Una nueva esperanza (+18)

amigas aquí les dejo el siguiente capítulo, ojalá les guste y dejen sus huellas... besos

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EPOV

…Llevábamos tres meses haciendo el amor sin protección… se estaba poniendo ansiosa ya que anhelaba darme un hijo y por mi parte lo deseaba también, pero no quería ilusionarme, solo quería esperar que el momento llegara cuando sea el correcto.
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Capítulo 11

BPOV

Estos tres meses habían sido maravillosos al lado de Edward, prácticamente había tomado la costumbre quedarse, iba muy poco a su casa, su familia me adoraban, ya que de alguna forma había contribuido a que su hijo volviera a su normalidad.

Edward, había tomado el control de algunas cosas, como volver a manejar su auto, ya había vencido el miedo de volver a manejar, así que dio el examen para renovar su licencia de conducir y estaba sin problemas. Todos los días me iba a buscar a la universidad, desde que comenzó a manejar mi carro tomó un descanso. Desde ese día, se me había pasado por la mente hacer el amor dentro de él. Había visto varias películas románticas donde se amaban donde le daban las ganas. No sabía si Edward me aguantaría, pero lo intentaría.

Ya me había dado la confianza de tomar yo la iniciativa, no era solo él y eso a Edward le gustaba. Siempre me daba en el gusto. Hace ya casi seis meses que lo hacíamos sin protección, ya que estábamos en práctica para concebir, pero aun no teníamos resultado, ya a los tres meses, había comenzado a impacientarme hasta que Alice y Esme me habían hecho entender que debía ser más paciente y solo esperar, cuando menos lo esperara estaría embarazada. Así que le hice caso a las dos y comencé a relajarme y solo disfrutar con mi novio.

Después de haber pasado un hermoso día domingo en la playa junto a mi adonis nos fuimos a casa, durante el día nos habías acariciado mucho, pero como estábamos en un lugar público no quisimos profundizar nada, aunque era difícil, ya que con solo sentir sus labios en los míos y su lengua reclamar explorar en mi boca, se me erizaba los vellos del cuerpo y más estando con nuestros bañadores sintiendo su piel junto a la mía.

De vuelta a casa me sentía muy excitada y no aguantaba más.

-¿Edward?

-si mi amor.

-¿puedes detenerte, por favor?- le dije con voz temblorosa.

Edward me miró y no sé que vio que inmediatamente se puso al lado de la acera y apagó el motor y con su carita de preocupación me miró.

Sin más solté el cinturón de seguridad y lo tomé de su rostro besándolo con pasión y desesperación. Edward no reaccionó a la primera, pero después de unos segundos me respondió el beso y me abrazó por mi cintura y entendió lo que me pasaba.

-mi amor, hazme el amor –le dije sin rodeos.

-esperaba que me lo pidieras-me dijo jadeando.

Después de hacer el amor y cumplir con mi fantasía de tiempo, volvimos a casa y seguimos amándonos. Llegó el amanecer y dormimos un par de horas y volvimos a nuestras actividades diarias.

Pasó un mes más y nada de nada, aun no pasaba nada. Ya llevábamos casi un año intentando en ser padres pero aun no daba resultado. Yo sin decirle a Edward, había visto medico y me hice un montón de exámenes, pero todos habían salido normales. Ya había descartado la idea que era yo el problema. Debía decirle a Edward, pero me daba temor cuando supiera que había hecho eso sin consultarle.

Me dio el coraje de decirle y afortunadamente lo tomó bien, ya que me confesó que él también lo había hecho, y que pensaba todo lo contrario. Los dos quedamos tranquilos al saber que no quedaba embarazada por alguna razón por parte de los dos, si no que aún no era el tiempo. Así que dejamos de lado y seguimos nuestras vidas.

