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Capitulo 14
-Vamos chicos, con pausa pero sin prisa. ¡Déjame ver esa maleta primero!- dijo el entrenador corriendo hacia un chico que intentaba subir al autobús una maleta no revisada aun. Estábamos a primeros de febrero, un jueves lluvioso y hasta el próximo lunes por la mañana, estaríamos en Miami para jugar la competición. Yo cogi mi maleta de mano, la cual contenía la equipacion, las cosas de aseo personal, la ropa para cuatro días y algo de dinero. Subí con ella a cuestas buscando un asiento libre. Una mano que se agitaba casi al fondo capto mi atención y saco mi sonrisa.
-Puedes sentarte conmigo si quieres- dijo mostrándome el asiento vacío que había su lado.
-Déjame pasar anda- dije poniendo mi maleta en el suelo y pasando por encima de el para sentarme a gusto. –Buenos días- dije dándole un corto beso mientras dejaba descansar la cabeza en su hombro y el pasaba su brazo alrededor de mi cuerpo.
-Buenos días preciosa. ¿Qué tal dormiste?-.
-Edward, son las 6 de la mañana, no me dio tiempo ni a dormir casi-.
-Tienes todavía unas cuantas horas para dormir. Descansa pequeña- dijo dándome un beso en la cabeza. –Cuando bajes de aquí ya puedes tener energía porque Alice piensa torturarte a su manera-.
-Odio a tu hermana. Hay veces que juro que la odio-.
-¿No pensaras dormir verdad, Belli?- dijo Emmet poniéndose de rodillas en su asiento, que lamentablemente estaba delante del nuestro, mientras daba palmas delante de mi cara.
-Emmet déjala en paz- dijo Rose dándole una colleja, signo de que o paraba o no se llevarían bien esa noche. Pocos días después de nuestra llegada los dos tuvieron esa necesitada conversación que les sirvió para terminar al fin juntos. Desde entonces el carácter de ambos mejoro de manera notable.
-Edward- dije ya medio dormida.
-Dime-.
-¿A que me cantas hasta que me duerma?-dije soltando pequeñas risitas a las cuales el acompaño. Algunos de los días en los que el había podido dormir en mi piso, se negaba a dormirse hasta que yo lo hiciese por alguna absurda razón, el me tatareaba alguna de nuestras canciones favoritas. Dos segundos después notaba como su pecho vibraba mientras el empezaba a tatarear esa canción que todavía no sabia cual era pero que me tenia absolutamente fascinada. En algún momento mis ojos se cerraron y caí en el sueño de nuevo.
Me desperece con dolor en todos los músculos del cuerpo, incluso en algunos que ni siquiera sabia de su existencia. Levante mi cabeza viendo como Edward se quitaba los cascos y me sonreía.
-¿Qué tal dormilona?-.
-¿Cuánto he dormido?-.
-5 horas. Solo queda una para llegar- mientras me despertaba me intentaba poner recta en mi asiento y Edward quitaba su brazo de mi.
-Tienes que tener el brazo hecho polvo. Lo siento- dije cogiendole de la mano.
-Tonterías. Una cosa, ¿Por qué anoche casi no dormiste?-.
-No se, lleva unos días doliéndome mucho la zona del pecho, y me duele cuando me apoyo en ella-.
-¿Por qué no me lo has dicho antes? Deberías ir al medico-.
-No es anda Edward, ya se me pasara. Además, no tengo seguro que me cubra las consultas, demasiado dinero-.
-Vamos Bella, mi padre te puede revisar gratis-.
-Deja a tu padre tranquilo anda. ¿Qué estabas escuchando?- dije robándole un casco y despejando la tensión por la ultima conversación. -¡Oye! Pero si este es mi ipod- dije cogiendoselo de la mano y revisándolo para comprobarlo. Aunque verle con los dientes apretados y de la mano revolviendo el pelo me despejo todas las posibles.
-Es que se me ha olvidado el mío. Se que me perdonas, ¿a que si? ¿A que si?- dijo mientras dirigía su cara a mi cuello y empezaba a darme besos y pequeños mordiscos en la zona mas sensible.
-Eso es hacer trampas-.
-Pero si te encanta- dijo mientras seguía jugando. Me gire hasta quedarme de frente y mirarle con esa mirada divertida que siempre me reservaba.
-Solo porque eres tu- dije buscando sus labios hasta encontrarlos. Besar a Edward, era sin duda, de las mejores experiencias que podían existir en el mundo. Podía ser el chico más pasional de la tierra, y con una mirada convertirse en lo mas romántico, dulce y tierno del mundo. Era lo que necesitaba en mi vida sin duda. Lo necesitaba a el.
-Oye, iros a una habitación. Aquí esas cosas no que traumatizáis a la gente- dijo Emmet pero sin asomar la cabeza por los asientos en un tono de voz que perfectamente hubiese escuchado el autobús entero si no llevasen chillando desde que salimos de Nueva York.
-¡Emmet!- dijimos los dos a la vez mientras escuchábamos como una mano chocaba con su nuca y un "auch Rose" sonaba en el asiento de adelante sacando ambas sonrisas en nuestras caras. Y aunque Edward continuo riéndose y gastándole bromas yo me quede pensativa y mirando por la ventana. Llevábamos casi dos meses saliendo, y aunque no fuese experta en el tema, sabia mas que de sobra lo que sentía por Edward. sabia que aquel sentimiento era nuevo, que jamás había dependido hasta tal punto del bienestar y la felicidad de una persona, que ver una sonrisa en su cara, era una en la mía; que un gesto de preocupación era una preocupación en mi vida mas y que un beso suyo era lo que mas deseaba a cada momento. Que una caricia activaba todas mis terminaciones nerviosas y un "te quiero" era lo mas bonito que podían escuchar mis oídos, de aquí a década. Estaba totalmente enamorada de Edward, pero eso no había salido de mi boca todavía. ¿Las razones? Supongo que el miedo otra vez, pensar que si lo digo se ira de mi lado. Habíamos hablado varias veces sobre el hecho de que después de dos meses aun no nos habíamos acostado juntos. El me repetía una y otra vez que esperaría, que no había problema y que quería que estuviese segura al 100%. Y lo estaba, daría mi vida por el y cada día lo tenia mas claro. Estaba tan asustada de aquello, que hacer lo que mas quería en el mundo que era entregarme completamente a el me aterraba.
-¿En que piensas?- me dijo mientras me atraía a su cuerpo y pasaba su brazo por mi cuello.
-En nosotros- dije sin ninguna mentira.
-¿Y que piensas de nosotros?-.
-Muchas cosas. Demasiadas quizás-.
-¿Puedo saber que se pasea por esta cabeza loca?-.
-Que tienes razón. Doy demasiadas vueltas a las cosas, y por eso todo me hace tener miedo-.
-¿De que hemos hablado mil veces Bella? Con el miedo siempre entre nosotros- dijo con un tono de voz frustrado. –No quiero eso para nosotros joder-.
-¿Te crees que yo si? ¿Piensas que no estoy intentando asumir las cosas?-.
-Dime en que estabas pensando para que salga esto a flote ahora, porque sino no lo entiendo Bella, no lo entiendo-.
-Ya te lo he dicho en nosotros-dije incorporándome para mirarle a la cara. –Yo… No se si es el momento apropiado para decírtelo, pero es lo que quieres, ¿no?-.
-Si-.
-Llevo varios días con la idea en la cabeza, pero es que todo esta tan bien con nosotros que me da miedo decirlo y que se acabe-.
-Yo de aquí no me muevo ni con agua hirviendo Bella-.
-Yo… Edward, no se si lo habrás notado pero te has convertido en una parte imprescindible en mi vida. No se cuando ni se el porque, ni el como ni nada de eso. Pero de la noche a la mañana te necesito casi como el aire. Te veo y todo parece que vuelve a estar en su sitio. Sonríes y me da igual el motivo porque me haces sonreír a mi; te preocupas o te enfadas y llevo eso a mi terreno, sin saber como yo también tengo ese mal día y me preocupo para alisar las arrugas que se forman en tu frente. No soy una especialista en esto, jamás, y ya lo sabes he tenido una pareja, no se como se dice esto, ni donde siquiera, suena como la cosa mas cursi de este mundo, pero cada vez me cuesta mas guardármelo para mi. No se como te lo vas a tomar, ni lo que sientes tu pero… Edward yo creo que me he enamorado de ti. Te amo- dije mirando mis manos que es lo que llevaba haciendo durante todo el discurso, jugar con ellas como si esto lo estuviese diciendo sola en mi cuarto a los peluches y no en un autobús lleno de gente, que aunque no prestase atención a aquella escena, simplemente estaba. Y lo más importante, con Edward en frente y escuchando. Quizás pasaron segundo o minutos, no lo se, el tiempo parecía que se había detenido, y mis oídos solo percibían el silencio que se escucha cuando presientes que algo importante esta por venir.
-Bella- dijo esa voz que tanto estaba esperando oír, ya fuese para lo bueno como para lo malo, necesitaba oírla.
-¡Ya hemos llegado chicos! Bajad del autobús en orden y esperad en la puerta a que os asigne las habitaciones. Orden, orden por favor- dijo mientras una marabunta de adolescentes emocionados por pisar Miami empezaba casi a trepar por encima de los asientos y llegar los primeros a la puerta. 6 horas de viaje y en el mas importante llegamos. Esto solo me podía pasar a mi.
-Vamos Bella, cuanto antes bajemos antes nos iremos de compras- dijo Alice emocionadísima, aunque en aquello momentos, era imposible que ni un poco de esa euforia se me contagiase.
-Hablamos luego- fue lo único que me dijo Edward después de darme un beso en la mejilla.
Bajamos del autobús, y después de ver que mi compañera de cuarto seria Rosalie, subimos y colocamos todo en su sitio. La habitación tenía unas vistas espectaculares a la playa, y aunque no tenía traje de baño estaba deseando, aunque fuese dar una vuelta por la playa. Lo que no pensé es que esa tarde de compras fuese tan productiva para Alice. Según ella era la primera vez que iba a aquel centro comercial pero aprecia que se lo concha mejor que su casa. Salimos de allí con toda una colección de verano, digna de cualquier armario de coleccionador.
-Bella- me dijo Rosalie mientras me cambiaba al pijama después de disfrutar de una cena en el buffet del hotel. –No dormiré aquí esta noche, me voy con Emmet. ¿No te importa no?-.
-Eh… No claro, pasároslo bien, y cuidado de que no os vean-.
-No te preocupes. En breves vendrá Edward así que no estarás sola-.
-¿Edward?- pregunte asombrada.
-Si Bella, Edward, tu novio, ese con el que estas saliendo- si, ese mismo que en la cena no me dirigió ni una sola mirada, ni una palabra a pesar de estar a mi lado.
-Ya claro, es que no me comento nada en la cena. Solo es eso. Estas guapísima- dije desviando el tema.
-Gracias Bella. Hasta mañana- dijo dándome un beso y saliendo por la puerta. De repente parecía como que la temperatura de la habitación había aumentado unos 8 grados y empecé a respirar de una manera más profunda, haciendo que aquello pinchazos en el pecho volviesen de manera brutal. Me sujete el pecho intentando calmarme y no asustarme, pero eso jamás me había pasado y si, me moría del miedo, aunque esperaba que pronto se pasase aquello y volver a la normalidad.
Toc toc
Había llegado la hora de enfrentarse a la verdad. De ver cual era nuestra realidad. Abrí la puerta despacio mientras veía a Edward que entraba con una tímida sonrisa dándome un beso, de nuevo, en la mejilla. Llevaba sus pantalones de pijama ancho y su camiseta blanca ancha, mientras que yo vestía con unos shorts y una camiseta de tirantes a juego, cortesía de Alice.
-¿Es nuevo?- dijo señalando el pijama.
-Si, tú hermana. No le gustaba la ropa escogida y me lo compro, para variar- dije aun apoyada en la puerta, con miedo a que sin aquel soporte me hundiese en el suelo a llorar.
-¿Puedes venir aquí por favor?- dijo sentándose en la cama y palmeando el lugar que tenia a su lado. Con toda la fuerza que disponía en aquel momento avance con pasos milimétricos, y me senté como aquel que va de cabeza a la silla eléctrica. –Estas temblando- dijo cogiendo mis manos y frotándolas.
-Llevo así bastante tiempo la verdad- dije mirando nuestras manos juntas y pensando en las probabilidades que había de que aquello se volviese a repetir. Las lágrimas por supuesto no tardaron en aparecer en mis ojos.
-¿Y por que?-.
-Por los nervios Edward. Llevo un día entero esperando una respuesta, un algo a lo que te he dicho. No tienes ni idea del nivel de ansiedad que he alcanzado hoy. Sabia que si abría la boca lo echaría todo a perder, pero esperaba que todo terminase en el momento, no después de un…- me freno poniendo una mano sobre mi boca y negando con la cabeza
-Shhh Bella, no sigas por ahí. ¿Cuándo yo te hablo Bella, me escuchas, me haces caso, o hablo ara las paredes?-.
-¿Qué me quieres decir Edward?-.
-Cuando yo te digo que me tienes aquí, que estoy para ti, ¿no entiendes nada no?-.
-Entiendo que soy alguien que te importa Edward. Por favor, no estoy muy lucida ahora mismo, las cosas claras-.
-¿Quieres las cosas mas claras aun? Muy bien. Bella, eres mi puta vida. Sin más. Tú te vas de mi lado y dejo de respirar, estoy seguro de ello. Y por supuesto que te amo con todo mi corazón ni lo dudes, pero ni un segundo Bella. Ni te plantees la posibilidad de que yo algún día me aleje de tu lado porque no existe tal posibilidad, a no ser que seas tu quien me quite. ¿De que tenias miedo, de decirme que me amas y que yo no te correspondiese? ¿Es que no ves que eres parte de mi Bella?- dijo mientras ríos de lagrimas caían ya por mi cara, sin saber si eran de alegría, alivio o una mezcla de las dos cosas. –Siento haberte echo esperar un día entero para decírtelo y no hablarte en la cena, pero me negaba a pensar que por tu cabeza pasase eso-.
-Lo siento-.
-No tengo nada que perdonar preciosa- dijo arrastrándome hacia el y abrazándome. –Ya te dije que te vas a tener que ir acostumbrando a mi presencia a tu lado. Además, no creo que a Charlie le haga mucha gracia saber que el novio de su hija la hace llorar- dijo mientras me reía recordando la cara que puso mi padre la primera vez que vio a Edward y como este me cogia de la mano debajo de la mesa. A día de hoy, parecían padre e hijo, y mis hermanos, sus mejores colegas.
-Lloro de alegría, eso creo que te suma puntos-.
-Siempre es bueno saberlo. ¿Eso era todo lo que te preocupaba? Para matarte-.
-Ya te dije que era complicado para mí. Es la primera vez que siento algo así, que estoy con alguien…-.
-Para mi también es la primera vez Bella, pero por favor, no vuelvas siquiera a pensar que no te quiero, ¿vale?-.
-No es lo mismo Edward. Tu antes has estado con…-.
-Ni te compares por favor .Ni a ti, ni la situación. Sois dos mundos, y ahora vivo en el tuyo. Además, se que odias que te pongan en la misma frase que ella, tu cara te delata, asíque a partir de ahora solo existe Bella-.
-Te amo Edward-.
-Y yo a ti preciosa- dijo mientras ponía una mano en mi cara y otra en mi cintura y me besaba con pasión. Lo que empezó como una muestra de amor y cariño empezó a subir de temperatura, y desde luego ya no tenía ningún tipo de dudas, era nuestro momento. Baje mi mano hasta el comienzo de su camiseta y la sujete con fuerza empezando a subirla, pero la mano que tenia en mi cara de repente desapareció y fue a parar a mi mano. -¿Qué estas haciendo Bella?-.
-¿Cómo que qué estoy haciendo?-.
-¿Para que me quieres quitar la camiseta?-.
-¿Tu que crees Edward?-.
-No Bella- dijo sentándome de nuevo en la cama. –Ya hemos hablado de esto, cuando tú quieras y estés preparada, no antes-.
-Edward, quiero hacerlo. Ya no hay nada que me preocupe, confío en ti y quiero hacerlo contigo-.
-¿Estas segura Bella?-.
-Estoy segura de los dos. Claro que si-.
-¿Entiendes que para mi también es como la primera vez?-.
-Que dices Edward. Tú esto lo dejaste atrás hace mucho tiempo…-.
-No Bella, contigo no me voy a acostar. Contigo voy ha hacer el amor, y eso jamás lo he hecho, porque nunca he estado enamorado hasta ahora. No quiero hacerte daño, porque sabes que puede que te…-.
-Edward se todo lo que tengo que saber. No te preocupes por mí. ¿Y que si es la primera vez? Mejor, así descubrimos las cosas los dos juntos. Te quiero Edward, y tu pasado no me importa, lo que hayas dicho o hecho me da igual, me importa el ahora, el presente, y en estos momentos estamos los dos aquí y nos queremos. No me hace falta pensar nada mas, ¿entendido?-.
-Si hago algo mal, por favor, dímelo y parare, te lo juro que…-
-Shh- dije poniéndole un dedo en la boca en señal de que debía de callar. –No te pienso decir nada porque se que vas ha hacer todo con amor. Edward si me duele es lo normal, tiene que pasar, pero apsara contigo y me dará igual. ¿Y hacer las cosas mal? No Edward, si aquí hace algo mal esa seré yo. Pero quiero que me enseñes tu- dije quitando mi dedo y sustituyéndolo por mi boca. Note como al principio le costaba comenzar el beso, como si algo le frenase, pero tardo poco tiempo en continuar el juego. Me tumbo en la cama boca arriba y se posiciono encima mía sin separar nuestras bocas mientras estaba vez jugaba con el borde de su camiseta tirando para arriba y no me frenaba. Separamos nuestras cabezas un segundo que fue lo que tarde en quitársela y tirarla a algún lado de la habitación, mientras con mis manos me deleitaba con el bien formado torso que poseía. Note como bajaba una mano desde mi cara hasta mi cintura y la dejaba ahí mientras jugaba con el elástico de mis pantalones y poco a poco los iba bajando repartiendo caricias allí por donde pasaba su mano, y en algún momento estos quedaron junto a su camiseta. Mas besos y caricias después fui yo la que termine con mis manos en el borde de sus pantalones, los cuales el mismo se encargo de tirar con el resto de la ropa hasta ese momento inservible. Note como su mano subía por encima de mi camiseta hacia una de mis pechos, pero entre tanta pasión recordé que no llevaba sujetador, estaba en pijama y hace media hora mis planes eran dormir, no estar en este plan. Antes de llegar a donde yo pensaba la cosa cambio y su mano bajo hacia el borde de la camiseta y empezó a subirla con lentitud. Me propuse no decir nada, confiar en el y dejar que las cosas surgiesen, pero era demasiado para mi.
-Espera, espera- dije poniendo mi mano encima de la suya para que parase mientras le miraba a los ojos.
-¿Pasa algo? ¿Quieres que paremos?-.
-No solo… Por favor apaga la luz- que me tocase era el menor de mis problemas, lo que e verdad me aterraba era que me viese, que viese algo que se saliese de sus expectativas, porque para que engañarnos, no era nada del otro mundo y cualquier cosa mas allá de lo normal era esperarse algo que no encontraría en mi.
-¿Qué? ¿Por qué Bella?-.
-Solo apágala por favor-.
-No Bella, yo quiero verte. Quiero ver tu cara y tus ojos cuando seas mía- dijo besándome de manera suave.
-¿Y si no te gusta lo que ves Edward? ¿Y si…?-.
-¿Otra vez con los mismo Bella? ¿Vamos a estar así siempre, con ese miedo?-.
-No es por ti, es por mi, no confió en ser o suficientemente buena como…-.
-Ni se te ocurra decir que no eres demasiado buena para mí porque te juro que salgo ahora mismo por esa puerta. Bella, eres perfecta, aun con 5 ojos seguiría igual de enamorado de que ahora- le mire a los ojos sin encontrar el menor atisbo de mentira en ellos. Si antes tenia alguna duda, ahora mismo todo me parecía mas sencillo.
-Te quiero- dije mordiendo uno de sus labios para acercar su cabeza y seguir besándole mientras que con la mano que tenia sujeta para que no se moviera, ahora era yo quien le invitaba a coger la camiseta y mandarla lejos. La subió lentamente acariciando mi vientre a cada milímetro que avanzaba y yo notaba como me entraban escalofríos ala por donde tocaba. Vi como al llegar al pecho el toque fue mucho más ligero pero despertó tanto en mi que no pude mas que arquear la espalda para que aquello fuese mucho mas intenso. En un abrir y cerrar de ojos, mi camiseta voló y mi torso quedo totalmente a la vista de Edward. mi primer instinto fue cruzar mis brazos en torno a mi cuerpo pero una mirada suya me hizo recapacitar y saber que no era lo mas conveniente, que aquello era una muestra de amor, algo que estaba completamente convencida a compartir con el y quería demostrárselo, y ese gesto no indicaba nada mas que lo contrario. Sin dejar de mirarme a los ojos me cogio de las manos y las llevo hasta su ropa interior, en una clara invitación de que fuese yo quien le expusiese, y sin dejar yo tampoco de mirarle los baje lentamente mientras el me ayudaba y quedaba ante mi tal y como era. Notaba como poco a poco mi ropa interior se iba humedeciendo ante la situación. Edward desnudo mientras me besaba sin descanso era algo a lo que ninguna mujer del mundo me podía apostar que era inmune. Fui yo esta vez quien tomo la iniciativa y baje lentamente mis braguitas hasta que quedaron al borde de la cama y ahora éramos ambos quienes nos habíamos despojado de todas nuestras ropas para quedarnos ante el otro. Vi como se apoyaba en sus brazos y me observaba de arriba abajo, casi comiéndome con la mirada, tal y como yo hacia pero de una manera mucho mas disimulada.
-Te dije una vez que eras perfecta. Ahora ya no tengo la menor duda preciosa-.
-Edward, quiero ser tuya- dije mientras notaba como su mano se colaba por el interior de mis muslos y con sus dedos empezaba a jugar con mi parte mas intima.
-Ya lo eres. Tu eres mía- dijo introduciendo uno de sus dedos y empezando a bombear sin descanso hasta que introdujo otro llevándome casi hasta la locura.
-Ed… Edward… mas…necesito… necesito mas- decía intentando decir la frase entera de una vez, pero la excitación era cada vez mayor. Notaba como un nudo en mi tripa empezaba a formarse, lo notaba cada vez mas tenso como si al soltarse todo fuese a ser perfecto, pero poco antes note como sus dedos abandonaban mi interior.
-Bella, tenemos un problema- me dijo tumbándose encima mía pero sin cargar su peso en mi mientras notaba su mas que evidente excitación en mi vientre y su respiración casi tan desacompasada como la mía.
-¿Qué pasa?- dije abrazándole.
-El preservativo, no tengo preservativo- dijo mientras mi cabeza empezaba a funcionar a mil para solucionar ese problema hasta que una imagen se me vino a la cabeza.
-Mira en el fondo del segundo cajo de la mesita de Rose-.
-¿Qué haga que?-.
-Creo que ha traído abastecimiento para 2 décadas- dije recordando cuando la vi sacar cajas y meterlas hay como si no hubiese un mañana. Edward estiro su brazo y rebuscando sonrió cuando topo con algo que saco y efectivamente, una cajita completa. Saco uno y me lo dio.
-¿Lo pones tu preciosa?- me dijo al oído mientras rompía el papelito que lo envolvía, y en un juego sumamente sexual le ponía el preservativo y notaba como su miembro volvía a crecer. Con delicadeza separo mis piernas mientras me hacia doblar las rodillas y se colocaba entre ellas y notaba su miembro en mi entrada haciendo que esta palpitase casi de manea dolorosa. –Bella, algo mal, algo que no te guste, por favor…-.
-Eres perfecto y esto es y va a ser perfecto. Confió en ti Edward. Te amo- dije cogiendole la cara y besándole con toda la pasión que en esos momentos tenía.
-Mírame por favor- dijo acariciándome la mejilla y haciendo que abriese mis ojos mientras notaba como empezaba a entrar en mi y en sus ojos solo se reflejaba el miedo de hacerme daño y el amor que en aquellos momentos flotaba en el ambiente, porque si, aquello era puro amor. Note como una barrera impedía que continuase, y mientras cogia mis manos entrelazando nuestros dedos arrimo su cara a la mía.
-Lamento que no seas la primera, pero vas a ser la ultima Bella. Te amo por encima de todo. Te amo- dijo mientras que de una sola embestida rompía mi virginidad. Un pequeño gemido de dolor s escapo de mis labios, y por un momento temí que Edward no aguantase y decidiera terminar con aquello, pero un apretón de mis manos a las suyas le dio a entender que no. Se quedo quieto varios minutos, dejando que me acostumbrase a la sensación, y aunque el dolor nunca paso, si disminuyo dejando paso también a otra de total placer. Cuando note que esta ganaba a la otra le sonreí y comencé a alzar mis caderas contra las suyas. Sabia que la primera no seria como las demás, pero la sensación de placer que invadía todo mi cuerpo era extasiante. Las caricias y las palabras de amor aliviaron el pequeño dolor que todavía continuaba, pero apenas lo notaba cuando débiles "te quiero" entre gemidos se colaban en mi oído. Volví a sentir ese antiguo nudo que se formaba en mi tripa y como al cabo de los segundo se volvía tan fuerte que hasta mi cuerpo temblaba de anticipación deseando que llegase.
-Ahora Bella- me decía Edward mientras continuaba sus embestidas y su cuerpo temblaba como el mió. Al mismo tiempo, terminamos fundiéndonos en uno solo mientras casi desplomado sobre mi pero sin hacerme ningún tipo de daño y saliendo de mi. Un rato después nuestras respiraciones volvían a su estado normal entre caricias de ambos. –Gracias Bella, gracias por confiarme lo más valioso de ti. Te amo-.
-No se lo daría nunca a otro que no fueses tu. Yo si que espero que seas el primero y el ultimo-.
-Y lo seré si tu quieres-.
-No te vayas jamás de mi lado Edward. No lo hagas-.
-Te juro que no lo haré mi amor. Ahora vuelvo preciosa- dijo besándome con ternura y yendo al baño. Yo me incorpore todavía un poco dolorida en la zona y con el dolor en el pecho punzante, pero estaba tan feliz que lo ignore completamente. Quite la colcha y me metí debajo de las sabanas mientras cogia su camiseta blanca y me la ponía por encima. Poco después Edward salio del baño y cogio sus pantalones poniéndoselos por encima y buscando su camiseta, obviamente sin ningún éxito.
-Si buscas esto ya sabes donde esta- dijo destapándome un poco y mostrándosela mientras me sonreía de lado y se metía conmigo en la cama mientras me pasaba un brazo alrededor.
-Me das envidia. Te queda mejor que a mí-.
-Edward es una simple camiseta blanca- dijo abrazándole.
-Entonces tienes mas merito. ¿Cómo te encuentras?-.
-Estoy en las nubes. Un poco incomoda pero bien-.
-¿No quieres tomarte nada?-.
-Si mañana sigo así te prometo que me tomo algo. Pero ha sido perfecto Edward, y yo estoy perfecta-.
-Para mi también ha sido increíble Bella. Por cierto, ¿Cómo llevas el dolor en el pecho?-.
-Bien- dije mintiendo para no quitarle la magia al momento. –Edward en serio no te preocupes, me acabas de hacer extremadamente feliz-.
-Tu si que me haces feliz amor. Duérmete anda, debes de estar agotada. Descasa preciosa- dijo besándome la cabeza mientras yo solo pude decir un leve "buenas noches mi amor" y darle un beso en la parte del torso desnudo donde estaba apoyada.
Unas cosquillas por mi brazo hicieron que lo primero que hiciese en el día fuese sonreír. No había dinero en este mundo que comprase la felicidad que sentía despertándome al lado de la persona mas amada en el mundo y a este grado de felicidad.
-Me encantan esta sonrisa- dijo pasando sus dedos alrededor de mis labios mientras yo le daba pequeños mordisquitos.
-Pues es por ti- dije abriendo los ojos con cuidado ya que la luz de sol que entraba era importante. –Buenos días-.
-Los mejores- dijo bajando su cabeza hasta encontrarse con mis labios.
-¿Qué hora es?-.
-Pronto. Todavía queda hora y media para que tengamos que estar despiertos oficialmente. ¿Cómo te has despertado?- me pregunto mientras mentalmente hacia una revisión de mi estado físico. Las molestias propias de lo que había asado apenas eran perceptibles, pero el dolor de mis costillas al menor movimiento era un pinchazo que parecía que me desgarraba por dentro.
-Estoy perfectamente- dije sonriendo, y por alguna extraña razón se lo creyó. -¿Volverás esta noche?-.
-Solo si tú me lo pides, y Rose se va-.
-Estas invitado siempre que quieras a mi cama, aunque solo sea para tatarearme esa melodía que me tiene enamorada. Me tienes que decir de quien es-.
-Cuando vayamos a mi casa lo sabrás. Pero solo te adelanto que me encanta que te encante-.
-Odio las sorpresas Edward, te lo advierto-.
-Esta te tiene enamorada, así que no te quejes- dijo mientras un móvil empezaba a vibrar y mirando que era el mió. Lo cogí y vi un mensaje de Rose.
"Cuando me digas que puedo ir me avisas. No quiero pillaros en situaciones poco decentes. Te quiero. Rose"
-¿Por qué me hablan a mi así si los que parecen conejos son ellos?- dije pasándole el móvil el Edward para que o leyera y terminase riéndose el también.
-Son perfectos el uno para el otro. Al igual que tu eres perfecta para mi. Creo que me tengo que ir ya. El año pasado al entrenador le dio por despertarnos en persona y creo que habría problemas si no me ve en mi habitación- dijo levantándose y recogiendo su ropa interior. -¿Me devuelves mi camiseta?- me dijo con una mueca divertida.
-¿Me la puedes regalar?- pregunte aun sentada en la cama mientras el se colocaba los pantalones.
-Te regalo lo que me pidas preciosa, pero res consciente de que tu novio va a ir sin camiseta por todo el pasillo, y que hay adolescentes hormonazas que morirían por este cuerpo, ¿verdad?- dijo mientras empezaba a partirse de la risa y yo me tenia que tumbar para respirar por falta de aire que me provocaban las carcajadas. -¿De que te ríes?- dije poniéndose encima mía.
-Que me dan igual. Si antes era celosa tú anoche te encargaste de despejar todas las dudas. Además, que se enteren todos que esto es mió-.
-Acabas de ganarte la camiseta. ¿Nos vemos luego vale?- me dijo besándome la punta de la nariz y luego los labios mientras se levantaba y se encaminaba hacia la puerta.
-Edward- dije antes de que abriese la puerta. –Que te quiero- dije sonriéndole mientras a el se le llevaba la cara de color.
-Y yo mi vida- dijo antes de salir por la puerta. Me tire a la cama con los brazos abiertos y riéndome sin parar. Era feliz. Ahora si que era completa y enteramente feliz. Y mi felicidad tenía un nombre, un nombre y un apellido: Edward Cullen. Vi como se abría la puerta de la habitación y pasaba Rose con la misma ropa que la noche anterior pero unos pelos muy, pero que muy diferentes.
-Buenos días Rose- la salude mientras me levantaba y empezaba a coger a ropa de entrenamientos para darme antes de bajar a desayunar una ducha.
-Bella por favor no grites- vale, ya sabia lo que había estado haciendo anoche Rose. –Tengo un dolor de cabeza que no me mantengo en pie-.
-¿Y como piensas entrenar?-.
-Una ducha de agua fría alivia todos los males, o casi todos-.
-Yo no tardo nada. ¿Por lo menos te lo pasarías bien anoche no?-.
-Hacia tiempo que no me reía tanto- dijo sentada en la cama y alzando su cara para que pudiese ver la sonrisa. –Por tu ropa imagino que tu también-.
-Si Rose yo también- dije sin poder ocultar mi sonrisa también.
-Me alegro. Por los dos-.
-Gracias Rose- dije pasando al baño. Fue una ducha breve, me puse la toalla en la cabeza, pero cuando fui a enrollar la toalla a mi cuerpo otra vez esos pinchazos volvieron a hacer aparición. Aquella sensación no me gustaba nada. Jamás había sentido algo parecido a eso en aquella zona, y estaba asustada.
Solo esperaba que ahora un problema físico no fuese lo que rompiese mi perfecta felicitas.
-Puedes sentarte conmigo si quieres- dijo mostrándome el asiento vacío que había su lado.
-Déjame pasar anda- dije poniendo mi maleta en el suelo y pasando por encima de el para sentarme a gusto. –Buenos días- dije dándole un corto beso mientras dejaba descansar la cabeza en su hombro y el pasaba su brazo alrededor de mi cuerpo.
-Buenos días preciosa. ¿Qué tal dormiste?-.
-Edward, son las 6 de la mañana, no me dio tiempo ni a dormir casi-.
-Tienes todavía unas cuantas horas para dormir. Descansa pequeña- dijo dándome un beso en la cabeza. –Cuando bajes de aquí ya puedes tener energía porque Alice piensa torturarte a su manera-.
-Odio a tu hermana. Hay veces que juro que la odio-.
-¿No pensaras dormir verdad, Belli?- dijo Emmet poniéndose de rodillas en su asiento, que lamentablemente estaba delante del nuestro, mientras daba palmas delante de mi cara.
-Emmet déjala en paz- dijo Rose dándole una colleja, signo de que o paraba o no se llevarían bien esa noche. Pocos días después de nuestra llegada los dos tuvieron esa necesitada conversación que les sirvió para terminar al fin juntos. Desde entonces el carácter de ambos mejoro de manera notable.
-Edward- dije ya medio dormida.
-Dime-.
-¿A que me cantas hasta que me duerma?-dije soltando pequeñas risitas a las cuales el acompaño. Algunos de los días en los que el había podido dormir en mi piso, se negaba a dormirse hasta que yo lo hiciese por alguna absurda razón, el me tatareaba alguna de nuestras canciones favoritas. Dos segundos después notaba como su pecho vibraba mientras el empezaba a tatarear esa canción que todavía no sabia cual era pero que me tenia absolutamente fascinada. En algún momento mis ojos se cerraron y caí en el sueño de nuevo.
Me desperece con dolor en todos los músculos del cuerpo, incluso en algunos que ni siquiera sabia de su existencia. Levante mi cabeza viendo como Edward se quitaba los cascos y me sonreía.
-¿Qué tal dormilona?-.
-¿Cuánto he dormido?-.
-5 horas. Solo queda una para llegar- mientras me despertaba me intentaba poner recta en mi asiento y Edward quitaba su brazo de mi.
-Tienes que tener el brazo hecho polvo. Lo siento- dije cogiendole de la mano.
-Tonterías. Una cosa, ¿Por qué anoche casi no dormiste?-.
-No se, lleva unos días doliéndome mucho la zona del pecho, y me duele cuando me apoyo en ella-.
-¿Por qué no me lo has dicho antes? Deberías ir al medico-.
-No es anda Edward, ya se me pasara. Además, no tengo seguro que me cubra las consultas, demasiado dinero-.
-Vamos Bella, mi padre te puede revisar gratis-.
-Deja a tu padre tranquilo anda. ¿Qué estabas escuchando?- dije robándole un casco y despejando la tensión por la ultima conversación. -¡Oye! Pero si este es mi ipod- dije cogiendoselo de la mano y revisándolo para comprobarlo. Aunque verle con los dientes apretados y de la mano revolviendo el pelo me despejo todas las posibles.
-Es que se me ha olvidado el mío. Se que me perdonas, ¿a que si? ¿A que si?- dijo mientras dirigía su cara a mi cuello y empezaba a darme besos y pequeños mordiscos en la zona mas sensible.
-Eso es hacer trampas-.
-Pero si te encanta- dijo mientras seguía jugando. Me gire hasta quedarme de frente y mirarle con esa mirada divertida que siempre me reservaba.
-Solo porque eres tu- dije buscando sus labios hasta encontrarlos. Besar a Edward, era sin duda, de las mejores experiencias que podían existir en el mundo. Podía ser el chico más pasional de la tierra, y con una mirada convertirse en lo mas romántico, dulce y tierno del mundo. Era lo que necesitaba en mi vida sin duda. Lo necesitaba a el.
-Oye, iros a una habitación. Aquí esas cosas no que traumatizáis a la gente- dijo Emmet pero sin asomar la cabeza por los asientos en un tono de voz que perfectamente hubiese escuchado el autobús entero si no llevasen chillando desde que salimos de Nueva York.
-¡Emmet!- dijimos los dos a la vez mientras escuchábamos como una mano chocaba con su nuca y un "auch Rose" sonaba en el asiento de adelante sacando ambas sonrisas en nuestras caras. Y aunque Edward continuo riéndose y gastándole bromas yo me quede pensativa y mirando por la ventana. Llevábamos casi dos meses saliendo, y aunque no fuese experta en el tema, sabia mas que de sobra lo que sentía por Edward. sabia que aquel sentimiento era nuevo, que jamás había dependido hasta tal punto del bienestar y la felicidad de una persona, que ver una sonrisa en su cara, era una en la mía; que un gesto de preocupación era una preocupación en mi vida mas y que un beso suyo era lo que mas deseaba a cada momento. Que una caricia activaba todas mis terminaciones nerviosas y un "te quiero" era lo mas bonito que podían escuchar mis oídos, de aquí a década. Estaba totalmente enamorada de Edward, pero eso no había salido de mi boca todavía. ¿Las razones? Supongo que el miedo otra vez, pensar que si lo digo se ira de mi lado. Habíamos hablado varias veces sobre el hecho de que después de dos meses aun no nos habíamos acostado juntos. El me repetía una y otra vez que esperaría, que no había problema y que quería que estuviese segura al 100%. Y lo estaba, daría mi vida por el y cada día lo tenia mas claro. Estaba tan asustada de aquello, que hacer lo que mas quería en el mundo que era entregarme completamente a el me aterraba.
-¿En que piensas?- me dijo mientras me atraía a su cuerpo y pasaba su brazo por mi cuello.
-En nosotros- dije sin ninguna mentira.
-¿Y que piensas de nosotros?-.
-Muchas cosas. Demasiadas quizás-.
-¿Puedo saber que se pasea por esta cabeza loca?-.
-Que tienes razón. Doy demasiadas vueltas a las cosas, y por eso todo me hace tener miedo-.
-¿De que hemos hablado mil veces Bella? Con el miedo siempre entre nosotros- dijo con un tono de voz frustrado. –No quiero eso para nosotros joder-.
-¿Te crees que yo si? ¿Piensas que no estoy intentando asumir las cosas?-.
-Dime en que estabas pensando para que salga esto a flote ahora, porque sino no lo entiendo Bella, no lo entiendo-.
-Ya te lo he dicho en nosotros-dije incorporándome para mirarle a la cara. –Yo… No se si es el momento apropiado para decírtelo, pero es lo que quieres, ¿no?-.
-Si-.
-Llevo varios días con la idea en la cabeza, pero es que todo esta tan bien con nosotros que me da miedo decirlo y que se acabe-.
-Yo de aquí no me muevo ni con agua hirviendo Bella-.
-Yo… Edward, no se si lo habrás notado pero te has convertido en una parte imprescindible en mi vida. No se cuando ni se el porque, ni el como ni nada de eso. Pero de la noche a la mañana te necesito casi como el aire. Te veo y todo parece que vuelve a estar en su sitio. Sonríes y me da igual el motivo porque me haces sonreír a mi; te preocupas o te enfadas y llevo eso a mi terreno, sin saber como yo también tengo ese mal día y me preocupo para alisar las arrugas que se forman en tu frente. No soy una especialista en esto, jamás, y ya lo sabes he tenido una pareja, no se como se dice esto, ni donde siquiera, suena como la cosa mas cursi de este mundo, pero cada vez me cuesta mas guardármelo para mi. No se como te lo vas a tomar, ni lo que sientes tu pero… Edward yo creo que me he enamorado de ti. Te amo- dije mirando mis manos que es lo que llevaba haciendo durante todo el discurso, jugar con ellas como si esto lo estuviese diciendo sola en mi cuarto a los peluches y no en un autobús lleno de gente, que aunque no prestase atención a aquella escena, simplemente estaba. Y lo más importante, con Edward en frente y escuchando. Quizás pasaron segundo o minutos, no lo se, el tiempo parecía que se había detenido, y mis oídos solo percibían el silencio que se escucha cuando presientes que algo importante esta por venir.
-Bella- dijo esa voz que tanto estaba esperando oír, ya fuese para lo bueno como para lo malo, necesitaba oírla.
-¡Ya hemos llegado chicos! Bajad del autobús en orden y esperad en la puerta a que os asigne las habitaciones. Orden, orden por favor- dijo mientras una marabunta de adolescentes emocionados por pisar Miami empezaba casi a trepar por encima de los asientos y llegar los primeros a la puerta. 6 horas de viaje y en el mas importante llegamos. Esto solo me podía pasar a mi.
-Vamos Bella, cuanto antes bajemos antes nos iremos de compras- dijo Alice emocionadísima, aunque en aquello momentos, era imposible que ni un poco de esa euforia se me contagiase.
-Hablamos luego- fue lo único que me dijo Edward después de darme un beso en la mejilla.
Bajamos del autobús, y después de ver que mi compañera de cuarto seria Rosalie, subimos y colocamos todo en su sitio. La habitación tenía unas vistas espectaculares a la playa, y aunque no tenía traje de baño estaba deseando, aunque fuese dar una vuelta por la playa. Lo que no pensé es que esa tarde de compras fuese tan productiva para Alice. Según ella era la primera vez que iba a aquel centro comercial pero aprecia que se lo concha mejor que su casa. Salimos de allí con toda una colección de verano, digna de cualquier armario de coleccionador.
-Bella- me dijo Rosalie mientras me cambiaba al pijama después de disfrutar de una cena en el buffet del hotel. –No dormiré aquí esta noche, me voy con Emmet. ¿No te importa no?-.
-Eh… No claro, pasároslo bien, y cuidado de que no os vean-.
-No te preocupes. En breves vendrá Edward así que no estarás sola-.
-¿Edward?- pregunte asombrada.
-Si Bella, Edward, tu novio, ese con el que estas saliendo- si, ese mismo que en la cena no me dirigió ni una sola mirada, ni una palabra a pesar de estar a mi lado.
-Ya claro, es que no me comento nada en la cena. Solo es eso. Estas guapísima- dije desviando el tema.
-Gracias Bella. Hasta mañana- dijo dándome un beso y saliendo por la puerta. De repente parecía como que la temperatura de la habitación había aumentado unos 8 grados y empecé a respirar de una manera más profunda, haciendo que aquello pinchazos en el pecho volviesen de manera brutal. Me sujete el pecho intentando calmarme y no asustarme, pero eso jamás me había pasado y si, me moría del miedo, aunque esperaba que pronto se pasase aquello y volver a la normalidad.
Toc toc
Había llegado la hora de enfrentarse a la verdad. De ver cual era nuestra realidad. Abrí la puerta despacio mientras veía a Edward que entraba con una tímida sonrisa dándome un beso, de nuevo, en la mejilla. Llevaba sus pantalones de pijama ancho y su camiseta blanca ancha, mientras que yo vestía con unos shorts y una camiseta de tirantes a juego, cortesía de Alice.
-¿Es nuevo?- dijo señalando el pijama.
-Si, tú hermana. No le gustaba la ropa escogida y me lo compro, para variar- dije aun apoyada en la puerta, con miedo a que sin aquel soporte me hundiese en el suelo a llorar.
-¿Puedes venir aquí por favor?- dijo sentándose en la cama y palmeando el lugar que tenia a su lado. Con toda la fuerza que disponía en aquel momento avance con pasos milimétricos, y me senté como aquel que va de cabeza a la silla eléctrica. –Estas temblando- dijo cogiendo mis manos y frotándolas.
-Llevo así bastante tiempo la verdad- dije mirando nuestras manos juntas y pensando en las probabilidades que había de que aquello se volviese a repetir. Las lágrimas por supuesto no tardaron en aparecer en mis ojos.
