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Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
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Zafrina
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Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
Zafrina escribió:imagiinense aquel pie inmenso contra ti...
te imaginas??
Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
no te apenes atal, todas piensan lo mismo pero pocas lo dicen
Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
Hola chicas, me demoré mucho??? Nah, broma.
Bueno, este capítulo es algo corto (por supuesto… después de tanto escribir…uf) que describe solo el momento posterior a que nuestros protagonistas tuvieran su noche de amor (en mi opinión, puede que incluso sea mejor que el momento mismo… ya que es más romántico solo mi humilde opinión)
Algunas palabras, algunas decisiones y una confesión.
Bueno, este capítulo es algo corto (por supuesto… después de tanto escribir…uf) que describe solo el momento posterior a que nuestros protagonistas tuvieran su noche de amor (en mi opinión, puede que incluso sea mejor que el momento mismo… ya que es más romántico solo mi humilde opinión)
Algunas palabras, algunas decisiones y una confesión.
Capítulo 7: Amanecer (N/A: No es como en el libro, no se asusten… jaja)
KPOV
Robert se durmió después de unos momentos de silenciosa y honda meditación por parte de ambos, llevándolo a él quizás por qué lugares lejanos y desconocidos para mí. Todo, mientras rozaba la piel de mis brazos con sus cálidas manos y yo acariciaba su pecho con mis dedos por debajo de la suave sábana blanca con delicadeza para que no se fuera a despertar de su profundo y tranquilizador sueño.
Escuchaba el sonido de su corazón al palpitar con calma, pero esta vez con normalidad, entregándome solo una intensa pero sumamente agradable especie de paz en mi interior, mientras que además disfrutaba de su cálido aroma con gozo, aumentando su efecto.
Mis dedos trazaron con cuidado el patrón de mi mordida en su cuello notando cuánto había sido de profunda, y si, lo era bastante. Era increíble que solo un corto movimiento pudiera hacer aquel daño, pero a la vez entregarte tanto placer y vida entre toda tu muerte. A mí, quien se había acostumbrado a existir y caminar entre ella con pasos siempre temerosos y silenciosos.
Todavía podía sentir sus movimientos firmes contra mi cuerpo y el sabor de su cálido cuerpo y su sangre en mis labios… Tan placenteros, entregándome solo vida a mi eterna muerte.
Qué cerca había estado de hacerle daño y arruinar todo más de lo que ya estaba… pero no ocurrió así y ahora yo estaba descansando cómodamente entre sus brazos disfrutando del mayor regalo que podría haber tenido nunca, aferrándolo contra mí con miedo de que en cualquier momento fuera a desaparecer o que aquel hermoso regalo no fuera mío. Pero sentía que no había peligro en ello y él era real aún. El único peligro que podía sentir que hubiera, aunque no lo conociera con certeza todavía, era lo que ocurriría mañana, o en una semana, o un mes o un año… porque definitivamente ya no me quería apartar de él.
Cuando pasaron un par de horas en las que ya no había casi nada de la luz que emitían las velas, yo no dejaba de pensar en Robert teniéndolo a mi lado, y él emitía suaves sonidos procedentes de su respiración al dormir. Me levanté con cuidado de su lado para no despertarlo volviendo a cubrir su perfecto cuerpo con las sábanas y notando como se removía levemente en la cama pero aún sin despertarse. Sonreí mientras observaba sus ojos cerrados y sus labios curvados en una tenue sonrisa a pesar de que estuviera durmiendo. Era tanta la paz que podía provocarme tal imagen que me sentía feliz de que ella aquella sensación pudiera llegar hasta mi tormentoso interior con tanta fuerza y facilidad. Era como si él hubiese borrado gran parte de mi tristeza con solo verlo desde la primera vez.
Me envolví con el abrigo que ahora estaba en el suelo al igual que el resto de la ropa y avancé por la habitación cambiando las velas ya derretidas para iluminar el lugar nuevamente recordándome que debería adquirir una bombilla lo antes posible, y a pesar de la continua y permanente oscuridad que pudiera haber en la habitación, sabía que ya era por lo menos más de las 5:30 de la mañana.
Levanté los vasos de whisky que nunca se bebieron y los dejé sobre la mesa antes de caminar hasta el baño y encender la luz de allí. Me miré en el espejo notando como mi cabello negro estaba desordenado y el poco maquillaje que había en mi rostro se había corrido, pero lo que llamó mi atención de gran manera fue la expresión de mis ojos. Ya no solo eran un par de ojos azules empañados por el suplicio, ahora tenían algo más, como si realmente tuvieran vida y no fuera solo la sensación que me envolvía en esos momentos.
Aparté de inmediato la vista de aquella desconocida, porque me parecía simplemente imposible tal ilusión, y me quité el abrigo para meterme en la ducha dejando que el agua limpiara el sudor que había en mi cuerpo, el cual ya estaba frío nuevamente a pesar de lo caliente que había estado unas horas atrás, y aquello solo me recordó que ese sería su estado permanente. No calor. No vida.
Desde el baño podía escuchar un perro al ladrar tal vez a dos calles de aquí, a los demás extraños inquilinos roncando, y por supuesto, la calmada respiración de Robert al otro lado de la puerta, pudiendo incluso imaginarme ver sus movimientos a pesar de no estar directamente a su lado.
Terminé de escurrir el agua de mi cabello no teniendo mucha suerte en el intento y me envolví con una toalla para salir del baño y ver al Ángel y el origen de mi pecado en una misma persona. Me afirmé contra el umbral de la puerta y observé a Robert durmiendo, viendo también su pecho moverse lentamente de arriba abajo por su respiración y sintiendo como algo similar a la paz afloraba desde lo más profundo de mí al verlo así… de nuevo. Entonces, entre pequeños movimientos comenzó a revolverse bajo las sábanas y abrió sus ojos.
RPOV
Abrí los ojos con la sensación de haber tenido el mejor sueño de mi vida, pero cuando vi el montón de velas iluminando todo el lugar de fantasías, descubrí que todo había sido cierto. Maravillosamente cierto. Increíble, pero cierto.
Busqué a Katherine a mi lado para abrazarla y sentirla cerca de mí, pero no la encontraba. Yo estaba solo en la enorme cama.
¿Se había ido? ¿Me había dejado?
Los miedos de mi inseguridad desde que era adolescente volvían a surgir como sacados de un viejo baúl haciéndome sentir como un verdadero tonto adolescente nuevamente, pero su suave voz me detuvo de seguir empecinándome en recuerdos malos.
—Estoy aquí —escuché desde alguna parte, y al mirar más lejos, la vi reclinada sobre el umbral de una puerta que supuse que era el baño, observándome con una de esas sonrisas que tanto me gustaban.
Comenzó a acercarse hasta pararse junto a mí alegrándome porque no se hubiera ido. Tal vez ese miedo no tendría que volver a surgir otra vez. No tenía por qué sentirme así de nuevo y aterrarme como lo hacía antes... Es en serio…
Me miró por unos segundos escrutadoramente aun sin borrar su sonrisa del rostro y luego se sentó en la cama con lentitud.
Una toalla blanca era lo único que la cubría y su cabello estaba escurriendo agua por su cuello hasta su pecho.
Le sonreía sintiéndome emocionado por tenerla conmigo otra vez, y mis temblorosos dedos se fueron hasta su cuello para comenzar a secar el agua que allí había bajando hasta su pecho, y luego, utilizando ambas manos, desaté el nudo de la toalla blanca dejándola caer a un lado.
Su mirada era de extrañeza mientras que mis manos recorrían toda la extensión de su blanca piel ahora fría y aún así, la más suave que nunca hubiese tenido el derecho de tocar. Disfrutándola, queriéndola, pero en ese momento no quería hacer algo más además de acariciarla. Ese momento era perfecto y algo mágico.
¡Magia! La magia después de todo si existía… Y los ángeles, definitivamente, también. ¿Quién lo hubiese dicho?
En fin, todo podía ser a su tiempo. Yo podría hacer de nuevo el amor con ella (Amor… Que extraña podía sonar esa palabra) y tendríamos mucho tiempo para ello.
Levanté la sábana para que se acomodara a mi lado y de inmediato lo hizo, apoyando su espalda contra las almohadas que había en el respaldo.
Disfrutaba el fresco y suave aroma de su piel que ahora tenía un toque agradable de jabón, pero aun así, expidiendo su esencia única y gratificante a mis sentidos por debajo del aquel químico. La acariciaba lentamente mientras sus brazos pasaban por encima de mi pecho y me envolvían, y a la vez, acariciaban los míos también.
Y así estuvimos mucho tiempo es silencio (aunque parezca imposible para mí. Lo sé), hasta que preguntó suavemente.
—¿Cómo te sientes? ¿Estás bien?
Una pequeña risa de diversión se escapó de mis labios.
—Estoy mejor que nunca —respondí con toda sinceridad—. ¿Y tú, cómo te sentiste? —pregunté ésta vez yo en voz baja, pero mi pregunta era más precisa y nerviosa también. Como si hubiera perdido mi inocencia por primera vez en la vida (aunque claro, no lo era…)
Su cuerpo tembló con una risa silenciosa también, que era algo así como una respuesta a una especie de complicidad entre ambos. Como si compartiéramos un secreto siendo niños y nuestros padres no se tenían que enterar, como si compartiéramos la misma travesura en secreto.
—Puedo decir que me sentí más viva que nunca —me susurró al oído compartiendo también el secreto.
Cambiamos de posición, esta vez para quedar yo en el lugar de ella reclinado en las almohadas y Katherine apoyando su cabeza en mi pecho.
Su cabello todavía estaba húmedo y enfriaba mi piel, pero era gratificante sentir que ella era solo para mí. Que no habría alguna interrupción. Que todo se sentía correcto. Que no había nada malo en ello... Y así disfrutaba el aroma dulce del champú de su cabello en silencio. Un largo momento de silencio que esta vez yo interrumpí.