Edward quería planear nuestra boda, así que le pedimos ayudada a Alice y a Esme y nos pusimos manos a la obra. Yo quería algo sencillo y familiar. Bueno yo no tenía familia así que por mi parte no sería mucha gente solo algunos colegas.
Los dos estábamos emocionados por todo. Faltaba poco para el gran día, así que decidimos quedarnos cada uno en su casa por una semana. Edward no estaba de acuerdo, ya que era una costumbre que dormíamos juntos hace tiempo y sabíamos que para los dos sería difícil, pero era un trato que habíamos determinado. Claro que no dejábamos de acariciarnos y besarnos cuando me iba a buscar a la universidad y me dejaba en casa. Estuvimos la semana de esa forma hasta que llegó el matrimonio por la iglesia. El civil ya había sido y se había realizado en casa de Edward. Solo la familia. Había sido muy hermoso, Edward se veía tan lindo, y Alice me había vestido en forma casual, pero elegante.

Debía reconocer que Alice tenía buen gusto y era una erudita en la moda. La recepción fue una rica cena. Edward se veía radiante, derramaba felicidad. Ese día pensó que volveríamos a dormir juntos, pero yo le recordé que era hasta que nos uniéramos por la iglesia.

Lo extrañaba tanto, mi cama se sentía vacía, nos quedábamos dormidos los dos escuchándonos por el teléfono, hablábamos horas y horas hasta que el sueño nos vencía. La pasamos así hasta que llegó el gran día.

Alice había llegado temprano a buscarme para arreglarme. Esme y ella me habían ayudado a elegir el vestido de novia y todo lo que conllevaba la ocasión. Con Edward habíamos comprado ya nuestros anillos, ya que los quería a nuestro gusto.

Sabíamos los dos que a Edward le faltaba un año para terminar sus estudios, así que en ese año sería yo la que mantendría el hogar aunque Edward tenía sus ahorros, más bien una pequeña fortuna que su padre se la había dado en vida. Así que de alguna forma teníamos nuestras vidas hechas, solo faltaban los hijos.

La boda fue perfecta, hermosa. En una capilla preciosa. Parecíamos los dos unos príncipes de cuento. Mi hombre se veía tan lindo que si no hubiera estado en una iglesia me habría lanzado a su brazos y le hubiera reclamado que me hiciera el amor ahí mismo, ya que con toda una semana sin tenerlo en mí, realmente había sido una tortura.

Todo fue perfecto ese día, la ceremonia fue perfecta. La comida también, pero no hallaba la hora que terminara, ya que quería que Edward me llevara para que me hiciera suya. Lo añoraba tanto, fue una tortura esta semana. Aunque ahora estaba llena de felicidad, ya que él era mi esposo por todas las leyes. Era mío, solo mío.

EPOV

Después de un buen tiempo que Bella no podía concebir, me atreví ir al médico y hacerme algunos exámenes para ver si yo era el problema de no poder ser padres, pero al saber que estaba completamente sano me quedó solo esperar. Bella también se los hizo y me lo confesó después de un tiempo, me di valor para confesarle lo mismo y solo nos quedó resignarnos y esperar para que llegara el tiempo adecuado.

Hicimos planes para nuestro matrimonio, fue hermoso ver a toda la familia involucrada con este acontecimiento, yo estaba feliz de poder sellar mi amor por Bella en el altar. Ella era mi mujer y añoraba con todo mi corazón compartir mi vida hasta que la muerte nos llevara al descanso. Bella era mi todo, y con ella a mi lado mi vida era completa.

Antes del matrimonio habíamos decidido que estaríamos sin quedarnos juntos por una semana hasta que selláramos nuestro amor, fue una semana insoportable, nos llamábamos todos los días y nos quedábamos hablando hasta tarde hasta que nos quedábamos dormidos. La extrañé mucho que las primeras noches tuve la intensión de irme con ella y hacerla mía tantas veces hasta quedar exhaustos. Era una necesidad estar a su lado.

Pasaron los días y llegó el día de nuestra boda, mi mujer se veía resplandeciente, más hermosa de lo que era. Una delicadeza a simple vista, se veía preciosa de blanco, sí de blanco, a pesar que ya se me había entregado, yo había sido el primero, y el único, así que yo le pedí que fuera blanco, tan puro como ella cuando la conocí. A pesar de que al principio no quería que fuese de ese color, al final aceptó.

Ese día estuve nervioso como nunca, creo que jamás me había sentido así. Bella sería mi mujer para toda la vida y la tendría conmigo hasta que el destino decidiera lo contrario, pero sería mía.