-¿Y por que?-.
-Por los nervios Edward. Llevo un día entero esperando una respuesta, un algo a lo que te he dicho. No tienes ni idea del nivel de ansiedad que he alcanzado hoy. Sabia que si abría la boca lo echaría todo a perder, pero esperaba que todo terminase en el momento, no después de un…- me freno poniendo una mano sobre mi boca y negando con la cabeza
-Shhh Bella, no sigas por ahí. ¿Cuándo yo te hablo Bella, me escuchas, me haces caso, o hablo ara las paredes?-.
-¿Qué me quieres decir Edward?-.
-Cuando yo te digo que me tienes aquí, que estoy para ti, ¿no entiendes nada no?-.
-Entiendo que soy alguien que te importa Edward. Por favor, no estoy muy lucida ahora mismo, las cosas claras-.
-¿Quieres las cosas mas claras aun? Muy bien. Bella, eres mi puta vida. Sin más. Tú te vas de mi lado y dejo de respirar, estoy seguro de ello. Y por supuesto que te amo con todo mi corazón ni lo dudes, pero ni un segundo Bella. Ni te plantees la posibilidad de que yo algún día me aleje de tu lado porque no existe tal posibilidad, a no ser que seas tu quien me quite. ¿De que tenias miedo, de decirme que me amas y que yo no te correspondiese? ¿Es que no ves que eres parte de mi Bella?- dijo mientras ríos de lagrimas caían ya por mi cara, sin saber si eran de alegría, alivio o una mezcla de las dos cosas. –Siento haberte echo esperar un día entero para decírtelo y no hablarte en la cena, pero me negaba a pensar que por tu cabeza pasase eso-.
-Lo siento-.
-No tengo nada que perdonar preciosa- dijo arrastrándome hacia el y abrazándome. –Ya te dije que te vas a tener que ir acostumbrando a mi presencia a tu lado. Además, no creo que a Charlie le haga mucha gracia saber que el novio de su hija la hace llorar- dijo mientras me reía recordando la cara que puso mi padre la primera vez que vio a Edward y como este me cogia de la mano debajo de la mesa. A día de hoy, parecían padre e hijo, y mis hermanos, sus mejores colegas.
-Lloro de alegría, eso creo que te suma puntos-.
-Siempre es bueno saberlo. ¿Eso era todo lo que te preocupaba? Para matarte-.
-Ya te dije que era complicado para mí. Es la primera vez que siento algo así, que estoy con alguien…-.
-Para mi también es la primera vez Bella, pero por favor, no vuelvas siquiera a pensar que no te quiero, ¿vale?-.
-No es lo mismo Edward. Tu antes has estado con…-.
-Ni te compares por favor .Ni a ti, ni la situación. Sois dos mundos, y ahora vivo en el tuyo. Además, se que odias que te pongan en la misma frase que ella, tu cara te delata, asíque a partir de ahora solo existe Bella-.
-Te amo Edward-.
-Y yo a ti preciosa- dijo mientras ponía una mano en mi cara y otra en mi cintura y me besaba con pasión. Lo que empezó como una muestra de amor y cariño empezó a subir de temperatura, y desde luego ya no tenía ningún tipo de dudas, era nuestro momento. Baje mi mano hasta el comienzo de su camiseta y la sujete con fuerza empezando a subirla, pero la mano que tenia en mi cara de repente desapareció y fue a parar a mi mano. -¿Qué estas haciendo Bella?-.
-¿Cómo que qué estoy haciendo?-.
-¿Para que me quieres quitar la camiseta?-.
-¿Tu que crees Edward?-.
-No Bella- dijo sentándome de nuevo en la cama. –Ya hemos hablado de esto, cuando tú quieras y estés preparada, no antes-.
-Edward, quiero hacerlo. Ya no hay nada que me preocupe, confío en ti y quiero hacerlo contigo-.
-¿Estas segura Bella?-.
-Estoy segura de los dos. Claro que si-.
-¿Entiendes que para mi también es como la primera vez?-.
-Que dices Edward. Tú esto lo dejaste atrás hace mucho tiempo…-.
-No Bella, contigo no me voy a acostar. Contigo voy ha hacer el amor, y eso jamás lo he hecho, porque nunca he estado enamorado hasta ahora. No quiero hacerte daño, porque sabes que puede que te…-.
-Edward se todo lo que tengo que saber. No te preocupes por mí. ¿Y que si es la primera vez? Mejor, así descubrimos las cosas los dos juntos. Te quiero Edward, y tu pasado no me importa, lo que hayas dicho o hecho me da igual, me importa el ahora, el presente, y en estos momentos estamos los dos aquí y nos queremos. No me hace falta pensar nada mas, ¿entendido?-.
-Si hago algo mal, por favor, dímelo y parare, te lo juro que…-
-Shh- dije poniéndole un dedo en la boca en señal de que debía de callar. –No te pienso decir nada porque se que vas ha hacer todo con amor. Edward si me duele es lo normal, tiene que pasar, pero apsara contigo y me dará igual. ¿Y hacer las cosas mal? No Edward, si aquí hace algo mal esa seré yo. Pero quiero que me enseñes tu- dije quitando mi dedo y sustituyéndolo por mi boca. Note como al principio le costaba comenzar el beso, como si algo le frenase, pero tardo poco tiempo en continuar el juego. Me tumbo en la cama boca arriba y se posiciono encima mía sin separar nuestras bocas mientras estaba vez jugaba con el borde de su camiseta tirando para arriba y no me frenaba. Separamos nuestras cabezas un segundo que fue lo que tarde en quitársela y tirarla a algún lado de la habitación, mientras con mis manos me deleitaba con el bien formado torso que poseía. Note como bajaba una mano desde mi cara hasta mi cintura y la dejaba ahí mientras jugaba con el elástico de mis pantalones y poco a poco los iba bajando repartiendo caricias allí por donde pasaba su mano, y en algún momento estos quedaron junto a su camiseta. Mas besos y caricias después fui yo la que termine con mis manos en el borde de sus pantalones, los cuales el mismo se encargo de tirar con el resto de la ropa hasta ese momento inservible. Note como su mano subía por encima de mi camiseta hacia una de mis pechos, pero entre tanta pasión recordé que no llevaba sujetador, estaba en pijama y hace media hora mis planes eran dormir, no estar en este plan. Antes de llegar a donde yo pensaba la cosa cambio y su mano bajo hacia el borde de la camiseta y empezó a subirla con lentitud. Me propuse no decir nada, confiar en el y dejar que las cosas surgiesen, pero era demasiado para mi.
-Espera, espera- dije poniendo mi mano encima de la suya para que parase mientras le miraba a los ojos.
-¿Pasa algo? ¿Quieres que paremos?-.
-No solo… Por favor apaga la luz- que me tocase era el menor de mis problemas, lo que e verdad me aterraba era que me viese, que viese algo que se saliese de sus expectativas, porque para que engañarnos, no era nada del otro mundo y cualquier cosa mas allá de lo normal era esperarse algo que no encontraría en mi.
-¿Qué? ¿Por qué Bella?-.
-Solo apágala por favor-.
-No Bella, yo quiero verte. Quiero ver tu cara y tus ojos cuando seas mía- dijo besándome de manera suave.
-¿Y si no te gusta lo que ves Edward? ¿Y si…?-.
-¿Otra vez con los mismo Bella? ¿Vamos a estar así siempre, con ese miedo?-.
-No es por ti, es por mi, no confió en ser o suficientemente buena como…-.
-Ni se te ocurra decir que no eres demasiado buena para mí porque te juro que salgo ahora mismo por esa puerta. Bella, eres perfecta, aun con 5 ojos seguiría igual de enamorado de que ahora- le mire a los ojos sin encontrar el menor atisbo de mentira en ellos. Si antes tenia alguna duda, ahora mismo todo me parecía mas sencillo.
-Te quiero- dije mordiendo uno de sus labios para acercar su cabeza y seguir besándole mientras que con la mano que tenia sujeta para que no se moviera, ahora era yo quien le invitaba a coger la camiseta y mandarla lejos. La subió lentamente acariciando mi vientre a cada milímetro que avanzaba y yo notaba como me entraban escalofríos ala por donde tocaba. Vi como al llegar al pecho el toque fue mucho más ligero pero despertó tanto en mi que no pude mas que arquear la espalda para que aquello fuese mucho mas intenso. En un abrir y cerrar de ojos, mi camiseta voló y mi torso quedo totalmente a la vista de Edward. mi primer instinto fue cruzar mis brazos en torno a mi cuerpo pero una mirada suya me hizo recapacitar y saber que no era lo mas conveniente, que aquello era una muestra de amor, algo que estaba completamente convencida a compartir con el y quería demostrárselo, y ese gesto no indicaba nada mas que lo contrario. Sin dejar de mirarme a los ojos me cogio de las manos y las llevo hasta su ropa interior, en una clara invitación de que fuese yo quien le expusiese, y sin dejar yo tampoco de mirarle los baje lentamente mientras el me ayudaba y quedaba ante mi tal y como era. Notaba como poco a poco mi ropa interior se iba humedeciendo ante la situación. Edward desnudo mientras me besaba sin descanso era algo a lo que ninguna mujer del mundo me podía apostar que era inmune. Fui yo esta vez quien tomo la iniciativa y baje lentamente mis braguitas hasta que quedaron al borde de la cama y ahora éramos ambos quienes nos habíamos despojado de todas nuestras ropas para quedarnos ante el otro. Vi como se apoyaba en sus brazos y me observaba de arriba abajo, casi comiéndome con la mirada, tal y como yo hacia pero de una manera mucho mas disimulada.
-Te dije una vez que eras perfecta. Ahora ya no tengo la menor duda preciosa-.
-Edward, quiero ser tuya- dije mientras notaba como su mano se colaba por el interior de mis muslos y con sus dedos empezaba a jugar con mi parte mas intima.
-Ya lo eres. Tu eres mía- dijo introduciendo uno de sus dedos y empezando a bombear sin descanso hasta que introdujo otro llevándome casi hasta la locura.
-Ed… Edward… mas…necesito… necesito mas- decía intentando decir la frase entera de una vez, pero la excitación era cada vez mayor. Notaba como un nudo en mi tripa empezaba a formarse, lo notaba cada vez mas tenso como si al soltarse todo fuese a ser perfecto, pero poco antes note como sus dedos abandonaban mi interior.
-Bella, tenemos un problema- me dijo tumbándose encima mía pero sin cargar su peso en mi mientras notaba su mas que evidente excitación en mi vientre y su respiración casi tan desacompasada como la mía.
-¿Qué pasa?- dije abrazándole.
-El preservativo, no tengo preservativo- dijo mientras mi cabeza empezaba a funcionar a mil para solucionar ese problema hasta que una imagen se me vino a la cabeza.
-Mira en el fondo del segundo cajo de la mesita de Rose-.
-¿Qué haga que?-.
-Creo que ha traído abastecimiento para 2 décadas- dije recordando cuando la vi sacar cajas y meterlas hay como si no hubiese un mañana. Edward estiro su brazo y rebuscando sonrió cuando topo con algo que saco y efectivamente, una cajita completa. Saco uno y me lo dio.
-¿Lo pones tu preciosa?- me dijo al oído mientras rompía el papelito que lo envolvía, y en un juego sumamente sexual le ponía el preservativo y notaba como su miembro volvía a crecer. Con delicadeza separo mis piernas mientras me hacia doblar las rodillas y se colocaba entre ellas y notaba su miembro en mi entrada haciendo que esta palpitase casi de manea dolorosa. –Bella, algo mal, algo que no te guste, por favor…-.
-Eres perfecto y esto es y va a ser perfecto. Confió en ti Edward. Te amo- dije cogiendole la cara y besándole con toda la pasión que en esos momentos tenía.
-Mírame por favor- dijo acariciándome la mejilla y haciendo que abriese mis ojos mientras notaba como empezaba a entrar en mi y en sus ojos solo se reflejaba el miedo de hacerme daño y el amor que en aquellos momentos flotaba en el ambiente, porque si, aquello era puro amor. Note como una barrera impedía que continuase, y mientras cogia mis manos entrelazando nuestros dedos arrimo su cara a la mía.
-Lamento que no seas la primera, pero vas a ser la ultima Bella. Te amo por encima de todo. Te amo- dijo mientras que de una sola embestida rompía mi virginidad. Un pequeño gemido de dolor s escapo de mis labios, y por un momento temí que Edward no aguantase y decidiera terminar con aquello, pero un apretón de mis manos a las suyas le dio a entender que no. Se quedo quieto varios minutos, dejando que me acostumbrase a la sensación, y aunque el dolor nunca paso, si disminuyo dejando paso también a otra de total placer. Cuando note que esta ganaba a la otra le sonreí y comencé a alzar mis caderas contra las suyas. Sabia que la primera no seria como las demás, pero la sensación de placer que invadía todo mi cuerpo era extasiante. Las caricias y las palabras de amor aliviaron el pequeño dolor que todavía continuaba, pero apenas lo notaba cuando débiles "te quiero" entre gemidos se colaban en mi oído. Volví a sentir ese antiguo nudo que se formaba en mi tripa y como al cabo de los segundo se volvía tan fuerte que hasta mi cuerpo temblaba de anticipación deseando que llegase.
-Ahora Bella- me decía Edward mientras continuaba sus embestidas y su cuerpo temblaba como el mió. Al mismo tiempo, terminamos fundiéndonos en uno solo mientras casi desplomado sobre mi pero sin hacerme ningún tipo de daño y saliendo de mi. Un rato después nuestras respiraciones volvían a su estado normal entre caricias de ambos. –Gracias Bella, gracias por confiarme lo más valioso de ti. Te amo-.
-No se lo daría nunca a otro que no fueses tu. Yo si que espero que seas el primero y el ultimo-.
-Y lo seré si tu quieres-.
-No te vayas jamás de mi lado Edward. No lo hagas-.
-Te juro que no lo haré mi amor. Ahora vuelvo preciosa- dijo besándome con ternura y yendo al baño. Yo me incorpore todavía un poco dolorida en la zona y con el dolor en el pecho punzante, pero estaba tan feliz que lo ignore completamente. Quite la colcha y me metí debajo de las sabanas mientras cogia su camiseta blanca y me la ponía por encima. Poco después Edward salio del baño y cogio sus pantalones poniéndoselos por encima y buscando su camiseta, obviamente sin ningún éxito.
-Si buscas esto ya sabes donde esta- dijo destapándome un poco y mostrándosela mientras me sonreía de lado y se metía conmigo en la cama mientras me pasaba un brazo alrededor.
-Me das envidia. Te queda mejor que a mí-.
-Edward es una simple camiseta blanca- dijo abrazándole.
-Entonces tienes mas merito. ¿Cómo te encuentras?-.
-Estoy en las nubes. Un poco incomoda pero bien-.
-¿No quieres tomarte nada?-.
-Si mañana sigo así te prometo que me tomo algo. Pero ha sido perfecto Edward, y yo estoy perfecta-.
-Para mi también ha sido increíble Bella. Por cierto, ¿Cómo llevas el dolor en el pecho?-.
-Bien- dije mintiendo para no quitarle la magia al momento. –Edward en serio no te preocupes, me acabas de hacer extremadamente feliz-.
-Tu si que me haces feliz amor. Duérmete anda, debes de estar agotada. Descasa preciosa- dijo besándome la cabeza mientras yo solo pude decir un leve "buenas noches mi amor" y darle un beso en la parte del torso desnudo donde estaba apoyada.
Unas cosquillas por mi brazo hicieron que lo primero que hiciese en el día fuese sonreír. No había dinero en este mundo que comprase la felicidad que sentía despertándome al lado de la persona mas amada en el mundo y a este grado de felicidad.
-Me encantan esta sonrisa- dijo pasando sus dedos alrededor de mis labios mientras yo le daba pequeños mordisquitos.
-Pues es por ti- dije abriendo los ojos con cuidado ya que la luz de sol que entraba era importante. –Buenos días-.
-Los mejores- dijo bajando su cabeza hasta encontrarse con mis labios.
-¿Qué hora es?-.
-Pronto. Todavía queda hora y media para que tengamos que estar despiertos oficialmente. ¿Cómo te has despertado?- me pregunto mientras mentalmente hacia una revisión de mi estado físico. Las molestias propias de lo que había asado apenas eran perceptibles, pero el dolor de mis costillas al menor movimiento era un pinchazo que parecía que me desgarraba por dentro.
-Estoy perfectamente- dije sonriendo, y por alguna extraña razón se lo creyó. -¿Volverás esta noche?-.
-Solo si tú me lo pides, y Rose se va-.
-Estas invitado siempre que quieras a mi cama, aunque solo sea para tatarearme esa melodía que me tiene enamorada. Me tienes que decir de quien es-.
-Cuando vayamos a mi casa lo sabrás. Pero solo te adelanto que me encanta que te encante-.
-Odio las sorpresas Edward, te lo advierto-.
-Esta te tiene enamorada, así que no te quejes- dijo mientras un móvil empezaba a vibrar y mirando que era el mió. Lo cogí y vi un mensaje de Rose.
"Cuando me digas que puedo ir me avisas. No quiero pillaros en situaciones poco decentes. Te quiero. Rose"
-¿Por qué me hablan a mi así si los que parecen conejos son ellos?- dije pasándole el móvil el Edward para que o leyera y terminase riéndose el también.
-Son perfectos el uno para el otro. Al igual que tu eres perfecta para mi. Creo que me tengo que ir ya. El año pasado al entrenador le dio por despertarnos en persona y creo que habría problemas si no me ve en mi habitación- dijo levantándose y recogiendo su ropa interior. -¿Me devuelves mi camiseta?- me dijo con una mueca divertida.
-¿Me la puedes regalar?- pregunte aun sentada en la cama mientras el se colocaba los pantalones.
-Te regalo lo que me pidas preciosa, pero res consciente de que tu novio va a ir sin camiseta por todo el pasillo, y que hay adolescentes hormonazas que morirían por este cuerpo, ¿verdad?- dijo mientras empezaba a partirse de la risa y yo me tenia que tumbar para respirar por falta de aire que me provocaban las carcajadas. -¿De que te ríes?- dije poniéndose encima mía.
-Que me dan igual. Si antes era celosa tú anoche te encargaste de despejar todas las dudas. Además, que se enteren todos que esto es mió-.
-Acabas de ganarte la camiseta. ¿Nos vemos luego vale?- me dijo besándome la punta de la nariz y luego los labios mientras se levantaba y se encaminaba hacia la puerta.
-Edward- dije antes de que abriese la puerta. –Que te quiero- dije sonriéndole mientras a el se le llevaba la cara de color.
-Y yo mi vida- dijo antes de salir por la puerta. Me tire a la cama con los brazos abiertos y riéndome sin parar. Era feliz. Ahora si que era completa y enteramente feliz. Y mi felicidad tenía un nombre, un nombre y un apellido: Edward Cullen. Vi como se abría la puerta de la habitación y pasaba Rose con la misma ropa que la noche anterior pero unos pelos muy, pero que muy diferentes.
-Buenos días Rose- la salude mientras me levantaba y empezaba a coger a ropa de entrenamientos para darme antes de bajar a desayunar una ducha.
-Bella por favor no grites- vale, ya sabia lo que había estado haciendo anoche Rose. –Tengo un dolor de cabeza que no me mantengo en pie-.
-¿Y como piensas entrenar?-.
-Una ducha de agua fría alivia todos los males, o casi todos-.
-Yo no tardo nada. ¿Por lo menos te lo pasarías bien anoche no?-.
-Hacia tiempo que no me reía tanto- dijo sentada en la cama y alzando su cara para que pudiese ver la sonrisa. –Por tu ropa imagino que tu también-.
-Si Rose yo también- dije sin poder ocultar mi sonrisa también.
-Me alegro. Por los dos-.
-Gracias Rose- dije pasando al baño. Fue una ducha breve, me puse la toalla en la cabeza, pero cuando fui a enrollar la toalla a mi cuerpo otra vez esos pinchazos volvieron a hacer aparición. Aquella sensación no me gustaba nada. Jamás había sentido algo parecido a eso en aquella zona, y estaba asustada.
Solo esperaba que ahora un problema físico no fuese lo que rompiese mi perfecta felicitas.
yuri cullen- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
chicas perdon por las demoras espero y les gusteis besos!!!!
yuri cullen- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Que romantico!!!!! pero me preocupan esos dolores no hagas que Bella sufra por fiss
cariños Nejix
cariños Nejix
Nejix- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Muy romantica la prejita... jejeje ahora... no mates a Bella XD!!... Que son esos dolores de pecho???
Ebys Cullen- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
esta muy bonito este capitulo
y espero que bella no tenga nada malo
y espero que bella no tenga nada malo
isabel- Cantidad de envíos : 23
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
ammm no se preocupen chicas lo unico que les puedo adelantar esque Bella no morira!!!!! bye besos
yuri cullen- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
aww!! que lindo fue!!!!!!!!!!!!!
Alissa- Cantidad de envíos : 22
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Capitulo 15
-¿Adivina quien soy?-dijo tapándome los ojos, aunque reconocería ese tacto y esa voz entre 6 millones de personas, y además con total seguridad.
-Tu… eres… déjame pensar…-.
-Se te da demasiado mal mentir y disimular- dijo quitándome las manos de los ojos mientras me daba la vuelta y me lanzaba a su cuello y el me recibía entre sus brazos. –Yo también te eche de menos- me dijo tan bajito que solo yo pude oírle.
-Venga por favor, que parece que os pegaron con Súper Glu- dijo Emmet en un intento de cargarse nuestro momento. Si tuviese que darle un dólar a Rose por cada vez que le daba una colleja a Emmet al decir algo relacionado con nosotros, estaba segura de que estaría bajo mínimos desde hace tiempo.
-¿Cómo estas?- dijo pasando un brazo por mis hombros mientras le acompañaba a la entrada del los vestuarios. Hoy le tocaba jugar a el, era domingo y mañana partíamos de nuevo a Nueva York. Ayer jugo mi equipo con una clara victoria sobre el equipo local. Jugué todo el primer tiempo de la mejor manera que pude y disimulando los pinchazos en el pecho que surgían cada vez que empezaba a correr de una manera más o menos intensa, y creo que lo logre porque nadie me dijo nada relacionado con nada. Ni siquiera Edward sabia que seguían hay.
-Bien, contenta, seguimos en el campeonato. ¿Cómo te encuentras tú? ¿Nervioso?- dije pinchándole en costado para picarle, aunque de su parte solo me gane una sonrisa cariñosa y un beso en la cabeza. Adoraba esas respuestas.
-Para nada. Emmet sabe como imponer. Además, me darás suerte desde las gradas, ¿no?-.
-¿Tengo otra opción?-.
-Por mi si, me parece que por las chicas no-.
-Pues eso, pero no esperes una novia histérica gritándote todo el tiempo-.
-Con que estés basta-.
-Chicos, a los vestuarios- grito su entrenador mientras todos empezaban a entrar por la puerta y veía como las chicas también se despedían de los chicos.
-Nos vemos luego. Mucha suerte- dije cogiendole la cara y besándole mientras el solo sonreía y entraba junto al resto del grupo.
-Aquí, este es el lugar perfecto- dijo Alice sentándose en la parte central de la grada, mas o menos a la mitad de su altura. –Vamos a por algo de comer Rose, ¿queréis algo?- nos pregunto a Ángela y a mi.
-Solo un refresco- conteste.
-Yo otro- dijo Ángela mientras se iban a por el encargo. –Y bueno, ¿Qué tal todo Bella?-.
-Bien, supongo. ¿A que te refieres Ángela?- dije riéndome sin entender a que venia todo aquello.
-Rose me lo contó- se limito a decir. Asíque iba por ahí el asunto.
-Entonces lo sabes. Estoy feliz Ángela, de verdad, estoy perfecta-.
-No hace falta Bella, mirándoos a los dos lo puede comprobar cualquiera. Me alegro mucho, en serio-.
-Gracias Ángela- dije mientras la abrazaba. –Siento no haberte dicho nada, pero es que…-.
-Bella esas cosas no son para irlas predicando, lo entiendo perfectamente, en serio-.
-¿Han salido ya?- pregunto Rose entregándome mi refresco y sentándose a mi lado, quedándome entre ella y Ángela. –Vale no… ¡Ya salen! ¡Vamos capitán!- empezó a gritar Rose y el resto de la escuela y los locales abucheaban con fuerza mientras nuestros compañeros salían en fila corriendo al centro del campo, juntaban sus manos y gritaban alguna cosa ininteligible a aquella distancia mientras se separaban y aplaudían. Poco después salio el equipo local y la situación se revistió, mientras nosotros, porque hasta yo me uní, abucheábamos sus compañeros, claramente en mayor numero, aplaudían y gritaban con todas sus fuerzas.
-Ángela, tu sabes las reglas del juego, ¿verdad?-.
-Claro Bella, es uno de los deportes más importantes por aquí- dijo mirándome mientras yo tenia una clara cara de circunstancia. –No te preocupes, yo te voy explicando- me dijo mientras me cogia de la mano y me invitaba a ponerme de pie como los demás para que animase, aunque a mi manera. Cada jugador se fue hacia su naquillo y para mi desgracia, la primera parte teníamos al equipo rival delante de nosotros. Uno por uno se fueron quitando el casco que les cubría la cara para escuchar a su técnico mejor. No se podía negar que la mayoría tenía unos rasgos bonitos y muy característicos de la zona donde nos encontrábamos, aunque destacaba un chico moreno que parecía el capitán y no dejaba de echar miradas para el banquillo de nuestro equipo. Estaba claro que estar rodeada por gente de mi misma universidad me animaba a pitarles porque sabia que nada malo me podía pasar. Mientras tanto las animadoras hacían su espectáculo en el centro de la pista, y si pensaba que las de NYU eran demasiado provocadoras lo pensaba porque todavía no había visto a las de Miami. Cuando se retiraron vi como todos los jugadores salían hacia el centro, y Emmet y el chico moreno iban hasta el árbitro. A esas alturas ya había decidido no volver a sentarme y dejarme la garganta en animar. Que rápido se pegaba la euforia, sobre todo si se tenia como amigas a dos autenticas histéricas como Rose y Alice.
El partido dio comienzo, y hasta el momento lo único que entendía con total claridad es que allí recibía tortazos hasta el apuntador. Pero los que mas me dolían eran los de Edward, supongo que seria por mi visión pero parecía que los rivales se ensañaban especialmente con el, además de que el se irritaba con especial facilidad cada vez que alguien le tocaba.
A 10 minutos del final, llevábamos una ventaja sobre el otro equipo suficiente como para saber quien seria el claro vencedor de aquello. El pitido final solo hizo que confirmáramos lo que llevábamos celebrando desde hace rato.
-Vamos a felicitarles- me dijo Ángela cogiendome de la mano, mientras yo se la cogia a Rose y esta a Alice mientras bajábamos las gradas hasta la zona de juego. Todavía no se habían quitado los cascos asíque me costo identificar quien era quien. Un grupo de animadoras de la otra universidad atosigaban a un de nuestros jugadores, al cual le faltaban manos para quitárselas de encima con la mayor de la educación. Cuando vi sus ojos, deje de buscar porque había encontrada a quien quería. Salí corriendo en su dirección mientras el me recibía con sus brazos dándome vueltas en el aire.
-¡Felicidades!- le dije cuando me dejo en el suelo y le quite ese casco que me privaba de la mejor de las vistas de este mundo, su rostro y su sonrisa.
-Al final animaste en condiciones-.
-Rose y Alice me contagiaron su entusiasmo. Siento no poder decirte si jugaste bien pero es que no entiendo mucho esto- dije riéndome con el mientras le quitaba mechones de pelo de su cara, toda cubierta de sudor.
-¡Tu Cullen!- dijo el muchacho moreno dirigiéndose hacia el rodeado de medio equipo con claros aires de superioridad, mientras Edward cambiaba la actitud de su cara y me cogia poniéndome detrás suya.
-¿Qué quieres ahora Black?- dijo Edward con aires hostiles pero con un tono de voz totalmente tranquilo.
-Habéis jugado sucio, y eso se paga-.
-Vamos Jacob, asumid la derrota. Somos superiores, así de simple-dijo con una sonrisa burlona, la cual me asustaba ya que las consecuencias podían ser nefastas en esta situación.
-¿Y quien es ella?- dijo el tal Jacob dando un paso al lado y mirándome con la misma sonrisa con la que le había contestado Edward. -¿La nueva? No esta mal-.
-A ella, ni la mires- dije Edward cambiando su gesto a uno mucho mas amenazante y amenazándole con el dedo.
-Uh Cullen, ¿miedo a que te quite tu polvo de una noche? Ya veremos que pasa esta noche en la fiesta- dijo riéndose y mirando a sus colegas mientras todos se reían y Edward empezaba a temblar de pura rabia. –Pienso quitársela esta noche en sus narices- dijo en español para que Edward no lo entendiera, el problema aquí, es que yo si lo hice.
-Eres un cobarde chico. Si quieres amenazar o discutir con alguien a la cara, que lo entienda. ¿Y que te hace a ti pensar que yo quiero algo contigo? Pero si das pena- le conteste en el mismo idioma dejando a todos y cada uno con caras de asombro completo, mientras que en la de Jacob se distinguía también una de humillación. –Vámonos Edward- dije cogiendole de la mano, con confianza renovada hacia nuestros amigos que se encontraban a una distancia prudencial observando la situación.
-¡Que paso ahí?- dijo Emmet señalando al grupo sin quitarles la vista todavía.
-Es un desgraciado. Te juro que le voy a partir la cara un día de estos- dijo Edward cogiendose del pelo y tirandose de el para no cometer una locura de peores consecuencias.
-Olvídalo por favor. Son idiotas- dije restando importancia a aquello.
-¿Qué dijeron? Hubo una parte que no entendí claramente- pregunto mientras yo le traducía lo que paso de manera literal y sacándole una sonrisa desde la aparición de aquello individuos.
-Vamos a cambiarnos, esperadnos aquí- dijo Ben seguido del resto de chicos y mientras nosotras nos quedábamos en el mismo lugar donde vimos el partido.
-Chicas, ¿iremos esta noche a la fiesta verdad?- dijo Alice mirándose las uñas esperando una respuesta afirmativa y me jugaba el pelo, que planeando la salida de compras.
-Claro que iremos Alice- dijo Rose mirándola como si la hubiesen salido 8 ojos, pero viendo la reacción de Alice decidí adelantarme.
-Olvídate por mi parte de mas compras Alice. Es una fiesta en la playa, asíque mas compras no. No, no y no- dije.
-Pero Bella…-.
-Esta vez ni el puchero te va a funcionar-.
-Jo Bella- dijo cruzándose de brazos. –No me puedes hacer esto…-.
-¿Qué pasa aquí ahora?- dijo Edward acompañado por el resto de grupo mientras me ayudaba a levantarme y me abrazaba.
-Bella, que no quiere ir de compras para la fiesta de esta noche. Edward dila algo-.
-¿Quieres que la diga que tiene razón Alice?-.
-¿Qué me estas diciendo Edward?- dijo Alice llevándose la mano a la frente haciendo como que le estaba dando un ataque a algo.
-Alice, es una fiesta en la playa. Con unas bermudas y una camiseta nosotros ya cumplimos. No pretenderás ir en tacones y falda minúscula-.
-Tu no Edward. ¡Bella, estas llevando a mi hermano hacia tu lado! Edward, tu no me puedes abandonar-.
-Alice, eres una dramática- dije riéndome al igual que el resto del grupo.
-Para que veas que esta vez Bella lleva la razón, yo secundo la propuesta- dijo Ángela mientras una Rose demasiado tímida asentía con la cabeza.
-No me lo puedo creer, tu también Rose. Soy una incomprendida en este grupo. Vámonos Jazz- dijo cogiendole de la mano y arrastrándole hacia fuera del recinto, mientras los demás se dispersaban a su aire.
-¿Tu quieres ir a la fiesta Bella?- dijo Edward cogiendome de la cintura y dirigiéndonos al hotel andando nosotros solos.
-¿Por qué no querría ir? Ósea, se que no soy una chica muy fiestera y esas cosas, pero hemos ganado ambos, habrá que celebrarlo-.
-Ya, lo decía por Black, puede llegar a ser un completo idiota-.
-Ese a mi no me va a privar de nada Edward, y a ti tampoco debería. ¿Por qué os lleváis tan mal?-.
-Nos conocemos desde hace unos cuantos años- dijo riéndose de algo que claramente ocurrió en el pasado entre ellos. –Íbamos al mismo colegio porque vivía en Nueva York hasta que se mudo aquí hace como 5 años, y siempre quiso superarme por decirlo de alguna manera. Hasta consiguió a Tanya durante una noche, pero se creen que no lo se, y me tira indirectas como si fuese tonto, cuando el idiota que no se da cuenta. Notas, deportes, chica, familia, todo era un juego para el en contra mía-.
-Habla muy bien el castellano-.
-Su familia es latina. Creo que es lo único que hace mejor que yo-.
-Yo te puedo enseñar-.
-Tendría la mejor profesora del mundo- dijo sonriéndome y besándome en medio de la calle de una forma urgente.
-No creo que este sea el mejor sitio para esto Edward- dije cuando note que pasaba su mano por debajo de mi camiseta y jugaba con el broche del sujetador. Estaba llegando demasiado lejos.
-Si, cierto- dijo apoyando su frente en mi cuello. –Echo de menos la otra noche. Quiero volver a estar contigo Bella-.
-Esta noche mi amor. Esta noche soy toda tuya- le dije en el oído que estaba mas cerca de mi cara hasta que el se giro y capturo mis labios con los suyos mientras sonreíamos.
-¿Comemos hoy juntos preciosa?-.
-Claro-.
-Hasta ahora- dijo cuando nos separamos para ir cada uno a su cuarto. Entre al mío para preparar un poco el bolso con mis cosas. Rose debía de haber echo planes hasta la fiesta también ya que el suyo tampoco estaba. Decidí, ya que luego no podría llamarles, y hasta que llegase Edward, llamar a mi familia.
-Hola papa- salude escuchando como alguien cogia el teléfono y se rascaba la garganta de una manera única y tremendamente familiar para mi.
-¡Hija! ¿Qué tal por Miami? ¿Ganasteis verdad? ¿A que ganasteis?-.
-Si papa ganamos- conteste riéndome sabiendo que en aquellos momentos mi padre no se comía el teléfono de pura ansia porque no tenía otro en casa.
-¡Lo sabia! ¡Te lo dije! ¿Edward también gano? ¿A que si, a que si?-.
-Si papa, acabaron ahora de jugar y ganaron. Pasamos los dos a la siguiente ronda-.
-Sois los mejores. Me encantaría verte jugar al futbol. Mi hija jugando…- dijo riéndose imaginando a la Bella que solía frecuentar Madrid, desde luego yo en su lugar, o incluso hace unos meses, también me hubiese reído.
-Me alegra divertirte papa- dije sin ninguna malicia. Le entendía perfectamente. -¿Qué tal todos?-.
-Pues como siempre, mucho trabajo, mucho frío…- le escuchaba atentamente mientras iba ha abrir la puerta ya que alguien había llamado. Me asome y vi a Edward ya cambiado y con la misma sonría con la que le había dejado. Después de invitarle a pasar solo moviendo los labios me pregunto quien era. "Mi padre" le conteste en silencio.
-Hola Charlie- le contesto hablando nuestro idioma. Puse el móvil en silencio sabiendo lo que venia, trabajo de traductora.
-¡Edward! ¿Qué tal chico? Felicidades por la victoria-.
-Gracias Charlie. ¿Qué tal por Madrid?-.
-Mucho frío muchacho. ¿Qué? Ya voy… Me llaman de la oficina. Adiós muchacho. Un beso enorme hija. Te quiero-.
-Adiós Charlie-.
-Hasta pronto papa. Un beso- dije colgando. –Podemos irnos ya- dije cogiendo mis cosas y cerrando la habitación. -¿A dónde vamos?-.
-Sorpresa- dijo arrastrando la palabra. –Y no valen quejas. ¡No!- dijo antes de que me diese tiempo a abrir la boca. –Solo disfrútala, conmigo- me dijo mas bajito al oído para convencerme completamente.
-Me encanta Miami- dije mientras andábamos por el paseo. –El calor, la gente, es genial-.
-Podemos volver cuando quieras-.
-Sabes a que va destinado mi dinero Edward. No hay sitio en el mundo que me gusta más que el estar a tu lado, como si es en la universidad todo el rato, asíque deja los viajes-.
-Tienes siempre la respuesta perfecta para todo. Hemos llegado- dijo adentrándose en la playa mientras se quitaba las chanclas y yo hacia lo mismo. Nos acercamos a un puesto donde vendían comida rápida, y tras pedirla vi como sacaba la toalla de su mochila e iba hacia unas rocas altas que tenían vistas hacia l horizonte. –Es aquí- dijo una vez sentado. Como se que me hubieses matado si te hubiese llevado a algún lado caro, decidí quedarnos aquí. Desde mi punto de vista es…-.
-Precioso- dije sin dejarle terminar la frase y sentándome mientra miraba hacia el mar. –Esto es perfecto- dije mirándole y abrazándole mientras le tiraba de espaldas y yo caía encima suya dejando todo mi peso sobre el. Levante mi cabeza para mirarle a los ojos y sin poder evitar el deseo le bese con todo el amor que me salía en aquellos momentos.
-No sigas así que vamos a terminar haciendo cosas poco recomendables para menores de edad, y esta playa esta llena de niños- me dijo entre risas cogiendome de la cintura y dándome pequeños piquitos mientras yo también me reía poniéndome roja e incorporándome sobre la toalla.
-¿De que conocías este sitio?- dije abriendo mi refresco y empezando a comer.
-Cuando veníamos con mis padres de pequeños por trabajo de mi padre, mi madre siempre nos traía aquí-.
-Es increíble. Como tu. Gracias-.
-Gracia a ti por acompañarme. ¿Cómo llevas lo de los pinchazos?- me pregunto mientras con un dedo me acariciaba levemente el sitio.
-Mucho mejor. Ya te dije que no había de que preocuparse- dije girándome para darle un pequeño beso. Era falso, seguían dándome pinchazos, sobre todo cuando me levantaba después de horas de sueño estando apoyada sobre ese costado. Tenía pensado al llegar a Nueva York ir al medico para que me lo mirase, pero no quería decírselo a ninguno porque querían pagarme los costes y a eso no cedería a pesar de las mas que seguras discusiones que provocaría.
-Con lo que sea sabes donde estoy, ¿verdad?- dijo dándome un beso en la mejilla.
-A mi lado- dije acurrucándome a su lado mientras pasaba un brazo a mi alrededor. Me sentía mal sabiendo que no le contaba toda la verdad, pero era algo que no quería que estropease nada. Seria mi único secreto entre nosotros. Después de pasar toda la tarde juntos entre risas y besos, vimos ponerse los últimos rayos de sol por la línea imaginaria que separaba el mar del cielo, y nos dirigimos de nuevo hacia el hotel para prepararnos para la fiesta, que se celebraría en el pedazo de playa que tenia reservado el hotel como suyo propio.
-¿Dónde te habías metido Bella?- me pregunto una Alice histérica cuando entre a mi habitación con la sonrisa pegada a mi cara, exactamente igual que en las últimas horas, y ni siquiera ella lograría borrármela con sus berrinches.
-¿Qué haces en mi cuarto?- pregunté cayendo en que aquella habitación era mía y de Rose, a la cual vi salir del baño ya vestida y con la cabeza llena de rulos. Un mini vestido ajustado rojo era su atuendo, y me apostaba la vida a que aquello iba complementado con un buen par de tacones. –Rose, vas a la playa, no a un desfile de moda- dije dejando las cosas en mi cama, la cual comprobé que estaba hasta arriba de cosas de belleza y maquillaje. -¿Qué es todo esto?- dije cogiendo un puñado y dejándolos tirados de nuevo en la cama.
-¡Ángela sal ya de la ducha!- chillo loca perdida. –Quedan exactamente 45 minutos para que comience oficialmente la fiesta y tu llegas ahora. ¡A 45 minutos! ¿Bella, estas loca? No me va a dar tiempo a peinarte, maquillarte, elegirte la ropa…-.
Frena Alice, frena porque vas muy deprisa- dije poniéndole la mano delante de su cara. –Mira, te lo voy a volver a explicar. Me voy a duchar aho, y voy a tardar el tiempo que me de la gana, voy a dejarme el pelo como me quede, apenas me maquillare y yo misma elegiré mi ropa. Es una fiesta en la playa Alice. ¡En la playa! Tienes una obsesión muy seria, para revisártela mejor dicho. Asíque no quiero ningún berrinche ni grito, es lo que quiero hacer conmigo misma, tu y las demás podéis hacer lo que os de la gana- dije cogiendo mis cosas mientras veía como Ángela salía del baño.
-¡Oye, yo también quiero hacer lo que me de la gana!- dijo Ángela dejando sus cosas encima de mi cama.
-¿Tu también Ángela? Esto es una epidemia. –Rose, por favor, ¿Qué esta pasando en este mundo?- dijo sentándose en la cama dándose aire con la mano. Pase al lado de Ángela dándole un beso en la mejilla y me metí en la ducha para refrescarme un poco antes de volver a enfrentarme con la exagerada actitud de Alice, la cual, a veces, había que reconocer que era hasta graciosa. Salí en albornoz mientras veía a las chicas ya completamente vestidas. Para no hacer que a Alice le diese un paro cardiaco, elegí una camiseta de la palabra de honor blanca un poco ancha en la parte central y ajustada en la parte alta y baja, con un pantalón vaquero cortísimo y unas sandalias cerradas, las cuales sabia que pronto me quitaría para quedarme descalza. Seque mi pelo dejándole suelto con mis tirabuzones naturales, y me puse un poco de rimel y gloss y termine.
-No te mato porque estas increíble Bella, pero la próxima vez te juro que de aquí me tenéis que llevar al hospital- dijo Alice dándome un beso en la mejilla.
-Es que sois de lo que no hay. Sois increíblemente guapas las dos, no entiendo para que tanta parafernalia entre maquillaje y vestuario para ir a la playa. En serio, esta vez deberíais hacerme caso, si fueseis mas naturales iríais más guapas-.
-Yo creo lo mismo que Bella. Rose, tu pelo es increíble, lo le hace falta ni mas laca y mas nada. Y Alice tienes ropa de ir por la calle, sinceramente, mucho mas sencillo y bonito que eso. y que decir de vuestra piel, sin nada, parece mas bonita que con 5 kilos de ese maquillaje. Hacednos caso por una vez, por favor-.
-Pues yo me apunto- empezó Rose quitándose el vestido quedándose en ropa interior y sacando una camiseta básica de tirantes blanca y un pantalón mas corto que el mío aun y unas chanclas de dedo blancas también.
-¡Me estáis volviendo loca! Ahora yo también quiero ir así- dijo señalándonos a las tres. –Os voy a odiar cuando termine la noche, pero bueno, por una vez hare caso a alguien que no sea yo sobre moda- dijo riéndose y sacando un vestido blanco muy ligero.
-¿Estamos ya todas?- dijo Ángela detrás de nosotras la cual llevaba una especia de peto blanco con un bikini del mismo color debajo. -¡Estamos increíbles chicas!- dijo saltando y dando palmadas.
-Que orgullosa estoy de ti- dijo Alice corriendo hacia ella y abrazándola. Lógico, acababa de hacer una perfecta imitación de Alice emocionada. –Tenemos que hacernos fotos. Esta noche tiene que quedar para el recuerdo- dijo abriendo su maxi bolso y sacando una cámara como si fuese una profesional de ellos y juntándonos alas tres. –Sonreís chicas- dijo dejando la cámara encima del mueble y corriendo a nuestra dirección y juntándonos dejando un momento mágico para el recuerdo. –Otra, otra- dijo poniéndose en otra posición mientras volvía a salir el flash. Y así, poniendo muecas divertidas, entre besos, abrazos, risas, locuras, saltando encima de las camas tuvimos nuestros recuerdos grabados. –Me la pienso bajar a la playa- dijo Alice mientras veíamos las fotos de nuestra locura momentánea y bajamos a la fiesta donde deberían estar esperándonos los chicos.