—Ahora que bebiste de mi sangre —comencé recordando lo que había dicho hace ya bastantes horas con algo de miedo—, ¿podrías hacerme olvidar todo lo que sucedió esta noche?
Entendió de inmediato que yo me refería a lo que había dicho con respecto a la recepcionista.
—No podría, porque no fue suficiente —respondió después de un largo suspiro—. Los que pueden hacer eso, llevan… alimentándose así desde hace mucho tiempo —guardó silencio por un par de segundos y después agregó—. Pero si pudiera, tampoco lo haría.
Sonreí por ello, y debo reconocer que con cierto alivio, ya que no quería olvidar jamás lo que había vivido.
—¿Y no sería más fácil para ti deshacerte de mí si yo no recuerdo nada de lo que me dijiste, o lo que te dije, o simplemente lo que sucedió? ¿Por qué querrías estar al amparo de una simple atracción? —dije acusadoramente con segundas intensiones.
Rió nuevamente, pero yo ya sabía su respuesta.
—No es una simple atracción —contestó suavemente—, y no me gustaría que lo olvidaras tampoco, porque así sabrías como puedo torturarte cuando estás a mi lado mucho tiempo —bromeó, pero yo era el hombre más feliz del mundo si me torturaba así constantemente.
—Mmm… Me parece —comenté bromeando—. Tengo un lado masoquista.
—Podía imaginármelo —contestó siguiéndome el juego y ambos nos unimos en risas con nuestra propia y traviesa complicidad.
Después de otro silencio, yo volví a interrumpirlo (A veces el silencio me ponía nervioso, y aunque extrañamente este no fuera precisamente el caso, necesitaba hablar)
—¿Esto seguirá por más tiempo? —pregunté tras un suspiro.
No quería que se apartara jamás de mí. Nunca más.
Hubo otro pequeño momento de silencio.
—Así me gustaría —contestó con resignación—. No creo que pueda mantenerme alejada de ti. Ya lo he intentado muchas veces, pero jamás lo he logrado.
Soltó una pequeña risa sin ánimos ante lo último, pero yo la abracé con más fuerza contra mí. Feliz de que ella me quisiera, incluso a pesar de que no lo hubiese dicho explícitamente, y así estuvimos entre más silencio por mucho tiempo más, pero me di cuenta que se sentía extraña una cosa para mi percepción; ya que como no sabía por cuanto tiempo había dormido y todo se veía igual que antes de que sucediera, no sabía que hora era en realidad.
—¿Qué hora es? —quise saber.
—Son casi las 7 —respondió.
Uh-Oh.
—Puedes ducharte antes de irte si lo prefieres. En el mueble del baño hay todo lo que necesitas —dijo como si de verdad hubiese leído mis pensamientos en ese momento (ok. Podía percibirlos, pero de todas maneras…), se enderezó en la cama para dejar que me levantara—. Me hubiese gustado ofrecerte algo de comer, pero… tu entiendes. Antes comía solo por placer y últimamente no me importaba mucho —comentó pensativa—. Tal vez la próxima ve consiga algo para ti además de whisky… y también otra bombilla —agregó —. No creo que las velas sean el mejor medio de luminosidad para ti.
Pero “la próxima vez” para mí fue suficiente.
—Gracias —dije sinceramente y me levanté para ir hasta el baño, pero primero tenía que recoger mi ropa.
Era algo vergonzoso examinar la habitación sin nada que me cubriera y saber que Katherine me miraba, y cómico también, porque anoche eso no me había importado para nada.
Ella se rió mientras yo seguía buscando a mi alrededor identificando solo su vestido, nuestros zapatos y mi pantalón. Bueno, el pantalón era suficiente por el momento.
Zafrina- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
—¿Por qué te avergüenzas? —me preguntó sonriendo y noté como se mordía el labio, viéndose tremendamente sensual aquella reacción, pero ella continuó—. Así te ves sexy.
Traté de no hacer mucho caso y no reírme porque ella estaba haciendo lo mismo, cubriendo su cuerpo con la sábana, y además era ella quien aun así se veía sexy, pero mis mejillas se incendiaron por ese comentario logrando que ella volviera a reír. La miré tratando de no hacerlo también, pero en el intento seguía en silencio y entonces su rápida mirada buscó lo que yo necesitaba y me indicó su posición sin decir más palabras.
Finalmente recogí todo lo necesario y me fui hasta el baño en donde abrí el mueble que me indicó, y efectivamente, allí había todo lo que necesitaba por ese momento. Absolutamente todo y en grandes cantidades.
Me miré en el espejo y noté un moretón en mi cuello mucho más notorio que el que había tenido la primera vez, pero tal vez era porque no había pasado tanto tiempo… Al menos no tenía la mordida marcada, así que no le di importancia y continué con lo mío.
Después de darme una ducha me vestí con lo que había llevado, pero noté que por lo menos cuatro botones de mi camisa ya no estaban. Salí del baño sosteniendo los bordes donde ésta se abrochaba y noté como Katherine reía por ello mientras sus manos tomaban la sábana que cubría su pecho con más tensión.
—Lo siento, no me di cuenta —se disculpó con sus ojos brillando por la diversión de aquello. Incluso se veía muy joven. Como si la mujer que había hecho el amor conmigo tuviera más edad o estuviera oculta dentro de ella. Pero no por eso dejaba de gustarme más. Su sonrisa solo era como si el accidente de la camisa lo teníamos que agregar a nuestra secreta travesura.
—Nada de disculpas sin motivo —la frené de inmediato y vi como alzaba sus cejas en mi dirección.
—¿Es una disculpa sin motivo? —me preguntó—. Porque yo no lo creo. Estropeé tu camisa, y se te veía muy bien.
—Bueno, eh… tal vez lo sea, tal vez no —dije sin referirme al último comentario—, pero tus labios jamás volverán a pedir perdón por nada.
Su mirada era extraña, con melancolía a pesar de la sonrisa que aún esbozaban sus labios, pero antes de que me lanzara a preguntar por lo que le sucedía, me detuve recordando que ya había hablado mucho por esa noche. Sus heridas tendrían que sanar, pero de a poco, no de golpe, así que de inmediato le pregunté por lo del baño para aminorar cualquier tensión en ella.
—Cuando dijiste que en el baño había de todo, veo que no exagerabas —comenté logrando que sonriera—. ¿Alguna obsesión u acción compulsiva por comprar tantas cosas?
—Bueno; soy una fan loca, psicópata, acechadora, irrumpo en apartamentos, soy auto masoquista, aficionada a morder… no me extrañaría descubrir que soy obsesiva o compulsiva con algo además de ti —contestó para mi diversión, pero ella respondió de nuevo, esta vez de verdad—. Es que cuando voy a comprar alguna cosa, lo hago en grandes cantidades. La verdad es que no me gusta visitar mucho los lugares en donde hay mucha gente. Prefiero pasar desapercibida —explicó y yo entendí todo perfectamente, incluso por qué había tantos cepillos de dientes aun sellados; simplemente compraba todo de una vez.
Y no solo eso: A mi también me gustaría pasar desapercibido y poder salir tranquilo sin tener una escolta de fans detrás de mí.
—Es buena idea —dije refiriéndome al lío que se armaba con las fans mientras me acercaba para sentarme a su lado y estar con ella nuevamente—. Creo que lo voy a considerar.
Su sonrisa era cálida y el brillo extraño en sus ojos que no podía recordar cuando lo había visto antes, aún seguía allí, tomándome y llevándome al cielo, consiguiendo que solo quisiera abrazarla y besarla. Pero era frustrante ahora no saber como acercarme y hacerlo. Era como si todo el nerviosismo y el malestar en el estómago por lo mismo volviera a aparecer después de la ducha. Como si nunca antes la hubiera besado y estaba a punto de hacerlo por primera vez.
—¿Qué es lo que quieres? —me preguntó percibiendo mi frustración.
Al parecer tendría que acostumbrarme a que siempre estuviera un paso delante de mí.
—Antes de irme… me gustaría besarte —dije con cierto nerviosismo mirando mis manos y escuché que se reía en voz baja. Al mirarla, efectivamente lo estaba haciendo.
Solo deseé que esa sonrisa, no importara por lo que fuera, aunque se estuviera riendo de mí, continuara así por siempre.
—¿Qué es lo gracioso? —le pregunté de todas maneras.
—Lo que me pides —contestó—. Tomando en cuenta todo lo que ocurrió anoche es… algo cómico que lo menciones. No creí que pensaras mucho en mi opinión al principio cuando me… besaste.
Me mordí el labio sintiendo el bochorno al avergonzarme, ya que ciertamente, en lo ultimo que pensaba anoche era en pedir que me dejara besarla y lo único que quería era que demostrara que lo que ella decía no era cierto.
Y tuve la razón… Bueno, esa lucha la gané yo.
—¿Eso es un sí o un no? —le pregunté tratando de que mi mirada no se viera muy avergonzada, pero sí algo más atrevida.
No quería seguir siendo el que siempre se avergonzaba. Ya me había quedado claro que podía no serlo… Y por amplia diferencia. Yo sí podía tener la iniciativa…
En respuesta, Katherine alzó su mano hacia mi rostro y comenzó a acariciar con suavidad mi mejilla enviando un cosquilleo a mi estómago, acercando luego su rostro lentamente al mío.
El nerviosismo no desaparecía. Este momento era distinto a cualquier otro (bueno, todos los momentos eran distintos con ella) y también era especial. No había miedo de mi parte por lo que pudiera suceder, ni tampoco inseguridad. Ya no estaba pensando en que tal vez jamás la volvería a ver y solo pensaba en la calidez e importancia del momento.
Acorté la distancia que había entre ambos y rocé sus tiernos labios una y otra vez sintiendo su suavidad e intensidad.