La noche junto a los invitados había llegado a su fin, estábamos muy emocionados por todo pero a la vez estábamos deseando estar juntos. Nos habíamos extrañado mucho. No fuimos al hotel que habíamos reservado. Estaba muy lindo adornado, pero eso fue lo menos importante, por fin estaba con mi no… perdón mi esposa, parecía extraño pensar que después de tantas cosas que me habían sucedido ahora estaba casado con la mujer más maravillosa del mundo.

-Bella, ven a mis brazos que te he extrañado mucho- le dije tomándola del brazo hasta que la abracé por su cintura.

-yo también te extrañé Edward, no sabes cuánto… las noches se me hicieron eternas sin ti a pesar de que hablábamos a diario- me dijo con mucha ternura acariciando mi mejilla con una de sus manos.

Después de eso esa noche hicimos el amor muchas veces, pero cada vez era más intenso y como si fuera la primera vez. Nos conocíamos tan bien que sabíamos donde teníamos nuestros puntos exactos para llegar y sentir el mejor placer. Bella me complacía en todo lo que le pidiera, al igual que ella sabía que yo hacía lo mismo con ella. Al principio fue siempre más cautelosa y tímida, pero cuando ya había confianza no dudaba y lo pedía.

Esa noche fue muy variada, lo hicimos de muchas maneras, nos dimos placer de las formas más usuales, pero también exploramos nuevas formas. Me quedé sorprendido cuando Bella me pidió hacer el sesenta y nueve,… fue perfecto, nos dimos placer con nuestras bocas hasta que los dos explotamos, fue maravilloso, sentirla en mi miembro mientras yo me devoraba su vulva con ahínco. Sus labios succionaban mi glande y sentía su mano deslizándose por toda mi erección.

Entre gemido y gemidos, terminamos uno de los momentos más placenteros de la noche.

Después de esa noche que comenzó nuestra luna de miel, nos fuimos al día siguiente hasta la isla de Hawái, estuvimos ahí durante siete días. La recorrimos entera, fue regalo de Carlisle y Esme. Disfrutamos hasta no poder más. Éramos un par de enamorados que solo teníamos espacio y tiempo para amarnos. Los primero dos días no habíamos salió de nuestra habitación, ya que nos dedicamos a amarnos como si después de eso nos separarían. Nuestros cuerpos no se cansaban, todo lo contrario, solo importaba entregarnos cada vez que sentíamos el deseo.

Durante ese tiempo, ninguno de los pronunció nada de hijos, solo era amor, placer, deseo, lujuria,… solo importaba eso y nada más.

Feliz Navidad amigas¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Capítulo 12

BPOV
Mis días de luna de miel fueron uno de los más hermosos. Hawái es un lugar paradisiaco, especial para pasarla con tu ser amado. Edward me hizo sentir la mujer más hermosa y querida del mundo. Cada día me demostraba con cualquier detalle por lo pequeño que fuese, su amor y devoción por mí.

Nos olvidamos de nuestro deseo de ser padres por esos días, no salió para nada la palabra o algo parecido. Aunque sabíamos que aunque no lo dijéramos nuestro anhelo estaba ahí. Estábamos esperando que llegar el momento en cualquier día.

Después de nuestra luna de miel Edward había retomado sus estudios de su último año. Yo también retomé mi vida laboral. Todos los días era distinto, Edward no dejaba de lado sus estudios, pero siempre había un detalle lindo para mí. Llegaba con una flor, un chocolate o simplemente me dejaba una notita en la cocina antes de irse con alguna palabra que demostraba su amor por mí.

Edward era el mejor hombre que había conocido, sus manos eran magistrales, tocaba el piano como un maestro, y lo principal que esa delicadeza y dulzura la recibía en cada de sus caricias. Era el mejor amante que pudiese conocerse.

Llevábamos casi un año de casados. Nuestras noches y los fines de semana eran nuestras, nos amábamos como dos seres que no pueden estar desconectados. Cuando Edward estaba dentro de mí estaba completa, me sentía llena. Mi marido hacía que viera el firmamento cada vez que hacíamos el amor.