-¡No me lo puedo creer! ¿Y los tacones? ¿Y el maquillaje? ¡Nos han cambiado nuestras chicas!- dijo Emmet llevándose las manos a la cabeza y mirándonos de cerca viendo a ver si es que su vista le había jugado una mala pasada de lejos.
-Están espectaculares las cuatro-dijo Jasper, aunque dudaba que su vista se hubiese fijado en alguien que no fuese Alice.
-Y no te lo niego- dijo cogiendo a Rose por la cintura y abrazándola. -¿Quién ha conseguido este milagro?- pregunto mientras primero 3 pares de ojos se posaban en mi para después mirarme otros 4 mas.
-Y esa es mi chica. ¡Ha logrado convencer a mi hermana!- dijo cogiendome e intentando el solo hacerme levantar por los aires. –Pero ayudadme panda de vagos- dijo mientras yo soldaba mis brazos a su cuello y el resto se dirigía a nuestra posición ayudándole. Obviamente lograron soltar mis brazos y hacerme volar un par de veces por los aires, seguido de mis gritos.
-Estáis locos-. Dije cuando mis pies tocaron suelo y ellos no podían parar de reírse, cosa que hizo que se me contagiase.
-Vamos a la playa- dijo Alice colgándose del cuello de Jasper mientras iban a caballito hacia la fiesta.
-Estas preciosa- dijo Edward cogiendome de la cintura por la espalda y besando mi hombro que estaba libre de ropa. -¿Cómo conseguiste que Alice y Rose fuerana una fiesta así, sin tacones y ropa de marca y esas cosas?-.
-Pues ni yo lo se. Pero me siento muy orgullosa de mi misma por eso- dijo riéndome pero con total sinceridad.
-Es para estarlo. Sin duda-.
-Tu tampoco estas nada mal- dije girando mi cabeza y capturando su labio con un mordisco dulce. Y es que con la ropa mas sencilla del mundo, Edward parecía un modelo de catalogo. Una camiseta blanca de tirantes que marcaba su mas que cuidado torso y una bermudas blancas con adornos azules le hacían ver como lo que era, un completo dios. Fue tocar la arena de la playa y guardar mis sandalias en el bolso, al igual que las de Edward y dejarlas en la recepción y quedarnos libres de estorbos para disfrutar de la playa. Un camino de antorchas indicaba el camino hacia "la pista de baile" y el chiringuito para los refrescos. La música, muy latina, estábamos en Miami, ¿Qué podíamos esperar? El ambiente, el ambiente era increíble.
-Y esta va para os enamorados. Parejas, disfruten del momento- dijo el DJ en algún momento de la noche mientras todo nuestro grupo bailaba con todo.
-Señorita, venga aquí- me dijo Edward cogiendome de la cintura y pegándome a su cuerpo mientras yo pasaba mis brazos por detrás de su cuello y empezaba a jugar con su pelo.
-¿Asíque enamorado, no?- le dije bajito en su oído.
-Hasta las trancas- me respondió de la misma manera.
-Debe de ser muy afortunada esa chica, ¿Por qué será una chica?- dije riéndome.
-Si, y además esta comprobado- me respondió de la misma manera. –Pero el afortunado soy yo, ¿sabes? Ella es increíble, me ha hecho ver la vida con otros ojos. Me hace muy feliz y ahora mi único objetivo en esta vida es hacerla feliz a ella, porque se merece el mundo entero, aunque como intente dárselo me corta el cuello- me respondió dándome un beso en el hombro y quedándose en la misma posición mientras mis ojos no podían evitar soltar un par de lagrimas.
-Confirmado, a esa chica le ha tocado la lotería- dije con un hilo de voz pero sonriendo.
-¿Estas llorando preciosa?- dijo levantando su cabeza y mirándome a los ojos mientras con besos cortada el recorrido de mis lagrimas. –No lo hagas más-.
-Es de pura felicidad. Solo eso-.
-Entonces ríe, no llores. No he dicho ninguna mentira, ¿sabes?-.
-No hace falta que me intentes dar el mundo entero. Con que tú estés a mi lado tengo absolutamente todo lo que necesito en el mundo. Mi mundo eres tú, y solo tú-.
-Pues entonces tienes felicidad asegurada para rato, porque no pienso irme de aquí, ¿sabes? He encontrado el mejor lugar en este mundo, y lo tengo a un par de pasas de distancia en la vida.-
-Prométeme, júrame que esto nunca va a cambiar. Que siempre vamos a estar así-.
-Te lo juro- dijo poniéndose a mi altura mirándome a los ojos y sonriendo a la vez. –Nosotros, solo nosotros- dijo acortando la distancia y besándome con pura ternura. Hubiese sido delito por mi parte no seguir con aquello porque era simplemente mágico, hasta que un flash, que parecía posicionado a unos centímetros de nuestras caras nos deslumbro aun teniendo los ojos cerrados. Y aunque sabia de donde venia aquello, gire mi cabeza para encontrarme con una Alice sonriente.
-Alice, ¿Por qué no estas con Jasper disfrutando del momento y tienes que venir aquí con la camarita?- dijo Edward sin soltarme mientras yo enterraba mi cara en el pecho.
-Fue a buscar las bebidas. Además, es que estabais tan adorables- dijo dando un suspiro profundo mientras seguía sonriendo. -¡Ben!- dijo cogiendole del brazo que tenia en la cintura de esta y tirando de el. –Hazme una foto con mi hermano y mi futura cuñada- dijo poniéndose en medio de los dos mientras me dejaba a mí con el susto en el cuerpo y a Edward una sonrisa imborrable. Puse mi mejor sonrisa mientras Ben apretaba el botón y disparaba.
-Que cara de susto se te ha quedado- me dijo Edward cogiendome de nuevo mientras el ritmo de la música cambiaba a otro mucho mas alegre y bailable y hacia que nos moviésemos al ritmo, aunque no marcando mucho nuestros movimientos.
-Edward, estaba hablando de boda. ¿Qué cara quieres que se me quede?-.
-No se, a mi me sonó bien la verdad-.
-Si Edward, pero en unos años, en unos cuantos años es posible. Pero ahora, sinceramente no quiero ni oír hablar de ellos. Disfrutemos de este momento y no adelantemos acontecimientos-.
-En un futuro serás aun mas mía de lo que eres ahora, ¿entonces? No tienes ni idea de cómo me atrae la idea- dijo mientras ambos nos sonreíamos como dos auténticos idiotas, aunque idiotas enamorados. Note como otro flash saltaba hacia nuestras cámaras, aunque esa vez ni me moleste en girarme para comprobar el origen.
-Déjame bailar un rato con la chica que ha hecho cambiar de idea a las dos tías mas cabezotas del mundo, detrás de ella misma- dijo Emmet apartando a Edward de un pequeño empujón y cogiendome a mí, levantando mis pies del suelo y bailando por los dos. –Me alegra verte tan feliz pequeña- me dijo sin parar de bailar pero cuando solo yo podía oírlo.
-Gracias Emmet. Gracias por todo. Tu también te mereces esa felicidad junto a Rose. Se os ve increíble-.
-Es increíble. ¿No hace mucho calor aquí?- me dijo de repente.
-Yo estoy perfectamente Emmet-.
-Que no que hace mucho calor- dijo empezando a andar hacia algún lado. 4 pasos después y cuando empezó a acelera el ritmo, caí en la cuenta. -¡Suéltame Emmet! ¡Te mato, te voy matar Emmet! –¡Suéldame!- dije mientras escuchaba como empezaba a doblarse de la risa. -¡Emmet…!- me dio a tiempo a decir cuando vi que me tiraba fuera de si, hasta que pude coger su camiseta y caerse conmigo dentro del agua tibia del mar. -¡Te voy a matar Emmet!- dije levantándome mientras la cámara de Alice no dejaba de soltar flashes entre las risas del grupo. Vi como Emmet se levantaba de espaldas a mi y yo me colgué en su cuello en roscando mis piernas a su alrededor.
-Vamos pequeña, mira como he terminado yo también- dijo mientras yo empezaba a partirme de risa y el me seguía intentado secar su camiseta escurriéndola. –Oye- me dijo girando su cabeza en tono bajito. -¿Y si conseguimos compañía?- dijo echando una mirada a la orilla donde el resto de nuestro grupo seguía sacando fotos y riéndose.
-Me parece la mejor idea que has tenido hasta ahora- dijo empezando a andar hasta llegar a la orilla y bajarme en el suelo mientras disimulábamos. –Oye Ali, déjame ver las fotos- dije mientras me acercaba a ella estirando mi mano.
-Ni hablar Bella, ni te acerques-.
-Oye ni que tenga la peste- dije sin parar.
-¡Bella, no!- grito cuando salte sobre ella abrazándola mientras ella intentaba soltarse y yo la llenaba de agua salada y empezaba a gritar haciendo pucheros y los flashes seguían saliendo.
-¡Corred porque tenéis el mismo final!- dijo Emmet totalmente calmado mientras cogia a Ángela y Rose a la vez mientras el resto de los chicos saliendo disparados en diferentes direcciones y entre el y yo llevábamos a las chicas al agua para que terminasen igual que nosotros. Al principio cabreadas pero inmediatamente rotas de risa.
-Yo me rindo- dijo Edward adentrándose en el mar y cayendo de espaldas empapándose entero, mientras Ben y Jasper con gesto de resignación terminaban haciendo lo mismo. Acabamos salpicándonos unos a otros, haciendo guerras de caballitos dentro del mar, riendo entre nosotros y besándonos en el mar mostrando que en aquel momento el amor no podía ser más grande. Salimos cuando vimos que terminaríamos con un catarro como no saliésemos a secarnos pronto.
-Toma- me dijo una chica nada mas salir dándome la cámara de Alice. –Tu amiga la dejo encima de una mesa, y tiene pinta de ser cara. Os hice unas cuantas fotos, espero que no os moleste-.
-No, por favor, muchísimas gracias. Es una cabeza loca. Gracias de verdad-.
-De nada- dijo dándose la vuelta y volviendo dentro del hotel mientas cogia a Edward de la mano y cogia mi bolso para meternos todos en el ascensor.
-¡No, no, esperad!- grito Edward mientras como Emmet cogia a Rose en volandas y la metía en su cuarto. –Mi ropa- dijo mientras a ambos nos salía la risa tonta. -¿Me invitas al tuyo?- me dijo poniendo cara de niño bueno, mientras yo le cogia por la camiseta y le metía en mi cuarto. -¿Y que quiere de mi la princesa hoy?- dijo abriendo sus brazos cuando yo estaba dejando mis cosas encima de la otra cama. Me acerque a el hasta quedarme apenas a un par de centímetros de el y mirandole.
-¿Quiero que me demuestres cuanto me quieres igual que pienso hacer yo contigo- dije mientras el suavizaba su expresión hasta convertirse en un gesto de total amor mientras me cogia la cara con las dos manos.
-Eso esta echo preciosa- dijo acortando la distancia mientras aquella habitación volvía a ser cómplice de nuestro amor, una vez mas.
ESPERO Y LES GUSTE CHICAS Y PERDON POR LA TARDANZA PERO ESO DE LA ESCUELA Y LOS TRABAJOS ME TIENEN AGOTADA ESPERO Y LO ENTIENDAN PERO ESTARE SUBIENDO CAPITULOS MAS SEGIDO BUENO ESO ESPERO, LO INTENTARE BESOS BYE BYE
-Tu… eres… déjame pensar…-.
-Se te da demasiado mal mentir y disimular- dijo quitándome las manos de los ojos mientras me daba la vuelta y me lanzaba a su cuello y el me recibía entre sus brazos. –Yo también te eche de menos- me dijo tan bajito que solo yo pude oírle.
-Venga por favor, que parece que os pegaron con Súper Glu- dijo Emmet en un intento de cargarse nuestro momento. Si tuviese que darle un dólar a Rose por cada vez que le daba una colleja a Emmet al decir algo relacionado con nosotros, estaba segura de que estaría bajo mínimos desde hace tiempo.
-¿Cómo estas?- dijo pasando un brazo por mis hombros mientras le acompañaba a la entrada del los vestuarios. Hoy le tocaba jugar a el, era domingo y mañana partíamos de nuevo a Nueva York. Ayer jugo mi equipo con una clara victoria sobre el equipo local. Jugué todo el primer tiempo de la mejor manera que pude y disimulando los pinchazos en el pecho que surgían cada vez que empezaba a correr de una manera más o menos intensa, y creo que lo logre porque nadie me dijo nada relacionado con nada. Ni siquiera Edward sabia que seguían hay.
-Bien, contenta, seguimos en el campeonato. ¿Cómo te encuentras tú? ¿Nervioso?- dije pinchándole en costado para picarle, aunque de su parte solo me gane una sonrisa cariñosa y un beso en la cabeza. Adoraba esas respuestas.
-Para nada. Emmet sabe como imponer. Además, me darás suerte desde las gradas, ¿no?-.
-¿Tengo otra opción?-.
-Por mi si, me parece que por las chicas no-.
-Pues eso, pero no esperes una novia histérica gritándote todo el tiempo-.
-Con que estés basta-.
-Chicos, a los vestuarios- grito su entrenador mientras todos empezaban a entrar por la puerta y veía como las chicas también se despedían de los chicos.
-Nos vemos luego. Mucha suerte- dije cogiendole la cara y besándole mientras el solo sonreía y entraba junto al resto del grupo.
-Aquí, este es el lugar perfecto- dijo Alice sentándose en la parte central de la grada, mas o menos a la mitad de su altura. –Vamos a por algo de comer Rose, ¿queréis algo?- nos pregunto a Ángela y a mi.
-Solo un refresco- conteste.
-Yo otro- dijo Ángela mientras se iban a por el encargo. –Y bueno, ¿Qué tal todo Bella?-.
-Bien, supongo. ¿A que te refieres Ángela?- dije riéndome sin entender a que venia todo aquello.
-Rose me lo contó- se limito a decir. Asíque iba por ahí el asunto.
-Entonces lo sabes. Estoy feliz Ángela, de verdad, estoy perfecta-.
-No hace falta Bella, mirándoos a los dos lo puede comprobar cualquiera. Me alegro mucho, en serio-.
-Gracias Ángela- dije mientras la abrazaba. –Siento no haberte dicho nada, pero es que…-.
-Bella esas cosas no son para irlas predicando, lo entiendo perfectamente, en serio-.
-¿Han salido ya?- pregunto Rose entregándome mi refresco y sentándose a mi lado, quedándome entre ella y Ángela. –Vale no… ¡Ya salen! ¡Vamos capitán!- empezó a gritar Rose y el resto de la escuela y los locales abucheaban con fuerza mientras nuestros compañeros salían en fila corriendo al centro del campo, juntaban sus manos y gritaban alguna cosa ininteligible a aquella distancia mientras se separaban y aplaudían. Poco después salio el equipo local y la situación se revistió, mientras nosotros, porque hasta yo me uní, abucheábamos sus compañeros, claramente en mayor numero, aplaudían y gritaban con todas sus fuerzas.
-Ángela, tu sabes las reglas del juego, ¿verdad?-.
-Claro Bella, es uno de los deportes más importantes por aquí- dijo mirándome mientras yo tenia una clara cara de circunstancia. –No te preocupes, yo te voy explicando- me dijo mientras me cogia de la mano y me invitaba a ponerme de pie como los demás para que animase, aunque a mi manera. Cada jugador se fue hacia su naquillo y para mi desgracia, la primera parte teníamos al equipo rival delante de nosotros. Uno por uno se fueron quitando el casco que les cubría la cara para escuchar a su técnico mejor. No se podía negar que la mayoría tenía unos rasgos bonitos y muy característicos de la zona donde nos encontrábamos, aunque destacaba un chico moreno que parecía el capitán y no dejaba de echar miradas para el banquillo de nuestro equipo. Estaba claro que estar rodeada por gente de mi misma universidad me animaba a pitarles porque sabia que nada malo me podía pasar. Mientras tanto las animadoras hacían su espectáculo en el centro de la pista, y si pensaba que las de NYU eran demasiado provocadoras lo pensaba porque todavía no había visto a las de Miami. Cuando se retiraron vi como todos los jugadores salían hacia el centro, y Emmet y el chico moreno iban hasta el árbitro. A esas alturas ya había decidido no volver a sentarme y dejarme la garganta en animar. Que rápido se pegaba la euforia, sobre todo si se tenia como amigas a dos autenticas histéricas como Rose y Alice.
El partido dio comienzo, y hasta el momento lo único que entendía con total claridad es que allí recibía tortazos hasta el apuntador. Pero los que mas me dolían eran los de Edward, supongo que seria por mi visión pero parecía que los rivales se ensañaban especialmente con el, además de que el se irritaba con especial facilidad cada vez que alguien le tocaba.
A 10 minutos del final, llevábamos una ventaja sobre el otro equipo suficiente como para saber quien seria el claro vencedor de aquello. El pitido final solo hizo que confirmáramos lo que llevábamos celebrando desde hace rato.
-Vamos a felicitarles- me dijo Ángela cogiendome de la mano, mientras yo se la cogia a Rose y esta a Alice mientras bajábamos las gradas hasta la zona de juego. Todavía no se habían quitado los cascos asíque me costo identificar quien era quien. Un grupo de animadoras de la otra universidad atosigaban a un de nuestros jugadores, al cual le faltaban manos para quitárselas de encima con la mayor de la educación. Cuando vi sus ojos, deje de buscar porque había encontrada a quien quería. Salí corriendo en su dirección mientras el me recibía con sus brazos dándome vueltas en el aire.
-¡Felicidades!- le dije cuando me dejo en el suelo y le quite ese casco que me privaba de la mejor de las vistas de este mundo, su rostro y su sonrisa.
-Al final animaste en condiciones-.
-Rose y Alice me contagiaron su entusiasmo. Siento no poder decirte si jugaste bien pero es que no entiendo mucho esto- dije riéndome con el mientras le quitaba mechones de pelo de su cara, toda cubierta de sudor.
-¡Tu Cullen!- dijo el muchacho moreno dirigiéndose hacia el rodeado de medio equipo con claros aires de superioridad, mientras Edward cambiaba la actitud de su cara y me cogia poniéndome detrás suya.
-¿Qué quieres ahora Black?- dijo Edward con aires hostiles pero con un tono de voz totalmente tranquilo.
-Habéis jugado sucio, y eso se paga-.
-Vamos Jacob, asumid la derrota. Somos superiores, así de simple-dijo con una sonrisa burlona, la cual me asustaba ya que las consecuencias podían ser nefastas en esta situación.
-¿Y quien es ella?- dijo el tal Jacob dando un paso al lado y mirándome con la misma sonrisa con la que le había contestado Edward. -¿La nueva? No esta mal-.
-A ella, ni la mires- dije Edward cambiando su gesto a uno mucho mas amenazante y amenazándole con el dedo.
-Uh Cullen, ¿miedo a que te quite tu polvo de una noche? Ya veremos que pasa esta noche en la fiesta- dijo riéndose y mirando a sus colegas mientras todos se reían y Edward empezaba a temblar de pura rabia. –Pienso quitársela esta noche en sus narices- dijo en español para que Edward no lo entendiera, el problema aquí, es que yo si lo hice.
-Eres un cobarde chico. Si quieres amenazar o discutir con alguien a la cara, que lo entienda. ¿Y que te hace a ti pensar que yo quiero algo contigo? Pero si das pena- le conteste en el mismo idioma dejando a todos y cada uno con caras de asombro completo, mientras que en la de Jacob se distinguía también una de humillación. –Vámonos Edward- dije cogiendole de la mano, con confianza renovada hacia nuestros amigos que se encontraban a una distancia prudencial observando la situación.
-¡Que paso ahí?- dijo Emmet señalando al grupo sin quitarles la vista todavía.
-Es un desgraciado. Te juro que le voy a partir la cara un día de estos- dijo Edward cogiendose del pelo y tirandose de el para no cometer una locura de peores consecuencias.
-Olvídalo por favor. Son idiotas- dije restando importancia a aquello.
-¿Qué dijeron? Hubo una parte que no entendí claramente- pregunto mientras yo le traducía lo que paso de manera literal y sacándole una sonrisa desde la aparición de aquello individuos.
-Vamos a cambiarnos, esperadnos aquí- dijo Ben seguido del resto de chicos y mientras nosotras nos quedábamos en el mismo lugar donde vimos el partido.
-Chicas, ¿iremos esta noche a la fiesta verdad?- dijo Alice mirándose las uñas esperando una respuesta afirmativa y me jugaba el pelo, que planeando la salida de compras.
-Claro que iremos Alice- dijo Rose mirándola como si la hubiesen salido 8 ojos, pero viendo la reacción de Alice decidí adelantarme.
-Olvídate por mi parte de mas compras Alice. Es una fiesta en la playa, asíque mas compras no. No, no y no- dije.
-Pero Bella…-.
-Esta vez ni el puchero te va a funcionar-.
-Jo Bella- dijo cruzándose de brazos. –No me puedes hacer esto…-.
-¿Qué pasa aquí ahora?- dijo Edward acompañado por el resto de grupo mientras me ayudaba a levantarme y me abrazaba.
-Bella, que no quiere ir de compras para la fiesta de esta noche. Edward dila algo-.
-¿Quieres que la diga que tiene razón Alice?-.
-¿Qué me estas diciendo Edward?- dijo Alice llevándose la mano a la frente haciendo como que le estaba dando un ataque a algo.
-Alice, es una fiesta en la playa. Con unas bermudas y una camiseta nosotros ya cumplimos. No pretenderás ir en tacones y falda minúscula-.
-Tu no Edward. ¡Bella, estas llevando a mi hermano hacia tu lado! Edward, tu no me puedes abandonar-.
-Alice, eres una dramática- dije riéndome al igual que el resto del grupo.
-Para que veas que esta vez Bella lleva la razón, yo secundo la propuesta- dijo Ángela mientras una Rose demasiado tímida asentía con la cabeza.
-No me lo puedo creer, tu también Rose. Soy una incomprendida en este grupo. Vámonos Jazz- dijo cogiendole de la mano y arrastrándole hacia fuera del recinto, mientras los demás se dispersaban a su aire.
-¿Tu quieres ir a la fiesta Bella?- dijo Edward cogiendome de la cintura y dirigiéndonos al hotel andando nosotros solos.
-¿Por qué no querría ir? Ósea, se que no soy una chica muy fiestera y esas cosas, pero hemos ganado ambos, habrá que celebrarlo-.
-Ya, lo decía por Black, puede llegar a ser un completo idiota-.
-Ese a mi no me va a privar de nada Edward, y a ti tampoco debería. ¿Por qué os lleváis tan mal?-.
-Nos conocemos desde hace unos cuantos años- dijo riéndose de algo que claramente ocurrió en el pasado entre ellos. –Íbamos al mismo colegio porque vivía en Nueva York hasta que se mudo aquí hace como 5 años, y siempre quiso superarme por decirlo de alguna manera. Hasta consiguió a Tanya durante una noche, pero se creen que no lo se, y me tira indirectas como si fuese tonto, cuando el idiota que no se da cuenta. Notas, deportes, chica, familia, todo era un juego para el en contra mía-.
-Habla muy bien el castellano-.
-Su familia es latina. Creo que es lo único que hace mejor que yo-.
-Yo te puedo enseñar-.
-Tendría la mejor profesora del mundo- dijo sonriéndome y besándome en medio de la calle de una forma urgente.
-No creo que este sea el mejor sitio para esto Edward- dije cuando note que pasaba su mano por debajo de mi camiseta y jugaba con el broche del sujetador. Estaba llegando demasiado lejos.
-Si, cierto- dijo apoyando su frente en mi cuello. –Echo de menos la otra noche. Quiero volver a estar contigo Bella-.
-Esta noche mi amor. Esta noche soy toda tuya- le dije en el oído que estaba mas cerca de mi cara hasta que el se giro y capturo mis labios con los suyos mientras sonreíamos.
-¿Comemos hoy juntos preciosa?-.
-Claro-.
-Hasta ahora- dijo cuando nos separamos para ir cada uno a su cuarto. Entre al mío para preparar un poco el bolso con mis cosas. Rose debía de haber echo planes hasta la fiesta también ya que el suyo tampoco estaba. Decidí, ya que luego no podría llamarles, y hasta que llegase Edward, llamar a mi familia.
-Hola papa- salude escuchando como alguien cogia el teléfono y se rascaba la garganta de una manera única y tremendamente familiar para mi.
-¡Hija! ¿Qué tal por Miami? ¿Ganasteis verdad? ¿A que ganasteis?-.
-Si papa ganamos- conteste riéndome sabiendo que en aquellos momentos mi padre no se comía el teléfono de pura ansia porque no tenía otro en casa.
-¡Lo sabia! ¡Te lo dije! ¿Edward también gano? ¿A que si, a que si?-.
-Si papa, acabaron ahora de jugar y ganaron. Pasamos los dos a la siguiente ronda-.
-Sois los mejores. Me encantaría verte jugar al futbol. Mi hija jugando…- dijo riéndose imaginando a la Bella que solía frecuentar Madrid, desde luego yo en su lugar, o incluso hace unos meses, también me hubiese reído.
-Me alegra divertirte papa- dije sin ninguna malicia. Le entendía perfectamente. -¿Qué tal todos?-.
-Pues como siempre, mucho trabajo, mucho frío…- le escuchaba atentamente mientras iba ha abrir la puerta ya que alguien había llamado. Me asome y vi a Edward ya cambiado y con la misma sonría con la que le había dejado. Después de invitarle a pasar solo moviendo los labios me pregunto quien era. "Mi padre" le conteste en silencio.
-Hola Charlie- le contesto hablando nuestro idioma. Puse el móvil en silencio sabiendo lo que venia, trabajo de traductora.
-¡Edward! ¿Qué tal chico? Felicidades por la victoria-.
-Gracias Charlie. ¿Qué tal por Madrid?-.
-Mucho frío muchacho. ¿Qué? Ya voy… Me llaman de la oficina. Adiós muchacho. Un beso enorme hija. Te quiero-.
-Adiós Charlie-.
-Hasta pronto papa. Un beso- dije colgando. –Podemos irnos ya- dije cogiendo mis cosas y cerrando la habitación. -¿A dónde vamos?-.
-Sorpresa- dijo arrastrando la palabra. –Y no valen quejas. ¡No!- dijo antes de que me diese tiempo a abrir la boca. –Solo disfrútala, conmigo- me dijo mas bajito al oído para convencerme completamente.
-Me encanta Miami- dije mientras andábamos por el paseo. –El calor, la gente, es genial-.
-Podemos volver cuando quieras-.
-Sabes a que va destinado mi dinero Edward. No hay sitio en el mundo que me gusta más que el estar a tu lado, como si es en la universidad todo el rato, asíque deja los viajes-.
-Tienes siempre la respuesta perfecta para todo. Hemos llegado- dijo adentrándose en la playa mientras se quitaba las chanclas y yo hacia lo mismo. Nos acercamos a un puesto donde vendían comida rápida, y tras pedirla vi como sacaba la toalla de su mochila e iba hacia unas rocas altas que tenían vistas hacia l horizonte. –Es aquí- dijo una vez sentado. Como se que me hubieses matado si te hubiese llevado a algún lado caro, decidí quedarnos aquí. Desde mi punto de vista es…-.
-Precioso- dije sin dejarle terminar la frase y sentándome mientra miraba hacia el mar. –Esto es perfecto- dije mirándole y abrazándole mientras le tiraba de espaldas y yo caía encima suya dejando todo mi peso sobre el. Levante mi cabeza para mirarle a los ojos y sin poder evitar el deseo le bese con todo el amor que me salía en aquellos momentos.
-No sigas así que vamos a terminar haciendo cosas poco recomendables para menores de edad, y esta playa esta llena de niños- me dijo entre risas cogiendome de la cintura y dándome pequeños piquitos mientras yo también me reía poniéndome roja e incorporándome sobre la toalla.
-¿De que conocías este sitio?- dije abriendo mi refresco y empezando a comer.
-Cuando veníamos con mis padres de pequeños por trabajo de mi padre, mi madre siempre nos traía aquí-.
-Es increíble. Como tu. Gracias-.
-Gracia a ti por acompañarme. ¿Cómo llevas lo de los pinchazos?- me pregunto mientras con un dedo me acariciaba levemente el sitio.
-Mucho mejor. Ya te dije que no había de que preocuparse- dije girándome para darle un pequeño beso. Era falso, seguían dándome pinchazos, sobre todo cuando me levantaba después de horas de sueño estando apoyada sobre ese costado. Tenía pensado al llegar a Nueva York ir al medico para que me lo mirase, pero no quería decírselo a ninguno porque querían pagarme los costes y a eso no cedería a pesar de las mas que seguras discusiones que provocaría.
-Con lo que sea sabes donde estoy, ¿verdad?- dijo dándome un beso en la mejilla.
-A mi lado- dije acurrucándome a su lado mientras pasaba un brazo a mi alrededor. Me sentía mal sabiendo que no le contaba toda la verdad, pero era algo que no quería que estropease nada. Seria mi único secreto entre nosotros. Después de pasar toda la tarde juntos entre risas y besos, vimos ponerse los últimos rayos de sol por la línea imaginaria que separaba el mar del cielo, y nos dirigimos de nuevo hacia el hotel para prepararnos para la fiesta, que se celebraría en el pedazo de playa que tenia reservado el hotel como suyo propio.
-¿Dónde te habías metido Bella?- me pregunto una Alice histérica cuando entre a mi habitación con la sonrisa pegada a mi cara, exactamente igual que en las últimas horas, y ni siquiera ella lograría borrármela con sus berrinches.
-¿Qué haces en mi cuarto?- pregunté cayendo en que aquella habitación era mía y de Rose, a la cual vi salir del baño ya vestida y con la cabeza llena de rulos. Un mini vestido ajustado rojo era su atuendo, y me apostaba la vida a que aquello iba complementado con un buen par de tacones. –Rose, vas a la playa, no a un desfile de moda- dije dejando las cosas en mi cama, la cual comprobé que estaba hasta arriba de cosas de belleza y maquillaje. -¿Qué es todo esto?- dije cogiendo un puñado y dejándolos tirados de nuevo en la cama.
-¡Ángela sal ya de la ducha!- chillo loca perdida. –Quedan exactamente 45 minutos para que comience oficialmente la fiesta y tu llegas ahora. ¡A 45 minutos! ¿Bella, estas loca? No me va a dar tiempo a peinarte, maquillarte, elegirte la ropa…-.
Frena Alice, frena porque vas muy deprisa- dije poniéndole la mano delante de su cara. –Mira, te lo voy a volver a explicar. Me voy a duchar aho, y voy a tardar el tiempo que me de la gana, voy a dejarme el pelo como me quede, apenas me maquillare y yo misma elegiré mi ropa. Es una fiesta en la playa Alice. ¡En la playa! Tienes una obsesión muy seria, para revisártela mejor dicho. Asíque no quiero ningún berrinche ni grito, es lo que quiero hacer conmigo misma, tu y las demás podéis hacer lo que os de la gana- dije cogiendo mis cosas mientras veía como Ángela salía del baño.
-¡Oye, yo también quiero hacer lo que me de la gana!- dijo Ángela dejando sus cosas encima de mi cama.
-¿Tu también Ángela? Esto es una epidemia. –Rose, por favor, ¿Qué esta pasando en este mundo?- dijo sentándose en la cama dándose aire con la mano. Pase al lado de Ángela dándole un beso en la mejilla y me metí en la ducha para refrescarme un poco antes de volver a enfrentarme con la exagerada actitud de Alice, la cual, a veces, había que reconocer que era hasta graciosa. Salí en albornoz mientras veía a las chicas ya completamente vestidas. Para no hacer que a Alice le diese un paro cardiaco, elegí una camiseta de la palabra de honor blanca un poco ancha en la parte central y ajustada en la parte alta y baja, con un pantalón vaquero cortísimo y unas sandalias cerradas, las cuales sabia que pronto me quitaría para quedarme descalza. Seque mi pelo dejándole suelto con mis tirabuzones naturales, y me puse un poco de rimel y gloss y termine.
-No te mato porque estas increíble Bella, pero la próxima vez te juro que de aquí me tenéis que llevar al hospital- dijo Alice dándome un beso en la mejilla.
-Es que sois de lo que no hay. Sois increíblemente guapas las dos, no entiendo para que tanta parafernalia entre maquillaje y vestuario para ir a la playa. En serio, esta vez deberíais hacerme caso, si fueseis mas naturales iríais más guapas-.
-Yo creo lo mismo que Bella. Rose, tu pelo es increíble, lo le hace falta ni mas laca y mas nada. Y Alice tienes ropa de ir por la calle, sinceramente, mucho mas sencillo y bonito que eso. y que decir de vuestra piel, sin nada, parece mas bonita que con 5 kilos de ese maquillaje. Hacednos caso por una vez, por favor-.
-Pues yo me apunto- empezó Rose quitándose el vestido quedándose en ropa interior y sacando una camiseta básica de tirantes blanca y un pantalón mas corto que el mío aun y unas chanclas de dedo blancas también.
-¡Me estáis volviendo loca! Ahora yo también quiero ir así- dijo señalándonos a las tres. –Os voy a odiar cuando termine la noche, pero bueno, por una vez hare caso a alguien que no sea yo sobre moda- dijo riéndose y sacando un vestido blanco muy ligero.
-¿Estamos ya todas?- dijo Ángela detrás de nosotras la cual llevaba una especia de peto blanco con un bikini del mismo color debajo. -¡Estamos increíbles chicas!- dijo saltando y dando palmadas.
-Que orgullosa estoy de ti- dijo Alice corriendo hacia ella y abrazándola. Lógico, acababa de hacer una perfecta imitación de Alice emocionada. –Tenemos que hacernos fotos. Esta noche tiene que quedar para el recuerdo- dijo abriendo su maxi bolso y sacando una cámara como si fuese una profesional de ellos y juntándonos alas tres. –Sonreís chicas- dijo dejando la cámara encima del mueble y corriendo a nuestra dirección y juntándonos dejando un momento mágico para el recuerdo. –Otra, otra- dijo poniéndose en otra posición mientras volvía a salir el flash. Y así, poniendo muecas divertidas, entre besos, abrazos, risas, locuras, saltando encima de las camas tuvimos nuestros recuerdos grabados. –Me la pienso bajar a la playa- dijo Alice mientras veíamos las fotos de nuestra locura momentánea y bajamos a la fiesta donde deberían estar esperándonos los chicos.
-¡No me lo puedo creer! ¿Y los tacones? ¿Y el maquillaje? ¡Nos han cambiado nuestras chicas!- dijo Emmet llevándose las manos a la cabeza y mirándonos de cerca viendo a ver si es que su vista le había jugado una mala pasada de lejos.
-Están espectaculares las cuatro-dijo Jasper, aunque dudaba que su vista se hubiese fijado en alguien que no fuese Alice.
-Y no te lo niego- dijo cogiendo a Rose por la cintura y abrazándola. -¿Quién ha conseguido este milagro?- pregunto mientras primero 3 pares de ojos se posaban en mi para después mirarme otros 4 mas.
-Y esa es mi chica. ¡Ha logrado convencer a mi hermana!- dijo cogiendome e intentando el solo hacerme levantar por los aires. –Pero ayudadme panda de vagos- dijo mientras yo soldaba mis brazos a su cuello y el resto se dirigía a nuestra posición ayudándole. Obviamente lograron soltar mis brazos y hacerme volar un par de veces por los aires, seguido de mis gritos.
-Estáis locos-. Dije cuando mis pies tocaron suelo y ellos no podían parar de reírse, cosa que hizo que se me contagiase.
-Vamos a la playa- dijo Alice colgándose del cuello de Jasper mientras iban a caballito hacia la fiesta.
-Estas preciosa- dijo Edward cogiendome de la cintura por la espalda y besando mi hombro que estaba libre de ropa. -¿Cómo conseguiste que Alice y Rose fuerana una fiesta así, sin tacones y ropa de marca y esas cosas?-.
-Pues ni yo lo se. Pero me siento muy orgullosa de mi misma por eso- dijo riéndome pero con total sinceridad.
-Es para estarlo. Sin duda-.
-Tu tampoco estas nada mal- dije girando mi cabeza y capturando su labio con un mordisco dulce. Y es que con la ropa mas sencilla del mundo, Edward parecía un modelo de catalogo. Una camiseta blanca de tirantes que marcaba su mas que cuidado torso y una bermudas blancas con adornos azules le hacían ver como lo que era, un completo dios. Fue tocar la arena de la playa y guardar mis sandalias en el bolso, al igual que las de Edward y dejarlas en la recepción y quedarnos libres de estorbos para disfrutar de la playa. Un camino de antorchas indicaba el camino hacia "la pista de baile" y el chiringuito para los refrescos. La música, muy latina, estábamos en Miami, ¿Qué podíamos esperar? El ambiente, el ambiente era increíble.
-Y esta va para os enamorados. Parejas, disfruten del momento- dijo el DJ en algún momento de la noche mientras todo nuestro grupo bailaba con todo.
-Señorita, venga aquí- me dijo Edward cogiendome de la cintura y pegándome a su cuerpo mientras yo pasaba mis brazos por detrás de su cuello y empezaba a jugar con su pelo.
-¿Asíque enamorado, no?- le dije bajito en su oído.
-Hasta las trancas- me respondió de la misma manera.
-Debe de ser muy afortunada esa chica, ¿Por qué será una chica?- dije riéndome.
-Si, y además esta comprobado- me respondió de la misma manera. –Pero el afortunado soy yo, ¿sabes? Ella es increíble, me ha hecho ver la vida con otros ojos. Me hace muy feliz y ahora mi único objetivo en esta vida es hacerla feliz a ella, porque se merece el mundo entero, aunque como intente dárselo me corta el cuello- me respondió dándome un beso en el hombro y quedándose en la misma posición mientras mis ojos no podían evitar soltar un par de lagrimas.
-Confirmado, a esa chica le ha tocado la lotería- dije con un hilo de voz pero sonriendo.
-¿Estas llorando preciosa?- dijo levantando su cabeza y mirándome a los ojos mientras con besos cortada el recorrido de mis lagrimas. –No lo hagas más-.
-Es de pura felicidad. Solo eso-.
-Entonces ríe, no llores. No he dicho ninguna mentira, ¿sabes?-.
-No hace falta que me intentes dar el mundo entero. Con que tú estés a mi lado tengo absolutamente todo lo que necesito en el mundo. Mi mundo eres tú, y solo tú-.
-Pues entonces tienes felicidad asegurada para rato, porque no pienso irme de aquí, ¿sabes? He encontrado el mejor lugar en este mundo, y lo tengo a un par de pasas de distancia en la vida.-
-Prométeme, júrame que esto nunca va a cambiar. Que siempre vamos a estar así-.
-Te lo juro- dijo poniéndose a mi altura mirándome a los ojos y sonriendo a la vez. –Nosotros, solo nosotros- dijo acortando la distancia y besándome con pura ternura. Hubiese sido delito por mi parte no seguir con aquello porque era simplemente mágico, hasta que un flash, que parecía posicionado a unos centímetros de nuestras caras nos deslumbro aun teniendo los ojos cerrados. Y aunque sabia de donde venia aquello, gire mi cabeza para encontrarme con una Alice sonriente.
-Alice, ¿Por qué no estas con Jasper disfrutando del momento y tienes que venir aquí con la camarita?- dijo Edward sin soltarme mientras yo enterraba mi cara en el pecho.
-Fue a buscar las bebidas. Además, es que estabais tan adorables- dijo dando un suspiro profundo mientras seguía sonriendo. -¡Ben!- dijo cogiendole del brazo que tenia en la cintura de esta y tirando de el. –Hazme una foto con mi hermano y mi futura cuñada- dijo poniéndose en medio de los dos mientras me dejaba a mí con el susto en el cuerpo y a Edward una sonrisa imborrable. Puse mi mejor sonrisa mientras Ben apretaba el botón y disparaba.
-Que cara de susto se te ha quedado- me dijo Edward cogiendome de nuevo mientras el ritmo de la música cambiaba a otro mucho mas alegre y bailable y hacia que nos moviésemos al ritmo, aunque no marcando mucho nuestros movimientos.
-Edward, estaba hablando de boda. ¿Qué cara quieres que se me quede?-.
-No se, a mi me sonó bien la verdad-.
-Si Edward, pero en unos años, en unos cuantos años es posible. Pero ahora, sinceramente no quiero ni oír hablar de ellos. Disfrutemos de este momento y no adelantemos acontecimientos-.
-En un futuro serás aun mas mía de lo que eres ahora, ¿entonces? No tienes ni idea de cómo me atrae la idea- dijo mientras ambos nos sonreíamos como dos auténticos idiotas, aunque idiotas enamorados. Note como otro flash saltaba hacia nuestras cámaras, aunque esa vez ni me moleste en girarme para comprobar el origen.
-Déjame bailar un rato con la chica que ha hecho cambiar de idea a las dos tías mas cabezotas del mundo, detrás de ella misma- dijo Emmet apartando a Edward de un pequeño empujón y cogiendome a mí, levantando mis pies del suelo y bailando por los dos. –Me alegra verte tan feliz pequeña- me dijo sin parar de bailar pero cuando solo yo podía oírlo.
-Gracias Emmet. Gracias por todo. Tu también te mereces esa felicidad junto a Rose. Se os ve increíble-.
-Es increíble. ¿No hace mucho calor aquí?- me dijo de repente.
-Yo estoy perfectamente Emmet-.
-Que no que hace mucho calor- dijo empezando a andar hacia algún lado. 4 pasos después y cuando empezó a acelera el ritmo, caí en la cuenta. -¡Suéltame Emmet! ¡Te mato, te voy matar Emmet! –¡Suéldame!- dije mientras escuchaba como empezaba a doblarse de la risa. -¡Emmet…!- me dio a tiempo a decir cuando vi que me tiraba fuera de si, hasta que pude coger su camiseta y caerse conmigo dentro del agua tibia del mar. -¡Te voy a matar Emmet!- dije levantándome mientras la cámara de Alice no dejaba de soltar flashes entre las risas del grupo. Vi como Emmet se levantaba de espaldas a mi y yo me colgué en su cuello en roscando mis piernas a su alrededor.
-Vamos pequeña, mira como he terminado yo también- dijo mientras yo empezaba a partirme de risa y el me seguía intentado secar su camiseta escurriéndola. –Oye- me dijo girando su cabeza en tono bajito. -¿Y si conseguimos compañía?- dijo echando una mirada a la orilla donde el resto de nuestro grupo seguía sacando fotos y riéndose.
-Me parece la mejor idea que has tenido hasta ahora- dijo empezando a andar hasta llegar a la orilla y bajarme en el suelo mientras disimulábamos. –Oye Ali, déjame ver las fotos- dije mientras me acercaba a ella estirando mi mano.
-Ni hablar Bella, ni te acerques-.
-Oye ni que tenga la peste- dije sin parar.
-¡Bella, no!- grito cuando salte sobre ella abrazándola mientras ella intentaba soltarse y yo la llenaba de agua salada y empezaba a gritar haciendo pucheros y los flashes seguían saliendo.
-¡Corred porque tenéis el mismo final!- dijo Emmet totalmente calmado mientras cogia a Ángela y Rose a la vez mientras el resto de los chicos saliendo disparados en diferentes direcciones y entre el y yo llevábamos a las chicas al agua para que terminasen igual que nosotros. Al principio cabreadas pero inmediatamente rotas de risa.
-Yo me rindo- dijo Edward adentrándose en el mar y cayendo de espaldas empapándose entero, mientras Ben y Jasper con gesto de resignación terminaban haciendo lo mismo. Acabamos salpicándonos unos a otros, haciendo guerras de caballitos dentro del mar, riendo entre nosotros y besándonos en el mar mostrando que en aquel momento el amor no podía ser más grande. Salimos cuando vimos que terminaríamos con un catarro como no saliésemos a secarnos pronto.
