dirigíamos a la puerta de la residencia sentí que alguien me detenía

- Bella… ¿podrías darme tu numero? Con eso mañana te llamo y te digo a que hora paso a recogerte ¿te parece? – no dije nada y solo tome el celular que me extendía, anote mi número y me despedí, no sin antes agradecerle lo mucho que me había divertido.

No importa que tan bien la estés pasando el día siempre se va a acabar, pero al menos tenia un consuelo… mañana seria un gran día…

Ese domingo fue más que espectacular, no podía ni describir la alegría que sentía al saber que pasaría un día entero con Edward, quizá no fuera lo correcto pero aún así me arriesgaría; por primera vez en mi vida me la jugaría toda para ser feliz.

El lunes me desperté un poco, demasiado ilusionada, pero por obvias razones no me permitiría demostrarla. Eran las 9 de la mañana y estaba en la cocina preparando mi desayuno, cuando en la pequeña sala sonó mi teléfono, y al contestarlo fue la mejor manera de comenzar el día.

- Hola, ¿quién habla? - dije al notar el silencio al otro lado de la línea

- Hola, Bella ¿cómo estas? espero no haberte despertado - si las cosas salían bien no me molestaría despertar de esta manera todos los días

- Hola Edward; no te preocupes estaba preparando algo para desayunar –

- Bueno, pues deja lo que estés haciendo, paso a recogerte en 1 hora y de paso te invito a desayunar, ¿te parece? - ¿desayunar? Quizá oí mal, él no se molestaría en invitarme también a desayunar ¿o sí?

- ¿Cómo? ¿Qué fue lo que dijiste? - dije un poco cohibida y pude notar un leve suspiro al otro lado de la línea

- Dije que si me permites invitarte a desayunar, y de paso hablamos sobre mis clases de baile, paso a recogerte en 1 hora ¿te parece? - no, no había oído mal, en verdad me estaba invitando a desayunar

- Eh... Si claro - dije sin siquiera pensar las palabras que pronunciaba

- Genial, entonces nos vemos en 1 hora... Hasta entonces - no me dio tiempo de responder cuando ya había colgado

Deje el teléfono en la sala y me dirigí a mi habitación, tome una refrescante ducha mientras pensaba en que me pondría, hacía mucho calor algo típico de L.A, así que me decidí por un vestido blanco de tirantes a la altura de la rodilla, una chaqueta azul oscuro de manga corta y muy fresca, unas bonitas sandalias de tacón bajo, y un pequeño bolso de mano.

No sabía que iba a hacer con mi cabello y en especial hoy éste había decidido ser más rebelde de lo normal, así que trate de alisarlo un poco, no me maquille demasiado, sólo un poco de rimel y un brillo suave. Cuando terminé de arreglarme sólo faltaban 10 minutos para que Edward llegara, hoy comprobaría que tan puntual era.

A las 10 en punto llamaron a la puerta de mi departamento, cuando abrí era la directora de la residencia Sue. Sue era muy linda, y aunque era la encargada de vigilar que todo estuviera en orden, era muy amable y comprensiva con todas.

- Bella te buscan en la puerta, alguien muy apuesto, debo decir –

- Gracias Sue, ya bajo – dije sin poder contener la emoción que me embargaba a lo que Sue se marchaba.

Cogí mi bolso, mi teléfono y las llaves y baje las escaleras, cuando logre verlo quede atónita, vestía unos jeans oscuros, una camisa blanca arremangada hasta los codos y su cabello estaba mas despeinado de lo normal haciéndolo ver - si eso era posible - mas sexy, estaba sencillamente deslumbrante. Cuando vio que me acercaba me regalo esa sonrisa torcida que me derretía.

- Hola Bella, ¿nos pusimos de acuerdo? – dijo divertido, al principio no entendí de lo que hablaba hasta que fije mi vista en los colores de nuestros atuendos y sin poder evitarlo también le sonreí a la situación. Mire un poco detrás de él y vi un hermoso Volvo plateado, y si me preguntan, encajaba perfectamente con su magnifico dueño.