Este beso no era pasional, ni tampoco robado, solo era puro y mutuo, como si la ternura y otra serie de emociones la envolvieran. Toqué la piel de su mejilla acariciándola con mis manos, y sosteniendo su rostro no dejé de besar sus labios suavemente tomando cada delicado roce en mi alma con todas mis fuerzas hasta que nos separamos poco a poco. No me había dado cuenta de que mis ojos se habían cerrado, pero a medida que los abría comencé a ver su bella imagen, la cual creí que era un espejismo al principio, y noté como sus ojos estaban de igual manera, abriéndose lentamente para mostrar la intensidad del azul de su mirada.
—Recuérdame que haga esto más seguido —le dije, aunque definitivamente no lo necesitaría, y podría jurar que mis labios soltaron una risa nerviosa.
—Lo haré —me contestó, y mientras yo seguía mirándola en silencio, un suspiro salió de sus labios para luego seguir hablando—. ¿Podrías alcanzarme las llaves que están encima de la mesa? —preguntó y de inmediato hice lo que me pidió depositándolas en su mano, pero ella me las dio—. No puedo ir a dejarte afuera, porque… ya sabes, ya amaneció. Pero úsalas para abrir las puertas y así no tengas que pedirle a alguien que lo haga… No te podrán molestar —agregó con consideración.
Las acepté identificando como ya pronto tendría que marcharme, pero recodé una cosa.
Mis manos tomaron el collar que le había obsequiado a Katherine, el cual estaba en mi bolsillo, y lo puse en sus manos.
—Esto es tuyo y quiero que lo conserves —le pedí—. Quiero que tengas algo mío… además de mí, por supuesto —agregué y una leve sonrisa se dibujó en sus labios.
Definitivamente yo ya era suyo… en cuerpo y alma aunque le divirtiera.
—Adiós —dije al fin y besé su frente para luego levantarme y dirigirme hacia la puerta para marcharme, pero la sensación de que estaría lejos de ella por tal vez cuánto tiempo, me hizo regresar hasta ella con prisa y besarla nuevamente por última vez esa mañana en los labios, consiguiendo que riera como me gustaría verla siempre, y cuando estuve en la puerta de nuevo, tomé una decisión.
Quería que lo supiera, pero no que lo adivinara. Quería que saliera directamente de mi boca y no escrito en alguna parte.
Vi como me observaba al salir sosteniendo mi chaqueta en la mano, y bien, solo eran dos palabras…
—Te Amo —dije finalmente y salí cerrando la puerta tras de mí.
No vi su reacción ni su expresión porque tuve miedo de lo que pudiera o no decir, pero a medida de que bajaba los primeros peldaños de la escalera, supe que había sido lo correcto.
Yo amaba a esa mujer y no importaba cualquier cosa más. No importaba lo diferentes que fuéramos ni la diferencia de… edad. No importaba que sufriera por su pasado o lo que crea que hizo, porque yo la sanaría y no la juzgaría. Y ni siquiera importaba que no me quisiera como yo la quería, porque no descansaría hasta conquistarla por completo.
Solo fueron dos palabras, pero que describieron todo cuanto sentía.
“Te Amo”
Traté de no hacer mucho caso y no reírme porque ella estaba haciendo lo mismo, cubriendo su cuerpo con la sábana, y además era ella quien aun así se veía sexy, pero mis mejillas se incendiaron por ese comentario logrando que ella volviera a reír. La miré tratando de no hacerlo también, pero en el intento seguía en silencio y entonces su rápida mirada buscó lo que yo necesitaba y me indicó su posición sin decir más palabras.
Finalmente recogí todo lo necesario y me fui hasta el baño en donde abrí el mueble que me indicó, y efectivamente, allí había todo lo que necesitaba por ese momento. Absolutamente todo y en grandes cantidades.
Me miré en el espejo y noté un moretón en mi cuello mucho más notorio que el que había tenido la primera vez, pero tal vez era porque no había pasado tanto tiempo… Al menos no tenía la mordida marcada, así que no le di importancia y continué con lo mío.
Después de darme una ducha me vestí con lo que había llevado, pero noté que por lo menos cuatro botones de mi camisa ya no estaban. Salí del baño sosteniendo los bordes donde ésta se abrochaba y noté como Katherine reía por ello mientras sus manos tomaban la sábana que cubría su pecho con más tensión.
—Lo siento, no me di cuenta —se disculpó con sus ojos brillando por la diversión de aquello. Incluso se veía muy joven. Como si la mujer que había hecho el amor conmigo tuviera más edad o estuviera oculta dentro de ella. Pero no por eso dejaba de gustarme más. Su sonrisa solo era como si el accidente de la camisa lo teníamos que agregar a nuestra secreta travesura.
—Nada de disculpas sin motivo —la frené de inmediato y vi como alzaba sus cejas en mi dirección.
—¿Es una disculpa sin motivo? —me preguntó—. Porque yo no lo creo. Estropeé tu camisa, y se te veía muy bien.
—Bueno, eh… tal vez lo sea, tal vez no —dije sin referirme al último comentario—, pero tus labios jamás volverán a pedir perdón por nada.
Su mirada era extraña, con melancolía a pesar de la sonrisa que aún esbozaban sus labios, pero antes de que me lanzara a preguntar por lo que le sucedía, me detuve recordando que ya había hablado mucho por esa noche. Sus heridas tendrían que sanar, pero de a poco, no de golpe, así que de inmediato le pregunté por lo del baño para aminorar cualquier tensión en ella.
—Cuando dijiste que en el baño había de todo, veo que no exagerabas —comenté logrando que sonriera—. ¿Alguna obsesión u acción compulsiva por comprar tantas cosas?
—Bueno; soy una fan loca, psicópata, acechadora, irrumpo en apartamentos, soy auto masoquista, aficionada a morder… no me extrañaría descubrir que soy obsesiva o compulsiva con algo además de ti —contestó para mi diversión, pero ella respondió de nuevo, esta vez de verdad—. Es que cuando voy a comprar alguna cosa, lo hago en grandes cantidades. La verdad es que no me gusta visitar mucho los lugares en donde hay mucha gente. Prefiero pasar desapercibida —explicó y yo entendí todo perfectamente, incluso por qué había tantos cepillos de dientes aun sellados; simplemente compraba todo de una vez.
Y no solo eso: A mi también me gustaría pasar desapercibido y poder salir tranquilo sin tener una escolta de fans detrás de mí.
—Es buena idea —dije refiriéndome al lío que se armaba con las fans mientras me acercaba para sentarme a su lado y estar con ella nuevamente—. Creo que lo voy a considerar.
Su sonrisa era cálida y el brillo extraño en sus ojos que no podía recordar cuando lo había visto antes, aún seguía allí, tomándome y llevándome al cielo, consiguiendo que solo quisiera abrazarla y besarla. Pero era frustrante ahora no saber como acercarme y hacerlo. Era como si todo el nerviosismo y el malestar en el estómago por lo mismo volviera a aparecer después de la ducha. Como si nunca antes la hubiera besado y estaba a punto de hacerlo por primera vez.
—¿Qué es lo que quieres? —me preguntó percibiendo mi frustración.
Al parecer tendría que acostumbrarme a que siempre estuviera un paso delante de mí.
—Antes de irme… me gustaría besarte —dije con cierto nerviosismo mirando mis manos y escuché que se reía en voz baja. Al mirarla, efectivamente lo estaba haciendo.
Solo deseé que esa sonrisa, no importara por lo que fuera, aunque se estuviera riendo de mí, continuara así por siempre.
—¿Qué es lo gracioso? —le pregunté de todas maneras.
—Lo que me pides —contestó—. Tomando en cuenta todo lo que ocurrió anoche es… algo cómico que lo menciones. No creí que pensaras mucho en mi opinión al principio cuando me… besaste.
Me mordí el labio sintiendo el bochorno al avergonzarme, ya que ciertamente, en lo ultimo que pensaba anoche era en pedir que me dejara besarla y lo único que quería era que demostrara que lo que ella decía no era cierto.
Y tuve la razón… Bueno, esa lucha la gané yo.
—¿Eso es un sí o un no? —le pregunté tratando de que mi mirada no se viera muy avergonzada, pero sí algo más atrevida.
No quería seguir siendo el que siempre se avergonzaba. Ya me había quedado claro que podía no serlo… Y por amplia diferencia. Yo sí podía tener la iniciativa…
En respuesta, Katherine alzó su mano hacia mi rostro y comenzó a acariciar con suavidad mi mejilla enviando un cosquilleo a mi estómago, acercando luego su rostro lentamente al mío.
El nerviosismo no desaparecía. Este momento era distinto a cualquier otro (bueno, todos los momentos eran distintos con ella) y también era especial. No había miedo de mi parte por lo que pudiera suceder, ni tampoco inseguridad. Ya no estaba pensando en que tal vez jamás la volvería a ver y solo pensaba en la calidez e importancia del momento.
Acorté la distancia que había entre ambos y rocé sus tiernos labios una y otra vez sintiendo su suavidad e intensidad.
Este beso no era pasional, ni tampoco robado, solo era puro y mutuo, como si la ternura y otra serie de emociones la envolvieran. Toqué la piel de su mejilla acariciándola con mis manos, y sosteniendo su rostro no dejé de besar sus labios suavemente tomando cada delicado roce en mi alma con todas mis fuerzas hasta que nos separamos poco a poco. No me había dado cuenta de que mis ojos se habían cerrado, pero a medida que los abría comencé a ver su bella imagen, la cual creí que era un espejismo al principio, y noté como sus ojos estaban de igual manera, abriéndose lentamente para mostrar la intensidad del azul de su mirada.
—Recuérdame que haga esto más seguido —le dije, aunque definitivamente no lo necesitaría, y podría jurar que mis labios soltaron una risa nerviosa.
—Lo haré —me contestó, y mientras yo seguía mirándola en silencio, un suspiro salió de sus labios para luego seguir hablando—. ¿Podrías alcanzarme las llaves que están encima de la mesa? —preguntó y de inmediato hice lo que me pidió depositándolas en su mano, pero ella me las dio—. No puedo ir a dejarte afuera, porque… ya sabes, ya amaneció. Pero úsalas para abrir las puertas y así no tengas que pedirle a alguien que lo haga… No te podrán molestar —agregó con consideración.