-Toma- me dijo una chica nada mas salir dándome la cámara de Alice. –Tu amiga la dejo encima de una mesa, y tiene pinta de ser cara. Os hice unas cuantas fotos, espero que no os moleste-.
-No, por favor, muchísimas gracias. Es una cabeza loca. Gracias de verdad-.
-De nada- dijo dándose la vuelta y volviendo dentro del hotel mientas cogia a Edward de la mano y cogia mi bolso para meternos todos en el ascensor.
-¡No, no, esperad!- grito Edward mientras como Emmet cogia a Rose en volandas y la metía en su cuarto. –Mi ropa- dijo mientras a ambos nos salía la risa tonta. -¿Me invitas al tuyo?- me dijo poniendo cara de niño bueno, mientras yo le cogia por la camiseta y le metía en mi cuarto. -¿Y que quiere de mi la princesa hoy?- dijo abriendo sus brazos cuando yo estaba dejando mis cosas encima de la otra cama. Me acerque a el hasta quedarme apenas a un par de centímetros de el y mirandole.
-¿Quiero que me demuestres cuanto me quieres igual que pienso hacer yo contigo- dije mientras el suavizaba su expresión hasta convertirse en un gesto de total amor mientras me cogia la cara con las dos manos.
-Eso esta echo preciosa- dijo acortando la distancia mientras aquella habitación volvía a ser cómplice de nuestro amor, una vez mas.
ESPERO Y LES GUSTE CHICAS Y PERDON POR LA TARDANZA PERO ESO DE LA ESCUELA Y LOS TRABAJOS ME TIENEN AGOTADA ESPERO Y LO ENTIENDAN PERO ESTARE SUBIENDO CAPITULOS MAS SEGIDO BUENO ESO ESPERO, LO INTENTARE BESOS BYE BYE
yuri cullen- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Oh gracias Yuri esos dos son puro amor que lindos !!!!!
cariños Nejix
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Mmmm... me gusta como se divierten y como se aman... y como todo el grupo son felices amigos que se quieren mucho!!!
Ebys Cullen- .
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Capitulo 16
Capitulo 16
-Bella, vamos a llegar tarde y hoy no es el día- decía Ángela desde la puerta abierta del apartamento.
-Un segundo Ángela- dije repitiendo por enésima vez en cinco minutos la composición de las frases en ingles.
-Bella por el amor de dios, te sabes todo a la perfección, y no te va a servir de nada si llegas tarde- dijo cerrando mis cosas mientras las cogia con una mano y a mi por la otra. Apenas prestaba atención a lo que me iba diciendo Ángela pues iba repitiendo esas dos líneas en mi cabeza constantemente. Era el último día de exámenes, mediados de marzo y todo el ambiente respiraba primavera. Seria precioso si mi atención no estuviese puesta única y exclusivamente en aquel examen, que por alguna razón que nadie sabia me traía de cabeza.
-¿Dónde os habíais metido?- pregunto Rose en la puerta del auditorio donde haríamos los exámenes. –Faltan 5 minutos para que cierren las puertas-.
-Bella, que se quedo estudiando sin dormir toda la noche y ahora no había quien la sacase de casa- dijo Ángela sentándose ene l suelo para respirar, había corrido por dos desde nuestro piso. Más tarde se lo agradecería. Aunque lo de quedarme dormida por estudiar no era del todo cierto, la medicación para el dolor me dejaba totalmente drogada. Aunque claro, eso no lo sabía nadie.
-¿Te pasa algo?- dijo Edward cogiendome la mano mientras entrábamos a la sala y nos sentábamos dejando un espacio libre. –Llevas unas semanas que te duermes hasta de pie-.
-No es nada- dije acariciándole la mejilla. –Los estudios, solo eso. Cuando terminemos aquí se me pasara seguro-. Odiaba mentirle, pero si así estaba alterado, no quería ni imaginar como estaría cuando supiese que aun tenia esos dolores, y que además, hacia un tiempo que había ido al doctor para revisarlo y me había dejado mas de la mitad del sueldo que había ganado hasta ahora, solo que aquel hombre me dijese que me tomase unas pastillas, que probablemente seria por estrés. ¿Pero que estrés? Me pregunte yo, si hasta entonces mi vida se basaba en caminar sobre nubes con Edward a mi lado y mis amigos acompañándonos. Aquella posibilidad solo me la creía cuando antes de mis exámenes y mi respiración aumentaba por segundos los pinchazos volvían ha hacer acto de presencia. Esa medicación era una autentica porquería.
-Bella, en serio, me estas poniendo nervioso. Es el último examen, y el más sencillo. Lo tienes echo mi niña. Tranquila-.
-No puedo Edward- dije entre dientes. Estaba claro que nadie entendía que de aprobar este examen, como los demás, dependía mi futuro, por muy sencillo que fuera. –De esto comeré en un futuro, si es que apruebo. Necesito una nota minima que no es un 5 precisamente. No puedo estar tranquila-.
-Vamos Bella, no has bajado del 7.5 en todo el curso. Este no será una excepción-.
-Edward en serio, cállate porque te voy a contestar mal y no quiero-.
-Perfecto, adelante con tu ataque de nervios- dijo soltándome la mano sin mirarme y tirandose hacia atrás en su asiento con una actitud absolutamente pasiva hacia mi y hacia el mundo.
-Guarden sus cosas. El examen comienza ya- anuncio el profesor justo cuando me inclinaba hacia el para disculparme. Yo y los nervios juntos no éramos la mejor combinación del mundo. La disculpa tendría que esperar. Tal y como todos habían previsto, menos yo, el examen no presento ninguna dificultad más allá de que era un examen de universidad. Las preguntas eran sencillas y estaba segura de haber contestado correctamente la mayoría, por lo menos, para asegurarme un notable. De las dos horas previstas que debería durar el examen, a mi me basto una para completarlo, asíque en silencio lo entregue y salí de la sala sentándome en la silla a la espera de que saliese Edward y pedirle unas mas que merecidas disculpas.
Un cuarto de hora mas tarde, calculaba que podían quedar en la sala unos 4 alumnos, entre los que se encontraba Edward. Mis amigos fueron saliendo uno por uno con la misma sensación que yo, que aquello estaba echo. Se iban a ir a celebrarlo por parejas, pero yo aunque quisiera no podía, tenia que trabajar. Permanecí sentada en las sillas a la espera de que Edward hiciera acto de presencia, pero a cinco minutos del final, tenía la absoluta convicción que el y el profesor eran los único que quedaban en la sala, y que Edward era lo suficientemente inteligente para hacer ese examen en mucho menos tiempo y sacar la misma nota. Por lo cual lo único que quedaba es que no quería salir de allí, y podría parecer egocéntrico, pero estaba convencida de que unas de las razones era yo.
La puerta se abrió dejando paso al profesor y Edward mientras mantenían una charla hasta que el profesor se fue y Edward quedo solo girándose y viéndome a mi sentada. Solo me hizo falta una mirada para saber que aquello no se arreglaría solo y el me lo confirmo dándose media vuelta y andando hacia la puerta.
-¡Edward!- le dije justo cuando el salía por la puerta y yo lograba agarrarle por el brazo para que no continuase andando.
-¿Qué quieres?- dijo solamente girando su cara sin llegar a mirarme y con el brazo tenso. Sabia que no se apartaría de mi agarre porque era un caballero, pero estaba segura de que ganas no le faltaban.
-Hablar contigo. Pedirte disculpas-.
-No es el momento Bella. Hablamos luego- dijo esta vez cogiendo la mano que le tenia preso y apartándome la con el delicadeza mientras se iba de nuevo. El resto de la mañana paso de una forma terriblemente monótona, asíque hasta la hora de entrada al trabajo me dedique a estar en casa, y como Ángela estaba por Ben celebrando fin de exámenes, decidí que seria yo quien recogiese el piso sin ningún compromiso. Un poco de música y despejar la mente bastaron casi en su totalidad para no pensar en los problemas con Edward. Comí para ir hasta el trabajo dando un paseo y despejar las ideas. Había descubierto que Nueva York, a pesar de ser una ciudad invadida por el ruido, era un buen sitio por donde perderse para pasear y pensar. Algo totalmente ilógico pero cierto. Entre a mi turno y después de 3 horas apenas había tenido ningún encargo. A parte de Lucas, el chico que se encargaba de la cocina y de mantener el local limpio, era la única atendiendo a clientes, y gracias a dios ese día había tenido pocos problemas. Me encontraba detrás del mostrador leyendo una revista cuando sonó la puerta indicando que alguien entraba al local, ya que teniendo en cuenta que nadie más que los empleados estábamos dentro, era complicado que alguien saliese.
-Buenas tardes. ¿Qué quiere?- pregunte de espaldas dejando las cosas en su sitio y situándome en el ordenador para apuntar el pedido.
-Que mi novia me perdone por ser idiota- dijo la voz mas deseada por mis oídos.
-¿Edward?- dije levantando la vista y confirmando lo que sabia más que de sobra mientras esos ojos verdes me miraban directos a los míos. -¿Qué haces aquí?- pregunte totalmente perpleja mientras Lucas me hacia señas de que salía un segundo del local.
-Ya te lo he dicho. Me he portado como…-.
-Tú no has hecho nada. Aquí la que tiene que pedir perdón soy yo. Siento haberte contestado mal. No se controlar mis nervios y lo pago contigo. No es justo-.
-Es lógico que estuvieses así. Es complicado para mí comprender la presión que supone para ti el bajar tu media-.
-¿Qué tal si dejamos que los dos somos unos completos cabezotas e imbeciles?-.
-Me parece la mejor conclusión- dijo riéndose mientras cogia mi cuelo y ponía medio cuerpo encima de la barra para besarme. Un simple beso hizo devolver al sonrisa a mi cara, y los dolores pasados de cabeza parecían ya olvidados hace siglos. –Adivino que el examen fue bien, ¿verdad?-.
-Si. Y yo supongo que adivino que no saliste antes para no encontrarte conmigo, ¿cierto?-.
-Me sentó fatal la discusión, no te puedo engañar. Estuve a punto de irme de allí antes de empezar el examen-.
-Tú eres tonto. Te hubiese devuelto a tu asiento arrastrándote de las orejas-.
-Con un vuelve a tu sitio Edward hubiese bastado-.
-¿Un café?- pregunte olvidando la conversación. Bastante mal lo había pasado como para dar mil vueltas más al asunto.
-Por favor. Grande, grande y cargado-.
-¿Estas bien?-.
-El entrenador dice que aumentara los entrenamientos u otra hora o pondrá otro día más. Realmente este año quiere ganar el campeonato-.
-¿Y de donde vais a sacar tiempo para estudiar y dormir?-.
-Me encantaría saber la respuesta. Lo bueno es que si llegamos a la final es a primeros de mayo, asíque no nos afecta a los finales. ¿Y tu ya estas mejor de lo tuyo?- dijo señalándome con la mirada mi pecho.
-Si, ya te dije que solo era por el agobio de exámenes. Adiós exámenes, adiós dolor- dije mintiéndole por enésima vez y pasándole el café mientras salía del mostrador y le acompañaba a una mesa sentándome en su regazo mientras el me daba un beso en el hombro. Últimamente se me estaba dando muy bien mentir y olvidarme del asunto hasta la próxima vez que me repitiesen la pregunta.
-¿Sabes que dicen que las reconciliaciones son una de las mejores partes de la relación?-me pregunto mirándome con ojos sugerentes.
-Algo de eso había escuchado antes. Pero nunca lo he probado en mis carnes, hasta ahora jamás me había enfadado ni un poquito con mi novio- dije devolviéndole el guiño.
-Vente conmigo esta noche- me dijo besando y mordiendo el lóbulo de mí oreja. Era cierto que moría por volver a estar con el. Desde que habíamos vuelto de Miami por unas cosas u otras todavía no habíamos tenido tiempo para estar realmente solos. Pero estaba el problema del lugar también, en mi piso estaba Ángela, y aunque era amiga de ambos, la vergüenza podía conmigo; y luego estaba su hermandad, un sitio que sabia que no nos iban a molestar o salían disparados de una patada de allí, pero las paredes son de papel y los chismes vuelan aunque sea entre chicos.
-Edward sabes lo que pienso de ese lugar. No me gusta, y mucho menos para lo que sabes que tenemos pensado hacer- dije acariciándole la mejilla y acercando su cara para darle un corto beso.
-¿Cuál es el problema? Estaremos en mi cuarto, no tienes porque salir ni ver a nadie. Y queda por descontado que no se le ocurrirá a nadie decirte ni media palabra que no deba-.
-No se Edward, estoy segura de que pronto encontraremos el lugar perfecto…-.
-Te necesito y te estoy garantizando de que todo ira bien. No veo más problema. Solo esta noche, probemos esta noche. Si no te sientes cómoda te juro que no volverás por allí para nada-.
-Solo porque me lo prometes tú, que quede claro. Y porque te necesito tanto como tu a mi- dije antes de que nuestros labios volvieran juntarse como si fueran uno solo con todas las ansias que teníamos uno del otro.
-Me tengo que ir ya. ¿Te espero esta noche entonces?- dijo mientras yo asentía energéticamente con la cabeza. –Perfecto. Hasta luego preciosa. Te quiero- dijo dándome un pequeño pico mientras yo volvía detrás del mostrador y salía guiñándome el ojo.
Si hasta aquel momento mi jornada laboral transcurría con relativa rapidez, las ansias de aquel deseado momento hicieron que pareciese que mi jornada había aumentado por lo menos 15 horas y que la hora de salir se estirase en el tiempo infinitamente. Cuando Lucas me advirtió que le tocaba a el recoger y que ya me podía ir creí oír campanas del cielo en aquel local. Se lo agradecí y recogiendo mis cosas en un tiempo record llegue a mi piso. Advertí a Ángela que no dormiría allí esta noche, y después de preparar una pequeña mochila con mis cosas me dispuse a ir hasta "la zona prohibida" para mi hasta ahora. Lo había podido comprobar en la distancia, pero presenciarlo de primera mano era casi más insultante. Las diferencias entre sectores eran brutales. Se podía ver a través de los inmensos ventanales la decoración del interior de las casas, las cuales me apostaba que habían salido seguro en alguna revista de decoración; los coches eran de esas marcas casi prohibidas para cualquiera de los mortales con un trabajo normal, e incluso por la cantidad que vi, seguro que algún chico o chica tenia mas de uno. Estaba segura que de los cuatro que me quedaban allí, nunca podría acostumbrarme a aquel derroche de dinero. Siempre saldría igual de impresionada que como entre.
Como era de esperar tampoco se hicieron esperar las miradas arrogantes y asesinas y alguna que otra risa o amenaza sobre la manera de echarme de su lugar lo cual solo me provocaba a la vez risas y escalofríos pensando que quizá se atreviesen ha hacerlo, y en contra de ellas solo estuviese yo y quizá Edward si lograse enterarse a tiempo. Gire para entrar dentro de la verja que separaba la calle principal de su casa. Había pasado un par de veces por delante de ella cuando todavía el campus estaba semi desierto y la casa deshabitada, quedaba claro que ahora imponía millones de veces más. En el jardín unos cuantos chicos se dedicaban a jugar al baloncesto sin camiseta, "puro exhibicionismo" pensé antes de quitar la mirada de ellos para no cruzarla con la suya. Pude comprobar con el rabillo del ojo que dejaban de jugar y dirigían sus miradas en mi dirección mientras se reían y negaban con la cabeza. Toque el timbre esperando a que alguien me abriese, aunque seria más correcto decir a que Edward me abriese, cuanto menos tratase con aquella gente, mejor iría la cosa, estaba segura de ello. La puerta se abrió de un tiron y mis ilusiones se esfumaron al ver la persona que se encontraba enfrente de mí. Diría que era guapo si no hubiese conocido a Edward antes, un muchacho rubio y de ojos azules estaba delante mío sin camiseta también y mirándome de arriba abajo con una mirada que decía claramente cosas no muy apropiadas para una chica que sabes que tiene novio y que encima tiene cierto poder sobre ti. Después de analizarle mi pregunta fue clara, ¿aquella gente tenia tanto dinero por que no compraba camisetas? De todos los que había visto hasta ahora, ninguno llevaba el torso cubierto.
-¿Qué quieres?- me dijo revisándome de nuevo de arriba abajo bebiendo de su botellín de cerveza una vez hubo terminado la revisión y mirándome a los ojos.
-Mmm... busco a Edward Cullen- acerté a decir teniendo en cuenta que no tenia ni idea de que decir a aquel muchacho.
-¿Y para que quieres a Cullen si me tienes a mi disponible? James- dijo cambiándose el botellón de mano y ofreciéndome la que tenia libre para estrecharla en forma de presentación.
-Ya- dije con una risa nerviosa y devolviéndole el saludo como una manera de demostrar quien era aquí al que le faltaba educación. –Me llamo Bella, y no, busco a Edward. Solo a Edward- dije aclarándole las cosas.
-No pareces la clase de chica a la que Edward busque- dijo dándome a entender que no se creía que Edward me estuviese esperando. Poco a poco empezaba a perder la calma que había intentado guardar para aquel momento si llegaba alguna vez.
-Y tu no pareces la clase de chico que trata con el mismo respeto con el que se le trata a el. ¿Puedes por favor…?-.
-¿Quién es?- dijo aquella voz a la que deseaba callar siempre que la escuchaba. ¿Qué hacia allí? -¿Tu?- me dijo mirándome con la misma cara con la que debería estar yo mirándola a ella, aunque la de ella tenia una chispa de diversión que la mía carecía.
-Tanya- dije simplemente mientras veía como James pasaba su brazo por su cintura y ella se arrimaba a el como si fuera el ultimo hombre en la tierra y empezaba a pasar su mano por su torso. Llevaba una camiseta tan corta que se la veía el comienzo del sujetador y un pantalón tan corto que me apostaba a que si se daba la vuelta también podía verse el comienzo del trasero. "Tanto dinero y tanta clase para ir vestida así" pensé.
-¿Hace falta que te lo repita zorra? ¿Qué haces aquí?- dijo perdiendo esa diversión volviéndose un gesto de puro asco hacia mi.
-Ey gatitas, relájense- dijo riéndose James de aquella situación, la cual, creo, que a ninguna de las dos nos hacia ni pizca de gracia. –Viene buscando a Edward, ¿la conoces?- pregunto a Tanya señalándome a mi.
-Claro que la conozco. Es la zorra que me quito a Edward, ¿verdad?- dijo poniendo una falsa expresión de dulzura que apenas le duro un segundo.
-No es cierto. Yo no te quite a nadie, tú lo perdiste solita Tanya-.
-Tú le comiste la cabeza guarra-.
-Yo apenas me hablaba con el cuando paso eso. Simplemente entro en razón. Tu le engañabas y el termino dándose cuenta que estar a tu lado es una forma muy efectiva de perder el tiempo, cosa que a el no le apetecía- dije sin rebajarme a su nivel. Aunque siendo sincera, para llegar a su nivel había que caer muy, pero que muy bajo.
-La chica tiene carácter- dijo James mientras se empezaba a retorcer de la risa y yo empezaba a perder mi paciencia y Tanya casi echaba humo de las orejas. -¿Vives por aquí?- dijo señalando la zona.
-No, vivo en los pisos. ¿Puedes avisar a Edward o dejarme pasar simplemente?- dije entre dientes pero en un tono que perfectamente pudo escuchar.
-¿Eres becada? Chicas tienes valor de venir aquí, pero mira, me estoy divirtiendo demasiado, no creo que te deje pasar todavía- dijo volviéndose a apoyarse en el marco de la puerta y la sonrisa burlona volvía a la cara de ambos. Pero desde luego aquel juego por mi parte había terminado. Me di la vuelta sin volver a dirigirles la palabra y salí de allí con un paso firme y seguro aunque lo que mas quería era echar a correr y perderles la vista lo antes posible mientras sus risas se escuchaban a lo largo de toda la calle. Me pare en una esquina donde no vi a nadie y llame a su móvil para comunicarme el suceso. Tres mensajes de voz después y tres contestadores desistí y decidí volver a casa entre respiraciones agitadas y pinchazos. En algún momento del camino mis respiraciones se hicieron más frenéticas por algún tipo de razón y el simple hecho de intentar respirar me provocaba tal dolor que tuve que sentarme e intentar controlarla en vano. Llamar a Edward estaba fuera de toda posibilidad a que no estaba disponible, asíque llame al primer número de mi lista de llamadas que no fuera Edward y salio el de Emmet.
-Emmet- dije con el poco aire que podía entrar en mis pulmones de la forma menos dolorosa.
-¿Bella? ¿Qué te pasa Bella?-.
-Emmet estoy en el parque. Necesito alguien que me lleve al medico. No se lo digas a nadie Emmet. ¡Nadie! Y trae todo el dinero que tengo. Esta debajo de la mesa-.
-Voy enseguida- dijo mientras yo notaba por vía telefónica como se ponía inmediatamente de pie y salía de la puerta de casa. La dificultad para respirar y el dolor continuaban, pero ni empeoraba ni mejoraba, y eso a la fuerza debía de ser bueno. No pasaron ni cinco minutos cuando un armario se acerco a mí corriendo y con la cara desencajada.
-¡Bella!- dijo llegando y agachándose a mi altura. -¿Qué te pasa?- dijo sin atreverse a tocarme y mirando que diablos podía haberme pasado.
-Emmet necesito ir a urgencias. Me duele mucho respirar-.
-¿Pero no se te había pasado ya Bella? ¡Joder Bella! ¿Y Edward? Vamos que cogemos un taxi- dijo cogiendo en volandas y llevándome hasta la salida para coger un taxi. Viendo la situación el primero en pasar fue el primero en llevarnos e incluso nos dejo gratis en nuestro destino, un trato no muy común. Y después de agradecérselo y quedarme con su cara, por si en algún futuro volvía a cruzármelo, Emmet entro a urgencias conmigo en brazos aun. Explico en un idioma hasta ahora desconocido por mi lo que me pasaba, aunque la recepcionista debía de estar más que acostumbrada a aquellos sucesos y no le pidió que repitiese nada.
-Bella, estoy en la sala de espera, ¿vale? No te voy a dejar sola pequeña- me dijo mientras besaba mi frente y me ponían en una silla de ruedas conducida por una enfermera hasta una consulta.
-Bien… Isabella Swan, ¿no?- me dijo el doctor tumbándome en la camilla.
-Bella, solo Bella- dije como pude.
-Esta bien Bella, explícame que te ocurre por favor- dijo acercándose a mi y palpando la zona del abdomen sintiendo severas molestias en la zona izquierda de las costillas. –Poco a poco, a tu ritmo y como puedas, ¿vale?- dijo tranquilizándome.
-Llevo varias semanas con dolor en la zona izquierda del costado. Antes solo era cuando me apoyaba en el, ahora cada vez que respiro fuerte me dan pinchazos, y ahora es constando con cada inspiración. Fui a consulta hace tiempo y me dijo que era por el estrés, que me tomara unas pastillas y se me pasaría, pero continua- dije parándome varias veces para conseguir el poco aire que me permitían mis pulmones.
-Muy bien Bella- dijo terminando de palparme y escribiendo en el historial algo. –Voy a ordenar que te hagan una radiografía y unas pruebas para confirmar ciertas cosas. A partir de ahora quedas en manos del medico de guardia. Suerte pequeña- dijo saliendo de la consulta mientras una enfermera volvía y me llevaba a la sala correspondiente.
Solía ser una persona a la que le gusta saber que se hacia con ella y preguntar, pero en esas condiciones con el dolor que me causaba hablar prefería guardarme mi curiosidad. Me hicieron soplar en una especia de tubo, un análisis de sangre y cambiarme de ropa para una radiografía de mi tórax.
-¿Te espera alguien?- me pregunto la enfermera dejándome en la consulta donde me darían los resultados inmediatamente ya que iban con la etiqueta de urgentes.
-Si, hay un chico que se llama Emmet. Es… es enorme. Lo reconocerá en seguida-.
-Ahora mismo le digo que pase. Esperen aquí hasta que llegue el doctor-. Apenas me fije en el despacho de ese doctor. Podía apreciar que estaba lleno de diplomas pero ni mi vista ni mis ganas llegaban a ver lo que ponía ya que el hambre y el sueño hacían mella en mi, con motivos la verdad ya que seguramente la media noche se acercaba.
-Bella- dijo Emmet entrando en la sala corriendo y dándome un abrazo que mucho distaba de esos a los que yo llamaba "abrazos de oso". -¿Cómo te encuentras? Me has dado un susto de muerte, ¿sabes?-.
-Perdón Emmet- dije intentando mantener uniforme mi respiración y consiguiendo que las lágrimas se quedasen dentro. Sabia que tarde o temprano aquello saldría, pero no esperaba que en estas circunstancias. –Debes irte Emmet, es tarde y tu todavía andas de exámenes-.
-Mi ultimo examen es dentro de dos días asíque puedo quedarme aquí. Y lo haría aun teniendo examen mañana. ¿Cómo se te ocurre ocultarlo Bella?-.
-No quería preocupar a nadie, bastante tenéis con vuestros problemas. Además cuando fui al medico me dijo que pronto pasaría el dolor-.
-¿Has ido al medico antes? Joder Bella-.
-Solo me mando unas pastillas, ya esta. No tenía mas misterio-.
-Por eso andabas todo el día dormida. ¿No han funcionado verdad?- me dijo mientras yo bajaba mi mirada y negaba con la cabeza. -¿Cuánto te costo la consulta Bella?-.
-Eso no tiene importancia-.
-¿Claro que la tiene? ¿Cuánto? El dinero que había debajo de esa mesa no se corresponde con lo que deberías tener ahorrado ya-.
-Fue cara pero fue por mi salud. No me importa pagar por eso-.
-Podríamos haberte ayudado entre todos-.
-Es mi salud Emmet. Es mío y no voy a dejar que gastéis ninguno el dinero que estáis ahorrando en mí. No seria justo-.
-¿Acaso tú no lo harías por nosotros?-.
-Claro que si pero…-.
-Pues ya esta. No hay más que hablar-. Iba a responder pero la puerta se abrió dejando paso a lo que supuse que era el doctor y tuve que guardar mi replica.
-Buenas noches Isabella. Soy el doctor… ¿Bella?- me di la vuelta sobresaltada encontrándome con el colmo de aquella noche. Carlisle, el padre de mi novio el cual desconocía mi estancia en el hostipal era mi doctor de urgencias. La cara de Emmet no era más que un reflejo de la mía y la de Carlisle.
-Buenas noches Carlisle- dijo Emmet levantándose y dándole la mano.
-Hola Carlisle- dije yo intentando levantarme pero dos manos se pusieron en ambos hombros y me hicieron volver a sentarme mientras era Carlisle el que se agachaba a darme dos besos.
-Bueno chicos, ¿Cómo estáis?- dijo sentándose en su escritorio delante de una bolsa plana que debería de contener las pruebas realizadas hace poco.
-Mal, en estos momentos mal- dijo Emmet al cual le deberían de quedar a estas alturas pocas uñas.
-Entiendo. Bella, ¿estas mejor?- me pregunto mientras yo solo podía negar con la cabeza. Ya casi no era capaz ni de moverme.
-Bien, veamos las pruebas- dijo sacando uno por uno los diferentes papeles y colocando las radiografías a la luz. Se levanto para observarlas mejor mientras hojeaba los papeles intercaladamente. –Bella, ¿desde cuando sientes molestias?- me pregunto sentándose y mirándome fijamente.
-Hace unos meses. Solo me dolía si me apoyaba en el costado, luego paso a mayores cuando respiraba fuertemente, ósea, si me cansaba o hacia esfuerzos, pero desde hace unas horas el solo hecho de respirar me produce pinchazos-.
-¿Has ido al especialista o a algún medico a que te mire?-.
-Fui a un doctor y me dijo que esto era causado por el estrés, me mando unas pastillas y me prometió que mejoraría, pero…-.
-Pero no has mejorado- dijo echándose para atrás en su silla. –Bien, lo primero, no vuelvas a ese doctor, el titulo de medico lo consiguió en una tómbola, de eso estoy seguro. Lo que tú tienes Bella, no es por el estrés, puede empeorar por el estrés pero eso no es. ¿Ves esas radiografía de ahí?- dijo señalándolas. -¿Ves algo raro en ellas?-. No era medico ni estudiante de enfermería, por lo cual apenas podía comprender correctamente una radiografía. Lo único que sabia con certeza es que en ellas aparecían mis costillas y mis pulmones. Nada más. Solo atine a negar con la cabeza mientras Emmet tenia la cabeza casi en el suelo intentando descifrarlas, asíque me consolaba no ser la única inculta en ese campo. –Bella, tienes una pequeña rotura en las costillas centrales causadas por algún golpe que te hayas podido dar- esa ultima parte apenas me sorprendió, mis caídas y golpes eran casi diarios asíque no podía recordar en cual de ellos pude hacerme tanto daño, -no es grave ahora mismo pero es necesario operar para que no vaya a más, otro golpe en esa zona y pueden romperse fácilmente dañando de manera seria al pulmón. Lo que pasa, hablando para que me comprendáis, es que las tienes metidas un poco hacia dentro, y cualquier respiración fuerte hacen que se claven en el pulmón, de ahí los pinchazos. La operación es sencilla, pero necesitas estar ingresada por lo menos una semana y en reposo otras dos-.
-Carlisle yo no puedo, necesito ir a clase, mi beca, no puedo…- dije alterándome y notando como los pinchazos regresaban de manera mas fuerte y me hacían poner cara de dolor.
-Cálmate Bella. Respira- dijo Carlisle levantándose y arrodillándose enfrente de mi y sujetándome por los brazos acompañando mi respiración. –No pasa nada. Hasta donde se los exámenes terminaron. Tendrás una baja medica firmada por mi personalmente y no podrán poner ningún tipo de pegas. Algo bueno tiene que tener invertir en la universidad de mis hijos y que estos sean tus amigos o tu pareja- dijo sonriéndome tiernamente y arruinando con la última parte la calma que había obtenido hasta ahora. Era medico, por lo cual mas que observador. -¿Edward esta al tanto de esto?-.
-No doctor, Bella no dijo nada de los dolores. Nos dijo que se le habían pasado y nosotros nos lo creímos- dijo Emmet.
-¿Y donde esta ahora?-.
-Tiene el móvil apagado- me limite a contestar. –Me va a matar- dije volviendo a mis respiraciones agitadas.
-Nadie va a matar a nadie Bella. Tenlo por seguro. Edward quiere tu bien y lo ultimo que haría seria agobiarte mas de los que estas corazón-.
-Carlisle no puedo operarme ni quedarme aquí tanto tiempo-.
-Bella olvídate del dinero- dijo Emmet cogiendome la cara para que le mirase fijamente.
-¿Cómo me voy a olvidar? Todo mi… mi dinero… dinero… no tengo…-.
-Haz caso a Emmet y olvida ese tema. Yo a mi familia jamás la he dejado sola Bella. Y tu forma parte de ella-.
-No puedo Carlisle. Es tu dinero, seria… no puedo…-.
-Es mi dinero y por eso mismo lo utilizo como mejor me convenga a mí. Relájate, esta situación solo te hace más mal. Llamare a una enfermera para que te traslade a planta. Emmet tu puedes avisar al resto, ¿por favor- dijo mientras cogia el teléfono del despacho. –Lisa, si por favor, reserva la habitación 564 para la paciente Isabella Swan, y asegúrate de que ningún paciente se instale mas que ella. Gracias- dijo colgando mientras los dos lo mirábamos perplejos. "Ni que esto fuese un hotel" pensé.
-No me miréis así, apenas tenemos pacientes en esa planta por lo cual podéis tener el privilegio de no compartirla. Si hubiese una urgencia te aseguro de que no hubiese hecho nada parecido. Bella, te quedas aquí a partir de ya. Mañana o pasado se te operara y yo mismo me encargare de ello-.
-Gracias por todo Carlisle- dijo Emmet sujetando mis dos manos con una de las suyas.
-No hay de que muchachos. Antes de irme me paso a verte Bella. Y recuerda, tranquilízate, respira y no te agobies. Todo saldrá bien. Ahora vienen a por ti para guiarte a tu habitación. Hasta luego- dijo dándonos unos suaves golpes en la espalda y saliendo de allí.
-Me va a matar Emmet, Edward me va a matar- estalle cuando se escucho el sonido de la puerta cerrarse.
-Bella, shh, respira, calma. Nadie te va a matar, te quiere demasiado ya lo sabes tontita. Y ya has escuchado al doctor, todo saldrá bien y pronto saldrás de aquí. ¿Quieres que avise a alguien?-.
-Quiero que te vayas a dormir a tu cama hoy y mañana ya se lo digas a todos con calma por favor. Dile a Ángela que me traiga algo de ropa y mi ordenador. Pero por favor, mi familia que no se entere, nada, no quiero que sepan nada- dije casi suplicándolo.
-Bella, lo tiene que saber, no es justo-.
-Emmet, si no es tan grave no quiero preocuparles. No tienen casi dinero para venir, si se lo digo vendrán los cuatro y todo su esfuerzo de trabajo para ahorrar será en vano. Si algo saliese mal o incluso antes de la operación yo se lo diría, te lo juro, pero tengo que ser yo. Júramelo Emmet-.
-Te lo juro, pero esta noche me quedo aquí-.
-Ni hablar, te vas y descansas-.
-No pienso dejarte sola-.
-Solo voy a dormir. Mañana te dejo que vengas todo el día si quieres- dije en la primera sonrisa que me salía desde que había llegado.
-Esta bien. Solo porque me da pánico decirte que o y te de cualquier ataque. Bella, júrame que no nos vas a volver a ocultar nada, y cuando digo nada es nada-.
-Esta bien Emmet, creo que he aprendido la lección- dije mientras una enfermera entraba al despacho.
-Eres Isabella Swan, ¿cierto? Me manda el doctor Cullen, por favor, acompáñame. ¿Puedes sola o necesitas ayuda?-.
-Puedo sola, gracias- dije levantándome. Como era de esperar a mitad de camino Emmet tuvo que cogerme al aire, entre el sueño y el dolor hasta andar se hacia pesado.
-Ahora te traerán algo ligero de comer y podrás dormir, ¿vale?- dijo saliendo del cuarto mientras Emmet me colocaba en la cama y subía la parte de la cabeza. La verdad es que la habitación era bastante espaciosa teniendo en cuenta de que hablábamos de un hospital. La enfermera fue lo suficientemente amable para traernos la cena a mi y a Emmet, aunque aquello apenas le llenase ni un 10% del estomago.
-Me voy ya Bella. Descansa por favor, y con lo que sea me llamas. Mañana a primera hora vengo a verte pequeña-.
-Gracias por todo grandullon. En serio, gracias-.
-No tienes anda que agradecer. Eres como mi hermana pequeña y lo siento así. Esto es lo que haría cualquier hermano- dijo dándome un beso en la frente.
-Y tu eres como el hermano mayor que nunca he tenido, asíque estamos en la misma condición- dije sonriéndole mientras en su cara se formaban esos hoyuelos tan característicos de su sonrisa. –Hasta mañana- dije dándome la vuelta por el costado que no dolía y caí dormida en un largo sueño.
Abrí poco a poco los ojos dejando que estos se acostumbrasen a la luz que entraba por la ventana. No me costo darme cuenta y acordarme del lugar en el que me encontraba.
-Buenos días. Siento ser tan brusca pero es necesario que te haga ciertas pruebas antes de la operación de mañana- dijo una enfermera entrando por la puerta con un carrito lleno de cosas medicas de las cuales prefería ignorar su función.
-No importa- dije dándome la vuelta y notando como los pinchazos volvían. Me fije que había una pila enorme de abrigos en uno de los sofás y eche mi memoria atrás intentando averiguar a quien pertenecían aunque la enfermera se me adelanto.
-Son de tus amigos. Les pedí que abandonasen la habitación. Volverán a entrar enseguida, en cuanto acabe- dijo cogiendome mi brazo y pasando un algodón. Otro análisis de sangre. Genial. -¿Es necesario que te distraiga?-.
-No, si no miro- dije girándome mi cabeza hacia el otro lado. La prueba no era dolorosa pero si desagradable, asíque agradecí no mirar.
-Esto ya esta, en unas horas vendrá el doctor Cullen con su equipo para explicarte el proceso. Estate tranquila, es una operación muy sencilla, y el doctor Cullen es un gran doctor. Estas en buenas manos-.
-Muchas gracias- dije viendo como salía por la puerta y esta no se cerraba del todo. Rece todo lo que sabia en un tiempo record para que la primera persona no fuese Edward, pero se ve que no dio tiempo a que el mensaje llegara porque la puerta se cerro mientras Edward se daba la vuelta y me miraba con la cara demacrada. Apenas pude contener mis lágrimas siendo consciente de que el estaba así por mi culpa, pero sabiendo en el estado en el que estaba no tardo mas de dos segundos en estar a mi lado e intentar calmarme.
-No te alteres Bella, por favor, vas a empeorar Bella, shh- dijo pasándome la mano por la frente y dándome besos en ella.
-Perdóname Edward, lo siento mucho. Perdón, yo no quería…-.
-Ya paso Bella. Ya-.
-Siento que lo hayas pasado mal por mi culpa. Soy culpable de eso…-.
-Soy consciente de que peor lo has pasado tu. Pero ya esta, ya sabemos lo que te pasa, te vas a poner bien en nada. Ya lo veras- dijo mientras una lagrima escapaba de sus ojos e intentaba ocultarla desviando la mirada.
-No llores por favor- en aquello momentos los pinchazos volvían cada vez que inspiraba aire, pero no era absolutamente nada comparado con lo que sentía viendo a Edward llorar.
-He pasado las peores horas de mi vida- dijo dejando que las lagrimas navegasen libres sin esconderlas. Primero sin saber anda de ti, luego con la visita de Emmet para decírmelo. Pensaba lo peor Bella, te juro que llegue a pensar lo peor- dijo escondiendo su cara en mi hombro con sumo cuidado de no tocarme el abdomen. -¿Dónde te habías metido?- me pregunto tiempo después cuando se calmo un poco. -¿Por qué no fuiste?-.
-Fui allí Edward, llame y me abrió un tal James. Y después de que el y Tanya decidiesen que su mejor entretenimiento era reírse de mi me fui. Te llame tres veces pero no daba señal el teléfono, y de ahí llame a Emmet-.
-Voy a matarles, a los dos, te juro que los voy a matar- dijo cogiendose el puente de la nariz con dos dedos, claro signo de que sus nervios no estaban muy controlados. –Joder, y el móvil no tiene batería, no me había dado ni cuenta. ¡Joder! Perdóname Bella-.
-Ya esta todo en orden- dije cogiendole la cara con ambas manos y dándole un beso que no tardo en volverse tan necesario como el aire entre nosotros. Me separe haciendo un pequeño gesto de dolor involuntario y fue él quién decidió darlo por terminado.
-No pienso separarme de esta cama, señorita. Una y no más. Te dije una vez que nunca me separaría de ti, he incumplido mi palabra una vez. No volverá a pasar, te lo juro-.
-Siempre has estado a mi lado, siempre. No tienes anda que reprocharte-.
-Te amo Bella. No me vuelvas a hacer esto por favor-.
-Te lo juro-.
-Bella, vamos a llegar tarde y hoy no es el día- decía Ángela desde la puerta abierta del apartamento.
-Un segundo Ángela- dije repitiendo por enésima vez en cinco minutos la composición de las frases en ingles.
-Bella por el amor de dios, te sabes todo a la perfección, y no te va a servir de nada si llegas tarde- dijo cerrando mis cosas mientras las cogia con una mano y a mi por la otra. Apenas prestaba atención a lo que me iba diciendo Ángela pues iba repitiendo esas dos líneas en mi cabeza constantemente. Era el último día de exámenes, mediados de marzo y todo el ambiente respiraba primavera. Seria precioso si mi atención no estuviese puesta única y exclusivamente en aquel examen, que por alguna razón que nadie sabia me traía de cabeza.
-¿Dónde os habíais metido?- pregunto Rose en la puerta del auditorio donde haríamos los exámenes. –Faltan 5 minutos para que cierren las puertas-.
-Bella, que se quedo estudiando sin dormir toda la noche y ahora no había quien la sacase de casa- dijo Ángela sentándose ene l suelo para respirar, había corrido por dos desde nuestro piso. Más tarde se lo agradecería. Aunque lo de quedarme dormida por estudiar no era del todo cierto, la medicación para el dolor me dejaba totalmente drogada. Aunque claro, eso no lo sabía nadie.
-¿Te pasa algo?- dijo Edward cogiendome la mano mientras entrábamos a la sala y nos sentábamos dejando un espacio libre. –Llevas unas semanas que te duermes hasta de pie-.
-No es nada- dije acariciándole la mejilla. –Los estudios, solo eso. Cuando terminemos aquí se me pasara seguro-. Odiaba mentirle, pero si así estaba alterado, no quería ni imaginar como estaría cuando supiese que aun tenia esos dolores, y que además, hacia un tiempo que había ido al doctor para revisarlo y me había dejado mas de la mitad del sueldo que había ganado hasta ahora, solo que aquel hombre me dijese que me tomase unas pastillas, que probablemente seria por estrés. ¿Pero que estrés? Me pregunte yo, si hasta entonces mi vida se basaba en caminar sobre nubes con Edward a mi lado y mis amigos acompañándonos. Aquella posibilidad solo me la creía cuando antes de mis exámenes y mi respiración aumentaba por segundos los pinchazos volvían ha hacer acto de presencia. Esa medicación era una autentica porquería.
-Bella, en serio, me estas poniendo nervioso. Es el último examen, y el más sencillo. Lo tienes echo mi niña. Tranquila-.
-No puedo Edward- dije entre dientes. Estaba claro que nadie entendía que de aprobar este examen, como los demás, dependía mi futuro, por muy sencillo que fuera. –De esto comeré en un futuro, si es que apruebo. Necesito una nota minima que no es un 5 precisamente. No puedo estar tranquila-.
-Vamos Bella, no has bajado del 7.5 en todo el curso. Este no será una excepción-.
-Edward en serio, cállate porque te voy a contestar mal y no quiero-.
-Perfecto, adelante con tu ataque de nervios- dijo soltándome la mano sin mirarme y tirandose hacia atrás en su asiento con una actitud absolutamente pasiva hacia mi y hacia el mundo.
-Guarden sus cosas. El examen comienza ya- anuncio el profesor justo cuando me inclinaba hacia el para disculparme. Yo y los nervios juntos no éramos la mejor combinación del mundo. La disculpa tendría que esperar. Tal y como todos habían previsto, menos yo, el examen no presento ninguna dificultad más allá de que era un examen de universidad. Las preguntas eran sencillas y estaba segura de haber contestado correctamente la mayoría, por lo menos, para asegurarme un notable. De las dos horas previstas que debería durar el examen, a mi me basto una para completarlo, asíque en silencio lo entregue y salí de la sala sentándome en la silla a la espera de que saliese Edward y pedirle unas mas que merecidas disculpas.
Un cuarto de hora mas tarde, calculaba que podían quedar en la sala unos 4 alumnos, entre los que se encontraba Edward. Mis amigos fueron saliendo uno por uno con la misma sensación que yo, que aquello estaba echo. Se iban a ir a celebrarlo por parejas, pero yo aunque quisiera no podía, tenia que trabajar. Permanecí sentada en las sillas a la espera de que Edward hiciera acto de presencia, pero a cinco minutos del final, tenía la absoluta convicción que el y el profesor eran los único que quedaban en la sala, y que Edward era lo suficientemente inteligente para hacer ese examen en mucho menos tiempo y sacar la misma nota. Por lo cual lo único que quedaba es que no quería salir de allí, y podría parecer egocéntrico, pero estaba convencida de que unas de las razones era yo.
La puerta se abrió dejando paso al profesor y Edward mientras mantenían una charla hasta que el profesor se fue y Edward quedo solo girándose y viéndome a mi sentada. Solo me hizo falta una mirada para saber que aquello no se arreglaría solo y el me lo confirmo dándose media vuelta y andando hacia la puerta.