Cada vez que recordaba cómo lo había conocido, le daba gracias al cielo por haber encontrado un ser tan hermoso por dentro y por fuera. Un ser bondadoso, tierno, respetuoso y muchas virtudes más. Lo amaba tanto que sabía que pasaría de mi vida si él no estuviera.

Había llegado el día de su graduación. Le había preparado un almuerzo familiar y después le tenía preparado un regalo especial. Estaba muy ansiosa, Edward era muy intuitivo y me conocía muy bien, así que no dejó pasar mi actitud. Solo quería que llegara el momento de darle mi regalo.

La ceremonia fue hermosa, hubo partes especiales por parte de los profesores y de los mismos alumnos. Hubo una muy especial, Edward tocó una pieza en piano y nada menos que fue una creación de él. Antes de sentarse ante el instrumento de cola me dedicó la pieza y declaró ante la audiencia que yo había sido su musa e inspiración para crearla. En ese momento mis lagrimas salieron sin aviso, fue hermoso escucharlo y más escuchar la hermosa melodía.

Verlo interpretar la hermosa música, me vino a la mente que ese día iba a ser uno de los días más importantes de nuestras vidas.

Esme y Alice como siempre me habían ayudado a preparar el almuerzo. Todos estábamos pasando una linda velada. Edward estaba feliz. Su sonrisa en ningún momento se fue de su rostro.

EPOV
Nuestra luna de miel junto a Bella fue algo paradisiaco, los primeros días no salimos de nuestra habitación del hotel, no queríamos hacer nada más que amarnos, fueron varios días de puro amor pasional, los dos nos habíamos olvidado de nuestro deseo de agrandar la familia, solo importaba saciar nuestros deseos de nuestros cuerpos y de nuestro corazón. Paseamos por toda la isla lo más impresionante fue estar cerca de donde se ve la lava activa. Bella estaba fascinada por todo lo que veíamos en la isla.

Recuerdo una noche, estábamos en la playa al atardecer, llevamos una manta para esperarlo y fue impresionante, con un sol tan majestuoso que poco a poco se fue ocultando en el horizonte, Bella mientras observaba esa maravilla, no dude en observarla y se veía tan hermosa con los rayos iluminándola, con sus reflejos rojizos que brillaban de sus cabellos y sus orbes marrones que se deleitaban con esa manifestación de la naturaleza, realmente en ese momento contemple el ser más bello que la lumbrera que se escondía, era mi mujer, mi compañera, mi amante, aquel ser que me llevaba al mismo paraíso cuando explotaba dentro de su ser, la que me entregaba todo su ser para amarla, no dude ni un segundo y tomé su cuello con mis labios y la comencé a besar tomando su nódulo de la oreja y comencé a mordiscarlo suavemente y susurrándole en el oído que la amaba más que mi vida. Bella comenzó a cerrar sus ojos sintiendo lo que le estaba provocando con mis caricias, pero le indiqué que siguiera observando el atardecer. Su respiración comenzó a agitarse y conseguí mi propósito en ese instante esperaría que estuviera un poco más oscuro para que pasáramos más desapercibido, sin más me puse por detrás de Bella y la abracé, ella quedó de espalda entre mis piernas, con la manta que llevábamos, la cubrí y así mis manos hicieron lo que querían, mi mano izquierda comenzó a tocar uno de sus pechos y lo acaricié hasta que su pezón estuvo erecto antes mis dedos, con mi otra mano escarbé por sus pantaletas hasta llegar a mi manjar favorito, toqué su clítoris y Bella gimió apegándose a mi pecho, sin dejar de observar el horizonte, mis dedos estaban haciendo de los suyos sin darle chance a mi esposa a que escapara, ella estaba disfrutando tanto como yo al verla retorcerse entre mis brazos, sus jugos empapaban mi mano y solo quería probarla en ese momento, pero andaban un poco de gente en la playa, así que tuve que armarse de paciencia hasta que llegase al hotel, sólo seguí con mi labor hasta que la hice tener un explosivo orgasmo de mi amada, sus espasmos me fascinaban, era maravillosa verla llegar a su clímax, y mi pecho se enanchaba cada vez que la hacía llegar. La amaba tanto que no me cansaría de ella jamás…