Las acepté identificando como ya pronto tendría que marcharme, pero recodé una cosa.
Mis manos tomaron el collar que le había obsequiado a Katherine, el cual estaba en mi bolsillo, y lo puse en sus manos.
—Esto es tuyo y quiero que lo conserves —le pedí—. Quiero que tengas algo mío… además de mí, por supuesto —agregué y una leve sonrisa se dibujó en sus labios.
Definitivamente yo ya era suyo… en cuerpo y alma aunque le divirtiera.
—Adiós —dije al fin y besé su frente para luego levantarme y dirigirme hacia la puerta para marcharme, pero la sensación de que estaría lejos de ella por tal vez cuánto tiempo, me hizo regresar hasta ella con prisa y besarla nuevamente por última vez esa mañana en los labios, consiguiendo que riera como me gustaría verla siempre, y cuando estuve en la puerta de nuevo, tomé una decisión.
Quería que lo supiera, pero no que lo adivinara. Quería que saliera directamente de mi boca y no escrito en alguna parte.
Vi como me observaba al salir sosteniendo mi chaqueta en la mano, y bien, solo eran dos palabras…
—Te Amo —dije finalmente y salí cerrando la puerta tras de mí.
No vi su reacción ni su expresión porque tuve miedo de lo que pudiera o no decir, pero a medida de que bajaba los primeros peldaños de la escalera, supe que había sido lo correcto.
Yo amaba a esa mujer y no importaba cualquier cosa más. No importaba lo diferentes que fuéramos ni la diferencia de… edad. No importaba que sufriera por su pasado o lo que crea que hizo, porque yo la sanaría y no la juzgaría. Y ni siquiera importaba que no me quisiera como yo la quería, porque no descansaría hasta conquistarla por completo.
Solo fueron dos palabras, pero que describieron todo cuanto sentía.
“Te Amo”
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OMG.
QUE DECLARACION!!!!!
saben??? estaba pensando en poner los capituos mas cortos...
en fin, el proximo capitulo se llama... jeeje, no se como se llama todavia ...
OMG.
QUE DECLARACION!!!!!
saben??? estaba pensando en poner los capituos mas cortos...
en fin, el proximo capitulo se llama... jeeje, no se como se llama todavia ...
Zafrina- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
woouuuu q romantisismo, que bella historia cada vez se pone mejor cada vezq leo esto quedo en otra jajaj
Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
q lindo como si fuera pusible amar mas a rob este fic hace q vuele por la nubes, q lindo es
y no importa q sean mas cortos mientras sean tan buenos como estas
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Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
si no importa que sean cortito, sigue amiga, recuerda que tu me inspiraste en hacerlo tambien, no soy buena como tu pero me esta gustando escribir,
Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
claro q si eres buena atal, tu fic es tan bueno como los otros q han colgado asi q no seas tontita
Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
es original pero se que me falta mucho en la edición en eso, derrepente redundo mucho, jajajse nota mi inexperiencia jaj
Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
con el tiempo vas a ver q te vas acostumbrando
Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
linda mi hijta
Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
es la verdad amiga¡¡¡
Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
me vas a hacer sonrrojar
ya como q nos salimos del tema ptra vez
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
siii
siempre nos pasa eso
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
es inebitable que nos suceda
Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
chicas, realmente son un amor...
Bueno, después de tantos días y que estuviera a punto de no terminar mi pintura para la U (pero la terminé, jeje la exposixion estuvo genial... ) traigo un capítulo nuevo.
Gracias por su paciencia.
Capítulo 8: CONSECUENCIAS
Gracias por su paciencia.
Capítulo 8: CONSECUENCIAS
—Te Amo —dijo tras solventar lo que diría por un momento sosteniendo el tirador de la puerta en su mano, y tan pronto como soltó aquellas extrañas palabras para mí, se fue cerrando tras de sí y dejándome con un inmenso sentimiento embargando mi estómago y mi inerte corazón.
Te amo, repitió mi mente estando completamente inmóvil sobre la cama aferrando el collar con la piedra del lapislázuli en mi mano. Y solo eran palabras… pero entonces, ¿por qué me impactaron tanto?
Ya había escuchado aquello antes, pero ahora era distinto. Era especial.
Primero fue Thomas, cuando pidió mi mano ante mi padre y mi hermana, y luego fue Balthazar, con su enfermizo y trastornado sentido de la palabra. Pero ahora era tremendamente distinto cuando sus labios lo articularon.
¿Por qué se había ido y me había dejado con aquel nudo en mi pecho no sabiendo si lo que dijo eran solo palabras sin importancia de un hombre satisfecho?
“Te Amo”; esas eran palabras que yo jamás había aferrado con tanta fuerza a lo que en este momento tenía en lugar de alma.
¿De verdad él sentía que me amaba o solo era consecuencia de todo lo que había ocurrido y que después, cuando pensara con más claridad, se arrepentiría?
¿Esto era solo una mala jugada de mi destino por haber causado tanto dolor antes, o era una forma de reconciliación por tantos años de martirio?
Si es que había un Dios bondadoso en alguna parte mirándonos y cuidándonos, ¿se había apiadado de mi soledad y me había perdonado por mis pecados enviándome aquel perfecto regalo en forma de Ángel?
¿Por qué se había ido dejándome con la incertidumbre de sus palabras en mi conciencia que siente estar vacía por no hacerle caso, aunque no lo estuviera completamente en realidad?
Quise correr y detenerlo. Y gritarle que yo también lo amaba. Besarlo y decirle que haría cualquier cosa por él, solo porque estuviera a mi lado. Que dejaría cualquier cosa y rechazaría la oportunidad de volver a ser humana o lo que soy solo por una caricia suya. Que dejaría y destruiría todo mi pasado para ser feliz y que él me dirigiera aquella mirada y aquella sonrisa de las que no podía alejarme. Que moriría, renacería y volvería a morir solo por un abrazo suyo. Que iría al infierno y volvería sobre mis pasos solo por tocar sus labios…
Solo quería gritarle que yo también lo amaba. Pero mi cuerpo aun estaba inmóvil sobre la cama y ya no lo podía alcanzar. Si salía, solo encontraría mi muerte en la calidez y luz del sol. Mi cuerpo no podría soportarlo y yo ya no me quería separar de él. Quería pasar hasta mi último momento a su lado.
Pero nosotros éramos distintos…
¿Le importaba? ¿A él le importaba que fuera así?
Tomé el collar en mis manos, ahora mirándolo con otro matiz, y noté una pequeña irregularidad a través de mi sensible tacto al reverso de la piedra; en la placa que la sostenía. La miré identificando lo que era con la tenue luz de las velas y noté unas inscripciones en él.
Te amo, repitió mi mente estando completamente inmóvil sobre la cama aferrando el collar con la piedra del lapislázuli en mi mano. Y solo eran palabras… pero entonces, ¿por qué me impactaron tanto?
Ya había escuchado aquello antes, pero ahora era distinto. Era especial.
Primero fue Thomas, cuando pidió mi mano ante mi padre y mi hermana, y luego fue Balthazar, con su enfermizo y trastornado sentido de la palabra. Pero ahora era tremendamente distinto cuando sus labios lo articularon.
¿Por qué se había ido y me había dejado con aquel nudo en mi pecho no sabiendo si lo que dijo eran solo palabras sin importancia de un hombre satisfecho?
“Te Amo”; esas eran palabras que yo jamás había aferrado con tanta fuerza a lo que en este momento tenía en lugar de alma.
¿De verdad él sentía que me amaba o solo era consecuencia de todo lo que había ocurrido y que después, cuando pensara con más claridad, se arrepentiría?
¿Esto era solo una mala jugada de mi destino por haber causado tanto dolor antes, o era una forma de reconciliación por tantos años de martirio?
Si es que había un Dios bondadoso en alguna parte mirándonos y cuidándonos, ¿se había apiadado de mi soledad y me había perdonado por mis pecados enviándome aquel perfecto regalo en forma de Ángel?
¿Por qué se había ido dejándome con la incertidumbre de sus palabras en mi conciencia que siente estar vacía por no hacerle caso, aunque no lo estuviera completamente en realidad?
Quise correr y detenerlo. Y gritarle que yo también lo amaba. Besarlo y decirle que haría cualquier cosa por él, solo porque estuviera a mi lado. Que dejaría cualquier cosa y rechazaría la oportunidad de volver a ser humana o lo que soy solo por una caricia suya. Que dejaría y destruiría todo mi pasado para ser feliz y que él me dirigiera aquella mirada y aquella sonrisa de las que no podía alejarme. Que moriría, renacería y volvería a morir solo por un abrazo suyo. Que iría al infierno y volvería sobre mis pasos solo por tocar sus labios…
Solo quería gritarle que yo también lo amaba. Pero mi cuerpo aun estaba inmóvil sobre la cama y ya no lo podía alcanzar. Si salía, solo encontraría mi muerte en la calidez y luz del sol. Mi cuerpo no podría soportarlo y yo ya no me quería separar de él. Quería pasar hasta mi último momento a su lado.
Pero nosotros éramos distintos…
¿Le importaba? ¿A él le importaba que fuera así?
Tomé el collar en mis manos, ahora mirándolo con otro matiz, y noté una pequeña irregularidad a través de mi sensible tacto al reverso de la piedra; en la placa que la sostenía. La miré identificando lo que era con la tenue luz de las velas y noté unas inscripciones en él.
10 de Julio, 2009
Katherine:
Solo por ser mi amor…
Solo porque tú eres mi amor...
Katherine:
Solo por ser mi amor…
Solo porque tú eres mi amor...
Solo por ser mi amor... Solo porque tú eres mi amor…
¿Esto era real? ¿Me había dado el regalo más grande que jamás podría merecer, su amor?
Por el daño que hice y el sufrimiento que causé, ¿Dios me había perdonado? ¿Me había perdonado después de 100 años, cuando nunca creí que sucedería?