-¡Edward!- le dije justo cuando el salía por la puerta y yo lograba agarrarle por el brazo para que no continuase andando.
-¿Qué quieres?- dijo solamente girando su cara sin llegar a mirarme y con el brazo tenso. Sabia que no se apartaría de mi agarre porque era un caballero, pero estaba segura de que ganas no le faltaban.
-Hablar contigo. Pedirte disculpas-.
-No es el momento Bella. Hablamos luego- dijo esta vez cogiendo la mano que le tenia preso y apartándome la con el delicadeza mientras se iba de nuevo. El resto de la mañana paso de una forma terriblemente monótona, asíque hasta la hora de entrada al trabajo me dedique a estar en casa, y como Ángela estaba por Ben celebrando fin de exámenes, decidí que seria yo quien recogiese el piso sin ningún compromiso. Un poco de música y despejar la mente bastaron casi en su totalidad para no pensar en los problemas con Edward. Comí para ir hasta el trabajo dando un paseo y despejar las ideas. Había descubierto que Nueva York, a pesar de ser una ciudad invadida por el ruido, era un buen sitio por donde perderse para pasear y pensar. Algo totalmente ilógico pero cierto. Entre a mi turno y después de 3 horas apenas había tenido ningún encargo. A parte de Lucas, el chico que se encargaba de la cocina y de mantener el local limpio, era la única atendiendo a clientes, y gracias a dios ese día había tenido pocos problemas. Me encontraba detrás del mostrador leyendo una revista cuando sonó la puerta indicando que alguien entraba al local, ya que teniendo en cuenta que nadie más que los empleados estábamos dentro, era complicado que alguien saliese.
-Buenas tardes. ¿Qué quiere?- pregunte de espaldas dejando las cosas en su sitio y situándome en el ordenador para apuntar el pedido.
-Que mi novia me perdone por ser idiota- dijo la voz mas deseada por mis oídos.
-¿Edward?- dije levantando la vista y confirmando lo que sabia más que de sobra mientras esos ojos verdes me miraban directos a los míos. -¿Qué haces aquí?- pregunte totalmente perpleja mientras Lucas me hacia señas de que salía un segundo del local.
-Ya te lo he dicho. Me he portado como…-.
-Tú no has hecho nada. Aquí la que tiene que pedir perdón soy yo. Siento haberte contestado mal. No se controlar mis nervios y lo pago contigo. No es justo-.
-Es lógico que estuvieses así. Es complicado para mí comprender la presión que supone para ti el bajar tu media-.
-¿Qué tal si dejamos que los dos somos unos completos cabezotas e imbeciles?-.
-Me parece la mejor conclusión- dijo riéndose mientras cogia mi cuelo y ponía medio cuerpo encima de la barra para besarme. Un simple beso hizo devolver al sonrisa a mi cara, y los dolores pasados de cabeza parecían ya olvidados hace siglos. –Adivino que el examen fue bien, ¿verdad?-.
-Si. Y yo supongo que adivino que no saliste antes para no encontrarte conmigo, ¿cierto?-.
-Me sentó fatal la discusión, no te puedo engañar. Estuve a punto de irme de allí antes de empezar el examen-.
-Tú eres tonto. Te hubiese devuelto a tu asiento arrastrándote de las orejas-.
-Con un vuelve a tu sitio Edward hubiese bastado-.
-¿Un café?- pregunte olvidando la conversación. Bastante mal lo había pasado como para dar mil vueltas más al asunto.
-Por favor. Grande, grande y cargado-.
-¿Estas bien?-.
-El entrenador dice que aumentara los entrenamientos u otra hora o pondrá otro día más. Realmente este año quiere ganar el campeonato-.
-¿Y de donde vais a sacar tiempo para estudiar y dormir?-.
-Me encantaría saber la respuesta. Lo bueno es que si llegamos a la final es a primeros de mayo, asíque no nos afecta a los finales. ¿Y tu ya estas mejor de lo tuyo?- dijo señalándome con la mirada mi pecho.
-Si, ya te dije que solo era por el agobio de exámenes. Adiós exámenes, adiós dolor- dije mintiéndole por enésima vez y pasándole el café mientras salía del mostrador y le acompañaba a una mesa sentándome en su regazo mientras el me daba un beso en el hombro. Últimamente se me estaba dando muy bien mentir y olvidarme del asunto hasta la próxima vez que me repitiesen la pregunta.
-¿Sabes que dicen que las reconciliaciones son una de las mejores partes de la relación?-me pregunto mirándome con ojos sugerentes.
-Algo de eso había escuchado antes. Pero nunca lo he probado en mis carnes, hasta ahora jamás me había enfadado ni un poquito con mi novio- dije devolviéndole el guiño.
-Vente conmigo esta noche- me dijo besando y mordiendo el lóbulo de mí oreja. Era cierto que moría por volver a estar con el. Desde que habíamos vuelto de Miami por unas cosas u otras todavía no habíamos tenido tiempo para estar realmente solos. Pero estaba el problema del lugar también, en mi piso estaba Ángela, y aunque era amiga de ambos, la vergüenza podía conmigo; y luego estaba su hermandad, un sitio que sabia que no nos iban a molestar o salían disparados de una patada de allí, pero las paredes son de papel y los chismes vuelan aunque sea entre chicos.
-Edward sabes lo que pienso de ese lugar. No me gusta, y mucho menos para lo que sabes que tenemos pensado hacer- dije acariciándole la mejilla y acercando su cara para darle un corto beso.
-¿Cuál es el problema? Estaremos en mi cuarto, no tienes porque salir ni ver a nadie. Y queda por descontado que no se le ocurrirá a nadie decirte ni media palabra que no deba-.
-No se Edward, estoy segura de que pronto encontraremos el lugar perfecto…-.
-Te necesito y te estoy garantizando de que todo ira bien. No veo más problema. Solo esta noche, probemos esta noche. Si no te sientes cómoda te juro que no volverás por allí para nada-.
-Solo porque me lo prometes tú, que quede claro. Y porque te necesito tanto como tu a mi- dije antes de que nuestros labios volvieran juntarse como si fueran uno solo con todas las ansias que teníamos uno del otro.
-Me tengo que ir ya. ¿Te espero esta noche entonces?- dijo mientras yo asentía energéticamente con la cabeza. –Perfecto. Hasta luego preciosa. Te quiero- dijo dándome un pequeño pico mientras yo volvía detrás del mostrador y salía guiñándome el ojo.
Si hasta aquel momento mi jornada laboral transcurría con relativa rapidez, las ansias de aquel deseado momento hicieron que pareciese que mi jornada había aumentado por lo menos 15 horas y que la hora de salir se estirase en el tiempo infinitamente. Cuando Lucas me advirtió que le tocaba a el recoger y que ya me podía ir creí oír campanas del cielo en aquel local. Se lo agradecí y recogiendo mis cosas en un tiempo record llegue a mi piso. Advertí a Ángela que no dormiría allí esta noche, y después de preparar una pequeña mochila con mis cosas me dispuse a ir hasta "la zona prohibida" para mi hasta ahora. Lo había podido comprobar en la distancia, pero presenciarlo de primera mano era casi más insultante. Las diferencias entre sectores eran brutales. Se podía ver a través de los inmensos ventanales la decoración del interior de las casas, las cuales me apostaba que habían salido seguro en alguna revista de decoración; los coches eran de esas marcas casi prohibidas para cualquiera de los mortales con un trabajo normal, e incluso por la cantidad que vi, seguro que algún chico o chica tenia mas de uno. Estaba segura que de los cuatro que me quedaban allí, nunca podría acostumbrarme a aquel derroche de dinero. Siempre saldría igual de impresionada que como entre.
Como era de esperar tampoco se hicieron esperar las miradas arrogantes y asesinas y alguna que otra risa o amenaza sobre la manera de echarme de su lugar lo cual solo me provocaba a la vez risas y escalofríos pensando que quizá se atreviesen ha hacerlo, y en contra de ellas solo estuviese yo y quizá Edward si lograse enterarse a tiempo. Gire para entrar dentro de la verja que separaba la calle principal de su casa. Había pasado un par de veces por delante de ella cuando todavía el campus estaba semi desierto y la casa deshabitada, quedaba claro que ahora imponía millones de veces más. En el jardín unos cuantos chicos se dedicaban a jugar al baloncesto sin camiseta, "puro exhibicionismo" pensé antes de quitar la mirada de ellos para no cruzarla con la suya. Pude comprobar con el rabillo del ojo que dejaban de jugar y dirigían sus miradas en mi dirección mientras se reían y negaban con la cabeza. Toque el timbre esperando a que alguien me abriese, aunque seria más correcto decir a que Edward me abriese, cuanto menos tratase con aquella gente, mejor iría la cosa, estaba segura de ello. La puerta se abrió de un tiron y mis ilusiones se esfumaron al ver la persona que se encontraba enfrente de mí. Diría que era guapo si no hubiese conocido a Edward antes, un muchacho rubio y de ojos azules estaba delante mío sin camiseta también y mirándome de arriba abajo con una mirada que decía claramente cosas no muy apropiadas para una chica que sabes que tiene novio y que encima tiene cierto poder sobre ti. Después de analizarle mi pregunta fue clara, ¿aquella gente tenia tanto dinero por que no compraba camisetas? De todos los que había visto hasta ahora, ninguno llevaba el torso cubierto.
-¿Qué quieres?- me dijo revisándome de nuevo de arriba abajo bebiendo de su botellín de cerveza una vez hubo terminado la revisión y mirándome a los ojos.
-Mmm... busco a Edward Cullen- acerté a decir teniendo en cuenta que no tenia ni idea de que decir a aquel muchacho.
-¿Y para que quieres a Cullen si me tienes a mi disponible? James- dijo cambiándose el botellón de mano y ofreciéndome la que tenia libre para estrecharla en forma de presentación.
-Ya- dije con una risa nerviosa y devolviéndole el saludo como una manera de demostrar quien era aquí al que le faltaba educación. –Me llamo Bella, y no, busco a Edward. Solo a Edward- dije aclarándole las cosas.
-No pareces la clase de chica a la que Edward busque- dijo dándome a entender que no se creía que Edward me estuviese esperando. Poco a poco empezaba a perder la calma que había intentado guardar para aquel momento si llegaba alguna vez.
-Y tu no pareces la clase de chico que trata con el mismo respeto con el que se le trata a el. ¿Puedes por favor…?-.
-¿Quién es?- dijo aquella voz a la que deseaba callar siempre que la escuchaba. ¿Qué hacia allí? -¿Tu?- me dijo mirándome con la misma cara con la que debería estar yo mirándola a ella, aunque la de ella tenia una chispa de diversión que la mía carecía.
-Tanya- dije simplemente mientras veía como James pasaba su brazo por su cintura y ella se arrimaba a el como si fuera el ultimo hombre en la tierra y empezaba a pasar su mano por su torso. Llevaba una camiseta tan corta que se la veía el comienzo del sujetador y un pantalón tan corto que me apostaba a que si se daba la vuelta también podía verse el comienzo del trasero. "Tanto dinero y tanta clase para ir vestida así" pensé.
-¿Hace falta que te lo repita zorra? ¿Qué haces aquí?- dijo perdiendo esa diversión volviéndose un gesto de puro asco hacia mi.
-Ey gatitas, relájense- dijo riéndose James de aquella situación, la cual, creo, que a ninguna de las dos nos hacia ni pizca de gracia. –Viene buscando a Edward, ¿la conoces?- pregunto a Tanya señalándome a mi.
-Claro que la conozco. Es la zorra que me quito a Edward, ¿verdad?- dijo poniendo una falsa expresión de dulzura que apenas le duro un segundo.
-No es cierto. Yo no te quite a nadie, tú lo perdiste solita Tanya-.
-Tú le comiste la cabeza guarra-.
-Yo apenas me hablaba con el cuando paso eso. Simplemente entro en razón. Tu le engañabas y el termino dándose cuenta que estar a tu lado es una forma muy efectiva de perder el tiempo, cosa que a el no le apetecía- dije sin rebajarme a su nivel. Aunque siendo sincera, para llegar a su nivel había que caer muy, pero que muy bajo.
-La chica tiene carácter- dijo James mientras se empezaba a retorcer de la risa y yo empezaba a perder mi paciencia y Tanya casi echaba humo de las orejas. -¿Vives por aquí?- dijo señalando la zona.
-No, vivo en los pisos. ¿Puedes avisar a Edward o dejarme pasar simplemente?- dije entre dientes pero en un tono que perfectamente pudo escuchar.
-¿Eres becada? Chicas tienes valor de venir aquí, pero mira, me estoy divirtiendo demasiado, no creo que te deje pasar todavía- dijo volviéndose a apoyarse en el marco de la puerta y la sonrisa burlona volvía a la cara de ambos. Pero desde luego aquel juego por mi parte había terminado. Me di la vuelta sin volver a dirigirles la palabra y salí de allí con un paso firme y seguro aunque lo que mas quería era echar a correr y perderles la vista lo antes posible mientras sus risas se escuchaban a lo largo de toda la calle. Me pare en una esquina donde no vi a nadie y llame a su móvil para comunicarme el suceso. Tres mensajes de voz después y tres contestadores desistí y decidí volver a casa entre respiraciones agitadas y pinchazos. En algún momento del camino mis respiraciones se hicieron más frenéticas por algún tipo de razón y el simple hecho de intentar respirar me provocaba tal dolor que tuve que sentarme e intentar controlarla en vano. Llamar a Edward estaba fuera de toda posibilidad a que no estaba disponible, asíque llame al primer número de mi lista de llamadas que no fuera Edward y salio el de Emmet.
-Emmet- dije con el poco aire que podía entrar en mis pulmones de la forma menos dolorosa.
-¿Bella? ¿Qué te pasa Bella?-.
-Emmet estoy en el parque. Necesito alguien que me lleve al medico. No se lo digas a nadie Emmet. ¡Nadie! Y trae todo el dinero que tengo. Esta debajo de la mesa-.
-Voy enseguida- dijo mientras yo notaba por vía telefónica como se ponía inmediatamente de pie y salía de la puerta de casa. La dificultad para respirar y el dolor continuaban, pero ni empeoraba ni mejoraba, y eso a la fuerza debía de ser bueno. No pasaron ni cinco minutos cuando un armario se acerco a mí corriendo y con la cara desencajada.
-¡Bella!- dijo llegando y agachándose a mi altura. -¿Qué te pasa?- dijo sin atreverse a tocarme y mirando que diablos podía haberme pasado.
-Emmet necesito ir a urgencias. Me duele mucho respirar-.
-¿Pero no se te había pasado ya Bella? ¡Joder Bella! ¿Y Edward? Vamos que cogemos un taxi- dijo cogiendo en volandas y llevándome hasta la salida para coger un taxi. Viendo la situación el primero en pasar fue el primero en llevarnos e incluso nos dejo gratis en nuestro destino, un trato no muy común. Y después de agradecérselo y quedarme con su cara, por si en algún futuro volvía a cruzármelo, Emmet entro a urgencias conmigo en brazos aun. Explico en un idioma hasta ahora desconocido por mi lo que me pasaba, aunque la recepcionista debía de estar más que acostumbrada a aquellos sucesos y no le pidió que repitiese nada.
-Bella, estoy en la sala de espera, ¿vale? No te voy a dejar sola pequeña- me dijo mientras besaba mi frente y me ponían en una silla de ruedas conducida por una enfermera hasta una consulta.
-Bien… Isabella Swan, ¿no?- me dijo el doctor tumbándome en la camilla.
-Bella, solo Bella- dije como pude.
-Esta bien Bella, explícame que te ocurre por favor- dijo acercándose a mi y palpando la zona del abdomen sintiendo severas molestias en la zona izquierda de las costillas. –Poco a poco, a tu ritmo y como puedas, ¿vale?- dijo tranquilizándome.
-Llevo varias semanas con dolor en la zona izquierda del costado. Antes solo era cuando me apoyaba en el, ahora cada vez que respiro fuerte me dan pinchazos, y ahora es constando con cada inspiración. Fui a consulta hace tiempo y me dijo que era por el estrés, que me tomara unas pastillas y se me pasaría, pero continua- dije parándome varias veces para conseguir el poco aire que me permitían mis pulmones.
-Muy bien Bella- dijo terminando de palparme y escribiendo en el historial algo. –Voy a ordenar que te hagan una radiografía y unas pruebas para confirmar ciertas cosas. A partir de ahora quedas en manos del medico de guardia. Suerte pequeña- dijo saliendo de la consulta mientras una enfermera volvía y me llevaba a la sala correspondiente.
Solía ser una persona a la que le gusta saber que se hacia con ella y preguntar, pero en esas condiciones con el dolor que me causaba hablar prefería guardarme mi curiosidad. Me hicieron soplar en una especia de tubo, un análisis de sangre y cambiarme de ropa para una radiografía de mi tórax.
-¿Te espera alguien?- me pregunto la enfermera dejándome en la consulta donde me darían los resultados inmediatamente ya que iban con la etiqueta de urgentes.
-Si, hay un chico que se llama Emmet. Es… es enorme. Lo reconocerá en seguida-.
-Ahora mismo le digo que pase. Esperen aquí hasta que llegue el doctor-. Apenas me fije en el despacho de ese doctor. Podía apreciar que estaba lleno de diplomas pero ni mi vista ni mis ganas llegaban a ver lo que ponía ya que el hambre y el sueño hacían mella en mi, con motivos la verdad ya que seguramente la media noche se acercaba.
-Bella- dijo Emmet entrando en la sala corriendo y dándome un abrazo que mucho distaba de esos a los que yo llamaba "abrazos de oso". -¿Cómo te encuentras? Me has dado un susto de muerte, ¿sabes?-.
-Perdón Emmet- dije intentando mantener uniforme mi respiración y consiguiendo que las lágrimas se quedasen dentro. Sabia que tarde o temprano aquello saldría, pero no esperaba que en estas circunstancias. –Debes irte Emmet, es tarde y tu todavía andas de exámenes-.
-Mi ultimo examen es dentro de dos días asíque puedo quedarme aquí. Y lo haría aun teniendo examen mañana. ¿Cómo se te ocurre ocultarlo Bella?-.
-No quería preocupar a nadie, bastante tenéis con vuestros problemas. Además cuando fui al medico me dijo que pronto pasaría el dolor-.
-¿Has ido al medico antes? Joder Bella-.
-Solo me mando unas pastillas, ya esta. No tenía mas misterio-.
-Por eso andabas todo el día dormida. ¿No han funcionado verdad?- me dijo mientras yo bajaba mi mirada y negaba con la cabeza. -¿Cuánto te costo la consulta Bella?-.
-Eso no tiene importancia-.
-¿Claro que la tiene? ¿Cuánto? El dinero que había debajo de esa mesa no se corresponde con lo que deberías tener ahorrado ya-.
-Fue cara pero fue por mi salud. No me importa pagar por eso-.
-Podríamos haberte ayudado entre todos-.
-Es mi salud Emmet. Es mío y no voy a dejar que gastéis ninguno el dinero que estáis ahorrando en mí. No seria justo-.
-¿Acaso tú no lo harías por nosotros?-.
-Claro que si pero…-.
-Pues ya esta. No hay más que hablar-. Iba a responder pero la puerta se abrió dejando paso a lo que supuse que era el doctor y tuve que guardar mi replica.
-Buenas noches Isabella. Soy el doctor… ¿Bella?- me di la vuelta sobresaltada encontrándome con el colmo de aquella noche. Carlisle, el padre de mi novio el cual desconocía mi estancia en el hostipal era mi doctor de urgencias. La cara de Emmet no era más que un reflejo de la mía y la de Carlisle.
-Buenas noches Carlisle- dijo Emmet levantándose y dándole la mano.
-Hola Carlisle- dije yo intentando levantarme pero dos manos se pusieron en ambos hombros y me hicieron volver a sentarme mientras era Carlisle el que se agachaba a darme dos besos.
-Bueno chicos, ¿Cómo estáis?- dijo sentándose en su escritorio delante de una bolsa plana que debería de contener las pruebas realizadas hace poco.
-Mal, en estos momentos mal- dijo Emmet al cual le deberían de quedar a estas alturas pocas uñas.
-Entiendo. Bella, ¿estas mejor?- me pregunto mientras yo solo podía negar con la cabeza. Ya casi no era capaz ni de moverme.
-Bien, veamos las pruebas- dijo sacando uno por uno los diferentes papeles y colocando las radiografías a la luz. Se levanto para observarlas mejor mientras hojeaba los papeles intercaladamente. –Bella, ¿desde cuando sientes molestias?- me pregunto sentándose y mirándome fijamente.
-Hace unos meses. Solo me dolía si me apoyaba en el costado, luego paso a mayores cuando respiraba fuertemente, ósea, si me cansaba o hacia esfuerzos, pero desde hace unas horas el solo hecho de respirar me produce pinchazos-.
-¿Has ido al especialista o a algún medico a que te mire?-.
-Fui a un doctor y me dijo que esto era causado por el estrés, me mando unas pastillas y me prometió que mejoraría, pero…-.
-Pero no has mejorado- dijo echándose para atrás en su silla. –Bien, lo primero, no vuelvas a ese doctor, el titulo de medico lo consiguió en una tómbola, de eso estoy seguro. Lo que tú tienes Bella, no es por el estrés, puede empeorar por el estrés pero eso no es. ¿Ves esas radiografía de ahí?- dijo señalándolas. -¿Ves algo raro en ellas?-. No era medico ni estudiante de enfermería, por lo cual apenas podía comprender correctamente una radiografía. Lo único que sabia con certeza es que en ellas aparecían mis costillas y mis pulmones. Nada más. Solo atine a negar con la cabeza mientras Emmet tenia la cabeza casi en el suelo intentando descifrarlas, asíque me consolaba no ser la única inculta en ese campo. –Bella, tienes una pequeña rotura en las costillas centrales causadas por algún golpe que te hayas podido dar- esa ultima parte apenas me sorprendió, mis caídas y golpes eran casi diarios asíque no podía recordar en cual de ellos pude hacerme tanto daño, -no es grave ahora mismo pero es necesario operar para que no vaya a más, otro golpe en esa zona y pueden romperse fácilmente dañando de manera seria al pulmón. Lo que pasa, hablando para que me comprendáis, es que las tienes metidas un poco hacia dentro, y cualquier respiración fuerte hacen que se claven en el pulmón, de ahí los pinchazos. La operación es sencilla, pero necesitas estar ingresada por lo menos una semana y en reposo otras dos-.
-Carlisle yo no puedo, necesito ir a clase, mi beca, no puedo…- dije alterándome y notando como los pinchazos regresaban de manera mas fuerte y me hacían poner cara de dolor.
-Cálmate Bella. Respira- dijo Carlisle levantándose y arrodillándose enfrente de mi y sujetándome por los brazos acompañando mi respiración. –No pasa nada. Hasta donde se los exámenes terminaron. Tendrás una baja medica firmada por mi personalmente y no podrán poner ningún tipo de pegas. Algo bueno tiene que tener invertir en la universidad de mis hijos y que estos sean tus amigos o tu pareja- dijo sonriéndome tiernamente y arruinando con la última parte la calma que había obtenido hasta ahora. Era medico, por lo cual mas que observador. -¿Edward esta al tanto de esto?-.
-No doctor, Bella no dijo nada de los dolores. Nos dijo que se le habían pasado y nosotros nos lo creímos- dijo Emmet.
-¿Y donde esta ahora?-.
-Tiene el móvil apagado- me limite a contestar. –Me va a matar- dije volviendo a mis respiraciones agitadas.
-Nadie va a matar a nadie Bella. Tenlo por seguro. Edward quiere tu bien y lo ultimo que haría seria agobiarte mas de los que estas corazón-.
-Carlisle no puedo operarme ni quedarme aquí tanto tiempo-.
-Bella olvídate del dinero- dijo Emmet cogiendome la cara para que le mirase fijamente.
-¿Cómo me voy a olvidar? Todo mi… mi dinero… dinero… no tengo…-.
-Haz caso a Emmet y olvida ese tema. Yo a mi familia jamás la he dejado sola Bella. Y tu forma parte de ella-.
-No puedo Carlisle. Es tu dinero, seria… no puedo…-.
-Es mi dinero y por eso mismo lo utilizo como mejor me convenga a mí. Relájate, esta situación solo te hace más mal. Llamare a una enfermera para que te traslade a planta. Emmet tu puedes avisar al resto, ¿por favor- dijo mientras cogia el teléfono del despacho. –Lisa, si por favor, reserva la habitación 564 para la paciente Isabella Swan, y asegúrate de que ningún paciente se instale mas que ella. Gracias- dijo colgando mientras los dos lo mirábamos perplejos. "Ni que esto fuese un hotel" pensé.
-No me miréis así, apenas tenemos pacientes en esa planta por lo cual podéis tener el privilegio de no compartirla. Si hubiese una urgencia te aseguro de que no hubiese hecho nada parecido. Bella, te quedas aquí a partir de ya. Mañana o pasado se te operara y yo mismo me encargare de ello-.
-Gracias por todo Carlisle- dijo Emmet sujetando mis dos manos con una de las suyas.
-No hay de que muchachos. Antes de irme me paso a verte Bella. Y recuerda, tranquilízate, respira y no te agobies. Todo saldrá bien. Ahora vienen a por ti para guiarte a tu habitación. Hasta luego- dijo dándonos unos suaves golpes en la espalda y saliendo de allí.
-Me va a matar Emmet, Edward me va a matar- estalle cuando se escucho el sonido de la puerta cerrarse.
-Bella, shh, respira, calma. Nadie te va a matar, te quiere demasiado ya lo sabes tontita. Y ya has escuchado al doctor, todo saldrá bien y pronto saldrás de aquí. ¿Quieres que avise a alguien?-.
-Quiero que te vayas a dormir a tu cama hoy y mañana ya se lo digas a todos con calma por favor. Dile a Ángela que me traiga algo de ropa y mi ordenador. Pero por favor, mi familia que no se entere, nada, no quiero que sepan nada- dije casi suplicándolo.
-Bella, lo tiene que saber, no es justo-.
-Emmet, si no es tan grave no quiero preocuparles. No tienen casi dinero para venir, si se lo digo vendrán los cuatro y todo su esfuerzo de trabajo para ahorrar será en vano. Si algo saliese mal o incluso antes de la operación yo se lo diría, te lo juro, pero tengo que ser yo. Júramelo Emmet-.
-Te lo juro, pero esta noche me quedo aquí-.
-Ni hablar, te vas y descansas-.
-No pienso dejarte sola-.
-Solo voy a dormir. Mañana te dejo que vengas todo el día si quieres- dije en la primera sonrisa que me salía desde que había llegado.
-Esta bien. Solo porque me da pánico decirte que o y te de cualquier ataque. Bella, júrame que no nos vas a volver a ocultar nada, y cuando digo nada es nada-.
-Esta bien Emmet, creo que he aprendido la lección- dije mientras una enfermera entraba al despacho.
-Eres Isabella Swan, ¿cierto? Me manda el doctor Cullen, por favor, acompáñame. ¿Puedes sola o necesitas ayuda?-.
-Puedo sola, gracias- dije levantándome. Como era de esperar a mitad de camino Emmet tuvo que cogerme al aire, entre el sueño y el dolor hasta andar se hacia pesado.
-Ahora te traerán algo ligero de comer y podrás dormir, ¿vale?- dijo saliendo del cuarto mientras Emmet me colocaba en la cama y subía la parte de la cabeza. La verdad es que la habitación era bastante espaciosa teniendo en cuenta de que hablábamos de un hospital. La enfermera fue lo suficientemente amable para traernos la cena a mi y a Emmet, aunque aquello apenas le llenase ni un 10% del estomago.
-Me voy ya Bella. Descansa por favor, y con lo que sea me llamas. Mañana a primera hora vengo a verte pequeña-.
-Gracias por todo grandullon. En serio, gracias-.
-No tienes anda que agradecer. Eres como mi hermana pequeña y lo siento así. Esto es lo que haría cualquier hermano- dijo dándome un beso en la frente.
-Y tu eres como el hermano mayor que nunca he tenido, asíque estamos en la misma condición- dije sonriéndole mientras en su cara se formaban esos hoyuelos tan característicos de su sonrisa. –Hasta mañana- dije dándome la vuelta por el costado que no dolía y caí dormida en un largo sueño.
Abrí poco a poco los ojos dejando que estos se acostumbrasen a la luz que entraba por la ventana. No me costo darme cuenta y acordarme del lugar en el que me encontraba.
-Buenos días. Siento ser tan brusca pero es necesario que te haga ciertas pruebas antes de la operación de mañana- dijo una enfermera entrando por la puerta con un carrito lleno de cosas medicas de las cuales prefería ignorar su función.
-No importa- dije dándome la vuelta y notando como los pinchazos volvían. Me fije que había una pila enorme de abrigos en uno de los sofás y eche mi memoria atrás intentando averiguar a quien pertenecían aunque la enfermera se me adelanto.
-Son de tus amigos. Les pedí que abandonasen la habitación. Volverán a entrar enseguida, en cuanto acabe- dijo cogiendome mi brazo y pasando un algodón. Otro análisis de sangre. Genial. -¿Es necesario que te distraiga?-.
-No, si no miro- dije girándome mi cabeza hacia el otro lado. La prueba no era dolorosa pero si desagradable, asíque agradecí no mirar.
-Esto ya esta, en unas horas vendrá el doctor Cullen con su equipo para explicarte el proceso. Estate tranquila, es una operación muy sencilla, y el doctor Cullen es un gran doctor. Estas en buenas manos-.
-Muchas gracias- dije viendo como salía por la puerta y esta no se cerraba del todo. Rece todo lo que sabia en un tiempo record para que la primera persona no fuese Edward, pero se ve que no dio tiempo a que el mensaje llegara porque la puerta se cerro mientras Edward se daba la vuelta y me miraba con la cara demacrada. Apenas pude contener mis lágrimas siendo consciente de que el estaba así por mi culpa, pero sabiendo en el estado en el que estaba no tardo mas de dos segundos en estar a mi lado e intentar calmarme.
-No te alteres Bella, por favor, vas a empeorar Bella, shh- dijo pasándome la mano por la frente y dándome besos en ella.
-Perdóname Edward, lo siento mucho. Perdón, yo no quería…-.
-Ya paso Bella. Ya-.
-Siento que lo hayas pasado mal por mi culpa. Soy culpable de eso…-.
-Soy consciente de que peor lo has pasado tu. Pero ya esta, ya sabemos lo que te pasa, te vas a poner bien en nada. Ya lo veras- dijo mientras una lagrima escapaba de sus ojos e intentaba ocultarla desviando la mirada.
-No llores por favor- en aquello momentos los pinchazos volvían cada vez que inspiraba aire, pero no era absolutamente nada comparado con lo que sentía viendo a Edward llorar.
-He pasado las peores horas de mi vida- dijo dejando que las lagrimas navegasen libres sin esconderlas. Primero sin saber anda de ti, luego con la visita de Emmet para decírmelo. Pensaba lo peor Bella, te juro que llegue a pensar lo peor- dijo escondiendo su cara en mi hombro con sumo cuidado de no tocarme el abdomen. -¿Dónde te habías metido?- me pregunto tiempo después cuando se calmo un poco. -¿Por qué no fuiste?-.
-Fui allí Edward, llame y me abrió un tal James. Y después de que el y Tanya decidiesen que su mejor entretenimiento era reírse de mi me fui. Te llame tres veces pero no daba señal el teléfono, y de ahí llame a Emmet-.
-Voy a matarles, a los dos, te juro que los voy a matar- dijo cogiendose el puente de la nariz con dos dedos, claro signo de que sus nervios no estaban muy controlados. –Joder, y el móvil no tiene batería, no me había dado ni cuenta. ¡Joder! Perdóname Bella-.
-Ya esta todo en orden- dije cogiendole la cara con ambas manos y dándole un beso que no tardo en volverse tan necesario como el aire entre nosotros. Me separe haciendo un pequeño gesto de dolor involuntario y fue él quién decidió darlo por terminado.
-No pienso separarme de esta cama, señorita. Una y no más. Te dije una vez que nunca me separaría de ti, he incumplido mi palabra una vez. No volverá a pasar, te lo juro-.
-Siempre has estado a mi lado, siempre. No tienes anda que reprocharte-.
-Te amo Bella. No me vuelvas a hacer esto por favor-.
-Te lo juro-.
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
HOla chicas perdon por la tardanza!!! espero y les guste chao besos!!!!
yuri cullen- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Que bien que todo se esta arreglando me habia asustado con esos dolores
gracias Yuri
cariños Nejix
gracias Yuri
cariños Nejix
Nejix- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Bien tema de Bella resuelto... que sustooooo!!!... y ahora estoy ansiosa jejejeje
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Me alegra muchoo chicasl proxximo capitulo lo subir ma?ana por que o stoy maquillando para que quede mejor!!! vale chicas cuidense !!! mordidas
yuri cullen- .
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Capitulo 17
Capitulo 17
-Buenos días Bella- dijo Carlisle entrando a la habitación junto con otro doctor. –Edward. Chicos. Te presento al doctor Julien, tu anestesista. Te hable ayer de el, no se si le recuerdas- me dijo Carlisle mientras yo asentía con la cabeza. Estaba demasiado asustada como para hablar.
-Hola Bella- me contesto con una calida sonrisa que supuse que seria para relajar el ambiente, algo realmente imposible. Lo único que se le acercaba un poco a la calma era las sensaciones que me transmitía Edward mientras dibujaba circulo con su pulgar en mi mano, aunque el estuviese mas angustiado que yo casi.
-Hola- salude a los dos.
-Bien Bella. En 15 minutos te pasan a quirófano. Solo queríamos ver como te encontrabas-.
-¿Nerviosa?- dije con un hilo de voz.
-No tienes porque. Es una operación sencilla, y todo saldrá estupendamente, ya veras- dijo el doctor Julien palmeándome el hombro.
-Chicos iros despidiendo de ella. Nos vemos pronto- dijo Carlisle saliendo y despidiéndose con la mano.
-Bueno enana, cuando despiertes no estaré aquí, pero te llamare y cuando termine vengo volando, ¿de acuerdo? Tranquila, todo saldrá bien- dijo Emmet dejando sus apuntes y abrazándome suavemente.
-Suerte Bella- dijo Jasper.
-Nos vemos pronto Belli- dijo llorando Alice y Ángela.
-No seáis exageradas anda, no lloréis. Nos vemos cuando despierte-. Uno a uno se fueron despidiendo de mi y deseándome suerte hasta que solo quedamos Edward y yo en la habitación. Su cara era un cuadro, llevaba sin dormir mas de 24 horas por no separarse de mi lado ni cuando dormía, vivía con la angustia de ser el al quien iban a operar.
-Estaré aquí cuando despiertes- me dijo cogiendome la mano y besándola.
-Edward quiero que te vayas a comer algo y a dormir. Tardare unas cuantas horas en volver. Estas casi peor que yo-.
-No puedo hacer nada que no sea estar aquí, pero te prometo que lo intentare. Todo saldrá bien- dijo repitiéndolo una y otra vez mas para convencerse a si mismo.
-Edward, quiero… si algo no sale como esta previsto…- le tape la boca antes e que pudiese replicar a aquello, -quiero… necesito que se lo digas tu a mis padres, búscate un traductor, lo que sea, se que tu podrás hacer, ¿vale?-.
-Tú vas a volver aquí dentro de unas horas como si esta pesadilla no hubiese pasado Bella. Júramelo- dijo empezando a llorar, algo a lo que jamás me podría acostumbrar y que me mataba por dentro.
-Yo te prometo que siempre estaré contigo. Es solo por si acaso, sabes que todo puede pasar, y mas con una anestesia general-.
-Te lo juro, pero vas a regresar como nueva- dijo acercándose a mi boca mientras nuestras lágrimas se mezclaban.
-Ya es hora- dijo la enfermera entrando y quitando el seguro de mi cama ya llevarme a la zona de quirófanos.
-Te amo- me dijo al oído dándome un ultimo beso.
-Te quiero. Nos vemos luego- dije dándole un ultimo apretón en la mano y perdiéndole de vista mientras llevaba sus manos al cabello y se tiraba de el desesperadamente.
-¿Nerviosa Bella?- me pregunto Carlisle ya preparados ambos para la intervención pasándome la mano por la frente.
-Bastante- le conteste sinceramente viendo todos los aparatos extraños que se encontraban a mí alrededor y la gente que empezaba a concentrarse allí.
-Todo saldrá bien. Durara unas dos horas la operación y otras dos de anestesia. En cuatro horas todo esto habrá quedado atrás. Luego 20 días de descanso absoluto en casa y listo-.
-Suena hasta bien- dije en un intento de sacar una sonrisa sincera.
-Lo es. Nos vemos pequeña- dijo dándome un beso en la frente mientras me colocaban una mascarilla. –Cuanta de 10 a 0 Bella- me dijo.
-10…9…8…7…6…5…4…-. Antes de poder llegar al 3 mis ojos ya se habían cerrado con un único pensamiento en mi cabeza. Tenia que despertar, Edward me estaba esperando.
Mi cuerpo pesaba como si hubiese engordado de un momento para otro 100 kilos. Intente despegar mis parpados, de los cuales parecía que colgaban pesas. Un pequeño rayo de luz se coló entre ellos y tuve que volver a cerrarlos con fuerza. Una mano apretaba la mía con fuerza, sentía la presión y debía de estar haciendo mucha fuerza para que mis dedos no pudiesen ser movidos ni un solo milímetros. Empecé a recuperarme y abrí los ojos completamente adaptándome al lugar. Volvía a estar en la habitación. Eso solo podía significar que todo había salido perfectamente. Gire mi cabeza con delicadeza hacia mi mano y vi que Edward estaba sentado a mi lado con su cabeza en el colchón y mi mano entre las suyas. Al final de manera inevitable había caído dormido, era completamente lógico y hasta lo se agradecía. Inspire una vez de una formas mas o menos fuerte y viendo que el dolor era mil veces menor que antes la felicidad acudió a mi. Decidí levantarle ya que es postura no haría mucho bien a su cuello.
-Edward- le dije levantando un poco mi brazo, lo suficiente para que su cabeza se moviese y se levantase sobresaltado mirando a todas partes terminando en mis ojos. Solo tardo 1 segundo en ponerse de pie sonriendo y marcando el botón para que viniese la enfermera. Note como mi garganta estaba totalmente seca e incluso su nombre salio de mi boca con un tono demasiado seco, a pesar de todo, ninguno de los dos podíamos evitar mostrar nuestras mas grandes sonrisas.
-Bella, ¿Cómo te encuentras?- dijo Carlisle entrando a la habitación junto con una enfermera mientras revisaban todo. –Estas justo como deberías estar-.
-Necesito…- dije señalándome la garganta, simplemente hablar me rascaba mucho.
-Agua, si, es lógico. Edward ayúdala- dijo a lo que rápidamente Edward se lanzo a la jarra echando un poco en un vaso y con la otra mano alzándome un poco la cabeza para poder beber sin que se derramase nada. –bien Bella todo esta perfecto. Ahora te traerán la comida que debes de estar hambrienta, aunque te adelanto que será dieta blanda, todavía no puedes hacer grandes esfuerzos. Dentro de dos días podrás irte a casa. Si ocurre algo, te duele, molestias, lo que sea, Bella- dijo mirándome y advirtiéndome con la mirada, -lo que sea- dijo separando palabras y letras, -me avisas y vengo inmediatamente. No debería dolerte al hacer inspiraciones profundas pero si unas molestias leves, solo eso. Hasta luego- dijo despidiéndose de los dos con la mano y saliendo junto a la enfermera.
-¿Cómo te encuentras?- dijo semi tumbándose en la cama y dejando mi cabeza encima de sus piernas.
-Mucho mejor. Al final te quedaste aquí-.
-Si, pero baje con mi padre a comer y me dormí. Cumplí mi palabra-.
-Algún día deberías dormir en una cama y esas cosas. La posición en la que te he encontrado no tenia pinta de ser muy cómoda-.
-Solo me quedan dos noches aquí. Lo podré soportar-.
-Oye- dije de repente dirigiendo mi mirada hacia una de las esquinas de la habitación. -¿Qué es eso?- pregunte señalando un montón de cajas y un enorme oso de peluche mas grande que yo probablemente. Note como se agitaba levemente debajo mío, signo de que se estaba riendo.
-Antes se acerco Jasper para ver como iba todo, y trajo de regalo de parte de todos cajas de bombones, y de parte de Emmet ese oso, para que te acordases de el mientras no estuviese-.
-¿En serio? ¡Tráemelo! Es precioso- dije mientras el se levantaba y me lo daba volviéndose a colocar en su lugar. –No entramos los 3 aquí Edward- dije a modo de broma.
-Pues yo no me pienso mover de aquí. ¿No preferirás al oso no?-.
-¿Celoso?- dije riéndome.
-¿De un peluche? Ya seria grave-.
-Anda tonto- dije dejándolo en el suelo al lado de mi cama y cogiendole la mano mientras jugaba con sus dedos.
-Quería pedirte una cosa Bella- me dijo con voz temerosa. Ya no me hacia ni verle para saber lo que sentía. Le apreté su mano en símbolo de que me podía decir lo que quisiese. –Veras, vas a estar 20 días necesitando ayuda porque tienes que estar en reposo absoluto, y eso esta fuera de toda discusión Bella, no pienso dejar que te muevas, si dejas que este en mi mano-.
-No te entiendo Edward-.
-Quería saber si me dejas mudarme estos 20 días a tu casa para poder cuidarte-.
-¿Hablas en serio? Vamos Edward, pienso hacer caso al medico, además ya esta Ángela por si necesito algo. No tienes porque apartarte de tu vida por esto-.
-Tú eres mi vida, y quiero hacerlo, me quedaría mas tranquilo. He hablado ya con los profesores y todos le darán tus apuntes a Alice. Quiero pasar el poco tiempo que pueda contigo-.
-Edward, apenas podías faltar 2 días seguidos a tu hermandad y ahora me estas hablando de 20…-.
-Me da igual ese sitio ahora mismo. ¿Puedo?-.
-Puedes quedarte siempre que quieras idiota. No es necesario ni que lo preguntes-.
-Gracias- dijo besándome la mano mientras la puerta se abría y entraba por ella la enfermera con la bandeja de comida. Si mis tripas ya rugían de hambre, al ver aquello empezaron a gritar de pura frustración. Eso no me llegaba ni para empezar. Sopa, filete a la plancha… necesitaba comer 3 veces mas para que mi estomago se sintiese mas o menos satisfecho.
Edward se encargo de hacerme todo poco más fácil en las horas que me tuve que quedar en observación en el hospital. Desde las comidas, donde cada bocado a aquella comida malísima era recompensada con un beso que parecía alimentar mas que los propios alimentos, llamaba a las enfermeras al primer indicio de que algo podía ir mal, aunque solo fuera un pequeño movimiento que me podía producir molestias.
Todos vinieron a visitarme en aquellos días, incluso Esme se acerco para preguntarme como estaba y conocer oficialmente a la novia de su hijo como novia. No fueron las mejores circunstancias pero se porto de una manera totalmente agradable conmigo, incluso con permiso de Carlisle pero a espaldas del resto del equipo, me llevo unos pastelitos para que me alimentara en condiciones, una lastima que Emmet se comiese la mitad el solo, porque estaban deliciosos. Y desde luego no se fue de allí sin una promesa de mi parte de ir pronto a comer con ellos. Emmet se alegro una barbaridad de que el oso me hubiese encantado, y con su ayuda le pusimos un nombre que me pudiese recordar a el para cuando estuviese sola poder abrazarle, llegamos a la conclusión de que "Emmy" seria el apodo, aunque a Edward no le hizo ni pizca de gracia ya que argumentaba que yo no volvería a estar sola jamás. Empezaba a tener serias sospechas de que estaba celoso de verdad.
-Edward deberías estar en clase- le regañe mientras terminaba de hacer la maleta para volver a casa. Era martes, un precioso día de marzo donde el sol brillaba y yo, salía por fin de aquella cárcel llamada hospital y sin más dolor que las típicas molestias de cualquier operación.