Después que llagamos de nuestra luna de miel, nuestras vidas tomaron la normalidad, ya habían pasado casi el año de casado, mi esposa había hecho que este tiempo haya sido una etapa hermosa, disfrutábamos cada día de nosotros, no importaba los días de su período, ya que esos días ella me hacía el amor a su manera y me encantaba, claro que sus labios no era lo mismo que su vagina pero dejaba que se saciara de mi, ella me lo pedía y me tenía mal acostumbrado. Era maravillosa, una amante que sabía que lo que me gustaba y qué lo que no.
Se acercaba mi graduación y hace un tiempo que me estaba preparando para ese momento, ya que después de haber pasado por todo lo vivido, la felicidad que inundaba mi ser se lo debía a la mujer que tenía a mi lado, así que compuse una melodía para Bella, y se la tocaría en la graduación.

El gran día llegó y nos fuimos a la ceremonia, Bella se veía tan hermosa, en cuando me anunciaron para mi parte especial, aclaré ante todos que la melodía que interpretaría la había creado pensando en mi esposa y que a ella iba dedicada. Comencé a tocar y mis manos se fundieron en la melodía inspirada en mi Bella, trasmití todo lo que Bella había logrado cambiar en mi vida. Ahora mi vida era casi completa, solo faltaba mi mayor anhelo, el ser padre, pero sabía que el tiempo adecuado llegaría y seríamos completamente felices.

Al terminar la melodía, mis ojos se fijaron inmediatamente en los ojos de Bella y vi lo emocionaba que estaba con lágrimas que caían por sus mejillas, y le leía sus labios que me decían “TE AMO”, era mi esposa, esa mujer que me había hecho sonreír una vez en la vida, la que me hacía que la vida valiera la pena vivirla, la mujer que llenaba por completo y que sería la madre de mis futuros hijos.

Después de la graduación mis padres con Bella prepararon una cena en familia y pasamos un grato momento, mis hermanos estaban conmigo como un gran suceso después de estar prácticamente muerto en vida cuando estuve por tanto tiempo vagando por la ciudad sin saber nada de nada. Cuando ya estábamos bromeando recordando cosas de nuestra niñez con los chicos, Bella pidió la palabra porque tenía algo que comunicarnos.

-¡por favor… un poco de atención!... tengo que decirle algo a mi esposo y a la familia- Bella se dirigió a mí y siguió su discurso- Edward…, sé que esta noche es espacial para ti, porque has cumplido con una etapa que te propusiste en la vida antes de conocerme y me siento muy orgullosa de tener una esposo que cumple con sus metas trazadas, pero hoy además de graduarte como Licenciado en música también puedo graduarte de ser el mejor esposo y que serás el mejor padre del mundo, ya que en siete meses y medio más serás padre- Bella se lo dijo sin quitarles los ojos de Edward, éste sin más al escuchar sus palabras le brotaban las lágrimas y al ver que terminó su esposa se levantó y la abrazó levantándola del piso tomando su labios con devoción y ternura.

-¡Oh amor! ¿De verdad? No sé qué decirte, solo que estoy feliz, me haces feliz con solo estar a mi lado y ahora esto- Edward sin respirar le dice con rapidez tocando con su mano el vientre de Bella indicando a su hijo.

Todos se levantaron a felicitarnos a los dos por la hermosa noticia, la familia crecería y lo más importante era que seríamos padres después de que tanto buscamos agrandar la familia.

Después de celebrar ese día junto a la familia tan hermosa noticia, Bella y yo nos fuimos a la cama, la tomé entre mis brazos sin dejar de besarla, la dejé en la cama y le comencé a desabrochar su vestido, ella al mismo tiempo me desabrochaba mis pantalones y mi camisa, las manos de Bella ya eran hábiles en esto y ya era toda una experta, ella me tenía desnudo antes de que yo la tuviera a ella, pero eso me encantaba, me gustaba que ella tomara las riendas de nuestros encuentros, ya no era la gatita sumisa del principio cuando no tenía experiencia, ahora era todo lo contrario, sus manos eran suaves como una seda.

Esa noche hicimos el amor como si fuese la primera vez, solo que ahora ya estaba mi semilla en su interior y crecía día a día…

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