Cosmópolis (Eric Packer) 2012

Extracto de libro a continuación SPOILERS * *


De Cosmópolis de Don DeLillo:

Miró por la ventana a su izquierda. Me tomó un tiempo entender que él sabía la mujer en el asiento trasero del taxi que estaba a su lado. Ella era su esposa de 22 días, Elise Shifrin, un poeta que tenía la sangre derecho a la fabulosa fortuna del banco Shifrin Europa y el mundo.

Él codificó un frente palabra Torval. Luego salió a la calle y llamó a la ventana del taxi. Ella le sonrió con sorpresa. Ella estaba en sus veinte años, con una mirada individual y delicadeza grande y sincero. Su belleza era un elemento de lejanía. Fue interesante, pero tal vez no. Su cabeza le daba vueltas un poco por delante con un cuello delgado. Tenía una risa inesperada, un poco cansado y con experiencia, y le gustaba la forma en que poner un dedo en sus labios cuando ella quería ser útil. Su poesía era una mierda. Ella se deslizó sobre y se puso a su lado. Los cuernos disminuido y se reanuda en los ciclos rituales. A continuación, el taxi se volvió diagonalmente a través de la intersección de un punto al oeste de la Segunda Avenida, donde alcanzó otro callejón sin salida, con la persecución de Torval caliente.

"¿Dónde está el coche?"

"No hemos podido encontrar", dijo. "Me gustaría ofrecerle un paseo."

"No puedo. Absolutamente. Yo sé que usted trabaja en el camino. Y como los taxis. Nunca fui bueno en geografía y me entero de cosas pidiendo conductores de dónde vienen."

"Vienen de horror y desesperación."

"Sí, exactamente. Se aprende sobre los países donde los disturbios se está produciendo aquí las cabinas de conducción."

"Yo no ViJo durante algún tiempo. Busqué esta mañana."

Se quitó las gafas de sol para el efecto. Ella miró a la cara. Ella
miró fijamente, con la atención fija. "Sus ojos son azules", dijo.

Levantó la mano y lo acercó a su rostro, olió y lamió. El Sikh en la rueda había perdido un dedo. Eric compró la punta, golpeando una cosa seria, un cuerpo que lleva una historia de las ruinas y el dolor.

"¿Has desayunado?"

-No-dijo ella-.

"Gran. Tengo hambre de algo grueso y firme al diente."

"Nunca me dijo que tenía los ojos azules." Oyó la estática en tu risa. Se mordió el dedo pulgar en la articulación, abrió la puerta y cruzó la calle para el café de la esquina.

Y ciertamente aún capta el momento, ¿no? Aquí mismo: Se quitó las gafas de sol para el efecto. Ella miró a la cara. Ella miró fijamente, con la atención fija. "Sus ojos son azules", dijo. Y una vez más aquí: ". Buenas Tengo hambre de algo grueso y firme al diente." "Nunca me dijo que tenía los ojos azules."