-Solo es un día, y por una buena causa-.
-Podía haberme cogido perfectamente un taxi-.
-Deja de quejarte y vamos-.
-¿Os vais ya?- pregunto Carlisle asomándose por la puerta y viendo como todo volvía a su sitio. -¿Tienes todos los medicamentos, reposo absoluto? Cualquier duda me llamáis. No importa la hora ni nada-.
-Muchísimas gracias por todo Carlisle. No se como agradecértelo, ni pagártelo, en serio-.
-Un gracias y una visita de vez en cuando a casa cubre todo- dijo sonriéndome. Me debatía internamente en darle un abrazo o no, una sonrisa y sus brazos abiertos me dieron la señal necesaria. Le abrace agradeciéndole sin palabras todo, absolutamente todo. –Y otra cosa, no nos vuelvas a dar estos sustos. Aquí tienes una familia para lo que quieras Bella, recuérdalo siempre. Y tú- dijo señalando a Edward con tono severo, aunque no llego a la expresión de su cara, -un día y no más. Mañana a clases como esta mandado-.
-Si mi capitán- dijo Edward cogiendo mi maleta y llevando una mano en forma de saludo militar.
-¿Piensas instalarte en el piso completamente o iras a tu cuarto o como piensas hacer?- pregunte ya en el coche de Edward camino al campus.
-No quiero causar mucho follon. Creo que iré todos los días a coger la ropa para el día siguiente y listo-.
-Sabes que cuando te vayas te echare de menos una barbaridad, ¿verdad? Recuerda Miami- dije mirando por la ventanilla apoyando mi barbilla en la mano.
-Bella puedo soportar verte menos tiempo el resto de mi vida sabiendo que estas bien, que no viéndote durante 20 días pensado que algo puede ir mal. Se que suena egoísta pero es así. Soy un novio protector y celoso, es lo que hay-.
-¿Protector y celoso? Creo que podré soportarlo- dije girando mi cabeza y sonriéndole. –No quiero que pienses que no quiero que vengas, es más, me muero de ganas, pero a vistas al futuro…-.
-Ya veremos que hacemos en un futuro-. Pensar en un futuro con Edward era algo que me aterraba y me gustaba al mismo tiempo. Era agradable pensar de todo lo que me quedaba por disfrutar de el, saber que después de los años seguiría teniendo a mi lado a la persona que mas quiero en este mundo, alguien con quien compartir todo. Pero no todo puede ser bueno, y había que tener en cuenta que yo más allá de cuatro años, no tenía ningún plan de futuro. Nada. En blanco. No sabia si me quedaría, si volvería a España, si me iría a otro país, otra carrera, nada. Y cosas como esa marcan las relaciones. Pero siempre caía en la misma conclusión. Faltaba demasiado tiempo como para amargarme en el presente. Viviría el momento, que estaba siendo el mejor de mi vida, y cuando llegase el momento de las decisiones, estas serian tomadas, probablemente con cosas dolorosas de por medio.
-Por fin en casa- dije respirando profundamente sintiendo satisfacción de que no doliera e inspirar el aroma hogareño que tanto había extrañado.
-¿Dónde dejo esto?- pregunto Edward cargando mi maleta y todos los regalos que había recibido en mi estancia hospitalaria, incluido Emmy.
-Déjalo todo en la cama que ahora lo coloco. Y a Emmy al lado, en el contrario a la mesilla-. "Odio esta cosa2 se le escucho decir mientras iba por el pasillo y yo le seguí. Me cambie el pijama y me dispuse a colocar las cosas hasta que una mano me impidió sacar las cosas.
-¿Qué crees que estas haciendo?-.
-¿Colocar las cosas?- respondí como cosa obvia.
-Bella, ¿para que estoy aquí? Reposo absoluto, hasta por lo menos 5 días, después negociaremos que te puedas mover. Túmbate, ponte cómoda, duerme en tu cama que seguro que la echas de menos y no te preocupes por hacer nada más. Por cierto, deberías llamar a tus padres, pero eso después. Duérmete bonita- me dijo besándome la frente mientras yo cogia su cara y acercaba mis labios a los suyos. Apenas se atrevió a cogerme de la cadera, pero sus manos volaron rápidamente a mi cuello, el cual no soltó hasta que nuestros pulmones reclamaron aire.
-Gracias- me limite a decir.
-Si siempre me vas a agradecer las cosas así, me planteare la posibilidad de volverme un santo- dijo mientras nos reíamos y me colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja.
Aunque costara creerlo, jamás pensé que aun sin tener sueño mi cama me resultase tan atractiva. Dormí como parecía que no había dormido en años y hasta parecía que me encontraba mejor. Luego caí en que la medicación seguramente tuvo mucho que ver en ambos casos. Llame a mis padres, y después de asegurarles que todo estaba en orden y que no había llamado porque las fiestas de fin de exámenes eran señoras celebraciones, parecieron quedarse mas tranquilos, y yo también, teniendo en cuenta que si no se lo hubiesen creído yo finalmente hubiese tenido que contar la verdad, aunque sabia que tendría que decírselo en algún momento.
-Veo que ya estas levantada- dijo Edward asomándose por la puerta mientras yo me incorporaba u poco frotándome los ojos. -¿Te encuentras mejor?- pregunto mientras yo asentía con la cabeza. –Me alegro ¿Con quien hablabas?-.
-Con mis padres. Ya están tranquilos. Les dije que había fiestas con el fin de exámenes y entre unas cosas y otras…-.
-¿Eres consciente de que alguna vez tendrás que decírselo verdad?-.
-Si, pero no me hagas pensar en eso-.
-Como prefieras. Están todos los chicos en el salón, ¿quieres verlos?-.
-Si- dije levantándome mientras el me volvía a colocar en la posición de los últimos 3 días. –Edward, déjame levantarme, es bueno, reposo absoluto si, pero tendré que andar. En el salón te juro que me vuelvo a tumbar-.
-Bella estos son los apuntes que dieron hoy. Todos los profesores me las dieron ya fotocopiadas y todos te desean una pronta recuperación, y que no te preocupes, tu beca sigue en pie sin ningún peligro- me dijo Alice poniendo en la mesa todo lo dado ese día.
-Y el jefe dice que vuelvas cuando puedas también. Han contratado a otra chica durante el tiempo que estés de baja, pero no te preocupes, no te quitara el puesto- dijo Jasper riéndose como recordando algún momento del día donde pudo pensar aquello e inmediatamente lo contrario.
-¿Y vuestros exámenes que tal?- pregunte en general, en verdad todos los habíamos pasado hace un par de días.
-Dan las notas mañana- dijo Emmet mordiéndose las uñas de la mano. –Pero creo, o espero que bien-.
-¿Al final te quedas aquí Edward?- pregunto Ángela. Edward había tenido la educación de pedirle a Ángela si podía quedarse también, ya que ella también vivía en el piso y seria lo justo que si ella no quisiese el no pudiese.
-Si- contesto el.
-¿Te vas a quedar aquí?- pregunto Rose sorprendida.
-Solo hasta que se recupere-.
-Como si yo no pudiera hacerlo- contesto Ángela ofendida.
-No es eso Ángela, solo que prefiero hacerlo yo-.
-Ya lo se Edward, era una broma. Además, me parece un gesto muy tierno- le dijo Ángela sonriendo y dándole un ligero apretón en el brazo.
-Emmy lo haría mil veces mejor que los dos- contesto Emmet siguiendo el juego mientras se escuchaba un bufido de Edward que solo conseguía hacerme reír mas. -¿Qué pasa?- pregunto notando aquello.
-Tengo serias dudas de que Edward este un pelin celoso-.
-Presta mas atención a la cosa esa que a mi-.
-¡No es una cosa!- contestamos a Emmet y yo a la vez. –Además, Bella no puede prestar mas atención a Emmy que ti, no le da las… digamos, las mismas satisfacciones. Tenéis tiempo estos días para…-.
-¡Emmet, cállate te meto el oso por el…!- grito Edward.
-¡Edward!- corte yo. –Callaos los dos, por favor- lo que hizo que todos terminásemos estallados de la risa.
-En fin, es hora de irnos. Nos vemos mañana. Mejórate Bella- se despidió Ben para ir detrás todos en fila.
Fueron semanas donde me plantee mas de una vez el tirarme por le ventana de pura desesperación, así por lo menos, podría salir a la calle y oler el aire, aunque fuese contaminado. Era una desesperación ver todo el día las mismas cuatro paredes. Aunque probablemente lo único bueno que tuvo todo aquello fue Edward, me trataba mejor que a las reinas y en todo aquel tiempo no le vi ni una sola mueca de enfado, cansancio o asco. Nada, solo amor y amabilidad por todos lados. Hoy tenia la consulta de revisión, ósea mi primera salida a la calle después de 15 días y la posibilidad de poder empezar ha hacer cosas pero sin poder hacer mi vida normal todavía.
-Edward, no te vas a saltar las clases por esto. Cojo un taxi que me deja en la puerta. Tu padre te avisa nada mas llegue si quieres-.
-Bella olvídate, sube al coche anda-.
-Que no, vuelve a clases por favor, no armemos un espectáculo aquí-.
-Solo hago esto para quedarme mas tranquilo Bella-.
-Es que no me va a pasar nada- dije cogiendole la cara y dándole un piquito.
-Bella…-.
-Bella nada. Vete a clases. Luego comemos juntos, ¿vale? Te quiero-.
-Y yo a ti pequeña- dijo devolviéndome el beso y arrastrando los pies hacia la clase. Cogi el primer taxi que encontré y me dirigí hacia el hospital. Cuando llegue Carlisle estaba ya en la puerta y apenas tardo en coger el móvil cuando me dio dos besos APRA avisar a Edward tal y como ambos prometimos.
-¿Cómo te encuentras?- me pregunto mientras nos dirigíamos a su consulta.
-Bien, no noto ni molestias ya, pero estoy harta de no poder salir, en serio, creo que estoy empezando a sentir claustrofobia. Pero Edward me ha ayudado muchísimo-.
-¿No te agobio demasiado?- pregunto sonriendo de medio lado, tal y como hacia su hijo cuando algo le resultaba gracioso. Viendo aquello no pude evitar acordarme de el.
-Me trato como una reina, o mejor incluso, si estaba en su mano que yo no me levantase, el lo hacia todo. Se dedico a mi mas incluso que mi madre-.
-Cuando algo le importa se entrega en cuerpo y alma-.
-Debe de estar muy orgulloso de el-.
-Lo estoy Bella, lo estoy-.
-Oye Carlisle- dije quitándome la camiseta para que pudiese revisarme bien.
-Dime Bella-.
-Me gustaría agradecerle a Edward de alguna forma todo lo que hizo por mi durante este tiempo, pero no se me ocurre nada. No me refiero a algo caro, quiero algo sencillo pero que para el signifique algo-.
-Seguro que le hace muy feliz-.
-Si lo se, pero no se… no se me ocurre nada. Tu eres su padre… ¿algún lugar de su infancia, algo especial…?
-Déjame pensar… Si, cuando era pequeño su abuela le llevaba siempre a comer un pastel de manzana a un lugar de Central Park, le encantaba ir con ella y comerse un uno mientras hablaban de sus cosas. Desde que murió no fue. Estoy segura de que le encantaría ir-. Apena dude un segundo de que aquel seria su regalo. Después de que me dijese el lugar exacto y de revisarme me senté ara que me dijese los resultados. –Muy Bella, todo esta perfecto. El lunes puedes volver a las clases y al trabajo. Sigue tomándote las pastillas una semana mas y anda, que te de el aire, vuelve a acostumbrar a tus pulmones, asíque dile a Edward que te deje moverte todo lo que quieras, necesitas un tiempo de recuperación asíque poco a poco, pero tus costillas están perfectas. Eres una buena paciente-.
-Y usted un gran doctor Carlisle, muchísimas gracias-.
-Nada de usted Bella, quita el usted. Y gracias a ti- dijo levantándose y volviéndome a dar un cariñoso abrazo. –Nos vemos pronto- dijo mientras salía de su consulta y entraba otro paciente. Decidí volver en taxi sin avisarles y darles la sorpresa, de todas maneras, seria sencillo creerse que tarde un poco mas y por eso no les avise. Quedaban 5 minutos para que saliesen todos. Algunos profesores que me vieron, se acercaron para preguntarme como estaba. Me quede sorprendida de que conociesen mi cara con todos los alumnos que tenían, algo que me halago mucho. Después de asegurarles que pronto volvería y agradecerles su paciencia, comprensión y dedicación vi como todos los estudiantes empezaban a salir. No era complicado distinguirlos, era el único grupo que iba realmente unido y con sonrisas de pura felicidad verdadera en sus caras. Alice fue la primera cuya mirada se encontró con la mía, me señalo dando un gritito que inundo el campus de "¡Bella!" y mientras todos giraban sus miradas y sus sonrisas se ensancharon empezaron a correr en mi dirección. Al llegar a un metro de mi Edward y Emmet que iban delante de todos abrieron sus brazos haciendo que todos parasen en seco, y que el pobre Ben tuviese que comerse el brazo de Emmet, al cual pareció no afectarle mucho el golpe, al contrario que a Ben que tuvo que frotarse la boca intentando que pasase el dolor.
-¿Podemos abrazarte Bella, o sigues siendo de mantequilla?- pregunto Emmet.
-Emmet, ante tus abrazos hasta el acero se convierte en mantequilla-.
-¿Bella?- dijo Edward. Se notaba que tenía tantas ganas de abrazarme fuerte hasta romperse como yo, su mirada era como un espejo.
-Estoy perfecta- termine diciendo. –El lunes puedo volver a clase y al trabajo. Y durante estos 5 días tengo que caminar, moverme y empezar poco a poco ha hacer vida normal. Estoy como nueva- dije abriendo mis brazos para recibirles, ya que tardaron menos de un pestañeo en abalanzarse todos sobre mí y abrazarme de manera fuerte. –Me estáis aplastando- dije como pude para que todos volviesen un paso atrás de manera preocupada. –En serio, tenéis que dejar de tratarme como una muñeca de cristal, no me rompo con la mirada, en serio-.
-Casi te rompes las costillas por una caída Bella- dijo Ángela.
-Tuvo que ser un golpe fuerte, estoy segura- dije recordando pero sin caer aun en que momento pudo pasarme aquello.
-Bueno, despediros, que esta chica tiene una cita hoy y ahora- dijo poniéndose a mi lado y pasándome el brazo por los hombros mientras les miraba divertidos y todos nos devolvían sonrisas que navegaban entre la burla y lo emotivo. –Emmet, un comentario fuera de tono y corre- le amenazo Edward viendo su expresión. Estoy segura que se callo lo que pensaba por la colleja que siguió al comentario proveniente de Rosalie que por la amenaza en si. Un simple "gracias" moviendo los labios fue suficiente.
-¿Por qué no me llamaste cuando saliste?- me pregunto mientras buscábamos un sitio donde comer.
-Quería daros una sorpresa-.
-¿Sabes que pienso llamar a mi padre para que me confirme todo verdad?-.
-Haz lo que quieras, pero espero que cuando lo hagas vengas a pedirme una disculpa por desconfiar de mí-.
-Creo que no he sido yo quien demostró más desconfianza…-.
-No sigas por ahí Edward. No era un tema de desconfianza y creo que ya lo deje claro. Que saques eso ahora me parece…- dije parándome y mirándole. Aquel no era el plan deseado. -¿Por qué ahora Edward?-.
-Pues por el mismo motivo que pudo salir mañana o pasado-.
-No. ¿Y por que no salio ayer, o antes de ayer? ¿Estabas esperando que me recuperase para soltarme toda la mierda a la vez?-.
-No pretenderías que te alterase cuando estabas enferma Bella-.
-Ósea que todo este tiempo solo ha sido para poder decirme las cosas con la conciencia tranquila-.
-Sabes que no Bella. Te he cuidado porque quería… ¿Sabes? Yo también paso de discutir sobre el tema. ¿Vamos a comer y olvidamos esto o vamos al campus?-.
-Yo quiero arreglar esto. Ahora-.
-No hay nada que arreglar. Tú me ocultaste algo muy importante, y no encuentro otra explicación que no sea el hecho de que no confiabas en nosotros lo suficiente-.
-Estaba asustada Edward. ¡Asustada! Un medico me decía una cosa y su solución no solucionaba nada. Otro país y sin mis padres al lado. Ellos siempre fueron quienes me acompañaban y solucionaban estas cosas. ¿Cómo estarías tu eh? ¿Cómo Edward?-.
-No lo se. ¿Pero puedes comprender mi situación también Bella? ¿Puedes entender lo que yo sentí cuando me entere de las cosas, y no fue por ti?-.
-Yo… si, si lo puedo entender-.
-Bella- dijo abrazándome, -yo jamás, jamás te echaría en cara nada de esto, puedo decirte lo que me molesta o lo que menos me gusta, pero nunca te recriminare nada. Te quiero demasiado como para hacerte daño, y se que recordar todo esto te duele-.
-Lo siento mucho Edward, de verdad. Solo quiero que sepas y que te quede claro que en ti confiaría hasta mi vida, ¿vale? Por favor, no dudes nunca de lo que vale esto que tenemos-.
-No lo hago amor. Vamos a comer, ¿si?- dijo limpiándome las lágrimas con sus pulgares y calmándome con sus besos.
Decidimos comer cera de un lugar a Central Park, idea mía ya que así luego no tendríamos que andar tanto. Era increíble la capacidad de perdón que tenia Edward, o por lo menos para disimular, ya que en toda la comida ni paseo volvió a sacar ese tema de conversación, ni siquiera una mala mirada o un mal gesto, cosa que agradecí internamente una barbaridad.
-¿Vamos a casa?- me pregunto cuando salimos del local.
-No, quiero ir a un sitio antes-.
-¿Dónde?-.
-Por una vez, deja que te de yo la sorpresa-. Edward apenas lograba disimular su nerviosismo ante la sorpresa, lo que a mi me ponía mas tensa en si aquello cubría sus expectativas. Supe que llegue al lugar que me indico Carlisle cuando vi la mirada de Edward clavada en el lugar y note que se ponía rígido, pero sin perder un brillo en su mirada de especial nostalgia. Mire hacia mi izquierda comprobando que aquel carrito de venta seguía donde su padre me dijo y le guíe hasta allí casi arrastrándolo.
-Por favor, dos pasteles de manzana- le pedí al señor que atendía que amablemente me los dio, y deseándonos un buen dio empezó a atender a los demás. Nos dirigimos hacia el banco que también me había descrito Carlisle, aunque casi no hizo falta porque los pies de Edward se movían involuntariamente hacia allí, yo solo le seguía. Nos sentamos mirando el lugar. Era un espacio abierto rodeado de árboles, y en el centro un estanque donde los niños daban de comer con migas de pan y frutos secos a los aptos que se encontraban allí. Era el típico lugar donde los abuelos llevarían a sus nietos a pasar la tarde.
-No sabes cuantos recuerdos me trae este lugar- dijo.
-Si, si que lo se- dije mientras me miraba con cara sorprendida. –Quería agradecerte todo lo que has hecho por mi estos días, y pregunte esta mañana a Carlisle algún sugerencia, y me dijo este lugar. Me comento que aquí venias con tu abuela, que comíais este pastel de manzana en este mismo banco. A lo mejor no es el mejor regalo comparado con todo el esfuerzo de estos días, pero pensé que te gustaría-.
-Pensaste bien- dijo casi en un susurro cogiendo mi cuello con una mano mientras acariciaba con su pulgar mi mejilla. En sus ojos pequeñas lágrimas amenazaban con salir. –No tenías porque agradecerme nada. Pero desde luego esto es as grande que lo que o pueda hacer por ti alguna vez- me dijo besándome. Lo que empezó de una manera sueva y dulce se fue convirtiendo en un beso cada vez más demandante.
-O paramos o nos denuncian por escándalo público. Esto esta lleno de menores de edad- dije separando nuestras bocas apenas unos milímetros mientras nos reíamos mirándonos a los ojos. Termino dándome un pequeño beso mientras terminaba de acomodarme entre sus brazos. Nos quedamos un rato en silencio mientras observábamos aquello, nos comíamos el pastel y disfrutábamos de nuestra compañía mutua.
-¿No has vuelto aquí desde que…?- empecé a preguntar.
-No, no he vuelto desde que ella murió-.
-Si no estas cómodo podemos irnos. No hay problema-.
-No, no, estoy perfecto. Quizá es que no me atrevía a volver solo, o que este lugar no lo quiero compartir con una compañía que no merezca la pena. Y en estos momentos la única que merece estar aquí eres tú. Me sorprende que mi padre conozca tanto de esto, teniendo en cuenta que nunca hablaba con ellos sobre lo que hacia con ella-.
-¿Quieres contármela historia?-.
-Mi abuela murió cuando yo tenía 13 años. Era la madre de mi padre, y yo sentía completa adoración por ella. Alice la quería, pero no era ni parecido a como yo lo veía. Era una mujer impresionante, con una fuerza y una ilusión que solo se encuentran en personas que te entran en los dedos de una mano en toda tu vida. Veníamos a este parque todos los sábados por la tarde, comprábamos un pastel, nos sentábamos en este banco y así pasábamos toda la tarde. Yo le hablaba de cómo iba mi semana, de lo que había echo en el colegio, porque me había regañado mis padres, y ella me contaba la suya, me daba consejos para mejorar lo que había echo mal, me contaba historias y me decía que cuando fuese mayor seria un joven guapo, educado y que llegaría lejos. Que tendría a mi lado a una mujer que me mereciese, y que la quisiese mucho, como su marido hizo con ella y mi padre con mi madre. Murió d un infarto mientras yo estaba en clases. Cuando salí mi madre nos llevo a Alice y a mi a casa y nos contó que paso. Al día siguiente la enterraron. Estuve sin hablar cerca de una semana. Fue como si me hubiesen arrancado una parte de mí y nunca me la fuesen a devolver. Cuando pensaba en ella un día recordé sus palabras, y supe que si seguía por ese camino jamás podría ser el hombre que a ella le hubiese gustado ver. La echo mucho de menos cuando necesito algún consejo, cuando me encuentro perdido pienso siempre en lo que ella me diría. He aprendido a confiar en Alice y mi madre, pero no es lo mismo para mí. Este era nuestro lugar, nunca vinimos nadie que no fuésemos nosotros dos, supongo que lo tengo como algo demasiado personal, y venir aquí solo significaría eso, que ella no esta conmigo. Por eso me alegro de haber vuelto contigo- dijo besándome la parte superior de la cabeza.
-¿Sabes? Ella estaría tremendamente orgullosa de la persona que eres-.
-Le hubieses encantado-.
-Tengo el dond e encantar a los Cullen- dije sacándole una carcajada.
-No seré yo quien niegue eso-.
-Gracias por compartir esto conmigo-.
-Gracias por querer hacerlo-.
-¿Cuándo vuelves a tu casa?- pregunte cerrando la puerta de mi habitación y dejando mis cosas. Habíamos vuelto tarde al piso, habíamos caminado demasiado y no habíamos calculado bien los horarios. El tiempo al lado del otro pasaba volando. Ángela estaba ya durmiendo seguramente y teniendo en cuenta que estaba todo a oscuras y la puerta de su cuarto cerrada.
-Teniendo en cuenta que ya estas perfecta, me iré… ya-.
-Vaya…- dije poniéndome en frente suya y cruzando mis brazos. –Ya te lo dije, esto seria la peor parte-.
-Piensa que me voy porque ya estas sana, eso es una buena noticia- dijo cogiendome por la cintura y acercándome mas a el.
-Me da igual pensar eso. Ahora no quiero que te vayas- dije pasándole mis brazos por su cuello y besándole lentamente.
-Si me lo pides así, no me muevo de aquí en la vida-.
-No te vayas. No hoy- le dije mientras mis manos bajaban lentamente al borde de su camiseta y empezaba a subírsela hasta quitársela y tirarla a algún lugar de la habitación.
-Bella… ¿tú puedes… estas…?-.
-Estoy perfecta- termine por decirle mientras nos dirigíamos entre besos a la cama y el se posicionaba encima mía sin dejar nada de su peso en mi cuerpo. Mientras me besaba bajo su mano hasta mi camiseta para quitármela. Una vez lo hizo recordé que allí tenia mi cicatriz, la cual todavía se notaba demasiado y era tremendamente desagradable de ver. Intente tapármela sin que el se diese cuenta, pero fracase de manera estrepitosa.
-¿Qué pasa?- dijo quitándome las manos delicadamente.
-Da asco- dije bajito mientras el la observaba. Sin hablar simplemente se inclino hasta ella y trazo una línea de besos de principio a fin hasta llegar a mi oreja.
-Mentira- me dijo susurrando. –Hagamos una cosa, no te escondas, por la confianza de ciega de ambos en el futuro. No más secretos, no más miedos. Creo que hemos demostrado ya todo, ¿no?-.
-Por nosotros- dije mientras ambos nos entregábamos completamente al otro sin reservas, demostrando que éramos solo uno.
-Buenos días Bella- dijo Carlisle entrando a la habitación junto con otro doctor. –Edward. Chicos. Te presento al doctor Julien, tu anestesista. Te hable ayer de el, no se si le recuerdas- me dijo Carlisle mientras yo asentía con la cabeza. Estaba demasiado asustada como para hablar.
-Hola Bella- me contesto con una calida sonrisa que supuse que seria para relajar el ambiente, algo realmente imposible. Lo único que se le acercaba un poco a la calma era las sensaciones que me transmitía Edward mientras dibujaba circulo con su pulgar en mi mano, aunque el estuviese mas angustiado que yo casi.
-Hola- salude a los dos.
-Bien Bella. En 15 minutos te pasan a quirófano. Solo queríamos ver como te encontrabas-.
-¿Nerviosa?- dije con un hilo de voz.
-No tienes porque. Es una operación sencilla, y todo saldrá estupendamente, ya veras- dijo el doctor Julien palmeándome el hombro.
-Chicos iros despidiendo de ella. Nos vemos pronto- dijo Carlisle saliendo y despidiéndose con la mano.
-Bueno enana, cuando despiertes no estaré aquí, pero te llamare y cuando termine vengo volando, ¿de acuerdo? Tranquila, todo saldrá bien- dijo Emmet dejando sus apuntes y abrazándome suavemente.
-Suerte Bella- dijo Jasper.
-Nos vemos pronto Belli- dijo llorando Alice y Ángela.
-No seáis exageradas anda, no lloréis. Nos vemos cuando despierte-. Uno a uno se fueron despidiendo de mi y deseándome suerte hasta que solo quedamos Edward y yo en la habitación. Su cara era un cuadro, llevaba sin dormir mas de 24 horas por no separarse de mi lado ni cuando dormía, vivía con la angustia de ser el al quien iban a operar.
-Estaré aquí cuando despiertes- me dijo cogiendome la mano y besándola.
-Edward quiero que te vayas a comer algo y a dormir. Tardare unas cuantas horas en volver. Estas casi peor que yo-.
-No puedo hacer nada que no sea estar aquí, pero te prometo que lo intentare. Todo saldrá bien- dijo repitiéndolo una y otra vez mas para convencerse a si mismo.
-Edward, quiero… si algo no sale como esta previsto…- le tape la boca antes e que pudiese replicar a aquello, -quiero… necesito que se lo digas tu a mis padres, búscate un traductor, lo que sea, se que tu podrás hacer, ¿vale?-.
-Tú vas a volver aquí dentro de unas horas como si esta pesadilla no hubiese pasado Bella. Júramelo- dijo empezando a llorar, algo a lo que jamás me podría acostumbrar y que me mataba por dentro.
-Yo te prometo que siempre estaré contigo. Es solo por si acaso, sabes que todo puede pasar, y mas con una anestesia general-.
-Te lo juro, pero vas a regresar como nueva- dijo acercándose a mi boca mientras nuestras lágrimas se mezclaban.
-Ya es hora- dijo la enfermera entrando y quitando el seguro de mi cama ya llevarme a la zona de quirófanos.
-Te amo- me dijo al oído dándome un ultimo beso.
-Te quiero. Nos vemos luego- dije dándole un ultimo apretón en la mano y perdiéndole de vista mientras llevaba sus manos al cabello y se tiraba de el desesperadamente.
-¿Nerviosa Bella?- me pregunto Carlisle ya preparados ambos para la intervención pasándome la mano por la frente.
-Bastante- le conteste sinceramente viendo todos los aparatos extraños que se encontraban a mí alrededor y la gente que empezaba a concentrarse allí.
-Todo saldrá bien. Durara unas dos horas la operación y otras dos de anestesia. En cuatro horas todo esto habrá quedado atrás. Luego 20 días de descanso absoluto en casa y listo-.
-Suena hasta bien- dije en un intento de sacar una sonrisa sincera.
-Lo es. Nos vemos pequeña- dijo dándome un beso en la frente mientras me colocaban una mascarilla. –Cuanta de 10 a 0 Bella- me dijo.
-10…9…8…7…6…5…4…-. Antes de poder llegar al 3 mis ojos ya se habían cerrado con un único pensamiento en mi cabeza. Tenia que despertar, Edward me estaba esperando.
Mi cuerpo pesaba como si hubiese engordado de un momento para otro 100 kilos. Intente despegar mis parpados, de los cuales parecía que colgaban pesas. Un pequeño rayo de luz se coló entre ellos y tuve que volver a cerrarlos con fuerza. Una mano apretaba la mía con fuerza, sentía la presión y debía de estar haciendo mucha fuerza para que mis dedos no pudiesen ser movidos ni un solo milímetros. Empecé a recuperarme y abrí los ojos completamente adaptándome al lugar. Volvía a estar en la habitación. Eso solo podía significar que todo había salido perfectamente. Gire mi cabeza con delicadeza hacia mi mano y vi que Edward estaba sentado a mi lado con su cabeza en el colchón y mi mano entre las suyas. Al final de manera inevitable había caído dormido, era completamente lógico y hasta lo se agradecía. Inspire una vez de una formas mas o menos fuerte y viendo que el dolor era mil veces menor que antes la felicidad acudió a mi. Decidí levantarle ya que es postura no haría mucho bien a su cuello.
-Edward- le dije levantando un poco mi brazo, lo suficiente para que su cabeza se moviese y se levantase sobresaltado mirando a todas partes terminando en mis ojos. Solo tardo 1 segundo en ponerse de pie sonriendo y marcando el botón para que viniese la enfermera. Note como mi garganta estaba totalmente seca e incluso su nombre salio de mi boca con un tono demasiado seco, a pesar de todo, ninguno de los dos podíamos evitar mostrar nuestras mas grandes sonrisas.
-Bella, ¿Cómo te encuentras?- dijo Carlisle entrando a la habitación junto con una enfermera mientras revisaban todo. –Estas justo como deberías estar-.
-Necesito…- dije señalándome la garganta, simplemente hablar me rascaba mucho.
-Agua, si, es lógico. Edward ayúdala- dijo a lo que rápidamente Edward se lanzo a la jarra echando un poco en un vaso y con la otra mano alzándome un poco la cabeza para poder beber sin que se derramase nada. –bien Bella todo esta perfecto. Ahora te traerán la comida que debes de estar hambrienta, aunque te adelanto que será dieta blanda, todavía no puedes hacer grandes esfuerzos. Dentro de dos días podrás irte a casa. Si ocurre algo, te duele, molestias, lo que sea, Bella- dijo mirándome y advirtiéndome con la mirada, -lo que sea- dijo separando palabras y letras, -me avisas y vengo inmediatamente. No debería dolerte al hacer inspiraciones profundas pero si unas molestias leves, solo eso. Hasta luego- dijo despidiéndose de los dos con la mano y saliendo junto a la enfermera.
-¿Cómo te encuentras?- dijo semi tumbándose en la cama y dejando mi cabeza encima de sus piernas.
-Mucho mejor. Al final te quedaste aquí-.
-Si, pero baje con mi padre a comer y me dormí. Cumplí mi palabra-.
-Algún día deberías dormir en una cama y esas cosas. La posición en la que te he encontrado no tenia pinta de ser muy cómoda-.
-Solo me quedan dos noches aquí. Lo podré soportar-.
-Oye- dije de repente dirigiendo mi mirada hacia una de las esquinas de la habitación. -¿Qué es eso?- pregunte señalando un montón de cajas y un enorme oso de peluche mas grande que yo probablemente. Note como se agitaba levemente debajo mío, signo de que se estaba riendo.
-Antes se acerco Jasper para ver como iba todo, y trajo de regalo de parte de todos cajas de bombones, y de parte de Emmet ese oso, para que te acordases de el mientras no estuviese-.
-¿En serio? ¡Tráemelo! Es precioso- dije mientras el se levantaba y me lo daba volviéndose a colocar en su lugar. –No entramos los 3 aquí Edward- dije a modo de broma.
-Pues yo no me pienso mover de aquí. ¿No preferirás al oso no?-.
-¿Celoso?- dije riéndome.
-¿De un peluche? Ya seria grave-.
-Anda tonto- dije dejándolo en el suelo al lado de mi cama y cogiendole la mano mientras jugaba con sus dedos.
-Quería pedirte una cosa Bella- me dijo con voz temerosa. Ya no me hacia ni verle para saber lo que sentía. Le apreté su mano en símbolo de que me podía decir lo que quisiese. –Veras, vas a estar 20 días necesitando ayuda porque tienes que estar en reposo absoluto, y eso esta fuera de toda discusión Bella, no pienso dejar que te muevas, si dejas que este en mi mano-.
-No te entiendo Edward-.
-Quería saber si me dejas mudarme estos 20 días a tu casa para poder cuidarte-.
-¿Hablas en serio? Vamos Edward, pienso hacer caso al medico, además ya esta Ángela por si necesito algo. No tienes porque apartarte de tu vida por esto-.
-Tú eres mi vida, y quiero hacerlo, me quedaría mas tranquilo. He hablado ya con los profesores y todos le darán tus apuntes a Alice. Quiero pasar el poco tiempo que pueda contigo-.
-Edward, apenas podías faltar 2 días seguidos a tu hermandad y ahora me estas hablando de 20…-.
-Me da igual ese sitio ahora mismo. ¿Puedo?-.
-Puedes quedarte siempre que quieras idiota. No es necesario ni que lo preguntes-.
-Gracias- dijo besándome la mano mientras la puerta se abría y entraba por ella la enfermera con la bandeja de comida. Si mis tripas ya rugían de hambre, al ver aquello empezaron a gritar de pura frustración. Eso no me llegaba ni para empezar. Sopa, filete a la plancha… necesitaba comer 3 veces mas para que mi estomago se sintiese mas o menos satisfecho.
Edward se encargo de hacerme todo poco más fácil en las horas que me tuve que quedar en observación en el hospital. Desde las comidas, donde cada bocado a aquella comida malísima era recompensada con un beso que parecía alimentar mas que los propios alimentos, llamaba a las enfermeras al primer indicio de que algo podía ir mal, aunque solo fuera un pequeño movimiento que me podía producir molestias.
Todos vinieron a visitarme en aquellos días, incluso Esme se acerco para preguntarme como estaba y conocer oficialmente a la novia de su hijo como novia. No fueron las mejores circunstancias pero se porto de una manera totalmente agradable conmigo, incluso con permiso de Carlisle pero a espaldas del resto del equipo, me llevo unos pastelitos para que me alimentara en condiciones, una lastima que Emmet se comiese la mitad el solo, porque estaban deliciosos. Y desde luego no se fue de allí sin una promesa de mi parte de ir pronto a comer con ellos. Emmet se alegro una barbaridad de que el oso me hubiese encantado, y con su ayuda le pusimos un nombre que me pudiese recordar a el para cuando estuviese sola poder abrazarle, llegamos a la conclusión de que "Emmy" seria el apodo, aunque a Edward no le hizo ni pizca de gracia ya que argumentaba que yo no volvería a estar sola jamás. Empezaba a tener serias sospechas de que estaba celoso de verdad.
-Edward deberías estar en clase- le regañe mientras terminaba de hacer la maleta para volver a casa. Era martes, un precioso día de marzo donde el sol brillaba y yo, salía por fin de aquella cárcel llamada hospital y sin más dolor que las típicas molestias de cualquier operación.
-Solo es un día, y por una buena causa-.
-Podía haberme cogido perfectamente un taxi-.
-Deja de quejarte y vamos-.
-¿Os vais ya?- pregunto Carlisle asomándose por la puerta y viendo como todo volvía a su sitio. -¿Tienes todos los medicamentos, reposo absoluto? Cualquier duda me llamáis. No importa la hora ni nada-.
-Muchísimas gracias por todo Carlisle. No se como agradecértelo, ni pagártelo, en serio-.
-Un gracias y una visita de vez en cuando a casa cubre todo- dijo sonriéndome. Me debatía internamente en darle un abrazo o no, una sonrisa y sus brazos abiertos me dieron la señal necesaria. Le abrace agradeciéndole sin palabras todo, absolutamente todo. –Y otra cosa, no nos vuelvas a dar estos sustos. Aquí tienes una familia para lo que quieras Bella, recuérdalo siempre. Y tú- dijo señalando a Edward con tono severo, aunque no llego a la expresión de su cara, -un día y no más. Mañana a clases como esta mandado-.
-Si mi capitán- dijo Edward cogiendo mi maleta y llevando una mano en forma de saludo militar.
-¿Piensas instalarte en el piso completamente o iras a tu cuarto o como piensas hacer?- pregunte ya en el coche de Edward camino al campus.
-No quiero causar mucho follon. Creo que iré todos los días a coger la ropa para el día siguiente y listo-.
-Sabes que cuando te vayas te echare de menos una barbaridad, ¿verdad? Recuerda Miami- dije mirando por la ventanilla apoyando mi barbilla en la mano.
-Bella puedo soportar verte menos tiempo el resto de mi vida sabiendo que estas bien, que no viéndote durante 20 días pensado que algo puede ir mal. Se que suena egoísta pero es así. Soy un novio protector y celoso, es lo que hay-.
-¿Protector y celoso? Creo que podré soportarlo- dije girando mi cabeza y sonriéndole. –No quiero que pienses que no quiero que vengas, es más, me muero de ganas, pero a vistas al futuro…-.
-Ya veremos que hacemos en un futuro-. Pensar en un futuro con Edward era algo que me aterraba y me gustaba al mismo tiempo. Era agradable pensar de todo lo que me quedaba por disfrutar de el, saber que después de los años seguiría teniendo a mi lado a la persona que mas quiero en este mundo, alguien con quien compartir todo. Pero no todo puede ser bueno, y había que tener en cuenta que yo más allá de cuatro años, no tenía ningún plan de futuro. Nada. En blanco. No sabia si me quedaría, si volvería a España, si me iría a otro país, otra carrera, nada. Y cosas como esa marcan las relaciones. Pero siempre caía en la misma conclusión. Faltaba demasiado tiempo como para amargarme en el presente. Viviría el momento, que estaba siendo el mejor de mi vida, y cuando llegase el momento de las decisiones, estas serian tomadas, probablemente con cosas dolorosas de por medio.
-Por fin en casa- dije respirando profundamente sintiendo satisfacción de que no doliera e inspirar el aroma hogareño que tanto había extrañado.
-¿Dónde dejo esto?- pregunto Edward cargando mi maleta y todos los regalos que había recibido en mi estancia hospitalaria, incluido Emmy.
-Déjalo todo en la cama que ahora lo coloco. Y a Emmy al lado, en el contrario a la mesilla-. "Odio esta cosa2 se le escucho decir mientras iba por el pasillo y yo le seguí. Me cambie el pijama y me dispuse a colocar las cosas hasta que una mano me impidió sacar las cosas.
-¿Qué crees que estas haciendo?-.
-¿Colocar las cosas?- respondí como cosa obvia.
-Bella, ¿para que estoy aquí? Reposo absoluto, hasta por lo menos 5 días, después negociaremos que te puedas mover. Túmbate, ponte cómoda, duerme en tu cama que seguro que la echas de menos y no te preocupes por hacer nada más. Por cierto, deberías llamar a tus padres, pero eso después. Duérmete bonita- me dijo besándome la frente mientras yo cogia su cara y acercaba mis labios a los suyos. Apenas se atrevió a cogerme de la cadera, pero sus manos volaron rápidamente a mi cuello, el cual no soltó hasta que nuestros pulmones reclamaron aire.
-Gracias- me limite a decir.
-Si siempre me vas a agradecer las cosas así, me planteare la posibilidad de volverme un santo- dijo mientras nos reíamos y me colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja.
Aunque costara creerlo, jamás pensé que aun sin tener sueño mi cama me resultase tan atractiva. Dormí como parecía que no había dormido en años y hasta parecía que me encontraba mejor. Luego caí en que la medicación seguramente tuvo mucho que ver en ambos casos. Llame a mis padres, y después de asegurarles que todo estaba en orden y que no había llamado porque las fiestas de fin de exámenes eran señoras celebraciones, parecieron quedarse mas tranquilos, y yo también, teniendo en cuenta que si no se lo hubiesen creído yo finalmente hubiese tenido que contar la verdad, aunque sabia que tendría que decírselo en algún momento.
-Veo que ya estas levantada- dijo Edward asomándose por la puerta mientras yo me incorporaba u poco frotándome los ojos. -¿Te encuentras mejor?- pregunto mientras yo asentía con la cabeza. –Me alegro ¿Con quien hablabas?-.
-Con mis padres. Ya están tranquilos. Les dije que había fiestas con el fin de exámenes y entre unas cosas y otras…-.
-¿Eres consciente de que alguna vez tendrás que decírselo verdad?-.
-Si, pero no me hagas pensar en eso-.
-Como prefieras. Están todos los chicos en el salón, ¿quieres verlos?-.
-Si- dije levantándome mientras el me volvía a colocar en la posición de los últimos 3 días. –Edward, déjame levantarme, es bueno, reposo absoluto si, pero tendré que andar. En el salón te juro que me vuelvo a tumbar-.
-Bella estos son los apuntes que dieron hoy. Todos los profesores me las dieron ya fotocopiadas y todos te desean una pronta recuperación, y que no te preocupes, tu beca sigue en pie sin ningún peligro- me dijo Alice poniendo en la mesa todo lo dado ese día.
-Y el jefe dice que vuelvas cuando puedas también. Han contratado a otra chica durante el tiempo que estés de baja, pero no te preocupes, no te quitara el puesto- dijo Jasper riéndose como recordando algún momento del día donde pudo pensar aquello e inmediatamente lo contrario.
-¿Y vuestros exámenes que tal?- pregunte en general, en verdad todos los habíamos pasado hace un par de días.
-Dan las notas mañana- dijo Emmet mordiéndose las uñas de la mano. –Pero creo, o espero que bien-.
-¿Al final te quedas aquí Edward?- pregunto Ángela. Edward había tenido la educación de pedirle a Ángela si podía quedarse también, ya que ella también vivía en el piso y seria lo justo que si ella no quisiese el no pudiese.
-Si- contesto el.
-¿Te vas a quedar aquí?- pregunto Rose sorprendida.
-Solo hasta que se recupere-.
-Como si yo no pudiera hacerlo- contesto Ángela ofendida.
-No es eso Ángela, solo que prefiero hacerlo yo-.
-Ya lo se Edward, era una broma. Además, me parece un gesto muy tierno- le dijo Ángela sonriendo y dándole un ligero apretón en el brazo.
-Emmy lo haría mil veces mejor que los dos- contesto Emmet siguiendo el juego mientras se escuchaba un bufido de Edward que solo conseguía hacerme reír mas. -¿Qué pasa?- pregunto notando aquello.
-Tengo serias dudas de que Edward este un pelin celoso-.
-Presta mas atención a la cosa esa que a mi-.
-¡No es una cosa!- contestamos a Emmet y yo a la vez. –Además, Bella no puede prestar mas atención a Emmy que ti, no le da las… digamos, las mismas satisfacciones. Tenéis tiempo estos días para…-.
-¡Emmet, cállate te meto el oso por el…!- grito Edward.
-¡Edward!- corte yo. –Callaos los dos, por favor- lo que hizo que todos terminásemos estallados de la risa.