El daño que cause a los demás, no tienen nada que ver con Thomas y no se podrían remediar con él, pero entonces, ¿por qué había esa alegría que me decía que este era un nuevo comienzo, que mis propias deudas estaban saldadas? Como una revancha para hacer las cosas bien y entregarle a alguien lo que por tantos años había guardado. Y ese alguien era aquel Ángel hecho hombre.
Miré nuevamente el collar y las palabras resonaban como susurros traídos por el viento al imaginarme sus labios y su voz al decirlas.
Solo por ser mi amor… solo porque tú eres mi amor…
¿Este era mi perdón?
Tomé el collar abrochándolo por detrás de mi cuello y me levanté para comenzar a apagar las velas una a una. Y así se fueron extinguiendo hasta que solo quedó una en aquella habitación. Pero ésta, a diferencia de cualquier otra, jamás se extinguiría mientras Robert estuviera a mi lado, porque él era mi llama interna. La llama que jamás se extinguiría y la que daría la chispa para que yo pudiera volver a nacer de todos las cenizas en las que se había convertido por tanto tiempo, como un fénix, el cual se había negado a volver. Pero ya no más. Yo ya me había alzado por sobre lo que se habían convertido los restos de mi existencia.
Me en volví en las sábanas cubriendo mi cuerpo por un extraño pudor sin sentido con la emoción atacándome por dentro, en un interior que creía vacío. Pero luego solo me quedé dormida al amparo de sueños que no eran solo míos.
“Te Amo”
Eso era un sentimiento… Un sentimiento mutuo.
RPOV
A medida que iba bajando las escaleras, la confianza que creía jamás tener, y el nerviosismo que no quería conmigo me acompañaban en mi trayecto hasta la puerta de salida.
Había pasado la noche más maravillosa de mi vida y no podía quitarme el sabor de su cuerpo y de sus besos de mi mente. Lo más delicioso y lo más satisfactorio del mundo. Ella era un Ángel (aunque se considerara a sí misma como un demonio y no sé porque), que lanzaba fuego contra mí envolviéndome en la estela de su alma. Era un diosa, así como Afrodita, y yo estaba enamorada de ella.
Te Amo.
Dos simples palabras que lo dijeron todo. Pero debo reconocer que con el arranque de cobardía no pude decirle nada más. Tuve miedo de que lo que ella pudiera responder no fuera lo mismo. ¿Qué sucedería cuando la viera otra vez?
La besaría.
Pero ¿qué le diría?
La luz que entraba por la escalera y que por un momento me cegó por la diferencia de intensidad a la habitación de Katherine, logró adaptarse a mi visión, o bueno, al revés. Y entonces, cuando estaba abriendo la puerta hacia la calle para salir con las llaves que ella me había entregado, la manilla se estaba girando por el otro lado.
¡Cielos! No me podían ver. Si eso sucedía, se armaría un escándalo inmenso que involucraría a Katherine por mi culpa.
Mi mirada se dirigió escaleras arriba barajando la posibilidad de volver y encontrarme con la mirada de Katherine y sus palabras, las cuales no estaba seguro que quería escuchar en esos momentos.
Pero ya era tarde. La puerta se había abierto.
Una chica de cabello castaño, con unos grandes ojos marrones, estaba inmóvil en la puerta bloqueando la salida. Por su expresión me había reconocido.
—T-tú —comenzó a tartamudear apuntándome con su dedo índice y tomándose el pecho con la otra mano.
Creí que se desmayaría.
—No. Yo no —le dije frenando lo que diría y la hice a un lado para salir a toda prisa con un estúpido miedo de que me fuera a perseguir como las fans acostumbraban a hacer para mi pesar. Y digo “estúpido miedo”, porque desde hace meses había estado viendo a un vampiro y a pesar de lo que incluso ella misma me advertía, yo no le tenía miedo.
La chica al parecer no me siguió, pero el apenas estar a la intemperie busqué las llaves de mi auto mientras veía a alguna gente pasear por la mañana en las veredas (de un día sábado, nótese) y el sol se empecinaba una vez más en encandilar mi visión.
Por fin las llaves aparecieron y la puerta cedió, acogiéndome en su interior, resguardándome de cualquier mirada curiosa que pudiera recibir.
¿Paranoia? No lo creo. Después de vivir lo que había vivido el último año…
Antes de marcharme, dirigí una última hacia la casona imaginándome que Katherine tal vez estaría en la ventana de su habitación del tercer piso despidiéndose, pero no podía ser así. El sol, tan necesario para mí, solo la destruiría si tocaba su hermosa piel, logrando que solo me apenara por ella y el dolor me embargara por completo apegándome a la realidad.
Me creaba historias de ambos paseando una tarde por el parque… Pero jamás sucedería, así que en lo único que pude pensar luego, fue en un “Te Amo” más que dijo mi mente, deseando que ella lo pudiera escuchar.
Conduje hasta el edificio de mi apartamento con solo un pensamiento en mi cabeza a pesar de que a medida que avanzaba, el letargo por el sueño y un pequeño malestar en mi cabeza se iba apoderando de mi mente.
Estacioné en el aparcamiento y luego entré al vestíbulo en donde Joe, el conserje, me dirigió una mirada de pies a cabeza sonriendo antes de saludarme. Y claro, su mirada era con algo de razón: Después de haberme visto marchar con Katherine la noche anterior, ahora me veía llegando a las nueve de la mañana con la camisa algo abierta y si no recuerdo mal, tal vez un moretón en mi cuello que se podía ver.
Lo saludé rápidamente y llegué hasta el ascensor que me protegió por algunos minutos. Pero para mi mala fortuna (no siempre, claro. Solo era cosa de recordar a Katherine) en él iba uno de los tipos que se había quedado mirando a mi pareja… Bueno, a Katherine, con torpeza (y con justa razón) así que antes de salir en el quinto piso, le dirigí una última mirada de suficiencia.
Infantil, me dije cuando llegué a mi apartamento.
Qué extraño se me hacía todo. Viendo mi apartamento completamente vacío, sin ninguna compañía. Lo que daría porque Katherine estuviera siempre conmigo. Incluso pondría el edificio entero en la oscuridad solo porque ella viviera conmigo.
Comí algo de la nevera antes de ir a dormir, porque bueno, podía vivir solo desde hace tiempo, pero no sabía cocinar y honestamente no tenía fuerzas para mantenerme despierto y poner algo en el microondas. Me tiré sobre la cama quitándome las zapatillas con descuido deseando fervientemente poder dormir entre los brazos de Katherine, pero como aquello era imposible en esos momentos, mis ojos se cerraron imaginando como sería aquello.
¿Esto era real? ¿Me había dado el regalo más grande que jamás podría merecer, su amor?
Por el daño que hice y el sufrimiento que causé, ¿Dios me había perdonado? ¿Me había perdonado después de 100 años, cuando nunca creí que sucedería?
El daño que cause a los demás, no tienen nada que ver con Thomas y no se podrían remediar con él, pero entonces, ¿por qué había esa alegría que me decía que este era un nuevo comienzo, que mis propias deudas estaban saldadas? Como una revancha para hacer las cosas bien y entregarle a alguien lo que por tantos años había guardado. Y ese alguien era aquel Ángel hecho hombre.
Miré nuevamente el collar y las palabras resonaban como susurros traídos por el viento al imaginarme sus labios y su voz al decirlas.
Solo por ser mi amor… solo porque tú eres mi amor…
¿Este era mi perdón?
Tomé el collar abrochándolo por detrás de mi cuello y me levanté para comenzar a apagar las velas una a una. Y así se fueron extinguiendo hasta que solo quedó una en aquella habitación. Pero ésta, a diferencia de cualquier otra, jamás se extinguiría mientras Robert estuviera a mi lado, porque él era mi llama interna. La llama que jamás se extinguiría y la que daría la chispa para que yo pudiera volver a nacer de todos las cenizas en las que se había convertido por tanto tiempo, como un fénix, el cual se había negado a volver. Pero ya no más. Yo ya me había alzado por sobre lo que se habían convertido los restos de mi existencia.
Me en volví en las sábanas cubriendo mi cuerpo por un extraño pudor sin sentido con la emoción atacándome por dentro, en un interior que creía vacío. Pero luego solo me quedé dormida al amparo de sueños que no eran solo míos.
“Te Amo”
Eso era un sentimiento… Un sentimiento mutuo.
RPOV
A medida que iba bajando las escaleras, la confianza que creía jamás tener, y el nerviosismo que no quería conmigo me acompañaban en mi trayecto hasta la puerta de salida.
Había pasado la noche más maravillosa de mi vida y no podía quitarme el sabor de su cuerpo y de sus besos de mi mente. Lo más delicioso y lo más satisfactorio del mundo. Ella era un Ángel (aunque se considerara a sí misma como un demonio y no sé porque), que lanzaba fuego contra mí envolviéndome en la estela de su alma. Era un diosa, así como Afrodita, y yo estaba enamorada de ella.
Te Amo.
Dos simples palabras que lo dijeron todo. Pero debo reconocer que con el arranque de cobardía no pude decirle nada más. Tuve miedo de que lo que ella pudiera responder no fuera lo mismo. ¿Qué sucedería cuando la viera otra vez?
La besaría.
Pero ¿qué le diría?
La luz que entraba por la escalera y que por un momento me cegó por la diferencia de intensidad a la habitación de Katherine, logró adaptarse a mi visión, o bueno, al revés. Y entonces, cuando estaba abriendo la puerta hacia la calle para salir con las llaves que ella me había entregado, la manilla se estaba girando por el otro lado.
¡Cielos! No me podían ver. Si eso sucedía, se armaría un escándalo inmenso que involucraría a Katherine por mi culpa.
Mi mirada se dirigió escaleras arriba barajando la posibilidad de volver y encontrarme con la mirada de Katherine y sus palabras, las cuales no estaba seguro que quería escuchar en esos momentos.
Pero ya era tarde. La puerta se había abierto.
Una chica de cabello castaño, con unos grandes ojos marrones, estaba inmóvil en la puerta bloqueando la salida. Por su expresión me había reconocido.