- ¿Podemos irnos? ¿O se te olvido algo? – dijo al ver mi vacilación cuando muy caballerosamente me abrió la puerta del copiloto

- No, para nada – terminé de decir cuando entraba en el auto, estaba pensando en los sitios a los que él estaba acostumbrado a ir, cuando su electrizante voz llamo mi atención

- ¿En que piensas Bella? Te noto algo distraída –

- Lo siento… ¿a donde me llevas? –

- Pues es uno de mis restaurantes favoritos – dijo dándome una mirada con el rabillo del ojo. – Es el Langer, no creo que lo conozcas, es un lugar perfecto para desayunar o almorzar, y venden el mejor pastrami que haya probado en mi vida – terminó diciendo con una gran sonrisa

- Si, tienes razón, no lo conozco, creo que no me queda otra que confiar en ti –

- Desafortunadamente no tienes mas opción – dijo y sonrío

- Bella… ¿puedo preguntarte algo? –

- Claro, dime ¿Qué quieres saber? –

- ¿Por qué escogiste Medicina? y ¿por qué la UCLA? –

- Creo que es en parte a una tragedia que ocurrió en mi familia, y también porque me gusta mucho la medicina, se que mi vida social va a ser casi nula, pero aun así me entusiasma la idea de ayudar a los demás – dije recordando a Sebas y sentí su mirada en mi, así que me compuse rápido y le dedique una tímida sonrisa. – y pues la universidad… porque me encanta el sol, y cuando vi el pemsul decidí que era aquí donde quería estudiar, el resto es historia – termine y me miro como si quisiera saber algo pero dudaba si preguntar o no

- ¿Hay algo mas que quieras saber? – dije para tratar de animarlo

- Muchísimas cosas mas – dijo en un susurro apenas audible que no alcance a comprender del todo

- ¿Dijiste algo? –

- No, ya llegamos – dijo con una brillante sonrisa en sus labios, aparco en frente del restaurante, se bajo y me extendió su mano para ayudarme a salir

- Gracias – fue lo único coherente que pude decir

- Es un placer, entremos –

Nos dirigimos a una mesa libre y luego de unos pocos minutos nos atendió un amable camarero, pedimos algo de tomar y nos extendió las cartas mientras volvía con nuestras bebidas y decidíamos que ordenar.

- Será mejor que pidas algo liviano – dijo Edward concentrado en su carta, no entendí que quiso decir, pero igual no pregunte, el camarero volvió con nuestras bebidas y listo para escribir nuestro pedido

Al cabo de unos 10 minutos llego con nuestra orden, comimos en silencio durante un rato, hasta que Edward volvió a hacer una pregunta

- Bella, ¿puedo preguntarte que fue esa tragedia? No contestes si te molesta – no me molestaba es sólo que nunca había hablado de eso con nadie que no fuera de la familia

- No es algo que me guste recordar – inspire profundo y comencé a relatarle la única tragedia familiar que había sufrido hasta el momento - mi hermano mayor falleció cuando yo tenia 1 año y medio, fue un accidente, no me acuerdo de él, lo reconozco por las fotos, pero nada mas; mi madre dice que hacíamos muchas travesuras juntos y que el fue el primero en llamarme Bella, creo que prefiero que me digan así porque siento que esta conmigo… es algo loco, lo sé – dije mas para mi misma que para él

- No te preocupes; te mentiría si te digo que lo siento… pero aun así lamento mucho lo que te paso –

- Eso paso hace mucho, ya me he recuperado casi por completo… así que no tienes porque preocuparte –

- Y… ¿tu mamá y tu papá? –

- Pues después de la muerte de mi hermano mis padres se separaron; mi madre vive en Phoenix con su nuevo esposo y a mi padre casi nunca lo veo, tiene otra familia – dije con una sonrisa de la que no estaba nada convencida

Terminamos de desayunar y después de pagar la cuenta nos dirigimos al auto de Edward, no estaba muy segura que fuera a mencionar las clases y a decir verdad ni siquiera se me había pasado por la cabeza.

- Bella ¿hay algo especial que quieras hacer hoy? – me preguntó y no supe que decirle, sólo el hecho de que estuviera con el me hacia mas que feliz

- Pues… me gustaría ir al zoológico – dije ruborizándome un poco, hacia mucho que quería ir; me encantaban los animales y el zoológico de L.A era inmenso. – Pero no tienes que ir si no quieres, no tienes por que llevarme –

- Lo sé, pero quiero hacerlo… quiero que tengas un bonito recuerdo de nuestra primera cita – dijo y quede estupefacta cuando comprendí sus palabras. ¿Cita? No lo había visto de esa manera hasta ahora. No era muy experta en este tipo de cosas, y nunca había tenido citas, era cierto que salía y todo eso, pero nunca con un chico, solo salía con mis amigas del colegio.

- Bella ¿estás bien? Te quedaste callada de un momento a otro ¿Qué te ha pasado? – dijo con un tono de preocupación en su voz, su mirada tenia un brillo que nunca había visto en clases, era como si acabase de descubrir un nuevo mundo o algo parecido; estaba completamente segura de que me había enamorado de la persona mas incorrecta, pero… ¿quién le dice al corazón de quien enamorarse? Obviamente yo no.