-En fin, es hora de irnos. Nos vemos mañana. Mejórate Bella- se despidió Ben para ir detrás todos en fila.
Fueron semanas donde me plantee mas de una vez el tirarme por le ventana de pura desesperación, así por lo menos, podría salir a la calle y oler el aire, aunque fuese contaminado. Era una desesperación ver todo el día las mismas cuatro paredes. Aunque probablemente lo único bueno que tuvo todo aquello fue Edward, me trataba mejor que a las reinas y en todo aquel tiempo no le vi ni una sola mueca de enfado, cansancio o asco. Nada, solo amor y amabilidad por todos lados. Hoy tenia la consulta de revisión, ósea mi primera salida a la calle después de 15 días y la posibilidad de poder empezar ha hacer cosas pero sin poder hacer mi vida normal todavía.
-Edward, no te vas a saltar las clases por esto. Cojo un taxi que me deja en la puerta. Tu padre te avisa nada mas llegue si quieres-.
-Bella olvídate, sube al coche anda-.
-Que no, vuelve a clases por favor, no armemos un espectáculo aquí-.
-Solo hago esto para quedarme mas tranquilo Bella-.
-Es que no me va a pasar nada- dije cogiendole la cara y dándole un piquito.
-Bella…-.
-Bella nada. Vete a clases. Luego comemos juntos, ¿vale? Te quiero-.
-Y yo a ti pequeña- dijo devolviéndome el beso y arrastrando los pies hacia la clase. Cogi el primer taxi que encontré y me dirigí hacia el hospital. Cuando llegue Carlisle estaba ya en la puerta y apenas tardo en coger el móvil cuando me dio dos besos APRA avisar a Edward tal y como ambos prometimos.
-¿Cómo te encuentras?- me pregunto mientras nos dirigíamos a su consulta.
-Bien, no noto ni molestias ya, pero estoy harta de no poder salir, en serio, creo que estoy empezando a sentir claustrofobia. Pero Edward me ha ayudado muchísimo-.
-¿No te agobio demasiado?- pregunto sonriendo de medio lado, tal y como hacia su hijo cuando algo le resultaba gracioso. Viendo aquello no pude evitar acordarme de el.
-Me trato como una reina, o mejor incluso, si estaba en su mano que yo no me levantase, el lo hacia todo. Se dedico a mi mas incluso que mi madre-.
-Cuando algo le importa se entrega en cuerpo y alma-.
-Debe de estar muy orgulloso de el-.
-Lo estoy Bella, lo estoy-.
-Oye Carlisle- dije quitándome la camiseta para que pudiese revisarme bien.
-Dime Bella-.
-Me gustaría agradecerle a Edward de alguna forma todo lo que hizo por mi durante este tiempo, pero no se me ocurre nada. No me refiero a algo caro, quiero algo sencillo pero que para el signifique algo-.
-Seguro que le hace muy feliz-.
-Si lo se, pero no se… no se me ocurre nada. Tu eres su padre… ¿algún lugar de su infancia, algo especial…?
-Déjame pensar… Si, cuando era pequeño su abuela le llevaba siempre a comer un pastel de manzana a un lugar de Central Park, le encantaba ir con ella y comerse un uno mientras hablaban de sus cosas. Desde que murió no fue. Estoy segura de que le encantaría ir-. Apena dude un segundo de que aquel seria su regalo. Después de que me dijese el lugar exacto y de revisarme me senté ara que me dijese los resultados. –Muy Bella, todo esta perfecto. El lunes puedes volver a las clases y al trabajo. Sigue tomándote las pastillas una semana mas y anda, que te de el aire, vuelve a acostumbrar a tus pulmones, asíque dile a Edward que te deje moverte todo lo que quieras, necesitas un tiempo de recuperación asíque poco a poco, pero tus costillas están perfectas. Eres una buena paciente-.
-Y usted un gran doctor Carlisle, muchísimas gracias-.
-Nada de usted Bella, quita el usted. Y gracias a ti- dijo levantándose y volviéndome a dar un cariñoso abrazo. –Nos vemos pronto- dijo mientras salía de su consulta y entraba otro paciente. Decidí volver en taxi sin avisarles y darles la sorpresa, de todas maneras, seria sencillo creerse que tarde un poco mas y por eso no les avise. Quedaban 5 minutos para que saliesen todos. Algunos profesores que me vieron, se acercaron para preguntarme como estaba. Me quede sorprendida de que conociesen mi cara con todos los alumnos que tenían, algo que me halago mucho. Después de asegurarles que pronto volvería y agradecerles su paciencia, comprensión y dedicación vi como todos los estudiantes empezaban a salir. No era complicado distinguirlos, era el único grupo que iba realmente unido y con sonrisas de pura felicidad verdadera en sus caras. Alice fue la primera cuya mirada se encontró con la mía, me señalo dando un gritito que inundo el campus de "¡Bella!" y mientras todos giraban sus miradas y sus sonrisas se ensancharon empezaron a correr en mi dirección. Al llegar a un metro de mi Edward y Emmet que iban delante de todos abrieron sus brazos haciendo que todos parasen en seco, y que el pobre Ben tuviese que comerse el brazo de Emmet, al cual pareció no afectarle mucho el golpe, al contrario que a Ben que tuvo que frotarse la boca intentando que pasase el dolor.
-¿Podemos abrazarte Bella, o sigues siendo de mantequilla?- pregunto Emmet.
-Emmet, ante tus abrazos hasta el acero se convierte en mantequilla-.
-¿Bella?- dijo Edward. Se notaba que tenía tantas ganas de abrazarme fuerte hasta romperse como yo, su mirada era como un espejo.
-Estoy perfecta- termine diciendo. –El lunes puedo volver a clase y al trabajo. Y durante estos 5 días tengo que caminar, moverme y empezar poco a poco ha hacer vida normal. Estoy como nueva- dije abriendo mis brazos para recibirles, ya que tardaron menos de un pestañeo en abalanzarse todos sobre mí y abrazarme de manera fuerte. –Me estáis aplastando- dije como pude para que todos volviesen un paso atrás de manera preocupada. –En serio, tenéis que dejar de tratarme como una muñeca de cristal, no me rompo con la mirada, en serio-.
-Casi te rompes las costillas por una caída Bella- dijo Ángela.
-Tuvo que ser un golpe fuerte, estoy segura- dije recordando pero sin caer aun en que momento pudo pasarme aquello.
-Bueno, despediros, que esta chica tiene una cita hoy y ahora- dijo poniéndose a mi lado y pasándome el brazo por los hombros mientras les miraba divertidos y todos nos devolvían sonrisas que navegaban entre la burla y lo emotivo. –Emmet, un comentario fuera de tono y corre- le amenazo Edward viendo su expresión. Estoy segura que se callo lo que pensaba por la colleja que siguió al comentario proveniente de Rosalie que por la amenaza en si. Un simple "gracias" moviendo los labios fue suficiente.
-¿Por qué no me llamaste cuando saliste?- me pregunto mientras buscábamos un sitio donde comer.
-Quería daros una sorpresa-.
-¿Sabes que pienso llamar a mi padre para que me confirme todo verdad?-.
-Haz lo que quieras, pero espero que cuando lo hagas vengas a pedirme una disculpa por desconfiar de mí-.
-Creo que no he sido yo quien demostró más desconfianza…-.
-No sigas por ahí Edward. No era un tema de desconfianza y creo que ya lo deje claro. Que saques eso ahora me parece…- dije parándome y mirándole. Aquel no era el plan deseado. -¿Por qué ahora Edward?-.
-Pues por el mismo motivo que pudo salir mañana o pasado-.
-No. ¿Y por que no salio ayer, o antes de ayer? ¿Estabas esperando que me recuperase para soltarme toda la mierda a la vez?-.
-No pretenderías que te alterase cuando estabas enferma Bella-.
-Ósea que todo este tiempo solo ha sido para poder decirme las cosas con la conciencia tranquila-.
-Sabes que no Bella. Te he cuidado porque quería… ¿Sabes? Yo también paso de discutir sobre el tema. ¿Vamos a comer y olvidamos esto o vamos al campus?-.
-Yo quiero arreglar esto. Ahora-.
-No hay nada que arreglar. Tú me ocultaste algo muy importante, y no encuentro otra explicación que no sea el hecho de que no confiabas en nosotros lo suficiente-.
-Estaba asustada Edward. ¡Asustada! Un medico me decía una cosa y su solución no solucionaba nada. Otro país y sin mis padres al lado. Ellos siempre fueron quienes me acompañaban y solucionaban estas cosas. ¿Cómo estarías tu eh? ¿Cómo Edward?-.
-No lo se. ¿Pero puedes comprender mi situación también Bella? ¿Puedes entender lo que yo sentí cuando me entere de las cosas, y no fue por ti?-.
-Yo… si, si lo puedo entender-.
-Bella- dijo abrazándome, -yo jamás, jamás te echaría en cara nada de esto, puedo decirte lo que me molesta o lo que menos me gusta, pero nunca te recriminare nada. Te quiero demasiado como para hacerte daño, y se que recordar todo esto te duele-.
-Lo siento mucho Edward, de verdad. Solo quiero que sepas y que te quede claro que en ti confiaría hasta mi vida, ¿vale? Por favor, no dudes nunca de lo que vale esto que tenemos-.
-No lo hago amor. Vamos a comer, ¿si?- dijo limpiándome las lágrimas con sus pulgares y calmándome con sus besos.
Decidimos comer cera de un lugar a Central Park, idea mía ya que así luego no tendríamos que andar tanto. Era increíble la capacidad de perdón que tenia Edward, o por lo menos para disimular, ya que en toda la comida ni paseo volvió a sacar ese tema de conversación, ni siquiera una mala mirada o un mal gesto, cosa que agradecí internamente una barbaridad.
-¿Vamos a casa?- me pregunto cuando salimos del local.
-No, quiero ir a un sitio antes-.
-¿Dónde?-.
-Por una vez, deja que te de yo la sorpresa-. Edward apenas lograba disimular su nerviosismo ante la sorpresa, lo que a mi me ponía mas tensa en si aquello cubría sus expectativas. Supe que llegue al lugar que me indico Carlisle cuando vi la mirada de Edward clavada en el lugar y note que se ponía rígido, pero sin perder un brillo en su mirada de especial nostalgia. Mire hacia mi izquierda comprobando que aquel carrito de venta seguía donde su padre me dijo y le guíe hasta allí casi arrastrándolo.
-Por favor, dos pasteles de manzana- le pedí al señor que atendía que amablemente me los dio, y deseándonos un buen dio empezó a atender a los demás. Nos dirigimos hacia el banco que también me había descrito Carlisle, aunque casi no hizo falta porque los pies de Edward se movían involuntariamente hacia allí, yo solo le seguía. Nos sentamos mirando el lugar. Era un espacio abierto rodeado de árboles, y en el centro un estanque donde los niños daban de comer con migas de pan y frutos secos a los aptos que se encontraban allí. Era el típico lugar donde los abuelos llevarían a sus nietos a pasar la tarde.
-No sabes cuantos recuerdos me trae este lugar- dijo.
-Si, si que lo se- dije mientras me miraba con cara sorprendida. –Quería agradecerte todo lo que has hecho por mi estos días, y pregunte esta mañana a Carlisle algún sugerencia, y me dijo este lugar. Me comento que aquí venias con tu abuela, que comíais este pastel de manzana en este mismo banco. A lo mejor no es el mejor regalo comparado con todo el esfuerzo de estos días, pero pensé que te gustaría-.
-Pensaste bien- dijo casi en un susurro cogiendo mi cuello con una mano mientras acariciaba con su pulgar mi mejilla. En sus ojos pequeñas lágrimas amenazaban con salir. –No tenías porque agradecerme nada. Pero desde luego esto es as grande que lo que o pueda hacer por ti alguna vez- me dijo besándome. Lo que empezó de una manera sueva y dulce se fue convirtiendo en un beso cada vez más demandante.
-O paramos o nos denuncian por escándalo público. Esto esta lleno de menores de edad- dije separando nuestras bocas apenas unos milímetros mientras nos reíamos mirándonos a los ojos. Termino dándome un pequeño beso mientras terminaba de acomodarme entre sus brazos. Nos quedamos un rato en silencio mientras observábamos aquello, nos comíamos el pastel y disfrutábamos de nuestra compañía mutua.
-¿No has vuelto aquí desde que…?- empecé a preguntar.
-No, no he vuelto desde que ella murió-.
-Si no estas cómodo podemos irnos. No hay problema-.
-No, no, estoy perfecto. Quizá es que no me atrevía a volver solo, o que este lugar no lo quiero compartir con una compañía que no merezca la pena. Y en estos momentos la única que merece estar aquí eres tú. Me sorprende que mi padre conozca tanto de esto, teniendo en cuenta que nunca hablaba con ellos sobre lo que hacia con ella-.
-¿Quieres contármela historia?-.
-Mi abuela murió cuando yo tenía 13 años. Era la madre de mi padre, y yo sentía completa adoración por ella. Alice la quería, pero no era ni parecido a como yo lo veía. Era una mujer impresionante, con una fuerza y una ilusión que solo se encuentran en personas que te entran en los dedos de una mano en toda tu vida. Veníamos a este parque todos los sábados por la tarde, comprábamos un pastel, nos sentábamos en este banco y así pasábamos toda la tarde. Yo le hablaba de cómo iba mi semana, de lo que había echo en el colegio, porque me había regañado mis padres, y ella me contaba la suya, me daba consejos para mejorar lo que había echo mal, me contaba historias y me decía que cuando fuese mayor seria un joven guapo, educado y que llegaría lejos. Que tendría a mi lado a una mujer que me mereciese, y que la quisiese mucho, como su marido hizo con ella y mi padre con mi madre. Murió d un infarto mientras yo estaba en clases. Cuando salí mi madre nos llevo a Alice y a mi a casa y nos contó que paso. Al día siguiente la enterraron. Estuve sin hablar cerca de una semana. Fue como si me hubiesen arrancado una parte de mí y nunca me la fuesen a devolver. Cuando pensaba en ella un día recordé sus palabras, y supe que si seguía por ese camino jamás podría ser el hombre que a ella le hubiese gustado ver. La echo mucho de menos cuando necesito algún consejo, cuando me encuentro perdido pienso siempre en lo que ella me diría. He aprendido a confiar en Alice y mi madre, pero no es lo mismo para mí. Este era nuestro lugar, nunca vinimos nadie que no fuésemos nosotros dos, supongo que lo tengo como algo demasiado personal, y venir aquí solo significaría eso, que ella no esta conmigo. Por eso me alegro de haber vuelto contigo- dijo besándome la parte superior de la cabeza.
-¿Sabes? Ella estaría tremendamente orgullosa de la persona que eres-.
-Le hubieses encantado-.
-Tengo el dond e encantar a los Cullen- dije sacándole una carcajada.
-No seré yo quien niegue eso-.
-Gracias por compartir esto conmigo-.
-Gracias por querer hacerlo-.
-¿Cuándo vuelves a tu casa?- pregunte cerrando la puerta de mi habitación y dejando mis cosas. Habíamos vuelto tarde al piso, habíamos caminado demasiado y no habíamos calculado bien los horarios. El tiempo al lado del otro pasaba volando. Ángela estaba ya durmiendo seguramente y teniendo en cuenta que estaba todo a oscuras y la puerta de su cuarto cerrada.
-Teniendo en cuenta que ya estas perfecta, me iré… ya-.
-Vaya…- dije poniéndome en frente suya y cruzando mis brazos. –Ya te lo dije, esto seria la peor parte-.
-Piensa que me voy porque ya estas sana, eso es una buena noticia- dijo cogiendome por la cintura y acercándome mas a el.
-Me da igual pensar eso. Ahora no quiero que te vayas- dije pasándole mis brazos por su cuello y besándole lentamente.
-Si me lo pides así, no me muevo de aquí en la vida-.
-No te vayas. No hoy- le dije mientras mis manos bajaban lentamente al borde de su camiseta y empezaba a subírsela hasta quitársela y tirarla a algún lugar de la habitación.
-Bella… ¿tú puedes… estas…?-.
-Estoy perfecta- termine por decirle mientras nos dirigíamos entre besos a la cama y el se posicionaba encima mía sin dejar nada de su peso en mi cuerpo. Mientras me besaba bajo su mano hasta mi camiseta para quitármela. Una vez lo hizo recordé que allí tenia mi cicatriz, la cual todavía se notaba demasiado y era tremendamente desagradable de ver. Intente tapármela sin que el se diese cuenta, pero fracase de manera estrepitosa.
-¿Qué pasa?- dijo quitándome las manos delicadamente.
-Da asco- dije bajito mientras el la observaba. Sin hablar simplemente se inclino hasta ella y trazo una línea de besos de principio a fin hasta llegar a mi oreja.
-Mentira- me dijo susurrando. –Hagamos una cosa, no te escondas, por la confianza de ciega de ambos en el futuro. No más secretos, no más miedos. Creo que hemos demostrado ya todo, ¿no?-.
-Por nosotros- dije mientras ambos nos entregábamos completamente al otro sin reservas, demostrando que éramos solo uno.
yuri cullen- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Ah que romantico son estos dos
cariños nejix
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Que dulzurasssss!!!....
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Capitulo 18
Capitulo 18
-Alice, esto ya es de broma- dije con verdaderas ganas de arrancarme los pelos de la cabeza a tirones. Serio mucho menos doloroso y más rápido que aquello. –Sujeto y predicado. Sujeto y predicado- le repetí redondeando cada parte de la frase con un color diferente. Y ya llevaba 10. Estaba claro de donde venían las caras de desesperación.
-Bella, esto en tu idioma es muy complicado- repitió cruzándose de brazos en el sofá.
-No… puedo… ¡Mas! Basta, me rindo, yo sigo otro día- dijo Emmet levantándose y dirigiéndose hacia la cocina, donde me apuesto su intención iba dirigida a atracar la nevera.
-En serio Alice, ¿Cómo es posible que seamos de la misma familia? Nuestros cerebros no tienen nada similar, nada, es imposible- dijo Edward guardando sus cosas mientras todos le imitábamos.
-Alice no te preocupes, aprobaras el examen. Los conocimientos mínimos los tienes, esto- dije señalando a la pizarra improvisada, -es solo para el sobresaliente-.
-Necesito compras. ¿Vienes Jazz?- dijo con voz dulce, algo totalmente innecesario, Jasper iría al fin del mundo con ella si se lo pidiese hasta gritando.
Estábamos a principios de junio, lo que para todos los estudiantes significaba dos cosas: exámenes finales y escasos días para las vacaciones de verano, es decir, 3 meses para no hacer nada, a no ser que alguna asignatura se propusiese fastidiarte el verano. Mi tranquilidad era casi total, no llevaba nada suspenso, por lo cual todo se basaba en subir notas, pero Alice había suspendido castellano y necesitaba aprobar y los demás querían subir nota, por lo cual me ofrecí voluntaria a darles clases particulares, peo no sabia hasta que punto Alice podía ser cansina.
-¿Has pensado ya lo de las vacaciones?- pregunto Edward mientras paseábamos por el campus. Llevaba su brazo por mis hombros y yo el mío alrededor de su cintura. A pesar del calor ambiental que hacia, el calor corporal era apenas perceptible cuando estaba a su lado.
-Si. Estaré julio trabajando en la piscina de ese edificio como socorrista, y en agosto… bueno, he pensado que si me gustaría compartir con vosotros ese mes-. Tanto Edward, como Alice, como sus padres llevaban insistiéndome desde hace meses con que fuese con ellos a veranear. No era una idea que me desagradase, pero la decisión fue tomada el día de ayer cuando le comente la situación a mi madre, y esta diciendo que ya que no podía ir a ver a mi familia por falta de recursos, que por lo menos compartiese esa temporada con la americana. –Deberías de agradecérselo a Renee- le dije cuando empezó a darme vueltas por los aires mientras me abrazaba.
-Debo muchas cosas a Renee. Se lo diré a mis padres, les darás una alegría. Y a Alice. ¡Dios! Alice con compañía en verano, no tienes ni idea de lo que te puede pasar-.
-Como sigas asustándome me quedo aquí-.
-No te atreverás, es que ni se te ocurrirá…-dijo mientras ambos sonreíamos y el mordía mi oreja. Debo admitir que ninguno mirábamos hacia delante, asíque fue casi normal que yo chocase contra alguien, estaba escrito que debía de ser así. Ambos nos giramos para ayudar a dicha persona a levantarse, pero nos sorprendió ver aquella cara.
-Edward, ¿no es este…?- pregunte para que solo el pudiese oírme aunque su cara me confirmo lo que yo ya sabia.
-Jacob- se limito a decir con una cara que daría miedo si no se le conociese.
-Vaya Cullen, que sorpresa- dijo levantándose sin ayuda y volviendo a coger su patín, el cual no había visto. –Diría que es una sorpresa, pero esperaba verte antes o después por aquí- le contesto con una cara irónica en la que se dejaba entrever la misma expresión que surcaba la de Edward.
-¿Qué haces aquí?- se limito a preguntar Edward sin ningún tipo de ganas de buen ambiente.
-¿Así es como se recibe a los nuevos alumnos en esta universidad? Vaya, me había comentado que por Nueva York solían ser muy hospitalarios. ¿Qué? ¿Qué ahora uno no puede visitar su campus con tranquilidad?-.
-Debes de estar bromeando- dijo Edward mientras me soltaba y se acercaba a el de forma amenazadora.
-Edward- le frene cogiendole del brazo. –No merece la pena-.
-Deberías de hacer caso a tu chica Cullen, no te merece la pena. Nos vemos belleza. Adiós- dijo despidiéndose como si fuese un militar y continúo con su patín por el paseo dejando a Edward con el cuerpo tenso y a mi completamente molesta. ¿Quién se creía para decirme cosas como esa delante de mi novio?
-Le partía la cara, te lo juro ¡Es que…!-.
No- dije cogiendole la cara con mis manos haciendo que me mirase a los ojos. –No vas a partir la cara a nadie. Júramelo-.
-Bella, no me puedes pedir que me quede quieto cuando tengo…-.
-Edward. Olvídale. Ignora cualquier cosa que haga, aunque te llame, aunque te insulte. Pueden expulsarte definitivamente Edward, y no quiero quedarme sin ti aquí-.
-Solo puedo jurar que lo intentare, pero lo hago por ti-.
-Me conformo-.
-Es que no me lo puedo creer. ¿Pero por que el, y por que aquí? ¿Y por que ahora? Me niego, es que me niego. Iba todo tan jodidamente bien hasta ahora, todo perfecto… No hemos empezado el segundo curso y ya me la ha empezado a amargar-.
-¿Oye como que amargar? ¿Para que estoy yo aquí?-.
-Si, tienes razón, tú eres lo único que me endulza un poco la estancia aquí- dijo mientras seguíamos nuestro juego y continuábamos caminando olvidando aquel incidente y viviendo nuestra historia, por ahora.
Días mas tarde…
-Os voy a echar mucho de menos a todos- decía Ángela con lágrimas en los ojos mientras nos abrazaba a cada uno y nos besaba.
-Ángela no llores, que termino yo igual y no quiero- le decía Alice intentando no llorar, aunque en un mal intento. Gracias a Dios Ben era mas discreto y era algo mas realista, nos extrañaríamos todos unos a otros, pero sin esos extremos.
-Nos vemos en tres meses- grite mientras les veía pasar dentro de la zona de viajeros en el aeropuerto rumbo a su hogar durante 3 meses.
-En 2 horas sale el mío chicos- dijo Rose sin poder separarse de Emmet, al cual parecía pasarle lo mismo. –Pero yo solo estaré dos meses. Antes de darme cuanta estoy aquí con vosotros- dijo casi más para convencerse a ella misma. -Odiare Paris cada segundo que este allí-.
-Ni se te ocurra. Ojala pudiese ir yo- dije en modo soñador.
-Algún día iremos. Juntos- me susurro Edward al oído.
Horas mas tarde…
-Solo quedamos nosotros- dije frente a la puerta de la casa de Edward. Allí Alice metía en los coches sus maletas, mientras Edward las volvía a colocar para que pudiesen entrar correctamente. Después de dejar a Ángela, Ben y Rosalie en el aeropuerto, y de despedir a Jasper a las puertas de este, estábamos en la universidad, desde donde los hermanos Cullen partían a sus vacaciones de verano. Solo Emmet y yo continuábamos allí, trabajando y ganando dinero para un futuro. Después de despedirse de ambos solo nos quedamos nosotros.
-Os dejo un tiempo, ¿ok? Nos vemos en un mes Bella- dijo Alice abrazándome y metiéndose al coche dejándonos a Edward y a mi solos.
-Bueno- dije metiéndome las manos en el bolsillo, agachando la cabeza y quedándome en mi sitio. Sabía que en cuanto le tocase significaría que me quedaría sin verle un mes. Y dolía solo de pensarlo.
-Nos vemos en unos días- dijo cogiendome la cara y levantándola para que le mirase a los ojos. –California nos espera-.
-Voy porque me comprometí, pero la próxima vez que me mientas te quedas sin mi presencia-. Me había prometido que ni siquiera tendría que pagarme el billete de avión a su casa de la playa, suponiendo que estaría a pocas horas en coche. La realidad es que estaba al otro lado del país, e iría en avión privado, una completa locura.
-Yo no te he mentido jamás- dijo dándome un pequeño toque con el dedo en la nariz.
-Te voy a echar mucho de menos- dije sin poder evitarlo mas y abrazándole.
-Y yo a ti pequeña- me contesto respondiendo mi abrazo.
-¿Me llamaras todos los días?-.
-Y varias veces-.
-No me olvides por favor-.
-Eso no pasara en la vida-.
-Vete ya, si no te voy a soltar nunca- dije dándole un beso corto pero apasionado y alejándome 4 pasos de el.
-1 mes- me dijo dando la vuelta a su coche y señalándome con las llaves. –Te quiero-.
-Y yo- dije moviendo mis labios mientras me despedía con la mano mientras les veía alejarse.
Verano…
Lo que resto del junio y julio fue una completa monotonía, casi mas aburrida que esos días donde las clases son todas iguales, y hasta las materias parecen que tratan de lo mismo. Lo único que rompió aquello fueron los poco momentos que pude compartir con Emmet y las llamadas de mis amigos desde cada rincón del mundo. Pero sobre todo escuchar la voz de Edward, era lo único que conseguía que realmente disfrutara algún momento.
A pesar de pasarme mas de un mes al sol todo el santo día, cuidando de que los niños respetasen y no se ahogasen, el sol apenas se pego a mi piel, asíque seguía tan blanca como a mediados de invierno, aunque era una cosa que ya tenia tan asumida que no cambiaria…
Dos días antes de irme yo Emmet se fue con Rosalie. Estarían un mes en algún punto de Latinoamérica, ya que el dinero que había estado ahorrando Emmet era para pagárselo a Rosalie cuando esta lo compro y el no tenia todavía liquidez.
Estaría en California un mes aproximadamente, y aunque era un lugar caluroso y la ropa que utilizaría seria mas bien de escasa ropa, un mes es largo, y mi maleta era de un tamaño mas que considerable. Hablaba con mi madre sobre lo que esperaba de aquellos días, empezaba a pensar que julio había sido tan largo por las ganas que tenia de que llegase agosto, estaba segura de ello.
El viaje fue algo así como la imaginación que todo el mundo tiene al imaginarse rico, un señor que te trata de usted, reclina su cuello, te sonríe todo el rato y se pone a su total disposición. Lo único que no me había imaginado hasta que lo viví, fue la sensación que se te queda dentro del cuerpo cuando te tratan así.
Apenas puse un pie en el suelo, vi esa cabellera cobriza con la que llevaba deseando reencontré mas de un mes, y antes de poner e otro ya estaba agarrada por la cintura y dando vueltas sobre la pista de aterrizaje. Los Cullen me trataron como lo habían echo hasta la fecha, como si fuese una mas de sus hijos, y así, cualquier persona estaría cómoda.
Fue un mes sencillamente inolvidable, y dejo las expectativas a la altura del betún. Quiero decir, cuando tú esperas que tu verano sea bueno y termina siendo perfecto, las cosas cambian ligeramente. Viví junto a Edward un tiempo que poco a poco hacia que lo nuestro fuese mil veces mas sólido, e infinitamente mas mágico.
Fin de vacaciones…
Pero lo bueno se acaba, y el principio de las clases estaba más cerca de lo que cualquiera hubiésemos imaginado. Volver a reencontrarnos todos fue como un chute de energía, una recarga necesaria de pilas para empezar el curso a tope.
El mas nervioso ese primer día, fue con diferencia Emmet. Empezaba su ultimo año de carrera, era, como el decía "el principio del fin". Tal y como dijeron en el discurso de inauguración, el principio del resto de nuestras vidas, una base donde construir lo que queríamos empezar a ser.
-Señoras, señores- nos saludo el profesor Coen, el mismo que nos daba la bienvenida hace un año exactamente, -bienvenidos a un nuevo curso en la NYU. Os preguntareis, ¿no tenemos nuevo tutor? Pues no, me toca soportaros un año más. ¡Oh no, tortura, tu no por favor!- dijo imitando a aquellos que en tono de broma, insinuaron que era un horror volver a dar clases con el, algo en lo que yo estaba en desacuerdo, si el año anterior hubo un profesor digno de alabanza y agradecimiento, ese fue el. –Sabréis que normalmente en esta universidad hay poco movimiento de alumnos por lo cual es noticia que entre nosotros haya un alumno nuevo en segundo curso. Quiero que saludéis a nuestro nuevo compañero, señor Black por favor- dijo mostrándole un lugar a su lado. Gire mi cabeza hacia Alice tragando pesadamente. Cerré los ojos rezando porque el señor Black no fuese el único Black que conocía y que entraba ese año allí. Una vez mas mis suplicas quedaron a la altura de la tierra, cuando aquel muchacho se puso a su lado dándole la mano. –Preséntese usted mismo- le invito.
-Hola a todos. Me llamo Jacob Black, y bueno soy de Nueva York, nací aquí, pero a los 13 por motivos del trabajo de mi padre me mude a Miami y curse el primer curso en esa universidad…-.
-A la cual esta le dio una paliza en los campeonatos deportivos- le interrumpió medio tapándose la boca y disculpándose con la mano. Todos nos reímos descaradamente de el mientras Jacob solo podía poner cara de circunstancia.
-Si, esperemos que este año se repita. Y continúo, este año le han vuelto a trasladar aquí, y aquí estoy-.
-Muy bien Jacob. ¿Te suena alguna cara de las que ves por aquí? Podrían ayudarte a tu adaptación- que Alice y yo nos tapásemos la cara disimuladamente no hizo mas que captar al atención, aun mas de Jacob, cuya cara pude comprobar por el rabillo del ojo sonreía maliciosamente.
-Si, reconozco varias caras, pero la de la señorita Cullen la conozco desde que éramos unos niños. A la señorita Swan desde hace apenas unos meses- le dijo mientras nos dedicaba un saludo con la mano que era respondido con sendas miradas de asco a su persona. Un echo que no paso desapercibido por el profesor.
-Veo que cae allá por donde van señor Black. Bienvenido al curso, e intente llevarse bien con el personal- le aconsejo en un tono mas bajo, aunque perfectamente entendible por todos.
-¿Sabias algo?- pregunto Alice sin dejar de mirar para el frente.
-Nos lo encontramos antes de las vacaciones. Preferimos olvidar el incidente-.
-Siento comunicarte que el no dejara que eso pase-.
-Se ha instalado en los pisos de las afueras. Dicen que se lo ha comprado- dijo Edward mientras comíamos y le comentábamos lo que paso en clase.
-¿Habláis del chico moreno de Miami verdad?- pregunto Emmet mientras sentíamos con la cabeza. –Ha pedido entrar en el equipo de fútbol, y es bueno, eso hay que reconocérselo-.
-¿Le vas a aceptar?-.
-Tengo que hacerlo. Este año se han ido demasiados jugadores, eran los veteranos, y eran buenos. Necesitamos efectivos soldado-.
-Mientras no le des mi puesto, tendremos la fiesta en paz-.
-Eres mejor que el, y con más experiencia. Y algo que el no tiene, mi confianza, asíque no tienes que preocuparte por nada-.
-Claro que lo tendré, espera un tiempo y ya veras el dolor de cabeza que es capaz de provocar-.
-Yo comparto clases con el. Todas- recalco Alice. –Y Bella también. Y no sabes las miradas que le echaba todo el rato-.
-¡Alice! Eso no es cierto- la dije.
-Estabas demasiado ocupada mirando hacia delante y no viendo que Black no te quitaba ojo de encima-.
-Ya se que esta interesada. Pero esta chica es mía- dijo dándome un beso en la mejilla. –La llamo belleza en mis narices- dijo viendo la cara que se le había quedado a todos.
-Entonces tienes competencia este año- le dijo Jasper dándole un codazo amistoso a Edward, aunque a mi no me hacia especial gracia.
-No tiene ningún tipo de competencia, porque no la hay. Ese chico me parece irritante y maleducado-.
-No has dicho feo- dijo Rose cogiendo una patata y llevándosela a la boca.
-No es por eso por lo que considero salir con una persona o no Rose. Pero no, el chico no es feo, aunque a Edward no le llega ni a l altura de los zapatos-.
-Aprended de ella. Os ira mejor en la vida- dijo Edward sonriendo viendo como el resto de las expresiones de la mesa no podían contraatacar mi ataque.
-Aquí dos tienen que ir a trabajar. Nos vemos luego- dijo Jasper levantándose. Le imite despidiéndome de Edward.
-Nos vemos luego- le dije dándole un pequeño beso en los labios.
-Claro. Te quiero-.
-Algún día vas a tener que explicarme como conseguiste calmar a Edward ante una situación como aquella- me comentaba Jasper mientras nos poníamos el uniforme del trabajo.
-Creo que tus armas no valdrán en una ocasión así. Pero te reconozco que es mas complicado frenar a Alice, y tú lo consigues-.
-Buenos, eso es que somos unos valientes- dijo formando con su mano un puño para chocarlo con el mío.-Y ahora a ponerle valentía al resto de la tarde-.
Ese día la afluencia de clientes fue masiva, ya que en frente había una convención de algo y debía de ser aburrida ya que todos venían pidiendo con urgencia un café, grande y muy cargado. Apenas pude intercambiar con Jasper una frase que no fuese relacionada con los pedidos o las vueltas de los clientes. Una vez finalizada la conferencia, el local se volvió a quedar vacío.
-Madre mía, esa gente debía de estar durmiéndose hasta de pie, porque no es normal. Las existencias de café casi quedan bajo mínimos- dijo Jasper dejándose caer en el sofá de la sala de descanso. Justo cuando iba a sentarme yo sonó la señal de la puerta que indicaba que alguien entraba.
.No te preocupes, ya voy yo- le dije poniéndole una mano en el hombro y dirigiéndome a la barra. Salí por la cortina de abalorios que separaba las dos salas para encontrarme con la mayor sorpresa del día, o por lo menos, con una de ellas. La cosa es que todas venían protagonizadas por el mismo. Es esos casos, mi lema era, se profesional, si no mi paciencia no daría para mas.
-Buenas tardes. ¿Qué desea?- le pregunte sin perder mi sonrisa afectiva aunque me costase mantenerla un mundo entero.
-Vaya que sorpresa Bella- me respondió Jacob apoyándose en la barra y sonriendo de nuevo. Me ponía tan nerviosa esa sonrisa de suficiencia que me daban ganas de borrársela contra el suelo. -¿Trabajas aquí?-.
-¿Tu que crees? ¿Desea algo?- por un momento mi genio salio a la luz,, pero aquello no era lo mejor, y lo sabia.
-Tranquila. ¿Te he hecho alguna vez algo para que me trates así, de esta manera tan hostil?-.
-Simplemente no eres una persona que me agrade, creo que yo tampoco te falte nunca el respeto-.
-Entonces, es solo una actitud distante porque no me soportas, ¿no?-.
-Resumiéndolo, si. ¿Quiere algo?-.
-Y supongo que eso viene dado por que tu novio, o lo que sea Edward…-.
-Si, es mi novio- dije terminando con sus dudad y dejándoselo claro.
-Bueno, pues que tu novio, que no es que seamos grandes amigos. Ni tu novio ni su hermana-.
-Puede ser. Siento decírselo, pero estoy trabajando y usted esta haciendo que pierda mi tiempo. ¿Va a querer algo?-.
-Un descafeinado con nata por favor. Grande- me dijo sin perder su sonrisa. Rápidamente me dispuse ha hacerlo lo mas rápido que me permitiesen mis manos para perderle de vista lo antes posible.
-Aquí tiene- le dije dándoselo mientras el me daba el dinero.
-Puedes quedarte con el cambio- se apresuro a decirme mientras cogia su cambio de la casa. –Nos vemos pronto. Ahora ya se donde encontrarte- dijo elevando su café y saliendo de la tienda.
-Ese chico esta enfermo- me comentaba Ángela mientras preparábamos la cena.
-Una vez mas y rompo mi promesa Bella- dijo Edward que estaba apoyado en la barra de la cocina con los brazos cruzados.
-Tu no vas a romper nada, y haz algo en vez de quedarte hay quieto- dije dándole el bol de ensalada para que lo fuese llevando a la mesa.
-¿Qué promesa?- me susurro Ángela justo cuando el se fue a poner la mesa.
-Me dijo que le iba a romper la cara, y no quiero. Pueden echarle de aquí, ya repitió una vez por… bueno ya sabes eso, una mas y se va-.
-¿Pero eso no puede denunciarse por acoso o algo así? Voy a preguntar a Jasper. El estudiaba derecho, ¿no?-.
-Edward, nadie a acosado a nadie. Simplemente entro en un establecimiento donde yo trabajaba. Si las visitas y las preguntas se empiezan a repetir, dejare que alguien tome cartas en el asunto. Pero desde luego no serás tu y muchos menos con violencia- le dije mientras nos sentábamos los tres a cenar.
-Ángela, ¿tu me entiendes verdad?- pregunto Edward intentando ganar adeptos entre nuestros amigos para llevar a cabo su plan de "acabar con Black antes de una semana".
-Bella tiene razón Edward. Ya has hecho cosas que te dejan al borde la expulsión aquí, una mas y te quedas fuera-.
-Hay mil universidades mas en el país, eso no es problema-.
-Claro que lo es- dije soltando los cubiertos, -tu puedes cambiarte de universidad, pero yo no, y no quiero estar donde tu no estés. ¿Puedes comprenderlo?-.
-Si Bella- dijo de una manera cansada y resignada.
-Muy bien niños y niñas. Este año el trabajo tendrá la misma dinámica que el anterior. Por parejas elegidas al azar. Como mejor ejemplo, el trabajo del señor Cullen y la señorita Swan, espero que no les vuelva a tocar juntos, si no me despiden- dijo de manera amable, aunque por dentro yo solo deseaba un compañero nuevo. Y un apretón de manos suyo me demostraba que también. –Este año- dijo pasando la cesta para que metiésemos nuestros nombres, -el trabajo constara de las relaciones internas del propio país. Costumbres, el porque de estas, batallas internas y todo lo que se les ocurra. Comencemos- sacando el primer papelito. –Edward Cullen, su compañero será…- cerré los ojos y le apreté la mano deseando que aquel nombre fuese el mío. Era una situación completamente diferente a la del año pasado, me di cuenta y me encanto, -la señorita Alice Cullen. Mejor entendimiento imposible- mis esperanzas cayeron en picado y las de Edward parecía que también porque su cara debía de ser un espejo de la mía de pura decepción. Alice solo se disculpo moviendo los labios y poniendo un adorable puchero
-No es tu culpa- le dije al oído y dándola un beso en la mejilla.
-Bella Swan- me puse alerta cuando dijo mi nombre, -vaya, según tengo entendido le toco con un amigo asíque no espero menos que el curso pasado. Jacob Black- ¿Qué? ¿Amigo? ¿Cómo? No podía ser. Baje mi cabeza soltando un bufido que estaba segura se escucho por toda la sala. Seria repetir un buen trabajo con ese chico, imposible totalmente. Edward solo miraba al frente con una cara de odio que jamás vi, y estaba segura que si no le tuviese cogido de la mano ya se habría levantado para irse de clase de pura frustración.
-¿Cómo que amigo?- pregunto Alice inclinándose hacia nuestra posición.
-El profesor Coen le ha debido de hablar de l de ayer, pero claramente no sabe captar la ironía- respondí.
-Tu no vas ha hacer el trabajo con Black- soltó Edward entre dientes.
-Tengo que hacerlo aunque no quiera Edward. ¿Alguna idea?-.
-Hablaremos con ella y le explicaremos la situación-.
-No- conteste de manera tajante, -no pienso poner en juego ni su confianza ni mi nota. Lo hago y listo-.
-Perfecto- dijo soltándome la mano y cruzándose de brazos poniendo cara de circunstancia. Gire para ver a Alice, la cual estaba tan impactada como yo.
-Edward, entiéndelo, dependo… ¿no me piensas mirar?- le dije viendo que hablaba como si se hubiese vuelto de hielo. Apenas casi se le notaba que pestañeaba. –Genial Edward, muy maduro por tu parte- le dije sentándome bien e imitando su posición.
-Póngase por parejas y comiencen. Que se acerque uno y coja el papel con su país-. Edward tardo menos de dos segundos en levantarse de su sitio y ponerse al otro lado de Alice. Yo simplemente me levanté, y ya que estaba en la primera fila me acerque. El Congo. Genial, un país con pocos problemas.
-Hola compañera- dijo cuando termine de subir hasta su lugar y ponerme a su lado.
-Nos ha tocado el Congo- me limite a decir señalando el papel.
-Perfecto, es un trabajo largo pero podemos hacerlo muy bueno, estoy seguro-.
-Ya-.
-Oye, me he fijado, ¿Cullen no estaba muy feliz por la elección no? Digo, le ha tocado su hermana…-.
-Sinceramente, yo tampoco-.
-Ah vaya, que el problema soy yo- dije echándose para atrás en la silla. –Gane, me e vuelto a quedar con su chica-.
-Olvídate de eso. Tú no le has ganado en nada-.
-Le acabo de ganar a la chica para el trabajo-.
-No le has ganado nada- le repetí, -Y menos a mi-.
-Lo que mas gracia me hace es que según lo que se comenta por el campus, vosotros empezasteis a conoceros bien mientras compartíais trabajo, este exactamente, con la misma profesora. ¿Qué casualidades no?-.
-¿Qué quieres decir?-.
-Que mira en que situación te encuentras.-
-Tienes aspiraciones elevadísimas chico. Pero te sugiero una cosa, Edward te tiene ganas, y no se si tu a el también. No quiero que le pase nada, asíque déjame tranquila porque sino terminas mal no por el-.
-Que miedo, ¿no?-.
-No apuestes. ¿Dónde y cuando vamos a quedar para hacer el trabajo?-.
-Mi piso esta siempre libre-.
-No. La biblioteca. Los sábados por la mañana-.
-No te fías de mi, ¿verdad?-.
-Absolutamente nada-.
-Nos vemos entonces- dijo mirando hacia delante mientras saludaba con la mano a alguien- seguí el trayecto de su mirada para ver como Edward nos miraba de frente con una expresión poco amigable.
-¿Por qué eres así?- le espete viendo como su única intención era amargarle.
-Esto viene desde hace tiempo cari…-.
-Ni se te ocurra terminar la palabra. A mi me llamas por mi nombre, que es Bella-.
-Esta bien Bella- dijo levantando las manos indicando su inocencia y alargando mí nombre, -creo que nunca nos hemos llevado bien. Tonterías de niños que ahora lo son de adultos. Es divertido-.
-No lo es-.
-Si lo es, eso es porque no estas metida en el juego-.
-El tampoco lo esta. Pasa de ti-.
-Tardara poco en caer Bella. Quiere ser el mejor siempre, y no sabe aceptar que a veces no se puede tener todo-.
-El no piensa eso. Tu problema es que le tienes envidia, ¿tanto te cuesta aceptar lo tuyo y dejarle a el con lo suyo? ¿Por qué no le dejas?-.