—T-tú —comenzó a tartamudear apuntándome con su dedo índice y tomándose el pecho con la otra mano.
Creí que se desmayaría.
—No. Yo no —le dije frenando lo que diría y la hice a un lado para salir a toda prisa con un estúpido miedo de que me fuera a perseguir como las fans acostumbraban a hacer para mi pesar. Y digo “estúpido miedo”, porque desde hace meses había estado viendo a un vampiro y a pesar de lo que incluso ella misma me advertía, yo no le tenía miedo.
La chica al parecer no me siguió, pero el apenas estar a la intemperie busqué las llaves de mi auto mientras veía a alguna gente pasear por la mañana en las veredas (de un día sábado, nótese) y el sol se empecinaba una vez más en encandilar mi visión.
Por fin las llaves aparecieron y la puerta cedió, acogiéndome en su interior, resguardándome de cualquier mirada curiosa que pudiera recibir.
¿Paranoia? No lo creo. Después de vivir lo que había vivido el último año…
Antes de marcharme, dirigí una última hacia la casona imaginándome que Katherine tal vez estaría en la ventana de su habitación del tercer piso despidiéndose, pero no podía ser así. El sol, tan necesario para mí, solo la destruiría si tocaba su hermosa piel, logrando que solo me apenara por ella y el dolor me embargara por completo apegándome a la realidad.
Me creaba historias de ambos paseando una tarde por el parque… Pero jamás sucedería, así que en lo único que pude pensar luego, fue en un “Te Amo” más que dijo mi mente, deseando que ella lo pudiera escuchar.
Conduje hasta el edificio de mi apartamento con solo un pensamiento en mi cabeza a pesar de que a medida que avanzaba, el letargo por el sueño y un pequeño malestar en mi cabeza se iba apoderando de mi mente.
Estacioné en el aparcamiento y luego entré al vestíbulo en donde Joe, el conserje, me dirigió una mirada de pies a cabeza sonriendo antes de saludarme. Y claro, su mirada era con algo de razón: Después de haberme visto marchar con Katherine la noche anterior, ahora me veía llegando a las nueve de la mañana con la camisa algo abierta y si no recuerdo mal, tal vez un moretón en mi cuello que se podía ver.
Lo saludé rápidamente y llegué hasta el ascensor que me protegió por algunos minutos. Pero para mi mala fortuna (no siempre, claro. Solo era cosa de recordar a Katherine) en él iba uno de los tipos que se había quedado mirando a mi pareja… Bueno, a Katherine, con torpeza (y con justa razón) así que antes de salir en el quinto piso, le dirigí una última mirada de suficiencia.
Infantil, me dije cuando llegué a mi apartamento.
Qué extraño se me hacía todo. Viendo mi apartamento completamente vacío, sin ninguna compañía. Lo que daría porque Katherine estuviera siempre conmigo. Incluso pondría el edificio entero en la oscuridad solo porque ella viviera conmigo.
Comí algo de la nevera antes de ir a dormir, porque bueno, podía vivir solo desde hace tiempo, pero no sabía cocinar y honestamente no tenía fuerzas para mantenerme despierto y poner algo en el microondas. Me tiré sobre la cama quitándome las zapatillas con descuido deseando fervientemente poder dormir entre los brazos de Katherine, pero como aquello era imposible en esos momentos, mis ojos se cerraron imaginando como sería aquello.
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
segunda parte...
No sé cuantas horas habrán transcurrido, pero el sonido del teléfono celular me despertó de mi increíble sueño, y como no recordaba donde lo había puesto la noche anterior antes de salir a comer con Katherine… Katherine, solo recordar su nombre me hizo sonreír como idiota.
Ah si, claro. El teléfono seguía sonando, y como no sabía donde estaba, me levanté y fui hasta la sala de estar que era de donde venía el sonido, buscándolo. Pero llegué tarde. Ya no sonaba más.
Noté que el sol todavía estaba alto y golpeaba fuertemente contra las ventanas de la sala, y al mirar la hora descubrí que solo eran las dos de la tarde antes de encontrar mi teléfono sobre la mesa de centro.
Tenía cuatro llamadas sin contestar y todas desde hace dos horas. Una de Taylor, una de Kris y las dos últimas de mi madre que fueron las que me despertaron.
Que estaba solicitado…, comenté con humor en mi fuero interno, ya que jamás recibía tantas llamadas en solo dos horas.
Me disponía a llamar a mi madre cuando el teléfono comenzó a sonar de nuevo y era ella otra vez según el identificador de llamadas.
—¿Hola? —contesté.
—¡Robert, hijo! ¿Por qué no contestabas? —preguntó con la voz impregnada de exaltación y jamás se ponía de esa manera al hablarme por teléfono, así que algo sucedía.
—Estaba durmiendo, mamá. ¿Qué sucede? —pregunté con preocupación.
—Hijo: ¿Qué es lo que te hemos enseñado por tantos años? ¿Qué valores te hemos entregado tu padre y yo?
—Mamá, ¿qué sucede? —repetí interrumpiéndola.
Para que ella hablara así, no era por cualquier cosa… Bueno, si. Pero este no parecía ser el caso.
—¿Cuándo pensabas decirme que tenías una novia?
¿?
—¿De dónde sacaste eso? —le pregunté sin saber a lo que se refería, porque yo aún no le pedía a Katherine que lo fuera. Pero, ¿por qué comentaba algo así? O ¿cómo ella sabía sobre Katherine?
—¡La prensa! —exclamó—. ¡Increíble que me haya tenido que enterar por la prensa antes de que mi propio hijo me lo dijera! ¿Cuándo pensabas presentármela?
—Mamá, no sé a qué te refieres… —comencé a decir, pero ella me interrumpió.
—¡Anoche! Saliste anoche con una joven y le obsequiaste una joya. ¡Es tu novia!
Anoche, sí. Obsequio, sí. Novia, todavía no. Conclusión: ¿Cómo se había enterado ella?
—¿La prensa? —pregunté riendo. Aquello era imposible.
—Si. La prensa —afirmó—. Esta tarde mi hijo salió en todos los canales por unas fotografías tomadas a él y su acompañante en un restaurante de la ciudad —habló como si lo recitara y ella no fuera ella, si no que fuera un periodista, y yo no fuera yo, sino que fuera el entrevistado. Pero lo más importante: ¿Qué hacía la prensa allí anoche?
Escogí el restaurante porque me parecía íntimo y privado. ¿Cómo demonios había sucedido aquello?
Pensaba en Katherine y el problema que le había traído por mi estupidez en pretender que era como cualquier otro hombre que podía pasar desapercibido. Como extrañaba el anonimato y la inadvertencia por el resto hacía mí.
¡Extraño mi vida y lo que hacía antes!, comencé a gritar en mi fuero interno. Incluso sentí la necesidad de mandar toda la carrera que había formado a la mierda y así poder ser feliz y vivir mi vida tranquila con la persona que había encontrado, con la persona que amaba más que a nada en el mundo. Comenzar a vivir mi vida normal, aunque para eso tuviera que volver a lo que hacía… o no hacía antes. ¡Yo solo quería vivir tranquilo!
—¿Acaso no dirás nada? —preguntó mi madre interrumpiendo mis cavilaciones.
—No, mamá. Ella aún no es mi novia, pero cuando lo sea lo vas a saber y te la voy a presentar —contesté algo ausente de la conversación sin tomar realmente en cuenta el peso de mis propias palabras. Que yo sintiera lo que sintiera, no significaba que fuera igual de su parte—. Bueno, tengo que colgar, mamá. Te llamó en otro momento.
—Pero, Robert… —comenzó a decir, pero yo la frené.
—Es en serio, mamá. En otro momento te llamo. Te quiero. Adiós —me despedí colgando el teléfono dejándolo nuevamente sobre la mesa.
Fui directamente hasta el televisor y lo encendí pasando por todos los canales, pero sin encontrar nada, por fortuna. Tal vez mi madre había exagerado…
No quería pensar en todos los problemas que le traería a Katherine si sabían quien era… o qué era.
Dejé el televisor encendido y fui hasta el baño para darme una ducha y despejar mi mente del problema y del dolor de cabeza que comenzaba a sentir en esos momentos.
No fue mucho el tiempo que duré bajo el agua por una extraña especie de ansiedad por lo que podía suceder, pero antes de salir de allí, noté la marca de la mordida en mi cuello en el reflejo del espejo y se veía realmente notoria ante mi recuerdo. Había bajado su intensidad, pero seguía siendo más visible que la marca de la vez anterior.
Fui hasta el televisor y pasé los canales nuevamente, pero de nuevo no vi nada, así que me puse a preparar la comida (para microondas) y me senté a comer en el sillón.
Eran las cinco cuando noté que comenzaba un programa y los enunciados hablaban de mí… ¡Maldición!
Puse atención, y no pasaron ni veinte minutos cuando yo salí al baile.
>>Robert Pattinson, el soltero más codiciado del mundo entero ¿Tiene novia? —comenzó relatando la conductora—. Al parecer a nuestro vampiro sexy número uno le han dado ganas de buscar a una chica en la cual clavar sus colmillos.
>>Después de todos los rumores que vinculaban al actor con su pareja de elenco, Kristen Stewart, en un posible romance, y después de que ninguno de los dos lo aceptara ni lo desmintiera públicamente, Rob no ha perdido su tiempo y no ha estado solo. Al apenas llegar hace tres día de Italia, en donde terminaron las grabaciones de la segunda entrega de las secuelas de “Crepúsculo” (el film que lo llevó a la fama absoluta, por cierto); “Luna Nueva”, la noche de ayer se le vio cenando con una bella chica completamente desconocida —en ese momento comenzaron a aparecer fotografías de Katherine y yo sentados en el restaurante.
No lo podía creer… ¡Que acaso no podía tener privacidad!