- Si tranquilo, es solo que… - no pude ni terminar la frase cuando sentí mis mejillas enrojecer por la vergüenza de lo que estuve a punto de decir, y antes de que me insistiera en terminar, trate no muy bien de salir del asunto – nunca he ido a un zoológico – dije lo mas convincente que pude

- ¿Te han dicho que no sabes mentir? –

- Si, si me lo han dicho – y cuando termine reímos al unísono.

La tarde en el zoológico fue magnifica, parecía una niña chiquita y lo único que Edward hacía era observarme divertido… pero mañana regresaríamos a nuestra realidad, una realidad en la que nuestro amor era prácticamente imposible. Cuando no quedaba más opción que regresar a casa, nos dirigimos a mi residencia y al llegar me acompaño hasta la puerta

- Muchas gracias Edward… la pase genial –

- No Bella, gracias a ti por aceptar mi invitación – dijo acunando mi mejilla con su mano, al sentir su toque una pequeña descarga hizo su aparición. Edward empezó a acercarse muy despacio hasta que sus labios se posaron de una forma delicada sobre los míos. Lo único de lo que fui capaz fue de corresponder ese beso lleno de ternura y delicadez, cuando se separo muy lentamente susurro en mi oído

- Gracias por todo, mi pequeña Bella… te veré mañana – y se dirigió a su auto no sin antes besar mi frente, no podía creer lo que había acabado de pasar, me quede en la puerta hasta que perdí de vista su auto, me dirigí muy lentamente a mi departamento, sopesando lo que había sido de sobra el mejor día de mi vida…

La vida no siempre es como aparenta ser. Las personas son cambiantes ante la vida y cada cosa que hacen o dicen puede o no quedarse varada en el tiempo y el espacio.

El martes en la mañana me desperté un poco cohibida, los echos de la noche anterior cambiarían mi forma de ver a Edward pero no estaba segura de que manera; seria contundente, no me cabía duda alguna, pero no que tanto. Siempre me sorprendió como un simple acto de locura cambia nuestras vidas de manera tan drástica.

Llegue a clase mas temprano de lo normal a causa de los nervios, a las 9 en punto llegó Edward y no fui ni capaz de mirarlo a los ojos, su mirada me derretiría con mayor fuerza que antes; no debía, ni podía volver a mirarlo a los ojos; ésa seria mi condena por haberme enamorarme de él, no poder derretirme en la calidez de sus ojos nunca mas.

- Buenos Días, espero que hayan tenido un gran fin de semana; bueno para empezar necesito que guarden todo, saquen una hoja grande y un esfero – genial esto era lo que necesitaba para despejar un poco mi mente y concentrarme.

- Quiero que al final de la clase me entreguen un ensayo de dos páginas del tema que quieran, solamente de lo que hemos visto durante el semestre y de lo que saben, no quiero que consulten ningún libro y pueden hacerme la pregunta que quieran siempre y cuando sea referente al tema de su ensayo y en verdad no la entiendan ¿está claro? – solo con un leve asentimiento de cabeza dimos comienzo a nuestro trabajo mientras Edward terminaba de calificar los parciales de la semana anterior

- Otra cosa, cuando terminen sus ensayos pasen a recoger sus parciales y podrán irse –

Faltaban 5 minutos para que la clase terminara cuando me dirigí a entregar mi ensayo; ya no quedaba nadie en el salón como de costumbre, solo Edward y yo. Qué situación tan incomoda en la que se habían convertido los últimos minutos de clase

- Hola Bella ¿cómo te terminó de ir anoche? – dijo regalándome esa sonrisa a la que me había vuelto adicta, incapaz de mirarlo fijamente a los ojos titubee un poco al contestarle

- Bien, gracias por preguntar Edward – cuando termine de hablar me sentí un poco mareada y estaba mas que segura de que él se había dado cuenta

- ¿Segura de que estás bien? –

- Si, es solo que me siento un poco mareada –

- ¿Quieres que te lleve a la enfermería? –

- No, no te molestes, ya se me ha pasado – dije recogiendo mi parcial; cuando me dirigía a la puerta me llamo de nuevo

- Bella, puedo hablar contigo un minuto – me voltee lentamente para encontrarme con su mirada llena de tristeza, confusión y… ¿dolor?