-Ya te lo he dicho- cambiando su expresión a otra mucho mas seria, una que hasta nunca le había visto, -es una motivación para superarme a mi mismo-.
-Es algo patético-.
-Piensa lo que quieras belle…-.
-Bella- le corte de manera molesta.
-Bella, Bella- dijo repitiéndolo y dándose en la cabeza como haciendo que intentaba grabárselo. –Es una competición sana, si el no se lo tomase tan a pecho hasta nos reiríamos-.
-¿Podrías hacerme un favor? Por el bien del trabajo, ya esta. Olvídame fuera de las horas lectivas, y déjale en paz, a es y a todos mis amigos. Ya esta. Tú con tu vida y nosotros con la nuestra-.
-Me pides cosas muy complicadas Bella. Tú eres demasiado interesante como para olvidarte-.
-Genial, esto es simplemente genial- dije apoyando mi cara en mis manos tapándomela.
-Hagamos una cosa, empecemos desde cero, así no tendrás juicios previos sobre mí, y yo no sabre nada de ti, ni siquiera quien es tu pareja, ni amigos. Hola compañera, soy Jacob Black, nuevo- dijo tendiéndome una mano.
-Bella Swan- acepte al final. -¿Sabes que te llamas igual que uno de mis hermanos?- le dije para romper un poco aquella situación tan sumamente extraña.
-¿En serio? Los Jacob arrasamos siempre-.
-Lo se por experiencia- dije riéndome con el por primera vez desde que le conocía, aun así seguía sintiéndome un poco incomoda con toda este situación. –Una cosa, yo… entiende que continúe un poco incomoda contigo, ¿vale? Solo te pido que…-.
-No hare nada, te lo prometo- dijo poniendo una mano en el corazón y la otra en alto para que lo viese jurar.
-Vale-.
-Se acabo la clase. Hasta mañana-.
-El sábado en la puerta de la biblioteca a primera hora- dije levantándome viendo como asentía con la cabeza y se despedía con la mano. Baje las escaleras rápido para ver como Edward ya no estaba y solo Alice continuaba esperándome. -¿Dónde esta?- pregunte.
-Salio corriendo, no me dio tiempo ni a preguntarle. ¿Qué tal con Black?-.
-Puede decirse que hemos llegado a un acuerdo para que todo vaya mejor, por el bien del trabajo. He decidido darle una oportunidad para conocerle de cero-.
-Tu sabrás lo que haces, pero Edward no lo entenderá- me comento mientras salíamos de la clase.
-Pero es que es importante para mis notas que yo haga un trabajo bueno, y para eso tendré que llevarme, por lo menos, de una manera adecuada con mi compañero Alice. No parece tan mal chico, solo uno que continua con juego que empezaron de niños-.
-Tu no sabes lo que sufrió Edward por culpa de Jacob. Todos los logros que conseguía era aplacados segundo después porque Jacob hacia lo mismo, y en teoría le costaba lo mismo-.
-¿Y por eso tiene que seguir así? ¿No se pueden ignorar mutuamente?-.
-No Bella-.
-Alice, eran niños. Que con 19 años continúen con ese rencor guardado, no es siquiera sano-.
-Bella, la que se enfadara de verdad seré yo como continúes defendiéndole a el-.
-Yo no defiendo a ninguno de los dos Alice. Me parece una actitud tremendamente infantil por parte de los dos. Estoy segura que desde entonces ambos cambiaron mucho. Si solo se sentasen tranquilamente ha hablar…-.
-Ninguno de los dos lo hará Bella. Suerte- se limito a decirme para cambiar de camino dirección a su casa.
Al llegar a casa le comente a Ángela mi caótico día, terminando por la ultima clase, que simplemente hizo que la puntuación de mi día bajase mil puntos. Me agrado saber que ella si pensaba que mi decisión había sido la correcta, supongo que porque ella veía la situación de una forma mas alejada y desde mi situación. Llame a Edward una docena de veces, pero a pesar de que daba señal no lo cogia. Pensé en ir a su casa para hablar, pero la idea siempre se echaba para atrás. Jure no volver a ir hasta allí desde aquel día, y el lo sabia, asíque solo quedaba que el viniese o que se dignase a cogerme el maldito teléfono.
Ninguna de las dos opciones paso, asíque el día siguiente seria cuando nos volviésemos a ver las caras. No compartía con el ninguna clase por la mañana, por lo que no pude hablar con el.
-Dime que es mentira- escuche que me decía una voz a mis espaldas cuando salí al descanso entre clases.
-¡Edward!- dije viéndole por fin lanzándome a el para darle un abrazo. Pero me quede paralizada cuando copio mis brazos y se los quito de encima antes de que yo pudiese casi acercarme a el. -¡Pero que te pasa?-.
-Dime que lo que me a contado Alice sobre Black es mentira- la mire reprochándole que hubiese sido ella quien le hubiese dado la noticia. Ella solamente se puso la mano en la boca y se apoyo en el pecho de Jasper de manera arrepentida.
-Vamos a un lugar más tran…-.
-No voy a ningún sitio. ¿Es cierto entonces?-.
-¿Podemos hablar como personas, sn que tú me grites delante de todo el mundo para poder explicártelo?-.
-No hay nada que comprender Bella. Ese tío se ha dedicado toda su vida a quitarme lo que era mío. Y ahora llega y en un par de días empieza por mi novia-.
-¿Pero que estas diciendo? ¿Piensas que yo me iría con el? ¿Así es como me valoras?-.
-Le ha bastado una hora para convencerte de ser amigos. No quiero sabe lo que hará en 1 mes-.
-El no es mi amigo Edward. Es un compañero de trabajo con el que me tengo que llevar bien si quiero hacer un buen trabajo-.
-Puedes no hacerlo. Esa es la mejor opción-.
-Esa es una buena opción para alguien que tiene una buena posición y que no tiene que mantener una beca, recuérdalo. Solamente estuvimos hablando, ya esta. ¿Tengo eso prohibido?-.
-Si, por mí-.
-Pues disculpa Edward, pero ni siquiera tu eres nadie para prohibirme ciertas cosas, y menos hablar con quien yo quiera-.
-Ahora te apetece mantener una conversación con el, y hace un día no le podías ni ver-.
-Hablar Edward, es un método muy, pero que muy bueno para conocer a la gente. Abre tu mente, escucha a la gente, no la juzgues. ¿Por qué tengo que llevarme mal con alguien, que en verdad no me ha hecho nada a mi, si no a ti? Me ha jurado que nos dejara en paz, a ti, a mi y a nuestros amigos por el bien del trabajo-.
-No le creo-.
-¿Has sabido de el en las ultimas 24 horas?- le pregunté. Su silencio me hizo confirmar lo primero. –Ya ha mantenido su primera promesa- le dije dándome la vuelta y dejándole donde estaba mientras las personas que habían presenciado el espectáculo de dispersaban viendo que allí no pasaba nada mas. Solo nuestros amigos continuaban.
-Bella- escuche que decía mientras me agarraba del brazo.
-Suéltame Edward. Ahora la que no quiere hablar soy yo-. El resto de las clases fueron una especia de tortura para mi mente. Cada minuto allí dentro se hacia mas pesado, y la señal de final de clases sonó a gloria en mis oídos. No comí aquel día, ni en casa ni en el comedor, no me entraba nada en el estomago y tampoco me apetecía ver su cara. Cuando me llego un mensaje creí que el móvil se me escurriría de las manos a la velocidad que lo cogi esperando algún tipo de disculpa de Edward, pero el nombre me dejo mas sorprendida aun.
"Me han contado lo que te paso con Edward esta mañana, y por la conversación deduzco que es por mi culpa. Gracias por tu confianza. No te defraudare compañera. Jake"
En aquello momento todo era demasiado confuso para mí. Podía ser que Jacob verdaderamente pudiese cambiar, que simplemente pudiese olvidar aquel juego de niños pequeños. O a lo mejor mi inocencia me estaba traicionando y Edward tenia razón y no me podía fiar de el. Pero supongo que tendría que probar a base de experiencia. Solo esperaba que aquello no terminase costando a Edward.
-Alice, esto ya es de broma- dije con verdaderas ganas de arrancarme los pelos de la cabeza a tirones. Serio mucho menos doloroso y más rápido que aquello. –Sujeto y predicado. Sujeto y predicado- le repetí redondeando cada parte de la frase con un color diferente. Y ya llevaba 10. Estaba claro de donde venían las caras de desesperación.
-Bella, esto en tu idioma es muy complicado- repitió cruzándose de brazos en el sofá.
-No… puedo… ¡Mas! Basta, me rindo, yo sigo otro día- dijo Emmet levantándose y dirigiéndose hacia la cocina, donde me apuesto su intención iba dirigida a atracar la nevera.
-En serio Alice, ¿Cómo es posible que seamos de la misma familia? Nuestros cerebros no tienen nada similar, nada, es imposible- dijo Edward guardando sus cosas mientras todos le imitábamos.
-Alice no te preocupes, aprobaras el examen. Los conocimientos mínimos los tienes, esto- dije señalando a la pizarra improvisada, -es solo para el sobresaliente-.
-Necesito compras. ¿Vienes Jazz?- dijo con voz dulce, algo totalmente innecesario, Jasper iría al fin del mundo con ella si se lo pidiese hasta gritando.
Estábamos a principios de junio, lo que para todos los estudiantes significaba dos cosas: exámenes finales y escasos días para las vacaciones de verano, es decir, 3 meses para no hacer nada, a no ser que alguna asignatura se propusiese fastidiarte el verano. Mi tranquilidad era casi total, no llevaba nada suspenso, por lo cual todo se basaba en subir notas, pero Alice había suspendido castellano y necesitaba aprobar y los demás querían subir nota, por lo cual me ofrecí voluntaria a darles clases particulares, peo no sabia hasta que punto Alice podía ser cansina.
-¿Has pensado ya lo de las vacaciones?- pregunto Edward mientras paseábamos por el campus. Llevaba su brazo por mis hombros y yo el mío alrededor de su cintura. A pesar del calor ambiental que hacia, el calor corporal era apenas perceptible cuando estaba a su lado.
-Si. Estaré julio trabajando en la piscina de ese edificio como socorrista, y en agosto… bueno, he pensado que si me gustaría compartir con vosotros ese mes-. Tanto Edward, como Alice, como sus padres llevaban insistiéndome desde hace meses con que fuese con ellos a veranear. No era una idea que me desagradase, pero la decisión fue tomada el día de ayer cuando le comente la situación a mi madre, y esta diciendo que ya que no podía ir a ver a mi familia por falta de recursos, que por lo menos compartiese esa temporada con la americana. –Deberías de agradecérselo a Renee- le dije cuando empezó a darme vueltas por los aires mientras me abrazaba.
-Debo muchas cosas a Renee. Se lo diré a mis padres, les darás una alegría. Y a Alice. ¡Dios! Alice con compañía en verano, no tienes ni idea de lo que te puede pasar-.
-Como sigas asustándome me quedo aquí-.
-No te atreverás, es que ni se te ocurrirá…-dijo mientras ambos sonreíamos y el mordía mi oreja. Debo admitir que ninguno mirábamos hacia delante, asíque fue casi normal que yo chocase contra alguien, estaba escrito que debía de ser así. Ambos nos giramos para ayudar a dicha persona a levantarse, pero nos sorprendió ver aquella cara.
-Edward, ¿no es este…?- pregunte para que solo el pudiese oírme aunque su cara me confirmo lo que yo ya sabia.
-Jacob- se limito a decir con una cara que daría miedo si no se le conociese.
-Vaya Cullen, que sorpresa- dijo levantándose sin ayuda y volviendo a coger su patín, el cual no había visto. –Diría que es una sorpresa, pero esperaba verte antes o después por aquí- le contesto con una cara irónica en la que se dejaba entrever la misma expresión que surcaba la de Edward.
-¿Qué haces aquí?- se limito a preguntar Edward sin ningún tipo de ganas de buen ambiente.
-¿Así es como se recibe a los nuevos alumnos en esta universidad? Vaya, me había comentado que por Nueva York solían ser muy hospitalarios. ¿Qué? ¿Qué ahora uno no puede visitar su campus con tranquilidad?-.
-Debes de estar bromeando- dijo Edward mientras me soltaba y se acercaba a el de forma amenazadora.
-Edward- le frene cogiendole del brazo. –No merece la pena-.
-Deberías de hacer caso a tu chica Cullen, no te merece la pena. Nos vemos belleza. Adiós- dijo despidiéndose como si fuese un militar y continúo con su patín por el paseo dejando a Edward con el cuerpo tenso y a mi completamente molesta. ¿Quién se creía para decirme cosas como esa delante de mi novio?
-Le partía la cara, te lo juro ¡Es que…!-.
No- dije cogiendole la cara con mis manos haciendo que me mirase a los ojos. –No vas a partir la cara a nadie. Júramelo-.
-Bella, no me puedes pedir que me quede quieto cuando tengo…-.
-Edward. Olvídale. Ignora cualquier cosa que haga, aunque te llame, aunque te insulte. Pueden expulsarte definitivamente Edward, y no quiero quedarme sin ti aquí-.
-Solo puedo jurar que lo intentare, pero lo hago por ti-.
-Me conformo-.
-Es que no me lo puedo creer. ¿Pero por que el, y por que aquí? ¿Y por que ahora? Me niego, es que me niego. Iba todo tan jodidamente bien hasta ahora, todo perfecto… No hemos empezado el segundo curso y ya me la ha empezado a amargar-.
-¿Oye como que amargar? ¿Para que estoy yo aquí?-.
-Si, tienes razón, tú eres lo único que me endulza un poco la estancia aquí- dijo mientras seguíamos nuestro juego y continuábamos caminando olvidando aquel incidente y viviendo nuestra historia, por ahora.
Días mas tarde…
-Os voy a echar mucho de menos a todos- decía Ángela con lágrimas en los ojos mientras nos abrazaba a cada uno y nos besaba.
-Ángela no llores, que termino yo igual y no quiero- le decía Alice intentando no llorar, aunque en un mal intento. Gracias a Dios Ben era mas discreto y era algo mas realista, nos extrañaríamos todos unos a otros, pero sin esos extremos.
-Nos vemos en tres meses- grite mientras les veía pasar dentro de la zona de viajeros en el aeropuerto rumbo a su hogar durante 3 meses.
-En 2 horas sale el mío chicos- dijo Rose sin poder separarse de Emmet, al cual parecía pasarle lo mismo. –Pero yo solo estaré dos meses. Antes de darme cuanta estoy aquí con vosotros- dijo casi más para convencerse a ella misma. -Odiare Paris cada segundo que este allí-.
-Ni se te ocurra. Ojala pudiese ir yo- dije en modo soñador.
-Algún día iremos. Juntos- me susurro Edward al oído.
Horas mas tarde…
-Solo quedamos nosotros- dije frente a la puerta de la casa de Edward. Allí Alice metía en los coches sus maletas, mientras Edward las volvía a colocar para que pudiesen entrar correctamente. Después de dejar a Ángela, Ben y Rosalie en el aeropuerto, y de despedir a Jasper a las puertas de este, estábamos en la universidad, desde donde los hermanos Cullen partían a sus vacaciones de verano. Solo Emmet y yo continuábamos allí, trabajando y ganando dinero para un futuro. Después de despedirse de ambos solo nos quedamos nosotros.
-Os dejo un tiempo, ¿ok? Nos vemos en un mes Bella- dijo Alice abrazándome y metiéndose al coche dejándonos a Edward y a mi solos.
-Bueno- dije metiéndome las manos en el bolsillo, agachando la cabeza y quedándome en mi sitio. Sabía que en cuanto le tocase significaría que me quedaría sin verle un mes. Y dolía solo de pensarlo.
-Nos vemos en unos días- dijo cogiendome la cara y levantándola para que le mirase a los ojos. –California nos espera-.
-Voy porque me comprometí, pero la próxima vez que me mientas te quedas sin mi presencia-. Me había prometido que ni siquiera tendría que pagarme el billete de avión a su casa de la playa, suponiendo que estaría a pocas horas en coche. La realidad es que estaba al otro lado del país, e iría en avión privado, una completa locura.
-Yo no te he mentido jamás- dijo dándome un pequeño toque con el dedo en la nariz.
-Te voy a echar mucho de menos- dije sin poder evitarlo mas y abrazándole.
-Y yo a ti pequeña- me contesto respondiendo mi abrazo.
-¿Me llamaras todos los días?-.
-Y varias veces-.
-No me olvides por favor-.
-Eso no pasara en la vida-.
-Vete ya, si no te voy a soltar nunca- dije dándole un beso corto pero apasionado y alejándome 4 pasos de el.
-1 mes- me dijo dando la vuelta a su coche y señalándome con las llaves. –Te quiero-.
-Y yo- dije moviendo mis labios mientras me despedía con la mano mientras les veía alejarse.
Verano…
Lo que resto del junio y julio fue una completa monotonía, casi mas aburrida que esos días donde las clases son todas iguales, y hasta las materias parecen que tratan de lo mismo. Lo único que rompió aquello fueron los poco momentos que pude compartir con Emmet y las llamadas de mis amigos desde cada rincón del mundo. Pero sobre todo escuchar la voz de Edward, era lo único que conseguía que realmente disfrutara algún momento.
A pesar de pasarme mas de un mes al sol todo el santo día, cuidando de que los niños respetasen y no se ahogasen, el sol apenas se pego a mi piel, asíque seguía tan blanca como a mediados de invierno, aunque era una cosa que ya tenia tan asumida que no cambiaria…
Dos días antes de irme yo Emmet se fue con Rosalie. Estarían un mes en algún punto de Latinoamérica, ya que el dinero que había estado ahorrando Emmet era para pagárselo a Rosalie cuando esta lo compro y el no tenia todavía liquidez.
Estaría en California un mes aproximadamente, y aunque era un lugar caluroso y la ropa que utilizaría seria mas bien de escasa ropa, un mes es largo, y mi maleta era de un tamaño mas que considerable. Hablaba con mi madre sobre lo que esperaba de aquellos días, empezaba a pensar que julio había sido tan largo por las ganas que tenia de que llegase agosto, estaba segura de ello.
El viaje fue algo así como la imaginación que todo el mundo tiene al imaginarse rico, un señor que te trata de usted, reclina su cuello, te sonríe todo el rato y se pone a su total disposición. Lo único que no me había imaginado hasta que lo viví, fue la sensación que se te queda dentro del cuerpo cuando te tratan así.
Apenas puse un pie en el suelo, vi esa cabellera cobriza con la que llevaba deseando reencontré mas de un mes, y antes de poner e otro ya estaba agarrada por la cintura y dando vueltas sobre la pista de aterrizaje. Los Cullen me trataron como lo habían echo hasta la fecha, como si fuese una mas de sus hijos, y así, cualquier persona estaría cómoda.
Fue un mes sencillamente inolvidable, y dejo las expectativas a la altura del betún. Quiero decir, cuando tú esperas que tu verano sea bueno y termina siendo perfecto, las cosas cambian ligeramente. Viví junto a Edward un tiempo que poco a poco hacia que lo nuestro fuese mil veces mas sólido, e infinitamente mas mágico.
Fin de vacaciones…
Pero lo bueno se acaba, y el principio de las clases estaba más cerca de lo que cualquiera hubiésemos imaginado. Volver a reencontrarnos todos fue como un chute de energía, una recarga necesaria de pilas para empezar el curso a tope.
El mas nervioso ese primer día, fue con diferencia Emmet. Empezaba su ultimo año de carrera, era, como el decía "el principio del fin". Tal y como dijeron en el discurso de inauguración, el principio del resto de nuestras vidas, una base donde construir lo que queríamos empezar a ser.
-Señoras, señores- nos saludo el profesor Coen, el mismo que nos daba la bienvenida hace un año exactamente, -bienvenidos a un nuevo curso en la NYU. Os preguntareis, ¿no tenemos nuevo tutor? Pues no, me toca soportaros un año más. ¡Oh no, tortura, tu no por favor!- dijo imitando a aquellos que en tono de broma, insinuaron que era un horror volver a dar clases con el, algo en lo que yo estaba en desacuerdo, si el año anterior hubo un profesor digno de alabanza y agradecimiento, ese fue el. –Sabréis que normalmente en esta universidad hay poco movimiento de alumnos por lo cual es noticia que entre nosotros haya un alumno nuevo en segundo curso. Quiero que saludéis a nuestro nuevo compañero, señor Black por favor- dijo mostrándole un lugar a su lado. Gire mi cabeza hacia Alice tragando pesadamente. Cerré los ojos rezando porque el señor Black no fuese el único Black que conocía y que entraba ese año allí. Una vez mas mis suplicas quedaron a la altura de la tierra, cuando aquel muchacho se puso a su lado dándole la mano. –Preséntese usted mismo- le invito.
-Hola a todos. Me llamo Jacob Black, y bueno soy de Nueva York, nací aquí, pero a los 13 por motivos del trabajo de mi padre me mude a Miami y curse el primer curso en esa universidad…-.
-A la cual esta le dio una paliza en los campeonatos deportivos- le interrumpió medio tapándose la boca y disculpándose con la mano. Todos nos reímos descaradamente de el mientras Jacob solo podía poner cara de circunstancia.
-Si, esperemos que este año se repita. Y continúo, este año le han vuelto a trasladar aquí, y aquí estoy-.
-Muy bien Jacob. ¿Te suena alguna cara de las que ves por aquí? Podrían ayudarte a tu adaptación- que Alice y yo nos tapásemos la cara disimuladamente no hizo mas que captar al atención, aun mas de Jacob, cuya cara pude comprobar por el rabillo del ojo sonreía maliciosamente.
-Si, reconozco varias caras, pero la de la señorita Cullen la conozco desde que éramos unos niños. A la señorita Swan desde hace apenas unos meses- le dijo mientras nos dedicaba un saludo con la mano que era respondido con sendas miradas de asco a su persona. Un echo que no paso desapercibido por el profesor.
-Veo que cae allá por donde van señor Black. Bienvenido al curso, e intente llevarse bien con el personal- le aconsejo en un tono mas bajo, aunque perfectamente entendible por todos.
-¿Sabias algo?- pregunto Alice sin dejar de mirar para el frente.
-Nos lo encontramos antes de las vacaciones. Preferimos olvidar el incidente-.
-Siento comunicarte que el no dejara que eso pase-.
-Se ha instalado en los pisos de las afueras. Dicen que se lo ha comprado- dijo Edward mientras comíamos y le comentábamos lo que paso en clase.
-¿Habláis del chico moreno de Miami verdad?- pregunto Emmet mientras sentíamos con la cabeza. –Ha pedido entrar en el equipo de fútbol, y es bueno, eso hay que reconocérselo-.
-¿Le vas a aceptar?-.
-Tengo que hacerlo. Este año se han ido demasiados jugadores, eran los veteranos, y eran buenos. Necesitamos efectivos soldado-.
-Mientras no le des mi puesto, tendremos la fiesta en paz-.
-Eres mejor que el, y con más experiencia. Y algo que el no tiene, mi confianza, asíque no tienes que preocuparte por nada-.
-Claro que lo tendré, espera un tiempo y ya veras el dolor de cabeza que es capaz de provocar-.
-Yo comparto clases con el. Todas- recalco Alice. –Y Bella también. Y no sabes las miradas que le echaba todo el rato-.
-¡Alice! Eso no es cierto- la dije.
-Estabas demasiado ocupada mirando hacia delante y no viendo que Black no te quitaba ojo de encima-.
-Ya se que esta interesada. Pero esta chica es mía- dijo dándome un beso en la mejilla. –La llamo belleza en mis narices- dijo viendo la cara que se le había quedado a todos.
-Entonces tienes competencia este año- le dijo Jasper dándole un codazo amistoso a Edward, aunque a mi no me hacia especial gracia.
-No tiene ningún tipo de competencia, porque no la hay. Ese chico me parece irritante y maleducado-.
-No has dicho feo- dijo Rose cogiendo una patata y llevándosela a la boca.
-No es por eso por lo que considero salir con una persona o no Rose. Pero no, el chico no es feo, aunque a Edward no le llega ni a l altura de los zapatos-.
-Aprended de ella. Os ira mejor en la vida- dijo Edward sonriendo viendo como el resto de las expresiones de la mesa no podían contraatacar mi ataque.
-Aquí dos tienen que ir a trabajar. Nos vemos luego- dijo Jasper levantándose. Le imite despidiéndome de Edward.
-Nos vemos luego- le dije dándole un pequeño beso en los labios.
-Claro. Te quiero-.
-Algún día vas a tener que explicarme como conseguiste calmar a Edward ante una situación como aquella- me comentaba Jasper mientras nos poníamos el uniforme del trabajo.
-Creo que tus armas no valdrán en una ocasión así. Pero te reconozco que es mas complicado frenar a Alice, y tú lo consigues-.
-Buenos, eso es que somos unos valientes- dijo formando con su mano un puño para chocarlo con el mío.-Y ahora a ponerle valentía al resto de la tarde-.
Ese día la afluencia de clientes fue masiva, ya que en frente había una convención de algo y debía de ser aburrida ya que todos venían pidiendo con urgencia un café, grande y muy cargado. Apenas pude intercambiar con Jasper una frase que no fuese relacionada con los pedidos o las vueltas de los clientes. Una vez finalizada la conferencia, el local se volvió a quedar vacío.
-Madre mía, esa gente debía de estar durmiéndose hasta de pie, porque no es normal. Las existencias de café casi quedan bajo mínimos- dijo Jasper dejándose caer en el sofá de la sala de descanso. Justo cuando iba a sentarme yo sonó la señal de la puerta que indicaba que alguien entraba.
.No te preocupes, ya voy yo- le dije poniéndole una mano en el hombro y dirigiéndome a la barra. Salí por la cortina de abalorios que separaba las dos salas para encontrarme con la mayor sorpresa del día, o por lo menos, con una de ellas. La cosa es que todas venían protagonizadas por el mismo. Es esos casos, mi lema era, se profesional, si no mi paciencia no daría para mas.
-Buenas tardes. ¿Qué desea?- le pregunte sin perder mi sonrisa afectiva aunque me costase mantenerla un mundo entero.
-Vaya que sorpresa Bella- me respondió Jacob apoyándose en la barra y sonriendo de nuevo. Me ponía tan nerviosa esa sonrisa de suficiencia que me daban ganas de borrársela contra el suelo. -¿Trabajas aquí?-.
-¿Tu que crees? ¿Desea algo?- por un momento mi genio salio a la luz,, pero aquello no era lo mejor, y lo sabia.
-Tranquila. ¿Te he hecho alguna vez algo para que me trates así, de esta manera tan hostil?-.
-Simplemente no eres una persona que me agrade, creo que yo tampoco te falte nunca el respeto-.
-Entonces, es solo una actitud distante porque no me soportas, ¿no?-.
-Resumiéndolo, si. ¿Quiere algo?-.
-Y supongo que eso viene dado por que tu novio, o lo que sea Edward…-.
-Si, es mi novio- dije terminando con sus dudad y dejándoselo claro.
-Bueno, pues que tu novio, que no es que seamos grandes amigos. Ni tu novio ni su hermana-.
-Puede ser. Siento decírselo, pero estoy trabajando y usted esta haciendo que pierda mi tiempo. ¿Va a querer algo?-.
-Un descafeinado con nata por favor. Grande- me dijo sin perder su sonrisa. Rápidamente me dispuse ha hacerlo lo mas rápido que me permitiesen mis manos para perderle de vista lo antes posible.
-Aquí tiene- le dije dándoselo mientras el me daba el dinero.
-Puedes quedarte con el cambio- se apresuro a decirme mientras cogia su cambio de la casa. –Nos vemos pronto. Ahora ya se donde encontrarte- dijo elevando su café y saliendo de la tienda.
-Ese chico esta enfermo- me comentaba Ángela mientras preparábamos la cena.
-Una vez mas y rompo mi promesa Bella- dijo Edward que estaba apoyado en la barra de la cocina con los brazos cruzados.
-Tu no vas a romper nada, y haz algo en vez de quedarte hay quieto- dije dándole el bol de ensalada para que lo fuese llevando a la mesa.
-¿Qué promesa?- me susurro Ángela justo cuando el se fue a poner la mesa.
-Me dijo que le iba a romper la cara, y no quiero. Pueden echarle de aquí, ya repitió una vez por… bueno ya sabes eso, una mas y se va-.
-¿Pero eso no puede denunciarse por acoso o algo así? Voy a preguntar a Jasper. El estudiaba derecho, ¿no?-.
-Edward, nadie a acosado a nadie. Simplemente entro en un establecimiento donde yo trabajaba. Si las visitas y las preguntas se empiezan a repetir, dejare que alguien tome cartas en el asunto. Pero desde luego no serás tu y muchos menos con violencia- le dije mientras nos sentábamos los tres a cenar.
-Ángela, ¿tu me entiendes verdad?- pregunto Edward intentando ganar adeptos entre nuestros amigos para llevar a cabo su plan de "acabar con Black antes de una semana".
-Bella tiene razón Edward. Ya has hecho cosas que te dejan al borde la expulsión aquí, una mas y te quedas fuera-.
-Hay mil universidades mas en el país, eso no es problema-.
-Claro que lo es- dije soltando los cubiertos, -tu puedes cambiarte de universidad, pero yo no, y no quiero estar donde tu no estés. ¿Puedes comprenderlo?-.
-Si Bella- dijo de una manera cansada y resignada.
-Muy bien niños y niñas. Este año el trabajo tendrá la misma dinámica que el anterior. Por parejas elegidas al azar. Como mejor ejemplo, el trabajo del señor Cullen y la señorita Swan, espero que no les vuelva a tocar juntos, si no me despiden- dijo de manera amable, aunque por dentro yo solo deseaba un compañero nuevo. Y un apretón de manos suyo me demostraba que también. –Este año- dijo pasando la cesta para que metiésemos nuestros nombres, -el trabajo constara de las relaciones internas del propio país. Costumbres, el porque de estas, batallas internas y todo lo que se les ocurra. Comencemos- sacando el primer papelito. –Edward Cullen, su compañero será…- cerré los ojos y le apreté la mano deseando que aquel nombre fuese el mío. Era una situación completamente diferente a la del año pasado, me di cuenta y me encanto, -la señorita Alice Cullen. Mejor entendimiento imposible- mis esperanzas cayeron en picado y las de Edward parecía que también porque su cara debía de ser un espejo de la mía de pura decepción. Alice solo se disculpo moviendo los labios y poniendo un adorable puchero
-No es tu culpa- le dije al oído y dándola un beso en la mejilla.
-Bella Swan- me puse alerta cuando dijo mi nombre, -vaya, según tengo entendido le toco con un amigo asíque no espero menos que el curso pasado. Jacob Black- ¿Qué? ¿Amigo? ¿Cómo? No podía ser. Baje mi cabeza soltando un bufido que estaba segura se escucho por toda la sala. Seria repetir un buen trabajo con ese chico, imposible totalmente. Edward solo miraba al frente con una cara de odio que jamás vi, y estaba segura que si no le tuviese cogido de la mano ya se habría levantado para irse de clase de pura frustración.
-¿Cómo que amigo?- pregunto Alice inclinándose hacia nuestra posición.
-El profesor Coen le ha debido de hablar de l de ayer, pero claramente no sabe captar la ironía- respondí.
-Tu no vas ha hacer el trabajo con Black- soltó Edward entre dientes.
-Tengo que hacerlo aunque no quiera Edward. ¿Alguna idea?-.
-Hablaremos con ella y le explicaremos la situación-.
-No- conteste de manera tajante, -no pienso poner en juego ni su confianza ni mi nota. Lo hago y listo-.
-Perfecto- dijo soltándome la mano y cruzándose de brazos poniendo cara de circunstancia. Gire para ver a Alice, la cual estaba tan impactada como yo.
-Edward, entiéndelo, dependo… ¿no me piensas mirar?- le dije viendo que hablaba como si se hubiese vuelto de hielo. Apenas casi se le notaba que pestañeaba. –Genial Edward, muy maduro por tu parte- le dije sentándome bien e imitando su posición.
-Póngase por parejas y comiencen. Que se acerque uno y coja el papel con su país-. Edward tardo menos de dos segundos en levantarse de su sitio y ponerse al otro lado de Alice. Yo simplemente me levanté, y ya que estaba en la primera fila me acerque. El Congo. Genial, un país con pocos problemas.
-Hola compañera- dijo cuando termine de subir hasta su lugar y ponerme a su lado.
-Nos ha tocado el Congo- me limite a decir señalando el papel.
-Perfecto, es un trabajo largo pero podemos hacerlo muy bueno, estoy seguro-.
-Ya-.
-Oye, me he fijado, ¿Cullen no estaba muy feliz por la elección no? Digo, le ha tocado su hermana…-.
-Sinceramente, yo tampoco-.
-Ah vaya, que el problema soy yo- dije echándose para atrás en la silla. –Gane, me e vuelto a quedar con su chica-.
-Olvídate de eso. Tú no le has ganado en nada-.
-Le acabo de ganar a la chica para el trabajo-.
-No le has ganado nada- le repetí, -Y menos a mi-.
-Lo que mas gracia me hace es que según lo que se comenta por el campus, vosotros empezasteis a conoceros bien mientras compartíais trabajo, este exactamente, con la misma profesora. ¿Qué casualidades no?-.
-¿Qué quieres decir?-.
-Que mira en que situación te encuentras.-
-Tienes aspiraciones elevadísimas chico. Pero te sugiero una cosa, Edward te tiene ganas, y no se si tu a el también. No quiero que le pase nada, asíque déjame tranquila porque sino terminas mal no por el-.
-Que miedo, ¿no?-.
-No apuestes. ¿Dónde y cuando vamos a quedar para hacer el trabajo?-.
-Mi piso esta siempre libre-.
-No. La biblioteca. Los sábados por la mañana-.
-No te fías de mi, ¿verdad?-.
-Absolutamente nada-.
-Nos vemos entonces- dijo mirando hacia delante mientras saludaba con la mano a alguien- seguí el trayecto de su mirada para ver como Edward nos miraba de frente con una expresión poco amigable.
-¿Por qué eres así?- le espete viendo como su única intención era amargarle.
-Esto viene desde hace tiempo cari…-.
-Ni se te ocurra terminar la palabra. A mi me llamas por mi nombre, que es Bella-.
-Esta bien Bella- dijo levantando las manos indicando su inocencia y alargando mí nombre, -creo que nunca nos hemos llevado bien. Tonterías de niños que ahora lo son de adultos. Es divertido-.
-No lo es-.
-Si lo es, eso es porque no estas metida en el juego-.
-El tampoco lo esta. Pasa de ti-.
-Tardara poco en caer Bella. Quiere ser el mejor siempre, y no sabe aceptar que a veces no se puede tener todo-.
-El no piensa eso. Tu problema es que le tienes envidia, ¿tanto te cuesta aceptar lo tuyo y dejarle a el con lo suyo? ¿Por qué no le dejas?-.
-Ya te lo he dicho- cambiando su expresión a otra mucho mas seria, una que hasta nunca le había visto, -es una motivación para superarme a mi mismo-.
-Es algo patético-.
-Piensa lo que quieras belle…-.
-Bella- le corte de manera molesta.
-Bella, Bella- dijo repitiéndolo y dándose en la cabeza como haciendo que intentaba grabárselo. –Es una competición sana, si el no se lo tomase tan a pecho hasta nos reiríamos-.
-¿Podrías hacerme un favor? Por el bien del trabajo, ya esta. Olvídame fuera de las horas lectivas, y déjale en paz, a es y a todos mis amigos. Ya esta. Tú con tu vida y nosotros con la nuestra-.
-Me pides cosas muy complicadas Bella. Tú eres demasiado interesante como para olvidarte-.
-Genial, esto es simplemente genial- dije apoyando mi cara en mis manos tapándomela.
-Hagamos una cosa, empecemos desde cero, así no tendrás juicios previos sobre mí, y yo no sabre nada de ti, ni siquiera quien es tu pareja, ni amigos. Hola compañera, soy Jacob Black, nuevo- dijo tendiéndome una mano.
-Bella Swan- acepte al final. -¿Sabes que te llamas igual que uno de mis hermanos?- le dije para romper un poco aquella situación tan sumamente extraña.
-¿En serio? Los Jacob arrasamos siempre-.
-Lo se por experiencia- dije riéndome con el por primera vez desde que le conocía, aun así seguía sintiéndome un poco incomoda con toda este situación. –Una cosa, yo… entiende que continúe un poco incomoda contigo, ¿vale? Solo te pido que…-.
-No hare nada, te lo prometo- dijo poniendo una mano en el corazón y la otra en alto para que lo viese jurar.
-Vale-.
-Se acabo la clase. Hasta mañana-.
-El sábado en la puerta de la biblioteca a primera hora- dije levantándome viendo como asentía con la cabeza y se despedía con la mano. Baje las escaleras rápido para ver como Edward ya no estaba y solo Alice continuaba esperándome. -¿Dónde esta?- pregunte.
-Salio corriendo, no me dio tiempo ni a preguntarle. ¿Qué tal con Black?-.
-Puede decirse que hemos llegado a un acuerdo para que todo vaya mejor, por el bien del trabajo. He decidido darle una oportunidad para conocerle de cero-.
-Tu sabrás lo que haces, pero Edward no lo entenderá- me comento mientras salíamos de la clase.
-Pero es que es importante para mis notas que yo haga un trabajo bueno, y para eso tendré que llevarme, por lo menos, de una manera adecuada con mi compañero Alice. No parece tan mal chico, solo uno que continua con juego que empezaron de niños-.
-Tu no sabes lo que sufrió Edward por culpa de Jacob. Todos los logros que conseguía era aplacados segundo después porque Jacob hacia lo mismo, y en teoría le costaba lo mismo-.
-¿Y por eso tiene que seguir así? ¿No se pueden ignorar mutuamente?-.
-No Bella-.
-Alice, eran niños. Que con 19 años continúen con ese rencor guardado, no es siquiera sano-.
-Bella, la que se enfadara de verdad seré yo como continúes defendiéndole a el-.
-Yo no defiendo a ninguno de los dos Alice. Me parece una actitud tremendamente infantil por parte de los dos. Estoy segura que desde entonces ambos cambiaron mucho. Si solo se sentasen tranquilamente ha hablar…-.
-Ninguno de los dos lo hará Bella. Suerte- se limito a decirme para cambiar de camino dirección a su casa.
Al llegar a casa le comente a Ángela mi caótico día, terminando por la ultima clase, que simplemente hizo que la puntuación de mi día bajase mil puntos. Me agrado saber que ella si pensaba que mi decisión había sido la correcta, supongo que porque ella veía la situación de una forma mas alejada y desde mi situación. Llame a Edward una docena de veces, pero a pesar de que daba señal no lo cogia. Pensé en ir a su casa para hablar, pero la idea siempre se echaba para atrás. Jure no volver a ir hasta allí desde aquel día, y el lo sabia, asíque solo quedaba que el viniese o que se dignase a cogerme el maldito teléfono.
Ninguna de las dos opciones paso, asíque el día siguiente seria cuando nos volviésemos a ver las caras. No compartía con el ninguna clase por la mañana, por lo que no pude hablar con el.
-Dime que es mentira- escuche que me decía una voz a mis espaldas cuando salí al descanso entre clases.
-¡Edward!- dije viéndole por fin lanzándome a el para darle un abrazo. Pero me quede paralizada cuando copio mis brazos y se los quito de encima antes de que yo pudiese casi acercarme a el. -¡Pero que te pasa?-.
-Dime que lo que me a contado Alice sobre Black es mentira- la mire reprochándole que hubiese sido ella quien le hubiese dado la noticia. Ella solamente se puso la mano en la boca y se apoyo en el pecho de Jasper de manera arrepentida.
-Vamos a un lugar más tran…-.
-No voy a ningún sitio. ¿Es cierto entonces?-.
-¿Podemos hablar como personas, sn que tú me grites delante de todo el mundo para poder explicártelo?-.
-No hay nada que comprender Bella. Ese tío se ha dedicado toda su vida a quitarme lo que era mío. Y ahora llega y en un par de días empieza por mi novia-.
-¿Pero que estas diciendo? ¿Piensas que yo me iría con el? ¿Así es como me valoras?-.
-Le ha bastado una hora para convencerte de ser amigos. No quiero sabe lo que hará en 1 mes-.
-El no es mi amigo Edward. Es un compañero de trabajo con el que me tengo que llevar bien si quiero hacer un buen trabajo-.
-Puedes no hacerlo. Esa es la mejor opción-.
-Esa es una buena opción para alguien que tiene una buena posición y que no tiene que mantener una beca, recuérdalo. Solamente estuvimos hablando, ya esta. ¿Tengo eso prohibido?-.
-Si, por mí-.
-Pues disculpa Edward, pero ni siquiera tu eres nadie para prohibirme ciertas cosas, y menos hablar con quien yo quiera-.
-Ahora te apetece mantener una conversación con el, y hace un día no le podías ni ver-.
-Hablar Edward, es un método muy, pero que muy bueno para conocer a la gente. Abre tu mente, escucha a la gente, no la juzgues. ¿Por qué tengo que llevarme mal con alguien, que en verdad no me ha hecho nada a mi, si no a ti? Me ha jurado que nos dejara en paz, a ti, a mi y a nuestros amigos por el bien del trabajo-.
-No le creo-.
-¿Has sabido de el en las ultimas 24 horas?- le pregunté. Su silencio me hizo confirmar lo primero. –Ya ha mantenido su primera promesa- le dije dándome la vuelta y dejándole donde estaba mientras las personas que habían presenciado el espectáculo de dispersaban viendo que allí no pasaba nada mas. Solo nuestros amigos continuaban.
-Bella- escuche que decía mientras me agarraba del brazo.
-Suéltame Edward. Ahora la que no quiere hablar soy yo-. El resto de las clases fueron una especia de tortura para mi mente. Cada minuto allí dentro se hacia mas pesado, y la señal de final de clases sonó a gloria en mis oídos. No comí aquel día, ni en casa ni en el comedor, no me entraba nada en el estomago y tampoco me apetecía ver su cara. Cuando me llego un mensaje creí que el móvil se me escurriría de las manos a la velocidad que lo cogi esperando algún tipo de disculpa de Edward, pero el nombre me dejo mas sorprendida aun.
"Me han contado lo que te paso con Edward esta mañana, y por la conversación deduzco que es por mi culpa. Gracias por tu confianza. No te defraudare compañera. Jake"
En aquello momento todo era demasiado confuso para mí. Podía ser que Jacob verdaderamente pudiese cambiar, que simplemente pudiese olvidar aquel juego de niños pequeños. O a lo mejor mi inocencia me estaba traicionando y Edward tenia razón y no me podía fiar de el. Pero supongo que tendría que probar a base de experiencia. Solo esperaba que aquello no terminase costando a Edward.
yuri cullen- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
OOPSSSS no se ve bien esto jijijiji
me gusto el cap
cariños Nejix
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Yo no confio en ese Jacob... soy ... y no creo que en esta historia alla una Reneesme.. asi que.... no quiero a Jacob.. estoy con Edward
Ebys Cullen- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Hola Ebys y Nejix gracias a ustedes e seguido subiendo capitulos ustedes son las unicas que leen mi FIc y pues por ustedes dos seguire subiendo hasta el ultimo capitulo del Fic aunque no sea muy bien aceptado pero un mil de gracias!!!! besos
yuri cullen- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Hola Yuri no te desanimes yo creo que tienes muchas lectoras silenciosas asi que no te preocupes ANIMO!!!!!
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Piensa en lo que te dijo Nejix.. hay muchas chicas que leen los fic pero no dejan mensaje... y vos no te enteras... por favor no te desanimessss!!!!
Ebys Cullen- .
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Re: "Estudiante Extranjera"(T) (COMPLETO)
Ash yo tambien leo tu historia pero hace mucho no comentaba es que andaba un poco ocupada pero volvere a hacerlo ademas tu historia es genial y lo que ellas dicen es cierto no todas las personas que leen comentan asi que muchos animos porque tu historia es genial :D
lau- Cantidad de envíos : 29
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