>>Así es. Completamente desconocida. Las fotos tomadas por un paparazzi la noche de ayer muestran el momento en que nuestro actor está con su acompañante en la mesa de un importante restaurante de la ciudad. A medida que avanzan las fotografías, podemos ver a Rob con una pequeña caja en su mano de la cual extrae un collar de características desconocidas que luego puso en su cuello… ¡besando su hombro! —relató la conductora del programa como su fuera un partido de futbol, pero efectivamente; allí estaban las fotos de lo que había ocurrido—. Y no es un montaje, chicas. Así que si esto no es un noviazgo, entonces díganme qué es, porque en lo personal, pienso que nuestro vampiro al fin encontró el amor en aquella desconocida. Pero si es así, entonces, ¿qué sucederá con nuestra dupla “Robsten”?
>>Después de la cena, a esta pareja se le vio abandonar el recinto abrazados abordando el vehículo de éste hacia un lugar desconocido —y sí. También había fotografías de ello.
Katherine dijo anoche que tenía un extraño presentimiento y que no era bueno que saliéramos… ¿Se refería a eso?
>>¿Qué opinan, televidentes en sus hogares? —continuó—. No sé de ustedes, pero como ya lo dije antes, definitivamente no son amigos.
>>Nuestros periodistas salieron a las calles hace algunas horas a preguntar a las fans de Robert, ¿qué piensan acerca de la noticia? —y eso fue lo último que escuché antes de oír y ver en falso ninguna cosa.
Había un montón de fotos de Katherine… ¿Qué pasaría si alguien se enterara de lo que era? ¿Qué le sucedería? Y todo sería por mi culpa por exponerla de esa manera.
¿Pero cómo no me había dado cuenta de que algo no estaba bien anoche? Claro. Yo solo tenía ojos para ella, pero incluso así no era justificable el no haber advertido que algo andaba mal cuando ella habló sobre su presentimiento…
Pasaron largos minutos en que seguía viendo nada e imaginándome lo que sucedería si alguien llegara a averiguar sobre Katherine hasta que otras palabras provenientes de la pantalla llamaron mi atención.
>>Nuestra fuente nos ha traído nuevas fotografías sobre el actor Robert Pattinson —(que no soy actor…) — y su cita. Pero qué tienen de nuevo estás fotografías, se preguntarán ustedes. Y es que estas fotos no son de ayer en la noche. ¡Son de hoy en la mañana! —¡Qué!—. A nuestro joven actor se le vio llegando al edificio en donde vive, a las 9 de la mañana de hoy hora local. Y si se fijan en estas dos fotografías —dijo mientras aparecían dos fotos mías en comparación. Una de anoche y otra de hoy en la mañana—, podemos ver a Rob con la misma ropa de anoche, así que, chicas; ¡Encuentren las diferencias! —anunció con un chillido sobreactuado, pero… ¡Qué demonios!—. Para las que no se han dado cuenta aún, en la segunda fotografía podemos ver su camisa algo abierta, y al acercar la imagen —efectivamente eso ocurrió—, vemos que faltan algunos botones de la parte de arriba. ¿Acaso a nuestra misteriosa chica le gustan los juegos bruscos? —Oh, por Dios. No se les había escapado nada…, bueno, si—. Y para aquellas que creyeron que era todo, fíjense en el moretón de nuestro actor en el cuello de su lado izquierdo. Eso definitivamente no fue un mosquito —si. No se les había escapado nada.
Dejé de escuchar y apagué el televisor sintiéndome horrible y me repetía una y otra vez, qué sucedería si alguien se llegase a enterar sobre lo que Katherine era.
¡Maldición! Fui un completo desconsiderado en no pensar en su seguridad antes de invitarla a alguna parte. Si no le hubiese pedido que saliéramos, nada de esto estaría ocurriendo…, y bueno, lo de después tampoco. Pero mucho más importante que eso era su propia seguridad.
Tal vez tendría que ir hasta la casona en donde vivía y hablar con ella. Contarle lo que sucedía, porque tenía que saberlo, y además debía pedirle disculpas por el problema en que la había metido dejándola a merced de los cuervos que perseguían a alguien solo porque tenía un poco de fama.
Y en eso estaba, barajando las posibilidades de lo que podía hacer en esos momentos cuando el teléfono comenzó a sonar de nuevo y era mi madre. Otra vez.
—Hola —contesté sin ánimos.
—¿Viste la televisión? ¿Son ciertas esas fotografías de hoy en la mañana? —preguntó de inmediato a modo de acusación sin siquiera saludarme.
—Lo son, mamá —respondí sin querer aceptarlo aún.
—¡Pero tú me dijiste que no era tu novia! ¿Qué significa esto, entonces? ¿Que te vas a moteles con cualquier muchacha que te parece atractiva y que se te cruza por delante?
—¡No hables así de Katherine! Ella no es solo una muchacha atractiva, y si no es mi novia aún, es porque todavía no se lo he pedido, pero lo haré —largué todo de golpe—. Y tampoco nos fuimos a un motel —agregué algo enfadado, porque en realidad yo ni siquiera pensaba en eso cuando fui hasta su casa.
—Hijo —su voz se suavizó de golpe—, ¿tomaste precauciones?
—¡Mamá, por favor! —me quejé—. Ya dejé de ser un niño y no creo que tú debieras preocuparte por eso —le dije y recordé que efectivamente no lo había hecho.
Pero eso fue porque simplemente no podía pensar en otra cosa que no fuera su cuerpo, y sus caricias, y sus besos, y su…
—¿Robert, estás ahí todavía? —escuché de pronto.
—Eh… Si. Aquí estoy. ¿Qué me decías?
—Que está bien que ya seas un hombre, pero yo soy tu madre y me preocupo por ti.
—Gracias —le dije honestamente.
—Bueno. Solo espero que hagas las cosas bien. Descansa hijo. Adiós.
—Adiós, mamá. Te quiero —volví a despedirme de la misma forma que hace un par de horas.
—Yo también te quiero.
Colgó.
Suspiré sonoramente haciendo eco en el apartamento no queriendo pensar en nada malo, pero era simplemente imposible tomando en cuenta todo lo que quizás se me podría venir encima, y aún más importante, el problema que quizás podría recaer en Katherine.
Y bien, pensé suspirando con molestia nuevamente, ahora a pensar con mente fría.
Ah si, claro. El teléfono seguía sonando, y como no sabía donde estaba, me levanté y fui hasta la sala de estar que era de donde venía el sonido, buscándolo. Pero llegué tarde. Ya no sonaba más.
Noté que el sol todavía estaba alto y golpeaba fuertemente contra las ventanas de la sala, y al mirar la hora descubrí que solo eran las dos de la tarde antes de encontrar mi teléfono sobre la mesa de centro.
Tenía cuatro llamadas sin contestar y todas desde hace dos horas. Una de Taylor, una de Kris y las dos últimas de mi madre que fueron las que me despertaron.
Que estaba solicitado…, comenté con humor en mi fuero interno, ya que jamás recibía tantas llamadas en solo dos horas.
Me disponía a llamar a mi madre cuando el teléfono comenzó a sonar de nuevo y era ella otra vez según el identificador de llamadas.
—¿Hola? —contesté.
—¡Robert, hijo! ¿Por qué no contestabas? —preguntó con la voz impregnada de exaltación y jamás se ponía de esa manera al hablarme por teléfono, así que algo sucedía.
—Estaba durmiendo, mamá. ¿Qué sucede? —pregunté con preocupación.
—Hijo: ¿Qué es lo que te hemos enseñado por tantos años? ¿Qué valores te hemos entregado tu padre y yo?
—Mamá, ¿qué sucede? —repetí interrumpiéndola.
Para que ella hablara así, no era por cualquier cosa… Bueno, si. Pero este no parecía ser el caso.
—¿Cuándo pensabas decirme que tenías una novia?
¿?
—¿De dónde sacaste eso? —le pregunté sin saber a lo que se refería, porque yo aún no le pedía a Katherine que lo fuera. Pero, ¿por qué comentaba algo así? O ¿cómo ella sabía sobre Katherine?
—¡La prensa! —exclamó—. ¡Increíble que me haya tenido que enterar por la prensa antes de que mi propio hijo me lo dijera! ¿Cuándo pensabas presentármela?
—Mamá, no sé a qué te refieres… —comencé a decir, pero ella me interrumpió.
—¡Anoche! Saliste anoche con una joven y le obsequiaste una joya. ¡Es tu novia!
Anoche, sí. Obsequio, sí. Novia, todavía no. Conclusión: ¿Cómo se había enterado ella?
—¿La prensa? —pregunté riendo. Aquello era imposible.
—Si. La prensa —afirmó—. Esta tarde mi hijo salió en todos los canales por unas fotografías tomadas a él y su acompañante en un restaurante de la ciudad —habló como si lo recitara y ella no fuera ella, si no que fuera un periodista, y yo no fuera yo, sino que fuera el entrevistado. Pero lo más importante: ¿Qué hacía la prensa allí anoche?
Escogí el restaurante porque me parecía íntimo y privado. ¿Cómo demonios había sucedido aquello?
Pensaba en Katherine y el problema que le había traído por mi estupidez en pretender que era como cualquier otro hombre que podía pasar desapercibido. Como extrañaba el anonimato y la inadvertencia por el resto hacía mí.
¡Extraño mi vida y lo que hacía antes!, comencé a gritar en mi fuero interno. Incluso sentí la necesidad de mandar toda la carrera que había formado a la mierda y así poder ser feliz y vivir mi vida tranquila con la persona que había encontrado, con la persona que amaba más que a nada en el mundo. Comenzar a vivir mi vida normal, aunque para eso tuviera que volver a lo que hacía… o no hacía antes. ¡Yo solo quería vivir tranquilo!
—¿Acaso no dirás nada? —preguntó mi madre interrumpiendo mis cavilaciones.
—No, mamá. Ella aún no es mi novia, pero cuando lo sea lo vas a saber y te la voy a presentar —contesté algo ausente de la conversación sin tomar realmente en cuenta el peso de mis propias palabras. Que yo sintiera lo que sintiera, no significaba que fuera igual de su parte—. Bueno, tengo que colgar, mamá. Te llamó en otro momento.