- Claro, dime ¿en que puedo ayudarte? –

- Bella dime algo, ¿estás molesta por lo que ocurrió anoche? – su pregunta me tomo realmente por sorpresa, no me había dado cuenta hasta ese momento de que quizá si estuviera molesta, pero no por lo que había hecho sino por lo que no podríamos hacer.

- No, no es eso, es solo que no quiero ilusionarme con algo que no es posible, ya he tenido suficiente, no quiero sufrir por algo que ni siquiera va a ocurrir – terminé de decir dándole la espalda – si no es mas Edward, debo irme tengo cosas que hacer -

- No te voy a decir que lamento haberlo hecho, porque nunca había visto dos sentimientos tan parecidos, dos sabores tan iguales ni dos corazones tan idénticos, hasta que tuve el honor de conocerte; se que tal vez no actúe de la manera correcta, pero no voy a dejarte ir, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, encontraremos una manera de que esta relación funcione, te lo prometo - me dijo mirándome a los ojos y en los suyos no había ni siquiera un atisbo de mentira o engaño; cada palabra suya me alegraba en lo mas profundo de mi alma

- Lo único que necesito saber Bella es… ¿qué sientes por mí? Se que es mucho lo que te pido y que puede que me este adelantando a tus sentimientos; es solo que jamás había sentido esto por nadie y no quiero arriesgarme a perderte, quiero estar contigo el tiempo que me sea posible – estaba que rebosaba de la felicidad, pero debo admitir que no por completo; algo me decía que podría no salir tan bien como él decía, algo me decía que inevitablemente terminaría sufriendo mas que nunca.

- Tengo que pensarlo, tengo la extraña sensación de que algo saldrá realmente mal –

- Mi pequeña Bella, no todo en la vida puede ser un cuento de hadas; tenemos que equivocarnos para saber que queremos realmente, no puedes pedirle a la vida que siempre te muestre su lado mas dulce – dijo acunando mi mejilla con su mano y esa descarga de la noche pasada hizo de nuevo su aparición. Debía admitir que tenía razón, sabía mejor que nadie que la vida no siempre nos muestra su lado amable, pero me gustaba pensar que lo hacía.

- Se que tienes razón… pero… es que no estoy segura del resultado de esta relación –

- Por qué quieres saber ya en que va a terminar todo esto, no puedes simplemente aceptar y disfrutar lo que pase mientras dure –

- Mientras dure… nada es para siempre ¿no? – dije reteniendo las lagrimas que añoraban salir

- No, nada es para siempre –

- Debo irme, lo pensare pero no te prometo nada – dije recogiendo mis cosas y salí casi corriendo, no quería entristecerlo, no quería verlo sufrir y yo tampoco quería sufrir de nuevo, era mas que seguro que las cosas no iban a funcionar, pero… quien puede decirle que no al corazón.

Ese día pensé mucho en lo que Edward me había dicho, yo más que nadie me moría de ganas de estar con él.

Ya había tomado mi decisión, así que después de clases hable con él

- Hola Bella ¿cómo estás?

- Hola Edward, bien gracias por preguntar

- Bella, te lo vuelvo a decir, yo quiero estar contigo mas que nada en este mundo, pero necesito una respuesta

- Yo también… pensé que si lo intentábamos las cosas podrían funcionar y que podríamos estar juntos, pero… no lo haré; tú y yo somos muy diferentes, debes buscar a alguien que sea adecuada para ti, y para serte sincera no dudo en que la encontraras pronto, además yo no quiero tener una relación en este momento de mi vida, significarían mas problemas y preocupaciones de las que tengo.

- ¿Eso es lo que en realidad quieres?

- Lo es, ahora si me disculpas tengo cosas que hacer

- Pero… ¿Bella en realidad quieres eso?

- Edward ya te explique mis motivos

- Para mi no son suficientes

- Para mi si lo son, debes comprenderme, una relación para nosotros seria prácticamente imposible

- Entonces… ¿eso es lo que soy para ti? ¿Problemas y preocupaciones? – dijo con la tristeza grabada en sus ojos

- Edward te lo pido por favor no me lo hagas mas difícil de lo que ya es, entiéndeme, no puedo hacerlo, créeme que lo deseo con todo mi corazón pero no puedo

- No puedo comprenderte, si quieres algo por que no luchas por ello – dijo mas para si mismo que para mi

- Debo irme, en verdad lo siento. Gracias por todo y cuídate…

En ocasiones como estas desearía ser impulsiva y no tomar las decisiones que son del corazón con la cabeza, amaba a Edward con locura, pero él merecía todo lo que yo no podía darle, quería que fuera feliz, y sabía desde el fondo de mi corazón que yo jamás podría hacerlo.