—Pero, Robert… —comenzó a decir, pero yo la frené.
—Es en serio, mamá. En otro momento te llamo. Te quiero. Adiós —me despedí colgando el teléfono dejándolo nuevamente sobre la mesa.
Fui directamente hasta el televisor y lo encendí pasando por todos los canales, pero sin encontrar nada, por fortuna. Tal vez mi madre había exagerado…
No quería pensar en todos los problemas que le traería a Katherine si sabían quien era… o qué era.
Dejé el televisor encendido y fui hasta el baño para darme una ducha y despejar mi mente del problema y del dolor de cabeza que comenzaba a sentir en esos momentos.
No fue mucho el tiempo que duré bajo el agua por una extraña especie de ansiedad por lo que podía suceder, pero antes de salir de allí, noté la marca de la mordida en mi cuello en el reflejo del espejo y se veía realmente notoria ante mi recuerdo. Había bajado su intensidad, pero seguía siendo más visible que la marca de la vez anterior.
Fui hasta el televisor y pasé los canales nuevamente, pero de nuevo no vi nada, así que me puse a preparar la comida (para microondas) y me senté a comer en el sillón.
Eran las cinco cuando noté que comenzaba un programa y los enunciados hablaban de mí… ¡Maldición!
Puse atención, y no pasaron ni veinte minutos cuando yo salí al baile.
>>Robert Pattinson, el soltero más codiciado del mundo entero ¿Tiene novia? —comenzó relatando la conductora—. Al parecer a nuestro vampiro sexy número uno le han dado ganas de buscar a una chica en la cual clavar sus colmillos.
>>Después de todos los rumores que vinculaban al actor con su pareja de elenco, Kristen Stewart, en un posible romance, y después de que ninguno de los dos lo aceptara ni lo desmintiera públicamente, Rob no ha perdido su tiempo y no ha estado solo. Al apenas llegar hace tres día de Italia, en donde terminaron las grabaciones de la segunda entrega de las secuelas de “Crepúsculo” (el film que lo llevó a la fama absoluta, por cierto); “Luna Nueva”, la noche de ayer se le vio cenando con una bella chica completamente desconocida —en ese momento comenzaron a aparecer fotografías de Katherine y yo sentados en el restaurante.
No lo podía creer… ¡Que acaso no podía tener privacidad!
>>Así es. Completamente desconocida. Las fotos tomadas por un paparazzi la noche de ayer muestran el momento en que nuestro actor está con su acompañante en la mesa de un importante restaurante de la ciudad. A medida que avanzan las fotografías, podemos ver a Rob con una pequeña caja en su mano de la cual extrae un collar de características desconocidas que luego puso en su cuello… ¡besando su hombro! —relató la conductora del programa como su fuera un partido de futbol, pero efectivamente; allí estaban las fotos de lo que había ocurrido—. Y no es un montaje, chicas. Así que si esto no es un noviazgo, entonces díganme qué es, porque en lo personal, pienso que nuestro vampiro al fin encontró el amor en aquella desconocida. Pero si es así, entonces, ¿qué sucederá con nuestra dupla “Robsten”?
>>Después de la cena, a esta pareja se le vio abandonar el recinto abrazados abordando el vehículo de éste hacia un lugar desconocido —y sí. También había fotografías de ello.
Katherine dijo anoche que tenía un extraño presentimiento y que no era bueno que saliéramos… ¿Se refería a eso?
>>¿Qué opinan, televidentes en sus hogares? —continuó—. No sé de ustedes, pero como ya lo dije antes, definitivamente no son amigos.
>>Nuestros periodistas salieron a las calles hace algunas horas a preguntar a las fans de Robert, ¿qué piensan acerca de la noticia? —y eso fue lo último que escuché antes de oír y ver en falso ninguna cosa.
Había un montón de fotos de Katherine… ¿Qué pasaría si alguien se enterara de lo que era? ¿Qué le sucedería? Y todo sería por mi culpa por exponerla de esa manera.
¿Pero cómo no me había dado cuenta de que algo no estaba bien anoche? Claro. Yo solo tenía ojos para ella, pero incluso así no era justificable el no haber advertido que algo andaba mal cuando ella habló sobre su presentimiento…
Pasaron largos minutos en que seguía viendo nada e imaginándome lo que sucedería si alguien llegara a averiguar sobre Katherine hasta que otras palabras provenientes de la pantalla llamaron mi atención.
>>Nuestra fuente nos ha traído nuevas fotografías sobre el actor Robert Pattinson —(que no soy actor…) — y su cita. Pero qué tienen de nuevo estás fotografías, se preguntarán ustedes. Y es que estas fotos no son de ayer en la noche. ¡Son de hoy en la mañana! —¡Qué!—. A nuestro joven actor se le vio llegando al edificio en donde vive, a las 9 de la mañana de hoy hora local. Y si se fijan en estas dos fotografías —dijo mientras aparecían dos fotos mías en comparación. Una de anoche y otra de hoy en la mañana—, podemos ver a Rob con la misma ropa de anoche, así que, chicas; ¡Encuentren las diferencias! —anunció con un chillido sobreactuado, pero… ¡Qué demonios!—. Para las que no se han dado cuenta aún, en la segunda fotografía podemos ver su camisa algo abierta, y al acercar la imagen —efectivamente eso ocurrió—, vemos que faltan algunos botones de la parte de arriba. ¿Acaso a nuestra misteriosa chica le gustan los juegos bruscos? —Oh, por Dios. No se les había escapado nada…, bueno, si—. Y para aquellas que creyeron que era todo, fíjense en el moretón de nuestro actor en el cuello de su lado izquierdo. Eso definitivamente no fue un mosquito —si. No se les había escapado nada.
Dejé de escuchar y apagué el televisor sintiéndome horrible y me repetía una y otra vez, qué sucedería si alguien se llegase a enterar sobre lo que Katherine era.
¡Maldición! Fui un completo desconsiderado en no pensar en su seguridad antes de invitarla a alguna parte. Si no le hubiese pedido que saliéramos, nada de esto estaría ocurriendo…, y bueno, lo de después tampoco. Pero mucho más importante que eso era su propia seguridad.
Tal vez tendría que ir hasta la casona en donde vivía y hablar con ella. Contarle lo que sucedía, porque tenía que saberlo, y además debía pedirle disculpas por el problema en que la había metido dejándola a merced de los cuervos que perseguían a alguien solo porque tenía un poco de fama.
Y en eso estaba, barajando las posibilidades de lo que podía hacer en esos momentos cuando el teléfono comenzó a sonar de nuevo y era mi madre. Otra vez.
—Hola —contesté sin ánimos.
—¿Viste la televisión? ¿Son ciertas esas fotografías de hoy en la mañana? —preguntó de inmediato a modo de acusación sin siquiera saludarme.
—Lo son, mamá —respondí sin querer aceptarlo aún.
—¡Pero tú me dijiste que no era tu novia! ¿Qué significa esto, entonces? ¿Que te vas a moteles con cualquier muchacha que te parece atractiva y que se te cruza por delante?
—¡No hables así de Katherine! Ella no es solo una muchacha atractiva, y si no es mi novia aún, es porque todavía no se lo he pedido, pero lo haré —largué todo de golpe—. Y tampoco nos fuimos a un motel —agregué algo enfadado, porque en realidad yo ni siquiera pensaba en eso cuando fui hasta su casa.
—Hijo —su voz se suavizó de golpe—, ¿tomaste precauciones?
—¡Mamá, por favor! —me quejé—. Ya dejé de ser un niño y no creo que tú debieras preocuparte por eso —le dije y recordé que efectivamente no lo había hecho.
Pero eso fue porque simplemente no podía pensar en otra cosa que no fuera su cuerpo, y sus caricias, y sus besos, y su…
—¿Robert, estás ahí todavía? —escuché de pronto.
—Eh… Si. Aquí estoy. ¿Qué me decías?
—Que está bien que ya seas un hombre, pero yo soy tu madre y me preocupo por ti.
—Gracias —le dije honestamente.
—Bueno. Solo espero que hagas las cosas bien. Descansa hijo. Adiós.
—Adiós, mamá. Te quiero —volví a despedirme de la misma forma que hace un par de horas.
—Yo también te quiero.
Colgó.
Suspiré sonoramente haciendo eco en el apartamento no queriendo pensar en nada malo, pero era simplemente imposible tomando en cuenta todo lo que quizás se me podría venir encima, y aún más importante, el problema que quizás podría recaer en Katherine.
Y bien, pensé suspirando con molestia nuevamente, ahora a pensar con mente fría.
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Um… Esto se está poniendo color de hormiga...
Gracias por esperar, chicas. Lamento la tardanza y siento que sean tan cortos desde ahora, pero espero que les haya gustado.
Próximo capítulo: Miedos
Um… Esto se está poniendo color de hormiga...
Gracias por esperar, chicas. Lamento la tardanza y siento que sean tan cortos desde ahora, pero espero que les haya gustado.
Próximo capítulo: Miedos
Zafrina- .
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Localización : ahora??? muy buena pregunta...
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
pobres fans Robsten jajaja
amiga ojalá no te demores en poner el proximo capítulo..IDOLA¡¡¡
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Atal- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
Zafrina escribió:Que dejaría cualquier cosa y rechazaría la oportunidad de volver a ser humana o lo que soy solo por una caricia suya. Que dejaría y destruiría todo mi pasado para ser feliz y que él me dirigiera aquella mirada y aquella sonrisa de las que no podía alejarme. Que moriría, renacería y volvería a morir solo por un abrazo suyo. Que iría al infierno y volvería sobre mis pasos solo por tocar sus labios…
me mataste con esa frase esta hermosa la historia esta cada vez mejor
Bbra- .
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Re: Una Historia Diferente (Fanfiction sobre Rob) (+18)
siiii IDOLA¡¡¡¡¡
Atal- .
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